Está en la página 1de 1

LA CLÍNICA DEL CASO

María Camila Pérez Suárez


13/03/2019

La completitud y el deseo

Como lo dice Agamben en su seminario, hay una íntima conexión entre lo negativo, la
muerte y el lenguaje en el ser del humano. El caso que aquí compete (donde es importante
recordar que toda estructura universal no se encuentra más que en cada caso específico)
hace una buena síntesis de la relación antes señalada. En este, la paciente es puesta desde el
Otro del lenguaje en una posición de puro objeto de goce y además apoyado por un
fantasma que desea justamente la muerte de su hija, en este caso el objeto.

Y como esta persona se identificó siempre con ese lugar otorgado, nunca puedo ubicarse
como sujeto deseante, la falla simbólica no podía articularse; y como se trata de la
formación de un cuerpo que se cree completo, esta falla debió aparecer en lo real. Hay dos
textos de Estanislao Zuleta que se quisieran traer a colación, en uno le hace la crítica al
ideal; pues al tener como objeto de deseo la satisfacción total, no hay un querer el deseo por
sí mismo que nos confrontaría con la dificultad (en Elogio a la dificultad). En el otro
muestra cómo el sujeto mismo se llena de prohibiciones una vez arma su personaje (el yo),
y que si se cree demasiado el personaje puede llegar a negar su propio deseo (esto en
Marxismo y psicoanálisis).

También y sin querer ir muy lejos, es pertinente recordar cuando un Heidegger temprano,
caracteriza la existencia inauténtica como alguien muy apegado a su personaje, aquél que
hace lo que todos dictan hacer o hacen. Pero también describe a la existencia auténtica,
como aquella que reconociendo su posibilidad más propia, la muerte, empieza a ser en el
mundo de otra manera, se da cuenta de las posibilidades que la inauténtica le negaba.

Es así como volvemos a la paciente del caso, en principio aferrada a reconocerse desde el
deseo del Otro, preguntando qué quiere y obteniendo como respuesta: muerte; queriendo
mantener una imagen completa de ese Otro, negando su propio ser deseante. Pero, una vez
se entera (una vez se coloca en el lugar de querer saber) que su muerte está anunciada y que
podría ser muy pronto; cuando accede al saberse finita y a reconocer su posibilidad más
propia, entra a reconocerse como sujeto deseante. Quien pregunta está colocando en escena
su falta, la incógnita surge allí donde hay un vacío, es así como el lazo transferencial que
hace con el analista también la muestra por fin como sujeto de un deseo.

También podría gustarte