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REAL DE INCLUSION
Dichos estigmas, han logrado eclipsar y en ocasiones callar las voces de aquellos que,
por razones sociales, políticas, raciales o incluso biológicas son tenidos como
diferentes. Esta marginalidad a la que se enfrentan estas personas pone de presente una
infinidad de violaciones a sus derechos más básicos, por lo que la sociedad y el mismo
Estado deberían tomar conciencia de que no todos pensamos de la misma manera, y
antes de excluirlos por este hecho, más bien debemos aceptarlos, pues es en la
diversidad que encontramos la esencia de la vida.
Hay que mencionar que no sólo son las comunidades LGBT las que están siendo
marginadas y excluidas en Colombia, pues en una situación similar se encuentran,
según nos indica el texto materia de estudio, personas significativamente vulnerables
como habitantes de calle, adictos al consumo de drogas, personas víctimas de
explotación sexual y prostitución, personas en extrema pobreza, entre otros. Sin
embargo, si nos concentramos específicamente en la población LGBT, podemos
apreciar que un gran porcentaje (30 %) de este grupo poblacional que se ha desplazado
hasta la capital del país achaca su situación a causas relacionadas con su orientación e
identidad sexual.
Aun con toda la discriminación y marginalidad de la que son víctimas, hay que
reconocer que tal y como se expresa en el citado documento la inclusión social de estas
personas se ha fortalecido paulatinamente desde hace más de una década, más
precisamente desde la firma del Acuerdo 371 del Consejo de Bogotá sobre la política
pública LGBT, misma que tutela la igualdad de derechos de las personas con una
orientación sexual distinta, en procura de promover una cultura libre de violencias por
motivos relacionados con la identidad de género. Sin embargo, aún falta mucho por
mejorar.
Bien hacen los autores en comentar que la implementación de esta política requiere el
fortalecimiento tanto de organizaciones y líderes sociales, así como de las autoridades,
mismas que tienen el deber de mejorar los sistemas de información para monitorear el
desplazamiento por causas de orientación sexual e identidad de género.
Por otra parte, también es necesario expresar que, así como se enuncia en la lectura,
gran parte de las personas transgenero que han sido desplazadas hasta Bogotá tiene un
bajo nivel educativo debido a la marginalidad a la que se enfrentan y no tiene más
opción que insertarse en actividades informales y “transexualizadas” tales como
peluquería, belleza, modistería o prostitución.
Por último, la lectura hace mención de la necesidad de una inclusión social de estos
grupos promovida a través de estrategias de cambio cultural, algo con lo que estoy muy
de acuerdo, pues somos nosotros como sociedad quienes debemos dar el primer paso y
abrirnos a las “nuevas realidades”, mismas que no son más que el reconocimiento de
unas diferencias que desde el principio de los tiempos han estado ahí, pero que solo
hasta ahora y de manera muy superficial hemos empezado a aceptar y respetar.
1DÍAZ DE GREÑU DOMINGO, Sofía, ANGUITA MARTÍNEZ, ROCIO y Luis María TORREGO EGIDO. De la teoría a la
práctica: Profesorado Y alumnado ante el desarrollo de un Proyecto de innovación sobre la Igualdad de género
y la diversidad afectivo-sexual en las aulas de secundaria.