Está en la página 1de 2

ADIOS QUERIDO CAMARADA

Hoy, a mi corazón lo embarga el duelo,


un funeral enluta toda mi alma,
yo sé que al más allá emprendió vuelo;
sufriendo este dolor no tengo calma.

¿A dónde fue el amigo tan querido,


aquel que día a día me alegraba;
dónde está, camarada? ¡No lo olvido!
No olvido que a mi lado siempre estaba.

Ahora el buen amigo está ausente,


aquel que yo quería como hermano,
en mi recuerdo está aquí presente
estamos juntos dándonos la mano.

Recordando los años que han pasado,


los hechos que en el tiempo se han perdido;
a veces, a tu ausencia he preguntado
si recuerda las cosas que yo olvido;

sólo el silencio mudo me responde:


“no me preguntes nada triste amigo,
pues no sé del lugar donde se esconde
el aliado que siempre vi contigo”.

Te ruego me perdones si algún día


yo te gasté una broma muy pesada
diciéndote alguna tontería
fue caricia entre hermanos expresada.

Te perdono, si acaso me ofendiste


pues fue por la amistad que nos unía.
Sólo fueron sonrisas que me diste
que colmaron mi vida de alegría.

Fuiste hermano, mi amigo inseparable,


por donde tú andabas, caminaba,
sonriéndole a la dicha interminable
que la amistad hermosa nos brindaba.

Fue la escuela el oasis de armonía


donde las sabias manos del docente
nos guiaron por maravillosa vía
para encontrar la ciencia floreciente.

Conocimos los números, cantando,


sumando cuatro y cuatro igual a ocho
cuatro por dos igual multiplicando
y veinte menos dos igual dieciocho.

Si repartimos veinte entre cuarenta,


seguramente, sólo nos da un medio;
dos elevo al cuadrado y me doy cuenta
que es cuatro y sólo cuatro sin remedio.

La música, el dibujo y la poesía


penetraron temprano a nuestra vida,
pues cantamos alguna melodía
que la memoria añeja nunca olvida.

Fue la guitarra nuestra fiel amiga


que nos acompañaba dulcemente;
muchas penas ingratas nos mitiga
y da salud al cuerpo y a la mente.

No olvido, que cantamos, camarada,


románticas canciones del pasado:
“Me Voy, Hasta Mañana, La Enramada;
Vaya con DIOS, Sin Ti, Amor, Pecado”

Adiós mi fiel amigo de la infancia,


de juventud, vejez y de la muerte.
Muy pronto llegaré a esa estancia
para seguir gozando nuestra suerte.

Adolfo González Hernández


El salvador, América Central

También podría gustarte