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Conjunto de factores que deben ser tomados en cuenta para el análisis de la

competitividad sistémica en el desarrollo regional

El concepto de competitividad sistémica tiene como premisa la integración social,


propone no solo reformas económicas, si no también un proyecto de transformación de
la sociedad se caracteriza por contener cuatro niveles analíticos distintos, pero
interconectados entre sí: el nivel meta, el nivel macro, el nivel meso y el nivel micro.

El Nivel Meta

Forma parte integral de los otros niveles, y se refiere a la capacidad de organización por
parte de todos los actores, para canalizar los conocimientos sociales, que permitan a su
vez regular y conducir correctamente, tanto a nivel macro como micro los intereses del
futuro. Que permitan cohesionar esfuerzos para generar ventajas nacionales de
innovación y conocimiento, es decir el desarrollo de habilidades y conocimientos de la
sociedad encaminados a la competencia. Es decir, una formación social de estructuras
que permitan la modernización de la economía.

El Nivel Macro

Se refiere a las variables macroeconómicas y su estabilización, para poder competir en


el mercado mundial, pues su inestabilidad no permite operar eficientemente el mercado
nacional y limita el crecimiento de la economía.

“La estabilización macroeconómica tiene que apoyarse sobre todo en una reforma de la
política fiscal. Y la presupuestaria, así como también de la monetaria y cambiaria”
(Esser, et al, 1996: 42), con el fin último de mantener un equilibrio en todo el sistema
económico de manera sostenible que permita el éxito en el mercado mundial.

El Nivel Meso.

Dentro de este nivel es considerado el desarrollo de políticas que fomenten la formación


de estructuras y apoyo especifico hacia aquellas industrias o empresas líderes en el
mercado nacional, así como también formar y apoyar aquellas empresas que consideren
que puede alcanzar a los líderes o la formación de competidores.

Dentro de este nivel se considera lo nacional y regional o local, pues son procesos
distintos pero no por ello no interconectados. Dichas políticas están encaminadas a
desarrollar la infraestructura física e inmaterial ―como son las carretas, transportes etc.,
y la educación― tanto en el ámbito nacional, como local o regional, delegando poder de
decisión para formar la infraestructura necesaria que permita un desarrollo con respecto
al espacio territorial, a través de ventajas competitivas, sin perder de vista la dirección
nacional de desarrollo.

Nivel Micro

“A nivel micro, se identifican factores que condicionan el comportamiento de la


empresa, como productividad, los costos, los esquemas de organización, la innovación
con tecnologías, la gestión empresarial, el tamaño de empresa, etc.“ (Rojas: 1999: 14).
Siendo los indicadores de la productividad del trabajo y el capital la calidad, la
flexibilidad y la rapidez.

Puesto que la las empresas ya no compiten de manera aislada, sino en forma de cluster,
en grupos de empresas de un sector, y en donde es necesaria una estrecha relación con
los sectores productores de conocimiento y tecnología, como lo son las universidades,
centro de investigación y desarrollo, instituciones financieras, entre otras. También una
mejor organización de los diferentes departamentos que conforman la cadena de valor,
tanto para disminuir tiempos perdidos, como para disminuir inventarios y hacer más
estrecha la comunicación hacia el mercado.

En ese sentido por medio de los cuatro componentes de la competitividad sistémica se


necesita una organización estratégica de los diferentes actores sociales, por ello la
capacidad de los patrones organizativos esta muy vinculada a las estructuras de cada
sociedad involucrada y por ende al nivel meta. En el nivel meta hay que buscar los
elementos que deciden si los actores colectivos serán capaces de orientarce en la
solución de problemas de una determinada región

Cuando las condiciones son adecuadas en el nivel meta, las tareas a implementar en el
nivel meso consistirán en: optimizar la capacidad de los actores involucrados (de las
empresas, de los clusters empresariales, de las asociaciones patronales y obreras, así
como de las instituciones intermedias); generar una acción coordinada entre los mismos,
con objeto de generar efectos sinérgicos y cohesionar los recursos de gestión; y
finalmente equilibrar los intereses propios con los intereses colectivos.

En coordinación con los niveles meso y meta se encuentran los niveles


microeconómico y macroeconómico, los cuales si son estables, permitirán un entorno
adecuado a las empresas y por ende al surgimiento del desarrollo social.

Ahora ¿Por qué resulta importante conocer y diagnosticar el estado de los sistemas
regionales ¿Y por qué hacerlo a escala regional? En primer lugar, porque la innovación,
como la ha señalado la OECD (1992) es un componente fundamental para el desarrollo
de la competitividad. En segundo lugar, porque a nivel del territorio, la innovación
puede aportar simultáneamente a las dimensiones del crecimiento y de la equidad,
facilitando procesos de endogeneización del desarrollo. En tercer lugar, porque la
innovación no ocurre como un suceso aislado, sino en el marco de ciertas redes de
actores (más fuertes o más débiles), las cuales determinan en gran medida la posibilidad
de difusión tecnológica y de generación de sinergias que favorezcan al tejido regional-
territorial en su conjunto. En cuarto lugar, porque con la globalización han perdido
fuerza los Estados nacionales y emergen las localidades y las regiones como unidades
territoriales de desarrollo y de inserción en el mercado mundial. Por todas estas
consideraciones, pensamos que el enfoque de los SRI representa un acercamiento
apropiado, si se tiene como horizonte la posibilidad de un desarrollo endógeno en un
mercado globalizado.

En un esfuerzo por ofrecer caminos alternativos al neoliberalismo, los teóricos del


desarrollo han apuntado a la importancia de las redes y actores sociales. Las teorías de
la competitividad sistémica y del desarrollo endógeno constituyen aportes importantes,
pero persiste un vacío metodológico al momento de diagnosticar la situación actual de
los SRI. Por tratarse de enfoques que no dan cuenta de cómo las cosas están ocurriendo
actualmente, sino de cómo se podrían aprovechar muchas oportunidades presentes en el
territorio para alcanzar un estado deseado en el futuro, resulta clave poder describir con
precisión la situación presente. Mas aún, para crear o potenciar un SRI hace falta saber
si actualmente éste existe o no y cuáles son sus fortalezas y debilidades.

Para realizar el diagnóstico de un SRI proponemos una combinación de 3 metodologías,


que deben necesariamente ser aplicadas en conjunto: a) la elaboración, junto con los
actores regionales, de una visión estratégica del territorio b) la detección de algunos
focos de innovación tecnológica que, a partir de su historia, su experiencia, sus
características y las redes en que se insertan, permiten esbozar lineamientos generales
con respecto a la dinámica del SRI; y c) la descripción de la morfología de las redes de
actores regionales, realizada en base a un cuestionario que permite medir los índices de
conectividad de los actores.

Previo a la presentación de la metodología propuesta se examina el concepto de


innovación, las teorías de la competitividad sistémica y del desarrollo endógeno. Luego
se describen los instrumentos que permiten definir la visión estratégica, los focos de
innovación en la región y las redes de actores. Por último, se presentan en forma
resumida los resultados de la aplicación de dichos instrumentos a la realidad de la VI
región de Chile

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