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-Tengo una terrible jaqueca o algo así, creo que estoy soñando pero estoy
consciente.
-Ivo es tu pareja, ¿no? Creo que de alguna forma él nos hizo el contacto.
-No hagas caso a las llamas, Tamar. Son una ilusión del engaño. Están
aletargando la verdad.
-¿De qué engaño me estás hablando, Laura? ¿Cuál sería la verdad? Soy una
intérprete, soy música, no sé en qué puedo ayudarte.
Las llamas crecían alrededor, y no podía definir qué era ese contexto, ese
cuadro. Cuan Florestán y Eusebius, debían dictarle música, melodías
independientes a Schumann, esta chica en una suerte de pasado, estaba en
el presente, en mí presente y en tú presente. Era tiempo onírico, pero no
dejaba de ser tiempo. La línea, la entrelínea, el subrayado de que son
verdades, tenían una frontera muy difusa.
-Te despertaste, Tamar. ¡Ni que hubieses soñado con alguna forma de
infierno! Estás pálida, no te sobresaltes, creo que el tipo se llamaba Ivo
Friendenberg, y la chica era una tal Laura, vos la trataste mejor.
-Sí, suspiró. La chellista. Quiero llamar a casa para ver cómo está Alma, ya
tiene tres años y creo que la lejanía puede afectarla. Al menos escuchará mi
voz.
-Aunque hubo problemas, ella vendría con su tía en el próximo vuelo. Es
difícil despegarte ¿no?
-Sin embargo esto me recuerda a Italia, más bien al norte de Italia -dijo
Etienne, en inglés-.Mirando a dos chicas que pasaban por ahí y al resto de la
gente.
-Es cierto, es que hubo mucha afluencia italiana en las inmigraciones -dijo
Ivo, también pero en un esforzado inglés -Esto se parece al norte de Italia,
nuestro acento y el uso de ciertos pasados, para simplificar el lenguaje. Hay
mucha, salsa y pasta. La tonada es italiana si la escuchás bien.
-Señora Tamar Halperin, ¿buscámos una mesa para tomar y comer algo? De
paso se libra un poco de su sombra que un poco es Laura.
-Por favor, no seas tan formal Ivo. Llamáme Tamar, vos también Laura, y
vamos a pedir una mesa en que entremos cinco personas.
Laura me parece encantadora, pero hay cierto fuego en sus ojos, unas pupilas
que no necesariamente se proyectan en el ahora. El tema del recuerdo
presente, no se.
-¿Ya tienen hijos? Yo tengo a Alma, mi hija. Miren esta foto, ¿no es hermosa?
-dijo Tamar.
Claro que Alma era hermosa, una foto más impresionante que otra. En varias
salía Andreas Scholl, un tremendo e importante contratenor. Era como se
entenderá el padre de Alma. Difícil el tema de los hijos con Laura. Cómo
explicarle eso a Tamar. Ivo sonrió y asintió con la cabeza. Ivo Friedenberg es
un pobre tipo, pero hace lo mejor que puede, se dijo a sí mismo. Todos
somos parte de esta cuestión.
-¿Qué es eso, dice algo de tónicas? Traducí por favor, Ivo. Me interesa -dijo
Tamar.
Todos dicen decir, bueno ahí veo que hay una mesa vacía.
Era complicado a esa hora y en ese lugar hacer pedidos elaborados. El mozo
fue claro en eso. Al menos parece que manejaba también bastante
aceptablemente el inglés.
-Hahaha -Laura como que volvía en sí. Después de mucho silencio y mucho
ser sombra. Se reía sentada a la mesa.
-Eso te gusta a vos Ivo, es Ingmar Bergman, el sueco loco -dijo Laura con un
gesto de elevación de brazos.
-Sí, Etienne, eso está si no me equivoco en los Cahiers du cinema. Donde
Bergman con seudónimo o seudónimos se criticaba a sí mismo a veces.
-Es cierto, pero en el cine, y es más, toda obra en lo que importa, tiene un
cuerpo que se genera por el conocimiento del receptor. Por lo tanto, distinto
receptor distinto cuerpo. A lo que voy es que toda obra es un esqueleto.
Como las películas de cine iraní, el neorrealismo italiano o por qué no, como
un trabajo de contrapunto de Leonino y Perotino -contestó Etienne.
En eso, se acercó el mozo con los pedidos, e Ivo ya esperaba una suerte de
guillotina con la cuenta y la propina en ese lugar.
-El otro día estuve practicando voces con el cello, tomaba partes de los
corales de Bach y las adaptaba. Es un buen ejercicio -comentó Laura.
-Si vos decís -dijo Ivo pensando en cómo era el tema de las sinusoides.
-Vamos por partes Tamar, dijo Jack the Ripper y digo yo, son muchos temas a
la vez. El Colón es como una ciudad dentro de la ciudad. Su acústica supongo
sabrás es una de las mejores del mundo. ¿Qué te parece la de la Scala de
Milán? En cuanto a ir a ver la casa natal de Daniel Barenboim y la historia de
Argerich y su primer viaje a Europa, es bastante largo para contar…
Un sujeto le empezó a hacer señas a Etienne y Tomek. Era parece ser uno de
los encargados del equipo de sonido.
En eso tomó fuertemente de las manos a Laura, las puso entre las suyas y le
dijo en un tono muy intimista:
-Por favor, no te pongas mal, Laura. Cuidá bien tus manos, y ante todo tené
en cuenta, que en cierta forma, todo, y todos podemos ser una ficción…
-Me hicieron pensar en ustedes- dijo vaciando sus pulmones, Laura..., Laura...