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Es así que para Neus Campillo el diálogo que Arendt sostiene con Heidegger nos precisa
el concepto de comprensión, aunque de manera más puntual valdría decir que éste nos
revela tan sólo uno de los aspectos fundamentales de ésta: su carácter existencial. Se ha
señalado ya antes que la comprensión implica i) una dimensión existencial –la relación
con Heidegger–, ii) un recurso narrativo junto a una concepción crítica de la Historia –la
relación con Walter Benjamin– y iii) una articulación de lo anterior a través del
pensamiento y el juicio –la relación con Kant–. Por lo que situarnos en el diálogo con
Heidegger pone tan sólo las bases de un camino complejo que requiere ser reconstruido a
través de distintos momentos en la obra de Arendt. No obstante, podemos ir recuperando
ya, a manera de guía, la forma en la que Anabella Di Pego caracteriza la comprensión
como una hermenéutica crítico–fragmentaria2, para desde ahí ir dotando de contenido a
través de los distintos diálogos aún por desarrollar.
1
Campillo, N. Hannah Arendt: lo filosófico y lo político. Universitat de València, 2013. p. 58
2
Di Pego, A. Comprensión, narración y juicio en la obra de Hannah Arendt: Una reinterpretación a partir de
los escritos de Walter Benjamin y Martin Heidegger. Tesis de Posgrado. Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2013. p. 44 Citado de aquí en adelante como
“Comprensión, narración y juicio”.
las posibles relaciones entre ambos autores se buscarán delimitar bajo la noción de
comprensión, tratando de incorporar en la menor medida aquellos otros aspectos desde
los cuales puede plantearse una discusión. Un segundo punto consiste en que no se
pretende asumir que las nociones que se ponen en juego desde Arendt constituyan un
mero seguimiento de los desarrollos previamente realizados por Heidegger, como una
postura pasiva, sino que estos implican la incorporación de nuevos significados desde los
conceptos básicos de la teoría heideggeriana ‹‹hasta elaborar un conjunto de conceptos
que indican una nueva forma de pensar››3. Y por último, señalar que los puntos que se
habrán de poner en relación entre ambos autores son resultado más de una lectura
contextual e interpretativa que de un pronunciamiento explícito de Arendt sobre Heidegger
con respecto a la comprensión. Cabe mencionar que son pocos los textos en los que
Arendt hace explícitas sus ideas con respecto al pensamiento de Heidegger4, y que en
suma, la propuesta arendtiana resulta más una crítica al pensamiento heideggeriano –
entre otros– que se abre en dirección opuesta, que una recuperación de éste. No
obstante, se sostendrá a lo largo del texto que es posible encontrar una relación muy
estrecha entre la comprensión en Arendt y Heidegger, apoyándose principalmente en la
lectura e interpretación que hace Anabella Di Pego de ambos autores.
Situar en Arendt una hermenéutica propia requiere de sus debidas precisiones para no
caer en una lectura que termine por proponer un enfoque meramente metodológico,
limitando los alcances y posibilidades de sus propias nociones. Si bien es cierto que la
recuperación de un concepto como comprensión viene a hacer frente a una serie de
esfuerzos metodológicos que surgen desde las ciencias sociales de su tiempo por tratar
de entender el totalitarismo en Alemania, dicha crítica no surge simplemente como una
respuesta en el mismo plano, sino bien, como una propuesta para repensar el
conocimiento mismo a partir de una ‹‹nueva trama conceptual en relación con la
3
Campillo, N. Hannah Arendt: lo filosófico y lo político. Universitat de València, 2013. p. 72
4
Son tres los textos en los cuales Arendt desarrolla sus ideas al respecto de Heidegger: “¿Qué es la filosofía
de la existencia?” de 1946, “La preocupación por la política en el reciente pensamiento filosófico europeo”
de 1954 y “Martin Heidegger cumple 80 años” de 1969. En estos tres ensayos puede observarse una
transición en su pensamiento donde parte de una ardua y constante crítica, la cual se verá matizada en los
años últimos de su vida como puede observarse en el último ensayo de estos.
comprensión››5. Ante esto hay que puntualizar que este ‹‹repensar el conocimiento›› se
aterriza de manera más específica en la deconstrucción de las nociones de Historia,
Política y condición humana.
Para Heidegger, el comprender no es algo que tenga que ver en primera instancia con
los textos o las ciencias de la interpretación (las del espíritu), sino con la existencia.
Con su obra, la hermenéutica da un giro existencial; a partir de entonces ésta ya no se
concibe a sí misma como una técnica ni una metodología, sino que se trasforma en una
filosofía8.
5
Di Pego, A. Comprensión, narración y juicio p. 131. Como señala Di Pego, esto pone el peso, no tanto en el
carácter anticientificista de las críticas de Arendt hacia las ciencias sociales, como en el desarrollo de una
serie de nuevos conceptos puestos en relación con la comprensión: cristalización, acontecimiento,
imaginación, imparcialidad, entre otras.
6
Ibídem p. 121
7
Cfr. Rodríguez Suárez, L. "El problema del comprender (Verstehen) como hilo conductor en la formación de
la razón hermenéutica" en Pérez Chico, D. y Rodríguez Suárez, Luisa P. (eds.) Explicar y Comprender Madrid:
Plaza y Valdés, 2011. 83-110.
8
Ibídem p. 91
9
Bauman, Z. La hermenéutica y las ciencias sociales. Buenos Aires: Nueva Visión, 2002. p. 143
el-mundo, lo cual implica un estar con otros y un ocuparse de las cosas10. Heidegger
escribiría al respecto: ‹‹Por lo tanto, en última instancia cuanto podamos decir es
absolutamente trivial y vacío; significa sencillamente que [la existencia humana] se halla
entre otros seres y sólo puede hallarse ahí››11.
Como señala Di Pego, este desplazamiento pone al descubierto una actitud originaria del
Dasein ya no como mera contemplación de lo que se encuentra presente –lo que llamará
ser ante los ojos (Vorhandenheit)– sino ahora como un ocuparse del ser a la mano
(Zuhandenheit) en tanto su carácter de útiles, es decir, una actitud originaria de relación
con aquello que es utilizable y manejable. Resulta valioso introducir aquí una aclaración
que la misma Di Pego hace al respecto:
...no es que existan los útiles y que luego el Dasein se ocupe de ellos, lo que sería recaer
en el concepto del ente como cosa (res), sino que es en el mismo trato ocupado del
Dasein en el que los entes del mundo comparecen en tanto útiles12.
Al ser esta la actitud originaria del Dasein, el ser a la mano que se da en el estar-en-el-
mundo, la actitud contemplativa como base del conocimiento sólo puede derivarse de la
actitud originaria en tanto un ‹‹sustraerse de la ocupación››. Dicho de manera distinta,
esta actitud originaria no es otra sino la de la cotidianidad desde la cual el mundo se nos
presenta de una forma natural y no problemática y se funde así con nuestra misma
existencia. Por otro lado, el sustraerse implica la aparición del conocimiento teórico que
surge de un distanciamiento y diferenciación con algún objeto. La distinción entre sujeto y
objeto, como diferenciación teórica, sólo es posible en este sustraerse que implicaría una
especie de ruptura de la actitud originaria.
10
Cfr. Di Pego, A. Comprensión, narración y juicio
11
Citado en Bauman, Z. La hermenéutica y las ciencias sociales. Buenos Aires: Nueva Visión, 2002. p. 147
12
Di Pego, A. Comprensión, narración y juicio p. 125
Esta primera comprensión puede caracterizarse más como una precomprensión en la que
se da la relación con los útiles y que es constitutiva del modo del ser del Dasein:
Comprender el significado de algo no es más que poder utilizarlo para algo, con lo cual
no hay comprensión de un útil de manera aislada sino siempre en relación con otro
útil. Los significados de un útil, entonces, son sus posibles usos, que a su vez siempre
refieren a otros útiles, así el mundo se despliega como un plexo de significaciones. La
comprensión remite al moverse en este plexo de significaciones vinculado con el
ocuparse de los útiles13.
Cabe resaltar que este primer nivel de comprensión se vuelve fundamental y posibilita la
aparición del segundo tipo de comprensión, el cual trasciende a través de la
interpretación.
13
Ibídem p. 126
Comprender es el modo específicamente humano de estar vivo; pues toda persona
individual necesita reconciliarse con un mundo al que nació como un extraño, y en el
cual, en razón de la unicidad de su persona, sigue siendo por siempre un extraño. La
comprensión comienza con el nacimiento y acaba con la muerte14.
Di Pego recupera estos puntos para señalar cómo, si bien Arendt escribe dicho ensayo
para elucidar los elementos metodológicos no explicitados de su libro “Los orígenes del
totalitarismo”, parte de un análisis existencial al situar la comprensión como el “modo
específicamente humano de estar vivo”15. Neus Campillo reconoce también este carácter
al arrojar la pregunta: “¿Puede considerarse ‹‹la determinación fundamental del existir››
[en Heidegger] como equivalente al ‹‹modo específicamente humano de vivir››?”16
14
Arendt, H. Comprensión y Política (Las dificultades de la comprensión) en “Ensayos de Comprensión 1930-
1954”. Caparrós Editores, Madrid, 2005. p. 372 Citado de aquí en adelante como “Comprensión y política”.
15
Cfr. Di Pego, A. Comprensión, narración y juicio. No obstante, si bien dicho ensayo junto con otros aparece
en el marco de las críticas realizadas a Arendt por su forma de proceder en el análisis del totalitarismo,
difícilmente podría sostenerse que Arendt en realidad esté tratando de “elucidar” su metodología. Por el
contrario, lo que se muestra es, por un lado, una crítica de Arendt hacía el proceder metodológico de las
ciencias sociales y en particular de la ciencia política de su tiempo, y por otro, cómo a través de sus análisis,
no pretende hacer una mera interpretación de lo ocurrido, sino a su vez, poner las bases para una
deconstrucción de las nociones de lo político, lo histórico –y más adelante, de la condición humana–. Es en
este sentido que puede entenderse más una búsqueda por explicitar una postura política antes que una
metodología en los respectivos ensayos.
16
Campillo, N. Hannah Arendt: lo filosófico y lo político. Universitat de València, 2013. p. 63
17
Arendt, H. La condición humana. Paidós, Barcelona, 2005. p. 37
18
Cfr. Ibídem
mundanidad, pluralidad y la Tierra– no son capaces de responder ni de explicar lo que
somos o quiénes somos, porque su condicionamiento no es absoluto19. Así, la posibilidad
de sostener una ontología en Arendt se ve disuelta en tanto no hay un trasfondo que
defina y concluya un ‹‹qué›› sobre lo humano.
La aceptación de la realidad se relaciona así con esta comprensión previa en tanto la dota
de sentido y se mantiene en un nivel inmediato en donde transita el lenguaje popular de la
cotidianidad acrítica. Puede observarse al mismo tiempo cómo Arendt introduce una
segunda noción, la verdadera comprensión, la cual parte de la primera y será la
encargada de hacer frente a la historia y la política:
19
Cfr. Ibídem p. 38 La acción como posibilidad de ruptura sería una prueba constante de esto.
20
Arendt, H. Comprensión y política. p. 375-376
suficientemente fuerte como para acuñar una nueva palabra; nuestro segundo impulso
parece ser recuperar el control negando que viéramos nada nuevo en absoluto y
pretendiendo que ya tenemos conocimiento de algo similar; sólo un tercer impulso
puede devolvernos a lo que vimos y supimos en un comienzo. Es aquí donde empieza
el esfuerzo hacia una verdadera comprensión.
21
‹‹El hecho de que la reconciliación sea inherente a la comprensión ha dado lugar a la difundida
tergiversación de que tout comprendre c’est tout pardonner [comprenderlo todo es perdonarlo todo]. Pero el
perdonar tiene tan poco que ver con el comprender que no es ni su condición ni su consecuencia››.
Arendt, H. Comprensión y política. p.372
22
Esto se hará más evidente cuando Arendt trate de transportar el elemento de la comprensión al espacio
público y político a través del pensamiento y juicio.
El lenguaje popular en que se expresa la comprensión popular constituye así, para el
esfuerzo de comprensión, el principal descubrimiento de éste y al mismo tiempo el
mayor peligro para él23.
23
Arendt, H. Comprensión y política. p. 378
24
Di Pego, A. Comprensión, narración y juicio. p. 128
25
Sánchez, C. Hannah Arendt. El espacio de la política. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
Madrid, 2013. p.30
26
Cfr. Arendt. H. Comprensión y política
27
Un ejemplo de esto puede observarse en la crítica planteada desde distintos autores –entre quienes se
encuentra Arendt y Walter Benjamin– hacia la idea de progreso que se pone de fondo en la Historia.
mansamente a su peso como si todo lo que realmente ha sucedido no pudiera haber
sucedido de otra manera-. La comprensión, en suma, es un enfrentamiento
impremeditado, atento y resistente, con la realidad, un soportamiento de ésta, sea lo
que fuere.
Hasta aquí podemos observar cómo la comprensión en Arendt, al igual que en Heidegger
se mueve en dos planos. No obstante, valdría matizar la manera en la que en cada autor
está caracterizada y el camino hacia el cual nos arroja.
Si bien la comprensión en un primer plano, tanto para Heidegger como para Arendt,
estará relacionada con las relaciones que se establecen en la cotidianidad con los otros,
con el lenguaje popular y con lo público, se presentará aquí un distinción significativa
entre el pensamiento de ambos, la cual constituirá una de las principales críticas de
Arendt hacia Heidegger.
Por su parte, Arendt, si bien encuentra también un riesgo en el quedarse en dicho nivel de
la comprensión previa, principalmente en tanto se vierte en otras formas de conocimiento,
como el científico, hay una clara búsqueda por encontrar un lugar para la verdadera
comprensión en el espacio público, siendo éste el que constituye lo político. La
articulación de esto, como ya se ha mencionado antes, se hará posible gracias a los
desarrollos en torno al pensamiento y el juicio.
28
Heidegger citado en Di Pego, A. Comprensión, narración y juicio. p. 136
vida contemplativa por encima de la acción y que ha mostrado una actitud de sospecha
hacía lo político.
Con respecto al segundo nivel de la comprensión, ésta puede relacionarse con la manera
en la que surge el conocimiento teórico para Heidegger, como una suspensión de la
relación que se tiene con algún útil –comprensión previa– para revelar sus posibilidades.
Dicho conocimiento teórico puede ocurrir cuando ‹‹las cosas revelan que su posibilidad de
ser la mano, su aptitud para ser manipuladas, su conveniente idoneidad, no son
cualidades que puedan ser dadas por garantizadas››29. En tanto que el mundo no
mantiene una armonía inmóvil y no funciona de manera uniforme, tranquila y no
problemática, siempre está presente de manera ineludible la posibilidad del conocimiento
teórico.
Para Arendt el abordar los acontecimientos, por lo que ya se ha expuesto, no puede ser a
través de las categorías tradicionales de la ciencia y de la filosofía, por lo que la noción de
objetividad pierde su carácter de necesaria y se convierte en una limitante más que en
una posibilidad. En la réplica que hace Arendt a Eric Voegelin en medio de una serie de
críticas relacionadas a un sentimentalismo en su obra “Los orígenes del totalitarismo”, ella
escribe lo siguiente: ‹‹No puedo, en consecuencia, estar de acuerdo con el profesor
Voegelin acerca de que “el aborrecimiento moral y la carga emocional eclipsarán lo
esencial”, ya que creo que ambos factores forman parte integra de lo esencial››33. De esta
forma se hace presente la manera en la que la incorporación de la disposición afectiva
como elemento de la comprensión implica no una búsqueda por moralizar, sino por lograr
describir en medio de un análisis el fenómeno ‹‹como ocurriendo no en la luna, sino en
medio de una sociedad humana››34.
31
Arendt, H. Comprensión y política p. 393
32
Cfr. Di Pego, A. Comprensión, narración y juicio
33
Arendt, H. Comprensión y política p. 485
34
Ibídem. p. 486
La relación intelectual entre ambos autores no se agota en lo hasta ahora planteado aquí,
sin embargo, una breve revisión en torno a la comprensión heideggeriana puede
arrojarnos bastante luz para pensar la manera en la que la comprensión arendtiana se
sitúa en su dimensión existencial al i) mostrarse como una modalidad originaria de la
existencia humana; ii) desarrollarse en un doble nivel el cual corresponde, en primer lugar,
a lo cotidiano, el lenguaje popular y lo público, y en segundo lugar, a una verdadera
comprensión articulada que dota de sentido al conocimiento, trasciende la postura acrítica
de la primera comprensión y brota de la experiencia misma; iii) recupera como elemento
esencial de los acontecimientos que se pretende analizar, la disposición afectiva que
emerge en medio de una sociedad humana. Estos puntos serán fundamentales para los
siguientes desarrollos que realizará Arendt en torno a la comprensión ya en su carácter de
narración, pensamiento y juicio, así como con en su replanteamiento sobre la noción de
Historia.
Bibliografía
Bauman, Z. La hermenéutica y las ciencias sociales. Buenos Aires: Nueva Visión, 2002.
Rodríguez Suárez, Luisa P. «El problema del comprender (Verstehen) como hilo conductor en la
formación de la razón hermenéutica.» Perez Chico, D y Luisa P. Rodríguez Suárez. Explicar
y Comprender. Madrid : Plaza y Valdés, 2011. 83-110.
Ahora bien, este segundo nivel de la comprensión se traduce en la mirada específica que
busca, escarba y trae a sus manos aquello que se encontraba perdido, olvidado o
desterrado. Es la mirada del teórico de la política y del historiador, que en Arendt se
funden en uno para hablarnos de una historia que nos arroja su carácter político, y de una
política que hunde sus esfuerzos de comprensión en la historia como relatos, siempre
fragmentados, siempre abiertos. Dicho entrecruzamiento está marcado por una
reconceptualización de la Historia y por la utilización del recurso narrativo como vía de
inserción al pasado. Así, los esfuerzos de este apartado estarán encaminados a dar
cuenta de los replanteamientos que lleva a cabo Arendt, de la mano del pensamiento
Benjaminiano, en torno a la historia y la narración, para configurar, más que una nueva
metodología, una visión crítica sobre la manera de leer los acontecimientos. Esta primera
cuestión pretende sentar la base sobre la que se despliega una de las tesis principales de
este trabajo: la comprensión, entendida aquí desde la especificidad del teórico de la
política35, abre una brecha para el reconocimiento de vidas específicas, de rostros que
arrojan luz sobre los acontecimientos y posibilitan la irrupción de nuevos sentidos.
35
Es preciso señalar que en relación al espacio político, la comprensión ya no se limita a la tarea del teórico
de la política o del historiador, sino que se extiende a todo aquél que participa del espacio público, no sólo
como actor sino también como espectador. Si bien el reconocimiento que se despliega desde el espacio de
la política recupera elementos que se serán desarrollados a lo largo de este apartado, su respectiva
especificidad se habrá de trazar más adelante al ahondar sobre los elementos de lo político.