Está en la página 1de 8

Fabián Alvarado.

040250042012

ECONOMIA; CIENCIA Y PODER.

En el siguiente ensayo se hará una crítica a la economía moderna como disciplina


de las ciencias sociales, discutiendo así su metodología y rigurosidad científica,
demostrando así como la economía olvido su verdadero objeto de estudio,
fracasando como ciencia social, a su vez se tratara de igual forma desmontar
algunos argumentos erróneos de teóricos clásicos y neoclásicos a partir de una
interdisciplinariedad en economía con algunas otras ciencias que nos sirven de
ayuda científica y específicamente en base con la historia del pensamiento
económico. Empezaremos entonces desmintiendo el hecho de que los
economistas son científicos tan parecidos incluso iguales con cualquier ciencia
dura como afirma León walras.

“Algunos historiadores del pensamiento moderno han venido criticando


la profesión de los economistas por su fallida rigurosidad científica,
señalando que ella disfraza su ignorancia sobre los complejos procesos
sociales bajo una jerga técnica y matemática, la cual les permite posar
de científicos duros”. (McCloskey, 1986; Stettler, 1995)

Esta crítica se debe principalmente a que los economistas modernos basados en


la teoría ortodoxa neoclásica se alejaron tanto de la realidad que tal como lo
afirma Manfred Max-Neef, elaboran modelos económicos los cuales la realidad
debe adaptarse al modelo y no el modelo a la realidad, pues muchos economistas
han abandonado la idea de conseguir un mejor conocimiento del mundo real, con
el fin de transformarlo y, por el contrario, decidieron que su laboratorio es un
cuarto con una calculadora haciendo problemas matemáticos y asumiendo
supuestos los cuales son contradictorios a la realidad para facilitar así su estudio
olvidando el verdadero sentido del estudio, tan solo importando aparentar ser
científicos, sin ningún poder de pronosticación ni solución a los problemas sociales
complejos que vive el mundo real. Pues estos supuestos restringen y excluyen
factores importantes en el estudio del mundo real. Así cada vez más se cita el
fracaso de los economistas por haber olvidado que es el propio comportamiento
humano-económico su objeto de estudio.
Esto podría decirse, la economía y los economistas se excluyeron tanto de las
ciencias sociales pero ¿a qué se debe esta separación ilógica del economista de
su propio objeto de estudio? La respuesta se encuentra inmediatamente en su
teoría predominante ortodoxa Neoclásica llamada así por los mismos teóricos del
siglo XIX como economía pura. Inequívocamente podría decirse que esta pureza
de la que ellos hablan consiste en una concepción del homo-economicus (hombre-
económico) separado de su contexto social y, más explicablemente, en una
renuncia al intento de convertir la economía en una parte de una teoría general de
la sociedad como pretenden estos neoclásicos.
Es decir, el economista trata de estudiar un ser humano separado de todo su
contexto social llamándolo externalidades del modelo pensando así que no es
pertinente incluir otras ciencias humanas para comprender el hombre-económico,
afirmando así que su comportamiento económico no es influido por factores
sociales e individuales separándolo y despojándolo de su propia naturaleza
humana. Error grave, pues así el economista pretende creer que no hace parte del
estudio del hombre como ser social si no que estudia un ideal hombre que se
emancipa de todo el mundo para tomar decisiones económicas como si fuera una
ciencia aparte y apática a la ciencia social.
Estos fracasos en la economía nos llevan inmediatamente a preguntarnos ¿Por
qué los economistas aún no se percatan de su equivocada teoría? Esta pregunta
nos lleva necesariamente al lugar donde se construye el conocimiento universal de
la economía y toda la ciencia. La universidad, es este lugar al que cae todo el
peso de la academia de la humanidad, por tanto solo esperaríamos que el súper
héroe de la economía venga de dicho lugar, ese súper héroe que reviva la
economía. Pero esta teoría nace en el siglo XIX y aun en el siglo XXI no se ha
derrumbado.
En las últimas décadas se ha visto como en las universidades elites del mundo se
ha eliminado del plan de estudios en economía a la Historia del pensamiento
económico argumentando así que solo sirve para contar anécdotas y perder el
tiempo viendo así cosas que ya otros antes hablaron y resolvieron, de esta
manera se omite teorías diferentes a la ortodoxia de forma dogmática y nula al
debate, pues ya todo está dicho y dado.
Pero ¿Cuál es la importancia de la historia del pensamiento económico
realmente? Joseph Schumpeter, autor de la Historia del Análisis Económico
(1954), invoca tres razones que, a su entender justificarían el estudio de las
teorías económicas del pasado. En primer lugar, las ventajas pedagógicas
derivadas del conocimiento de la historia de la economía actual; en segundo lugar,
su papel como fuente de inspiración para nuevas ideas y por último, una vaga y
genérica referencia al afán por “comprender el espíritu humano”.
En contraposición a esta, Karl Popper con su escuela “falsacionista” hablaba que
el desarrollo del conocimiento científico, es el repetido derrocamiento de teorías
cientistas y su reemplazo por otras mejores. Es claro decir que esta escuela solo
habla de las ciencias duras.
Entonces ¿Es lógico eliminar la historia del pensamiento de las aulas de economía
en el mundo? Para los ortodoxos si lo es, pues se identifican con la postura de
Popper, y es claro que es una viva imagen de la separación de la economía con
las demás ciencias sociales; es esa arrogancia de pretender y parecer una ciencia
dura, donde el progreso del conocimiento justifica el olvido de la historia y consigo
las teorías anteriores.
No se puede olvidar ni negar que la economía a diferencia de las ciencias duras a
lo largo de la historia ha producido teorías no por el afán al conocimiento si no por
resolver las necesidades de cada época histórica, Entonces existen otras teorías
que han dicho todo lo contrario a los neoclásicos pero durante los últimos 300
años, siempre y no equivocadamente Keynes afirma que los de la mainstream
(neoclásicos) proporcionaron cierta justificación a la libertad de acción de los
capitalistas. Por tanto tuvieron el apoyo de la fuerza social dominante que se
hallaba tras la autoridad. (1935).
Ya asumiendo la verdadera importancia de la historia del pensamiento económico,
analizaremos errores fundamentales en la teoría económica partiendo así del
llamado padre de la economía Adam Smith, quien tuvo que lidiar en una sociedad
la cual argumentaba el derecho y toda su estructura social en base a las leyes
divinas, es decir, leyes dictadas por Dios.
“La contribución de Smith puede inscribirse dentro de la gran corriente
de pensamiento denominada ilustración europea; que era liberar a los
hombres del miedo y construirlos en señores; era el desencantamiento
del mundo. Pretendía disolver los mitos y derrocar la imaginación
mediante la ciencia”. (Horkheimer y Adorno, 1966).
Siguiendo su contexto social, el adversario de Smith fue el oscurantismo medieval,
pues estas estaban en contra a los cambios económicos expansivos en el
comercio, industria y crédito, por el contrario Smith quiso justificar este cambio
como natural de la evolución del hombre y es aquí donde entraremos a analizar
este autor, pues Smith dicta que existen unas leyes económicas en la sociedad
pero que a su vez no son leyes divinas. Pero ¿si estas leyes no las da Dios,
entonces quién?
Smith afirma que no son divinas, pero tampoco naturales, como las que rigen la
física, la biología, la química, etc. Son leyes del hombre, leyes de la sociedad en
su conjunto, desde el individuo hasta la sociedad. Asumiendo así que no fue una
autoridad quien las impuso. ¿Y cuál es el origen de estas leyes económicas?
Las leyes económicas no se fundan en un pacto colectivo, es decir, no fue un trato
entre todos los seres humanos para dictar cuales iban a ser esas leyes, puesto
que esto contradice la afirmación que no fue una autoridad quien las impuso al
hombre, de esta forma quedan dos explicaciones del origen de estas leyes
económicas.
Según Aristóteles y la filosofía griega el hombre está conformado por algo a lo que
llamaron dualismo, pues el hombre está compuesto por cuerpo y alma, donde el
cuerpo es su estado natural apetitivo, y su alma entendida como su razón.
Partiendo de este hombre como hombre en su totalidad, podría ser la razón
individual, es decir, la voluntad consiente de cada hombre. Pues si una acción o
modo de actuar resulta satisfactorio individualmente y esta conducta ocurre con
cada uno de los individuos entonces esta conducta se impondrá como una ley
económica. Por lo tanto las leyes económicas son esencialmente racionales, ya
que provienen de la voluntad consiente de cada individuo.
La segunda explicación podría ser asociada con la naturaleza humana, la otra
parte del dualismo, es decir, inclinaciones innatas del ser humano. Entendiéndose
así como un instinto natural del hombre.
Necesariamente, para poder aprobar alguna de estas dos opciones como
explicación de su origen tendría que estudiarse cada una de ellas, esto produce
una dificultad metodológica, pues ¿existe un método para estudiar la conciencia y
el instinto de un solo individuo? O ¿Cuáles son las cualidades e impulsos del
hombre natural?
Sócrates en su afán e interés por comprender el ser humano en su totalidad
propone con una frase célebre “conócete a ti mismo” estudiar el ser, es decir,
como bien dice Hobbes y otros pensadores, que el método de conócete a ti
mismo, que no es más que una introspección, es el método para descubrir la
naturaleza pura del ser, pues esta introspección es despojarse de todas las
costumbres, históricas, psicológicas y sociales para poder adentrarse así mismo
en un hombre netamente natural.
Por otro lado, existe el método empírico, que sería algo como estudiar una
sociedad primitiva aun existente para determinar que característica de ese hombre
en aquel estado aún subsiste en la sociedad capitalista, pues ese algo seria innato
del ser humano.
Aun así, es claro que ninguno de estos recursos es demasiado convincente, pues
que tan posible es una introspección de tal magnitud, o concluir de una sociedad
primitiva algo tan universal.
Estos intentos de derivar dichas leyes de la naturaleza humana, conllevan
necesariamente a que Smith naturalice al régimen cambiario en su época, es decir
el capitalismo, es decir, el capitalismo es un paso evolutivo del hombre.
Pero ¿Cómo es posible que la sociedad capitalista, tratándose de una época
histórica, está presidida por leyes que no hacen más que reflejar la razón o las
características innatas de la especie? Para resolver esta pregunta se verá el
contexto económico, es decir, lo que sucede en la sociedad en la cual vivió Smith
y como el justifico la naturalidad de este cambio, entonces se hablara de la
división del trabajo y el intercambio.
Para Smith la división del trabajo fue un fenómeno novedoso en la transformación
a una sociedad capitalista, puesto que en su sociedad aun no existía el desarrollo
tecnológico en maquinaria, Smith justifico el aumento en producción por un
incremento en las facultades productivas del trabajo.
1. Figura. Tasa de crecimiento económico en la época de Smith.

Fuente: Harkley (1992)

En la Figura 1, se muestra que antes de la publicación de la riqueza de Smith


había un leve crecimiento, pero luego con el aparecer de desarrollo tecnológico,
este incremento se fue a las nubes.
¿Pero cuál es la causa del incremento de la productividad del trabajo?
Smith establece una conexión entre la división del trabajo y el intercambio. Para
Smith la división del trabajo no fue un dictamen divino ni tampoco una resolución
consiente de la sociedad entonces ¿Cuál fue la fuerza que la causo?
Smith dice que fue un instinto natural del hombre, y dicho instinto fue la
propensión natural al cambio, es decir, un acto voluntario de intercambio de una
cosa por otra. Ese intercambio de mercancías como se ve actualmente se originó
por un instinto natural del hombre.
Volvemos a una pregunta siempre existente en este ensayo. ¿Cómo puede
explicarse que solo en un momento ya avanzado en la historia del hombre se
alcance el pleno desarrollo de la productividad del trabajo, si, Smith dijo que fue
por el intercambio, es decir un instinto natural del hombre?
Smith afirma que se atribuye a un despliegue gradual aunque muy lento del
desarrollo humano, cabe decir que este proceso fue bastante lento entonces.
Para justificar el intercambio como un principio innato del hombre, dice que este
hecho o acción, solo es aplicado por los hombres, es decir, no hay ningún animal
que haga intercambio. Esto no es satisfactorio puesto que no es una propensión
natural del hombre si no un producto de su desarrollo histórico el que permitió
llegar al hombre a un intercambio de mercancías.
Otra conclusión errónea de Smith es que afirma que
“La propensión natural al cambio se debe a que en casi todas las otras
especies, el individuo, cuando ha alcanzado la madurez, se vuelve
independiente, no necesita el concurso de otro ser viviente. Pero el
hombre reclama en la mayor parte de las circunstancias la ayuda de
sus semejantes”. (Smith, 1776)

La etología desmiente rotundamente este pasaje de la riqueza de Smith, aun así


ya en su época se sabía que existen numerosas especies que no son capaces de
valerse por sí mismos como individuos, y por el contrario organizan su
reproducción de forma gregaria. Tal parece para Smith no era importante como
economista leer un poco de etología por ejemplo.
Estos errores siguen en el mismo campo, pues Smith sostiene que los animales
no producen en conjunto como lo hace el hombre, por lo tanto intercambia el
producto de su trabajo. Esta aseveración de Smith tiene su primera parte falsa,
puesto que negar que los animales producen colectivamente debido a que no son
capaces de intercambiar sus productos es falso. Por ejemplo las hormigas son
insectos sociales, porque viven en colonias conformadas por muchos individuos y
cada colonia está organizada de manera estricta por lo tanto cada individuo
desempeña un papel especifico, a tal punto que ningún individuo puede sobrevivir
solo.
Esta argumentación de Smith necesariamente deriva que el hombre no produce
sin la necesidad de intercambiar, lo cual es falso, ya que existen personas y
comunidades de hecho que no lo hacen, por poner un ejemplo, en las veredas
existen aun y existieron antes muchas más, las cuales cada dueño de finca
producía de sus tierras su alimento para poder sobrevivir con su familia, sin la
necesidad de intercambiar. Por tanto el intercambio no es una propensión natural
de la especie humana.
A manera de conclusión se podría decir, que la economía aun ignora mucho del
ser humano como ser social e individual, aun así, su arrogancia le ha permitido
escalonar en las ciencias y presentarse como un científico duro, siendo el más
preparado para administrar la sociedad moderna, de esta manera se propone que
en la academia no se quite materias tan importantes para el debate y critica de la
teoría económica, formulándose así posibles verdaderas soluciones a los
complejos problemas sociales existentes. Viendo ya la importancia de acercarse y
ayudarse con otras ciencias quienes aportan bastantes argumentos que los
economistas no deberíamos ignorar, a manera de anexo se podría decir que la
antropología, la física, la biología deben estar en una argumentación de cualquier
libro de economía, así como todas las ciencias sociales, es una
interdisciplinariedad necesaria, ya que según Rodolfo llinas, partir el conocimiento,
es decir, separar cada disciplina está mal, se debe mostrar como todo el
conocimiento en una sola formando así la conciencia humana para poder resolver
los problemas de la realidad. Así que olvidémonos de los modelos económicos
matemáticos, y pensemos de una vez por todas quienes somos, y aún más
importante administrar los recursos limitados de la tierra, para poder sobrevivir
como especie y que la tierra se cure del cáncer que se detectó cuando el homo
sapiens sapiens piso África.
Referencias

Clavijo, S. (2001). Economia: entre la ciencia y el poder.

Hollis, F. H. (1986). Filosofia y teoria economica.

Kicillof, A. (s.f.). De Smith a Keynes, Siete lecciones de historia del pensamiento economico. Buenos
Aires: Universitaria Buenos Aires.

También podría gustarte