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La impunidad mengua los ríos

dominicanos
La falta de supervisión de las autoridades sobre la extracción ilegal de
arena y grava ha resultado en la degradación de cuencas hidrográficas

Pero, la extracción ilegal de arena y otros materiales para la industria de la


construcción sí ha destruido el canal natural de algunos ríos, erosionado y
afectado el manto freático, inclusive en zonas donde hay tomas de agua para
acueductos, como es el caso del río Nigua, indican informes académicos y
especialistas. Esto ha provocado que cuando hay crecidas, las aguas
inunden los barrios ubicados en las márgenes y sea menor la capacidad de
retención del líquido en los cauces.

La falta de supervisión de las autoridades dominicanas, en especial del


Ministerio de Medio Ambiente que ha concedido permisos para la extracción
de arena y otros materiales próximos a los ríos, ha resultado en la
degradación de cuencas hidrográficas que abastecen de agua potable a la
capital dominicana y otras regiones con alta población.

Por su cercanía a la capital, en la provincia San Cristóbal se extraen


agregados (como arena y grava) de forma irregular en los ríos Nigua, Nizao
(que abastece a un complejo de embalses) y Yubazo, para suplir a la
industria de la construcción.

“Ha surgido una red poderosa que extrae agregados de nuestros ríos de
forma mecanizada con apoyo de poderes estatales, de noche y de día”,
asegura una fuente ligada al Ministerio de Medio Ambiente que pidió
anonimato por temor a represalias.

El negocio es lucrativo y se compone de una cadena que comienza por los


“hombres hormiga” o “paleros”, quienes de forma manual o informal extraen
agregados de los ríos y distorsionan el cauce haciendo hoyos para remover
el material. Algunos utilizan instrumentos mecanizados para facilitar la labor.

Estos hombres reciben dinero por llenar las camas de camiones que,
además, causan contaminación. Los choferes y los dueños de los vehículos
venden el producto a ferreterías, hormigoneras, fábricas de blocks,
proyectos habitacionales, construcciones de edificios e informales, y a
contratistas del propio Gobierno, detalla la fuente de Medio Ambiente.
Un camión cargado de 18 metros de arena se puede vender en la ciudad
entre RD$12,000 (US$240) y RD$15,000 (US$300). Otros que se encargan de
sacar el material bruto o cascajo lo venden hasta por RD$200 (US$4) y
RD$250 (US$5) el metro cúbico.

Entre 2016 y 2019, el Ministerio de Medio Ambiente dominicano aplicó


sanciones que totalizaron más de RD$3.1 millones (sobre los US$60,000) a
10 infractores por extracción ilegal de material de los ríos Masacre, Nagua,
Ocoa, Manoguayabo, Haina y Yuna, entre otros.

Otro caso lo lleva la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo


Domingo (CAASD), que en febrero pasado se querelló contra la sociedad
comercial Hormigones América y sus socios. A estos les exige una
indemnización luego de que se rompiera una tubería del acueducto Valdesia-
Santo Domingo a mediados de 2018, donde tienen instalada una
procesadora de agregados en Manoguayabo, a orillas del río Haina.
Repararla dejó sin agua por casi tres días a más de 80 sectores de la capital.

La CAASD denunció que Hormigones América no posee la licencia necesaria


para las operaciones que ejecutaba en el lugar de la avería y se
suspendieron sus operaciones. Sus socios Gabino Aroldo Ramos, Víctor
Ramón Ramos, Isaías Ramos Guzmán e Isaías Odalis Ramos son los
mismos de Industria del Block América, contratista de la estatal Oficina para
el Reordenamiento del Transporte (Opret). Se intentó conseguir una opinión
de los denunciados y de su abogado, pero al cierre de esta investigación no
se había obtenido. El caso está en una fase conciliatoria.

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