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2. Función social: la obra literaria es testimonio de una época, de ideales y del entorno histórico
en los cuales se desenvuelve. Es un documento social de su tiempo, esto es, de costumbres, de
política y de la psicología de un pueblo. La función social abarca no sólo época sino tiempo y
clases sociales; es el resultado de las condiciones sociales de una época determinada. Mediante
esta función, el lector se sensibiliza y toma conciencia de los problemas de la sociedad.
3. Función cultural: la literatura afirma y transmite los valores universales, comunes de la
humanidad. Por lo tanto, crea conciencia en la gente para establecer su vida en sociedad. A
través de la literatura así como del arte en general, el ser humano plasma sus ideales, sus
costumbres, su cultura y sus anhelos.
5. Función afectiva: el lenguaje literario tienen mas carga emotiva que el lenguaje cotidiano,
pues su principal preocupación es sensibilizar al lector con el contexto social de la obra. De esta
manera, produce sugestiones de color, luz, sonido y no sólo percepciones sino que puedan ser
sentidas y vividas. Esa evocación afectiva varía de lector a lector, así como de escritor a escritor.
6. Función simbólica: está ligada a la función poética, mediante la cual nos trasfiere a otro
universo imaginativo, más allá del lenguaje directo de las palabras. Es la búsqueda de un
significado connotativo, simbólico y personal. A través de los símbolos, la literatura logra
comunicar ideas, sentimientos e ilusiones. Un símbolo puede convertirse en el eje de toda una
obra. Su valor radica en la fuerza del mismo y en la manera como es empleado.
7. Función evasiva: la literatura sirve como medio de evasión de problemas sociales o personales;
se convierte en una terapia por medio de la cual el autor expresa sus emociones y conflictos
internos, así como los problemas colectivos de una sociedad. Es un medio de evasión para
trasmitir problemas religiosos o éticos.
Personas
Animales
Objetos
Lugares
La lírica: orígenes
La palabra "lírica" define todo aquello relativo o perteneciente a la lira, o a la poesía propia para el
canto. Sus orígenes son griegos: se trataba de aquella poesía que no estaba destinada a ser leída, sino a
ser recitada ante un público por un individuo o por un coro, acompañado de algún instrumento de
música, principalmente de la lira. Actualmente se utiliza dicho concepto para definir uno de los tres
principales géneros poéticos, que comprende las composiciones de carácter subjetivo, y en general, todas
las obras en verso que no son épicas o dramáticas.
La poesía lírica se caracteriza por la polimetría, la musicalidad y porque su temática principal son los
sentimientos personales del individuo, del poeta: sus ideas, sus afecciones, su intimidad, etc.
Cuando hablamos de la lírica arábigo-andaluza, quizás estemos hablando del origen de toda la lírica
románica. Las primeras tesis sobre dicho origen aparecieron hacia el año 1915 en la voz de Julián
Ribera. Entre los continuadores de su teoría se encontraba un joven hebreo nacionalizado inglés, S.M.
Stern, y Emilio García Gómez, quienes en el año 1948, con el descubrimiento de la existencia de las
jarchas -20 jarchas, o jaryas, encontradas en manuscritos semidestruidos en la Guenizá de la Sinagoga de
Fostat, en El Cairo- dieron argumentos suficientes donde apoyar la tesis del origen árabigo-andaluz de la
lírica románica, desbancando otras teorías anteriores que situaban su origen en la lírica provenzal, al ser
hasta ese momento, de la que se tenía constancia tanto de los textos más antiguos, como de su presencia
en toda Europa.
Los árabes que entraron en España trajeron consigo la poesía árabe tradicional oriental (la qasida). Esta
poesía, cuyo origen se sitúa en el siglo IV, tenía una métrica rígida, con tres características esenciales:
era un poesía monorrima, uniforme (los poemas no estaban divididos en estrofas, sino que constaba de
un número de versos entre treinta y ciento cincuenta), y con una temática principalmente racial;
composiciones que el poeta no escribía, sino que dictaba a sus discípulos y rapsodas para que las
memorizaran.
Al llegar a Al-Ándalus, hubo dos hechos importantes que hicieron que la poesía árabe tradicional
oriental derivara en un nuevo tipo de poesía: la existencia de una sociedad multirracial y bilingüe.
Multirracial porque en Al-Ándalus convivían tres culturas diferentes -judía, árabe y cristiana- pero
unidas en su concepción religiosa: la existencia de un solo dios -Yahvé, Alah, Dios cristiano-. Bilingüe,
ya que se hablaba el dialecto romance junto al árabe. Tres formas de ver la vida, tres libros sagrados -La
Tanaj, El Corán, La Biblia-, tres formas de expresión escrita que provocan, a lo largo de los siglos de
convivencia, la separación paulatina de la lírica tradicional árabe y la aparición de un nuevo tipo de
poesía: la muwaassahs, la jarchas y el zéjel.
Esta renovación literaria de la poesía clásica oriental tiende hacia la elaboración de poesías estróficas de
varios tipos de versos cortos, en estrofas de ritmo cambiante, e insertando refranes y expresiones
populares en árabe vulgar, entre los versos en árabe literario. Aparece la moaxaja (muwaassahs), y fue
cultivada en Al-Ándaluz durante los siglos XI, XII y XIII. Su invención se le atribuye al poeta cordobés
Muqadamm ben Mu'safà (Moccadan de Cabra), pero quizás sea más cierto decir que fue él quien la puso
de moda en la corte cordobesa del momento. Según Emilio García Gómez, la moaxaja está constituida
por cinco o siete estrofas con idéntica estructura rítmica dividida por la rima en dos partes: una con
rimas independientes (bayt) y la otra con rimas dependientes en todas las estrofas (qufl). En el caso de
que encabece la composición un qufl, recibe el nombre de mat, là (preludio) y compone una moaxaja
perfecta (tamm). Si esto no ocurre, la moaxaja se llama aqra. El final de cada poema está rematado con
una coplilla romance: la jarcha. Podríamos decir que el cuerpo de la moaxaja está en la lengua literaria
del autor, pero toda la composición se concibe como presentación de estos versillos en romance (o en
árabe vulgar) que le sirven de remate o terminación.