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La convección del manto, el proceso que maneja las placas tectónicas actualmente, es el

resultado del flujo de calor desde el interior hasta la superficie de la Tierra. Implica la
creación de placas tectónicas rígidas en medio de las dorsales oceánicas y su destrucción
en el manto en las zonas de subducción. Durante el principio del Arcaico (cerca de 3.0 Ga)
el manto estaba mucho más caliente que en la actualidad, probablemente cerca de
1600 °C, por lo tanto la convección en el manto era más rápida. Aunque ocurría un
proceso similar a la tectónica de placas de hoy en día, éste también habría sido mucho
más rápido. Es probable que durante el Hádico y el Arcaico, las zonas de subducción
fueran más abundantes, y por lo tanto las placas tectónicas fueran más pequeñas.
La corteza inicial, formada cuando la superficie de la Tierra se solidificó por primera vez,
desapareció totalmente debido a la combinación de una tectónica de placas muy activa
durante el Hádico y los grandes impactos del bombardeo intenso tardío en el Arcaico, hace
entre 4100 y 3800 millones de años. Se supone que aquella corteza primitiva estaba
compuesta de basalto, como la corteza oceánica actual, porque se había producido muy
poca diferenciación en la corteza. Las primeras masas grandes de corteza continental,
producto de la diferenciación de elementos más ligeros durante la fusión parcial en la parte
más baja de la corteza, aparecieron al final del Hádico, hace cerca de 4.0 Ga. Los restos
que quedan de aquellos primeros continentes son los llamados escudos o cratones. Estos
elementos litosféricos ligeros del Hádico tardío y de la corteza del Arcaico temprano
constituyeron los núcleos alrededor de los cuales crecieron los actuales continentes.
Las rocas más antiguas de la Tierra se encuentran el cratón norteamericano de Canadá.
Son tonalitas que datan de unos 4,0 Ga. Estas rocas muestran rastros
de metamorfismopor alta temperatura, pero también granos sedimentarios que han sido
redondeados por la erosión durante el transporte por agua, mostrando que ya existieron
entonces ríos y mares. Los cratones consisten primariamente de dos tipos alternativos
de terranos. Los primeros se llaman cinturones de rocas verdes, que consisten en rocas
sedimentarias de bajo grado de metamorfismo. Estas "rocas verdes" son similares a los
sedimentos que hoy en día encontramos en las fosas oceánicas, encima de las zonas de
subducción. Por esta razón, las rocas verdes son algunas veces vistas como evidencia de
subducción durante el Arcaico. El segundo tipo es un complejo de rocas
magmáticas félsicas. Estas rocas son mayormente tonalitas, trondhjemitas o granodioritas,
tipos de roca similar en composición al granito. Los complejos TTG son vistos como
los relictos de la primera corteza continental, formada por la fusión parcial en basalto.

Vida[editar]
El replicador

más conocido es el ácido desoxirribonucleico. El ADN es bastante más complejo que el replicador
original y el proceso de replicación está altamente elaborado.

Los detalles del origen de la vida se desconocen, aunque se han establecido unos
principios generales. Hay dos teorías sobre el origen de la vida. La primera defiende la
hipótesis de la "panspermia", y sugiere que la materia orgánica pudo haber llegado a la
Tierra desde el espacio,5 mientras que otros argumentan que tuvo origen terrestre. En
cambio, es similar el mecanismo por el cual la vida surgió.
La vida surgió en la Tierra quizás hace unos 4000 Ma, aunque el cálculo de cuándo
comenzó es bastante especulativo. Generada por la energía química de la joven Tierra,
surgió una molécula (o varias) que poseía la capacidad de hacer copias similares a sí
misma: el «primer replicador». La naturaleza de esta molécula se desconoce. Esta ha sido
reemplazada en funciones, a lo largo del tiempo, por el actual replicador: el ADN. Haciendo
copias de sí mismo, el replicador funcionaba con exactitud, pero algunas copias contenían
algún error. Si este cambio destruía la capacidad de hacer nuevas copias se extinguía. De
otra manera, algunos cambios harían más rápida o mejor la réplica: esta variedad llegaría
a ser numerosa y exitosa. A medida que aumentaba la materia viva, la "comida" iba
agotándose, y las «cadenas» explotarían nuevos materiales, o quizás detenía el progreso
de otras «cadenas» y recogía sus recursos, llegando a ser más numerosas.
Se han propuesto varios modelos para explicar cómo podría desarrollarse el replicador. Se
han propuesto diferentes cadenas, incluidas algunas como las proteínas modernas, ácidos
nucleicos, fosfolípidos, cristales, o incluso sistemas cuánticos. Actualmente no hay forma
de determinar cuál de estos modelos pudo ser el originario de la vida en la Tierra. Una de
las teorías más antiguas, en la cual se ha estado trabajando minuciosamente, puede servir
como ejemplo para saber cómo podría haber ocurrido. La gran energía de los
volcanes, rayos y la radiación ultravioleta podrían haber ayudado a desencadenar las
reacciones químicas produciendo moléculas más complejas a partir de compuestos
simples como el metano y el amoníaco. Entre estos compuestos orgánicos simples
estarían los bloques con los que se construiría la vida. A medida que aumentaba esta
"sopa orgánica", las diferentes moléculas reaccionaban unas con otras. A veces se
obtenían moléculas más complejas. La presencia de ciertas moléculas podría aumentar la
velocidad de reacción. Esto continuó durante bastante tiempo, con reacciones más o
menos aleatorias, hasta que se creó una nueva molécula: el «replicador». Este tenía la
extraña propiedad de promover reacciones químicas para conseguir una copia de sí
mismo, con lo que comenzó realmente la evolución. Se han postulado otras teorías del
replicador. En cualquier caso, el ADN ha reemplazado al replicador. Toda la vida conocida
(excepto algunos virus y priones) usan el ADN como su replicador, de forma casi idéntica.

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