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ANALISIS JURIDICO A LA IMPLEMENTACION DEL CUMULO DE PENAS EN

DELITOS CONTRA LA PERSONA

Nadie es penalmente responsable por el hecho de otro, lo que consagra el principio de


personalidad de las penas, y la pena se aplica previa realización de un juicio. La
acentuación de la criminalidad se debe a la inexistencia o ineficacia de sistemas
preventivos tal y como dice el maestro Cesare Beccaria es mejor prevenir los delitos
que castigarlos.

En las etapas primitivas del derecho penal el principal objetivo era la creación de
castigos severos en los que se incluían torturas que llegaban en muchas ocasiones a
provocar la muerte. Posteriormente, se introducen sentimientos de misericordia y
piedad con la llegada del Cristianismo, para quien delinque en el cual se evitaba la
muerte del individuo, en la mayoría de los casos.

El Derecho Penal inicia con el sistema penitenciario y el periodo de humanización en


estas el primordial ente no solo es el delito sino la persona quien lo ejecuta apartando
los inhumanos escarmientos y trabajando por un cambio moral de quien delinque con
el objetivo de desarrollar la prevención terciaria, y con esto se evita la continua
reincidencia de los delincuentes y se logra lo principal que es la reinserción social. Lo
que se observa es un incremento inusitado del clamor público por la aplicación de
penas más duraderas.

Estos temas dan lugar al punitivismo o populismo penal, termina poniendo fuertes
tensiones en las cárceles, particularmente al juez de la ejecución como funcionario
judicial encargado del cumplimiento de la pena en lugares cada vez menos
adecuados, dependientes de estructuras militares no siempre aptas para el manejo
científico de los penales ni cumplir las modernas exigencias garantistas y liberales que
se hacen a los sistemas judiciales y penitenciarios.

La sanción penal obviamente versa sobre tres bienes básicos para el individuo: la vida,
la libertad y la propiedad, cuyos correlatos son la pena de muerte, la privación de un
tiempo de libertad o la perdida ya sea temporal o permanente de alguna capacidad de
obrar o de intercambio de inhabilitación civil o política, suspensión del ejercicio de
alguna profesión, etc., y las penas patrimoniales.

El sistema retribucionista, en el cual la pena era simplemente “el castigo merecido” por
el infractor, derivo rápidamente en la multiplicidad de penas, en el cual el mismo
Estado se convirtió en un agresor físico que castigaba con penas “infamantes” como
una marca, utilizando con frecuencia el castigo corporal en forma de mutilaciones y
azotes, y hasta la pena de muerte, generándose una multiplicidad de castigos que
correspondían a cada tipo de delito.

Desde el principio desde que el primer hombre fue a prisión, no se ha abogado más ni
con mayor constancia que en reclamar sanciones más severas, penas prolongadas;
castración para los violadores sexuales; la horca para los parricidas, prisión perpetua
para unos, cuarenta años de prisión para otros.

Hubo un periodo anterior a la sanción privativa de libertad en el que el encierro solo


era un medio para asegurar la presencia del imputado durante el proceso, y después,

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a partir del siglo XVI, con algunos antecedentes, comienzan sucesivas etapas en un
periodo de explotación por parte del estado de la fuerza de trabajo de los presos, un
periodo correccionalista y moralizados desde el siglo XVIII y a lo largo del XIX, y un
periodo final marcado por los objetivos resocializadores sobre la base de la
individualización penal y de distintos tratamientos penitenciarios y post-penitenciarios.

La pena es considerada un mal, un costo humano de la justicia, y por esta razón se


hace hincapié en su carácter de última ratio, según el cual el principio de necesidad es
el primer supuesto para considerar la posibilidad de restringir bienes o derechos
individuales como la vida, la libertad o la propiedad.

La pena es solo la última posibilidad, la más extrema y radical y solo debe aplicarse
cuando resulta estrictamente necesario. Ese es el criterio con el cual la pena está
configurada en el Código Procesal Penal. La pena queda definida como una reacción
institucional extraordinaria, como resultado o respuesta estatal ante la comisión de un
hecho penalmente punible por parte de un sujeto imputable.

La cárcel no nació para aplicar tratamiento ni castigo alguno como una manera de
asegurar el transgresor hasta la ejecución de la pena, que generalmente era de
muerte, o de galeras, o de mutilación, o de azotes, de multa. El encarcelamiento
constituía una medida procesal, no una instancia punitiva.

Tanto en Europa como en países de Norteamérica fueron los primeros en desarrollar


sistemas penitenciarios modernos con ideas de corrección, avance y transformación
de las personas condenadas con penas privativas de libertad: Sistema filadelfiano o
pensilvánico, Auburn, Elmira, progresivos y Witzwill o abierto. La legislación
dominicana se incorporó tardíamente a corrientes penitenciarias de tipo progresivo. De
hecho, la Ley 224 sobre Régimen penitenciario, es de 1984 y ni siquiera se le hizo
nunca un reglamento de aplicación.

La cárcel moderna suele ser un almacén de hombres que no necesariamente deben


ser vistos como “reos” sino como “víctimas” de la ineficiente distribución de la riqueza,
de la falta de educación y oportunidades, incluso del error judicial, de la discriminación
o la corrupción judicial. La cárcel no es un remedio; a lo sumo puede ser un respiro
para las sociedades agobiadas por el crimen.

El proceso no terminaba con la pena, sino que… continua, solamente que su sede se
transfiere del tribunal a la penitenciaria. La ejecución de la pena es un término que
hace referencia a la realización de la condena impuesta por un tribunal, esencialmente
cumpliendo el periodo de privación de libertad y la multa, si fueron ordenadas
regularmente. Como figura del proceso penal reformados, la historia del Juez de
Ejecución surge en el contexto internacional. Es ahí cuando se crea el proceso de
judicializar la ejecución de la sentencia condenatoria.

Las penas pueden ser clasificadas como sancionadas por el tipo de delito cometido,
las mismas pueden ser de multitud de formas diferentes, no necesariamente
dolorosas, en función del tipo de sanción que quiera imponer el Estado.

1. Penas corporales: afectan a la integridad física, se pueden incluir, todas las


que afectan a la privación de la libertad personal.

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2. Penas infamantes: Afectan el honor del condenado, la pena que produce
infamia en quien la sufre, la horca, la argolla, los azotes y la exposición a la
vergüenza pública.
3. Penas privativas de derechos: impiden al condenado el ejercicio de ciertos
derechos, públicos o privados.
4. Penas privativas de libertad: recluyen al condenado en un establecimiento
especial y lo someten a un régimen determinado. La pena privativa no
admite al inculpado conservar su libertad ambulatoria mientras la “pena
limitativa de derechos” por cuanto esta no afecta en modo alguno la libertad
del culpado para desplazarse y solamente impone la obligación de realizar
ciertos actos.
5. Penas pecuniarias: la denominada multa, la que castiga al condenado en su
patrimonio, el no pago de la multa se sustituye por prisión.

Cursan en el Congreso Nacional varios proyectos, al menos dos, para modificar el


vetusto Código Penal francés que rige en nuestro derecho desde finales del siglo XIX.
El proyecto considera en este sentido que la cuantía mínima es de diez (10) años de
reclusión: Reclusión a perpetuidad; Reclusión no mayor de cuarenta (40) años;
Reclusión no mayor de treinta (30) años; Reclusión no mayor de veinte (20) años;
Reclusión no mayor de quince (15) años.

El proyecto también crea nuevas penas, tales como la denominada “días multa”, que el
juez puede imponer para sustituir la pena de prisión no mayor de tres años, el “trabajo
de interés comunitario” y particularmente las llamadas “penas complementarias”,
artículo 44 del proyecto.

Existe una limitación para el cumulo de penas de que se trata en este apartado,
manifestado en el artículo 50 del proyecto: no se puede acumular la pena de prisión
con penas restrictivas de derechos ni con el trabajo comunitario.

El artículo 93 del proyecto que modifica el Código Penal establece la figura del
“concurso de infracciones” que permitiría la “unificación de penas” de que habla el
Código Procesal Penal.

Se define en el proyecto que el concurso de infracciones ocurre en dos formas:

a) Cuando un ilícito penal es cometido por una persona antes de que haya sido
condenada por la comisión de un ilícito previamente cometido;
b) Cuando en un proceso el imputado se reconoce de varias infracciones
cometidas con criterio de simultaneidad. En este caso, se le impone “cada una”
de las penas. Si ocurriera que algunas de las penas fueran iguales o de la
misma naturaleza, se aplicara una sola pero en su límite máximo.
c) Cuando en procesos separados, el imputado es culpable de varias infracciones
se imponen las penas más elevadas y se acumulan, artículo 95 del proyecto.

La regla del no cumulo de penas es de carácter general y por tanto se aplica tanto a
las sanciones contenidas en el Código Penal como a aquellas contenidas en la
legislación especial.

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En caso de diferentes infracciones la pena más grave es la que debe ser impuesta. La
regla del no cumulo de penas es aplicable solamente a los crímenes y a los delitos,
pero que no se debe aplicar a las contravenciones.

El primer inconveniente que encontramos del no cumulo de pena es el relativo a la


determinación de la pena más grave. Es decir, saber cuál de las penas imponibles
debía ser considerada como la más grande.

Existen diversos sistemas para determinar el monto de las penas, sistema de suma o
adición de penas, sistema de no cumulo o absorción de las penas y sistema de cumulo
jurídico de las penas.

El primero consiste en imponer la pena correspondiente a cada infracción. La segunda


consiste en que cuando el autor comete varios delitos, la pena del delito mayor
absorbe las otras. En el concurso de leyes lo que se trata de saber es como aplicar la
ley cuando es aparentemente posible un encuadramiento múltiple de hechos, en el
concurso de delitos, se trata de una acción que efectivamente viola varios preceptos
penales; y, por tanto, no existe apariencia, sino que el hecho cae bajo dos o más tipos
que no son incompatibles entre sí.

El concurso de delitos supone una acumulación delictiva resultante de acciones que


efectivamente violaron diferentes disposiciones penales. Esta investigación se centra
en el concurso de delitos.

 Concurso ideal: se da cuando, en un caso concreto, no ha existido


pluralidad de delitos, sino unidad delictiva y, por tanto la imputación debe
ser simple.
 Concurso real: se presenta cuando hay pluralidad de actos independientes,
que producen una pluralidad de delitos.

Nuestra legislación al igual que la francesa solo se ha ocupado del concurso real.

De los tantos obstáculos que se le presentan al cumulo de la pena, está la posible


carga que generaría al Estado, y si las penitenciarías tendrán las condiciones óptimas
para que los internos tengan un estilo de vida bueno dentro de su estado de privación.

En este sentido basta con informarse con los datos que suministran tanto, como la
Escuela Nacional Penitenciaria, en ambas instituciones existen grandes apartados
donde se explica la calidad de vida que tienen sus internos.

El Modelo de Gestión Penitenciaria impide todo trato despreciable de la dignidad


humana y trata de estimular la potencialidad de las personas, mediante la formación,
el trabajo, el arte y los deportes, todo esto en el tratamiento penitenciario que se le da
a los internos que se plantea en tres grandes pilares: Atención, Custodia y Asistencia.

Los casos en que actualmente se permite en la legislación el cumulo de penas, es


cuando ocurre relación entre el porte y tenencia de arma de fuego con otro crimen,
particularmente el narcotráfico o el secuestro.

Tomando como antecedente las legislaciones donde existen penas tan drásticas como
la pena de muerte. Hemos podido deducir que no necesariamente a mayor pena

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menor criminalidad, es más, en los países donde existe pena de muerte, se reportan
más casos violentos y crímenes.

Por esto queremos exponer las ventajas y desventajas del cumulo de penas:

 Ventajas

a) Menor percepción de impunidad.

b) Creación de un precedente que marcara un ejemplo a los demás ciudadanos.

 Desventajas

a) Podría sobre poblarse la población carcelaria.

b) Eventualmente podría haber cierta carga al Estado.

c) Se necesitaría capacitar a todos los jueces con el fin de que conozcan y sepan
aplicar el nuevo sistema de penas.

La situación carcelaria dominicana se encuentra seria y gravemente afectada por el


uso excesivo e indiscriminado de la pena de prisión en la República Dominicana.

Una gran parte de las cárceles y centros de corrección y rehabilitación responden al


diseño propio de la cultura de castigo y tortura en su mayoría, datan de la época de la
dictadura de Trujillo.

El actual modelo de ejecución se caracteriza por pretender que el tratamiento en


prisión logre rehabilitar a quien delinque y estos tienen el derecho a que se les faciliten
los medios para el desarrollo de su personalidad.

La finalidad resocializadora atribuida a la pena privativa de libertad determina un


sistema de ejecución penal construido a partir del principio denominado de
“individualización de la pena”, que, como regla general, pretende dejar en un segundo
plano el delito cometido y primera la idea de reinserción del sujeto autor del mismo.

Estas limitaciones no se encuentran establecidas en la propuesta de modificación al


Código Penal dominicano, dando lugar a que el cumulo de penas pueda terminar en
una condena de extraordinaria duración, tanto que el objeto de resocialización del
condenado no se cumpla.

La pena es una respuesta o una reacción a un hecho; tomado el hecho como un acto
del hombre racional. El hecho de la persona también porta un mensaje ya sea un
ataque a la vigencia de la norma. Y por otra parte la pena transmite la afirmación del
sistema jurídico y, por lo tanto indica el hecho.

La teoría del derecho penal del enemigo sostiene que en la aplicación de la ley penal
no se puede tratar a todos los que delinquen por igual. Que es necesario distinguir al
menos tres tipos de situaciones y reacciones. El Derecho Penal tendría a partir de ese
planteamiento tres velocidades. La primera está dirigida al ciudadano común, la
segunda a los que delinquen y son peligrosos y la tercera es el verdadero derecho
penal del enemigo que está destinado contra los enemigos del Estado.

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El surgimiento de nuevos delitos y crímenes que no han sido tipificados hace
necesaria una revisión total de nuestro Código Penal, basada en la clasificación e
imposición de las penas, como base del marco jurídico legal que nos sustenta, lo que
hace casi imposible criminalizar los denominados crímenes de la post modernidad.

A falta de tipificación de ciertos delitos y crímenes, los magistrados optan por el


camino más fácil, emitir sentencias complacientes o manipuladas, siempre basados en
lo que manda la ley, y como dice el Título II, relativo a los Derechos Humanos, en el
Artículo 9 de la Constitución del 2 de diciembre de 1960, promulgada en pleno declive
de la tiranía trujillista: “A nadie se le puede obligar a hacer lo que la ley no manda, ni
impedírsele lo que la ley no prohíbe”.

Tenemos pues, que la Constitución consagra el derecho de la persona a no hacer lo


que no está establecido legalmente y a no prohibirle hacer lo que ésta no determina, y
ante este principio constitucional es que la legislación penal se ha vuelto inoperante,
pues ante el avance de la criminalidad, se ha quedado corta en la visión de la
imposición de las penas y sanciones a los crímenes y delitos, llegando al punto en que
un homicidio puede ser fácilmente sancionado con una garantía económica, como
ocurrió en el 2012 en la ciudad de Santiago de los Caballeros, aunque fue perpetrado
en la persona de una madre y delante de sus tres hijos, por el ex esposo. Pero como
el nuevo Código Procesal Penal contempla esta posibilidad, la pena establecida en el
Código Penal queda relegada al criterio del juez, lo que a la luz del esclarecimiento y
la búsqueda de la verdad, no puede continuar, por lo que es necesario, repito, una
revisión profunda de la legislación en materia de penas, para establecer y tipificar
ciertos delitos y cambiar, de paso la composición tripartita de las penas, que bastantes
dolores de cabeza causa al sistema judicial del país.

El Código Penal dominicano estipula, en su Artículo 1, de las Disposiciones


Preliminares, que: “La infracción que las leyes castigan con penas de policía es una
contravención. La infracción que las leyes castigan con penas correccionales, es un
delito. La infracción que las leyes castigan con pena aflictiva o infamante, es un
crimen”. Esto es lo que se denomina en Derecho condición tripartita de la pena, pues
subdivide las infracciones y sus penalidades.

El problema real consiste en la condición tripartita de las penas, que son muy
específicas en lo que al establecimiento de éstas refiere, ya que el legislador, se ha
fundamentado en la penalidad antes que en la naturaleza del hecho criminal en sí, ya
que nuestro Código Penal es un calco fiel del francés..

El legislador no tomó en cuenta la fijación de la gravedad de la infracción, lo que a mi


juicio, crea un grave conflicto entre la decisión del juez que conoce del caso de que se
trate, pues no puede decidir en torno a la importancia del hecho punible, sino a lo que
dictamina el código, sin importar la gravedad, naturaleza y origen de la infracción como
tal.

Este tipo de clasificación es interesante e importante, pues tiene su apoyo no sólo en


el derecho penal, sino en el procedimiento criminal, si se toma en cuenta una serie de
elementos jurídicos, que van desde la competencia y el procedimiento, hasta la
extradición, sin dejar de mencionar la prescripción del delito, la tentativa, la regla del

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no cúmulo, la reincidencia, la complicidad, las circunstancias atenuantes y la
personalidad de la ley penal.

Existen cuatro teorías, que señalan la validez de la aplicación de la ley según el lugar y
persona a que se aplica.

En primer lugar, trata de la territorialidad, que determina que la ley es aplicable en el


territorio del Estado que la ha dictado y debe ser para todos los habitantes, no importa
su nacionalidad, y tiene su base en el principio de soberanía, consagrado en la
Constitución de la República.

El criterio de la personalidad es la segunda teoría que trata de la aplicación de la ley


en el espacio, es decir, que su imperio se refiere sólo sobre los nacionales del país en
donde se cometa la infracción, sea cual fuere el lugar en que se haya cometido, teoría
que ha pasado al desuso.

Carácter mixto, plantea la necesidad de que contenga los dos principios anteriores, es
decir, la territorialidad y la personalidad, y es el sistema por el cual se rige la mayoría
de las naciones en la actualidad.

Y por último, la ubicuidad del delito y la pena, que establece que una infracción
cometida en un país, será castigable en cualquier otro en el que el imputado sea
aprehendido.

En República Dominicana la ley penal es aplicable a todos y se ejerce con carácter de


territorialidad, sin hacer discriminación de nacionalidad, estado civil, sexo o estatus
social, claro que sólo en el papel, pues todos sabemos que la ley se aplica en casos
muy particulares a unos y otros, dependiendo de la influencia que ejerza en el
momento.

La vida y la integridad física de la persona constituyen sin lugar a duda los bienes
jurídicos de mayor importancia en nuestro ordenamiento jurídico. Los que van desde el
295 al 304, 309 al 313, 316 al 320, y 332 al 333 del Código Penal le incriminan
básicamente.

a. Homicidio y otros delitos por omisión

Hecho de voluntariamente matar a otro.

Se entiende como homicidio por omisión aquel hecho negativo asumido de modo
deliberado por el agente, que trae consigo la muerte de otra persona.

Unos de los principios que debe inspirar la necesaria reforma de nuestro código penal
es el humanismo, y no hay duda que como se puede apreciar, hay razones más que
justificadas para insertar como un hecho nuevo incriminado en nuestro código penal
los delitos de omisión anotados.

b. El Envenenamiento. Repensando su alcance legal

El atentado contra la vida de una persona, cometido por medio de una sustancia que
pueda producir la muerte con más o menos prontitud.

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No sólo por medio del suministro de tóxicos o venenos per se podría retenerse el
envenenamiento.

c. Violencias domésticas. Cese al Abuso

Uno de los problemas más graves que afronta hoy nuestra sociedad es la tendencia in
crecendo que muestran las manifestaciones violentas contra las mujeres.

Constituye violencia doméstica o intrafamiliar todo patrón de conducta mediante el


empleo de fuerza física o violencia sicológica, verbal, intimidación o persecución,
contra una o varios miembros de la familia o contra cualquier persona que mantenga
una relación de convivencia.

d. El Homicidio preterintencional. Rescatando su pena

Como infracciones preterintencionales debemos entender aquellas actuaciones


voluntarias del agente, que desbordan la intención originalmente emprendidas por
éste.

Se impone fijar de modo expreso que la pena de este sui generis homicidio es la
inmediatamente inferior a la pena de trabajos públicos, la cual es la pena de igual
modo criminal de la detención.

e. De la Castración. Su sin sentido

Hecho de extirpar o mutilar un órgano cualquiera necesario para la reproducción


humana.

Que hablar de castración es hablar de un hecho más de mutilar o extirpar, lo que es lo


mismo que originar una lesión permanente sobre el cuerpo de la víctima, hombre o
mujer.

En efecto, prácticamente todas las legislaciones modernas han derogado esta


infracción como modalidad de crimen sui generis. Consideramos que igual tendencia
debe seguirse en la próxima reforma que se le haga a nuestro Código Penal.

f. De la Violación. Superar sus Absurdas Restricciones

Poco importa cómo se haya manifestado este tipo de abuso sexual para este
tipificarse como tal, sea ya por relaciones sexuales vaginales, anales u orales,
derogándose en consecuencia la actual limitación legal dispuesta en la referida norma,
la cual consagra que sólo si esta relación fuere por vía vaginal se retendría el crimen.
Es imperativo que se incluya del mismo modo, que habría violación, no obstante el
vínculo legal consensual que enlace a la víctima con su victimario, de estar reunidas
las condiciones del: ayuntamiento sexual consumado o intentado, no consentimiento
de la víctima, y la intención delictuosa del justiciable.

Todo acto de penetración sexual, de cualquier naturaleza que sea, cometido sobre la
persona de otro por violencia, constreñimiento, amenaza o sorpresa es una violación.
La violación es castigada con quince años de reclusión criminal.

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El cumulo de pena es una figura que necesita ser más estudiada para su posible
aplicación en el derecho penal dominicano. Gracias a la implementación del Modelo de
Gestión Penitenciaria es posible que los culpables que fuesen condenados
acumulativamente pudiesen cumplir con un estilo de vida de calidad, su condena.

El cumulo de la pena se revela en un momento donde nuestra normativa penal resulta


no poder hacerle frente a los crímenes y delitos que se cometen a diario; feminicidios,
parricidios, infanticidios, asesinatos, homicidios, robos, etc., creando un desasosiego y
al mismo tiempo dándole a vislumbrar a la sociedad que no se cumplen las leyes, y
mucho menos las sanciones.

No podemos determinar a ciencia cierta si el cumulo de la pena nos conviene o no


simplemente por la carga que tendría que sobrellevar el Estado, pues según
estudiosos, la criminalidad genera más gastos para el gobierno.

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