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PLANTEL MONTEVIDEO
MAESTRÍA EN TANATOLOGÍA
Integrantes:
Generación: 34
Mayo, 2018
EL RITUAL FUNERARIO EN MÉXICO
Esmeralda:
La muerte de un ser querido implica para los vivos un trauma emocional, por un lado
demanda aprender a vivir sin la persona y por otro lado la visión del cuerpo inanimado,
inerte y sin brillo vital nos pone en contacto con la realidad de nuestra propia finitud.
A nivel social, la muerte de un ser querido genera dolor, tristeza y desesperación en los
seres cercanos y la familia, no volver a ver a la persona, platicar con ella o sentir el consuelo
de su presencia implica el rompimiento y fin de una historia de relación. En los primeros
momentos los sobrevivientes cercanos pueden tender a negar la muerte o a tratar al ser
inanimado como si estuviera vivo, buscar su comodidad y evitarle el frío, sostener su
mandíbula y cerrar sus ojos para que en un primer momento parezca dormido, es decir,
parezca vivo. Estas acciones son en un nivel psicológico una acción adaptativa que permite
la estabilidad psicológica de los vivos ante las demandas de la nueva situación.
El ritual funerario en México muestra sus raíces tradicionales arcaicas en los pueblos,
donde vida y muerte conviven mediante la conceptualización del “ente espiritual”. Un ser
vivo es asumido como cuerpo vital enraizado en la tierra, este cuerpo vital contiene a su
“ente espiritual” el cual está enraizado en lo celestial y cercano a Dios, mismo que ante la
muerte es liberado. A nivel simbólico, la pérdida de la vida implica el rompimiento de la caja
del cuerpo viviente y el ente espiritual es capaz de viajar hacia su última morada cercana a
Dios y a los ya fallecidos.
Se concibe la posibilidad de convivencia entre los seres espirituales en “el otro mundo”, el
reencuentro con familiares fallecidos quienes reciben y guían al recién llegado, sin embargo
el recién muerto pasa por un proceso de transición durante el cual puede no decidirse entre
dejar sus raíces afianzadas a la tierra o aceptar su vivencia en el mundo espiritual.
Marcela :
El ritual funerario en México tiene la función de apoyar a los vivos en el proceso de transición
entre la aceptación de la pérdida y la adaptación a la nueva vida sin la persona fallecida. El
llanto inunda a las personas el cual es expresado públicamente por la mujer o es reprimido
principalmente por el género masculino quien debe mostrarse fuerte en todo momento.
La vivencia del ritual funerario en la familia tradicional presenta diferentes etapas la cual se
muestra en el siguiente relato que pretende describir el proceso de transición adaptativa en
los aspectos emocionales, de acción y de relación, así como su efecto en el proceso de
aceptación de la muerte. Se relata la experiencia de una familia que habita en Tlalnepantla,
Estado de México, cuyas raíces familiares se encuentran en poblados del Distrito Federal,
específicamente en Nativitas y en el pueblo de Tacuba.
El abuelo ha muerto después de una larga enfermedad, los hijos se han mantenido atentos
algunos a distancia, otros iniciando trámites. La esposa se mantiene junto al finado sentada
junto a su cama, se mantiene en duelo, desconsuelo y desesperación. Recibe a los hijos,
miembros de la familia y vecinos. Toca constantemente la nariz del abuelo señalando que
está fría, que deben dejarlo sobre la cama donde le da el sol para que no le de frío, le cubre
con la palma de la mano cálida la punta de la nariz con la esperanza de calentarlo, lo cual
implica la no aceptación de la realidad de la muerte. Abraza a los recién llegados, sus
nietos y sobrinos. Con desesperación, no permite que se lleven al cuerpo a la sala hasta
que lo vean los más cercanos, se pide a los nietos más pequeños besen al cuerpo muerto
como si estuviera dormido, dándole su último adiós.
Los allegados ocupan toda la sala, el lugar se mantiene en silencio, la abuela ocupa el lugar
más céntrico y cercano al muerto, sus hijos y nietos junto a ella quien mantiene la calma. El
compadre forma una cruz de cal abajo del ataúd, la cual es cercada por veladoras.
Las personas que llegan dan sus condolencias a los cercanos, se les invita a comer, las
mujeres se van a la cocina a preparar el café, la atención se centra en atender a los que
llegan y entre los miembros se genera una sensación de asociación y utilidad, de este modo
se reorganiza la atención hacia el mundo social, hacia lo exterior. Ante la llegada del
sacerdote se inicia la ceremonia. El ritual de la misa estabiliza el estado emocional de los
allegados, propicia la auto reflexión y centra la atención en las etapas de la ceremonia. El
cuerpo inanimado es aceptado como un cuerpo muerto, con el auxilio del sacerdote y las
oraciones se guía al espíritu hacia su nueva morada.
Al otro día la familia se organiza ante la llegada de la carroza que llevará el ataúd al recinto
donde será incinerado. En la carroza va el hijo mayor, los que tienen auto llevan a los
asistentes y a la familia, de ese modo se afianza el sentido de comunidad.
En el recinto donde será incinerado se piden tres testigos que son los más cercanos a la
familia, el hijo mayor y el menor, así como un sobrino. Estos testigos asumen el papel de
representantes de la persona fallecida por lo que deben de ser elegidos y deben
considerarlo como un honor, el cual no puede ser rechazado. Antes de incinerarlo deben
revisar la ropa que no tenga nada y notan que el cuerpo tiene una sonda que deben
retirar. Después de que meten al cuerpo salen los testigos.
La familia expectante debe salir del recinto, llevan sillas y otros miembros de la familia les
proporcionan agua y alimentos, se preparan ya que el proceso durará tres horas. Durante
ese tiempo la familia puede conversar discretamente, esta conversación se convierte en
sectaria, donde se manifiestan críticas y reclamos. La hermana del abuelo reclama que su
hijo no haya sido tomado en cuenta para la reunión final con los hijos, señala que su hijo se
siente excluido no obstante tomó al abuelo como un padre, considerándolo un
desaire. Estas acciones ponen de manifiesto que el proceso de transición coloca a la gente
en la vivencia del mundo real, deja de centrarse la atención en el muerto y la pérdida y se
centra en el exterior y en los problemas de los vivos.
Ante el inicio del proceso de incineración, se acepta la inminente transición del cuerpo una
vez vivo hacia el mundo de los muertos. La familia recupera su tranquilidad al contar con
un representante del abuelo, alguien que a su modo asumirá su rol, el cual es tomado por
uno de los hijos, el que se mantiene más cercano a la madre. La organización familiar
vuelve a establecerse y a recuperar su equilibrio. La abuela retoma entonces su
tranquilidad.
El hijo mayor no está presente para recibir las cenizas y las lleva el hermano menor, se
presentan reclamos de aquellos que se han sentido excluidos, críticas hacia aquellos
ausentes, las preocupaciones y congojas se centran en temas sociales.
De regreso en casa, las cenizas ocupan un lugar en la habitación del finado, representan al
abuelo y se mantienen con una veladora encendida, una imagen religiosa y flores frescas,
los nietos más cercanos le hablan al abuelo que se vivencia “en las cenizas”, le expresan
lo mucho que se le extraña. A nivel simbólico, las cenizas del abuelo ocupan un rol de
transición entre los vivos y el mundo espiritual, su cuerpo vital se ha convertido en ceniza y
su espíritu se mantiene presente entre la familia.
En la sala se mantiene la cruz de cal que anteriormente había puesto el compadre bajo el
ataúd, esta se encuentra rodeada con veladoras y flores frescas, recuerda a los allegados
de la reciente pérdida y hace saber a los vecinos de ésta. La cruz de cal adquiere un “poder”
en el proceso de transición, ya que durante el tiempo en que se encontraba bajo el ataúd
tuvo la función de “absorber” el espíritu del abuelo, desde este punto de vista ya no es
simplemente cal, sino una sustancia blanca que guarda la esencia espiritual del abuelo, por
lo que no debe ser deshecha o pateada por error, siendo cercada por veladoras o señales
de luz.
Es alrededor de esta cruz de cal donde los deudos dirán el novenario, una persona
especialista guiará la oración ante los deudos a las 19 hrs. durante nueve días. El ritual
consiste en orar secciones del rosario durante aproximadamente una hora, posterior a este
evento a los asistentes se les convidará con café y galletas y se despedirán discretamente,
sólo quedarán los más cercanos tomando decisiones respecto a la familia.
Pasados los nueve días el compadre llaga con un utensilio hecho por él mismo para
recuperar del piso cuidadosa y respetuosamente la cruz de cal que asume la función de
sustancia espiritual. Para este efecto se ha instruido a la familia para que forre una caja de
cartón con papel negro, la cruz de cal es dividida en cuatro secciones, representando a los
cuatro hijos del abuelo, cada hijo debe tomar cuidadosa y respetuosamente su parte y
depositarla en la cajita. Como no se encuentra el hijo mayor, es el sobrino, aquel que se
había sentido desairado, el que es elegido para asumir el papel del hijo mayor ausente, de
este modo se busca restablecer una alianza y reconciliación con él y su familia,
consolidando el sentido de unión y el equilibrio organizacional con la familia extensa, ya
que todos estos eventos no se mantienen como secretos sino que se manifiestan entre las
pláticas de los allegados. De no restablecerse la reconciliación se generan facciones y
resentimientos que amenazan la unión.
No obstante una de las hermanas del abuelo ha roto lazos con la familia al señalar su
inconformidad con que el abuelo haya sido incinerado ya que ella reclama que siendo el
abuelo su familiar más cercano no tiene lugar a dónde visitarlo, orarle, arreglarle sus flores
y platicarle. Al sentirse despojada de este derecho decide romper con la familia y no
participar en los rituales, se unen a ella dos hermanas más quienes cortan relaciones con
la familia. Lo anterior pone de manifiesto que la muerte no se vivencia como el fin de una
relación sino que la relación con el finado se mantiene a nivel simbólico con el espíritu del
fallecido a quien se le vive presente en la experiencia de los vivos para que de este modo
se siga escribiendo una historia con él que contenga futuro.
Pasado el novenario se organiza una ceremonia religiosa, cuando concluye, los asistentes
llevan hacia el cementerio la caja que contiene la cal, que es introducida en la tierra donde
se encuentra la tumba del finado, para este efecto la tumba todavía no ha sido cubierta por
una losa, posterior a este evento se organiza una comida que represente el fin de este ritual
funerario.
En este caso como el cuerpo fue incinerado la cruz de cal no se puede llevar a la tumba,
entonces la cajita con la cal se mantiene en casa, junto a las cenizas y se realiza la comida
donde se manifiesta la convivencia familiar, los temas no se centran en el muerto, lo cual
indica una aceptación de su condición.
Las cenizas y la cal se mantienen en casa apoyando el proceso de aceptación de la pérdida,
indican la convivencia entre cuerpo y espíritu. A su alrededor se mantienen diariamente
encendidas las veladoras, la imagen religiosa y las flores frescas, la veladora representa la
luz que indica el camino, la imagen religiosa da consuelo y señala la última morada y las
flores frescas hacen referencia a lo vital. Estos elementos se mantienen en el dormitorio
donde duermen la abuela y la nieta.
Lo anterior refleja que la presencia del símbolo del fallecido ha dejado de realizar su función
de consolación, se asume que el proceso de aceptación y adaptación ha concluido y estos
elementos simbólicos ahora pueden ocupar un lugar fuera de la casa en un nicho.
Sacar las cenizas muestra a nivel simbólico que los vivos ya pueden vivir sin la presencia
de la persona fallecida y ésta última debe ser guiada fuera de casa hacia su última morada
que se encuentra en el mundo espiritual. Las consignas indican que de no hacerse esto
existe el riesgo de que el fallecido no encuentre su camino, se enraíce en la casa, empiece
a manifestarse y no pueda descansar en paz.
Al sacar las cenizas de casa se concluye con el rito de pasaje y se manifiesta que la pérdida
ha sido aceptada y se ha reiniciado la vida sin la persona. Sin embargo se mantiene la
alianza entre los vivos y los muertos por lo que se le seguirán ofreciendo misas y se
mantendrá su memoria en rituales de continuidad como los realizados el día de muertos el
1 y 2 de noviembre.
Angélica:
En la actualidad algunas funerarias los ritos funerarios se han vuelto un negocio, que más
haya de apoyar a los dolientes, tal parecerá que agravan más el pesar, ya que dichos
servicios salen más caros, debido a una parte a la previsión de dichos servicios, sin
embargo habrá quienes si tengan previsto estos servicios para cuando se llegue el
momento, sus familiares no tengan una pesar menos. En la actualidad la tecnología en
cuanto a los servicios funerarios está cobrando un auge, sobre todo en países desarrollados
y con una economía más estable, y una previsión para ese último adiós, a través de pólizas
de gastos funerarios, en México aún no se llega a tanta accesibilidad por los costos de
dichos servicios, sin embargo habrá sectores de la población que puedan costear dichos
eventos.
Funerarias como Gayosso desde hace algunos años han implementado este tipo de
servicios, como florería virtual, urnas ecológicas que se pueden deshacer en el mar.
Funerales ecológicos nacen como una iniciativa ética, ecológica y medio ambientalmente
sostenible frente a los usos comunes de la industria funeraria.
Suelos naturales: los que no contemplan conservar el paisaje, pero que deben cuidar de
las características y composición del suelo natural, para aprovechar también la
potencialidad del proceso de descomposición del cuerpo humano.
Los ataúdes de los entierros verdes están hechos de materiales biodegradables (madera
liviana, papel o fibras naturales como el mimbre).
La criogenización (del griego κρύος [kryos] que significa "frío", "helado", "gélido") es la
preservación a bajas temperaturas (criopreservación) de seres humanos que la medicina
contemporánea ya no puede mantener con vida, con el objetivo de tratarlos médicamente
y reanimarlos en el futuro.
Enviar las cenizas al espacio proceso en el cual una parte de las cenizas o todas de tu ser
querido son enviadas al espacio.
Estela :
RITUALES FUNERARIOS
En México han llegado personas de diferentes países y existen varias religiones, las
cuales realizan el rito funerario a su manera, en el siguiente cuadro se explica algo de
esto:
CONCEPCIÓN DE LA
RELIGIÓN RITUAL
MUERTE
Judía Se considera un proceso La autopsia no está contemplada dentro de
natural de la vida. La las leyes judías a menos que la ley del país
muerte así como la vida así lo requiera, y deberá ser mínimamente
tiene un significado y son intrusiva.
parte del plan divino. Los Todos los judíos fallecidos son tratados con
judíos creen dignidad e igualdad.
fervientemente en que los Los judíos siempre son enterrados bajo tierra,
muertos serán no cremados.
resucitados y que • Apenas al morir, se deben cerrar los ojos, su
aquellos que vivieron una cuerpo se cubre y se colocara en el suelo.
vida haciendo el bien, • Nunca se debe dejar solo al cuerpo por
serán recompensados. respeto hasta que sea enterrado.
• Las personas que acompañan al cuerpo se
llaman guardianes o Shomerim, y no deben
ingerir alimento y bebida alguna en
presencia del fallecido, ya que se considera
una falta de respeto y una burla.
• El servicio de “guardián” es voluntario,
meritorio y de extremo respeto.
• El cuerpo es lavado en señal de purificación
(Tahara), siempre personas del mismo
género que el cadáver, nunca se colocará
boca abajo, y se viste con una túnica de lino
blanco tradicional (Takhrikhin).
• El cuerpo se coloca en ataúd de madera
(Aron) con varios orificios para no interferir
en el proceso natural de volver a la tierra.
• El cuerpo debe ser enterrado lo ante
sposible, no se entierra con joyas o ningún
otro objeto.
• El cuerpo no se muestra nunca a los
presentes por considerarse una falta de
respeto.
• No se usan flores, ya que se consideran
frívolas e innecesarias.
• Es tradición judía el arrancarse parte de la
vestimenta sobre la zona del corazón (si el
fallecido es el padre) o sobre el lado derecho
del pecho (si es otro miembro cercano de la
familia). A esto se le conoce como K´riah.
Se utiliza por siete días, pero si el fallecido
es el padre o la madre se usan por 30 días;
se debe ofrecer las condolencias a estas
personas aunque no se conozcan.
• El Anninut es el tiempo entre la muerte y el
entierro, la familia crecana expresa su dolor
y no se reciben visitas o llamadas para dar
las condolencias.
• El servicio fúnebre es simple, de unos 20
minutos de duración.
• Luego del entierro es costumbre que la
familia tenga que lavarse las
manos. Después del entierro, un amigo
cercano prepara la primera comida sólo
para los dolientes cercanos. Esta cena es
una importante tradición judía que simboliza
la continuidad de la vida. Después de esta
cena se podrán recibir las condolencias.
• No se permite el uso de música, se espera
que la familia no asista a celebraciones en
los próximos 12 meses.
• Tres periodos de duelo judío:
Periodo de Shiva: El día del entierro es
contado como primer día de Shiva y
continúa por siete días.
La familia doliente se queda en casa
durante el período de Shiva y es la
comunidad judía la que visita a la familia
para brindar su apoyo y consuelo.
Período de Shloshim: Este es el período
de treinta días (Shloshim significa
Treinta en hebreo) donde la familia del
fallecido se reincorpora a sus trabajos,
escuela, etc. Durante este período no
se escucha música, cortarse el pelo,
afeitarse, maquillarse y ningún otro tipo
de forma de celebración.
Período de Avelut: Este es el período
observado por los hijos del fallecido y
dura doce meses contados desde el día
del entierro. Las fiestas, conciertos,
teatros, etc. deben ser evitados. El hijo
(s) del difunto deberá recitar la oración
del Kaddish todos los días.
María Patricia:
Rituales Póstumos / Día de muertos
Ritual : Es una serie de acciones, realizadas por su valor simbólico. Están basadas en
algunas creencias como:
• Religión
• Ideología política
• Acto deportivo
• Tradiciones
• Recuerdos
• O la memoria histórica de una comunidad
Se realizan por diferentes razones, tales como la adoración por un Dios, lo que
correspondería a un ritual religioso.
Desde la época prehispánica en México, los indígenas han rendido culto a la muerte y la
han concebido como una dualidad de vida, parte del ciclo de la naturaleza. Al llegar los
conquistadores, el culto a la muerte se fusionó con la religión católica, dando origen a la
tradición del Día de Muertos durante el 1 y 2 de noviembre de cada año. En estas fechas
los mexicanos celebramos a nuestros muertos acudiendo a los panteones para adornarlos
con flores y en nuestros hogares colocamos altares, para que las almas queridas
abandonen el más allá y vaguen unos cuantos días por el mundo, visitando a su familia, su
casa y amigos.
Tradicionalmente los altares tienen niveles, y dependiendo de las costumbres familiares se
usan dos, tres o siete niveles. Los altares de dos niveles, los más comunes hoy en día,
representan la división del cielo y de la tierra; los de tres niveles representan el cielo, la
tierra y el inframundo, aunque también se les pueden referir como los elementos de la
Santísima Trinidad. El tradicional por excelencia, es el altar de siete niveles, que
representan los niveles que debe atravesar el alma para poder llegar al lugar de su
descanso espiritual. Cada escalón, es cubierto con manteles, papel picado, hojas de
plátano, palmillas y petates de tule; cada escalón tiene un significado distinto.
✓ Arco. Representa la entrada al mundo de los muertos y está adornado con flores y,
en algunos casos, frutos.
✓ Representación de los elementos naturales. El viento está representado por papel
picado. Un vaso de agua sirve para calmar la sed del espíritu. El fuego se representa
con velas, veladoras y cirios encendidos. La tierra, con semillas y frutos.
✓ Aromas. El copal era considerado una esencia sagrada en las culturas
prehispánicas y suele ser un elemento indispensable en el altar de muertos. Otros
aromas presentes son: flores de cempasúchil, infusiones de hierbas como laurel,
tomillo y romero.
✓ Alimentos. Deben ser del agrado del difunto, quien solo puede disfrutarlos una vez
al año. Tradicionalmente, platillos típicos como el mole y los tamales están
presentes. Las calaveritas hechas de azúcar, chocolate o amaranto representan que
la muerte puede ser dulce. El pan de muerto es un elemento moderno de los altares.
También se colocan bebidas alcohólicas que el difunto disfrutaba como cerveza,
tequila o pulque.
✓ Objetos personales. En los niveles terrenales, suelen colocarse pertenencias del
occiso, especialmente si eran objetos queridos y apreciados. También se
acostumbra colocar una fotografía del difunto en la parte central.
✓ Simbología religiosa. Ocupa los niveles superiores del altar y está conformada por
cruces, figuras y estatuillas de santos, vírgenes y ángeles.
Por ejemplo en Izucar de Matamoros, Puebla, además de colocar sus ofrendas de día de
muertos tienen la tradición de colocar altares llamados “tumbas”, para los difuntos que
recien muerieron en el periodo de noviembre a septiembre, se les hace solo una vez
después de que murieron y posteriormente solo se les coloca altar de día de muertos.
Son muy parecidos a las ofrendas de día de muertos, van de piso a techo, se hacen con
referencias de lo que al difunto en cuestión le gustaba, se colocan flores, fotos, imágenes
religiosas y comida, sin embrago se hace un camino de flores de cempasúchil desde la calle
hasta la “tumba” para guiar a los difuntos y a los vivos que deseen acompañar a la familia
y observar detenidamente la “tumba”, la familia que realizó la “tumba” ofrece comida como
pozole, tamales, pancita, etc., a las personas que acuden al domicilio.
Al final el día de muertos es un ritual funerario que se realiza para recordar a las personas
que partieron y saber que van a estar presentes en la vida de su familia inclusive después
de su fallecimiento.
Bélgica A.
En nuestro país, como ya se ha visto, existen varias creencias, que mucho van a depender
del lugar geográfico, estrato social, religión que se profese, hasta el tipo de muerte que se
haya tenido, ya que si se presume homicidio los cuerpos no podrán ser incinerados.
Algunas personas desean que su recuerdo perdure, y sean recordados por sus obras,
aportaciones a la ciencia, arte, cultura, deporte, pero habrá otros que sean recordados por
sus actos delictivos, estilo de vida, etc.
Existen servicios de todo tipo, y para el bolsillo de las personas, en este sentido cabe
destacar que en algunos casos resulta ser hasta incomodo ver el tipo de funeral que se le
puede hacer a un narcotraficante, sobre todo al norte, desde tirar balazos, llevarle banda
para cantarle, arreglos de flores ostentosos, lo que más llama la atención es el lugar donde
sus restos reposarán, los hay desde lápidas, y criptas sencillas, mausoleos tradicionales,
hasta casas.
Funerales tematicos: Son eventos no muy comunes, en donde es mas un evento de exhibición,
ya que se viste al difunto (a), según su estilo de vida, profesión.
EDGAR
CONCLUSIONES
Los ritos en cualquier sociedad, dan testimonios de que en todas las culturas ha existido
un conflicto entre la vida y la muerte. De allí que los rituales funerarios sean el reflejo de
una obligada aceptación a las dicotomías que ambos conceptos representan. Y aunque el
acto de morir debe asumirse como un proceso más de la vida, tiene una connotación socio-
cultural de tal importancia, que todas las culturas ofrecen respuestas y la enfrentan
mediante la celebración de diferentes rituales, desde una óptica personal, social y religiosa.
Lo más característico de los rituales funerarios es su conformación sobre la base de un
mundo simbólico que determina la visión de la vida y de la muerte de una cultura específica,
por tanto, suponen estrategias simbólicas que la colectividad emplea para regular las
relaciones que surgen en su cultura. Es decir, con los rituales funerarios, se hace una
representación de la vida y de la muerte en la que símbolo, mito y rito se articulan para
establecer un contrato un especie de contrato.
Bajo esta postura, los integrantes de cada cultura construyen el sentido de la vida por medio
de imágenes y símbolos que rodean las múltiples actividades sociales que cobran vida
según las necesidades de cada pueblo. El rito revive la unión del grupo y por lo tanto
también contribuye a la construcción de su identidad, de esta manera el acontecimiento de
la muerte se convierte en uno de los fenómenos más ritualizados. Lo que cobra valor de
estas aseveraciones es que el ser humano tal como se conoce hoy, ha vivido ritualmente,
y en la búsqueda de una continuidad para su existencia, trata de ir al encuentro de
garantizar su supervivencia.
Las personas realizan los más insólitos rituales funerarios para dar respuesta a sus
necesidades, tanto religiosas como espirituales, por consiguiente, estas prácticas
mortuorias son símbolos que regulan las relaciones entre los individuos y sus culturas; son
utilizados para rendirle culto no a la muerte sino a la vida. Esta relación vida / muerte
constituye una expresión muy significativa del tributo que se le rinde a la vida. Este juego
de relaciones ocurre en el marco de las instituciones que lo regulan, de tal manera que cada
individuo, según la creencia que se genere de su cultura, actúa en consecuencia ante las
normas que rigen la realización del ritual, lo que explica por qué cada civilización tiene sus
ritos específicos, con una ideología también específica.
Es de suma importancia mencionar que a través de los tiempos siempre a existido el
dominio sobre estos ritos y celebraciones el poder económico y la posición social que cada
una de las personas fallecidas tenga, ya sea poder adquisitivo, posición social, cargo
público entre otras.
Todo lo dicho hasta ahora sirve de fundamento para afirmar que la celebración de ritos
funerarios, desde la antigüedad hasta la era actual, tiene como función primordial otorgar
un sentido, un significado al proceso irreversible que supone la separación con la persona
que se va, al tiempo que promueven el acceso de su alma a la nueva existencia que
encontrará en el más allá.