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Créditos
Moderadora:
brynn y Maria_clio88

Traductoras
brynn pancrasia123 Nayari
Mimi JandraNda Jailemat
lvic15 Kath Maria_clio88 24
cjuli2516zc Brisamar58
Nelly Vanessa Mona

Corrección y Revisión Final:


Nanis

Diseño:
orwzayn

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Sinopsis
Mi vida no podía volverse más ridícula.
Hace unos días, la maestra de mi hijo quería regañarme por mi estilo
de vida paternal.
Amablemente le dije que se fuese a la mierda, de muchas maneras.
¿Y ahora? Ella está sentada frente a mí en la mesa en mi primera cita
a ciegas en años.
No puedes inventarte algo así.
Nada ha sido fácil desde que mi esposa nos dejó a mí y a Hunter hace
años. Y aun así, perseveramos.
Él es todo mi mundo, y para lo último que tengo tiempo es para una
mujer.
Pero esta hermosa profesora no está de acuerdo. Ella quiere
ayudarme para encontrar la chica perfecta para mí y mi hijo. Mi mejor
amigo concuerda. Es el momento.
Para callar a todo el mundo, lo acepto. ¿Cuán mal puede terminar
esto?
No pregunten.
La mujer correcta ha estado bajo mis narices todo el tiempo. Y sin
darme cuenta, me he enamorado profundamente de ella.
Solo puedo esperar que ella detendrá su estúpida búsqueda y aceptar
mi oferta.
Ser mía.
Para siempre.

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HOLDEN
—Esto va a cambiarlo todo —le dije a Raymond mientras paseaba por
el salón de su casa. Con ojos cansados, logró sonreírme.
—¿Realmente lo piensas?
—Lo sé. —Me giré hacia él entusiasmado. Sabía que me estaba
involucrando demasiado en esto, pero no podía evitarlo. Había mucha
promesa en lo que iba a suceder con la compañía, con este nuevo trabajo,
con todo ello. Pensando en todo lo que podía hacer con esa cantidad de
dinero; las expansiones que podía hacer, las nuevas oficinas que podía
rentar, el nuevo personal que podía poner en marcha…
—Así que, ¿exactamente qué estás haciendo de nuevo? —Raymond
acunó a su bebé, Sasha, en brazos por un momento. Ella acababa de
quedarse dormida. Él estaba manteniendo la voz baja para evitar
despertarla, pero parecía dormir mejor cuando estaba rodeada de gente
hablando, así que no la regresó de momento a la cuna.
—Voy a viajar a Nueva York, solo por este fin de semana —contesté—.
Para reunirme con el grupo Thanderburgh. Están buscando que se
diseñen nuevos sitios web. Y quieren que lo haga yo.
—¿Y cuánto te van a pagar, de nuevo? —Arqueó una ceja y negué.
—Los números todavía no están confirmados, pero sé que es más de
lo que se me ha pagado por un trabajo antes —expliqué, y pude escuchar
la excitación en mi voz. Así era como me ponía cuando hablaba de este
negocio. Había puesto tanto de mi tiempo en esto que constantemente
solía estar en los mayores niveles de energía para asegurarme que no
perdía la paciencia en el negocio. El entusiasmo era mi posición por
defecto.
—Eso es increíble. —Raymond negó y comenzó a pasearse con Sasha
en los brazos. Ella solo tenía unos meses y él había estado teniendo
problemas en hacerla dormir. Recordaba esos días. Demonios, se sentía
como ayer que había estado levantándome por la noche para cuidar a

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Hunter, mirándome en el espejo y no reconociendo al hombre viejo agotado
y con bolsas en los ojos que me devolvía la mirada.
—¿Cómo estás, por cierto? —pregunté, dándome cuenta que había
irrumpido aquí y lo había interrumpido cuando estaba cuidando de su
hija—. ¿Cómo están yendo las cosas contigo y con Olivia?
—Bien. —Asintió—. Quiero decir, tan bien como pueden estar, dado
que tenemos esta pequeña diablilla manteniéndonos despiertos la mayoría
de las noches.
—Es duro, ¿verdad?
—Más duro de lo que nadie me advirtió —confesó—. Sabía que estaría
cansado, pero ni siquiera pensé que este nivel de agotamiento era
humanamente posible, ¿sabes?
—Mejora —prometí—. Date un poco de tiempo. El cambio es una
conmoción al principio.
—No sé cómo hiciste esto tú solo. —Negó—. Incluso dejando el
trabajo, se siente como si pudiese dormir diez meses seguidos. Y encima
dirigiendo un negocio…
—Era mucho más joven entonces —le recordé—. Tenía más energía.
No podría hacer todo eso ahora si me lo pidieses.
—Pero todavía andas de un lado a otro como si fueses un veinteañero
y tuvieses toda la energía del mundo —señaló mientras Sasha resoplaba
en sus brazos. Ella era una cosita linda, con un puñado de cabello oscuro
a juego con el de él, y suponía que parte de mí añoraba un poco esa edad
de nuevo. Pero no tanto que quisiese volver a las tomas nocturnas o
arrastrarme de la cama tras tres horas de sueño para ir a una reunión con
un nuevo cliente vital.
—Sí, bueno, ahora tengo el negocio en marcha. —Le lancé una
sonrisa—. El éxito es adictivo.
—¿Necesitas ayuda con este? —preguntó. La oferta fue hecha con
sinceridad, pero no estaba seguro de que fuese a ser capaz de mantener
los ojos abiertos si se sentaba por más de diez segundos.
Negué.
—No, está bien —le aseguré—. Simplemente céntrate en criarla, ¿de
acuerdo?
—Lo haré. —Bostezó. Raymond a veces ayudaba en el negocio,
preparando banners y borradores para logos cuando planteaba diseños

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web, pero era más que feliz encargándome de todo yo mismo.
Especialmente para una compañía tan grande como esta. Quería tener la
última palabra en cada pequeña cosa que sucedía en esto para asegurar
que cada espacio era totalmente perfecto. Construir esta compañía desde
los cimientos por mí mismo significaba que todavía tenía la urgencia de
controlar, de asegurar que todo iba exactamente del modo en que se
suponía, y que tuviese algo que decir en todo ello.
Y pensar que había comenzado Reigns Desings para demostrarle algo
a Karla, la madre de mi hijo. Habíamos estado juntos unos meses antes de
que se quedase embarazada, pero ambos habíamos decidido seguir y con
entusiasmo habíamos comenzado a prepararnos para la llegada de nuestro
primer hijo. A veces, la había atrapado mirándome, y la expresión en su
rostro sería… bueno, tal vez no de desdén, pero algo muy parecido, como
si no pudiese creer que estaba haciendo esto conmigo. Lo achaqué a las
hormonas del embarazo y me esforcé en preparar un lugar adecuado para
un bebé con el dinero limitado que teníamos. Claro, había esperado
centrarme en mi carrera un poco más antes de formar una familia, pero lo
tomaría como viniese y haría lo que pudiese.
Ella duró tal vez tres días después de que Hunter naciese. En cuanto
puse los ojos en él supe cómo tenía que llamarse. En cuanto llegó al
mundo, estaba deslizando la mirada alrededor de la habitación como si
estuviese evaluando a todos allí y quisiese que todos lo supiesen. Hunter,
sonaba duro y fuerte, el tipo de nombre en el que podías confiar.
Karla parecía miserable después de que naciese, y por un tiempo,
estuve preocupado de que fuese una depresión postparto. Pero luego me
llevó a un lado y me dijo la verdad. Tenía que ver más conmigo que con
cualquier otra cosa.
—Nunca vas a llegar a nada —me dijo. Las palabras se habían
grabado inmediatamente en mi memoria, todos mis peores miedos se
hicieron realidad. Ella había sabido que quería una carrera, que había
esperado centrarme en sacar mi trabajo adelante primero, y ahora aquí
estaba ella, clavando el dedo en la herida abierta que ese conocimiento
todavía quemaba con agonía.
—Karla, no sabes de qué estás hablando —había protestado
desesperadamente—. Acabamos de tener un bebé. Necesito tiempo para
ajustarme antes de volver a centrarme en mi…
—Estás poniendo excusas —había espetado—. Ese es el problema.

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Y con eso, se había marchado. O al menos, eso es lo que pareció. La
pelea se había estirado durante unos días, pero ella había dejado de estar
ahí en espíritu mucho antes de que Hunter naciese. Le pedí, incluso
supliqué, que se quedase en la vida de él, que lo hiciese por él no por mí,
pero no le importamos lo más mínimo. Se había ido, y yo me quedé con
este ardiente deseo de demostrarle que estaba equivocada. De cada forma
que pudiese.
En las horas que no estaba cuidando de Hunter, trabajé en sacar a
flote el negocio de diseño web. Y tomó mucho trabajo, más trabajo de lo
que pude manejar, más trabajo de lo que debería haber sido capaz de
hacer. Raymond puso algo de dinero como una inversión inicial,
determinado a apoyarme y sabiendo que este era el único modo que podía
hacerlo sin que yo lo rechazase, y lentamente comencé a sacar adelante el
negocio, sacando más tiempo para mí, ganado más clientes, reuniendo
más información en general.
Me había matado a trabajar casi toda una década, y así era como me
había encontrado al frente de un negocio millonario —pronto
multimillonario—, con un hijo al que adoraba y al que sabía que podía
darle lo mejor. Raymond, quien me ayudaba en el negocio cuando y donde
podía, había visto triplicada su inversión y luego un poco más. Ahora tenía
tanto dinero que no necesitaba trabajar el resto de su vida. Lo que era una
suerte, mientras tuviese una hija en la que centrarse ahora, un hijo propio
al que criar. Olivia y Raymond lo habían estado intentando durante mucho
tiempo antes de que Sasha hubiese llegado —desde antes de que se
casasen—, y sabía que significaba un montón para él tener a su hija en
sus brazos, incluso si la mirada en su rostro ahora mismo pudiese haber
indicado lo contrario.
—¿Alguna vez piensas en tomar tiempo lejos del negocio? —señaló
Raymond, bajando la mirada a su hija.
—¿Qué quieres decir? —Fruncí el ceño. Se rió.
—Jesús, ¿realmente es tan extraño para ti? —se mofó—. Quiero decir,
tal vez podrías comenzar a contratar alguna gente para aumentar y
ocuparse de las cosas por ti. Solo por un tiempo. Entonces podrías
centrarte en ti un poco más.
—Estoy bien. —Sacudí la mano.
—Deberías volver a tener citas —sugirió. Teníamos esta conversación
muy a menudo y sabía cómo resultaba. Sabía que él tenía razón, pero eso

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no significaba que quisiese salir corriendo y casarme con la primera mujer
que me encontrase.
—Sé que eres feliz con Olivia —respondí—. Creo que lo que tienen es
genial. De verdad. Pero no creo que tenga tiempo para esa clase de cosas
en mi vida ahora mismo. Entre Hunter y el negocio, ¿qué mujer va a
querer entrar en mi vida y aceptar eso?
—¿Alguien que esté tan loca como tú? —sugirió, y me reí.
—Mira, en realidad vine aquí por una razón —admití—. Necesito que
alguien cuide de Hunter mientras esté en Nueva York este fin de semana.
—¿Sabes?, puedes contratar una niñera —comentó Raymond, pero ya
estaba sonriendo. Sabía que siempre estaba feliz de ver a Hunter, que lo
había seguido constantemente desde que pudo andar y siempre hablaba
muy bien de su tío Raymond.
—Sí, seguro, pero entonces no tendrías la oportunidad de ponerte al
día con tu pequeño favorito —indiqué y se rió.
—De acuerdo, lo haré —accedió—. ¿Lo dejas aquí el viernes por la
noche?
—Seguro. —Lo palmeé en el hombro—. Ahora tengo que recogerlo de
la escuela, pero te veré pronto.
—Nos vemos. —Bostezó de nuevo.
—¡E intenta dormir un poco! —dije mientras cruzaba el salón y me
encaminaba por los escalones a mi auto. A veces sentía como si no tuviese
un momento para mí mismo, pero así era como me gustaba. Ir corriendo
de un lado a otro, ajetreado, manteniéndome tan ocupado que apenas
tenía tiempo para pensar. —Era la forma que había vivido mi vida los
últimos nueve años, y no podía ver que eso cambiase pronto. Lo que hacía
la sugerencia de Raymond de relajarme y encontrar a alguien especial
incluso más ridícula de considerar.

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AUTUMN
Zoe colapsó en el asiento junto a mí y dejó salir un largo suspiro,
como si estar aquí y no frente a una mala película con una copa de vino
como si le estuviese doliendo hasta el alma.
—¿Así sido tan malo? —bromeé, y alzó la mano como para indicarme
que no tenía ni idea de lo duras que habían sido las cosas ese día.
—Esta mañana tuve que lidiar con dos niños en una maldita pelea de
espadas con lápices de colores —me contó, sacando su fiambrera. Miré su
ensalada y fruta cuidadosamente empacada y me pregunté si debería
esforzarme más en comer como una verdadera adulta crecida en lugar de
una niña con acceso a una tarjeta de crédito.
—¿Y?, eso no es tan malo —protesté, y negó.
—Y luego intentaron esconder los lápices de colores en sus narices
cuando fui a quitárselos —terminó, y estallé en risas.
—De acuerdo, eso es nuevo —accedí, tomando un sorbo de mi agua.
Las dos estábamos sentadas en la mesa del comedor para el personal,
manteniendo un ojo en los niños a nuestro alrededor mientras comían y
hablaban, y probablemente confabulaban contra nosotros.
—Sí, nuevo también para mí —admitió. Negó y miró alrededor para
asegurarse que nadie estaba escuchando—. Aunque estuve tentada a
dejarlos seguir adelante. Eso les daría una lección, ¿cierto?
—¡Zoe! —Le fruncí el ceño juguetonamente—. Voy a tener que
castigarte si no empiezas a comportarte.
—Oh, por favor, hazlo. —Asintió—. Podría aprovechar el descanso. De
nuevo, ¿cuánto queda para que finalice el día?
—Venga, no digas tonterías —protesté—. Me encantan estos niños. Lo
sabes. No puedo sentarme aquí mientras dices mierdas así.
—Y, aun así, eres la que está diciendo “mierda” en una habitación
llena de niños de diez años. —Inclinó la cabeza y me reí.

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—De acuerdo, punto hecho —concedí. Tomé un bocado de mi
sándwich y me cubrí la boca mientras seguí hablando—: ¿Estás bien?
¿Además del esconder lápices de colores, quiero decir?
—Sí, estoy bien. Desearía poder permitirme tomar un poco de tiempo
libre, pero no hay descanso para los malvados, ¿cierto?
—Supongo que no —coincidí. Probablemente también debería haber
estado anhelando vacaciones, pero me encantaba mi trabajo. Había estado
enseñando en primaria durante dos años, y no podía imaginar hacer otra
cosa en mi vida. Podía sonar ridículo para otra persona, pero la idea de
pasar el resto de mi vida ayudando a criar la siguiente generación de
niños… bueno, difícilmente podía pensar en algo mejor en el mundo que
eso.
—¿Qué vas a hacer este fin de semana? —preguntó Zoe. Las dos nos
habíamos conocido durante la formación pedagógica, pero nos habíamos
hecho cercanas cuando habíamos sido destinadas a la misma escuela y
terminamos trabajando allí a tiempo completo. Ella era exactamente lo que
yo necesitaba, el otro lado sarcástico y muy inteligente de mi
atolondramiento y ocasional tontería.
—Uh, ¿limpiar mis armarios del baño una actividad aceptable de fin
de semana? —pregunté, estremeciéndome.
—Solo si lo haces borracha —contestó Zoe, y me reí de nuevo.
—De acuerdo, entonces, ¿te sobornaré con rosado y puedes venir y
hacerlo por mí? —repliqué. Ella puso los ojos en blanco en ese modo
cariñoso que tenía.
—Realmente deberías estar contemplando la escena de citas —
comentó—. ¡Eres toda una presa!
—Sí, no creo que una profesora de escuela elemental destile atractivo
sexual —reproché y sacudió la mano.
—Confía en mí, eres una mujer. Para algunos tipos, cualquier cosa
que hagas destilará atractivo sexual —me aseguró.
—Así que, ¿tienes algo en mente? —indagué con curiosidad. No
estaba exactamente muy entusiasmada por salir y conseguir una cita.
Había estado tan centrada en poner en marcha mi trabajo cuando primero
había comenzado aquí que prácticamente había olvidado cómo era tener
citas reales con alguien, vistiendo bragas después de las seis de la tarde
cuando llegaba a casa y me ponía un pantalón de deporte o ropa interior
para el resto de la tarde. ¿Cómo debe ser eso?
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—Hmm. —Zoe se tocó el labio con el dedo por un momento y me
observó, como si intentase emparejarme con alguien en su cabeza—. No
estoy segura. Quizás deberías conseguir una de esas aplicaciones para
ligar, ¿ver lo que hay ahí fuera?
—No creo que tenga tiempo para eso. —Negué.
—O solo estás buscando una excusa para evitar tener una verdadera
vida de citas. —Podía ver a través de mí.
Arqueé una ceja hacia ella.
—Sí, sí, me atrapaste —confirmé—. Solo la idea de realmente salir por
la noche me está cansando. Preferiría quedarme en casa y progresar en mi
evaluación, gracias.
—Oh, no seas tan aguafiestas —contestó—. ¿Qué tal si te emparejo
con alguien? Una cita a ciegas. Entonces todo lo que tienes que hacer es
aparecer en un restaurante y conocerlo. No tendrás que hacer nada de la
organización.
—Mientras elijas un lugar donde no tenga que vestir tacones —le
advertí—. O maquillaje. O un vestido. O…
—¿Entonces lo que estás diciendo es que quieres a algún tipo que
vaya a comer en tu sofá contigo? —terminó por mí.
—Sí, en realidad. —Ladeé la cabeza juguetonamente—. Eso sería
increíble. De hecho, haz que traiga la comida y se marche. Eso funciona
para mí.
—Quieres que pida comida a domicilio por ti. —Me señaló,
sonriendo—. Eso es lo que me estás pidiendo ahora mismo.
—Bueno, te ofreciste —le recordé, y ella negó.
—Autumn, contigo a veces no hay quien gane. —Suspiró y comenzó
con su ensalada—. ¿Cómo ha ido el resto de tu día?
Estuvimos hablando cuando encontré mi mirada atraída a este niño
sentado tras nosotros en una mesa solo. Era uno de los más jóvenes en mi
clase, y lo parecía, más bajito que el resto de los niños, flacucho como si
pudiese romperse si le hablases demasiado alto. Fruncí el ceño en su
dirección, incluso mientras intentaba seguir al corriente con la
conversación con Zoe. Tenía un cabello castaño y ojos hermosos.
—Oye, tengo que preparar mi lección para la próxima clase. —Zoe
miró el reloj en la pared—. ¿Nos vemos más tarde?

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—Claro. —Asintió.
—Y voy a planearte una cita —me recordó Zoe—. No creas que te vas
a escapar tan fácilmente.
—Nunca creo que voy a salirme con facilidad contigo —aseguré, me
palmeó el hombro y desapareció hacia su clase. Me levanté y fui a unirme
al niño pequeño que estaba sentado solo en la cafetería.
Siempre había tenido debilidad por los niños que claramente estaban
fuera de lugar. Tal vez esa era la razón por la que había acabado en este
trabajo para empezar, porque quería darle a esos niños una sensación de
lugar, hogar, donde pudiesen no haber tenido antes. Desde niña había
sabido que quería hacer este trabajo y ahora que estaba finalmente aquí,
no iba a observar a algún niño pequeño sentado solo y no hacer una sola
cosa para ayudarlo.
Él alzó la mirada cuando me senté a su lado con mi comida. Había
tenido una ligera expresión recelosa en su rostro, como si estuviese
preocupado de que fuese a hacer o decir algo que me molestaría o
enfadaría.
—Hola. —Le sonreí—. ¿Cómo estás, Hunter?
—Bien. —Volvió su atención a su comida, sándwiches sin corteza y
una manzana cortada de un padre que todavía estaba esperando
claramente que consiguiese algunas vitaminas. Estaba en esa divertida
edad donde comenzaban a declarar su independencia en cosas tontas,
negándose a comer y cierta ropa cuando lo sentían. Era una edad difícil
para los que no habían establecido ya un grupo de amigos, especialmente
mientras los niños comenzaban a formar sus pequeños grupos. Era fácil
para uno de ellos quedarse atrás si no se estaba haciendo un esfuerzo
para asegurar que no lo hiciesen.
—Genial. —Asentí y tomé otro bocado de mi comida—. ¿Qué has
estado haciendo hoy?
—Uh, sobre todo matemáticas. —Hizo una mueca y yo hice otra.
—¿No te gustan las matemáticas?
Negó.
—No —replicó y luego se quedó en silencio una vez más. Pasé el resto
de la hora del almuerzo sonsacando algún tipo de conversación,
asegurándome de que tenía alguien con quien hablar mientras comía.
Había sido un poco solitaria cuando estaba en la escuela, y había

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anhelado que alguien se acercase y alejase la específica tortura de sentarse
sola esperando contra toda esperanza que alguien se acercase y te sacase
de tu solitaria miseria.
No sabía quiénes eran sus padres, lo que era extraño. Había estado
en mis clases durante un par de años, desde que había comenzado en la
escuela elemental de Portland, aun así no podía recordar reunirme con su
madre o su padre en todo ese tiempo. Lo que era bastante inusual.
Portland acogía a muchos padres increíbles que querían estar involucrados
en cada parte de la vida de sus hijos, y eso a veces significaba que estabas
recibiendo algunos correos electrónicos cada semana de las mismas
figuras paternas demasiado preocupadas que intentaban profundizar en lo
que estaban haciendo sus hijos cuando no estaban alrededor.
Pero ni siquiera podía recordar los nombres de los padres de Hunter.
Tendría que comprobar eso más tarde, porque estaba bastante segura que
tendría que contactar con ellos. Era un niño dulce. Realmente lo era, pero
tenía la sensación de que podía necesitar un pequeño consejo en lo que se
refería a encontrar su lugar socialmente en esta escuela, especialmente
mientras los niños a su alrededor comenzaban a crecer. No quería que
ninguno de los niños a los que enseñaba se quedase atrás si podía evitarlo.
—Gracias por comer conmigo. —Me sonrió con timidez cuando
terminó su comida. Le devolví la sonrisa. Me sentí un poco triste por él.
Sus modales eran impecables, pero eso no era la clase de cosas que
impresionaba a los de su edad.
—En cualquier momento —contesté.
—La veré en clase —comentó, su pequeño rostro tan serio y formal
que quise revolverle el cabello y decirle que estaba bien relajarse y ser un
poco tonto si le apetecía. Sonreí de nuevo y observé mientras se alejaba de
la mesa. Me prometí ahí mismo ponerme en contacto con sus padres para
hacerles saber que deberíamos comenzar a trabajar juntos para
asegurarnos de que su hijo estaba teniendo la mejor experiencia que
podía. Mientras estuviese trabajando ahí, iba a asegurarme que cada niño
que cada padre me confiaba tuviese la mejor experiencia que posiblemente
pudiese tener. Especialmente ese pequeño niño serio que parecía como si
se estuviese esforzando para mantener algo, tal vez todo, para sí mismo.

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HOLDEN
Tomé a mi hijo en mis brazos y lo sostuve cerca. No importaba
cuántas veces tuviese que despedirme por viajes como este. Nunca se
hacía más fácil. Hundí el rostro en su cabello e inhalé profundamente,
como si estuviese intentando grabarlo en la memoria, llevar su olor y su
sensación conmigo para recordarlo cuando lo necesitase.
—Volveré antes de que te des cuenta, ¿de acuerdo, amigo? —aseguré,
revolviéndole el cabello mientras me levantaba. Asintió pero frunció el ceño
al mismo tiempo. Me rompía el corazón verlo así, como algo distinto a feliz.
—Deseo que no tuvieses que irte —contestó, su mirada fija en la mía
con una seriedad que desearía que pudiese ignorar. Quería ser capaz de
irme de la ciudad sin sentir como si estuviese abandonando a mi hijo en el
proceso, pero él lo hacía muy duro, mirándome como si lo estuviese
hiriendo personalmente en el proceso de hacerlo. Recordaba la forma en
que esos ojos me habían mirado la primera vez que nos habíamos visto el
uno al otro, cómo había sabido que Hunter le quedaba correcto incluso
entonces. La forma en que sus ojos se clavaban y penetraban como una
bala o una flecha.
—El domingo por la noche, lo prometo —aseveré—. Vas a tener
mucha diversión con Raymond. ¿Verdad?
Alcé la mirada a mi amigo, que aseguró al mismo tiempo.
—¡Por supuesto que lo haremos! —concordó, toando a Hunter en el
hombro—. Puedes venir y pasar el tiempo con Sasha. Está empezando a
hacerse mayor. ¡Incluso puede reconocerte!
Hunter logró mostrar una sonrisa. Habría sido reticente a admitirlo,
pero ya estaba seriamente ligado con la niña pequeña de Raymond. Nunca
ha tenido hermanos propios, por supuesto, y a veces me preguntaba si le
había negado algo al fallar en encontrarle una familia aparte de solo yo.
Pero nunca habría sido capaz de criar un segundo hijo con la clase de vida
que quería para él, y no habría sido capaz de compaginar tener citas, el
negocio y Hunter cuando estaba creciendo. A veces me sentía culpable de
que pareciese tan solo fuera de mí, pero no podía haber tomado ninguna

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otra elección. Era el modo en que tenía que ser, me gustase o no. Al menos
Raymond y Olivia eran increíbles con él. Eso era algo.
—Volveré pronto, lo prometo —me repetí a mí mismo una vez más.
Miré el reloj. Tenía que salir de aquí si iba a tomar mi vuelo a tiempo, aun
así cada segundo que pasé mirando a Hunter llevaba a otro cuando dudé
qué estaba haciendo. Debería haber estado acostumbrado para ahora.
Había pasado mucho tiempo corriendo por la ciudad, por el país, para
asegurarme que podía hacerme con los clientes que quería. Aun así se
estaba haciendo difícil mientras Hunter se hacía mayor y podía expresar
cuánto iba a echarme de menos con palabras reales en lugar de gritos
como antes.
—Holden, tienes que irte si vas a tomar tu vuelo —me recordó
Raymond amablemente. Me enderecé una vez más y revolví el cabello de
Hunter una vez más.
—Tienes el número del hotel si necesitas llamarme, ¿cierto? —
comprobé con él, y Raymond asintió.
—Y también tu número de teléfono móvil —señaló, haciendo su mejor
esfuerzo para tranquilizarme—. Está bien, Holden. De verdad. Vete y
consigue este cliente. Sé que va a salirte genial.
—Claro que sí. —Rápidamente puse una expresión engreída, así el
dolor de la tristeza de dejar a mi hijo estaba tapado con algo—. Pasen un
buen rato, ¿de acuerdo? Llamaré cuando llegue.
—Seguro —accedió Raymond, y con un último abrazo a mi hijo, me
giré para encaminarme al avión. Saqué el teléfono del bolsillo mientras
caminaba, intentando encontrar mi tarjeta de embarque y esperando
distraerme del dolor por dejarlo atrás.
No habría confiado en nadie más que en Raymond con él, eso era
seguro, y quizás esa era parte del problema. Tal vez sería más abierto con
la gente si permitiese más gente cerca de él. No era que alejase a cada
persona que se acercase a nosotros, pero desde que Karla se había
marchado, había estado nervioso de invitar a otra persona en nuestras
vidas. El pensamiento de herir a mi hijo así, de permitir que Hunter se
encariñase con alguien y luego que se marchasen de mi vida, era lo
suficientemente malo. Pero el pensamiento de enamorarme una vez más y
que se deslizase por mis dedos de nuevo era incluso imposible de
imaginar. Había una razón por la que había pospuesto durante tanto
tiempo el tener citas, e involucraba más que solo el tiempo que llevaría el

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buscar a alguien, cortejarlo, tener citas e introducirlo en mi vida. Tenía
mucho interés, especialmente una vez el dinero había comenzado a llegar.
No, era más profundo que eso. El pensamiento de ser herido de nuevo, de
abrirme a alguien y que me hagan daño… no podía hacerlo. Aún no. No
tan pronto. No cuando necesitaba centrar mi energía en mi negocio y mi
hijo, dos cosas que nunca me harían daño.
Mientras buscaba mi tarjeta de embarque, un correo electrónico llego
a mi bandeja de entrada, y rápidamente lo abrí. Era de una dirección que
no reconocía y el nombre tampoco me sonaba, pero tenía el nombre de la
escuela de Hunter en él. Me detuve por completo para leer qué decía.
Era de una de las profesoras de la escuela, una mujer llamada
Autumn. Me estaba diciendo que tenía que ir a hablar con ella. Bueno,
decía que yo y su madre necesitábamos hacer eso, pero dado que era poco
probable que me cruzase con Karla en algún momento cercano, tendría
que hacer el trabajo solo. No decía mucho, pero implicaba que había algo
preocupándola sobre el comportamiento de él y escribió que nunca me
había conocido en persona y quería establecer algún trabajo preliminar
para nuestra relación como padre y profesora. Hundí los hombros. Hunter
nunca había tenido problemas en la escuela, ni una vez en su vida que
pudiese recordar, y estaba triste pensando que pudiese haber estado
comportándose mal o metiéndose en problemas.
Miré la pantalla frente a mí, la que anunciaba cuándo se iba mi avión
y dónde tenía que ir para llegar al vuelo a tiempo. Sentí un revoloteo en mi
estómago. Tenía que tomar ese vuelo. Tenía que estar en él en los
próximos quince minutos si quería llegar a Nueva York y confirmar este
cliente conmigo. Pero este correo electrónico, era suficiente para hacer que
me detuviese. No debería haber dejado que me molestase. Podía enviarle
un correo electrónico y pedirle reprogramarlo para un momento que me
viniese mejor, pero no quería rechazarla así. Quería probar a los profesores
de Hunter que realmente era un padre receptivo, que si necesitaban hablar
conmigo estaría ahí, y que podían confiar en mí. Además, ¿y si era algo
serio? Me habría sentido horrible si hubiese pasado todo este tiempo
recorriendo el país mientras había problemas en casa que necesitaban
solucionarse primero.
Me giré y miré en la multitud por Hunter y Raymond, y no encontré
nada. Mierda. Colgué la bolsa sobre el hombro y corrí de vuelta al
estacionamiento. Podía alcanzarlos antes que saliesen de aquí. Bueno,
esperaba poder hacerlo, ya que eran los que me llevarían a casa.

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Logré llegar al estacionamiento y me detuve mientras intentaba
recordar el nombre de dónde habían estacionado. Miré de un auto a otro
frente a mí. Luego escuché a Hunter reírse, y mi atención fue atraída a la
izquierda del estacionamiento. Me dirigí en esa dirección, y efectivamente,
después de un minuto o dos me encontré con Raymond ayudando a
Hunter a subirse al asiento delantero del auto. Arqueó una ceja cuando me
vio acercándome.
—¿Está todo bien? —preguntó, y asentí.
—He decidido que voy a quedarme en casa este fin de semana —
contesté y asentí sutilmente para hacerle saber que le explicaría lo que
estaba sucediendo en cuanto tuviese la oportunidad—. Después de todo no
voy a Nueva York.
—¡Sí! —Hunter dio un puñetazo en el aire y sonrió—. ¿Por qué no
vas? ¿Qué sucedió?
—El vuelo se canceló —le mentí. Lo miré por un segundo,
preguntándome qué podía ser exactamente sobre lo que estaba
preocupada su profesora. Nunca había sido otra cosa que una imagen de
dulzura, bondad y ternura conmigo; pero ahora estaba entrando en una
edad donde podía mostrar dos facetas a gente diferente, donde podía
comenzar a engañar y desestabilizarse. El pensamiento me preocupaba.
Como si no estuviese constantemente preocupado por Hunter.
Lo ayude a montarse a la parte trasera del auto y le pedí que
conectase su consola así podía hablar con Raymond un segundo.
—¿Qué está sucediendo? —inquirió Raymond, con el ceño fruncido—.
¿Está todo bien? No creo que nunca te haya visto cancelar una reunión,
con o sin vuelo.
—Lo sé, lo sé. —Negué—. Pero me llegó este correo electrónico como si
estuviese a punto de encontrarme con mi destino.
—¿Oh? ¿De quién?
—De una de las profesoras de Hunter. —Miré para comprobar que
Hunter todavía estaba entretenido y no podía escuchar una palabra
saliendo de nuestras bocas—. Parece estar preocupada por algo en su
comportamiento, y quiere tener una reunión mañana.
—Jesús. —Raymond frunció el ceño—. Eso apesta. ¿Sabes de qué se
trata?

18
—No, pero espera que aparezca con una esposa a remolque. —
Suspiré—. Mencionó a su madre en el correo. Supongo que nunca dije en
la escuela que ella no está alrededor.
—Cierto. —Raymond asintió y me miró mientras salía del
estacionamiento—. Mira, tienes que hacer lo que creas correcto, amigo.
Los clientes pueden esperar. Necesitas ocuparte de esto. Nadie más puede.
—Gracias —contesté, reclinándome en el asiento. Puede que me haya
complicado con el mayor cliente que ha mostrado interés en mi compañía,
pero si me hubiese ido, habría pasado todo el tiempo alejado de casa
convenciéndome de que había hecho la elección errónea. Miré a mi hijo en
el asiento trasero y me alzó los pulgares y sonrió. Estaba contento de que
estuviese en casa. Eso era suficiente para convencerme de que había
hecho la elección correcta.
Saqué el teléfono y comencé a teclear un correo electrónico para
hacerle saber al cliente que no estaría en Nueva York para reunirme con
ellos al día siguiente y luego le envié uno a la profesora que me reuniría
con ella el lunes por la tarde. Luego guardé el teléfono y me prometí que no
iba a mirarlo durante el resto de la noche. Ya me había dado suficientes
malas noticias por un día.

19
4
AUTUMN
Terminé de escribir el correo electrónico cuidadosamente redactado al
padre de Hunter y lo leí por lo que parecía la centésima vez desde que
había comenzado a escribirlo esa mañana. No quería que saliese de un
modo acusatorio. Después de todo, quería que este tipo aceptase el
encuentro, y eso no iba a suceder si lo abordaba disparando y culpándolo
por no estar más envuelto en la vida de su hijo. Primero había intentado
encontrar la dirección de correo de su madre —a menudo eran más
receptivas para este tipo de cosas—, pero no había encontrado nada en ese
frente y rápidamente había tenido que rendirme. No había nada que lograr
ahí.
Satisfecha de que hubiese sido tan diplomática como posiblemente
podía ser, pulsé enviar y me recliné en mi asiento. De acuerdo, eso estaba
hecho. Esa era la parte dura.
Me estiré y me levanté, girando el cuello de lado a lado. Sabía que
pasé mucho tiempo con el trabajo, que debería haber tomado este tiempo
para mí y realmente relajarme ahora que había terminado de corregir los
exámenes y preparar mi plan de lecciones para la semana siguiente, pero
no podía dejar de pensar en Hunter, el pobre y dulce pequeño Hunter
sentado solo con esos niños ignorándolo como si ni siquiera estuviese ahí.
Era como un fantasma para ellos, flotando por la escuela, y su reticencia
significaba que no dejaba una impresión.
No podía evitar preguntarme de dónde venía eso. ¿Cómo era su
familia? Con suerte, llegaría a saberlo de primera mano muy pronto.
Estaba un poco nerviosa. Esa clase de encuentros raramente eran
divertidos, después de todo. Aun así, sería lo mejor. Para Hunter. Que era
de todo lo que se trataba al finalizar el día.
Vibró el teléfono y lo tomé de inmediato, asumiendo de algún modo
que debían ser los padres de Hunter llamándome directamente, aunque no
tenían mi número. Miré la pantalla y, en cambio, encontré el nombre de
Zoe y respondí de inmediato.
—Hola —saludé.

20
—Hola. —Bostezó en el teléfono—. ¿Quieres salir a comer? Acabo de
levantarme, y no creo que vaya a cocinar en ningún momento cercano.
—Claro. —Sonreí—. ¿El lugar de siempre?
—Lo sabes —accedió—. ¿Te veo allí en quince minutos?
—¿En veinte?
—Trato —contestó, y con eso, colgó el teléfono y me dejó
preparándome para su encuentro. El lugar donde nos íbamos a dirigir era
el mismo donde por primera vez habíamos ido a celebrar que conseguimos
el trabajo en la escuela. Resulta que habíamos estado juntas cuando
supimos las noticias, y había insistido en llevarme a tomar una copa para
disfrutar de nuestra victoria. En ese momento, no la había conocido tan
bien, pero después de esa larga comida alcohólica, sentí como si fuese mi
mejor amiga, y no podía imaginar la vida sin ella.
Antes de que saliese por la puerta hacia Mamas, noté que la pantalla
de mi ordenador estaba iluminado como si estuviese intentando decirme
algo. Me giré para comprobarlo y encontré un nuevo correo electrónico. Del
padre de Hunter.
Rápidamente lo abrí y ojeé las líneas, sonriendo cuando estuvo de
acuerdo en reunirse conmigo mañana en la escuela como primero había
sugerido. Lo habría hecho durante un día de escuela, pero no quería tomar
tiempo de mi día para hablar con un padre. Además, si uno de los otros
niños sabía que el padre de Hunter estaba allí por alguna razón, podía
hacer la división en él y el resto de niños incluso más grande.
Llegué a Mamas para encontrarme con Zoe, que ya estaba sentada allí
con un té verde frente a ella cuando aparecí.
—Hola. —Le di un rápido abrazo—. ¿Estás bien?
—Me consentí una copa de vino demasiadas veces ayer —admitió—.
Así que creo que voy a evitar los cócteles de champán por ahora y
quedarme con algo détox. ¿Qué hay de ti?
—Sí, en realidad estoy muy bien. —Asentí con entusiasmo—. Me llegó
un correo electrónico del padre de Hunter. Ya sabes, ¿el chico silencioso de
mi clase?
—Sí, creo que sé quién es. —Zoe frunció el ceño como si lo estuviese
buscando en su memoria.
—Bueno, le envié un mensaje justo antes de que llamases para
preguntar si podíamos tener una reunión sobre cómo le iba a su hijo —

21
expliqué—. No es malo ni nada parecido, pero parecía un poco fuera de
lugar comparado con el resto de niños.
—Sí, por supuesto —contestó Zoe—. ¿Te has reunido antes con ellos?
—No, esa es la cuestión, los padres nunca han venido a la escuela. —
Negué—. O al menos el tiempo que llevo ahí. Eso es extraño, ¿verdad?
—Sí, es bastante extraño —coincidió Zoe—. ¿Por qué? ¿Tienen una
razón o simplemente no se presentaron?
—Creo que normalmente tienen algún tipo de razón, pero nunca
parece mucho —admití—. Principalmente simplemente trabajan. De
hecho, nunca he sabido nada de la madre. Ni siquiera tenemos su correo
electrónico en el archivo.
—Tal vez no está presente —señaló Zoe, y fruncí el ceño y me recliné
en el asiento. Ni siquiera había pensado en eso, pero era una posibilidad
extraña. Tal vez solo estaba su padre en casa, y tal vez eso explicaría su
silencio. A veces, con los padres solteros, los niños no desarrollan el
mismo conocimiento emocional que hacen con ambos padres. O tal vez
estaba lidiando con problemas de abandono y no quería permitir que nadie
se acercase a él.
—Sí, supongo que podías estar en lo cierto —confirmé—. De cualquier
modo, estoy contenta de que vaya a conocer a este tipo de una vez por
todas. Se siente que solo puede ser algo bueno para Hunter.
—Realmente eres una buena profesora, ¿lo sabes? —Zoe extendió la
mano sobre la mesa y me acarició la mano. Era, la mayor parte del tiempo,
este bromista manojo sarcástico, pero ocasionalmente comentaría algo tan
sincero y tan dulce que me atraparía completamente con la guardia baja y
significaba más gracias a la incongruencia. Le sonreí.
—Gracias, Zoe —contesté—. Sabes que pienso lo mismo de ti,
¿verdad?
—Sí, pero no soy quien se toma tiempo de su fin de semana para
ocuparse de un niño que necesita atención extra —indicó, y me reí entre
dientes.
—Probablemente seré la que cuide de la resaca la próxima vez que
salgamos —le advertí—. Probablemente será una reunión difícil.
—Sí, probablemente hay una razón por la que te ha estado evitando
tanto tiempo. —Arqueó una ceja en broma, viendo la oportunidad de hacer
que me remueva en mi asiento con nerviosismo—. Quiero decir, ¿por qué

22
no habría venido a la escuela en todo ese tiempo? Tal vez no existe. Tal vez
Hunter es un producto de tu imaginación.
—Y la tuya —le recordé—. Tu maléfica actuación no funciona cuando
me dijiste que sabes quién es, ¿recuerdas?
—Maldición. —Chasqueó los dedos como una maligna villana cuyos
planes han sido estropeados en el último momento—. Olvidé eso.
—Aunque, ¿cómo crees que va a ser su padre? —me pregunté en voz
alta—. Quiero decir, nunca ha venido. Eso es extraño, ¿cierto?
—Es extraño —concordó Zoe—. Pero no creo que sea
automáticamente algo por lo que preocuparse. Puede haber muchas
razones.
—Cierto. —Asentí, agradecida de que me estuviese tranquilizando
antes que profundizase demasiado repensando mucho todo esto.
—O puede ser un sociópata que no entiende las emociones humanas
y no quiere tener que fingirlas frente a la profesora de su hijo —se burló, y
la miré fijamente.
—Oh, vamos —espeté—. ¿Realmente quieres que siga preguntándome
si es un androide? Eso no va a ayudar en nada.
—Tal vez puedes buscar pernos y cables. —Meneó las cejas—. Un
padre soltero, ¿recuerdas?
—No lo sabemos —le recordé, pero no podía evitar sentir un pequeño
revoloteo en mi pecho.
Si algo era mi debilidad, eran los hombres que eran buenos con los
niños. Simplemente hacían que me derritiese. Pensaba que eran lo más
sexy del mundo. No había nada como ver a un gran tipo masculino
agacharse y hacer el tonto con su hijo, nada como eso en el mundo.
—Hablemos de otra cosa que no sea trabajo —sugerí y pasamos el
resto de la comida hablando sobre un libro que le había recomendado y le
estaba encantando y las películas que se estrenaban ese mes y que
queríamos ver. Encontré gratamente mi mente alejándose de la
preocupación sobre lo que iba a suceder en ese encuentro al día siguiente.
Al menos, hasta que llegué a casa.
Cuando abrí el ordenador, ese correo electrónico todavía estaba ahí
observándome, y fruncí el ceño mientras lo miraba. Lo releí de nuevo,
intentando encontrar algún significado oculto entre líneas, un indicio de
tono o indicación de emoción. Pero eso era imposible en un correo

23
electrónico. Este tipo era brusco y directo al tema y no estaba intentando
endulzar nada, lo que puede haber sido bueno o podía haber sido… bueno,
podía haber sido malo. Realmente malo.
Mientras me desvestía, me desmaquillaba y me daba una ducha, me
encontré preguntándome qué clase de hombre iba a ser el padre de
Hunter. Si no había ido a ninguna reunión antes de esta, tenía que asumir
que no estaba involucrado con la crianza de su hijo. Eso no me sorprendía
exactamente. Estos días más y más padres, por elección o no, tenían que
declinar la educación a otra gente, bien fuese los profesores de la escuela o
sus familiares y amigos. No los culpaba por ello. Pero algo en Holden, el
padre de Hunter, me daba un presentimiento distinto.
Cerré los ojos, imaginándolo, y encontré a mi mente conjurando la
imagen de un viejo rico que sobre todo lanzaba dinero en la educación de
su hijo para asegurarse que iba tan bien como podía sin que se viese
directamente envuelto. Así era como le gustaba, seguro. Pero al menos
había accedido a reunirse conmigo. Ese era un comienzo, y tenía la
esperanza que Zoe estuviese equivocada, y realmente no fuese un
psicópata o un androide sin emociones encubierto.
Y aunque lo fuese, me prometí ahí mismo, que haría cualquier cosa
que pudiese para involucrarlo en la vida de su hijo. Hunter era un niño
dulce y se merecía que la gente a su alrededor se preocupase por él, que
sintiesen tan profundamente como claramente él hacía. Sonreí mientras
iba a ponerme una mascarilla facial, satisfecha por ese momento mañana,
habría hecho algo en la vida de este joven. Y lo habría hecho sin tanto
Bellinis en mi sistema como tenía ahora mismo.

24
5
HOLDEN
Caminé de un lado a otro fuera del auto por un momento, intentando
tranquilizarme. Sabía que estaba siendo ridículo, pero estar aquí en la
escuela me estaba estresando y haciéndome sentir como si estuviese a
punto de meterme en un montón de problemas.
—Papá, ¿vienes? —preguntó Hunter con impaciencia, esperando
junto a la verja. El lugar estaba casi en silencio, excepto por unos
limpiadores o unos conserjes ocupándose de los terrenos, y sabía que
tenía que entrar ahí y enfrentarme a su profesora, de una vez por todas,
para lo que estuviese sucediendo en la vida de mi hijo.
—Sí, sí, por supuesto. —Finalmente lo seguí a través de la verja. No
podía creer que nunca hubiese estado aquí. Bueno, no desde que
matriculé a Hunter, de todos modos.
Me había gustado la apariencia del lugar, y él siempre había sido
educado y nunca causó ningún problema hasta este momento, así que
nunca había necesitado venir. Había leído el correo electrónico que me
había enviado su profesora unas cuantas veces, intentando obtener un
indicio de cómo se sentía ella sobre él y de qué trataba exactamente esta
reunión. No averigüé nada. Mientras Hunter me guiaba en el edificio
principal de la escuela, lo observé y encontré difícil creer por un instante
que hubiese estado causando algún problema real. Pero suponía que era el
que se había negado a venir aquí, el que había escondido todas las
invitaciones a las reuniones de padres y profesores detrás del reloj de la
repisa y las había olvidado. No tenía ni idea de qué estaba haciendo en la
escuela, y estaba a punto de averiguarlo, para bien o para mal.
Llegué a la puerta de la clase a la que él me guio y me detuve ahí por
un instante mientras miraba a la mujer con la que asumía que me iba a
reunir. Tenía la cabeza gacha y estaba frunciendo el ceño a unos papeles
frente a ella, su largo cabello oscuro estaba recogido en un moño en la
parte trasera de su cabeza. Me aclaré la garganta y alzó la mirada, y el
tirón de sus ojos azules mientras se encontraba con mi mirada me tomó
por sorpresa, enviando lo que se sentía como una corriente eléctrica a

25
través de mi piel. Sonrió y se levantó, extendiendo la mano hacia mí
mientras se acercaba. Tenía un rostro cálido y amable, una sonrisa
sincera, y me gustó el modo en que me miró. Me hizo sentir cálido,
cómodo.
—Debe ser Holden —saludó.
Y yo asentí.
—¿Autumn? —pregunté mientras ella miraba a Hunter.
—Bueno, prefiero señorita Becks en esta clase la mayoría del tiempo,
pero supongo que podemos dejarlo pasar por ahora. —Guiñó un ojo a mi
hijo y él le sonrió. Obviamente tenían una buena relación, eso era
agradable de ver.
No pude evitar notar lo pequeña que parecía la clase. O tal vez yo
había crecido mucho desde la última vez que había entrado en un lugar
así. Todo estaba decorado con brillantes colores primarios con varios
murales mostrando información sobre gente antigua, países lejanos y
autores famosos. El lugar tenía una agradable sensación, la misma
sensación que tuvo la primera vez que había venido aquí para inscribir a
Hunter.
—Muchas gracias por venir. —Tomó asiento tras su escritorio al
frente de la habitación y me senté en el lado contrario de ella. Hunter tomó
una silla para unirse a nosotros. Tenía una gran sonrisa en su rostro,
como si sus dos mundos fuesen a colisionar y no pudiese haber estado
más contento por ello.
—Por supuesto. —Lancé una mirada a Hunter—. ¿Está segura de
que, eh, todos tenemos que estar aquí?
—Creo que es importante mantener una línea de diálogo abierta entre
todas las partes involucradas en este tipo de situación. —Asintió con
seriedad, y Hunter se removió en su asiento.
—¿Estoy en problemas? —preguntó él y ella negó de inmediato.
—En absoluto, Hunter —le prometió, dándole otra de sus dulces
sonrisas tranquilizadoras. Era asombrosa, y no pude evitar notar lo
cremosa y suave que parecía su piel junto a la débil tela del jersey verde
que estaba vistiendo. Subió los brazos para deshacerse el moño y volver a
peinarse, y brevemente le llegó hasta la cintura antes que se lo recogiese
una vez más. Atrapé el olor de su perfume, que olía floral pero no
anticuado. De algún modo encajaba con ella—. Quería reunirme hoy con

26
ustedes así podemos hablar sobre tu vida social —le comentó, y yo arqueé
las cejas.
—¿Hay algo malo en eso? —cuestioné. Estaba a la defensiva, y lo
sabía, pero eso era lo que me había enseñado trabajar en los negocios
durante años; siempre sal de lo obvio defendiéndote, solo en caso de que lo
necesites.
Ella tomó una profunda respiración y continuó:
—Estoy preocupada que de algún modo Hunter se esté aislando del
resto de estudiantes —comentó, dirigiéndose a mí. Prácticamente pude
sentir a mi hijo deshinchándose a mi lado como si alguien le hubiese
clavado una aguja y dejase salir el aire. Quería taparle las orejas y exigir
que ella cerrase la boca, pero eso no iba a resolver nada. Necesitaba
escucharla. Simplemente no estaba seguro de que mi hijo también lo
necesitase.
—¿Y qué quiere decir con eso? —cuestioné, intentando mantener mi
tono frío y tranquilo. ¿Por qué demonios ella había invitado a Hunter a
escuchar todo esto? Quiero decir, asumía que lo sabía mejor que yo, pero
aun así, se sentía cruel arrastrarlo a este ataque sobre su carácter.
—Quiero decir que a veces Hunter tiene problemas conectando con
los otros niños de su edad —siguió calmadamente, obviamente ignorando
el hecho de que ignoraba lo que me había dicho—. ¿Dirías que eso es
cierto, Hunter?
—No sé de qué hablarles —contestó en voz baja—. No me di cuenta de
que era algo malo.
—No es algo malo —le aseguró, y quería estirar los brazos y darle un
gran abrazo. Quería sacarlo de aquí, marcharme y no mirar atrás, y decirle
a esta mujer que podía irse a la mierda si pensaba que era correcto
hablarle a mi hijo de ese modo. Pero tenía que sentarme allí, escucharla y
aceptarlo, que era mi reacción natural como padre no querer escuchar
nada malo sobre mi hijo. Tenía que superar eso. Tenía que probarle a ella
y a cualquiera que pudiese escuchar sobre esta reunión que yo solo podía
manejar esto.
—No, no es nada malo —reiteré, mirándolo intensamente. Me giré
hacia ella—. Entonces, ¿de qué se trata? ¿Cree que necesitamos tratar
esto?

27
—No quiero que Hunter se sienta como un marginado social del resto
de su grupo —me comentó, y la palabra inmediatamente envió una ráfaga
de irritación a través de mí.
¿Marginado? ¿Quién era ella para usar esa palabra para describirlo?
Apenas lo conocía. No lo conocía como yo, eso era malditamente seguro.
¿Marginado? La palabra pasó por mi mente como si hubiese sido
iluminada por un neón, inhalé y exhalé lentamente para devolverme a la
tierra. Tuve que recordarme que esta mujer en el fondo tenía los mejores
intereses para mi hijo, sin importar qué hubiese podido parecerme. Se
preocupaba por él. Era su trabajo preocuparse. Esto era lo que ella creía
mejor, y debería confiar en ella.
—Y quería ver cómo lo estaba haciendo fuera de la escuela. —Juntó
los dedos y me miró sobre ellos con expectación. Pestañeé un par de veces,
y por alguna razón, cada interacción que había tenido con mi hijo salió del
fondo de mi mente simplemente así. Había algo en la forma en que ella me
miraba, esos ojos azules ardiendo en los míos, eso hacía más duro pensar
correctamente de lo que me habría importado admitir.
—Él está… —Miré a Hunter, y me di cuenta que, por mi vida, no
podía recordar qué había estado haciendo fuera de la escuela los últimos
meses. Había intentado involucrarlo en algunos grupos, fútbol, teatro, esa
clase de cosas, pero había parecido reticente a apuntarse a cualquiera de
ellos o mostrar algún interés en pasar mucho tiempo fuera de casa.
Siempre parecía alegre y contento cuando estaba a mi alrededor o el de
Raymond, pero no podía ser que fuésemos sus únicos amigos. Necesitaba
niños de su edad con los que conectar, eso era más que obvio—. Hunter
está realmente bien conmigo —le informé—. Y tengo amigos cercanos con
su propia familia con los que Hunter se lleva muy bien.
—¿Oh? —Autumn se giró hacia Hunter y le sonrió interesada—.
¿Tienen hijos?
—Acaban de tener una niña —dijo Hunter con efusividad, y sonreí
cuando escuché el entusiasmo en su voz—. Dijeron que pueden dejarme
hacer de canguro algunas veces.
—¿Pero no tienen hijos de tu edad? —Ella frunció el ceño y él negó.
Ella asintió y pude verla hacer una nota mental de esa información.
Normalmente, podía leer fácilmente a la gente con bastante rapidez, años
trabajando en los negocios provocarían eso, pero ella era una clase
diferente de persona que con los que solía lidiar y estaba teniendo
dificultades en ver en su interior—. Creo que es genial que te lleves tan

28
bien con los amigos de tu padre. —Le sonrió de nuevo, pero esta vez, me
pareció más indulgente que cualquier otra cosa. Sentí mi piel arder una
vez más, pero esta vez estaba más molesto que cualquier otra cosa.
—¿Qué hay de los amigos de tu madre? —preguntó y de inmediato
supe que tenía que detener las cosas aquí.
Hunter se congeló en su asiento, donde se había estado moviendo de
atrás adelante durante los últimos diez minutos, y me miró, claramente
esperando una respuesta de algún tipo. El corazón se me retorció de dolor
mientras lo observaba. Sabía que me estaba preguntando, sin palabras,
cuál debería ser la respuesta a esa pregunta. Porque no tenía una madre,
nunca la había tenido, e intentaba mantener la conversación sobre su
madre en un mínimo hasta que pudiese expresarle apropiadamente a mi
hijo que su marcha no tenía nada que ver con él y que nunca debería
culparse por ello. Pero ahora, aquí estaba su profesora, sumergiéndose y
hablando de ella como si no le importase lo más mínimo nuestra situación.
Bueno, no iba a aceptarlo un momento más. Había terminado con ello.
Me puse en pie y me agaché, así podía mirar a Hunter a los ojos.
—¿Nos darás un minuto? —le pedí, y asintió, lanzándole una mirada
a su profesora cómo si se preguntase por un momento a qué figura
autoritaria debería obedecer.
Me eligió a mí.
Fue la elección correcta. Lo observé hasta que estuvo fuera de la
habitación y había cerrado la puerta tras él, y luego me giré hacia la mujer
que había causado todo este problema en primer lugar. Poniendo las
manos sobre la mesa, bajé la mirada hacia ella y la encontré firmemente
encontrándose con mi mirada. No se retractó, no apartó la mirada, y de
algún modo, envió la furia a través de mí con más pasión de lo que lo
había hecho antes. Claramente no pensaba que hubiese hecho nada malo.
Bueno, estaba feliz de disuadirla de ello. Porque nadie más que yo llegaba
a hablarle a mi hijo de su madre, y ciertamente no su profesora de escuela
que no tenía ni idea de dónde estaba la línea entre lo apropiado y lo
inapropiado.

29
6
AUTUMN
Tan pronto como Hunter salió de la habitación, fue como si algo se
hubiera roto dentro de Holden. Podía verlo pasar, mis ojos se ensancharon
cuando volvió su atención hacia mí, rodeándome con una ira que no
estaba segura estuviera justificada.
—¿Qué sucede? —le pregunté, tratando de mantener la calma y
fracasando. Mi voz era alta y chirriante, como si alguien me hubiera
perforado y ahora estuviera goteando gas como un globo viejo.
—No puedes hablarle a mi hijo sobre esas cosas —me dijo con enojo.
Fruncí el ceño y sacudí la cabeza.
—¿Qué cosas?
—Sabes de lo que estoy hablando —me dijo—. No puedes describirlo
como una especie de... como una especie de marginado social
directamente en su cara. ¿Cómo crees que eso lo hace sentir?
—Holden, nos gusta incluir a los niños en cada paso del camino
cuando se trata de su propia educación y experiencia escolar. —Empecé a
recitar las palabras que había repasado con el director cuando comencé a
trabajar aquí, pero no parecían suficientes. Incluso saliendo de mi boca en
este momento, sonaban poco sinceras, falsas.
—No empieces con eso. —Holden negó otra vez. Se pasó la mano por
el cabello, agitado, y me pregunté si tendría razón. ¿Debería haber
mantenido esto entre nosotros? Bueno, como sea, ya era demasiado tarde
para eso, y teníamos que seguir con lo que teníamos.
—No quise hacer que tú o tu hijo se sintieran incómodos —le dije—.
Entiendo que este tipo de cosas puede ser difícil de escuchar,
especialmente si no estás al tanto del problema, pero esperemos que
Hunter pueda ayudarnos a resolver el problema y seguir adelante.
—¿Cuál problema? —respondió bruscamente—. Solo está callado, eso
es todo, y estás actuando como si fuera un paria.

30
No dije nada. No quería confirmarle a este hombre que su hijo había
estado viviendo en los bordes exteriores de este lugar durante mucho
tiempo, más de lo que ni siquiera me hubiera importado pensar. Parecía
poder leerlo escrito en mi cara, y algo entre la ira y el malestar le torcían la
cara. Bueno, me había equivocado en una cosa. A este hombre ciertamente
le importaba una mierda su hijo, incluso si era la que terminaba
expulsada por intentar ayudar.
—No es así —le ofrecí a cambio. Nunca había sido la persona más
socialmente suave que conocía, y esta situación de alta presión era
exactamente el momento en que me hubiera gustado hacer una broma
tonta o soltar un pequeño chiste para romper la tensión. Sabía que era lo
último que necesitaba esta situación. Tenía que mantenerme tranquila,
actuar profesionalmente y deshacerme de este tipo.
—Entonces, ¿cómo es, entonces? —exigió—. Mi hijo no tiene muchos
amigos, ¿así que lo arrastra aquí para que se sienta como un loco por eso?
Odiaba la forma en que me estaba hablando. Este era mi salón de
clases, y estaba destinada a ser la encargada, y sin embargo, aquí venía él
hacia mí como si fuera otra niña errante que tuviera que tomar en la
mano. Quería recordarle ese hecho, pero no me llevaría a ningún lado. Lo
mejor era recostarse, tratar de separarse y esperar lo mejor.
—Hunter es un chico dulce —le dije—. Hizo un buen trabajo
criándolo. Pero necesita personas a su alrededor que tengan su misma
edad, personas con las que pueda relacionarse a un nivel contemporáneo.
No solo usted y sus amigos.
No debería haber agregado lo último. Lo supe tan pronto como salió
de mi boca. Él puso los ojos en blanco y negó.
—Tal vez es demasiado maduro para todos los niños en este lugar —
comentó—. Tal vez es demasiado adulto, y es por eso que no quieren pasar
tiempo con él.
Me quedé en silencio. Quería señalar que este tipo casi no estaba
actuando como maduro en este momento, lanzando una rabieta porque las
cosas no iban a su manera, pero pensé que solo empeoraría las cosas. Si
había una cosa que entendía bien de mi tiempo trabajando como
profesora, era que tratar a los adultos y a los niños de la misma manera
era invitar a un odio profundo y duradero por parte de los adultos que
odiaban ser abatidos. Y en este momento, necesitaba calmar esta situación
antes de que se saliera de control.

31
—Tal vez ese es el caso —estuve de acuerdo diplomáticamente,
esperando que eso fuera suficiente para calmarlo—. Simplemente estaba
preocupada y quería asegurarme de que no hubiera nada más en lo que
pudiera ayudarles a los dos a abordar.
—¿Por qué está hablando así? Pareces un robot. —Negó. Y tenía
razón, lo hacía. Era la única manera en que podía mantenerme tranquila
en ese momento, la única esperanza en el infierno que tenía de no perder
mi mierda en su dirección general. Si podía convencerme a mí misma de
que estaba tranquila, calmada y alejada con todo esto, no me volvería loca
y lo patearía sacándolo de mi clase antes de que tuviéramos la
oportunidad de resolver este problema con Hunter. Porque de eso se
trataba todo esto al final del día, de asegurarme que el niño pequeño
sacara lo mejor de esta situación, sin importar qué aspecto tuviera para
él—. Y otra cosa. —Holden paseaba de un lado a otro por la sección
alfombrada del piso—. No traiga a la madre de Hunter con él nunca más,
¿de acuerdo?
Lo miré por un momento, esperando que se explicara. Ese no era el
tipo de declaración que la gente tenía la costumbre de soltar en medio de
las conversaciones. Necesitaba un poco de contexto.
—¿Está bien? —Me presionó de nuevo. Bajé la vista hacia su mano y
no vi ningún anillo de bodas, así que si él y la madre de Hunter se habían
casado, ciertamente ya no lo estaban. Eso era interesante. Me pregunté
cuál sería su trato. ¿A dónde había ido, y por qué incluso hacer referencia
a ella había sido suficiente para que Holden se disparara a través del
techo? Sea lo que sea, si iba a enfriar la situación, entonces estaba feliz de
darle lo que quisiera.
—Está bien. —Levanté las manos—. Lo siento. No me di cuenta de
que estaba sobrepasando alguna marca. Lo tendré en cuenta para el
futuro.
—Gracias. —Suspiró, y se frotó la cara con las manos. Me di cuenta
de que esta reunión no iba a llegar más lejos. Él era terco, estaba atrapado
en el suelo, y cualquier cosa que incluso insinuara la idea de que su hijo
pudiera no estar perfectamente feliz y bien desarrollado parecía suficiente
para enfadarlo. ¿Tal vez porque era un padre soltero que había recibido
suficiente de esa crítica para durarle toda la vida? Sabía cuán cruel podía
ser la gente con quienes los rodeaban criando a sus hijos de manera
diferente, incluso en un lugar presuntamente progresista como Portland.

32
—Tal vez podríamos reprogramar esta reunión —le sugerí, sacando mi
calendario—. Los dos podríamos hablar sin Hunter si eso lo hace sentir
más cómodo. O…
—No, no volveré aquí si este es el único problema. —Negó con
firmeza—. Pensé que mi hijo estaba golpeando a otros niños o algo así. Él
está bien, todos a su alrededor están bien, y no veo el problema aquí.
—El problema es que su desarrollo social no está al día con el de los
niños que lo rodean —le contesté—. Como padre, debería estar buscando
maneras de abordar eso.
Vi algo dentro de él ceder tan pronto como esas palabras salieron de
mi boca, y tuve la sensación de que había dicho algo incorrecto. Luego se
alejó de mi escritorio, como si ni siquiera pudiera soportar mirarme.
—Y usted es su maestra —me recordó—. Eso significa que le
enseñará. Y eso es todo.
Me quedé en silencio. Me di cuenta de que mis manos estaban
apretadas contra los puños a mis costados, lo cual era absolutamente
ridículo. ¿Qué iba a hacer, lanzarme por la habitación y comenzar a
golpear su pecho como si fuera la heroína de una novela de Regency?
Crucé los brazos sobre mi pecho y respiré profundamente varias veces
para calmarme, para recordarme que este era mi lugar y que era la que
tenía el control aquí, sin duda, sin cuestionamiento.
—Bien —le dije, sin importarme la petulancia en mi voz—. Solo le
enseñaré.
Él se giró para mirarme, y de repente me sorprendió la expresión de
su cara. No era ira, no esta vez, sino algo completamente distinto, algo que
estaba bastante segura había estado tratando de sofocar y esconder de mí
todo este tiempo. Agotamiento, tal vez, o algo que era un poco más
profundo que eso. Una tristeza por algo de lo que habíamos estado
hablando. Tal vez por la madre de Hunter, tal vez la forma en que se
estaba desarrollando, pero parecía que quería meterse en la cama y
quedarse allí durante un buen rato.
—Gracias —dijo, y así, la expresión se redujo y volvió a ser ese tipo
cuidadosamente curado y distante que había entrado aquí en primer lugar.
Al que no le importaba mucho el bienestar de su hijo. Salió de la
habitación y me dejó allí de pie, y tardé un buen rato en volver a la
normalidad, sintiendo que había perdido el tiempo y el suyo.

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—Hola. —Oí una voz familiar y me volví para encontrar a Zoe
asomando la cabeza por la puerta.
—¿Qué estás haciendo aquí? —solté, y ella se encogió de hombros.
—Necesitaba recoger algunos papeles que dejé el viernes, y recordé
que tenías esa reunión hoy —me dijo—. ¿Era ese él saliendo de aquí?
Parecía enojado.
—Sí, ese era él. —Suspiré, y me recosté contra el escritorio—. No fue
exactamente lo que quería.
—No, pude ver eso en su expresión. —Zoe arqueó las cejas—. ¿Qué
demonios pasó aquí? ¿Qué fue tan malo?
—Estuvo a la defensiva. —Negué—. No quiso escuchar nada malo de
su hijo y cuando nombré a la madre de Hunter, se perdió.
Zoe se quedó en silencio por un momento, y escaneó mi cara. Podía
decir que me estaba leyendo, como siempre había podido hacer.
—Creo que deberías dejarlo, Autumn —me dijo con firmeza.
La miré.
—Sólo un correo electrónico más —sugerí—. Solo para asegurarnos de
que no hayamos empezado con el pie equivocado.
—Empezaste con toda la maldita pierna equivocada a juzgar por la
expresión de su cara cuando salió de aquí —señaló—. No lo hagas peor de
lo que ya es, Autumn. No quieres que Hunter sienta que no puede ir a ti
con una mierda, y si su padre te odia, ese será el caso.
—Sí, tienes razón. —Me recosté contra el escritorio una vez más—. Yo
solo... tal vez podría hacer más.
—Te estoy dando permiso para dejarlo todo en paz —me dijo Zoe—.
No, te estoy ordenando que lo hagas. Dale un descanso. Lo último que
necesitas es estar haciendo malabarismos con la mierda de alguien que ni
siquiera te escuchará con todo lo demás.
—Sí, tienes razón —estuve de acuerdo—. Lo dejaré. Lo haré.
Pero en el fondo de mi mente, algo estaba temblando, y no estaba
segura de que fuera tan fácil.

34
7
HOLDEN
—Hola, ¿habla Holden?
—¡Sí, así es! —respondí, y al instante me estremecí por lo
extrañamente alegre que sonaba mi voz. ¿Realmente tenía que decirlo así?
Odiaba la forma en que sonaba. Pero pensé que era mejor sonar un poco
demasiado agudo que un poco demasiado eliminado, por lo que seguiría
con él.
—Me alegra saber de ti. —Andrea, la directora de Finanzas de la
compañía con la que había cancelado la reunión a principios de semana,
me saludó calurosamente. Tenía una voz tranquila y relajada, y traté de
aprovechar algo de esa paz para mí. Iba a esta entrevista con el pie trasero,
no había dos maneras de hacerlo, pero tenía que convencerlos de que valía
la pena, sin importar el inconveniente que fuera para ellos. Lo que era más
duro de lo que sonaba.
—Lamento mucho haber tenido que cancelar nuestra reunión a
principios de semana —le dije—. Tuve una emergencia que tuvo que ver
con mi hijo, y no pude escaparme de ella.
Quise poner los ojos en blanco cuando recordé lo que había sido esa
emergencia. Por la forma en que ella había estado hablando en el correo
electrónico, estaba seguro de que Hunter estaba construyendo diminutos
pequeños tiestos con palos y hojas y usándolos para molestar a otros
niños de la escuela. Al final resultó que, estaba un poco tranquilo, y a ella
le preocupaba que no pasara el tiempo suficiente con personas de su edad.
Lo que era una locura, porque iba a la escuela, ¿no es así? Estaba rodeado
de niños de su misma edad todo el tiempo. Ella solo hablaba por su
trasero, tratando de interferir en su vida para parecer que era una buena
maestra cuando realmente quería ejercer algo de poder y remover un poco
la olla. Tal vez quería ahondar en la vida personal de mi hijo por su propio
interés chismoso.
—Lo entiendo completamente —respondió Andrea, y sonaba sincera—
. Tengo dos propios, de seis y nueve, y constantemente hacen que sea casi
imposible dirigir un negocio.

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—Oh, ¿qué son? —pregunté conversacionalmente.
—Niño y niña —respondió ella, y pude escuchar la sonrisa en su voz
mientras hablaba—. El chico es mayor, aunque no actúa como tal.
—Mi hijo tiene esa edad exacta en este momento —comenté—. Están
empezando a convertirse en gente pequeña, ¿verdad?
—Para bien o para mal —estuvo de acuerdo, y me reí entre dientes.
—Entonces, quiero hablar sobre el contrato propuesto —le dije,
pasándome a la tarea en cuestión ahora que había revisado las grietas que
había dejado mi cancelación de la reunión—. Entiendo que podría ser más
fácil hacerlo en persona, pero si tienes tu computadora allí, puedo enviarte
todo lo que creo que necesitas ver.
—Honestamente, Holden, estamos muy impresionados con la
propuesta que presentaste —me dijo—. No necesitamos muchos detalles
más. Solo un marco de tiempo y un presupuesto, y luego podremos
comenzar con los detalles del contrato contigo.
Cerré los ojos y golpeé el aire. No podía verme, así que estaba bien.
—Eso suena genial —estuve de acuerdo—. Permíteme repasar todo de
nuevo, para que sepamos que ambos estamos en la misma página.
—Nunca duele eso —estuvo de acuerdo, y me lancé a mi resumen de
todo lo que el proyecto sería desde mi perspectiva. No lo había hecho a
medias, sabiendo que tenía algo que demostrar y que tenía que
convencerlos de que dondequiera que estuviera en el mundo, podría
encargarme de este proyecto y hacerlo mejor que cualquier otra persona
que pudieran contratar. Gracias a Dios, parecían creerme realmente, y
después de una hora, Andrea estaba haciendo ruidos de aprobación en su
teléfono y estuvo de acuerdo con todo lo que salía de mi boca.
—Honestamente, Holden, eso suena perfecto —estuvo de acuerdo—.
Pasaré todo esto al departamento legal y les pediré que elaboren un
contrato, y espero que podamos comenzar más temprano que tarde, ¿eh?
—Con suerte —estuve de acuerdo. Terminamos la llamada, apagué el
teléfono y lo metí en mi bolsillo, cerrando los ojos y desplomándome en mi
asiento. No había sido tan malo como hubiera sido tener la presentación
en persona, pero todavía sentía que eso me lo habían quitado. Trabajar en
el proyecto era una cosa: Podía lograrlo, sin dudas, sin problemas, pero
sacar todos los detalles era la parte difícil.

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Especialmente cuando mi mente se demoraba en esa reunión que
había tenido con la maestra. No debería haber estado dejando que me
afectara. Le había dado un pedazo de mi mente, y lo apoyé, creyendo
sinceramente todo lo que había salido de mi boca ese día. Ella no podía
simplemente arrastrar a mi hijo delante como si hubiera hecho algo mal y
luego hablarle como si fuera un tipo de fenómeno socialmente atrofiado. Y
no podía esperar que estuviera de su lado y lo tomara. Y ella, con toda
seguridad, no podía meter a su madre al desperdicio de espacio frente a él,
no cuando había luchado tanto para asegurarme que nunca se sintiera
como nada más que una completa y querida persona a pesar de la
ausencia de la mujer que lo dio a luz. Eso era lo que me había molestado
seriamente. Ella había girado directamente nuestro espacio personal sin
pensarlo dos veces, y no me había conformado con eso. Aprendería a
mantener su nariz fuera de nuestro asunto. Si Dios quiere, esa sería la
última vez que escucharía de ella.
Bajé las escaleras, donde Raymond estaba esperando con su hija y
Hunter. Me había ofrecido cuidar a los niños por la noche para que él y
Olivia pudieran salir, siempre y cuando pudiera vigilar a Hunter mientras
hacía esa llamada. Sonreí cuando lo vi. Estaba dormida en sus brazos,
tranquila y bonita, y pude ver el alivio pintado en su rostro.
—Está durmiendo, así que estamos callados —me dijo Hunter,
levantando un dedo hacia sus labios. Imité el mismo movimiento y asentí
de acuerdo.
—Cierto. —Me dirigí hacia ellos—. ¿Quieres entregarla, o quieres
esperar un poco más?
—Esperaré un poco más —comentó Raymond, un poco bruscamente,
y me di cuenta de que estaba tratando de interpretar al gran padre duro,
pero estaba encantado con su pequeña hija que apenas podía mantener
una cara seria.
—¿Puedo subir las escaleras y leer un poco? —Hunter me tocó el
brazo y le revolví el cabello.
—Sí. Iremos a cenar —le dije—. En una hora a lo sumo.
—¡Está bien! —dijo desde las escaleras, y tanto Raymond como yo
hicimos una mueca y comprobamos si el bebé se había despertado, pero
todavía estaba desmayada.
—¿Qué hiciste, llevarla a una caminata de doce kilómetros? —
comenté—. Realmente está fuera.

37
—Lo sé, gracias a Dios —estuvo de acuerdo—. ¿Cómo salió tu
llamada?
—Sí, bastante bien. —Me encogí de hombros, tomando una botella de
agua de la nevera y abriéndola—. ¿Qué hay de ti? ¿Cómo estás?
—Estoy ansioso por salir de debajo de este asunto por un tiempo. —
Sonrió—. ¿Fue esa una convocatoria a la reunión que te saltaste en Nueva
York?
—Sí. —Hice una mueca—. Aunque ahora que lo recuerdo, no debí
haber cancelado esa reunión en absoluto.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, que fui a reunirme con esa maestra pensando que
Hunter estaba golpeando a otros niños o algo así, y me dice que está un
poco solo. —Negué—. ¿Puedes creerlo? Dijo eso delante de él. Entonces le
preguntó acerca de su madre, ya que eso es relevante en cualquier cosa en
todo el mundo.
Raymond frunció el ceño y sacudió la cabeza.
—Eso es un poco raro. —Asintió diplomáticamente—. ¿Pero tal vez
estaba tratando de ayudar?
—Sé que eso es lo que pensaba que estaba haciendo —admití—. Pero
no es lo que parece, ¿sabes? Se siente como un chisme.
—Estoy seguro de que no fue eso —respondió él con firmeza. Se
quedó en silencio por un momento, mirándome.
—¿Qué?
—Me estaba preguntando —dijo antes de tomar una respiración
profunda—. ¿Realmente has salido con alguien desde Karla?
—Diablos no. —Agité mi mano y sacudí la cabeza—. Tampoco tengo
ningún interés en ello. Estoy demasiado ocupado con el negocio y con
Hunter y...
—Parece que el negocio está en un buen lugar —señaló, cortando mi
vacía conversación de una manera que tenía mucha práctica haciendo—. Y
Hunter pasa mucho tiempo lejos en la escuela en estos días. ¿No crees que
deberías considerar volver a salir?
Suspiré pesadamente. Sabía que tenía razón, que no podía pasar el
resto de mi vida escondiéndome del romance y refugiándome en mi trabajo
y en mi hijo, pero había pasado tanto tiempo desde que había salido con

38
alguien, incluso casualmente, que aún la noción de ello me estaba
inquietando. ¿Qué aspecto tenían las citas ahora? ¿Qué aspecto tenía
ahora que tenía más dinero que nunca? ¿Qué aspecto tenía con un hijo a
cuestas? No conocía las respuestas a ninguna de esas preguntas, pero
tenía la sensación de que no quería escucharlas tampoco.
—Mira, no estoy diciendo que debas huir y casarte o algo así —
continuó Raymond—. Pero podría ser bueno para ti y para Hunter si sales
un poco más, tienes una vida fuera de él ahora que tiene la edad suficiente
para manejarlo.
—Tiene nueve años, Raymond. No está exactamente a punto de dejar
una hipoteca en primer lugar —señalé. Él se rió.
—Sabes lo que estoy diciendo —respondió con firmeza—. Dales a ti y
a él un poco de espacio, y nunca sabes lo que podría pasar. Podría hacer
las cosas mejor entre ustedes.
Me quedé en silencio por un largo momento. Podría tener razón.
Odiaba admitirlo, pero podría estar en lo correcto.
—Además, si terminas conociendo a alguien agradable —continuó—,
no le haría ningún daño a Hunter tener una mujer en su vida, ¿no crees?
—Supongo que no. —Negué—. Pero, ¿dónde diablos voy a ir para
conocer a esas mujeres? ¿En la fila en la tienda de comestibles?
—Hmm. —Inclinó la cabeza hacia mí, pensando claramente—. Oh,
Olivia me mencionó que una de sus amigas está buscando un candidato a
una cita a ciegas decente. Creo que encajas a la perfección.
—¿Una cita a ciegas? —Me reí—. No creo que haya oído hablar de
nadie que haya estado en una de esas en años.
—Entonces tal vez sea hora de ponerlas de nuevo de moda —sugirió
Raymond—. ¿Qué dices? ¿Estás preparado para ello?
—Supongo que sí. —Me reí—. No puedo creer que esté de acuerdo con
esto. Si es una cita terrible, considero a Olivia personalmente responsable.
Espero que lo sepa.
—Me aseguraré de que lo haga —estuvo de acuerdo—. Entonces, ¿el
viernes por la noche? Te diré los detalles tan pronto como los reciba de
Olivia.
—Funciona para mí. —Alcancé al bebé en sus brazos—. Vamos,
entrégamela. Es hora de que salgas.

39
—Supongo que sí. —Me la entregó un poco a regañadientes y luego
sonrió—. Gracias por hacer esto, amigo.
—Gracias por darme esa cita —le contesté, y me dio una palmada en
el hombro y se dirigió hacia la puerta. Me quedé preguntándome si
acababa de aceptar la cita que cambiaría mi vida, para bien o para mal.

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8
AUTUMN
—¡Autumn!
Levanté la vista tan pronto como escuché su voz. Estaba emocionada
por algo, obviamente. Parecía que esa emoción estaba dirigida hacia mí.
—Hola, Zoe —la saludé, bostezando mientras me levantaba de la
mesa. Me había quedado hasta tarde ese día para terminar de construir la
curva de calificación para las tareas de este año, y sentía que mis ojos iban
a salirse y a rodar de mi cabeza. Podía ver un montón de líneas onduladas
y números frente a mí, y tenía la sensación de que todo estaba mal y que
tendría que volver y comenzar de nuevo más temprano que tarde.
—¿Qué pasa contigo? —Frunció el ceño, deteniéndose en seco
mientras me veía, y luego su mirada bajaba a las páginas delante de mí.
Hizo una mueca con una simpatía que solo podía provenir de alguien que
había sufrido la misma agonía muchas veces antes que ella—. Oh, estás
haciendo los promedios. —Suspiró—. Todavía estoy terminando la mía. No
puedo enfrentarlo ahora mismo.
—No sería tan malo si no tuviéramos que esperar para recibir todos
los números de las diferentes escuelas por correo —gemí, señalando la pila
de sobres en mi escritorio—. Sé que ésta es la única forma en que pueden
hacerlo de manera segura, pero realmente tiene que haber alguna manera
de hacer esto posible sin pasar horas deseando arrojarme por la ventana.
—Sí, creo que ya deberían haber creado algo automatizado —estuvo
de acuerdo—. Es una locura
Podía decir eso, a pesar de sus intentos de compadecerse de mí, había
algo que quería compartir conmigo. Estaba casi saltando de un pie a otro
delante de mí esperando pronunciar las palabras, y se parecía más a uno
de mis chicos que a una maestra.
—Tengo algo que decirte —anunció y luego se mordió el labio. La miré
expectante.
—Está bien. —Agité mi mano—. ¿Qué sucede?

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—¿Recuerdas cuando dijiste que me dejarías concertarte una cita a
ciegas? —preguntó, abriendo las manos como si me estuviera entregando
el mejor regalo que jamás me hubiera dado.
—No. —Negué, volviendo a mi mente y tratando de desenterrar ese
recuerdo. Salí en blanco. Mi mente estaba tan llena de tratar de terminar
esta puta curva que parecía como si todos los otros recuerdos hubieran
salido de mi mente al mismo tiempo.
—Bueno, lo hiciste —me dijo, y solté una risita. Zoe tenía una manera
tan franca de ser, no había discusión con ella cuando se le ocurría una
idea como esta en su cabeza.
—Está bien. —Estuve de acuerdo—. Digamos que lo hice. ¿Qué salió
exactamente de ese estrafalario plan tuyo?
—Recibí una llamada de una amiga mía —me dijo—, y dice que hay
un hombre soltero en su grupo de amigos que está tratando de volver a la
escena de las citas.
—¿Volver? —Levanté una ceja—. ¿Y qué fue exactamente lo que lo
estaba evitando en primer lugar?
—No lo recuerdo. —Zoe agitó su mano—. No es importante.
—Creo que podría serlo un poco —protesté, pero ella agitó la mano de
nuevo, desestimando mis preocupaciones.
—Todo lo que necesitas saber es que está en buena posición, y tiene
un gran trabajo, según Olivia —continuó—. Suena increíble, para ser
honesta.
—Entonces, ¿por qué no te lo quedas tú misma?
—Porque soy una mejor amiga tan dulce y generosa que quería
compartir mi éxito romántico contigo, por supuesto —respondió, como si
hubiera sido obvio.
—Hablas en serio sobre eso —dije, levantándome de la mesa y yendo
para agarrar algunas de mis cosas.
—Sí, ¿por qué no lo haría? —Me lanzó una mirada confundida.
—Porque suena como algo salido de una mala trama de comedia de
situación, es por eso. —Negué—. Quiero decir, ¿realmente crees que voy a
salir con un chico que nunca he conocido antes porque escuchaste de
alguien más que es muy bueno?

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—Oh, vamos, ¡podría ser divertido! —protestó—. Tendré mi teléfono
conmigo toda la noche, así que si estás pasando un mal momento, podrás
enviarme un mensaje de texto y mantenerme entretenida.
—Entonces, lo que estás diciendo es que no importa de qué manera
ocurra, todo es para tu entretenimiento —le dije, y asintió con entusiasmo.
—¿No es por eso por lo que vives toda tu vida?—bromeó, y puse los
ojos en blanco y sacudí la cabeza.
—Sabes, tienes mucha suerte, no recuerdo esa conversación lo
suficientemente bien como para saber si acepté o no ir a esta cita o no. —
Moví mi dedo en el aire. Una sonrisa triunfante se extendió por su rostro.
Zoe siempre sabía cuando me tenía, y me tenía en este momento, sin
importar cómo me hubiera sentido al respecto.
—Honestamente, te hará bien —me aseguró—. ¿Cuándo fue la última
vez que estuviste en una cita?
—Eh. —Retrocedí mi mente y encontré un espacio en blanco—. ¿Ese
tipo, fue el que conocí en la boda? Salimos a tomar una copa esa vez.
—Y dijiste que era el hombre más aburrido que habías conocido —me
recordó—. ¡Eso fue hace casi un año! Vamos, no puedes pasar toda tu vida
en el aula trabajando en la clasificación de curvas.
Suspiré profundamente. Sabía que tenía razón, y sabía que yo lo
sabía. Pero eso no significaba que fuera más capaz de levantarme y salir de
aquí, solo porque tenía la intención de torcerme el brazo.
—¿Puedes cancelarlo? —pregunté esperanzada, y ella negó.
—Quiero decir, podría hacerlo, pero nunca saldrías a una cita con
alguien que conociera otra vez. —Suspiró y sacudió la cabeza, como si
fuera una gran tragedia.
Apreté los labios y la miré por un largo tiempo, esperando que
pudiera cambiar de opinión.
—¿Y cuándo es exactamente esa cita? —pregunté, ya agotada por la
idea de pasar una noche en la ciudad y no esconderme en mi casa con una
cerveza o dos y algo de mala televisión.
—Mañana por la noche. —Extendió sus manos de nuevo, y mis cejas
se levantaron.
—Vaya, no me estás dando mucho tiempo para acostumbrarme a
esto, ¿verdad?

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—Bueno, no querrás pensarlo demasiado —explicó sin problemas.
Me reí.
—¿Pensaste que si lo reservabas lo suficientemente cerca del día, no
podría retirarme? —le pregunté con incredulidad, y se encogió de hombros
y asintió.
—Bueno, ahora estás en eso, ¿verdad? —señaló, e hice una mueca.
Deseé haber podido demostrarle que estaba equivocada, haber sido un
poco menos predecible, pero tal vez esto era lo que necesitaba.
—Bien, iré —estuve de acuerdo—. Pero si alguna vez sientes la
necesidad de configurar algo como esto otra vez, primero avísame, ¿de
acuerdo?
—Esa es la mitad de la diversión —respondió, y me dio un rápido
abrazo antes de dirigirse a la puerta—. Tendrás un gran momento con este
chico. Lo sé.
—Yo lo sé mejor —le devolví el golpe, en su mayor parte bromeando,
pero también un poco no haciéndolo—. Renunciaré a mi viernes por la
noche por él.
—Valdrá la pena, confía en mí —me dijo, con una amplia sonrisa, y
con eso, salió de la habitación y me dejó mirando el montón de pruebas
que necesitaba para trabajar en el promedio de la curva de calificación. De
repente, mi cerebro se sintió demasiado lleno, y las aparté y fui a ordenar
el aula un poco para distraerme.
Ella había tenido buenas intenciones, estableciéndome en una cita
como esta. Había pasado mucho tiempo desde que había dejado la casa en
tacones, y sabía que estaba tratando de ayudar, de encontrarme a alguien
para recuperar mi mojo. Pero la verdad era que había pasado tanto tiempo
que ni siquiera estaba segura de recordar lo que se sentía tenerlo en
primer lugar.
Había salido un poco en la secundaria, menos en la universidad, y
luego, al salir al mundo real, me había impresionado menos con cada
opción que me ofrecieron. No quería ser una perra, pero la mayoría de los
chicos que conocí parecían ser absolutamente mediocres. No habían
logrado nada con sus vidas y no parecían querer hacerlo. No estaba
hablando de necesitar una mansión y una carrera internacional de alto
vuelo, solo alguien con una pequeña ambición que no temiera compartirla
conmigo. Trabajé hasta mi trasero y me encantaba mi trabajo, y atravesé
una pequeña colección de hombres para quienes esa idea parecía

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increíblemente alejada. ¿Por qué perseguiría a alguien que estaba tan lejos
de lo que quería, que no podía ni siquiera envolver su cabeza en mi idea de
construir una carrera desde cero, haciendo algo que me encantara?
Luego estaban aquellos, por supuesto, que me trataron como si
estuviera un paso por debajo de ellos debido a mi trabajo. Parecían pensar
que la enseñanza en primaria consistía en usar colores brillantes, sonreír
todo el tiempo y poder contar hasta diez e identificar un triángulo. No
importa lo mucho que tratara de convencer a esos muchachos de que mi
trabajo tenía algo más que eso, solían asentir y sonreír y actuar como si
tuviera un pasatiempo en lugar de una carrera. No tenían hijos, por lo que
no entendían qué tan serio era este trabajo, cuánto me costaba, las
habilidades que requería para evitar que mi clase descendiera a un caos
total.
Y claro, sería sido bueno si este chico con el que mi mejor amiga me
había acomodado era diferente de ellos. Sería agradable pasar una noche
con un hombre que respetaba mi trabajo y yo el suyo. Disfrutaría una cita
con alguien que parecía un adulto mayor para variar, en lugar de todos
esos disfraces de hombres con los que me encontré sentada en cada cita
en los pasados cinco años. Pero no tenía muchas esperanzas. ¿Por qué
habría de hacerlo? Ya me habían decepcionado varias veces, y si sabía
algo, era mantener mis esperanzas firmemente en el lado bajo en el que me
llevaría a menos decepciones.
Volví mi atención a los promedios y comencé a trabajar en ellos una
vez más, dejándome perder en los números inquietos e irritantes una vez
más. Al menos, probablemente serían más atractivos que el hombre con el
que saldría la noche siguiente.

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9
HOLDEN
Me revisé en el espejo por lo que me pareció la milésima vez desde
que me puse el traje esa noche. Sentí que mi cerebro iba a salirse por mis
oídos, estaba corriendo tan rápido para tratar de darle sentido a lo que
estaba pasando.
—Te ves bien, papá. —Mi hijo apareció en la puerta, y me detuve y le
sonreí en el espejo.
—Gracias. —Me volví hacia él y suspiré profundamente—.
Simplemente no he hecho esto en mucho tiempo.
—¿Ya casi estás listo para irte? —Hunter señaló el reloj al lado del
espejo—. Creo que tenemos que irnos pronto.
—Sí, lo hacemos —estuve de acuerdo—. Gracias por recordármelo.
Con eso, empujé a Hunter en el auto y comencé a llevarlo a la casa de
Raymond. Había aceptado cuidar a Hunter por la noche mientras salía a
mi cita. Traté de disuadirlo, traté de decirle que necesitaba un poco más
de tiempo para acostumbrarme a la idea de salir una vez más, pero me dijo
alegremente que si tenía demasiado tiempo para pensar mucho en esto,
solo encontraría una manera de convencerme de no hacerlo y que no iba a
dejar que eso sucediera. Quiero decir, tenía razón, pero no me gustaba que
lo señalara de esa manera.
Así que salí del trabajo temprano el viernes por la noche y volví a casa
para ducharme y ponerme un traje bonito. Al menos me habían dejado
elegir el restaurante, y había elegido un lugar que me era familiar y que me
gustaba lo suficiente, pero no tanto como para arruinarlo si esta cita
terminaba dando un giro para peor. Lo que asumía en algún momento iba
a hacer.
—¿Estás emocionado? —preguntó Hunter con curiosidad mientras se
sentaba en el asiento del pasajero a mi lado. Me encogí de hombros.
—En realidad no —admití. Quería estar emocionado. Realmente lo
hacía, y era dulce que mi hijo quisiera que sintiera lo mismo, pero estaba
más nerviosa que otra cosa. ¿Qué diablos se suponía que debía hacer en

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una cita, después de todo? ¿Cuánto tiempo había pasado desde que salí
con una mujer? He hecho un buen trabajo escondiéndome en mi negocio
todo este tiempo, y me gustaba, francamente. No salía en citas, no hacía
cosas como esta.
Pero Hunter estaba emocionado por mí. Eso era obvio. Eso era lo que
me había impedido llamar a Raymond y decirle que se olvidara de la cita
de una vez por todas. Me di cuenta de que mi hijo estaba emocionado con
la idea de tener a una mujer en la casa, incluso si parecía tener algunos
conceptos erróneos acerca de lo rápido que pasarían las cosas después de
la cita de esta noche. Todas esas películas que había visto a lo largo de los
años lo habían convencido de que nos casaríamos si nos gustábamos, y
nada de lo que le decía parecía disuadirlo de ese hecho. Había hecho un
montón de preguntas sobre ella, sin captar por completo la noción de lo
que realmente era una cita a ciegas, y sabía que no quería nada más que
venir conmigo y conocerla por sí mismo. Lo cual era dulce, a su manera,
pero también lo último que necesitaba ahora.
Lo dejé con Raymond, y me dio un rápido abrazo antes de enviarme
en mi camino.
—Pásalo bien, papá —me dijo, y mi corazón se derritió un poco. Casi
cancelo todo esto para pasar la noche con Hunter en su lugar. Entonces vi
la mirada que Raymond me estaba dando por encima de su cabeza, y supe
que si no iba, Raymond me arrastraría allí. Así que me di la vuelta y me
dirigí al restaurante e intenté ignorar cuánto me sudaban las palmas y
cuán profundamente esperaba recibir la llamada de cancelado y que,
bueno, tuviéramos que olvidar todo esto por esta noche.
¿Cuál fue mi última cita en realidad? Retrocedí en mi mente e intenté
desenterrar algo y encontré una nada muerta. Antes de que naciera
Hunter, no era como si fuera algo tan serio como salir de citas. Acababas
conociendo a alguien en una fiesta, en un bar o en un antro, y si te
gustaba, comenzabas a salir con ella. No invitabas a la gente a cenas en
toda regla. Nadie tenía dinero para eso, y menos yo.
Me moví en mi asiento. ¿Podrían las personas a mi alrededor decir lo
fuera de lugar que estaba aquí? Algunas otras parejas me rodearon y, por
primera vez, noté que este lugar era muy romántico, con poca luz, mesas
blancas y relucientes detalles dorados en las paredes. Tal vez ella entraría
aquí y pensaría que estaba a punto de proponerle matrimonio.
Me eché hacia atrás y miré alrededor, tratando de imaginar el tipo de
mujer que Raymond y Olivia podrían haber elegido para mí. Amable,

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probablemente, ese sería el primer puerto de la escala. Antes, cuando era
más joven, alrededor del momento en que había hecho esto por última vez,
probablemente hubiera puesto en primer lugar la lista de cosas que
necesitaba de una posible compañera. Ahora con mi hijo en la foto,
necesitaba a alguien con paciencia y amabilidad para manejar a un niño
que a veces podía retraerse en sí mismo.
No me habían hablado mucho de ella, solo que llevaría una chaqueta
marrón y que la conocería cuando la viera, lo cual no estaba ayudando
exactamente a contener la salvaje ansiedad que corría por mi sistema en
ese momento. ¿Qué pasaría si entraba y estaba mirando mi teléfono, y
ponía los ojos en blanco y giraba sobre sus talones para salir de allí? ¿Qué
pasaba si su criterio principal era “atractivo” y me veía y decidía que no
estaba a la altura de sus estándares? No estaba seguro de que mi ego
pudiera tomar eso. ¿Qué pasaría si se acobardaba y ahora estaba sentada
en casa con un bote de helado en el regazo, agradeciéndole a sus estrellas
la suerte de no haber salido a esa estúpida cita a ciegas en que sus amigos
la habían metido...?
Y así, mis nervios siguieron. Había pasado los últimos diez años
tomando arriesgadas decisiones de negocios para mantener mi trabajo a
flote, pero esto, de alguna manera, era demasiado para mí. Alcancé mi
abrigo e ignoré al camarero que se dirigía en mi dirección para tomar mi
pedido de bebida. Solo quería quedarme solo y retirarme de este lugar en
paz.
Ahí, por supuesto, fue cuando la vi.
No a la mujer con la que tenía que salir en una cita, por supuesto. No,
eso hubiera sido demasiado fácil. No, puse los ojos en alguien que
reconocí, y sobre la última persona en la Tierra que quería ver en ese
momento.
Me hundí en mi asiento cuando vi a Autumn, la maestra de mi hijo,
por primera vez. Mi orgullo no me permitiría que me atrapara revisándola
allí. Podría pensar que me había levantado, y por alguna razón, la idea de
eso me hizo enfadar con molestia. Podría conseguir una cita. Se lo
demostraría. Podría verme en una cita con una mujer inteligente,
sofisticada y hermosa que mis amigos habían elegido para mí. Veríamos
cómo le parecería eso.
Tenía que admitir que se veía bien cuando se detuvo justo al otro lado
de la puerta y escaneó el restaurante, buscando a alguien, ¿Estaría
también en una cita a ciegas? Si lo estaba, quien estuviera aquí para ella

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estaría contento con lo que obtendría. Llevaba un vestido verde oscuro que
le llegaba por encima de la rodilla, mostrando sus piernas bien formadas y
dándole un generoso escote para arrancar. Su cabello rojo estaba recogido
en un moño desordenado, pero unos pocos mechones se habían escapado
y estaban enmarcando su rostro. Sus labios eran oscuros, de color rojo
baya, y quise hundir mis dientes en ellos. Rápidamente aparté la vista,
recordándome que no era a quien estaba aquí para ver. Estaba en el
mismo restaurante al mismo tiempo, y no era más que una coincidencia…
Entonces me golpeó como agua helada tirada sobre mi cabeza.
Lentamente me di la vuelta para verla y noté el tono de chaqueta que le
estaba entregando al guardarropa. Marrón. Un marrón chocolate profundo
e inconfundible. Y había estado mirando alrededor del restaurante cuando
había entrado, como si hubiera estado buscando a alguien. Me sorprendió
que pareciera que estaba en una cita a ciegas. Pero no había forma en el
infierno de que pudiera tener una cita a ciegas conmigo, ¿verdad?
Me senté allí, congelado en la mesa, mientras miraba alrededor de la
habitación una vez más, entrecerrando los ojos como si tratara de elegir a
alguien. Luego me vio, sentado solo en la mesa, y vi la misma expresión de
horror, conmoción y desesperada necesidad de salir corriendo por la
puerta y no mirar atrás, cruzar su cara. Me puse de pie cuando se acercó a
mí, y colocó sus manos en sus caderas y me miró desde el otro lado de la
mesa.
—Por favor, no me digas que estás aquí en una cita a ciegas —gimió, y
asentí lentamente.
—Me temo que sí —le contesté—. Nuestros amigos estúpidos, ¿eh?
—Nuestros estúpidos amigos —estuvo de acuerdo y negó. Los dos nos
quedamos allí por un largo momento.
¿Qué se supone que debíamos hacer ahora en nombre del santo
infierno? Quería irme, despedir a la noche y despedir a Raymond por eso
más tarde, y decirle que necesitaría el nombre completo, el cargo y,
preferiblemente, los detalles de seguridad social de cualquier persona con
quien quisiera arreglarme en el futuro. No es que fuera a saltar
exactamente ante la posibilidad de tener otra cita a ciegas después de que
esta explotara en mi cara en los primeros cinco minutos. Debería haberme
levantado para irme tan pronto como sentí la inclinación la primera vez.
Claro, me hubiera visto como un imbécil por cancelarla, pero al menos
hubiera sido mejor que estar sentado frente a la mesa de una mujer que

49
sabía que no me gustaba, de una mujer que se había atrevido a cuestionar
mis habilidades de crianza hace unos días antes.
—Bueno, saldré de aquí. —Fui a tomar mi teléfono donde lo había
dejado sobre la mesa—. Lamento haberte hecho perder tu tiempo...
—No, no te vayas. —Me interrumpió antes de que pudiera ir más
lejos, y la miré, con curiosidad por encontrar sinceridad en su voz.
—No quieres esta cita, ¿verdad? —le pregunté, levantando las cejas.
Me hubiera quedado atónito si hubiera querido otra cosa que no fuera ver
mi espalda.
—Siéntate un minuto, ¿quieres? —Señaló la silla frente a la de ella—.
Hay algo de lo que necesito hablar contigo.
La miré por un momento más y luego me senté con cuidado en mi
asiento, justo en el borde, como si pudiera saltar y correr en cualquier
momento si las cosas empeoraban. Pero, cuando me senté allí y miré a
esta mujer sentada frente a mí y recordé lo hermosa que se veía cuando
entró, vacilé. Tal vez nuestros amigos no habían hecho un trabajo tan
terrible después de todo.

50
10
AUTUMN
Me senté frente a Holden, mirándolo desde el otro lado de la mesa, y
me pregunté cómo demonios iba a decir esto para no sonar como una
persona completamente loca.
—No puedo creer que esto esté pasando. —Él negó con la cabeza una
vez más, recostándose en su asiento—. De todas las personas en la
ciudad...
—Y te ponen con el que nunca quieres volver a ver —completé los
espacios en blanco para él.
—Oye, nunca dije eso. —Levantó las manos a la defensiva—. Estaba
planeando evitar la escuela hasta que Hunter haya salido de tu clase, eso
es todo.
El más leve parpadeo de una sonrisa pasó por su rostro mientras
hablaba, y supe que esa era mi entrada.
—Sabes, quería disculparme por ese día —admití, pasándome las
manos por el cabello, sabiendo que estaba arruinando el moño en el que
había trabajado durante la mitad de la noche para que estuviera bien.
Supuse que ya no importaba ahora. No era como si estuviera tratando de
parecer sexy para este tipo.
—¿En serio? —Parecía sorprendido.
—Sí, realmente lo admito cuando me equivoco a veces —le contesté—.
Como, por ejemplo, ahora sé que estaba equivocada al aceptar esta cita.
Él rió. Fue un buen sonido, y me gustó, a pesar de mí misma.
—Pero mira, no actué tan profesionalmente como hubiera querido —
continué—. Y si tuviera la oportunidad de hacerlo de nuevo, cambiaría las
cosas, seguro. Así que lo siento por eso. Realmente lo siento.
—Gracias. —Asintió, y pude ver que significaba mucho para él
escuchar esas palabras salir de mi boca.
—No soy la más… —Busqué las palabras y pensé que ya habíamos
sobrepasado las marcas de pretender ser socialmente perfectos. Suspiré y

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jugué de nuevo con mi cabello—. No soy la persona más socialmente
agraciada del mundo —admití—. Lo entiendo. Y, a veces, puedo hacerme
cargo de lo que creo que es correcto antes de abordarlo de la forma en que
realmente va a ayudar, ¿sabes a qué me refiero?
—Creo que sí —dijo con un asentimiento. Se detuvo un momento, me
miró y volvió a hablar. No pude evitar notar lo mucho más suaves que se
veían sus ojos esta vez, ahora que no estaban todos ardiendo de ira
apuntando directamente a mí. Su traje también era bonito, de aspecto
caro, como el resto de él—. Lo aprecio porque sé de donde viene —me
dijo—. Sé que querías lo mejor para mi hijo, y cualquiera que se sienta así
está bien en mi libro.
—Bien. —Sonreí, y mi estómago gruñó en ese momento. Miré el
menú—. Mira, si te dijera que voy a pagar lo mío esta noche, ¿te
importaría si comiéramos aquí? —sugerí—. No es una cita, quiero decir.
Simplemente no quiero ir a casa y cocinar, y podría usar la compañía si
estás dispuesto a dármela.
Se detuvo por un momento, y una sonrisa arrugo las comisuras de
sus labios. Tenía una buena sonrisa, genuina y amplia como si lo
estuviera llenando desde los dedos de los pies.
—Sabes, eso suena bastante bien —admitió, y alcanzó su menú—. Me
gusta mucho la comida aquí.
—¿Escogiste este lugar? —Miré a mi alrededor, tomando en cuenta el
gasto total de este restaurante—. Debes ser bastante rico para pagar aquí.
—Estoy bien. —Se encogió de hombros, y me tapé la boca con la
mano y sacudí la cabeza.
—Oh, Dios mío, eso es tan grosero de mi parte —dije en voz baja—. Lo
siento, no quería ser...
—Oye, está bien. —Levantó la mano y se rió de nuevo—. Parece que
los dos somos bastante malos en esto, ¿eh?
—Parece que sí —estuve de acuerdo—. Aunque al menos todavía no
me has exigido mi salario.
—Iba a pedir los recibos de pago y una factura de energía con tu
nombre al final de la cita, pero ahora me has hecho pensar que esa no es
la mejor idea. —Él golpeó su dedo contra su barbilla, reflexionando con
falsa seriedad, y esta vez, me reí. En realidad era bastante gracioso.

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—Hagamos lo de esta noche para complacer a nuestros amigos, y
luego podemos salirnos de nuestros propios caminos —sugirió, y extendí
mi mano sobre la mesa hacia él, aliviada de que pudiéramos ser adultos
sobre esto.
—Suena genial —estuve de acuerdo, abrí el menú y comencé a
escanear la comida frente a mí.
Charlamos, y él me guio hacia los platos que creía que más me
gustarían en el menú. Fui con sus preferencias, y pronto, tuvimos una
pequeña selección de platos en la mesa frente a nosotros que los dos
comeríamos sin pausa. En una cita real, podría haber estado tratando de
pasar como delicada, fingir que no era un agujero de comida hambriento
que se atiborraría de todo lo que podía conseguir. No me preocupé
demasiado de que mi lápiz labial se manchara o de que mi cabello se
saliera de su lugar o de que mi vestido se viera demasiado ajustado en el
medio. De hecho, pude relajarme y pasar un buen rato, y me encontré
haciendo eso.
—¿Puedo preguntarte algo? —Me aparté de la mesa y tomé un largo
sorbo de mi vino mientras él inclinaba la cabeza—. ¿Por qué viniste a esta
cita en primer lugar? Perdóname si me equivoco, pero no pareces ser el
tipo de persona que va a una cita a ciegas.
—¿Qué significa eso? —Sonrió con interés, y me encogí de hombros.
—Quiero decir, parece que todo en tu vida es bueno —le dije—. Con
Hunter, con tu trabajo, con todo. Como si te gustara de esa forma. No
puedo imaginar que eso se traduzca en que tus amigos seleccionen parejas
para ti.
—Siendo honesto contigo... —Se inclinó sobre la mesa, como si
estuviera a punto de dejar caer alguna información escandalosa sobre
mí—. No he estado en una cita en casi diez años. No sé cómo buscar a
alguien para mí.
—¿Diez años? —Mis ojos se ensancharon—. ¿Qué, desde que llegó
Hunter?
—Más o menos. Estaba tan concentrado en el negocio y despegando
que nunca tuve la oportunidad de centrarme en otra cosa.
Sentí una punzada de reconocimiento ante sus palabras. ¿Cuántas
veces me había preguntado si hubiera estado un poco menos concentrada
en mi trabajo tal vez hubiera tenido un momento más fácil en la escena de

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citas? Era diferente para él, por supuesto, ya que estaba manejando un
negocio completo, pero aun así. Era mucho para los dos.
—Te entiendo. —Asentí—. Creo que esa es la razón por la que terminé
de instalarme en esta cita. Mi amiga trabaja conmigo, y ella probablemente
me quería fuera del aula.
—Bueno, solo vas a ser bueno en tu trabajo trabajando hasta tu
trasero —estuvo de acuerdo—. Lo entiendo. El trabajo es fácil, puedes
mantener el control en el trabajo. Con gente, no tanto.
—Entonces, tal vez ambos comencemos a rechazar citas a ciegas en el
futuro y encontrar a nuestra propia gente, ¿eh? —sugerí. Sacudió la
cabeza, sonriendo tristemente.
—¿Honestamente? —Me miró de nuevo, y tal vez era el vino, pero la
agudeza de sus ojos me sorprendió un poco. Eran penetrantes, del tipo
que parecían atravesarte y penetrar en tu alma.
—¿Sí? —Me encontré mirándome fijamente a esos ojos, apoyando mi
barbilla en mi mano mientras esperaba que él continuara.
—Creo que jamás saldría con alguien si no hubiera sido por ellos —
confesó—. Joder, iba a salir de esta cita. Si no hubiera sido por Hunter, lo
habría abandonado antes de haber elegido el restaurante.
—¿Y Hunter cambió tu opinión? —le pregunté—. ¿Qué dijo él?
—No dijo nada específico —dijo—. Fue como... es obvio que la idea de
que yo conozca a alguien realmente lo emocione, ¿sabes?
—Eso es realmente un poco dulce —comenté—. ¿Así que crees que
empezarás a salir de nuevo? ¿Por él?
—No me malinterpretes. Estoy seguro de que hay mucho que decir
para salir de la escena de citas yo mismo —comentó—. Estoy seguro de
que me alegraré de haberlo hecho cuando lo haga. Pero supongo que
necesitaba ese pequeño empujón para hacer que las cosas sucedan. Y
Hunter siempre ha sido ese impulso para mí. Para el negocio, para mí
como persona, para todo. Solo quiero darle todo lo que pueda. —Se detuvo,
se rió entre dientes y negó con la cabeza—. Lo siento. Supongo que he
bebido demasiado —se disculpó.
—En absoluto —respondí con firmeza—. Es tan bueno escuchar a
alguien hablar tan bien de su hijo, especialmente un padre. Te
sorprendería saber cuántos piensan que vamos a reírnos de ellos por

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atreverse a expresar una emoción, incluso si se trata de su propio hijo o
hija.
—Gracias —respondió—. Lo siento, no he hablado con nadie nuevo en
mucho tiempo, no de forma adecuada.
—Yo tampoco —admití—. Pero esto ha sido bueno. Una cita de
práctica, ¿verdad?
—Puedo brindar por eso —estuvo de acuerdo, y levantó su vaso y
tomó un sorbo—. Aunque no estoy seguro de dónde conoceré a mis citas
después de esto —dijo—. La mayoría de las mujeres con las que trabajo
están casadas, y no estoy seguro de que confíe en Raymond para que me
haga otra.
—¡Déjame hacer eso por ti! —sugerí—. Te conozco un poco mejor
ahora. Estoy segura de que podría encontrar algunas mujeres con las que
puedas salir.
—¿Tú crees? —Él arqueó una ceja.
—¿Estás bromeando? —Agité mi mano hacia él—. Mírate. Eres la foto
del elegible. Rico, guapo, joven, guapo, amable, un buen padre...
Cuando enumeré sus rasgos, me di cuenta de que estaba teniendo
dificultades para justificar por qué no iba por él yo misma. Todos eran
ciertos, por supuesto, pero eso no significaba que tuviéramos que estar
juntos. ¿Verdad?
Me aclaré la garganta y me moví en mi asiento.
—De todos modos. —Agité mi mano—. Lo que estoy diciendo es que
podré encontrar muchas mujeres que quieran salir contigo. En realidad
salgan contigo, quiero decir.
—Suena bien. —Él me sonrió.
Y con eso, seguimos hablando hasta que la mayor parte del resto del
restaurante se hubo desocupado y los camareros estaban flotando,
esperando que saliéramos. Conseguimos nuestras cuentas separadas, y
vacié lo último de mi vino.
—Bueno, esta ha sido una velada mucho más agradable de lo que
pensé que sería —le dije.
—Realmente lo ha sido —estuvo de acuerdo, levantándose y
extendiendo su mano hacia mí—. Un placer conocerte adecuadamente,
Autumn.

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—Encantada de conocerte también, Holden —le contesté, tomando su
mano. Debimos habernos visto tan graciosos a la gente que nos rodeaba,
pasar toda la noche juntos en un restaurante romántico y cerrar las cosas
con un apretón de manos. Pero se sentía bien, como la promesa de una
amistad, y podía usar tantos de los que pudiera conseguir. No es que me
hubiera importado algo más.
Dejé que mi mano permaneciera en la suya durante una fracción de
segundo por demasiado tiempo, luego la quité rápidamente y empujé ese
pensamiento a la parte de atrás de mi mente. No. No es así como
funcionaba esto. Las cosas con nosotros eran divertidas, eso era todo, y
además, había acordado ponerlo en contacto con alguien más. Solo
hablaba el vino, y debería salir antes de que algo de esa naturaleza
también empezara a salir de mi boca.
—Buenas noches, Holden. —Giré sobre mis talones y salí de allí, sin
siquiera hacer una pausa para escuchar qué me decía.

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11
HOLDEN
—¿Todos listos para irnos?
Hunter prácticamente saltaba de un pie a otro mientras esperaba que
nos preparáramos y, finalmente, me reí y revolví la parte superior de su
cabello.
—Sí, finalmente estamos listos para irnos —le dije—. ¿Raymond?
¿Tienes las llaves?
—Claro que sí. —Raymond las levantó.
Me hubiera reído de él con su equipo de pescador si no lo hubiera
visto una docena de veces. Un par de veces al año, los tres íbamos a
pescar por el lago fuera de la ciudad, y Raymond lo tomaría como una
excusa para ponerse zancos y un sombrero gigante como si estuviera a
punto de ir a bucear en el lago y luego escalando una montaña justo
después. La verdad es que probablemente rompería un par de cervezas al
lado del agua mientras nos ponemos al día con las cosas y tal vez
atrapamos uno o dos peces. Rara vez atrapábamos algo. Incluso si lo
hiciéramos, Hunter estaba llegando a esa edad en la que quería que los
devolviéramos. Pero no me importaba eso. Era la oportunidad de pasar un
tiempo con dos de mis personas favoritas en el mundo, y aprecié cualquier
oportunidad que tuviera.
—Ustedes, chicos, asegúrense de estar seguros, ahora —se quejó
Olivia mientras nos preparábamos para salir por la puerta—. Puedo
confiar en que los cuidarás, ¿verdad, Hunter?
—¡Por supuesto, señora! —respondió él, saludándola juguetonamente,
y pude ver el deleite en su rostro ante sus dulces modales pasados de
moda. Si había una cosa que no había sido negociable al criarlo, me había
asegurado de que fuera el niño más educado de la cuadra. Los modales
podrían hacerte llegar muy lejos si los usabas de la manera correcta y, a
juzgar por la diversión con la que lo estaba mirando allí mismo, habría
dicho que estaba aprendiendo lo que era para él.

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—Vamos, salgamos de aquí. —Raymond señaló la puerta, y agarré
una nevera llena de comida y bebidas y la levanté para sacarla. Ya
habíamos cargado el carro con cosas de pesca, y pronto estábamos listos
para irnos.
Hunter siempre dormía en los viajes en auto, lo que nos daba a
Raymond y a mí un poco de tiempo para ponernos al día con lo que había
sucedido durante el fin de semana. Sabía que había estado ansioso por
preguntarme sobre la cita a ciegas en la que me habían programado, y no
podía esperar para contarles lo que realmente había pasado esa noche.
—Entonces, ¿vas a decirme cómo fueron las cosas con esa mujer? —
preguntó Raymond con entusiasmo, y sonreí y sacudí la cabeza.
—Estuvo bien, lo admito. Lo pasé bien —comencé, y su rostro se
iluminó.
—¿Vas a salir con ella otra vez?
—No hay posibilidad. —Negué—. Bueno, no nada más que como una
amiga de todos modos.
Su rostro volvió a caer, y frunció el ceño, manteniendo los ojos en el
camino.
—¿Qué quieres decir?
—¿Esa amiga de la amiga de Olivia con la que me pusiste? Sí, resulta
que ella es la maestra de Hunter, la que me reprendió la semana anterior
sobre que él era demasiado solitario, ¿te acuerdas? —Terminé y las cejas
de Raymond se levantaron.
—Oh dem…—Se detuvo, con los ojos dirigiéndose a Hunter en el
asiento trasero—. Oh Dios, Holden. ¿Estás seguro?
—Seguro —le dije—. Y te juro por Dios que estaba a punto de
levantarme y salir de allí, pero luego se acercó y dijo que quería
disculparse por cómo habían pasado las cosas entre nosotros, que estaba
equivocada al confrontarme frente a Hunter y que nos debería haber dado
a todos un poco de espacio.
—Bueno, eso es una buena noticia —remarcó—. ¿Dijiste que lo
pasaste bien de todos modos?
—Sí, terminé pasándola muy bien. —Sonreí, recordando lo divertida
que había sido esa noche una vez que superamos las dificultades
iniciales—. Quiero decir, fue un poco incómodo al principio, pero rodamos

58
con los golpes, y cuando la presión disminuyó, terminó teniendo una
buena noche.
—¿Y qué hay de ella? ¿Qué pensó ella? —preguntó Raymond.
—Parecía feliz de tener a alguien con quien trabajar de nuevo —le dije
encogiéndome de hombros—. Quiero decir, di lo que quieras, pero los dos
habíamos estado fuera de escena durante mucho tiempo. Supongo que fue
agradable salir con alguien más que era tan inútil como nosotros.
—¿Y no pasó nada? —preguntó, mirándome con incredulidad en el
espejo—. ¿Nada en absoluto?
—Nada en absoluto —le contesté con firmeza. Sabía qué estaba
pescando, pero esa era la verdad. Claro, Autumn era linda y todo eso, pero
ella había dejado bastante claro esa noche que estábamos tan alejados el
uno del otro como era posible, y no iba a disuadirla de esa opinión cuando
era tan obviamente cierto. Ella era maestra, buena con los niños pero no
del todo con adultos, inteligente y guiada en una dirección completamente
diferente a la mía.
—Hmm. —Raymond golpeó sus dedos en el volante—. Entonces,
¿dijiste que podrías volver a verla?
—Creo que lo haré —concordé—. Ella dijo que se mantendría atenta a
los amigos con los que me organizarían, ya sabes, ahora que tuvimos la
cita de práctica fuera del camino.
—No me malinterpretes. Esa es una manera muy madura de verlo —
admitió—. Pero parece que ustedes tuvieron una cita divertida juntos.
¿Qué, la química física no estaba allí o algo así?
—Oh no, si había... —Me detuve antes de salir con algo demasiado
lascivo delante de mi hijo, incluso si él estaba durmiendo—. Ella era
hermosa. Pero yo no... —Me detuve y traté de encontrar las palabras para
describir lo que pasaba por mi mente. Raymond me observó por un
momento mientras nos detuvimos en un semáforo, y pude ver una pizca de
diversión en su rostro—. Ella no es mi tipo, eso es todo —terminé.
Así, él no podría necesitar más explicación que esa. No había nada
que pudieras hacer ante una diferencia tan fundamental, ¿verdad?
—De acuerdo. —Alejó el auto del semáforo y levantó las cejas—.
¿Estás tratando de convencerme de eso o a ti mismo?
Lo ignoré y dirigí la atención a la pesca cuando finalmente salimos de
la ciudad y nos dirigimos a nuestro lugar habitual. Hacía un poco de frío

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en esta época del año, pero eso significaba que sería más tranquilo
alrededor de estas partes, y tendríamos todo el espacio y el tiempo que
queríamos para pescar y charlar y beber cervezas de raíz juntos.
Desperté a Hunter cuando llegamos, y él salió del auto y nos ayudó a
preparar todo. Él tenía mucha práctica en esto ahora, y cada vez que
veníamos aquí, me maravillaba de lo mucho más grande y fuerte que se
había vuelto. A menudo me olvidaba, al verlo todos los días, los cambios
que él experimentaba aparentemente de la noche a la mañana. Era salvaje,
al darse cuenta de que los cambios se habían materializado, cómo podría
cargar fácilmente un refrigerador lleno de comida o lanzar un par de cañas
de pescar sobre su hombro cuando en el mismo momento del año pasado,
hubiera luchado por pensar siquiera en hacer lo mismo.
El lugar era tan hermoso como siempre lo había sido. Raymond y yo
vinimos por primera vez aquí la semana después de comenzar el negocio,
cuando le dije que no necesitaba nada más que tomar un descanso de las
pantallas de computadora y mirar algo hermoso por un tiempo. Él me
había llevado a este lago que él y su papá solían frecuentar, y me había
enamorado de él en el acto. Los pinos llenaban las montañas que nos
rodeaban, y en el otro lado había una ciudad en la que a veces nos
deteníamos para pedir comida caliente si las cosas se ponían demasiado
frías para mi gusto. El agua estaba crujiente y clara y rodaba por
kilómetros, y, en el pálido y acuoso sol que estaba logrando bajar ese día,
dejé que eso me alejara. Fue bueno estar fuera de la ciudad. Había sido
una semana estresante, por una razón u otra, y necesitaba
desesperadamente este descanso.
Nos dirigimos hacia el lago y tomamos nuestro lugar normal allí,
Raymond y yo bebiendo una cerveza barata y Hunter una raíz. Conversé
con mi hijo sobre lo que estaba sucediendo en la escuela, y él me contó
todos los chismes que necesitaba saber, quién era amigo de quién, quién
se había peleado con quién, quién estaba celebrando su fiesta de
cumpleaños en dónde. Fue divertido, las cosas de pequeñas apuestas,
especialmente porque Hunter lo trató con una seriedad tan absoluta y
mortal.
—Oh, oye, creo que atrapé uno —me dijo Raymond de repente,
cortándome la mediación cuando su línea comenzó a temblar de forma
errática. Me puse de pie y fui a ayudarlo, pero antes de que pudiéramos
sacar algo, se nos escapó.

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—Ah, bueno, quizás la próxima vez —le dije, golpeando a Raymond en
el hombro. Se encogió de hombros. La cerveza eliminó cualquier decepción
que pudiera haber sentido por eso, descubrí.
Hunter se dirigió al borde del agua para inspeccionar las piedras y
rocas que había allí, y mientras lo observaba, Raymond comenzó a asarme
una vez más.
—¿Entonces no tienes ningún sentimiento por esta maestra?
—Ya te dije que no. —Lo miré—. ¿Por qué preguntas?
—Porque pasaste todo el día preguntándole sobre la escuela. —Asintió
hacia a mi hijo—. Estás tratando de averiguar si le cae bien ella.
—De acuerdo, ¿y de dónde obtuviste tu licenciatura en psicología? —
le respondí, mirándole—. Realmente no siento nada por ella. Las cosas no
son así entre nosotros. Es así de simple. Me gustó, claro, pero eso fue todo.
—¿Cómo se llama? —preguntó en voz alta.
—Autumn —le contesté a la vez—. Autumn Becks.
Y me di cuenta de que estaba diciendo el nombre con algún tipo de
reverencia, como si estuviera adorando en el altar el sonido de eso en mis
labios. Puse los ojos en blanco, reprendiéndome por dejar que la cerveza
me alcanzara y evocar sentimientos que estaba muy seguro de no tener.
Arrojé una de las latas vacías de vuelta a la nevera y decidí que sería la
última. Cuando me volví para ver cómo estaba Hunter, estaba un poco
más cerca de mí de lo que pensaba, y probablemente me había escuchado
hablar de ir a una cita con su maestra. Para mi sorpresa, en lugar de
actuar asustado o raro, tenía una gran sonrisa en su rostro, como si todo
esto de alguna manera fuera exactamente de acuerdo con el plan.

61
12
AUTUMN
—Así que, ¿finalmente me contarás las primicias de tu cita? —
preguntó Zoe con entusiasmo, y agité mi mano y la enganché a través de
su brazo.
—Honestamente, ni siquiera creo que me creerías si te lo dijera —
admití—. ¿Puedo conseguir un café primero? Siento que voy a necesitar
uno para contar esta historia correctamente.
—Oh, fue así de bien, ¿eh? —comentó mientras nos dirigíamos a
nuestro lugar habitual. Nos dirigíamos al centro comercial, aparentemente
porque Zoe necesitaba conseguir un atuendo para una boda a la que
asistía con su familia, pero en realidad porque era una oportunidad para
que me interrogara sobre esa cita de la que había estado deseando
enterarse desde entonces. Regresé de allí.
Nos acomodamos en nuestra mesa habitual en la cafetería, y ella
arqueó los dedos y me miró por encima de ellos como si fuera una
supervillana cobarde.
—Dime lo que pasó. —Me sonrió profundamente—. ¿Fue genial?
Apuesto que fue genial. Pareces una mujer que tuvo una cita increíble en
el pasado cercano.
—No te esfuerces en algo dándote una palmadita en la espalda —le
advertí—. No vas a creer esto, pero en realidad me pusiste en contacto con
el padre de Hunter. Te acuerdas. ¿Con el que peleé la semana pasada
cuando terminó reprochándome su privacidad? ¿Ese?
—Jodido infierno. —Se golpeó la boca con la mano y me abrió los
ojos—. ¿Me estás jodiendo ahora mismo?
—No. —Negué—. Entré, y allí estaba él, esperándome.
—¿Y qué hiciste?
—Bueno, me acerqué a él y le dije que lamentaba lo que sucedió
cuando nos conocimos —le dije—. Lo que apestaba porque odio tener que
admitir que estaba equivocada. Pero entonces... no sé, estábamos
charlando un poco, y decidí quedarme y comer con él.

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—¿Así que realmente conseguiste tu cita después de todo? —
Aplaudió—. Mira, te dije que fue algo bueno.
—Bueno, la cosa era que, no estoy seguro de que fuera realmente una
cita. —Negué—. Quiero decir, teniendo en cuenta cómo nos conocimos, no
creo que podamos superar eso. Y los dos no habíamos estado saliendo con
nadie por mucho tiempo, así que decidimos que lo trataríamos como una
cita de práctica.
—¿Una cita de práctica? —Arqueó una ceja—. ¿Y qué, por favor dime,
es eso?
—Al igual que, sacaríamos todas las cosas incómodas de modo que
las siguientes personas con las que salgamos podrían quedar totalmente
deslumbradas por nuestro encanto e ingenio —expliqué—. No es que estoy
exactamente saltando para ir a otra cita otra vez, pero entiendes la idea.
—Hmm. —Arqueó una ceja—. Y él estuvo de acuerdo con esto,
¿verdad?
—Sí, pareció gustarle la idea. —Me encogí de hombros—. Pasamos la
noche juntos hablando, y fue divertido. Seguramente podría vernos a los
dos haciéndonos amigos. Tiene un mejor sentido del humor de lo que
pensé al principio.
—Bueno, posiblemente no podría ser peor —admitió, inclinando la
cabeza hacia mí. Había algo en la forma en que me miraba como si supiera
algo que yo no sabía—. Así que los dos cenaron juntos.
Fruncí mis labios, tratando de entender su punto. Ella ya sabía todo
esto.
—Sí.
—¿Y él dijo que quería verte otra vez al final? ¿Y que se lo ha pasado
bien?
—Palabras a tal efecto. —Agité mi mano.
—¿Estás segura de que él piensa que esto es platónico? —se preguntó
en voz alta, y yo puse los ojos en blanco.
—Es posible que los hombres y las mujeres sean amigos, ya sabes —
le recordé, y ella levantó las manos.
—Mira, no estoy tratando de decir que no pueden serlo —se
defendió—. Solo estoy diciendo... piénsalo un poco, ¿quieres? Demasiadas
suposiciones y todo eso.

63
—¿Eh?
—La respuesta más probable es probablemente la correcta —explicó—
. Para mí, parece que tienes un hombre que quiere verte de nuevo, no
importa lo que eso implique.
—Está bien, ahora estoy segura de que solo querías planearme una
buena cita —la regañé juguetonamente.
—Sí, bueno, no me gusta cuando me equivoco. —Levantó las manos—
. Y creo que suena como si realmente le gustaras.
—Bueno, tal vez él lo hace —le dije—. Pero está tan alejado de mi tipo.
Quiero decir, él es un gran negocio... chico, eso no se va a casar conmigo
porque tengo una carrera propia, ¿verdad? Sobre todo teniendo en cuenta
que tiene un hijo.
—Siempre te gustó Hunter —comentó juguetonamente—. Tal vez
podrías ser una buena madrastra para él.
—Y tal vez necesitas sacar tu cabeza de la parte de atrás y dejar de
pensar en mi vida —le devolví el fuego, levantando las cejas hacia ella—.
En serio, no hay nada entre nosotros dos. Esto es todo lo que necesitas
saber.
—Sí, claro, claro. —Tamborileaba sus dedos en su barbilla—.
¿Cuándo lo verás de nuevo?
—No lo sé. —Me encogí de hombros—. Cuando lo haga, será para
poder conocerlo un poco mejor y así encontrarle a alguien más adecuado
para que vaya a una cita.
—Mm-hmm. —Me lanzó una mirada de incredulidad—. Bien, sí.
Perfecto.
Me di cuenta de que no me creía, y seguir adelante iba a demostrar su
punto dentro de esa cabeza suya. Debería haberlo dejado, pero no pude.
Odiaba la idea de que alguien se alejara de una conversación conmigo con
la idea equivocada.
—Creo que Hunter podría necesitar a una mujer a su alrededor —le
dije—. No yo, sino alguien que realmente pueda darle toda la atención que
merece. ¿Eso es tan malo?
—En absoluto. —Me miró, claramente divertida—. De ningún modo.
Con eso, decidí renunciar a la conversación e ir de compras. Muy
pronto, me había olvidado de Holden y Hunter y de todo lo demás. A veces
olvidaba lo divertido que era salir con Zoe fuera del trabajo y lo divertidos

64
que estábamos juntas. Me hizo reír tanto, paseando por los vestuarios con
una variedad de vestidos terribles que nunca iba a comprar pero que no
podía resistir probar. Finalmente, se decidió por un vestido verde endeble
que se aferraba a su figura de una manera casi escandalosa.
—¿Estás segura de que es la elección correcta para una boda? —me
pregunté en voz alta mientras se dirigía al escritorio del cajero con ella.
Ella se encogió de hombros.
—Este es por si hay alguien allí con quien pueda conectar —me dijo
alegremente, me reí y la seguí hasta el mostrador. Si hubiera podido
encontrar mi camino hacia su confianza, no habría estado tan mal con mi
vida de pareja, eso era seguro.
La acompañé a su casa y le di un abrazo fuera de la puerta, donde
ella se echó hacia atrás y me miró por un largo momento. Sabía lo que
pasaba por su mente antes de que saliera de su boca.
—Ni siquiera lo digas. —Levanté mi dedo para detener su
conversación, pero ella no estaba teniendo nada de eso.
—Solo digo, ten cuidado con Holden —me dijo—. Parece que... no sé,
tal vez haya más cosas de las que sabes, ¿de acuerdo?
—Sé mucho. —Agité mi mano, desechando sus preocupaciones—. Soy
una niña grande y puedo cuidarme a mí misma cuando se trata de cosas
como esta.
—Sí, sí, seguro que puedes. —Me sonrió—. Solo digo. Si le gustas, tal
vez eso no sea lo peor en todo el mundo, ¿verdad?
—Tal vez sea así —le concedí para que dejara de hablar sobre eso—.
Está bien, te veré en el trabajo, ¿de acuerdo? Gracias por hoy. Lo
necesitaba.
—En cualquier momento —respondió y me dio otro rápido abrazo
antes de que desapareciera dentro de su apartamento y me dejara regresar
a casa sola. Sin embargo, no me importó la caminata, ya que me dio un
poco de tiempo para reflexionar sobre lo que había estado diciendo.
Holden no me pareció el tipo de persona que se contuvo cuando supo
cómo se sentía. No habría llegado a ninguna parte en el negocio si se
hubiera pasado todo el tiempo bailando alrededor de los puntos en
cuestión y no se hubiera manifestado abiertamente y hubiera declarado lo
que quería. No había tardado en decirme lo que había pensado de mí
cuando intenté intervenir en las cosas con Hunter.

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Pero entonces, no había salido en mucho tiempo, igual que yo. Desde
que Hunter nació, me lo había dicho. Entonces tal vez estaba un poco...
¿nervioso? Tal vez no sabía cómo expresarse cuando se encontraba con
alguien que le gustaba. Tal vez necesitaba un poco de guía. Tal vez Zoe
tenía razón, y en realidad le gustaba.
Alejé ese pensamiento de mi cabeza inmediatamente. Incluso si lo
hiciera, no estaba segura de que algo pudiera haber funcionado entre
nosotros. Él tenía un hijo, después de todo, y mientras lo amaba, no
estaba segura de querer asumir el rol de madre en el trabajo y en el hogar.
Y él se había mostrado a la defensiva antes, un poco afilado alrededor de
los bordes, y no estaba segura de que quisiera trabajar para encontrar su
centro blando. Además, me había dicho que había sido una cita de
práctica, y esto era en la vida real, no en una fantasía donde nada era lo
que parecía, y nadie podía salir y decir lo que realmente quería.
Cuando llegué a casa, revisé mi correo electrónico y vi su dirección en
mi libro de contactos recientemente usados. Sería agradable volver a verlo,
solo para tranquilizarme sobre lo que realmente estaba pasando entre
nosotros dos. Y para conocerlo mejor, así podía estar segura de que con
quien sea que lo organizara sería un buen partido.
Le envié un correo electrónico, sugiriéndole que los dos almorzáramos
juntos. Dejé en claro que solo era platónico, lo mejor que pude, y puse mi
dedo sobre el botón de enviar por un momento antes de que enviarlo. No
tenía nada que perder, ¿verdad? Sería una buena forma de pasar una
tarde con un chico que me pareció divertido. Zoe estaba hablando locuras
cuando salió con todas esas cosas sobre cómo a él gustaba. Me lo habría
dicho. Bésame. Encontré mis dedos tocando sobre mis labios como si
estuviera imitando la sensación de su boca en la mía y rápidamente dejé
caer mi mano a mi lado. Hombre, realmente necesitaba encontrar a
alguien con quien salir adecuadamente, más temprano que tarde.
No esperaba escuchar una respuesta de él tan rápido, pero un minuto
o dos más tarde, una respuesta estaba en mi bandeja de entrada. Dudé
por un momento antes de abrirla, sintiéndome, por alguna razón, un poco
nerviosa al pensar que él me estaría rechazando.
—Eso suena genial —concordó—. Pero si no te importa, me gustaría
llevar tu cerebro a algo diferente. ¿Te gustaría el domingo, a la una, en el
centro comercial de Bull Street?
Sonreí ampliamente y me mordí el labio, preguntándome qué
demonios necesitaba con mi cerebro. Sea lo que sea, estaba deseando

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descubrirlo. Rápidamente respondí afirmativamente y me recosté en mi
asiento, sonriendo. Esto iba a ser divertido. Lo podía sentir en mis huesos.

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13
HOLDEN

Esperaba a Autumn fuera del centro comercial, mi pierna se movía


nerviosamente mientras escudriñaba a la multitud y esperaba que
apareciera. No debería haber elegido un día tan ocupado para reunirme
con ella. ¿Qué, pensé que no iba a reconocerla o algo así? Sabía cómo era.
De hecho, la imagen de ella con ese vestido cuando había entrado en el
restaurante estaba grabada en mi cerebro, y me encontré rememorándola
mucho.
Entonces, de repente, salió de entre la multitud de gente que estaba
frente a mí, y una sonrisa se extendió por toda mi cara. Me sentí aliviado
de que hubiera aparecido. Por alguna razón, había estado nervioso toda la
mañana por la idea de encontrarme con ella aquí, como si fuera a cambiar
de opinión y no aparecer en el último segundo. Eso me dijo todo lo que
necesitaba saber sobre la última vez que salí con alguien, en los viejos
tiempos, cuando era una posibilidad real, cuando a nadie le importaban
los modales o la amabilidad básica.
Autumn llevaba un suéter verde y vaqueros, el cabello suelto
alrededor de sus hombros, y se sonrojó cuando puso sus ojos sobre mí. El
color de su suéter hacía que su cabello brillara casi sobrenaturalmente
alrededor de su cara, y me dirigí hacia ella para saludarla mientras se
acercaba a mí.
—Hola. —Me dio un abrazo rápido, y estuve rodeado por el olor de su
perfume por un momento. Floral y ligeramente pulverizado, parecía que le
quedaba bien, un aroma suave y delicado. Me aparté de su abrazo y
enderecé mi camisa, y ella levantó las cejas expectante.
—Entonces, ¿en qué quieres que te ayude exactamente? —me
preguntó, y respiré hondo. Había tenido la intención de hacer esto durante
años, y ahora que tenía a una mujer aquí para que me ayudara, esperaba
poder hacerlo sin tener que elegir algo totalmente horrible.
—Necesito un traje nuevo —le dije, inclinando la cabeza hacia un lado
mientras hablaba para poder leer su reacción—. Y esperaba que pudieras
echarme una mano.
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—¿Hablas en serio? —Se rió, toda su cara iluminada.
—Totalmente. —Me encogí de hombros—.Sigo planeando comprar
uno nuevo, pero siempre se me olvida porque estoy seguro de que voy a
elegir algo malo. Me vendría bien una mano que me guiara en esto.
—Bueno, supongo que si voy a conseguirte novia, necesito
asegurarme de que te veas bien —contestó juguetona, pasando sus manos
por su largo cabello rojo y sonriendo—. ¿Me invitas a comer después?
—Claro —acepté de inmediato.
—Entonces estoy dentro. ¿Por dónde quieres empezar a buscar?
—Es tu elección. —Hice un gesto al centro comercial, ella enganchó
su brazo en el mío y comenzó a llevarme a su primera tienda preferida.
—Este lugar es bastante caro, pero probablemente puedas
permitírtelo —me dijo, y puso los ojos en blanco y se rió una vez más—. Lo
siento, a veces me oigo hablar y sé que salgo con la mierda más tonta. No
quiero sonar tan grosera, lo prometo.
—No, está bien —le aseguré, sorprendido de decirlo en serio.
Normalmente, me habría irritado alguien con labios tan sueltos, pero en
ella, parecía encantador. Tal vez eso tenía algo que ver con lo bien que se
sentía al tener su brazo alrededor del mío de esa manera, su peso, la
facilidad con la que estaba cerca de mí. Jesús, necesitaba salir en una cita
real, si este nivel de contacto ya me hacía pensar mal.
—Bien, pero tienes que decirme si me estoy volviendo demasiado
grosera para ti —me advirtió—. Necesito que me impidas hacer el ridículo
en todas estas tiendas de lujo.
—Haré lo mejor que pueda —le prometí cuando llegamos a la puerta
de un lugar lustroso y minimalista que nunca había visto antes—.
¿Empezamos aquí?
—Claro que sí. —Se dirigió hacia adentro—. Siempre he pasado por
este lugar y pensé que los trajes de la ventana parecían tan geniales. —
Suspiró mientras empezaba a caminar un poco reverentemente por la
tienda.
—Uh.... —Miré alrededor de algunos de los maniquíes. Eran bastante
vanguardistas, por no decir mucho. Parecía el tipo de cosa que un joven
actor podría usar en la alfombra roja, y no estaba seguro de poder hacerlo
como padre soltero y hombre de negocios.

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—¡Oh, mira esto! —Se detuvo junto a un traje azul marino con una
camisa azul a cuadros debajo y una corbata roja crujiente en la parte
superior, y un pañuelo a juego metido en el bolsillo.
—Eso es un poco progresista para mí —comenté, y ella puso los ojos
en blanco.
—¡Oh, vamos, esto te quedaría genial! —argumentó. Pude ver al
vendedor, un tipo que parecía un poco más joven que yo, mirándola con
desconfianza.
—¿Podemos empezar con algo un poco más anticuado primero? —le
sugerí y ella volvió a poner los ojos en blanco y dejó escapar un largo
suspiro.
—Supongo que sí. —Sonrió, y con eso, se dirigió a la parte trasera de
la tienda para echar un vistazo a los trajes que eran un poco más de mi
estilo.
Estaba tan metida en esto que no pude evitar ponerme al día un poco.
La mayoría de la ropa que elegía estos días era para Hunter, no para mí, y
hacía tiempo que había olvidado lo que se sentía al comprar para mí. Tenía
algunos trajes que había comprado en los primeros días de la gestión de la
empresa, pero eso era todo, y todos estaban desesperadamente fuera de
moda ahora de todos modos.
—Háblame de tu negocio —me preguntó, mientras salíamos de una
tienda y empezábamos a ir a otra.
—¿Qué quieres saber? —le pregunté, y ella se encogió de hombros.
—¿La has estado dirigiendo desde que llegó Hunter?
—Justo después —le dije—. Supongo que quería llevar mi vida con un
recién nacido y un negocio a la vez.
—¿Así que diriges el lugar tú solo? preguntó, y asentí de nuevo.
—Sí, siempre quise ser el único que tuviera el control absoluto. Sé
que suena un poco extraño, pero me gusta que las cosas sean como yo
quiero que sean. Tengo mis razones.
—Ooh, misterioso —bromeó, poniéndose el cabello por encima del
hombro y moviendo los dedos de forma bruja—. ¿Voy a descubrir alguna
vez cuáles son esas razones, por casualidad?
Dudé por un momento. Nunca había sido sincero en decir a nadie la
verdad de lo que había pasado entre la madre de Hunter y yo, por qué se
había ido y qué me había llevado al lugar donde estaba hoy en mi trabajo,

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pero por alguna razón, la forma en que me miraba me hizo querer abrirme.
Supuse que eso era parte de por qué ella era tan buena en su trabajo,
porque era tan simple para que la gente le dijera la verdad.
Negué y agité la mano. No quería contarle todo, no cuando estábamos
teniendo un día tan agradable juntos hasta ahora.
—Tal vez en otra ocasión —le sugerí, y ella se encogió de hombros y
dirigió su atención a la ventana de al lado.
—También me gusta esta tienda. —Apretó el dedo contra el vidrio—.
Deberíamos entrar y mirar. Son un poco más anticuados, pero quizá sea
más de tu estilo.
—¿Me estás llamando viejo? —Le levanté las cejas y ella sonrió.
—Sólo digo que, a juzgar por tu gusto en trajes, alguien podría
suponer que lo eres —contestó dulcemente, y yo negué y la seguí hasta la
tienda.
Normalmente, no habría dejado que nadie me hablara así. Podía ser
hipersensible, lo sabía, pero años en el mundo de los negocios me habían
enseñado a tratar de sentir todo lo que alguien estaba sintiendo antes de
que supieran que lo estaban sintiendo. Era lo que me había llevado hasta
donde estoy con la compañía, pero a veces me encontraba reaccionando
exageradamente a la gente cuando decían cosas benignas. Pero con ella,
me encontraba lo suficientemente relajado como para poder reírme de sus
comentarios, a veces bruscos. De hecho, habría llegado incluso a decir que
lo estaba pasando muy bien.
Revisamos casi todas las tiendas del centro comercial, y no pude
encontrar nada que me pareciera adecuado. Cada uno de los que me
sacaba, encontraba un pequeño detalle equivocado. En el fondo de mi
mente, sabía que era porque no quería que este día terminara todavía.
Estaba pasando un buen rato con ella, y a veces era divertido olvidarme de
todas mis responsabilidades por un tiempo y hacer el tonto de esta
manera. Y estar con ella era divertido, estaba teniendo un gran momento,
incluso. Si esto es lo que realmente podría haber sido una cita, no lo
habría evitado por tanto tiempo.
Eventualmente, habíamos pasado por todas las tiendas del centro
comercial, y aun así no había encontrado algo que se ajustara a mis
estándares. Puso sus manos en las caderas y me sacudió la cabeza cuando
salimos de la última.

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—Bueno, no estoy segura de qué más podemos hacer. —Suspiró,
exhausta. Y luego una sonrisa se extendió por su cara.
—¿Qué pasa? —pregunté con cautela, y ella me tomó de la mano.
Sentí un zumbido de chispas pasar de mis dedos a los de ella y traté de
ignorarlas.
—Ven y pruébate ese traje en el primer lugar que entramos —sugirió
ella—. No tienes nada que perder.
—No estoy seguro...
—Vamos, por mí —me suplicó, miré a esos hermosos ojos verdes y me
encontré vacilando. Debería haber podido decir que no, por el amor de
Dios, pero no quería. Quería complacerla, y ella me estaba dando una ruta
directa para hacerlo.
—Bien. —Asentí—. Lo intentaré, pero no prometo nada.
—Tener la mente abierta es todo lo que pido. —Me soltó la mano y
sentí como si hubiera aterrizado de nuevo en el mundo real con un ruido
sordo. La seguí de vuelta a la tienda y me paré frente al traje una vez más.
—No estoy seguro de esto —le advertí, y me miró con esa mirada, a la
que me costaba tanto decirle que no.
—Sólo pruébatelo —ordenó, e hizo señas a la asistente para que me
buscara uno de mi talla para probarlo. Le puse una cara cuando me lo dio
y le eché un vistazo.
—Si me veo como un tonto, te culparé a ti —le advertí, y me dirigí al
vestuario. Me desnudé rápidamente y me puse el traje, y luego me miré en
el espejo. Y tuve que admitir que me veía bien.
Lo que yo había pensado que me haría parecer tonto y de aspecto
juvenil, me parecía moderno y fresco ahora que lo llevaba puesto. Me veía
totalmente diferente. Tal vez era algo más que el traje. Tal vez era por la
mirada en mi cara, el brillo en mis ojos. Y eso tenía más que ver con la
mujer que había elegido este traje para mí.
—Bueno, ¿cómo se ve? —llamó a través de la puerta con
impaciencia—. Me estoy empezando a ver espeluznante alrededor de los
vestuarios de esta manera.
Habló tan fuerte que la mitad de la tienda debió haberla oído, y no
pude evitar negar y reírme de ese pensamiento. Me miré por última vez en
el espejo y luego abrí la puerta para que ella pudiera mirarme.

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—Míralo tú misma —le dije con una sonrisa y la observé para ver su
reacción, sintiéndome más ligero de lo que me había sentido en meses.

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14
AUTUMN
—¿Y bien? ¿Qué piensas?
Tan pronto como salió del vestidor, supe que este era el traje para él.
Podría haber hecho una mueca antes, pero se veía fantástico en él,
moderno, fresco y nuevo, llevando su aspecto de forma correcta. Y oye,
tenía que admitir que se veía bastante guapo encima de todo. No es que
me molestara cómo se veía, pero aun así.
—Me encanta —le dije con firmeza, y me acerqué para arreglar los
hombros y el polvo en la parte delantera. Nunca había hecho eso antes en
mi vida, pero quería… ¿tocarlo? Eso sonaba mucho menos espeluznante
en mi cabeza. Me alejé rápidamente, dejando que mis manos cayeran a
mis costados, y asentí con aprobación al verlo así—. Te ves increíble —le
aseguré, y miró el traje, negó y sonrió.
—Sabes, nunca hubiera pensado en algo como esto si no hubiera sido
por ti —dijo—. Así que gracias. Me salvaste de conseguir algo terrible.
—Es la cosa perfecta para cualquier cita en que te programe —
comenté, y pude ver su rostro caer ligeramente. No estaba segura de por
qué, ya que habíamos hablado extensamente sobre el tema de las citas
antes. Tal vez había sido un día largo, y estaba cansado. Eso podría ser.
—Sí, claro. —Miró hacia los vestuarios—. Voy a quitarme esto y
pagarlo, y luego creo que te debo el almuerzo, ¿no?
—Claro que sí —estuve de acuerdo, y lo observé mientras caminaba
de regreso al vestuario y corrió la cortina. Le di algo de privacidad,
deambulando para mirar los pañuelos de bolsillo sin hacer nada. Encontré
que mi mente se dirigía a qué tipo de cita le enviaría con un traje así, algo
elegante, pero divertido, como un menú de degustación en un restaurante
moderno. Sentí que mi corazón se retorcía ligeramente en mi pecho y lo
ignoré. Estaba nerviosa por ponerlo en contacto con la mujer adecuada,
eso era todo.
Salió con el traje y pagó por este, y yo enlacé mi brazo a través del
suyo nuevamente cuando salíamos de la tienda.

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—Entonces, ¿dónde almorzamos? —le pregunté, y sonrió.
—En realidad creo que tengo el lugar perfecto —me dijo—. Solía ir allí
todo el tiempo antes que el negocio despegara.
—Adelante. —Agité mi mano, y me sacó del centro comercial y
recorrió un par de calles laterales, y antes de darme cuenta, estaba parada
frente a una pequeña cafetería con grandes ventanales y cómodas sillas
esparcidas alrededor del piso interior.
—Solía vivir no muy lejos de aquí cuando nació Hunter —explicó
mientras se dirigía hacia adentro—. Tenían una mejor conexión a internet
que la que yo tenía en ese entonces, así que venía a trabajar todo el
tiempo.
—¿Y lo calificas?
—El mejor lugar de la ciudad. —Abrió la puerta para mí e hizo un
gesto para que entrara. No podía recordar la última vez que alguien me
había sostenido una puerta, pero era el tipo de cosas a las que una chica
se acostumbraría.
Nos sentamos y pedí un café y algo de la colección artesanal de
sándwiches que habían colocado debajo del vaso en el mostrador. Se unió
a mí en una de las mesas bajas y tomó un largo sorbo de su café con
leche.
—Hombre, estar aquí me trae muchos recuerdos. —Negó. Sonreí.
Había algo en este día, tan sencillo y tonto como había sido, que había
satisfecho algo en mí que ni siquiera sabía que estaba despierto.
—Todavía no puedo creer que comenzaras tu propio negocio cuando
estabas criando a un recién nacido. —Todavía no tenía idea de lo que le
había pasado a la madre de Hunter y, a juzgar por su reacción la última
vez que lo mencioné, tuve la sensación era mejor para mí si me guardaba
algún comentario sobre ese asunto.
—Yo tampoco —dijo—. Así es como eres cuando eres joven, ¿no?
Energía ilimitada todo el tiempo, y no puedes imaginar que nada sea
diferente.
—Te entiendo. —Levanté mi taza de café hacia él y tomé un sorbo.
Hablaba bien de lo mucho que me gustaba que pudiera pasar tiempo con
él sin una copa o tres de vino. La conversación fluyó con tanta facilidad,
tal vez incluso mejor, que la primera noche, como si los dos pudiéramos
relajarnos ahora que sabíamos que no estábamos tratando de impresionar
al otro en un sentido de citas.
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Charlamos un poco más durante el almuerzo, sobre su trabajo y
sobre el mío y sobre cómo terminé haciendo lo que estaba haciendo.
Teníamos más en común de lo que pensaba, aunque estábamos en
extremos completamente diferentes del espectro de la carrera. Habría
asumido que pasaba todo el tiempo que podía en el trabajo, pero me dijo
que estaba trabajando duro para poder salir de la oficina sin estresarse y
pasar más tiempo con su hijo. Pensé que eso era dulce como el infierno y
probablemente explicaba por qué se había dirigido a mí por consejos sobre
citas. No había salido con nadie desde que llegó su hijo, y no podía
imaginarme lo solo que debía haber sido para él, criar a un hijo cuando el
resto de sus compañeros salían de fiesta y se lo pasaban bien. No es de
extrañar que quisiera ponerse al día con esa vida ahora.
—Bueno, solo puedo agradecerte por toda tu ayuda. —Extendió su
mano hacia mí cuando estábamos afuera, y yo me reí y la aparté.
—Eso es un poco formal, ¿no crees? —lo molesté, y fui a darle un
abrazo. Parecía un poco sorprendido, pero levantó los brazos para
envolverlos alrededor de mí por un momento, e inhalé el dulce aroma de
su loción para después del afeitado, masculino y clásico, como él. Caro,
como él.
Me aparté rápidamente y me arreglé el suéter, luego volví a prestarle
atención.
—Gracias por hoy —le dije—. Pase un muy buen rato. Mejor que
conseguir el almuerzo, seguro.
—Gracias por ayudarme a elegir un traje que no me hace parecer que
tengo mil años —respondió, y le sonreí.
—Sabes, voy a tener que encontrar a una mujer para ir con ese traje
—comenté—. Siento que te conozco lo suficientemente bien ahora.
Empezaré a buscar, a ver a quién puedo encontrar…
—¿No crees que deberías pasar un poco más de tiempo con Hunter y
conmigo primero? —me interrumpió—. Solo para que sepas con qué tipo
de dinámica estamos trabajando.
—Eh, supongo que sí. —Asentí—. En realidad, sí, eso suena como
una buena idea. Vamos a hacer eso. Me llamas y podemos resolver algo,
¿de acuerdo?
—Lo haré. —Me lanzó otra de esas sonrisas raras, pero que aceleran
mi corazón y se giró para irse. Lo observé mientras se iba y me mordí el

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labio. Me costaba mucho imaginarlo luchando por conseguir mujeres, pero
me había reclutado por ayuda. O algo completamente distinto.
No, no iba a dejarme pensar así. Era una amiga haciendo un favor a
otro amigo. Porque eso era todo lo que era, esa era la razón para pensar
que era de todos modos. Claro, había parecido dispuesto a pasar más
tiempo conmigo, pero eso no era nada. Valoraba a su hijo y quería
asegurarse que cualquier persona con la que lo estableciera fuera
compatible con el niño y con su dinámica como dúo padre-hijo. Lo
entiendo. Había trabajado con niños durante toda mi carrera, y entendía
mejor que la mayoría de las personas lo difícil que podría ser encontrar a
alguien que pudiera entrar cómodamente en ese mundo.
Sin embargo, mientras me dirigía a casa, no podía dejar de esperar
verlo de nuevo. Lo que era, como dije, totalmente loco porque no era nada
más que platónico. De ambos lados. ¿No es así? De cualquier manera,
estaba emocionada de verlo de nuevo. Como amigo, por supuesto.
Regresé a mi casa, pero mi cerebro aún estaba funcionando a lo que
parecía un kilómetro por minuto, y luché por mantener mi cabeza recta,
así que decidí llamar a Zoe. Era mi primera opción para entender bien
estas cosas, la voz de la razón cuando más lo necesitaba. Y maldita sea,
pero la necesitaba aquí y ahora.
—¿Qué pasa? —Bostezó por la línea.
—¿Cómo es que estás cansada? ¡Es la mitad de la tarde! —la regañé
juguetonamente.
—Oye, tuve una larga anoche —respondió—. ¿Qué hay de ti? ¿Qué
piensas hacer? ¿Quieres salir y hacer algo?
—No, acabo de volver de hacer algo en realidad —respondí, y
prácticamente pude escuchar sus orejas levantadas en el otro extremo de
la línea.
—¿Oh? —me incitó—. Cuéntame.
—Estaba saliendo con Holden, ¿recuerdas? —le recordé—. Salimos a
almorzar y lo ayudé a elegir un traje.
—Así que estabas en una cita con él —me corrigió, e hice una mueca
a pesar que al menos estaba un poco en lo cierto.
—Estaba llegando a conocerlo mejor.
—Yendo a una cita con él —repitió, me reí y negué.

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—No vas a soltar esto, ¿verdad? Somos un par de personas que
buscamos ayudarnos mutuamente.
—¿La verdad? No, no planeo hacerlo —respondió y bostezó de nuevo.
Pude escuchar el crujido de su viejo sofá cuando se apoyó contra las
almohadas y esperó a que continuara—. Entonces, ¿qué pasó? —preguntó
con curiosidad, y apreté mis labios. No estaba segura de cuánto de esto
quería decirle.
—Bueno, como dije, necesitaba que lo ayudara a elegir un traje, así
que lo hice, y encontramos algo realmente genial —expliqué—. Luego me
llevó a un café al que solía ir cuando vivía en la zona.
—Sí, eso es una cita —confirmó—. Y una linda. Entonces, ¿qué pasó
después de eso? Me estás llamando por una razón, lo sé.
—Le estaba diciendo que probablemente lo conocía lo suficientemente
bien como para comenzar a organizarlo con personas —le expliqué—. Pero
luego sugirió que pasara un poco más de tiempo con él y con Hunter
primero.
—Porque quiere verte de nuevo —señaló—. Porque ustedes están
saliendo indiscutiblemente.
—Cierto, sí, ahora lo recuerdo —le respondí, sabiendo que se había
quedado atascada en esto y que no la disuadiría—. Entonces, ¿por qué fue
una noche larga? ¿Algo emocionante?
—No mucho, pero te informaré de todos modos —respondió, y pronto
me perdí en una conversación con Zoe sobre su noche, sobre el trabajo,
sobre los padres que no podíamos soportar. Pero en el fondo de mi mente,
estaba comenzando a inclinarme hacia Holden una vez más y qué había
planeado exactamente para los tres cuando nos viéramos la próxima vez.
No podía esperar para averiguarlo.

78
15
HOLDEN
Raymond nos sirvió una taza de café mientras Hunter ayudaba a
Olivia en la cocina. Hunter siempre se había llevado bien con la esposa de
mi mejor amigo, y ella lo había tratado como a un bebé de práctica,
preparándose para cuando los suyos llegaran. Estaban cocinando algo,
estaba bastante seguro. Podía oírles reírse y reírse mientras trabajaban
juntos.
—Entonces, ¿qué te parece? —Raymond se sentó frente a mí y me dio
una taza, y yo alejé la mirada de la cocina y la volví a él.
—¿Hmm? Oh, con la compañía. —Asentí. Habíamos estado hablando
de trabajo, un diseño nuestro que parecía haber llamado la atención de
una empresa de la ciudad. Parecía que les gustaba su aspecto, pero iban y
venían por un precio más bajo, que yo no les iba a dar—. Creo que se lo
van a llevar —le dije—. De hecho, estoy seguro de ello. Sólo necesitan
entender que no van a encontrar a nadie mejor por este precio, y creo que
estarán de acuerdo con ello.
—Correcto. —Raymond se sentó en una silla frente a mí y se pellizcó
el puente de la nariz. Reconocí muy bien el cansancio en su cara. El bebé
se había ido recientemente a dormir arriba, y probablemente estaba
contento por la paz a la que se estaba aferrando en este momento.
—¿Estás cansado?
—Ni siquiera sabía que era posible estar tan agotado —respondió,
tomando un sorbo de su café como si fuera lo único que lo mantenía
erguido—. No tengo ni idea de cómo hiciste esto con un negocio que dirigir
también.
—La gente sigue diciéndome eso últimamente —murmuré, recordando
que Autumn lo había mencionado un par de veces cuando estábamos
juntos. O tal vez fue que sus palabras tenían el hábito de meterse en mi
cabeza. De una forma u otra.

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—Sí, bueno, siento que apenas tengo un momento para respirar, y no
estoy dirigiendo un negocio. —Se inclinó hacia atrás y me miró por un
momento—. ¿Seguro que no eres una especie de superhombre?
—Puede que lo fuera en ese entonces, pero estoy seguro de que ahora
no. —Me reí.
—¿Alguna vez pensaste en dejar el negocio por un tiempo? —
preguntó—. Quiero decir, probablemente has hecho suficiente dinero para
mantenerte a ti y a Hunter y a cualquier niño que tengas para toda la vida,
¿no?
—Sí, probablemente. —Estuve de acuerdo—. Supongo que.... me
gusta dirigir la empresa, eso es todo. Me dio un propósito cuando no
sentía que tenía uno.
—No estás planeando expandirte, ¿verdad? --- Presionó, y yo agité la
cabeza.
—No, no quiero que las cosas sean más grandes de lo que ya son —
admití—. Ya es bastante difícil tal y como es ahora, equilibrando todo. No
quiero más de lo que ya tengo.
—Claro. —Se movió en su asiento y me miró por un momento.
Raymond me conocía lo suficientemente bien como para que a veces
sintiera que podía mirarme directamente y ver a través de mí, y no estaba
seguro si lo apreciaba como una habilidad suya o no.
—Quiero hacerme un nombre, por Hunter —le contesté, aunque sabía
que no estaba tratando de atacarme. No sabía por qué sentía el impulso de
defenderme, tal vez porque había empezado a cuestionar mis propias
elecciones de vida recientemente, y eso me hacía dudar de todo lo que
había hecho con mi vida hasta ese momento.
—Lo entiendo —contestó. Raymond había estado conmigo el tiempo
suficiente como para saber qué me había impulsado a iniciar la compañía
en primer lugar, y esa era una herida en la que no quería meter los
dedos—. Pero no puedes vivir toda tu vida tratando de hacer lo correcto,
amigo. —Se inclinó hacia mí.
En la cocina, Hunter soltó una carcajada y yo sonreí mientras me
giraba en la dirección de donde venía. Fue tan bueno oírlo feliz e
interactuando con alguien más. Desde que Autumn me citó y me hizo
saber lo que pensaba sobre su desarrollo, yo había sido hiperconsciente de
la forma en que él interactuaba con otras personas. Había estado seguro
de que era totalmente normal que un niño de su edad quisiera contenerse

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un poco, ser su propia persona antes de empezar a involucrar a otros. Así
era yo cuando tenía su edad. Pero ella lo sabía mejor que yo. ¿A cuántas
clases había asistido, ayudando a niños como Hunter en las partes
difíciles? Debí haberla tomado en serio desde el principio, no haberme
desentendido como si quisiera atacarme personalmente.
—Lo sé, lo sé. —Volví a la conversación que teníamos entre manos—.
Y le he superado. Ya ni siquiera pienso en ella.
—Está bien. —Ladeó una ceja, y yo sabía que no cría lo que le decía.
Y lo entendía. Había pasado la mayor parte de mi vida adulta haciendo
todo lo que podía para demostrarle a la madre de Hunter que estaba
equivocada sobre mí, sobre el tipo de persona que estaba convencida que
yo era.
—Oye, hablando de mujeres. —Se inclinó hacia delante con interés—.
¿Qué está pasando contigo y esa mujer?
—Oh, ¿la cita a ciegas? —Hablé tan bien como pude, aunque la sola
mención de su nombre hizo que mi pulso se acelerara más de lo que
debería—. Sí, supongo que las cosas van bien. Como amigos, sin embargo.
—Hmm. —Levantó su otra ceja—. Sólo amigos, ¿eh?
—Sí, así es —respondí con firmeza, tratando de convencerme a mí
mismo tanto como a él—. Me ayudó a elegir un traje el otro día, dice que
me va a encontrar unas citas para ponérmelo.
—Oh, ¿es ella ahora? —Raymond sonrió ampliamente—. Suena
divertido. ¿Cómo te sientes al respecto?
—Honestamente, sé que debería volver a salir —admití—, pero no
estoy seguro de encontrar a alguien que encaje con Hunter y conmigo,
¿sabes? Eso parece una posibilidad remota.
—¿Un tipo como tú, con tu éxito, con un lindo hijo? —comentó
Raymond—. No creo que vayas a tener tantos problemas.
—Me halagas —contesté secamente—. Pero no han estado llamando a
mi puerta en los últimos nueve años.
—Oye, no es como si hubieras abierto esa puerta para comprobarlo —
señaló, y yo ladeé la cabeza, concediendo el punto.
—Supongo que tienes razón —estuve de acuerdo—. Pero he estado
muy ocupado. No veo eso cambiando a corto plazo.
—Pero lo hará, ahora que Hunter es mayor —señaló—. Vas a tener
más y más tiempo cuanto más mayor se haga, ¿no crees?

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—Supongo que no quiero eso todavía —confesé—. Que se aleje de mí,
quiero decir. Quiero que sea su propia persona, pero hemos sido nosotros
dos por tanto tiempo, ¿sabes?
—Bueno, puede que tengas más suerte de la que crees. —Levantó las
manos—. Hay muchas mujeres que encajarían con ustedes. Alguien bueno
con los niños. Una profesora de escuela, así, sin pensarlo mucho.
—Oh, vamos. —Le puse los ojos en blanco—. Sabes que podemos ser
amigos y eso está bien, ¿verdad?
—Sí, sí. Entonces, ¿la vas a ver otra vez? ¿Para qué te presente
potenciales citas para ti?
—En realidad, lo haremos. —Una sonrisa se extendió por mi cara—.
Estoy deseando que llegue el día, por si sirve de algo.
—Dime, ¿qué vas a hacer con ella? —preguntó—. ¿Algo platónico, sin
lugar a dudas?
—Vamos a salir en el yate. —Me encogí de hombros, y él escupió en
su café.
—Lo siento, ¿qué?
—Quería conocerla mejor —le dije—. Necesita conocernos a mí y a
Hunter si quiere encontrar a una mujer adecuada para los dos.
—¿Sacarla en tu yate? —comentó—. Está hecho a medida para
impresionarla, debes saberlo.
—Sólo le estoy mostrando cuál es la realidad de mi vida —le contesté
con calma. Sabía de dónde venía. Podía ver por qué pensó que yo venía
aquí para decir qué tipo de persona era, pero no era así. No importaba lo
mucho que él parecía esperar que lo fuera.
—Sí, pero la realidad de tu vida es que no pasas tanto tiempo en esa
cosa, ¿verdad? —me recordó.
—Sí, pero a Hunter le encanta, y quiero mostrarle cómo es fuera de la
escuela —le expliqué—. Ella sólo lo conoce como el chico callado de su
clase, y quiero que vea que es mucho más que eso.
—Y demostrarle que tienes más de lo que se ve a simple vista, ¿no? —
añadió Raymond. Negué, sin querer admitir que tenía razón. Quiero decir,
si a ella le gustaba el yate, incluso si estaba un poco impresionada por él,
entonces eso no era tan malo, ¿verdad? Le mostraba todo lo que venía con
mi vida, para que pudiera relacionarme mejor con alguien que compartía o
quería compartir el mismo estilo de vida que yo.

82
—Bueno, sólo digo que el yate es mucho —dijo Raymond riendo—. No
puedo imaginarme cómo reaccionaría si alguien me mostrara algo así en
las primeras citas.
—No son citas, ¿recuerdas? —le corrijo—. Somos amigos. Todo esto es
para tratar de encontrarme una cita en primer lugar.
—Mm-hmm, sí, claro. —Asintió, con los ojos muy abiertos y con una
mirada seria, como si no se creyera ni una palabra de lo que salía de mi
boca.
—¿Crees que el yate es demasiado? —le pregunté. No había estado
con nadie nuevo en mi vida personal durante tanto tiempo, que no tenía ni
idea de dónde estaba la línea entre lo apropiado y lo jodido.
—Tal vez —dijo, levantando una mano para evitar cualquier
protesta—. Pero si dices que es platónico, y ella lo tiene claro también, no
veo mucho problema. Al menos sabes que va a recordarlo.
—Correcto. —Me acomodé de nuevo en mi asiento, algo más
satisfecho de lo que había estado. Aun así, no podía evitar la sensación de
que tal vez tenía razón en que esto era demasiado.
—¡Papá! —Una voz vino de la cocina, y levanté la vista, saliendo del
lugar extraño de mi cabeza en el que me había ido por un minuto. Pasé
mis manos por encima de la cabeza y me puse de pie, dirigiéndome a
buscar a mi hijo.
—¿Qué pasa, pequeñín? —le pregunté, sonriendo a Olivia para
saludarla mientras me unía a ellos.
—Acabamos de terminar de hacer galletas —me dijo Olivia—. Y
Hunter quiere que pruebes una.
—Déjame tomar mi café y volveré enseguida —dije, mirando el lote de
galletas recién hechas que estaban colocadas en el mostrador frente a
ellos. Se veían bien, tenía que admitirlo. Sonreí mientras me dirigía a
tomar mi taza, feliz de pasar un rato con las personas que más amaba en
el mundo. No es de extrañar que nunca me hubiera molestado en buscar a
alguien nuevo. ¿Por qué lo haría si ya estaba rodeado de tanta gente
increíble?
Aun así, mi mente se desvió hacia ella y hacia nuestro día en el yate
que había planeado. No podía esperar a ver la expresión de su cara cuando
viera lo que había preparado para nosotros. De hecho, no podía esperar a
ver su cara, punto. Y tal vez había más de lo que me hubiera gustado
admitir. Incluso para mí mismo.
83
16
AUTUMN

Puse mis manos en las caderas y vigilé la cafetería. Todo parecía ser
como debería ser, grupos de amigos sentados, charlando, riendo, moviendo
las piernas y agitando los brazos como si estuvieran felices de estar allí.
Bueno, excepto un niño. El chico en el que había estado centrada las
últimas semanas.
Observé a Hunter durante un rato mientras se sentaba al final de una
de las mesas, recogiendo su almuerzo y mirando fijamente a un lugar en
algún lugar del espacio al otro lado de la habitación. Los otros niños de la
mesa no parecían estar diciéndole nada, no se metían con él
específicamente. Actuaban como si no estuviera allí. Miró en su dirección
un par de veces, con los ojos esperanzados, y luego volvió a su comida,
como si creyera que no valía la pena intentarlo y acercarse a ellos. Hice
una mueca de dolor, y sabía que tenía que ir a hablar con él. No soportaba
verlo sentado ahí solo. No me parecía justo ni correcto.
Había otro monitor de almuerzo ese día, le levanté las cejas e incliné
mi barbilla hacia Hunter para hacerle saber lo que planeaba hacer. Él me
devolvió la sonrisa, haciéndome saber que estaba listo para ir, y yo me
dirigí hacia el niño y me senté junto a él. Dios, siempre me olvidaba de lo
bajos que eran estos asientos. Tuve que plantar un pie firme en el suelo
para asegurarme de que no me iba a tambalear en el acto.
—¿Te importa si me uno a ti? —le pregunté suavemente, y Hunter me
miró y se encogió de hombros.
—No. —Agitó la cabeza. Su comida estaba casi sin comer, y sentí otro
zumbido de preocupación. Un niño en crecimiento como él necesitaba toda
la nutrición que pudiera recibir en su cuerpo, y esto no era exactamente
alentador.
—¿Cómo estás hoy? —le pregunté, moviendo mi cabeza en su
dirección, y se encogió de hombros de nuevo.
—Bien —contestó—. ¿Cómo estás tú?

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—Estoy muy bien, gracias —le dije. Tenía modales impecables. Tenía
que concederle eso, igual que su padre. Me sonrojé al pensar en Holden y
lo empujé rápidamente al fondo de mi mente. Esto no era sobre él. Era
sobre Hunter—. ¿Así que te gusta comer solo? —le pregunté.
Hunter me echó un vistazo. No era un niño estúpido, y probablemente
sabía que su falta de entusiasmo por los otros niños de su clase no pasaba
desapercibida para el personal. Además, tenía que estar al tanto de lo que
estaba pasando con su padre, y sabía que lo que estaba pasando entre
nosotros no era exactamente un procedimiento estándar.
—Supongo —contestó, recogiendo su paquete de papas fritas como si
se hubiera dado cuenta de que no estaba comiendo.
—¿Puedo preguntarte algo? —Me acerqué un poco más como si fuera
a compartir un secreto con él y esperé a que asintiera—. ¿Por qué no te
gusta sentarte con los otros niños?
Arrugué la frente como si fuera un misterio genuino para mí que
necesitaba su ayuda para entender. Miró más allá de mí hacia el pequeño
grupo al otro lado de la mesa, todos los cuales explotaron en risas en ese
mismo momento. Me devolvió la mirada y agitó la cabeza.
—No soy lo suficientemente genial para ellos —me dijo, y mi corazón
se hundió. Una cosa era que los niños quedaran fuera de algunos grupos
sociales por parte de sus compañeros. La dinámica a esta edad era difícil,
y al menos podíamos intervenir para asegurarnos de que se incluyeran
donde pudiéramos fomentarla. Pero era casi imposible cuando esa división
provenía de esta exclusión autoimpuesta, cuando el niño en cuestión
claramente no creía que sería capaz de hacer algo para formar parte del
grupo.
—Eso no es verdad —protesté—. Eres genial, Hunter. Además, eso no
es lo único que puedes hacer para ser amigo de alguien. Hay muchas
cualidades más allá de lo genial.
—Pero eso es lo que les importa —contestó, un poco desanimado.
Habría sido totalmente inapropiado, pero no quería nada más que darle un
gran abrazo a este chico y decirle que todo iba a salir bien. Pero ya lo
estaba eligiendo lo suficiente entre la multitud. Cualquier cosa más, y los
otros niños empezarían a darse cuenta, y eso sólo iba a empeorar la
situación.
—Tampoco creo que eso sea cierto. —Agité la cabeza, pero pude ver
que esta conversación no estaba ayudando mucho, así que decidí cambiar

85
hacia algo un poco más agradable—. Oye, voy a visitarte a ti y a tu padre
este fin de semana, ¿verdad? —le recordé. La cara de Hunter se iluminó
instantáneamente, y sentí una ola de alivio de que me las había arreglado
para moverme hacia algo un poco más positivo.
—¡Sí, así es! —contestó sonriendo.
—¿Estás deseando que llegue? —le pregunté. Sabía que esta era una
situación extraña, pero no era la primera vez que veía a los padres de un
estudiante fuera de la escuela, y tampoco sería la última. Sabía que me
estaba excusando a mí misma en cuanto a por qué sentía ese zumbido en
mi pecho cada vez que pensaba en Holden y pasaba más tiempo con él,
pero esa atracción inicial se desvanecería con el tiempo. Una vez que
pasáramos más tiempo juntos, podría verlo como el verdadero amigo
platónico que era.
—Sí. —Hunter asintió excitado—. Mi padre dice que vamos a...
Se detuvo brevemente y entrecerró los ojos ante mí, y casi me pongo a
reír a carcajadas. A veces, de vez en cuando, los niños con los que
trabajaba hacían algo tan asombrosamente adulto que me tomaba un
segundo recordar que eran niños, no pequeños adultos atrapados dentro
de pequeños cuerpos. Esta era una de esas veces, cuando Hunter intentó
silenciosamente analizar algo sin revelar demasiado.
—¿Ya te ha dicho lo que vamos a hacer? —preguntó Hunter, y yo
agité la cabeza.
—No, no lo ha hecho —admití—. ¿Lo sabes? ¿Puedes decírmelo?
—Tiene que ser una sorpresa —contestó Hunter misteriosamente, y
yo hice una mueca y luego sonreí.
—Bueno, supongo que tendré que esperar y ver entonces —concedí—.
¿Es divertido? ¿Puedes al menos decirme eso?
—Es muy divertido —dijo emocionado.
—Eso es todo lo que quería oír. —Le di una palmadita en el hombro y
me puse de pie. Había notado que un par de los otros niños miraban en
nuestra dirección, y no quería que ninguno de ellos escuchara nuestra
conversación y asumiera que Hunter estaba recibiendo un trato especial
que no estaban recibiendo. Volví a mi lugar en la cabecera del comedor,
vigilando los procedimientos, pero no podía dejar de sonreír porque me
imaginaba lo que me esperaba para este fin de semana.

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Volví a mi aula, donde tenía una hora libre antes de que llegara mi
siguiente grupo. Volví a prestar atención a las calificaciones, los números
ya estaban bailando frente a mis ojos antes de empezar. Cuando Zoe
apareció en la puerta, cerré mis libros de inmediato, contenta de tener la
oportunidad de posponerlos un poco más.
—Hola. —Zoe entró en mi aula y se apoyó en una de las sillitas frente
a mi escritorio—. ¿Cómo va todo?
—Bastante bien —respondí—. Tengo algo de tiempo para mí y trato de
ponerme al día con estas notas.
—¿Así que lo que estás diciendo es que estás buscando a alguien que
venga aquí y te distraiga? —Sonrió.
—Por favor. —Le devolví la sonrisa—. ¿Cómo van las cosas contigo?
—No van mal —contestó—. Te vi hablando con Hunter en el almuerzo.
¿Está todo bien con él?
—Creo que sí. Estoy un poco preocupada por él. Ya sabes cómo es
esto. No parece tener muchos amigos alrededor, y creo que está
empezando a afectarle.
—Ah, sí, me di cuenta de eso también. —Puso una mueca de dolor—.
¿Crees que lo superará, o crees que es algo a más largo plazo?
—Es difícil de decir ahora mismo. —Agité la cabeza—. Parece que
viene más de él que de los otros chicos, así que eso es al menos algo.
—Sí, buen punto —estuvo de acuerdo—. ¿Vas a hacer algo
interesante este fin de semana?
—En realidad, voy a ver a Holden —le dije, sin pensarlo. Antes me
había regado a mencionarle lo mío con Holden y Hunter, pero se me
escapó antes de que pudiera contenerme. Me levantó las cejas.
—¿Ah, sí? —dijo—. ¿Qué está pasando?
—Holden sugirió que pasáramos más tiempo juntos —respondí
encogiéndome de hombros—. Para verles a los dos juntos antes de que le
empareje con alguien.
—Así que lo que estás diciendo es que te está llevando a una cita —
comentó, con las cejas levantadas—. ¿Qué van a hacer exactamente?
—En realidad, aún no lo sé —admití—. Dice que quiere que sea una
sorpresa.
—Una cita sorpresa —continuó. Le meneé la cabeza.

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—No es nada de eso —le dije, usando la mejor voz de maestra con la
esperanza de que entendiera el mensaje—. ¿Realmente crees que me
pediría que lo emparejara con otra persona si quisiera salir conmigo?
Bastante contraintuitivo, ¿no?
—Buen punto. —Levantó las manos—. O tal vez esta es una forma de
que te conozca mejor sin la presión de salir con alguien.
—Mira, su hijo va a estar allí con nosotros —le recordé—. ¿Qué clase
de cita sería esa?
—Una en la que tiene una negación plausible y puede decir que es
platónico —sugirió con una sonrisa burlona. Le eché un vistazo, y levantó
las manos—. Mira, sólo digo que este tipo parece querer pasar mucho
tiempo contigo e involucrarte en gran parte de su vida —explicó.
—Sí, hace eso también —protesté—. De eso se trata, ser amigos.
—Sí, pero no te lleva a citas especiales súper secretas —señaló. Tuve
que admitir ese punto. Me incliné hacia atrás en mi asiento y agité la
cabeza.
—No es nada de eso —respondí con firmeza—. Sólo quiere conocerme
mejor, y yo también, para asegurarme de que estoy eligiendo a la mujer
adecuada para él.
—¿Y tú no podrías ser esa mujer? —insistió una vez más y luego agitó
la cabeza—. Lo siento, lo siento, he terminado.
— Es sólo una salida —le aseguré y me di cuenta de que también
estaba hablando conmigo misma. Fue difícil para mí convencerme de que
esto era realmente platónico, pero tenía que entenderlo. Era lo que él
quería, y era lo mejor para mí también. Ambos éramos tan inexpertos con
las citas, tan desconectados de cómo funcionaba. Seguramente
terminaríamos jodiéndolo si tratáramos de engancharnos el uno con el
otro.
— Por supuesto. —Asintió—. Espero que la pasen muy bien.
— Yo también. —Estuve de acuerdo, y sentí esa borrosa sensación de
emoción una vez más al pensar en pasar todo el día con Holden. Lo ignoré
y le pregunté acerca de sus planes de fin de semana para distraerme,
esperando que esos sentimientos se hubieran desvanecido para cuando mi
cita con Holden llegara.

88
17
HOLDEN
—De acuerdo, ¿estás casi listo para irnos?
Era domingo por la mañana, el día de mi viaje en el yate con Autumn,
y estaba teniendo un momento difícil conteniendo mi entusiasmo.
—¡Sí! —Hunter salió de su habitación, ya con la chaqueta y los
deportivos, preparado para estar en agua durante el día. Sonreí ante su
visión. Había estado hablando de esto durante días, y ahora finalmente
estaba aquí.
—¿Ansías esto? —le pregunté, y asintió.
—Ella es muy agradable —dijo efusivamente—. Quiero saber cómo es
fuera de la escuela. Nunca he visto a una profesora fuera de la escuela.
—¿Tienes un pequeño enamoramiento, amigo? —me burlé, y se
sonrojó con fuerza pero no pudo evitar sonreír.
—¡No! —exclamó significativamente, pero sabía que me estaba
mintiendo. En realidad era bastante dulce. No lo culpaba por tener una
debilidad por ella. Si hubiese tenido una profesora como ella cuando tenía
su edad, me habría sentido del mismo modo. Y era agradable verlo
entusiasmado por algo para variar. A veces, se retiraría a su habitación y
permanecería allí durante la tarde, sin importar si le ofrecía ver una
película, la televisión o pasar tiempo conmigo. Ansiaba pasar tiempo de
calidad con él, incluso si eso también incluía a Autumn.
De hecho, especialmente si también incluía a Autumn. Esta no era la
parte que debería entusiasmarme, pero estaba deseando mostrarle estas
partes de mi vida a Autumn. Había trabajado muy duro por todo lo que
tenía, y estaba bien ser capaz de estar un poco orgulloso por ello, usarlo
para impresionar. No es que importaba si ella estaba impresionada o no,
por supuesto. No lo estaba haciendo para demostrarle algo. Pero podía
aumentar mi prestigio a ojos de las potenciales citas que ella elegiría por
mí, y eso solo podía ser algo bueno, ¿verdad?
Escuché un golpe en la puerta, y palmeé en el hombro a Hunter y fue
a responder. Le había dado mi dirección y pedido que se reuniese aquí

89
conmigo, así no adivinaría qué íbamos a hacer hoy. Quería ver la mirada
en su rostro cunado lo averiguase.
Abrí la puerta y la encontré allí de pie con un jersey azul claro y
vaqueros. Me sonrió cuando me vio y señaló su ropa.
—Intenté elegir lo que más encajase con cualquier actividad que pude
pensar —señaló—. Pero si estás planeando llevarnos a un restaurante
elegante, puede que tengamos un pequeño problema.
—No, te ves perfecta —contesté rápidamente antes que pudiese
considerar cómo sonaría saliendo de mi boca. Rápidamente me aparté a
un lado y le indiqué que entrase. Pasó junto a mí y sonrió, tan cerca que
pude oler su perfume. Tragué saliva e intenté comportarme—. Aquí, deja
que te lo muestre.
Le sonreí y miró alrededor del pasillo de entrada. Estaba seriamente
orgulloso de esta casa, dado lo duro que había trabajado por ella, y
deseaba enseñársela apropiadamente.
—Sí, claro. —Pareció un poco reticente a pesar de asentir. Me
pregunté por qué, pero no persistí en ello. Esto era poco convencional, por
supuesto, pero seguramente ella sería capaz de superarlo. Después de
todo, ella había sido la que vino aquí en primer lugar, la que accedió a este
día juntos.
Le mostré la casa mientras Hunter terminó de preparar sus cosas, y
podía decir que para cuando llegamos a la tercera habitación estaba un
poco aburrida. No fue maleducada, sino que simplemente siguió adelante
amablemente, claramente esperando que terminase. Me importó, pero no
lo demostré. Sabía lo expresiva y entusiasta que podía ser, y esto era
directamente lo opuesto a eso. Tal vez el diseño de interiores no le
interesaba. Después de todo yo diseñaba para ganarme la vida, así que me
gustaba que todo en mi casa fuese justo como es.
—¿Estamos preparados para irnos? —preguntó Hunter, saltando en el
sitio mientras volvíamos al pasillo de entrada. Miré a Autumn que asintió.
—Lo estoy si tú lo estás. —Sonrió—. No puedo esperar a ver qué han
planeado para mí.
—Entonces vámonos —sugerí, y todos nos dirigimos al auto. Ella se
sentó delante junto a mí, con Hunter hablando emocionadamente con ella
en el asiento trasero. Ella escuchó e intervino donde podía, y fue claro que
ambos tenían una fuerte unión. Sabía exactamente qué decir para hacer

90
que él siguiese hablando, para hacer que estuviese emocionado por lo que
estuviese entusiasmado.
Intenté no dejar que su falta de entusiasmo por la casa me afectase.
Demostraba que no era una persona materialista, lo que tenía sentido.
Nunca había sido así conmigo. Esperaba que no se viese como
fanfarronería. Pero quería que viese que era exitoso, que había logrado
construir esta vida desde la nada por mí y mi hijo, así que con quien
quisiese emparejarme tendría una mejor idea del tipo de vida que vivía, el
estilo de vida que podía mantener.
—Entonces, ¿consigo una pista de qué va a suceder hoy? —me
preguntó cuando salimos de la carretera abierta y nos dirigimos al
muelle—. Intenté sonsacárselo a Hunter cuando estábamos en la escuela,
pero no fue muy comunicativo.
—¡Soy bueno manteniendo secretos! —exclamó Hunter, y le sonreí en
el espejo retrovisor. Me preguntaba si podía escapársele y comentar algo
que no debería antes que tuviese la oportunidad de sorprenderla, pero
parecía tan involucrado en que este día fuese bien tanto como yo.
—Sí, lo eres —concordó, y luego se giró de nuevo hacia mí, arqueando
las cejas—. Si no estoy muy equivocada, nos estamos dirigiendo al agua,
¿cierto?
—Correcto. —Me toqué un lado de la nariz y sonreí—. Pero vas a tener
que esperar y ver a dónde te estoy llevando.
—Si algo de esto me involucra a mí hundiéndome en el agua, no voy a
estar muy impresionada —advirtió juguetonamente—. Este jersey solo se
puede lavar en seco.
—Estás a salvo, no te preocupes —le aseguré, y unos minutos
después, habíamos llegado al muelle, y me dirigí a la caseta donde el
administrador guardaba las llaves por mí.
Cuando volvía de recogerlas, sacudiéndolas animadamente en mi
mano, noté a Hunter y a Autumn charlando animadamente al final del
embarcadero. Autumn echó la cabeza hacia atrás y se rió de algo que mi
hijo dijo, y él le sonrió, claramente encantado con su aprobación. Me
detuve por un momento, observándolos a ambos, disfrutando de su
interacción, y luego recordé que se suponía que me dirigiese allí para
unirme a ellos.
—Estamos preparados para irnos. —Le mostré las llaves a Autumn,
que arqueó una ceja.

91
—¿Y esas para qué son? —cuestionó, y la sujeté por los hombros,
girándola y señalando el yate que ahora estaba frente a nosotros.
—Eso —contesté, y se quedó boquiabierta. Este era el momento que
había estado esperando, donde lograse sorprenderla con algo así de loco y
lujoso.
—¡No me digas que eres dueño de eso! —exclamó, una sonrisa
atravesándole el rostro.
—Claro que sí. —Alcé las manos—. Lo compré hace cinco años, pero
no tengo la oportunidad de usarlo tanto como me gustaría. Aunque Hunter
y yo logramos hacer unos cuantos viajes de pesca al año, ¿no es así?
—Sí, me encanta pescar —aseguró Hunter. Y Autumn le sonrió.
—¿Subimos? —sugerí—. Podemos sacarla a dar una vuelta, ver si te
gusta el agua.
—Nunca he estado en un bote —admitió—. ¿Y si me mareo?
—No nos alejaremos tanto —le prometí—. Si empiezas a sentirte mal,
nos lo haces saber. Pero creo que va a gustarte. No hay nada como esto en
el mundo, te lo prometo.
—Puedo creerlo —murmuró, la llevé al yate y lo saqué del puerto.
Había aprendido a navegar en esto y todavía no era el mejor del mundo,
pero cada vez que me colocaba tras el timón, me sentía un poco más
seguro de lo que lo había estado antes.
Podía escuchar a Hunter explicando todo lo que estaba sucediendo en
el bote mientras navegábamos, y fue muy lindo escucharlo hablar con
tanta autoridad, incluso cuando no podía pronunciar bien cada término
náutico. Pero Autumn lo alentó y siguió hablando con él, siguiéndolo por la
terraza mientras le explicaba esto y aquello, y los observé con una calidez
en mi pecho que mitigaba la brisa fría proveniente del agua.
Con el tiempo, Hunter fue a conseguir algo de comer a la cabina, y
Autumn vino a unirse a mí. Se rodeaba con los brazos y estaba mirando
hacia el agua, una extraña expresión en su rostro.
—¿Te sientes bien? —pregunté. Pestañeó y se giró hacia mí como si
en parte se hubiese olvidado que yo estaba allí.
—Sí, sí, estoy bien —me aseguró—. Solo un poco sobrepasada, creo.
—¿Qué quieres decir? —le fruncí el ceño, y señaló a nuestro alrededor
en el bote.

92
—Supongo que nunca imaginé que tendrías algo así —admitió—. Esto
es… esto es, como, realmente cosa de ricos. Realmente cosa de ricos. Sabía
que eras adinerado, pero entre esto y la casa…
Negó como si estuviese teniendo problemas en aceptarlo. Tenía la
sensación que le sucedía algo de nuevo. Tal vez esta clase de lujo la
incomodaba. Si no estabas acostumbrado, era mucho que aceptar. Lo
había ganado desde la base, y Hunter había crecido con ello, pero esto era
nuevo para ella. No era extraño que fuese mucho que aceptar para ella.
—Pero apuesto que hay muchas mujeres ahí fuera a las que les
gustaría algo así. —Me sonrió con amabilidad. Sentí un pequeño vuelco en
el estómago. No se estaba incluyendo en ese comentario, y eso me
molestaba, aunque no debería, porque me había dicho a mí mismo y a
cualquiera que quisiese escuchar todo este tiempo, que no había nada
entre nosotros, que era simplemente un viaje platónico para los tres. Con
hunter justo aquí, ¿cómo podría ser algo diferente?
—Cierto. —Intenté ignorar mi molestia de que esto no pareciese
impresionarla. Tal vez la había malinterpretado. Claramente, ese era el
caso. Necesitaba prestar más atención, averiguar qué me metería en su
lista buena y con sus buenos amigos.
La observé mientras se movía hacia delante para inclinarse en la
barandilla frente a nosotros, giró la mirada hacia el agua, que estaba
frente al bote como un infinito baño de calma. Con el viento removiendo su
cabello, parecía como si perteneciese allí. Como si fuese el mascarón de
proa del barco, demasiado hermosa para vivir en la vida real. Y de nuevo,
tuve que recordarme que solo era una amiga mía. Que otra cosa más allá
que sintiese por ella estaba mal. Y eso era todo.

93
18
AUTUMN
—Entonces, ¿qué hay de ese de allí? —Señalé un bote a unos sesenta
metros frente a nosotros, Hunter entrecerró los ojos y lo miró por un
momento, intentando reconocerlo.
—No conozco ese —confesó—. Pero lo buscaré, lo encontraré y te lo
diré en la escuela.
—Hazlo —concordé, y luché contra la urgencia de acariciar su linda
cabecita.
—Oye, Hunter, ¿te importa si te robo a Autumn durante un minuto?
Me giré para encontrar a Holden acercándosenos, una copa de vino en
la mano para mí. Arqueé las cejas mientras me la entregaba, y tomé un
largo trago.
—Mmm, está bueno. —Suspiré mientras Hunter desaparecía en la
cabina para darnos algo de espacio. Probablemente para buscar el nombre
del barco, así podía impresionarme.
—Entonces, ¿lo estás disfrutando? —preguntó, llegando a apoyarse
en la barandilla cerca de mí. Era tan claramente consciente de lo cerca que
estaba de mí ahora mismo, que podía haberme removido y haberme
presionado contra él, y lo empujé al fondo de mi mente. Solo pensamientos
útiles, por favor.
—Uh, sí, es realmente genial. —Asentí, pero arqueó una ceja, y podía
decir que difícilmente lo estaba convenciendo.
—No es tan malo, ¿no? —indagó. Era obvio que estaba intentando
mantener una fachada, pero había visto lo molesto que había parecido
cuando no había estado muy impresionada con el yate en cuanto nos
subimos. No era que no fuese genial. Era increíble que alguien que
realmente conociese formase parte del club de los súper ricos hasta el
punto que tenía su propio yate de lujo. Pero había algo en él que me
incomodaba un poco. Era muy ostentoso, como si estuviese demostrando
el dinero que tiene y demostrándolo a cada oportunidad que tenía.

94
—No, en absoluto. —Negué—. Es genial, lo es. Y el hecho de que tú
puedas navegarlo es incluso mejor. Pero… aquí no era donde estabas
pensando traer las mujeres con las que te citase para tu primera cita, ¿lo
era?
—Me había pasado por la mente. —Se encogió de hombros,
frunciendo el ceño. Tomé otro sorbo de vino, dejando que el sabor
permaneciese en mi lengua por un momento antes de tragarlo. Era un
buen vino, caro, pero probablemente era parte del territorio, ¿cierto?—.
¿No crees que es una buena idea? —cuestionó rápidamente. Y negué.
—Creo que es un poco excesivo —le dije amablemente—. Se siente
como si estuvieses intentando compensar algo. O que crees que está en
ello solo por el dinero.
—Supongo que tienes razón. —Negó—. No he tenido una cita en
mucho tiempo, es fácil olvidar cómo evolucionan las cosas.
—Quiero decir, algunas mujeres irían por ello —me corregí—. Pero no
estoy segura que sean la clase de mujeres que quieres a largo plazo.
—¿Las cazafortunas, quieres decir? —explicó son rodeos.
—Supongo que las puedes llamar así.
—Entonces, ¿qué crees que haría una buena primera cita? —
preguntó, girándose hacia mí con interés—. Como tú. ¿Cuál sería tu
primera cita perfecta?
—Vaya. —Alcé las cejas—. Nunca he pensado mucho en ello.
—No lo pienses demasiado —me alentó—. Solo lo primero que te
venga a la mente.
—Creo que por seguro sería una salida en el exterior —comencé
lentamente—. Tal vez un picnic o algo así. Oh, y me encantaría que me
llevase a algún sitio donde nunca haya estado; como un parque, un museo
o ambos. Algo que le apasionase, algún lugar que le encantase y quisiese
compartir conmigo. Creo que eso sería dulce.
—Eso suena agradable —comentó—. ¿Qué más?
—Hmm. —Eché la cabeza hacia atrás y dejé que la brisa pasase sobre
mí—. Creo que lo principal sería que me hiciese sentir cómoda. Si me
pudiese hacer sentir cómoda donde me llevase, sería feliz con eso. Oh, y no
me gusta cuando los chicos con los que tengo citas son unos imbéciles
cuando quiero dividir la cuenta. Me gusta pagar mi parte, y odio cuando
me desestiman con la mano, como si posiblemente no pudiese afrontarlo.

95
—¿Los chicos realmente hacen eso? —Arqueó una ceja.
—Oh, sí. —Sonreí y negué—. No lo creerías. Me vuelve loca.
Me quedé en silencio de nuevo, el vino asentándose en mi sistema
mientras pensaba un poco más en la pregunta.
—Pero creo que me gustaría alguien que estuviese ahí para mí,
¿sabes? —Enfaticé la palabra—. No porque él pensase que así es como
debería funcionar la cita o porque pensase que esto en específico sería
suficiente para impresionarme. Quien me escuchase y en realidad le
importase una mierda lo que yo quería. No me importaría mientras fuese
parte de ello.
—Tiene sentido —estuvo de acuerdo—. ¿Es tan difícil encontrar a
alguien que en realidad te escuchará?
—Oh, estarías sorprendido. —Alcé las manos—. No me hagas
comenzar, en serio. Durante los pasados años, he tenido muchas citas
donde estoy muy segura que no escucharon una palabra saliendo de mi
boca en toda la noche. Estoy intentando asegurarme que tú no tienes que
pasar por lo mismo.
—Bueno, aprecio tu esfuerzo. —Chocó su copa de brillante agua con
la mía y sonrió, sentí esa chispa, un revoloteo incluso, en mi pecho una
vez más. Lo empujé para el fondo. Solo estaba recibiendo un consejo, o
abordándome. Si hubiese querido conquistarme, no habría traído a su hijo
con nosotros durante todo el día.
Hunter regresó y señaló el barco que le había señalado antes.
—Es un transbordador —me indicó con entusiasmo. Asentí hacia él,
contenta de tener algo con lo que distraerme de este lío de pensamientos
corriendo por mi cabeza a cada momento.
—Vaya, nunca lo habría sabido. —Incliné la cabeza hacia él—. ¿Algo
más que puedas nombrar para mí?
Y con eso, el resto del día pasó bastante bien. Tuve un buen momento
con Hunter y era realmente dulce verlo y a Holden interactuando con tan
claro afecto y amabilidad. En mi mente no había duda que Hunter
claramente adoraba a su padre, y su padre sentía lo mismo por él. Con el
tiempo, Holden nos llevó de vuelta a la costa y nos montamos de nuevo en
el auto para regresar a casa. Hunter se durmió en el asiento trasero casi
de inmediato, roncando suavemente, y sonreí mientras lo miraba en el
espejo.

96
—Siempre está cansado después que lo lleve a un día como este —
explicó Holden bajito—. El aire del mar, creo. Encaja con él. Siempre le
gusta ir al agua por un tiempo.
—Bueno, puedo ver lo entusiasmado que está por ello. Es bueno verlo
tan apasionado por algo.
—Realmente lo es —confirmó Holden. Y los dos hablamos sobre su
yate y los viajes que él y Hunter habían hecho los últimos años hasta que
regresamos a la casa. El viaje pareció ir muy rápido, y me encontré
deseando que pudiese haber durado un poco más.
—Supongo que debería seguir adelante —comenté, mientras Hunter
se estiraba en el asiento trasero y se despedía de mí con la mano mientras
se dirigía a la casa.
—Supongo —contestó Holden, y salió del auto y me abrió la puerta.
Era tan caballero, y sentí que me daba un vuelco el corazón cuando lo rocé
al levantarme.
—Bueno, gracias por un día increíble —le dije después que hubiese
llamado a un taxi.
Y mientras permanecía allí, apoyada contra su auto y mirándolo,
encontré algo agitándose en mí; la forma en que me estaba mirando, la
suavidad de sus ojos, como si estuviese a un segundo de inclinarse hacia
mí y darme un beso en los labios. Lo que me sorprendió fue que quería que
lo hiciese. Desesperadamente. Inhaló profundamente y bajó brevemente la
mirada a mi boca, y supe que tenía que hacer algo para romper la tensión
antes de que uno hiciese algo de lo que no pudiésemos recuperarnos.
—¿Te veré pronto? —Extendí la mano hacia él de forma extraña, y
bajó la mano hacia ella con sorpresa, como si no estuviese muy seguro de
qué hacer con ella. Luego pareció comprenderlo y me estrechó la mano con
firmeza, agarrándola fuertemente, como si no estuviese seguro de querer
dejarme ir.
—Claro que lo harás —confirmó—. Llámame, ¿de acuerdo?
Organizaremos algo pronto.
—No puedo esperar. —Le sonreí y me di cuenta que todavía estaba
sosteniendo su mano. La solté rápidamente, ignorando la calidez de su piel
contra la mía, lo agradable que se sentía. Escuché el motor de un taxi
acercándose y me giré para llamarlo—. Te veré más tarde —exclamé
mientras entraba en el auto, y cerró la puerta por mí, saludándome con la
mano a través de la ventana antes de que nos alejásemos. Apoyé la cabeza

97
contra el cristal frío e intenté calmar el lío en mis pensamientos pasando
por mi mente.
No había querido besarle. En cambio, solo había querido ser besada.
Eso era todo. No había estado con nadie en mucho tiempo, y estaba
ansiando el contacto físico. Porque Holden era una nueva llegada a mi
vida, solo había dirigido mi atención hacia él, pero no había nada más,
nada que sucediese por ello.
Aunque le había dicho que lo vería pronto de nuevo, no iba a esperar
mucho antes de reunirme de nuevo con él. Miré por la ventana hacia la
calle pasando junto a mí y me pregunté si debería retroceder un poco e,
incluso si eso es lo que debería hacer, si había alguna oportunidad que
quisiese.

98
19
HOLDEN
—¿Dónde quieres ir luego? —le pregunté a Hunter. Sabía que estaba
cansado y que habría estado contento con comida para llevar y televisión,
pero yo estaba lleno de energía. Tendría que soltarla si tenía la esperanza
de poder dormir esa noche. Hunter ladeó la cabeza hacia mí.
—¿Por ejemplo?
—Podríamos ir a Dandy's —sugerí—. ¿Cenar?
Su cara se iluminó. Dandy's era su lugar favorito de la ciudad, y a mí
también me encantaba. Era un restaurante anticuado con una sección
llena de juegos clásicos, y los dos íbamos allí un par de veces al mes para
jugar y comer comida grasienta. Ya habíamos salido hoy, y no tenía
muchas ganas de cocinar. Además, la idea de sentarme en esta casa y
pensar en todo lo que había pasado, no, no necesitaba quedarme más
tiempo del que ya tenía en todo eso. Necesitaba sacar la cabeza de mi
maldito culo y concentrarme en cuidar a Hunter. De esto se trataba hoy,
¿no? Dejar que Autumn nos conociera para que pueda encontrar a alguien
más adecuado para mi hijo. Nada más que eso. Nada menos que eso.
Hunter se cambió, y me puse una camiseta vieja y unos vaqueros,
agradeciéndole a Dios que el código de vestimenta de Dandy's fuera tan
casual como nosotros, y nos dirigimos al otro lado de la ciudad. Hunter
estuvo hablando conmigo todo el tiempo sobre una serie de libros que
estaban leyendo en la escuela, y yo lo escuché y atendí lo mejor que pude.
Muy pronto los pensamientos hacia Autumn, la forma en que me había
mirado cuando se despidió, la forma en que había dejado que su mano se
detuviera en la mía, se alejaban como escombros en el agua.
Llegamos a Dandy's, y Hunter se dirigió directamente a la sala de
juegos mientras yo conseguía una mesa y pedía lo de siempre.
Tardaríamos un rato, ya que era una noche de fin de semana y muchos
padres pensaban lo mismo acerca de llevar a sus hijos allí. Fui a reunirme
con mi hijo y lo encontré en un juego de Space Invaders.
—Apuesto a que puedo batir tu récord —le reté, y me levantó las
cejas.

99
—Pruébame —contestó, y vi ese destello de competitividad en sus
ojos.
Lo sacó de mí, esa chispa que le hacía querer vencer a todos los que le
rodeaban en cualquier momento. Cambiamos los mandos unas cuantas
veces, y me aseguré de esconder mis habilidades para que él pudiera
ganar. Me encantó la mirada en su cara cuando golpeó el aire después de
ganarme, la pequeña arruga en su nariz mientras celebraba.
—¿Viste eso? —exclamó después de una carrera particularmente
impresionante—. ¡Es la mejor puntuación que he tenido!
—Bueno, desde luego me ganaste. —Levanté las manos y agité la
cabeza como si estuviera decepcionado de mí mismo—. Tal vez lo haga
mejor la próxima vez, ¿eh?
—Tal vez. —Estuvo de acuerdo, pero no parecía creerlo. Echó un
vistazo al otro extremo de la sala de juegos a su juego favorito, Heath Fire.
Un pequeño grupo de niños estaba alrededor de él ahora mismo, riendo y
gritando mientras uno de ellos hacía una excelente carrera.
—¿Quieres ir allí y esperar en la fila? —sugerí—. Estoy seguro de que
no tardarán mucho.
Negó, y su cara parecía repentinamente seria, como si hubiera algo
que le molestaba y que no quería admitir.
—¿Por qué no? —pregunté—. ¿Pasa algo, amigo?
—No —contestó, pero sus labios estaban apretados como si tratara
de esconder algo.
—Puedes decírmelo —le dije suavemente, y me miró, sus ojos
repentinamente tristes.
—Son chicos de la escuela —dijo, moviendo la cabeza—. No quiero
molestarlos.
Mi corazón se hundió cuando esas palabras salieron de su boca.
Quería nada más que poder ir allí, presentar a Hunter a esos niños y hacer
que los cinco jugaran todos juntos, pero sabía que se moriría de
humillación si hacía algo así. Sus hombros estaban caídos, y pude ver que
esto iba a arruinarle la noche a menos que me lanzara a arreglarlo
rápidamente.
—Oye, ¿vamos a ver si nuestra comida está lista? —sugerí—. Pedí la
cerveza de raíz, la que te gusta.

100
—Claro. —Asintió, y me di cuenta de que estaba tratando de ocultar
lo herido que estaba.
Volvimos a la cabina, y tan pronto como tuvo su comida frente a él,
pareció olvidarse del incidente con los otros niños de su clase. Me
preocupó mucho, sobre todo porque Autumn y yo nos habíamos conocido
porque ella estaba preocupada por su desarrollo social. Pero no iba a hacer
mucho bien tratar de presionarlo ahora mismo. No era frecuente que
pasara tiempo de calidad con él de esta manera, y de ninguna manera iba
a estropearlo forzándole a mantener una conversación que le incomodara.
—¿Cómo está tu comida, Hunter? —Le hice un gesto a sus gofres con
tocino y jarabe de arce. Era el tipo de comida que mi madre hubiera
dudado en darme de comer cuando era niño, pero sabía que negarle estas
golosinas lo llevaría a robarle caramelos a sus compañeros de clase
cuando pensaba que se saldría con la suya, y no me interesaba.
—Está bueno —dijo, comiendo un bocado y tomando con un sorbo de
su refresco de cerveza de raíz. Hubo un tiempo en que tenía que haber
sostenido esa cosa con las dos manos, y no pude evitar sonreír cuando
recordé lo insistente que había sido la primera vez que empezó a comer y
beber solo. Quería ser independiente, de la misma manera que yo siempre
lo he sido. Excepto que su independencia parecía extenderse para incluir
también el aislamiento social.
—Bien —. Sonreí—. ¿Y lo pasaste bien hoy?
—Tuve un día increíble —dijo con entusiasmo—. Fue tan divertido ver
a la señorita Becks fuera de la escuela. Nunca he hecho eso con un
profesor antes.
—Yo tampoco. —Agité la cabeza—. Fue divertido, ¿no? ¿Crees que se
divirtió?
—Creo que sí. —Hunter asintió, y yo me enfadé en silencio por
necesitar que mi hijo de nueve años confirmara que no había arruinado
completamente el día—. Estoy tan contento de que ustedes dos estén
saliendo ahora —continuó Hunter, y yo balbuceé en mi limonada.
—Lo siento, ¿qué? —Levanté una mano, sonriéndole suavemente—.
No, eso no es lo que estamos haciendo. No estamos saliendo.
—Oh. —Hunter frunció el ceño—. Pero ya saliste con ella antes, ¿no?
¿Y luego otra vez hoy?
—Sí, lo hice, pero no es así. —Agité la cabeza—. Sólo somos amigos,
eso es todo.
101
—Oh, —Hunter parecía un poco decepcionado—. Oh, está bien.
Supongo que sí. Todavía es bueno tenerla cerca.
Tomé un sorbo de mi bebida para aclararme la garganta y me
pregunté si iba a tener que aguantar estas preguntas de literalmente todos
en mi vida. Sentí como si el mundo entero tuviera una opinión sobre lo que
estaba haciendo con Autumn, me gustara o no. Sólo quería pasar tiempo
con ella y conocerla. ¿Estaba eso tan mal? ¿Había viajado en el tiempo
cincuenta años antes, cuando los hombres y las mujeres no podían pasar
tiempo juntos sin que la gente asumiera que eran pareja?
—Me gusta mucho —continuó Hunter—. ¿Empezarás a salir con ella?
¿Cuándo lo harías?
—No creo que eso vaya a pasar, Hunter —le dije con firmeza—. Somos
amigos. Y además, es tu profesora. No sería apropiado.
Hizo una mueca, y su decepción fue obvia. Continuó comiendo su
comida y me dejó sentado allí sintiendo como si me hubieran quitado la
alfombra de los pies. Hunter obviamente vio algo entre nosotros, y era la
única persona que pasó tiempo con nosotros juntos. Los niños están
destinados a tener esa gran intuición, ¿no? Tal vez estaba sintiendo algo
que los dos, como adultos, estábamos un poco nerviosos por el momento
para reconocer.
—Espero que la volvamos a ver pronto —contestó—. No sólo en la
escuela, quiero decir.
—Ella dijo que quería que nos volviéramos a ver —le prometí—. Y me
aseguraré de que pasemos tiempo juntos, los tres.
—¡Yay! —Hunter sonrió ampliamente, el subidón de azúcar
claramente le golpeó. Miró alrededor de la sala de juegos y vio que el juego
que los otros niños habían estado jugando antes estaba libre ahora—. Oh,
¿puedo ir a jugar un juego? ¿Por favor?
—Por supuesto. —Hice un gesto con la mano—. Quédate donde pueda
verte, ¿de acuerdo?
—Lo haré —prometió, se levantó y prácticamente corrió por la sala
hacia el juego. Lo vi irse y golpeé con los dedos en la mesa frente a mí.
Autumn estaba en mi cabeza otra vez, llenando mi mente, escapando de
ese espacio al que había intentado internarla por el momento.
No podía dejar de pensar en ese momento antes de que ella se fuera,
cuando me estrechó la mano y me miró como si hubiera algo más en su
mente más allá de lo puramente platónico.
102
O tal vez sólo quería que ella se sintiera así. Hoy había sido algo más
de lo que habíamos tenido antes. Había encajado tan bien en mi pequeña
familia, llevándose bien con Hunter y logrando equilibrarnos a los dos a la
perfección. Tal vez Hunter tenía razón, y yo no lo sabía todavía. Tal vez
realmente estábamos saliendo, y necesitaba ponerme al día con el juego y
subirme a bordo. Y tal vez Autumn sentía lo mismo.
Me recosté en la mesa y suspiré. Todo esto era una especulación, y
hasta que la viera de nuevo, no sería capaz de entenderlo de una manera u
otra. Por lo que yo sabía, éramos una pareja de amigos pasando el rato
juntos, y esa era la forma en que las cosas iban a seguir así mientras ella
se mantuviera firme en su actitud hacia nuestra relación. Lo que ella
quería era lo primero. No iba a hacer nada para joder lo que fuera que
tuviéramos. Porque la idea de seguir adelante sin la promesa de volver a
verla hizo que mi corazón se hundiera hasta el fondo del agua en la que
habíamos estado navegando juntos todo el día.

103
20
AUTUMN
—Oh —gemí, inclinando mi cabeza de vuelta a la almohada. No podía
recordar cómo había llegado hasta allí, o incluso quién precisamente
estaba entre mis muslos en este momento, pero no importaba. Finalmente
conseguiría la liberación que había anhelado tan profundamente durante
tanto tiempo, y eso era bueno.
Sus manos se hundieron en mis muslos, y miré abajo tratando de
averiguar quién era. Su cara estaba enterrada en mi coño, y no parecía
tener intención de salir por aire. Cerré mis ojos de nuevo y me dejé
perderme en la sensación.
Era bueno en esto. Tan bueno en eso. Ni siquiera podría especificar
qué era sobre su técnica que estaba funcionando para mí, pero lo hacía.
Era como si él no pudiera conseguir suficiente de la forma en que yo sabía,
como si mi cuerpo fuera un festín y él hubiera estado muerto de hambre
durante semanas. Me estaba prodigando con atención, chupando y
lamiendo y saboreándome y tratándome como si fuera la cosa más
deliciosa de todo el mundo, chupando mis labios, mi clítoris, trazando su
lengua sobre mi raja y deslizándola brevemente dentro de mí. Todo mi
cuerpo estaba temblando y moviéndose, y trataba de recordar cómo había
acabado aquí, cómo me las había arreglado para convencer a un hombre
de tanto talento a entrar en mi cama, pero no podía por mi vida recordar
cómo había conseguido traerlo aquí. No importaba. Lo único que
importaba era que ya estaba a punto de hacerme correr, y mi cuerpo
estaba agradecido por la atención que no había tenido en estos pocos
últimos meses.
—Mmm. —Me agaché y pasé los dedos por su cabello, en silencio
pidiéndole que inclinase su rostro para que pudiera verle, pero no se
movió. Deslizó sus manos por debajo de mi culo y apretó rudamente,
dejando escapar un gemido que se hizo eco todo el camino a través de mi
cuerpo. Me hundí en la almohada, impotente, y la única cosa que podía
hacer en este momento era dejar que me diera placer. Él no iba a parar
hasta que estuviera satisfecho, hasta que yo estuviera satisfecha, y yo no
iba a separarme para echarle un vistazo.
104
Mis piernas comenzaban a temblar mientras alargaba sus dedos
hacia mi coño y los ponía en el interior, no follándome con ellos, sino más
bien acariciando el interior de mi coño a la vez con los golpes de su lengua
en mi clítoris. Dejé salir un jadeo, y de repente, el placer creció y explotó a
mi alrededor, cayendo en cascada sobre mi cuerpo en olas, mis músculos
temblando y mi cuerpo apretándose mientras la liberación finalmente
llegaba. ¿Cuánto tiempo había estado en mí?, se sentía como si hubiera
estado aquí durante horas y segundos al mismo tiempo, la noción de la
distancia distorsionándose en mi cabeza.
Mientras mis ojos todavía estaban cerrados, volvió a subir encima de
mí y me dio un beso. Pude probarme en su boca, el sabor de la dulzura de
nosotros se mezcló, y empujé mi lengua contra la suya con avidez. No
había sido besada así en un largo tiempo, besos tan urgentes y
desesperados que venían de dos personas que no se querían, pero se
necesitaban. Esta extraña mezcla de satisfacción y profunda necesidad me
llenó, como si pudiera parar aquí o seguir toda la noche. Estaba desnuda
de repente, y podía sentir su erección empujando contra mis muslos. Era
gruesa e impresionante, y mi estómago se agitó cuando me di cuenta de lo
que quería ahora.
—Eres tan jodidamente sexy —gimió en mi oído, y me encontré con
mis manos sobre su espalda, sintiendo sus músculos moviéndose
mientras se movía para plantar besos por encima de mi hombro y mi
cuello. Su aliento era caliente, y su necesidad evidente. Quería darle lo que
quería con tanta claridad. Giré mi boca hacia su oreja, asegurándome de
que me podía escuchar, sabiendo que esta era lo único que importaba en
este momento.
—Te quiero dentro de mí —gemí, y él no tuvo necesidad de que se lo
dijera dos veces. Se echó hacia atrás, pero antes de que pudiera verle, me
dio la vuelta y tiró de mí para que me pusiera a cuatro patas. Joder, sí, me
encantaba esta posición. Moví mi culo hacia atrás y adelante,
preguntándome si este hombre podía leer mi mente pues parecía muy
experto en darme exactamente lo que quería, exactamente lo que
necesitaba.
Lo sentí presionando contra mi raja, y arqueé mi espalda para que
fuera más fácil para él para entrar en mí. Deslizó una mano alrededor de
mi vientre y dejo que la otra descansara en mi cadera mientras se guiaba
dentro de mí, y me olvidé del hecho de que no parecía saber quién era este
hombre mientras nos uníamos por primera hora.

105
—Oh, Dios mío —gemí. Se sentía incluso mejor de lo que podría haber
imaginado. El calor de sus manos en mi piel sentía familiar, y por un
momento, traté de ubicar de dónde podía conocerle, pero entonces empezó
a moverse dentro de mí, y se fue de mi cerebro una vez más.
—Joder, estás tan apretada —murmuró, sus dedos hundiéndose en
mi culo mientras me mantenía en posición. Era tan grande como me
imaginaba, y estaba tan lleno de él dentro de mí, como si hubiéramos sido
perfectamente construidos para ir juntos, como si estuviera hecho para mí.
Se hundió dentro de mí, girando en círculos, manteniéndose
profundo, y movió su mano por mi espalda y la entrelazó en mi cabello en
mi nuca, tirando de él levemente. Me quedé floja, mis brazos y mis piernas
temblando mientras luchaba por mantenerme recta. ¿Cómo sabía con
exactitud cómo tocarme, exactamente cómo llegar a mí? Cada movimiento
que hacía era como si hubiera penetrado en mi mente y sacado todas las
cosas que había estado demasiado nerviosa de contarle a los otros
hombres con los que había estado. O quizás se las había contado. No
podía recordarlo. No importaba
Empecé a oscilar mis caderas contra él, llevándolo tan profundo como
podía mientras él movía su mano por mi vientre hacia abajo entre mis
piernas y mi clítoris. Dejó escapar un gemido cuando encontró mi nudo
hipersensible, como si mi placer se transformase en el suyo.
Antes de que lo supiera, estaba a punto de correr de nuevo. La
combinación de la estimulación me tenía sin poder hacer nada a toda
velocidad hacia el orgasmo, una vez más, y, a pesar de que acababa de
tener uno, encontré que mi cuerpo lo anhelaba, empujándome contra él,
arqueándome con avidez hacia el que necesitaba ahora. Quería sentir su
polla dentro de mí mientras me corría, quería hacerle saber cuán bueno
era esto para mí de todas las formas que pudiera. Estaba jadeando,
empujándome contra él, escuchando su respiración volviéndose más y más
desigual. Podía decir que estaba acercándose también, y quería sentirle
correrse conmigo, al mismo tiempo que yo. Su mano estaba todavía en mi
cabello así que no podía girar mi cabeza para mirarle, pero eso no
importaba. Podía sentirle, no sólo su cuerpo, sino su energía, y eso era
todo lo que necesitaba.
—Córrete dentro de mí —exigí, mi voz adquiriendo un tono que nunca
había sabido que poseía. Se movió más duro, más rápido, sus dedos
moviéndose con más propósito contra mi clítoris, y fue entonces cuando
me di cuenta.

106
El primer orgasmo había sido intenso, pero este era algo
completamente distinto. Se sentía como si mi cuerpo estuviera teniendo
problemas para mantenerse junto, el temblor extendiéndose desde mi coño
y moviéndose a través de mí en olas mientras las réplicas me atravesaban.
Los ruidos que salían de mí, nunca los habían oído antes, nunca había
tenido nada que me hiciera emitirlos. Mi coño se apretó alrededor de su
polla una y otra vez, y continuó moviéndose dentro de mí sin piedad,
extendiendo el placer hasta que no estuve segura de que pudiera tomar
más. Mi mandíbula estaba abierta, mis pulmones buscando aire, mi
cuerpo hormigueando. Me sentía como si hubiera sido incendiada, como si
me hubieran prendido fuego, y mi cuerpo estuviera haciendo todo lo que
podía para darle sentido a lo que había sucedido y para averiguar cómo
exactamente podíamos llegar allí de nuevo.
Unos momentos después, se empujó con fuerza dentro de mí mientras
se corría, su cuerpo tensándose y relajándose mientras dejaba escapar un
largo gruñido de placer. Se mantuvo parado, muy dentro de mí, durante
un largo rato, como si no estuviera preparado para que esto terminase
todavía. Sabía cómo se sentía. Quería que esto continuara para siempre,
sin separarnos. Pero con el tiempo, con cierta renuencia aparente, deslizó
su polla fuera de mí y se deslizó hacia abajo sobre la cama junto a mí. Me
desplomé hacia adelante junto a él, y sentí su mano acariciar mi espalda
mientras me inclinaba para besarle…
Entonces vi su cara, y me desperté con un sobresalto.
Estaba jadeando cuando volví al mundo real, la memoria del sueño
tan dulce que se sentía real. Podía sentir sus manos en mi piel, el camino
que habían trazado sobre mi cuerpo como si estuviera trayéndome a la
existencia. Me toqué el vientre, la parte de atrás de mi cuello, los lugares
en los que había puesto sus manos. No estaba segura si me había corrido
o no, pero mi cuerpo se sentía débil y satisfecho, como si de alguna
manera realmente me hubiera corrido.
Y luego su rostro flotó de nuevo en mi cerebro, una vez más, y puse
una mano sobre mi boca. No había duda sobre quién había sido.
Holden.
Me quedé mirando el techo durante mucho tiempo, hasta que mi
respiración volvió a la normalidad, y recordé que había sido un sueño. No
me habían follado en mucho tiempo —nunca me habían follado así en toda
mi vida, pero, aun así— y Holden era un hombre en mi vida, así que mi

107
mente estaba extrayendo los datos y ofreciéndome algo que pensaba que
me gustaría. Nada que leer en ello más que eso. Nada serio.
Sin embargo, el recuerdo era tan vivo, tendría dificultades para
mirarlo a los ojos la próxima vez que lo viera, pero lo superaría. Necesitaba
empujar esos pensamientos a la parte posterior de mi cabeza. De hecho, lo
que tenía que hacer era emparejarle con alguien. Ahora que había pasado
tiempo con Hunter y él, debía seguir adelante y encontrarle a alguien con
quien pudiera salir, alguien que actuase como un bloqueo en mi cerebro
entre nosotros dos. No podía manejar el tener más sueños como este si
quería alguna vez hablar con él de nuevo sin enrojecer como un maldito
faro.
Suspiré y me di la vuelta en la cama, mirando a la pared frente a mí.
A pesar de todo, cuando empecé a dormirme, una vez más, me encontré
con la esperanza de que caería en el mismo sueño de nuevo.

108
21
HOLDEN
Me moví mientras me sentaba en el coche fuera de la escuela. No
necesitaba llegar tan temprano, pero quería asegurarme de estar allí para
recoger a Hunter a tiempo. Siendo honesto conmigo mismo, era para
asegurarme de tener la oportunidad de ver también Autumn.
Traté de no dejar que ese pensamiento se me quedara en el cerebro
demasiado tiempo. Había hecho un trabajo decente poniéndome a trabajar
los últimos días, sin llamarla ni enviarle mensajes de texto, esperando a
que me llamara para que pudiéramos organizar algo que hacer juntos.
Tenía muchas ganas de volver a verla, pero también necesitaba un poco de
tiempo para refrescarme antes de dejar que mi cabeza se apoderara de mí.
Lo último que quería era joder las cosas con la mujer que intentaba
ayudarme a volver a la escena de las citas. A pesar de que estaba
empezando a preguntarme si era sólo ella, con quien quería salir en este
momento.
Hunter estaba en un club después de la escuela, pasando el rato y
haciendo algunas manualidades con sus compañeros de clase. No le
gustaba mucho ir, pero yo había insistido en que al menos probara algo
para ver si podía establecer un vínculo con los niños que lo rodeaban.
Había aceptado a regañadientes la promesa de que lo llevaría a Dandy's en
algún momento. Si eso significaba que él tenía la confianza para acercarse
a esos niños y pasar el rato con ellos, estaba de acuerdo.
Raymond se había ofrecido a recogerlo, pero yo me había negado, a
pesar de que eso significaría que saldría temprano del trabajo para
recogerlo.
—Sé que está nervioso, y sólo quiero estar ahí para él. —Me encogí de
hombros—. Además, me dará la oportunidad de ponerme al día con
Autumn otra vez y ver qué hacemos ahora.
—Oh, sí, ¿qué tal el fin de semana? —preguntó Raymond—. No lo
mencionaste cuando volviste. ¿Fue todo bien?
—Sí, creo que fue bastante bien. —Asentí—. Ella y Hunter se llevaban
bien, y creo que se divirtió.

109
—¿Por qué sólo lo crees?
—Supongo que se sorprendió un poco de cómo... ya sabes el tipo de
estilo de vida que llevo —le respondí—. Me dijo que no querría salir en el
yate para una cita. Dijo que le preocupaba que así atraería a mujeres que
sólo quieren mi dinero.
—Bueno, probablemente no sea un mal consejo. —Se dio golpecitos
con los dedos en la barbilla—. Quiero decir, estás de vuelta en la escena, y
no quieres que alguien que ve el símbolo del dólar cuando te mira se
aproveche de ti.
—Estoy seguro de que eso no va a pasar. —Alejé ese pensamiento—.
Me conoce lo suficiente como para no juntarme con alguien que pueda
hacer algo así.
—Oh, así que ella te conoce bien, ¿verdad? —se burló Raymond, y le
di una mirada dura.
—En serio, amigo, no hay nada entre nosotros —repetí con firmeza—.
No sé cuántas veces voy a tener que decírtelo. O a Hunter. También pensó
que nosotros dos estábamos saliendo.
—Entonces tal vez deberías ir por ello y terminar con esto. —Ladeó la
cabeza—. ¿Sería tan terrible?
—¡No voy a salir con ella porque creas que debería! —protesté, pero
me estaba riendo—. Por Dios, Raymond, de verdad quieres que siente la
cabeza, ¿no?
—Quiero que tengas lo que tengo yo con Olivia —contestó, y vi cómo
su mirada se suavizaba mientras decía su nombre. Sabía cuánto la
adoraba, la había adorado desde el momento en que se miraron, y él lo
había dejado claro desde el principio. Quería que yo sintiera lo mismo. Eso
era dulce cuando lo pensaba así.
Pero de cualquier manera, no iba a tener un "felices para siempre"
con Autumn. Estaba claro que el estilo de vida que yo llevaba era bastante
incompatible con el que ella llevaba, y yo iba a tener que estar bien con
eso. Ella tenía derecho a sus opiniones sobre mi vida como yo sobre la
suya, y eso estaba totalmente bien.
Me obligué a salir del auto y caminar hacia la puerta, con la cabeza
un poco borrosa, e hice todo lo que pude para mantenerme calmado
mientras me dirigía hacia ella. Sólo era un amigo, comprobando a otro
amigo. Era casual, eso fue todo. Lo que cualquier amigo habría hecho si
hubiera tenido la oportunidad de visitar a un conocido. Entonces, ¿por qué
110
mi corazón estaba acelerado, y por qué mis palmas estaban empezando a
sudar?
Me dirigí a su aula y llamé a la puerta. Su voz venía de dentro,
sonando cansada.
—¡Adelante! —gritó, y yo abrí la puerta y la saludé. Sonrió cuando me
vio y se puso de pie para darme un abrazo.
—¡Holden! —exclamó feliz, abrazando mi cuello como si fuera por
instinto y sujetándome brevemente más de lo necesario—. ¿Qué estás
haciendo aquí?
—Voy a recoger a Hunter de un club extracurricular en el que lo
inscribí—. Me encogí de hombros, ignorando el movimiento de mi
estómago ante su cercanía—. Pensé en pasar a verte mientras estabas
aquí.
—Bueno, siempre agradezco la visita. —Hizo una inclinación, y yo me
reí.
—Le dije que me encontrara en tu clase. Espero que esté bien —
expliqué. Señaló a la única silla para adultos en la habitación que no era
la suya, que estaba debajo de la pizarra, y yo la agarré y la llevé a su
escritorio—. ¿Qué haces trabajando tan tarde? —pregunté, y ella agitó la
cabeza y suspiró profundamente.
—Tengo que encargarme de estas notas —explicó, señalando los
papeles esparcidos por todo su escritorio—. Confía en mí, no quieres
saberlo. Son un grano en el culo, pero no puedo dejarlo.
—¿Me atrevo a preguntar? —Ladeé una ceja y ella agitó la cabeza.
—Confía en mí, son las cosas más aburridas del mundo —me
aseguró—. Nunca he estado con menos ganas por nada. No entiendo por
qué no automatizan el sistema para que no tengamos que pasar tres años
fuera de cada trimestre asegurándonos de tenerlos listos para salir. Parece
una pérdida de tiempo, pero dicen que no pueden permitírselo.
Me puse alerta. Eso sonó como algo con lo que podría ayudar. Me
recosté en mi silla y me encogí de hombros.
—Si quieres, puedo echar un vistazo para hacer un programa para ti
—le sugerí, y ella me frunció el ceño, sonriendo.
—Pensé que diseñabas sitios web —me recordó, y yo me encogí de
hombros y agité la cabeza.

111
—Sí, pero tuve que aprender lo básico de casi todo lo que tiene que
ver con los ordenadores antes de abrir el negocio —señalé—. Tenía que ser
capaz de manejar todo yo mismo, y eso incluía hacer programas que se
encargaran de las tareas que no quería pagarle a una persona humana
real para que las hiciera.
—Estoy segura de que podrías hacerlo, y estoy segura de que sería
genial —dijo—. Pero no creo que el consejo escolar pueda permitírselo.
—¿Sabes qué? Lo haré gratis. —Levanté las manos y ella me levantó
las cejas.
—¿Qué? No, no seas ridículo. —Rechazó mi oferta con un ondeo—. No
veo cómo podemos pedirte que renuncies a todo ese tiempo, sólo por…
—Sinceramente, probablemente no me lleve tanto tiempo —le dije—.
Si sólo se trata de crear un sistema en el que se puedan introducir los
datos y se obtenga un resultado, estoy seguro de que podría hacerlo en mi
tiempo libre. No he hecho ningún diseño de programa desde hace tiempo.
Podría ser divertido tener algo para mantenerme al día.
—¿Hablas en serio? —Me miró fijamente durante un largo momento—
. ¿Gratis? ¿No esperarías nada a cambio de esto?
—Nada. —Agité la cabeza—. Considéralo una donación a la escuela.
Quiero decir, aquí es donde mi hijo aprende, y quiero asegurarme de que
todos los profesores no están perdiendo el tiempo en algo de lo que yo
podría ocuparme fácilmente en poco tiempo.
—Le pasaré tu correo electrónico a la junta escolar —estuvo de
acuerdo—. Puedes hablar con ellos sobre esto. Ellos sabrán más de esto
que yo.
—Hazlo —le dije—. Realmente quiero ayudarte con esto, Autumn.
Después de todo lo que has hecho por mí.
—Oye, organizarte un par de citas hipotéticas no equivale a que hagas
este trabajo para mí gratis —me respondió.
—Creo que yo seré el juez de eso —le contesté con firmeza, y ella me
sonrió una vez más y agitó la cabeza.
—Si realmente puedes hacer que esto funcione, entonces va a
cambiar todo para todos los maestros que conozco —me dijo en serio—. De
verdad, no creo que pueda exagerar eso. Vas a cambiar la forma en que
funciona el sistema escolar en este condado y cómo se asigna el tiempo.
Suena aburrido, pero es muy importante, créeme.

112
—Espero poder ayudar. —Le sonreí, y entonces la puerta se abrió y
ambos nos giramos para ver a Hunter entrando. Tenía pintura en las
manos y una mancha bajo el ojo derecho, pero estaba sonriendo. Así que
tenían que ser buenas noticias.
—Hola, hijo —Me puse de pie—. ¿Qué tal si te limpiamos y nos
vamos?
—¿Limpiarme? — Miró sus manos, como si no se hubiera dado
cuenta—. Oh, claro. Volveré en un minuto.
Y con eso, salió corriendo a los baños y nos dejó solos otra vez.
Autumn me sonrió, levantándose y estirándose.
—Bueno, supongo que tengo un poco más de tiempo libre en mis
manos si realmente vas a ser capaz de hacer esto por nosotros —
comentó—. Así que gracias por eso.
—¿Qué tal si lo pasas un poco con nosotros dos? —sugerí antes de
que pudiera detenerme—. Sé que Hunter se divirtió mucho cuando salimos
juntos la última vez. Es todo de lo que ha podido hablar desde entonces. Y
me encantaría volver a verte.
—Uh.... —Dudó, y pude verla luchando internamente con algo que no
había visto en ella antes. No sabía lo que era, pero claramente la estaba
perturbando.
—Oye, papá, estoy listo para irnos. —Hunter volvió a entrar en la
habitación y yo volví a mirar a Autumn una vez más.
—¿Qué dices? —le pregunté—. ¿Cena, en mi casa, este fin de
semana? Yo cocinaré.
—¡Oh, di que sí! —exclamó Hunter—. ¡Quiero mostrarte algunos de
los barcos que tengo en mi habitación!
Se detuvo un momento más y luego se rió y agitó la cabeza.
—Supongo que no puedo decir que no a eso —admitió.
—Supongo que no —acepté, y le mostré una sonrisa—. Te enviaré un
mensaje de texto, y vemos cómo nos organizamos. ¿Suena bien?
—Suena genial. —Puso sus manos en sus caderas y nos vio salir de
allí. Me apetecía golpear el puño al aire tan pronto como saliera y estuviera
fuera de su vista. Porque la iba a ver de nuevo. Esta vez, iba a demostrarle
que podía ser tan discreto como ella quisiera.

113
22
AUTUMN
Mientras me dirigía a su casa, me encontré balanceando los pies, la
única representación física de mis nervios que me permitiría. Porque
estaba jodidamente nerviosa ahora mismo, y tenía que mantenerme
tranquila si iba a pasar por esta noche.
Mi mente repasó la conversación que había tenido con Zoe antes de
que hubiese salido hoy. Se había colado en mi clase justo antes que
hubiese terminado y me había mirado e inclinó la cabeza en mi dirección.
—Bueno, te ves hermosa —había remarcado—. ¿Planes para una cena
de viernes por la noche?
—En realidad, sí. —Alcé la mirada hacia ella—. Holden me invitó. Dice
que va a cocinar para mí. Y oye, no voy a decirle que no a una cena gratis,
¿cierto?
—Sí, por supuesto. Eso es de lo que se trata —se burló. Tomó asiento
frente a mí—. ¿Cómo van las cosas entre ambos?
—¿Qué quieres decir? —Le fruncí el ceño.
—Quiero decir, ¿todavía son amigos, o hay algo más sucediendo?
Volví a pensar en el sueño que había tenido sobre él la semana
anterior y me removí en mi asiento.
—No, solo somos amigos —contesté. Estiró el brazo y me acarició la
mano.
—Por supuesto que lo son —se mofó, y le lancé una dura mirada que
le hacía saber que este discurso estaba comenzando a hacerse un poco
aburrido.
—Solo lo digo. —Alzó las manos—. Ambos están teniendo una cita
más o menos para este momento, ¿no es así? Quiero decir, conoces a su
hijo, te ha llevado en su yate, te invitó a cenar…
—Quiero decir, si quieres verlo así, claro. —Suspiré—. Pero no ha
sucedido nada entre nosotros. De forma romántica, quiero decir. Siento

114
que si quisiese hacer un movimiento conmigo, ya lo habría hecho, ¿sabes
lo que quiero decir?
—Claro, pero tal vez está nervioso. Tú misma dijiste que no había
salido con nadie en mucho tiempo. ¿Tal vez no está seguro de cómo hacer
un movimiento en esta época?
—De acuerdo, creo que estás siendo un poco condescendiente. —
Arqueé las cejas hacia ella—. No es estúpido. Solo está un poco fuera de
onda. No es necesario asumir que está demasiado asustado para sostener
mi mano.
—Suficientemente justo. —Inclinó la cabeza hacia mí de nuevo, y
podía ver que había algo que quería preguntarme, algo que estaba
intentando abordar de la mejor manera para así no enojarme—. ¿Y a ti te
parecen bien las cosas como están? —cuestionó amablemente. Podía decir
un montón de tonterías, pero al final del día, no quería otra cosa que yo
fuese feliz. Quería asegurarse que yo no estaba siendo engañada, pero no
era así. Estaba disfrutando pasando el tiempo con Hunter y Holden, pero
nuestras vidas eran demasiado diferentes para hacer una conexión que
pudiese durar. Al menos, eso era lo que me seguía diciendo.
—Sí, claro que lo estoy —le prometí—. Habría ido por ello si me
hubiese gustado de ese modo. Pero no lo hice.
—¿Y ahora le estás buscando una cita?
—Sí. En realidad tengo preparada su primera. —Sonreí—. Casey, del
día de entrenamiento de profesores, ¿la recuerdas?
—Oh, mierda, sí, la conozco. —Zoe golpeó el dedo sobre la mesa para
puntualizar sus palabras—. Sí, es agradable. Puedo verla como una buena
opción para un padre soltero.
—Eso es lo que estoy esperando —concordé. Si iba a ser honesta,
estaba esperando que poner una persona (una persona que había elegido,
me gustaba y no saldría herido, ni más ni menos), entre Holden y yo iba a
ser suficiente para borrar los últimos vestigios de mi atracción por él de mi
mente de una vez por todas. Sabía que era un poco estúpido, conseguirle
una cita para sacármelo de la cabeza, pero tenía que trabajar con lo que
tenía de momento, y eso era.
—Bueno, supongo que vas a averiguar cómo se siente por ti en base a
cómo reaccione a la cita —comentó.
—Sé cómo se siente sobre mí —le recordé, y me miró fijamente.

115
—Bueno, entonces esto te lo confirmará —reiteró, sonriendo. Miró su
reloj—. Oye, tengo que irme. El lugar de comida para llevar que me gusta
cierra en una hora y quiero tener mi noche de pizza de viernes.
—Vete. —La despedí con la mano—. Ten una buena noche, ¿de
acuerdo?
—Tú también —contestó—. Y hazme saber cómo va, ¿sí?
—Lo haré. —Sonreí y se fue por la puerta, dejándome allí sentada con
mis pensamientos una vez más. ¿Y si él aceptaba esta cita sin dudarlo?
¿Cómo me haría sentir eso? ¿Quería que tuviese una cita con Casey, o
quería convencerme a mí misma que no quería salir con él?
Fui a tomar mi bolso y ponerme un poco de maquillaje para la cena
de esta noche y no dejé que esos pensamientos siguiesen conmigo. Lo que
sucediese iba a suceder, y tenía que estar bien con ello. Podía con esto,
pase lo que pase. Solo era una cena, después de todo. Nada que no
pudiese manejar.
Llegué fuera de su casa y tomé una respiración profunda. Imaginé a
Casey llegando aquí, dirigiéndose a la puerta, verificando el lugar. ¿Se
sentiría del mismo modo que yo? ¿Pensaría que era un poco excesivo, pero
también estaría bastante impresionada de que lograse proporcionar esta
vida a sí mismo y su hijo? ¿O se fascinaría por su dinero, ante la promesa
de todo ese dinero?
Salté del auto y me encaminé a la puerta. Ella estaría encantada de
tener una cita, apostaría por ello. Era difícil encontrar gente con la que
salir en este negocio, dado que era predominantemente de mujeres, y
estaría encantada de encontrar a alguien que compartiese su amor por los
niños, su amabilidad, su compasión. El pensamiento de ellos pasando la
noche aquí, hablando de todo, riendo y compartiendo una botella de vino,
pasando a estar incluso más cerca en el sofá, debería hacerme feliz por mi
amiga. En cambio, sentía una punzada de celos. No, ahora no. Ni nunca.
Llamé a la puerta y Hunter la abrió un segundo después, como si
hubiese estado esperando a que yo apareciese. Me sonrió ampliamente
cuando me vio, y le devolví la sonrisa. Maldición, era un niño tan dulce.
Quiero decir, prácticamente pensaba que todos los niños eran adorables
de algún modo, pero Hunter era particularmente encantador.
—¡Señorita Becks! —exclamó con felicidad y sonreí. Era muy extraño
ser llamada así fuera de la escuela, pero no me importaba demasiado.
Ciertamente no iba a alentarle a llamarme Autumn. Tenía que mantener

116
esa línea entre nosotros. Justo como la línea que estaba intentando
mantener cuando se refería a su padre.
—Autumn. —Holden surgió de la cocina, vistiendo una camisa gris
oscuro, vaqueros y un trapo sobre el hombro—. ¿Cómo estás? ¿El viaje
hasta aquí estuvo bien?
—Más que bien —contesté, descolgué el bolso del hombro y dejé que
cayese al suelo junto a mí. Me alisé el vestido que me había puesto para la
ocasión y me pregunté por qué había sentido la urgencia de vestirme así.
Una cena en casa de un amigo, era algo de vaqueros y tu camiseta más
holgada, aun así ahí estaba yo, viéndome como si me hubiese vestido para
una cita.
—La lasaña casi está. —Holden asintió hacia la cocina—. Hunter,
¿por qué no terminas de colocar la mesa?
—De acuerdo. —Hunter lo saludó con felicidad y desapareció para
ocuparse de su tarea. Holden me indicó que pasase a la cocina, donde
tenía una copa de vino sobre la encimera para mí.
—Oh, no tienes ni idea de cuánto necesito esto. —Tomé un sorbo de
vino y luego inhalé el delicioso olor llenando la cocina—. Oye, eso huele
genial. No sabía que supieses cocinar.
—Tuve que aprender por Hunter. —Se encogió de hombros y luego
comprobó la comida en el horno—. Esta es mi especialidad. Espero que te
guste.
—Estoy segura que lo hará —prometí—. Es agradable no tener que
preparar la cena por mí misma para variar.
—Puedo imaginarlo —comentó, y en ese momento fui claramente
consciente que los dos estábamos solos en la cocina, que tenía vino en la
mano y este hermoso hombre me cocinó la cena, y habría tenido completo
sentido si me hubiese movido ese centímetro hacia él, acercándome,
robando un pequeño momento de intimidad…
—La mesa está lista. —Hunter apareció en la puerta, por suerte
apartando esos pensamientos de mi mente antes de que fuesen más allá.
—Llevaré mi vino —sugerí, huyendo de la cocina e intentando
recuperar la respiración. ¿Qué demonios estaba sucediendo conmigo? Fue
ese sueño, ese maldito sueño; pero no era real. Nada había sucedido entre
nosotros, sin importar lo realista que se había sentido en ese momento.
Tenía que olvidarlo, dejarlo todo atrás. Después de todo, estaba allí para

117
prepararle una cita, y no podía hacer eso mientras todos esos
pensamientos estaban recorriendo mi mente.
Holden salió de la cocina unos minutos después con la lasaña, nos
sirvió a todos una generosa porción y comenzamos a comer. La comida era
buena —genial, incluso—, y felizmente comí con apetito, contenta de tener
algo con lo que distraerme.
—Así que, Hunter, a principios de esta semana vi que estabas en el
club de manualidades —mencioné, asintió juguetonamente—. ¿Te gustó?
Se encogió de hombros.
—Estuvo bien. No sé si querría hacerlo de nuevo.
Holden frunció el ceño, y pude ver que ese comentario le había
molestado. Me zambullí con una contraoferta.
—Oye, hay un club de juego que acaba de comenzar en la escuela —
ofrecí—. Estoy ayudando en él. ¿Crees que eso te gustaría más?
Hunter arqueó las cejar y le brillaron los ojos con interés.
—Eso suena bien. —Miró a su padre—. ¿Eso está bien, papá? ¿Puedo
ir?
—Claro que puedes —le prometió a su hijo.
—Y tú estarás allí, ¿cierto? —me preguntó Hunter.
—Seguro. —Le sonreí, y pareció entusiasmado por la idea. Era una
victoria, incluso una pequeña, lograr que un chico como él que ha estado
luchando por encontrar su lugar en la escena social de la escuela que se
uniese a un club. Sabía que no iba a ser muy popular al principio, pero tal
vez eso encajaría mejor con él, no tener un montón de gente alrededor que
le hiciese sentir que tenía que estar a la altura.
—Gracias —vocalizó Holden hacia mí, y le ofrecí una breve sonrisa a
cambio. La forma en que me estaba mirando, pura gratitud en sus ojos,
hizo que me diese un vuelco en el estómago. Dejé el tenedor, ya sin
hambre, o al menos, hambrienta de otra cosa.
Los tres terminamos de cenar y Hunter me ayudó a fregar mientras
su padre preparaba un juego de cartas. No era buena, pero me fueron
guiando, así que no quedé como una gran tonta. Me encontré relajándome
y disfrutando, recordando cuánto disfrutaba de su compañía. Los tres
juntos, simplemente tenía sentido.

118
Pronto, Hunter estaba bostezando, y claramente era hora de que se
fuese a la cama y mi señal para irme de aquí. Quería quedarme más,
compartir unas copas de vino con Holden y charlar de adulto a adulto,
pero eso era arriesgar más las cosas de lo que se debían arriesgar. Holden
mandó a Hunter a que se fuese a preparar para ir a la cama y lo ayudé a
recoger las cartas que ahora estaban esparcidas por la mesa de su salón.
—Entonces —tomé una profunda respiración y comencé a hablar—,
creo que tengo una cita para ti.
—Oh, ¿de verdad? —Me miró, las cejas arqueadas—. ¿Quién es?
—Es una amiga mía de una conferencia de entrenamiento para
profesores —expliqué—. Caey Styles. Es realmente agradable y creo que te
gustará. Tranquila, dulce, inteligente.
—Suena increíble. —Asintió después de una pausa. Sentí mi
estómago dar un vuelco cuando me di cuenta que, de algún modo, fuese a
rechazar la idea de esta cita. Lo que era una locura. Esto era lo que había
querido para él en primer lugar, y ahora que estaba accediendo a conocer
a alguien nuevo, ¿estaba molesta?
—Creo que está esperando hacer esto este fin de semana —continué—
. ¿Tal vez mañana por la noche si puedes encontrar una niñera para
Hunter?
—Sí, creo que puedo —afirmó—. Te lo haré saber de cualquier modo,
y podemos tomarlo desde ahí.
—Suena bien —contesté, y nuestras manos se rozaron brevemente
cuando fui a tomar una carta junto a él. Me congelé por un momento, la
conexión lo suficiente para llevarme de vuelta a mitad de mi sueño. Lo
aparté. Sentía como si hubiese pasado toda la noche haciendo eso.
—Genial. —Me aparté de él y me giré—. Debería irme. Gracias por
esta noche. Fue divertida.
—Sí, lo fue —coincidió—. Eres bienvenida aquí en cualquier
momento. Y gracias por dejar que Hunter supiese sobre el club. Suena
perfecto para él.
—Sin problema —murmuré, yendo por mi chaqueta y esforzándome
por no mirarlo a los ojos.
—Te enviaré un mensaje sobre la cita, ¿bien? —Me siguió a la
puerta—. Lo espero con ansias. Suena divertido.

119
—Estoy segura que lo será —aseguré, y de repente el mundo se sintió
como si se estuviese inclinando a un lado, un mareo tomando el control de
mí por un momento. Irónico que hubiese estado en el agua con él todo ese
tiempo y había estado bien, pero en tierra firme, no parecía mantener la
compostura—. Bueno, nos vemos —exclamé, mi voz más alta de lo que
necesitaba ser, y salí por la puerta sin un abrazo de despedida.
Porque si lo tocaba ahora mismo, no sería capaz de mantener abajo
esos sentimientos que no eran buenos para mí. Cerré la puerta tras de mí
y tomé una profunda bocanada de aire frío, esperando que pudiese
devolverme a la tierra, a la orilla. Pero no fue así, y me quedé con la
persistente pregunta sobre si acababa de prepararle al hombre con el que
estaba destinada a estar, una cita con otra persona.

120
23
HOLDEN
—No sé qué hacer —admití a mi mejor amigo mientras Raymond se
sentaba frente a mí y me observaba caminar de un lado a otro frente a él.
—¿Pensé que querías que ella te emparejase para una cita? —
preguntó, sonando confundido—. Eso es lo que me dijiste la última vez que
nos vimos.
—Sí, y supongo que creía que era lo que quería. —Me froté la cara con
mi mano—. Pero ahora que en realidad está aquí…
Mi voz se apagó y traté de darle sentido al desorden dentro de mi
cabeza. Ayer por la noche, cuando estuvimos limpiando la casa después de
nuestra tarde juntos, lo supe. Supe que este era el día en que tenía que
hacer un movimiento. No estaba seguro de qué había cambiado dentro de
mí —quizás la bondad que había mostrado con Hunter o quizás cuán
bueno fue pasar la tarde con ella juntos— pero quería a Autumn. No
quería a alguna chica con la que ella me concertase una cita. La quería a
ella y sólo a ella, y otra cosa hubiera sido una mentira.
Pero entonces ella me había dicho que tenía a alguien interesada,
alguien que sonaba dulce y buena, como un buen partido para mí, y me
sentí como que el suelo se había retirado de debajo de mí. Me hubiera
gustado haber tenido el valor de decirle que esto no era lo que quería, que
sería tonto por mi parte salir con esta mujer teniendo en cuenta lo que
sentía por ella, pero eso no habría sido bien recibido. Ella había hecho
todo ese esfuerzo para encontrar a alguien para mí, justo en el momento
en que había decidido que ya había encontrado a la persona con la que
quería salir.
—Entonces, ¿qué vas a hacer? —preguntó Raymond. Negué con la
cabeza y me encogí de hombros.
—Honestamente no tengo ni puta idea —admití—. No creo que pueda
retirarme de esta cita ahora, no cuando todo está preparado para mí.
Debería haberle dicho que no cuando lo comentó. No creo que esté
preparado todavía….

121
—Amigo, sé que es probable que no quieras oír esto, pero suena como
si tuvieras sentimientos por Autumn —dijo Raymond cortándome. Apreté
los puños a mis lados. Sabía que él tenía razón y estaba en lo cierto, pero
no estaba dispuesto a admitírmelo todavía.
—Creo que puedes estar en lo cierto —concedí—. Pero no puedo
decírselo ahora, ¿verdad? Después de todo lo que he hecho y dicho en las
últimas semanas. Va a pensar que estoy loco.
—No creo que lo piense —me aseguró con suavidad—. Mira, han
estado saliendo más o menos todo este tiempo, ¿verdad? Todo lo que
necesitas hacer es decirle que estás empezando a tener sentimientos por
ella. Sólo dile la verdad. No creo que eso sea una locura.
—Sí, pero ella me acaba de juntar con otra persona —le señalé—.
Esos no son exactamente las acciones de alguien que está interesada en
mí, ¿verdad?
—Quiero decir, supongo que no, en principio —concedió—. Pero tal
vez es que ella tiene sentimientos por ti y no está segura de que te sientas
de la misma manera. Esto es lo que pediste, después de todo. Simplemente
te está haciendo caso. Pero las cosas han cambiado ahora, y puedes tratar
de decirle la verdad, ¿no?
—No creo que pueda. —Negué—. Creo que he dejado pasar demasiado
tiempo. Creo que he jodido las cosas entre nosotros.
—Creo que estás siendo catastrófico porque no has hecho esto desde
hace tiempo —me interrumpió una vez más, lo que fue la decisión
correcta, ya que se sentía como si mi cerebro se fuera a fundir y comenzar
a filtrarse por detrás de mi cabeza en cualquier momento.
—Creo que saldré en esta cita con esta mujer. —Suspiré—. No quiero
que piense que no estoy agradecido por ello.
—¿Estás simplemente probando un punto? —Raymond frunció el
ceño—. Porque estoy seguro de que preferiría que le dijeras la verdad en
lugar de jugar a estos juegos tontos.
—No estoy jugando —respondí obstinadamente y me di cuenta de que
sonaba un poco demasiado como Hunter cuando él no tenía algo que
quería. Tomé una respiración profunda, levanté mis manos, y exhalé.
—Ella me está preparando una cita —dije—. Se ha tomado todo este
esfuerzo para encontrar a alguien. No voy a joder eso, no ahora. Esto es lo
que le dije que quería todo el tiempo, y es así de simple. Voy a hacerlo.

122
—¿Y no estás haciendo esto para molestarla? —presionó Raymond.
Negué.
—Estoy haciendo esto porque ella está tratando por mí —contesté, y
sentí todo mi cuerpo tensarse ante la idea de lo que iba a suceder esta
noche. Autumn me había enviado mensajes de texto con la dirección, el
lugar donde debía recoger a esta mujer, y sabía que debería ir allí con mi
cara de juego y sacar el máximo provecho. Pero no podía siquiera imaginar
ir a casa de esta mujer, no cuando Autumn se quedaría sola durante la
noche.
—Claro. —Raymond asintió, pero no parecía muy convencido—. Voy a
recoger a Hunter, después lo traeré aquí.
—No, está bien. Yo le llevaré.
—Creo que es importante que te tomes un tiempo para pensar —
respondió con firmeza—. Averiguar lo que realmente quieres, ¿no?
—Creo que sí. —Suspiré—. Gracias, hombre. Lo aprecio.
—Está bien. —Hizo un gesto con la mano—. Toma la decisión correcta
esta noche, ¿de acuerdo?
—¿Alguna información sobre cuál lo es? —Le sonreí con tristeza.
Sacudió la cabeza.
—Me quedo fuera de esto —respondió con firmeza—. Tienes que
averiguarlo por ti mismo.
—Supongo que sí —le concedí. Con eso, me dirigí a mi casa para
empezar a prepararme para mi cita de esa noche.
No es que no me gustase la idea de ver a esta mujer. De hecho, en
muchos sentidos, sonaba bastante genial, y confiaba que cualquiera que
fuera amiga de Autumn debía tener algo bueno a su favor. Debería haber
estado excitado ante el pensamiento de volver a salir con alguien nuevo,
incluso si mi última cita a ciegas no había ido exactamente de la manera
en que había esperado. Aun así, mientras le hacía a Hunter algo de comida
y le decía que él visitaría a Raymond esa misma tarde, no podía evitar la
sensación de que esto estaba mal.
—¿A dónde vas esta noche? —preguntó, y me detuve un momento
antes de contestar. ¿Debía decirle la verdad? No, él ya pensaba que
Autumn y yo estábamos viéndonos, y la última cosa que necesitaba era
que se confundiera más en ese punto.

123
—Sólo una reunión de trabajo —dije—. Nada emocionante. No te
pierdes nada, confía en mí.
—¿Puedo ver al bebé hoy? —Sus ojos se iluminaron cuando se dio
cuenta de que pasaría la noche con toda la familia.
—Sí, podrás. —Le revolví el cabello, y sentí este aguijón de la tristeza
al saber que no había sido capaz de darle esa misma familia. Quería que
creciera normal y feliz, pero le había faltado algo durante su vida, carecía
de una figura materna en su mundo. ¿No era eso para lo que estaba
destinada esta cosa de las citas? ¿Proporcionarle una familia por fin?
Raymond le recogió, y me dio una mirada dura y un movimiento de
cabeza mientras Hunter se subía al coche. Sabía exactamente qué estaba
tratando de transmitir. Me dirigí de nuevo a casa y empecé a prepararme.
Tenía que recoger a esta mujer Casey a las siete y llevarla a cenar. Me
preguntaba si estaba esperándolo, si estaba excitada por lo que se venía, o
si estaba nerviosa y considerando si ésta era la mejor opción. Quizás
debería aparecer, decirle la verdad y salir de allí antes de que pudiera
enfadarse mucho conmigo.
Salí para subir a mi coche y me encontré con que había empezado a
llover. Qué suerte la mía, como si necesitara otro recordatorio de cómo
esta noche iba a salir. Entré en el coche y empecé a conducir hacia su
casa, yendo lentamente, pero el tráfico estaba bien, y llegué allí con mucho
tiempo.
Me acerqué fuera de su puerta —una verde, Autumn me dijo— y miré
a la casa. Era pasada de moda y estaba un poco deteriorada, pero era
dulce y me pregunté sobre la mujer en el interior. Probablemente amable.
Probablemente divertida. Probablemente inteligente. Aun así, no tenía la
urgencia de parar el coche y entrar allí para conocerla. Era loco, pero
había otra mujer con la que quería pasar mi noche, una mujer que era
divertida, inteligente, amable, hermosa, encantadora, un poco rara, todas
cosas que no tenía ni idea que había estado buscando en una compañera,
pero había aterrizado delante de mí como si alguien la hubiera dejado caer
de las estrellas para cambiar todo en mi vida para mejor.
Conduje por el bloque una vez más y traté de convencerme de entrar.
Sabía que debía. Autumn había puesto todos los esfuerzos para establecer
esto por mí, pero el nudo en mi estómago me decía que esto estaba mal.
Conduje por un tiempo y finalmente estacioné delante de la casa poco
familiar. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras me obligaba a

124
ponerme de pie, cerrando el coche detrás de mí, poniendo un pie delante
del otro y caminando hasta esa casa.
Me detuve frente a la puerta. Todavía había tiempo para retirarme de
esto, hacer las cosas bien. Pero me encontré con mis nudillos levantándose
a la madera y, antes de que pudiera convencerme de no hacerlo, llamé a la
puerta.
Cambiando mi peso de un pie a otro, oí que alguien se movía en el
interior, y mi corazón latió al doble, tan rápido que parecía que iba a
salirse de mi pecho. Finalmente, llegó a la puerta y la abrió. Y tan pronto
como lo hizo, supe que había tomado la decisión correcta esta noche.

125
24
HOLDEN
Cuando se abrió la puerta, puse los ojos en la mujer que estaba frente
a mí y supe que había tomado la decisión correcta. El conocimiento de que
no iba a tener que mentir a través de esto me golpeo en una ola de alivio.
Estaba destinado a estar aquí, pero tenía que encontrar una manera de
explicar por qué.
—¿Holden? —Autumn frunció el ceño—. ¿Qué demonios…? Pensé que
tenías esa cita esta noche
—La tenía —le respondí rápidamente—. Quiero decir, ahí es donde
estaba destinado a estar. Pero no podía dejar de pensar en ti. Sabía que
necesitaba estar aquí.
Sus ojos se agrandaron, y me miró por un largo momento. Demasiado
largo. ¿Había cometido algún error estúpido y loco del que no me iba a
poder recuperar? La forma en que me miraba, como si acabara de salir con
la mierda más loca que había escuchado en su vida, envió mi pulso
corriendo por mis venas. Pero no podía retractarme, así que seguí
hablando con la esperanza de poder finalmente expresar lo que necesitaba.
—Sé que estoy destinado a estar aquí contigo —continué, la lluvia
todavía caía a mi alrededor. Tenía frío, me estaba humedeciendo, pero no
me importaba. Mientras pudiera mirar a los ojos de esta mujer y decirle
cómo me sentía realmente, valía la pena. Todo esto había valido la pena.
Autumn seguía mirándome boquiabierta, como si no pudiera creer lo
que estaba diciendo. Apenas podía creerlo yo tampoco. Me había
convencido durante tanto tiempo que Autumn no era la mujer con la que
estaba destinado a estar. Pensé que todo lo que compartíamos era fugaz y
platónico en el mejor de los casos, así que sentí como si me estuviera
tambaleando de regreso a la realidad hablándole así. Pero era real, y si
hubiera salido en esa cita a ciegas que ella me había programado, esa
habría sido la verdadera mentira.
No tenía idea de cómo iba a reaccionar ella. Todavía no la conocía lo
suficientemente bien como para entenderlo, todavía no. Autumn era
alguien a quien solo había conocido como amiga durante todo este tiempo,

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y me acercaba a ella, me desahogaba y admitía que siempre había sentido
algo por ella. Si solo hubiera aceptado la primera cita en la que habíamos
estado juntos todas esas semanas atrás. Si tan solo hubiera visto entonces
que nuestra química era intensa, imposible de negar. Entonces podría
haber escapado de toda esta jodida mierda y ya la tendría en mis brazos.
Ella no habló durante mucho tiempo, el único sonido era la lluvia que
golpeaba a nuestro alrededor, pero podía ver su pecho subiendo y bajando
rápidamente. Llevaba unos pantalones cortos de pijama y un chaleco, con
la piel expuesta y muy jodidamente tentadora. Pero ella tenía que
aceptarme primero. Tenía que aceptar lo que teníamos entre nosotros, si
ella también lo sentía. Recordé todos esos breves toques, esas miradas
significativas, la forma en que me sonrió como si fuera la única persona en
el mundo. No podría haber imaginado todo eso. ¿Verdad?
Y luego, de repente, se movió hacia mí. No estaba seguro si me besó
primero o si yo la besé, pero no importaba. Fue un circuito que se cerró
cuando nuestras bocas se encontraron por primera vez, la electricidad que
habíamos estado reteniendo finalmente se permitió correr de forma salvaje
y libre. Envolví mis brazos alrededor de ella, acercándola a mi cuerpo y
enterré mi lengua en su boca, probándola, consumiéndola, necesitando
cada parte de ella.
—Oh, Dios mío, Holden —susurró Autumn mientras se retiraba—.
¿Estamos haciendo esto?
—Si quieres —murmuré de vuelta, rozando mi boca contra su mejilla,
inhalando su olor embriagador, recordándome todo lo que me había estado
perdiendo todo este tiempo. ¿Cómo me había contenido tanto tiempo?
Todo eso parecía distante ahora, increíblemente lejos.
—Sí quiero. —Jadeó como si estuviera aceptando un voto de boda, y
me besó de nuevo, empujándome dentro de la casa, fuera de la lluvia, y en
su calor.
Agarré sus caderas y la empujé contra la pared detrás de nosotros,
sujetándola allí, manteniéndola inmóvil. Los dos habíamos estado tan
escurridizos durante tanto tiempo que no nos habíamos contactado el uno
al otro, pero ahora que la tenía allí, no había forma en el infierno de
dejarla escapar. Ella gimió cuando la besé de nuevo, presionando su
cuerpo contra el mío mientras pasaba mis manos por encima de sus
brazos y los empujaba por encima de su cabeza. Se sentía tan jodidamente
bien. Eso era de lo que no podía tener suficiente, lo obvio que parecía que

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deberíamos terminar de esta manera, lo natural que se sentían nuestros
cuerpos cuando estaban tan cerca como estaban.
—Joder —gimió ella mientras pasaba la boca por su cuello, dejando
que mis dientes se engancharan en su piel, sintiendo que su cuerpo
temblaba de necesidad mientras la acariciaba con mi boca. Envolví mis
dedos alrededor de sus muñecas y la sostuve con fuerza, apretándome
contra ella. Yo ya estaba duro. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que
había deseado a alguien tanto, con tanta seguridad? Mi cuerpo palpitaba
con una necesidad insoportable por ella, y podría haber pasado toda la
noche explorando cada centímetro de su cuerpo y todavía ansiando más al
día siguiente.
—Bésame. —Jadeó, y volví mi boca para encontrarme con la de ella,
sus suaves labios encontrando los míos. Me besó con avidez, mordiéndome
el labio inferior entre los dientes y haciéndome gemir. Estaba empujando
sus caderas hacia mí, enganchando una pierna alrededor de mí para
acercarme más, y cada una de las prendas de vestir que llevaba era una
molestia entre yo y su hermoso cuerpo.
Dejé caer mis manos de sus muñecas y levanté su frágil camiseta,
tirándola a un lado. Para mi deleite, estaba desnuda debajo de ella. Con
un brazo alrededor de su cintura, me incliné hacia atrás para admirarla,
para tomarla. Su boca estaba ligeramente separada, su respiración era
forzada y rápida, y su cuerpo se arqueaba hacia el mío como si
inconscientemente tratara de alcanzarme con cada centímetro de su
cuerpo. Pasé mis dedos por su garganta, observando cómo sus ojos se
cerraban para procesar la sensación, y luego los dejé ir más lejos hasta
que encontraron sus pezones. Pellizqué uno toscamente entre mis dedos,
sacando un agudo chillido de su boca. Aumentó bajo mi toque.
—Jesucristo, Holden —gimió mientras masajeaba uno de sus pechos
con una mano y bajaba mi cabeza hacia el otro, metiendo su otro pezón en
mi boca. Quería consumirla, tragarla entera, probar y probar cada
centímetro de su cuerpo hasta que estuviera satisfecho. Mordí suavemente
sobre su pecho sensible, y ella se estremeció debajo de mí. Levanté la vista
para encontrar su cabeza inclinada hacia atrás en éxtasis y su boca
abriéndose y cerrándose sin palabras.
—¿Bien? —murmuré, y ella asintió.
—Muy bien —respondió con seguridad. Me moví más abajo, moviendo
mi lengua a lo largo de la curva de su pecho, y luego, poniéndome de
rodillas, presioné mi boca contra su vientre, en ese punto suave debajo de

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su ombligo que hacía que sus piernas temblaran con una necesidad
desesperada—. Mm —gimió, pasando sus dedos por mi cabello, tirando
suavemente de los extremos mientras me movía más abajo. Podía oler su
aroma, la rica y tentadora fragancia de ella misma, y me tomó todo lo que
tenía para no arrancarle las bragas allí mismas y hacer que se viniera con
mi boca. Pero quería provocarla, hacerle saber todo lo que podía hacer y no
tenía ninguna prisa.
Subí mis manos por sus muslos desnudos y observé cómo aparecía la
piel de gallina donde mis dedos se habían movido. En serio, me excitó, al
ver lo interesada que estaba por mí, que mi deseo por ella se reflejara en
igual medida en todo su cuerpo. Enganché mis dedos alrededor de sus
pantalones cortos y los bajé. Los pateó con entusiasmo y me agarró la
cabeza una vez más, guiándola hacia sus bragas.
Presioné mi boca contra ella a través de la delgada tela, inhalándola
profundamente, dejando que mi aliento la acariciara a través de su ropa
interior. Dejó escapar un estrangulado y desesperado ruido,
comunicándome sin palabras lo mucho que me quería allí. Besé a lo largo
de la línea de sus bragas por un momento, dejando que mis dientes
tocaran la banda, luego perdí la paciencia y se las quité. Tenía que
probarla.
Moví mi boca contra su coño inmediatamente. Estaba afeitada, salvo
por un pequeño triángulo en su montículo púbico, en el que me aseguré de
pasar los dedos, la tosquedad de su vello contrastaba con la dulzura suave
y aterciopelada de su piel. Acaricié con mi lengua lentamente a lo largo de
su sexo, comenzando por su abertura y moviéndome todo el camino hasta
que encontré su clítoris. Ella dejó escapar un largo gemido y se apoyó
contra la pared detrás de nosotros, extendiendo las piernas para facilitar la
tarea de que accediera a ella. Y tomé la invitación sin pensarlo dos veces.
Comencé lamiendo y chupando los labios, llevándolos a mi boca y
prodigándoles atención, haciéndole saber a ella que estaría aquí todo el
tiempo que hiciera falta. No podía superar lo bien que sabía. Por supuesto,
antes había ido abajo con otras mujeres, pero había algo diferente en
Autumn. Tal vez se debía a cuánto tiempo la había estado deseando, o tal
vez era algo completamente distinto, pero no podía tener suficiente de ella.
Eventualmente, cuando sus muslos se tensaron y su respiración llegó
más rápido y más fuerte que antes, dirigí mi atención a su clítoris. Lo cerré
con mis labios y lo guie hacia afuera con mi lengua, sintiéndolo hincharse
y endurecerse mientras succionaba suavemente. Dibujé formas contra

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ella, escuchando el sonido de sus gemidos y sus reacciones físicas para
leer lo que se sentía mejor para ella, y descubrí que parecía gustarle más
cuando chupé y lamí suavemente en la punta de la misma. Hice eso
exactamente, moviendo mis dedos hacia ella mientras lo hacía, deslizando
mis dedos profundamente en su coño perfecto mientras la comía.
—Oh, Dios mío —se quejó, y me di cuenta de que estaba cerca de
venirse.
Me moví un poco más fuerte, acaricié mi lengua con más propósito y
volviéndome duro como una roca cuando la mujer que estaba delante de
mí se perdió en el placer que le estaba dando. No había nada más atractivo
en el mundo que hacer venir a una mujer, excepto tal vez hacerlo con una
mujer que sentía que había estado esperando toda mi vida.
—¡Joder! —gritó, agarrando mi cabeza mientras su coño se apretaba
alrededor de mis dedos. Su clítoris palpitó debajo de mi lengua, y me retiré
un poco, reduciendo el placer para que no fuera tan intenso. Mirándola
furtivamente, encontré sus mejillas enrojecidas y sus pezones hinchados,
todo su cuerpo reaccionando a las sensaciones. Se veía increíble. Incluso
más increíble de lo habitual, eso era.
Se agachó para ayudarme a levantarme y me besó de inmediato, sin
preocuparse por el hecho de que mi boca aún brillaba con su humedad.
Podía saborearnos a los dos, combinados en nuestro beso, y presioné con
fuerza contra ella, haciéndole saber que estaba listo para más cada vez
que ella lo estuviera. Ella se echó hacia atrás, me miró directo a los ojos y
sonrió.
—Dormitorio —me dijo—. Ahora.
¿Y quién era yo para estar en desacuerdo?

130
25
AUTUMN
Tomé su mano y lo arrastré por la habitación sin pensarlo dos veces.
No podía creer que esto estuviese sucediendo. Todavía no estaba
completamente convencida de que esto no fuese un sueño muy vívido, pero
entonces, nunca podría haber imaginado un hombre que fuese así de
bueno haciendo que me corriese, incluso en mis fantasías más salvajes.
Me empujó contra la puerta en cuanto estuvimos dentro, besándome
de nuevo, y todavía podía saborearme en su boca. No podía creer que se
hubiese puesto de rodillas frente a mí y me hubiese hecho cosas increíbles
pocos minutos después de que hubiese llegado a la puerta y me hubiese
confesado sus sentimientos por mí. Nunca había estado con un hombre
que pareciese desearme tan desesperadamente, un hombre que no tuviese
problemas en adorar mi cuerpo.
Estaba desnuda, y él todavía estaba completamente vestido, y algo en
esta dinámica me estaba excitando y frustrando de igual manera. Deslicé
la mano entre sus piernas y agarré su polla, encontrándola dura como una
roca y preparada para mí. Masculló contra mi boca, dejando muy claro que
me quería en cualquier modo que pudiese tenerme.
—Te necesito dentro de mí —le susurré al oído, hambrienta por él,
famélica. Nunca había deseado a nadie con la intensidad que lo deseaba
en ese momento, y resultaba duro mantener la mente despejada, recordar
todo lo que había llegado antes de esto. Todo este tiempo, toda la espera, y
todo había sido construido para este momento. Y merecería la pena.
Me empujó hacia la cama, un poco fuerte con su necesidad, pero me
gustó. Me removí en las sábanas y observé mientras se desvestía. Era
fuerte y musculoso, y cuando se colocó sobre mí, estiré las manos para
trazar la forma de sus brazos y su pecho. Sentí su corazón latir
rápidamente bajo su piel, un recordatorio de que quería esto tan
desesperadamente como yo. Que habíamos esperado por el otro el tiempo
suficiente.

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—¿Condón? —susurró en mi oído, y alcancé en el cajón de la mesita
de noche donde durante mucho tiempo había guardado una pequeña caja
de condones con la esperanza de un día poder usarlos.
Bueno, ese día estaba aquí, y había merecido la larga espera. Le
entregué el pequeño paquete de aluminio, lo abrió rápidamente,
poniéndoselo hábilmente y luego se movió sobre mí. Deslicé las manos
sobre sus hombros, acercándolo y estiré las piernas, sorprendiéndome de
lo impaciente que estaba para que esto finalmente sucediese. No me había
dado cuenta hasta el momento de cuán desesperada y verdaderamente lo
había deseado todo este tiempo, pero una vez que estaba frente a mí, sabía
sin ningún tipo de duda que esto era correcto y que los dos estábamos
destinados a ser todo este tiempo.
Sujetó la polla con la mano y la dirigió a mi apertura. Era más grande
de lo que me había dado cuenta, y llevó un momento relajarme ante la
sensación de él entrando, pero me centré en su rostro, la forma en que
parecía estar consumido con su deseo por mí, y enseguida, nada más en
todo el mundo importaba menos este sentimiento, el movimiento de su
cuerpo dentro de mí.
—Joder, Autumn —masculló mientras se empujaba por completo en
mi interior. El sonido de mi nombre en sus labios me excitó más de lo que
esperaba, y pronto me ajusté a la sensación de él en mi interior. Había
pasado mucho tiempo desde que me había acostado con alguien y mucho
más desde que había sentido un deseo que corría tan profunda y
completamente como este. Era mucho que asimilar, pero merecía la pena,
cada segundo de ello.
Enganché los tobillos tras su espalda y lo acerqué a mí haciéndole
saber sin palabras que estaba completamente preparada para él. Me besó
suavemente en la boca mientras comenzaba a empujarse dentro de mí,
yendo lento, dejándome saborear la sensación de él hundido hasta la
empuñadura.
Se sentía muy grande, y yo me sentía muy llena, como si los dos
hubiésemos sido hechos para encajar así. Balanceé las caderas para
encontrarme con las suyas, amando la forma que se sentía dentro de mí y
pidiendo más. No estaba segura si alguna vez verdaderamente tendría
suficiente de él. Habíamos esperado mucho para llegar a este momento,
yendo y viniendo, dudando de nosotros, nuestros sentimientos y nuestra
atracción, que tenía toda esta tensión acumulada que necesitaba ser
liberada. Y él sería quien lo resolvería.

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—Eres tan hermosa —murmuró, inclinándose hacia mi oreja, así
podía sentirlo decir las palabras al igual que oírlas. Gemí y eché un poco
las caderas hacia atrás, tomándolo más profundamente, tan profundo
como podía, tan duro como él pudiese tenerme. No podía sobreponerme a
lo bien que se sentía esto, lo natural y obvio, y cuánto habíamos esperado
para conseguir esto. ¿Cuánto nos habíamos contenido cuando esto había
estado esperando por nosotros tanto tiempo? Recordé brevemente el sueño
que había tenido hacía unos días y me pregunté si ese había sido mi
cuerpo impacientándose por mis dudas y empujándome hacia él de una
vez por todas.
Otro orgasmo se construyó profundamente en mi interior,
atrapándome con la guardia baja, cuando normalmente no me corría más
de una vez en una sesión. Pero entonces, la forma en que me tocaba, la
forma en que me había devorado, había dejado claro que mi placer era tan
importante para él como el suyo, y estaba más relajada sabiendo que no
tenía nada que demostrar. Apreté la mandíbula y me moví contra él,
encontrándome con cada empuje, deseándolo, necesitándolo.
Y luego me golpeó, el orgasmo recorrió mi cuerpo como una ola de
alivio. La tensión se filtró por mis músculos, e hice mi mejor esfuerzo para
seguir aferrándome a él, para mantenerlo cerca de mí, rodeándome
ávidamente con tanto de él como podía conseguir. No quería que esto
terminase, no quería que volviésemos a estar separados de nuevo.
Se movió dentro de mí unas pocas veces más mientras el placer
estallaba y alcanzaba la cima, y unos instantes después, alcanzó su
clímax, terminando con un gemido y un empujón hasta la empuñadura en
mi coño. Se mantuvo ahí un tiempo como si se sintiese del mismo modo
que yo, no queriendo separarse, admitir que este encuentro había
terminado, y enfrentar las demás preguntas que vendrían una vez que,
bueno, nos hubiésemos corrido.
Salió de mí, tirando el condón en la papelera junto a mi cama y luego
se acomodó en las sábanas con un largo suspiro de satisfacción. Me mordí
el labio mientras lo miraba. Todavía no podía creer que estuviese aquí,
sentado a mi lado, este hombre al que había esperado tanto tiempo sin
darme cuenta de que eso era lo que estaba haciendo.
—Supongo que deberías hacerle saber a tu cita que esta noche no va
a seguir adelante, ¿eh? —Le empujé el brazo juguetonamente.
—Supongo —coincidió, tomando su teléfono del bolsillo y enviando un
rápido mensaje. Me sentía un poco mal, pero ella no debería haber estado

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esperando tanto tiempo, y era duro sentirse culpable cuando acababa de
tener el mejor sexo de toda mi vida. La cama se sintió vacía hasta que se
reclinó en la almohada, todavía completamente desnudo, tendido sobre
mis sábanas como si siempre hubiese sabido que pertenecía ahí.
Me tumbé junto a él y lo observé un largo momento. No sabía qué
decir. Nunca había sido buena en las charlas de almohada.
—No sé cómo decir esto —admití, imaginando que era mejor ir con
honestidad en una situación así—. Pero… ¿qué sucede ahora?
Se giró hacia mí, sus ojos estaban suaves y tiernos de un modo que
nunca había visto. Brevemente me pregunté cuánto había pasado desde
que había compartido esta clase de intimidad con otra persona. Parecía
completamente en paz, como si todo en el mundo estuviese como debería
en este momento. No pude evitar sonreír.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir… —dudé. Estaba muy preocupada por decir o hacer lo
incorrecto, venir con algo completamente estúpido que fuese a arruinar la
noche perfecta que había sido hasta ahora—. Quiero decir, ¿cómo están
las cosas entre nosotros ahora? —pregunté en voz alta—. Abandonaste
una cita por mí.
—Solo accedí a esa maldita cita porque me había convencido en creer
que no merecía estar con alguien como tú. —Tomó mi mano y me besó los
nudillos, haciendo que me estremeciese.
—Creo que puedo hacerte cambiar de idea sobre eso. —Sonreí, un
poco agitada. Me devolvió la sonrisa.
—Eres la única con la que quiero estar —me prometió, estirando el
brazo para alentarme a acurrucarme en su pecho. Dudé por un momento,
aunque quería hacerlo. Lo sabía. Simplemente era duro para mí aceptarlo.
Pero me moví hacia él, apoyando la cabeza en su pecho y cerré los ojos.
Esto era real. Estaba sucediendo. Realmente estaba aquí con él y era todo
lo que necesitaba. Me arropó entre sus brazos y supe que, al menos por el
resto de la noche, todo iba a estar bien.

134
26
HOLDEN
Me desperté en una habitación que no reconocí, y por un segundo,
pensé que todavía estaba soñando. Alcé la cabeza de la almohada y
pestañeé un par de veces, intentando localizar la habitación que me
rodeaba. Luego escuché a una mujer junto a mí roncando ligeramente
mientras dormía. Cuando me giré para mirarla y recordé dónde estaba,
una sonrisa apareció en mi rostro. Estaba con Autumn. Así que hoy iba a
ser un buen día.
Me había preguntado cómo se sentiría la mañana después, si hubiese
sentido como si hubiese cometido un error, si ahora que nuestra química
fue consumida, me preguntaría qué estaba haciendo aquí en primer lugar.
Pero una vez que estaba aquí, despertándome junto a ella, sabía que había
tomado la decisión correcta al no ir a mi cita anoche. Los detalles de la
noche anterior pasaron por mi mente, y difícilmente pude mantener la
sonrisa fuera de mi rostro. Había sido bueno. Realmente bueno.
Me incliné para acariciarle el cabello, se estiró y abrió los ojos,
ofreciéndome una sonrisa adormilada mientras regresaba a la consciencia.
—Buenos días —murmuré, cerniéndome sobre ella para acariciarle el
cuello. Sonrió y me rodeó con los brazos, dejando salir un pequeño
murmullo de satisfacción.
—Buenos días —contestó y me besó en la boca.
Fue un momento muy breve, pero fue suficiente para que la cabeza
me diese vueltas con excitación, deseo y necesidad por ella. No podía creer
que esto estuviese sucediendo. No podía creer hasta la noche anterior
hubiese estado intentando convencerme a mí mismo de ir a una cita con
otra persona. Afortunadamente, la mujer a la que había dejado plantada
no estaría demasiado enojada, pero honestamente, aquí tumbado en la
cama con Autumn así, era difícil preocuparse demasiado sobre lo que ella
debe estar pensando de mí.
—Hombre, estoy famélica. —Autumn se estiró y se sentó en la cama.
Todavía estaba deliciosa y completamente desnuda, y me tomó todo lo que

135
tenía no abalanzarme sobre ella ahí mismo—. ¿Vamos a hacer algo de
desayuno? —sugirió
—Si eso significa ponerte algo de ropa —pasé la mano por su muslo,
expuesto donde había apartado las mantas la noche anterior—, estoy
contra ello.
Se rió, alejando mi mano de un manotazo, y luego salió de la cama. A
la luz del sol de la mañana, entrando por la ventana y resaltando su
perfección, parecía casi etérea.
—Bueno, tengo hambre y no voy a salpicarme de aceite caliente solo
para tu placer visual —contestó juguetonamente—. ¿Qué quieres? Estoy
pensando en huevos, tocino y un café caliente.
—Suena perfecto —accedí. Habría dicho que sí a cualquier cosa que
pidiese. Alcancé mi bolsillo para tomar el teléfono y comprobé la hora.
Todavía tenía un poco de tiempo antes de que tuviese que irme para
recoger Hunter. Estaba emocionado de verlo, aunque sabía que Raymond
estaría regodeándose sobre mí demostrándole que, después de todo, tenía
razón al ir detrás de Autumn al final.
Autumn se puso una bata y se dirigió a la cocina, fui al baño a
lavarme, mirándome en el espejo. Me veía diferente, o al menos, así me
sentía, más ligero, más feliz, incluso un poco más joven. No era solo por el
sexo. Era sabido que había un nuevo romance en mis planes, el primer
romance en mucho tiempo que sentía como si fuese a alguna parte.
¿Quién habría pensado que la profesora con la que discutí hacía tantas
semanas resultaría ser la mujer poniendo una sonrisa en mi rostro esta
mañana?
Cuando terminé, fui a unirme a ella en la cocina, inhalando el
sabroso olor de la comida que estaba preparando. Miró sobre el hombro y
me sonrió.
—¿Sintiéndote un poco más humano? —preguntó.
Asentí.
—Bueno, fuiste muy animal anoche —provocó y se sonrojó un poco
cuando habló.
—Oye, no puedo ser un caballero todo el tiempo —repliqué y se rió
entre dientes mientras le daba la vuelta a una tira de tocino, que
chisporroteó de forma satisfactoria cuando golpeó la sartén. No podía
recordar la última vez que me había sentido así de relajado, así de libre de

136
estrés. Sabía que no podía durar para siempre, pero no significaba que no
fuese a disfrutarlo mientras todavía pudiese.
—Así que, ¿cuándo vas a ser un caballero propiamente dicho y
llevarme a una cita? —cuestionó, arqueando una ceja.
—Oh, así que ya estás buscando citas, ¿no? —Negué—. Y aquí estaba
yo, pensando que esto era algo de una sola noche.
—En cuanto accediste al desayuno, perdiste ese derecho —contestó,
encendiendo la máquina de café.
—Juego justo. —Alcé las manos—. ¿Qué tal el sábado? Una cita
propiamente dicha, solo tú y yo.
—Suena divertido. —Volvió a poner la mirada en mí, como si
estuviese teniendo problemas manteniendo la cabeza centrada en hacer el
desayuno.
—Bueno, no será en el yate —le prometí—. Pero veré si puedo
superarlo.
—Estoy segura de que se te ocurrirá algo —comentó—. Tampoco
aviones privados, ¿de acuerdo? De hecho, dejemos fuera cualquier
vehículo de lujo. Probablemente sea lo mejor.
—Probablemente —estuve de acuerdo mientras servía el desayuno,
poniendo un plato frente a mí y sirviéndonos café.
Pasamos el resto de nuestro desayuno relajado hablando, sobre cómo
había terminado en este vecindario, cuánto había estado aquí, cuánto
planeaba quedarse. Antes de que me diese cuenta, había pasado una hora,
y tenía que irme a recoger a Hunter.
—Oye, tengo que irme —mencioné, mirando mi teléfono con
reticencia—. Aunque te llamaré, ¿de acuerdo? Podemos planear algo.
—Ohhh, una llamada telefónica de verdad. —Chocó las manos con
juguetona alegría—. Eres a la vieja escuela, ¿no es así?
—No pareces estar quejándote —señalé y la tomé en un beso antes de
irme. Sonrió contra mi boca y me rodeó con los brazos, mientras
reticentemente me dejaba ir por la puerta.
—Mmm, espero con ansias esa cita —murmuró mientras me
apartaba.

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—Yo también —aseguré—. Más de lo que te imaginas. Y prometo que
no voy a hacer que me prepares una cita con otra persona antes de sacar
el valor de venir aquí yo mismo esta vez.
—Será mejor que no —advirtió, apretándome alegremente por un
momento—. Ve a recoger a Hunter. Hablaremos pronto, ¿bien?
Le di un último beso en la mejilla y me dirigí a la puerta, una sonrisa
en mi rostro que casi sentía extraña, era muy grande. Subiendo a mi auto,
conduje por la carretera a casa de Raymond. No sabía si Hunter estaría ya
levantado, o si incluso si tenía alguna idea de qué había estado haciendo
anoche, pero de todos modos esperaba con impaciencia verlo.
Llegué unos veinte minutos después y estacioné el auto fuera de la
casa. Por alguna razón, aunque quería volver a ponerme al día con Hunter,
no estaba muy preparado para salir y verlo. Habría sido admitir que la
noche había terminado, que todo lo que había hecho con Autumn estaba
firmemente detrás de mí. Y ese no era el caso. Ella ya había accedido a
una cita el próximo fin de semana, pero aun así, hablando de ello con otra
gente haría que de algún modo pareciese real. No estaba seguro si estaba
preparado para que el resto del mundo lo supiese todavía.
Pero Raymond tenía que haber notado mi auto estacionado en el
camino de entrada, y probablemente vendría y me sacaría él mismo si me
quedaba aquí mucho más, así que me arrastré del asiento delantero, me
estiré y me dirigí a la puerta de entrada. Raymond la abrió antes que
llegase allí, arqueando las cejas hacia mí con expectación.
—¿Y? —preguntó, apartándose a un lado mientras pasaba junto a él.
—¿Y qué? —contesté, aunque sabía qué estaba preguntando.
—¿Cuánto café vas a necesitar para superar este día? —cuestionó,
dándole vueltas al tema—. ¿Te quedaste hasta tarde anoche o…?
—Me vendría bien un poco. —Asentí. Él sonrió ampliamente y se
dirigió a la cocina para prepararnos una jarra. Lo seguí.
—Olivia está fuera con el bebé y Hunter todavía no se ha levantado —
explicó—. Así que mejor que me cuentes qué sucedió anoche. ¿Te
quedaste?
—Um, en realidad, sí. —Asentí—. Pero no con la chica con la que
Autumn me arregló una cita. Con Autumn.
—Mierda. —Raymond me golpeó el hombro—. Tienes que estar de
broma. ¿Los dos…?

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—Sí, estaba conduciendo por la ciudad y no podía sacarme la
sensación que se suponía que estuviese con Autumn y no con quien me
preparó la cita —admití—. Así que fui a su casa y se lo conté, y
terminamos…
Arqueé las cejas hacia él significativamente, no queriendo entrar en
detalles. Raymond sirvió mi café y me lo entregó. Sería mi segunda taza del
día, y no estaba seguro si era la cafeína que me tenía muy inquieto o lo
que había sucedido con Autumn la noche anterior.
—¿Entonces están juntos? —presionó Raymond y me encogí de
hombros.
—Vamos a vernos de nuevo el sábado —confesé—. Lo que me
recuerda, ¿podrías…?
—Cuidaré de Hunter, sin problema. —Raymond alzó la mano de
inmediato.
—Gracias. —Asentí—. Sé es con poca antelación, pero no quiero
perder el impulso en esto, ¿sabes?
—Sabía que ambos iban a terminar juntos. —Raymond se echó hacia
atrás con aire triunfal—. Desde esa primera cita. No puedo creer cuánto
les llevó averiguarlo.
—Oye, reservemos el intenso regocijo hasta que tengamos una cita de
verdad, ¿de acuerdo? —sugerí, arqueando una ceja—. Quiero decir,
apenas conozco a esta mujer así. Solo tuvimos sexo anoche, eso es todo.
—Maldición, no te quedas esperando —se burló Raymond—. Bueno,
una vez has tenido el periodo de espera obligatorio de seis semanas por
alguien, por supuesto.
—Confía en mí, sé lo estúpido que fui —dije con un suspiro—. No
puedo creer que no lo viese antes. Estaba seguro que tener algo con ella
terminaría mal, ¿sabes? Qué hay de nuestra cita siendo un tremendo
desastre.
—Bueno, ahora tienes la oportunidad de empezar de nuevo —me
recordó Raymond—. Empieza desde el principio. Y tal vez deja el yate a un
lado esta vez, ¿eh?
—No te preocupes. Ya ha dejado sus sentimientos sobre el yate muy
claros —le aseguré—. No voy a cometer el mismo error dos veces.
—Así que el sábado, ¿cierto? —confirmó Raymond, y asentí.
—Sábado.

139
—¿Entonces qué crees que vas a hacer con ella?
—¿Sabes?, no lo he pensado mucho. —Negué. Y luego mi mente se
dirigió a la conversación que habíamos tenido el día que habíamos ido de
viaje en el yate, y una sonrisa pasó por mi rostro. Está bien, así que tal vez
tuviese algo.
Antes que pudiese permanecer más en ese tren de pensamientos,
Hunter surgió al fondo de las escaleras, frotándose los ojos.
—Hola, papá —saludó, y me acerqué a él para darle un abrazo.
Pensar que si no hubiese sido por él, puede que no hubiese perseverado
tanto con Autumn como lo hice.
—¿Cómo estás, amigo? —le pregunté.
Se encogió de hombros y bostezó.
—¿Puedo comer algo? —pidió.
—¿Qué tal si vamos a desayunar de camino a casa? —sugerí—. Siento
que algo grande.
—Eso suena bien. —Su rostro se iluminó y se giró para subir las
escaleras para prepararse—. Bajaré en un minuto.
—Necesitas reponer energías, ¿eh? —se burló Raymond, y le puse los
ojos en blanco.
—Sí, sí, muy gracioso. —Negué y terminé mi café—. Te llamaré sobre
el sábado, ¿de acuerdo? Podemos resolver las cosas desde ahí.
—Esperaré con interés escuchar de ti. —Raymond me saludó de
forma casual y luego fue a limpiar las tazas. Esperé a que Hunter
regresase y me pregunté si esta sonrisa en mi rostro iba a quedarse todo el
día.

140
27
AUTUMN
Revolví con cuidado y reorganicé los papeles en mi escritorio frente a
mí. No podía dejar de pensar en lo que había sucedido unas noches antes.
Apenas pude dejar de concentrarme en eso desde entonces. ¿Pero quién
podría culparme? Esa había sido la noche más calurosa de mi vida, y no
iba a poder dejarla ir pronto.
La clase comenzaría en los siguientes minutos, y tenía que
prepararme para poder ofrecer una hora decente a los niños que la
necesitaban. Había tenido todo el fin de semana para vagar por la casa en
una bruma feliz, llevando una cadena de mensajes de texto con Holden
que duró todo el día y toda la noche, pasando del coqueteo al sucio, al
puritano y viceversa. Me encantó tenerlo a mi entera disposición, me
encantó tenerlo en el otro extremo de la línea. Sin juegos para jugar,
ninguno de nosotros trabajando tan duro como podamos para mantener al
otro a la distancia. Sentí que, por primera vez desde que nos conocimos,
los dos estábamos en la misma página, y no podría haber sido más feliz.
—Buenos días. —Una voz familiar me llamó la atención, y levanté la
vista para encontrar a Zoe asomando la cabeza por la puerta.
—Buenos días. —Le sonreí, y entró y cerró la puerta detrás de ella.
—¿Qué es el chisme del fin de semana? —preguntó, moviendo las
cejas hacia mí con expectación—. ¿Qué pasó con Holden y la cita que le
organizaste?
Tomé una respiración profunda. Todavía no le había contado a Zoe lo
que había sucedido entre nosotros dos. No era que no confiara en ella ni
nada, solo que quería mantenerlo entre nosotros por un poco más de
tiempo. Había algo en darlo a conocer al mundo en general que hacía que
pareciera que ya no era nuestro, aunque iba a tener que decírselo a todos
con el tiempo. Y sería divertido compartirlo con Zoe, para que participe en
la acción. ¿Cuánto tiempo había sido amiga mía, y exactamente cuánto
chismes jugosos le había entregado en ese momento? Le debía esta,
obviamente.

141
—En realidad no fue a la cita —le confesé, y ella inclinó la cabeza
hacia mí.
—¿Qué, como, la dejó plantada?
—Canceló con ella. —Hice una pausa por un momento para el efecto
dramático—. Y vino a verme en su lugar.
—¡De ninguna manera! —exclamó, mirando a su alrededor para
asegurarse de que ninguno de nuestros estudiantes estuviese cerca para
escuchar lo que estábamos hablando—. ¿Vino a tu casa? ¿Qué pasó?
—Bueno, me dijo que no quería ir a esa cita. Quería estar conmigo. —
Me mordí el labio, incapaz de creer que esas palabras salían de mi boca y
describían otra cosa que no fuera una fantasía—. Y luego entró, y él... eh,
pasó la noche.
Esa parecía una manera demasiado cuidadosa de describir lo que
había sucedido entre nosotros. El sexo había sido prácticamente lo más
ardiente que me había pasado en la vida, pero no podía entrar en detalles
mientras había niños dando vueltas que podrían haber captado lo que
estaba diciendo.
—Oh, ¿lo hizo ahora? —Las cejas de Zoe prácticamente se
desvanecieron en su línea de cabello—. ¿Y qué hay de la mañana
siguiente?
—Desayunamos juntos, y me dijo que iba a salir conmigo de nuevo el
próximo sábado —respondí, mordiéndome el labio—. Estoy deseando que
llegue. No puedo creer que esto esté pasando.
—Yo tampoco. —Zoe negó con la cabeza—. No puedo creer que los dos
finalmente juntaron su mierda y admitieron que están hechos el uno para
el otro.
—No iría tan lejos todavía —le advertí—. Quiero decir, sólo nos
enrollamos. Aún no ha pasado nada entre nosotros.
—Sí, pero ustedes dos han estado bailando alrededor de este punto
por, como, ¿seis semanas? —me recordó—. Si no se han cansado el uno
del otro a estas alturas, diría que están bastante preparados para la vida.
—Bueno, ya veremos. —Mantuve mis manos en alto—. Con suerte,
esta cita va a ser un poco más exitosa que la primera que tuve con él.
—Estoy seguro de que lo será —me prometió, y luego se sentó en el
escritorio frente a mí, arrugando la nariz, con una mirada de preocupación
cruzando su rostro.

142
—Zoe? ¿Qué está pasando? —pregunté nerviosamente. Sentí como si
cada emoción en mi cuerpo se hubiera acumulado hasta las once, y estaba
notando cada pequeño detalle de todo lo que la gente hacía a mi alrededor.
No me estaba sirviendo muy bien.
—Solo estoy... —Me miró—. Estoy preocupada, eso es todo.
—¡Pero fuiste tú quien presionó para que algo sucediera entre los dos!
—le recordé—. Pensé que estarías contenta de que finalmente mordimos la
bala e hicimos algo.
—Confía en mí, lo estoy —me prometió—. Y espero que las cosas
funcionen entre ustedes. Lo hago. Es solo que…
Buscó la mejor manera de expresar sus inquietudes para que no me
ofendieran ni molestaran.
—Él tiene un montón de dinero, ¿verdad? —confirmó, y yo asentí.
—Y hombres así, cuando vienen con una gran cantidad de dinero, hay
algunas... complicaciones que pueden ir a la par de eso —continuó,
explicando delicadamente su significado real—. Estoy segura de que es
genial, pero solo... ten cuidado, ¿de acuerdo?
—Lo haré. —Fruncí el ceño. Ni siquiera estaba segura de saber
exactamente lo que estaba diciendo, pero estaba cuidando de mí, y eso era
todo lo que importaba—. Aprecio la preocupación, Zoe, pero estoy segura
de que puedo arreglármelas sola.
—Estoy segura de que tú también puedes. —Me sonrió—. No sabrá
qué lo golpeó.
Se levantó de nuevo, mirando el gran reloj con las brillantes
manecillas rojas sobre mi escritorio.
—Debería volver a clase. —Dio unos golpecitos a mi escritorio un par
de veces—. Te veré en el almuerzo, sin embargo, ¿verdad? Y espero todos
los detalles morbosos.
—Prometo que no había nada morboso en lo que pasó —grité tras ella,
pero ya se había ido. Sonó el timbre y escuché el ruido de los niños
formando una fila frente a mi puerta. Me puse de pie, me cepillé la falda,
me ajusté la blusa y fui a dejarlos entrar. A veces era difícil pasar del modo
de fin de semana al modo de trabajo, pero tenía que encontrar la manera
de hacerlo. No quería que nadie, y menos aún Hunter, se diera cuenta de
lo que había sucedido este fin de semana.

143
Todos estaban charlando entre ellos cuando entraron, y me di cuenta
de que Hunter me miraba. Por un momento, entré en pánico,
preguntándome si su padre lo había informado sobre algunas de las cosas
que habían sucedido ese fin de semana, pero no podría haber sido tan
estúpido, ¿verdad? Holden y yo todavía estábamos en las primeras etapas
de lo que fuera que estuviéramos haciendo, y habría estado loco para
seguir adelante y contarle a su hijo todo eso. Le habría causado caos. Me
calmé cuando Hunter se acercó y le ofrecí una sonrisa.
—¿Cómo estuvo tu fin de semana, Hunter? —le pregunté, y él asintió.
—Estuvo bien —respondió, pero estaba claramente distraído y un
poco nervioso.
—¿Hay algo que quieras preguntarme? —pregunté en voz alta, y él
asintió, arrastrando el pie de un lado a otro en el suelo delante de él.
—Me preguntaba... —Respiró hondo, como si hubiera estado
ensayando cuidadosamente estas palabras desde que se había levantado
de la cama esa mañana—. ¿Qué estás... cuándo comienzan los clubs de
las actividades extracurriculares?
—La próxima semana —contesté—. El de juegos tendrá la hoja de
registro pronto, y me aseguraré de poner tu nombre en ella.
—Genial. —Sonrió—. Gracias.
Sonreí mientras lo veía regresar a su asiento. Fue tan bueno verlo
comprometerse con algo. Sí, el club de juego podría ser en su mayoría
niños que miran pantallas de computadora, pero cualquier cosa que lo
hiciera sentir como si perteneciera a un grupo de personas era sin duda
algo bueno. Iba a conseguir que Hunter se sintiera más cómodo con el
resto de los niños de su clase antes de que se graduara de mi año. Estaba
segura de ello.
—Muy bien, muy bien, cálmense todos. —Aplaudí en la parte
delantera de la clase—. Tomen sus asientos, por favor.
Los niños se separaron de sus grupos y se apresuraron a tomar sus
lugares en los asientos esparcidos por toda la sala, y hubo una mezcla de
ellos sacando todo lo que necesitaban de sus bolsas y poniéndolas frente a
ellos. Mientras esperaba, encontré que mi mente volvía a la dirección de
Holden, de esa noche, de lo increíble que había sido, y del hecho de que
tenía que hacerlo todo de nuevo muy pronto. Eso iba a ser muy divertido.
¿Qué había planeado para nosotros? Algo romántico, sin duda. Y
probablemente caro. Estaba bastante segura de que había revisado la lista

144
de vehículos de lujo con los que no quería tener nada que ver, pero ¿y si
aparecía en un tanque o algo así? Me reí con el pensamiento.
Y entonces, me di cuenta de que estaba allí de pie frente a una
habitación llena de niños, todos ellos esperándome para empezar sus
lecciones, y estaba sonriendo como una idiota pensando en algo
completamente distinto. Parpadeé y rápidamente tomé mi plan de lección,
echando un vistazo a las palabras frente a mí con la esperanza de recordar
qué diablos se suponía que debía estar haciendo ese día.
—De acuerdo. —Me enderecé y miré alrededor de la habitación,
esperando que ninguno de ellos hubiera notado que empezaba a
tartamudear—. Saquen sus libros de trabajo y pase a una página nueva.
Todos hicieron lo que se les dijo y traté de mantener la cabeza en el
juego. Tenía cinco días hasta mi cita con Holden, y no iba a poder pasar
cada momento de ese tiempo soñando despierta sobre lo que esa noche iba
a traer. Tenía que mantenerme concentrada, y eso significaba expulsarlo
de mi cerebro por el momento, sin importar lo difícil que fuera detenerme
de pensar en lo que ya habíamos compartido, y lo que es más importante,
lo que estaba por venir.

145
28
HOLDEN
—Mira, lo siento, pero esto no es lo que estábamos buscando. —
Andreas White se sentó frente a mí, tocando la pantalla de su
computadora portátil y sacudiendo la cabeza—. ¿Entiendes de dónde
vengo?
Sentí que me ardía el cuello de vergüenza cuando dirigí mi atención al
sitio web que había colocado frente a mí, el que había diseñado para él en
las últimas semanas. Estaba muy contento con eso cuando lo entregué,
pero pasé la mayor parte de ese mes completamente distraído de las tareas
que se suponía que debía encargarme. No debería haberme sorprendido
que viniera a mí con quejas. Debería haber esperado esto.
—Lamento escuchar que no estás contento con esto. —Tomé su
computadora portátil y empecé a hacer clic en el sitio web, y,
efectivamente, me di cuenta rápidamente de algunas cosas que estaban
mal: Un enlace muerto, un gráfico que saltaba y no funcionaba
correctamente. Esto no se acercaba a mis estándares habituales, y me
irrité al instante por dejar que este proyecto se me escapara.
—Ya hemos recibido algunas quejas de los clientes. —Andreas negó—.
Y vamos a rediseñar el sitio web de nuevo desde cero. No estoy contento
con eso, y sé que el resto del equipo siente lo mismo.
Una parte de mí quería enojarse porque él estaba aquí
sermoneándome, pero eso no iba a ayudar en nada. Necesitaba ponerme
de pie y asumir la responsabilidad por lo que había hecho, no escapar del
problema y esperar que se solucionara por sí solo.
—Por supuesto, haré el rediseño del sitio web de forma gratuita —le
prometí—. Estoy más que feliz de ofrecer un descuento en cualquier
proyecto futuro en el que quiera que trabaje…
—Me temo que no tenemos tiempo para que hagas eso. —Andreas
negó—. Ya estamos buscando contratar una empresa que pueda hacer
esto de manera rápida y eficiente.

146
—Lo entiendo. —Asentí, a pesar que quería golpear mi puño contra mi
escritorio con molestia. Sabía que estaba haciendo lo correcto para su
compañía. Obviamente, la había jodido, y evidentemente lo había
arruinado, y podría haberlo hecho mejor si hubiera prestado toda mi
atención—. Le devolveré su dinero por el diseño original del sitio web —le
prometí, con la esperanza de poder mitigar el daño a mi reputación si
pudiera hacerlo para que no perdiera nada más que tiempo. Me miró por
encima de la mesa y negó.
—Viniste muy recomendado de varios de mis colegas. —Suspiró—.
Esperaba una mejor calidad de trabajo de usted, Holden.
—Solo puedo disculparme —me repetí, preguntándome cuánto tiempo
iba a tener que sentarme aquí y escuchar a este tipo decepcionarse de mí
porque ya estaba bastante viejo.
Afortunadamente, no tenía nada más que decirme. Se puso de pie, me
estrechó la mano y me dejó en esa oficina solo una vez más. Me dejé caer
en el asiento tan pronto como se fue, sintiéndome como un idiota, con
ganas de gritar maldiciones al cielo, pero eso no iba a ayudar en nada.
¿Cuánto tiempo había estado manejando este negocio? ¿Una década
casi? Y esta fue la primera vez que me despidieron de un proyecto.
Apestaba. Lo peor de todo fue que podría haberlo hecho mejor si hubiera
hecho un mayor esfuerzo. Tenía ese diseño a medias, y como resultado
estaba perdiendo una cantidad considerable. No podía recuperar el tiempo
que había invertido en ese proyecto, y tenía que devolverle su dinero por
un trabajo mal hecho. No podía creer que dejé que un cliente como él se
deslizara entre mis dedos. Trabajaba para una gran compañía, y podría
haber habido un trabajo continuo allí si hubiera logrado no arruinarlo por
completo en el primer intento.
Me recosté en mi asiento y miré el techo. Sabía que iba a tener
dificultades para concentrarme en los proyectos que estaba tomando a
menos que pusiera algo entre esta reunión y yo. Agarré mi teléfono, envié
un mensaje de texto a Raymond y le pregunté si tenía ganas de reunirse
para tomar un café. Respondió afirmativamente, y unos minutos más
tarde, estaba caminando hacia el café de la calle de mi oficina, el aire frío
era un reflejo decente de mi estado de ánimo en este momento.
Cuando llegué, Raymond ya estaba allí, y me hizo una seña con la
mano, habiendo ordenado lo de siempre.
—Oye, ¿qué pasa? —me saludó—. ¿Algo va mal en el trabajo?

147
—Sí, en realidad. —Suspiré y negué—. Me despidieron de un
proyecto.
—Oh. —Frunció el ceño—. ¿Te peleaste con el cliente, o…?
—No, no le gustó el trabajo que hice para él, y debo admitir que no lo
culpo —confesé—. No estaba a la altura. No estaba dispuesto a esperar a
que hiciera un rediseño, así que le devolví su dinero. Está yendo a otra
empresa para hacerlo, alguien que pueda hacerlo más rápido.
—¿Te ha pasado eso antes?
Negué.
—No, pero miré el sitio web, y creo que tiene razón —admití—.
Cuando lo entregué, me sentí bien al respecto, pero no debí haber prestado
atención. Había errores de novato en toda esa cosa, el tipo de mierda que
estaba haciendo cuando empecé. No sé dónde demonios estaba mi cabeza.
—Creo que tengo una idea —comentó Raymond, mientras tomaba un
sorbo de mi café—. Autumn.
—Sí, pero solo empezamos esto la semana pasada.
—Claro, pero cualquiera que haya estado prestando atención puede
ver que ustedes dos tuvieron algo que sucedió mucho antes —me
recordó—. No quiero sonar como un imbécil, pero ¿quizás te hayas
distraído con todo lo que está pasando con ella?
—Supongo que podrías tener razón —admití. Pensarlo me irritó.
Acababa de tener algo romántico y ¿ya estaba empezando a afectar mi
rendimiento en el trabajo? ¿Qué se supone que debo hacer, elegir entre
tener un trabajo decente o una vida amorosa decente?
—¿Qué vas a hacer? —preguntó Raymond—. ¿Vas a seguir con ella,
incluso si se interpone en el camino del trabajo?
—No quiero dejar las cosas —le dije con firmeza, y esa era la verdad.
La idea de romper las cosas con Autumn cuando recién las habíamos
puesto en marcha, hacía que mi estómago se revolviera dolorosamente
dentro de mí. Solo recientemente había aceptado que había algo entre
nosotros, y no había manera de cortar eso cuando me hacía sentir muy
bien.
—Entonces, tendrá que cambiar la forma en que diriges el negocio. —
Raymond se reclinó en su asiento y habló como si esto hubiera sido obvio.
—¿Cómo? —le pregunté. Se encogió de hombros.

148
—Quiero decir, sé que has estado totalmente aislado en el pasado,
pero quizás podrías pensar en contratar a más personas para que te
ayuden —sugirió. Negué
—No, eso es demasiado estrés —le contesté—. Cambiaría todo.
Además, no sé si confiaría en otra persona para que se encargue de este
trabajo por…
—Con el debido respeto —dijo Raymond—. Si el trabajo no se realiza a
la perfección porque estás distraído, ¿tal vez valga la pena contratar a
alguien que pueda dedicarse a él?
—No lo sé. —Negué de nuevo. La idea no se adaptaba a lo que había
intentado buscar cuando empecé el negocio.
—Está bien, ¿qué te mantiene alejado de esa idea? —preguntó—.
¿Hay algo al respecto que no se adapte al negocio?
—No, no es eso —admití—. Simplemente… nunca quise dirigir esta
empresa hacia donde tuviera dominio sobre otras personas o cualquier
cosa.
—Sí, entiendo eso. —Raymond asintió—. Pero las cosas están
cambiando para ti. Cuando empezaste a trabajar en la empresa, solo eran
tú y Hunter, ¿no?
—Sí.
—Así que las cosas son diferentes. —Se encogió de hombros—. Ahora
también tienes a Autumn en la imagen. E incluso si no es ella, dijiste que
querías a alguien más en tu vida de esa manera. Tendrás que aceptar que
no puedes hacer malabares con todas esas cosas a la vez.
Lo miré desde el otro lado de la mesa por un momento, molesto por el
sentido que tenía en ese momento. Había empezado el negocio, incluso si
nunca hubiera salido y admitido esto ante alguien, lo hice porque quería
probarle algo a la madre de Hunter. Quería mostrarle a ella y a cualquier
otra persona que pudiera haber dudado de mí a lo largo de los años que
era perfectamente capaz de construir una vida para mí y para mi hijo por
la que cualquiera hubiera matado. Pero ahora que había hecho eso, y el
negocio todavía estaba operando, y mi mundo estaba cambiando más
rápido de lo que podía seguir, tal vez tenía que pensar en contratar a
alguien nuevo.
—Podrías volver a la compañía —sugerí—. Solo por un tiempo, hasta
que las cosas se calmen nuevamente. Podría ser divertido, los dos
trabajando juntos…
149
—Sí, no voy a abandonar a Olivia con un bebé mientras salgo a
trabajar de nuevo —me dijo Raymond con firmeza—. La razón por la que
me fui de ese lugar fue para tener una vida propia, ¿verdad? Lo siento,
pero no estoy interesado en volver al trabajo.
—Por supuesto. Lo siento. —Levanté mis manos.
—No todos podemos hacer lo del bebé y lo del negocio a la vez —
comentó con buen humor—. ¿Pero tal vez puedes hacer lo de los
empleados para un cambio?
—Está bien, tienes un punto —dije, capitulando—. No tengo idea de
qué debo hacer para contratar a alguien nuevo, sin embargo. ¿Algunas
ideas?
—Preguntaré y veré si podemos resolver algo. —Raymond asintió—.
Tienes una reputación en esta ciudad. Estoy seguro que muchas personas
estarían encantadas de trabajar para ti.
—Jesús. —Me froté el rostro con la mano—. La idea de tratar con
alguien más en ese lugar es jodidamente agotadora.
—Criaste a un niño solo cuando empezaste a crecer, ¿recuerdas? —
Me recordó—. Así que estoy bastante seguro que puedes lograr traer a
alguien más que pueda hacer todo más fácil.
—Supongo que sí —admití—. Pero si esto sale terriblemente mal, te
estoy responsabilizando.
—Buena suerte con eso. —Raymond levantó su taza hacia mí
juguetonamente y bebió lo que quedaba. Me recliné en mi asiento y
consideré lo que había acordado. Iba a cambiar todo sobre la forma en que
dirigía mi negocio, pero luego, muchas cosas habían estado cambiando en
mi vida en general durante las últimas semanas, y la mayor parte había
sido para mejor. Tal vez necesitaba dejar de lado mi mentalidad de control
y aceptar el cambio cuando se me presentara. Tal vez era lo mejor.

150
29
AUTUMN
—¡El fin de semana ha llegado al fin! —Zoe levantó un puño en el aire
mientras entraba a mi clase, sin molestarse en tocar. Podría haberla
regañado por eso en algún otro momento, pero estaba tan emocionada por
lo que este fin de semana tenía que traer como ella por un cambio. Pero
entonces, tenía una maldita buena razón. Mi cita con Holden era mañana
por la noche, y apenas podía esperar a ver qué había planeado para mí.
—¿Cómo fue tu semana? —pregunté.
Se encogió de hombros, negó e hizo una mueca.
—Cuanto menos se diga sobre eso, mejor. Sentí como si un montón
de niños estuvieran ansiosos, ¿sabes? Como si necesitaran unas
vacaciones.
—O tal vez estás proyectando porque necesitas unas —repliqué
juguetonamente, y alzó sus manos en concesión.
—Podrías tener un punto —estuvo de acuerdo—. Ya estoy soñando
con una escapada a alguna parte. Preferiblemente con alguna cosa joven y
guapa de mi brazo.
—Bien, buena suerte con eso. —Me volví a los papeles en mi escritorio
y supe que no iba a ser capaz de hacer nada esta tarde.
—Dime si tu hombre tiene algún amigo, ¿bien? —comentó—.
Preferiblemente en la categoría de billonario también. No puedo permitirme
esta escapada yo sola.
—Tendré los oídos abiertos —le prometí con una risa. Me hacía reír.
Estaba feliz de tenerla alrededor, para ayudarme a mitigar algunos de los
nervios recorriendo mi sistema en la víspera de esta cita de la que estaba
un poco aterrorizada. No, no aterrorizada. No era que pensara que no
fuera a ser divertido, o que no iba a pasarla bien. Simplemente estaba
asustada del pensamiento de qué sucedería ahora que estábamos
propiamente juntos. ¿Sería diferente? ¿Sería la química menos intensa?
Era imposible decirlo, y eso me estaba enloqueciendo un poquito.

151
—Entonces, tienes tu cita mañana, ¿no es así? —Zoe me alzó las cejas
como si leyera mi mente—. ¿Cómo te estás sintiendo al respecto?
—Uh, ¿un poco nerviosa, supongo? —Me encogí de hombros y mi voz
fue un poco más aguda de lo normal, traicionándome. Zoe soltó una risita.
—No tienes nada de qué estar nerviosa. —Me sonrió con una
seguridad que me ayudó poner los pies en el suelo—. En serio. Ustedes
dos ya han probado que pueden pasar un día juntos sin hartarse del otro.
Vas a estar bien.
—Gracias. —Le devolví la sonrisa—. Necesitaba oír eso.
—¿Qué van a hacer? —preguntó con entusiasmo, apoyándose contra
la puerta—. ¿Te lo ha dicho ya?
—No. Dice que quiere que sea una sorpresa. —Hice una mueca—. Le
dije que no más vehículos de lujo, pero eso es lo único de lo que estoy
segura.
—Aguafiestas —se burló—. ¿Qué te vas a poner? ¿Algo lindo?
Me encogí de hombros.
—Honestamente, tenía en mente unos vaqueros y una camiseta. No
sé dónde vamos, y no es como si tuviera mucho que ponerme en mi
armario, de todos modos. Ya vio mi vestido normal de cita la primera vez
que salimos, y no quiero llevarlo de nuevo.
Zoe miró su reloj y luego de nuevo a mí, una gran sonrisa
extendiéndose por su rostro.
—Sabes, es día de compras en horario nocturno —dijo, y le fruncí el
ceño.
—¿A qué te refieres?
—Me refiero al hecho de que podrías salir y comprarte algo nuevo —
sugirió con entusiasmo—. Oh, vamos. ¡Será divertido!
—No necesito nada —protesté débilmente, ya viendo que ella se había
decidido firmemente—. En serio.
—Solo dame esto, ¿de acuerdo? —Me sonrió, acercándose a mi
escritorio y agarrando mi mano para ponerme de pie—. Podría usar un
poco de vivir indirectamente a través de tu vida amorosa.
—¿Hablas en serio? —Le alcé mis cejas—. Quiero decir, solo tenemos
un par de horas.

152
—Más que suficiente —me prometió—. No quiero enviarte a tu cita
luciendo como nada más que la diosa que eres, ¿entiendes eso?
—Bueno, si insistes. —Me encogí de hombros. No había manera de
discutir con ella.
—Excelente. —Sonrió—. Iremos al centro comercial. ¡Esto va a ser
divertido!
Guardé la última de mis cosas y me dirigí al auto con Zoe, que me
abrió la puerta y se inclinó juguetonamente como si fuera mi dama de
compañía.
—Vas a tener que acostumbrarte a ser tratada así cuando te cases
con él —dijo mientras subía al asiento a mi lado. Le disparé una mirada.
—No vamos a casarnos —le recordé—. Esto es una cita. Eso es todo.
—Sí, pero realmente te gusta, ¿no? —replicó, dirigiéndome una
mirada—. He visto la manera en que te pones cuando hablas sobre él. Te
gusta este chico, tanto si quieres admitirlo como si no.
—No he conocido a nadie con quien haya tenido esta clase de química
en mucho tiempo —confesé mientras nos alejábamos de la escuela.
—Ves, te lo dije. Totalmente vas a casarte con él —replicó triunfante
mientras girábamos a la carretera principal que llevaba al centro
comercial.
—De acuerdo, no nos adelantemos —murmuré pero la verdad del
asunto era que sabía que las cosas iban a ir bien entre Holden y yo. Muy
bien, de hecho.
Estaba empezando a preguntarme si este desarrollo lento había sido
una buena cosa, si nuestro raro acercamiento a salir nos serviría a la
larga. Había llegado a conocerlo antes de que me hubiera besado, y era
más que algún excesivamente confiado empresario. Era inteligente,
divertido, amable, un gran padre, un hombre de negocios ambicioso. Era
todas esas cosas que nunca habría aprendido en una simple primera cita
pero que sabía al ir a nuestra primera noche real como pareja. Lo cual solo
podía ser algo bueno.
—Aquí estamos. —Zoe sonrió cuando llegamos al centro comercial—.
Vamos, sé que es el lugar para nosotros. Echemos un vistazo.
Seguí a Zoe fuera del auto y hacia el centro comercial, y me alegré
secretamente de que estuviera aquí conmigo. Siempre había sido terrible al
comprar ropa para mí. No sabía qué se veía bien en mí, lo que estaba

153
dolorosamente pasado de moda, y qué estaba desesperada y obviamente a
la última moda. Sabía que Zoe tenía razón. Difícilmente podía presentarme
a una cita con Holden, el hombre que me había llevado en un yate privado
cuando ni siquiera habíamos sido pareja, en vaqueros y camiseta. Pero no
tenía ni idea de qué debería llevar en su lugar.
—Oh, de acuerdo, creo que tienes que probarte este. —Zoe retiró un
vestido violeta pálido del estante y lo sostuvo contra mí en la primera
tienda a la que fuimos. Luego lo puso en mis brazos, junto con otro vestido
y luego otro. Eran de todos los cortes y estilos que nunca habría elegido
para mí, pero supuse que ese era el punto de tener a alguien más aquí
conmigo para asegurar que no cayera de nuevo en lo que ya sabía que me
quedaba bien. Estaba en un nuevo territorio aquí, y necesitaría todo un
nuevo vestido para ir con eso.
Me probé lo que se sintieron como cincuenta vestidos de varias
tiendas a las que Zoe me arrastró. Me siguió a los probadores cada vez y
me daría una mirada rápida, negaría y me sacaría para que pudiéramos
probar algo diferente. Mis pies dolían mientras la seguía por ahí, pero
estaba agradecida de tenerla para guiarme a través de esto. Yo habría
agarrado lo primero que me quedara bien y salido de ahí si hubiera tenido
oportunidad, pero se estaba asegurando que comprara algo hermoso, algo
que firmemente combinaría con lo que fuera que Holden había planeado
para mí. Mi corazón aleteó cuando recordé que iba a salir con él a la noche
siguiente. ¿Terminaría en mi casa como había hecho cuando había venido
a confesar sus sentimientos por mí antes? No podía esperar para tenerlo
de nuevo en la cama, pero también estaba deseando descubrir qué había
preparado.
Fuimos a una media docena de tiendas hasta que Zoe repentinamente
pareció posar los ojos en algo que la entusiasmó. Su rostro se iluminó
mientras pasaba a una tienda, entrando y volviéndose a la primera
dependienta que pudo encontrar.
—Hola, ¿tienes esto en un ocho? —preguntó, señalando uno de los
vestidos de los maniquíes en la ventana. Le fruncí el ceño. Ninguno lucía
de mi estilo, pero aceptaría lo que pensara que estaba bien si eso era lo
que tomaba encontrar algo que me quedara bien. Todo lo que tenía en mi
armario de un corte y color más que probado en mí, pero este fin de
semana era todo sobre intentar algo diferente, algo nuevo, algo que no
habría necesariamente creído que me pondría antes. Y Zoe tenía una mejor

154
idea de lo que era sexy que yo, así que lo que fuera que tuviera en mente,
confiaba en ella.
La dependienta regresó un minuto más tarde con el vestido que
estaba buscando y lo puso en mis manos e hizo un gesto hacia los
probadores.
—Es este —me dijo—. Puedo sentirlo. Ve a probártelo. Quiero verte
con él.
Me dirigí a los probadores, me desnudé y me pase el vestido por la
cabeza. Cuando me volví para mirarme en el espejo, no pude evitar
sonreír.
El vestido era de corte vintage con mangas ligeramente onduladas que
bajaban por mis hombros, una cintura ceñida que creaba una figura
dramática, y una falda acampanada que llegaba por encima de mis
rodillas. Pero el estampado era lo que lo hacía destacar. Era de un azul
oscuro, y por todo él había ilustraciones de estrellas y planetas y lunas.
Era la mezcla perfecta entre moderno y retro, y giré de un lado a otro
frente al espejo, mirándome desde todos los ángulos. Me quedaba bien.
Pasé mi mano por la cintura imaginando a Holden tocándome ahí en su
lugar, y apenas pude quitar la sonrisa de mi rostro. Esto era perfecto. Más
que perfecto.
—¿Puedo entrar y echar un mirada? —preguntó Zoe, y sin esperar por
una respuesta, retiró la cortina y entró. Jadeó mientras me miraba de
arriba abajo, y giré delante de ella. Solo llevaba unas zapatillas, pero aun
así, lucía hermoso—. Ese vestido es jodidamente impresionante en ti —me
dijo Zoe con firmeza—. Tienes que comprarlo. Por favor, dime que vas a
comprarlo.
—Sí, creo que lo haré —acepté—. Podría ser un poco fresco
dependiendo de lo que vayamos a hacer mañana por la noche, pero…
—Pero te lo pondrás porque te ves asombrosa. —Sonrió.
Le devolví la sonrisa. Tenía razón. Este vestido me hacía sentir mejor
que cualquier otra cosa en mi armario, y no había una tormenta o una
ventisca o un maldito huracán que evitaría que me lo pusiera para mi cita
al día siguiente.
—Oye, ¿cenamos? —sugirió—. Invito yo. Para celebrar tu nuevo
vestido y tu nueva cita.
—Eso suena genial. —Asentí. Miré al vestido. No quería quitármelo,
pero tampoco podía esperar a ponérmelo otra vez a la noche siguiente,
155
fresco y nuevo, para mi primera cita con Holden—. Déjame quitármelo y
estaré ahí en un segundo —le prometí, y me dejó en el probador una vez
más. Robé una última mirada de mí misma con el vestido y me mordí el
labio mientras miraba al espejo y me preguntaba qué pensaría Holden.

156
30
HOLDEN
—¿Y cuándo vas a volver?
—No lo sé, amigo. —Miré a Hunter en el espejo. Me estaba observando
con interés, claramente entusiasmado de saber cómo iba a hacer esta cita
con Autumn. Tú y yo, ambos.
—De acuerdo. —Frunció el ceño—. ¿Le dirás hola? ¿De mi parte?
—Lo haré —prometí. Me había planteado si decirle o no a Hunter que
iba a salir con Autumn esa tarde, pero imaginé que era lo mejor decirle la
verdad; bueno, su edición editada, al menos. No necesitaba saber que
había estado planeando cada detalle de esta cita al detalle desde que ella
había accedido. Quería probarle a Autumn que era capaz de darle lo que
quería, en cada sentido de la palabra.
—Oh, mira. Ya estamos —señalé mientras estacionaba en el camino
de entrada de Raymond. Hunter estaba esperando con ansias pasar la
noche con Raymond, pero sabía que habría preferido venir a la cita de
Autumn conmigo. En su cabeza, no sería diferente al día que pasamos
juntos en el yate, casto y amigable, e involucrándolo a él. Poco sabía él
todo lo que tenía planeado para ella.
Hunter saltó del auto, sujetándose la mochila al pecho y dirigiéndose
a la puerta. Lo seguí. Olivia la abrió antes que yo llegase allí y le dio un
abrazo a mi hijo.
—Hola, Holden. —Me sonrió—. ¿Cómo estás?
—Bastante bien. —Asentí—. ¿Tú?
—En realidad, comenzando a sentir que conseguí dormir algo por
primera vez en meses. —Puso los ojos en blanco juguetonamente—. No sé
cómo lo lograste tú solo.
—Bueno, obviamente soy un superhéroe. —Le guiñé un ojo a Hunter
y Olivia se rió.
—Bromeas, pero creo que puede ser cierto —puntualizó—. ¿Quieres
quedarte para ver a Raymond? Está terminando con el bebé.

157
—No, creo que tengo que irme. —Miré mi reloj—. No quiero llegar
tarde.
Asintió.
—De acuerdo. Pásalo bien. Te veré mañana.
—Te veo después —contesté—. Y gracias por cuidar de Hunter por mí.
—Siempre es un placer. —Sonrió y luego cerró la puerta, y me dejó
allí solo. Lo que significaba que no tenía otra opción que subirme al auto y
recoger a Autumn.
Estaba muy nervioso mientras conducía hasta allí. Había pasado toda
la semana planeando esto, y estaba un poco temeroso de que ella fuese a
pensar que era demasiado. Pero había captado lo que me dijo cuando
habíamos estado en el yate. Seguramente, lo disfrutará, dado que casi
había planeado esta cita ella misma.
Llegué a su casa y recordé la última vez que había venido aquí,
cuando follamos por primera vez, cuando me senté aquí en este auto por
un momento, preguntándome si estaba cometiendo el mayor error de mi
vida. Bueno, había resultado bien para mí a largo plazo. Sonreí mientras
salía del auto y me encaminaba a la puerta, ajustándome el cuello de la
camisa. Estaba vistiendo el traje que ella me había ayudado a elegir
cuando habíamos estado fingiendo ser nada más que amigos.
Llamé a la puerta, y un momento después, la abrió. Estaba vistiendo
un vestido que no había visto antes, oscuro y dulce, curvándose para
llamar la atención sobre su figura de una manera que no podía apartar la
mirada. La miré arriba y abajo, incapaz de detenerme, y alcé las cejas.
—Te ves increíble —aseguré, y se mordió el labio. Por un segundo, no
quise otra cosa que cancelar la cita y entrar en esa casa para recrear lo
que compartimos esa primera vez, pero sabía que tenía que sacarla de la
casa antes que hiciésemos algo así.
—¿Es el traje que elegí para tu? —preguntó mientras cruzaba el
umbral, enlazando su brazo con el mío felizmente.
Asentí.
—Te queda bien. —Apoyó brevemente la cabeza en mi hombro—. ¿Vas
a decirme qué va a suceder esta noche? ¿O tengo que adivinar?
—Prometo que nada que ver con el yate —contesté—. ¿Eso es
suficiente?

158
—Supongo que tendrá que serlo —accedió mientras se sentaba en el
auto junto a mí, y me puse en marcha para dirigirme al centro de la
ciudad.
Hablamos sobre su semana hasta el momento, y me comentó que
esos clubs de después de la escuela pronto comenzarían y que Hunter
había estado preguntando sobre ellos. Eso me hizo sonreír. Estaba
comenzando a abrirse un poco, y eso era todo lo que quería de este intento
en primer lugar. ¿Todo lo demás que había venido con ello, como su mano
apoyada en mi pierna mientras viajábamos? Bueno, eso era un extra
increíble.
Con el tiempo, estacioné el auto fuera de un parque. Había pasado
horas buscando el perfecto, y estaba bastante seguro que lo había
encontrado, lo suficientemente grande que podíamos tener un poco
privacidad, pero no tan grande que fuese a terminar perdiéndome allí.
Limpio y bonito, pero no concurrido. Miró el parque y arqueó una ceja.
—¿Y qué debemos estar haciendo aquí? —preguntó, sonriendo.
La ayudé a salir del auto y luego fui al asiento trasero para tomar una
cesta de picnic que había llenado de comida para nosotros. Se alegró
cuando me vio sacarla.
—¿Me vas a llevar de picnic? —cuestionó, aplaudiendo con alegría.
Asentí.
—Como dijiste que querías en el yate, ¿recuerdas? —le recordé, de
repente asustado de que pensase que lo había sacado de la nada.
Asintió.
—Por supuesto que lo hago. —Suspiró contenta—. Ni siquiera creí
que lo recordases.
—Bueno, difícilmente iba a olvidarlo. —Incliné la cabeza hacia ella—.
Venga, encontremos un lugar y podemos comer. Estoy hambriento.
—Yo también —coincidió, y colocó la mano en la mía, sosteniendo la
cesta bajo el otro brazo mientras entrábamos en el parque. Me sentía como
si me diese vueltas la cabeza, mis pies ni siquiera tocando el suelo. Estaba
tan contento de que estuviese aquí a mi lado y que le gustase mi idea de
cita. Lo estaba logrando. Lo estaba logrando completamente.
Caminamos por un tiempo por el parque, y tenía que admitir, esto era
bastante agradable. Nunca habría pensado venir a un lugar así sin ella,
pero había algo calmado en ello. Era difícil imaginar que la ciudad estaba a

159
diez minutos de aquí cuando el parque era tan pacífico. Paseamos por un
pequeño camino alineado con árboles y unas farolas brillantes mientras el
sol comenzaba a ponerse en la distancia.
—Esto es perfecto. —Autumn suspiró cuando llegamos a un pequeño
claro ligeramente lejos del camino y nos sentamos para comer—. Gracias,
Holden.
—Oye, gracias por darme la idea. —Alcé las manos—. Me libraste del
problema de tener que planear algo yo mismo.
Me golpeó juguetonamente en el brazo, riéndose, luego me ayudó a
desempacar la comida y la manta, así podíamos comer. No estaba seguro
qué le gustaba, así que me decidí por una mezcla de todo lo que pude
encontrar, fruta, queso, pan, chocolate y unos cuantos pasteles.
—Esto se ve increíble —comentó cuando tuvimos todo colocado frente
a nosotros. Pude ver sus ojos brillando incluso a la suave luz de las
lámparas a unos cuantos metros.
—Bien. —Le sonreí, me incliné y le robé un breve beso. No podíamos
ir más allá aquí en público, pero simplemente necesitaba besarla, tocarla.
Estaba realmente obsesionado con lo bien que se sentía, lo dulce que era
estar solo con ella así. Todavía tenía los ojos cerrados cuando me aparté,
como si estuviese saboreando la sensación de mis labios sobre los suyos.
Comimos con apetito nuestra comida, y me encontré relajándome un
poco. Había estado muy nervioso sobre esta cita, preocupado de que algún
modo fuese a joderlo todo y de algún modo quedar como un tonto que no
había anticipado. Pero esto estaba saliendo bien. Realmente bien. No
estábamos riendo de algo que había sucedido en su escuela sobre su mejor
amiga, Zoe, y su deseo de conseguir uno de mis amigos. Le dije a Autumn
que las posibilidades eran muy pocas, ya que el único amigo que tenía era
Raymond, y estaba felizmente casado.
—¿Cómo lo conociste? —preguntó, cortando un trozo de pan y
metiéndoselo en la boca—. Oh Dios mío, este pan está muy bueno.
—Nos conocimos en la universidad. —Me encogí de hombros—. Hace
años. Cuando comencé el negocio, invirtió y ayudó un poco a empezar las
cosas. Tomó su parte cuando comenzaron a intentar tener un bebé y ahora
tiene la vida resuelta.
—Maldición. —Arqueó las cejas—. ¿Demasiado malo para regresar en
el tiempo e invertir yo misma en ti?
—Un poco. —Sonreí.
160
—Pensé que te ocupaba tú mismo del negocio —comentó—. Sin
equipo ni nada.
—Bueno, desde que éramos amigos, no lo consideraba del equipo —
contesté—. Y no es como si fuese a regresar pronto. Aunque me ayudaría
si lo hiciese.
—¿Por qué? ¿Estás buscando contratar a alguien? —Arqueó una
ceja—. Y yo aquí pensando que serías un gran maníaco del control para
eso.
—Sí, tú y yo —admití—. He estado luchando contra eso durante un
largo tiempo, pero creo que puedo tener que contratar a alguien pronto.
—¿Oh, sí? —Alzó las cejas—. ¿Por qué?
—Oh, se está volviendo demasiado para que yo controle todo —
confesé, manteniéndolo vago, así no vería el hecho que ella era la razón
por la que las cosas habían comenzado a ir cuesta abajo en el trabajo.
—Bueno, tienes el dinero para hacerlo, y estoy bastante segura que
habría docenas de personas luchando por trabajar con alguien tan bien
establecido como tú —señaló—. Deberías hacerlo.
—¿Eso crees?
—Lo sé. —Asintió, tomando una uva del montón y deslizándola entre
sus labios. Por un breve segundo, sus dedos juguetearon sobre su boca y
no quise otra cosa que olvidar completamente el trabajo—. Pero tienes que
pensar qué es correcto para ti —terminó—. Si no crees que puedas
soportar a otra persona trabajando en el negocio, entonces no lo hagas. Es
tu lugar, después de todo.
—Sí, supongo. —Había esperado que me animase a seguir adelante y
contratar a alguien, pero tal vez entendía mejor de lo que había anticipado
la pasión que provenía de construir algo tú mismo.
—Mmm, estoy muy llena. —Se tumbó en la manta e inclinó la cabeza
hacia el cielo. Había una sonrisa en su rostro y había cerrado los ojos, se
veía tan hermosa que casi me dolía. Solo quería inclinarme y darle un beso
en la boca, moverme sobre ella y deshacerme de ese inútil vestido, pero
había otra cosa que tenía primero en mi mente. Habíamos hecho su parte
de la cita, y después, íbamos a hacer la mía.
—¿Tienes espacio para algo más? —pregunté, y abrió un ojo para
mirarme.
—Estoy escuchando.

161
31
AUTUMN
—¿Helado? —Me reí cuando detuvimos el auto en el muelle—. ¿Aquí
es donde querías llevarme?
—Sí. —Holden sonrió mientras detenía el auto—. No voy a recorrer la
ciudad por completo y no tener helado de mi lugar favorito, ¿verdad?
—¿Y si hubiera dicho que no? ¿Lo habrías recogido de camino a casa?
Se encogió de hombros.
—Probablemente. Vamos, sólo está abierto por otros veinte minutos.
Podemos conseguir uno y caminar por el muelle. Es bonito a esta hora de
la noche.
—Y no vas a saltar en un bote de último minuto conmigo, ¿verdad? —
le pregunté juguetonamente. Él levantó sus manos.
—Bueno, ahora has sacado eso...
—¡Holden! —exclamé, tocando su hombro juguetonamente—. Vamos,
quiero probar este helado. ¿O debería decir… en el cono?
—Está bien, esa fue la peor broma que he escuchado en mi vida —me
dijo Holden mientras salía del auto.
—Totalmente pensaste que era divertido —le contesté—. Además,
mejor te acostumbras a ellas. Las bromas terribles son mi especialidad.
—¿Por qué crees que sigo alimentándote? —bromeó—. No quiero
escuchar más tus juegos de palabras.
—Una idea atrevida, pero no va a funcionar. —Me di un golpecito con
el dedo en la barbilla, como si estuviera pensando en ello—. Nada me
detiene cuando tengo una broma terrible que el mundo necesita escuchar.
—¿Un servicio nacional, verdad? —preguntó mientras nos dirigíamos
hacia una heladería pequeña y anticuada.
—Solo estoy cumpliendo con mi deber para mi país. —Puse mi mano
en mi corazón—. Al mundo no se le puede negar mi horrible sentido del
humor.

162
—Por supuesto. —Abrió la puerta para mí y levantó su mano delante
de él para indicar que debía entrar—. Después de ti.
Pasé junto a él y tuve que sonreír cuando noté un poco de su loción
para después de afeitarse. Había algo tan bueno en estar con él de esta
manera, después de todo ese tiempo que había pasado tratando de ignorar
que estaba desarrollando un enamoramiento serio con el chico. No tenía
que ocultarlo más, no tenía que contenerme. Estábamos juntos en una
cita de verdad, y él me trataba como la dama perfecta para su perfecto
caballero. Aunque esperaba que abandonara ese acto tan pronto como
estuviéramos solos juntos una vez más.
—¿Qué recomiendas? —pregunté mientras exploraba la lista de
sabores. Ahí estaban los habituales (vainilla, fresa, chocolate) y otros más.
Estaba bastante llena, pero mi boca se hizo agua cuando vi un caramelo
expreso salado.
—Bueno, puedo ver a cuál vas a ir —bromeó, notando la forma en que
mis ojos se detuvieron en la señal del helado que me había llamado la
atención—. Voy a obtener uno de naranja con jengibre. Puedes probar un
poco si quieres.
—Está bien, pero no estoy compartiendo el mío —le advertí
juguetonamente.
Él pagó por el par de conos, a pesar de mis protestas, y el anciano
detrás del mostrador cargó los conos de waffle con una cucharada de
nuestros sabores elegidos y nos los entregó. Holden me llevó de vuelta al
muelle, y me detuve un momento, mirando hacia el agua, atrapando un
goteo de helado derretido que ya estaba bajando por mi cono.
—Este lugar es muy bonito por la noche —le dije—. Nunca he venido
aquí tan tarde en la noche.
—Solía traer mucho a Hunter aquí cuando no tenía mucho dinero y
estaba tratando de encontrar cosas para nosotros dos —explicó, uniéndose
a mí y apoyado en la barandilla frente al agua—. Era barato conseguir un
poco de helado y llevarlo a pasear por aquí.
—Y ahora él solo viene por el helado, ¿verdad? —Terminé por él.
—¿Cómo lo has adivinado? —Levantó las cejas y le dio un mordisco a
su cono—. Es realmente muy bueno, después de todo.
—Sí, lo es. —Estuve de acuerdo, y empecé con mi cuchara—. Tengo
muchas ganas de tener a Hunter en esa cosa del club después de la
escuela. Creo que le va a hacer bien.
163
—Yo también. —Asintió Holden—. Me alegro de que él parezca tan
entusiasta al respecto. Ha sido difícil encontrar cosas que lo atraigan fuera
de salir conmigo, pero parece que sacas ese lado de él.
—Él está en esa edad divertida ahora. —Me encogí de hombros—.
Algunas veces salen y se abren camino en el mundo sin necesidad de
ayuda, y otras veces necesitan un pequeño empujón en la dirección
correcta. Él está tratando de averiguarlo por sí mismo. Puede tardar un
poco, pero llegará allí.
—Estoy muy contento de que estés allí para darle una mano —me
dijo, mirándome seriamente—. Sé que ha sido difícil para él, pero tenerte
cerca ha sido mucho más fácil.
—Él es el que está haciendo el trabajo también —le contesté—. Oye,
¿sabe que estamos juntos esta noche?
—Sí, se lo mencioné. Siguió preguntándome si íbamos a salir juntos,
y finalmente se lo conté. ¿Está bien?
—Es lo suficientemente joven como para no pensar mucho en eso. —
Me encogí de hombros—. Tal vez celoso de que no pudo unirse a nosotros
para un helado, ¿eh?
—Oh, sí, es seguro que va a estar loco sobre esto. —Asintió Holden—.
Aunque le dije que no hablara de eso. Él sabe mucho.
—Eso es un alivio —le contesté, colocando una mano en mi corazón—
. No quiero que mi vida de pareja surja en la escuela, no cuando Zoe está
en alerta máxima de chismes.
—Creo que mis amigos son de la misma manera. —Sonrió—. Quieren
que me reúna con alguien ya, y han escuchado sobre todo lo que ha estado
sucediendo con nosotros todo el tiempo, por lo que se sienten bastante
satisfechos ahora que estamos en una cita.
—Bueno, deberían. —Estuve de acuerdo, sonriéndole—. Lo estás
haciendo bastante bien.
—¿Muy bien?
—Bastante bien —repetí juguetonamente—. Hay espacio para
mejorar, pero la noche aún no ha terminado.
Pasé mi brazo por el suyo, y caminamos por el muelle mientras una
pregunta cruzaba mi mente. Sabía que era el tipo de cosas que debería
haberme guardado en una primera cita, pero como nos conocíamos desde

164
hacía un tiempo, pensé que tenía derecho a preguntarlo. Y además, no
podría sacarlo de mi mente si no lo hiciera.
—La madre de Hunter —le pregunté, vacilante—. ¿Cuál es la
situación allí?
—Oye, no te contengas, ¿eh? —Holden me lanzó una mirada que era
una parte lúdica y otra defensiva. Me estremecí.
—Lo siento, ¿es una especie de llaga?
—No, está bien. —Se pasó la mano por la cara y se detuvo por un
momento—. Mira, no quiero hablar de la madre de Hunter si puedo
evitarlo. Todo lo que necesita saber es que ella no está en la foto y que no
lo estará. Nunca.
—Está bien. —Dejó escapar un suspiro. Mi curiosidad se había
despertado, pero presionar con más fuerza iba a terminar arruinando esta
cita, que hasta ahora había ido tan bien. No quería perturbar nuestra
noche, así que cambié de tema—. Oh, tengo muchos promedios que hacer
esta semana —gemí—. Prefiero estar aquí contigo, confía en mí.
—Sabes, la oferta aún está sobre la mesa si quieres aceptarla —dijo
Holden—. Podría idear un programa que los forme para ti. Podría tomar un
poco de tiempo, y estoy seguro de que necesitaré tu opinión, pero si estás
jugando...
—¿En serio? —Levanté una ceja hacia él—. ¿Gratis?
Asintió.
—Sí, por supuesto —le dije—. Cualquier cosa que pueda hacer para
facilitar las vidas de las personas que cuidan de mi hijo.
—Bueno, no es usted señor generoso —bromeé, mordisqueando mi
helado—. ¿No tienes clientes adecuados que preferirías estar cuidando?
¿Los que pagan?
—Tal vez estoy buscando excusas para pasar más tiempo contigo —
replicó, y no pude evitar sonreír.
—Estoy segura de que puedo encontrar una manera de ayudarte a
satisfacer eso —le contesté, mi pulso se aceleró un poco cuando vi que su
mirada se movía hacia mi boca por un momento. A pesar de que ya nos
habíamos conectado antes de lo que habíamos planeado para nuestra
primera cita, encontré que nuestra química sexual estaba ardiendo con
tanta intensidad como siempre lo había hecho. Si este muelle no hubiera

165
sido tan familiar, hubiera sentido la tentación de que me empujara contra
la barandilla y me tomara justo aquí.
—Me alegra oírlo. —Le dio un mordisco a su helado, y continuamos
por el muelle, dando vueltas por el extremo opuesto y comenzando
lentamente a regresar hacia la cima—. Incluso si no me dieras la
oportunidad de pasar tiempo contigo —dijo—, algo así podría ser grande si
pudiéramos llevarlo a cabo. Sé que puede que no lo parezca, pero si
muchos maestros tienen problemas como tú, perdiendo el tiempo
organizando algo que un programa podría hacer por ellos, podría ser una
gran victoria para mí.
—Oh, entonces tienes algunas razones egoístas —bromeé—. Pensado
así.
—Oye, ¿me estás llamando egoísta? —Levantó las cejas—. ¿Cuando te
conseguí este helado?
—Sí, como si no hubieras querido robar un bocado desde que lo
recogí —le respondí.
—Claro que sí. —Estuvo de acuerdo, y antes de que pudiera siquiera
pensar en lo que estaba pasando, se inclinó hacia delante para pasar un
brazo alrededor de mi cintura, acercándome y presionando su boca contra
la mía. Sus labios estaban fríos por el helado, levemente dulces, y mi
corazón revoloteó en mi pecho cuando nuestras bocas se encontraron.
Sentí como si mis pies apenas estuvieran tocando el suelo, todo mi ser
girando en el aire mientras me besaba.
Cuando se retiró, sonrió y levantó la mano para quitarme la más
pequeña mancha de helado de la cara.
—No soy tan egoísta ahora, ¿eh? —comentó, y me besó en la mejilla
una vez más antes de girarse para llevarme de vuelta al muelle. No tenía
las palabras para devolver un comentario inteligente en su dirección, por
mucho que quisiera. Debido a que mi corazón estaba demasiado ocupado
corriendo en mi pecho, mi mente estaba demasiado preocupada por tratar
de dar sentido a todo lo que ese beso había significado para mí. Hice una
pausa por un momento, observándolo caminar delante de mí, y fue como
si las nubes se hubieran despejado detrás de mis ojos, y finalmente pude
verlo correctamente. El hombre que estaba viendo era un hombre por el
que estaba empezando a enamorarme, más duro de lo que nunca hubiera
esperado.

166
—Oye, ¡espera! —lo llamé mientras me apresuraba a emparejarme con
él mientras una línea de helado pegajosa recorría mi mano, fría sobre mi
piel como lo había estado él.

167
32
HOLDEN
Miré el reloj en la pared e hice una mueca. Tendría que ir a recoger a
Hunter de sus actividades después de la escuela pronto, pero estaba en
racha con el proyecto y no quería tomar un descanso.
Me aparté de la computadora y cerré los ojos por un momento, pero
las letras y los números todavía bailaban detrás de mis párpados como si
estuvieran impresos allí para siempre. Me sentí bien trabajando en algo
que no estaba produciendo para ningún cliente antiguo, algo que estaba
armando por una muy buena razón. Fue mucho más fácil trabajar con
Autumn que con la mayoría de las personas que había tenido en mi lista
en los últimos años. También me besé con ella de vez en cuando, lo cual
era nuevo para mí. Y cuanto más tiempo pasé armando este programa
para ayudarla a producir los promedios para el año escolar, más empecé a
creer que esto podría ser algo bueno para el negocio. No conocía a nadie
más en la ciudad que estuviera trabajando en cosas en el sector educativo.
Claro, no sabía si lo tomarían o no, pero con Autumn defendiendo la
causa, había una buena posibilidad, ¿no?
Estaba trabajando desde casa mientras Hunter estaba en su club de
juego. Era la segunda vez que iba esta semana, y parecía haber disfrutado
de la primera lo suficientemente bien. Esperaba que empezara a hacer
amigos allí pronto. Autumn estaba allí para vigilarlo, y ella me reportaría
los altibajos de mi hijo hasta el momento, pero le correspondía a él
atacarse solo y hacer algunos nuevos amigos. Ella solo podía guiarlo hasta
el momento, y esperaba que su caso de aislamiento social autoimpuesto no
fuera permanente.
Cerré mi computadora portátil, me puse de pie y me estiré antes de
alcanzar las llaves de mi auto. Siempre fue un fracaso romper un proyecto
cuando estaba justo en el flujo del mismo, pero al menos tenía que ir a ver
a mis dos personas favoritas en el mundo para compensarlo. Sonreí
mientras me dirigía al coche. Autumn estaría allí. Me gustaría verla otra
vez.

168
Nuestra cita durante el fin de semana había ido tan bien que no había
podido dejar de pensar en ella desde entonces. Era inteligente,
encantadora, deliciosamente torpe y un poco contundente a su manera
única, y también una gran besadora. Si me hubiera salido con la mía, la
habría llevado a su casa y la hubiera follado sin sentido una vez más, pero
Raymond iba a dejar a Hunter temprano a la mañana siguiente y lo último
que necesitaba era que mi hijo descubriera a Autumn haciendo café para
nosotros al día siguiente. Hunter no era tonto, y no le tomaría mucho
tiempo darse cuenta de que había algo entre su maestra favorita y yo, pero
eso no significaba que todavía tenía que entregarlo en un plato. No antes
de saber dónde estaba parado con ella seguro.
Conduje hasta la escuela y me encontré tarareando junto a la radio,
algo que no había hecho en años. Normalmente, la mayoría de las
canciones pop modernas que se transmitían en el aire eran un poco
dramáticas y tontas, pero ese día estaba de mejor humor que en mucho
tiempo. Tamborileaba mis dedos en el volante y pensé en Autumn, ajusté
la letra de la tonta canción de amor crepitando en el aire a todo lo que
habíamos pasado hasta ahora.
Todavía estábamos en esa etapa temprana y nebulosa de la relación
en la que parecía que algo podía pasar. Podríamos permanecer juntos para
siempre, o ella podría desaparecer mañana, por lo que yo sabía. Aunque
esperaba que ella fuera a elegir la primera. Había algo en ella que me hacía
sentir flotante, como si estuviera a punto de flotar y subir cien metros en
el aire sin siquiera darme cuenta.
Llegué a la escuela y me miré en el espejo. No pude dejar de notar que
me veía un poco diferente de lo normal. No físicamente, pero algo dentro
de mí parecía haberse iluminado, mis ojos más brillantes. Me gustó. Si
esto es lo que Autumn me hizo, maldita sea, la estaría cuidando tanto
como pudiera.
Salté del auto y me dirigí a la escuela, cortando por la parte trasera
para llegar a donde necesitaba más rápido. Me había demorado un par de
minutos, pero dudaba que Hunter se diera cuenta, dado lo involucrado
que había estado en su juego la última vez que había venido.
Hice una pausa cuando puse los ojos en él, y sonreí cuando vi con
quién estaba hablando. Era un niño de su edad, una niña pequeña, y los
dos agitaban los brazos y se reían de una broma compartida. No quería
cortarlo todavía. Fue muy agradable verlo interactuar con otro niño,
pasarlo bien y no forzarlo.

169
—¡Papá! —Hunter me vio de repente, y se acercó a mí como si fuera la
cosa más emocionante en la que había puesto los ojos.
—¡Hola! —lo saludé y me dirigí hacia él.
—Esta es Amelie. —Le hizo un gesto a la chica que estaba a su lado,
mirándome tímidamente—. Hicimos una campaña juntos hoy. ¡Ella es
realmente buena! ¡Mejor que yo!
—Bueno, eso es bastante impresionante. —Asentí hacia ella con una
sonrisa—. Tal vez puedas entrenar a Hunter, ¿eh? ¿Ponlo a tu nivel?
—Ella dice que me va a mostrar algunos trucos la próxima vez que
estemos en el club. —Hunter asintió y miró hacia la puerta—. Solo
necesito conseguir mi bolso.
Se dirigió a buscarlo en un pequeño zumbido de actividad
sobreexcitada, y comencé a relajarme. Lo estaba haciendo bien. Me
preguntaba si estos clubes podrían ser demasiado para él, pero parecía
que se estaba portando muy bien, y bueno, ya había hecho un amigo al
que quería volver a ver. Eso no podría ser tan malo, ¿verdad?
—Hola.
Escuché la voz familiar detrás de mí y tenía una sonrisa en mi cara
antes de girarme y confirmar la fuente.
—Bueno, hola —saludé a Autumn, quien se sonrojó un poco y me
sonrió tan pronto como nuestros ojos se encontraron. Sabía exactamente
cómo se sentía ella. Estar en su presencia envió pequeñas chispas de
electricidad corriendo por todo mi cuerpo. Había tanto que quería hacer
para ella, tanto que quería decir, y sentí que esos impulsos se estaban
superponiendo en mi cerebro.
—Parece que Hunter se está llevando bien. —Asentí al lugar donde mi
hijo había estado parado, cuando la madre de Amelie apareció y se la llevó.
—Sí, me preguntaba si él y Amelie podrían hacer clic —dijo—. Ambos
son un poco tranquilos, pero ambos están obsesionados con los juegos. No
me sorprende que se hayan unido al club y lo hayan disfrutado tanto.
—Estás haciendo un buen trabajo aquí, Autumn —le dije con fervor—
. De verdad. No puedo agradecerte lo suficiente. Sé que ha tenido
dificultades para hacer amigos y socializar, pero... bueno, le has ayudado a
hacerlo. Eso es más de lo que podría haber pedido.

170
—Solo estoy haciendo mi trabajo. —Sonrió modestamente, aunque
pude ver el pequeño rubor complacido moverse un poco más arriba de su
cuello.
—Hablando de eso. —Cambié de tema para no sonar como si la
estuviera aplastando con elogios—. He estado trabajando en ese programa
para descubrir los promedios para ti.
—Oh, ¿en serio? —Se animó—. ¿Cómo te va?
—Va bien. —Asentí—. Tuve que arrastrarme lejos para venir aquí.
Probablemente estaré en contacto para recibir un pequeño consejo en los
próximos días. ¿Tal vez podrías probarlo para mí alguna vez?
—Bueno, estoy bastante mal con la tecnología, pero lo intentaré. —
Estuvo de acuerdo—. ¿Tal vez podríamos hacerlo una noche de eso?
—¿Una noche? —Levanté una ceja juguetonamente—. Mi, mi, un poco
adelantada, ¿no?
—Tú eres el que vino a mi casa esa noche —me recordó, levantando
las cejas en mi dirección.
—Y no te escuché quejarte tanto —le respondí. Miré por encima del
hombro, donde podía ver a Hunter conversando con uno de los otros niños
en la sala de informática, y rápidamente me moví hacia Autumn, la tomé
de la mano y la llevé al aula detrás de nosotros.
—¿Qué estás haciendo? —Se rió, pero no protestó cuando cerré la
puerta detrás de nosotros y luego la apreté contra ella.
La besé rápidamente, sabiendo que esto era probablemente todo lo
que podría robar en el futuro previsible. No estaba seguro de cuándo los
dos encontraríamos tiempo para salir de nuevo, y la quería, quería cada
pedacito de ella que pudiera tener en mis manos. Sus dedos trazaron una
forma sin sentido sobre mi cuello, y dejó escapar un pequeño gemido que
sonó como un alivio tanto como cualquier otra cosa, como si hubiera
estado ansiando esto tan profundamente y tan agudamente como lo había
hecho yo. Metí mi lengua en su boca, tirando de su cuerpo contra el mío,
sintiendo que ella comenzaba a suavizarse, a encajar en mi forma...
Y luego oí que una puerta se abría, y rápidamente me aparté de ella.
Ella estaba jadeando, recuperando el aliento, y levantó sus cejas hacia mí.
—No creo que ese sea el comportamiento escolar apropiado —comentó
juguetonamente, y yo pasé mi boca por su cuello, inhalando con avidez su
aroma familiar.

171
—Bueno, tendrás que encontrar una manera de castigarme. —
Levanté una ceja y ella se rió y me tocó la mejilla.
—¿Cuándo puedo volver a verte? —preguntó.
—Cuando quieras —respondí de inmediato—. En serio, escríbeme y
avísame cuando estés libre. Quiero verte otra vez.
—Yo también —estuvo de acuerdo, y miró a su alrededor—. Oye,
probablemente debería volver allí, asegurarme de que el resto de los niños
lleguen a casa bien.
—Por supuesto. —Me aparté de ella de mala gana, y me lanzó una
última sonrisa antes de salir por la puerta. Me demoré un momento,
tranquilizándome, asegurándome de que no fuera tan obvio lo que había
estado haciendo cuando fui a recoger a Hunter. Después de un segundo,
salí por la puerta y fui a agarrar a mi hijo.
—¡Papá! —me llamó Hunter—. ¿Dónde estabas? Te estaba buscando.
—Oh, tenía algo de qué hablar con Aut, con la señorita Becks —le
contesté—. Vamos, vamos a casa, ¿de acuerdo? Estoy hambriento. Puedes
contarme todo sobre tu campaña en el camino.
—¡Claro! —Hunter sonaba emocionado mientras me seguía de regreso
al auto, y miré hacia el edificio una última vez para echar un vistazo a
Autumn. Y, por supuesto, la encontré mirando en mi dirección,
mirándome como si estuviera tratando de tomarme en un trago antes de
que saliera de allí para siempre. Le sonreí y luego volví mi atención a
Hunter.
—¿De qué estás sonriendo? —Él frunció el ceño hacia mí con
suspicacia.
—Oh, nada. —Agité mi mano—. Vamos, cuéntame sobre tu campaña
con Amelie. No puedo esperar para saberlo.

172
33
AUTUMN
Miré a Hunter y Holden salir de la escuela, y envolví mis brazos a mi
alrededor y sonreí. Ese beso todavía permanecía en mi boca, y estaba muy
contenta de que hubiera venido a recoger a su hijo hoy. No podía tener
suficiente de él. Me sentía como si estuviera borracha de Holden,
constantemente necesitando más para conservar la sensación. Las puntas
de mis dedos hormiguearon mientras recordaba la manera en que su
barba incipiente se había sentido debajo de ellos. Hombre, si pudiera
haber ido a casa con él esta noche…
—Hola ahí. —Zoe apareció en la puerta de la sala de informática, la
cual me di cuenta estaba vacía excepto por mí ya que todos los niños
habían sido recogidos y llevados a casa.
—Oh, hola. —La miré—. No me di cuenta que seguías aquí.
—Tenía que trabajar en esos jodidos promedios. —Negó. Todavía se
sentía disonante para mí oírla maldecir en la propiedad de la escuela, a
pesar de que no había nadie bajo la edad de dieciocho para mantenerlo
para un público mayor de trece. Sonreí.
—Sí, te entiendo. —Suspiré—. ¿Por qué crees que empecé estas cosas
después de la escuela? Quiero evitar tener que hacer mi trabajo real.
—¿Fue bien hoy? —preguntó—. ¿El club de informática?
—Sí, creo que sí, en realidad. —Asentí, recordando a Hunter y Amelie
hablando mientras dirigían alguna campaña juntos. Fue bueno verlos
interactuar, y parecían llevarse bien. Tal vez podrían cultivar eso en el
exterior del club mañana en la escuela.
—Bueno, eres una mujer más valiente que yo, tomando más trabajo
sobre todo lo demás que tenemos que hacer —dijo—. Apenas puedo
mantener el ritmo de todo como es.
—No es problema. —Agité mi mano y me alzó una ceja.
—¿Y eso no tendría que ver con el hecho de que consigues ver a tu
novio cada vez que lo haces? —preguntó. Le sonreí, alzando mis manos en
concesión.

173
—De acuerdo, tal vez tienes un punto —acepté, mirando por la
ventana de nuevo para ver si seguían allí; ya se habían ido, pero mi cabeza
todavía estaba llena de Holden.
—Oye, ¿quieres ir por la cena? —sugirió—. Estoy hambrienta, y no
tengo ganas de cocinar.
—¿El indio en la calle Languin? —repliqué enseguida. Mi estómago
estaba gruñendo, y no tenía la energía para preparar nada cuando llegara
a casa. Además, estaba de humor para estar con gente esta noche. Habría
pasado toda la noche tumbada en mi cama pensando en Holden si no lo
hacía, y sin importar lo mucho que me estaba divirtiendo con él, no quería
estropearlo dejando a mi cerebro vagar.
—Hecho. —Zoe asintió—. Conduciré. Vamos, salgamos de aquí. Estoy
hambrienta.
Nos dirigimos al restaurante y conseguimos la última mesa, apretadas
en lo que se suponía fuera una mesa romántica para dos en el extremo
tenue de la zona de comedor. Encendieron una vela entre nosotras
mientras entregaban nuestros menús, y Zoe rió.
—Oye, solo porque te pedí esta cita no significa que no tengas que
pagar, ¿de acuerdo? —Me señaló con seriedad.
—¿Dónde está tu sentido de caballerosidad? —me burlé, y volví mi
atención al menú, mi boca ya haciéndose agua. Este era nuestro lugar
habitual para venir tras un largo día, y nunca me había decepcionado. La
comida era siempre excelente.
Pedimos una selección para compartir, además de una botella de vino
entre las dos, y disfrutamos nuestra comida por un tiempo, hablando
sobre nuestros días hasta ahora. Entonces, Zoe inclinó la cabeza hacia mí
y supe de inmediato qué pregunta se aproximaba.
—Así que —empezó, frotándose las manos—. ¿Cómo les va al padre
de Hunter y a ti?
—Bien. —Sonreí, feliz de tener a alguien con quien hablar de ello. No
quería hablar del tema de repente cuando nadie había preguntado, pero se
sentía como si fuera la única cosa en la que había sido capaz de pensar en
el pasado par de días—. Salimos en una cita el fin de semana… una
auténtica —le dije—. Fue muy agradable. Cuando me llevó en su yate hace
unas semanas, me preguntó cuál era mi idea de una cita perfecta, y
prácticamente lo hizo suceder.

174
—Oh, Dios mío, eso es tan romántico. —Llevó su mano a su pecho—.
¿Qué hicieron?
—Me llevó a un picnic en este hermoso parque en el centro de la
ciudad —continué—. Y luego me llevó a esta heladería en el muelle y dimos
un paseo.
—Bien, eso es súper lindo. —Asintió con aprobación—. ¿Desde
entonces?
—No mucho. —Negué—. Ambos hemos estado ocupados. Pero hoy me
dijo que cuando sea que quiera verlo, está libre, así que voy a tomarle la
palabra pronto.
—Ooh, eso suena genial. —Aplaudió y dio un bocado a su empanada
india vegana.
—Y hemos estado en contacto sobre lo que está trabajando en este
momento —continué con un movimiento de cabeza.
—Oh, ¿qué está haciendo? —Frunció el ceño—. Es diseñador de
páginas web, ¿cierto?
—Sí, pero le mencioné cuánto odiaba hacer toda la curva de
calificación, y básicamente sugirió que elaboraría un programa para
hacerlo por mí —expliqué—. Pensé que estaba bromeando al principio,
pero me dijo hoy que está yendo bastante bien. Me pidió darle una mirada
y probarlo para él pronto.
—De acuerdo, tan pronto como tenga eso listo y funcionando, soy la
primera en la fila para probarlo. —Zoe levantó su dedo en el aire
decididamente—. No puedo creer que nadie pensara en hacerlo antes.
Podría hacer un montón de dinero si lo promocionara bien.
—Sí, podría, pero creo que solo lo está haciendo para ayudarme.
—Lo cual es bastante malditamente dulce en sí mismo —terminó Zoe
por mí—. Parece que las cosas van bien entonces.
—Muy bien. —Estuve de acuerdo, tomando un sorbo de mi vino. No
podía decir si era el alcohol o hablar sobre Holden lo que estaba
esparciendo calidez por mi pecho, pero de cualquier manera, lo tomaría
felizmente.
—¿Puedo preguntarte algo? —Inclinó la cabeza hacia mí.
—Claro.

175
—¿Qué pasa con la madre de Hunter? —cuestionó, y arrugué mi
nariz.
—Sabes, le pregunté sobre ello en la cita, y pareció bastante… no lo
sé, como si no quisiera hablar de ello —respondí—. Sé que ha estado fuera
de sus vidas por un tiempo y que él no la considera involucrada con ellos
en absoluto.
—Hmm. —Zoe golpeteó la mesa con sus dedos.
—¿Qué? —inquirí.
—Quiero decir, es la madre del niño —señaló—. No confiaría en que
siempre estuviera fuera de la imagen para bien, ¿lo haría tú?
—No sé sobre eso. —Me encogí de hombros—. No creo que haya
estado durante mucho en la vida de Hunter, si acaso. No creo que Holden
me mintiera sobre eso.
—Oh, no pienso que esté mintiendo o algo. —Agitó su mano,
desechando la idea de inmediato—. Pero a Hunter todavía le queda un
montón de infancia, y la madre podría aparecer cuando fuera para intentar
obtener la custodia. O Hunter podría buscarla por sí mismo. Es un niño
curioso, y empezará a preguntarse en algún punto.
—Supongo que tienes razón. —Me eché atrás, mi apetito de repente
desvaneciéndose.
—Oye, no quiero ser desalentadora —me aseguró Zoe rápidamente—.
Solo me preguntaba, eso es todo.
—Sí, bueno, por lo que sé, está fuera de la imagen por ahora —
repliqué con una sonrisa optimista—. Tengo que mantener mis dedos
cruzados para que se quede de ese modo.
—Estoy segura que lo hará —dijo Zoe, pero las semillas de la duda ya
estaban plantadas en mi cabeza. Tendría que esperar que no tuvieran
ninguna razón para comenzar a brotar pronto.
Terminamos nuestra cena, cambiando la conversación a algunos de
los chismes sobre los profesores en nuestra escuela, y nos despedimos
fuera del restaurante. Zoe me dejó en la escuela, y todo el tiempo, todo lo
que había dicho estuvo pasando por mi cabeza.
¿Y si tenía razón sobre la madre de Hunter? ¿Y si de repente decidía
que quería ser parte de la vida de su hijo de nuevo? O, como Zoe había
señalado, ¿y si Hunter la buscaba? Complicaría lo que estaba pasando
entre Holden y yo mucho, y eso no era lo que quería. Si ella volvía, tendría

176
que dar un paso atrás y darles algo de espacio para descubrir lo que
querían ser, cómo querían funcionar como familia. Esa conversación había
sido como un hiriente recordatorio de que no importaba lo bien que fueran
las cosas, había un montón de variables en juego sobre salir con un padre
soltero como Holden, variables sobre las que no tenía ningún control.
Llegué a casa todavía meditando sobre la conversación y fui directa a
la ducha y me metí en la cama. Necesitaba dormir un poco para alejar esos
pensamientos de mi mente por un tiempo. No quería estresarme
demasiado sobre algo que ni siquiera estaba sucediendo, no cuando las
cosas entre Holden y yo iban tan bien.
Mi teléfono vibró en mi mesita de noche, donde lo había dejado
cuando entré, y lo alcancé para ver quién me mandaba un mensaje. A
pesar de todo lo que se había metido en mi mente esa noche, sonreí
cuando vi que era Holden.
Hola. Solo quería decir que estoy pensando en ti y ese beso, y no
puedo esperar a verte de nuevo… X.
Fue suficiente para desterrar momentáneamente las dudas que
habían estado invadiendo mi cerebro a algún lugar donde no pudiera
alcanzarlas, y me mordí el labio mientras respondía rápidamente.
Yo también. Te extraño… X.
Dejé mi teléfono junto a mi cama y me tumbé, dejando mi cabeza
hundirse agradecidamente en la almohada. Había sido un día muy largo y
tenía que levantarme temprano mañana. Lo más importante era descansar
un poco y no pasar el resto de la noche meditando sobre cosas que no
podía controlar.

177
34
HOLDEN
—Uh, tomaré un café, por favor. —Raymond levantó la mirada a la
camarera mientras se acercaba—. Solo. Y cargado.
Sonrió y asintió, apuntando el pedido en la libreta y se marchó de
nuevo. Raymond rebotó a su hija en sus brazos y ella dejó salir un
pequeño resoplido y chillido.
—¿Cansado? —pregunté y Raymond asintió y bostezó.
—Ni siquiera me di cuenta que era posible estar así de cansado —
contestó—. Siento que he estado levantado tres meses seguidos.
—Sí, eso no desaparece en un tiempo —le indiqué. Negó y bajó la
mirada a su hija.
—¿No podías mentirme y decirme que iba a mejorar mañana? —se
burló.
—De acuerdo. Sí, lo prometo. —Asentí con seriedad—. Mejora
precisamente en unas horas y luego es un juego de niños desde aquí hasta
la universidad.
—Oh, no me hagas pensar en enviarla a la universidad. —Puso una
expresión de ansiedad—. Apenas puedo soportar estar fuera de la
habitación sin ella estos días.
—Confía en mí, mejora cuando se hacen mayores —le prometí, con la
mano en el corazón—. Sé que parece imposible, pero cuando comience a
hacer las cosas por sí sola, querrás que lo haga. La alentarás a ello.
—De acuerdo, lo creeré cuando lo sienta. —Raymond sonrió cuando
la camarera volvió con su café y lo dejó frente a él. Su hija se había
quedado dormida en sus brazos y Raymond bajó la voz para no
despertarla—. ¿Qué hay de ti? ¿Cómo estás? —Me señaló mientras
reemplazaba con cuidado la taza de café en platillo de porcelana, así no
haría ruido y despertaría al babé. Asentí.
—Sí, creo que estoy realmente en este momento —contesté.
—¿Crees?

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—Lo sé —me corregí—. Lo siento, no estoy acostumbrado a sentirme
tan bien sobre las coas. Todavía me estoy acostumbrando.
—Te comprendo —coincidió—. ¿Qué estás haciendo estos días?
¿Tomaste alguna decisión sobre contratar a alguien que trabaje para ti?
—Bueno, he estado pensando mucho en ello —contesté—. Mucho.
Pero por el momento he decidido alejarme de todos los proyectos de los
clientes y trabajar en esta idea que Autumn tiene para un programa.
Bueno, una idea que ella me dio, al menos.
—¿Todos tus clientes? —Arqueó las cejas—. ¿Es una buena idea?
—No es tan aterrador como suena. —Sacudí la mano—. Estoy al día
con todos mis proyectos por el momento y les dejé saber que no voy a
tomar ningún trabajo nuevo en las siguientes semanas. No creo que
ninguno se vaya cuando no hay nada que se necesite hacer en primer
lugar.
—Supongo que tienes razón —coincidió—. ¿Qué es eso que estás
trabajando con Autumn?
—Bueno, estuvo hablando sobre cómo era enseñar, ¿cierto? —Me
incliné hacia delante, contento de tener a alguien con quien hablarlo—. Y
me mencionó que una de las cosas que más odian es juntar los promedios.
Tienen que introducir todos los datos a mano y encontrar las calificaciones
promedio para marcar a todos los estudiantes basado en los resultados de
años anteriores.
—De acuerdo, eso está pidiendo ser actualizado —confirmó
Raymond—. ¿Cuánto has estado trabajando en eso?
—Una semana o así —contesté—. Aunque creo que está yendo
bastante bien. He estado hablando mucho con Autumn para hacerme una
idea de la clase de programas que ya usan, así no preparo algo demasiado
difícil para la mayoría del equipo.
—¿Y ella sabe sobre esto?
—Está emocionada por ello. —Sonreí—. Yo también lo estoy. Creo que
es un gran hueco en el mercado y lo peor que pueden decir es que no lo
quieren, ¿verdad?
—Un pequeño cambio para un diseñador de páginas web —señaló
Raymond—. ¿Estás seguro que es lo que quieres hacer?
—Sé que no es ortodoxo, pero el programa…

179
—No, quero decir, ¿el diseño de páginas web es todavía lo que quieres
hacer? —se corrigió. Me quedé en silencio y me recliné en la silla. Si fuese
a ser honesto, no había considerado nada más en mi vida adulta. Claro,
ocasionalmente me frustraba con un proyecto o un cliente y pensaba en
cómo sería trabajar en algo diferente, pero esto era en lo que era bueno.
Esto era cómo podía construir una vida para mi hijo y difícilmente iba a
replantearme eso solo porque estaba trabajando en algo diferente.
—Yo… —No estaba seguro de cómo responderle. Raymond tenía la
habilidad de ver a través de mí, un pequeño truco molesto que había
aprendido desde que trabajábamos juntos. Si le mentía y le decía que
todavía estaba decidido con el negocio de diseño de páginas web, vería la
mentira que era—. No sé —confesé—. Me gusta trabajar en este programa,
especialmente con Autumn. Puede que deba alejarme del negocio por un
tiempo. Después de que ese cliente se marchase…
Miré lo que quedaba de mi café, como si pudiese encontrar la
respuesta a mi pregunta allí. Aunque estaba bastante seguro que se
suponía que fuese en hojas de té.
—O tal vez estás disfrutando pasar tiempo con Autumn —sugirió—.
Tal vez es eso. ¿Crees que estarías tan comprometido con este trabajo si no
fuese por ella?
—Honestamente no tengo ni idea —admití—. Me gusta mucho estar
alrededor de ella, Raymond.
—Sí, puedo decirlo —bromeó, pateándome bajo la mesa—. La forma
en que hablas de ella, creo que es bastante obvio para todos en este lugar.
—Sí, bueno, no tuve una cita en casi diez años. Permite que
realmente disfrute de una cuando llega —contesté, alzando mi café y
haciéndole gestos a la camarera para que me sirviese otro.
—Oye, no intento usarlo en tu contra —aseguró Raymond—. Creo que
es lindo que hayas encontrado a alguien después de todo este tiempo. Y
estoy un poco orgulloso que fuese Olivia quien los unió a ambos.
—Ni siquiera sé si podría contar esa primera vez como una cita. —
Negué.
—Oye, no intentes quedarte con todo el crédito aquí —reprochó
Raymond—. Fue algo completamente motivo de Olivia.
—Está bien, lo concedo. —Alcé las manos—. Tu esposa se lleva los
honores.

180
—Malditamente correcto. —Se reclinó en el asiento de forma triunfal,
pero el movimiento repentino sobresaltó al bebé y se removió y se despertó.
Se estiró ligeramente, apartando su pequeño puño del cuerpo y no pude
evitar sonreír. Todavía podía recordar a mi hijo en esa edad cuando había
sido tan pequeño, había estado aterrorizado antes el pensamiento de
dejarlo salir al mundo en general porque parecía demasiado vulnerable y
delicado—. Así que las cosas van bien entre tú y Autumn —terminó
Raymond, y asentí.
—Seguro que lo están —confirmé y me estiré para tocar la pequeña
mano de su hija—. Aunque en este momento no puedo apartar los ojos de
esta pequeña señorita.
Raymond observó mientras ella resoplaba y se removía de nuevo en
sus brazos ante mi toque, y me aparté antes de despertarla
completamente. Él volvió a poner la mirada en mí y arqueó una ceja.
—¿Alguna vez has pensado en tener más hijos? —preguntó—. ¿Con
Autumn, tal vez?
—Oye, oye. —Levanté las manos—. Solo hemos estado saliendo unas
cuantas semanas. Detengamos lo de la esposa y los dos hijos por ahora,
¿está bien?
Sonrió.
—De acuerdo. Pero debe haberte pasado por la mente. Quiero decir,
es muy buena con los niños, siendo profesora y todo eso, y parece que a
Hunter le gusta.
Lo miré por un momento y me encogí de hombros. Si iba a ser
honesto conmigo mismo, había permitido a mi mente dirigirse un poco a
cómo se vería el futuro con Autumn. ¿Cómo se sentiría trabajar desde casa
y escucharla llegar por la puerta, quitarse los zapatos, poner el abrigo en el
perchero y luego encontrarme para un beso? Cuán agradable sería llevarla
a los lugares favoritos de Hunter y jugar juntos toda la tarde como una
familia, y sí, claro, tal vez tener otro hijo cuando fuese el momento correcto
si ella estaba abierta a ello.
Pero no hemos hablado mucho sobre cómo sería el futuro entre
nosotros, y la asustaría completamente si de repente comenzase a hablar
de matrimonio y niños. Cuando tienes un hijo se siente que todas las citas
llevan automáticamente al siguiente nivel de seriedad te guste o no.
Autumn tenía que saberlo, pero eso no significaba que yo tuviese que

181
entrar directamente en modo “¿dónde se dirige esto?” cuando ni siquiera
hemos tenido nuestra segunda cita oficial.
—Sí, claro, pero las cosas todavía son muy nuevas —señalé—. Creo
que la asustaría si comentase a intentar atraparla en un compromiso en
las siguientes citas, ¿no?
—No lo sé, hombre. —Raymond se encogió de hombros—. Quiero
decir, cuando conocí a Olivia las cosas se pusieron serias bastante rápido.
Sabía que era la única y que era para mí.
—Sí, pero apuesto a que no estabas hablando de dejarla embarazada
en la segunda cita —indiqué y se rió entre dientes.
—De acuerdo, me queda claro. —Arqueó las cejas—. Me estaba
preguntando si ya habías pensado en ello.
—Tienes los bebés en el cerebro, ese es el problema —remarqué. Bajó
la mirada a su hija, que había vuelto a dormirse en sus brazos.
—Quiero decir, ¿puedes culparme cuando ella es la introducción que
he tenido? —contestó.
Sabía exactamente a qué se refería. No importaba lo duro que fuese,
no importaba lo poco que durmieses, no importaba lo loco que te sintieses
mientras estabas intentando controlarte a veces, la paternidad era
adictiva, emocionante e increíblemente satisfactoria. Lo habría hecho de
nuevo si hubiese tenido la posibilidad, si la persona correcta hubiese
llegado en el momento correcto y hubiese querido lo mismo que yo. Tal vez
esa era Autumn. O tal vez necesitaba llegar a conocerla un poco más antes
de comenzar a saltar a esas conclusiones.
—Sí, lo entiendo —concordé. Y ambos nos quedamos en silencio por
un momento, reflexionando sobre el lugar que la paternidad tenía en
nuestras vidas.
Era extraño ver a Raymond al comienzo de su viaje cuando yo me
sentía como un veterano en el mío, pero estaba orgulloso de él. Iba a ser
un padre increíble de esa pequeña. Podía verlo en la forma que la miraba,
como si no pudiese creerse su suerte. Además, básicamente había sido un
segundo padre para Hunter toda su vida, así que no era como si fuese algo
completamente nuevo para él.
—Oye, hablando de Autumn. —Comencé, y me miró como si hubiese
olvidado que todavía estaba ahí.
—¿Sí?

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—Estaba planeando llevarla a una cita de nuevo este fin de semana.
—Sonreí—. ¿Crees que hay posibilidad que cuides de Hunter?
—Sabes que siempre estamos contentos de hacerlo —aseguró—. A
Olivia le encanta tenerlo allí.
—Excelente, gracias. —Le sonreí—. Ya sabes, si no te tuviese, mi vida
amorosa sería mucho más difícil.
—Así que esa era tu excusa para los pasados diez años, ¿eh? —
bromeó—. Hemos estado aquí todo el tiempo, y apenas has salido de la
casa.
—De acuerdo, lo entiendo. —Negué, riéndome—. ¿No es suficiente que
ahora esté saliendo?
—Claro. —Raymond asintió—. Y tengo una buena sensación contigo y
Autumn. Creo que van a ir hasta el final. De verdad.
Me encogí de hombros y tomé un sorbo de mi reciente café. No quería
admitirlo por miedo a estropear lo que ya tenía, pero en el fondo, yo
también lo sentía.

183
35
AUTUMN
—Oigan, ¿qué están haciendo? —pregunté, agachándome junto a la
fila de computadoras en las que Hunter y Amelie estaban trabajando
juntos.
—Una campaña en Breadsticks. —Hunter señaló la pantalla, y fruncí
el ceño mientras la observaba, tratando de dar sentido a lo que estaba
pasando delante de mí. Si era totalmente honesta, la mayoría de estas
cosas pasaban rápidamente por mi cabeza, pero mientras lo disfrutaran y
pareciera lo suficientemente apropiado para su edad, estaba bien con eso.
—¡Wow, se ve genial! —comenté con entusiasmo, y Amelie y Hunter
intercambiaron sonrisas y volvieron a sus pantallas. Me puse de pie para
dejarlos y dar un paseo por el resto de la sala, donde alrededor de media
docena de estudiantes se reunían en pequeños grupos en las
computadoras y jugaban sus juegos favoritos. Todos parecían estar
pasando un buen rato, y eso era lo principal. Miré el reloj. Solo me
quedaban unos minutos antes de que tuviera que dar por terminado esto,
lo cual era una pena porque se ponía mejor cada vez que nos
encontrábamos.
Me sorprendió lo bien que habían despegado las actividades después
de la escuela, especialmente el club de juegos, que era una nueva adición
a la lista y no era algo con lo que la escuela había experimentado antes.
Me alegré de que el club que había elegido para dirigir estuviera
funcionando bastante bien hasta el momento, que todos parecieran
pasarlo bien y hacer nuevos amigos. Todo lo que necesitaba para lograr
que los chicos más tranquilos interactuaran eran algunos videojuegos y un
momento tranquilo. ¿Quién lo diría?
Había estado vigilando a Hunter en particular, ya que él había sido
uno de los chicos por los que había estado más preocupada en lo referente
a socializar con sus compañeros. Amelie, la chica que parecía haberlo
tomado bajo su tutela, era inteligente y sociable y no tenía problemas para
hacer nuevos amigos. Quizás si se llevaban bien, ella podría involucrarlo
con su grupo más amplio.

184
Una pequeña oleada de emoción atravesó mi pecho ante la idea de ver
pronto a Holden. Siempre venía a recoger a Hunter de las actividades, a
pesar de que probablemente podría haber pagado a alguien para que lo
hiciera por él. Muchos de los padres en esta ciudad lo hacían en cuanto
podían. Pensaba que era dulce que todavía hiciera el esfuerzo de venir a
buscar a su hijo, y bueno, me daba la oportunidad de conversar con él
antes de nuestra cita mañana por la noche. Me pregunté qué demonios
había planeado, qué podría superar a lo que se le había ocurrido la última
vez. Me mordí el labio mientras consideraba una noche sin salir en su
lugar. Sí, todo ese tiempo juntos, ¿para hacer lo que queríamos? Eso
funcionaría para mí.
—De acuerdo, chicos. —Golpeé las palmas, atrayendo la atención de
todos los que estaban en la sala y empujando esos pensamientos
inapropiados para la edad en el fondo de mi mente por el momento—. Eso
es todo por hoy —les dije a un coro de gemidos y algunas protestas
murmuradas—. Pero todos volverán la próxima semana, ¿verdad? —Les
sonreí y encontré algunas caras mirándome con emoción al pensar en ello.
Sí, volverían. Y eso era lo más importante.
Cuando todos se pusieron a recoger, me dirigí a hablar con Hunter
para ver cómo estaba.
—¿Cómo te va, Hunter? —le pregunté casualmente, como si lo
hubiera sacado del resto del grupo porque quería alguien con quien
charlar. Lo último que necesitaba era que cualquiera de los chicos sintiera
que lo estaba tratando de manera diferente o con algún tipo de atención
especial debido a sus problemas.
—Bien. —Me sonrió—. No puedo esperar a volver la próxima semana.
—¿En qué estás trabajando con Amelie? —pregunté. Estaba segura de
que no iba a entender una palabra que saliera de su boca, pero no hacía
ningún daño el preguntar, ¿verdad?
—Estamos construyendo una ciudad juntos. —La miró, y ella levantó
la mano para chocar los cinco. Él chocó su mano y luego se echó a reír—.
Me gustaría que pudiéramos quedarnos más tiempo —admitió.
—Pero te da algo que esperar la próxima vez, ¿verdad? —señalé, y él
se encogió de hombros y asintió. Por un segundo, se pareció tanto a su
padre que me sorprendió. No era por la forma en que estaba dispuesto su
rostro o su cuerpo, sino en un gesto que hizo, un movimiento que me

185
recordó que Holden lo había criado y había pasado toda su vida
absorbiendo sus hábitos y excentricidades.
—Sí, supongo que sí —concedió, y fue a buscar su bolso. Mientras lo
apoyaba en su hombro, miró a su alrededor para asegurarse de que nadie
más lo escuchara y luego se volvió hacia mí con una expresión seria en su
carita—. Gracias por hacer este club. —Hizo un gesto alrededor—. Me
gusta mucho.
—Me alegra oírlo. —Le sonreí, asintió otra vez y deslizó sus brazos a
través de las correas de su bolso, sujetándolas como si fuera a una misión.
Antes de que pudiera decir nada más, se agachó, como si se sintiera un
poco avergonzado por la admisión de que le gustaba el club de juego y que
estaba agradecido conmigo por haberlo iniciado.
Los niños de su edad eran tan divertidos. A veces parecían niños de
verdad, y otras veces tenían esa cosa de adolescentes abiertamente
autoconscientes, como un reflejo de los adolescentes que iban a ser. Negué
mientras lo veía salir, contenta de haberle impresionado. Me estaba
hablando un poco más de lo que lo había hecho antes, y sabía que tenía
que ser algo bueno a largo plazo. Si esta cosa con Holden y yo iba a
funcionar, tendría que llevarme bien con su hijo.
Como si lo hubiera conjurado con el pensamiento, de repente levanté
la vista y noté a Holden parado en la puerta, mirándome. Estaba apoyado
en el marco de la puerta con una sonrisa en su rostro y parecía que podría
haberse quedado allí todo el día mirándome.
—Papá, ¿puedo hablar con Amelie por un minuto? —preguntó
Hunter, mirando a su padre con los ojos muy abiertos—. Quiero averiguar
qué haremos la próxima vez que prendamos las computadoras.
—Adelante, Hunter. —Holden asintió, y Hunter se apresuró a buscar
a su amiga, dejándonos a los dos solos.
—De todos los clubes después de la escuela en todo el mundo, y
tuviste que entrar en el mío. —Le sonreí, sabiendo que estaba destrozando
la cita y no me importaba ni un poco. Me alegraba de verlo.
—Parece que se la estaba pasando bien. —Holden señaló con la
cabeza a Hunter.
—Sí, creo que lo está disfrutando más cada vez que entra —le dije—.
Parece que él y Amelie se están acercando, y ella tiene muchos amigos en
la escuela. Será bueno para él si se llevan bien, y creo que se está
enamorando un poco de él.

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—¿Por qué no se enamoraría? —respondió juguetonamente—. Se llevó
la parte de su padre en el departamento de apariencia, después de todo.
Me reí y sentí ese hormigueo en lo profundo de mi vientre. Estar cerca
de él se sentía como un regalo, cada vez que podíamos compartir juntos
una emoción, incluso cuando sabía que tendría que irse pronto para llevar
a Hunter a casa—. ¿Así que todavía está en pie lo de mañana en la noche?
—Levantó una ceja hacia mí. Asentí.
—Claro —prometí—. ¿Y puedo preguntarte qué has planeado para
mí?
—Sabes que me gustan las sorpresas. —Se tocó la nariz.
—Sí, lo sé —gemí—. ¡Pero nunca sé lo que se supone que debo usar!
—Cualquier cosa que quieras —me aseguró—. Confía en mí, no te voy
a llevar a la ópera.
—Oh, y aquí estaba seguro de que íbamos a asimilar algo de cultura
real en esta ocasión —repliqué.
—¿Qué pasa con el helado, no es cultural? —protestó.
—Tiene razón —admití, y nos sonreímos el uno al otro desde el otro
lado de la clase. Quería robarle otro beso, besarme con él como lo
habíamos hecho en mi clase antes, pero era un poco arriesgado dado que
todavía había un montón de chicos dando vueltas, y sus padres podían
asomar la cabeza en cualquier momento para hablar conmigo.
—Supongo que tendrás que esperar hasta mañana para averiguarlo,
¿eh? —comentó, enarcando una ceja.
—Supongo que sí —estuve de acuerdo—. No puedo esperar.
—Bueno, supongo que debería dejarte con ganas de más —dijo con
un suspiro, y me reí de nuevo.
—Oh, ¿entonces de repente estás haciéndote el difícil para
conseguirlo? —bromeé—. Muy bien.
—Oye, un caballero siempre tiene sus trucos. —Se encogió de
hombros y sonrió—. Nos vemos pronto, ¿verdad?
—Nos vemos pronto. —Estuve de acuerdo, y lo vi mientras salía de la
habitación y me dejaba a mi propia suerte una vez más. Dejé escapar un
suspiro. Cuando estaba cerca de él, sentí como si me estuviera llenando
como un globo, absorbiendo su coqueteo y nuestra química hasta que
estuve rebosando con cosas. Tenía una gran sonrisa tonta en mi cara, y se

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quedaría allí por un buen rato. Apostaría, hasta e incluyendo nuestra cita
mañana por la noche.
Zoe entró en la clase, mirando por encima del hombro para ver a
Holden mientras se alejaba. Levantó sus cejas hacia mí y cerró la puerta
detrás de ella, inclinando la cabeza hacia un lado mientras lo hacía.
—Bueno, bueno, bueno, parece que estás teniendo algo de acción
después de la escuela en este momento —bromeó. Puse los ojos en blanco
y me reí.
—No estamos teniendo algo de acción para nada en la propiedad de la
escuela —respondí, eligiendo convenientemente olvidar nuestra pequeña
sesión de besuqueo la semana anterior.
—Lo estaría si tuviera mis garras en alguien como él —respondió sin
rodeos—. Es súper sexy, Autumn. Eres una mujer afortunada.
—Sí, lo sé. —Asentí—. Supongo que atraigo a los guapos, ¿verdad?
—Bueno, alguien tiene que hacerlo. —Estuvo de acuerdo—. ¿Algo de
suerte en descubrir si tiene amigos multimillonarios que quiera compartir
conmigo?
—No creo que vayas a tener mucha suerte por allí, pero mantendré la
oreja en alto para ti —prometí. Se encogió de hombros.
—Supongo que tendré que tomar la iniciativa y salir y encontrar uno
por mí misma. —Suspiró como si fuera una tarea terrible—. ¿Saldrán de
nuevo pronto?
Asentí.
—Mañana por la noche. Estoy deseando que llegue.
—Apuesto a que tiene algo ridículo planeado —dijo.
—No tengo idea. No me lo dirá. —Hice una mueca.
—Ah, un poco de misterio solo se suma al romance. —Movió los dedos
de una manera mística—. Mándame un mensaje de texto mañana y dime
cómo te va, ¿de acuerdo? O a la mañana siguiente si va bien.
—Lo haré. —Asentí, y me di la vuelta para comenzar a ordenar el
aula. Zoe me ayudó, charlando sobre el día hasta ese momento. Pero mi
mente estaba en todo lo que mañana por la tarde, y mañana por la noche,
podría traer, y ese optimismo comenzó a llenarme una vez más. Iba a ser
increíble Eso lo sabía.

188
36
HOLDEN
Oí un golpe en la puerta y me puse de pie. Estaba aquí. Finalmente
estaba aquí. Me sentí como si hubiera estado esperando esto durante
meses, aunque solo habían pasado un par de horas desde que Hunter se
había ido y me había dado tiempo para prepararme para mi cita. Estaba
cocinando una selección de platos chinos y había puesto el vino y las velas
en un intento de preparar el ambiente. No tenía idea si se trataba de algo
cursi o romántico, pero mientras ella estuviera allí, no me importaba.
Fui a la puerta y abrí, encontrándola parada allí con unos vaqueros y
una camiseta ligera que colgaba de su cuerpo de la manera más perfecta,
atrayendo la atención a su delicada clavícula y su suave y cremosa piel.
Quería inclinarme hacia adelante y darle un mordisco, pero pensé que
podría haber sido un poco precipitado.
—Hola. —Me sonrió, y se inclinó hacia delante para plantar un suave
beso justo en la esquina de mi boca. Envió un torrente de electricidad a
través de todo mi cuerpo, y tomó todo mi autocontrol para no agarrarla,
arrastrarla a la habitación y resolver toda la tensión que había estado
creciendo entre nosotros todo este tiempo. En cambio, di un paso atrás e
hice un gesto para que entrara—. Hombre, huele muy bien aquí —dijo
mientras entraba por la puerta—. ¿Vamos a comer en casa esta noche?
—Claro que sí. —Asentí—. Hice comida china.
—¿Desde cero? —Levantó las cejas. Asentí—. Está bien, ¿cuándo vas
a dejar de ser el hombre perfecto? —preguntó juguetonamente, dándome
un golpecito en el brazo. La forma en que me estaba tocando, era como si
no pudiera tener suficiente de mí, y sabía exactamente cómo se sentía.
Se dirigió a la sala de estar, se giró hacia mí y sonrió cuando vio todo
lo que había dispuesto para ella.
—Tratando de seducirme, ¿verdad? —preguntó, moviéndose contra mi
cuerpo, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello. La sensación de
que estaba a mi lado de esa manera era casi un alivio, una liberación de
tensión que no sabía que había estado conteniendo hasta ese momento.

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—¿Está funcionando? —pregunté, y me acerqué para besarla,
rozando mis labios ligeramente contra los de ella, prometiéndole que
habría mucho más por venir esta noche si estaba dispuesta a ello.
—Podría ser —murmuró mientras me retiraba, y noté un rubor en sus
mejillas que no había estado antes. Me alejé, dirigiéndome a la cocina para
servir, ese calor entre nosotros creció tanto, que ni siquiera llegaríamos a
cenar si no lo cortaba.
Traje la selección de platos, y levantó las cejas mientras los ponía
frente a ella.
—Necesitarás mostrarme cómo hacer todas estas cosas —comentó,
tomando un rollo de primavera y mojándolo en la salsa de maní y chile que
había preparado para acompañarlas. Dio un mordisco, cerró los ojos y
gimió—. Oh, Dios mío, eso es tan bueno. —Suspiró, recostándose en el
asiento mientras le servía una copa de vino y se la entregaba. Nuestros
dedos se tocaron por un breve momento, y me encontré esperando con
ansias lo que vendría el resto de la noche.
Comimos y bebimos nuestro vino y hablamos un rato sobre nada en
particular, poniéndonos al día con lo que habíamos estado haciendo,
compartiendo pequeñas anécdotas e historias divertidas de nuestra
semana hasta el momento. Disfruté mucho de su compañía, podríamos
haber estado hablando de proyecciones de acciones, y aun así lo habría
estado pasando bien. Era tan expresiva, agitando los brazos mientras
hablaba, su rostro se iluminaba cuando encontraba algo de lo que le
emocionaba hablar. Estaba leyendo un libro nuevo, una pieza de
periodismo que disfrutaba, y por la forma en que hablaba de eso, podría
haberse ganado una cita en la contraportada.
—Hombre, este vino es bueno. —Tomó otro sorbo y terminó su primer
vaso, y me incliné para rellenarla—. ¿Tratando de ponerme alegre? —
bromeó.
—¿Y por qué tendría que hacer eso? —respondí. Inclinó la cabeza
hacia un lado y me miró por un momento. Podía decir que había algo en
su mente, algo que quería soltar y preguntarme—. ¿Qué es? —La presioné
suavemente, moviéndome en el sofá, para no estar completamente frente a
ella.
—Solo... —Negó con la cabeza—. No sé si esto es demasiado personal.
No quiero entrometerme.

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—Entrométete. —Agité mi mano. Me sentía relajado después de la
primera copa y, además, quería que me conociera. Para eso eran las citas,
¿verdad?
—Está bien. —Frunció el ceño y vaciló un momento antes de hablar
nuevamente—. Me preguntaba —comenzó lentamente—, qué pasó con la
madre de Hunter. ¿Por qué no es parte de tus vidas? ¿O si lo es, y
simplemente no lo sé?
—Ella no tiene nada que ver con ninguno de los dos. —Negué con la
cabeza. Este era un punto delicado, pero sabía que la pregunta surgiría en
un momento u otro. Era la misma pregunta que todos tenían cuando me
conocían, preguntándose por qué era un padre soltero, qué había pasado
con la madre de Hunter. La mayoría de la gente asumía que había
quedado viudo y, a veces, les dejaba creer eso porque profundizar en la
verdad era demasiado complicado y me provocaba mucha rabia.
—¿Por qué se separaron? —preguntó, y la miré, realmente la miré,
esta mujer que solo quería la verdad de mí. Nunca había pedido nada más
que eso. Quería conocerme mejor, comprender aquellas cosas que habían
impulsado mi vida en los últimos años, y pensé que tendría que decírselo
en algún momento. Con un par de copas de vino, compartiendo juntos en
casa sin nadie más alrededor, este era un momento tan bueno como
cualquier otro.
—Ella me dejó poco después del nacimiento de Hunter. —Suspiré
profundamente. Por lo general, mantenía estos recuerdos guardados, bajo
llave para que no tuviera que pensar en ellos, y ahondar en esa parte de
mi cerebro no era la mejor sensación del mundo—. Me dijo que nunca
llegaría a nada —continué—, que era un perdedor. Que era cierto, en ese
momento, pero también era un chico con problemas que estaba tratando
de lidiar con el hecho de que estaba a punto de tener un maldito bebé. Era
un desastre, pero ella actuó así, eso es todo lo que era y todo lo que sería.
Dijo que no quería quedarse después de que naciera. Creo que lo habría
aceptado si yo no hubiera podido sobrellevarlo, pero tal como estaba,
quería dar un paso adelante y cuidarlo.
Terminé la segunda copa de vino, agradecido por haber eliminado la
dificultad de esta conversación.
—Pensé, bueno, ella es lo suficientemente rara como para
abandonarme, así que, ¿qué haría si decidiera que Hunter tampoco era
digno de ella? —expliqué—. Así que lo tomé. Insistí en ello. Creo que se
sintió aliviada, más que nada, porque no tenía que preocuparse por ser

191
madre. Era joven, los dos lo éramos, y no creo que estuviera lista para
criar a un niño. Quiero decir, yo tampoco lo estaba, pero no creo que ella
fuera capaz de hacerlo, así que recayó a mí.
—Oh, Dios mío. —Autumn negó con la cabeza—. No tenía idea de que
fuera así. Lo siento mucho.
—No, fue lo mejor a largo plazo. —Me encogí de hombros—. No creo
que los dos hubiéramos permanecido juntos por mucho tiempo. Ella podía
ser una gran perra, y no me gustaba la forma en que se portaba con mis
amigos, por lo que realmente creo que nos habríamos peleado. Creo que
cada vez que eso sucediera, lo habría usado como una excusa para salir de
la vida de Hunter.
—Jesús, suena como una pesadilla —murmuró Autumn, y pude ver
la ira en sus ojos—. Simplemente te dejo a ti y a Hunter y ya...
—Eso no fue lo que realmente me golpeó —confesé—. Quiero decir, sí,
fue jodidamente difícil criar a ese chico yo solo, pero lo amé en el momento
en que lo vi. Estaba comprometido cien por ciento desde el momento en
que nació. Fue... fue que me dijo que era un perdedor y que nunca llegaría
a nada. Esa fue la parte que jodidamente me dolió.
Arrastré mi dedo alrededor de la parte superior de mi copa y suspiré,
sacudiendo la cabeza.
—Comencé el negocio poco después de que se fuera —continué—.
Estaba tan decidido a demostrarle que no era lo que ella pensaba que era.
Supongo que funcionó para mí a largo plazo porque despegué, y Hunter se
crió bastante bien, y ella todavía está muy lejos en algún lugar del otro
extremo del país.
—Creo que ganaste en esa ruptura. —Autumn me sonrió,
inclinándose para tocar mi rodilla—. Sin embargo, aun así lo siento. Esa
es una manera terrible de ser tratado por alguien con quien vas a tener un
bebé.
—Oye, no es la peor ruptura de la que he oído hablar. —Me encogí de
hombros—. Y no estaría donde estoy hoy si no hubiera tratado de
demostrarle algo a esa mujer, así que supongo que tengo algo que
agradecerle, al menos.
—Supongo que sí —repitió Autumn, y me miró desde su extremo del
sofá.
—¿Qué pasa? —pregunté de nuevo. Sea lo que sea, sabía que sería
más fácil hablar de lo que antes había compartido con ella.
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—No puedo creer que te mirara y viera a un perdedor —respondió—.
Lo sé... demonios, sé que probablemente eras diferente entonces, pero no
puedo pensar en ninguna palabra menos adecuada para ti.
—Oh, ¿no? —Incliné mi cabeza hacia ella. Claro, estaba buscando que
me masajeara el ego, pero eso estaba bien, considerando todas las cosas,
dado que había compartido la parte más dolorosa de mi vida con ella.
—Oh, no. —Dejó su copa de vino y se movió hacia mí. Pasó su mano
sobre mi pecho, dejando que sus dedos se deslizaran debajo de mi camisa
y contra mi piel desnuda—. Todo excepto eso.
Nuestros rostros estaban tan cerca que casi podía saborearla y de
repente ya no pude soportarlo más. Me acerqué, sujetándola y
levantándola sobre mi regazo, y presioné mi boca contra la suya.
La conexión fue una liberación de tensión. Nunca había sentido este
tipo de necesidad por alguien, no solo deseo sino una necesidad fría por
ellos. La forma en que su cuerpo se mecía contra el mío, la forma en que
sus manos parecían hambrientas de mí mientras corrían por mi cabello y
sobre mi cuello y hacia mis brazos, había estado muriéndome de hambre
todo este tiempo. Empujé mi lengua profundamente dentro de su boca, y
gimió suavemente, acariciando mi cabello suavemente, enrollando hebras
alrededor de sus dedos y tirando ligeramente. Las sensaciones se
extendieron por todo mi cuerpo, despertando cada centímetro de mí otra
vez.
—Mmm —gimió suavemente, sonriendo mientras se alejaba. Sus
manos se movieron hacia abajo y entre mis piernas, encontrando mi
erección que crecía rápidamente. Una sonrisa se curvó en su rostro
cuando me encontró, y me besó en la esquina de mi boca como lo había
hecho cuando llegó por primera vez—. Ahora, ¿qué tenemos aquí? —dijo
sin aliento en mi oído, cerré los ojos y dejé que ella tomara el control. Era
lo que necesitaba y, sobre todo, lo que ella quería.

193
37
AUTUMN
Besé su cuello desabotonándole la camisa, así podía mover las manos
y la boca por su pecho. Era muy fuerte, y me hacía sentir muy segura,
como si pudiese haber luchado contra cualquier amenaza que pudiera
acercarse a nosotros, preparándose y ocupándose de mí sin importar qué.
Pero esta noche, quería ocuparme de él y quería mostrarle que vi el dolor
de su pasado y lo rechazaba completamente.
Me deslicé por su cuerpo hasta que estuve entre sus piernas,
temblándome un poco los dedos mientras le bajaba la cremallera de los
vaqueros. Se había esforzado mucho en esta noche, y lo menos que podía
hacer era devolverle el favor. Su mirada era ardiente mientras me
observaba, estirando el brazo para apartarme un mechón de cabello del
rostro. La punta de sus dedos contra mi piel dejó rastros de electricidad
detrás, alterando mis terminaciones nerviosas allá donde tocaban.
Al final, logré bajarle el pantalón, seguido por su ropa interior. Se veía
muy sexy así, desnudo pero con la camisa abierta sobre su torso y me
recliné para admirarlo.
—¿Te gusta lo que ves? —provocó y arqueé las cejas.
—Deja que te muestre cuánto —le aseguré y me incliné hacia delante,
envolviendo la mano alrededor de su polla y lo tomé en mi boca.
Cerré los labios alrededor de la cabeza de su polla y giré la legua a su
alrededor por un momento, devorándolo con avidez, probando en indicio
de presemen rebosando de su erección. Gimió y hundió la cabeza en el
sofá mientras centraba mi atención, prodigándole placer, mostrándole que
apreciaba todo lo que había hecho por mí esta noche y quería devolverle el
favor. Cerré los ojos y comencé a tomar más de él, yendo lentamente hasta
que casi había tomado toda su longitud en mi boca. Muchos de los chicos
con los que había estado antes, empujarían, impulsándose en mi boca
antes de que estuviese preparada, haciendo que me entrasen arcadas con
sus pollas, pero él era diferente. Me dejaba marcar el ritmo, tomar el
control y aunque era la que estaba entre sus piernas sirviéndole, me sentía
completamente a gusto.

194
Pasé la lengua por la parte de debajo de su polla mientras movía la
boca lánguidamente arriba y abajo de toda su longitud, envolviendo los
dedos en la base para mantenerlo estable mientras lo hacía. Su cuerpo se
tensó, su respiración saliendo un poco más rápido de lo que lo hacía
antes, y sabía que estaba haciendo un buen trabajo. No era exactamente
algo que pudiese poner en mi currículum, pero siempre había sabido que
era buena dando mamadas, y Holden no parecía apresurado en
disuadirme en esa idea.
—Mírame —dijo en un susurro y levanté la mirada para encontrarme
con la suya.
Algo en esa conexión, el conocimiento de qué estábamos haciendo y
que lo estaba excitando completamente, envió un escalofrío de deseo por
mi cuerpo. Deslicé la mano entre mis piernas, abriéndome los vaqueros
con torpeza y metiendo los dedos en mis bragas para jugar con mi clítoris.
Me estaba frotando contra mi mano mientras lo masturbaba a él, mi placer
tan importante como el suyo, y comencé a chupar su polla suavemente,
aplicando una gentil presión que sabía que lo acercaría al borde.
—Joder —gimió y levanté la mirada hacia él una vez más,
encontrándome con su mirada, mirándolo a los ojos y observando cada
reacción, cada espasmo, cada presión de tensión, cada vez que separaba
los labios como si estuviese intentando expresar un placer al que todavía
no podía poner nombre. Trabajé en él con la boca, rápido y luego despacio,
duro y luego suave, intercambiando así ninguno de los dos se aburría. Me
encantaba esto. Podía haber hecho esto todo el día. La mezcla de poder
teniéndolo en mi boca y el placer de mis dedos contra mi clítoris era una
mezcla intoxicante de la que no podía imaginar tener suficiente.
De repente, se agachó y me levantó para enfrentarlo, así que estaba
en su regazo una vez más. Me besó con fuerza, mordiéndome el labio, su
lengua encontrándose con la mía en un momento. Gemí y comencé a
quitarme el pantalón y la ropa interior, permitiéndole ayudarme.
—Necesito estar dentro de ti ahora mismo. —Jadeó en mi oreja y me
retorcí en su contra.
—Cualquier cosa que quieras —contesté con dulzura, actuando como
si estuviese haciendo esto por él y no porque estuviese disfrutando tanto
de esto.
Tomó un condón y regresó, envolviéndose con un rápido movimiento y
lanzando la camisa a un lado. Deslizándose sobre mí con suavidad, separó

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mis piernas. El sofá era suave y cómodo, su cuerpo duro y necesitado, y la
combinación de ambas cosas envió escalofríos desesperados por todo mi
sistema. Extendí las piernas y alcé las caderas hacia él, separando la boca
en un jadeo mientras lo observaba introducirse en mí por primera vez.
—Oh, Dios —dije en un gemido, echando la cabeza hacia atrás y
cerrando los ojos, mi cuerpo aceptando cada centímetro de él en un
movimiento suave mientras se empujaba en mí. Al principio se movió con
golpes largos y suaves, hundiéndose por completo dentro de mí, su boca
en mi cuello, su cálido aliento en mi piel, sus manos rápidas mientras las
movía por cada centímetro de mi cuerpo como si me estuviese
cartografiando, haciendo un mapa de mí, aprendiendo mis contornos y
curvas.
Y luego comenzó a moverse más rápido, empujando más rápido
mientras nuestras caderas se juntan con más determinación. Me alcé del
sofá y comencé a devolverle los empujones, llevándolo más dentro de mí
más fuerte y más rápido, todo mi cuerpo comenzando a temblar. No me
había dado cuenta de cuánto necesitaba esto, pero ya estaba cerca de
correrme, mi cuerpo tambaleándose por el borde de este delicioso
precipicio que estaba perfectamente feliz de quedarme por un tiempo.
—Eres tan jodidamente hermosa, Autumn —me murmuró al oído y su
voz estaba llena de deseo como si hubiese sido la primera vez que
hacíamos esto. En alguna parte en el fondo de mi mente, me había
preguntado si no estaría tan interesado en mí una vez que hubiésemos
consumado la relación, pero me estaba demostrado de todas las formas
que podía que me deseaba tanto como lo hizo entonces. Le rodeé con los
brazos, hundiendo los dedos en su espalda, arañándolo con las uñas,
incapaz de vocalizar lo que necesitaba decir pero indicándoselo de todos
modos.
Se movió incansablemente en mi interior, y me moví, así podía jugar
con mi clítoris una vez más. Necesitaba que nos corriésemos los dos, y
tenía que correrme pronto o de otro modo explotaría. Cerré los ojos,
dejando que los sonidos y las sensaciones se apoderasen de mí,
escuchando su respiración mientras se atascaba en sus pulmones,
escuchando el ligero crujido del sofá debajo de nosotros mientras se movía
con fuerza dentro de mí, disfrutando las largas olas de placer que parecían
consumirme mientras me follaba con dureza, su cuerpo poseyendo el mío,
todo mi ser involucrado en este momento.

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—¡Ah! —grité cuando el orgasmo me golpeó, lanzándome sobre el
borde de ese acantilado de una vez por todas donde no habría vuelta atrás,
el placer explotando a través de mí, extendiéndose desde mi entrepierna, el
placer desgarrando todo mi ser. Me presioné contra él, necesitando sentir
su cuerpo sobre mí, su piel junto a la mía. Empujó dos veces más, la
última vez quedándose quieto mientras mi coño masajeaba su polla y
luego se corrió.
—Joder —masculló contra mí, justo en mi oreja, el sonido de la
palabra como si saliese de su boca inmediatamente grabándose en mi
memoria. No había nada mejor en el mundo que saber que la persona con
la que estabas había estado tan indefenso que se había corrido.
Manteniendo los ojos cerrados mientras pasaba las manos suavemente por
su cuerpo, recordándole que estaba aquí, que no iba a ir a ninguna parte.
Me besó la clavícula y el cuello, transmitiéndome lo mismo.
Después de un momento, se apartó de mí y fue a tirar el condón. Con
el tiempo abrí los ojos para encontrarlo ofreciéndome una nueva copa de
vino.
—Vaya, gracias. —Me reí—. Pero ahora no tienes que emborracharme,
¿cierto?
—Confía en mí, si crees que he terminado contigo, estás totalmente
equivocada. —Destelló sus ojos juguetonamente hacia mí y me removí en
mi asiento. Tomé mis bragas y volví a ponérmelas, colocando las piernas
debajo de mí. Él tomó su calzoncillo y se dejó caer en el sofá, casi desnudo,
su pecho todavía subiendo y bajando entrecortadamente mientras
recuperaba la respiración.
Estiré el brazo para pasar los dedos por su pecho. Podía sentir su
corazón latiendo con rapidez. Cerró los ojos y movió la cabeza, así podía
apoyarla contra el sofá como lo había hecho antes, y los dos nos sentamos
así en ese momento de silencio.
Todo comenzó a encajar en su lugar para mí, la razón por la que
había trabajado tan duro, se había lanzado al trabajo en detrimento de
prácticamente todo excepto su hijo. Había estado intentando probarse a
una mujer que nunca lo había querido, que ni siquiera se había quedado
el tiempo suficiente para ayudarle a criar a su hijo. Y me dolía el corazón
por él. Nadie merecía ser tratado de ese modo, y tal vez era imparcial, pero
Holden ciertamente estaba en el fondo de la lista de gente que se había
ganado el título de “perdedor”. Tenía sentido por qué había estado tan
dispuesto a mostrarme su estilo de vida, demostrar que era un hombre

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rico y exitoso. Quería mostrarme de lo que era capaz, para escapar de ese
nombre una vez más.
Cuando abrió los ojos, me sonrió amablemente y luego estiró la mano
para colocarme un mechón de cabello tras la oreja.
—¿Estás bien? —preguntó y alejé esos pensamientos de mi cabeza, no
queriendo que se interpusiesen el resto de la noche que teníamos por
delante. Sabía la verdad sobre la madre de Hunter, y era todo lo que podía
pedir.
—Sí, estoy bien —aseguré.
—¿Solo bien? —Arqueó una ceja juguetonamente—. Veamos qué
podemos hacer para mejorarlo, ¿eh?

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38
HOLDEN
Mientras me despertaba a la mañana siguiente, tenía una sonrisa en
mi cara. Me giré en la cama, mirando a Autumn, con el cabello extendido
salvajemente sobre la almohada, su ropa de la noche anterior estaba
tirada en el suelo junto a nosotros. Se veía hermosa dormida, tan
tranquila, su expresión animada de siempre estaba tranquila y silenciosa
para variar. Pasé la mano por su espalda desnuda, donde había tirado las
sábanas a primera hora de la mañana, sus ojos se abrieron y me miró.
—Hola —me saludó con sueño, su voz un poco ronca—. ¿Estás bien?
—Claro que sí —le aseguré, y apoyé la cabeza en la almohada para
poder mirarla a los ojos. La noche anterior había sido perfecta, total,
absolutamente perfecta, y despertarme a su lado de esa manera era la
guinda del pastel. Sabía que no podríamos hacer esto por mucho tiempo,
no quería dejar a Hunter con Raymond y Olivia un par de veces a la
semana, así que saboreé el momento mientras podía, la intimidad de
volver al mundo real para encontrar a una de mis personas favoritas a mi
lado.
—Mmm. —Ella se retorció contra las sábanas mientras continuaba
trazando mis dedos sobre su espalda—. Eso se siente bien.
—No me tientes —le advertí, y ella soltó una risita, abriendo los ojos y
encontrando mi mirada.
—¿Nos dedicamos a lo de anoche?
—No creo que tengamos tiempo esta mañana antes de que tenga que
ir a recoger a Hunter. —Hice una mueca—. Pero confía en mí, quiero.
—Bueno, guárdalo para la próxima vez, ¿eh? —sugirió, levantándose.
Estaba completamente desnuda, y verla desnuda de esa manera era más
íntimo que sexy, sabiendo que se sentía lo suficientemente cómoda como
para no esconderse de mí—. ¿Tenemos tiempo para preparar algo de
desayuno antes de irnos? —Empujó su puño cerrado contra su
estómago—. Tengo bastante hambre.

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—Bueno, anoche tuviste un gran apetito —le dije con suavidad, y ella
me lanzó una mirada.
—Oye, no te esfuerces con algo que te da una palmadita en la espalda
—respondió, sonriendo y estirándose.
Ambos nos vestimos y nos dirigimos a la cocina para hacernos algo de
comer. Nada importante, solo un poco de fruta, tostadas y yogur, pero una
vez más, fue muy agradable poder compartir la simplicidad de un acto
como este con ella. Se sentía como si siempre hubiera sido así, como si ella
siempre hubiera estado por aquí, así como una tradición de los domingos
por la mañana que habíamos estado llevando a cabo durante años.
—¿Qué vas hacer hoy? —preguntó casualmente, y la miré
sorprendido. Supuse que querría irse a casa, dado que iba a recoger a
Hunter.
—Tengo que ir a recoger a Hunter después de esto —le dije—, desde la
casa de Raymond. Pero podrías venir si quieres. A Raymond y Olivia les
encantaría conocerte.
—Olivia es la que te puso conmigo, ¿verdad? —preguntó—. Supongo
que al menos le debo un agradecimiento.
—Oh, confía en mí, no me han dejado olvidar que fueron los que nos
encerraron en la misma habitación. —Puse los ojos en blanco
juguetonamente.
—Me encantaría ir contigo si eso está bien —sugirió con esperanza—.
¿Tal vez podría pasar el día con ustedes dos? ¿Conocer a Hunter un poco
mejor?
—Eso sería increíble. —Asentí—. Quiero decir, tal vez soy un poco
parcial, pero creo que es una gran compañía.
—Sí, él es un buen niño. —Estuvo de acuerdo, tomando un mordisco
de su tostada.
—Estoy seguro de que le encantaría pasar el día contigo —le dije—. Él
ha estado disfrutando mucho de tus talleres después de la escuela. Creo
que incluso podría estar un poco enamorado de ti.
—Bueno, ¿puedes culparlo? —Autumn hizo un gesto juguetón hacia
sí misma, y le di un vistazo una vez más, aprovechando la oportunidad
otra vez para ver a la escandalosamente hermosa mujer con la que estaba
saliendo.

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—Creo que puedo darle una aprobación en esto. —Sonreí. Ella se rió
entre dientes, terminamos de desayunar y de prepararnos, nos dirigimos
por la ciudad hacia la casa de Raymond para recoger a Hunter.
—Entonces, ¿cómo se conocen Raymond y tú? —preguntó mientras
conducíamos, bajando la ventana unos centímetros para que su cabello se
agitara salvajemente alrededor de su cara. A ella no parecía importarle. ¿Y
por qué debería?
—Fuimos a la universidad juntos —le expliqué—. Nos acercamos
entonces, pero él fue uno de los únicos que se quedó después de que nació
Hunter. La mayoría de las personas que conocí en esa época no parecían
saber qué diablos hacer con un bebé, así que me evitaron, pero él estuvo
allí durante todo ese tiempo. Me ayudó con el negocio cuando las cosas se
pusieron en marcha, y tuvo su propio hijo, así que ahora soy yo quien lo
ayuda en lo que puedo.
—Eso es dulce. —Autumn sonrió, girando su cabeza para absorber el
aire fresco que entraba por la ventana—. ¿Chica o chico?
—Niña. Sasha —le contesté—. Es una pequeña cosa linda también.
—Bueno, espero conocerla —comentó, y mi mente volvió a la
conversación que había tenido con Raymond en la cafetería recientemente.
¿Quería tener hijos propios o para ella sería suficiente Hunter? La miré
por un momento, considerando lo linda que se vería su hermoso cabello
rojo en pequeños mechones en la cabeza de un bebé.
Llegamos a la casa y me dirigí a la puerta, sin siquiera tocarla antes
de que Olivia la abriera. Nos sonrió a los dos, sus ojos se deslizaron hacia
Autumn de inmediato reconociéndola.
—¡Tú debes ser la famosa Autumn! —exclamó, y se hizo a un lado
para dejarla entrar—. Entra, entra. Raymond está alimentando al bebé, y
Hunter está arriba preparándose para irse.
—También es un placer conocerte. —Autumn le devolvió la sonrisa,
un poco nerviosa. Tomé su mano y la apreté mientras nos dirigíamos a la
sala de estar. Estos dos eran mis mejores amigos, sin duda, así que no es
de extrañar que se sintiera un poco ansiosa por causar una buena
impresión.
—¡Oh, hola! —Raymond ladeó la cabeza hacia Autumn cuando la vio
entrar a la sala de estar. Sasha estaba en sus brazos, despierta pero
tranquila, y los ojos de Autumn prácticamente se salieron de su cabeza tan
pronto como puso sus ojos en la bebe.

201
—Hola. —Ella asintió hacia Raymond y luego volvió su atención a
Sasha, quien estaba apretando sus pequeñas manos en puños en sus
brazos—. Esta debe ser Sasha. Holden me dijo que ustedes tuvieron un
bebé recientemente, ¡pero no sabía de lo pequeña que era ella!
—Sí, ella es una cosa pequeña —Raymond la miró con amor—.
¿Quieres tomarla? Está bastante tranquila en este momento. Acaba de ser
alimentada, por lo que no causará mucho alboroto.
—Claro. —Autumn se acercó a ella, y Raymond depositó
cuidadosamente al bebé en sus brazos. De inmediato, Autumn la acunó
cerca de su pecho, y Raymond me lanzó una mirada significativa,
pensando claramente en nuestra conversación también. Lo ignoré. Sí,
Autumn se veía linda con un bebé en sus brazos, pero eso no significaba
que estuviera buscando embarazarla en los próximos cinco minutos.
—Eres una maestra de escuela primaria, ¿verdad? —preguntó Olivia
mientras entraba en la sala con algo de café para todos nosotros.
—Sí, es cierto. Desde hace unos cinco años. Me encanta y no puedo
imaginarme haciendo otra cosa.
—Apenas puedo manejar a un niño, y mucho menos a toda una clase
de ellos —dijo Olivia—. No sé cómo lo haces.
—Oye, hay una razón por la que tenemos que pasar por tanto
entrenamiento —respondió Autumn, obteniendo una risa de Olivia.
—Supongo que tienes razón. —Estuvo de acuerdo—. Hemos estado
aprendiendo en la práctica.
—Bueno, ella es hermosa. —Autumn arrulló a Sasha—. Claramente
has estado haciendo un buen trabajo.
—Y supongo que lo sabrías —dijo Raymond.
—Sí, oficialmente tienes mi sello de aprobación. —Autumn le sonrió—
. Tómala, llévala de vuelta antes de que intente robarla.
Raymond quitó a Sasha de sus brazos y Autumn se estiró para tocar
su pequeña mano. Me alegré mucho de que se llevaran bien. Autumn era
totalmente encantadora a su manera específica, y no tenía ninguna razón
para pensar que no se llevarían bien. Aun así, fue un alivio que parecía
llevarse bien con todas las personas importantes en mi vida. Ya podía
imaginarme cuidando a Sasha por una noche con ella. Eso podría ser
divertido.

202
—¿Tienes hijos, Autumn? —preguntó Olivia. Cualquiera que
escuchara podría haber asumido que era una pregunta casual, pero la
conocía lo suficientemente bien como para suponer que ella y Raymond
habían estado discutiendo lo mismo que Raymond había hablado conmigo
antes. Quería saltar y cerrar la conversación, pero hubiera parecido tan
obvio de que no quería hablar de eso. Lo dejé, esperando que se
desvaneciera lo suficientemente rápido.
—Uh, no. —N negó con la cabeza—. Sólo a los que estoy enseñando.
—¿Alguna vez pensaste en tenerlos? —preguntó Raymond, y Olivia le
pasó el brazo por el de su marido, los dos mirando a Autumn expectante.
Un par de robots de interrogación, para que mi día sea mucho más
incómodo.
—Uh... —Autumn se fue apagando, y me miró, rogándome que saltara
y la sacara de esta conversación. Traté de llamar la atención de Raymond y
hacerle saber que no quería hablar de esto, pero su atención estaba
centrada directamente en Autumn, fingiendo que ni siquiera estaba en la
habitación.
Gracias a Dios, Hunter bajó corriendo las escaleras y entró en la sala
de estar en ese momento. Miró a su alrededor, y su rostro se iluminó
cuando vio a Autumn de pie allí.
—¡Señorita Becks! —exclamó alegremente—. No sabía que iba a estar
aquí.
—Bueno, aquí estoy. —Autumn extendió los brazos, lanzando algunas
manos de jazz que hicieron reír a Hunter. En silencio agradecí a los dioses
que no iba a tener que detener esa conversación incómoda. Mi hijo tenía
una excelente sincronización, incluso si todavía no tenía idea de ello.
—Terminaremos nuestro café y nos iremos. —Junté las palmas—.
Estamos pasando el día juntos, ¿verdad, Autumn?
—Si eso está bien con Hunter. —Miró a mi hijo, quien asintió con
entusiasmo de inmediato.
—¡Por supuesto que sí! —Estuvo de acuerdo, y se mantuvo de pie
mientras los demás nos sentábamos a tomar nuestros cafés, obviamente
listos para ir allí mismo. Le hice un gesto para que se pusiera en mi
costado, y él se apoyó en mi silla, mirando a Autumn con una sonrisa en
su rostro tan grande que parecía dispuesto a dividir su rostro en dos.
La conversación giró en torno a lo habían estado haciendo la noche
anterior, y agradecí a mis afortunadas estrellas que no me iba a quedar
203
estancado al hablar sobre las perspectivas de Autumn sobre los niños en
el futuro. Apenas habíamos estado en un par de citas, y tenía la sensación
de que presionarla tan rápidamente la iba a asustar. Quería pasar más
tiempo con Hunter y conocernos mejor a los dos. Eso era todo lo que
quería y todo lo que necesitaba por el momento. Claro, ese era el tipo de
preguntas en las que tendríamos que pensar en algún momento, y lo
sabía. Pero por ahora, quería disfrutar de las citas una vez más, tener a
una mujer a la que adoraba a mi lado y el futuro podría esperar. Mientras
Autumn estuviera cerca de mí, nada más importaba.

204
39
AUTUMN

Con la mano bien metida en la de Holden, salí por la puerta y me


dirigí al auto esperando afuera. Hunter saltó al asiento trasero,
prácticamente bailando donde estaba sentado, y Holden se giró para
mirarlo.
—¿Qué te apetece hacer hoy, amigo? —preguntó—. Autumn va a venir
con nosotros, así que asegúrate de que sea algo fresco.
Hunter abrió y cerró la boca, abrumado por todas las opciones que
rodeaban lo que iba a hacer hoy. Le sonreí.
—¿Dónde está el lugar más divertido de la ciudad? —le pregunté, y se
teletransportó de inmediato.
—¡Freddie's! —contestó excitado.
Me volví hacia Holden y levanté las cejas.
—¿Y dónde podría estar?
—Un lugar junto al muelle —explicó, moviendo la cabeza con una
sonrisa en la cara, como si eso fuera precisamente lo que esperaba que
dijera su hijo—. Muchos juegos y comida chatarra.
—Suena genial. —Me volví para sonreírle a Hunter, cuya cara se
iluminó tan pronto como se encontró con mi mirada.
—¿Qué tal si vamos al museo de ciencias también? —sugirió Holden
mientras sacaba el auto de la entrada—. Entonces podemos al menos
fingir que estamos haciendo algo educativo.
—¡Sí! —Hunter chillaba emocionado detrás de nosotros. Era lo más
animado que había visto en todo el tiempo que lo conocí, y fue claramente
adorable verle expresar tanta emoción sobre algo así.
—Adelante. —Agité mi mano y me incliné hacia atrás en mi asiento,
mientras Holden nos llevaba a través de la ciudad hasta el museo de
ciencias. Bajé la ventanilla y dejé que el aire fresco entrara, disfrutando de
la forma en que me bañaba la cara y la calma que me traía. Pero también
205
estaba emocionada, tal vez no tanto como Hunter, pero iba a pasar el día
con ellos dos juntos. Fue una extensión de nuestra cita de la mejor
manera. No podía imaginarme cómo podría mejorar esto.
—¡Vamos, quiero mostrarte la exposición de pájaros! —exclamó
Hunter al salir del auto, me agarró de la mano y me llevó apresuradamente
al grande y moderno edificio que albergaba el museo de ciencias. Miré por
encima de mi hombro a Holden, quien me hizo un gesto con la mano.
—Yo pagaré las entradas. Adelántate —me dijo. Sonreí y dejé que
Hunter me llevara al edificio.
—Tienen todos estos esqueletos de pájaros —me explicó Hunter con
entusiasmo—. Son tan geniales. Los amo.
—Eso suena muy interesante. —Estuve de acuerdo, mientras él se
detenía por un momento para averiguar a dónde quería llevarme. Se
escabulló por un pasillo, y yo me apresuré a seguirle el ritmo, y así como
así, el día había comenzado.
Me sorprendió lo mucho que me gustó el museo de ciencias. Nunca
me gustó mucho el lado nerd de las cosas, pero tenían todo preparado
para asegurarse de que fuera accesible incluso para idiotas completas
como yo. A Hunter le encantaba estar allí, saltando entre las exposiciones
y señalándome detalles que de otra forma habría pasado por alto. Holden
nos alcanzó en pocos minutos, sabiendo exactamente a dónde me habría
llevado su hijo en mi primer viaje, y vi cómo los dos admiraban una
motocicleta reconstruida. Yo amaba a Holden cuando estaba con su hijo,
amaba la forma en que interactuaban, cómo Holden se entregó por
completo a lo que fuera que entusiasmaba a su hijo. Era un padre
increíble, uno de los mejores que había visto. Aunque tal vez estaba un
poco sesgada.
Recorrimos lo que se sentía como todas las exposiciones del lugar
hasta que me dolían las piernas y me gruñía el estómago.
—¿Freddie's? —le sugerí, y Holden se encogió de hombros, una
sonrisa en su cara.
—Si quieres atiborrarte doscientos gramos de comida terrible, seguro.
—Estuvo de acuerdo.
—¡La comida no es terrible! —protestó Hunter y Holden levantó las
manos.

206
—Bueno, tendremos que conseguir el voto de Autumn para eso. —Le
guiñó un ojo a Hunter y luego se giró para mirar alrededor del vestíbulo—.
Voy a agarrar una botella de agua para el paseo. Volveré en un minuto.
—Claro que sí. —Le hice un gesto con la mano y me hundí agradecida
en el asiento de piedra que había detrás de mí. Mis pies estaban doloridos,
y necesitaba quitarles peso de encima. No estaba acostumbrada a estar de
pie durante tanto tiempo. Maldición, necesitaba ir al gimnasio—. ¿Te estás
divirtiendo? —le pregunté a Hunter, y asintió entusiasmado.
—Sigo pensando que me gustan más los pájaros —me dijo—. Pero los
autos también son geniales.
—¿Alguno de ellos te llamó la atención? —Comencé a comentar—.
¿Para cuando seas lo suficientemente mayor para tener uno de los tuyos?
—Todos ellos —dijo a la vez, y no pude evitar reírme. Fue increíble
verle tan entusiasmado, tan apasionado, tan comprometido. Pero mientras
me miraba, pude ver algo más detrás de sus ojos, una pregunta, una
preocupación. Había trabajado con niños el tiempo suficiente para saber
cuándo me estaban ocultando algo, y lo último que quería era que Hunter
sintiera que no podía decir lo que necesitaba decir.
—¿Qué pasa? —lo instigué, y él torció la boca y negó.
—No sé si debería preguntarlo.
—Vamos, está bien —le aseguré—. ¿Qué te preocupa?
Respiró hondo y finalmente salió con ello.
—¿Conoces a mi madre?
Me quedé en silencio por un momento. Esa no era una pregunta para
la que estaba preparada, aunque supuse que debería haberlo esperado.
Aquí estaba yo, una mujer en su vida, alguien que salía con su padre
cuando nunca antes había tenido a nadie que cumpliera ese papel. Por
supuesto, iba a tener preguntas.
Por fin agité la cabeza, mirando a Holden y preguntándome cuánto
tiempo iba a tardar. No quería decir nada que él no aprobara, pero no
podía desviar la pregunta, especialmente no después de presionar a
Hunter.
—No, no lo hago —respondí.
—Yo tampoco —dijo con un suspiro—. Nunca la he conocido. Y mi
padre…

207
Miró a Holden, y un breve destello de tristeza pasó sobre su cara.
Quería darle un gran abrazo, pero los niños podían percibir cuando uno se
sentía emocional, y no quería que pensara que esto era algo importante.
—Él tampoco habla de ella. —Agitó la cabeza—. No sé por qué. Pero sé
que se supone que no debo sacarlo a relucir.
Me quedé en silencio. No sabía cómo responder a eso. Hunter era lo
suficientemente mayor como para haber notado que no tenía una madre a
su alrededor cuando muchos de los niños de su edad lo tenían y para
empezar a tener preguntas al respecto. Pero no era tan simple como eso
cuando se trataba de explicar por qué. Esa mujer, la madre de Hunter,
había hecho mucho daño a Holden, y sacar el tema sería un recuerdo
doloroso para él, sin importar cuánto su hijo necesitara escuchar la verdad
sobre ella.
Antes de que pudiera decirle otra palabra, afortunadamente, Holden
apareció junto a nosotros, bebiendo de una botella de agua.
—¿Todo bien? —preguntó, pareciendo notar la extraña atmósfera
entre nosotros—. ¿De qué hablaban ustedes dos?
—Nada —contestó rápidamente Hunter, negando, y me miró
rápidamente para indicarme que debía estar de acuerdo con él.
—Nada importante —dije asintiendo. Me puse de pie—. ¿Estamos
listos para irnos? Me muero de hambre. ¡Y quiero ver el lugar más
divertido de la ciudad!
Con eso, la conversación pareció quedar detrás de nosotros, bueno,
detrás de Hunter, al menos, cuando se puso de pie y saltó a la salida.
Holden y yo le seguimos, y me preguntaba si debía decirle a Holden lo que
su hijo me había estado preguntando. Pero él ya había pasado por mucho,
con todo lo que estaba pasando conmigo, y no quería estresarlo más. Criar
a los niños fue una prueba en el mejor de los casos, y yo quería que hoy
fuera un día divertido para todos nosotros.
Llegamos a este pequeño y ridículo restaurante con un montón de
antiguos juegos de arcade, grandes cosas cuadradas que parecían
necesitar grúas industriales para moverlas, y Hunter me mostró sus
favoritos y sus habilidades. Holden ordenó una selección del menú, y me
senté en una de las cabinas pequeñas junto a él. Los asientos eran tan
pequeños que todos estábamos apretados unos contra otros.

208
—¿Ves? La comida es buena aquí —lanzó Hunter en dirección a su
padre, tomando un sorbo de un enorme batido de chocolate y buscando el
plato de panqueques.
—Claro que sí. —Estuve de acuerdo, y Holden enarcó una ceja
juguetonamente.
—¿Poniéndote de su lado antes que el mío? Lo noté debidamente —
bromeó, y yo sonreí cuando empecé a comer.
Mientras comíamos juntos, y Holden y Hunter hablaban de las
puntuaciones más altas de sus juegos y de cómo Hunter planeaba
vencerlos, me dejé llevar por el momento. No me había dado cuenta de lo
mucho que necesitaba esto. Nunca podría haberme imaginado estar tan
cerca de una familia que no fuera la mía, y ciertamente nunca había
imaginado que me involucraría con un padre soltero. Puede que haya
trabajado con niños, pero eso no significa que los quiera en mi vida
personal también. Pero esto fue… bueno. Fácil. Diversión.
Y entonces la pregunta de Hunter de antes volvió a mi mente, y me
puse un poco tensa. No es que me preocupara haber dicho algo incorrecto.
Apenas había dicho nada en absoluto, y no podía imaginarme que iba a
provocar algo horrible con la vaguedad que le había ofrecido. Pero estaba
sin madre. Siempre había estado sin madre.
Ahora que estaba aquí, eso iba a cambiar un poco. Me gustara o no,
estaba claro que la maternidad era el papel que Hunter quería que jugara
para él, tal vez incluso era necesario. Y el hecho de que Holden estuviera
abierto a que yo pasara tiempo con ellos dos juntos como una familia
significaba que ya me estaba incorporando a ese puesto. Lo cual fue muy
halagador y hasta ahora, estaba disfrutando de mi lugar con Hunter y
Holden, pero ¿qué pasa si no era suficiente? ¿Y si, cuando las cosas se
ponían difíciles, no sabía qué carajo hacer? Nunca había hecho algo así
antes, y estaba tan asustada que iba a hacer o decir algo que le hiciera
daño a uno de ellos. Estaban tan envueltos el uno en el otro que lastimar a
uno sería lastimar a ambos.
—¿Estás bien? —Holden me dio un codazo, y parpadeé y recordé
dónde estaba. No hay tiempo para las neurosis.
—Sí, estoy bien —le aseguré, sonreí y agarré un puñado de papas
fritas. Tenía que mantenerme concentrada en el aquí y ahora, lo que
estaba justo frente a mí, y evitar que mi cerebro se desviara a lugares a los

209
que no tenía derecho. La estaba pasando bien y ellos también. Por el
momento, eso era lo único que importaba.

210
40
HOLDEN
Me estaba sirviendo un café como un merecido descanso del trabajo
cuando recibí la llamada. No esperaba nada de nadie. Pronto terminaba el
día escolar, y yo iba a recoger a Hunter de uno de los clubes de los que era
parte, pero tomé el teléfono de todos modos y contesté de inmediato.
—¿Hola? —saludé a la persona al otro lado de la línea, sujetando el
celular entre mi hombro y mi oreja mientras me servía el café.
—¿Hola, Holden? —La voz de un hombre que no reconocí vino por la
línea, y fruncí el ceño.
—Sí, soy yo —respondí—. ¿Quién habla?
—Soy Paul Robertson —contestó el hombre, y me llevó un momento
reconocer el nombre. Lo conocía de alguna parte, y entonces me di cuenta.
El director de Hunter.
—¿Está todo bien? —pregunté, preocupado. Nunca antes había
recibido una llamada de él en casa.
—Hunter está a salvo —me prometió de inmediato—. Pero está en
problemas. Necesitamos que vengas a la escuela a recogerlo para que
podamos hablar.
—Ahora mismo voy. —Colgué y tiré mi café por el desagüe. Al llegar al
coche, me preguntaba en qué demonios podría haberse metido. Nunca
antes había visto a Hunter ser otra cosa que un estudiante modelo.
Esperaba que no se hubiera metido en una pelea. Tal vez otros niños
habían empezado a meterse con él, intimidándolo, y las cosas se habían
salido de control. Mi mente estaba corriendo mientras me apresuraba a
llegar a la escuela, y cuando llegué, me dirigí directamente a la oficina del
director.
—¿Hola? —Abrí la puerta y encontré a Hunter sentado en una
pequeña silla en la esquina esperándome. Inmediatamente me acerqué a
él, revisándolo todo para asegurarme de que no había heridas visibles,
pero parecía estar bien. Se alejó de mí, como si deseara haber estado en
cualquier otro lugar que no fuera allí.

211
—Hola, Holden. Siéntese, por favor. —Paul señaló a la silla que tenía
enfrente. Hice lo que me dijeron, enderezando mi chaqueta y mirándolo
expectante—. Te llamamos hoy porque a Hunter lo atraparon pintando su
nombre en el lateral del edificio de la escuela con otro chico. —Suspiró,
sonando como si ya estuviera cansado de esto y quisiera volver a casa.
—¿Qué? —Miré a mi alrededor a mi hijo, apenas capaz de creer lo que
estaba escuchando. Miró hacia otro lado, volviéndose de color rojo brillante
al hacerlo.
—Lo atrapamos hace una hora —continuó Paul—. Queríamos
llamarle para discutir el mejor modo de disciplina en el futuro.
—Pagaré por cualquier daño —le aseguré de inmediato—. Y Hunter
vendrá este fin de semana a pintar sobre cualquier cosa que haya dejado
allí. ¿Verdad? —Me volví hacia Hunter, quien asintió. Seguía retorciéndose
en su asiento, como si no pudiera esperar a escapar.
—También recibirá una semana de detención de la escuela —
respondió Paul—. Ya que este es su primer incidente, dejaremos que usted
lo discipline de la mejor manera que crea conveniente. Para futuros
incidentes, sin embargo, recibirá un castigo más severo, y esperamos
reunirnos con usted de nuevo para discutir las opciones en el futuro.
—Por supuesto. —Asentí, e hice todo lo posible para mantener el ceño
fruncido y mi rostro serio a la luz de lo que me estaba diciendo. Por
supuesto, estaba enfadado. Hunter no debería haber estado haciendo esas
cosas, y sabía que no debía pintarrajear la propiedad de esa manera. Pero
al mismo tiempo, había una parte de mí a la que no le importaba que
actuara tanto como tal vez debería haberlo hecho. Después de todo,
¿cuánto tiempo había estado esperando que empezara a actuar como un
niño de su edad?
—Gracias por venir. —Paul me estrechó la mano y miró a Hunter para
darle una última mirada larga—. Ambos son libres de irse ahora.
Hunter saltó del asiento y se arrastró detrás de mí hasta el auto. No
dijo ni una palabra, probablemente pensando que yo estaba enfadado con
él y que le esperaba una reprimenda tan pronto como abriera la boca, que
yo le daría, desde luego, porque no quería que me atraparan en medio de
la educación a un pequeño vándalo. Pero era difícil estar demasiado
enfadado con él.
Se subió al asiento de al lado del mío y se giró para mirar por la
ventana. A pesar de las comisuras caídas de su boca, para convencer a

212
cualquiera que mirara que se sentía mal por lo que había hecho, pude ver
un destello en sus ojos, algo así como diversión, como si estuviera
repasando lo que había hecho en su cabeza y no pudiera superar lo
divertido que había sido. Yo había hecho muchas maniobras como esa
cuando era niño y había salido bien. Las había hecho junto a todos mis
mejores amigos, todos los niños que habían hecho que mi vida valiera la
pena cuando era niño. Si él podía ser parte de algo de esa energía,
entonces no iba a negarle un poco de tonterías en el proceso.
—¿Estás enfadado conmigo? —preguntó Hunter en voz baja mientras
llegábamos a la entrada de la casa. Había estado en silencio durante todo
el viaje de regreso a casa, como si tuviera la impresión de que yo podría
levantarme y olvidarme de lo que había hecho mientras estábamos de
regreso aquí.
—Creo que lo que hiciste estuvo muy mal —le dije con firmeza al
apagar el motor—. Y te llevaré allí el fin de semana para limpiarlo. Si
alguna vez vuelvo a oír que estás haciendo algo así, va a haber problemas
de verdad, ¿de acuerdo?
Asintió.
—Muy bien. Lo siento mucho. Sé que no debería haberlo hecho.
—¿Quién era el chico con el que lo hiciste? —pregunté, y su cara se
iluminó al instante.
—Jason —contestó—. Estábamos jugando con las pinturas después
de la escuela, y dijo que deberíamos ver qué pasaba cuando las poníamos
bajo la luz del sol, así que decidimos pintar nuestros nombres juntos.
De acuerdo. Eso no sonó demasiado perverso.
—¿Y qué pasó?
—Nos atraparon y nos llevaron a la oficina del director. —Hizo una
mueca.
—Bueno, eso es lo que va a pasar si pintarrajeas la propiedad de otras
personas —le dije severamente—. No dejes que tus nuevos amigos te lleven
por mal camino. Sé que algunas cosas pueden parecer divertidas en la
superficie, pero tienes que asegurarte de que no le hagan daño a nadie
más. De lo contrario, no son divertidos para la persona que sale herida.
—Lo entiendo. —Asintió, agarrando su mochila cerca de él en su
regazo.

213
—Bien. Ahora, entra y termina tu tarea antes de la cena. Piensa en lo
que has hecho. Trata de no pintar en ninguna de las paredes en el
proceso.
—Está bien, papá. —Saltó del auto y se apresuró a entrar en la casa.
Lo seguí después de un momento o dos. Probablemente estaba
avergonzado y quería estar solo un tiempo después de lo que había
pasado. Podía recordar lo que era que te atraparan a esa edad cuando
sentías como si cada idea que tenías fuera la mejor del mundo hasta el
momento en que un gran adulto aburrido vino a disuadirte del hecho.
Cuando entré a la casa, él ya estaba arriba en su cuarto, la puerta se
cerró tras él, y finalmente, me permití una sonrisa. Sinceramente esperaba
que este fuera el último problema en el que se metió, que aprendiera a ser
lo suficientemente inteligente como para evitar que lo atraparan la próxima
vez.
Debería haberme enfadado más por haber tenido que ir a la escuela a
mitad del día a recogerlo, enfadado porque había estado haciendo un truco
tan tonto como ese. Pero no podía encontrar en mí la manera de sentirme
así. Por la forma en que había contado la historia, no parecía que ninguno
de esos chicos hubiera tenido la intención de hacer nada malo con la
pintura. Habían sido curiosos y demasiado tontos para considerar cuáles
podrían ser las consecuencias de esa curiosidad
Incluso si había surgido de algún lugar un poco más rebelde, me
resultaba difícil pensar demasiado en eso, tampoco. Había pasado tanto
tiempo preocupándome por Hunter, preocupándome de que no actuara
como otros chicos de su edad. Este tipo de problemas, el tipo en el que un
niño y su amigo juntaban sus cabezas y se les ocurría una idea de que
ambos eran demasiado tontos o demasiado entusiasmados para darse
cuenta, los metía en problemas, eso era una parte integral de ser un niño.
Al menos lo había sido para mí. Nunca hubiera podido ser el hombre que
era hoy si no hubiera pasado mis años de crecimiento tomando riesgos
tontos y cosechando las recompensas o los castigos. Era la única manera
de que aprendiera cómo funcionaba el mundo, este tipo de cosas de niños
de poca monta de las que parecía haberse escondido durante tanto tiempo.
Y lo había estado haciendo con un amigo. Esa me pareció la parte
más importante de todo esto. Volvía a casa y me hablaba de los amigos
que había estado haciendo, incluso si estaba haciendo cosas tontas con
ellos. No podía esperar a que empezara a traerlos, para poder verlo

214
rodeado de todos sus compañeros, las personas que lo hacían sentir
valorado, especial y seguro.
Me dirigí a la cocina y fui a tomar ese café que había sido tan
groseramente interrumpido desde que recibí esa llamada telefónica. Esta
vez, tenía una sonrisa en la cara mientras lo hacía. Sí, tendría que
sacrificar mi fin de semana para enseñarle a mi hijo una lección sobre el
respeto a la propiedad ajena, pero si eso significaba que tenía amigos a su
lado, habría dejado de lado todos los fines de semana durante el resto del
año. Se estaba convirtiendo en el chico que siempre había soñado que
sería, y nada se iba a interponer en el camino de lo bien que se sentía al
verle salir de su caparazón.

215
41
AUTUMN
Esperé frente a la ventana principal de mi casa, mirando hacia la calle
y esperando que Holden y Hunter llegasen aquí. En cualquier otra semana,
habría estado enfadada ante el pensamiento de volver a la escuela y
renunciar a mi sábado, pero mientras los dos estuviesen allí, no tenía
ningún problema en volver.
Además, un miembro del equipo tenía que revisar la amonestación
que le habían dado a Hunter por la pequeña broma que había sucedido
durante la semana. Todavía no podía creer que alguien como Hunter
pudiese hacer algo así, pero entonces había descubierto que Jason Mann
estaba involucrado, y todo tuvo sentido. Jason era un poco rebelde, no se
molestaba en seguir las normas cuando podía, y era popular por ello.
Estuve sorprendida cuando escuché que ambos estaban pasando tiempo
juntos, peo también supuse que era algo dulce. Estaban vinculados,
incluso si lo que los vinculaba era pintar su nombre en la parte trasera del
cobertizo del conserje del colegio.
Aunque Holden estaba haciendo la elección correcta al llevarlo de
vuelta al colegio para limpiarlo. Era la clase de cosas que evitarían que lo
hiciese de nuevo sin excederse. No tenía ni idea cómo iban a lidiar con esto
los padres de Jason. Conociéndolos, probablemente iban a hablarle a su
hijo de la última instalación de arte moderno, en lugar de enseñarle que la
gente no iba a estar tan impresionada con esta broma una vez se hiciese
un poco mayor y perdiese sus lindas mejillas regordetas y su gran sonrisa.
Vi el auto de Holden estacionar en el camino de entrada y me dirigí
fuera para encontrarme con ellos. Era un día frío, más gélido de lo que
esperaba y envolví mi abrigo a mi alrededor apretadamente mientras me
subía al asiento delantero junto a Holden.
—¿Cómo va? —pregunté, luchando con la urgencia de inclinarme y
darle un beso como saludo. Todavía no estábamos ahí y ciertamente
Hunter no lo estaba. Anoche quería hacer este día menos incómodo de lo
que ya lo era para él.

216
—Cansado. —Holden miró a Hunter por el espejo retrovisor—. Esta
mañana tuve un pequeño problema sacándolo de la cama para ocuparse
de su desastre.
—Te entiendo. —Le lancé una sonrisa a Hunter. Era un poco extraño
para mí, dado que era su profesora, pero esto también se sentía como una
cita con su padre. No nos habíamos visto desde el fin de semana anterior
cuando me había quedado a dormir y después de eso habíamos salido
juntos. Lo había echado de menos más de lo que debería, especialmente
porque había estado ocupado con trabajo y arreglando todo con Hunter, y
no había tenido mucho tiempo para mantenerse en contacto.
Llegamos a la escuela y me dirigí a tomar la lata de pintura y los
utensilios de pintura que el conserje había dejado fuera para que Hunter
lo usase durante el fin de semana. Se los entregué, le señalé en dirección
del cobertizo y me puse las manos en las caderas.
—¡Vete! —ordené, ondeando las manos. Y se fue para ocuparse de la
pintada. Difícilmente había nada, de verdad, unos pequeños borrones de
pintura, pero de todos modos quería verlo lidiar con ello. La única forma
de detener que se repitiesen esta clase de cosas era cortándolo
rápidamente de raíz, antes de que creyese que valía la pena hacerlo.
Holden y yo nos sentamos en el pequeño banco al otro lado del patio y
mantuvimos un ojo en Hunter mientras trabajaba. Holden pasó el brazo
sobre el respaldo del banco de forma casual y me encontré moviéndome
contra él, queriendo sentir su peso contra mí. Le había echado mucho de
menos, no solo hablar con él, sino su presencia, estar cerca de él, sentir su
suavidad y su calor saliendo en olas de él.
—¿Qué sabes sobre ese niño, Jason? —preguntó Holden cuando
Hunter comenzó a pintar—. Hunter dice que fue el niño con quien hizo
esto.
—Sí. Jason está bien —contesté—. Popular. Un pequeño alborotador
pero nada malo, solo un niño que probablemente se ve alentado en casa
por todo lo que ha pensado.
—¿Popular? —Holden arqueó las cejas.
—Sí, siempre tiene una pequeña pandilla a su alrededor.
—¿Y ahora Hunter es parte de eso? —Sonrió, podía ver lo emocionado
que estaba con solo pensarlo. Supuse que era importante, una vez pensé
en ello. Hace solo unos meses, nunca habría pensado en Hunter haciendo

217
algo así, mucho menos hacerlo con uno de los niños más populares de su
clase.
—Bueno, si esto no hace que lo sea, nada lo hará —comenté,
señalando la operación de limpieza tomando lugar frente a nosotros.
—Es bueno escucharlo. —Holden se reclinó y sonrió, estirando el
brazo sobre la cabeza antes de volverlo a dejar detrás de mis hombros una
vez más. Le lancé una mirada por el rabillo del ojo y arqueé las cejas.
—Estás totalmente complacido, ¿no es así?
—Bueno, nos conocimos porque dijiste que no estaba haciendo
ningún amigo —contestó. Estábamos muy lejos para que Hunter pudiese
escucharnos y dejé salir la risa.
—De acuerdo, pero esto no era precisamente lo que tenía en mente. —
Ondeé la mano en dirección de Hunter y la pintura esparcida en las
paredes, que estaba desapareciendo rápidamente bajo la rauda mano de
su pintor.
—Sí, pero es algo, ¿no? —señaló Holden—. Mira, sé que suena
extraño, pero parece que ha tenido dificultades encontrando a gente que
conectase con él. Luego apareces tú, se lleva muy bien contigo y luego los
clubs después de la escuela, y ahora esto…
Cuando deja la frase a medias, puedo verlo con los ojos llorosos.
—Mírate, poniéndote todo sentimental.
—Estamos hablando de mi hijo —contestó—. Creo que si se me
permite ponerme un poco sentimental con algo, debería ser con él.
—Bastante justo. —Sonreí—. Y supongo que tienes razón. Lo ha
estado haciendo muy bien en el frente social los pasados meses, mejor que
lo ha hecho en todo el tiempo que lo he conocido, al menos.
—Creo que va a mejorar —aseguró Holden—. Involucrándose en cosas
tontas de niños como esta… son buenas noticias, creo, a largo plazo.
—Si no tienes planes para el fin de semana.
—Puedo vivir con eso si tú puedes —contestó y brevemente pasó los
dedos por mi cuello. Me estremecí, y no tenía nada que ver con el frío de
ese momento.
—Estoy segura que encontraré un modo de superarlo. —Suspiré como
si todo fuese un profundo problema con el que apenas podía lidiar, y
estaba haciendo una noble acción al hacerlo.

218
—Aprecio el esfuerzo. —Holden sonrió—. Y tendré que encontrar un
modo de pagártelo después.
—Mmm. —Me volví a estremecer en el lugar y lo miré—. Tal vez
guárdate esto para más tarde, ¿eh? No queremos meternos en problemas
por conducta inapropiada en terreno escolar.
—Merecería la pena completamente —protestó, pero luego se encogió
de hombros y alejó las manos de mí para mostrarme que no iba a hacer
ningún movimiento sobre mí—. Pero lo que creas que es mejor.
Volvimos a observar a Hunter, que estaba haciendo pequeños
movimientos cuidadosos para asegurarse que había cubierto cada
centímetro de las palabras pintadas que Jason y él habían dejado. Sonreí
cuando se giró a nosotros con expectación, señalando la pared vacía.
—¿Está hecho? —preguntó, y me levanté para echarle un vistazo.
Inspeccionando la pared de cerca, asegurándome que cada gota de pintura
que había dejado allí era invisible y solo la nueva aplicación era notable
sobre ella.
Asentí.
—Parece bien para mí. Dejaremos que se seque y luego veremos si
necesita otra capa de pintura, ¿de acuerdo?
—De acuerdo. —Hunter asintió y simplemente parecía contento de
que todo hubiese terminado. Hice señas a Holden frente a nosotros,
molesta por lo rápido que todo había terminado. Apenas habíamos pasado
tiempo juntos, y sin duda, Holden querría llevar a Hunter a casa para no
prolongar su castigo.
—Se ve bien, hijo. —Asintió hacia la pared con orgullo. Sonreí. Era
bueno ver a un padre que se preocupaba de que su hijo aprendiese la
diferencia entre lo correcto y lo equivocado, pero al mismo tiempo, me
gustaba ver a uno que apoyaba y elogiase todo en lo que su hijo trabajaba.
Era el equilibrio perfecto, el equilibrio que Holden parecía no tener
problema en encontrar cuando se refería a Hunter.
—¿Ahora qué? —pregunté, arqueando las cejas hacia Holden, y me
sonrió.
—Estaba pensando —comenzó, pasándose la lengua sobre los labios
como si pensase en hacer un gran anuncio—, ¿helado?
—Un poco de frío para eso, ¿no? —señalé, y negó.

219
—No si lo conseguimos con salsa caliente de caramelo, ¿cierto
Hunter? —cuestionó, y el rostro de Hunter se iluminó.
—¡Sí! —confirmó, y ambos se giraron a mí expectantes. Me puse las
manos en las caderas y los miré por un momento. Si seguía adelante con
todos estos viajes espontáneos, iba a terminar destrozando mi dieta
inexistente y no sería capaz de entrar en ese hermoso vestido que había
comprado para nuestra primera cita hacía todas esas semanas. Pero
cuando miré sus rostros, sabía que merecería la pena. Merecería
totalmente la pena
—Salgamos de aquí. —Ondeé la mano hacia el estacionamiento de la
escuela y en pocos minutos, habíamos dejado dentro todos los utensilios
de pintura y estábamos en camino a la heladería donde Holden me había
llevado esa primera tarde que habíamos pasado juntos.
—¿Has estado ahí antes? —preguntó Hunter, y miré hacia Holden. No
tenía ni idea si le había hablado al chico sobre nuestra primera cita, los
detalles de ella o dónde me había llevado. Me encogí de hombros.
—Una vez —contesté vagamente—. Pero no lo recuerdo mucho.
—¿No? —remarcó Holden, lanzándome una mirada furtiva.
—No, estaba bastante distraída —contesté, sonriéndole brevemente
para asegurarme que Hunter no entendería de qué hablábamos realmente.
—Mmmm, ¿qué te puede distraer en una heladería? —Holden negó—.
No puedo imaginar en qué podías haber estado centrándote.
Antes de que pudiese seguir provocándome, nos detuvimos
repentinamente fuera de la tienda y Hunter salió corriendo al interior.
Había una fría brisa proveniente del agua y Holden me rodeó con un brazo
mientras entrábamos a la tienda. Sabía que deberíamos haber actuado un
poco más tranquilos y relajados que eso, pero Hunter no estaba mirando
en nuestra dirección y había pasado toda una semana desde que nos
habíamos visto. Creo que se nos permitía robar estos pequeños momentos
donde podíamos.
Pedimos nuestros helados y nos apretamos en una cabina que ponía
al mar detrás de nosotros. Me apretujé a Holden, fingiendo que era por el
minúsculo tamaño de la cabina, pero disfrutando la sensación de su
cuerpo contra el mío.
—Ahora que he terminado de pintar… —Hunter tomó una profunda
respiración, repentinamente mirando entre nosotros, como si fuésemos
árbitros de si podía o no volver a tener diversión.
220
—¿Sí? —lo alentó Holden.
Hunter bajó la mirada a su helado, dejando la cuchara a un lado y
luego habló rápidamente como si estuviese preocupado de que pudiese
quedarse sin valor si lo alargaba demasiado.
—Jason me invitó a su casa mañana por la tarde —confesó—. ¿Puedo
ir?
Holden me miró, claramente comprobando tan silencioso como podía,
si era o no una buena idea. Los padres de Jason eran un poco laxos, pero
era un buen niño aunque un poco alocado. Que invitase a Hunter a su
casa era importante, y asentí brevemente, haciéndole saber a Holden que
era una buena idea permitirle a su hijo ir en esta ocasión.
—Mientras sus padres puedan recogerte y traerte de vuelta, está bien
—respondió Holden—. ¿Quieres llamarle cuando vuelvas, así los dos
pueden resolver los detalles?
—Suena genial. —Hunter asintió, alegre—. Gracias, papá.
—De nada. —Holden observó a Hunter salir de su asiento y
marcharse a encontrar más trocos de chocolate para su helado y luego se
giró hacia mí con una sonrisa—. Nos da la oportunidad de pasar la noche
juntos, ¿eh?
—Supongo —coincidí, feliz de que su mente se hubiese dirigido al
mismo lugar que la mía. Estaba muy ansiosa de toda una tarde, solos los
dos, sin tener que preocuparnos por niñeras o qué iba a suceder la
mañana siguiente. Antes de que perdiese el valor, me incliné y le di un
breve beso en la boca, haciéndolo tan rápido que estaba segura que
Hunter no me había atrapado. Holden cerró los ojos por un instante como
si saborease mi sabor en sus labios.
—No puedo esperar. —Sonrió mientras Hunter volvía a unirse a
nosotros en la mesa.
—¿De qué están hablando? —preguntó Hunter con curiosidad.
Holden negó.
—Cosas aburridas de adultos. —Sacudió la mano—. Pero
intentaremos mantenerlo interesante ahora que estás de vuelta.
Bajo la mesa, deslizó la mano sobre mi pierna y sonreí, sabiendo que
mañana por la noche iba a ser muy divertida.

221
42
HOLDEN
Mientras permanecía en el exterior de la calle, escaneando la calle
esperando que llegase el auto, no pude evitar sentir una pequeña sacudida
de tristeza. Quiero decir, sabía que no debería hacer estado triste. Debería
haber estado contento de que mi hijo finalmente creciese, pasando su
primera noche lejos de casa por elección de dormir en casa de un amigo,
pero aun así, iba a ser extraño despedirse de él y saber que no lo vería
hasta que lo recogiese por la mañana.
Había pasado una hora al teléfono con los padres de Jason la noche
anterior y mensajeé a Autumn para comprobar qué pensaba de ellos.
Estaba casi satisfecho con la idea de dejar a mi hijo con ellos por una
noche. Una sola noche, pero era más de lo que podía haber manejado
hacía unas semanas. Pero Hunter y yo estábamos haciendo progresos.
Además, ¿toda una noche donde alguien se había ofrecido a cuidarlo, sin
hacer preguntas? Eso significaba que conseguía pasar una noche con
Autumn en poco tiempo, lo que se sentía como la clase de lujo que tenía
que permitirme cuando podía.
Un auto de apariencia cara estacionó en el camino de entrada y sonreí
cuando vi al niño, Jason, esperando en el asiento delantero. Era un
pequeño lindo con grandes lentes, un cabello ligeramente despeinado,
unos brazos flacuchos y un pequeño torso, como si unas partes de él
estuviesen creciendo a diferencia de otras. Saltó del auto y esperó a que su
padre se uniese a él, y los dos se dirigieron a la casa.
—Debes ser Jason. —Sonreí al amigo de mi hijo—. Hunter está arriba,
creo que si quieres puedes ir a buscarlo.
—¡Gracias! —contestó Jason y entró en la casa, dejándonos a su
padre y a mí allí fuera en la fría tarde.
—Debe ser Logan. —Tendí la mano al padre, que me la estrechó.
—Holden, ¿cierto? —Asintió.
—Ese soy yo —contesté—. Había esperado que la primera vez que
conociese a otros padres de la escuela no fuese a ser después que nuestros

222
hijos llenasen de pintadas alguna propiedad, pero supongo que no se
puede ganar en todo, ¿no?
Logan se rió entre dientes.
—¿Sabes?, tengo que admitirlo, no veo que sea nada grave —
confesó—. Quiero decir, sé que no deberían haberlo hecho y todo eso, y
reprendimos a Jason por ello, pero parecen niños siendo niños,
¿entiendes?
—Tengo que estar de acuerdo contigo. —Asentí—. Es duro estar
enfadado cuando puedes recordar haber hecho cientos de cosas así
cuando eras un niño, ¿verdad?
—Coincido. —Asintió, frotándose las manos para protegerse del frío—.
¿Es la primera vez que dejas a Hunter dormir fuera de casa?
—Sí, al menos con uno de sus amigos —confesé—. ¿Es tan obvio?
—No, solo recuerdo cómo fue cuando Jason fue a otro sitio por
primera vez, y lo reconocí cuando nos estabas hablando anoche —contestó
con una sonrisa amable—. Sé lo duro que puede ser, pero cuidaremos bien
de él. Y sé que Jason también lo hará.
—Gracias. —Le devolví la sonrisa, contento de tener a alguien
alrededor que parecía entender de dónde procedían mis nervios.
Hunter y Jason salieron por la puerta de entrada de la casa, ambos
riendo fuertemente. Hunter tenía una mochila sobre el hombro, una que le
había ayudado a empacar antes.
—Te veré más tarde, amigo. —Le revolví el cabello mientras pasaba
junto a mí para subirse al auto. En cuando estuvo colocado en el asiento
trasero, me saludó con la mano y bajó la ventanilla.
—¡Te veo más tarde, papá! —gritó y con un frenesí de actividad, los
tres se habían ido, dejándome solo en casa una vez más.
Volví dentro y deambulé por un tiempo, inseguro de qué se suponía
que iba a hacer conmigo. Autumn iba a llegar aquí pronto, pero hasta
entonces, este lugar estaba simplemente… vacío. Claro, se había quedado
con Raymond y Olivia antes de esto, pero esto era diferente. Los conocía
completamente y habían conocido a Hunter toda su vida, casi actuando
como una extensión de su familia. Nunca lo había dejado con nadie que
nunca hubiese conocido antes y dejar que se lo quedasen por una noche.
Se sentía extrañamente mal, pero tenía que dejarlo ir si quería que
creciese en la clase de niño que tenía que ser.

223
Me dejé caer en el sofá y miré a la nada, intentando disfrutar del
silencio y luchando con encontrar un modo de seguir pensando en ello. Se
suponía que los padres ansiasen esta clase de paz y tranquilidad, pero casi
no había ningún lugar donde preferiría estar en el mundo que sentado
junto a Hunter, escuchándolo hablarme sobre alguna nueva obsesión que
lo tenía fascinado.
Escuché un auto detenerse fuera y una pequeña parte de mí esperaba
que fuese Hunter volviendo para pasar el resto de la tarde conmigo. Sabía
que era ridículo, pero no quería nada más que traerlo de vuelta y
recordarme a mí mismo el gran niño que podía ser. Pero cuando llegué a la
ventana, encontré a Autumn bajando de su auto y dirigiéndose a la puerta,
y sonreí. Suponía que eso era igual de bueno.
Abrí la puerta y me tendió dos botellas de vino, pasando junto a mí y
colgando su abrigo.
—No estaba segura si quería tinto o blanco, así que conseguí ambos
—explicó. Bajé la mirada a las botellas y sonreí.
—Cualquiera funciona para mí —contesté, encaminándome a la
cocina para servirnos una copa a cada uno. Me siguió y se detuvo en la
puerta, mirándome.
—Joder, es bueno verte —murmuró. Luego me abrazó y apoyó la
cabeza sobre mi hombro desde atrás. Mi corazón se hinchó de felicidad de
tenerla aquí. Tal vez esta noche podía ser igual de buena sin Hunter aquí.
—También es bueno verte —aseguré y me giré para besarla, besarla
apropiadamente, no esos rápidos besos robados que teníamos cuando la
gente no estaba mirando, sino un beso de verdad, nuestras lenguas
encontrándose, mi cuerpo contra el suyo y apoyando el suyo contra mí.
Cuando me aparté, tenía las mejillas sonrojadas y me acarició la
mandíbula con la nariz.
—De acuerdo, realmente te eché de menos —señaló directamente y
supe exactamente qué se le estaba pasando por la mente. Pero quería
provocarla un poco, observarla retorcerse por mí y además, estaba
hambriento y necesitaba comer algo antes de que ella drenase toda mi
energía durante el resto de la noche.
—¿Quieres cenar algo? —pregunté.
—¿Qué estabas pensando? —contestó—. Porque estoy segura que mis
dedos están demasiado patosos para lo que preparaste la última vez que
estuve aquí.

224
—Algo de pasta —indiqué—. Nada demasiado difícil, lo prometo.
—Bueno, nada que sea tan difícil que no puedo tomarlo después de
una copa de vino, ¿de acuerdo? —advirtió. Saqué la tabla de cortar y le
entregué una sartén.
—¿Puedes ponerlo en el fuego? —pedí, señalando la cocina. Y
jugueteó con ella un minuto antes de que encontrase el interruptor
correcto y la encendiese.
—Perfecto. —Sonreí y se acurrucó junto a mí mientras comenzaba a
cortar los vegetales para una simple boloñesa.
—Sí, lo es —comentó, dándome un beso en la mejilla. Y en ese
momento sentí tal satisfacción que casi podía sentir las palabras
hinchándose y saliendo de mí, palabras para las que sabía era demasiado
temprano, palabras que me había esforzado en esconder un largo tiempo.
Palabras que sabía que no podía lanzarle mientras estábamos preparando
la cena.
Era demasiado temprano para un “te amo”. Lo sabía muy bien. Podía
haber dejado de tener citas un largo tiempo, pero lanzarle eso cuando solo
habíamos estado juntos unas pocas semanas habría sido prematuro.
No le había dicho eso a nadie excepto la madre de Hunter en los
pasados diez años, bueno, pronunciarlas en un ámbito romántico, por
supuesto. Y contenían mucho poder, incluso yo podía ver eso. Incluía
muchas cosas, sobre todo la indicación que esta relación era mortalmente
seria. Mientras la observaba poner un poco de aceite de oliva en la sartén y
moverlo para cubrir el fondo, murmurando calladamente mientras lo
hacía. Supe que era cierto, pero no quería salir y golpearla todavía con eso.
Quería que ambos estuviésemos completamente seguros, así podía saber
que iba a decírmelo de vuelta cuando llegase el momento.
—¿En qué estás pensando? —preguntó. Negué y fui a tomar algunos
dientes de ajo que estaban sobre la encimera.
—No mucho —mentí, mientras tomaba otro trago de vino con la
esperanza de que pudiese distraerme de los pensamientos pasando por mi
cabeza. Aunque había la posibilidad de que el alcohol hiciese más probable
que confesase o que estaba en mi cabeza.
—Entonces, ¿qué vamos a cocinar esta noche? —preguntó, chocando
nuestras caderas y llevándose la copa a los labios. La miré, a esos grandes
ojos brillando hacia mí sobre su vino, y no pude evitar sonreír. Nunca
había estado tan seguro de nada en mi vida. Por lo que podía recordar,

225
como adulto, había alejado a la gente cercana a mí, determinado de
mantenerme a salvo del mismo dolor que había pasado con la madre de
Hunter. Pero con Autumn, era diferente, muy diferente. Nunca me miraba
y veía un hombre que la dejaría caer, un hombre que nunca llegaría a su
potencial. Sabía que me miraba y veía esperanza, un futuro, una base que
había estado ansiando durante mucho tiempo. Me esforzaría para
demostrarle que tenía razón al ver todas esas cosas en mí.
—Algo increíble —prometí y me acerqué a besar sus labios
manchados de vino antes de continuar. No podía conseguir suficiente de
ella esta noche y tenía la sensación de que iba a ser duro poner esta cena
en la mesa con todos los problemas que estaba teniendo para mantener
las manos para mí mismo.

226
43
AUTUMN
Mientras él metía la cebolla y el ajo en la sartén y me apartaba del
camino para poder limpiarse, yo me apoyé en el mostrador y lo miré. Tenía
una mirada extraña en su cara, como si estuviera haciendo todo lo posible
para contener algo que no quería convertir en un gran problema.
—¿Cómo llevas que Hunter esté fuera de casa? —le pregunté y me
miró y se encogió de hombros.
—¿Es tan obvio? —Hizo una mueca—. Es raro, sabes. No lo he tenido
fuera de la casa así, no con gente que no conozco, en todo el tiempo que ha
estado vivo.
—Conozco muy bien a los padres de Jason —le aseguré—. Y son
buenas personas. Un poco chiflados pero inofensivos, y adoran a su hijo, y
trabajarán duro para asegurarse de que Hunter se divierta esta noche.
—Pero voy a ir a buscarlo mañana a primera hora.
—Sí, estarás allí al amanecer, esperando en la puerta —bromeé, y él
sonrió y agitó la cabeza.
—Gracias por venir esta noche —me dijo—. Me vendría bien la
compañía. Para despejarme un poco, ya sabes.
— ¿Y pasar la noche con tu bella y encantadora dama? —se lo
recordé.
—Pero, por supuesto, — estuvo de acuerdo, y yo me moví hacia atrás
a lo largo del piso para poder ponerme junto a él de nuevo. Sentía una
agitación en el pecho como si mil mariposas hubieran nacido en cuanto
entré aquí.
—¿Cuánto falta para la cena? —le pregunté. Mi estómago empezaba a
refunfuñar, y lo que sea que estaba cocinando olía tan delicioso.
—No mucho —me prometió—. ¿Quince minutos como mucho?
—Perfecto. —Me encantaba verlo hacer la cena. Había algo
subestimado y sexy en ver a un hombre que podía hacer su magia en la
cocina. Tenía que tener tanta confianza, tanta seguridad en lo que hacía, y

227
me encontré observando atentamente las manos de Holden mientras se
ocupaba de sus asuntos.
Terminó de cocinar y sirvió la comida, llevándonos a la pequeña mesa
de comedor en la sala de estar. Tomé nuestro vino y lo seguí, y él nos
preparó la comida, poniendo su asiento frente a mí. Todavía podía ver que
la cosa de Hunter le molestaba, la forma en que sus ojos se movían como
si estuviera buscando a alguien que sabía que no iba a estar allí, y me
acerqué a la mesa y le di una palmadita en la mano.
—Oye —le dije suavemente—. Va a estar bien. De verdad. Siempre
puedes llamarlos si quieres revisar.
—¿Es tan obvio? —Me sonrió, con un poco de tristeza, y yo le incliné
la cabeza.
—Oye, es tu hijo —señalé—. Creo que sería un poco raro si estuvieras
de acuerdo con que se vaya y pasara la noche con alguien que no conoces.
—No lo digas así. —Levantó la mano—. O si no, iré a buscarlo ahora
mismo.
—Oye. ¿Y dejarme aquí sola?
—¿Quién sabe qué clase de travesura harías? —Se las arregló para
sonreír, y tomó un sorbo de su vino.
—Esto huele genial —le dije mientras me metía en la comida—.
Gracias por esto.
—Gracias por venir —contestó, y tocó su copa contra la mía.
Y con eso, pareció relajarse un poco. Sabía que era difícil para los
padres dejar a sus hijos de esa manera, y especialmente para alguien
como Holden, que era el único cuidador que Hunter había conocido. Era
natural que se sintiera un poco fuera de sí, preguntándose si había
tomado la decisión correcta al dejarle ir. Pero se fue tranquilizando a
medida que pasaba la noche, y bebíamos una botella de vino juntos,
charlando sobre mis amigos del trabajo y los cotilleos de nuestros grupos
de amigos separados. La conversación fluyó tan fácilmente que apenas me
di cuenta de que el tiempo pasaba, el sol se sumergía en el cielo hasta que
oscurecía afuera, y pude convencerme de que éramos las dos únicas
personas que quedaban en el mundo.
—Tengo algo que mostrarte. —Holden se puso de pie cuando
terminamos.

228
—Si es otra copa de vino, creo que estoy bien. —Levanté la mano,
pero él agitó la cabeza.
—Confía en mí, es mejor que eso —contestó, y tomó mi mano y
levantó. Cuando me llevó arriba, por un momento pensé que estaba a
punto de seducirme, pero me llevó en dirección a su oficina en el último
minuto en vez de al dormitorio. Lo cual fue un alivio porque estaba llena
de pasta y no estaba seguro de que hubiera podido manejar otra cosa que
no fuera acurrucarme en ese momento.
—Mira, si quieres ayuda programando, probablemente me quedaré un
poco corta —le advertí—. Puedo hacer lo suficiente para enseñar a los
niños lo básico, pero aparte de eso...
—No, no necesito tu ayuda con la programación. —Me guió hasta el
asiento frente a su ordenador. Me recosté contra el cuero y lo miré—. Creo
que finalmente terminé de armar ese programa para los promedios. —Me
sonrió—. ¿Te acuerdas? Me decías que era una molestia para ti tener que
dedicarles todo ese tiempo y esfuerzo.
—Mierda, no puedo creer que lo hayas terminado —exclamé—. No
pensé que se haría tan pronto.
—He puesto algunos de mis otros trabajos en espera por el momento.
—Se encogió de hombros—. Quería terminar con esto.
—No tenías que hacerlo. —Le sonreí—. Pero si esto funciona, has
hecho la vida de todos los maestros del condado un millón de veces menos
irritante.
—Bueno, entonces, tenía que hacerlo. —Arrancó el ordenador e hizo
clic en el icono del programa. Lo levantó, y yo entrecerré los ojos ante la
pantalla. A mí me parecieron un montón de cajas, y no estaba seguro de
qué hacer para que funcionara.
—Entonces, ¿cómo funciona? —le pregunté, mirándolo con
esperanza.
—Sólo tienes que introducir los números aquí. —Resaltó una columna
con el cursor—. Y luego presionas calcular allí.
Puse una selección de números, recordando lo que podía de las notas
que había estado tratando de hacer todo este tiempo, e hice clic en el
botón de calcular. En un momento, un hermoso gráfico apareció, los
números se trazaron cuidadosamente sobre él. Mis ojos se abrieron de par
en par.

229
—¡Oh, mierda, funciona! —exclamé, mirando más de cerca para
asegurarme de que los números estuvieran donde debían estar—. ¿Y
cuántos números puede tomar a la vez?
—Todos los que necesites —contestó, y me di cuenta de que intentaba
ser modesto, pero que estaba secretamente contento con mi reacción.
—Honestamente, no tienes idea de lo útil que va a ser esto —le dije
con entusiasmo—. Espera a que se lo cuente a todo el mundo en el
trabajo. Zoe no se lo va a creer.
—Me alegro de que funcione —dijo—. Todavía quiero hacer algunos
ajustes más para que sea más fácil de usar, pero creo que este es un buen
punto de partida...
—Es perfecto —respondí, y me incliné para plantar un beso en sus
labios como si estuviera dando a mi apuesto caballero un obsequio por sus
esfuerzos.
—Bien. —Sonrió y agarró mi cabeza en sus manos para besarme de
nuevo, más fuerte esta vez, un pequeño momento de burla que hizo que mi
corazón palpitara con emoción en mi pecho. Retrocedió y yo me levanté de
nuevo—. Creo que ya es suficiente programación de ordenadores para esta
noche —murmuró, tomando mi mano y llevándome de vuelta abajo.
Nos acurrucamos juntos en el sofá, y me acurruqué en su pecho,
sintiéndome soñolienta y feliz y un poco achispada. Me encantaban estos
pequeños momentos tranquilos que pasábamos juntos. Fueron ellos a los
que volvía cuando necesitaba un empujón, cuando quería permitirme
deleitarme con un poco de felicidad cuando estaba teniendo un día difícil.
Me acarició suavemente el cabello de la cara, y puse mi cabeza sobre su
pecho, escuchando el latido constante de su corazón bajo mi mejilla.
—No tenías que molestarte tanto por mí —le dije—. Con el programa,
quiero decir.
—Bueno, parecía haber un hueco en el mercado, y tenía que aceptarlo
—contestó, y me di cuenta de que estaba ocultando algo. Levanté la cabeza
para mirarlo a los ojos, y se encogió de hombros y sonrió—. Y quería hacer
algo bueno por ti —admitió, pasando sus dedos sobre mi boca por un
breve segundo. Se detuvo, respiró hondo, y luego continuó—. No creo... no
creo que lo que siento por ti sea algo que pueda expresar con palabras
ahora mismo —confesó—. No me he sentido así por nadie en mucho
tiempo, Autumn, no desde hace años. Haciendo esto por ti, bueno, es una
forma de mostrarte lo importante que eres para mí. Sé que las cosas

230
fueron raras al principio, pero quería más desde el principio. Y ahora lo
tenemos...
Se calló una vez más, y me miraba con tanta atención que casi dejo
que las palabras salieran de mi boca. No se me habían ocurrido hasta ese
momento, el gran te amo, pero la forma en que me miraba, las cosas que
decía, sólo tenían un final real. Recuperé el aliento y aparté la mirada de
él. No era el momento. No del todo todavía. No habíamos estado juntos el
tiempo suficiente y, además, parecía como si todavía estuviera en su
cabeza, dándole vueltas a sentir algo por alguien.
—Sé exactamente a qué te refieres —murmuré, y me acurruqué de
nuevo en su pecho, notando que su corazón latía un poco más rápido que
antes. Sabía que esa había sido su manera de decirme que me amaba, lo
más cerca que podía llegar a esas palabras por el momento. Y sonreí,
inhalando su aroma, mientras me abrazaba con fuerza. Ambos estábamos
a punto de admitir lo que sentíamos el uno por el otro de una vez por
todas. Y yo estaba de acuerdo en dejar que se tomara su tiempo para llegar
allí. Había pasado por mucho en los últimos diez años, y tenía mucho
sentido que no fuera a ser sincero con esas palabras. Pero me estaba
mostrando que eran ciertas, de todas las maneras que sabía. Eso me hizo
más feliz de lo que jamás podría imaginar.
Nos tumbamos juntos, sosteniéndonos el uno al otro, las palabras
tácitas pero sólidas en mi mente. Me sentí tan segura en sus brazos, tan
segura en sus afectos, tan segura de que estábamos haciendo lo correcto
al seguir adelante con esto. Mientras la luz se oscurecía fuera, mis ojos se
volvieron pesados, y me quedé dormida, caliente y cómoda, sobre su
pecho.

231
44
HOLDEN
—Esto va a cambiar todo —exclamó Zoe con entusiasmo mientras me
dirigía a sus ordenadores y empezaba a instalar los nuevos sistemas.
Autumn me había invitado esa mañana para aplicar el nuevo programa de
promedios en los ordenadores, y había aceptado, feliz de ver si funcionaba
o no y tener alguna prueba práctica del trabajo que había realizado. Esta
cosa podía parecer genial, pero si la gente no podía usarla, entonces
empezaría de cero.
—Espero que lo haga. —Asentí hacia ella con una sonrisa, y noté que
le dirigió una mirada a Autumn y le alzó las cejas. Esperaba que esa fuera
una buena señal. Un señal de conseguiste a uno bueno.
—Bueno, estuve probándolo anoche, y parece funcionar bien. —
Autumn le asintió a Zoe—. Estoy esperando que vaya bien con datos reales
esta vez.
—No hay razón para que no debiera —ofrecí con esperanza, y Autumn
me sonrió. Me alegraba estar ayudando en lo posible, y si eso significaba
estar en el lado bueno de la mejor amiga de Autumn también, era un
extra.
—Entonces, los archivos son copiados, ¿y ahora lo inicio? —preguntó
Zoe cuando le devolví su ordenador portátil.
—Sí, así es —estuve de acuerdo—. Solo introduce los datos en… mira,
es bastante evidente. No voy a subestimarte explicándolo todo. Si tienes
algún problema haciéndolo funcionar, dímelo. Te ayudaré.
—Por supuesto. —Zoe asintió y le dirigió otra mirada a Autumn antes
de salir de la habitación. Autumn sonrió mientras cerraba la puerta.
Todavía teníamos unos minutos antes de que la clase empezara, y
estábamos solos en esta pequeña clase, nadie aquí salvo nosotros. El aire
era tranquilo mientras avanzaba hacia ella, comprobando que la puerta
estuviera bien cerrada antes de ir a ella y rodear su cintura con mis
brazos.

232
—Mmm. —Sonrió mientras le olía el cuello, inhalando esa
imposiblemente específica esencia que tenía, la que parecía llenarme de
arriba abajo cada vez que captaba un atisbo. Podría haberme perdido ahí,
oculto en sus profundidades. Mi siguiente proyecto sería encontrar una
manera de ingresar su esencia en un bote solo para mí para poder tenerla
cuando fuera que quisiera—. Muchas gracias por crear el programa. —
Suspiró cuando me retiré—. En serio, esto ha sido una molestia para mí y
toda la gente con la que trabajo en los últimos años. Montones de gente
han estado hablando sobre hacer algo para facilitarlo un poco, pero
simplemente apareciste y lo hiciste.
—Oye, es solo un acto de caridad para el sistema de mi escuela local
—repliqué gentilmente, y sonrió.
—¿Y no es en absoluto un intento de complacerme? —se burló.
—La idea nunca cruzó mi mente —dije mientras acariciaba su cuello
con mi nariz un poco más, dejando que mis labios rozaran su piel. Se
suavizó en mis brazos, incluso sabiendo que alguien podría entrar y
atraparnos en cualquier momento. La química entre nosotros era difícil de
resistir o ignorar, incluso cuando las circunstancias eran menos que
ideales.
—Tienes que salir de aquí —me dijo, pero no había convicción en su
voz cuando habló. Volví mi cabeza para encontrar su boca, besándola
gentilmente, y dejó escapar un suave gemido y envolvió sus brazos con
fuerza alrededor de mi cuello. Me devolvió el beso, breve pero
profundamente, lo bastante para dejarme saber que lo que había estado en
mi mente últimamente había estado en la suya.
Cuando me retiré, sus ojos seguían cerrados, y se estaba balanceando
ligeramente en mis brazos como si alguien hubiera soltado una descarga
de energía a través de ella y estuviera averiguando qué hacer con ello.
—Mmm —ronroneó, besando la esquina de mi boca de nuevo—. De
acuerdo, ahora de verdad tienes que salir de aquí antes de que alguien nos
atrape.
—Bien —comenté, apartándome de mala gana de ella y dirigiéndome
a la puerta. Me detuve por un momento, permitiéndome volver a la tierra,
y pude sentirla observándome mientras salía de la habitación. Joder, si
hubiera tenido unos minutos más, la hubiera agarrado, empujado sobre la
mesa y follado duro…—. Te veo luego —le dije, interrumpiendo el tren de

233
pensamiento en mi cabeza antes de ir a lugares a los que no quería. No
entonces, al menos.
—Hasta luego —dijo—. Vas a venir después para recoger a Hunter,
¿cierto? ¿Después del club?
—Sí, así es. —Sonreí—. Te veré de nuevo entonces.
—No puedo esperar. —Sonrió, y salí de su clase y me dirigí a mi auto.
Sentí como si tuviera un auténtico resorte en mi paso mientras me dirigía
a casa. Nunca había imaginado, ni una vez en un millón de años, que las
cosas con Autumn terminarían donde estábamos. No solo los dos juntos,
sino los dos incapaces de tener bastante del otro, bebiendo profundamente
del pozo de nuestra mutua adoración. Quería hacer todo lo que pudiera
por ella, facilitar su vida en cualquier manera que supiera, y para mí, eso
era amor. Mostrarle cuán buena su vida podría haber sido conmigo, esa
era mi manera de decirle cómo me sentía, probándole que estaba tomando
la decisión correcta al quedarse.
Fui a casa y consideré el hecho de que tendría que regresar a mi
verdadero y habitual trabajo ya que había terminado con el programa. Ese
era un pensamiento extraño después de haber dedicado tanto tiempo y
esfuerzo en crearlo. Tal vez Raymond tenía razón y debería empezar a
pensar en contratar a alguien para asumir responsabilidades y ayudarme.
Ciertamente no dolería tener a alguien haciendo que mis proyectos
siguieran funcionando mientras trabajaba en otras cosas. Incluso solo una
persona para ponerse en contacto con mis clientes y mantenerlos al día
sobre el estado de sus proyectos. Era ciertamente algo sobre lo que pensar.
Quizá pondría un anuncio cuando volviera a casa.
Y mientras giraba la esquina para llegar a casa, mis pensamientos se
detuvieron en seco cuando vi un auto allí que no reconocí. Me pregunté
por un momento si pertenecía a alguien de la escuela, si Hunter había
tenido más problemas, pero acababa de irme. Cualquiera de allí habría
estado obligado a adelantarme hasta aquí. No era Autumn, no era
Raymond, y no era nadie de la escuela, entonces, ¿quién en el infierno
estaba afuera de mi casa, esperando a que llegara?
Detuve mi auto detrás del ya estacionado allí y lo miré por la ventana.
Estaba destartalado, con aspecto un poco maltrecho, la pintura
necesitando otra capa más pronto que tarde, y había una pequeña grieta
por una de las ventanas laterales. A quien fuera que pertenecía, tenía un
poco de mala suerte. ¿Tal vez buscaba un donativo? ¿Un poco de ayuda?
¿Un trabajo? No tenía ni idea de cómo habían encontrado mi casa, o qué…

234
Y entonces la vi.
La reconocí al instante. Su rostro había corrido en círculos en mi
mente cuando me había dejado, cuando había estado convencido que todo
esto era un intento de probarle un punto. Y había destellos de ella en
Hunter también, pequeños momentos en los que se giraría o reiría y
frunciría el ceño, y vería, con una seguridad que a menudo intentaba
ignorar, que era su hijo tanto como el mío.
Karla, parada allí en mi umbral y tocando al timbre, lucía un poco
diferente a como la recordaba. La imagen que tenía en mi mente era de
una mujer joven, cabello despeinado con las puntas blanqueadas, las cejas
depiladas finas, con esa enorme barriga donde había llevado a nuestro hijo
y esos afilados ojos mientras me encontraba defectos. Había envejecido un
poco —no lo habíamos hecho todos—, con sus rasgos suavizándose un
poco alrededor de los bordes, la línea de su mandíbula no tan afilada, sus
pómulos desvaneciéndose bajo un poco de grasa.
Me escuchó salir del auto y se volvió, sus ojos iluminándose cuando
me vio allí.
—Holden. —Bajó las escaleras—. Siento aparecer así, pero no sabía
dónde encontrarte, así que pensé…
—Estaba dejando a Hunter en la escuela —dije con cuidado. ¿Cómo
podía no haber pensado en eso? Mostraba cuán desconectada estaba de
nuestro propio hijo, que algo tan básico como eso ni siquiera hubiera
cruzado su mente.
—Por supuesto. —Se palmeó la frente—. Lo siento, ni siquiera lo
pensé. Pero supongo… lo importante es que te tengo delante de mí,
¿cierto?
—Karla, ¿qué haces aquí? —exigí. Cuando se había ido, habría dado
cualquier cosa por recuperarla, porque hubiera aparecido en mi puerta
así, pero mucho tiempo había pasado y el deseo de tenerla en mi vida de
nuevo había desaparecido. De hecho, sabía que estaba mejor sin ella. Aun
así, aquí estaba, encontrándome desde Dios sabe cuán lejos.
Respiró hondo y retorció sus manos, sonriendo y negando.
—No puedo creer que vaya a decir esto —confesó—. Pero quiero…
quiero ver a Hunter. Quiero que sea parte de mi vida.
La miré un poco más, incapaz de creer las palabras saliendo de su
boca. ¿Pensaba que era así de fácil? ¿Que podía volver a mi vida, a la vida
de mi hijo, y actuar como si no se hubiera ido?
235
Pensé en Autumn, cuán buena había sido con Hunter cuando
habíamos salido juntos, y sabía que no podía ceder en esto. Había visto
que Hunter se había comportado cuando estaba con gente que le gustaba,
en la que confiaba. Nunca había conocido a esta mujer, no realmente,
incluso si era su madre. ¿Por qué la dejaría volver después de todo lo que
había hecho… y fallado en hacer?
No estaba seguro de cómo decirle, así que me paré allí por un largo
momento, dejando que la conmoción se apoderara de mí y esperando a que
se disipara. Pero antes de que pudiera replicar, pareció tomar mi silencio
como una apertura para algo más.
Dando un paso adelante, presionó su mano contra mi pecho, a través
de mi chaqueta, su toque familiar pero completamente insulso. Alcé la
mirada y ella estaba observando profundamente mis ojos, mirando como si
fuera lo único vivo en el mundo.
—Y tú también —terminó—. Te quiero en mi vida también.
Y el tiempo pareció desvanecerse mientras miraba los ojos de la mujer
que había amado antes de Autumn, la madre de mi hijo, la chica que
había vuelto a mi vida después de casi una década. Y no podía pensar en
una maldita cosa que decirle.

236
45
AUTUMN
—¿Cómo va todo chicos? —pregunté mientras me acercaba a revisar a
Hunter y Amelie. Ellos habían estado jugando en las computadoras juntos
desde el momento en que había terminado las clases y los clubs habían
sido elegidos, y era claro que ya estaban enfocados en la campaña en la
que trabajaban.
—¡Bien! —Hunter me sonrió. Él prácticamente había estado pegado a
mi pierna todo el día en clases, diciéndome sobre la pijamada que tuvo con
Jason y lo mucho que lo había disfrutado, y me alegraba verlo mucho
mejor. Miré al reloj. No faltaba tanto para que Holden llegara, y no podía
esperar para volverlo a ver. Inclusive en esos pequeños momentos en los
que lográbamos estar juntos eran suficientes para mí, suficientes para
recordarme lo que estaba haciendo con él. Lo extrañaba, a pesar de que él
solo había estado fuera por unas horas. Lo que era un poco tonto, pero no
podía evitar el cómo me sentía.
El programa había funcionado hermosamente. Zoe había venido
corriendo a mí durante el descanso para decirme, moviendo sus manos y
exclamando como si esto fuera la noticia más emocionante en el mundo.
—Me alegra que esté funcionando —le dije. Ella asintió y deslizo su
mano sobre su cabello.
—Ah, va a ser tan útil. —Suspiró—. De verdad, ¿qué no puede hacer
ese chico?
—Lo sé, lo sé. —Sacudí la cabeza y sonreí. Había estado pensando eso
también. Parecía tan perfecto, llenando esos vacíos de mi vida sin que yo
tuviera que pedirlo. Porque él me quería demostrar lo mucho que
significaba para él. Eso es lo que había dicho. Se sentía tan bien tener a
alguien, un novio verdadero, que parecía quererme recordar en cada
oportunidad que tuviera que se sentía como el hombre más afortunado en
la tierra por salir conmigo. Nunca me había sentido tan valiosa en una
relación, tan importante para la persona del otro lado.
—Deberías casarte con él y encerrarlo —me dijo, dirigiéndose a su
salón de clases—. Él es increíble. Si lo dejas ir, voy a estar furiosa.

237
—No tengo intención de terminar con él, créeme —le aseguré, y se
detuvo en la puerta y levanto una ceja.
—¿Las cosas van bien? —preguntó, y asentí efusivamente.
—Tan bien —dije—. Creo que… realmente creo que me estoy
enamorando de él.
Ella llevó la mano a su corazón como si estuviera conmovida por el
sentimiento.
—Me alegro tanto por ti. —Sonrió, a pesar de que normalmente era
sarcástica y con comentarios groseros, sabía que lo sentía.
—Yo también —respondí, y ella se rió. Mientras se iba, mordí mi labio,
emocionada de tener una oportunidad de hablar sobre Holden, sobre
nosotros, sobre lo brillante que las cosas parecían estar entre nosotros. Y
con Hunter también. Hunter parecía estar abriéndose conmigo, y estaba
conectando con sus compañeros en formas que nunca lo había visto antes.
Las cosas se veían bien para todos nosotros.
Sonreí mientras miraba a Hunter y Amelie hablando sobre algo y
luego regresando a sus pantallas individuales. Mentiría si tuviera una idea
qué estaba ocurriendo frente a ellos, pero parecía PG, y parecían estar
pasándola bien, así que no me entremetería.
Miré hacia la puerta y observé a Holden caminando hacia la
habitación. Todavía faltaban unos minutos más antes de que el club
finalmente terminara, así que podría robar algo de tiempo con él por un
segundo. Salí, cerrando la puerta detrás de mí para que nadie más pudiera
entrar, y le sonreí a Holden.
Pero tan pronto me encontré frente a frente con él, esa sonrisa se
desvaneció de mi rostro. Algo estaba mal. Realmente mal. Lo escaneé de
arriba hacia abajo en búsqueda de señales sobre el problema, pero no
encontré nada.
—¿Holden? —Me acerque a él, tocando su brazo con mis dedos, y él
se apartó, girando su espalda a mí—. ¿Qué sucede? —demandé,
dirigiéndome a él, mi corazón golpeando mi pecho. Todo había estado muy
bien. Debí de haber sospechado más. No debí de haberme sentido cómoda,
enamorarme de él, nunca debí…
—Lo lamento, no tiene nada que ver contigo. —Sacudió la cabeza e
hizo una mueca—. Es solo… algo sucedió. Cuando regresé hoy a la casa.

238
—¿Todo está bien? —entrecerré los ojos, y Holden junto sus labios y
parecía que iba a golpear la pared con su puño.
—Karla estaba ahí —me dijo, mirándome a los ojos a la vez que esto
enviara un escalofrió de horror por mi espalda. Fruncí el ceño.
—¿Karla? —pregunté.
—La madre de Hunter —explicó, y mi estómago cayó a mis pies.
—Pensé que dijiste que ya no era parte de sus vidas —le recordé, y se
frotó las manos sobre el rostro como si estuviera tratando de entender esta
situación.
—Sí, bueno, no lo era. —Levantó sus manos—. No había estado por
casi diez años. Se fue después que Hunter nació. No estaba mintiendo
sobre eso.
—¿Entonces, por qué está de regreso? —Fruncí el ceño—. No lo
entiendo.
—Yo tampoco —respondió—. Estaba en la casa cuando regresé, y me
dijo que quería volver a ser parte de la vida de Hunter. Y…
Se cortó como si no quisiera que escuchara la siguiente parte. Su
rostro estaba tenso, furioso, tal vez algo cercano al temor. Quería
moverme y abrazarlo, pero su rostro duro no se suavizaría por mí. Sabía
qué tan difícil fue eso para él, y no tenía idea cómo debía de lidiar con esto.
—¿Ella quiere ser parte de la vida de Hunter? —Me concentré en lo
positivo—. Eso es algo bueno, ¿no?
—Ella firmó los papeles para darme la custodia completa el día en que
nació —respondió. Sabía que su irritación no iba dirigida a mí, pero aun
así me hizo saltar, al escucharlo hablarme de esa manera. Él nunca había
sido otra cosa que no fuera amable y suave conmigo, pero la ira en su
sistema estaba tomando control—. Ella no tiene ningún derecho de
regresar a su vida y actuar como si no hubiera estado ausente de su vida
todo este tiempo. —Sacudió la cabeza.
—Pero claramente, es algo positivo para ambos si quiere verlo de
nuevo, ¿verdad? —presioné. Adelante en mi mente, estaba la conversación
que tuve con Hunter en el museo cuando hizo claro que sabía que no tenía
un segundo padre. Él quizás nunca le expresó esos sentimientos a Holden,
dijo que su padre siempre terminaba cualquier conversación sobre Karla,
pero no había forma que Holden no lo hubiera entendido, ¿verdad?

239
—No lo sé. —Holden sacudió la cabeza—. No creo que sus intenciones
sean exactamente puras aquí.
—¿Qué quieres decir? —pregunté en voz alta. No podía imaginarme
otra cosa que no fuera bueno de una madre queriendo reconectar con su
hijo, sin importar cuanto tiempo lo había dejado.
—Quiero decir… —Respiró profundamente como si no pudiera creer
del todo lo que iba a decir—. Quiero decir, estaba hablando de ella, la dejé
entrar. No creo que tuviera opción, pero estoy seguro que no está aquí solo
por Hunter.
Mi corazón cayó.
—¿Tú también? —susurré. ¿Cómo podría competir con la mujer que
era la madre de su hijo? Ellos tendrían una conexión más profunda de la
que yo podría desear. Si hacia claro que lo quería a él…
—Mi dinero —respondió, y sentí el ritmo de mi corazón bajar, hasta
un ritmo más normal.
—¿Cómo obtendría eso? —Fruncí el ceño.
—No lo sé —admitió—. Pero la conozco. Conozco la clase de persona
que es, la clase de persona que siempre ha sido. No descartaría que
descubriera sobre el dinero que he hecho desde que se fue e intentando
encontrar el modo de tomar un gran pedazo de este.
—Creo que deberías de darle una oportunidad —le dije—. Quiero
decir, ella no puede tomar nada que no le das, ¿sabes?
—No la conoces como yo —gruñó—. No conoces como es cuando le
das una oportunidad, no puedo hablar de esto ahora. —Sacudió la cabeza
y se dirigió a la puerta—. Te veré mañana.
Y con eso, fue por Hunter. Hunter se decepcionó de ser arrastrado
fuera de su juego, pero el club había terminado, y otros padres estaban
comenzando a llegar. Mordí mi labio mientras Hunter movía la mano para
despedirse y Holden asintió su despedida sin decir una palabra. Sabía que
esto era grande, más grande que cualquier cosa con la que habíamos
lidiado. A pesar de que no conocía la historia entre ellos, fue tan fácil ver
como algo así podía joderse. Aguantando. Él crio a su hijo por tanto tiempo
con solo ellos dos, y había sido muy difícil para abrirse incluso conmigo.
Para otra mujer, una mujer que tenía un verdadero poder biológico sobre
su hijo y no uno legar, llegar a su vida y demandarle que él le encontrara
un lugar en su vida. Él debía de estar entrando en pánico. Sabía que yo lo
estaba haciendo.
240
Envié al resto de los niños a casa con sus padres y me quedé después
del club para limpiar. Mi mente estaba acelerada. Deseaba que pudiera
hablar con alguien sobre esto. Holden no quería que nadie más supiera la
verdad de lo que estaba lidiando. Quería ir con él, apoyarlo, decirle que
todo estaría bien, pero esa no era la verdad. Él no lo creería, aunque
viniera de mí.
Permanecí ahí, mirando a la pantalla negra de una de las
computadoras, y repasé todo lo que me dijo. Y duda comenzó a subir por
mi pecho. ¿Qué si estaba manteniendo a esa mujer a distancia por mi
propio bien? ¿Qué si se preocupaba de regresarla a su vida se entrometería
entre nosotros? Si me quedaba en medio de esto, ¿me estaría metiendo en
el camino de una verdadera familia?
Las preguntas se juntaban en mi mente tan rápido que no podía
responderlas, e hice lo mejor para empujarlas. Lo que quería yo no era
importante. Lo que importaba era Holden, Hunter, y esa mujer. Yo era una
intrusa a su familia, una nueva, alguien que nunca podría compartir el
verdadero lazo que quería tener con ellos. Y nunca me había sentido así
como en este momento.

241
46
HOLDEN
—¿Qué demonios vas a hacer?
La pregunta permanece en el aire entre Raymond y yo por un largo
tiempo, y dejé escapar un suspiro y levanté las manos. No tengo ni jodida
idea de lo que voy a hacer, y él lo sabe.
—No creo que pueda alejarla. —Sacudí la cabeza y continúe
caminando por su sala—. Porque si Hunter crece, y regresa, y quiere verla,
y descubre esto, va a parecer que estaba tratando de alejarlo de su propia
madre. Lo último que quiero es que crea algo así, ¿sabes?
—Bueno, eso es lo que estás haciendo —señaló directamente. Hice
una mueca. Sabía que tenía razón, pero no quería escucharlo.
—Lo sé, lo sé. —Sacudí la cabeza—. Pero tengo mis dudas sobre por
qué regresó. ¿Después de todo este tiempo? ¿Cuál puede ser su motivo?
—¿Quizás siente que creció lo suficiente para aceptar que tiene un
hijo ahora y quiere ser parte de su vida? —sugirió Raymond esperanzado,
pero puedo decir por la mirada en su rostro que esta jodidamente seguro
que no le creo lo que dice. Él ha estado en todo momento, desde toda la
mierda que sucedió con Karla, cuando me dejó, y sabe lo mucho que me
lastimó y lo difícil que sería perdonarla por todo lo que hizo, y todo lo que
no.
—Creo que tiene que ver con dinero —respondí—. Ella llegó en un
carro que se veía bastante maltratado, y no podía dejar de señalar lo
hermosa que era la casa cuando entró. Ya sabía sobre la compañía desde
que llegó, así que claramente ha estado investigándome…
—O quizás le dio curiosidad y quería saber cómo estaban los dos —
señaló Raymond. Sabía que podía tener razón, que quizás estaba siendo
demasiado brusco con Karla, pero no podía quitarme la sensación que algo
estaba mal sobre la manera en que se acercó. Sobre el momento.
—Lo que más me preocupa es lo que esto va a hacer a Autumn y a mí
—confesé—. Sé que eso no debería de ser lo principal en mi mente, pero lo
último que necesito es joder las cosas con ella cuando todo va tan bien.

242
—¿Cómo crees que va a joder las cosas con ella? —preguntó
Raymond, frunciendo el ceño. Sacudí la cabeza.
—No puedo evitar preguntarme si Karla va a tratar de alejar a
Autumn de nuestras vidas —respondí—. Sabes cómo era… posesiva. No
estará feliz cuando descubra que existe alguien más en todo esto, ¿sabes?
—¿Autumn sabe que regresó?
Asentí.
—Le dije el día en que sucedió —respondí—. Creo que fui un poco
brusco con ella. Todavía estaba sorprendido.
—¿Y qué piensa? —preguntó Raymond.
—Lo mismo que tú, que debería de darle una oportunidad. —
Suspiré—. Pero no creo que entienda el impacto que podría tener en
nosotros. No realmente.
—Deberías darle crédito con un poco más de previsión. —Raymond
levantó sus cejas hacia mí—. Ella no es estúpida. Y estoy segura que
estaba preparada para algo así, aunque tú no. Ella sabe que no es la
madre de Hunter, y…
—Y ella sería una mejor madre para él de lo que Karla pueda ser —
terminé por él, las palabras me tomaron desprevenido. No me había dado
cuanta la convicción con la que las dije, hasta ese momento. Quiero decir,
nunca hubiera estado con Autumn si no pensara que podría ser una
buena madre para Hunter, pero al mismo tiempo, escuchar esas palabras
saliendo de mi boca con tanta convicción hizo la situación más difícil.
Justo cuando había encontrado a alguien que le podría dar a Hunter lo
que necesitaba, lo que ambos necesitábamos demasiado, y Karla regresaba
a nuestras vidas como si ella siempre hubiera pertenecido aquí.
—Creo que tienes tu respuesta —señaló Raymond—. ¿Cuándo vas a
volver a ver a Autumn?
—La voy a ver cuándo recoja a Hunter de la escuela hoy. —Observo
mi reloj—. Mierda, debería de irme.
—No dejes que esto te afecte —me dijo Raymond, levantándose y
caminando conmigo a la puerta—. Sé que esto es demasiado para ti, pero
se puede trabajar en ello. Tú sabes qué quieres, y eso es lo más
importante.
—Espero que sí —respondí, logrando sonreír agradecido a sus
palabras—. Te haré saber cómo va todo, ¿está bien?

243
—Muy bien. —Asintió—. Y si necesitas ayuda con Karla, hazme saber.
—Gracias, viejo. —Cerré mis ojos por un momento—. Te veré pronto.
Me dirigí a mi carro, mi mente todavía acelerada, tratando de
comprender todo lo que sucedía en mi cerebro. Quería estar con Autumn.
Lo sabía desde hace tanto que se sentía como instinto, como algo que ya
estada dado por hecho en la parte de atrás de mi mente. Pero al mismo
tiempo, sabía que esconderle a Hunter su madre, solo podría afectarme en
el futuro. No quería que él pensara que los intente separar, dividirlos. Era
precavido con Karla, mucho más de lo que pensé que estaba, y no la
quería cerca de mi hijo, ni de la vida que cuidadosamente había construido
para él. No quería que metiera su nariz y arruinara todo, lo que era
exactamente haría si le daba la oportunidad.
Y ella dijo que me quería. Había sido firme en terminar esa
conversación, ¿pero si no lo dejaba ir? ¿Y si nos veía como paquete
completo a los dos? Eso sería difícil, especialmente si decidía que podía
tener contacto con Hunter. No estaba seguro de qué hacer. Sentía que
cada avenida estaba abierta para mí, pero todas con decisiones
incorrectas, la decisión dejaría a alguien cercano a mí herido de formas en
las que no quería afectarlos.
Llegué a la escuela y espere en mi carro por unos minutos. Quería
regresar a como era antes de que Karla regresara. Las cosas habían estado
saliendo tan bien para variar. Después de tanto tiempo sintiendo que
estaba luchando para seguir adelante, la vida era feliz, fácil, divertida. Y
todo eso amenazaba con serme arrancado.
Me obligué a salir del carro. Tenía que ir por Hunter, y no quería
llegar tarde y que pensara que algo estaba ocurriendo. Él era un niño
inteligente, uno sensible, y lo último que quería era que sintiera lo que
estaba ocurriendo con Karla y conmigo. Me estremeció cuando su nombre
cruzó mi mente una vez más. Odiaba esto. Odiaba que ella regresara para
hacer todo más difícil, para hacerme dudar de cada decisión que había
tomado en los últimos diez años. Había estado bien sin ella, pero todas
esas preguntas se elevaban, sin respuesta, y en mi mente. Era un
sentimiento incomodo, dudar de mí después de tanto tiempo, y no quería
acostumbrarme a ello.
Me dirigí a la escuela, y Hunter ya estaba ahí, esperando. Corrió hacia
mí y me dio un abrazo, y lo sostuve fuertemente, saboreando momentos
como este. No estaba seguro cuánto tiempo durarían antes de que todo
volviera a cambiar.

244
—Necesito hablar con Jason —me dijo firmemente, como si me
estuviera informando de una importante reunión de negocios—. ¿Puedes
darme cinco minutos?
—Por supuesto. —Sonreí y lo vi correr para estar con su amigo. Al
menos eso era algo que había cambiado para bien, Hunter teniendo
personas a su alrededor que le importaban, y no fueran yo. Miré hacia
arriba y vi a Autumn en la puerta de su salón, una expresión en su rostro
que no podía leer.
—Hola —me saludó dirigiéndose hacia mí—. Creo que tenemos que
hablar.
—Creo que tenemos que hacerlo. —Suspiré. Sabía que había sido
muy rudo con ella cuando la vi antes, y necesitaba hacerle saber que no
había ningún problema con ella, solo con Karla.
—He estado pensando acerca de lo que me dijiste. —Respiró
profundamente, frunciendo el ceño—. Y… y creo que deberíamos de tomar
un descanso.
—¿Qué?
Mi corazón se cayó. Esto no podía estar sucediendo. Esto era lo que
había temido, exactamente lo opuesto de lo que quería sacar de esta
conversación.
—No quiero meterme en el camino de lo que sea que sucede entre tú y
Karla. —Miró hacia donde Hunter se había ido, vi una mueca de dolor
cruzar su rostro. Me di cuenta que esto era real. Ella realmente se alejaba
de esto, de nosotros.
—Autumn, eso no es lo que quiero —le dije desesperadamente—. Sé
que las cosas son complicadas, pero lo último que necesito en este
momento…
—Lo último que necesitas en este momento es considerar mis
sentimientos sobre todo lo demás que está sucediendo —me dijo
suavemente—. Sé que suena loco pero, Holden, no quiero entrometerme en
tu familia.
—Karla no es mi familia. —Sacudí la cabeza—. Ella nos dejó cuando
él nació. Ella firmó sus derechos.
—Quizás no sea tu familia, pero es la de Hunter —respondió
suavemente. Ella estaba sonriendo, pero parecía algo para evitar las
lágrimas.

245
Pánico corrió a través de mí. ¿Por qué tuve que decirle? ¿Por qué vine
cuando estaba molesto y la obligué a lidiar con esto? Debí de haberme
contenido, esperado hasta que tuviera todo solucionado.
—Y no quiero estar en la mitad de esto —me dijo—. No quiero
complicar el asunto, mucho más de lo que ya es.
—No estás complicando nada —respondí desesperado—. Haces todo
mucho más fácil. Autumn, por favor…
—Holden, por favor, no hagas esto más difícil de lo que tiene que ser.
—Levantó la mano, y aparto la mirada—. Sé que es difícil, pero ambos
necesitamos espacio. Será mejor en el futuro.
Y con eso, giró de regreso a su salón, cerrando la puerta detrás de
ella. Me quedé ahí, sin palabras, tratando de comprender lo que me había
dicho. Hunter regresó corriendo hacia mí y me sacudió.
—¿Papá?
Miré hacia abajo, parpadeando, tratando de regresar a la realidad.
—¿Podemos ir a casa ahora? —preguntó brillantemente. Su rostro
estaba tranquilo, sin la mínima idea del desastre que ocurría alrededor de
él en este momento.
—Sí, podemos ir a casa —respondí, y giré para salir de la escuela, y
no pude dejar de pensar si estaba saliendo de la vida de Autumn para
siempre, también.

246
47
HOLDEN
Miré hacia abajo, a las fotografías frente a mí. Las había estado
viendo por tanto tiempo, que se estaban difuminando en las orillas, pero
no me importaba. No podía apartar la mirada.
Estaba mirando algunas fotografías de Hunter a través de los últimos
años de su especial vida. Era loco cuánto había crecido en este tiempo,
cómo había pasado de un niño a un pequeño hombre, y no podía evitar
sonreír mientras trazaba su crecimiento de bebé a los diez años que tenía
ahora. ¿Cómo pudo haber pasado tanto tiempo? No tenía sentido. Y aun
así, mientras lo miraba así, una punzada de dolor me abrumó.
Me había perdido tanto de su vida mientras construía mi negocio.
Había sido lo mejor en ese momento, por supuesto, o al menos me había
convencido que ese era el caso. Pero mirando esas fotos, no podía ignorar
el hecho que no recordaba ninguno, ninguna ocasión. Ni siquiera estaba
en muchas de ellas, probablemente respondiendo una llamada o revisando
mi correo mientras Raymond había tomado la fotografía. Quizás debí de
haber estado más para él. Si pudiera regresar el tiempo y volver a hacer,
hubiera puesto en la parte de atrás de mi mente la necesidad de
demostrarle a Karla que estaba equivocada y me hubiera concentrado en
ser el padre que mi hijo necesitaba.
Él estaba pasando la tarde con uno de sus amigos esta tarde, y me
alegraba tener un poco de paz. Había sido una semana tan dura, y sentía
como mi cerebro estaba comenzado a salir de mi cabeza. Siete días antes,
Autumn Becks, la mujer de la que me estaba enamorando, me había dicho
que necesitaba un descanso, y desde entonces me he estado recuperando
de la sorpresa. Incluso el pensar en ella me dolía demasiado, de una forma
en la que no estaba preparado. Había existido otra cosa que di por hecho,
algo que se deslizó de mis dedos antes de tener la oportunidad de tomarlo.
Si solo lo hubiera dejado en claro cuando iniciamos que no me importaba
Karla, la madre de Hunter. Si solo hubiera hecho más obvio que Autumn
era la única mujer que necesitaba. Quizás se hubiera quedado a pesar de
Karla reapareciendo en mi vida una vez más. En su lugar, ella había
retrocedido, y no había escuchado de ella desde entonces. Le estaba dando
247
todo el espacio que necesitaba, pero necesitaba tenerla a mi lado para
guiarme a través de este extraño y nuevo camino en el que me encontraba.
Apenas había dejado la casa toda la semana, concentrando toda mi
energía en trabajo y Hunter con la esperanza de apagar esos pensamientos
en pánico sobre las dos mujeres en mi vida que no me daban un momento
de descanso en mi cabeza. Una de ellas, Autumn, era nueva y fresca y
emocionante, la clase de mujer con la que me veía de manera seria, la
mujer que me había hecho cambiar de opinión sobre salir de nuevo. Luego,
teníamos a la mujer de mi pasado, la última mujer con la que salí antes de
Autumn, la madre de mi hijo y la persona que me había obligado a ser el
hombre que era hoy, al decirme que nunca pensó que pudiera llegar a
algo. Ambas eran partes importantes de mi vida, de forma distinta, pero no
tenía el espacio para ambas en mi cabeza al mismo tiempo.
Alguien llamó a la puerta, resonando a través de la silenciosa casa y
tomándome por sorpresa. Levanté la cabeza de las fotografías e intenté
recordar si había invitado a alguien hoy, pero no podía recordar sugerir
que alguien pasara. Me levanté y dirigí a la puerta, mirando por la
cerradura, y me encontré a Raymond esperando por mí del otro lado.
Abrí la puerta, y me sonrió. Él sabía qué estaba sucediendo con
Autumn y Karla, él había estado conmigo desde el inicio, toda la mierda
con mi ex. Siendo el buen amigo que era, posiblemente estaba aquí para
sacarme de la maldita casa y asegurarse que no pasara mi tiempo sin
comer y ocultándome de todos los problemas que me estaban
persiguiendo.
—Bien, buen día para usted, señor. —Levantó las cejas—. Ha pasado
un tiempo desde que te vi por última vez. ¿Estás bien?
—Estoy bien —mentí. Inclinó la cabeza.
—¿Lo estás? —resaltó, mirándome de pies a cabeza—. Porque pareces
un ermitaño.
Deslicé mi mano sobre mi barbilla sin rasurar y suspiré. Tenía razón.
Necesitaba salir de la casa y tener una excusa para arreglarme un poco.
Pero no quería ir a ningún lado.
—Vamos, te voy a llevar a almorzar —me dijo firmemente, pasando a
mi lado y hacia la casa. Sacudí la cabeza.
—No. Quiero decir, tengo trabajo que hacer.
—Sí, como si no hubieras usado eso para distraerte toda la semana —
dijo—. Vamos, solo una hora. Conozco un lugar lo suficientemente cerca.
248
No tomaré mucho de tu día, lo prometo. Además, parece que podrías
necesitar un viaje afuera, ¿verdad?
—Este bien. —Suspiré—. ¿Puedes darme un minuto para rasurarme y
prepararme?
—Más te vale —bromeó—. ¿Realmente crees que voy a dejar que me
vean contigo mientras te ves así?
—Buen punto. —Moví la mano y me dirigí a mi habitación para
vestirme y arreglarme. Me sentí como un haragán. Normalmente me
enorgullecía mi apariencia, pero ahora que Autumn estaba fuera de mi
vida, no tenía motivo para hacerlo. Incluso había evitado ir por Hunter a la
escuela cuando sabía que ella estaba ahí, y esperaba afuera de las puertas
para que pudiera salir y encontrarme. La idea de mirarla a los ojos y
dejarle ver el desastre en que me había vuelto con solo unos días sin ella,
era humillante.
Salí para encontrarme con Raymond y juntó las manos.
—Listo, te ves un poco más como tú. —Sacudió la cabeza hacia la
puerta—. Vámonos. Me estoy muriendo de hambre.
Lo seguí al carro y permití que condujera al lugar al que quería
llevarme. Resultó ser un lugar pequeño y pintoresco de mariscos cerca del
agua, lo que hubiera sido perfecto si el conducir a este lado no me
recordara de inmediato a mi cita con Autumn. Habíamos venido hasta
aquí por helado. Nos habíamos besado en el muelle, y había sido tan
perfecto, hizo que mi corazón doliera un poco el saber que no haría eso
pronto. Le pregunté a Raymond sobre Olivia y el bebé para distraerme, él
alegremente comenzó a platicar sobre su paternidad y cómo se estaba
ajustando a un recién nacido. Era bueno hablar con él, sacar mi mente de
los constantes pensamientos que habían estado en mi cabeza desde la
semana pasada.
—¿Qué vas a pedir? —pregunté tan pronto nos sentamos y miramos
al menú. Mi estómago estaba gruñendo. Me estaba muriendo de hambre,
por haber comido prácticamente nada en estos últimos días. Había estado
demasiado distraído y deprimido. Gracias a Dios por Raymond, que estaba
aquí para intentar y ayudarme a que todo mejorara.
Se encogió de hombros.
—No lo sé todavía. ¿Quieres compartir algo?
—Seguro —respondí y me encontré relajándome. Era bueno tener
compañía humana después de todo lo que había sucedido, compañía de
249
adultos también. Hunter era increíble, pero él no era la persona adecuada
para hablar de la intensidad de todo lo que había sucedido. No tenía idea
que su madre estaba cerca de nosotros, y había estado alegre preguntando
cuándo volveríamos a salir con Autumn una vez más.
—¿Cómo estás? —preguntó Raymond una vez que ordenamos,
recargándose en su asiento y mirándome fuertemente del otro lado de la
mesa. Me encogí de hombros.
—Sí, bien, supongo —respondí, y él sacudió su cabeza.
—Vamos. Sé que has estado en el infierno estos últimos días —me
dijo suavemente-. ¿Cómo estás lidiando con todo? ¿Cómo van las cosas
con Karla?
—Ella ha intentado llamarme un par de veces, pero no he respondido.
—Sacudí la cabeza—. No quiero lidiar con ella en este momento. Estoy
demasiado… no lo sé. Nunca pensé que tendría que líder con ella o su
mierda una vez más. Necesito terminar de comprender qué es lo tengo que
hacer ahora.
—¿Y qué pasa con Autumn? —presionó. Me burlé, pero no había
mucha diversión en mi tono.
—Muy bien, existe alguien de quien en realidad me gustaría escuchar,
pero no lo he hecho —admito, dejando escapar un largo suspiro—. He
intentado hablarle, pero no responde a ninguna de mis llamadas, y no
quiero empujarla más de lo que ya ha sido. Ya sabes a lo que me refiero.
—Mierda. —Raymond sacudió la cabeza—. Este es un desastre, ¿no
es así?
—Claro que lo es —concuerdo, intentando mantener mi voz calmada
pero sabiendo que parecía más deprimente. No quería entristecerlo, pero
era insistente en empujar el asunto.
—¿Has pensado en hablar con Karla? —preguntó. Levanté los ojos y
le di una larga mirada.
—No. —Sacudí la cabeza después de una pausa—. No quiero nada
con ella si puedo evitarlo. Ella simplemente… no. No puedo soportar la
idea de tenerla en mi vida, en la vida de Hunter, especialmente porque ella
me dijo que nos quiere a ambos de regreso también.
—Muy bien, no tienes que ir tan lejos —concedió—. Pero quizás,
¿valdría la pena hablar con ella un poco? ¿Saber a dónde quiere llegar?

250
No dije nada. Sabía que tenía razón, y eso era lo más frustrante. Lo
que más quería era que Karla saliera de mi vida y la de mi hijo y nos
dejara solos de una vez por todos, pero así no era como funcionaba. Ella
estaba de regreso, y no se iba a ir hasta que sintiera que obtuvo lo que le
pertenecía, una relación con su hijo.
—Supongo que podría —murmuré y Raymond asintió.
—El único modo de lidiar con esto es ir directo al grano —dijo y
sonrió.
—Sí, bueno, todavía estaré aquí tratando de evitar todo si puedo. —
Moví una ceja, y él rió.
—Buena suerte haciendo eso entonces, cuando sé dónde vives y te
necesito para ser niñero —me advirtió, tomando sus cubiertos mientras el
mesero se acercaba. Logré sonreír mientras colocaba nuestra comida
frente a nosotros. Seguro, todo esto era un enorme desastre, pero
Raymond tenía razón. La única manera de salir de esto era siendo directo
y esperar encontrar la salida. Eso significaba escuchar a Karla y encontrar
qué era lo que quería de mí.

251
48
AUTUMN
—¿Señorita Becks?
Aparté la mirada de la computadora, y mi corazón se hundió cuando
mi mirada se encontró con la de Hunter. La escuela había terminado, y él
había regresado al salón por un momento para hablar conmigo. Él era el
último niño al que quería ver en este momento, pero al mismo tiempo, el
único. Logré sonreírle.
—Hola, Hunter. —Lo saludé lo más relajada que pude—. ¿Estás bien?
—Le hice esto. —Buscó algo en su mochila y empujó un pedazo de
papel hacia mí. Lo tomé y lo miré, girando la tarjeta naranja en mis
manos, y mi corazón se hundió cuando vi qué era. Solo una tarjeta, una
pequeña con su caligrafía al frente, diciéndome que me extrañaba.
—Gracias, Hunter. —Le sonreí, intentando ocultar las lágrimas que
amenazaban con apoderarse de mí—. Realmente lo aprecio.
Sonrió, pero no se veía satisfecho.
—No sé qué hizo mi papá mal —dijo—, pero lo siento. Espero que
regreses pronto.
Mi corazón dio un vuelco, y antes de poder detenerme, me levanté y le
di un rápido abrazo. Sabía que tenía que enviarlo a las puertas para que se
encontrara con Holden, pero se veía tan abandonado parado ahí frente a
mí que no podía dejarlo.
—Está bien, Hunter —le prometí—. Gracias por la tarjeta.
Me aparté de él y lo encontré mirándome expectante. Sabía que él
quería que le dijera que ya iba a regresar, que todo había sido un gran
error y que daría la vuelta e iría a casa con él y su padre. Pero no podía,
por más que lo quisiera.
—Ya vienen las vacaciones de primavera —le recordé, tratando de
animarlo un poco antes de que se fuera—. ¿Tienen algo planeado?
—Todavía no. —Sacudió la cabeza, todavía viéndose un poco triste.

252
—Estoy segura que tu papá tiene algo increíble planeado para ti —le
sonreí, apretando su brazo. Él sonrió pero era claro que era contenida—.
Deberías de irte —le dije, moviendo la cabeza hacia la puerta—. Estoy
segura que tu papá te estará esperando afuera para recogerte.
Con eso, salió del salón y me dejó sola. Había estado trabajando en
las calificaciones desde que se fueron, y había sido mucho más fácil ahora
que estaba usando el programa que Holden había hecho para nosotros.
Cada vez que entraba al sitio que lo tenía, sentía una punzada, recordando
que lo había hecho en su estudio después de cocinarme la cena. Solo
quería estar a su alrededor de nuevo, más que nada en el mundo. Quería
sentir sus brazos abrazándome fuerte, quería descansar mi cabeza en su
pecho y decirle que lo amaba, las palabras que había tenido tanto miedo
de decir, creyendo que era muy pronto.
—Buenas tardes. —Zoe entró en la habitación, dándome una enorme
sonrisa que se terminó cuando vio la expresión en mi rostro—. Oye, ¿estás
bien?
—Sí —dije suspirando. Le había dicho a Zoe todo lo que sucedió, y me
había apoyado en su momento, pero sería imposible expresar el desastre
en que me había metido ahora.
—¿Estás trabajando en la calificaciones? —Le dio la vuelta a mi
escritorio y dio un vistazo—. También lo hacía. Pero terminé las mías tan
rápido. Este programa funciona jodidamente bien. Puedo tomarme un
tiempo durante las vacaciones de primavera para variar en lugar de estar
en el escritorio trabajando en esas jodidas cosas.
—Sí, estoy terminando —le dije. No tenía planes para las vacaciones.
Solo estaba planeando el estar de floja en mi casa sintiendo lastima por mí
y reflexionando sobre lo que había sucedido entre Holden y yo. Estaba
lejos de ser lo más sano, pero necesitaba el tiempo de procesarlo
apropiadamente. Me había lanzado a mi trabajo para evitar pensar en ello,
lo que solo lo haría más difícil en el futuro. Especialmente dado que
Hunter estaba aquí cada vez que venía a mi trabajo, un recordatorio de lo
que había alejado cuando terminé las cosas con Holden.
—¿Vas a tomarte un tiempo? —preguntó Zoe, sentándose en el
asiento frente al mío y cruzando los brazos sobre su pecho. Sabía que
intentaba distraerme, y apreciaba el esfuerzo de ayudarme, a pesar que la
estaba pasando mal tratando de pensar en otra cosa que no fuera Holden
y lo que sucedió entre nosotros.

253
—Quiero decir, supongo que podría —admití, y pude ver sus ojos
brillando con… bueno, no estaba segura qué era pero tenía el
presentimiento, dado que estaba aquí, y que tenía que ver conmigo.
Levanté una ceja—. ¿Qué sucede? —pregunté, y una enorme sonrisa se
esparció en su rostro.
—Yo… —Sacudió la cabeza y cerró los ojos mientras saboreaba el
momento antes de darme las noticias—. Quiero llevarte a un viaje
Autumn.
—¿A dónde? —Una sonrisa cruzó mi rostro, a pesar de mi humor.
—Vegas. —Levantó las manos como si me estuviera dando un regalo
sagrado. Mis cejas se levantaron, y solté una carcajada.
—¿Vegas? —Me reí—. Tienes que estar bromeando.
—¿Has estado ahí? —Se inclinó hacia adelante emocionada.
Sacudí la cabeza.
—No, y puedo decir que nunca había estado interesada.
Levantó una mano para detenerme.
—Créeme, no tienes idea de lo que hablas. Es lo más divertida que
estarás. Y te hará bien salir.
—No me voy a emborrachar y acostarme con extraños. —Volví a
sacudir la cabeza—. No es mie estilo.
—Oh, mierda, el mío tampoco —concordó—. Pero existe mucho más
que hacer que eso. Paso la mayor parte de mi tiempo estando de floja cerca
de la piscina y bebiendo cocteles.
—¿Entonces realmente te emborrachas un poco? —Moví las cejas, y
puso los ojos en blanco juguetonamente.
—Demándame, me gustan mimosas en el agua. —Sonrió—. Vamos.
Autumn. Ambas tenemos tiempo libre. Solo por unos días. Ya reservé el
hotel.
—¿Qué? ¿Sin hablar conmigo antes?
—Porque sabía que encontrarías la manera de salir de esto —señaló—
. Como lo estás haciendo ahora.
—Sí, bueno, quizás porque…
—¿Quizás porque estabas esperando pasar toda esa semana sentada
en tu casa y repitiendo todo lo que sucedió contigo y Holden? —preguntó.

254
Ella tenía razón. Habría estado en mi casa sintiendo lastima por mí y
deseando estar en otro lugar. Bueno, Zoe me estaba ofreciendo esa
oportunidad. Tenía que estar loca si no lo hacía.
—Supongo que tienes razón. —Finalmente me di por vencida, y me
sentí un poco emocionada con la idea. Sería divertido salir del pueblo,
sacar un poco de vapor. Habían sido unos meses jodidamente estresantes
con todo lo que sucedió, incluso si la mayoría había sido estrés del bueno,
y ya me imaginaba dejando todo detrás, aquí, y pasar más tiempo del
estrictamente necesario en un bikini recostada mientras bebía cocteles
costosos. Tenía algo de ahorros, y no estaban siendo usados en este
momento, así que quizás podría pasarla bien para variar.
—Deberíamos de pensar en buscar uno de esos vuelos red-eye —
sugerí—. Algo realmente barato.
—Además cortará el costo del cuarto de hotel si llegamos temprano —
Zoe señaló con una sonrisa—. Más dinero para cocteles y bikinis baratos.
—Muy bien, eso suena realmente bien —admití, y juntó las manos.
Ella brillaba.
—Sabía que te convencería. Va a ser muy divertido. El lugar está
hecho para sacar algo de vapor y pasarla bien. Definitivamente es donde
necesitas estar ahora.
—Muy bien, pero si me voy a la quiebra apostando, vas a ser la
responsable —la apunté con el dedo del otro lado de la mesa.
—Juro solemnemente que te mantendré alejada de todos los casinos.
—Colocó su mano en el corazón como si estuviera haciendo un juramento
de niñas exploradoras—. A menos que las bebidas baratas se encuentren
ahí.
—No puedo creer que estoy aceptando esto. —Sacudí la cabeza—.
Solo para dejarlo en claro, esto no te da el derecho de organizar viajes para
mí.
—Lo prometo. —Me sonrió, y pude ver que ya estaba planeando a
dónde llevarme después dado que había logrado convencerme para ir a Las
Vegas con ella.
—Gracias por esto. —Moví la mano y toqué su mano—. Realmente
necesitaba alejarme. Siento que me estoy volviendo loca, ¿sabes? Con todo
lo que sucede con Holden, especialmente teniendo a Hunter alrededor.
Ella me sonrió dulcemente.

255
—De nada. Lo que sea para ayudarte. Lo sabes.
—Y cuando se trate de un viaje a Las Vegas también…
—Mucho mejor. —Zoe terminó por mí mientras se levantaba—.
Vayamos a cenar, y podemos comenzar a buscar esos vuelos que nos
llevarán.
—Claro. —Cerré la computadora, un peso levantándose de mí. No
duraría para siempre, pero lo aceptaría por ahora, el alivio, el pequeño
momento de paz para el malestar que había estado consumiendo mi
cerebro en estos últimos días. Me detuve por un momento, respiré
profundamente, y luego seguí a Zoe fuera de la habitación. Iba a estar
bien. Todo esto estaría bien. O, al menos, eso era lo que me repetiría hasta
que se volviera verdad.

256
49
HOLDEN
—Hola, amigo, ¿estás preparado para ir? —pregunté, esperando
junto a la puerta a que Hunter llegase al piso de abajo, así podía llevarlo a
la escuela. Había estado un poco aletargado últimamente, como si
estuviese contrayendo algo, pero tenía la sensación que tenía más que ver
con el hecho que Autumn ya no estaba en nuestras vidas. No había tenido
una explicación para eso, y debía tener preguntas sobre qué sucedió entre
nosotros, preguntas que no tengo idea de cómo responder. Ni siquiera
tengo respuestas yo mismo. ¿Cómo expresárselas a mi hijo?
—Sí. —Surgió en la cima de las escaleras y se dirigió a unirse a mí. Se
veía cansado como si hubiese luchado por dormir la noche anterior. Sabía
cómo se sentía. Había estado despierto la mayor parte de la noche
preguntándome si estaba haciendo lo correcto hoy al encontrarme con
Karla.
—Pongámonos en marcha, ¿sí? —Le abrí la puerta y se dirigió al auto.
Lo observé mientras se iba. De vez en cuando, me golpeaba lo pequeño que
era, lo delicada y pequeña que parecía toda la existencia del niño. Quería
cuidarlo, protegerlo del mundo en general, pero no tenía ni idea de cómo
seguir haciéndolo. Había estado seguro que Autumn era un modo de
ayudar con eso, pero en estos días, no estaba seguro.
Me subí al auto junto a él y nos pusimos en marcha. Normalmente,
Hunter tomaba estas oportunidades para charlar conmigo sobre lo que iba
a hacer ese día y sobre todo lo que esperaba con ansias, pero esta mañana
curiosamente estaba callado.
—¿Estás bien? —pregunté, y se encogió de hombros—. ¿En qué estás
pensando?
Se giró hacia mí con un largo suspiro, como si incluso permitirse
dirigirse a ese lugar en su mente le resultase doloroso.
—¿Cuándo volverá Autumn? —preguntó, y me dio un vuelco el
corazón. Tenía que ser la única pregunta que le rezaba a Dios para que
nunca me hiciese. Tragué saliva con fuerza, sabiendo que tenía que
responder algo.

257
—No lo sé, Hunter —admití.
—¿Hice algo mal? —Frunció el ceño.
—¡No! —exclamé—. No, amigo, no hiciste nada malo. Las cosas han
cambiado un poco. Pero Autumn todavía se preocupa mucho por ti, al
igual que yo. Lo sabes, ¿verdad?
—Supongo —accedió, pero pude escuchar la duda en su voz, las
conjeturas. Odiaba que se sintiese de ese modo, odiaba que hubiese sido
mi elección de traer a Autumn a nuestras vidas lo que le había causado
esta clase de dolor. Si pudiese volver atrás en el tiempo, sabiendo lo que
sabía ahora, quizás no hubiese seguido adelante con nada de eso.
Lo dejé en la escuela y fruncí el ceño mientras lo observaba
encaminarse al edificio. Era claramente infeliz en este momento y habría
hecho cualquier cosa para corregirlo. ¿Tal vez esta reunión con Karla sería
lo que necesitaba para que las cosas avanzasen? Tal vez Hunter necesitaba
a su madre más en su vida de lo que yo había sido consciente. Ahora que
Autumn se había ido, tal vez su verdadera madre era mi mejor opción.
Me dirigí a casa para cambiarme y prepararme para este encuentro
con Karla. Estaba increíblemente nervioso, me temblaban las manos
mientras me abotonaba la camisa. Había compartido mucho con esta
mujer y ella me había dejado cuando los tiempos se habían vuelto difíciles.
¿Cómo podía mirarla a los ojos de nuevo y encontrar alguna clase de
amabilidad cuando había fallado en hacer lo mismo conmigo?
Conduje hasta el restaurante donde habíamos acordado encontrarnos
y sentí un destello de culpa por no permitir que Hunter supiese nada de
esto. Después de todo, era su madre. Tal vez le debía eso. Pero el
pensamiento de infligir más esperanza en él, solo para quitársela después
de todo por lo que había pasado, no, no podía hacerle eso, no de nuevo.
Tenía que manejar esto yo solo, como su padre.
Llegué fuera del restaurante y detuve el auto, cerrando los ojos e
intentando acabar con los últimos vestigios de mis nervios. Sentía como si
fuese a vomitar. Por un momento, consideré darme la vuelta e irme de
aquí, olvidando que todo había sucedido y da marcha atrás en el tiempo
antes de que ella regresase a mi casa. Pero tenía que enfrentar esto. De
una vez por todas.
Obligándome a salir del auto, me encaminé al restaurante. Ya podía
verla sentada en una cabina del lado más alejado, mirando hacia la calle.

258
Abrí la puerta y me miró directamente a los ojos, sentí un tirón como si
hubiese sido llevado atrás en el tiempo.
Me acerqué para unirme a ella, tomándome mi tiempo, y admiré a
Karla apropiadamente por primera vez desde que reapareció en mi vida.
Había estado tan sorprendido la primera vez que la vi que no había tenido
mucha oportunidad de hacerme a la idea de ella de nuevo, pero ahora
estaba un poco más calmado y podía admirarla.
Todavía era hermosa, todavía tenía ese grueso cabello largo oscuro
que caía en ondas sobre sus hombros. Sus ojos eran de un gris fuerte y
penetrante, siempre pareciendo fascinada por todo lo que estaba
sucediendo a su alrededor. No se perdía una cosa para bien o para mal,
aunque a veces sentía como si fuese lo último. Pero su belleza no era
suficiente para distraerme del recuerdo de todo lo que había hecho, de la
serpiente que había realmente bajo esa flor. Me había abandonado para
criar solo a nuestro hijo, y tenía que tener una buena razón para querer
volver a su vida después de todo este tiempo.
—Holden. —Me sonrió mientras tomaba asiento frente a ella. Estaba
tomando un café y parecía totalmente tranquila, totalmente lo contrario a
mí—. ¿Quieres algo de comer?
—No. Estoy ben. —Negué. Ni siquiera podía pensar en comida en ese
momento. Tenía el estómago revuelto por los nervios.
—¿Cómo estás? —preguntó animadamente. No podía creer que
estuviese tratando esto con tanta despreocupación, como si fuésemos un
par de viejos amigos encontrándose para desayunar.
—Preferiría que nos saltásemos las cordialidades y fuésemos directos
al tema —indiqué. Y sus ojos brillaron con irritación. Nunca le gustó
sentirse fuera de control en ninguna situación, así que esto tenía que ser
frustrante para ella. Pero no estaba aquí para seguir complaciéndola.
—Bien —espetó—. Si quieres hacerlo así, que así sea. Quiero volver
ver a mi hijo. Quiero ser parte de su vida.
—¿Por qué te sientes de ese modo ahora? —exigí—. ¿Después de todo
lo que sucedió?
—Porque no puedo vivir sin seguir viéndolo —contestó, con ojos
grandes y fingiendo sinceridad—. Lo echo mucho de menos, Holden. Ni
siquiera sabes…
—No, no lo sabes. —La detuve de inmediato—. No lo conoces. ¿Cómo
puedes echar de menos a alguien que no conoces?
259
—Posiblemente no podrías entenderlo. —Negó y se señaló el
estómago—. Lo llevé durante todo ese tiempo y nunca he dejado de echarlo
de menos desde entonces, nunca he dejado de preguntarme cómo estaba…
—Pero no te molestaste en comprobarlo hasta ahora —terminé por
ella—. ¿Y, exactamente, qué te trajo aquí esta vez? ¿Por qué ahora?
—¿Simplemente no puedo querer ver a mi hijo de nuevo? —Me
enfrentó, alzando un poco la voz, así que atrajo la atención de un poco de
la gente sentada en las cabinas a nuestro alrededor.
—He estado criando a Hunter yo solo durante casi diez años —le
recordé—. No voy a dejar que regreses y juegues a ser la madre perfecta.
—Sé que las cosas serán duras al principio —confesó, y se estiró
sobre la mesa para agarrarme las manos mientras hablaba. Las dejé en su
agarre, sin tener la energía suficiente para apartarlas y provocar que
hiciese una escena sobre mi rechazo.
—No creo que vayan a dejar de ser difíciles —aseguré—. Quiero decir,
¿no crees que Hunter va a querer saber por qué no estuviste ahí la mayor
parte de su vida?
—Entonces le contaremos la verdad —contestó como si hubiese sido
obvio.
Arqueé las cejas.
—Permite que lo entienda. —Me incliné hacia ella—. ¿Quieres que le
diga a mi hijo que lo abandonaste cuando era un bebé y nunca regresaste
porque no podías ser molestado con él?
—Dile que la gente cambia —protestó desesperadamente—. Las cosas
no siempre siguen igual. Holden, he cambiado mucho en los pasados años.
Ni siquiera lo sabes.
—Y deja que adivine, ¿algo te empujó de regreso aquí? —exigí,
apartando las manos de las suyas.
—Holden mi vida ha sido un desastre los pasados meses —confesó,
como si no me hubiese dado ya cuenta de eso. Había asumido que algo
malo había tenido que suceder para llevarla a hacer algo tan extremo como
esto, pero por mi vida que no podía descubrir qué podía haber sido.
—¿Qué sucedió? —Suspiré. Imaginaba que tenía que averiguar la
verdad si tenía alguna esperanza de entender qué era lo que estaba
haciendo aquí y qué quería realmente de mí.

260
—Estaba con este hombre —admitió—. Estuvimos juntos por un largo
tiempo, Holden. Te habría gustado. Se ocupó de mí, me hizo la vida muy
fácil por un tiempo, y éramos tan felices juntos…
Una tristeza real llenó su mirada, no un truco sino un dolor real. Me
habría sentido mal por ella si no supiese que estaba usando esto para
conseguir algo de mí.
—Me dijo que me apoyaría en hacer cualquier cosa que quisiese —
continuó, su mirada llenándose de odio repentinamente—. Pero me dejó.
Me abandonó. Sin nada. Sin dinero, ni trabajo y sin aviso. No tengo nada,
Holden, y pensé… pensé que tal vez los tres podíamos tener algo.
Así que era un rebote. Eso tenía mucho sentido para mí. Estaba
viniendo aquí con la esperanza de recomponer los pedazos de su vida que
sentía que había perdido el control.
—Te daré dinero —dije sin rodeos—. ¿Es lo que quieres? Llámalo
manutención. No me importa.
—No se trata de eso. —Negó, pero había un indicio de algo en sus
ojos, avaricia tal vez, como si estuviese bordeando algo que realmente
quería.
—No voy a dejar que entres en su vida así como así —aseguré con
firmeza—. Siento que las cosas hayan sido difíciles para ti, pero también
han sido duras para nosotros, y creo que tu regreso solo va a hacer las
cosas más difíciles.
—Te llevaré a los tribunales por esto —me amenazó, apoyando la
palma sobre la mesa—. No creas que no lo haré.
—Estaré feliz de verte allí —contesté, intentando mantener el tono
estable—. Pero no puedes regresar a la vida de Hunter y actuar como si
todo fuese a estar bien. No puedo permitirlo. Me he esforzado mucho en
hacer que las cosas fuesen seguras para él.
—No sabes qué estás haciendo. —Su rostro se arrugó en una máscara
de furia—. No tienes ni idea de lo duro que es para un niño crecer sin una
madre.
—Eres quien tomó esa elección —recordé—. Tuviste todo este tiempo
para hacer las cosas bien y nunca lo hiciste. No puedes deshacer el
pasado, Karla.
Antes que pudiese decir otra palabra, me levanté.
—¿Ni siquiera vas a escucharme? —exclamó, sonando enojada.

261
Cerré los ojos por un momento, recomponiéndome y luego la miré
directamente a los ojos.
—Te he dado la oportunidad —indiqué—. Si quieres planear algo a
largo plazo y más estable para Hunter, estaré dispuesto a hablar de ello.
Pero no puedes esperar que lo dejemos todo y te permitamos actuar como
si nunca te hubieses ido. Es demasiado para disgustar a Hunter.
—¿Y qué hay de mí? —exclamó—. ¿No te importa que estés
manteniendo alejada a una madre de su hijo?
—Tanto como te importó a ti cuando nos abandonaste hace diez años
—contesté.
Se quedó boquiabierta y no tuvo nada más que decir. Antes que
pudiese ocurrírsele algo, me giré para salir del restaurante.
En cuanto el aire frío me golpeó, sentí una ola de alivio. Había sabido
que estaba haciendo esto para demostrar algo, tomar nuestras vidas e
insertarse en ellas así podía escamotear algún tipo de estabilidad de
alguna parte. Pero no iba a permitir que le hiciese eso a mi hijo. O a mí.
Las cosas habían sido lo suficientemente salvajes como lo eran sin ella, y
no iba a hacer que pasásemos por nada más. Y muy seguro que no iba a
permitirle que regresase manipulando a mi vida. No sin pelear.

262
50
AUTUMN
Mientras salía del avión tomé una profunda bocanada del frío aire de
la mañana, sentí un pequeño temblor en el estómago. ¿Había sido la
elección correcta?
—Vamos, vamos. Quiero llegar al hotel. —Zoe me tomó de la mano y
tiró de mí con impaciencia y me apresuré para mantener su ritmo. Estaba
vistiendo un gran sombrero que caía sobre su cabeza, un pantalón corto y
una camiseta de tirantes, y se veía como si hubiese sido sacada de un
póster de una vieja película atrevida de vacaciones.
—Oye, oye, voy lo más rápido que puedo —protesté mientras me
apresuraba a seguirle el ritmo—. Me levanté en medio de la noche para
llegar aquí, ¿recuerdas?
—Oh, suficiente de tus quejas. —Puso los ojos en blanco
juguetonamente—. ¡Estamos en Las Vegas! ¿No estás emocionada?
—Sí, lo estoy —le aseguré, aunque no estaba segura de estar diciendo
la verdad. Claro, era agradable alejarse a algún lugar por un nuevo
cambio, pero una parte de mí se sentía… ¿incómoda? Tal vez era porque
no había estado en ningún lugar excepto Portland durante mucho tiempo,
pero no podía alejar la sensación que estaba en el lugar equivocado, que
esta ciudad no era correcta para mí.
Recogimos nuestras maletas y nos apretujamos en un taxi demasiado
caro hasta nuestro hotel en el centro de la ciudad. Las habitaciones
separadas habían sido baratas y estaba contenta que tendría un lugar
donde descansar pronto. Pero Zoe parecía estar vibrando de emoción,
preparada para que aceptásemos cualquier cosa que Las Vegas tuviese
para nosotras.
—De acuerdo, cuando lleguemos allí, conseguiremos algo de comer. —
Señaló las ideas con los dedos—. Nos cambiaremos, bajaremos a la piscina
y empezaremos a beber.
—¿Y luego?

263
—¡Luego veremos dónde nos lleva la noche! —exclamó, sus ojos
brillando de excitación cuando pensó—. Oh Dios mío, va a ser muy
divertido.
Estaba cansada solo de pensarlo, pero se había tomado tantas
molestias en organizar esto para nosotras, y no quería decepcionarla, así
que ignoré la insistente vocecita en el fondo de mi mente. Me dije que
estaba aquí para pasar un buen momento, no sentarme meditabunda
sobre si había recordado o no apagar mi termostato antes de que me
hubiese ido de casa.
—Voy a dejar mis cosas en la habitación y tomaré una ducha —me
indicó Zoe con emoción cuando llegamos al hotel y tomamos nuestras
llaves—. Me encontraré contigo abajo pronto para el buffet, ¿de acuerdo?
—Claro. —Asentí. Me estaba gruñendo el estómago y tomar un buen
desayuno era al menos algo en lo que podía apoyarme. Fui a cambiarme y
refrescarme, y llegué a la zona del bar no mucho después. Zoe, como hacía
normalmente, se iba a tomar su tiempo para prepararse, así que pedí un
café y tomé asiento en la barra, mirando los alrededores e intentando
llegar a descansar y realmente relajarme ya que estaba en Las Vegas.
El lugar era agradable, aunque no muy glamuroso. Ciertamente
construido para turistas menos exigentes, lo que estaba bien ya que era
precisamente lo que yo era. Limpio pero nada especial. Tomé un sorbo de
mi café y comencé a alegrarme. Estaba muy lejos de casa, quizás
realmente podía dejar ir algo de la mierda que me había estado
persiguiendo todo el tiempo que estuve allí y tener un buen viaje con Zoe.
Sentí unos ojos sobre mí, y me giré esperando ver a Zoe saltando
hacia mí desde el arco de entrada del bar. En cambio, encontré a un
hombre mirándome. Si hubiese estado de humor para flirtear, habría sido
exactamente el tipo de persona al que me habría dirigido. Era guapo, unos
cuantos años mayor que yo, con algunos mechones grises en su cabello y
una barba oscura que le quedaba bastante bien. Me estaba sonriendo
mientras se acercaba para unirse a mí en la barra, tomando asiento junto
a mí.
—Bueno, hola —dijo arrastrando las palabras, una voz que estaba
intentando sonar sexy, asumí. Ahogué una sonrisa entre dientes.
—Hola —lo saludé.
—¿Acabas de llegar? —preguntó.
Asentí.

264
—Pensé que te habría visto en el hotel si hubieses llegado antes —
comentó, pasando la mirada por todo mi cuerpo. Tiré del borde del corto
vestido azulado que me había puesto sobre el bikini y me removí en mi
asiento, insegura de cómo reaccionar—. ¿Vienes a menudo? —preguntó—.
A Las Vegas, quiero decir.
—No, es mi primera vez. —Negué—. Mi amiga me trajo aquí. Dijo que
me encantaría.
—Oh, vaya. —Asintió—. Hay muchas cosas que hacer, especialmente
por aquí. ¿Qué clase de cosas te gustan?
—Uh…
—Como comida, música, películas. —Arqueó una ceja hacia mí—. Eso
es lo que estoy preguntando.
—Oh. —Me reí—. Uh, supongo que la comida. O tal vez la tengo en
mente porque todavía no he desayunado.
—Hay muchos lugares alrededor de aquí que estoy seguro que te
gustarían —comentó—. Puedo mostrártelos si quieres.
—Oh, no, está bien. —Sacudí la mano, no queriendo alentarlo—.
Tengo un desayuno gratis como parte del trato por la habitación. No tienes
que preocuparte.
—O tal vez solo quiero llevarte a tomar algo —contestó. Hice una
mueca—. ¿Es una idea tan mala? —Se rió en parte, y me sentí como una
idiota por reaccionar del modo en que lo hice.
—Lo siento. Realmente no estoy aquí buscando… nada.
—¿Viniste a la ciudad del pecado con el plan de no cometer ninguno?
—comentó, su voz un poco agitada, como si no le gustase que no fue
receptiva a sus avances. ¿Normalmente atrapaba a mujeres en bares de
hotel como este? ¿A menudo tenía éxito?
—Sí, supongo —concedí, encogiéndome de hombros alegremente y
tomando un sorbo de mi café. Quería ser dejada sola, pero tenía la
sensación que este tipo ni iba a dejarlo ir tan fácilmente.
—¿Seguro que no puedo tentarte al menos con una bebida? —
sugirió—. Pago yo. Para celebrar tu primera vez en Las Vegas.
—De verdad, estoy bien —contesté firmemente. Giré la cabeza para
ver si Zoe estaba cerca. Solo quería que este tipo se marchase y me dejase
sola, pero no desprendía la sensación relajada que tenía al principio.

265
—No estoy pidiendo mucho de tu tiempo —insistió, y mi opinión sobre
él se agrió rápidamente.
—Sí, y yo no estoy pidiendo nada del tuyo —espeté.
Arqueó las cejas.
—Maldición, me gusta un poco de coraje en mi mujer —comentó,
sonriendo ampliamente, como si hubiese conseguido algo porque le
respondiese de ese modo. Quería patearme. Con esta clase de hombre,
cualquier reacción todavía era una reacción a la que podía aferrarse,
prueba de que se estaba metiendo bajo mi piel y podía conseguir lo que
quería.
—Voy a irme ahora —indiqué—. Si me ves por aquí de nuevo, no te
molestes en hablarme.
—Bien, bien. —Alzó las manos, actuando sorprendido por mi falta de
interés y aparente irritación.
Mientras me iba lo escuché hablar con el camarero, y me esforcé en
ignorarlo, pero parecía determinado a asegurarse que lo escuchase.
—Y aquí estaba yo pensando que sería un revolcón rápido —comentó.
Sentí que me sonrojaba y quise girarme para gritarle, avergonzarlo
frente a todos en este lugar por actuar como si pudiese hablar de mí de ese
modo cuando estaba justo ahí en la habitación. Pero permitir que me
exaltase sería suficiente para comenzar la conversación de nuevo, y lo
último que quería era eso. Me detuve por un instante, me recompuse y salí
de allí, intentando ignorar que me ardían las mejillas de rabia.
Antes de salir completamente, me encontré con Zoe, que tenía una
gran sonrisa jovial en el rostro y parecía más llena de vida de lo que nunca
la había visto. Inmediatamente sentí una punzada de culpa. Había hecho
todo este esfuerzo por mí, ¿y estaba permitiendo que un imbécil con
complejo de ganador me irritase?
—¿Estás bien? —preguntó Zoe, agarrándome del brazo y alejándose
para admirarme. Obviamente podía leer la rabia en mi rostro, y me esforcé
en alejarlo tan rápido como pude.
—Sí, sí, estoy bien —prometí—. Solo hambrienta, eso es todo.
Consigamos algo de comer.
—Sí, coincido. —Asintió, frotándose el estómago con el puño—.
Realmente podía tomar algo de desayunar.

266
Comimos juntas y, afortunadamente, el hombre que había estado
antes en el bar no se molestó siquiera en hacer contacto visual conmigo
esta vez. Probablemente porque no era una follada fácil como había
imaginado. Comimos mucho y estaba comenzando a sentirme mejor.
—Oye, ¿me acompañas a mi habitación? —pidió Zoe—. Quiero
cepillarme el cabello antes de que vayamos a la piscina.
—Claro. De todos modos, tengo que cargar el teléfono.
La seguí de vuelta a las escaleras y me metí en mi habitación
mientras se dirigía a la suya. Enchufando el teléfono, fui a comprobar mi
maquillaje y ahí fue cuando vibró el teléfono junto a la cama.
Fui a tomarlo, asumiendo que sería algún correo basura de mi
compañía telefónica. En cambio, vi un número que reconocía, un número
que me había esforzado en olvidar.
Hola, Autumn. Espero que estés bien. Te echo de menos. H.
Besos.
Me dio un vuelco el corazón y simplemente así, todo el duro trabajo
que había estado haciendo para convencerme que lo estaba haciendo bien
pareció abandonarme. ¿Cómo podían estar bien las cosas cuando él estaba
en Portland y me echaba de menos? Ardía por tenerlo junto a mí y me llevé
el teléfono al pecho, presionándolo justo sobre mi corazón. Sabía que
estaba actuando como una loca, y no me importaba. No importaba cuánto
espacio pusiese entre nosotros, todavía iba a echarlo de menos. Nada
podía cambiar eso.
Miré el mensaje durante un largo tiempo y me mordisqueé el labio.
Debería haberlo ignorado y haber seguido adelante con el resto de mi viaje.
Pero no podía. Abrí un nuevo mensaje, dudé por un instante, y luego tecleé
mi respuesta.

267
51
HOLDEN
Cuando mi teléfono sonó en el escritorio, prácticamente salté de mi
piel y lo tomé del lugar donde lo había dejado. Había tratado de
convencerme de no enviar mensajes de texto a Autumn, pero pensé que un
pequeño mensaje sería permisible, nada demasiado intenso. Pero no me di
cuenta, hasta que obtuve esa respuesta de vuelta de lo demasiado
comprometido que había estado en escuchar de ella mientras me
apresuraba a abrir la respuesta que me había enviado.
Hola, decía. Yo también te extraño. X.
Mi corazón saltó cuando lo vi, y no pude dejar de sonreír. Sabía que
no estaba haciendo exactamente una ruptura correctamente, pero no me
importaba. Solo quería saber de ella, sobre ella, algo así, tener la
oportunidad de hablar con la mujer que tanto extrañaba, había un enorme
gran agujero en mi corazón donde había estado una vez.
¿Quieres que vaya a verte?, le respondí, sabiendo que estaba
presionando mi suerte. Hunter estaba en las vacaciones de primavera en
ese momento, y aunque me había ofrecido a llevarlo a un viaje a algún
lugar, él había insistido en quedarse en casa, probablemente preocupado
de que extrañaría a Autumn si salía de allí. Decidí no presionar mi suerte
y dejar que se escondiera en su habitación mientras yo trabajaba. Sabía
cómo se sentía él. A veces, no quería nada más que cerrar la puerta de mi
habitación y fingir que el mundo en general no podía encontrarme.
Realmente no puedo manejar eso, replicó. Estoy en Las Vegas.
¿Las Vegas?
Las Vegas. Zoe me trajo aquí para animarme, pero en realidad
no está funcionando.
¿Animarte?
Después de lo que pasó con nosotros.
Cerré los ojos y me pasé los dedos por el cabello. Ella solo estaba
siendo amable, eso era todo. Solo compartiendo una pequeña
conversación. Pero para mí, se sintió como un salvavidas, algo a lo que

268
engancharme, algo que podría usar para volver a unirnos donde
pertenecíamos.
He estado pensando mucho en ti, contesté.
Yo también, estuvo de acuerdo. Desearía poder verte ahora
mismo.
Las palabras me miraron desde la pantalla, y una idea rebotó en mi
cerebro, una idea que reconocí al instante como totalmente loca, por
supuesto, pero una idea no obstante. Metí mi teléfono en el bolsillo y
comencé a caminar por la oficina por un momento, tratando de averiguar
si realmente era la idea más estúpida que había tenido o si había algo allí
que valiera la pena perseguir para variar.
A la mierda. Amaba a esta mujer. Lo sabía con seguridad, y aquí me
estaba enviando un mensaje de texto para decirme que me echaba de
menos y que quería verme. ¿Por qué huir de eso? Había pasado los últimos
diez años tratando de mantener a todos menos a mi hijo a distancia, y ya
había terminado con eso en este momento. Necesitaba verla, incluso si eso
significaba volar hasta Las Vegas para hacerlo.
Le escribí un mensaje a la compañía que dirigía mi jet privado. No lo
usaba a menudo, pero al igual que el yate, fue una compra indulgente a la
que no pude negarme cuando junté el dinero para comprarlo finalmente.
Le agradecí a Dios por eso en este momento porque la idea de pasar un
segundo más lejos de Autumn cuando supe que ella me quería era
imposible de entender en ese momento.
—¿Hunter? —Salí de la oficina y mi hijo asomó la cabeza de su
habitación.
—¿Sí, papá?
—¿Quieres tomar algunas cosas? —sugerí—. Te llevaré a quedarte
con Raymond por un par de días.
—¿Por qué? —Él frunció el ceño.
—Porque son las vacaciones de primavera, y deberías estar haciendo
algo —le dije con firmeza, pensando que era lo mejor para no despertar sus
esperanzas sobre Autumn. Demonios, aún no estaba seguro si yo debía
hacerme ilusiones, pero aquí estaba yo, dejándolas burbujear en lo más
profundo de mí hacia esos lugares en mi mente que había intentado
esquivar desde que ella se alejó de mí.

269
Le escribí rápidamente a Raymond y le agradecí a Dios cuando mi
mejor amigo aceptó de inmediato llevar a Hunter por unos días. Eso fue lo
bueno de que Raymond quisiera practicar sus habilidades como padre.
Siempre estaba dispuesto a tener a Hunter para que pudiera exprimir un
poco más el ensayo. Hunter agarró sus cosas y las tiró en una bolsa, y
caminé por el pasillo con entusiasmo mientras esperaba que saliera.
—¿Listo para irnos? —pregunté tan pronto como él se unió a mí. Él
asintió—. Genial. —Agarré su mano—. Salgamos de aquí, ¿de acuerdo?
—¿Dónde vas a estar? —preguntó Hunter mientras subíamos al
auto—. ¿Nos visitarás a Raymond y a mí?
—Por supuesto que lo haré —le dije, revolviéndole el cabello—. Me voy
en un viaje de negocios, Hunter, pero no tardaré mucho. Volveré antes de
que te des cuenta.
—Está bien. —Me miró con curiosidad, y me di cuenta de que sabía
que estaba pasando algo más. Volví mis ojos a la carretera y salí del
camino de entrada. No quería que adivinara, y desde luego no quería que
se hiciera ilusiones acerca de que Autumn regresaría a nosotros antes de
que se confirmara por completo de una manera u otra.
Llegué a la casa de Raymond en un tiempo récord, y Hunter saltó del
auto para dirigirse directamente al cuarto de huéspedes para deshacerse
de sus cosas. Raymond se apoyó en el marco de la puerta mientras subía
los escalones, y él levantó sus cejas hacia mí.
—¿Vas a contarnos de qué se trata todo esto? —preguntó
burlonamente.
—¿Qué quieres decir? —respondí, sin estar seguro de querer que
Raymond fuera capaz de adivinar la locura que estaba a punto de hacer. Si
se daba cuenta, me diría que estaba fuera de mis cabales y que necesitaba
calmarme antes de asustarla para siempre.
—¿Dejar a Hunter aquí con tan poco aviso? —señaló—. Vamos, te
conozco lo suficiente como para recordar que realmente no haces las cosas
espontáneamente. ¿Está todo bien?
—Todo está bien —le aseguré, y la emoción me inundó al pensar en lo
que iba a hacer—. En realidad, voy a ver a Autumn.
—Ella está al otro lado de la ciudad, ¿verdad? —Raymond frunció el
ceño—. ¿Por qué necesitas una niñera para Hunter?
Negué con la cabeza.

270
—Ella está en Las Vegas en este momento.
—¿Las Vegas? —exclamó Raymond, y le hice un gesto para que
mantuviera la voz baja.
—Oye, oye, Hunter aún no lo sabe —le advertí—. Y no quiero que lo
haga. No hasta que vuelva al menos.
—¿Estás volando a Las Vegas para verla? —Parecía escéptico, sus
ojos se estrecharon—. ¿Es esa una buena idea?
—Mira, ella me estaba enviando un mensaje de texto antes sobre
cuánto me extraña y cuánto desea que pudiera verme —le dije—. No voy a
sacar esto de mi trasero aquí. Quiero verla jodidamente tanto, y no voy a
rechazar la oportunidad ahora, no importa lo loco que pueda parecer,
¿sabes?
—A la mierda. —Raymond negó con la cabeza, riendo—. Suena como
una locura para mí, pero ve a buscarla, hombre. Simplemente no tengas
una boda a la fuerza en Las Vegas, ¿de acuerdo? Al menos sin invitarnos.
—¿Quién se va a casar? —Hunter apareció junto a Raymond.
—Nadie —le dije rápidamente, y me incliné para darle un rápido
abrazo—. Te veré pronto.
—Nos vemos pronto. —Él me sonrió y luego volvió a entrar en la casa.
Raymond me deseó buena suerte una vez más, y volví al coche para
disparar al aeropuerto. Estaba más que preparado para esto. La idea de
volver a verla y de tenerla en mis brazos hacía que las plantas de mis pies
temblaran de emoción.
Le envié un mensaje de texto después de llegar al aeropuerto para
preguntarle en qué hotel se alojaba. Ella respondió con la dirección y algo
de curiosidad.
¿Por qué necesitas saberlo?
Ya verás, le dije.
No puedo esperar para averiguarlo. X
Sonreí por el beso al final de su mensaje y me subí a mi jet privado.
Muy pronto, estaba volando al otro lado del país hacia la mujer que
amaba.
Llegué unas horas más tarde después de tratar de hacer algo de
trabajo en el avión, pero fracasé porque estaba tan distraído por la idea de
volver a verla. Conseguí el número de su habitación y tomé un taxi a

271
través de la ciudad a su hotel, con mi corazón palpitando en mi pecho todo
el camino. Por favor, que esto sea lo que ella quería. Por favor, que se alegre
de verme.
Llegué al hotel y comencé a tener dudas. ¿Y si hubiera sido un ligero
flirteo sobre el mensaje, un poco de burlas para ver hasta dónde llegaría?
El pensamiento de eso picó, y lo empujé a la parte de atrás de mi mente.
No, no. Ella no era como Karla. Las estaba mezclando una a la otra, y no
había ninguna buena razón para eso. Eran personas completamente
diferentes, y me iba a recordar a mí mismo cuán completamente diferentes
eran de una vez por todas.
Me dirigí a su habitación de hotel, dándole mi nombre a la recepción y
haciéndoles saber a quién iba a visitar. No estaba seguro de que me
dejaran pasar, pero debieron haber visto la certeza en mis ojos y entendido
que no había forma en el infierno de que retrocediera, sin importar lo que
dijeran. Llegué fuera de su puerta y respiré hondo. Podría hacer esto.
Había venido hasta aquí solo para estar cerca de ella. Y estaba cansado,
con jetlag y nervioso, pero no iba a alejarme de esto ahora, de ninguna
manera en el infierno, cuando finalmente estaba tan cerca de estar con la
mujer que amaba.
Llamé a la puerta, y ella la abrió casi de inmediato como si hubiera
estado esperándome. Llevaba una gran bata de hotel, con el cabello
envuelto en una toalla sobre su cabeza y sus ojos prácticamente se
salieron de su cara tan pronto como me vio.
—¿Holden? —exclamó—. Mierda, no pensé que realmente vendrías.
—No podía esperar para verte —le dije, extendiendo la mano para
agarrar su rostro entre mis manos. No podía creer lo bien que se sentía
estar en su presencia, tenerla en mis brazos otra vez. Estaba segura de
que había empujado las cosas demasiado lejos o la había asustado con mi
avance, pero aquí estaba con una sonrisa que se extendía por su rostro.
—Te extrañé tanto. —Suspiró mientras me empujaba hacia el umbral
de la puerta, empujándome dentro de la habitación y cerrando la puerta
detrás de mí.
—No tienes idea —estuve de acuerdo, mientras me inclinaba para
besarla por primera vez en lo que parecía una eternidad.

272
52
AUTUMN
Tan pronto como nuestros labios se tocaron, supe que había tomado
la decisión correcta al responder a ese mensaje. Lo había cuestionado
varias veces cuando me había estado enviando mensajes desde entonces,
preguntándome qué demonios estaba animando con esto, pero no pude
resistirme a la idea de empujar las cosas tan lejos como pude. Quería
verlo, quería sentir sus fuertes brazos alrededor de mí otra vez, quería
saber que él había sufrido por mí de la misma manera que yo había
sufrido por él. Lo extrañaba mucho, pero él estaba conmigo otra vez, y
podíamos resolver los detalles cuando esta parte hubiera terminado.
—Mmm —gimió contra mi boca mientras deslizaba sus manos debajo
de mi bata y la dejaba caer al suelo. Pasó sus dedos sobre mi cintura
desnuda, mis caderas, mis muslos, y silenciosamente le agradecí a Dios
que Zoe estaba pasando la noche en la piscina y en el área del sauna.
Habíamos decidido tomarnos un tiempo de cuidado personal
individualmente, por lo que ella no iba a venir a molestarnos. Lo último
que necesitaba era tener que explicar qué demonios estaba haciendo mi
reciente ex en mi habitación de hotel, donde había venido, aparentemente,
para tomarme un descanso de estar deprimida por él.
La toalla se resbaló de mi cabeza cuando me empujó sobre la cama, y
se puso encima de mí, nuestros labios no se separaron ni por un
momento. Era como si estuviéramos tratando de recuperar el tiempo
perdido. Eso fue ciertamente lo que sentí para mí, como si los dos
estuviéramos haciendo todo lo posible por recordar lo bien que se sentía
estar juntos, cuán caliente aún era nuestra química después de todo este
tiempo.
Pude sentir que se ponía duro, y moví mi mano entre sus piernas
para apretar su polla a través de sus vaqueros. Tan pronto como lo toqué,
una profunda necesidad creció dentro de mí. Lo necesitaba dentro de mí
más de lo que necesitaba en el mundo. Me mordió suavemente el labio,
provocándome, y me retorcí debajo de él y envolví mis tobillos alrededor de
él, acercándolo.

273
—Quiero... —gemí en su oído, pero no pude encontrar las palabras
para decirle lo que necesitaba de él. Besó mi cuello, a través de mis
pechos, metiendo cada uno de mis pezones en su boca por turnos. Mi boca
se abrió inútilmente, cualquier intento de hablar se desvaneció cuando lo
vi complacerme con su lengua.
—Dime lo que quieres, cariño —susurró, retrocediendo para mirarme
a los ojos. Una mano me acariciaba el cabello y la otra se deslizaba entre
mis muslos, y el borrón de sensaciones hacía difícil pensar con claridad.
—Quiero... a ti —finalmente logré—. Dentro de mí.
—¿Cómo? —Metió sus dedos contra mi abertura, trazándolos
alrededor de mi entrada antes de empujarlos brevemente dentro—. ¿Así?
Gemí y empujé mi cabeza contra la almohada detrás de mí mientras
me penetraba con sus dedos. No era exactamente de lo que había estado
hablando, pero se sentía tan bien que no me importaba. Él estaba
moliéndose perezosamente contra mi muslo mientras movía sus dedos
dentro de mí, extendiendo su pulgar hacia arriba para jugar con mi clítoris
mientras lo hacía. Mis piernas comenzaron a temblar, y él me besó
nuevamente mientras jugaba conmigo como si me trajera de vuelta a la
Tierra donde pertenecía.
—Te sientes tan bien —murmuró contra mi boca—. Tan mojada.
—Ah —gemí una vez más, levantando mis caderas y moliéndome
contra su mano con más propósito, pero necesitaba algo más que sus
dedos. Necesitaba que me follara, que me diera lo que había estado
extrañando desde la última vez que nos habíamos visto—. Te quiero dentro
de mí —le dije—. Fóllame, Holden, por favor.
—Lo que tú quieras. —Rozó sus labios sobre mi mejilla en un gesto
que hubiera sido casi casto si no hubiera sido por sus dedos en mi coño, y
buscó en su bolsillo para sacar un condón. Estaba tan mojada, mi coño
dolía y palpitaba por sentirlo dentro de mí.
Se desabrochó los pantalones, tomó su polla en la mano y se envainó
rápidamente. Me retorcía de emoción en la cama debajo de él, tratando de
recordar la última vez que había anhelado a alguien tan profunda y
plenamente como esto. Iba a estallar de necesidad por él, de deseo. Se guió
hacia mi hendidura, extendí mis piernas e incliné mis caderas hacia atrás
para que pudiera empujar en mí más fácilmente.
Ambos dejamos escapar un largo suspiro cuando me penetró, como si
los dos hubiéramos estado esperando esto durante mucho tiempo. Yo

274
sabía que lo había hecho. Hasta que lo vi parado allí en mi puerta, y mi
cuerpo explotó con esa reacción visceral a su presencia, no me había dado
cuenta de lo mucho que lo había extrañado. Lo mucho que había
extrañado estar con él de esta manera.
Él se condujo profundamente dentro de mí, empujando todo el
camino dentro de mí en un largo empujón, y hundí mis dedos en su
espalda y lo jalé encima de mí. Quería sentir cómo encajaban nuestros
cuerpos. Quería, más que nada, sentir el peso de él sobre mí mientras se
movía dentro de mí, lo natural que nos sentíamos juntos, borrar todas
esas dudas de mi mente y dejar atrás todo lo que había sido envuelto en
estas últimas semanas.
—Te extrañé tanto —murmuró, girando la cabeza para que pudiera
decirme las palabras directamente a mí.
—También te extrañé —contesté, y me besó una vez más, con la
lengua en mi boca mientras reducía su velocidad y aparentemente tomaba
un segundo para saborear el momento. Envolví mis piernas con más
fuerza alrededor de él y lo atraje hacia mí, moviendo mis caderas hacia
atrás para encontrarme con él, insistiendo en que fuera más profundo,
más duro, más, más, más.
Moví mi mano entre mis piernas y comencé a jugar con mi clítoris
mientras me follaba. Se apartó de estar encima de mí y miró mi mano, con
una sonrisa en su rostro mientras me tomaba.
—Me encanta cuando te tocas así. —Observó mis dedos mientras se
movían a través de mi delicado nudo—. Te ves tan jodidamente sexy.
—Tú tampoco estás tan mal. —Me reí, y luego la sonrisa se borró de
mi cara cuando se hundió profundamente en mí y envió un
estremecimiento de placer a través de mi cuerpo, retorciendo mis
músculos por un momento—. Joder —gemí cuando él se movió hacia mí, y
de repente se dejó caer encima de mí y me abrazó con fuerza. Puso sus
caderas contra las mías, desesperado, hambriento, y empujé hacia atrás lo
mejor que pude, necesitándolo, el placer construyéndose, creciendo, e
hinchándose.
Cuando me vine, no hice ningún sonido. No podría haberlo hecho
aunque hubiera querido. Todos los sistemas no esenciales de mi cuerpo se
apagaron por un instante, el placer tomó el control cuando mi coño se
apretó alrededor de su polla y la lujuria se transformó en satisfacción. Se
mantuvo muy dentro de mí, dejando que mi coño masajeara su polla

275
mientras yacía sin poder hacer nada en la cama mientras el placer me
recorría. Unos segundos más tarde, sentí que su polla se contraía dentro
de mí, y él se vino, su cuerpo temblando de pies a cabeza cuando alcanzó
su clímax.
Se mantuvo allí durante mucho tiempo, probablemente sabiendo que
tendríamos que hablar de las cosas después de que se retirara y, sin duda,
tan reticente como yo a hacerlo. Pero después de un momento o dos, se
deslizó fuera de mí, presionando un último beso en mis labios mientras lo
hacía. Se deshizo del condón y volvió a la cama conmigo. Estaba
completamente desnuda, y él todavía estaba vestido en su mayoría, y me
reí entre dientes cuando noté la diferencia entre nosotros.
—Me siento muy expuesta en este momento —comenté, agarrando las
sábanas y colocándolos sobre mi cuerpo. Las metió alrededor de mí y me
entregó una almohada extra para mi cabeza, apartando mi cabello de mi
cara mientras lo hacía—. No puedo creer que estés aquí —murmuré.
—Yo tampoco. —Me sonrió—. Pero tan pronto como recibí tu mensaje,
supe que tenía que verte de nuevo. Te extrañé jodidamente tanto.
—También te extrañé. —Estuve de acuerdo, y él apoyó la cabeza en la
almohada a mi lado, acariciando mi estómago y observando la forma en
que reaccionaba a su toque.
—Entonces, ¿qué hacemos ahora? —pregunté, mi voz pequeña. No
estaba segura de querer escuchar una respuesta a esa pregunta. Sin
embargo, aquí, sabía que no podíamos escondernos por mucho más
tiempo.
—Me encontré con mi ex mientras estábamos separados —me dijo,
levantando la cabeza para poder mirarme directamente a los ojos. Sentí
que mi estómago se contraía al pensarlo.
—¿Oh?
—Y al verla... —Negó con la cabeza—. Me quedó muy claro que tú eres
la que debería estar en nuestras vidas. Mía y la de Hunter. Simplemente
tiene sentido. Sé que puede ser difícil para ti y lo respeto, y no voy a
presionarte para que hagas algo con lo que no te sientas cómoda.
—Estoy cómodo con esta —le aseguré, y él me sonrió.
—No estoy seguro si las cosas están resueltas con ella ahora o no —
confesó—. Pero no quiero estar lejos de ti. Si estás lista, yo lo estoy.

276
Lo miré profundamente a los ojos y sentí esa oleada de amor por él,
esa certeza que venía al saber que estaba con el hombre adecuado y que
tenerlo acostado a mi lado era la única forma en que quería pasar el resto
de la noche.
—Creo que lo estoy. —Estuve de acuerdo, y él sonrió en un beso,
levantando su mano para ahuecar mi rostro suavemente como si estuviera
tocando algo increíblemente precioso.
Cuando se echó hacia atrás, rozó su nariz contra la mía y levantó las
cejas.
—Sin embargo, no esperaba encontrarte en Las Vegas —dijo—. No
parece ser tu tipo de lugar.
—Sí, no estoy segura de que lo sea —admití—. Zoe reservó el viaje
para nosotras después de lo que sucedió, y pensé que era mejor venir aquí
que pasar todo el tiempo tirada en casa sintiendo lástima por mí misma.
—Bueno, no me importa dónde estés mientras estemos juntos. —
Sonrió.
—Confía en mí, estoy deseando volver a Portland —le dije. Levantó las
cejas.
—Oye, hay algunas cosas divertidas que hacer aquí —señaló—. Sería
una pena perder todo eso, ¿verdad?
—¿Has estado aquí antes?
—Hice algo de trabajo para uno de los hoteles de aquí, y pensé que
sería divertido quedarme unos días solo para decir que sí. —Se encogió de
hombros—. Y sí, fue bastante genial. Solo tienes que saber a dónde ir.
—Bueno, soy todo oídos. —Estuve de acuerdo, y él me besó de nuevo
como si no pudiera resistirse por un momento más.
—No puedo esperar para mostrarte este lugar —murmuró,
mirándome profundamente a los ojos, y una emoción me recorrió. Este
viaje iba a ser divertido. Mientras estuviera a mi lado, todo parecía ser un
buen momento.

277
53
HOLDEN
Cuando desperté con el peso de la cabeza de Autumn sobre mi pecho,
estuve convencido por un momento que todo esto era un sueño. No había
manera que pudiera haber llegado hasta aquí por capricho con la
esperanza de reconectar con esta mujer, e incluso si lo hubiera hecho, no
había manera que me hubiera aceptado de nuevo así.
Pero bajé la mirada y vi su cabeza contra mi pecho, su rostro
acariciando mi piel, y sonreí. Esto era real. Me incliné y olí su cabello,
cerrando los ojos y dejando que su esencia se apoderara de mí. Real como
el día. Real como cualquier cosa.
No quería despertarla, así que estuve feliz de yacer allí y me desvelé
lentamente, asimilando la realidad de la situación. Era real, y estaba
sucediendo. Estaba con ella de nuevo, y éramos felices.
La rodeé con mis brazos y sentí esa hinchazón de amor por ella una
vez más. Sabía que era amor. Había pasado tanto tiempo desde que me
había sentido de esa manera sobre alguien que alguna parte de mí había
estado asustada antes de que me equivocara y dijera algo que realmente
no quería decir. Lo sabía ahora, sin embargo. Quería decírselo, pero estaba
preocupado de asustarla, dado todo lo demás que ya había pasado hasta
ahora. El último par de semanas había sido mucho que asimilar, y no
quería abrumarla con nada demasiado intenso cuando las cosas iban tan
dulcemente entre nosotros.
De repente, un golpe en la puerta resonó por la habitación, y mi
cabeza se levantó de golpe. Tenía que ser Zoe, la amiga de Autumn que la
había traído aquí. Tenía el presentimiento de que no iba a estar
impresionada si me encontraba durmiendo en la cama de Autumn.
Los ojos de Autumn se abrieron y Zoe tocó de nuevo. Autumn se
sentó en la cama, bostezando, y pasó sus manos por su cabello.
—Quédate aquí —me dijo—. Vuelvo en un segundo.
—De acuerdo —acepté, y sonreí mientras se aproximaba a la puerta,
tomando la bata de donde la habíamos tirado la noche anterior. La abrió y

278
me escondí bajo las sábanas para no ser visible para nadie parado ahí
afuera.
—Buenos días —la saludó Zoe—. Normalmente no duermes hasta tan
tarde. ¿Todo bien?
—Todo está genial —le aseguró Autumn—. ¿Tuviste una buena
noche?
—Sí, realmente lo hice —confesó Zoe con entusiasmo—. Fui al bar y
conocí a un tipo. Realmente me gusta. Me va a llevar fuera hoy. ¿Puedes
venir con nosotros si quieres?
—No, no, no quiero molestar —replicó Autumn, y pude oír el alivio en
su voz—. Sal y pásalo bien. Voy a relajarme aquí por el día y tal vez ir a la
piscina.
—De acuerdo, bien, mantente en contacto —le dijo Zoe firmemente—.
Y no pases demasiado tiempo tumbada en la cama pensando en Holden.
Estás aquí para alejar tu mente de él.
—Por supuesto. —Estuvo de acuerdo Autumn, y oí el clic de la puerta
al cerrarse y levanté mi cabeza de debajo de las sábanas.
—¿Así que no vas a pasar demasiado tiempo en la cama conmigo? —
Alcé una ceja y soltó una risita y se deslizó bajo las sábanas.
—Cállate. No quiero que te oiga —me regañó, acurrucándose contra
mi cuerpo—. Solo quiero disfrutar estar los dos por un tiempo.
—Me siento como un adolescente —dije, rodeándola con mis brazos
de nuevo—. Escabulléndome en dormitorios en los que no debería estar.
—Oh, vamos, eres un adulto —replicó—. Creo que tienes permitido
pasar el rato en dormitorios estos días.
—Déjame tener mi diversión —protesté burlonamente, y recostó su
cabeza y dejó escapar un suspiro de satisfacción. Sabía cómo se sentía. No
podría haber pedido que esto fuera mejor, y se sentía tan perfecto tenerla
junto a mí. Todo en el mundo exterior podía esperar por un rato mientras
el tiempo parecía desacelerar para hacernos sitio—. Deberíamos hacer algo
mientras estamos aquí —sugerí—. Sería una pena estar en este lugar y
pasar todo el tiempo en la habitación de hotel.
—Oh, ¿lo sería? —se burló, alzando una ceja.
—Vamos, vístete. —Me levanté de la cama—. Podríamos dar un paseo
por la calle principal. Confía en mí, siempre hay algo bueno pasando allí.

279
Compartimos una ducha, nos vestimos y luego salimos a comer.
Había un pintoresco y pequeño restaurante no lejos del hotel, y ya que nos
habíamos perdido el servicio de desayuno, felizmente devoramos algo de
deliciosa comida basura antes de ir a la ciudad.
—Entonces, ¿qué pasó con tu ex? —me preguntó, frunciendo el ceño
mientras tomaba un sorbo de su café—. ¿Dijiste que te reuniste con ella?
—Sí, lo hice. —Suspiré—. En realidad no sé qué esperaba. Pero
acababa de ser dejada por este tipo que se había estado ocupando de ella
durante los últimos años, y supongo que está buscando algo de dinero
mientras intenta recuperarse. O encontrar a la próxima víctima incauta
para pagar por ella toda su vida.
—¿Le ofreciste dinero?
—Le dije que podía tener tanto como quisiera, prácticamente. —Me
encogí de hombros—. Pero tan pronto como le dije que no la quería cerca
de Hunter, se puso difícil de nuevo. Muy difícil. Creo que me vio
rechazándola al quitarle su poder, y odia eso.
—¿Qué vas a hacer? ¿Crees que va a retroceder ahora que le has
dicho que eso no va a pasar? —preguntó Autumn. Estaba intentando
mantener su voz casual, pero podía decir que estaba muy interesada en mi
respuesta.
—Honestamente, no lo sé. —Negué—. No he sabido de ella desde
entonces, y no se ha pasado por casa o algo así, así que supongo que tal
vez se ha rendido.
—Bien, eso es bueno…
—O va a volver y llevarme a juicio para intentar conseguir la custodia
de Hunter. —Terminé. Su rostro cayó.
—¿Crees que eso es probable? —Hizo una mueca—. ¿De verdad
piensas que iría tan lejos?
—No tengo ni idea. No la he visto en mucho tiempo, y es difícil saber
qué podría en realidad hacer para superarme.
—Mierda. —Autumn se recostó y negó—. Suena como una pesadilla.
—Sí, no es genial. —Estuve de acuerdo, el eufemismo del año—. Y es
tan transparente con respecto a por qué está haciendo todo esto. Creo que
esa es la parte más dura. Si hubiera acudido a mí y pedido dinero, podría
haber lidiado con eso, pero fue tan firme acerca de Hunter no teniendo
una madre.

280
—Pero es la que lo dejó —señaló Autumn, y alcé mis manos.
—Confía en mí, Autumn, lo sé —repliqué—. Pero todavía podría
querer hacer un punto de esto. Hace eso a veces, o, al menos, lo hacía
cuando estábamos saliendo.
—Jesús —murmuró Autumn—. ¿De verdad crees que te llevará a
juicio?
—Podría —respondí, y noté la manera en que su rostro cayó cuando
lo dije—. Pero va a estar bien. Tengo esto bajo control. Además, no quiero
arruinar nuestro viaje con esta mierda. Está en Portland. No tenemos que
preocuparnos sobre ella ahora mismo.
—Supongo que tienes razón —aceptó, y su rostro se aclaró e
iluminó—. Entonces, ¿qué quieres hacer hoy?
—Bueno, cuando acabemos aquí —limpié mis dedos en mi servilleta,
la arrugué y la dejé sobre el plato vacío frente a mí—, pensé que podríamos
ir a este bar de copas no lejos de aquí. Es muy bueno, bebidas baratas, y
tienen juegos recreativos viejos también.
—De tal padre, tal hijo. —Inclinó su cabeza hacia mí, sonriendo—.
Ahora sé de dónde saca Hunter su amor por los juegos.
—Bueno, tal vez cuando se lo bastante mayor, lo llevaré a este lugar.
—Me reí—. Pero no creo que sea exactamente para toda la familia.
—Incluso mejor. —Alzó sus cejas—. Vamos. Suena perfecto.
Pasamos el resto del día juntos y pareció pasárselo bien. Tal vez Las
Vegas era más apropiado para ella de lo que pensaba. Se mantuvo en
contacto con Zoe a lo largo del día, por una parte para asegurarse que
estaba bien con su nuevo hombre y por otra para asegurarse que no nos
encontráramos con ella en ninguno de los lugares en los que terminamos.
Cuando estaba al teléfono con su amiga, miré las entradas para los
espectáculos que había esa noche, y sonreí cuando vi que había un circo
internacionalmente famoso en la ciudad. Claro, era un poco cursi, un poco
ordinario, pero quería consentirme con todo eso con ella. Quería liberar un
poco de estrés e ir a algunas de las cosas más tontas que esta ciudad tenía
para ofrecer. Las cosas habían sido tan serias últimamente, que sentí
como si ambos mereciéramos algo de pura diversión.
—Oye. —Me dio un beso cuando regresó, levantando su bebida y
tomando un sorbo—. Zoe está genial. Estoy bastante segura que va a tener
una boda apresurada con ese tipo.

281
—Bueno, siempre y cuando no lo haga esta noche —dije, y alzó sus
cejas expectante.
—¿Y por qué podría ser eso?
—Acabo de comprarnos entradas. —Extendí mi teléfono para que
pudiera mirar al sitio.
—¡Oh, Dios mío! —exclamó—. Nunca los había visto antes, pero
siempre he querido. ¿Es esta noche?
—Claro que lo es. —Asentí y me rodeó con sus brazos y me dio un
beso con sabor a Cosmopolitan.
—Esto va a ser perfecto. —Me sonrió. Estaba un poco borracha, yo
también, pero estaba feliz, y eso era todo lo que me importaba.
—Sí, lo es. —Estuve de acuerdo, deslizando mis brazos alrededor de
su cintura, sin importarme ni un poco quién estuviera mirando o cuán
cursis nos viéramos juntos. Era una gran pila de papilla cuando estaba a
su alrededor, y no había punto en esconderlo.
—Muchas gracias por venir aquí. —Me besó la mejilla—. Este lugar es
mucho más divertido cuando estás aquí.
—Lo mismo va para ti. —Sonreí. Y era verdad. La última vez que
había estado aquí, lo había disfrutado, pero no era nada comparado con
esto. Nunca iba a olvidar este viaje con Autumn porque era el comienzo de
algo; el comienzo de nosotros de una vez por todas.
—Creo que tengo otro juego que ganar. —Señaló la vieja máquina de
baloncesto que estaba junto a la pared. Ya me había vencido un par de
veces, y me convencí que solo estaba siendo amable y dejándola ganar.
—De acuerdo, vamos. —Me subí las mangas y la seguí, incapaz de
quitar la sonrisa de mi rostro. Sí, nunca iba a olvidar este viaje. Sin
importar lo que sucediera.

282
54
AUTUMN
—No puedo creer que de verdad vayamos a verlos en persona —solté
mientras esperábamos en la cola para tomar nuestros asientos del circo—.
Nunca he hecho nada así antes.
—Va a ser muy divertido, lo prometo —me aseguró Holden, rodeando
mi cintura con un brazo y acercándome. Había sido así todo el día, muy
tocón como si literalmente no pudiera soportar quitarme las manos de
encima. Me gustaba. Me acurruqué contra él, sonriendo, feliz de que
estuviera aquí conmigo después de todo. Y Zoe estaba con su nuevo
hombre teniendo un gran momento. Probablemente ni siquiera estaba
pensando en mí entonces, y podría ponerla al día sobre toda la situación
con Holden en algún punto cuando volviera. Por ahora, quería que solo
fuéramos los dos, escabulléndonos en la ciudad juntos, nuestro pequeño
secreto—. Oh, estamos avanzando. —Holden señaló hacia delante y la
multitud finalmente estaba pasando por las puertas y a sus asientos. Me
apresuré a tomar el mío, inhalando el aroma de palomitas y serrín que
llenaba el lugar. Me sentía como una niña de nuevo, llena de excitación
ante lo que estábamos a punto de hacer.
El día había sido lo bastante perfecto hasta ahora. Me había llevado a
un bar donde habíamos pasado la tarde emborrachándonos y jugando y
liberando un poco de estrés. Todavía me preocupaba lo que me había
dicho con respecto a su ex y su aparición de nuevo en su vida, pero eso se
sentía tan lejos de nosotros ahora mismo que era difícil molestarse
demasiado al respecto.
Me llevó a mi asiento y miré al espacio ante nosotros. El lugar estaba
lleno y en la habitación abundaba la anticipación. Ni siquiera quería
pensar cuánto debía haber costado estar aquí en tan poco tiempo, pero el
dinero nunca había sido un problema para Holden. Había volado a Las
Vegas sin aviso, por amor de Dios, era obvio que no le importaba mucho
gastar dinero si significaba que podíamos estar juntos. Lo cual me hacía
muy feliz, no que me invitara tanto, sino que nada se interpusiera en
nuestro camino para estar juntos.

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Las luces se atenuaron y tomé la mano de Holden mientras el
espectáculo empezaba, y pronto, quedé cautivada por la increíble
actuación teniendo lugar ante nuestros ojos. Había observado algo de esto
en línea, distraídamente mirando los precios de las entradas y asumiendo
que nunca lo vería en persona, pero era impresionante la manera en que
se movían, el habilidoso control que exhibían sobre cada parte de sus
cuerpos. Desearía poder tener ese tipo de gracia, pero si tenía alguna idea
sobre hacer algo así, me habría tropezado con mis propios pies antes de
poner las manos en el trapecio.
—¡Oh, Dios mío! —Jadeé mientras uno de ellos volaba por el aire,
dejando la plataforma para agarrar las manos de alguien colgando de su
trapecio. Me volví hacia Holden, con los ojos amplios, y encontré que ya me
estaba mirando. De hecho, tenía la sensación de que no me había quitado
los ojos de encima desde que el espectáculo había comenzado. Mi corazón
se calentó y casi lo dije entonces, casi le dije que lo amaba. Pero la música
subió y atrajo mi atención de nuevo hacia el escenario, y me prometí que
no esperaría mucho antes de decirle la verdad.
Observamos el resto del espectáculo juntos y quedé completamente
atrapada en la actuación. Toda la multitud estaba igual de cautivada, y era
increíble estar rodeada de gente que estaba tan absorta en algo tan
extravagante como esto. No podía recordar la última vez que me había
permitido perderme en algo tan completamente hermoso, y se sentía bien
dejar ir todo ese estrés que había estado cargando durante las últimas
semanas y llenar mi cerebro con algo increíble en su lugar.
—Eso fue asombroso —dije con un suspiro tan pronto como salimos,
rodeados por la charla excitada de la multitud que había visto el
espectáculo.
—Realmente lo fue —concordó Holden—. No pensé que sería tan
genial, pero eran tan talentosos.
—Me encantaría ser capaz de hacer algo así. —Alcé una pierna en el
aire imitando uno de los movimientos que habían hecho en el escenario.
Yo siendo yo, al instante perdí el equilibrio y Holden tuvo que agarrarme
para mantenerme recta.
—Oye, vaya. —Se rió—. Puede que debas demorar la carrera
acrobática por un poco más.

284
—No puedes alejarme de mis pasiones —declaré dramáticamente,
pero dejé de bailar en la calle y mis pies pisaron la acera una vez más—.
¿Qué quieres hacer ahora?
—¿Deberíamos simplemente dar un paseo? —sugirió—. Creo que
necesito un poco de aire fresco.
—No estoy segura que el aire en esta ciudad pudiera ser descrito
como fresco, pero veré qué puedo hacer. —Sonreí y nos volvimos para
regresar al hotel. Estaba casi al otro lado de la ciudad, pero me parecía
bien. Habría estado feliz de hablar con él toda la noche si fuera posible. No
podía tener suficiente de él y de cómo se sentía ser una pareja real.
Lo tomé del brazo mientras caminábamos y noté a unas pocas
personas mirando en nuestra dirección mientras avanzábamos por la calle.
No pude evitar sonreír. Pensaron que éramos nada más que una pareja
normal enamorada disfrutando una noche en Las Vegas, lo cual éramos, y
era lo que necesitaba en este momento. La sensación de su cuerpo junto al
mío era embriagadoramente buena, la manera en que su paso se
sincronizaba con el mío me recordaba que estaba prestando atención a
cada pequeño detalle. Podría haber caminado toda la noche con él a mi
lado.
—¿Dónde está Hunter ahora? —pregunté. No había pensado mucho
en Hunter hoy, pero no sabía con quién estaba o si entendía que su padre
había venido a Las Vegas para verme.
—Está con Raymond. —Holden se encogió de hombros—. Lo dejé allí
ayer.
—¿Lo sabe? —inquirí nerviosamente. No estaba segura de lo que
quería, si hubiera preferido que se lo guardara por un poco o hacerlo real
para todo el mundo. La idea de aferrarnos a esta pequeña burbuja segura
en Las Vegas donde nadie sabía qué estábamos haciendo era atrayente,
tenía que admitirlo, pero no podíamos quedarnos así para siempre. En
algún punto, iba a tener que admitir que el mundo más allá de esta ciudad
existía y ceder al hecho de que teníamos que regresar allí, sin importar
cuán divertido hubiera sido escondernos.
—¿Sobre nosotros? No, no lo sabe. —Holden negó—. Te ha extrañado
como loco, pero no quería decir nada sobre venir aquí antes de saber con
seguridad qué estaba pasando de una manera u otra.
—Tiene sentido —repliqué—. Me alegra que no lo contaras todo. Las
cosas son aún tan nuevas.

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—Sí, lo entiendo. —Holden asintió—. No sabía si ibas a patearme tan
pronto como me vieras aquí.
—¿Después de mandarte todos esos mensajes? —le recordé—. ¿De
verdad piensas que soy tan despiadada?
—Claro —replicó juguetonamente, y lo golpeé gentilmente en el brazo.
—Oh, vamos, reconóceme un poco de mérito —protesté—. No soy tan
mala, ¿no es así?
—Por supuesto que no —me aseguró, y me acurruqué contra él.
—¿Qué vas a hacer con Hunter el resto de las vacaciones de
primavera? —le pregunté—. Supongo que podrías volver cuando sea que
quieras, con el avión privado y todo.
—Claro que puedo —aceptó Holden—. Pero pensé que podríamos
quedarnos otro día aquí al menos. ¿Tal vez volver el martes?
—¿Estás seguro que quieres dejarlo durante tanto tiempo? —Fruncí el
ceño y me sonrió.
—Confía en mí. No hay otro lugar en el mundo donde él preferiría
estar que con Raymond y Olivia ahora mismo —me aseguró—. Le encanta
ir allí. Dudo que siquiera noté que estoy lejos siempre y cuando los tenga
para distraerse.
Me reí.
—Oh, vamos. ¿De verdad piensas que no querrá hacer algo para las
vacaciones de primavera?
—Le sugerí unas cuantas cosas, pero no pareció atraído por ninguna
—respondió, negando—. Creo que estaba suspirando por ti. Conozco el
sentimiento.
—Bueno, tal vez podríamos hacer algo juntos cuando regresemos —
sugerí mientras girábamos la esquina a la calle donde se encontraba el
hotel—. No querría que se perdiera unas vacaciones divertidas solo porque
estabas aquí cortejándome.
—No te preocupes. Cuando descubra que estamos juntos, va a ser el
niño más feliz del mundo —comentó Holden.
—Oh, volvemos a estar juntos ahora, ¿eh? —Alcé mis cejas hacia él—.
Un poco presuntuoso, ¿no crees?
—No quería precipitarme —soltó—. Solo pensé que ya que
estábamos…

286
—Por supuesto que lo estamos —lo calmé, soltando una risita ante su
reacción—. Lo siento, no pretendía preocuparte.
—Tienes que dejar de bromear así. —Sonrió, una mirada de alivio en
su rostro, y tomé su mano.
—No pude resistirme —repliqué alegremente—. Dios, estoy deseando
ver a Hunter cuando volvamos. ¿Tal vez podríamos salir juntos, hacer algo
los tres?
Holden no respondió por un momento, y me volví para verlo
sonriéndome.
—¿Qué pasa? —cuestioné.
—Solo… —Negó—. Siempre piensas en Hunter. Nunca es solo sobre
ti. Es por eso que te am…
Se interrumpió y rápidamente reanudó el paso, pero eso no podría
eliminar la realidad de lo que casi había dicho de mi mente. Mis ojos se
ampliaron y en silencio le imploré que lo reanudara donde lo había dejado.
Pero no lo hizo.
—Es por eso que nos encanta pasar tiempo contigo —terminó con
cuidado—. A Hunter y a mí. Eres tan considerada con ambos, y sé que él
lo aprecia tanto como yo.
—En cualquier momento —repliqué, y en mi cabeza, le rogué que
dijera las palabras que sabía habían estado en la punta de su lengua.
Habían estado tan cerca, casi podía saborearlas, casi podía sentirlas
saliendo de su boca y en mi mente, las palabras que había anhelado oír
por tanto tiempo. Te amo. Pero sabía que no había punto en presionar
sobre el tema. Lo diría cuando estuviera preparado, y era obvio que no lo
estaba aún, por cualquier razón, lo cual tenía que respetar. No importaba
cuánto quisiera agarrarlo y decirle que sentía lo mismo.
—Vamos. Volvamos a nuestra habitación. —Tiró de mi mano y me
dirigió una sonrisa—. La noche no ha terminado todavía.
Devolviéndole la sonrisa, lo seguí a nuestra habitación de hotel,
sabiendo que tenía razón. Todavía había un gran salto en esta relación que
teníamos delante de nosotros, y me prometí en ese momento que iba a
sentarme, disfrutar el viaje y no acelerar más las cosas. Llegaríamos allí al
final, y eso era todo lo que realmente importaba.

287
55
HOLDEN
Apoyé la oreja en la puerta del baño para asegurarme que Autumn
estaba en la ducha y no a punto de estallar sobre mí. Satisfecho con el
sonido del chorro del agua, salí de la habitación de hotel y bajé por las
escaleras hasta la recepción. Esperaba que mi sorpresa ya hubiese llegado.
Lo había pedido por entrega exprés y lo quería aquí esta noche para
probarle a Autumn que había estado prestando atención a sus deseos y
necesidades en este viaje.
Había estado muy cerca de pronunciar esas poderosas palabras
anoche, casi se me escaparon cuando no estaba preparado para ello. Era
una locura porque lo último que necesitaba ahora mismo era salir con algo
tan grande y audaz como te amo. No era la clase de cosa que se me
escapaba al azar. Cuando se lo dijese, iba a estar seguro que ella me lo
contestaría, e iba a estar completamente seguro que ella sabía que lo decía
en serio. No era algo que soltar de sopetón después de una noche juntos
en la ciudad cuando habíamos pasado la mayor parte del día bebiendo y
holgazaneando.
La había notado mirando un vestido cuando caminábamos al hotel
esa tarde, uno rojo en el escaparate de una tienda al fondo de la calle del
hotel mientras estábamos pasando. Supe de inmediato que tenía que
tenerlo. Habría hecho cualquier cosa para lograrlo, así tendría todo lo que
quisiese, por no mencionar que pensaba que se vería increíble con ese
vestido rojo. Mi mente volvió a nuestra primera cita no oficial cuando me
había llevado de compras por un traje, y sonreí. Cómo habían cambiado
las cosas.
Llegué a la recepción y esperé pacientemente a que la mujer pusiese
la atención en mí. Sonreí cuando lo hizo, incapaz de alejar la sonrisa de mi
rostro.
—Hola. ¿Creo que hay un paquete para mí? —comenté—. ¿Holden?
—Oh, sí, claro. —La mujer buscó bajo el escritorio y me entregó un
paquete pequeño y suave—. Aquí tiene.

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—Gracias. —Asentí hacia ella y me dirigí por las escaleras a la
habitación de hotel. Autumn se había estado quejando sobre no saber qué
ponerse antes, dado que íbamos a ir a uno de los restaurantes más lujosos
de la ciudad, pero tenía la solución perfecta para su problema. No podía
esperar a ver la mirada en su rostro.
Abrí la puerta y la encontré sentada en el borde de la cama, envuelta
en una toalla, rodeándose la cintura con los brazos de forma protectora.
Parecía nerviosa y levantó la mirada en cuanto entré a la habitación.
—Pensé que te habías ido. —Frunció el ceño—. ¿Dónde fuiste?
—Solo estaba recogiendo algo para ti —aseguré, entregándole el
paquete-
Me sonrió y lo tomó negando.
—¿Qué es?
—Ábrelo y míralo tú misma —contesté con una sonrisa.
Hizo lo que le dije, jadeó y se rió cuando el vestido rojo cayó en sus
manos.
—¿Es el que estuve mirando ayer? —cuestionó, mirándolo entre sus
manos.
Asentí.
—Solo quería que lo tuvieses —indiqué.
Me dio un beso en la mejilla antes de dirigirse al baño con el vestido.
—Bueno, has resuelto mi problema de qué vestir esta noche. ¿Cuándo
debemos irnos antes?
—Media hora —grité cuando cerró la puerta tras ella. Fui a tomar algo
de ropa para cambiarme. Al menos había tomado un traje más temprano
ese día, así tenía algo presentable para llevar a una cita a mi chica. Quería
darle un buen momento esta noche. Ayer había sido divertido, pero esta
noche iba a ser increíble.
Salió del baño veinte minutos después, transformada con su vestido
rojo y unos tacones negros, con su maquillaje oscuro y ahumado. Se giró
frente a mí con una risa.
—¿Qué opinas? —preguntó.
—Te ves tan bien como para comerte —contesté y se sonrojó un poco.

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—Bueno, guárdatelo para el restaurante, ¿sí? —se burló, tomando mi
mano mientras nos dirigíamos a la puerta—. Me gusta el traje nuevo.
—Me gusta el vestido nuevo —contesté mientras entrábamos al
elevador. Se acurrucó contra mí una vez más. Lo había estado haciendo
mucho, como si no pudiese mantener las manos lejos de mí. Era una
buena sensación, una que compartía con ella.
—De nuevo, ¿dónde está este lugar al que me vas a llevar? —Frunció
el ceño mientras salíamos del hotel y subíamos a un taxi.
—Hice un trabajo para su página de internet hace unos años —
comenté—. Cuando terminé, vine para echarle un vistazo al lugar y me
enamoré de él. Nunca he visto nada parecido. He querido llevar a alguien
con quien estuviese saliendo desde entonces, así que te has ganado los
honores.
Sonrió.
—Bueno, estoy emocionada. Guardaste esto para mí, y ni siquiera me
habías conocido aún.
—Seguro —aseguré, mientras observaba las calles de Las Vegas pasar
a nuestro lado.
Llegamos al edificio donde estaba el restaurante, y ella frunció el ceño
cuando salimos del auto. Tenía que admitirlo, por el exterior, no parecía
demasiado, pero de nuevo, esto era parte de su encanto.
—Sé que no parece mucho desde aquí —aseguré—. Pero cuando veas
el interior…
—De acuerdo, muéstramelo. —Me hizo un gesto con la mano para que
liderase el camino—. Ya tengo que ver este increíble lugar.
Entré en el edificio donde un anfitrión estaba esperando junto a un
elegante elevador de cristal. Alzó la mirada cuando entré y nos ofreció una
sonrisa de bienvenida.
—Holden —indiqué—. Tenemos una reserva para las siete.
El anfitrión pasó la mirada en la libreta frente a él, ojeándola
rápidamente y luego apoyó el dedo en el papel y asintió.
—Por favor, tomen el elevador al piso superior. —Señaló el ascensor a
su lado—. Se les llevará a su mesa. Disfruten su velada.

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—Gracias. —Asentí hacia él. Y Autumn me lanzó una amplia mirada
de “¿Qué demonios está sucediendo?” mientras entrábamos al ascensor
que nos llevó a la planta superior. Cuando salimos, se quedó boquiabierta.
—Oh, tienes que estar burlándote de mí —murmuró mientras miraba
alrededor del lugar. Incluso yo tenía que admitirlo, el restaurante se veía
mejor de lo que recordaba.
Unas enormes ventanas daban a la brillante ciudad de Las Vegas bajo
nosotros. Unos relucientes candelabros de cristal colgaban del techo y
lanzaban un brillo frío y de lujo sobre todo. Solo había unas pocas mesas,
y estaban todas llenas menos una, donde nos dirigieron directamente.
Autumn tomó asiento frente a mí y se giró para admirar las vistas.
—¿Cómo no sabía de este lugar? —preguntó, girándose de nuevo
hacia mí—. ¿Por qué no viene todo el mundo aquí? Es impresionante.
—Es la clase de lugar sobre la que ya tienes que saber —expliqué—.
No se promocionan mucho. Creo que les gusta la clientela pequeña y
exclusiva.
—Es increíble. —Apartó los ojos de la vista para mirarme—. Muchas
gracias por traerme aquí. No tienes ni idea de cuánto significa para mí.
—No tienes ni idea de cuánto significas tú. —Tomé su mano cuando
el camarero llegó con la lista de vinos y el menú, y me sonrió desde el otro
lado de la mesa. Mi corazón se hinchó de amor por ella, y casi dije las
palabras ahí mismo, pero el camarero nos entregó los menús y nos
informó de los especiales, y el momento no era suficientemente correcto.
Aún.
—Oh Dios mío, todo parece muy bueno —dijo mientras pasaba la
mirada por toda la comida del menú—. ¿Qué tomas cuando vienes aquí?
—Intento conseguir un poco de todo —contesté—. Tienen unos chefs
increíbles. Sería una vergüenza perderse algo que cocinases.
—Hagamos eso. —Asintió, cerrando su menú—. Elige tú. Sé que
tomarás la elección correcta.
—Atrevida —me mofé—. ¿Y si tomo la decisión equivocada y toda la
noche está arruinada?
—Supongo que simplemente te lo echaré en cara —se burló,
inclinándose hacia delante.
—Mientras no estés llevando ese vestido cuando me lo eches en cara.
—Arqueé las cejas juguetonamente y estalló en risas, atrayendo la

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atención de los demás comensales. Se llevó la mano a la boca y miró
alrededor con disculpa, pero la mayoría parecían más entretenidos con su
estallido que otra cosa.
—Detente. Estamos en un establecimiento con clase —me reprendió—
. No quiero que me echen porque no puedes guardártela en el pantalón.
—Oye, solo estoy señalando el hecho que solo estamos nosotros dos
—indiqué—. A menudo no tenemos este tiempo para nosotros, con Hunter
y todo lo demás.
—Hablando de Hunter. —Dudó por un momento—. ¿Qué va a
suceder cuando regresemos? Con… bueno, ¿con todo el mundo?
—No creo que tengamos que preocuparnos de eso ahora —la
tranquilicé—. Tengamos un buen momento mientras estamos aquí y
podemos resolver los detalles cuando lleguemos a casa, ¿de acuerdo?
—De acuerdo —concordó, la preocupación pareciendo alejarse de su
expresión. El camarero se acercó con una libreta en la mano.
—¿Preparados para pedir? —preguntó.
Asentí y tomé el menú.
El resto de la noche fue perfecta. La comida estuvo genial, el vino
estuvo delicioso y las vistas sobre la ciudad fueron inolvidables. Se sintió
muy bien ser capaz de sacar a mi mujer en una cita real y auténtica. Me
encantaba pasar el tiempo con ella y con Hunter, pero también había algo
lujurioso y divertido sobre nosotros relajándonos. Hablamos sobre
películas, libros y trabajo, rumoreamos sobre nuestros amigos, y evité el
tema de Karla cuidadosamente para asegurarme que no permitía que mi
ex estropease la mejor cita que había tenido en años.
Pagué la cuenta cuando terminamos y nos metimos en un taxi para
regresar al hotel. Autumn estaba reclinando la cabeza en el asiento, los
ojos cerrados con las manos en su regazo.
—¿Estás bien? —pregunté suavemente.
Abrió los ojos y me miró.
—Sí, estoy genial —me prometió—. Simplemente no quiero olvidar
nada de esto, eso es todo.
—Yo tampoco —concordé. Estiré el brazo y deslicé la mano sobre su
muslo desnudo, justo bajo el borde del vestido. La miré y encontré una
pequeña sonrisa extendiéndose por su rostro, y supe que ella tenía lo
mismo que yo en mente.

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Pagué al conductor y me llevó a la habitación de hotel, sujetándome la
mano y tomando el ascensor. Estaba un poco tambaleante sobre sus
tacones, y no estaba seguro si era por el alcohol o la promesa de lo que
estábamos a punto de hacer.
En cuanto atravesamos la puerta, me rodeó con los brazos y me miró
profundamente a los ojos.
—Va a estar bien, ¿no? —me preguntó—. ¿Cuando regresemos?
—Por supuesto, lo estará —prometí—. Pero tenemos un poco de
tiempo aquí primero, ¿cierto?
—Cierto —accedió con una sonrisa.
Me incliné y la besé, y en cuanto nuestros labios se encontraron, supe
a dónde iba a ir esto.

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56
AUTUMN
El momento que sentí sus manos sobre mí, subiendo el borde del
vestido, supe exactamente qué quería de él. Lo que necesitaba de él. Esta
noche había sido perfecta y gloriosamente romántica, y ahora necesitaba
algo un poco más sucio para redondearla. Sabía exactamente qué quería
hacerle.
Me apoyó contra la pared, sus manos sobre mí, aferrando la carne
desnuda expuesta donde podía encontrarla —mis brazos, piernas,
hombros—, deslizando los dedos provocadoramente sobre mi cuello y
garganta. Los tacones que llevaba puestos significaban que estaba casi a
su altura, así podía besarlo sin tener que ponerme de puntillas, pero no
quería mantener esta diferencia de altura durante mucho más tiempo. No,
tenía algo en mente que le iba a gustar.
—Creo que lo justo es que te dé las gracias por la cena, ¿no? —le
susurré al oído, y le mordí suavemente el lóbulo de la oreja.
—¿Y qué tienes exactamente en mente? —preguntó.
Sonreí.
—Deja que te lo muestre. —Me moví un poco, así ya no estaba
presionada contra la puerta y me puse de rodillas frente a él. Había algo
muy excitante en arrodillarme frente a él. Habíamos pasado toda la noche
jugando a ser adultos con dinero, elegantes y con clase, y ahora quería
mostrarle que él nunca sería capaz de limpiar mi lado sucio. En un vestido
elegante, en una hermosa habitación de hotel, quería adorarlo y mostrarle
cuánto lo deseaba todavía.
Le desabroché el pantalón y saqué su polla, tomándola en mi mano y
acariciándolo un par de veces para endurecerla por completo. Ya se veía
muy bien, su bonito traje reforzando sus bordes duros. Alcé la mirada
hacia él mientras me inclinaba hacia delante para tomarlo en mi boca.
—Mmm —gimió cuando pasé la lengua alrededor de la cabeza de su
polla. Pude saborear un poco de salado de su presemen en mis labios, y
me encantaba cómo sabía, la forma en que llenaba mi boca. Mantuve la

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mirada fija en él mientras me deslizaba un poco más, moviendo la boca
para tomar tanto de él como podía. Alcé la mano para cubrir el resto, así
me estaba ocupando de cada parte de él a la vez, y luego moví la mano
libre a sus pelotas, así podía jugar con ellas mientras lo masturbaba. Me
había dado una cena perfecta esta noche, y lo menos que podía hacer a
cambio era demostrarle cuánto apreciaba sus esfuerzos.
Movía la mano y la boca a la vez, deslizando la lengua bajo su polla al
mismo tiempo, asegurándome que estaba lo suficiente húmedo y
resbaladizo para que realmente lo follase con la boca. Quería tomarlo tan
profundamente como podía, y no parecía muy apresurado a deslizarme la
polla en la garganta como lo estaban muchos chicos. No, cuando volví a
mirar hacia él, me estaba mirando con total impotencia, como si no
quisiese otra cosa que yo tomase el control e hiciese lo que quisiese con él.
El puro deseo en sus ojos era un poco intoxicante, incluso más que el vino
escandalosamente caro que había disfrutado antes en la tarde.
Comencé a moverme con un poco más de intención, tomando su polla
más en mi boca, y estaba comenzando a excitarme seriamente. Algo en
servirle así, donde yo era poderosa y sumisa a él, era más que erótico para
mí. Moví una mano entre mis piernas, deslizándola bajo el hermoso vestido
que me había comprado y comencé a jugar conmigo misma mientras lo
masturbaba. No podía esperar a tenerlo dentro de mí, no podía esperar a
sentir su hermosa polla empujando en mi coño mientras me follaba.
Cerré los ojos y me centré en la tarea en cuestión. Había olvidado
cuán divertido podía ser hacer esto, cuánto disfrutaba dándole placer.
Nunca me presionó para darle más de lo que estaba cómoda, y su
amabilidad conmigo me hizo sentir más segura en explorar las cosas que
pude no hacer antes, rodeándole el muslo con la mano para llevarlo más
profundo en mi boca, agachándome para chupar sus pelotas, chupando y
lamiendo la punta solo un instante. Podía escuchar su respiración
haciéndose más entrecortada encima de mí, y sabía que no sería capaz de
contenerse mucho más tiempo. Habría estado feliz de permitirle correrse
en mi boca si hubiese querido, pero parecía tener otra cosa en mente.
Me alzó del suelo repentinamente y estaba claro que mi turno de estar
al mando se había terminado. Me reí cuando me giró y me desabrochó el
vestido, dejando que cayese al suelo debajo de mí y se arrodilló para
quitarme las bragas. Me dio un beso en cada nalga a cambio, pasando las
manos por mis muslos y trasero mientras lo hacía.

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—Joder, te ves tan bien —murmuró mientras volvía a ponerse en pie.
Me guio hacia la cama y me incliné, todavía con los tacones, y alcé el
trasero en el aire para él. Nunca había sido follada con tacones, pero
siempre había pensado que sonaba muy sexy. Ahora era una oportunidad
excepcional para demostrar mi hipótesis.
Escuché un condón abrirse detrás de mí y luego sentí su polla
presionando contra mi abertura. Estaba claro que no tenía intención de
perder el tiempo, por lo que estaba feliz ya que no podía resistir mucho
más. Se deslizó en mi interior con un largo gemido en un suave
movimiento, y me temblaron las piernas peligrosamente en los tacones
mientras me penetraba por primera vez.
—Te ves increíble —comentó por lo que tenía que ser la décima vez en
la noche. Me encantaba cuando me decía lo hermosa que estaba. No
estaba acostumbrada a escuchar tales halagos de los chicos con los que
salía, pero Holden me inundaba de elogios, lujuria, adoración por mi
cuerpo y todo acerca de eso.
—Fóllame —pedí con un gemido, incapaz de seguir esperando. Al fin,
me dio lo que quería.
No se contuvo un instante, conduciéndose en mi interior con empujes
largos y profundos que enviaron temblores por todo mi cuerpo. Apoyé las
manos en la cama para evitar derrumbarme. Se sentía tan bien, tan
decadente, como si el lujo de la noche también se estuviese extendiendo en
esto. Alcé la mirada y vi nuestro reflejo en la ventana contraria a la cama,
sus ojos cerrados mientras me follaba, y la imagen quedó grabada en mi
cerebro. Nos veíamos muy bien juntos, correctos, como si estuviésemos
hechos para hacer esto el uno con el otro. Había sabido desde esa primera
vez que habíamos follado que teníamos una química impresionante, pero
no había tenido ni idea que sería más y más intensa mientras pasaba el
tiempo, mejor cada vez que estábamos juntos.
Movió las manos entre mis piernas y comenzó a jugar con mi clítoris,
aumentando un poco el ritmo de sus empujones y realmente hundiéndose
por completo en mi interior. No podía tener suficiente de sentirlo
tomándome así, mi trasero alzado gracias a mis tacones y permitiéndole
un acceso incluso más profundo de lo normal. Cerré los ojos y me centré
en las sensaciones, la forma en que parecían arrasar por mi cuerpo, cada
terminación nerviosa ardiendo mientras me acercaba al orgasmo.
—Joder —gemí.

296
Deslizó la otra mano por mi espalda y la enredó en el cabello de mi
nuca, tirando suavemente. El ardor en mi cuero cabelludo, esa mezcla de
dolor y placer, fue suficiente para lanzarme sobre el borde, y en pocos
segundos, mi coño se apretó alrededor de su polla mientras el orgasmo de
atravesaba.
Había follado antes con él, pero esta vez fue diferente. Nunca había
sentido nada tan puramente bueno como esto, el placer egoísta
atravesando mi cuerpo y convirtiendo cada músculo en gelatina en un
instante. No estaba segura que los sonidos que hacía fuesen
completamente humanos, pero no me importaba. Solo quería que supiese
lo bueno que era esto para mí, lo bueno que él era para mí.
Unos momentos después, encontró su propia liberación en mi coño,
empujando frenéticamente unas veces más antes de correrse. Dejó salir un
profundo gemido y salió de mí, dejando que cayese sobre la cama, todavía
con el sujetador y tacones.
Permanecí allí un momento mientras esperaba que se uniese a mí, y
se deslizó en la cama junto a mí justo mientras me sentaba para
desnudarme por completo.
—Sin zapatos en la cama, ¿cierto? —comenté, mientras me quitaba
los tacones, que acabaron junto el vestido que me había arrancado unos
minutos antes.
—Eso fue increíble. —Pasó la mano por mi brazo, enviando un
hormigueo por la piel—. Eres increíble.
—Tú tampoco estuviste mal. —Me reí entre dientes, luego me metí en
la cama junto a él. Debería haberme levantado para quitarme el
maquillaje, pero no quería romper aún el momento. Quería disfrutar de
esto, siendo solo nosotros dos por un poco más. No teníamos mucho
tiempo antes de que tuviésemos que regresar a casa y cuando lo
hiciésemos, tendríamos que enfrentar todo lo que venía con eso, su ex,
Hunter, los amigos que nos habían apoyado durante la ruptura. Iba a ser
extraño tener que explicarnos a la gente, y esa era la razón por la que era
tan tentador escondernos en esta habitación de hotel y fingir que el mundo
exterior no existía.
Me abrazó y me acercó a él, apoyé la mano en su pecho para sentir el
latir de su corazón. Lo encontré muy reconfortante, muy tranquilizador,
muy fundamentado, como si me estuviese conectando a la tierra, aunque
sentía como si todavía estuviese girando en las estrellas.

297
57
HOLDEN
—¿Cuáles son exactamente tus intenciones con mi Autumn? —Zoe se
dio golpecitos en la barbilla con su dedo y me miró desde el otro lado del
taxi. Autumn se echó atrás desde el asiento delantero para tomar mi mano
y darme una mirada de disculpa, pero no era necesario.
—Bueno, llevarla a Portland primero —le dije a Zoe—. Y luego
matrimonio inmediato, dos hijos, todo. ¿Eso te parece aceptable?
—Siempre y cuando esté invitada a la boda —aceptó Zoe, y Autumn
rió desde el asiento delantero.
—¿Están ustedes dos planeando todo mi futuro ahí atrás? —se burló.
—Bueno, alguien tiene que hacerlo —replicó Zoe, guiñándome un ojo.
No había pasado mucho tiempo con la mejor amiga de Autumn, pero me
gustaba. Parecía tener los mejores intereses de Autumn en su corazón, lo
cual podía apoyar.
—Es justo —aceptó Autumn, y le sonrió a su amiga—. ¿Seguro que no
quieres volver con nosotros?
—No, voy a quedarme por unos días más. —Zoe le dirigió una
sonrisa—. Tengo a alguien aquí ahora, ¿recuerdas? Quiero pasar un poco
más de tiempo con él antes de regresar.
—Ooh, mantenme al tanto. —Autumn palmeó la rodilla de Zoe.
—Y mantenme al tanto de cómo es volar en un avión privado —
replicó, alzando sus cejas en mi dirección—. No puedo creer que de verdad
tengas uno de esos, Holden. Eso es como cosas de súper ricos.
—Bueno, tal vez un día encontraré una excusa para llevarte a alguna
parte en él —dije—. Los tres podríamos ir a alguna parte tal vez.
—Oh, no deberías haber ofrecido eso delante de mí. —Zoe meneó su
dedo hacia mí—. Podría tomarte la palabra cuando menos lo esperes.
—Estamos aquí —anunció Autumn mientras estacionábamos en el
aeropuerto. El avión privado estaría listo y esperándonos, y estaba
deseando volver para ver a Hunter, aunque habría mentido si dijera que no

298
estaba un poco triste por decir adiós a este lugar también. Las Vegas
siempre tendría un lugar en mi corazón después de esto como el lugar en
el que Autumn y yo habíamos conectado de nuevo. Habían sido unos días
muy especiales y me entristecía la idea de decirles adiós, incluso si
significaba volver a nuestras vidas.
—Bueno supongo que debería dejarlos irse. —Zoe se estiró y bostezó,
y mientras curvaba las esquinas de su boca hacia abajo ante la idea, pude
decir que estaba deseándolo. Las cosas estaban yendo bien con este nuevo
hombre que estaba viendo, o eso me dijo Autumn, y estaba probablemente
feliz de que fuera a tener algo de tiempo con él a solas una vez más.
Antes de salir del auto, Zoe agarró mi brazo y me volví hacia ella. Alzó
sus cejas y me dio una mirada intencionada.
—Sé que es un cliché que la mejor amiga diga esto —comentó—, pero
tengo que hacerlo. Autumn es una mujer asombrosa, lo sabes. Por favor,
no le hagas daño.
—No lo haré —le prometí, y soltó mi brazo—. Confía en mí, sé cuán
asombrosa es. —Le sonreí—. Nunca voy a olvidarlo.
—Supongo que puedo dejarte por ahora entonces. —Zoe asintió—.
Tengan un vuelo seguro a casa, ¿de acuerdo?
—Lo haremos —prometí mientras salía del auto para despedirse de
Autumn.
—Mantente en contacto —le ordenó Autumn mientras le daba un
fuerte abrazo—. Y vuelve para cuando la escuela comience de nuevo, ¿de
acuerdo?
—Lo haré —aceptó Zoe—. Te mandaré un mensaje cuando vuelva a
Portland. Podemos ponernos al día entonces.
—Te veo pronto. —Autumn abrazó a su amiga una última vez y
caminó hacia el avión. Recogiendo nuestro equipaje, la seguí rápidamente.
Nos acomodamos en el avión —después de que Autumn vagara por el
lugar mirando boquiabierta cada pequeño detalle, impresionada de que
algo tan lujoso existiera en el mundo real, mucho menos en su mundo
real—, y le ofrecí una copa de champán mientras despegábamos para
regresar a casa.
—Probablemente es una mala idea. —Soltó una risita—. Pero, ¿por
qué no?

299
Brindamos y Autumn se volvió para mirar a la tierra retirándose bajo
nosotros mientras ganábamos altitud. Solo así, el mundo en el que nos
habíamos estado escondiendo durante los pasados días pareció alejarse
también. Un ceño apareció en su frente y noté una oscuridad pasar por su
rostro. Inclinándome hacia delante, puse mi mano sobre su rodilla y volvió
su atención hacia mí.
—¿Hay algo en tu mente? —pregunté gentilmente, y negó, tomó un
sorbo de champán y luego asintió.
—En realidad, lo hay —admitió.
—¿Qué es? —presioné, aunque tenía una buena idea acerca de qué
iba a ir esto.
—Dijiste que el asunto con tu ex estaba en Portland —me recordó—.
Bueno, nos dirigimos allí ahora. ¿Qué hacemos ahora que tenemos que
tratar con ella de nuevo?
—Nada. —Negué—. La pelota está en su campo ahora, y no hay
mucho que pueda hacer sobre eso por el momento. Si me lleva a juicio,
puedo lidiar con ello, pero dudo que vaya a molestarnos personalmente
más.
—¿Y si lo hace? —Autumn me miró nerviosamente—. ¿Y si en
realidad quiere ser una parte de su vida y encuentra una manera de
entrar? ¿Entonces qué?
—¿De qué exactamente estás preocupada? —pregunté, tan
pacientemente como podía. Sabía que no entendía cuán terrible había sido
Karla cuando habíamos estado juntos, la manipulación y crueldad que me
había infligido.
—Me preocupa que si vuelve, ya no habrá lugar para mí en la familia
—confesó, bajando la mirada y jugando con el dobladillo de su vestido—.
Es su madre, después de todo. No sé si puedo competir con eso.
—Autumn, por favor. —Me incliné hacia delante y agarré su mano, y
alzó la mirada hacia mí al fin. Esperaba que pudiera entender por la
intensidad con la que la miraba que no estaba bromeando—. Nunca ha
sido una madre para Hunter. Sé que podría ser difícil de creer, pero es
verdad.
—Pero es su madre —señaló Autumn, claramente no entendiendo el
comentario—. Más de lo que nunca lo seré. Le dio a luz.

300
—Sí, y eso es todo lo que hizo —le aseguré—. Ahí es donde su
implicación con nuestro hijo llega a un alto. ¿Entiendes lo que estoy
diciendo?
—Supongo. —Arrugó su nariz, y pude decir que estaba luchando para
asimilar lo que estaba diciendo.
—Te estoy diciendo que esa mujer no tuvo nada que ver con criar a
Hunter —le aseguré con firmeza—. Podría haberlo traído al mundo, claro,
pero eso es todo. Lo siento, pero no es el tipo de mujer que consideraría
una madre, ¿lo harías tú?
Me miró con fijeza por un largo momento, claramente intentando
comprender lo que le estaba diciendo. Juntó sus labios y respiró hondo.
—¿Y si quiere volver a su vida? —inquirió en voz baja—. ¿Qué sucede
conmigo entonces? ¿No seré innecesaria?
—Autumn, ese nunca va a ser el caso contigo. —Apreté su mano con
fuerza—. Incluso si por un jodido milagro se las arregla para convencerme
y a un juez de que habla en serio sobre estar en la vida de Hunter de
nuevo, no me importa una mierda. Sigues siendo importante para mí, y
seguirás siendo importante para Hunter.
Bajó la mirada y fue como si hubiera algo que quisiera decirme pero
no supiera cómo hacerlo. Pero entonces negó y se las arregló para sonreír.
—Lamento seguir sacándolo a colación —dijo, suspirando—. Quiero
ser capaz de dejarlo tanto como lo haces. Solo no parece que pueda sacarlo
de mi cabeza, eso es todo. Qué pasaría si ella volviera, apropiadamente.
—Bueno, las oportunidades de eso parecen jodidamente pocas —le
prometí—. E incluso si lo hace, Hunter todavía va a adorarte. Sabes
cuánto te quiere, ¿verdad?
—Me hizo una tarjeta la semana pasada. —Me sonrió—. Me preguntó
cuándo iba a volver.
—¿Quieres venir conmigo a recogerlo de casa de Raymond? —sugerí—
. Estoy seguro que estaría muy feliz de verte.
—¿Sabes qué? Claro. —Asintió—. Oh, hablando de Hunter, ¿qué más
vas a hacer con él ahora que tienes el resto de las vacaciones de primavera
desocupadas?
—He estado pensándolo un poco —dijo—. Creo que voy a llevarlo a
pescar. En el yate. Realmente lo disfrutó cuando fuimos antes, y creo que
sería bueno para nosotros salir de casa por un rato, ¿sabes? Ambos

301
estuvimos pasando el rato allí demasiado después… después de lo que
pasó entre nosotros.
—Eso suena divertido —dijo, y le alcé mis cejas intencionadamente.
—Totalmente vas a venir también —le dije—. A Hunter le encantará
que vengas.
—Oh, y serás qué, ¿bastante ambivalente sobre el asunto? —se burló.
—Oh, estoy seguro que podría encontrar una manera de pasar por
ello —repliqué, y se inclinó y me dio un beso.
—Eso suena divertido… si no te importa que me entrometa.
—Nunca te entrometes —le aseguré—. Eres parte de la familia ahora.
—¿Tengo una opción en el asunto? —Puso una expresión juguetona.
Negué.
—De ninguna manera —repliqué, y me moví para estar en el asiento
junto a ella. Miré las nubes bajo nosotros y sentí una oleada de paz
sabiendo que pronto iba a estar con mi hijo. Incluso si no lo extrañaba en
un nivel inmediato, había algo profundo dentro de mí que lo hacía, algo
que necesitaba estar cerca de él sin importar qué. Y pronto, lo estaría.
A pesar de la duración del vuelo y cuán cansados estábamos, fuimos
directamente a casa de Raymond tan pronto como llegamos para recoger a
Hunter. Había enviado un mensaje por adelantado, diciendo que ambos
iríamos, pero le había pedido a Raymond que no se lo mencionara a mi
hijo. Quería ver la mirada en su rostro.
Cuando abrió la puerta, supe que había valido la pena. Prácticamente
se arrojó sobre Autumn, envolviendo sus brazos con fuerza a su alrededor
y sacando todo el aire de ella mientras se aferraba a ella. Se rió y palmeó
su cabeza suavemente.
—Es tan bueno verte —le dijo Hunter.
—También a ti —concordó Autumn, finalmente apartándose de su
agarre. Los miré a ambos. No importaba qué pasara con Karla, estos dos
eran mi familia. Estos dos y nadie más. Eso era todo lo que importaba.
Siempre y cuando los tres estuviéramos juntos, encontraríamos una
manera de solucionar cualquier cosa que el mundo decidiera arrojarnos.

302
58
AUTUMN
Un revoloteo de emoción me golpeó cuando nos dirigíamos al muelle.
Nunca había pescado antes, y tenía la sensación de que iba a ser una
inútil, pero eso no significaba que estuviera menos ansiosa por pasar
tiempo con mis dos chicos favoritos en el mundo.
—¿Así que vas a enseñarme lo que tengo que hacer? —le pregunté a
Hunter, volviéndome hacia él en el asiento trasero del auto. Holden nos
estaba llevando desde su casa a donde nos habíamos dirigido la noche
anterior después de recogerlo de la casa de Raymond. Había sido más que
dulce hacer el desayuno con ellos dos juntos antes de que saliéramos para
nuestro día en el barco.
—Lo intentaré. —Hunter asintió como si se tratase de una gran y
noble tarea, y se la tomara muy en serio—. No es difícil cuando entiendes
el truco, pero la mayor parte es cuestión de suerte al principio.
—De acuerdo, es bueno oír eso —le dije—. Nunca he sido muy bueno
en las actividades al aire libre.
—No te preocupes. Te mostraremos todo lo que necesita saber. —
Holden me dio una sonrisa por el espejo, y yo se la devolví. No podía creer
que tratara de alejarme de esto. Aunque sabía intelectualmente que tenía
mis razones, la idea de perderme esto, todo lo que había compartido con
ellos en los últimos días, me hizo doler el corazón. Estaba tan contenta de
estar aquí, y haría todo lo que estuviera en mi mano para detener el
enredado desorden de la inseguridad, que a veces crecía y amenazaba con
apoderarse de mí. Iba a tener que acostumbrarme a estas cosas, dado que
Karla probablemente no iba a abandonar nuestras vidas de esa manera,
pero podía evitar la idea por un tiempo en estos momentos felices en los
que realmente creía que podía ser madre de Hunter, cuando creía que él
podía verme de esa manera.
Llegamos al muelle y nos dirigimos al barco, y dejé que mi mente
volviera a la primera vez que vine aquí, cuando Holden me había llevado en
su yate privado para mostrarme su vida y lo sorprendido que se había
sentido cuando le dije que este tipo de cosas no me impresionaban mucho.

303
Poco después, me llevó a una cita real, la primera cita en la que habíamos
estado juntos, y tuvo en cuenta cada pequeño detalle de lo que le dije que
quería cuando me pidió el contrapunto a su yate.
Y volvimos aquí como una familia, no porque quisiera mostrarme este
lugar, sino porque sabía que su hijo lo disfrutaría. Por eso me atraía tanto
Holden, por eso lo adoraba tanto. Su familia era lo primero, y parecía que
yo era parte de eso ahora.
Aquel día hacía viento, y Holden me prestó una chaqueta del yate
para mantenerme caliente. Me sonrió mientras me la ponía sobre los
hombros, y sentí ese pequeño frasco de atracción hacia él una vez más.
Había algo en verlo con su hijo, su bondad y compasión que lo hacía aún
más perfecto para mí. Había una madurez en él que nunca había visto en
nadie más con quien había salido antes.
—Vamos, salgamos. —Holden fue a tomar el control del barco, y
Hunter me tomó de la mano y me llevó a la cabaña donde estaba todo el
equipo de pesca.
—Bien, ¿entonces qué hace eso? —pregunté, señalando los diferentes
tamaños de anzuelos que colgaban de un estante en la pared—. ¿Por qué
hay diferentes tamaños?
—Depende de lo que estés pescando —me dijo con autoridad—.
Tienes una de las líneas como esta...
Dejé que Hunter me guiara y fruncí el ceño mientras trataba de
mantener el ritmo. Nunca había hecho esto antes, y no quería parecer una
idiota haciéndolo. Ninguno de los dos iba a juzgarme si terminaba
metiendo la pata de alguna manera, pero aun así, estaba en una etapa de
la relación en la que quería superarme y demostrar mi brillantez a cada
paso. No es que mi personalidad me lo permitiera, pero una chica podía
soñar.
Holden bajó para unirse a nosotros y agarró mi mano mientras me
llevaba a la cubierta. El yate estaba quieto, el agua calmada a nuestro
alrededor, e inhalé profundamente un poco de aire ligeramente salado.
—Una chica podría acostumbrarse a esto —le dije a Holden cuando
Hunter fue a colocar nuestras sillas en su lugar.
—Espero que una chica lo haga —contestó, y mirando a su alrededor
para asegurarse de que su hijo no mirara, plantó un beso rápido en mis
labios.

304
—¡Allí! —exclamó Hunter. Saltamos a un lado como si hubiéramos
sido atrapados, pero cuando lo miramos, estaba apuntando hacia el agua
que estaba debajo de él—. Hay un montón de peces aquí —nos dijo
excitado, acercándose para unirse a nosotros—. Deberíamos empezar.
—Deberíamos —estuvo de acuerdo Holden, alejándose de mí. Un poco
de calor me subía por el cuello, así que me subí la chaqueta y esperé que
Hunter no se diera cuenta de mi pequeño rubor.
Unos momentos después, Hunter y Holden me hablaban con
entusiasmo de lo que tenía que hacer. Tenía los pies enganchados
alrededor de la base del asiento para evitar que se desplomara, y estaba
agarrando el poste como si fuera lo único que me mantenía segura. Esto
era profundamente extraño, y no tenía idea de lo que se suponía que debía
hacer.
—Y ahora cuando pones el cebo, todos se acercan —me dijo Hunter,
asomándose al agua.
—¡Mira! ¡El hilo se mueve! ¡Ha mordido uno! —exclamó Holden
excitado. Sentí el tictac de la varilla en mis manos.
—¿Qué hago? —grité, mi cuerpo tenso. Quería dejarlo ir, pero sabía
que tenía que mantenerme firme. Apreté mi agarre, y Holden se movió
detrás de mí, cubriendo mis manos con las suyas y guiando mi leve
temblor hacia algo más factible.
—Bien, tranquilízate. —Me guió los brazos hacia arriba, y la caña
salió suavemente del agua. No sabía por qué, pero me sorprendió ver que
realmente había un pez en el otro extremo. Una parte de mí estaba
convencida de que sólo se iba a salir una bota vieja o algo así, pero ahí
estaba, el pececillo que se movía al otro lado de la línea.
—¡Tienes uno! —exclamó Hunter triunfante, y me tocó el hombro en
una celebración de mi éxito.
—¿Qué pasa ahora? —pregunté cuando Holden comenzó a enrollar el
hilo por mí.
—Lo sujetaré y lo pondré en hielo —me dijo—. Y podemos llevarlo al
carnicero y prepararlo para la cena de esta noche. ¿Qué te parece eso?
—Siempre y cuando no tenga nada que ver con prepararlo. —Hice
una cara, y Hunter se rió.
—No lo harás —me aseguró Holden, sacando cuidadosamente el pez y
girándose para entrar en la cabina.

305
Hunter se sentó a mi lado y se puso en fila. Lo observé divirtiéndome
mientras colocaba hábilmente la caña y la dejaba caer al agua, y luego me
levanté de mi asiento para poder agacharme detrás de él y mirar.
—¿Estás disfrutando tus vacaciones de primavera hasta ahora? —le
pregunté. Me sentí un poco culpable de que Holden hubiera pasado tanto
tiempo conmigo en Las Vegas, pero Hunter parecía feliz de que ahora
estuviéramos todos juntos.
—Un montón. —Me sonrió, y miró por encima del hombro para
comprobar que su padre no le escuchaba. Se me cayó el corazón. La
última vez que esto había ocurrido, me había preguntado por su madre, y
lo último que quería era otra conversación para la que no tenía las
respuestas—. ¿Puedo preguntarte algo? —Me miró mientras la caña se
quedaba quieta en el agua que teníamos debajo. Asentí.
—Por supuesto.
—¿Quieres a mi padre?
La pregunta prácticamente me dejó boquiabierta. Abrí y cerré la boca
un par de veces, con la boca abierta como un pez arrancado del agua, y me
esforcé en pensar a doble velocidad para tratar de encontrar una respuesta
decente a esa pregunta. No tenía ni idea de cómo responder.
—Uh, me gusta mucho. —Eventualmente asentí—. Y realmente
disfruto de pasar tiempo con vosotros dos. ¿Por qué lo preguntas?
—Porque creo que te quiere. —Frunció el ceño—. No lo dice, pero creo
que sí lo hace.
Me quedé en silencio por un momento. Honestamente, mi corazón
estaba tan lleno en ese momento, que podría haberme puesto de pie y
haber golpeado el aire. Tuve que recordarme que Hunter era un niño con
una comprensión del amor, y para él, cualquier tipo de relación tenía que
ser amor verdadero porque eso es lo que le habían enseñado toda su vida.
Pero las palabras que salían de su boca eran tan dulces, aunque Holden
mismo no las había dicho todavía.
—Bendito sea tu corazón. —Me incliné y le di un gran abrazo,
empujando la caña unos centímetros a la izquierda y fuera de la zona que
había elegido para pescar. No pareció importarle. Él me abrazó y yo cerré
los ojos y sentí una oleada de lo que sólo podría describirse como amor
maternal por este hombrecito aquí. No había estado segura de poder
sentirlo hasta ese momento, pero no podía negarlo.

306
—¿Están bien, chicos? —preguntó Holden, y solté a Hunter y volví a
mi asiento. No quería que Holden escuchara de lo que estábamos
hablando. Lo último que quería era que se sintiera presionado para
decirme esas palabras antes de que estuviera listo. Aun así, fue un
pequeño y dulce impulso escucharlas de alguien y saber que Hunter
aprobaba nuestra relación lo suficiente como para llamarla amor.
—Genial —le dije, y salió para unirse a nosotros, frotándose las
manos para protegerse del frío.
—Veamos qué más podemos cenar esta noche —comentó mientras se
acomodaba en su asiento, y yo me incliné para ver a los dos pescar. Eran
tan parecidos cuando estaban intensamente concentrados, ese pequeño
surco en su frente, sus labios apretados. Estaba tan claro que eran
familia. Y estaba empezando a creer que yo también podía ser parte de esa
familia.

307
59
HOLDEN
—¿Qué quieren hacer hoy? —pregunté mientras deslizaba fuera el
ultimo panqueque del sartén al plato. Autumn lo tomó y lo llevó a la mesa
del desayuno donde Hunter estaba esperando, todavía en su pijama de
tiburón.
—Bueno, este es el último día de las vacaciones de primavera de
Hunter —señaló Autumn—. Creo que deberíamos dejarle decidir, ¿no
crees?
Tomé el café que le preparé a Autumn, y me uní a ellos para
desayunar. La luz estaba filtrándose por la ventana, y podía decir que iba
a ser un día más cálido de los que tuvimos antes, no que la calidez en mi
corazón no fuera más que suficiente en este momento.
—Entonces, ¿qué quieres hacer hoy, Hunter? —Giré hacia mi hijo
mientras se comía su primer panqueque, cubriéndolo de jarabe de maple
como siempre lo hacía. Juro que su apetito había aumentado los últimos
días que Autumn había estado con nosotros, como si hubiera levantado un
peso de sus hombros.
—Vi una feria en el muelle —me dijo una vez que masticó y tragó,
tomando un trago de su jugo de naranja—. Vi un cartel ayer.
—¡Definitivamente deberíamos de ir! —Autumn parecía emocionada
con la idea—. Solía ir de vez en cuando. Creo que es el mismo. Solía estar
durante el último fin de semana de las vacaciones de primavera cuando
era niña. Es cursi, pero realmente divertido. Y la comida es genial.
—Bueno, entonces está decidido. —Le sonreí a ambos—. A la feria
entonces.
Nos vestimos y limpiamos, y conduje hasta llegar a la feria. Nunca
pensé que Hunter estaría interesado en algo así, pero parecía que se
estaba abriendo más con lo que realmente quería ahora que Autumn
estaba cerca. Ella era una buena influencia para él. Esperaba que estos
últimos días hubiera levantado cualquier preocupación de su mente sobre
que no era suficiente para él, para nosotros, porque lo era. Ella era

308
exactamente la clase de mujer que siempre soñé en tener en mi vida para
Hunter. Amable, divertida, gentil, comprensiva, inteligente. Era un jodido
extra que nos gustábamos mucho también.
Cuando llegamos, el lugar ya estaba lleno con familias. Hunter
normalmente era un poco precavido con grandes multitudes, pero salió
volando del carro y hacia la entrada, obligando a Autumn a apresurarse
para estar con él. Observé por un momento como los dos corrían juntos y
luego troté para alcanzarlos. Quería recordar cada pequeño momento
como este, lo bien que se sentía tener una familia completa y no solo ser
Hunter y yo.
Pagué nuestras entradas, y Hunter se detuvo un momento tan pronto
cruzó la puerta. Parecía un poco abrumado por todo lo que había, como si
no tuviera idea por dónde comenzar. Tenía que admitir, había muchos
lugares a donde ir, un carrusel, sillas voladoras, docenas de puestos
vendiendo juguetes o alimentos fritos, y otros que parecían juegos simples
donde podrías ganar juguetes de peliche o armas falsas por participar.
—Este es exactamente al que iba mientras crecía. —Autumn suspiro
mientras miraba alrededor—. Hombre, no había estado aquí en tanto
tiempo. Debía de esforzarme más.
—¿Dónde recomiendas iniciar? —pregunté, colocando mi mano en el
hombro de Hunter para asegurarme que no corriera una vez más—. Como
la mujer conocedora.
—Hmmm. —Golpeó su dedo contra su barbilla pensativamente—.
¿Qué les parece si iniciamos con los juegos mecánicos? La comida y luego
los juegos para en caso de ganar algo no tener que arrastrarlo con
nosotros todo el día.
Asentí.
—Eso suena genial. ¿Qué te parece a ti, Hunter?
—Seguro —afirmó, claramente aliviado de tener un poco de guía sobre
todas las cosas divertidas que podíamos hacer. Tomó a Autumn de la
mano y se dirigió directamente hacia una pequeña montaña rusa que
parecía a punto de desmoronarse, y fui detrás de ellos.
Pasamos la primera hora en todos los juegos al menos dos veces.
Hunter amaba cada segundo de ello, mirando a la mecánica del carrusel
mientras esperábamos en fila y le preguntaba al hombre al frente cómo
funcionaba. Luego pasamos a la comida, que era ridículamente grasosa y
engordarte y también ridículamente deliciosa. No había comido un pastel

309
en cono en años, y tan pronto le di una mordida, fui transportado de
regreso a la edad de Hunter, sacudiendo las piernas contra la banca a un
costado del muelle durante una tarde de otoño. Autumn me sonrió
mientras comía.
—¿Bueno? —preguntó y yo asentí.
—Increíble —respondí, Hunter estaba intentando meter en su boca un
enorme cono de helado, y rápidamente presioné unas servilletas en sus
manos antes de que las cosas se salieran de control.
—Deberíamos de hacer esto todo el tiempo —dijo Hunter, suspirando
en satisfacción.
—Bueno, regresas a clases mañana —le recordé—. Pero regresaremos
aquí el próximo año, ¿está bien?
—Podríamos tomarnos un tiempo fuera —dijo Hunter esperanzado—.
¿Quizás otra semana?
Me reí y sacudí la cabeza.
—Buen intento, amiguito, pero me temo que no funciona así. —
Sacudí su cabello—. Tienes que regresar a clases, y ambos tenemos que
regresar al trabajo, ¿verdad, Autumn?
—Cierto. —Hizo un gesto a Hunter en simpatía—. Pero quiero regresar
el próximo año.
—¡Podemos hacerlo una tradición! —sugirió Hunter emocionado. Miré
hacia Autumn, que me sonrió.
—Quizás podríamos. —Estuve de acuerdo.
Lo siguiente para nosotros fue dirigirnos a los puestos de juegos. Eran
tontos jueguitos, la mayoría era que lanzáramos pelotas para que
aterrizaran en pequeños cartones, al principio, ninguno de nosotros tuvo
mucha suerte con estos, pero luego, logré ganar algo. Observé que el
hombre detrás se subió en su silla, movió un poco las manos, y luego jaló
de lo primero que tocó. Colocó un enorme oso de peluche delante de
nosotros.
Lo levanté y se lo di a Autumn, quien miró a Hunter primero.
—¿Seguro que no lo quieres? —le preguntó, y Hunter sacudió su
cabeza.
—Creo que deberías tenerlo —le dijo, y lo apartó de mis brazos,
llevando a la enorme cosa a su pecho y luego abrazándolo.

310
—Es perfecto. Gracias. —Me sonrió—. ¿Qué quieres hacer ahora?
Los tres continuamos paseando por la feria, yendo a todos los
puestos, incluso cuando el sol comenzó a bajar detrás de nosotros. Estaba
haciendo un poco de frío, y deslicé mi chaqueta alrededor de los hombros
de Autumn mientras visitábamos los últimos puestos y caminábamos a la
entrada. Hunter me miró, y parecía satisfecho con mi elección como si le
gustara cuando me esforzaba en ser romántico. Bueno, él tenía que
aprender esa mierda de alguien, ¿no es así? Quería que mi hijo fuera un
caballero cuando fuera hora.
—Hombre, estoy cansada. —Autumn se estiro, el oso de peluche bajo
su brazo—. ¿Crees que deberíamos salir de aquí? Podría necesitar algo real
para comer en tu casa.
—Eso probablemente sea una buena idea. —Estuve de acuerdo.
Había notado que Hunter había permanecido en silencio los últimos diez
minutos, y sabía que se estaba cansando y que probablemente él
necesitaría un descanso—. Entonces vamos. —Tomé la mano de Hunter, y
los tres nos dirigimos al carro.
Hunter estaba lo suficientemente cansado para no jalar de mí como
normalmente haría, y sentí un poco de felicidad al sostener su mano así.
Me recordaba cuando él había sido muy pequeño, cuando realmente me
necesitaba, y extrañaba tanto eso algunas ocasiones. Autumn tomó mi
otra mano y golpeó su cadera contra la mía mientras caminábamos,
calidez se esparció por mi pecho sabiendo que toda la familia estaba junta.
Podía hacer esto todo el día, solo caminar con ellos a donde quisieran ir.
Se sentía tan bien, los tres juntos así, y no podía imaginarme que me
aburriera.
Mientras llegamos a la salida de la feria, la vi, y me congelé en el
lugar.
Por un segundo, intenté convencerme que no había forma que fuera
ella, que no había forma que ella realmente estuviera aquí. Ella debió de
haberse ido del pueblo, tan pronto se dio cuenta que no estaba cayendo en
su trampa. No había escuchado de ella en un tiempo, y asumí que se
había dado por vencida, pero no había manera de confundirla. Ella estaba
mirando a otro lado, medio girada con sus ojos entrecerrados a la
dirección opuesta, pero parecía que estaba buscando algo. O alguien.
¿Nosotros?

311
—Holden, ¿algo sucede? —preguntó Autumn, mirando hacia la
dirección en que yo miraba, intentando buscar que había llamado mi
atención. Sacudí la cabeza.
—Nada —murmuré—. Sigamos. Vamos a casa.
Agaché la cabeza y resé por todos los santos que no nos hubiera
descubierto. ¿Cuánto tiempo había estado aquí? El lugar comenzaba a
vaciarse, y ella pudo habernos visto antes. Quizás el motivo por el que
estaba en la salida era con la esperanza de poder interceptarnos y
atraparnos antes de salir. ¿Pero con qué propósito? ¿Qué estaba haciendo
Karla aquí? ¿Era una coincidencia o nos había seguido?
Apresuré el paso fuera de la feria y de regreso al carro, mi corazón
golpeando mi pecho. Sentía como si hubiera visto un fantasma de mi
pasado, alguien que se despertó de la muerte para asustarme. Tan pronto
llegamos al carro, tomé el volante y dejé escapar un largo suspiro. Hunter
tenía sus ojos cerrados y su cabeza contra la ventana, así que no creo que
notará mi reacción, pero Autumn seguro lo hizo.
—¿De qué se trata? —preguntó cuidadosamente, y sacudí la cabeza.
—Nada —respondí rápidamente, mi voz más dura de lo que
pretendía—. Es solo… lo lamento. Estoy cansado, es todo. Han sido unos
largos días.
—Vayamos a casa, ¿sí? —Autumn me sonrió, colocando una mano en
mi brazo. Su toque fue suficiente para regresarme a la tierra, para
recordarme que Karla no nos había visto y que habíamos salido ilesos.
—Sí, vayamos a casa. —Salí del estacionamiento y comencé el viaje de
regreso a casa, la mano de Autumn todavía en mi brazo. Fue en ese
momento en que me di cuenta que se había referido a mi hogar, por
primera vez, como su casa. Eso fue suficiente para levantar el estrés de lo
que había sucedido, lo suficiente para sacarme una sonrisa.

312
60
AUTUMN
—Bien, bien. Regresaste a tiempo, por lo que veo —dije cuando Zoe
entro al salón. Se veía exhausta pero satisfecha, y se hundió en una de las
pequeñas silla frente a mi escritorio tan pronto cruzó la puerta—. ¿La
pasaste bien? —pregunté mientras deslizaba sus dedo a través de su
cabello enredado y bostezaba.
—Oh, sí —admitió—. La pasé increíblemente bien. Pero perdí todos
mis ahorros.
—¿De qué demonios estás hablando? —exclamé. No había escuchado
mucho de Zoe desde que me fui con Holden unos días antes, pero asumí
que había estado con el atractivo hombre con el que dijo había estado
follando, no desperdiciando su dinero.
—Oh, relájate. No recuerdo hacerlo, así que no cuenta. —Movió la
mano y me lanzó una sonrisa pervertida—. Además, estoy segura que mi
nuevo hombre vale la pena.
—¿Ahora estás saliendo? —le pregunté, y se encogió de hombros.
—Honestamente, no tengo idea, pero realmente no me importa —
respondió—. Vive a cientos de kilómetros o algo así de Portland, y dijo que
vendría al pueblo a visitar tan pronto pudiera. Realmente no puedo
esperar a que venga si sabes a lo que me refiero.
—¿No puedes esperar a volver a tener sexo con él? —Llené los
espacios en blanco por ella, y me señaló.
—Exactamente.
Le sonreí.
—Bien, me alegro que la pasaras bien. ¿Cómo te sientes sobre estar
de regreso?
—Es bueno volver a la realidad —confesó—. Amé todo en Las Vegas,
pero me alegra estar en casa también. ¿Y a ti? ¿Cómo fueron las cosas
ahora que regresaron? ¿Oficialmente regresaron?

313
—Yo lo diría. —Asentí, una sonrisa en mi rostro—. Quiero decir,
pasamos toda la semana juntos, los tres, y me quedé en su casa todo el
tiempo, así que puedes considerar que regresamos. ¿No es así?
—Oh, me alegra tanto por ti. —Zoe golpeó mi brazo emocionada—.
Ustedes hacen una hermosa pareja. Y Holden parece realmente dulce.
—Apenas y has pasado tiempo con él —resalté.
—¿Entonces me dices que tengo la impresión equivocada? —Zoe
levantó una ceja, y suspiré y sacudí la cabeza.
—No, no quería decir eso —me corregí—. Solo estoy diciendo que me
gustaría que ustedes se conocieran mejor, dado que ambos son partes
importantes de mi vida.
—Oh, me halagas. —Movió una mano a su corazón y sonrió—. Me
encantaría pasar más tiempo con él. Quizás, ¿podríamos ir en una cita
doble cuando Kieran regrese al pueblo?
—Suena increíble —dije mientras ella revisaba el reloj y se ponía de
pie.
—Oye, tengo que salir de aquí —señaló—. Necesito preparar las cosas
para todos los niños.
—Buena suerte —le dije, y me hizo una mueca. Ella sabía al igual que
yo que intentar calmar a los niños regresando de sus vacaciones era una
de las cosas más difíciles que un maestro podía hacer. Salió, y regresé a la
planeación que tenía para el resto del día. Descubrí que si tenías un
horario muy ocupado, los niños no se aburrirían y no estarían ansiosos
por su primer día de regreso.
Alguien llamó a la puerta, y miré hacia arriba, preguntándome por
qué Zoe no entró como normalmente lo hacía, pero vi a una mujer que no
reconocí parada junto a la puerta. Ella era un poco mayor que yo, con
cabello oscuro y ojos afilados. Le sonreí.
—¿Puedo ayudarle? —pregunté amablemente, y ella miró alrededor y
entró al salón, cerrando la puerta detrás de ella.
—Realmente espero que pueda —respondió, mordiendo su labio y
abriendo los ojos. Parecía tener la edad para ser el padre de alguno de los
niños en mi clase, pero conocía a la mayoría de los padres con solo verlos,
y no tenía idea de quién demonios era ella.
—¿Puedo preguntarle de qué se trata? —presioné. No estaba segura
por qué, pero una oleada de aprensión se deslizó por mi cuello, mi cuerpo

314
se tensó mientras se acercaba a la mesa. No estaba segura qué era, pero
algo me decía que estaba mal, colocándome en modo pelea o huye.
—Es sobre… —Dudó por un momento, hundiéndose en el asiento
frente a mi antes de hablar—. Es sobre Hunter.
Mis ojos se ensancharon. Las piezas uniéndose antes de que
explicara.
—Soy su madre —me dijo—. Karla. Encantada de conocerla.
Extendió una mano hacia mí, y la tomé sin pensar, pero tan pronto
nuestros dedos se encontraron, sentí que había traicionado a Holden de
cierto modo. Él odiaba a esta mujer, odiaba que ella estuviera intentando
meter las garras hacia su hijo, y aquí estaba yo siendo una anfitriona para
ella. Pero no podría sacarla, ¿verdad? No quería causar ninguna escena, y
parte de mí estaba intrigada en descubrir qué tenía que decir. Bueno, y
descubrir exactamente cómo es que me encontró y si estaba aquí porque
era la maestra de Hunter o la novia de Holden.
—Vengo a ti hoy —suspiró profundamente y sacudió la cabeza, como
si no creyera que tuviera que pedirme esta clase de ayuda—, porque
necesito que me ayudes a verlo otra vez.
—No sé a qué se refiere —mentí, decidiendo jugar el papel de tonta en
la esperanza de que me contara su lado de la historia.
Volvió a suspirar, esta vez más irritada, y mirándome como si fuera
una estúpida antes de continuar.
Ella hizo un sonido con su lengua y respiró profundamente.
—Quiero decir, se me alejó de mi hijo por todos estos años. Por años.
¿Tiene hijos? ¿Sabe cómo es?
—No, no tengo —confesé, a pesar de que Hunter saltó a mi mente
cuando hizo esa pregunta. Sí, él no era mi hijo, pero algo maternal
comenzó a crecer dentro de mí por él, a pesar de todo.
—Entonces no puede comprender por lo que he pasado. —Sacudió la
cabeza una vez más, tocando sus mejillas con sus dedos como si estuviera
secando lágrimas, pero no pude ver nada. Me moví en mi asiento. Esto se
sentía mal, tener esta conversación sin Holden aquí, pero no es que tuviera
un botón de pánico que pudiera presionar para que corriera a mí,
¿verdad?-. Su padre me ha tenido fuera de su vida. —Se movió al frente—.
Él lo escondió de mí, básicamente, injustamente alejándome de mi hijo. Y

315
he tenido que tomar medidas drásticas para recuperarlo. ¿Entiende a lo
que me refiero?
—¿Qué clase de medidas? —pregunté, haciéndome la tonta.
—Necesito que me dejes verlo —explicó—. Es por eso que vine aquí
hoy. Sabía que alguien neutral como tú podría escucharme, razonar, y ver
lo injusto que ha sido que se me tenga alejada de mi hijo.
—Me temo que no puedo dejar que ningún adulto sin autorización vea
a los niños de nuestros salones —le dije calmadamente—. ¿Tiene alguna
carta de Holden?
—Holden nunca me dejaría verlo, ese es el punto —respondió Karla.
Esto claramente no estaba saliendo como ella esperaba que saliera, y me
estaba divirtiendo un poco de lo frustrada que se estaba volviendo con
todo esto. Sabía que era cruel, pero entonces, ella también lo era. Ella fue
quien abandonó a Hunter y Holden, y ella fue la que había tomado su
decisión. No tenía permiso de regresar a la vida de su hijo como si nado
hubiera sucedido. Así no era como funcionaba, y no iba a permitirle que
viniera aquí y tratara de llenarme de culpa para hacer todo lo que deseara.
—Muy bien, pero no podemos dejar que vea a ninguno de los niños
hasta tener autorización —repetí—. De otro modo, cualquiera podría venir
y preguntar por cualquier niño que deseara. ¿Ve a lo que me refiero?
—¿No puede ver que soy su madre? —Se movió al frente
mostrándome su cara, y la escaneé por un largo momento. Podía decir sin
duda alguna, que nunca me hubiera imaginado que fuera la madre
biológica de Hunter. Hunter tenía tanto de Holden en él, no solo en la
manera en que se veía sino también en la forma que era, la manera en que
se movía, la manera en que hablaba, la manera en que actuaba. Esta
mujer claramente no tenía anda que ver con el niño, y se mostraba. Solo
eso aumento mi convicción de mantenerla alejada a toda costa como
Holden siempre lo había querido.
—Me temo que hasta que muestre documentos legales que confirmen
su relación con Hunter, le voy a pedir que se vaya —me levanté y apunté
firmemente a la puerta.
—No me voy a ir a ningún lado. —Cruzo los brazos sobre su pecho y
me miró expectante.
—Si no se va, voy a llamarle a la policía —le dije—. Tenemos que
pensar en la seguridad de nuestros niños, y no puedo permitirle…

316
—No tienes idea con quién te estás metiendo. —Karla se levantó,
tomando mis amenazas en serio, por primera vez—. No tienes idea.
¿Realmente crees que puedes mantenerme alejada de mi hijo? Solo eres
una simple maestra que está demasiado invertida. Hunter necesita una
madre en su vida, y no puedes entenderlo porque no tienes hijos propios…
—Por favor, necesita irse. —Volví a señalar a la puerta, rezando
porque el temblor en mi voz no fuera audible para ella. Ella me parecía la
clase de mujer que se abalanzaría sobre cualquiera debilidad que
presintiera y hundiría sus garras en estas, sin soltarte hasta que te
explotara en la mayor medida posible—. Llamaré a seguridad. —Levanté el
teléfono de mi escritorio, a pesar de que no tuviéramos un equipo de
seguridad en la escuela durante la semana. Oraba porque no notara mi
engaño, y aunque permaneció por un largo momento, finalmente sacudió
la cabeza y se dirigió a la puerta.
—Solo eres una maestra. —Sacudió su dedo hacia mí mientras
retrocedía—. No sabes qué estás haciendo, y no sabes con quién estás
lidiando.
Llevé el teléfono a mi oreja, dándole una mirada severa, y finalmente,
salió por la puerta, azotándola detrás de ella. Hunter todavía no llegaría, al
menos podía contar con ello, así que no se encontraría con él en el
corredor para tomarlo o algo así.
Me hundí en mi asiento, mi corazón acelerado. No podía creer que
acabara de hacer eso. La había mirado a los ojos, y la había alejado. Todas
esas dudas que tuve, todos esos temores de ella siendo la verdadera madre
de Hunter, habían comenzado a hundirse, y oscurecerse y apagarse dentro
de mí. Ahora que la había conocido, podía ver a qué se refería Holden, que
ella no tenía ni un hueso en su cuerpo que quisiera ser madre. Hunter
estaba mejor sin ella, sin importar lo que ella creyera.
Tenía que defender a Holden y lo que pensaba era lo mejor. Tenía que
proteger a Hunter donde lo necesitara. Casi me hizo soltar una risita, la
idea de que Hunter estaba en el medio de todo esto y no tenía idea. Pero
era mejor que nunca lo descubriera, mejor que no supiera que era el
centro de algo, y mejor que Holden y yo trabajáramos en tenerlo lo mejor
protegido posible. Teníamos que mantener a esa mujer alejada de él a toda
costa.
Aun así, ella había dado un paso al venir a la escuela. Había llevado
las cosas al siguiente nivel. ¿Quién sabía de qué sería capaz la siguiente
vez? Mi corazón se estremeció con ese pensamiento. Me obligué a regresar

317
mi atención a la planeación delante de mí y alejar mi mente de Karla y la
amenaza que había lanzado hacia mí.

318
61
HOLDEN
El primer día de regreso, después de las vacaciones de primavera,
sabía que tenía que hacer algo para facilitarle la transición a Hunter. Así
que los dos habíamos bajado a la cafetería no muy lejos de la escuela para
tomar un desayuno, y Hunter estaba charlando alegremente sobre cuánto
había disfrutado sus vacaciones con Autumn y conmigo.
—Estoy tan contento de que todo haya vuelto a la normalidad —dijo
mientras tomaba un sorbo de su jugo de manzana. Le sonreí.
—Yo también, hijo. —Estuve de acuerdo—. Yo también.
—¿Crees que Autumn se quedará esta vez? —preguntó, una pregunta
simple pero llena de significado. Sabía que no lo decía de esa manera, pero
era imposible no leerlo así, ya que él estaba tratando de encontrar una
sensación de seguridad después del desastre de todo lo que había
sucedido.
—Creo que ella lo hará. —Asentí, y él sonrió.
—¿Crees que...? —Se tragó las palabras antes de que pudiera
decirlas.
—¿Creo qué? —Lo presioné. Me había dado cuenta de que Hunter se
estaba abriendo mucho más de lo habitual desde que había regresado
Autumn, y me hizo muy feliz verlo decir su opinión con más claridad que
antes.
—¿Crees que Autumn va a ser mi mamá? —preguntó finalmente, y le
sonreí. Esa era la cosa más dulce que lo había escuchado decir.
—Sabes, no... —Antes de que pudiera continuar, mi teléfono zumbó
contra mi cadera y lo saqué de mi bolsillo. Un mensaje de Autumn. Lo
abrí, asumiendo que solo iba a ser un mensaje de “buenos días”, pero mi
corazón se desplomó cuando vi lo que realmente era.
Escudriñé el mensaje tres veces antes de que realmente lo
comprendiera. Karla había ido a la escuela, tratando de hacer sentir

319
culpable a Autumn para que la dejara ver a Hunter. Autumn la había
rechazado, pero Karla parecía decidida a hacerle saber que no iba a
desaparecer tan fácilmente. Apagué mi teléfono y cerré los ojos por un
momento. Ella se estaba acercando. ¿Nos había visto en la feria? ¿Nos
había seguido allí?
—¿Papá?
Abrí los ojos y encontré a mi hijo sentado frente a mí, el hijo al que
estaba tratando de proteger de todo esto. Mi corazón se hundió cuando me
di cuenta de que tenía que saber la verdad. No podía seguir ocultándole
esto. Si ella estaba yendo a su escuela, solo Dios sabía dónde más podría
tratar de encontrarlo, y yo necesitaba que él pudiera defenderse si ella
aparecía en algún lugar cuando no lo esperábamos.
—Hunter, hay algo que necesito decirte. —Me incliné hacia él con
seriedad. Sus ojos se ensancharon.
—¿Es sobre Autumn? —preguntó, y sacudí la cabeza.
—No, no, no tiene nada que ver con eso —le aseguré—. Se trata de...
se trata de tu madre.
Se sentó allí por un momento, mirándome fijamente. Nunca antes
había hablado realmente con él sobre su madre, y sabía que era mi culpa.
Debería haberlo sentado antes de esto, explicarle la verdad en lugar de
tratar de eludirla cada vez que surgía la pregunta. Ahora estaba en un
lugar donde no tenía más remedio que decirle lo que estaba sucediendo, y
no tenía más remedio que asustarlo con el conocimiento de que ella estaba
de vuelta en la ciudad.
—¿Qué pasa con ella? —preguntó, su voz pequeña. Mientras estaba
sentado frente a él, me impactó lo pequeño que era. De repente quise
agarrarlo y abrazarlo muy cerca, prometerle que nadie se acercará a él,
prometerle que lo mantendría a salvo de su madre sin importar lo que
pase. Pero no sabía cómo podía hacer eso. Lo necesitaba en la situación
para que él me ayudara a protegerlo.
—Cuando recién naciste —comencé, rastreando la historia hasta el
comienzo—. Tu madre nos dejó.
—¿Por qué? —Su rostro se desplomó, y me sentí inmediatamente
culpable por hablarle de esto. Tuve que tragarlo y decirle que se cuidara de
Karla, no que ella fuera su madre y que lo quería de vuelta, sino que él no
podía estar con ella. Era demasiado complejo. Pero ya había empezado, e
iba a terminar.

320
—Había muchas razones, hijo. —Negué con la cabeza—. Pero nada de
eso tuvo que ver contigo. Lo entiendes, ¿verdad? Ella se fue porque
quería, no porque no te quisiera o porque no le gustaras.
—No entiendo. —Él negó con la cabeza, y sentí ese golpe de culpa una
vez más. Esto era mucho para poner en él. Pero necesitaba saber la
verdad, o al menos tanto como pudiera manejar, si íbamos a mantenerlo a
salvo de Karla. Ella usaría todo lo que pudiera para llegar a él, y lo último
que quería era que él creyera que realmente lo quería de vuelta cuando él
era solo otro peón en uno de sus pequeños juegos enfermos.
—Yo tampoco, Hunter —contesté—. Me tomó mucho tiempo aceptar el
hecho de que ella se fue. Nunca entendí realmente por qué lo hizo. Pero al
final, me di cuenta de que era lo mejor. Ella no era una buena persona, la
mujer que te dio a luz, y era mejor que estuviera fuera de nuestras vidas. A
pesar de que fue difícil a veces, y sé que debe haber sido difícil para ti,
tener estas preguntas que nunca fueron respondidas.
—¿Por qué me estás diciendo esto? —preguntó Hunter, y había un
tono de impotencia en su voz. Odiaba que se sintiera de esta manera,
odiaba que me viera obligado a tener esta conversación con él, pero no
podía evitarlo. Necesitaba saber qué estaba pasando. No podía arriesgarme
a que Karla se abalanzara y explotara su ignorancia sobre ella para su
propio beneficio personal. El pensamiento de ella metiendo sus garras en
él, no, nunca dejaría que eso sucediera.
—Porque... —Respiré larga y profundamente antes de continuar,
sabiendo que tenía que decirle la verdad, pero odiando que tuviera que
cargarlo con ella—. Porque tu madre volvió a mi vida recientemente.
Sus ojos se abrieron tanto, que habría sido cómico si no hubiera sido
por la situación actual. Me miró fijamente durante mucho tiempo, como si
esperara que retractara lo que dije y admitiera que había sido una broma.
Pero no lo hice. Miró a la mesa, tratando de procesar lo que había oído, y
luego volvió a mirarme.
—¿Qué quiere? —preguntó él en voz baja. Negué con la cabeza
—No lo sé —confesé—. Al menos, no estoy seguro. Tengo algunas
ideas, pero no creo que haya regresado por ninguna, no creo que sean
buenas noticias, Hunter.
—¿Qué hago? —Sus ojos se abrieron de nuevo, y se veía tan nervioso
que quería llevarlo de regreso a casa, cerrar las puertas y pasar todo el día
haciéndolo sentir seguro otra vez. Pero no podía hacer eso. No podía dejar

321
que Karla usara su influencia para asustarme y mantener a mi hijo
encerrado. No iba a dejar que ella tuviera tanto poder sobre ninguno de los
dos.
—Si alguna mujer se te acerca cuando estás en la escuela o estás
fuera de casa, ve a alguien en quien confías de inmediato, ¿de acuerdo? —
le dije—. Asegúrate de que no irte con ella. Te conseguiré un teléfono con
mi número y el número de Autumn, y puedes llamarnos a cualquiera de
nosotros, y estaremos allí para recogerte, ¿de acuerdo?
—Está bien —respondió valientemente, tratando de mantener su
rostro firme, pero pude ver la vacilación de pánico en sus ojos. Sentí una
oleada de rabia por Karla, rabia por hacernos pasar por esto, rabia por
haber obligado a mi hijo a soportar este tipo de miedo. Ella no era una
madre para él. Lo estaba usando, regresando a su vida porque había algún
tipo de ganancia personal para ella. Y ahora había llegado a la escuela, a
Autumn. Ella estaba haciendo su vida insegura, y probablemente todavía
pensaba que estaba en lo correcto al respecto.
—Estás siendo tan valiente con esto —le dije, y extendiendo la mano
para darle una palmadita en el brazo—. Pero está bien si te asusta a ti
también. Autumn y yo te cuidaremos de todas las formas que podamos. Lo
entiendes, ¿verdad?
—Sí. —Asintió, y yo cerré los ojos.
—Bien —contesté, y noté que había terminado su desayuno—.
¿Quieres ir a la escuela? Autumn estará allí esperándote.
—Sí, lo hago —dijo, y pagué y nos dirigimos al coche. Me di cuenta de
que Hunter estaba pegado a mi lado, mirando a su alrededor como si
esperara que Karla saltara de detrás de un auto en cualquier momento.
Odiaba que tuviera que sentirse así, pero al menos eso significaba que iba
a estar alerta ante el peligro ahora. Era mejor para él saberlo y tener una
forma de resistirlo que ser inocente de todo lo que estaba sucediendo y
dejarlo vulnerable a que ella se abalanzara sobre él y lo convenciera de que
se fuera con ella.
Cambié la radio al canal que le gustaba en el auto camino a la
escuela, pero mantuvo su mirada fija por la ventana. Quería hablar con él,
preguntarle qué estaba pasando por su mente, pero no tenía ni idea de
cómo comenzar esa conversación. Debería haber hablado de esto con él
hace años, debería haber sabido que Karla encontraría la manera de

322
regresar a nuestras vidas, pero supuse que tendría que trabajar con lo que
tenía por el momento.
Cuando llegué a la escuela, Autumn nos estaba esperando junto a la
puerta como me dijo que estaría en su mensaje. Ella sonrió cuando nos
vio, pero sus brazos estaban envueltos alrededor de sí misma como si se
estuviera protegiendo de algo.
—¡Hola, Hunter! —lo saludó alegremente—. ¿Estás listo para
comenzar las clases de nuevo?
—Sí. —Hunter asintió, moderado, y ella me lanzó una mirada y una
sonrisa.
—Hablaré contigo más tarde —le dije rápidamente—. Después del
colegio. Gracias por hacérmelo saber.
—Por supuesto —dijo ella. Tocó mi brazo brevemente—. Todo va a
estar bien —me aseguró—. Nos encargaremos de él, lo prometo. Y les he
dicho a todos que estén atentos a ella, por lo que no podrá volver a la
propiedad de la escuela tan fácilmente.
—Gracias. —Suspiré, sin darme cuenta de lo mucho que había
necesitado escuchar eso—. Te veré pronto.
—Nos vemos. —Me dijo adiós y llevó a Hunter de regreso a la escuela.
Puse mis manos en mis caderas y los vi ir. Estaba asustado, realmente
asustado, por primera vez en mucho tiempo. Pero también sabía que
Autumn lucharía tan duro como yo para protegerlo, y eso era algo. Era
suficiente. Por ahora. Hasta que pudiera encontrar una manera de sacar a
Karla de nuestras vidas para siempre.

323
62
AUTUMN
—Muy bien, chicos. Como saben, no hay actividades extracurriculares
hoy. —Aplaudí y me encontré con un gemido colectivo de los niños frente a
mí—. Así que empaquen sus cosas, y pueden irse.
Vi como los niños en mi clase charlaban y recogían sus cosas. Me vi
obligada a cancelar todos los clubes extraescolares que había estado
dirigiendo durante las siguientes semanas porque le prometí a Holden que
llevaría a Hunter a casa todas las noches para asegurarme de que Karla no
se acercara a él. Lo habíamos disimulado como una pequeña y linda
experiencia de unión para Hunter y para mí, y yo tenía los dedos cruzados
para que él no se diera cuenta de que tenía algo que ver con su pesadilla
de madre biológica.
El resto de los niños se dispersaron fuera del aula, y me dirigí a
Hunter, que estaba mirando dentro de su bolsa. Todos aquellos amigos
que había hecho antes, con los que había salido después de la escuela,
parecían haber desaparecido ahora, lo que me preocupaba mucho.
Empezaba a meterse en sí mismo una vez más, como si se estuviera
escondiendo de algo. De Karla. Él sabía que ella era una presencia en su
vida ahora, y me sentí jodidamente horrible de que él estuviera inmerso en
ese hecho. No quería nada más que darle un gran abrazo y decirle que
todo iba a estar bien, pero no había manera de que realmente pudiera
prometer eso y decirlo en serio. Y eso fue lo más difícil del mundo.
—Hola, Hunter. —Me agaché frente a él y logré poner una gran
sonrisa en mi cara, a pesar de que se sentía falsa—. ¿Crees que estás casi
listo para irte?
—Sí. —Hunter asintió, enganchó su bolso sobre sus hombros y se
enderezó, con su boca en una línea dura—. Vamos.
Lo dejé que me guiara fuera de la escuela y le envié un mensaje
rápido a Holden para avisarle que llevaría a Hunter a casa esa noche como
habíamos acordado. No es que no quisiera recogerlo él mismo o que no lo
molestaran, sino que Karla podría haber estado siguiendo su auto para

324
descubrir los detalles del día de Hunter, y lo último que necesitábamos era
darle algo más información de la que ella ya tenía sobre su paradero.
Abrí la puerta del auto para Hunter, y él entró, con la cara inclinada
hacia abajo mientras luchaba por encontrarle sentido a esto. Le fruncí el
ceño. Quería que las cosas volvieran a ser como antes de que apareciera
esa mujer. Ojalá hubiera tomado a Holden en serio desde el principio, en
lugar de asumir que estaba exagerando la gravedad de la amenaza. No fue
hasta que la vi a los ojos que supe, sin lugar a dudas, que esta mujer iba
en serio y que estaría en problemas si me interponía en el camino de ella y
su hijo. Lo que significaba que estaba a punto de aterrizar en un maldito
montón, pero valía la pena si podía mantener a Hunter a salvo.
—¿Señorita Becks? —preguntó Hunter repentinamente cuando
giramos hacia la autopista, y lo miré.
—¿Qué pasa, Hunter?
—¿Mi papá alguna vez te habló de mi mamá?
Presioné mis labios juntos. Nunca sentí que fuera yo quien debería
estar teniendo estas conversaciones con Hunter, pero mientras él me las
soltaba así...
—¿Lo hizo? —presionó Hunter, no contento con el largo silencio que
siguió a su pregunta. Me mordí el labio.
—Sí, me habló un poco sobre ella —admití.
—¿Y qué dijo? —Presionó—. ¿Cómo él... qué hizo ella? ¿Cuando era
pequeño?
—No lo sé todo —le advertí negando con la cabeza—. No sé si puedo
responder a todas las preguntas que tienes.
—Eso está bien —respondió con entusiasmo—. No necesitas
responder a todos ellas. Solo quiero saber la respuesta a algunas.
Lo miré y sentí que la tristeza se hinchaba en mí. Holden había sido
un padre tan increíble para Hunter todos esos años, pero al mismo tiempo,
había dejado tantas preguntas sin responder, tanto sin decir, y ahora
estaba volviendo para morderle el trasero. No importaba si Karla había
aparecido o no, Hunter claramente habría tenido preocupaciones en el
fondo de su mente sobre lo que le había sucedido a su madre y si había
hecho algo para alejarla.

325
—Está bien, dispara —ofrecí con cuidado. Estaba jugando con fuego,
pero ¿qué podía hacer, salir de un auto en movimiento y esperar que se
olvidara de todo eso?
—¿Cuándo se fue?
—Cuando eras muy pequeño —contesté—. Un bebé, creo. Ella apenas
llegó a conocerte.
—Está bien. —Hunter asintió—. ¿Y cuándo… la conociste? ¿Cuándo
volvió?
—Sí, la he conocido —respondí, tratando de mantener mi tono lo más
neutral posible. Sin importar en cuan parte de esta familia me convirtiera,
nunca me dejaría de sentir un poco angustiada al hablarle a Hunter sobre
su verdadera madre. Las cosas con Holden recién volvían a estar en su
lugar, y no quería tener que hacer nada para arruinar eso.
—¿Y cómo era ella?
—Muy diferente de tu papá —contesté evasivamente—. Y muy
diferente a ti. Lo que tiene sentido.
—¿Desde cuándo la conoces?
—No mucho. —Negué de nuevo con la cabeza—. Y no la conozco. Nos
conocimos una vez.
—¿Dónde se conocieron? —me preguntó, y me devané los sesos por
una mentira creíble. De ninguna manera podía decirle que su madre había
aparecido en la escuela, eso sería demasiado perturbador para él.
—Oh, por ahí. —Finalmente ofrecí vagamente, con la esperanza de
que fuera suficiente. Parecía satisfacerlo por el momento, y Hunter miró de
nuevo por la ventana por un largo momento, guardando silencio. Pensé
que me había salido con la mía y esas eran las últimas preguntas, pero
luego se volvió hacia mí y me golpeó con una asesina.
—¿Por qué se fue?
—¿Qué? —Casi detengo el auto en ese mismo instante, me sorprendió
tanto lo que me había preguntado.
—¿Por qué se fue? —repitió Hunter simplemente. Era extraño, las
preguntas que parecían tan imposibles de entender como un adulto
sonaban tan simples saliendo de la boca de un niño.
—Uh, no lo sé. —Negué con la cabeza—. Hay muchas razones por las
que alguien podría hacer algo así.

326
—¿Fue por mi culpa? —preguntó Hunter, frunciendo el ceño. Fue
entonces cuando supe que tenía que parar el auto y asegurarme de que
entendiera su lugar en todo esto.
Me puse a un lado de la carretera, agradecida de que hubiera una
parada de descanso en la que pudiéramos hablar porque no podía dejar
que algo así se fuera.
—Hunter, esto es muy importante —le dije con atención—. No hiciste
nada mal. ¿Entiendes eso? Eras un bebé. Nada de lo que hiciste o has
hecho fue lo que hizo que tu madre se fuera.
Me miró fijamente durante un largo momento, y me di cuenta de que
no estaba muy seguro si me creía.
—¿Te irás? —preguntó en voz baja, y mi estómago cayó. Me acerqué
para darle un fuerte abrazo, sin importarme que probablemente fuera un
rebasamiento de mis límites de maestra. Lo que vi frente a mí fue a un
niño que necesitaba desesperadamente algo de consuelo, y no iba a
mirarlo a los ojos y rechazarlo, sin importar qué.
—Por supuesto que no —le dije firmemente—. No hay nada que
puedas hacer para deshacerte de mí, ¿entiendes eso? Estás atrapado
conmigo.
Se echó hacia atrás y me miró, y pude ver que estaba escaneando mis
declaraciones en busca de la verdad. Le ofrecí una gran sonrisa, y por fin
logró devolverla. Una oleada de alivio me recorrió, sabiendo que había
logrado eliminar esos pensamientos de su mente al menos.
—Venga. Vamos a llevarte a casa —le dije—. Tu papá te estará
esperando.
Encendí la radio a la emisora que sabía que le gustaba a Hunter —era
el que Holden tenía en la radio en su auto cuando me metí—y condujimos
el resto del camino a la casa de Holden. Miré al niño que estaba a mi lado,
y lo sentí de nuevo, esa oleada de instinto maternal hacia él. No quería
nada más que tomarlo en mis brazos y decirle que todo iba a salir bien. Lo
que supuse, de alguna manera, acababa de hacer.
Llegamos a la casa y vi que Hunter se apresuraba a pasar delante de
mí, dándole un gran abrazo a su papá antes de subir las escaleras a su
habitación. Sonreí mientras lo veía irse. Estar cerca de su padre parecía
quitarle un peso de la cabeza, y era una alegría verlo.
—¿Por qué estás sonriendo? —Holden me saludó, robando un rápido
beso mientras Hunter no miraba. Sacudí la cabeza y sonreí.
327
—Es bueno estar aquí, eso es todo —le dije—. Te extrañé. Extrañaba
este lugar.
—También te extrañé —me aseguró, plantando otro beso en la
comisura de mi boca—. Aprecio lo que estás haciendo por Hunter, por
cierto. Más de lo que crees.
—Confía en mí, ahora que la he conocido, entiendo totalmente de
dónde vienes. —Hice una mueca—. Yo tampoco la querría cerca de mi hijo.
Sonrió.
—Me alegra que estemos en la misma página. Pero aun así. No tienes
que hacer eso, pero lo haces. Ambos lo apreciamos mucho.
Lo miré por un momento, preguntándome si debía decirle la verdad de
lo que Hunter me había estado diciendo en el auto. Lo pensé mejor en el
último minuto. Él no necesitaba escuchar eso. Como si las cosas ya no
fueran lo suficientemente duras para él.
—¿Quieres quedarte a cenar? —preguntó Holden esperanzado, y yo
asentí.
—Bueno, ahora no estoy haciendo todo del taxi gratis, ¿verdad? —
señalé, empujándolo juguetonamente. Él rió.
—Y yo aquí que pensaba que lo estabas haciendo por la bondad de tu
propio corazón. —Negó con la cabeza en una falsa decepción—. Venga.
Tengo un pollo al curry cocinándose. Podría usar tu paladar para
averiguar qué es lo que falta.
—Polvo de chile —contesté—. La respuesta a eso siempre es más chile
en polvo.
Lo seguí a la cocina y me detuve un momento para mirar las escaleras
donde Hunter había desaparecido tan pronto como habíamos entrado. No
quería nada más que ir allí y asegurarle que íbamos a mantenerlo a salvo y
que sobre todo, nada de esto era su culpa. Todo esto estaba sucediendo
porque Karla no podía aceptar un no por respuesta, no por un pobre
inocente como Hunter.
Pero lo mejor que podía hacer por ahora era mostrarle con mis
acciones, no explicarlo con mis palabras. Necesitaba ver que no iba a
ninguna parte, y tenía toda la intención de probárselo.
—¿Autumn? —llamó Holden desde la cocina—. ¿Vienes?

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—Enseguida —grité de vuelta, alejando esos pensamientos de mi
mente y siguiendo el hermoso aroma que flotaba desde la cocina hasta su
fuente.

329
63
HOLDEN
Con una sonrisa en mi rostro, observé a Hunter apresurarse para
estar con sus amigos. Era tan bueno verlo socializar, y parecía haberse
relajado un poco en los pasados días. Mi presencia y la de Autumn al
parecer había sido suficiente para para que empezara a sentirse seguro de
nuevo, lo cual era todo lo que realmente había querido. Karla perdería
interés y retrocedería pronto, y por el momento, todo lo que importaba era
mantenerse centrado en asegurarse que Hunter se sintiera amado y
cuidado.
Entré en el edificio y me dirigí directamente a la clase de Autumn.
Estaba esperando un furtivo besuqueo antes del trabajo, pero cuando abrí
la puerta, me encontré a su amiga Zoe allí con ella.
—Bueno, hablando del diablo. —Zoe plantó sus manos en sus
caderas y me miró.
—¿Y qué exactamente he hecho? —Sonreí mientras me acercaba a
Autumn y le daba un beso rápido en la mejilla. Me sonrió.
—En realidad, estábamos hablando sobre tu nuevo programa —me
dijo—. ¿El sistema de calificaciones? Ha sido útil, en realidad tenemos
nuestro fin de semana de vuelta.
—Si no los estoy robando de ustedes —señalé juguetonamente—.
¿Están haciendo el trabajo entonces?
—Oh, son perfectos. —Zoe asintió—. Necesitas introducirlo en todas
las escuelas del condado. No puedo pensar cuánto tiempo podría esto
ahorrarle a los profesores que realmente lo necesitan, ¿sabes?
—Eso suena como una gran idea —dije—. Necesitaré hablar con mi
gente y resolver los detalles, pero si no piensas que vale la pena…
—Más que valerlo —urgió Zoe—. Y sería enorme para ti si pudieras
introducir esto en todas las escuelas del condado, ¿cierto?
—Claro que lo sería. —Miré a Autumn, que me estaba sonriendo con
alegría—. Pero eso no es por lo que lo hice.

330
—Sí, sí, sé que lo hiciste por amor o algo así. —Negó burlonamente.
No encontré la mirada de Autumn. Ninguno se lo había dicho al otro aún,
y seguro como el infierno que no iba a dejar que esa palabra saliera de mi
boca como parte de Zoe tomándonos el pelo un poco—. Bueno, las clases
están a punto de empezar. —Miró su reloj—. Tengo que salir de aquí.
—Y yo. —Suspiré disculpándome con Autumn—. Quiero ir a casa y
hablar con los administradores sobre el programa. Si les gusta tanto,
quiero adelantarme antes de que se extienda por cualquier parte.
—Deberías. —Autumn movió su mano—. Ten un buen día. Y llevaré a
Hunter a casa esta tarde después de clase, ¿de acuerdo?
—De acuerdo. —Asentí y luego le robé un último beso antes de salir
por la puerta y volver a mi auto, saludando a Hunter mientras pasaba.
Volviendo a casa, repasé todos los contactos en mi cabeza, resolviendo
quién podría ser el mejor punto de contacto para ponerse en contacto con
el distrito escolar. Porque tenía algo que podía cambiar todo para los
profesores como Autumn, y si estaba funcionando bien, no había razón
para ocultarlo ni un momento más.
Me dirigí directo a mi oficina cuando crucé la puerta y agarré mi
teléfono. Aunque había sido un recluso cuando se refería a mi trabajo
durante las pasadas semanas, todavía tenía una influencia decente en los
negocios y tenía intención de aprovecharme de eso. Una media hora de
llamadas más tarde, terminé en el otro extremo de la línea con la mujer
que organizaba los recursos para los profesores alrededor del distrito.
—¿Y dijo que ha estado probando este programa con un par de
profesores? —preguntó. Podía oír la incredulidad en su voz, y ni siquiera
sabía que la profesora con la que lo había probado era también con la que
estaba saliendo. Decidí ocultar eso por el momento, para asegurar que mi
credibilidad no estuviera totalmente arruinada.
—Sí, y ambas me han dado una gran crítica sobre el programa —
respondí con entusiasmo—. Me dijeron que el programa les ha ahorrado
un montón de tiempo. Una de ellas ha empezado a dirigir algunas
actividades después de la escuela con el tiempo que tenía extra.
—Ya veo. —Sonaba impresionada—. ¿Y cuánto está cobrando por este
programa? ¿Para, digamos, aplicarlo en diez escuelas?
—Estaría feliz de darle una prueba gratis —le dije ansiosamente—.
¿Tal vez seis semanas? Y si le gusta, podemos hablar sobre introducir el
programa en el software de los profesores del distrito.

331
—Eso me parece justo —aceptó, y pude oír la sonrisa en su rostro
incluso a través del teléfono—. Sabe —confesó—, solía enseñar. Y los
promedios eran siempre mi parte menos favorita de hacer. ¡Siempre me
pregunté por qué nadie creó algo para facilitarlo! Supongo que vio un
hueco en el mercado, ¿eh?
—Supongo que lo hice. —Sonreí—. Y estoy encantado si puedo ayudar
a los profesores en el distrito también.
—¿Tiene hijos en una escuela de por aquí?
—Sí, un hijo. Hunter.
—Y cualquier tiempo extra que los profesores tengan para enfocarse
en sus estudiantes le beneficiará también —remató por mí—. Bueno, tiene
sentido. Déjeme hacer unas pocas llamadas y veremos dónde encajaría
mejor este programa para empezar, ¿de acuerdo? Sabrá de mí pronto.
—Lo estoy deseando —repliqué. Colgó, dejándome sintiéndome como
si pudiera alzar el puño al aire en victoria. Las cosas empezaban a
deslizarse en su lugar. No había sabido de Karla en un tiempo, Hunter
parecía estar abriéndose de nuevo y Autumn y yo estábamos acercándonos
más y más a soltar esa importante palabra con A.
Y si podía llevar a cabo este proyecto por encima de todo lo demás,
eso sería perfecto. Podría ser enorme si lo hacía. Claro, sería difícil trabajar
en llevarlo a cabo y aplicarlo a través del distrito, pero valdría la pena. No
solo sería capaz de tener un gran impacto sobre el mundo a mi alrededor,
y Hunter especialmente, sino que podría darme un montón de dinero. Tal
vez eso era un poco codicioso, pero cada vez que tenía un proyecto como
este, pensaba en qué podría significar para Hunter, en todo lo que podía
hacer por él con ese dinero. Podría enviarlo a la universidad que quisiera
en el mundo. Podría pagar por cada campamento de verano al que quisiera
asistir, podría permitirme clases que cubrirían cualquier cosa que quisiera
aprender. Cada vez que apartaba dinero, estaba asegurándole un futuro a
mi hijo y la vida que quería que tuviera. Y eso me hacía feliz.
Estaba a punto de bajar para hacer café y planear exactamente cómo
aplicar el programa, cuando mi teléfono vibró de nuevo en mi bolsillo. Lo
saqué, asumiendo que sería la misma mujer con la que había hablado, tal
vez llamando para mencionar algo que había olvidado la primera vez. En
cambio, vi un número que no reconocí en la pantalla. Frunciendo el ceño,
lo levanté a mi oreja y respondí.
—¿Hola?

332
—¿Holden?
Reconocí la voz al instante. Mi cuerpo se tensó de arriba abajo, y mi
corazón se congeló sólido en mi pecho. Karla. Pero tenía su número.
¿Desde dónde mierda estaba llamando?
—Karla, ¿qué quieres? —pregunté. Me esforcé por oír lo que había de
fondo en la llamada, esperando que me diera algún indicador de dónde se
encontraba. Podía oír un poco de tráfico, pero nada más que eso. Debía
haber estado llamando desde un teléfono público en algún lado. ¿Pero por
qué?
—Quería decirte que estoy fuera de la escuela de Hunter en este
momento —me dijo. Si no había estado asustado antes, entré en completo
modo de pánico cuando oí esas palabras salir de su boca. No. Quería
correr allí, tomar a mi hijo y escapar tan lejos de esa mujer que reclamaba
ser su madre como pudiera. Al instante fui a agarrar las llaves de mi auto,
intentando mantenerla en la línea.
—¿Qué diablos haces allí? —exigí. Me devané los sesos por dónde
podría estar. Había un teléfono público a tal vez unos sesenta metros de la
escuela. Quizá estaba allí. Me apresuré al auto mientras esperaba su
respuesta, pero pareció determinada a hacerme esperar por la
contestación.
—Creo que es justo que Hunter sepa sobre su madre —replicó, y su
voz era extrañamente calmada como si toda esta situación fuera casi
divertida para ella. Quería gritarle, decirle que se alejara de mi hijo y
nunca se acercara a él de nuevo mientras viviera. Pero necesitaba
mantener la calma y llegar allí.
—Karla, no hagas esto —le advertí mientras arrancaba el motor y
salía de la entrada—. Sabes que es una mala idea. Solo va a empeorar las
cosas.
—Como si pudieran ser peor de lo que ya son —replicó cruelmente—.
¿Me estás manteniendo alejada de él, Holden, y dejando que alguna nueva
mujer entre en su vida al mismo tiempo? ¿No crees que eso es hipócrita?
Su voz era burlona ahora, como si supiera que me tenía donde quería.
Apreté y aflojé mis manos sobre el volante. Si solo pudiera alcanzarla a
través del teléfono y alejarla de él, alejarla de mi hijo, alejarla de lo que
fuera que tenía en mente.
—Karla…

333
Pero antes de que pudiera decir otra palabra, colgó. Con un gruñido
molesto, lo arrojé al asiento a mi lado. Todo lo que importaba ahora era
llegar allí a tiempo, antes de que tuviera la oportunidad de llegar a Hunter.
Intenté calmarme, recordarme que Autumn estaba allí y que haría todo lo
que pudiera para cuidar de mi hijo en cualquier manera que fuera capaz.
Eso sería suficiente. Tenía que serlo. Tenía que creer, con todo en mí, que
lo era mientras aceleraba por las calles de Portland y hacia Karla, Autumn
y Hunter.

334
64
AUTUMN
—Hola, ¿estás teniendo un buen día? —pregunté mientras Hunter se
me acercaba con una sonrisa en su rostro. Asintió.
—Muy bueno —respondió, y no pude evitar sonreír. Era un alivio
verlo parecer más feliz y relajado de lo que había estado recientemente.
Había sido claro que la verdad sobre su madre había estado pesándole,
pero ahora que las cosas se habían calmado un poco, parecía estar
mejorando. Yo todavía estaba un poco al borde, pero era mi trabajo. Era su
profesora y más que eso también. Habría estado mal si no estaba un poco
demasiado involucrada.
Era el recreo y me encargaba de vigilar el patio, pasando el rato junto
a la puerta para asegurarme que nadie intentara salir y agarrar algo de la
tienda al otro lado de la calle. A veces los niños iban allí para comprar
dulces cuando pensaban que nadie estaba prestando atención, pero estaba
manteniéndome extra vigilante ese día. Nadie iba a entrar o salir de la
escuela sin que lo supiera, eso era muy seguro.
—¿Qué has estado haciendo? —pregunté, mirando alrededor de la
calle e inhalando una gran bocanada de aire. Estaba empezando a hacer
calor ahora que el sol estaba alto en el cielo, y el día se sentía tranquilo y
dulce, lleno de promesas. Mientras miraba al otro lado de la calle, un
miedo helado se apoderó de mi estómago. No podía ser ella. ¿No es así?
Miré por un largo momento, intentando averiguar si mi mente me
engañaba. Tenía que ser algún tipo de espejismo, mi mente llenando los
vacíos donde no había nada para ver. Porque no había manera en el
infierno de que Karla estuviera allí, mirándonos a los dos desde el otro
lado de la calle. No se habría atrevido. ¿Cierto?
Entonces empezó a avanzar hacia mí y rápidamente di un paso frente
a Hunter, que se detuvo a media frase.
—¿Qué pasa? —cuestionó, su voz temblando con nerviosismo
mientras esperaba a que respondiera. ¿Qué demonios le decía? ¿Que la
mujer que no debería haber estado cerca de él se dirigía a nosotros,
mirándome directamente a los ojos como si perteneciera ahí? Quería

335
apresurarlo a entrar en la escuela, pero eso podría haberle dado tiempo
para pasar por la puerta, y sacarla iba a ser mucho más difícil que
mantenerla a raya—. ¿Quién es esa señora? —preguntó Hunter con
curiosidad mientras ella se acercaba más, lo bastante para poder ver el
mal humor en su rostro.
—Hunter, ve dentro y encuentra a Zoe —le dije con urgencia, sin
molestarme con el nombre de profesora apropiado en ese momento. Él
frunció el ceño y agité mis manos—. ¡Ve, ahora! —le ordené, y su rostro
cayó mientras hacía lo que le dije. Odiaba hablarle así, pero necesitaba
salir de allí antes de que algo sucediera, algo que no podría detener.
—¿Autumn? —Karla estaba de repente delante de mí cuando me volví
para revisar su progreso. Mi corazón cayó.
—Karla, ¿qué demonios haces aquí? —exigí—. ¿Sabe Holden que
estás aquí?
—Sí, lo sabe. —Asintió. Mis ojos se ampliaron. ¿Él le había dado
permiso?—. ¿Dónde está mi hijo? —demandó—. Lo vi aquí contigo hace un
segundo. ¿Dónde está ahora?
—Está en la escuela y no vas a acercarte a él —le dije firmemente—.
Por favor, solo vete. Antes de que llame a la policía.
—¿Para qué? —Alzó sus manos en el aire—. No tienes una orden de
restricción contra mí. Quiero ver a mi hijo. Eso es todo. ¿Sabes lo cruel
que estás siendo en este momento?
Respiré hondo, intentando mantenerme firme. Estaba
manipulándome, y no podía dejar que se saliera con la suya. No podía
dejar que se acercara.
—Karla, voy a pedírtelo una vez más —le advertí—. Sal de aquí. Vete.
—No puedes decirme qué hacer. —Acercó su rostro más al mío, sobre
la valla que nos mantenía separadas. La puerta de repente se sentía
endeble, como si no fuera lo bastante fuerte para mantenerla donde
necesitaba estar.
—Trabajo aquí, y puedo decirte que no dejamos que alguien que no
haya sido permitido por la escuela entre en la propiedad —espeté—. No me
importa qué quieres. Tienes que alejarte de aquí. Habla con Holden, no con
Hunter. Es un niño y no necesita esto…

336
—No sabes lo que mi hijo necesita —se burló—. No me importa de qué
te haya convencido Holden. Nunca serás una madre para él. No puedes.
No entiendes la conexión que teníamos.
Antes, al menos había intentado persuadirme un poco. Ahora, estaba
yendo por ello, no conteniéndose, no importándole una mierda cómo me
sentía o qué relación podría haber tenido con Hunter. Solo quería meterse
bajo mi piel y no podía permitirle hacerlo. Era la adulta responsable aquí,
y dependía de mí rechazar la mierda que estaba diciendo y recordarme que
no era nada más que una zorra patética y manipuladora intentando
conseguir lo que quería. Podía casi garantizar que si Holden le hubiera
permitido ver a Hunter sin restricciones, se habría cansado de él para
ahora y seguido adelante. El hecho de que tuviera que luchar por ello, eso
era lo que la atraía. Eso era lo que quería. Estaba haciendo un punto aquí,
recordándole a cualquiera que escuchara que era la que estaba a cargo y
la que se saldría con la suya. Sin importar el costo.
—No has sido una madre para él en toda su vida —espeté en
respuesta con enojo—. Te tomaste diez años para volver a su vida. ¡Diez
años! ¿De verdad crees que ha estado mal sin ti?
—Bueno, no lo sabría ya que todos han estado intentando
mantenerme alejada de él —replicó entre dientes—. No soportaré esto. Te
demandaré, y demandaré a la escuela. Holden podría tener el dinero para
lidiar con ello, pero tú no, ¿cierto?
Me quedé en silencio. Tenía razón.
—Es por eso que fuiste tras alguien como Holden —me provocó—.
Estás tras su dinero, ¿no es así? Bueno, nunca tendrás la conexión con él
que tengo yo. Nunca podrías soñarlo.
—Karla —le advertí lo mejor que pude. Estaba tomando todo lo que
tenía no golpear a esta mujer. Era mortalmente seria. Nunca había sentido
la urgencia de herir a otro ser humano antes, no de verdad, pero la
manera en la que me estaba hablando, la manera en la que me estaba
mirando como si fuera algún tipo de idiota, quería gritarle. Quería probar
que nunca tendría la clase de relación que tenía con Hunter y Holden, con
ninguno de ellos, pero eso sería probar su punto. Quería que me rebajara
a su nivel para poder mostrar que no merecía a su hijo. No iba a darle esa
satisfacción. Ni en un millón de años. Aun así, apreté mi puño a mi lado y
noté su mirada bajar para observarlo.
De repente, oí un ruido desde detrás de mí.

337
—Hunter, vuelve…
Me giré para encontrar a Zoe en la puerta de la escuela, una
expresión dolorida en su rostro mientras Hunter escapaba de ella y se
apresuraba a mí.
—¿Autumn? —Tomó mi mano, y a pesar de que sabía que solo era un
niño pequeño, su presencia me hizo sentir un poco mejor. Estaba a mi
lado, y eso era lo que importaba. En todo el desastre de esta pesadilla, él
era lo único que me importaba.
—Hunter, vuelve dentro —le ordené. Zoe se acercó a nosotros, pero
alcé mi mano para detenerla. Sabía que tenía que manejar esto antes de
que las cosas fueran más lejos.
—¿Es ella? —exigió Hunter, mirando a la mujer ante él. Karla lo
estaba observando con la expresión más curiosa en su rostro. No la podría
haber descrito incluso si lo hubiera intentado. Había un montón pasando
allí, pero más que nada parecía pánico. Como si hubiera estado feliz de
hablar cuando no pensaba que alguien le tomara la palabra, pero ahora
que él estaba aquí mirándola al rostro, no tenía ni jodida idea de cómo
reaccionar.
Pero de repente, se agachó, envolviendo sus dedos en las barras de la
puerta y mirando a Hunter intensamente.
—Soy tu mamá, Hunter —lo arrulló, su voz dulce y claramente falsa.
Quería golpearla para que se alejara de él. Mi corazón palpitaba con fuerza
en mi pecho y bajé la mirada a Hunter, esperando a que respondiera. Miró
a su madre por un largo momento antes de abrir su boca y finalmente
hablar.
—No te necesito. —Negó, su voz pequeña pero firme.
—Pero soy tu familia, cariño —le dijo ella, su voz alzándose. Alejé a
Hunter un poco, asegurándome que había mucho espacio entre la puerta y
él. Ella podía haber extendido la mano y haberlo alcanzado si no era
cuidadosa, y no estaba a punto de permitirle acercarse más a él de lo que
ya estaba.
—No, no lo eres. —Negó—. Autumn lo es. Y papá. No tú.
Su rostro se retorció en una máscara de rabia y podía decir que no
había previsto esta reacción, ni en un millón de años. Sonreí, a pesar de
mí misma. Podría haber sido infantil, pero verla no conseguir lo que quería
era muy satisfactorio.

338
—Nunca te quise de todos modos —le espetó ella. Su voz llena de
rencor, atacando a este niño indefenso porque no seguiría su loco plan de
repentinamente ser una familia de nuevo después de todo ese tiempo
separados. Algo en su voz provocó una reacción en mí, el tipo de reacción
que nunca imaginé ni en un millón de años que tendría contra alguien.
Todo pasó con tal rapidez que apenas tuve tiempo de procesarlo. Solté
la mano de Hunter y me enderecé, agarré a Karla por el cuello de su
camisa barata y balanceé un puño hacia ella. Apenas noté el dolor en mi
mano mientras hacía contacto con ella. No fue tan fuerte. No tenía en mí
herirla mucho, física o mentalmente, pero retrocedió de la puerta y se
tambaleó dramáticamente lejos de mí.
Zoe se apresuró hacia delante y agarró a Hunter por los hombros,
llevándolo dentro de la escuela, y miré mientras Karla se extendía por la
calle. Estaba agitando sus brazos para atraer la atención de cualquiera
que mirara, y me apresuré alrededor de la puerta para atraparla antes de
que fuera golpeada por un auto o algo.
—¡Esa mujer! —chilló, señalándome con un tembloroso dedo—. ¡Me
golpeó! ¡Y ahora viene por mí! ¡Por favor, que alguien me ayude!
Me paré allí mientras unos pocos transeúntes intervenían,
apartándola de la carretera. Supuse que uno de ellos debía haber llamado
al 911 porque, momentos después, la policía había llegado a la escuela.
Estaba todavía en tal aturdimiento por lo que había pasado que me tomó
un largo momento darme cuenta que estaban allí por mí y no por ella.
—Señorita, ¿puede venir con nosotros, por favor? —Un oficial dio un
paso hacia mí. Karla se encogía de miedo al otro lado de la carretera, y no
podía apartar mis ojos de ella. ¿Cómo había provocado esto? ¿Cómo se las
había arreglado para hacer que esto sucediera? ¿Cómo había sido tan
tonta de caer en su manipulación, de permitirme creer que no tenía más
elección que hacerle eso?
—Sí, sí —murmuré. Tan pronto como llegara a la estación, podría
explicar esto, explicar que estaba protegiendo al hijo de Holden, el niño
que estaba empezando a sentir como mío. ¿Pero y si lo llevaban con ella?
¿Y si Holden le había dado permiso para venir, y me había interpuesto y
causado un enorme desastre?
—¡Autumn!
Otra voz familiar. Me volví para ver a Holden salir de un auto,
apresurándose hacia mí.

339
—Hunter está bien —le grité—. Está dentro con Zoe.
—Autumn…
—Señor, por favor, apártese. —Uno de los oficiales empujó a Holden
lejos de mí con firmeza cuando se acercó más, y miró, con ojos amplios,
mientras me ponían las esposas y me metían en el auto. Mi cuerpo estaba
entumecido, mi cerebro se apagó, mi alma desaparecida. Me sorprendería
si alguna vez la encontraba de nuevo. Pero nada de eso importaba. Lo que
importaba era que había defendido a Hunter cuando lo había necesitado,
que le había dejado saber que estaba allí para él y que nada que su inútil
madre intentara decirle era verdad. Mientras cerraban la puerta detrás de
mí, miré el rostro de Holden más allá de la ventana, conmocionado, y supe
que lo haría todo de nuevo si tuviera que hacerlo. Cualquier cosa para
asegurar que mis dos chicos estuvieran a salvo. Cualquier cosa para
asegurar que esa mujer permaneciera muy lejos de ellos.

340
65
HOLDEN
Paseé de un lado a otro fuera de la estación de policía. Recé para que
fuese la última vez que tuviese que estar en un lugar así por mucho
tiempo. No podía creer que estuviese aquí para evitar que mi novia fuese a
prisión. ¿Cuán loco era esto?
Todo este día había sido una locura desde el principio y estaba
contento que lo peor hubiese acabado. Karla estaba en el hospital,
probablemente haciendo que se desmayaba actuando como si alguien la
hubiese atacado con un bate de béisbol en lugar de una insignificante
bofetada. Hunter estaba con Raymond, donde estaba ayudándolo a
relajarse y tranquilizarse después de la seriedad de lo que había sucedido.
Y Autumn estaba en una celda de la estación de policía local, pero me
había prometido que estaría fuera muy pronto, tan pronto como pudiesen
conseguir las declaraciones de los testigos para confirmar lo que habían
visto esa mañana.
Todavía estaba un poco conmocionado de ver a Autumn siendo
introducida en la parte trasera del auto de policía, pero en cuanto vi a
Karla lamentándose desde el otro lado de la calle, al instante supuse qué
había sucedido. Me afectó más que Autumn pudiese saber que lo primero
que tenía que decirme cuando me había visto fuese que Hunter estaba
bien. A pesar de lo que le estaba pasando a ella, todavía tenía a mi hijo
como prioridad. Eso era lo más importante en el mundo para mí.
De repente, las puertas se abrieron y una Autumn de apariencia
agotada apareció en los escalones.
—Oh, Gracias a Dios que estás aquí. —Me saludó con la mano—.
Pensaba que iba a estar aquí por mi cuenta.
—No después que defendieses mi honor así. —Sonreí—. Golpeaste a
alguien por mí. No creo que pueda decir eso sobre nadie más.
—Bueno, no te acostumbres —advirtió—. No estoy planeando
exactamente hacer un hábito de ello muy pronto.

341
—No, no, por supuesto que no —coincidí—. Lo último que quiero es
una boxeadora aficionada en mis manos.
—¿Quién sabe? Tal vez comenzará a antojárseme —se mofó—. Tengo
sed de sangre, tengo que salir a la calle para cumplirlo.
—Sí, lo dudo. —Le rodeé los hombros con un brazo y la guie al auto—
. ¿Quieres volver a mi casa?
—Sí, podría aceptar descansar un poco. —Suspiró y dejó salir un
bostezo—. Aunque pensé que iba a estar allí mucho más tiempo. Quiero
decir, la golpeé.
—Escuché hablar a algunos policías, y parece que la mayoría estaban
de tu parte. —Me encogí de hombros mientras nos subíamos al auto—. Los
testigos, quiero decir. Todos afirmaron que ella lo empezó, más o menos, y
que tú estabas dentro del recinto escolar haciendo lo que tenías que hacer
para proteger a tus estudiantes.
—Bueno, es bastante cierto —confirmó, y se frotó los nudillos—. Aun
así, no creí que fuese la clase de persona que haría algo así.
—¿Qué dijo que te enfadó tanto? —cuestioné—. Hunter no me dirá
qué fue.
—Hunter dijo que no quería tener nada que ver con ella —admitió,
luego dudó antes de explicar la siguiente parte—. Y ella le contestó que de
todos modos no lo quería de ningún modo.
—Maldición. —Negué—. Creo que habría hecho lo mismo si hubiese
estado en tu situación.
—Sí, simplemente vi rojo. —Negó—. Realmente no lo recuerdo
sucediendo. No me sorprende que alguien llamase a la policía.
—No me sorprendería si ella los llamó previamente o algo así,
esperando que alguien arremetiese contra ella, así podía jugar el papel de
víctima —comenté—. Después de todo, me llamó primero. Claramente
queriendo enojarme.
—Sí, pero creo que eso fue porque así podía decirme que tú sabías
que estaba allí —indicó con un suspiro—. Tiene sentido en su retorcida
mente, supongo.
—Es una locura. —Encendí el motor, apagando la radio, así podíamos
hablar—. ¿Cómo estuvo la celda?
—Aburrida. —Se encogió de hombros—. Sobre todo aburrido.
Supongo que no estoy hecha para la vida de una dura criminal.

342
—Un puñetazo no te convierte en una dura criminal —me burlé.
—Venga, ¿me estás diciendo que el pensamiento de una sexy novia
ex-convicta no te excita un poco? —indagó.
Me reí.
—De acuerdo, tal vez es un poco sexy —confirmé mientras el viento
atravesaba el auto, alejando lo sucedido el resto del día.
—Sí, eso creo. —Estiró el brazo y me apretó la pierna.
—Hunter me contó todo lo que sucedió. Fuiste muy valiente,
enfrentándote a ella de ese modo.
—No se parece en nada a lo valiente que fue él —contestó—. No podía
creer cómo se enfrentó a ella.
—Fue porque tú estabas justo a su lado, ayudándole —indiqué—. De
ningún modo hubiese tenido el valor de hacer algo así si no estuvieses allí
para ayudar.
Hizo una mueca.
—No sé. Estaba bastante aterrorizada. Probablemente estaba saliendo
para darme algo de apoyo moral, ayudarme a través de lo peor.
—Bueno, seguro que lo hiciste —confirmé—. ¿Va a haber algún
cargo?
—No que yo sepa —dijo—. Todo el mundo allí parecía estar a mi favor
y no creo que Karla quiera llevar alguna atención más de lo estrictamente
necesario de qué estaba haciendo en la escuela en primer lugar.
—Ese es un buen punto —coincidí—. ¿Crees que va a intentar ir allí
de nuevo?
—No lo creo. —Aunque negó, la incertidumbre pasó por su
expresión—. Tendría que ser muy tonta para intentarlo otra vez. Voy a
hablar con la escuela sobre lo que sucedió, asegurarme que conocen lo que
está sucediendo. No quiero tener problemas después de esto.
—Estoy seguro que no los tendrás —prometí—. Responderé por ti si
necesitas que lo haga.
—Puede —confirmó—. ¿Tal vez sobornarlos con el programa en el que
has estado trabajando?
—Oh, sí, parece que van a estar probándolo pronto —contesté—.
Estaba al teléfono con la encargada de asignación de recursos para el área,

343
y parecía bastante interesada en probarlo. No sé con cuántas escuelas
comenzaré, pero es algo.
—¡Oh Dios mío, eso es increíble! —exclamó, golpeándome en el brazo
con entusiasmo—. Voy a presumir de eso a cualquiera que lo escuche.
—Una advertencia razonable, no creo que vaya a importarle a nadie —
indiqué—. Habla de diseño de programas y la gente tienda a dejar de
prestar atención.
—Bueno, usaré mi nueva reputación como matona para conseguir
que hagan lo que quiero. —Flexionó los músculos intencionadamente—.
Escucharán cualquier cosa que tenga que decirles.
Me reí entre dientes.
—Lo creeré cuando lo vea.
—Aun así, son grandes noticias —contestó con entusiasmo—. Estoy
muy orgullosa de ti.
—Tal vez podamos celebrarlo más tarde.
—Bueno, eso y el hecho que tu ex debería haber entendido el mensaje
alto y claro. —Arqueó las cejas.
—Sí, eso también. —Miré el reloj—. Oye, ¿te importa si nos dirigimos
a casa de Raymond? Dejé a Hunter allí después de lo que sucedió. Creo
que le gustaría verte.
—No sé si puedo mirarlo a los ojos después de lo que sucedió. ¡Golpeé
a alguien frente a él! Así no es como se supone que tengo que
comportarme.
—Sí, bueno, ahora cree que eres genial —le aseguré.
—¿Como si no pensase eso antes? —contestó juguetonamente.
Sonreí.
—Bueno, por supuesto. Pero querrá asegurarse que estás bien
después de lo que sucedió con Karla. Y estoy seguro que podría
reconfortarlo también un poco, dado todo lo sucedido.
—Tienes razón —concedió. Y tomé el giro que nos llevaría a casa de
Raymond.
—¿Saben qué sucedió? ¿Olivia y Raymond? —preguntó, retorciendo
las manos en su regazo.
Asentí.

344
—Y creen que es increíble —aseguré—. Recuerda, Raymond estuvo
allí cuando sucedió todo con Karla la primera vez. Está contento de saber
que está fuera de mi vida de una vez por todas, creo.
Alzó las manos.
—Bueno, feliz de obligarla. Aunque todavía estoy un poco
avergonzada. Nunca he tenido esa clase de reacción con nadie. Nunca he
querido hacer algo así en toda mi vida.
—Eso es lo que te hace ser padre —dije sin pensar—. Harías cualquier
cosa para proteger a la persona que estás cuidando, cosas que ni siquiera
sabías que eras capaz.
Se quedó en silencio un largo momento, y me llevó un segundo darme
cuenta que me había referido a ella como la madre de Hunter. Era la
primera vez que me había permitido usar esas palabras. Sí, había pensado
por un largo tiempo que sería una madre increíble para mi hijo, pero
nunca me había permitido pensar en ella como su madre. Pero hoy, había
probado que lo era, que podía serlo. Cuando las cosas se habían puesto en
lo peor, había sido la que dio un paso adelante para asegurarse que nada
le hacía daño a él, y eso era la cosa más maternal que podía imaginar en el
mundo.
—Estamos aquí. —Giré en el camino de entrada. Todavía no había
dicho nada—. ¿Preparada para ver a Hunter? —pregunté mientras detenía
el auto.
Después de un momento de pausa, asintió y me alcanzó para
apretarme la mano.
—Sí, lo estoy. —Asintió—. Realmente lo estoy.

345
66
AUTUMN
Seguí a Holden por los escalones a la casa y tenía el corazón tenso de
nervios ante la idea de verlos. Ahora era una mujer que había golpeado a
alguien —¿golpeado a alguien?—, justo en el rostro. Eso no era quien era.
Nunca había sido quien era. Aun así estaba de pie fuera de la casa,
sabiendo que había golpeado a una mujer que había estado hiriendo al
pequeño más importante del mundo para mí. Holden no me había dicho
que ninguno de ellos pensase menos de mí, pero no estaba segura que
fuese cierto, al menos no de momento.
Llamamos a la puerta y Raymond abrió un segundo después.
Difícilmente tuve tiempo de pestañear antes que Hunter pasase corriendo
junto a sus piernas para abrazarme por la cintura.
—¡Autumn! —chilló—. ¡Estás bien!
—Señorita Becks —le recordé juguetonamente, apartándolo
suavemente de mi cintura—. Y sí, estoy bien. Nada de lo que preocuparse
conmigo.
—Excepto de ese gancho de izquierda tuyo —bromeó Raymond,
apartándose para dejarnos pasar—. Entren. Tengo la cena en la mesa para
nosotros.
—Eres un salvavidas, Ray. —Holden golpeó a su amigo en el hombro
cuando entramos en la casa—. Lo último que quería era tener que cocinar
después que llegásemos a casa esta noche.
—Sí, bueno, suena que ha sido un día ocupado —dijo Olivia desde
donde apareció en la puerta, limpiándose las manos en un paño y
sonriéndome—. El bebé está dormido. —Señaló escaleras arriba—. Así que
solo somos nosotros cinco, ¿sí?
—Suena perfecto —añadió Holden mientras nos guiaba al comedor.
Había un gran cuenco sopero en medio de la mesa y Raymond comenzó a
servirnos. Hunter estaba justo detrás de mí, prácticamente dando vueltas
alrededor de mis piernas como si no quisiese dejarme fuera de su vista.

346
Sabía cómo se sentía. Tomó asiento a mi lado y se movió cerca de mí.
Claramente, tenía algo que quería decirme.
—Hoy estuviste genial. —Abrió los ojos de par en par—. La golpeaste.
Nunca había visto a nadie golpear a otra persona en la vida real…
—Nunca deberías usar la violencia para resolver tus problemas —le
indiqué firmemente—. Siempre deberías hablar las cosas primero. No
deberías seguir mi camino en cosas así. Puedes meterte en un montón de
problemas. Sé que yo casi lo hice.
—Sí, por supuesto. —Hunter asintió, pero parecía un poco
decepcionado por mi reacción. Noté a Holden y Raymond intercambiando
miradas divertidas. Nunca lo habrían dicho en voz alta, no queriendo
interrumpir mi mensaje, pero sabía que sentían que había hecho lo
correcto. Incluso yo estaba teniendo un momento difícil creyendo lo que yo
misma estaba diciendo, para ser honesta. No podía pensar en otro modo
en el que pudiese apartarla y permanecer de ese modo sin usar la
violencia.
—Muchas gracias por esto. —Miré a Olivia y Raymond—. Es muy
amable por su parte.
—Bueno, no podíamos dejar que la heroína del día se fuese sin cenar,
¿no es así? —remarcó Olivia.
—Yo no iría tan lejos —protesté débilmente, pero los tres adultos
intercambiaron miradas.
—Yo lo haría. —Holden me acarició la mano y el corazón me dio un
vuelco en cuanto puso los dedos en mí. No podía creer que me hubiese
llamado la madre de Hunter en el auto. Tal vez fue el estrés del día, con
tanto sucediendo era duro mantener todo correcto, pero aun así, así era
como me veía. Y estaba comenzando a creerlo yo misma.
Era difícil recordar un momento cuando realmente hubiese pensado
que Karla pudiese haber sido lo mejor para Hunter. Estaba comenzando a
hacerme a la idea ahora, la noción que porque fuese su madre biológica no
significaba que tuviese una profunda conexión con él. Demonios, ni
siquiera parecía tener simple compasión por su hijo. La forma en que le
había hablado, la forma en que le había mirado a los ojos y le dijo que de
todos modos nunca lo había querido, envió un escalofrío por mi columna
vertebral, una erupción de furia ante el pensamiento que pudiese hablarle
de ese modo al chico que se suponía que amase.

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Nos instalamos para cenar, y Olivia y Raymond charlaron con
nosotros sobre el bebé y que habían estado levantados hasta tarde. Se
sentía bien disfrutar un poco de normalidad después de todo el drama, y
estaba contenta de absorber las noticias sobre su familia. Parecían muy
felices, les brillaban los ojos cuando hablaban de su hija, y me preguntaba
si alguna vez estaría en un lugar similar, contenta de decirle a la gente
sobre Hunter, alardeando de él y todo lo que hubiese logrado. Mirándolo
ahora, participando en la conversación cuando podía, fue suficiente para
que me sintiese llena de orgullo. Había trabajado muy duro para ser capaz
de comunicarse de este modo, y estaba comenzando a dar resultado en
una gran forma.
Olivia llevó a Hunter a ver al bebé después de un tiempo, dejándonos
solos a los tres para hablar un poco más. Estaba tan cansada que podría
haberme desplomado en ese lugar allí mismo y quedarme dormida, pero
estaba contenta de que la compañía apartase mi mente de la inevitable
conversación que iba a tener con todo el mundo en la escuela cuando
volviese allí. Estaba bastante segura que la mayoría ni siquiera sabían que
estaba viendo a Holden en este momento, y así no era exactamente como
había imaginado que lo descubriesen.
—¿Qué van a hacer ahora? —preguntó Raymond—. Con Karla, quiero
decir.
Holden suspiró.
—Honestamente, no tengo ni idea. Depende si intenta presentar
cargos por esto o no.
—Estoy pensando que va a dejarlo pasar —intervine—, dado que la
mayoría de la gente atestiguó que apareció y comenzó esta mierda
conmigo.
—Bueno, crucemos los dedos que sea la última vez que la ves —
comentó Raymond—. Puede que merezca la pena pedir una orden de
restricción, ya sabes, para asegurarte que mantiene la distancia.
—Honestamente, si está dispuesta a dejarlo desde ahí, yo también. —
Holden negó—. Todo esto ha sido mucho estrés sobre nosotros, por no
mencionar para Hunter.
—No parecía muy estresado hoy —señaló Raymond juguetonamente—
. Parecía pensar que todo fue muy emocionante cuando no estaba
contando la historia. Y lo hizo tres veces, así que me la sé muy bien.

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—Sí, pero ella le dijo algunas cosas de mierda —le recordé—. Puede
que no tenga impacto ahora, pero en el futuro, podía dar un giro a peor.
Quiero asegurarme que es cuidado y que no tiene que preocuparse por
Karla volviendo pronto a su vida.
—Lucharás con ella si lo hace, ¿cierto? —se burló Raymond. Puse los
ojos en blanco y me reí.
—No voy a convertirme en una especie de boxeadora profesional
después de esto, ¿sabes? —contesté—. Solo hice lo que tenía que hacer.
—Te garantizo que no eres la primera persona que quería golpearla —
aseguró Raymond—. Y dudo que serás la última. Ningún juzgado en la
tierra te metería en problemas por eso, no si averiguan qué estaba
intentando hacer ella. De todos modos, ¿no hay reglas sobre ella entrando
en propiedad de la escuela?
—Sí, las hay. —Bostecé, tapándome la boca—. Lo siento, estoy
agotada.
—No te mantendré aquí mucho más —prometió Raymond—. Solo
quería ver que estabas bien y alimentarte antes que fueses a casa.
—Bueno, considéranos cuidados. —Alcé el vaso de agua hacia él—. Y
muchas gracias por esto. Realmente me ayudaste.
Me sonrió.
—En cualquier momento. Cualquiera que golpease a Karla en el
rostro es amigo mío de por vida.
—Lo haces sonar mucho más dramático de lo que en realidad fue. —
Me reí—. Me enojé y me lancé a por ella, eso fue todo. Sorprendida de que
no me equivocase, dado mi sentido del equilibrio.
—Incluso así. —Holden me apretó la rodilla bajo la mesa.
—Oye, estaba pensando —Raymond se reclinó en el asiento—,
¿quieren que nos ocupemos de Hunter mañana por la noche? Tal vez
podían usar ese tiempo a solas para hablar, averiguar cuál será el mejor
curso de actuación de ahora en adelante.
—Esa no es una mala idea. —Holden asintió, girándose hacia mí—.
¿Tal vez podamos ir a cenar a algún lugar?
—Celebrar que el programa va a probarse —accedí con una sonrisa—.
Eso suena perfecto.

349
—Oh, ¿el programa está yendo adelante? —dijo Raymond
animadamente—. Eso son noticias geniales. Incluso más razones para
salir y tener un buen momento, ¿cierto?
—Seguro —confirmé—. Estoy muy orgullosa de él.
—Bueno, ambos tienen mucho por lo que estar orgullosos. —
Raymond nos sonrió.
—Si te parece bien quedarte con él otra noche, entonces eso sería
genial —coincidió Holden.
—¿Estás bromeando? —Raymond arqueó las cejas—. Prácticamente
hace de canguro cuando está por aquí. No puede conseguir suficiente de
cuidarla.
—Debe haber aprendido eso de ti. —Le di un codazo a Holden que por
un momento me estaba mirando con una cálida sonrisa en el rostro.
—Debe —repitió mientras se giraba de nuevo hacia Raymond—.
¿Quieres que lo deje aquí después de la escuela?
—Suena perfecto —respondió—. Y no te preocupes por apresurarte en
volver. Somos felices de quedarnos con él cuanto necesiten.
—Y eso significa que Karla no puede llegar a él, incluso si se pasa por
mi casa —indicó Holden—. Esas son buenas noticias.
—No es que ella vaya a atreverse a enfrentarse conmigo de nuevo. —
Lo golpeé juguetonamente.
—Malditamente correcto. —Raymond asintió y luego Hunter y Olivia
aparecieron en la puerta.
—Creo que Hunter está bastante cansado —comentó ella, y el niño a
su lado dejó salir un enorme bostezo. Lo imité casi al momento.
—Sí, vayámonos a casa —confirmó Holden, levantándose—. Gracias
por la cena, chicos. Les debemos una.
—En cualquier momento que lo necesiten —contestó Olivia, y nos
despedimos. Ella me dio un abrazo más apretado de lo normal, como
dándome las gracias silenciosamente por lo que había hecho hoy. Era una
madre. Tal vez entendía mejor que nadie por qué había hecho lo que había
hecho. Tal vez habría hecho lo mismo en mi situación.
Volvimos al auto y Hunter se quedó dormido en cuanto nos pusimos
en marcha. Tendría mucho sobre lo que hablar con sus nuevos amigos

350
mañana en la escuela. Lo que sucedió entre Karla y yo estaría en boca de
los estudiantes y los profesores, ya podía asegurarlo.
—Gracias por lo que hiciste hoy —murmuró Hunter, tomando mi
mano mientras nos dirigíamos de nuevo al centro de la ciudad—. No puedo
agradecértelo lo suficiente.
—Debería haber hecho más. —Negué—. Debería haber hablado con
ella.
—Suenas como una madre de verdad. —Sonrió—. Siempre pensarás
que podía haber hecho más o que deberías haberlo hecho. Pero confía en
mí, hoy hiciste suficiente. Más que suficiente. Y ambos estamos muy
agradecidos por ello.
Apoyé la cabeza en el cristal y miré hacia la calle, encantada de saber
que había hecho algo bueno hoy. Porque todavía no estaba segura sobre
qué había hecho y no estaba segura si había tomado la decisión correcta.
Al final del día, había mantenido a Hunter a salvo, y no había sufrido
demasiado como resultado. Todavía tenía que ver qué diría la escuela
sobre las acciones que había tomado, pero una vez los informase —o si ya
lo había hecho Zoe, que no me sorprendería escuchar—, estaba segura que
entenderían de dónde venía. Estaba protegiendo a un estudiante, lo que
era mi labor, incluso si resultaba ser el hijo del hombre con el que estaba
saliendo. El hombre del que estaba enamorada.

351
67
Holden
Estacioné en el estacionamiento de la escuela y tamborileé los dedos
en el volante. Había una gran sonrisa en mi rostro, y había una muy
buena razón por ello. Hoy no podía haber ido mucho mejor si hubiese
estado intentando completamente hacerlo perfecto, y todavía tenía la cena
con Autumn antes de que el día finalizase.
Hunter va a pasar la noche en casa de Raymond y Autumn me había
pedido que le diese una hora después que las clases terminasen para
asegurarse que había arreglado todo antes del fin de semana. Asumí que
tendría que hablar con la directiva de la escuela después de lo que había
sucedido. No había sabido nada de ella, así que estaba esperando
sinceramente que lo que haya sucedido, se hubiesen puesto de su lado.
Estaría más que feliz de adelantarme y luchar por su causa si lo
necesitase, aunque esperaba que no tuviese que llegar a eso.
Autumn prácticamente salió corriendo de la escuela hacia mí,
llevando el mismo vestido que le había comprado mientras había estado en
Las Vegas. Si acaso, se veía incluso más hermosa en él ahora de lo que lo
había hecho entonces, mi hermosa novia, la mujer que todavía no tenía
idea qué había hecho para merecer.
—Bueno, buenas tardes, señor. —Se subió al auto junto a mí y me dio
un beso—. ¿Y dónde iremos esta maravillosa tarde?
—Hay un nuevo italiano no muy lejos de mi casa —comenté—. Pensé
que podíamos tomar algo nutritivo para recuperar algo de energía de los
pasados días, ¿no crees?
—Concuerdo totalmente. —Asintió con seguridad—. Conduce.
El lugar era más pequeño de lo que había imaginado que sería
cuando llegamos, pero me gustó bastante. De hecho, el silencio se sentía
íntimo, permitiéndome una cercanía con Autumn que había estado
anhelando toda la semana. Aparté su silla por ella, y tomó asiento,
sonriéndome mientras lo hacía.

352
—¿Recuerdas nuestra primera cita? —preguntó—. ¿Cuando nos
prepararon la cita a ciegas?
—No llamaría exactamente cita a eso —señalé, riéndome entre
dientes—. Estabas bastante horrorizada de verme, si no recuerdo mal.
—Oye, y tú no estabas mucho mejor —contestó—. Estaba sorprendida
que no lanzases todo al diablo y te marchases de allí en cuanto viste que
era yo.
—Confía en mí, lo consideré —mencioné, y se rió.
—¿Todavía lo consideras hoy?
—En absoluto. —Me incliné sobre la mesa para robarle un breve beso.
Pedimos, pasta para ambos, vino para ella y agua para mí; e inclinó la
cabeza hacia mí.
—Supongo que tenemos que quitárnoslo del camino. —Hizo una
mueca—. ¿Qué va a suceder con Karla?
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, ¿tenemos que seguir preocupándonos por ella? —
cuestionó, negando—. Estuve nerviosa todo el día en la escuela pensando
que íbamos a verla de nuevo, pero no apareció, así que asumí…
—Estás bien —le prometí suavemente—. Sé que da miedo, pero está
resuelto.
—¿Cómo?
—Resulta que los policías la buscaban por diferentes crímenes en el
estado. —Alcé las cejas—. Sobre todo fraude. Lo que explica por qué no
siguió adelante llevándome a juicio, incluso después de lo que dijo. Pero
ahora la tienen, la detuvieron cuando la llevaron para interrogarla, así que
no tienes nada porque preocuparte.
—Gracias a los dioses —exclamó con un suspiro, llevándose la mano
al pecho—. Bueno, las cosas con la escuela también salieron bien. Cuando
les expliqué lo que estaba sucediendo, parecieron ponerse de mi lado
bastante rápido, lo que fue un alivio.
—Así que, ¿no vas a perder tu trabajo?
—No, parece que lo mantendré. —Sonrió, alzando la copa hacia mí—.
¿Brindamos por eso?
—Brindo por eso. —Choqué mi agua con su vino.

353
—Entonces, ¿qué sucede ahora? —cuestionó, su voz tensa de
nerviosismo.
—¿En qué sentido? —contesté, e inclinó la cabeza hacia mí.
—Ya sabes, ahora que Karla está fuera de la imagen, pero Hunter
sabe de ella. ¿Qué sucede ahora?
—Honestamente no tengo ni idea. —Negué y medio resoplé con
molestia por mi propia incapacidad de responder a esa pregunta—. Nunca
planeé algo como esto. Nunca pensé que conocería a alguien que me
hiciese sentir del modo en que tú haces. Nunca pensé que encontraría una
persona que… nunca pensé que habría una persona en la que confiase con
Hunter, ¿entiendes?
—Oh, confía en mí, lo entiendo. —Alzó las manos—. No esperaba
introducirme así en sus vidas. Sé que va a llevar tiempo, incluso después
de todo lo que ha sucedido.
—Hunter te eligió —le recordé simplemente—. Puede que sea duro de
aceptar, pero es cierto. Te quiso. Más que a ella. Incluso cuando tenía a
Karla justo frente a él, fuiste la única que le importó. Y eso es…
No sabía muy bien cómo ponerlo en palabras. ¿Cómo podía? Quería
decirle que lo había cambiado todo; no solo para mí sino para mi hijo, para
nuestra familia. Hasta hace unos meses nunca podría haber imaginado
adoptar una verdadera familia así, pero aquí estaba ella, recordándome
cada día que había esperanza para mí, que no estaba tan cerrado como
siempre había imaginado. Toda la tristeza y soledad en mi alma parecía
haber desaparecido en cuanto la besé por primera vez, y, mientras
permaneciese alrededor, parecía no haber marcha atrás.
—Eso es todo lo que importa —dije finalmente—. Que estás aquí, que
estás con nosotros. Te queremos alrededor mientras nos tengas a ambos.
—Hmm. —Tamborileó el dedo contra el labio inferior
juguetonamente—. Tendré que ver si tengo espacio en mi horario para ti
entre el resto de mis amantes.
—Lo apreciaríamos —contesté mientras el camarero volvía con
nuestra comida. Me sonrió desde el otro lado de la mesa mientras
comíamos y compartíamos las historias sobre nuestro día y nuestro
trabajo. Por supuesto, había una pequeña sorpresa que mantenía bajo la
manga con respecto al funcionamiento de las cosas, pero no necesitaba
escuchar de eso todavía.

354
La comida estaba buena, fresca y auténtica, y bromeé sobre llevarla
un día a Italia para probar la verdadera en persona. Ella nunca había
viajado a Europa e inmediatamente hice una nota mental para
sorprenderla con alguna aventura, los tres, tal vez en las vacaciones de
verano. Podía llevar mi trabajo conmigo mientras Autumn y Hunter
exploraban Italia y comían toda la comida que podían tener en sus manos.
Sería absolutamente perfecto.
—Mmm, eso fue increíble. —Autumn se reclinó y cerró los ojos, la
observé con una sonrisa. Me encantaba lo tranquila que parecía después
que hubiese comido, cuánto parecía disfrutar genuinamente la comida que
compartimos. Había muchas cosas que me gustaban de ella, tanto que
admirarla llenaba mi corazón de alegría. La calidez, su amabilidad, la
paciencia que había mostrado con Hunter y conmigo, esas cosas eran las
que la hacían quien era. Estaba orgulloso de estar con ella.
Terminamos —alcanzó la factura, pero alejé su mano e insistí en
pagar la comida—, y nos subimos al auto para volver a mi casa.
—Tenemos toda la noche para nosotros solos —indicó,
mordisqueándose el labio inferior como si ya estuviese anticipando cuán
divertido iba a ser.
—¿Por qué crees que nos saltamos el postre?
—Oh, pensaba que eras un tacaño —se mofó, y estiré el brazo para
apretarle la rodilla, haciéndole saber que había reservado para ambos.
Quería afirmar mi amor por ella de cada modo que conocía, incluyendo
con mi cuerpo. Quería sostenerla tan cerca que se sentiría como si nos
estuviésemos fusionando en un solo ser, que no había espacio entre su
cuerpo y el mío. Encajábamos juntos como si hubiésemos sido hechos de
ese modo, y necesitaba recordarme ese hecho.
Llegamos a casa y la ayudé a salir del auto y la guie hacia la puerta.
—No tomé tanto vino, ¿sabes? —explicó mientras tomaba su mano y
abría la puerta de entrada.
—Sí, sí. —Ondeé la mano—. Pero con ese vestido, quiero asegurarme
que nadie te roba antes de que tenga la oportunidad de ponerte las manos
encima.
—¿Oh? —Tropezó en la entrada, dejando que la atrapase—. ¿Y qué
tenías exactamente en mente para eso?
—Soy más de mostrar que de decir —murmuré mientras la rodeaba,
abrazándola por la cintura y cerrando la puerta tras ella. Me rodeó los
355
hombros con los brazos y sonrió, y mis latidos se aceleraron al estar tan
cerca. ¿Cómo podía ser nuestra química tan intensa, incluso después de
todo este tiempo? No tenía ningún sentido. ¿Siquiera iba a haber un
momento donde no quisiese tocarla, besarla, follarla? Parecía muy
imposible.
—Muéstrame —dijo jadeante. Me incliné y presioné la boca en su
cuello, guiándola contra la pared, así tenía algo en lo que apoyarse. Pasó
los dedos ligeramente por mi cabello, arañándome suavemente la piel y
tocándome como si no desease nada más en el mundo que esto. Sabía
cómo se sentía. Conseguir tiempo lejos de Hunter era extraño, e iba a ser
más extraño mientras más se atase a Autumn y quisiese pasar más tiempo
con ella, así que cualquier momento que tuviésemos para nosotros iba a
ser saboreado tanto como se pudiese.
—Te sientes tan bien —gimió en mi oído y coloqué las manos bajo su
trasero y la alcé. Chilló y me rodeó la cintura con las piernas y me permitió
llevarla por las escaleras hacia el dormitorio. Recordaba el momento en
Las Vegas cuando había llevado puesto el mismo vestido y la había follado
como si fuese lo único en el mundo que importase. Esta noche, quería algo
diferente. Esta noche quería hacerle el amor, decirle sin palabras que mis
sentimientos eran profundos y reales, y que nunca los había compartido
con nadie.
—Holden… —me gimió al oído, y por un segundo, pensé que iba a
decir las palabras. Pero luego giró la cabeza y me besó. Cerré los ojos y me
perdí en el consuelo de su abrazo, sabiendo que esto era todo lo que
necesitaba de ella, y lo que siempre necesitaría.

356
68
AUTUMN
Guie su boca a la mía de nuevo. Besarlo se sentía como llegar a casa,
como si esto fuese lo que hubiese estado buscando durante mucho tiempo,
algo que era más profundo que nada que hubiese sentido antes, incluso
con él. Alzó mi vestido unos centímetros sobre mis muslos, trazando
formas sobre mi piel.
—Te ves increíble en este vestido —murmuró a mi oído. Y me reí entre
dientes.
—Lo obtuviste para mí —le recordé—. Debes tener buen gusto.
—Bueno, estoy aquí contigo, ¿no?
—Supongo que no hay contabilidad de cada elección. —Sonreí en
nuestro siguiente beso, me rodeó con los brazos y me sostuvo incluso más
apretada que antes. No podía superar lo bien que su cuerpo se sentía
sobre el mío. Después del desastre de los pasados días, sintiendo algo tan
seguro, tan cierto, tan seguro, era todo lo que necesitaba. Lo besé
lentamente, sin prisa, saboreando cada parte de él. Su boca era tan suave
y tan productiva, incluso con la fuerza y el peso de su cuerpo sobre mí.
Subió mi vestido un poco más y deslizó los dedos entre mis piernas,
encontrando las suaves bragas negras que me había puesto esa mañana
precisamente con esta noche en mente. Rozó los dedos ligeramente sobre
el exterior de la tela, la presión tan suave que casi era peor que nada. La
tentación de algo más, la provocación, era tan deliciosamente perfecta,
difícilmente podía soportarlo.
—Mmm —dije en un suspiro mientras pasaba la boca sobre mi
garganta.
—Creo que necesitamos desnudarte —murmuró.
—Haz los honores —sugerí. Y me alzó, así estaba de rodillas sobre la
cama y me quitó el vestido lentamente. Acercándome, me desabrochó el
sujetador y lo lanzó a un lado, luego se apartó de mí para pasar las manos
sobre mi pecho desnudo.

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—Eres tan hermosa —comentó. Cerré los ojos y dejé que su toque
comunicase lo mismo que sus palabas. Ningún hombre me había hecho
sentir ese deseo, esa necesidad. Porque no solo estaba hablando de mi
cuerpo. No, sabía que era más profundo que eso, más profundo que nada
que hubiese compartido con nadie excepto él.
—Creo que solo es justo si también te tenemos desnudo. —Me moví
hacia él, desabotonándole la camisa con ligeros dedos temblorosos y la
abrí, así pude pasar las manos por su pecho. Su piel estaba caliente al
toque, familiar para ahora, pero no podía imaginar cansarme de ello. Cerró
los ojos mientras lo desvestía cuidadosamente, desnudándolo hasta que no
llevaba más que el calzoncillo. Nos tumbamos en la cama uno al lado del
otro, apoyando las cabezas en las almohadas, así podíamos mirarnos el
uno al otro e intercambiamos sonrisas que decían mucho más de lo que
incluso podían nuestras palabras.
Se movió hacia mí repentinamente, deslizando la mano sobre mi
estómago y sobre mis pechos mientras me besaba una vez más. La
repentina dureza de su toque hizo que la cabeza me diese vueltas, y me
aferré a él como si dependiese mi vida de ello mientras me acariciaba los
pechos y empujaba la lengua en mi boca.
Me colocó sobre él y apoyé las manos en su pecho, sintiendo su
erección contra mi coño a través de mis bragas. Su cálida piel contra la
mía, los contornos de sus músculos debajo de mí, fue suficiente para
llevarme de vuelta a la tierra. Todo esto se sentía muy irreal y aun así
específico al mismo tiempo, como si mi cuerpo se estuviese esforzando en
perpetuar todo esto en la memoria, en la fantasía, incluso mientras estaba
sucediendo.
Bajó la mano, entrelazando nuestras piernas mientras deslizaba las
manos en mis bragas. Sus hábiles dedos encontraron mi clítoris en un
instante, y me removí sobre él, separando las piernas más que antes.
Quería su polla dentro de mí, pero aceptaría cualquier cosa que pudiese en
ese momento.
—Mmm, ya estás muy húmeda —masculló, sonado complacido
consigo mismo, y ese indicio de arrogancia fue suficiente para enviar una
corriente de necesidad por él a través de mí una vez más. Había algo en su
exceso de confianza utilizada en los momentos correctos que hacían que
me diese un vuelco el corazón. Él tenía el control de esto ahora, y lo quería
de ese modo, no podía imaginarlo de otra forma.

358
Holden deslizó los dedos hasta mi hendidura y contra mi abertura,
haciendo suaves círculos contra mi entrada como dejándome saber qué me
esperaba. Cerré los ojos y hundí el rostro en su hombro, urgiéndolo,
urgiéndome a mí a darle más.
—Quiero hacerte el amor —murmuró, y después de todo por lo que
habíamos pasado, no estaba segura que pudiésemos hacerlo de otro modo.
Habíamos follado mucho antes de esto, esa clase de necesidad pura y
ávida el uno por el otro mejor expresada con nuestros cuerpos en una
urgencia que necesitaba resolver antes que me llegase hasta hacerme
explotar; pero ahora era diferente. Teníamos tiempo, y quería
aprovecharlo, quería perderme en ello.
—Entonces hazme el amor —le gemí al oído, presionando las caderas
contra él y balanceándolas por un momento. No necesité decírselo dos
veces. Alcanzó un condón y lo abrió, poniéndoselo mientras se quitaba el
calzoncillo. Me eché hacia atrás, dándole espacio para quitárselo y luego
volvió a colocarme sobre él. Me quitó las bragas lentamente, dejando que
sus dedos se rozasen contra mi piel mientras lo hacía, y luego me acercó
de nuevo a él.
Estaba sentado conmigo a horcajadas mientras me bajaba sobre su
polla, rodeándome apretadamente con los brazos, no podía creer que
nunca quisiese dejarme ir. Empecé a moverme sobre él, guiándolo en mi
interior tan profundo como podía. Estaba rozando las caderas
deliberadamente contra su cuerpo, y lo tenía envuelto dentro de mí,
dejando que empujase todo el camino dentro de mí. Me estaba acariciando
la espalda con las manos, deslizando los dedos con ansia sobre la piel,
como si estuviese escribiendo su amor por mí de cada forma que pudiese
pensar.
—Te sientes increíble —mencionó mientras lo montaba. Y todo lo que
pude hacer era aferrarme y balancearme contra él. El placer ya comenzaba
a llenarme, consumirme y atravesarme, su poder cargándose y
aumentando a través de mi cuerpo como si fuese la única sensación en el
mundo que existía. Pero era más que simple placer, más que simple deseo.
Corría más profundo que cualquier cosa que hubiese sentido con él. Y eso
era por la forma que se había abierto a mí y me permitió entrar en su vida,
la forma que me había atraído y llenó mi vida con más amor y más
propósito que hubiese conocido nunca. Era más de lo que había deseado
antes de conocerlo.

359
Me besó de nuevo, suavemente, casi casto si no hubiese sido por lo
que estaba sucediendo entre mis piernas, era la clase de beso que un
novio podía haberle dado a la novia al final de la ceremonia frente a la
congregación, e hizo que mi corazón se hinchase de adoración por él, como
si ya no se hubiese dirigido en esa dirección.
—Oh —dije jadeante contra su oído, mientras la intensidad de lo que
estábamos compartiendo repentinamente apareció y creció en mi interior.
El orgasmo me recorrió como una creciente oleada, alejando todo excepto
este momento, este hombre, este intercambio mutuo de amor y lujuria.
Hundí la cabeza en su hombro, inhalando su esencia ávidamente, amando
la forma que olía, sabía, se sentía. Era adicta a él, total y completamente, y
nada iba a cambiar eso. Nada.
Momentos después, se movió dentro de mí una última vez, hundiendo
la polla profundamente en mi coño mientras se contraía con su propio
orgasmo, y clavó los dientes suavemente en mi piel cuando lo golpeó. Se
quedó quieto por un largo momento como si algún tipo de movimiento
fuese suficiente para romper el hechizo en este momento. Sabía cómo se
sentía. No quería apartarme de él nunca, nunca quería dejarlo ir, y me
encontré meciéndome incluso levemente contra él por unos minutos más,
drenando lo último de él.
Con el tiempo, se apartó y me dio un suave beso en la esquina de la
boca antes de alzarme lentamente de su regazo y se dispuso a deshacerse
del condón. Completamente agotada, me estiré sobre la cama y me tumbé
allí completamente desnuda y sintiendo como si no quisiese volver a
ponerme ropa mientras viviese.
Estaba sonriendo cuando regresó al dormitorio, deslizándose en la
cama junto a mí y pasando la mano por mi espalda. Estaba dejando una
imprenta en mí, grabándose en mi piel. No es que me hubiese importado si
todo el mundo sabía que era suya y él mío.
—Eso fue increíble —murmuró. Y asentí.
—Realmente lo fue —concordé—. Nunca… ya sabes, hice el amor
antes.
—Bueno, acostúmbrate —se burló—. Porque si es así de bueno…
Se interrumpió con un bostezo y me tumbé en la cama,
acurrucándome contra él y acariciándole el cabello.
—Deberías descansar un poco —dije con firmeza—. Han sido unos
días ocupados. Lo necesitas.

360
—Lo mismo digo —comentó con un bostezo—. Ven aquí.
Estiró los brazos hacia mí y me acurruqué contra él. Observé
mientras cerraba los ojos y se quedaba dormido. Sonreí mientras su pecho
subía y bajaba, y conseguía un descanso decente. Ni siquiera quería
pensar lo duros que habían sido estos días para él. Aun así, todavía tenía
tiempo para mí, a pesar de todo.
—Te amo —susurré, sabiendo que estaba dormido. Aunque no lo
hubiese estado, mis palabras fueron muy bajas, apenas habría sido capaz
de entenderlas. Pero lo que importaba era que estaban fuera y estaban en
su mente porque eran ciertas. Lo amaba. No sabía cuándo tendría el coraje
de decírselo cuando estuviese despierto, pero ese día llegaría. Difícilmente
podía esperar por él. Pero por ahora, ya había sucedido suficiente, y
necesitábamos un poco de tiempo para recomponernos. Mientras estuviese
aquí en sus brazos para hacerlo, no importaba lo más mínimo.

361
Epílogo
AUTUMN
Una semana después…

—Oh, ¿podemos charlar un momento? —Zoe metió la cabeza en mi


habitación y miró alrededor—. Sé que Holden estará aquí pronto, pero
quería hablar contigo.
—¿Qué sucede? —pregunté con una sonrisa. Tenían que ser buenas
noticias. Después de un periodo de prueba, Holden iba a averiguar ese día
si habían elegido su idea para el programa de promedio de calificación, e
iba a pasarse por aquí en cuanto lo averiguase.
—Nada. Quería ver si Holden ya había venido. —Se encogió de
hombros—. ¿Todavía no se sabe nada de él?
—Nada todavía —contesté, negando—. Aunque tengo todo cruzado
por él. También creo que puede ayudar a muchos profesores. Imagina todo
el tiempo que ahorraría.
Zoe sacudió la mano.
—Dímelo a mí. Realmente voy a tener un romance en la vida real por
el tiempo que me ha ahorrado. No tiene ni idea cuánto significa para mí.
—¿Cómo van las cosas con el hombre misterioso de Las Vegas? —
Incliné la cabeza con interés. Y se tocó la nariz.
—Solo digamos que va a pasar por la ciudad el próximo fin de semana
—contestó misteriosamente—. Y vamos a ver cómo van las cosas desde
ahí.
—Oh, el romance. —Me llevé la mano al pecho—. ¿Por qué no
preparas una cita a ciegas, lo rechazas, te vuelves su amigo, luego te citas
con él y golpeas a su ex como una persona normal?
—Bueno, supongo que no todos podemos ser tan tradicionales como
tú, Autumn —dijo—. Jesús, estaba muy orgulloso cuando escuché que la
escuela no iba a hacer nada sobre los cargos. Estaba preocupada que

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pudiesen intentar culparte por algo, pero todo el mundo salió en tu
defensa.
—Sí, es agradable saber que tanta gente en este lugar me guarda las
espaldas —confirmé.
Tendrían que iniciar una investigación formal, aunque el director
prácticamente había desestimado todo en cuanto había escuchado los
detalles. Incluso con una investigación apropiada sobre qué sucedió, todo
el mundo me había respaldado, sin preguntas. El hecho que Karla tuviese
algunas acusaciones pendientes también ayudó a restar su credibilidad, y
una vez que estuvo claro para cualquiera prestando atención que había
estado ahí fuera intentando mantener a Hunter y al resto de los niños a
salvo sin importar qué, nadie se había preocupado realmente demasiado
por lo que había hecho. No tenía intención de hacer nada así de nuevo, eso
era seguro, y esperaba que nunca tuviese que hacerlo.
—Seguro que tengo tu espalda. —Sonrió, alcanzando sobre la mesa
para acariciarme la mano—. Pensé que fuiste muy valiente ese día. Nunca
he visto nada como eso.
—Bueno, es lo que salir con Holden me ha hecho.
—Y aquí estabas diciendo que nunca saldrías con un tipo que ya
tuviese hijos —se mofó—. ¿Cuánto hace de eso? ¿Siete, ocho meses?
—Si eso. —Negué—. Lo sé. Ha cambiado muchas cosas desde
entonces.
—¿Pero eres feliz? —cuestionó Zoe. Y asentí sin dudarlo.
—Sí, soy feliz —aseguré—. Realmente feliz, en realidad.
—¿Importa si interrumpo?
Ambas nos giramos para ver de dónde venía la voz, y me alegré
cuando vi a Holden en la puerta.
—Supongo que puedes. —Asentí, y Zoe se alejó, sonriéndole a Holden
mientras pasaba junto a él—. Entonces, ¿ya sabes sobre el programa? —le
pregunté. Y esperó hasta que Zoe estuvo fuera de la habitación y cerró la
puerta tras ella. Me dio un vuelco el corazón. Tenía que ser porque había
malas noticias y no quería que Zoe lo escuchase—. ¿Nada buenas? —Hice
una mueca. Pero antes de responder, rodeó la mesa, me sujetó de los
hombros y me dio un gran beso en los labios—. De acuerdo, ¿un poco
buenas? —Me reí mientras se apartaba, comprobando que la puerta
estuviese cerrada. Hunter estaba en el club después de la escuela, uno de

363
los que se ocupaban los otros profesores, y no quería que nos encontrase a
su padre y a mí.
—Autumn, no puedo creerlo. —Negó—. Quieren usarlo por todo el
estado el semestre que viene. ¡Todo el estado!
—¡Oh Dios mío! —exclamé, prácticamente dando saltitos—. Te estás
burlando de mí. ¿Todo el estado?
—Todo —aseguró, la emoción en su voz era obvia a cualquiera
prestando atención. Puede haber intentado actuar tranquilo la mayoría del
tiempo, pero podía decir cuando estaba emocionado, y ahora mismo,
estaba casi en las nubes—. Van a comprarme los derechos del programa —
explicó—. Así que vamos a ser capaces… bueno, cuando quieras volver a
hacer un viaje a Las Vegas, seremos capaces de costearnos lo mejor de
todo.
—Espera, ¿nosotros? —Alcé la mano para detenerlo. Todavía no
estábamos compartiendo finanzas. Estábamos bastante lejos de eso por lo
que a mí concernía. ¿De qué estaba hablando? Luego vi una sonrisa
extenderse por su rostro y sabía que esto iba a ser bueno.
—De acuerdo, tengo algo que admitir. —Apartó un mechón de mi
rostro—. Cuando registré los derechos de autor del programa, también
puse tu nombre.
—¿De qué demonios estás hablando? —dije jadeante.
—Sin ti, no habría sido capaz de idearlo todo —señaló—. Zoe también
tiene algunas acciones, ya que me ayudó a probarlo. Y ahora que lo hemos
vendido…
Lo miré por un largo momento, intentando procesarlo, intentando
darle sentido. Estaba sonriendo hacia mí, pero me llevó un momento
asimilarlo todo.
—¿Cuánto…?
—Muchísimo —contestó—. Puedo hablarte sobre los números exactos
más tarde, pero basta decir que tendrás suficiente para vivir de ello las
siguientes décadas. Confortablemente.
—Mierda —murmuré—. Mierda. Por favor, ¿puedo ser la que le dé las
noticias a Zoe?
—Creo que es correcto que lo hagas —contestó. Lo miré durante otro
momento, esperando que pusiese mi mundo patas arriba. Pero no lo hizo,
y nunca habría sido tan cruel, nunca me habría dejado creer algo tan

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emocionante cuando era falso. Me estaba diciendo la verdad. Era rica.
Como él.
—No puedo creer que hicieses esto. —Negué de nuevo. Me pasaban
un montón de pensamientos por la mente, incapaz de procesarlo todo.
Ahora tenía dinero. Dinero de verdad, podía hacer lo que quisiese.
—Quería que fueses capaz de tener cualquier tipo de vida que
quisieses. —Me sostuvo cerca, lo miré a los ojos y vi la sinceridad brillando
ahí. Esto no era ninguna clase de gesto vacío que mostrar. Era él
ofreciéndome un estilo de vida a mi elección.
—Solo quiero compartirla contigo —murmuré, y me dio un beso en los
labios. Cuando me aparté, miré profundamente en sus ojos y abrí la boca
para decir las palabras; pero antes que pudiese, las dijo primero.
—Yo también te amo. —Rozó nuestras narices.
Abrí los ojos de par en par.
—¿Me escuchaste anoche?
—Seguro —contestó con una sonrisa—. Pero quería estar
completamente despierto cuando te lo dijese por primera vez.
—Te amo. —Le dije las palabras, pronunciándolas como si hubiesen
estado esperando en mi boca toda una vida. Cerré los ojos y dejé que mi
cabeza descansase contra la suya, dejando que el cariño pasase entre
nosotros. ¿Cómo había esperado tanto para decir las palabras? ¿Cuánto
tiempo las había sentido e intentando esconderme de ellas? Mirando atrás,
fue muy claro desde el primer momento que nos conocimos, había estado
llevando a este momento, a esta admisión que nos amábamos. Y eso
nunca iba a cambiar. Me completaba de un modo que nunca había sentido
en mi vida.
—Voy a estar diciéndolo mucho en los siguientes días —aseguró, sin
apartarse de mí. No me importaba si alguien nos interrumpía en ese
momento. De hecho, quería que todo el mundo viese y escuchase esas
palabras, saber que finalmente estábamos juntos y enamorados y en paz
con todo lo que estaba sucediendo y todo por lo que habíamos pasado.
—Yo también —contesté—. Compensando el tiempo perdido.
—Estaba tan nervioso de decírselo a alguien —confesó—. Lo he sabido
desde un largo tiempo. Desde que te vi de nuevo en Las Vegas, lo supe.
—Ese viaje fue increíble. —Suspiré—. Deberíamos repetirlo pronto.

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—Bueno, ahora puedes permitirte ir a cualquier parte del mundo —
señaló—. ¿Por dónde quieres comenzar?
—Oh Dios mío. —Jadeé—. Realmente puedo ir a cualquier parte, ¿no
es así? No sé por dónde comenzar.
—Estaba pensando que los tres podíamos hacer un viaje a Italia —
sugirió—. ¿Tal vez probar un poco de verdadera comida italiana?
¿Compararla con la que tenemos aquí?
—Eso suena genial —confirmé, sonriendo—. Tú, yo y Hunter.
—Unas verdaderas vacaciones en familia —contestó, la sonrisa
ampliándose en su rostro—. Eso sería perfecto.
—Ahora somos una familia —murmuré—. Los tres. ¿No es cierto?
—Vas a ser una madre increíble para él —prometió Holden—. Ya lo
has sido, lo sabes. Con todo lo que sucedió con Karla…
—Dejemos eso atrás —aseveré—. Ahora vamos a mirar hacia delante.
No atrás.
—Tienes razón. No puedo esperar.
—Bueno, yo no puedo esperar a celebrarlo apropiadamente esta
noche. —Arqueé una ceja juguetonamente, y se rió.
—Umm, bueno, ahora que lo mencionas. —Se inclinó y me dio otro
beso en los labios. Un calor familiar se extendió por todo mi cuerpo,
hirviendo en mi barriga, listo por más. No podía esperar a tenerlo en casa,
cenar juntos y luego dirigirnos al dormitorio y…
—Asqueroso. —Una voz llegó desde detrás de nosotros, y nos
separamos. Hunter estaba en la puerta con Zoe, y le sonreí, un poco
avergonzada que nos hubiese atrapado en el acto. Pero suponía que ya no
había nada que esconder de él ya que ahora éramos una verdadera pareja
ahora, desde que Holden me había llamado la madre de Hunter. El
pensamiento fue suficiente para hacer que casi estallase de completa
felicidad.
—Oye, ven aquí. —Holden se acercó a Hunter—. No tan malo, ¿cierto?
—Supongo. —Puso una expresión de disgusto.
—¿Preparado para ir a casa? —preguntó Holden a su hijo. Y Hunter
asintió.
—Supongo que te veré mañana —comentó Zoe con una sonrisa. Y le
hice gestos para que se acercase.

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—Oh, dame un minuto. Hay algo que tengo que decirte —dije
casualmente, guiñándole un ojo a Holden. Zoe miró entre nosotros
arqueando una ceja.
—¿Algo que debería saber?
Asentí.
—Sí, lo es.
Sonrió ampliamente, miró a Holden y sacudió el dedo hacia él.
—Te lo dije, se suponía que me pidieses permiso antes de proponerte
—bromeó, y él se rió.
—Cuando llegue el momento, serás la primera persona a la que se lo
pregunte —le prometió él.
—De acuerdo, chicos, salgan. Me encontraré con ustedes en un
minuto. —Despedí a Holden y Hunter.
—¿Podemos salir a cenar esta noche? —preguntó Hunter con
esperanza.
—No veo por qué no —coincidió Holden—. Después de todo, estamos
de celebración.
—¿Lo estamos? —cuestionó Zoe con interés.
—Ven. Te pondré al tanto de todo —le prometí.
—Te veo en un segundo. —Holden asintió hacia mí, y los observé irse.
Deberíamos mudarnos juntos pronto, cuando fuese el momento correcto.
No tenía duda de ello.
Una sonrisa tiró de mis labios. Zoe prácticamente saltando de un pie
a otro con emoción, pero me tomé un momento para verlos irse, Holden y
Hunter, mis dos chicos, la familia que nunca había sabido que necesitaba.
Íbamos a celebrarlo esta noche, celebrarlo mucho. El programa, claro, pero
también más que eso. Íbamos a celebrar sobre nosotros, juntos al fin, y la
promesa de un futuro juntos que ya difícilmente podía esperar a
conseguir.
Un futuro que era todo lo que nunca supe que quería.
Suficientemente divertido, había estado bajo su nariz todo el tiempo.
¡Chico afortunado!

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Ali Parker

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