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3 FUNDAMENTOS EPISTEMOLÓGICOS
3.1.1 Cognición
POSTULADO 3.1
Todo acto cognitivo es un proceso en algún sistema nervioso, humano o no.
POSTULADO 3.2.
Todos los animales con un sistema nervioso tienen sistemas neuronales
comprometidos y algunos también sistemas neuronales plásticos.
POSTULADO 3.3.
El aprendizaje es una función específica de algunos sistemas neuronales
plásticos.
DEFINICIÓN 3.2.
De toda actividad (función) neural que involucra un sistema neuronal
plástico que ha adquirido una conectividad regular se dice que es
aprendida.
COROLARIO 3.1.
No existe el conocimiento heredado.
3.1.3
“Conocimiento en sí mismo”
DEFINICIÓN 3.4.
Designe p una pieza de conocimiento explícito. Entonces p es objetivo si y
sólo si,
(i) p es público (intersubjetivo) en alguna sociedad, y
(ii) p es testeable conceptual o empíricamente.
DEFINICIÓN 3.5.
Denote s un sujeto y p una pieza de conocimiento. Entonces:
POSTULADO 3.4.
Podemos llegar a conocer el mundo, aunque sólo de manera parcial,
imperfecta (o aproximada) y gradual.
3.2.1 Percepción
POSTULADO 3.5.
Cualquier conocimiento sobre ítems fácticos no es directo o pictórico, sino
simbólico.
3.2.3 Observación
Sostenemos que no todo acto de percepción es una observación. Así,
distinguimos la percepción espontánea de la percepción dirigida y
selectiva u observación. En el primer caso miramos las cosas; en el
segundo las buscamos. Cuando miramos la multitud que pasa somos
espectadores; cuando buscamos a un amigo entre la multitud, somos
observadores.
Al ser selectiva, la observación depende de nuestras expectativas, de
nuestro fondo de conocimiento y de nuestro sistema de valores (o
intereses.) Esto es, personas con diferentes trasfondos, actitudes
cognitivas y sistemas de valores ven el (único) mundo que hay de
manera más o menos diferente. En resumen, no existe la percepción
inmaculada que estipulan los empiristas. Como no hay observación
pura, se ha vuelto popular decir que la observación esta cargada de
teoría. Entendemos que ésta es una expresión desafortunada porque
la mayoría de los observadores no conoce ninguna teoría
propiamente dicha. Por lo tanto, la expresión guiada por hipótesis
parece preferible.
La observación puede ser directa, es decir, sin ayuda de
instrumentos, o indirecta o conducida con la ayuda de algún
instrumento, como un estetoscopio o un microscopio electrónico. Sin
embargo, la mayoría de los hechos no son directamente observables:
piénsese en electrones o cuásares, en genes o poblaciones, en
colisiones atómicas o eventos históricos, en organismos extintos o
procesos neuronales. Llamamos a tales cosas o hechos inobservables
transfenoménicos.
El término ‘transcendental’, aunque tradicionalmente tenía el
mismo significado, hoy está cargado de connotaciones teológicas y
por eso es mejor evitarlo. Tampoco hablamos de “entidades teóricas”,
como a menudo se hace, porque los hechos ni dependen de teorías ni
son “teóricos” en cualquier otro sentido (recuérdese sección 1.8.1).
Sólo puede ser teórico nuestro conocimiento de tales hechos. En
otras palabras, el que hipoteticemos la existencia de una cierta
entidad inobservada o inobservable puede ser motivado o guiado por
consideraciones teóricas, es decir, que puede ocurrir en un contexto
teórico, pero no vuelve teórico al hecho mismo al cual la hipótesis
(verdadera o falsamente) se refiere.
Los científicos han ideado literalmente miles de medios para
extender al alcance de nuestros sentidos, porque sospechan que la
realidad abarca más que las apariencias. Vale la pena mencionar que
sólo algunos de dichos medios, como la balanza o los binoculares,
extienden el alcance de los sentidos humanos. Muchos otros, como el
contador Geiger y el microscopio electrónico, no son ojos, oídos o piel
extrasensitivos, sino herramientas sin precursores biológicos. Sin
embargo, todos ellos suministran hechos directamente observables,
tales como castañeteos, movimiento de agujas sobre cuadrantes o
cuadros sobre un monitor de computadora.
Podemos por lo tanto decir que todo el conocimiento sobre
cuestiones fácticas consiste en, alguna observación directa. (Éste es
el ingrediente empírico del realismo científico.)
Las ciencias históricas, como la cosmología, la geología, la
paleontología (partes de la) biología evolutiva y la arqueología, no
están exentas de esta condición. Debido a que los científicos
históricos no pueden observar eventos en el pasado, la mayoría de
sus observaciones está limitada a restos de tales como fósiles o
herramientas prehistóricas. Por eso deben conjeturar el posible uso de
esas herramientas o la posible morfología de los organismos
extinguidos. Sin embargo, al hacer esto confrontarán sus hipótesis
con otros hallazgos, por ejemplo, al comparar los fósiles con
organismos recientes. Esto significa, más allá de la cantidad de
especulación histórica en la que puedan embarcarse los científicos,
que en algún punto está involucrada alguna observación, aunque no
sea más que para comparar la cosa o el proceso por explicar con
algún ítem ya conocido.
Un campo de investigación que no implica observación en absoluto
es estrictamente formal (es decir, lógico, matemático o semántico) o
puramente especulativo y por lo tanto no científico.
3.2.4 Dato
3.3 INDAGACIÓN
3.3.1 Intuición
3.3.2 Método
AB A B.
A. B A.B.
DEFINICIÓN 3.7.
Una hipótesis h es profunda = df h contiene al menos un concepto
transempírico (aparte de cualquier concepto lógico o matemático.) De otra
forma, h es superficial.
DEFINICIÓN 3.8.
Llámase mecanísmica a una hipótesis, si y sólo si conjetura algún
mecanismo. Si no, se la llama fenomenológica.
[4]
(x) (Ax Bx),
(x) (Bx Dx).
[5]
Todos los A son D, o (x) (Ax Dx)
[6]
xt = k xt-1, o xt+1 = k xt.
Como las hipótesis, las teorías pueden ser más o menos profundas.
Por ejemplo, la electrodinámica cuántica, que construye los rayos de
luz como haces de fotones, es más profunda que la electrodinámica
clásica, y ésta a su vez es más profunda que la óptica ondulatoria, la
cual es más profunda que la óptica geométrica. La genética molecular
es más profunda que la genética clásica, ya que explica a la genética
en términos moleculares, mientras que la genética clásica trataba a
los genes como cajas negras. Y una teoría biopsicológica del
aprendizaje es más profunda que una teoría conductista del
aprendizaje, ya que explica al aprendizaje como un refuerzo de las
conexiones neurales.
Debido a todo lo que se dice sobre la profundidad de las hipótesis
en la sección 3.4.3 también vale para las teorías, no necesitamos
repetirlo aquí. Baste recordar que una teoría somera trata a sus
referentes como cajas negras con entrañas invisibles. A menudo se le
llama fenomenológica, por entenderse que representa fenómenos o
apariencias. Este nombre es en realidad engañoso, porque incluso las
teorías “fenomenológicas” contienen conceptos que denotan
propiedades imperceptibles, entre ellos: energía, entropía y
temperatura en el caso de la termodinámica, modelo de las teorías
“fenomenológicas”. Por esta razón, teoría de caja negra o caja vacía
son nombres más adecuados. En contraste, una teoría de caja
traslúcida es una que da cuenta de la composición, estructura y
dinámica de sus referentes. Finalmente, teoría de caja gris es la que
representa las entrañas de sus referentes de forma esquemática.
La teoría más profunda es la que postula algún mecanismo a un
nivel de organización inferior: es una teoría mecanísmica multinivel,
en contraste con una teoría fenomenológica de nivel único. El
mecanismo no tiene por qué ser mecánico: puede ser
electromagnético, químico, biológico, económico, político o lo que
fuere. En la mayoría de los casos el mecanismo es imperceptible, por
lo que debe conjeturarse antes de ser encontrado.
No hace falta decir que si la teoría es científica el mecanismo debe
ser experimentalmente accesible, no importa cuán indirectamente.
Una teoría profunda no sólo nos dice (parte de) lo que ocurre sino
también en virtud de qué mecanismo ocurre. Así, tiene poder
explicativo. Es más, puede resultar de interés práctico, ya que si
conocemos cómo funciona una cosa podemos intervenir en su
mecanismo a nuestra conveniencia.
= aMb
3.5.7.1 Definiciones
3.6 COMPRENSIÓN
3.6.1 Explicación
3.6.1.1 Descripción
3.6.1.2 Subsunción
Premisa 2. b es un mamífero
donde ‘M’ simboliza algún mecanismo tal como la división celular. (Por
ejemplo, la primera premisa podría ser “Para todo x, si x es una
bacteria, entonces x se reproduce por división celular” y la segunda
“Si x se reproduce por división celular, entonces la descendencia de x
crece geométricamente”.) Ahora bien, las dos premisas generales de
(ii) de manera conjunta traen como consecuencia la premisa general
de (i).
Los fenomenistas y convencionalistas podrían decir que esto
demuestra que M es prescindible. Un realista, sin embargo, concluye
en lugar de eso que la explicación subsume a la subsunción, lógica,
epistemológica y ontológicamente: lógicamente porque toda
explicación es una subsunción pero no a la inversa;
epistemológicamente porque la explicación presupone más
conocimiento que la subsunción; y ontológicamente porque la
explicación se sumerge de manera más profunda en el tema que la
subsunción al apuntar a algún mecanismo (conjeturado o establecido,
perceptible o imperceptible.) En otras palabras, la empresa de la
explicación es la de conocer niveles de la realidad cada vez más
profundos. En consecuencia, al igual que las hipótesis y teorías, las
explicaciones vienen en varias profundidades: una explicación E1 es
más profunda que una explicación E2 si y sólo si E1 involucra más
niveles del sistema que E2. (Para el concepto de nivel, véase sección
5.3.)
Como mecanísmico es un neologismo, estarán bien algunas
observaciones. Descartes y sus seguidores requerían que todos los
mecanismos fueran estrictamente mecánicos. La física de campos, la
biología evolutiva y otros desarrollos científicos han relajado esta
condición. Hoy entendemos que los mecanismos – procesos en cosas
– no tienen por qué ser mecánicos o mecanísticos: pueden ser físicos,
químicos, biológicos, psicológicos, sociales o mixtos. Pueden ser
naturales o artificiales, causales o estocásticos, o una combinación de
ambos. La única condición para que un mecanismo sea tomado en
serio en ciencia moderna es que sea material, legal y escrutable (en
ves de inmaterial, milagroso y oculto.) En resumen, no debemos
confundir ‘mecanísmico’ con ‘mecanístico’.
Hemos denominado ‘subsunción’ a lo que la mayoría de los
filósofos llama ‘explicación’. El desarrollo clásico de esta operación es
el de Hempel y Oppenheim (1948), usualmente denominado modelo
deductivo-nomológico de la explicación, o en forma resumida modelo
D-N, que ha sido criticado en varios aspectos desde sus comienzos.
(Véase también Hempel, 1965; para una [algo sesgada] historia de la
noción de explicación científica, véase Salmon, 1989.) Tomemos nota
sólo de dos críticas. La primera es que el modelo D-N concierne
únicamente a los aspectos lógicos de la explicación. Sin embargo,
como afirmamos antes, la explicación también involucra aspectos
extralógicos, en particular epistemológicos y ontológicos. Así,
deberíamos evitar explicaciones en contextos abiertos; es decir, las
premisas explicativas no deben ser conjeturas erráticas sino que
deberían pertenecer a teorías (sistemas hipotético-deductivos.) La
segunda desventaja es que concierne a la subsunción teórica, no a la
explicación genuina. Sostenemos que una explicación genuina es la
que invoca algún mecanismo u otro, ya sea causal o estocástico
(probabilístico).
Para ser considerada científica, una explicación debe satisfacer
tres condiciones: (a) lógica: debe ser un argumento válido (no falaz);
(b) semántica: al menos una de sus premisas debe referirse a algún
mecanismo u otro; (c) metodológica: sus premisas y conclusión(es)
deber ser testeables, y de preferencia razonablemente verdaderas.
Otro desiderátum es que la(s) generalización(es) del explanans no
sea(n) de carácter omniexplicativo, esto es, no deberían proponerse
explicar casi cualquier hecho. Ejemplo de hipótesis omniexplicativa es
una que recurre a la voluntad de Dios, como es el caso de las
“explicaciones” creacionistas (véase, p. ej., Mahner, 1989; Sober,
1993.) Dictum de omni, dictum de nullo.
Para terminar, podemos decir que la explicación es un proceso
epistémico que involucra tres componentes:
(a) un explicador o animal que hace la explicación;
(b) el o los objetos de la explicación, es decir, lo que se está
explicando;
(c) las premisas explicativas o explanans.
Todos los explicadores que conocemos son seres humanos. Si se
dice que una hipótesis o una teoría explican tales y cuales hechos, es
una elipsis. Sólo un sujeto cognoscente es capaz de explicar hechos
con ayuda de una teoría y datos. Los objetos de la explicación son
hechos; y las premisas explicativas son las hipótesis y los datos
involucrados en la explicación.
Desde un punto de vista histórico podría resultar interesante notar
que, aunque la presente distinción entre subsunción y explicación
mecanísmica fue introducida por el mayor de los autores en 1967
(Bunge, 1967b), ha resurgido bajo el nombre de ‘concepción óntica de
la explicación’ (véase, p. ej., Salmon, 1989: 182ss).
3.6.2 Predicción
3.6.3 Unificación
3.6.3.1 Reducción
La reducción es un tipo de análisis (es decir, una operación
epistémica) que se relaciona con conceptos, proposiciones,
explicaciones o teorías, o sus referentes. Se conjetura o demuestra
que el objeto reducido depende de algún otro con prioridad lógica u
ontológica sobre él. Si A y B son ambos constructos o entidades
concretas, reducir A a B equivale a identificar a A con B, o incluir a A
en B, o aseverar que todo A es un agregado, combinación o promedio
de B, o bien una manifestación o imagen de B. Es afirmar que aunque
A y B parecen muy diferentes uno de otro en realidad son lo mismo, o
que A es una especie del género B, o que todo A en alguna manera
resulta de B – o, planteado más vagamente – que A “se reduce” a B o
que “en el último análisis” todos los A son B.
Los siguientes son ejemplos de reducción, justificada o no, en el
campo de la ciencia básica.
Los cuerpos celestiales son cuerpos ordinarios que satisfacen las
leyes de la mecánica; el calor es movimiento molecular al azar; las
reacciones químicas son dispersiones inelásticas de átomos o
moléculas; los procesos vitales son complejas combinaciones de
procesos químicos; los seres humanos son animales; los procesos
mentales son procesos cerebrales y los hechos sociales resultan de
acciones individuales, o a la inversa.
Comencemos por la reducción conceptual. Reducir un concepto A a
B es definir A en términos de B, donde B se refiere a una cosa,
propiedad o proceso en el mismo nivel o en uno más bajo (o más alto)
que el de los referentes de A. Tal definición puede denominarse
definición reductiva. Por ejemplo, una definición reductiva reduce el
concepto de calor (en termodinámica) al concepto de movimiento
molecular azaroso (en mecánica estadística). En otras palabras, una
definición reductiva es una que identifica conceptos que
anteriormente se habían tratado por separado. Ésta es,
incidentalmente, la razón por la cual las definiciones reductivas son
denominadas usualmente ‘fórmulas puente’ o ‘principios puente’ en
la literatura filosófica. También se les llama ‘hipótesis puente’ (Nagel,
1961), porque a menudo son propuestas originalmente como
hipótesis.
Podemos distinguir tres tipos de definición reductiva de un
concepto: (a) del mismo nivel, o Ln → Ln; (b) descendente, o Ln → Ln-1 o
microrreductiva, y (c) ascendente, o Ln → Ln+1, o macrorreductiva.
Ejemplo de la primera (Ln → Ln): “Luz =df Radiación electromagnética”.
Ejemplos de la segunda (Ln → Ln-1): “Calor =df movimiento atómico o
molecular aleatorio”, “Mutación genética =df Cambio en la estructura
de una molécula de ADN”. (Este tipo de reducción de hecho ha
permitido a los genetistas distinguir mutaciones genéticas de varios
tipos, tales como mutaciones de sustitución, mutaciones de
desplazamiento de marco, etc.) Ejemplo de la tercera (L n → Ln+1):
“Animal alfa =df El animal que ocupa el máximo rango en un grupo de
coespecíficos”.
La reducción de una proposición resulta de reemplazar al menos
uno de los predicados que aparecen en ella con el definiens de una
definición reductiva. Por ejemplo la proposición “Los organismos
heredan material genético” es reductible a “Los organismos heredan
moléculas de ADN”, en virtud de la definición reductiva “Material
genético =df Agregado de moléculas de ADN”. Se dice que la
proposición dada ha sido reducida. Mientras que los valores de verdad
se conservan bajo estas transformaciones, no así los significados,
porque son contextuales.
El análisis de la reducción de una teoría es algo más complejo.
Para empezar, distinguimos reducción de restricción. Así proponemos:
3.6.3.2 Reduccionismo
La condición (i) excluye las teorías que no tienen nada que ver una
con la otra. La condición (iii) se agrega porque, en principio, hay una
cantidad infinita de posibles fórmulas cemento. Finalmente, nótese la
diferencia metodológica entre las fórmulas cemento y las fórmulas
reductivas o puente mencionadas en la sección 3.6.3.1: las últimas
son definiciones; las primeras, postulados.
La integración se produce no sólo a nivel de teorías, sino también a
nivel de disciplinas científicas enteras. Una disciplina que conecta dos
o más disciplinas científicas se denomina interdisciplina. Más
precisamente, una interdisciplina (a) se superpone parcialmente con
dos o más disciplinas en la medida en que contiene problemas,
referentes, conceptos, hipótesis y métodos que involucran conceptos
específicos de las disciplinas dadas, y (b) contiene hipótesis (o
posiblemente teorías) que sirven de puente entre las disciplinas
originales. Ejemplo de tales interdisciplinas son la biofísica, la
bioquímica, la biogeografía, la psicología fisiológica y la
neurolingüística. (Más sobre integración e interdisciplinariedad con
referencia a las ciencias biológicas en Darden y Maull, 1977, así como
Bechtel, ed., 1986.) Es más, el éxito de las interdisciplinas existentes
justifica la estipulación de que dos campos de investigación científica
cualesquiera pueden ser conectados mediante uno o más campos de
investigación. Cada una de estas interdisciplinas exitosas contribuye
a cimentar la unidad de la ciencia.
REGLA 3.2. Se considera cada ítem cognitivo – ya sea dato, hipótesis, teoría,
técnica o plan – sujeto a revisión; cada comprobación como recomprobable
y cada artefacto, imperfecto.
POSTULADO 3.6. Todo ítem cognitivo, toda propuesta y todo artefacto que
valga la pena perfeccionar pueden seguir siendo mejorados.
3.7.4.1 Medición
3.7.4.2 Experimento
A diferencia de la medición de tipo inintrusivo, todo experimento
involucra cambios controlados en el objeto de estudio. Es más, un
experimento puede definirse como una acción controlada llevada a
cabo por una persona sobre algún otro objeto o sobre una parte de sí
misma, con el propósito de resolver algún problema cognitivo o
práctico concerniente al objeto de experimentación, y tanto que la
persona es capaz de recibir, registrar y analizar la reacción del objeto
a esa acción. Así, lo común de todo experimento en contraste con la
mera observación, es que el experimentador controla al objeto y su
entorno (Bunge, 1983b).
De esta manera, pace Mayr (1982) y otros, no hay “experimentos
naturales” (Naturexperimente). La naturaleza sólo cambia – a veces
gradualmente y a veces catastróficamente – y los científicos pueden
observar y analizar algunos de estos cambios. Así, los
Naturexperimente pertenecen a los llamados ‘experimentos ex post
facto’, que en realidad no son experimentos sino eventos no
planeados analizados en retrospectiva. Similarmente, los
experimentos del pensamiento (Gedankenexperimente) no son
experimentos genuinos.
Un experimento pensado consiste en imaginar qué pasaría si
ciertos hechos fueran a ocurrir o hubieran, o no hubieran ocurrido. Por
ejemplo, las simulaciones por computadora son experimentos
pensados. Los Gedankenexperimente no tienen fuerza validatoria
pero pueden provocar hipótesis interesantes.
En realidad, el mismo diseño de un experimento real es un
experimento pensado. Y todo estudioso del pasado está
constantemente haciendo “experimentos” de pensamiento.
Volvamos a los experimentos reales. Un dispositivo experimental
(o equipo) es un sistema concreto con al menos tres componentes: el
objeto de estudio x un objeto que suministra un estímulo (entrada) de
alguna especie a x, y un objeto que monitorea la respuesta (salida) de
x ante el estímulo. (En el caso de microobjetos tales como moléculas,
el instrumento de medición está ligado al objeto medido vía un
amplificador de alguna especie.)
Un experimento en x consiste en
(a) someter a x a un estímulo y observar su respuesta;
(b) observar la salida del mismo objeto x o alguno del mismo tipo
cuando no está sujeto al estímulo, y
(c) comparar las respuestas y determinar si la diferencia entre
ellas es significativa, es decir, debida al estímulo antes que atribuible
al azar o a idiosincrasias de x.
El diseño y la interpretación de todo experimento presuponen una
cantidad de hipótesis, de manera que los datos obtenidos mediante
experimentos dependen de las hipótesis y a menudo de las teorías.
Estas presuposiciones pueden agruparse en genéricas, esto es,
compartidas por todos los experimentos, y específicas, es decir,
propias de cada tipo de experimento. Las últimas consisten
especialmente en hipótesis y teorías acerca de la naturaleza y el
comportamiento de los objetos o medios experimentales. Las
presuposiciones genéricas son de dos tipos: filosóficas y estadísticas.
Como los principios estadísticos de la experimentación se explican
ampliamente en los libros de texto relevantes, nos enfocaremos en
los presupuestos filosóficos, que apenas si son analizados de vez en
cuando. Estas presuposiciones filosóficas son:
1. Realismo ontológico: Los miembros de los grupos experimental
y de control, así como los instrumentos de medición, existen
realmente, aunque algunos de los objetos hipotetizados pueden ser
imaginarios. Esta suposición es necesaria porque, si todas las cosas
involucradas en un experimento fuesen ficciones de nuestra
imaginación, entonces los experimentos imaginarios resultarían
suficientes: todos los experimentos serían Gedankenexperimente.
2. Legalidad: Todos los objetos en el experimento se comportan
legalmente. Se necesita esta suposición porque no tendría sentido
ejecutar experimentos si la naturaleza fuese a dar “respuestas”
significativamente diferentes cada vez que planteamos la misma
“pregunta”, o si los instrumentos se comportasen arbitrariamente.
Como nuestro tema principal es la filosofía de la biología, el
presupuesto de legalidad merece alguna elaboración. Como se
mencionó antes, necesitamos comprobar el resultado de los
experimentos por razones metodológicas repitiéndolos con el mismo
objeto o con objetos del mismo tipo.
3.8.1 Verdad
3.9 PROYECCIÓN
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