arnold Hauser sc ha constituido
en un clasico desde que aparecié
en 1951 su Historia Noe de la
literatura y el arte. Pocos libros
han tenido, en efecto, tal éxito de
critica y de publico en los ulti-
mos veinte afios. La perspectiva
sociolégica que Arnold Hauser
aplica a la historia de la cultura
es ya parte del sistema concep-
tual de todo hombre que merez-
ca llamarse «culto». «El arte y la
literatura, a partir del paleolitico,
hasta el cine moderno y el arte
de Picasso y Dali, es considerado
como florecimiento siempre im-
previsible, pero condicionado por
el ambiente y por una complicada
combinacién de premisas econd-
micas y sociales.» Bl arte y la li-
teratura son un producto social y
no pueden estudiarse sino en re-
lacién con los demas aspectos de
la sociedad en que vive el artista:
religion, economia, politica...
Arnold Hauser, nacido en Hun-
gria, estudié en Budapest y en
| Berlin, y después de vivir algin
HISTORIA
SOCIAL DELA
LITERATURA
VY DEL Al
ob
tiempo en Viena se trasladé a In-
glaterra, donde reside actualmente.
Guadarrama edita en espaiiol,
ademas de la «Historia social»
(B.0. 19, 20 y 21): «Teorias del
arte. Tendencias y métodos de la
critica moderna» (P.O. 53), «El
manierismo, crisis del renacimien-
\ to» (P.O. 39, 130 y 131); todas ellas
publicadas también en edicién de
lujo, asi como la «Sociologia del
arte» (2 tomos).
13. edicién
cruadarrama huadarramapeidn,
«ba existen-
, color, transparen-
«= partir de Ja perspectiva
++ resultado de nuestro pasado.
~sad que la del recuerdo, que la de
x
BAJO EL SIGNO DEL CINE
El “siglo xx” comienza después de la primera guerra
mundial, es decir, en los afios veinte, lo mismo que el
“siglo xix” no comenzé hasta alvededior de 1830. Pero kt
guerra marca una variacién en la marcha de las cosas
sélo en cuanto sumi jon para clegi entre
las posibilidades existentes. Las tres corrientes prineipa
les en el arte del nuevo siglo tien precursores en
el periado precedente: el eubismo, en Cézanne y los neo
clisicos; el expresionismo, en Van Gogh y Strindberg:
el surrealismo, en Rimband y Lautréamont. La continui
dad de Ja evolucién artistica corresponde a una cierts
tancia en la historia econémica y social en ef mismo
imita la vida del pleno capi
a ciento cineuenta afios y Jo hace terminar al estallar ly
guerra. Pretende incluso interpretar ef sistema de cartels
y trust de los aiios 1895-1914 como fenomeno de vejer
y como axiiero de ta erisis inminente, Pero en el periodo
anterior a 1914 sélo los sociali 1 de colapso
lel capitalismo, y en los eire sla gente esta
cierlamente segura del peligro socialista, pero no creen
ni-en las “contradicciones internas” de la economia ea
pitalista ni en ta imposibilidad de superar sus crisis
momentineas, En tales cireulos no se piensa en una
del sistema mismo, La posicién de animo confiada, ge-
heralmente hablando, continda incluso en los primeros
aiios después del fin de la guerra, y la atmésfera de la
burguesia no es, aparte de la clase media inferior, que
tiene que luchar contra terribles dificultades, desesperada
en modo alguno.
La verdadera crisis econdmiea comicnza en 1929 con la
a en Norteamériea, que pone fin a la prosperidad
co
perfodo. Sombart266 Bajo el signo del cine
de la guerra y la postguerra y revela de modo inconfun-
dible las consecuencias de Ja falta de un plan interna-
ional para la produccién y la distribucién, Entonces Ia
gente empieza a hablar dé repente cn todas las partes
de la crisis del capitatismo, del fallo de la economia
bre y de la sociedad liberal, de una eatéstrofe int
ante y de la amenaza de revolucion. La historia de los
aiios treinta es la historia de un periodo de critica social,
de realismo y activismo, de radicalizacién de las actitudes
politicas y de la conviccién cada vee mis extendida de
que s6lo una solucién radical puede servir de algo; en
otras palabras, que los partidos moderados se han acabs-
do. Pero en ninguna parte hay mayor eerteza de la erisis
que esta atravesando el modo burgués de vivir que entre
Ja burguesfa inisma, y en ninguna parte se habla tanto
del fin de la época burguesa. El fascismo y el bolehevismo
estan de acuerdo en considerar al burgués como un
daver viviente y en volverse con la misma intransigencia
contra el principio del liberalismo y mo. En
conjunto, la intelectnalidad se coloca de parte de las for-
mas autoritarias de gobierno, pide orden, disciplina, di
tadura, so Hlena de entusiasmo por una nueva Iglesia, una
nueva Escolastica y un nuevo bizantinismo. La atraccién
del fascismo sobre el enervado estrato literario, confun-
.¢ y Bergson, consiste en
5 , s6lidos, incuestionables,
y en la esperanza de librarse de Ia responsabilidad que
va unida a todo racionalismo ¢ individualismo. Y det
comunismo la inteleetualidad se promete a si misma el
contacto directo con las amplias masos del pueblo y la
redencidn de su propio aislamiento en Ia sociedad.
En esta precaria situacién los portavoces de la bur;
sia liberal no pueden pensar en nada mejor que en s
rayar las caracteristieas que el fascismo y el bolchevi
tienen en comin y desacreditar el uno por el otro, Sei
ismo sin escriipulos, peculiar de ambos, y e1
ia implacable el comin deno-
6 formas de organiz:
dido por el vi
lan el real
fentran en una tecno
minador a que pueden reducirse
Decadencia de la cultura 267
cién y gobierno", Caprichosamente prescinden de las di
ferentes ideologias entre las varias formas autoritarias
de gobierno y las presentan como meras “téenicas”, esto
es, como el distrito del entendide del partido, del admi-
nistrador politico, del ingeniero de la maquina social,
una palabra, de los managers 0 “dirigentes”. Hay, sin