El veganismo y vegetarianismo1 son estilos de vida que se están expandiendo
rápidamente en los últimos años. Ya sea por un interés hacia la salud, el respeto a los animales, el cuidado del planeta, la práctica espiritual o la moda, cada vez son más las personas, organizaciones sociales y entidades estatales las que dialogan sobre las ventajas y desventajas de estas tendencias. En el caso del Perú, la presencia del veganismo y vegetarianismo inició hace aproximadamente 10 años, con la aparición de restaurantes que promovían una alimentación libre de insumos animales. Además, hacia la misma época surgieron muchos grupos de voluntarios que decidieron promover dichas prácticas mediante actividades informativas y culturales. Sin embargo, vivir en un país como el Perú, en donde muchos de los “platos bandera”contienen insumos animales y que el acto de comer posee una fuerte carga emocional, ha propiciado que las dietas libres de carne sean vistas como extrañas o imposibles por muchos consumidores. Ello, sumado a los precarios proyectos de alimentación saludable en el país y la falta de campañas de concientización para la defensa ambiental y animal, debilitan la aceptación de la propuesta vegana a gran escala. En la actualidad, se observa un interés creciente por la alimentación, por la nutrición, y por la salud en general. Es innegable que existe una clara relación entre la alimentación y la salud y nuestra sociedad está tomando conciencia de ello. Cada vez más estudios científicos demuestran los beneficios que una dieta rica en productos de origen vegetal tiene sobre la salud. Las empresas del sector agroalimentario se han hecho eco de este interés y están ofreciendo productos de origen exclusivamente vegetal. Se ha observado, por ejemplo, que en los supermercados las bebidas vegetales y carnes vegetales están cada vez más presentes y se están posicionando como una sólida alternativa a la leche y la carne de res.