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INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR TECNOLÓGICO PÚBLICO

ZEPITA

CARRERA PROFESIONAL DE CONTABILIDAD

PROYECTO PRODUCTIVO

ELABORACION Y COMERCIALIZACION DE CASACAS Y BUZOS “CONFECCIONES FLORES ”

PRESENTADO POR:

 FLORES GUTIERREZ, Hugo

CPC: RULLI INCALIQUE

ZEPITA – PUNO - PERU

2018
Historia
Más allá de los muros de piedra labrada de Machu Picchu, de los asombrosos templos de barro de la cultura Moche en la
costa norte y de las pirámides sagradas de Caral, el Perú posee un prolongado desarrollo civilizatorio que comenzó en las
frías punas altoandinas hace más de diez milenios.
Los hombres que construyeron la ciudad perdida de los Incas; los mismos que diseñaron los más intrincados caminos y
trazaron las más formidables obras de ingeniería hidráulica y agrícola, partieron de unas frías cuevas a más de cuatro mil
metros de altura. Estos cazadores y recolectores fueron los primeros en poblar nuestro territorio y han dejado innumerables
huellas de su forma de vida en sitios como Pikimachay (Ayacucho), Lauricocha (Huánuco) y Toquepala (Tacna), donde
los investigadores han logrado descifrar el nacimiento de la civilización peruana.
Estos primeros pobladores abandonaron sus cuevas para descender a los valles occidentales del Pacífico hace unos siete
mil años aproximadamente y desde allí pasaron a las lomas costeras y finalmente al mar. Los cazadores de llamas y
venados, de pronto se convirtieron en marisqueros y pescadores, para luego, domesticar las plantas en los cálidos valles
que atraviesan el desierto. Hombres como el de Nanchoc evidencian este momento dramático del hombre peruano, en el
que comenzaron a cultivar sus primeros productos como habas, maíz, papas y algodón gracias a los cuales pusieron fin a
su vida errante para crear sus primeras aldeas.
a. Civilizaciones antiguas
Hace más de cinco mil años apareció lo que hoy se considera como la civilización más antigua de América: Caral, en el
valle del río Supe, al norte de la ciudad de Lima. Contemporáneo de Egipto y Mesopotamia, este señorío costero cambió
por completo hace más de una década la línea de tiempo histórica del Perú y consolidó a nuestro país como uno de los
focos culturales más importantes del mundo, junto con Mesoamérica, y las cuencas del Nilo, el Eufrates y el Indo.
Caral es la culminación de un primer proceso cultural al que se le denomina Periodo Inicial, cuyas principales
características son la ausencia de cerámica (Precerámico) y la construcción de templos escalonados de adobe, plazas
circulares y pequeñas aldeas alrededor de los centros de culto y administración. A esta etapa pertenecen sitios
arqueológicos notables como Sechín, en la costa de Áncash, y el Templo de las Manos Cruzadas de Kotosh, en Huánuco.
Unos mil años más tarde surgió Chavín, en los Andes norcentrales, en el departamento de Áncash. Este nuevo Estado
esparció su cultura por gran parte del territorio, como se puede apreciar en la iconografía ‘chavinoide’ de sitios tan lejanos
como la costa sur y el Altiplano. Su principal centro religioso estuvo ubicado en el valle del río Waqueqsa, en la hermosa
región de Conchucos, y constituye uno de los más grandes hallazgos arqueológicos del País. Hasta antes del
descubrimiento de Caral se creyó a Chavín la primera gran civilización peruana.
Hacia el 700 a.C. apareció en la costa central otra cultura fascinante, los primeros grandes pobladores del desierto:
Paracas, cuyos pobladores fueron hábiles tejedores –sus grandes telares de intrincados diseños han dado la vuelta al
mundo– y destacaron por la forma de sus enterramientos y por haber practicado exitosas operaciones del cráneo, como
lo demuestran las evidencias halladas por Julio C. Tello en la década de 1940.
Durante los primeros siglos de nuestra era y tras la hegemonía de Chavín, aparecieron diversos señoríos a lo largo del
territorio, entre ellos destacan los Mochica, que extendieron su señorío por casi toda la costa norte del Perú. Con su centro
en el valle de Moche, en La Libertad, estos hombres se caracterizaron por su cerámica figurativa, sus delicados trabajos
de orfebrería y su eficiente uso de los recursos hídricos que le permitió ampliar notablemente su frontera agrícola y
sostener a una gran población.
Tras este primer desarrollo regional, apareció lo que se denomina el primer imperio regional: Wari, hacia el 550 d.C.
Como una continuación de la cultura Tiahuanaco, forjada en el Altiplano de Perú y Bolivia, los Wari dominaron un
territorio extenso y configuraron lo que luego se convertiría en el Tahuantinsuyo. Fueron ellos quienes comenzaron con
el trazo de los grandes caminos prehispánicos y sentaron las bases de la administración social y del territorio que luego
heredarían los Incas del Cusco.
Con la desaparición de Wari, aproximadamente en 1200 d.C. comienza el periodo Intermedio Tardío, una segunda oleada
de desarrollos regionales, donde se destacan varias culturas como Ichma, poseedores del poderoso oráculo de
Pachacamac; los Chincha, grandes comerciantes marinos que luego se convirtieron en ‘socios comerciales’ de los Incas;
y sobre todo los Chimú, grandes señores del norte, que tomaron el lugar de los Mochica y los Lambayeque. Al igual que
ellos, los Chimú se caracterizan por su exquisita cerámica y sus complejos sistemas de riego. Fueron ellos quienes
construyeron la extensa ciudad de Chan Chan, la construcción de adobe más grande del mundo.
Este es también el tiempo de los Chachapoyas, los ‘hombres de las nubes’, dueños de los exuberantes bosques de neblina
de Amazonas, donde levantaron las más alucinantes ciudades y mausoleos, que excavaron en los más filosos acantilados.
Mientras estas culturas alcanzaron su apogeo, en el valle del río Vilcanota, en el Cusco, un señorío de origen quechua iba
tomando forma, ganando tierras sobre la base de alianzas y sistemas de reciprocidad, además de las armas. Tras vencer a
los Chancas de Apurímac y Ayacucho, los Incas –como los conoce la historia– forjaron el más grande imperio de América,
uno que cubrió los territorios de seis actuales países y reunió bajo una misma bandera a gentes de los más disímiles
ambientes gracias a un férreo control social y a un eficiente sistema de administración.
Entre los siglos XII y XV, los Incas crearon lo que nadie antes había imaginado: un gran Estado comunicado por una
eficiente red de caminos –el Qhapac Ñan– que sintetizó milenios de sabiduría. Lejos de acabar con las culturas
conquistadas, los Incas asimilaron las formas de vida de sus súbditos y usaron lo mejor de cada pueblo para construir su
asombrosa cultura.

b. La llegada de los españoles


La cultura Inca se confrontó con la hispana con la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI. En 1532, las
huestes de Francisco Pizarro capturaron al Inca Atahualpa en Cajamarca y ese hecho marcó el declive del Imperio Inca.
En 1542 se creó el Virreinato del Perú que dependía de la corona española. El territorio del virreinato comprendía gran
parte de Sudamérica y se mantuvo por casi 200 años bajo diversas formas de control por parte de sus autoridades.
El virreinato se consolidó en el siglo XVI con el virrey Francisco de Toledo, quien estableció las bases de la economía
colonial: un sistema de control de mano de obra indígena (mita) para la minería y la producción artesanal. La explotación
de las riquezas mineras recayó sobre los hombros de los indios peruanos colonizados que vieron sus derechos restringidos
y su cultura oprimida.
Con las reformas del siglo XVIII se creó una gran disconformidad entre muchos sectores sociales y explotaron sucesivas
rebeliones. El más importante levantamiento indígena fue encabezado por Túpac Amaru II, con quien se empezó a generar
el movimiento criollo que independizó a Hispanoamérica en el siglo XIX.
c. La independencia
En 1821, Perú fue declarado país independiente por don José de San Martín y en 1824 Simón Bolívar culminó el proceso
libertario con las guerras de la independencia. Como república en formación, durante sus primeros años Perú tuvo que
afrontar crisis económicas y caudillismos militares que hicieron difícil la consolidación de un nuevo espíritu nacional
entre indios y mestizos.
En términos económicos, se produce el boom del guano, el algodón y el azúcar. A mediados del siglo XIX se pone fin a
la esclavitud de los negros. Al mismo tiempo, comenzaron las primeras migraciones de chinos que llegaron para trabajar
en la agricultura. Posteriormente, surgieron los gobiernos civiles con Manuel Pardo.
Para entonces, el boom del guano, producto por el cual el país había tenido su principal ingreso, había terminado y la
economía nacional entró en una situación de crisis. Hacia 1879 el país enfrentó una guerra con Chile en la que fue
derrotado. En medio de la bancarrota, sobrevino un nuevo apogeo de gobiernos militares y retornaron los civiles. Así,
empezó un período llamado la "República Aristocrática" que se basaba en una economía dominada por la élite
terrateniente.
Comenzó el apogeo de la explotación del caucho en la selva y se abrió más la brecha entre una élite, básicamente
capitalina, con el resto de la población en el interior del país, que vivía principalmente de la agricultura.
Durante la década de 1970, Perú estuvo gobernado por una dictadura militar liderada por el general Juan Velasco. La
administración militar estatizó el petróleo, los medios de comunicación y reformó las bases agrarias, con lo cual la
propiedad de los terrenos agrícolas cambió radicalmente. Los gobiernos democráticos retornaron con la década de 1980,
pero el país se sumergió en una fuerte crisis económica con una gran hiperinflación.
Paralelamente, tomó más importancia el surgimiento de dos movimientos terroristas que por veinte años sacudieron con
violencia al país. En la década de 1990, Alberto Fujimori, después de un autogolpe en 1992, estableció una serie de leyes
que iniciaron el fin de estos grupos terroristas. El país se reincorporó al sistema económico mundial, del cual había sido
retirado en la década anterior por su decisión de no pagar su deuda externa.
Desde el año 2000, Perú ha tenido gobiernos claramente democráticos de modo consecutivo, con Alejandro Toledo, Alan
García, Ollanta Humala Tasso, Pedro Pablo Kuczynski y Martín Alberto Vizcarra Cornejo. El país se encuentra en pleno
desarrollo económico, con índices de crecimiento jamás alcanzados y superando las crisis de las décadas pasadas.

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