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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior

Universidad del Zulia – Núcleo Luz Col.

Facultad de Ingeniería

Zulia-Cabimas

Profesor: Edilson Bohorquez Alumna:

Tovar Mizzi, Paola De Los Angeles

C.I: 26.633.464

Sección: 004

Cabimas, Julio del 2016


Índice
 Introducción

1. Condición natural del hombre

1.1 Ubicación del hombre en el taxón de los primates

1.2 Rasgos anatómicos específicamente humanos

1.3 La selección natural y la cooperación

2. Factores culturales de la evolución humana

2.1 Especificidad: capacidad lingüística y cultural

2.2 Significado genérico y específico del término cultural

2.3 Papel de la tradición en la evolución de los grupos humanos

2.4 Técnica como mediación entre el hombre y la naturaleza

2.5 Técnicas e Historia

 Conclusión

 Bibliografía
Introducción
En 1859 se sentaron las bases de la teoría evolucionista según la cual el hombre fue el
resultado de la evolución de especies anteriores, con la publicación de "El origen de las
especies" de Charles Darwin

La evolución biológica, mediante la selección natural, apunta hacia el logro de mayores


niveles de adaptación de los seres vivientes. En el caso del hombre, en una determinada
época, aparece el cerebro, como un órgano apto para el proceso de información. A partir de
ahí comienza el proceso de adaptación cultural al orden natural.

Puede decirse que el principio de complejidad creciente es el que reúne tanto a la evolución
biológica como a la evolución cultural, lo que lo llevo a construir, crear, recordar y transmitir
toda una estructura simbólica necesaria para la adaptación de la especie y supervivencia

El hombre quedaba incluido dentro del orden de los mamíferos denominados primates que
comprende a lémures, monos o simios. La única especies superviviente hoy es el homo
sapiens sapiens, el hombre actual.

El proceso evolutivo biológico-cultural que condujo al hombre a su condición de ser social.


De allí el interés en el planteamiento de Charles Darwin y en el estudio de la cultura,
enmarcada está en la tradición antropológica quien la ubica en el contexto de las leyes del
pensamiento humano universal y de la actuación del hombre en su contexto específico.
1. Condición natural del hombre
Thomas Hobbes (1588 - 1679) es uno de los más importantes filósofos de la Edad
Moderna, en su obra política más conocida Leviatán, la observación de la conducta humana,
le hace afirmar que el ser humano es un animal esencialmente egoísta y la fórmula elemental
del egoísmo es la supervivencia; motivo por el cual acepta la institución de Estado a partir de
un "contrato social", única posibilidad de superar su condición natural en la que "el hombre es
un lobo para el hombre". En un sentido utilitario, es preferible pactar y vivir en paz disfrutando
de un bienestar, que estar constantemente viviendo en una inseguridad constante.

Hobbes deja de manifiesto que, mientras no exista un poder común que los tenga bajo su
mandato, los hombres se encuentran en una condición de guerra de todos contra todos, o
“estado de naturaleza”, en un mundo gobernado por las pasiones, sin distinción entre lo bueno
y lo malo, que se puede explicar a partir de las siguientes premisas que dan fundamento al
modelo:

 Los hombres son iguales por naturaleza. Es una proposición fundamental de la


argumentación que los hombres tienen prácticamente las mismas facultades de cuerpo
y espíritu, con lo que ninguno puede reclamar algún privilegio al que otro no pueda
acceder
 La inseguridad procede de la igualdad. De la igualdad de capacidades de los hombres
surge la igualdad del deseo de alcanzar fines similares, con lo que la lucha entre ellos
surge de la rivalidad por saciar deseos o apetitos idénticos
 La guerra proviene de la inseguridad, y de la necesidad de poder. De la inseguridad,
que significa ser dominado ya que siempre podrá ser vencido por otros hombres
confederados, brota la necesidad de adquirir suficiente poder para dominar a otros a tal
punto que dejen de ser un peligro. Del deseo de poder nace la ambición y el afán de los
hombres de apoderarse de los bienes ajenos, poder que también necesita ser
reconocido para imponer respeto entre los demás: “Así pues, encontramos tres causas
principales de riña en la naturaleza del hombre. Primero, competición; segundo,
inseguridad; tercero, gloria.
Lo primero hace que los hombres invadan por ganancia; lo segundo, por seguridad; y lo
tercero, por reputación
Los hombres tienen el derecho (natural) a hacer todo aquello que tienda a preservar la
propia existencia, según su propio juicio con lo cual, dado que todos tienen derecho a
todo, queda instaurada la inseguridad del estado de naturaleza:
“El derecho natural […] es la libertad que cada hombre tiene de usar su propio poder,
como él quiera, para la preservación de su propia naturaleza, es decir, de su propia
vida y, por consiguiente, de hacer toda cosa que en su propio juicio, y razón, conciba
como el medio más apto para aquello.”
 Los hombres tienen tendencia hacia la paz, además de sus pasiones beligerantes, con
lo que pasión y razón tienen la posibilidad de institucionalizar el orden:
“Las pasiones que inclinan a los hombres hacia la paz son el temor a la muerte; el
deseo de aquellas cosas que son necesarias para una vida confortable; y la esperanza
de obtenerlas por su industria. Y la razón sugiere adecuados artículos de paz sobre
los cuales pueden llevarse a los hombres al acuerdo.”

1.1 Ubicación del hombre en el taxón de los primates

El nombre científico del ser humano es Homo sapiens, que significa “hombre que piensa”.
La clasificación del hombre fue realizada por primera vez precisamente por Linneo
en Systema naturae en el siglo XVIII.

Homo sapiens es miembro del filo Chordata (poseen una estructura llamada notocordio, ya
sea en estados larvarios, embrionarios o durante toda la vida) y al subfilo Vertebrata ; este
último es en donde se ubican los animales con columna vertebral. Es miembro de la clase
Mammalia (es un mamífero) y del orden Primates, donde se incluye junto con los llamados
“monos”. Su familia es Hominidae, categoría que contiene a él y a especies animales
cercanamente emparentadas: gorilas, orangutanes y chimpancés. Por otra parte, su tribu es
Hominini, donde únicamente se encuentra junto con sus parientes más cercanos, ya extintos,
como los Australopithecus.

1.2 Rasgos anatómicos específicamente humanos

 La cara y los dientes: Un hecho característico del proceso de hominización es la


disminución gradual del tamaño de la cara y de los dientes. Todos los grandes simios
están dotados de enormes caninos (colmillos) que destacan del resto de los dientes. A
medida que avanzamos en el proceso de hominización, se observa que los caninos van
reduciéndose de tamaño. Además, los dientes que sirven para masticar (premolares y
molares) han ido disminuyendo su tamaño progresivamente. Estos cambios provocan
una disminución del tamaño de la cara y de las mandíbulas.

 Liberación de los miembros superiores: Estos miembros superiores, al quedar


liberados de funciones locomotoras, se han podido especializar en funciones
netamente humanas. El pulgar oponible es una característica heredada de los primates
más antiguos, pero si en éstos la función principal ha sido la de aferrarse a las ramas y
en segundo lugar aprehender las frutas o insectos que servían de alimento, en la línea
evolutiva que desemboca en nuestra especie la motilidad de la mano, y en particular de
los dedos de ésta, se ha hecho gradualmente más precisa y delicada, lo que ha
facilitado la elaboración de artefactos.
Para lograr la postura y marcha erecta han tenido que aparecer importantes
modificaciones: La pelvis se ha debido ensanchar, lo cual ha sido fundamental en la
evolución de nuestra especie, Los miembros inferiores se han robustecido, el fémur
humano se inclina hacia adentro, de modo que le posibilita la marcha sin necesidad de
girar casi todo el cuerpo y la articulación de la rodilla se ha vuelto casi omnidireccional,

 Visión: El humano hereda de los prosimios la visión estereoscópica y pancromática (la


capacidad de ver una amplia tonalidad de los colores del espectro visible). Los ojos en
la parte delantera de la cabeza posibilitan la visión estereoscópica (en tres
dimensiones), pero si esa característica surge en los prosimios como una adaptación
para moverse mejor en el medio arbóreo, en Homo sapiens tal función cobra otro valor:
facilita la mirada a lontananza, el otear horizontes. En este aspecto la visión es
bastante más aguda en los humanos que en los otros primates y en los prosimios. Esto
facilitará el hecho por el cual Homo sapiens sea un ser altamente visual (por ejemplo
las comunicaciones mediante la mímica), facilitará asimismo lo imaginario.

 Especialización: Homo sapiens es un animal relativamente poco especializado. En


efecto, gran parte de las especies animales ha logrado algún tipo de especialización
anatómica (por ejemplo los artiodáctilos poseen pezuñas que les permiten correr en las
llanuras despejadas), pero las especializaciones, si suelen ser una óptima adaptación a
un determinado bioma, conllevan el riesgo de la desaparición de la especie
especializada y asociada a tal bioma si éste se modifica.
La ausencia de tales especializaciones anatómicas ha facilitado a los humanos una
adaptabilidad inusitada entre las demás especies de vertebrados para adecuarse a
muy diversas condiciones ambientales.
 Cerebro: El cerebro de Homo sapiens, en relación a la masa corporal, es uno de los
mayores. Más llamativo es el consumo de energía metabólica que requiere el cerebro:
un 20% de toda la energía corporal, y aun cuando la longitud de los intestinos humanos
evidencian los problemas que se le presentan. En Homo sapiens el volumen oscila
entre los 1.200 a 1.400 cm3, siendo el promedio global actual de 1.350 cm3. Sin
embargo no basta un incremento del volumen, sino cómo se dispone, esto es, cómo
está dispuesta la estructura del sistema nervioso central y del cerebro en particular. Por
término medio, los Homo neanderthalensis pudieron haber tenido un cerebro de mayor
tamaño que el de nuestra especie, pero la morfología de su cráneo demuestra que la
estructura cerebral era muy diferente: con escasa frente, los neandertales tenían poco
desarrollados los lóbulos prefrontales y, en especial, muy poco desarrollados los
lóbulos frontales. El cráneo de Homo sapiens no sólo tiene una frente adelantada
(sobre el rostro), sino que es también más alto en el occipucio (cráneo muy
abovedado), lo que permite el desarrollo de los lóbulos prefrontales y frontales. De
todos los mamíferos, Homo sapiens es el único que tiene la faz ubicada bajo los
lóbulos frontales.

Bipedismo y mayor capacidad craneal impulsaron la creación de una nueva cultura que
culminaron en la aparición de un individuo más eficiente biológica y culturalmente: el homo
sapiens.

1.3 La selección natural y la cooperación

1.3.1 Selección natural

En 1859 con la publicación de la obra de Darwin “El origen de las especies por medio de la
selección natural” que comienza a develarse el velo sobre la evolución. Sobre la base de
innumerables observaciones, comparaciones y estudios de la conducta de variadas especies
animales, Darwin concluye que el hombre y los monos antropoides proceden de un tronco
común; de igual modo plantea que las diferencias morales y estéticas entre hombre y
animales es de grado más no de esencia. Para que la especie homo llegara a ocupar el
grado de evolución actual debieron de actuar, aparte de la selección natural, múltiples factores
tales como la herencia, el medio ambiente y la selección sexual.

Respecto a este último factor, Darwin la describe como importante, pero menos rigurosa
que la selección natural, Dice:

“Esta forma de selección depende, no de una lucha por la existencia en relación con otros
seres orgánicos o con condiciones externas, sino de una lucha entre individuos de un sexo
por la posesión de otro sexo” (Darwin, 1979:78)

Antes que Darwin, Lamarck exponía su teoría acerca del desarrollo evolutivo del reino
animal. Su tesis se centra en la influencia que el medio exterior tiene sobre la aparición de
nuevas propiedades en los seres vivientes las cuales se transmiten de generación a
generación a través de la herencia (la función crea el órgano) y de una manera lenta hasta
llegar a formas más complejas. De igual forma, Lamarck, fiel a la tradición ideológica religiosa
de su época, mantuvo el principio creacionista de un “creador universal” capaz de decidir la
mayor o menor complejidad de los seres vivientes.

La teoría de Darwin convenció más que la teoría creacionista, incluso por qué fue superior a
la teoría del naturista francés Jean B. Lamarck (1744 – 1829).

1. Supera el temor religioso que caracterizaba a todas las teorías anteriores al proponer una
concepción científica y materialista sobre el proceso de evolución de las especies

2 .Le proporciona base científica a las leyes que explican los mecanismos del progreso y la
supervivencia de los mejor dotados.

3.Proporciona loas fundamentos teóricos para el fortalecimiento de las viejas teorías racistas
del Thomas Malthus y Herbert Spencer sobre la supervivencia de los más aptos.

1.3.2 La Cooperación

La evolución, por definición, es fría y despiadada: selecciona a quienes tienen éxito y


descarta a quienes fracasan. Podría esperarse que un proceso de este tipo sólo favoreciera a
rasgos de personalidad que sirvan para ayudar al propio individuo y no a los demás. Sin
embargo, se puede observar conducta cooperativa en muchos ámbitos, y que las personas se
ayuden unas a otras es un fenómeno común. Por tanto, una cuestión importante a resolver
hoy en día en la ciencia es cómo la conducta cooperativa pudo surgir y prosperar con el
aparente respaldo de la evolución.

Unos científicos del Instituto Max Planck de Biología Evolutiva en Plon, Alemania, la
Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, y la Universidad de
Ámsterdam en los Países Bajos, han desarrollado un nuevo modelo que combina dos
explicaciones posibles (la reciprocidad y la estructura poblacional) y han llegado a la
conclusión de que tanto la repetición como una población adecuadamente estructurada son
factores esenciales para la aparición y el avance evolutivo de la cooperación.

Los investigadores sostienen que la mejor manera en que las sociedades humanas pueden
alcanzar niveles altos de conducta cooperativa es si sus individuos interactúan repetidamente,
y si las poblaciones exhiben al menos un cierto grado de estructuración.

El equipo de Julián García, del citado instituto, abordó la cuestión de cómo podría
evolucionar una conducta cooperativa, y usó para ello un modelo que tiene en cuenta dos
tipos de individuos: los "cooperantes", que pagan el precio de ayudar a los demás, y los
"desertores", que evitan pagar ese precio aunque sí obtengan beneficios de los cooperantes
con los que interactúen. En general, todos los individuos de una población se beneficiarían
más si participaran en la cooperación, pero desde el punto de vista de un individuo, recibir
ayuda y evitar ayudar a otros es más beneficioso. Si sólo se tiene en cuenta eso, la selección
siempre favorecerá a los desertores, y no a la cooperación.

2. Factores culturales de la evolución humana


Hace aproximadamente entre 100 mil y 300 mil años apareció en África el Homo sapiens,
(de hecho, existe un acuerdo entre los científicos que fue en África donde aparecieron los
primeros H. sapiens), pero que estos primeros humanos pensaran como nosotros, es decir,
que dominaran razonamientos simbólicos, es sólo una probabilidad.
Posiblemente, esa capacidad de razonar simbólicamente, pudo haber tenido lugar hace
unos 60 mil años atrás. Las investigaciones realizadas por el paleoantropólogo Richard Klein
de la Universidad de Stanford y publicadas en la Revista Nacional Gegraphics (Edición
especial verano 2002) indican que el acto de razonar estratégicamente fue un proceso de
evolución ligado a formas de supervivencia

“Hace más de 60 mil años, la población del Klasies (Sudáfrica) no sabía pescar… hace
unos 20 mil años los sedimentos estaban llenos de espinas.En sedimentos posteriores
abundan los de animales peligrosos: jabalíes y búfalos” (Nacional Geographic en español,
Edición especial verano 2002:150).

Los cambios observados condujeron a la hipótesis que la aparición de habilidades, como


por ejemplo la de pescar y cazar, estaban asociadas con la capacidad de razonar
simbólicamente, tener pensamiento abstracto, poder planificar el futuro, construir símbolos y
tener un lenguaje; vale decir construir una cultura

2.1 Especificidad: capacidad lingüística y cultural


El lenguaje hablado fue posterior al lenguaje de los signos y símbolos, pero a diferencia de
estos, esa capacidad de articular palabras fue el que posibilitó el despegue de la cultura. La
lingüista rumana, Tatiana Slama Cazacu, refiriéndose a las ventajas que proporciona el
lenguaje a los humanos dice: “El lenguaje hablado representa, en efecto, el medio de
expresión más evolucionado, el más flexible, el más apto para dar cuenta tanto de los matices
afectivos como de los más elevados pensamientos abstractos” (Slama Cazacu, 1970:56)

Para que se produzca la articulación de palabras es necesaria también la existencia de un


refinado aparato fonador, lo que significa que exista una faringe y una cavidad bucal dispuesta
de tal modo que permita la articulación de sonidos. En todo caso, la idea no es profundizar en
la anatomía bucal sino en los efectos sociales que este fenómeno ha tenido sobre la
construcción de cultura.

La capacidad de comunicación es otro elemento que contribuyo enormemente al despegue


cultural pero este despegue no hubiese sido posible sin la colaboración entre miembros del
grupo puesto que un individuo solo no tiene la posibilidad de compartir y de competir. Es pues,
la transmisión del aprendizaje, lo que le asigna a la cultura uno de sus principales rasgos.

“… para aprender una lengua los niños tiene que ser capaces de probar y mejorar sus
conocimientos sobre morfemas, fonemas y gramática por medio de intercambio de
experiencias con otras personas. Es decir, que aunque los seres humanos tienen una
capacidad especifica de especie única para el lenguaje, eso no quiere decir que vamos a
aprender a hablar automáticamente tan pronto como escuchemos a otro a hablar” (Harris,
2001:79).
Todas las poblaciones humanas tienen cultura, por lo que estas se convierten en una
posesión generalizada del género Homo. Ésta es la cultura (con C mayúscula) en un sentido
general, una capacidad y una posesión compartida por los hominidos. Sin embargo los
antropólogos también utilizan la palabra cultura para describir las diferentes y diversas
tradiciones culturales de sociedades específicas. Esta es la cultura (con c minúscula) en el
sentido específico. La humanidad comparte la capacidad para la Cultura, pero la gente vive
en culturas particulares. Todas las personas se desarrollan con la presencia de un conjunto
particular de reglas culturales transmitidas de generación en generación. Éstas son las
culturas específicas o las tradiciones culturales que estudian los antropólogos (Kottak,
1.997:22).

2.2 Significado genérico y específico del término cultural


El antropólogo Edwar B. Taylor construyó una de las definiciones más acertadas sobre
cultura. La define en el contexto de las leyes del pensamiento humano y de las actuaciones
del hombre, es decir, en el ámbito de su contexto social específico. Para Taylor la cultura es

“Ese todo complejo que comprende conocimientos, creencias, arte, moral, derecho,
costumbres y cualquiera otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en tanto
miembro de la sociedad”

El término cultural es aquel que se utiliza como adjetivo calificativo para designar a todos
los hechos, eventos, situaciones, objetos o personajes que se relacionen con el marco de la
cultura entendida esta en un amplio espectro. Si tenemos en cuenta que casi todas las
invenciones del ser humano pueden ser consideradas culturales, el adjetivo podría ser
aplicado a muchos fenómenos o elementos. Sin embargo, por lo general, se lo utiliza para
hacer referencia a hechos o items entendidos como artísticos o fuera de lo común, de lo
técnico y de lo cotidiano.

2.2 Papel de la tradición en la evolución de los grupos humanos


Marshall Sahlins propuso que la evolución cultural sigue dos direcciones. Por un lado, crea
diversidad “a través de una modificación de adaptación: las nuevas formas se diferencian de
las viejas. Por otra parte, la evolución genera progreso: las formas superiores surgen de las
inferiores y las sobrepasan”

El neoevolucionismo sirvió como una de las principales bisagras entre las ciencias sociales
y las ciencias naturales, especialmente como puente con la biología y la ecología. De hecho,
su propia vocación como enfoque holístico le ha convertido en una de las corrientes más
interdisciplinarias de las disciplinas que estudian la humanidad. A partir de la década de 1960,
la ecología entró en una relación muy estrecha con los estudios culturales de corte evolutivo.
Los biólogos habían descubierto que los seres humanos no son los únicos animales que
poseen cultura: se habían encontrado indicios de ella entre algunos cetáceos, pero
especialmente entre los primates. Roy Rappaport introdujo en la discusión de lo social la idea
de que la cultura forma parte de la misma biología del ser humano, y que la evolución misma
del ser humano se debe a la presencia de la cultura.

Los científicos han seguido la evolución de la conducta cultural humana a través del
estudio de restos arqueológicos tales como utensilios o residuos carbonizados de alimentos
cocinados. Estos objetos muestran que durante gran parte de la evolución humana la cultura
se ha desarrollado con lentitud. Durante el paleolítico, o edad de piedra, las técnicas básicas
para fabricar utensilios de piedra variaron muy poco durante periodos de más de un millón de
años.

Los fósiles humanos también proporcionan información sobre la forma de evolución de la


cultura y los efectos que ésta ha tenido en la vida humana. Así, por ejemplo, durante los
últimos 30.000 años la anatomía del ser humano sólo ha experimentado un cambio
importante: los huesos del esqueleto se han reducido mucho en cuanto a tamaño y espesor.
Las innovaciones en la fabricación y el uso de utensilios y en la obtención de alimentos —
como resultado de la evolución cultural— pueden haber llevado a formas de vida más eficaces
y que requieren un esfuerzo físico menor, lo que habría dado lugar a cambios en la estructura
ósea.

La cultura ha desempeñado un papel fundamental en la evolución del Homo Sapiens. En


los últimos 60.000 años el ser humano ha emigrado para colonizar casi todas las regiones del
mundo como, por ejemplo, pequeños archipiélagos o los continentes de Australia y las
Américas. Estas migraciones dependieron del desarrollo de aspectos tales como el transporte,
los utensilios de caza y pesca, los refugios y la indumentaria. En los últimos 30.000 años la
evolución cultural se aceleró de forma sorprendente. En el registro arqueológico este cambio
se observa en la rápida expansión de los diferentes tipos de utensilios de piedra y de las
técnicas de fabricación de los mismos o en las obras de arte y en los indicios de evolución
religiosa como, por ejemplo, los enterramientos.

2.3 Técnica como mediación entre el hombre y la naturaleza


Nuestros antepasados fabricaron elaboradas herramientas de piedra, que eran muy
importantes para su supervivencia. Servían como instrumentos para la caza, para descuartizar
los animales, elaborar materiales y encender el fuego. Su caja de herramientas consistía en
objetos tales como hachas de mano, choppers, raspadores, cuchillos y puntas de lanza. Las
hachas de mano, eran muy usadas para desollar y descuartizar la caza.
Las piedras talladas representan la evidencia más abundante de las capacidades
tecnológicas de nuestros antepasados, ya que este tipo de material tiene una mayor dureza y
conservabilidad que otros materiales que también eran utilizados, como la madera. Durante
los primeros estadios de la evolución humana no aparecen evidencias de talla lítica, y así
Ardipithecus ramidus, Australopithecus anamensis, Australopithecus afarensis y
Australopithecus africanus no serían capaces de tallar industria lítica.

Hasta hace 2,5 millones de años no aparecen en los yacimientos los primeros utensilios de
piedra, aunque es lógico pensar que los primeros utensilios serían de madera, si bien no se
han conservado.

2.5 Técnicas e Historia


La evolución de las técnicas de producción y la historia de la humanidad están muy ligadas.
Permanentemente y en la medida de sus requerimientos, el ser humano ha incorporado
novedades en la utilización de materiales y técnicas para la elaboración de productos, y así
mismo, ha desarrollado nuevas formas para resolver problemas de tipo técnico cuando ha
tenido menos recurso. Es por ello que la evolución tecnológica es el proceso por el cual una
idea, técnica u objeto sufre una transformación en el tiempo, que se refleja en cambios en el
diseño.

La talla lítica se refiere a troceado intencional de la piedra, por medio de la percusión


(directa o indirecta) o de la presión, a diferencia de la técnica, posterior en el tiempo, del
pulimentado; esta fue una de las primeras técnicas que usaban nuestros antepasados para
elaborar herramientas

El tipo de industria lítica más simple sería una piedra natural sin modificar mediante la talla,
como en algunos casos se ha visto utilizar a los chimpancés en estado natural. Sin embargo,
este tipo de útiles también son muy difíciles de reconocer en el registro lítico. El siguiente paso
de la evolución cultural es el golpeo simple de una piedra contra otra, con la que se obtienen
lascas muy simples pero con filos cortantes

2.5.1 El Modo Técnico 1: Olduvayense


Las piedras talladas más antiguas conocidas proceden de Gona, un yacimiento de la región
de Hadar, Etiopía, al que se le atribuye una edad cercana a los 2,5 millones de años. La
primera asociación directa de fósiles humanos e industria lítica procede de la región de Hadar:
un maxilar muy completo (A.L. 666-1) cuya asignación al género Homo parece clara, aunque
todavía no sabemos a qué especie pertenece. El fósil se halló inmediatamente debajo de una
toba volcánica fechada mediante técnicas radiométricas en cerca de 2,3 millones de años de
antigüedad. Junto con el fósil humano se encontraron una veintena de utensilios de piedra.
Este hallazgo ha venido a reforzar la hipótesis de que Homo fue el autor de las primeras
industrias.

Sin embargo, algunos autores atribuyen dichas capacidades a otros géneros de homininos
como Paranthropus, que aparece asociado a industria lítica en numerosos yacimientos, como
Olduvai o Swartkrans, y también a Australopithecus garhi, con el que han aparecido asociados
unos huesos con marcas de corte.

Los conjuntos líticos del Modo Técnico 1 están formados por cantos y rocas tallados sin una
forma estandarizada y por las lascas que se obtienen en el proceso de talla. Estas lascas son
a menudo retocadas ligeramente. El proceso de fabricación de estos instrumentos requiere
secuencias de pocos golpes. También utilizaban cantos y rocas, sin modificar, a modo de
martillos y yunques
2.5.2 El Modo Técnico 2: Achelense

El siguiente paso en la elaboración de industria lítica es la confección de herramientas que


tienen un claro eje de simetría. El Modo Técnico 1 evoluciona hacia un tipo de talla bifacial,
donde las lascas se obtienen golpeando sobre las dos caras opuestas de un núcleo. Los
yacimientos achelenses son muy numerosos en todo el Viejo Mundo. El Achelense fue
reconocido por primera vez en el yacimiento francés de Saint Acheul, por esta razón recibe
ese nombre. El fósil tipo del Achelense, o Modo Técnico 2, es el bifaz, donde se combinan dos
filos cortantes que convergen simétricamente en una punta. El bifaz es un instrumento muy
versátil y es constante su presencia a lo largo de más de un millón de años de nuestra
evolución. Otros tipos característicos del Modo Técnico 2 son los hendedores o picos, que
también tienen un tipo de talla bifacial.

2.5.3 El Modo Técnico 3: Musteriense.


El Paleolítico Medio está caracterizado por una forma de tallar la piedra denominada
técnica Levallois. Este método que aparece hace aproximadamente 200.000 años, consiste
en preparar el núcleo con una serie de extracciones que modelan la superficie del mismo, de
forma que posteriormente se obtienen lascas de una forma determinada.

Tradicionalmente se atribuye la industria Musteriense o del Paleolítico Medio a los


neandertales. Pero en Israel se han documentado numerosas cuevas que contienen
complejos industriales del Paleolítico Medio y, mientras que en la cueva de Kebara aparecen
junto a restos de neandertales, en el yacimiento de Qafzeh (Israel) aparecen asociados a
enterramientos de Homo sapiens.

2.5.4 El Modo Técnico 4.

Gran cantidad de instrumentos del Paleolítico eran de hueso, cuerno, madera y marfil.
Estas materias primas se empiezan a utilizar sistemáticamente durante este periodo:
propulsores, puntas para caza (también llamadas azagayas), agujas y arpones fueron
realizados en cuerno y hueso. Esta variedad de instrumentos incrementó enormemente el
control de la humanidad sobre el medio ambiente. Los instrumentos del Paleolítico Superior
europeo variaron mucho dependiendo del lugar y la época. Algunos arqueólogos piensan que
esto refleja diferentes grupos de individuos, mientras que otros creen que los distintos
instrumentos reflejan diferentes escuelas o culturas.
La cronología del Paleolítico Superior de Europa Occidental fue definida por H. Breuil y D.
Peyrony a partir de las industrias líticas procedentes de abrigos y cuevas del sudoeste
francés, reconociendo cinco tipos principales de industria:

 Châtelperroniense (36.000-30.000 años). Se solapa cronológicamente con el


Auriñaciense y fue desarrollado por los últimos neandertales.
 Auriñaciense (40.000-25.000 años). Se caracteriza por la presencia por primera vez de
talla de tipo laminar con abundancia de rascadoras laterales. Puede haber sido
contemporáneo con el Perigordiense (una controvertida agrupación de los anteriores y
más tarde Châtelperroniense y Gravetiense).
 Gravetiense o Perigordiense evolucionado (27.000-19.000 años). Se caracteriza por
largas puntas afiladas, buriles, y azagayas de hueso.
 Solutrense (21.000-16.000 años). Está caracterizado por instrumentos de hojas muy
delgadas y con retoques muy profundos, denominadas "hojas de laurel". Sólo se
extiende por la Península Ibérica y Francia, y coincide con el momento de máxima
extensión de los hielos, hace unos 18.000 años. Suele realizarse sobre núcleos de
sílex previamente calentados al fuego para facilitar la talla.
 Magdaleniense (16.000-10.000 años). En él aparecen numerosos instrumentos de
hueso y cuerno: propulsores y herramientas para la pesca, como arpones y anzuelos.

Conclusión
Basándonos en los estudios planteados anteriormente podemos llegar a la resolución de
que la cultura aceleró el proceso evolutivo aproximadamente 60.000 años atrás cuando los
humanos modernos salieron de África en pequeños grupos sociales que involuntariamente
reconfiguraron el mundo en tan solo unas decenas de miles de años. La cultura se convirtió
en una estrategia de supervivencia pues adaptaron aptitudes de transmitir y desarrollar
conocimientos, habilidades y tecnología; características que hicieron más humanas las
nuevas tierras y recursos.

El ser humano se ha acondicionado a casi todos los medios de la tierra. La identidad


cultural reside sobre dos pilares fundamentales que separan cualitativamente a los humanos
del resto de las especies respecto al potencial evolutivo: el aprendizaje social y la Teoría de la
mente el cual es la capacidad de atribuir pensamientos e intenciones a otras personas. La
historia de la especie humana consiste en el triunfo progresivo de distintas formas de
cooperación que favorecía a la obtención de recursos.

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