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Fragmento

Introducción
Una de las consecuencias de la monumental crisis vivida en los últimos años es que,
de repente, la mayoría de los mortales nos hemos dado cuenta de que la economía
tiene un papel muy importante en nuestras vidas. De la noche a la mañana todos
hemos visto que conceptos tan raros como prima de riesgo, bonos tóxicos, bancos
malos, hipotecas subprime, activos preferentes o austeridad fiscal acaban afectando
a nuestra situación personal y familiar… y no siempre de manera positiva. Porque,
nos guste más o nos guste menos, el mundo de la economía nos rodea y nos afecta
constantemente: cuando tomamos café para desayunar, cuando llevamos a los niños
al colegio, cuando trabajamos a cambio de un salario, cuando pagamos los
impuestos, cuando recibimos servicios públicos, cuando sufrimos las consecuencias
de los recortes presupuestarios, cuando nos quedamos en el paro por motivos que no
entendemos, cuando vamos al supermercado, cuando decidimos si vamos al trabajo
caminando o bien en moto, en coche o en transporte público, cuando decidimos
estudiar una carrera u otra, cuando escogemos el banco en el que depositar nuestro
dinero o pedir nuestra hipoteca, cuando debemos escoger pagar con dinero o con
tarjeta de crédito, entre ahorrar en un fondo de pensiones o ir de vacacion es con la
familia, entre pedir un vino caro en el restaurante o pedir uno barato, entre salir de
fiesta con los amigos o quedarnos en casa para acostarnos pronto.

La economía, pues, se entrelaza constantemente con diferentes aspectos de nuestra


existencia. A pesar de ello, los conceptos económicos más básicos resultan
profundamente ajenos a la mayoría de la población. Los principales responsables de
esta incomprensión somos los economistas, por no haber sido capaces de
comunicarnos con el ciudadano de a pie. Los profesionales de la economía tenemos
una irritante tendencia a emplear palabras, conceptos, modelos, argumentos, datos
y teorías extraordinariamente complicadas que solo entienden otros economistas.
Debido a esta incapacidad para hablar claro, las secciones de economía de los
periódicos son las menos leídas por los lectores, los temas de economía en los
telediarios son tratados rápida y superficialmente para evitar que la audiencia huya
de

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