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El Ojo Del Fotografo + TXT Intro Español
El Ojo Del Fotografo + TXT Intro Español
Introducción.
La cosa en sí.
Más convincente que cualquier otro tipo de imagen, una fotografía evoca la
presencia tangible de la realidad. Su uso fundamental y su aceptación más amplia
ha sido como un sustituto del sujeto mismo, una versión más simple, más
permanente, de visión más clara de la realidad.
Nuestra creencia en la verdad de una fotografía se basa en nuestro
convencimiento de que el lente es imparcial y dibujará el sujeto tal cual es, ni más
noble ni más malo. Esta creencia puede ser ingenua e ilusoria, ya que a pesar de
que el objetivo dibuja el tema el fotógrafo lo define, pero aún persiste. La mirada
del fotógrafo nos convence al grado de parecer que esconde su mano.
El detalle.
Una vez que dejó su estudio, para el fotógrafo fue imposible copiar el
esquema del pintor. No podía dirigir las escenas de una batalla, como Uccello o
Velázquez, que juntaban elementos que habían estado separados en el espacio y
en el tiempo. Ni podía ordenar o rehacer las partes de su imagen para construir un
diseño que le parezca mejor.
De la realidad que se encontraba delante de él, sólo podría elegir aquella
parte que le pareciese relevante, consistente y que pudiera llenar su placa. Si no
podía mostrar la batalla, explicar sus propósitos y estrategias, o distinguir sus
héroes de sus villanos, podía mostrar lo que era demasiado común para ser
pintado: el camino vacío sembrado de balas de cañón, el barro incrustado en las
ruedas del carruaje, las caras anónimas, la figura sola rota en la pared.
Intuitivamente buscó y encontró el detalle significativo. Su trabajo, incapaz
para la narración, giró hacia el símbolo.
El encuadre.
El tiempo.
Las fotografías mantienen una especial relación con el tiempo, ya que solo
describen el presente.
En los comienzos de la fotografía las exposiciones fueron largas. Si el sujeto
se movía, su imagen múltiple describía también una dimensión de espacio y
tiempo. Quizás fueron esos accidentes los que sugirieron el estudio fotográfico del
proceso del movimiento, y más tarde, de las formas virtuales producidas por la
continuidad del movimiento en el tiempo.
Los fotógrafos encontraron un inagotable tema en el aislamiento de un
simple segmento de tiempo. Fotografiaron el caballo en medio del galope, la
expresión fugitiva de la cara humana, los gestos de la mano y del cuerpo, el bate
encontrando la bola, la gota estallando al caer sobre un platillo de leche.
Más sutil fue el descubrimiento de aquel segmento de tiempo que Cartier-
Bresson llamó el momento decisivo: decisivo no por el momento exterior (el bate y
su encuentro con la pelota) sino porque en ese instante, el flujo cambiante de
formas y recorridos fueron percibidos como un logro de balance, claridad y orden.
La imagen se transformaba así, por un instante, en una fotografía.
El punto de toma.
Si el fotógrafo no podía mover su sujeto, podía mover su cámara. Para ver
el sujeto de manera clara, y también frecuentemente para verlo entero, tenía que
abandonar un punto de toma normal y disparar su fotografía desde arriba, o desde
abajo, o de más cerca o más lejos. O desde atrás, invirtiendo el orden de
importancia de las cosas, o con el sujeto principal de su fotografía medio
escondido.
De sus fotografías aprendió que la apariencia del mundo era más rica y
menos simple que lo que su imaginación hubiera supuesto.
Descubrió que sus fotografías podían revelar no solo la claridad sino
también la oscuridad de las cosas y que estas misteriosas y evasivas imágenes
podían también, en sus propios términos, parecer ordenadas y significativas.