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Cuándo se alcanza la madurez sexual?

Es un proceso que se desarrolla entre los 9 y 18 años y que tiene ritmos diferentes en el
hombre y en la mujer

universidad de navarraActualizado:08/10/2013 03:09h

Lo que llamamos «madurez sexual» engloba en realidad varios

conceptos que es importante no mezclar. Podemos estar

refiriéndonos, por ejemplo, al proceso hormonal que se inicia en la

pubertad y que conlleva que vayan madurando en los jóvenes sus

caracteres sexuales primarios (órganos genitales) y secundarios

(cambios en la vellosidad, voz, aparición de la ovulación y primeras

eyaculaciones espontáneas, estructura ósea y muscular, etc.). Este

proceso va desarrollándose entre los 9 y 18 años con

diferentes ritmos en varones y mujeres.

Muy pronto, en la pubertad, acaba siendo posible desde el punto de

vista biológico que un(a) adolescente lleve a cabo una relación

sexual porque los órganos genitales ya se encuentran lo


suficientemente desarrollados para ello. Pero esto no significa

necesariamente que estén preparados para tener relaciones

sexuales. Es preciso no confundir madurez

biológica (desarrollo de órganos sexuales y producción de

gametos) con la madurez para tener relaciones

sexuales, que depende también de la madurez afectiva y

psicológica. Esta afirmación se basa en que las personas que tienen

relaciones sexuales deberían poder asumir también las

posibles consecuencias negativas de dichas relaciones

(embarazos, infecciones de transmisión sexual, el consumo de

anticonceptivos con efectos secundarios y fallos, la paternidad y

maternidad precoz, los desengaños o las decepciones amorosas, las

dependencias afectivas, etc.). Sería una ingenuidad afirmar que la


madurez sexual se consigue una vez que son biológicamente

posibles las relaciones sexuales.

Sexualidad precoz

Además, en la actualidad están apareciendo datos que indican

incluso que un adolescente puede no estar preparado desde el punto

de vista biológico para las relaciones sexuales. Se sabe, por ejemplo,

que la adolescente no produce en su secreción cervical las

sustancias bactericidas y viricidas (llamadas lisozimas) que produce

una mujer adulta. Estas adolescentes son, por tanto, más

vulnerables para adquirir infecciones asociadas a las

relaciones sexuales.

Hay consenso científico para afirmar que no conviene tener

relaciones sexuales en la adolescencia Son abundantes los estudios


científicos que señalan que la sexualidad precoz se acompaña

de un mayor riesgo de problemas físicos y psicológicos en los

jóvenes. Por ejemplo, la brevedad de estas relaciones sexuales

ocasionales o esporádicas suelen generar mayor sufrimiento

psicológico, desconfianza y pérdida de autoestima, al haber

sacrificado valores personales por algo que ha sido pasajero o poco

auténtico. Ante todos estos riesgos para la salud física y psicológica,

existe consenso a nivel científico para afirmar que lo más

conveniente es no tener relaciones sexuales en la adolescencia.

Una de las razones por las que se discute cuándo se alcanza la

madurez sexual es para establecer la edad de

«consentimiento», es decir, la edad a partir de la cual sería legal

que un(a) adulto/a tuviera relaciones con un(a) menor. Esta

pregunta puede responderse desde diferentes puntos de vista como


la salud, el derecho, las costumbres y culturas de una época o un

lugar concreto, del significado que tiene fijar una edad concreta

para proteger a menores de los posibles abusos que pueden sufrir

por los adultos, etc. No existe necesariamente un criterio claro al

respecto. Sin embargo, es llamativo que en otras

conductas que también pueden poner en riesgo la salud de los

menores, como fumar, beber alcohol o conducir un coche, se haya

fijado la edad legal en 18 años.

Reciben estímulos eróticos

Según los datos internacionales actuales podemos afirmar que la

mayoría de los jóvenes menores de edad no tienen relaciones

sexuales. Pero, generalmente, suelen recibir el mensaje contrario

de su entorno y reciben demasiados estímulos eróticos. Basta con

observar la publicidad. En Estados Unidos se ha denunciado

la tendencia que hay a sexualizar a las niñas desde edades muy


tempranas. Esta situación contrasta con los hallazgos de los

estudios científicos, en los que los jóvenes refieren que quieren

saber más sobre afectividad que sobre aspectos biológicos de la

sexualidad. Por ejemplo, les gustaría conocer mejor la diferencia

entre atracción, deseo, enamoramiento y amor y a saber manejar

mejor sus sentimientos y su pasión sexual, para no tomar

decisiones equivocadas ( www.educarhoy.org). Todo esto, aunque

ellos no lo llamen así, consiste en la educación del carácter, la

preparación para el amor.

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