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UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN


DOCTORADO INTERINSTITUCIONAL EN EDUCACIÓN - ÉNFASIS EN LENGUAJE
SEMINARIO DE ÉNFASIS EN LENGUAJE
LÍNEAS EN DIDÁCTICA DEL LENGUAJE Y LENGUAJE CONOCIMIENTO, EPISTEMOLOGÍA Y
ESTÉTICA

PROTOCOLO N. 1

ELABORADO POR: DIEGO CARDONA

1. Generalidades:
El presente documento tiene por objeto exponer las ideas, el desarrollo y las discusiones planteadas en la sesión N. 1
del Seminario de Énfasis en Lenguaje adscrito al Doctorado Interinstitucional en Educación de la Universidad Distrital
Francisco José de Caldas, que tuvo lugar el pasado miércoles 29 de agosto con la participación de los estudiantes de
primer año del énfasis en lenguaje del doctorado y los profesores Dora Calderón y Carlos Guevara.

2. Tema:
Esta sesión del seminario tuvo 3 momentos significativos: 1. Presentación de los estudiantes y de las temáticas
propuestas en sus investigaciones; 2. Problematización sobre el concepto de “mundo de la vida” y su relación con el
lenguaje y el desarrollo del conocimiento y 3. Discusión sobre la relación planteada en el punto anterior.

3. Desarrollo:
En la socialización de las temáticas de las propuestas investigativas se plantea la necesidad de ubicar las perspectivas
del lenguaje que serán asumidas por los investigadores y un llamado a volver sobre las categorías fundamentales del
lenguaje, discutirlas y problematizarlas, para así generar nuevas teorías en el campo. Dichas propuestas giran en torno
a temas como: la relación entre prácticas de creación colectiva y vivencias de subjetividad, la corporalidad y el
reconocimiento; la formación de lectores críticos en Bogotá a partir de los planes institucionales y de promoción de
lectura; la identidad cultural y su relación con la música y la literatura del pacifico como una apuesta por recuperar las
narrativas culturales; el desarrollo del pensamiento crítico para la transformación de la realidad de los estudiantes y
la búsqueda de su emancipación; las matrices culturales que subyacen a las prácticas comunicativas de los estudiantes
de colegios públicos en Bogotá; rescate de la memoria del movimiento estudiantil en la región surcolombiana desde
el ejercicio de la memoria comunicativa y el reconocimiento del territorio; el discurso de la práctica educativa y la
construcción del discurso del género y, finalmente, las narrativas de estudiantes universitarios sobre la comprensión
del otro en el contexto de una sociedad para la paz.

En la socialización de estas propuestas se resalta la necesidad de ubicar la perspectiva epistemológica del lenguaje y
el vínculo que existe entre esta perspectiva y las temáticas propias de la educación y el conocimiento. Se destaca
además el rol del seminario como un espacio de reflexión y de discusión que permitirá ir identificando los problemas
de cada investigación y su pertinencia con el énfasis de lenguaje del doctorado.

Luego de sustentar la necesidad de debatir las categorías fundamentales del lenguaje como campo de investigación,
se plantea la discusión central de esta sesión del seminario: el concepto de “mundo de la vida” y su relación con el
lenguaje y el desarrollo del conocimiento, problemática que estuvo respaldada en la lectura del texto Mundo de la
vida y concepto de realidad, capítulo N. 5 del libro Teoría del mundo de la vida, de Blumemberg (2013). Lectura que
fue complementada con el ensayo Sobre Verdad y Mentira en sentido extramoral de Friederich Nietzche.

El texto de Blumemberg gira en torno a la relación entre lenguaje, realidad y mundo de la vida y plantea que el
concepto de “mundo de la vida” tiene su origen en el pensamiento filosófico, específicamente en la fenomenología
de Edmund Husser, para quien la realidad escapa a la metafísica y se centra en el mundo de la cotidianidad, alejado
de las abstracciones y enfocado en el mundo en el que se mueven y tienen sus prácticas de vida los seres humanos.

En la perspectiva fenomenológica el ser humano es un ser histórico, heredero de una cultura, de un lenguaje y de
unas prácticas sociales y temporales. Definición planteada por Heidegger en su idea del dasein (el ser ahí) en donde
el ser humano se asume como un sujeto que deviene de una construcción histórica y cultural y se sitúa temporalmente
en la realidad que lo circunda, razón por la cual el ser vive en la temporalidad de su mundo de una forma particular:
los mismos acontecimientos se viven de formas diferentes y en distintas temporalidades, con rasgos específicos de la
época en que se inscribe el sujeto, particulares a su experiencia de vida y a su acontecer cotidiano.

Desde esta perspectiva, el ser es una construcción fenomenológica, no metafísica, abstracta o inaprehensible, todo lo
contrario. El ser histórico es mucho más difícil de comprender que el ser metafísico, que en términos nitzchianos no
existe, es un invento… La metafísica confunde la percepción que tiene el ser humano de la realidad y cuando se repite
una idea (falsa o verdadera) de manera constante, se convierte en un dogma a través de los movimientos de la cultura
y el dogmatismo lleva a la violencia y a la negación de la realidad. Tensión que Habermars denomina de acción
estratégica: utilizar el lenguaje para engañar al otro, convencerlo de algo que él nunca ha visto. Situación que se
convierte en un problema cuando se trata de asumir la verdad como una certeza única y se termina en la manipulación
del ser humano y del conocimiento.

Frente a esta problemática, la fenomenología advierte que la conciencia no es algo espiritual o metafísico, sino que
tiene un sentido primordialmente cultural, que se relaciona al mundo cuando se es consiente de algo, por ello la
conciencia es intencional. En fenomenología la consciencia es consciencia de algo, no existe sin un objeto de
referencia. Husser la define como una estructuración del mundo a partir de la cultura; una forma de interpretar la
realidad en la que se le otorga sentido al mundo desde una mediación cultural.

De este enfoque cultural y fenomenológico de la consciencia deviene la filosofía como posibilidad de reconocer la
diferencia, la alteridad, en donde el ser humano es capaz de tomar una distancia crítica de lo que ha heredado cultural
y convencionalmente, de sus prácticas y reflexiones, a partir de un sentido interpretativo de la realidad. Esta búsqueda
de la comprensión es de carácter epistemológico y orienta al ser humano a preguntarse si las cosas pueden ser
diferentes a lo que se le ha dicho y a lo que ha percibido. Tratar de comprender el mundo es investigarlo, es atreverse
a pensar la realidad de otra manera, es Galileo atreviéndose a desafiar las certezas de su época y creer que la tierra
no era plana. Es descartes desconfiando de la realidad y proponiendo un método en el que la duda orienta la búsqueda
del conocimiento.

No se investiga para encontrar lo que ya existe, se investiga para descubrir, para comprender. Por esta razón la
investigación debe partir de criterios no ideológicos, sino de una búsqueda de intersubjetividad y de mayor posibilidad
de objetivación del mundo. En esta perspectiva es el lenguaje quien posibilita la construcción de los referentes de la
realidad. Los límites del mundo son los límites del lenguaje, aseguraba Wittgenstein. Investigar es crear un lenguaje y
una significación. Sin lenguaje no hay pasado, no hay memoria, no hay referentes. El ser histórico de Heidegger habita
precisamente en el lenguaje.

Esta perspectiva no implica que el lenguaje alcance la esencia de las cosas, todo lo contrario, la realidad es una
construcción permanente y un proceso dialógico de intercambio de representaciones, en tanto que el mundo deviene,
es decir, no es estático, está en constante transformación (política, económica, cultural). Generalmente la
investigación va persiguiendo al mundo para tratar de aprehenderlo, pero el mundo escapa a sus intenciones de
encarcelarlo en el lenguaje y apresarlo en unos pocos conceptos.

La convicción es una certeza de la verdad que genera una tradición de pensamiento único y negación de la diferencia.
El lenguaje propio debe ser revisado. Ese hogar en el que habita el ser debe someterse a múltiples cuestionamientos,
en tanto que ser intelectual implica poner en tela de juicio el discurso propio desde la duda metódica.

Para los teóricos de la fenomenología existe una diferencia entre el mundo 1, el mundo de las cosas, y el mundo 2, el
mundo de la vida. Del mundo 1 solo deviene una percepción de los objetos, que se puede dar a través de los sentidos
o mediante la intuición (representaciones mentales). Los órganos de los sentidos no captan la esencia de las cosas, su
búsqueda es superficial. En la representación permitida por el lenguaje hacemos aproximaciones metafóricas de la
realidad, pero no llegamos a su esencia. Por eso en el mundo 2, en el mundo de la vida, la pregunta no es por cuáles
o qué son las cosas, sino por la forma en que el mundo tiene lugar en la consciencia.

Finalmente, se concluye que en la relación entre mundo de la vida, lenguaje y conocimiento, se hace necesario el
desarrollo de un ejercicio humanizador sobre los objetos de pensamiento, es decir, ponerlos en la experiencia
humana, en tanto que el mundo de la vida es un mundo humanizado y en él la experiencia del sujeto es la medida de
la valoración del mundo. El mundo de la vida está hecho de los sentidos que le otorgamos a los objetos en el marco
de las vivencias, en nuestras experiencias concretas, en la cotidianidad, en las formas en las que habitamos el mundo.
Por esta razón no existen certezas inamovibles en la cultura.

4. Apreciaciones personales:
Es imposible discutir el texto de Blumberg y pasar por alto la alusión que hace este autor sobre la forma en que se
relacionan lenguaje, pensamiento y construcción de la realidad. Principalmente ahora en que nos encontramos en
una sociedad altamente ideologizada, en donde el pensamiento homogéneo se erige como un discurso único y
coercitivo sobre las conciencias de las mayorías.

En la sociedad contemporánea el mercado funciona como la institución rectora del comportamiento de los
ciudadanos, quienes acceden a diferentes espacios de consumo en los que producen y reproducen su identidad
individual y colectiva: factores como el arte, el deporte, la religión y hasta el vestuario, devenidos de lo que llamarían
Adorno y Horkheimer la industria cultural, terminan por definir posiciones ideológicas y filosóficas en los ciudadanos
actuales, todas ellas encaminadas hacia una reflexión única y lineal de lo que debe ser el mundo.

El papel que debería tener la escuela como mediador de estos procesos culturales desaparece y surge en su lugar el
protagonismo irrevocable de los todos poderosos medios masivos de comunicación, que a través de las emisoras de
radio, la televisión o las redes sociales virtuales, adoctrinan a nuestros ciudadanos y definen su comportamiento y
lugar en el mundo.

En los estados de corte liberal (Neoliberal), como el nuestro, la relación entre consumo, política y economía enmarca
unas fronteras difusas. Sabemos de antemano que los dueños de los medios masivos de información en Colombia
pertenecen a los grupos económicos que más dinero manejan en nuestro país y, que desde hace muchos años han
salido de estos grupos, o familias, nuestros dirigentes y gobernantes, quienes al administrar el poder político,
económico y mediático, terminan por definir el modo de vida de la mayoría de los ciudadanos, encaminando siempre
los intereses de dicha clase dominante sobre el resto de las personas, relación que Gramsci denominaría como de
dominación de la clase hegemónica sobre las clases subalternas (Gruppi: 1978). Para lograr tal cometido la clase
hegemónica se vale de todas las instituciones, lo que para Althusser (1971) se configura en los aparatos ideológicos
del Estado o para Foucault (1999) en los dispositivos de poder propios del capitalismo: la escuela, la iglesia, el ejército,
los medios de comunicación, etc., quienes se dirigen hacia el objetivo único de homogenizar las prácticas culturales
de los ciudadanos, encaminándolos a edificar su vida sobre las necesidades del mercado y del modelo capitalista.
Resultado de esta interacción un pensamiento único y lineal que obedece ciegamente al mandato e interés de la clase
dominante.

La escuela y la práctica pedagógica del lenguaje debería presentarse entonces como un ejercicio práctico de
resistencia, aquella capacidad que según Foucault (1991) tiene todo sujeto para reaccionar y para oponer una fuerza
en sentido contrario a la acción que se ejerce sobre él. En la escuela contemporánea el lenguaje debe ser un elemento
de emancipación: la lectura y la escritura no pueden ser solamente actos mecánicos de codificación y decodificación
de un signo alfabético. La sociedad contemporánea necesita de una escuela vigente y actualizada, que tenga claras
las necesidades educativas del país, el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación y la enorme responsabilidad
política que conlleva formar ciudadanos en la sociedad de la información.

Uno de los ensayos más importantes de nuestra cultura: Sobre la lectura, de Estanislao Zuleta (2008), concluye su
argumento señalando que la lectura como interpretación “no es simplemente la aplicación de un saber o de un
conjunto de conocimientos de un texto... Ante todo porque ningún saber es el resultado de la posición de un sujeto
neutral, sino la sistematización progresiva de una lucha contra una fuerza específica de dominación: contra la
explotación de clases y sus efectos en la conciencia; contra las ilusiones teológicas, teleológicas o subjetivistas
sedimentadas en la gramática y en la conciencia ingenua del lenguaje.” Quisiera tomar esta conclusión para hacer un
llamado a la alternatividad (de la comunicación, de la lectoescritura y del pensamiento).

La lectura y la escritura son dos dimensiones de un solo ejercicio: el de la libertad. Ese ideal moderno en el que se veía
la lectura como una práctica intelectual en la que el hombre se cultiva ética e intelectualmente para llegar a ser libre
(de la monarquía, del feudalismo y de la teocracia en aquella época y de los medios masivos y del consumo irracional
en la nuestra) es tan vigente ahora como necesaria. Una lectura profunda, de espíritu filosófico recordando a Nietzche,
que se aleje de la hegemonía y sea capaz de interpretar al hombre en su complejidad y hacer propuestas sobre éste
para la transformación de su entorno político, económico, social y cultural.

La invitación que quisiera hacer entonces a leer y escribir alternativamente, como un ejercicio de participación política
en el que el ser humano pueda retomar su voz; en donde el sujeto elabore un discurso propio, alejado de los intereses
del mercado y de la enajenación que erige la comunicación de masas. La lectura y la escritura deben ser ambas un
ejercicio de resistencia, una contraposición a la ideología dominante y la expresión más alta de la búsqueda de la ética,
la razón y la justicia.

5. Conclusiones:
Luego de problematizar la relación entre mundo de la vida y construcción de la realidad, surgen algunas inquietudes
entre los asistentes al seminario: ¿Qué relación existe entre el mundo de la vida y la reflexión metafísica del mundo?
¿Cómo llevar a la práctica la negación o validación de las ideas propias sin violentar las de los demás? ¿Qué está
pasando en la escuela con la relación lenguaje/pensamiento y comprensión de la realidad?

Se abre entonces un espacio de discusión en el que se plantean ideas como:

1. La metafísica reflexiona sobre las creencias de la sociedad, no desde una perspectiva mágica sino desde un entorno
cultural, por ello se asume que la metafísica está en el mundo de la vida cuando aparece en las relaciones de
intersubjetividad y se pregunta por cómo se acerca el hombre al conocimiento desde sus creencias. La metafísica
tendría que permitir la duda y el pensamiento crítico para no convertirse en un discurso dogmático, en tanto que la
metafísica es esencialista y también es una búsqueda de la verdad. En este contexto es muy relevante el papel de la
memoria, no como un acumulado fijo de datos, sino como una construcción permanente en el campo histórico: es
mirar el pasado como acontecimiento y con un sentido de sensibilidad frente al acontecer histórico de las
comunidades, que permita la construcción intersubjetiva de su propia memoria e identidad.

2. Los sujetos tienen despliegues de su subjetividad, situación que se puede convertir en un problema cuando un
sujeto intenta darle sentido a otro sin cooptarlo. Para ello es necesario despojarse de prejuicios y asumir al otro como
diferente. Sin embargo, es necesario advertir que tratar de llegar el consenso es una dificultad y que el disenso
también debe ser posible, por ello no es necesario hablar de la resolución de conflictos, sino del tratamiento del
conflicto permitiendo la pluralidad de ideas.

3. La realidad es una construcción social que se elabora desde la intersubjetividad y las representaciones individuales
y colectivas, en este sentido la comunicación es una práctica de interacción, y no precisamente de medios, sino de
mediaciones del lenguaje. Wittgenstein habla entonces de la dualidad de la verdad como el camino que nos ha
permitido construirnos como sujetos. La ciencia moderna está en esa dualidad y en ella tanto el investigador como el
objeto de la investigación son problemas del conocimiento.

4. La investigación debe generar angustia por la necesidad de no caer en dogmas. Para evitar la ideologización del
conocimiento es necesario asumir que las respuestas que hallemos en investigación no serán definitivas, en tanto que
los objetos de estudio no se agotan, se deben comprender en el marco de los procesos sociales e históricos y de los
sujetos.
5. Blumemberg aporta la razón de ser del lenguaje cuando plantea que “el mundo de la caverna de platón se diferencia
del mundo de la vida fenomenológico en que el primero constituye una cámara oscura de seducción”. Esta es una
crítica al dogmatismo y al no querer pensar y avanzar en el conocimiento. El lenguaje define y posibilita la existencia
y la reflexión del mundo y el conocimiento tiene su punto de partida en el mundo de la vida, por ello cuando se
investiga las certezas deben aparecer, pero también el reconocimiento de que son susceptibles de cambio. El lenguaje
debe permitir este cambio, y también permitir la comprensión de la diferencia y del otro.

6. Es necesario que desde el estudio del lenguaje se asuma la experiencia humana en el reconocimiento y la diferencia
del otro. Se debe reproblematizar el mundo tal y como está dado y allí la reflexión sobre el lenguaje tiene un papel
fundamental. Lastimosamente, la política educativa contemporánea está permeada por intereses económicos que no
responden a inquietudes epistemológicas y que generan incongruencias en la forma en que se asume el lenguaje en
la escuela, ejemplo de ello es la forma en que se evalúan las prácticas educativas en el país, a partir de pruebas
estandarizadas que se caracterizan por la búsqueda de homogenización en el conocimiento; la negación de las
características particulares de los estudiantes y de las escuelas; la estandarización de los contenidos de aprendizaje y
la validación de respuestas únicas ante problemas específicos de poblaciones multiculturales.

7. Esta tendencia a estandarizar y generalizar la realidad desencadena multiplicidad de problemas de negación de la


cultura. Por ello se hace un llamado a volver al lenguaje como posibilidad de conocimiento, en tanto que estamos
atrapados en universos discursivos no investigados, sino impuestos por la relación economía/política, en donde la
seducción de la caverna ha tergiversado el acceso al conocimiento y se ha relegado el lenguaje a un instrumento
regulador de lo social, en el que se espera que la gramática solucione problemas políticos, como la inclusión del todos
y todas en expresiones carentes de profundidad discursiva y de negación de la multiculturalidad.

8. Finalmente se retoma la necesidad de reflexionar sobre las perspectivas teóricas del lenguaje y un llamado a volver
sobre las categorías fundamentales de este campo, discutirlas y problematizarlas, para así generar nuevas teorías
sobre la relación entre educación, lenguaje y conocimiento.

6. Bibliografía
Althusser, L. (1971). Ideología y aparatos ideológicos de estado: notas para una investigación.
Editorial La Oveja Negra. Medellín.

Blumemberg, H. (2013). Teoría del mundo de la vida, capítulo N. 5 Mundo de la vida y concepto de realidad. Fondo de
Cultura Económica. México.

Foucault, M. (1991). El sujeto y el poder. Carpe Diem Ediciones. Bogotá.

Gruppi, L. (1978). El concepto de Hegemonía en Gramsci. Ediciones de Cultura Popular. México.

Horkheimer M, Y Adorno, T. (1988). Dialéctica del iluminismo. Editorial Sudamericana. Buenos Aires.

Zuleta, E. (2008). Sobre le lectura, en Selección de textos. Editorial Comfama. Medellín.

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