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Guadalajara, Jalisco, 27 de octubre del 2015

Doroteo:

Lo saludo con aprecio deseando que se encuentre muy bien, formando parte
laboralmente de la Secretaria de Movilidad, instancia tan importante para el control del
tráfico tan intenso que tenemos ya en nuestra gran zona metropolitana.

Quizás le sorprenda el que le envíe esta carta, como un breviario de lo que


trabajamos usted y yo en nuestra primera sesión y donde me compartió lo que ha sido su
historia en los últimos meses, es decir, desde Julio del año pasado, donde “el maligno”,
como así lo bautizó, se apoderó de usted en forma de celos y que de manera persistente y
agobiante han hecho presa de su vida desde esa fecha y donde las consecuencias negativas
en su vida familiar no se han hecho esperar, causando ya incómodas dificultades con su
esposa.

Al respecto, y en primer lugar quiero felicitarlo por la decisión que tuvo para acudir
en ayuda psicológica y por ende, comprometerse consigo mismo a emprender en conjunto
con un servidor, las tareas necesarias para deshacerse de una vez por todas de “el maligno”.

Asimismo, le agradezco la confianza que tiene para mi persona al compartirme


detalles tan íntimos de su vida personal, confianza que le aseguro no será defraudada por
parte de su servidor.

Quisiera compartir con usted un par de interrogantes que me surgieron después de


que se marchó y que me gustaría que reflexionara un poco entorno a ellas. Se perfectamente
que le cargué la mano con las tareas que le encomendé para nuestra siguiente sesión, pero
también sé que este momento es muy importante y crucial en su vida y considero a su vez,
que le serán de mucha ayuda durante la semana el que reflexione entorno a ellas.

Confío en que ésta será una semana diferente, donde reflexionará activamente el
“parteaguas” que podrá resultar de tomar las riendas de su vida e impedir que “el maligno”
continúe influenciando sobre usted, y preguntándome cómo sería su vida de diferente al
cerrarle las puertas a ese “personaje” e impidiera que siga entrando en su vida
destruyéndola poco a poco.
La otra interrogante es qué aprendió de usted mismo durante la sesión que tuvimos
el día de ayer y qué aprenderá de usted mismo con las tareas que le encargué, mismas que
le ayudarán a impedir que “el maligno” siga gobernando su vida.

Sin más por el momento, me despido de usted y nos veremos Dios mediante, el
próximo viernes 30 del presente a la hora acordada y con su tarea por escrito y tenga varios
días para reflexionar, no solo con la tarea, sino también con las interrogantes planteadas en
la presente.

Cordialmente

Felipe

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