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Dolor y gloria: Retrato.

Almodóvar una vez más produjo un film que está muy relacionado con su vida. De hecho,
cuenta su historia. El reconocidísimo director recordó su infancia y con el protagonismo de
Antonio Banderas se estrenó el pasado 13 de Junio “Dolor y Gloria” una producción que tiene
mucho de éxtasis y nostalgia. Es uno de los mejores directores de cine de la Argentina y logra
la mejor película (a mi entender) de su carrera, evidenciando todo el tiempo y asumiendo sus
propias imperfecciones.

Dolor y gloria narra la historia de Salvador Mallo, un director que ha conocido épocas de gloria
y hoy está prácticamente retirado, mientras pelea -entre otras cosas- contra insoportables
dolores en la espalda y la cabeza que lo han sumido además en una profunda depresión que lo
inmoviliza. Cuando le preguntan a Almodóvar sobre si “el cine y la vida son lo mismo”, el
responde: “Sin el cine mi vida tiene poco sentido“ y lo hace notar en todas sus producciones.
La película no juzga ni tiene como objetivo final juzgar a sus protagonistas: los presenta,
cuenta todas sus imperfecciones y despliega su vida en los escenarios correspondientes.

Los temas de la película son más o menos los universales, los que sabemos todos. El amor (en
este caso; aceptando su homosexualidad y reencontrándose con su viejo novio Federico –
interpretado por Leonardo Sbaraglia - donde charlan de todo lo que les pasó en todo el tiempo
que no se vieron y se dan cuenta que el amor por el otro sigue intacto- , la infancia, y la
reconstrucción de uno mismo.

La película transcurre en la década del 80, en España. El cine español en la década de los 80
vivía una etapa de transición, este país estaba libre del Franquismo y el PSOE ganó las
elecciones. Esto produjo una revolución en muchos ámbitos; como el arte y el cine. Aunque un
poco retirado por dolores físicos que lo atraviesan e interpelan, Salvador Mallo decide volver a
hacer las paces con los suyos y a retomar la dirección de cine.

Aunque en muchos momentos la película parece un testamento de despedida, o de


renacimiento, lo que realmente narra es una especie de redención. El personaje deja atrás
todos sus traumas e intenta; como el concepto lo dice: volver a adquirir o recomponer algo
que había perdido.

Está clarísimo que Pedro almodóvar cuenta su historia en primera persona a través de su
protagonista. No son solo los temas que a él lo interpelaron desde siempre, sino también su
casa de la infancia, sus lugares, sus amigos, comparte sus gustos literarios y cinematográficos.
Una película con mucha sensibilidad, que demuestra que todo retrato tiene una visión
narcisista.

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