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Por esta razón (o por otras razones que hacen nulo e inválido el
matrimonio; cf. CIC 1095-1107), la Iglesia, tras examinar la situación por
el tribunal eclesiástico competente, puede declarar "la nulidad del
matrimonio", es decir, que el matrimonio no ha existido. En este caso, los
contrayentes quedan libres para casarse, aunque deben cumplir las
obligaciones naturales nacidas de una unión precedente (cfr. CIC, 1071)
(CIC, nº 1629)
Por esta razón, la Iglesia exige ordinariamente para sus fieles la forma
eclesiástica de la celebración del matrimonio (cf. CC. de Trento: DS 1813-
1816; CIC, can. 1108). Varias razones concurren para explicar esta
determinación:
- El matrimonio sacramental es un acto litúrgico. Por tanto, es
conveniente que sea celebrado en la liturgia pública de la Iglesia.
- El matrimonio introduce en un ordo eclesial, crea derechos y deberes
en la Iglesia entre los esposos y para con los hijos.
- Por ser el matrimonio un estado de vida en la Iglesia, es preciso que
exista certeza sobre él (de ahí la obligación de tener testigos).
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prole y con ellas son coronados como su culminación”. “Los hijos son,
ciertamente, el don más excelente del matrimonio y contribuyen mucho al
bien de sus mismos padres. El mismo Dios, que dijo: No es bueno que el
hombre esté solo (Gn 2,18), y que hizo desde el principio al hombre, varón
y mujer (Mt 19,4), queriendo comunicarle cierta participación especial en
su propia obra creadora, bendijo al varón y a la mujer diciendo: Creced y
multiplicaos (Gn. 1,28).
De ahí que el cultivo verdadero del amor conyugal y todo el sistema de
vida familiar que de él procede, sin dejar posponer los otros fines del
matrimonio, tiende a que los esposos estén dispuestos con fortaleza de
ánimo a cooperar con el amor del Creador y Salvador, que por medio de
ellos aumenta y enriquece su propia familia cada día más”. (CIC, nº 1652)
una distinción entre impedimentos dirimentes que son los que hacen nulo el
matrimonio y los impedimentos prohibitorios o impidientes que solamente
lo hacen ilícito. Hay un impedimento que no está señalado taxativamente
como tal en el código de derecho canónico, pero se entiende que no está
permitido en la Iglesia Católica el matrimonio entre dos personas del
mismo sexo o matrimonio homosexual.
Así los contrayentes tengan plena capacidad para contraer matrimonio y
aunque deseen hacerlo libremente, no pueden casarse entre ellos porque
existen impedimentos o prohibiciones por los siguientes motivos:
matrimonios.
§ 2. Se debe elegir un laico idóneo, capaz de instruir a los contrayentes y
apto para celebrar debidamente la liturgia matrimonial.
SALUDO:
S. El Señor este con ustedes.
P. Y con tu Espíritu.
S. Hermanos: nos hemos reunido aquí para celebrar la unión Sagrada de
N. y N en el Sacramento del Matrimonio.
ORACIÓN COLECTA
LITURGIA DE LA PALABRA:
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PRIMERA LECTURA:
SEGUNDA LECTURA:
EVANGELIO
HOMILIA.
1.- ESCRUTINIO
-N. y N., ¿vienen ustedes a contraer el Matrimonio sin ser coaccionados,
libre y voluntariamente?
-Sí, venimos libremente.
-¿Están decididos a amarse y respetarse mutuamente, durante toda la
vida?
-Sí, estamos decididos.
-¿Están dispuestos a recibir de Dios responsable y amorosamente los
hijos, y a educarlos según la ley de Jesucristo y de su Iglesia?
-Sí, estamos dispuestos.
2.- CONSENTIMIENTO
- Así, pues, ya que queréis contraer santo Matrimonio, unid vuestras
manos, y manifestad vuestro consentimiento ante Dios y su Iglesia.
(Se dan las manos derechas y se dan el consentimiento):
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- Esposo:
Yo, NN…, te recibo a ti, NN…, como esposa y me entrego a ti y
prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en
la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.
- Esposa:
Yo, NN….., te recibo a ti, NN…., como esposa y me entrego a ti y
prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en
la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.
Bendigamos al Señor.
R. Amén.
•Por la santa Madre Iglesia: para que Dios le conceda ser siempre la
esposa fiel de Jesucristo. Roguemos al Señor.
•Por los nuevos esposos NN y NN: para que el Espíritu Santo los llene
con su gracia y haga de su unión un signo vivo del amor de Jesucristo a su
Iglesia. Roguemos al Señor.
•Por nuestro hermano NN: para que sea siempre fiel al Señor como
Abrahán y admirable por su piedad y honradez como Tobías. Roguemos al
Señor.
II. «No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios» (Ex 20, 7; Dt 5,
11). Dijo Jesucristo: «se dijo a los antepasados: “No perjurarás”... Pues
yo os digo que no juréis en modo alguno» (Mt 5, 33-34).
¿He mantenido la presencia y el santo temor de Dios? ¿He dudado de la
existencia de Dios? ¿He recibido el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo
estando en pecado grave? ¿He jurado falsamente usando el nombre de
Dios? ¿He respetado a la Virgen María, a los Santos, Santas, a la Iglesia, a
los Sacramentos, a las cosas sagradas? ¿He mantenido el respeto y
recogimiento en los lugares sagrados, como en el templo y durante la
celebración litúrgica? ¿He renegado en contra de Dios, blasfemando con
resentimiento?
III. Santificarás las fiestas. Dios dice: «recuerda el día del sábado
para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero
el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios. No harás
ningún trabajo» (Ex 20, 8-10; cf Dt 5, 12-15). Jesucristo dijo: «el sábado
ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De
suerte que el Hijo del hombre también es Señor del sábado» (Mc 2, 27-
28).
¿He participado con fervor a la Santa Misa todos los días Domingos y
Fiestas de precepto o he preferido otras actividades humanas? ¿He causado
tentación a otras personas para no participar a la Santa Misa dominical?
¿He participado en la Santa Misa con fervor y devoción o he estado con la
actitud distraída y sin motivación de fe?
V. «No matarás» (Ex 20, 13). Jesucristo dijo: «Habéis oído que se dijo
a los antepasados: “No matarás”; y aquel que mate será reo ante el
tribunal. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su
hermano, será reo ante el tribunal» (Mt 5, 21-22).
¿He visto a las personas como imagen y semejanza de Dios o he tratado
con desprecio? ¿He procurado la muerte de alguien, causado heridas
corporales o insultos hirientes? ¿He odiado y despreciado con rencor a las
personas? ¿He peleado o discutido con otros? ¿He deseado el mal o
maldecido a alguien? ¿He abortado, intentado abortar o he aconsejado a
otras personas para realizar este acto criminal? ¿He tenido pensamientos de
suicidio, he deseado cometer suicidio o intentado suicidarme? ¿Me he
embriagado hasta perder el uso de razón o usado drogas para consumir u
ofrecer a otros?
VII y X. «No robarás» (Ex 20, 15; Dt 5,19). Jesucristo también dijo:
«No robarás» (Mt 19, 18). «No codiciarás [...] nada que [...] sea de tu
prójimo» (Ex 20, 17). «No desearás su casa, […] nada que sea de tu
prójimo» (Dt 5, 21). Jesucristo dijo: «Donde [...] esté tu tesoro, allí
estará también tu corazón» (Mt 6, 21).
¿He robado las propiedades de otras personas sean pequeñas o de gran
valor? ¿He tenido envidia de otro porque no puedo tener lo que él tiene?
¿He sido envidioso o avaro, dando demasiada importancia a los bienes
materiales? ¿He sido caritativo especialmente con los más necesitados?
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