numero 2/ $8
letras y artes en revista
verano 2001
Aulicino - Echavarren - Garefa Helder
Aguilar
Kuitea - Cooke
Perloff
Kohan
Speranza
BardauilLcine
Renuncia y libertad
Sobre una pelicula de Lisandro Alonso
Eric Rohmer escribid que “el cine es, de todas las artes, la més realista’. Sin duda, sabia
lo que decia. Es que parece existir en el cine una pulsién hacia lo real que se ve reforzada
por la capacidad tecnolégica de la cémara para captar la superficie de las cosas. Uno de
los j6venes directores argentinos, Lisandro Alonso, realiz6 una pelicula llamada La libertad,
y con esta obra extrafia y solitaria respondié a los desafios que supone la afirmacion de
Rohmer: zqué puede hacer el cine con el registro de lo real?
Lad Gonzalo Aguilar
Un realismo de los indicios
“El arte exté cubierto por un velo enfermo”
Sabzian, personaje de Primer plano de
‘Abbas Kiarostami
En 1953, los jévenes que después formarian
a Nouvelle Vague asistian a la proyeccién de
Viaggio in Italia de Roberto Rossellini y descu-
brian que era posible hacer cine con muy pocos
medios. “Apenas un auto, un matrimonio y una
cimara”, comenté el entonces jovencisimo Go-
dard, El maestro Rossellini volvia a dar una lec-
cién profundizando, como lo entendié hicida~
mente André Bazin, la tendencia neorrealista de
sus primeros films. El neorrealismo no era me-
ramente una cuestién de temas (los pobres en
las calles), sino una serie de procedimientos (el
plano secuencia, la narracion eliptica y erritica,
Ia puesta en escena despojada, el uso de decora-
dos naturales) y una pulsién rabiosa por apode-
rarse de lo real. Conocer la recepeién de Rosse-
lini en Francia y la defensa que encabezaron
Bazin y sus protegidos resulta fundamental pa-
ra comprender qué cosa es el realismo en el ci-
12 milpalabras were
ne. Pero, sobre todo, para despejar las confu-
siones que provoca el traslado de las coordena-
das del realismo literario al lenguaje cinemato-
erifico.
El neorrealismo italiano surgié de entre las
ruinas de la posguerra europea y este origen lo
‘marcé para siempre: no se trataba de un realis-
‘mo que se apoyaba en las convenciones y en un
jimaginario relativamente asentado (como suce-
iG en literatura o artes plisticas), sino que apa-
recia una vez que todas las creencias habjan
‘entrado en crisis y que las certezas habian sido
arrasadas como las grandes ciudades. En el rea-
lismo literario, la sensacién de fluidez, transpa-
rencia, neuralidad y conexién naturalizada en-
tre los acontecimientos ha sido la causa de su
esplendor, asi como también la razén por la que
sus detractores se propusieran demolerlo mos-
trando su caricter de artficio, de plusvalia de la
codificacién, de ideologia de una clase (primero
Ia burguesfa, después el proletariado con el rea-
lismo socialista) que no distinguia entre lo real
y sus representaciones. En el cine, en cambio, el
neorrealismo no sélo se opuso a una serie de
peliculas que se parecian demasiado al teatro 0que se alejaban de la vida cotidiana, s
no a mostrar el carfcter inconexo y erratico del
10 que vi-
acontecimiento, su resistencia a ser inscripto en
esquemas preconcebidos. Un registro de la:
perficies (las calles, los gestos, los cuerpos,
desplazamientos) en un momento en que las
muinas no autorizaban ningiin realismo conven-
solatori
Para lograr esto, los neorrealistas italianos (el
primer Visconti, De Sica, Rossellini) se basaron
en la potencia tecnol6gica del cine, que nos en-
trega imégenes que, de un solo golpe, captan los
ifinitos detalles de Jo real (basta
or ejemplo, un plano de un autémovil o una
Sees humana con su descripcién literaria 0
PirtSrica). Es que las imagenes filmicas no son
Se asturaleza icénica o simbélica sino indicia
Fesemiinos de Peirce, signos que “responden a
sconcxiéin fisica exterior” y que se equivalen
or punto con la naturaleza”. Es decis,
que la realidad fisica deja sobre la placa
ieiats que més alli de sus aspectos forma-
Sepecedee, cleccién del objeto, encadena-
Ssporal, cic.) mantienen un resto que
ese en Ia f6rmula esto eva asi. Jus-
cional 0
ontar,
tamente, la virtud de los defensores del realismo
durante la década del cincuenta, como André
Bazin o Sigfried Kracauer, a quienes solamente
un despistado puede acusar de ingenuos, fue
que desplazaron el debate sobre la imagen cine~
matogrifica del orden icénico al indicial. El rf-
hizo al hablar de la afinidad del
cine con la realidad fisiea, y el francés, al sostener
la primacia de la percepcisn sobre el significado
y el cardcter dinémico y renovador de lo que
denominé Lima
tico alemén
ge-fait neorrealista, “Un frag-
slidad anterior al sentido”: asi defi-
iéndose a la
mento de
nié Bazin a la imagen-bec
of dbica fr
dria a recalat, a fines de los 60, en Cahiers dis
Cinéma, lar
Con una concepcién de la cultura como sistema
de signos, los iconofébicos argumentaban que
habia un vinculo necesario entre predominio de
la burguesfa y representaci6n realista (“nos dedi-
camos ~escribié uno de ellos, Philippe Sollers—a
desmontar los mecanismos de la literatura bur-
guesa de manera critica, elaborando los organis~
mos formales no recuperables por la ideologia
burguesa de la representacién clésica"). Mu
remota tradici6n ic
fa que él mismo habfa fundado.
miipalabess ewe