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"Por mucho que lleguemos a saber lo que hoy somos, jamás podremos pretender

predecir lo que seremos si no conocemos lo que hemos sido…”. Julio Estrada


Icaza (historiador guayaquileño) 1917 - 1993

Estimados estudiantes, madres y padres de familia, autoridades institucionales,


del cantón y del distrito educativo Lago Agrio, compañeros y compañeras
docentes, público asistente:

¡Nuestra bandera es un símbolo de la Patria!, no debe ser concebida únicamente


como un objeto material, un simple rectángulo tricolor de tela o plástico sostenido
por una asta para ondear en marchas o partidos de futbol; al contrario, nuestra
bandera es la representación de un amplio concepto espiritual y cívico, en donde
se aglutinan valores y sentimientos que nos inspiran respeto y admiración, que
si sabemos contemplarla con los ojos del alma, veremos que es históricamente
parte importante de nuestra identidad, es uno de los caminos idóneos hacia una
ciudadanía responsable en el reencuentro con nuestra verdad, en la aceptación
de nuestro origen; fruto del sincretismo de visiones, etnias, hechos y costumbres,
con valores y virtudes propias que nos hace sentir y creer firmemente en la virtud
de ser hijos de esta tierra fértil y generosa. El pendón amarillo, azul y rojo es la
aparición de la Patria misma; ante ella, se descubren todas las cabezas,
enmudecen los labios, palpitan los corazones, las miradas acuden presurosas al
verte emerger al viento.

Pero lamentablemente para personas sin escrúpulos, este espléndido símbolo


no es más que un instrumento para ocultar oscuros intereses personales,
políticos y electoreros; sin embargo, para la mayoría de ecuatorianos, se
mantiene como recordatorio de generosas virtudes cívicas, de indomable amor
a la libertad, irreverencia, gratitud y unión entre todos sus hijos. Nuestro blasón
tricolor es el resultado de sacrificadas gestas heroicas, la idealización de los
sueños más queridos, la heredad de un país libre y soberano, gracias al valor y
coraje de quienes vienen dando su vida por verla ondear vigorosa y triunfante.

Recordemos nuestra primera bandera, totalmente roja y asta blanca, izada


durante el primer grito de independencia aquel 10 de agosto de 1809, donde
nuestros primeros héroes sacrificaron su vida por un sueño de libertad, después,
la enarbolada en Guayaquil el 9 de octubre de 1820, compuesta de cinco franjas
horizontales, tres azules y dos blancas, y en la azul del centro tres estrellas
blancas que representaban los tres departamentos: Guayaquil, Quito y Cuenca,
que después se constituyó como la base de la bandera de nuestra Perla del
Pacífico, y aquella enarbolada el 31 de Octubre 1900, fecha en la que el
congreso la declaró símbolo patrio, estableciendo el 26 de septiembre como su
día clásico, todas han sido diferentes como nosotros, como aquellas personas
que donde la ven, irremediablemente llevan la mano derecha a su pecho y
recuerdan el amarillo del sol en su cenit, el azul de su mares y cielos, y el rojo de
la sangre que ha forjado nuestra historia.

En el Decreto Legislativo de 1900, donde se oficializó el uso del emblema tricolor,


dispone para su trato las siguientes normas: - Su exposición en todos los edificios
públicos y privados con motivo de las grandes efemérides patrias. - Cuando se
trate de expresar luto la Bandera Nacional se izará hasta la mitad en señal de
pesar. - Queda prohibido totalmente izar la bandera si está deteriorada o
presenta muestras visibles de destrucción; si los colores están opacos tampoco
podrá ser exhibida. Bien se ha dicho que “No se ama lo que no se conoce” Si
ignoramos nuestros símbolos patrios, si desconocemos su dialéctica, si
despreciamos su proceso social e histórico ¿cómo podemos saber quiénes
somos?. Por eso hoy, en los 118 años de su conmemoración, os invito a
reflexionar sobre lo que representan nuestros símbolos patrios, nuestra cultura,
costumbres y tradiciones, nuestra herencia mestiza y plurinacional, espacio en
que nuestra bandera siempre ha sido y será, un símbolo de paz y unidad,
articulados en un solo ideal; el de ser libres dentro de la democracia con
oportunidades justas, con equidad, soberanía y tolerancia. Estimados jóvenes,
que en esta esplendorosa mañana celebrarán a la patria, háganlo con todo el
fervor cívica y la alegría de ser ecuatorianos, demostremos nuestro amor patrio
diciendo fuerte y claro: ¡SI JURO” y al terminar tan trascendental acto de la
Unidad Educativa …….., digamos emocionados ¡¡Viva la Patria! ¡Viva el
Ecuador!.

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