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Las guerras, sus dinámicas y sus violencias son conflictos mucho más
complejos que el desarrollo y desenlace de una escaramuza o una gran batalla;
sus múltiples determinaciones territoriales, políticas, sociales y psicológicas,
obligan a pensar creativamente y con mayor énfasis, la paz y reconciliacion. Es
el reto que se intenta resolver.
I. Aproximaciones a la paz
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Ver ALGANZA ROLDAN, Minerva “Eiréne y Otras Palabras Griegas Sobre la Paz”. En MUÑOZ Muñoz, Francisco A.
y MOLINA Rueda, Beatriz. (eds.) Cosmovisiones de Paz en el Mediterráneo antiguo y medieval. Versión digital:
http://www.ugr.es/~eirene/eirene/eirene10cap4.pdf 39 Ibídem. P, 125
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Ver: MUÑOZ, Francisco A.,”La Pax Romana”. En MUÑOZ Muñoz, Francisco A. y MOLINA Rueda, Beatriz. (eds.)
Cosmovisiones de Paz en el Mediterráneo antiguo y medieval. Versión digital:
http://www.ugr.es/~eirene/eirene/eirene10cap6.pdf. p. 191 41 Ibídem, p, 193
Si bien las consecuencias son bastante diferentes a la de las ciudades griegas,
la “pax romana” se identifica también como el fin de guerra, pues
etimológicamente Pax, de la raíz latina pak, significa “fijar por una convención,
resolver mediante un acuerdo entre dos partes”. Pero también, se asume como
“ausencia de guerra” toda vez que garantizado el sometimiento al imperio,
permite la regulación de conflictos, basándose en el diálogo, la cooperación, la
negociación y la justicia4
la tradición oriental, mayoritariamente hace referencia a la paz que hace el
maestro Sun Tzu en su tratado hace cierto énfasis sobre El Arte de la Guerra,
es muy similar en cuanto dice: “el que busca la paz sin hacer un tratado, está
conspirando”, advirtiendo por tal motivo la intensión real de continuar la guerra.
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SUN WU (1994), El Arte de la Guerra del Maestro Sun Tzu, Electra Ediciones, Santafé de Bogotá, p. 89.
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Este fue el argumento expuesto por el M-19 para justificar la acción militar contra la Corte Suprema de Justicia en noviembre
de 1985.
Recientemente se ha ido pensando la paz como una articulación de múltiples
acciones y desde diversos ámbitos y lugares y con pluralidad de protagonistas.
Los avances más prometedores son los estudios y las propuestas de desarrollo
humano sostenible, pues al no limitarse a las técnicas de negociación que
exigen las guerras y los guerreros, se centra en la construcción de escenarios
socioculturales y de realización integral e interdependientes de los derechos
humanos, del medio ambiente sano y saludable y en la redefinición de las
relaciones internacionales en la exigencia de un nuevo orden internacional,
soportado en la justicia y equidad social, económica, política y etno-cultural de
los países y naciones del mundo. Es la visión de una paz posible y perdurable,
difícil, pero no imposible de conseguir.
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Hay que recordar que fue Mahatma Gandhi quien hizo de la no violencia una estrategia de resistencia política contra
el colonialismo británico; su máxima, que a la postre movilizó a millones de compatriotas y logró ganar la
independencia, se resume de la siguiente manera: “El camino hacia la paz es el camino hacia la verdad. La verdad es
incluso más importante que la paz. De hecho, la mentira es la madre de la violencia. Un hombre sincero no puede ser
violento durante mucho tiempo. En el transcurso de su búsqueda percibirá que no tienen que ser violento y descubrirá,
además, que mientras haya en él el mínimo rastro de violencia, no encontrará la verdad en su búsqueda”. Véase:
ATTENBOROUGH, Richard (1982) Gandhi. Sus propuestas sobre La Vida, El Amor y la Paz. Editorial Amat,
Barcelona, p. 89.
¿Cuál paz?, intentemos una respuesta.
Quizás la mayoría de los colombianos por tener una experiencia tan prolongada
y cercana a la guerra y a la violencia armada6 al mismo tiempo que anhelamos
la paz nos habituamos a la guerra, se le tolera y hasta, por momentos, se le
desea. Esta contradictoria situación posiblemente pueda explicarse no por una
actitud poco sincera frente a la paz sino por la percepción que de ella se tiene.
Hasta ahora en todas nuestras guerras pasadas y presentes se han pretendido
resolver a partir de establecer entre las partes enfrentadas, por lo general el
gobierno de turno y los insurrectos de turno, condiciones para firmar pactos que
conduzcan al cese temporal o definitivo de las hostilidades.
Bajo esta tradición no resulta gratuito que desde el gobierno del presidente
Turbay Ayala (1978 - 1982) –bajo el imperio del Estatuto de Seguridad- hasta
el actual del presidente Álvaro Uribe Vélez, en la perspectiva de su proyecto de
Estado Comunitario, el supuesto de las propuestas de paz, es la “no-guerra”.
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Recordemos que el actual conflicto armado cumple ya más de cuarenta años.
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Recordemos que el actual conflicto armado cumple ya más de cuarenta años.
“negociar en medio de la guerra”, pero fue muy insistente en la necesidad de
la “desmovilización” y “la reinserción” para conseguir la paz. Finalmente, Álvaro
Uribe estableció como condiciones para iniciar negociaciones con paramilitares
y guerrillas, un “cese unilateral del fuego” y un “compromiso de desmovilización
total”.8
Por otra parte , las FARC, insisten en acordar previamente con el Estado las
condiciones sociales, económicas, políticas y militares que pongan fin a la guerra.
Ellos Consideran que sin esos acuerdos bilaterales y directos, basados en la
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Quizás la expresión que mejor sintetiza esta tradicional postura del establecimiento es la recomendación que
persistentemente ha hecho el expresidente Alfonso López Michelsen: “derrotar primero a la guerrilla y dialogar después”.
pretensión del monopolio de las condiciones de paz, la guerra continúa.
Contrariamente, asumen que la lucha armada tiene plena vigencia.
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RINCÓN COVELLI, Gilma Tatiana (1995), El derecho fundamental a la paz. Una propuesta desde la ética,
Documentos ESAP, Instituto de Derechos Humanos “Guillermo Cano”, Santafé de Bogotá, p. 35. 49 Ibídem, p. 34.
II. Hacia una situación de convivencia ciudadana