Está en la página 1de 3

3/2/2019 Violeta persa, acrílica y pata mala | La Nación

VIOLETA PERSA, ACRÍLICA Y PATA MALA


por Historico - Domingo, 25 de Junio de 2006

DESDE TODOS LOS SECTORES SOCIALES SE DESCUELGAN MÚLTIPLES


COMPRADORES QUE SE DAN CITA EN LA HILERA DE LONAS PLÁSTICAS
QUE PINTAN DE TORNASOL LOS BARRIOS GRISES DONDE FUNCIONA
ESTE MAMBO CALLEJERO.

Por Pedro Lemebel

Los mercados ambulantes que circundan la urbe cada n de semana desparraman la


venta de ropas, muebles y trastos que van desde la placa de dientes con poco uso hasta el
CD de última delidad que alharaco vocea su acrílica ranchera. Los mercados persas son la
esta del comercio cuneta que atrae multitudes. Desde todos los sectores sociales se
descuelgan múltiples compradores que se dan cita en la hilera de lonas plásticas que
pintan de tornasol los barrios grises donde funciona este mambo callejero. Como si en la
variedad de fantasías anticuarias, importadas, pirateadas o matuteras, se invirtiera el

http://lanacion.cl/2006/06/25/violeta-persa-acrilica-y-pata-mala/ 1/3
3/2/2019 Violeta persa, acrílica y pata mala | La Nación

súper mall de crédito privado por la algarabía del remate público. Al aire libre, a todo tarro
el reggaeton guarachea, el aire con su ritmo maraco. A toda lycra, las palmeras fucsias
tornean el pecho mojado de un guapo chiloco voceando el pendrive a cinco lucas. A todo
Caribe, las orquídeas niponas ciñen el músculo estampadas con sudor en la espalda
obrera. Un trópico de fritangas y electrodomésticos que chillan como zoológico de
cantantes jubilados, bailantas raperas, abuelos metaleros y domadores de lagartos que se
enroscan en el drapeado triste de la ropa americana. Ropa usada, casi nueva y también
nueva, movida bajo cuerda con la marca invertida de Levi’s por Veli’s, o con una pequeña
falla en el cachete, que delata el acceso a la vitrina famosa por el bolsillo roto de los
trabajadores. Entonces, de compra y venta, el mercado popular traza su historia en la
mezcla de retazos arcaicos con la producción en serie de mercancías taiwanesas, made in
Japan.

Muy de mañana, los sábados y domingos, los vehículos arrastran el catre de fundo
expropiado en la UP, como también el ángel coliza que perdió la patita en los tirones por
arrancarlo del cementerio. Restos carcomidos de la burguesía, que los nuevos ricos se
pelean por inventarse un pasado aristócrata. Fragmentos nobles que terminaron en
remates, licitaciones y lágrimas regias porque el abanico de la bisabuela se lo lleva una
rota para usarlo de plumero. Así como la bacinica enlozada, que resistió por años la
artillería tronadora de su culo de reina, y ahora una pareja gay la usa de macetero.
Entonces, un pasado de esplendor baja las escaleras con la cola entre las piernas. Decae
en mudanzas al mercado persa donde platerías y tapices comparten hoy el mismo
territorio que baraja la venta del slip chino, los calcetines a tres por mil, y la muñeca
plástica descuartizada por una niñez de mocos y tierrales.

Quizás estas ferias recuerden las pulgas de otros mercados famosos, pero aquí en nuestro
persa no se mueven picassos ni rembrandts, más bien se coleccionan fotos y pósters para
tapar las grietas de las murallas. Aquí, las pulgas francesas son piojos aguardando que el
gringo se descuide para afanarle la cámara Samsung, la misma que luego se vende y
regresa siempre a surtir el negocio.

http://lanacion.cl/2006/06/25/violeta-persa-acrilica-y-pata-mala/ 2/3
3/2/2019 Violeta persa, acrílica y pata mala | La Nación

En este circo del mediodía se puede encontrar casi de todo: desde la camilla ginecológica
que recuerda la tortura de los muslos abiertos, muchos libros de la Editorial Quimantú
deshojándose al sol, cacerolas abolladas de antes y después del golpe, boinas negras,
bototos y rumbas de ropa milica (tan de moda) evaporando el camu aje del terror.
Estatuas rojas con el puño en el bolsillo, y mucho, mucho pueblo mirándose en el espejo
roñoso de este basural histórico, sin poder creer en el vaso de la UNCTAD que se salvó de
milagro. Y pareciera que por un momento re otaran los ecos de la utopía en el avalúo de
sus escorias. Sólo por un momento, un instante que se esfuma en el alboroto de un lanza
que raja cartera en mano perseguido por los guardias, que fofos lo pierden o lo dejan
perderse en el laberinto de los puestos. En n, la mañana se acaba, los deseos se alejan
más relajados con un paquete de jeans bajo el brazo. También las carpas se descuelgan y
“la perla del mercader” que no se vendió regresa a su caja con unas monedas que cayeron
por sorpresa. En algunas horas todo quedará desierto y las escobas municipales borrarán
de vestigios las aceras. Solamente una violeta persa olvidada en el apuro agoniza en su ley
de trá co y cambalache. LND

SECCIÓN: Opinión

Historico

http://lanacion.cl/2006/06/25/violeta-persa-acrilica-y-pata-mala/ 3/3

También podría gustarte