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¿Te acostaste con él?

¿Te acostaste con él ? te pregunté temiendo escuchar tu respuesta.

"Sí, perdóname". Me respondiste en voz baja, con la cabeza agachada mirando hacia el suelo.

En ese momento se me derrumbó el mundo por enterarme de aquello a lo que todo hombre teme.

No pude decir nada porque un nudo se atravesaba en mi garganta y una daga atravesaba mi pecho. Ira,
tristeza, decepción y dolor me embargaron el alma.

"Sólo fue una vez, te lo juro, no lo he vuelto a ver, fue un momento de debilidad". Me dijiste .

Pero igual eso no disminuyó mi vergüenza, ni evito que mi autoestima de varón se fuera a la mierda.

Tampoco alivió mi pena el hecho que me dijeras que no sentías nada por esa persona, que sólo cediste a
sus pretensiones movida por tus deseos de mujer, y cegada por el resentimiento hacia mí después de esa
acalorada discusión aquella tarde.

Lo sé, fue un momento de debilidad y lo entiendo, tal vez los tragos que compartieron te animaron a
hacer lo que hiciste. O tal vez porque te pareció atractivo y sabias que desde hacía rato él "te tenia
ganas" quisiste vivir un rato loco.

Pero ninguna razón lógica me hará sacar de mi mente lo ocurrido. Sé que aún me quieres, que estás
arrepentida, pero comprende que no es fácil lidiar con esto. No es fácil verte desnuda cuando te voy a
hacer el amor y que venga a mi mente ese amargo recuerdo de que otro hombre te tuvo, que otro
poseyó y mancilló tu cuerpo y también mi honra. Recuerdo tus lagrimas, también que me dijiste que me
querías mientras me pedías perdón. Créeme que tuve que hacer un gran esfuerzo para no levantarte la
mano, porque en ese momento me dominaba la ira, y me alegra que haya sido así, pues los golpes no
hubieran solucionado nada.

Ese día salí de la casa destrozado y anduve como un loco caminando por las calles, pasaba saliva cada vez
que recordaba lo que hiciste, y torturaba mi mente imaginando las cosas que ese hombre te hizo en la
intimidad.

Cada instante de nuestra historia lo he proyectado en mi mente cual si fuera una cinta. He llorado
pensando en esos maravillosos momentos que nos unieron e hicieron amarnos.

Ahora perdí la confianza y el temor de un nuevo engaño no me deja en paz.


Me has hecho ver que lo lamentas, estos días has aguantado en silencio mis reclamos y me has pedido
que no te deje y te perdone. Hemos tenido sexo un par de veces y ha sido un momento tenso, que yo
poco he disfrutado y tú tampoco, porque en tus ojos veo que estás muy avergonzada.

Por eso pienso que por ahora es lo mejor, lo siento , no puedo con esto. Te perdono, perdóname tú, no
sé si vuelva, pero por ahora solo puedo decirte adiós.

(Carta de un hombre que se marchó )

ME SOBRAN LAS GANAS


Quisiera coger el teléfono y llenarte de mensajes melosos, darte los buenos días y las buenas noches los
7 días de la semana sin falta.

Tengo tanto amor que se me acumula en el pecho y me arde, me quema, siento el fuego que me
consume por dentro, muero por darte todo el amor que te tengo.

Me sobran las ganas de estar entre tus brazos, deseo tanto caminar de tu mano.

Deseo llenarte de besos y compartir millones de momentos juntos.

Me sobran las ganas de pedirte que juntos recorramos el mundo, aunque ese mundo se limite a los
rincones más escondidos de nuestra ciudad, que más dan los kilómetros mientras seas tú mi compañía.

Me sobra el deseo de querer recorrer centímetro a centímetro tu cuerpo, me sobra el deseo de tenerte
dentro, a mi lado y en mi ser todo el tiempo.

Me sobran las ganas de desarmarte con mis manos.

Me sobra tanto cariño para darte, me sobra tanto amor para amarte, me sobran besos, caricias,
palabras cursis y hasta poemas para darte.

Tengo tanto que entre más tiempo pasa, más se acumula.

Tengo tanto para ofrecerte que ya no sé que hacer con ello y de repente sale...

Pero no sale como debe, porque salen lágrimas, miradas tristes, decepciones y salen gritos ahogados de
mi alma.

Me sobran las ganas de pedirte que estés a mi lado y me acompañes a vivir esta aventura llamada vida,
me sobran las ganas de pedirte que despiertes conmigo en las mañanas y te quedes ahí desnudo
mientras desayunamos en la cama.

Quisiera pedirte que me cantaras, quisiera decirte todo lo que mi corazón para ti guarda.
Quisiera caminar contigo bajo la lluvia sin paraguas, tomar un café en el sitio a donde poca gente va,
quisiera leerte esos libros que ya nadie guarda, quisiera conocerte sin filtros y que me conocieras sin
caretas.

Quisiera darte y decirte tanto...

Pero no lo hago, no lo hago porque cada día que pasa, me demuestras que éstas malditas ganas que a
mi me sobran, a ti te hacen falta.

El corazón me dice : Anda, escríbele , está en línea.

La razón me contesta : No vale la pena, no ves que ocupa su tiempo con otras personas.

La razón vuelve a decir : Olvídale, ya todo se acabó, no prolongues este sufrimiento.

Pero el corazón me susurra : Inténtalo de nuevo, a lo mejor esta vez te vaya mejor y no te lastimen...

La razón objeta: Si le interesaras te buscaría; no te llamaba, no te escribía, por lo cual no te extrañaba,


¿Qué te hace pensar que ahora que ya no son pareja esté pensando en ti?

El corazón protesta : Pasaron muy buenos momentos, arriésgate.

La razón responde : No lo superarás si no le dejas ir.

Recuerda lo bien que se siente estar en sus brazos, lo exquisito de sus besos, tú extrañas su calor y sus
caricias, dijo el corazón.

Recuerda las lágrimas que te causó, y toda esa desatención y desprecio, respondió la razón, y luego
preguntó :

No funcionó antes, ¿que te hace pensar que lo hará ahora?

... Y aquel agobiado ser humano siguió pensando en los bellos momentos vividos y al mismo tiempo en
las amargas decepciones sufridas.
Sólo miraba el chat y veía a aquella persona en línea; se preguntaba con quien hablaba, con quien reía,
con quien se desvelaba.

Luego sus ojos se cerraron ya en la madrugada sin encontrar solución a su conflicto. Le esperaba otro día
de batalla, para debatirse de nuevo entre la terquedad de su corazón y los argumentos lógicos de su
razón.....

¨Ella no te engañó, tú la arrojaste a los brazos de él¨

Ella no te engañó, se engañó a sí misma creyendo aquella promesa de que la harías feliz pero no te
engañó porque por días y semanas estuvo en espera de aquellos gestos y detalles que avivaran su
corazón, por días se tragó la dignidad e hizo como que no pasaba nada cada vez que la desairabas, por
días luchó contra su tristeza e hizo lo imposible por llamar tu atención, pero ella no te engañó, tú la
arrojaste a los brazos de otro.

Ella no te engañó, fuiste tú quien dejó de hacerle caricias a su piel, fuiste tú quien permitió que se
resecaran sus labios, fuiste tú quien dejó de estremecer su cuerpo, fuiste tú quien dejó que la flama de la
pasión se apagara, fuiste tú quien hizo que su corazón se marchitara.

Ella no te engañó, tú dejaste de escucharla, de atenderla, de mirarla, tú le quitaste tu tiempo y tus


atenciones, hasta lo más mínimo te distraía sin importar que ella estuviese frente a ti, comenzó a ser
invisible, comenzó a ser una pared más en aquella casa, la mujer que te atendía pero a la que ya no
querías o al menos eso demostrabas.
Ella no te engañó, agotó todas sus estrategias y recursos para recuperar tu amor aun cuando eras tú
quien estaba haciendo todo mal.

Pero ella, ella no te engañó. Con juegos de seducción quiso volver a hacer arder aquella habitación, pero
tu frialdad le terminó congelando el corazón.

Ella no engañó; ella no dejó de atenderte, de preocuparse y de ver por ti. No dejabas de ser su número
uno aun cuando la posicionaste en tu lista de prioridades en último lugar, aun cuando el rechazo era
constante y tu comportamiento era el de todo un cobarde.

Quizás a ambos les faltó valor y coraje para renunciar y poner fin a tiempo, pero ella no te engañó. Él
apareció sin que ella lo buscara, él la miró marchita y comenzó a regarla. Pintó sonrisas en donde tú
dejaste lágrimas, le dio todas las atenciones que de ti demandaba y que tú le negabas. Él supo
escucharla mientras la miraba a los ojos. Secó sus lágrimas con dulzura y humectó sus labios con dulces
besos que ya no tuvo más de ti.

Ella no te engañó, tú se la pusiste en bandeja de plata, desnudó su piel como tú te olvidaste de hacerlo y
le hizo el amor, borrando las huellas de tu sexo.

Pero ella no te engañó… tú la hiciste a un lado un poco más cada día, ella quedó olvidada en la rutina y
como un niño por descuidado, alguien te arrebató un tesoro preciado.

Pero ella no te engañó, tú la olvidaste y al final, ella te remplazó.

"Eres bonita".

Es cuestión de apariencias, cuestión equivocada. Que si tiene algunos cuantos gramos de más, líneas en
sus piernas y/o abdomen, o cicatrices que adornen su cuerpo, estará destinada a nunca ser deseada.
Y es que los malditos estereotipos no hacen más que disparar tu ego, o enterrarte en la miseria en la que
crees estar sumergida.

Así que siéntete bonita, porque lo eres. Con tus cicatrices, con tus estrías, con tu pancita.

Siéntete bonita; recuerda que la belleza es algo que no cualquier ojo es capaz de captar. El arte de tu
cuerpo y de tus curvas, es algo que no cualquier hombre es capaz de admirar. Es algo a lo que no
cualquier hombre debería tener el derecho de probar ni de tocar.

Y tú, caballero, tómala fuerte. Sacúdela, carajo, como nunca lo han hecho, que porque si no tiene un
buen trasero o un par de senos voluptuosos, no significa que no tenga derecho a gozar de ser deseada
por una sola persona.

Házla sentir bonita, porque no lo es; es hermosa. Bésale las cicatrices, que para eso son, para curar su
dolor.. para sanar su pasado.

Entrégate en cuerpo y alma a esa dama, que sosteniendo esa mentira de no sentirse linda, ya muy
valiente está siendo al darte el honor de que sean tus manos las que la desvisten.. las que la tocan y la
acarician.

Así que sólo házle el amor como nunca se lo han hecho, porque ella, así como todas las damas, tienen el
derecho de sentirlo.. tienen el derecho de vivirlo.

Sólo házla sentir bonita, porque lo es.

Entrégate, y hazla sonreír, hazla vivir.. hazla gemir.

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