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El Consejo Latinoamericano de Ciencias


Sociales (CLACSO) es una institución internacional
no-gubernamental con status asociativo en la UNESCO,
creada en 1967. Actualmente, reúne 609 centros de in-
erónimo de Sierra forma parte de un pequeño puñado
de intelectuales “sesentistas” que marcó los rasgos
centrales de las ciencias sociales de América Latina y que
Su obra refleja, además, el compromiso político e
intelectual con los diversos movimientos sociales y
políticos que durante estas décadas han defendido los
Gerónimo de Sierra Eduardo Archetti nació en la provincia de San-
tiago del Estero el 12 de abril de 1943. Se formó en
la Universidad de Buenos Aires, donde tuvo vincu-
lación con intelectuales como Gino Germani, Juan
vestigación y posgrado en el campo de las ciencias
sociales y las humanidades en 46 países de América
protagonizó un diálogo profundo y creativo con los pensa-
dores más relevantes de la última mitad del siglo XX. El
intereses de los sectores más vulnerables y excluidos de
América Latina. Desde sus primeros escritos hasta hoy, Cincuenta años de sociología política Carlos Portantiero y Eliseo Verón. Cursó sus estu-

Cincuenta años de Sociología Política.


Latina, Estados Unidos, Canadá, Alemania, España, dios de posgrado en Francia, donde se convirtió en
Francia y Portugal.

Sus principales objetivos son:


recorrido por su antología pone de manifiesto al lector la
unidad indisoluble entre su obra y los avatares de la política
una de sus mayores preocupaciones ha sido tratar de
comprender en profundidad cómo se establecen y se Uruguay y América Latina èleve titulaire y candidato a Doctorat de Troisième
Cycle, en l'Ecole Pratique des Hautes Etudes. Allí
• Promover la investigación social para el combate a la y las sociedades latinoamericanas de las últimas cinco trasforman las relaciones de poder en una sociedad obtuvo su doctorado francés en 1976. Archetti
pobreza y la desigualdad, el fortalecimiento de los décadas. Su trabajo, expuesto en estos textos, nos muestra concreta, para poder encontrar el lugar desde donde había ingresado a l'Ecole con la aceptación y super-
derechos humanos y la participación democrática. visión de Alain Touraine. Además de los cursos que
con claridad los principales ejes de reflexión de las ciencias impulsar alternativas de cambio que fortalezcan la

Uruguay y América Latina


• Contribuir, desde los aportes de la investigación tomó por entonces con Claude Meillassoux, Mauri-
académica y del pensamiento crítico, a promover polí- sociales y, en particular, de la sociología política de los equidad y la democracia.
ce Godelier, Leroy Ladurie, Dan Sperber, Georges

Gerónimo de Sierra
ticas de desarrollo sustentables en términos económi- últimos cincuenta años, lo que da cuenta del amplio diálogo Balandier, y Claude Levi-Strauss, también cursó un
cos, sociales y ambientales. continental contenido en sus investigaciones. DEL PRÓLOGO DE ALBERTO RIELLA seminario con un profesor visitante especialista en
• Tender puentes entre la investigación social y las
el Caribe, el norteamericano Sidney Mintz, quien lo
políticas públicas, impulsando acciones innovadoras,
creativas y viables ante los grandes desafíos sociales, introdujo a la antropología social.
educativos, culturales y ambientales de América Latina
y el Caribe. En 1976 fue designado como investigador y docen-
• Apoyar la formación de redes de investigadores/as e te en el Departamento de Antropología de la Uni-
instituciones que actúan en el campo de las ciencias versidad de Oslo. Ya instalado en Europa, comen-
sociales y las humanidades. zó a trabajar, junto a otros antropólogos europeos,
• Fortalecer los procesos de internacionalización aca- en la creación de la Asociación Europea de Antro-
démica en América Latina y el Caribe.
pólogos Europeos (EASA), de la cual fue miembro
• Ampliar la cooperación y el diálogo académico fundador, secretario general, y editor de su revista
Sur-Sur y Norte-Sur.
Social Anthropology / Antropologie Sociale entre
• Estimular el desarrollo y la consolidación de las
1999-2002.
ciencias sociales y del pensamiento crítico en los países
más pobres de América Latina y el Caribe.
• Intervenir en el debate público nacional y regional, Precursor de los estudios agrarios en América
aportando las perspectivas y contribuciones de la Latina y autor de una obra múltiple y profusa,
investigación social basada en resultados. Patrocinado por entre sus principales títulos se encuentran Explo-
• Colaborar con la formación de agentes gubernamen- tación familiar y acumulación de capital en el
tales, activistas sociales y profesionales de la prensa en campo argentino (con Kristi Anne Stølen, 1975);
temas sociales, educativos, culturales y ambientales, El cuy (1992); Hibridación, diversidad y genera-
acercándolos a problemáticas abordadas desde las cien-
Agencia Sueca de Desarrollo Internacional lización en el mundo ideológico del fútbol y el

Antología esencial
cias sociales y a las evidencias que la investigación
social aporta. polo (1997); El potrero, la pista y el ring: Las
• Generar condiciones de acceso abierto a la producción patrias del deporte argentino (2001); Masculini-
académica latinoamericana y caribeña, contribuyendo a dades: fútbol, tango y polo en la Argentina.
la democratización del acceso al conocimiento y per-
mitiendo su más activa utilización por parte de los Falleció en Noruega en el año 2005.
gestores de políticas públicas, las organizaciones sociales Prólogo de
y ciudadanas, la prensa y el propio sistema universitario.
ALBERTO RIELLA
ISBN 978-987-722-263-0

COLECCIÓN ANTOLOGÍAS DEL PENSAMIENTO


9 789877 222630 SOCIAL LATINOAMERICANO Y CARIBEÑO
DE SIERRA

Black
Cincuenta años
de sociología política
Uruguay y América Latina
de Sierra, Gerónimo
Cincuenta años de sociología política / Gerónimo de Sierra ; prólogo
de Alberto Riella. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : CLACSO,
2017.
Libro digital, PDF - (Antologías del pensamiento social latinoamericano y
caribeño / Gentili, Pablo)

Archivo Digital: descarga


ISBN 978-987-722-263-0

1. Sociología. 2. Pensamiento Crítico. I. Riella, Alberto, prolog. II. Título.


CDD 301

Otros descriptores asignados por la Biblioteca virtual de CLACSO:


Sociología / Pensamiento Crítico / Política /Democracia / Dictadura / Estado /
Revolución / Integración Regional / Uruguay / América Latina
Colección
Antologías del Pensamiento Social
Latinoamericano y Caribeño

Gerónimo de Sierra

Cincuenta años
de sociología política
Uruguay y América Latina

Prólogo de
Alberto Riella
Colección Antologías del Pensamiento Social Latinoamericano y Caribeño

Director de la Colección: Pablo Gentilli

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CONOCIMIENTO ABIERTO, CONOCIMIENTO LIBRE.

Primera edición
Gerónimo de Sierra. Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina (Buenos Aires: CLACSO, septiembre de 2017)

ISBN 978-987-722-263-0
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CLACSO
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no necesariamente refleja los puntos de vista de la Secretaría Ejecutiva de CLACSO.
Índice

Prólogo......................................................................................................................................... 11
Introducción................................................................................................................................ 15
Agradecimientos......................................................................................................................... 19

Parte I
El Uruguay batllista y su crisis
Estructura económica y estructura de clases en Uruguay. Comentarios
teórico-metodológicos a propósito de El proceso económico del Uruguay...................... 23
El batllismo. Su naturaleza y su función de clase (conjunto de hipótesis)......................... 37
Fascismo y clases medias.......................................................................................................... 51
Consolidación y crisis del “capitalismo democrático” en Uruguay..................................... 61
El “populismo democrático” o neobatllismo.......................................................................... 97

Parte II
Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar
Introducción al estudio de las condiciones de ascenso
de las dictaduras. El caso uruguayo....................................................................................... 107
Elementos para un balance de las relaciones entre política
económica y régimen político (1973-1980)............................................................................ 117
Fuerzas Armadas, partidos y sistema político en las elecciones internas........................ 137
Condiciones socioeconómicas y políticas de la crisis
institucional (1973-1980)......................................................................................................... 153

Parte III
La transición democrática: política y Estado
La izquierda en la transición................................................................................................... 187
El Estado que heredamos........................................................................................................ 201
Concentración de poderes en el Ejecutivo y democracia................................................... 219
Los problemas de la democratización. ¿Hacia dónde vamos?............................................ 273
Transformación de la sociedad y el Estado: búsqueda
de nueva hegemonía................................................................................................................. 311
Los actores sociopolíticos ante la democratización
y la modernización del Estado................................................................................................ 339
Dictadura y restauración democrática en el Uruguay
contemporáneo. Límites y desafíos........................................................................................ 387
Los sindicatos en la transición democrática......................................................................... 417
Sobre los problemas de (in)gobernabilidad en el Uruguay
neoliberal de la posdictadura.................................................................................................. 437

Parte IV
Los procesos electorales y su contexto socioeconómico
Uruguay: cultura política y nuevos escenarios democráticos............................................ 463
Elecciones uruguayas: cambios en el sistema de partidos
y bloqueos emergentes............................................................................................................ 469
Sistema de partidos políticos en el Uruguay de la crisis..................................................... 481
Los cambios recientes del sistema político y de partidos
y su contexto socioeconómico............................................................................................... 505

Parte V
América Latina: países y procesos
Los dilemas de Cuba ante la implosión de la URSS.
Una mirada sociológica........................................................................................................... 527
Las elecciones presidenciales en México.............................................................................. 533
Los pequeños países de América Latina en la hora neoliberal.
Crisis, ajuste y cambio sociopolítico..................................................................................... 543
Democracias emergentes en América del Sur...................................................................... 573
La fragmentación del proyecto latinoamericano.
De la CEPAL/ALALC-ALADI/SELA al NAFTA/ALCA........................................................... 601
América Latina una y diversa.................................................................................................. 615
Con la elección de Dilma ¿hacia dónde va Brasil?............................................................... 629
El Uruguay frenteamplista. Particularidades en el horizonte
progresista sudamericano reciente........................................................................................ 633

Parte VI
Integración regional
Limitaciones y potencialidades en un pequeño país en el marco
de la Integración Regional....................................................................................................... 649
ALCA vs. Mercosur................................................................................................................... 673
El Mercosur como proceso multidimensional y cómo estudiarlo
desde las ciencias sociales...................................................................................................... 679
Variables internas y externas en los análisis “costo beneficio” de inserción
al Mercosur. Un modelo analítico aplicado al caso Paraguay............................................ 689
Elección de Lula: nuevo escenario para el Mercosur y el ALCA........................................ 707
La(s) integración(es) regional(es).
Introducción a Revista de Ciencias Sociales....................................................................... 711
Democracia, desarrollo y Mercosur: tres caras de un desafío integral............................. 719
Mercosur y Uruguay................................................................................................................. 731
Gobierno del Frente Amplio y el Mercosur........................................................................... 735
El grado de viabilidad de una hipotética nación sudamericana......................................... 739

Parte VII
Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina
Sociología jurídica, ideología jurídica y nuevo plan de estudios....................................... 753
Las ciencias sociales en América Latina en perspectiva comparada................................ 779
Las ciencias sociales en Uruguay. Un caso de desarrollo
y profesionalización tardíos.................................................................................................... 815
Las ciencias sociales en Chile y Uruguay.............................................................................. 859
Prólogo

G erónimo de Sierra forma parte de un pe-


queño puñado de intelectuales “sesen-
tistas” que marcó los rasgos centrales de las
sus mayores preocupaciones ha sido tratar de
comprender en profundidad cómo se estable-
cen y se trasforman las relaciones de poder en
ciencias sociales de América Latina, y que pro- una sociedad concreta, para poder encontrar
tagonizó un diálogo profundo y creativo con los el lugar desde donde impulsar alternativas de
pensadores más relevantes de la última mitad cambio que fortalezcan la equidad y la demo-
del siglo XX. El recorrido por su antología pone cracia. En su trabajo académico, siempre ha
de manifiesto al lector la unidad indisoluble en- sido un defensor de la idea de que la mejor for-
tre su obra y los avatares de la política y las so- ma de honrar ese compromiso, era haciendo
ciedades latinoamericanas de las últimas cinco un uso riguroso del pensamiento científico y
décadas. Su trabajo, expuesto en estos textos, sus métodos, para obtener, de esta forma, una
nos muestra con claridad los principales ejes de aproximación correcta a la realidad y, desde
reflexión de las ciencias sociales y, en particular, ese conocimiento, producir un pensamien-
de la sociología política de los últimos cincuenta to crítico que contribuyera efectivamente al
años, lo que da cuenta del amplio diálogo conti- cambio social. Esta perspectiva, también, lo
nental contenido en sus investigaciones. impulsó a ser un fuerte defensor de la pro-
Su obra refleja, además, el compromiso polí- fesionalización de las ciencias sociales, y de
tico e intelectual con los diversos movimientos la sociología en particular, para que pudieran
sociales y políticos que, durante estas décadas, comprometerse en esta tarea con todas sus
han defendido los intereses de los sectores más energías y creatividad.
vulnerables y excluidos de América Latina. Los periplos de su carrera lo llevaron a tran-
Desde sus primeros escritos hasta hoy, una de sitar desde un pensamiento crítico de cuño
12 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

católico, a una perspectiva marxista que incor- Este recorrido lo lleva a ser uno de los
pora los debates fermentales de la década de primeros en el ámbito de la sociología del
los sesenta en Francia. En este camino intelec- continente en incorporar el debate entre las
tual, que comienza con sus estudios de Socio- distintas versiones del marxismo e introducir
logía en la Université Catholique du Louvain, las ideas gramscianas para enriquecer los estu-
para luego pasar a la École des Hautes Études dios políticos. Sus trabajos siempre buscaron
en Sciences Sociales y a la Université de Paris mostrar, con evidencia científica, la puja de in-
X. Así, irá incorporado las ideas nacientes de tereses que se da en una sociedad concreta, y
Touraine y, luego, abrirá un diálogo con el mar- cómo en ella los actores más poderosos, tanto
xismo de Althousser y Poulantzas. Este último, con acciones directas como a través de sutiles
ya en sus primeras reflexiones postestructura- formas ideológicas de manipulación, logran en
listas, centradas en la conceptualización de las la mayoría de los casos hacer prevalecer sus
relaciones de poder, influirá particularmente puntos de vista. Sus contribuciones fueron un
en la formación de su pensamiento. Pero, en aporte importante para arraigar en América
medio de estos debates teóricos y políticos, de Latina la comprensión del Estado como un
Sierra no dejará nunca de confrontar a estas campo de batalla en el que los sectores más dé-
escuelas, buscando dar respuesta a su gran biles −para defender sus intereses y debilitar
preocupación: los problemas de la formación las construcciones hegemónicas que subordi-
histórica y social de América Latina y las tra- nan sus acciones− necesitan del apoyo de inte-
bas para su desarrollo. Con esta impronta, su lectuales comprometidos.
trabajo se interna en un intercambio fecundo Como se podrá apreciar en esta compila-
con el enfoque de la dependencia, las alterna- ción, sus escritos se nutren de un conocimien-
tivas del desarrollo y el papel de las élites di- to profundo de América Latina, producto de
rigentes. En esos años, establece un diálogo y haber investigado y vivido en varios de sus
debate permanente con las ideas de la CEPAL países y de haber participado activamente
y varios colegas destacados de su genera- en la conformación de los movimientos de iz-
ción como Cardoso, Faleto, Gunder Frank, quierda de la región, en especial durante los
González Casanova, Quijano, Stavenhagen y años de lucha contra las dictaduras del Cono
dos Santos, entre otros. Sur. Estas experiencias le dieron la oportu-
Prólogo13

nidad de conocer, como pocos y de primera las bases del poder autoritario. En esta línea,
mano, la realidad social y política latinoame- logró conformar con otros politólogos, soció-
ricana, sus diferentes facetas, sus desigualda- logos y economistas un grupo de pensamiento
des y, sobre todo, sus profundos contrastes y muy fecundo para las nuevas ciencias socia-
contradicciones. les, que se abrían a la interdisciplinariedad, a
La antología, a mi entender, tiene cuatro ejes los estudios comparados y a múltiples enfo-
centrales. El primero de ellos está conforma- ques metodológicos, fortaleciendo la rigurosi-
do por los estudios nacionales, en los cuales se dad de sus observaciones.
muestra la agudeza de sus trabajos y la cons- El tercer eje de su obra, que puede ser data-
trucción de una mirada novedosa para la épo- do en los inicios de la década de 1990, recobra
ca. Con estas indagaciones, se busca poner de la idea de la integración latinoamericana y de
manifiesto las bases sociales y las construccio- la “Patria Grande”, como forma privilegiada
nes hegemónicas de lo que él llama “populismo de resistir las desigualdades que nos impone
democrático”. Este concepto constituye, ade- el sistema capitalista globalizado. La emergen-
más, un importante referente para comprender cia del MERCOSUR en esos años, marcará su
las particularidades de nuestro país, y admite agenda de investigación para la siguiente déca-
la posibilidad de una mirada comparativa con da. En esta antología hay un conjunto de textos
otros de la región, a partir de las categorías de ese período, en los que se recogen sus in-
explicativas que se proponen en esta primera quietudes en torno a los procesos, tensiones y
parte de la obra. conflictos que desplegaron las iniciativas inte-
El segundo eje se asocia con el problema gracionistas. Una preocupación especial sobre
de las transiciones democráticas y las posibi- esta temática aparece en los trabajos realiza-
lidades de estabilidad de la democracia en el dos en torno al papel de los pequeños países y
continente. Aquí, prevalece una mirada crítica las enormes asimetrías que se presentaban en
de la literatura más institucionalista sobre es- este proceso regional.
tos asuntos, poniendo énfasis en los riesgos El cuarto eje, más reciente, centra su aten-
de mediatizaciones de las fuerzas populares ción en la “Era Progresista” y los desafíos que
al imponer transiciones que limiten el ejerci- esta abre en el continente. Primero, se enfoca
cio de los derechos, sin socavar, finalmente, en las tensiones generadas entre los gobiernos
14 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

“progresistas” dentro del MERCOSUR y en Su obra muestra, también, una larga tra-
cómo, más allá de las posibles afinidades ideo- yectoria universitaria, como docente, investi-
lógicas, se recrean y profundizan las asimetrías gador y, en especial, como constructor de la
dentro del bloque. Luego, su preocupación se institucionalidad de la sociología académica
orienta a comprender las bases sociales, políti- en el país. Fue uno de los primeros profesores
cas y económicas que han dado lugar a la emer- de la disciplina en el novel Instituto de Cien-
gencia de esta era en casi todos los países de cias Sociales, luego director del Departamen-
Sudamérica. En esta búsqueda, intenta fomen- to de Sociología, y contribuyó decisivamente
tar una comprensión comparada que permita al diseño e implementación de la Maestría y el
entender las similitudes, diferencias y limita- Doctorado en Sociología en el ámbito nacio-
ciones de cada proceso. nal. La notoriedad de sus trabajos y su larga
Estos grandes ejes de pensamiento son pro- trayectoria lo llevaron a integrar la Academia
ducto de su largo protagonismo en los foros e Nacional de Ciencias, el Sistema Nacional de
instituciones que se conformaron en nuestro Investigadores y, recientemente, fue designa-
continente para debatir y ayudar a construir do como el primer Profesor Emérito de la Fa-
el pensamiento contemporáneo en América cultad de Ciencias Sociales de la Universidad
Latina. Una obra incluida en esta antología y de la República.
que refleja su profundo conocimiento en este En síntesis, su larga trayectoria y su desta-
campo es la realizada por el autor sobre el sur- cada actividad académica lo convierten hoy en
gimiento de las ciencias sociales en América una de las figuras más notorias de los estudios
Latina, en perspectiva histórica, escrita en co- latinoamericanos. La compilación de su obra
mún con Garretón, Murmis, Reyna y Trindade, será, sin duda, un gran legado para el pensa-
traducida a varios idiomas. miento del continente, y servirá de inspiración
Este recorrido lo llevó a ser presidente de para que los actuales y futuros pensadores ex-
la Asociación Latinoamericana de Sociología ploren nuevas reflexiones sobre los grandes
(ALAS), directivo del Consejo Latinoamericano problemas de América Latina.
de Ciencias Sociales (CLACSO) y fundador de
la Universidad de Integración Latinoamericana Alberto Riella
en Brasil, durante el gobierno de Lula. Septiembre de 2017
Introducción

E sta antología reúne una selección de cin-


cuenta años de mi producción sociológica.
Son también cincuenta años de investigación
No es solo en lo económico que América
Latina vivió fuertemente entrelazada en forma
asimétrica con los ciclos de los países euro-
y docencia en la Universidad de la República peos y los Estados Unidos. También interactuó
(UDELAR); primero en el Instituto Ciencias fuertemente con los influjos de la política y las
Sociales (ICS) y luego en el Departamento teorías científicas provenientes del Norte, tanto
de Sociología. atlántico como del llamado “campo socialista”.
Cuando la selección de los trabajos pu- Esto es especialmente válido en el campo de
blicados en un lapso tan prolongado la hace las ciencias sociales.
—como en este caso— el propio autor, se tra- La intención, al publicar esta antología, es
ta inevitablemente de una tarea intelectual documentar en forma compacta y accesible
atravesada por el espectro de su propio pasa- el itinerario y el entramado intelectual de la
do teórico, profesional y hasta vital. Mucho producción de un cientista social latinoame-
más cuando estamos hablando de trabajos ricano “común”, a quien las circunstancias
escritos en una época en que América Latina de época hicieron partícipe directo de buena
y el mundo pasaron por procesos de enorme parte de los momentos académicos y políti-
relevancia y muchas veces de gran drama- cos más relevantes de esos cincuenta años.
tismo y tensión. No solo en lo político y en Ya sea en Europa como en América Latina y,
lo social, sino también tensiones teóricas y por supuesto, Uruguay.
epistemológicas que atravesaron tanto la Empezando por el proceso formativo al ha-
vida política como la cultura académica del ber podido estudiar y trabajar en mi juventud
“mundo atlántico”. en un contexto tan fermental como lo fueron la
16 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Academia francesa y belga de los años sesenta vements Sociaux (CNRS-CEMS), donde tuve
y setenta, cuando se procesó el crisol dialógico ocasión de dirigir una investigación de campo
y dialéctico entre intelectuales de la relevancia en República Dominicana para su proyecto
de Raymond Aron, Alain Touraine, Michel Fou- global sobre movimiento obrero y desarrollo
cault, Louis Althusser, Nicos Poulantzas, Char- en América Latina.
les Bettheleim, Ferdinand de Saussure, Claude Es al mismo tiempo el período de eclosión
Lévi-Strauss, Paul Ricoeur, etcétera. del estructuralismo en sus varias vertientes y de
A su vez, la academia belga ofrecía en esos expansión intelectual del trabajo de Althusser
años la apertura propia de un “pequeño país” y Poulantzas que tanto impacto tuvo en la Aca-
con la amplitud suficiente para abrirse en tiem- demia europea y latinoamericana de la época.
po real a la obra fundante de Talcott Parsons, Es en ese contexto que inicio la producción
Ralf Dahrendorf o Thomas Merton, autores sociológica académica y, ya en 1969, me reinte-
muy poco traducidos y estudiados para ese en- gro a la UDELAR con motivo del concurso de
tonces en el medio académico francés. refundación de la sociología nacional.
Habiendo cursado inicialmente la Facul- La Parte I de este volumen (“El Uruguay
tad de Arquitectura de la UDELAR (donde batllista y su crisis”) recoge algunas de mis pu-
enseñaban Sociología y Urbanismo Juan Pa- blicaciones referidas al Uruguay moderno, su
blo Terra y Gómez Gavazzo), debí partir a estructura de clases, partidos, ideologías, etc.
Francia y Bélgica para estudiar Sociología, Son trabajos personales pero enmarcados en
licenciatura que aún no se impartía en Uru- el amplio proyecto de investigación colectiva
guay. Regresé en 1966 a Montevideo —la pri- que desarrolló, en los años anteriores al golpe
mera de sucesivas veces—, donde ingresé al militar, el ICS. Son años convulsionados, donde
ICS, en la época dirigido por Aldo Solari. Al el modelo de país tradicional entra en crisis y
poco tiempo, Alain Touraine (director de mi todas las ciencias sociales en desarrollo inten-
tesis de grado, en la que abordaba su teoría tan comprender y explicar lo que estaba suce-
accionalista del desarrollo, aún emergente) diendo. Los trabajos aquí incluidos muestran
me invitó a trabajar en París como uno de sus un esfuerzo de contribuir en esa tarea desde la
asistentes en el Centre d’Etudes des Mouve- sociología, y particularmente desde la sociolo-
ments Sociaux – Centre d’Etudes des Mou- gía histórica de fuerte y sistemática impronta
Introducción17

marxista estructural, pero con énfasis en el la reestructuración del Estado heredado y el


análisis político e ideológico. papel de los movimientos sociales ocupan un
La Parte II (“Ascenso y consolidación de la lugar central en esa producción, realizada en
dictadura cívico-militar”) presenta las publica- un período extremadamente activo para el
ciones inmediatamente previas y contemporá- país y la sociología política. Es también un pe-
neas a la implantación de la dictadura, donde ríodo de intenso intercambio intelectual con
se mantiene la voluntad teórica y metodológica la academia internacional, y latinoamericana
de analizar los acontecimientos no en forma (agrupada esta última especialmente en CLAC-
anecdótica, sino situándolos en los procesos SO y ALAS, instituciones que realizaron sus
socio-históricos de mayor duración y mostran- congresos en Montevideo, respectivamente en
do su carácter estructural en lo económico y lo 1985 y 1987).
político-ideológico. Buena parte de ellas debie- La Parte IV reúne algunos de los trabajos
ron ser escritos fuera del país —en contexto de referidos más específicamente a la sociología
exilio— en institutos como la École des Hautes política de los partidos, así como de los proce-
Études en Sciences Sociales (EHESS) de París, sos electorales y sus respectivos contextos so-
el Instituto de Ciencias Sociales de la Instituto cioeconómicos a corto y medio plazo. Se hace
de Ciencias Sociales de la Universidad Nacio- allí un análisis particular del paulatino cambio
nal Autónoma de México (UNAM), la FLACSO- del sistema bipartidista tradicional, hasta lle-
Buenos Aires y el Centro Brasileiro de Análise gar a la sustitución del partido mayoritario y
e Planejamento, de Brasil. el paso gradual a la supremacía del Frente Am-
La Parte III muestra la producción del retorno plio, luego Encuentro Progresista. En cierto
al país —en la UDELAR y el Centro Interdis- modo, cierro allí la producción de sociología
ciplinario de Estudios sobre el Desarrollo político-electoral en un contexto donde ya se
(CIEDUR)—, que coincide con la transición pos- ha desarrollado en forma robusta e institucio-
dictadura, donde se aborda toda la problemáti- nal la Ciencia Política académica.
ca de la reconstrucción del sistema político y el La Parte V está conformada por trabajos
Estado, con toda la complejidad de dicho perío- referidos a la sociedad, la política y el Estado
do. La democracia, el socialismo, el rol de los en América Latina, temario que ha sido un eje
militares, la búsqueda de nuevas hegemonías, transversal y constante de mis investigaciones
18 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

y publicaciones desde el año 1968. Desde te- procesos generales y conflictos sobre los dis-
mas globales y generales hasta análisis de paí- tintos modelos de integración, especialmente
ses concretos o grupo de países y procesos la polarización ALCA-Mercosur, que ocupó un
específicos. Se pueden destacar, como aportes espacio importante en los debates académicos
diferenciados, la investigación comparativa y políticos en la región. También se recogen
sobre el desempeño de los pequeños países de análisis específicos de escenarios alternativos
la región, la reflexión teórica sobre la unidad y para la integración en el Mercosur de los pe-
diversidad del subcontinente, el estudio de las queños países, en particular los casos de Para-
democracias emergentes en los años ochenta y guay y Uruguay.
el análisis de sociología política sobre la socie- Finalmente, la Parte VII introduce varios tra-
dad y el sistema político cubano en el inicio del bajos —en perspectiva histórica y en enfoque
llamado “período especial”. comparativo— sobre la sociología y las cien-
La Parte VI está integrada por una serie de cias sociales en América Latina y el Uruguay,
trabajos e investigaciones sobre diversos án- con un complemento consistente en un trabajo
gulos del proceso de integración regional, sus básicamente teórico sobre las relaciones entre
estructuras, sus procesos políticos y sus rela- sociología e ideologías jurídicas. Este texto fue
ciones con otros bloques. Parte de ellos fueron escrito en el marco de los debates por la refor-
realizados en el marco del grupo internacional ma del plan de estudios de 1971 en la Facultad
Integración Regional y Mercosur, de CLACSO, de Derecho y Ciencias Sociales, donde se ubi-
que coordiné durante seis años. Se analizan caba el ICS.
Agradecimientos

Reconocemos muy especialmente el ingente y sofisticado trabajo de la socióloga Sylvia González del
Departamento de Sociología de la UDELAR, quien tuvo a cargo todo el trabajo de preparación previa
al texto final. Dicho trabajo incluyó el escaneo en PDF de todos y cada uno de los textos seleccionados,
y su posterior pasaje a formato World. Esto significó una compleja tarea al tratarse de textos escritos
durante cincuenta años y editados por lo tanto en formatos muy diferentes, lo que repercutía en el
momento de la transcripción y nuevo formateo en World con muy diversas generaciones de ordenes y
programas informáticos. Amén de las múltiples deformaciones caligráficas que se producen en dicha
operación. Nunca tan cierto aquello de que “sin su colaboración este trabajo no hubiera visto la luz”.
Parte I
El Uruguay batllista y su crisis

D esde la refundación del Instituto de Cien-


cias Sociales (ICS) en 1969 hasta el gol-
pe de Estado y la intervención de la Univer-
concepto de bloque en el poder —y su comple-
jidad dinámica— permitió dar una visión más
coherente de las muy particulares relaciones
sidad en 1973-1974, yo mismo, como jefe de en el ciclo batllista (primer y segundo periodo)
Investigación, y buena parte de los asistentes entre clase dominante, clase o fracción reinan-
y ayudantes del ICS trabajamos en un plan o te, clase de apoyo, etc. y sus relaciones e in-
proyecto común orientado a profundizar el teracciones con la economía internacional y la
conocimiento y el análisis sociológicos del geopolítica del primer medio siglo.
largo ciclo histórico habitualmente denomi- Ese esfuerzo permitió mostrar el carácter no
nado “batllista”. Ciclo que, para ese entonces, contradictorio —en el ciclo batllista— del pre-
ya estaba claramente en crisis terminal. Mi dominio económico del sector agropecuario,
esfuerzo principal fue dar un marco teórico y su relativa subordinación política en el bloque
analítico sistemático a esas pesquisas y supe- de poder y la función clave de las capas me-
rar los enfoques descriptivos, culturalistas o dias en el armado ideológico del discurso do-
puramente historicistas, así como los enfoques minante. Esquema este que hecha luz sobre el
de tonalidad marxista pero de un estrecho eco- gran espacio adquirido en ese medio siglo por
nomicismo. Los textos reunidos en esta Parte los aparatos estatales y sus articuladores políti-
I, así como algunos de los recogidos en la Par- cos. Y el importante desarrollo de los derechos
te II, desagregaron el enfoque de la estructura cívicos y ciudadanos y las libertades públicas.
social del predominio batllista, distinguiendo También permite echar luz sobre la particu-
los niveles económicos de los ideológicos y los laridad del llamado “neobatllismo”, del período
estrictamente políticos. El uso ordenado del de Luis Batlle Berres y la Lista 15. La precoz
22 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

inclusión social y, sobre todo, política genera- época, pero en un formato político que podría
da en el primer batllismo permitió al neobatllis- catalogarse como un “populismo democrático”
mo impulsar un paradigma de crecimiento eco- comparado con los casos clásicos de Juan Do-
nómico similar al de Argentina y Brasil en esa mingo Perón y Getúlio Vargas.
Estructura económica y estructura
de clases en Uruguay
Comentarios teórico-metodológicos a propósito
de E l proceso económico del U ruguay *

I A pesar del indudable interés de este análi-

H acer una lectura “sociológica” de El pro-


ceso económico del Uruguay es una tarea
que puede encararse desde distintas perspectivas
sis, no es el centro de nuestra preocupación en
las breves reflexiones que presentamos.
Lo que pretendemos es hacer no la sociolo-
metodológicas y, por lo tanto, debemos aclarar gía del libro mismo, sino esbozar esquemática-
desde el comienzo cuál es nuestro punto de vista. mente la sociología de su objeto de estudio, es
Una primera perspectiva es tomar al libro decir, de la formación económico-social uru-
mismo como un producto intelectual del Uru- guaya. Y esto a través de su lectura. Es decir,
guay actual y realizar así un análisis de “socio- no como un complemento o agregado, sino par-
logía del conocimiento”. ¿Qué características tiendo del hecho de que la propia metodología
de la coyuntura nacional han determinado, han usada en El proceso económico del Uruguay
hecho posible, la aparición en el pensamiento supone o postula —a veces explícitamente— la
económico académico de una obra de esa natu- necesidad de un análisis detallado y. específi-
raleza? ¿Será un simple problema de generacio- co de todos los niveles de la estructura social
nes lo que explica el cambio en las perspectivas como camino necesario para la comprensión
teóricas y los modelos de análisis usados, por del desarrollo de la base material o infraestruc-
ejemplo, en Aspectos de la industrialización tura económica uruguaya.
en el Uruguay, El desarrollo económico del Uru- Además, en muchos pasajes del libro, ese aná-
guay y en la publicación que hoy comentamos? lisis “superestructural” es abordado directamen-
te por los autores, con extensión y adecuación
* Publicado en Cuaderno de Ciencias Sociales 1970 variable, pero siempre tratando de entroncarlo
(Montevideo: Instituto de Ciencias Sociales) N.º 1. con la lógica de su propio discurso económico.
24 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

En el mismo acto de “hacer” esta lectura so- II


ciológica, estaremos indudablemente definien- Digamos desde el comienzo que considera-
do las grandes líneas teórico-metodológicas de mos a El proceso económico del Uruguay un li-
esa sociología. Y esa es, en el fondo, nuestra bro importante, un libro que marca una etapa en
intención última: con motivo de la aparición de el desarrollo del análisis económico de nuestro
este libro, abrir la discusión sobre qué socio- país a pesar de su carácter exploratorio, como
logía debemos realizar en el Uruguay de hoy. lo afirman los propios autores.1 Al mismo tiem-
Abrir esta discusión en los términos más am- po, creemos que también marca un jalón para el
plios posibles es urgente tanto por razones teó- conjunto de las ciencias sociales uruguayas al
ricas como políticas. redefinir las grandes líneas de interpretación y
Teóricas, porque también en el Uruguay la explicación de la realidad nacional (y esto a tra-
sociología ha estado en general enfrentada a vés de un manejo prolijo de toda la información
las corrientes idealistas y formalistas que la económica existente actualmente).
“sociología moderna” hizo aparecer como sinó- En definitiva: es un libro que no puede ser
nimo de ciencia. Políticas, porque esa “sociolo- ignorado o “esquivado” por ningún cientista
gía moderna”, en general de tipo funcionalista social.
en sus diversas variantes, ha cumplido un rol ¿No será esta una opinión exagerada si tene-
destacado en el fortalecimiento de la ideología mos en cuenta objetivamente las limitaciones
de la clase dominante en nuestro país. Este rol de esta publicación? ¿Cómo ignorar la relativa
es claramente visible en la legitimación de los ambigüedad y fluctuación en la definición de
intentos “desarrollistas” para resolver la crisis
nacional, intentos que suponen, escamotear las
1 “[...] tan solo se considera un primer intento de
contradicciones básicas de nuestra estructura
aproximación a nuestra realidad, [...] se encara como
capitalista-dependiente. un conjunto de sugerencias que las investigaciones de
Al mismo tiempo, queremos extraer de El corto y largo plazo podrán retomar y poner a prueba en
proceso económico del Uruguay un conjunto el futuro [...] Quizás el papel más evidente del estudio
de hipótesis básicas para la investigación so- llevado a cabo sea precisamente poner al descubierto
los grandes vacíos teóricos y empíricos que en materia
ciológica sobre el Uruguay para determinar así
económica y política adolece el acervo académico del
algunas áreas estratégicas de estudio. país” (IE, 1969: 23).
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 25

muchos conceptos en sus diversas “partes” y, a etapa del capitalismo” (IE, 1969: 19). Es decir
veces, en el seno mismo de una de ellas? que se postula un análisis que atienda “no so-
¿Se pueden pasar por alto frecuentes con- lamente los aspectos económicos puros, sino
tradicciones entre un vocabulario determinado integrados en un análisis que muestre los in-
y una lógica explicativa externa a él? ¿No se tereses y motivaciones de los distintos grupos
podrá decir que los autores han realizado una sociales y los factores de poder que hubiesen
economía política en la cual la “política” es pe- tenido mayor influencia” (IE, 1969: 21).
dida en préstamo frecuentemente a otra meto- Se trata por lo tanto del estudio no solo de la
dología de análisis? “economía” ni mucho menos de la “economía
Sin hacer aquí una fundamentación detallada en general”, sino del estudio (aunque los auto-
de esas limitaciones ni un análisis —que no nos res no usen la palabra) de una formación eco-
corresponde— de los puntos discutidos en un nómico-social concreta históricamente deter-
nivel propiamente económico o histórico, cree- minada: del Uruguay en cuanto país capitalista
mos que nuestra opinión general es fundada por en una relación de dependencia estructural
una serie de razones que pasamos a enumerar. con los centros capitalistas-imperialistas. Esto
1. El proceso económico del Uruguay realiza supone que el análisis de la “economía” debe
un primer aporte importante al nivel de la me- tener en cuenta el conjunto de las determina-
todología empleada en el análisis. En efecto, en ciones concretas de la estructura social en to-
él no se trata el estudio del desarrollo econó- dos sus niveles.2 La explicación económica, el
mico en abstracto o de los aspectos formales estudio de la base material de la sociedad uru-
del estancamiento agrario y luego industrial en guaya, debe ser articulada sistemáticamente3
nuestro país. Desde un comienzo se postula la con el estudio de los diversos niveles o secto-
necesidad de un análisis económico que sea
una economía política. Más aún: una determi-
nada economía política. 2 “El proceso económico, aunque sea a largo plazo el
determinante de los hechos históricos, se ve influido en
Se rechaza, así, la economía en cuanto aná-
buena medida por los procesos políticos e ideológicos,
lisis de “relaciones entre cosas [...] [pues] ello jurídicos e institucionales” (IE, 1969: 50.).
dejaba encubierta la realidad de explotación
3 Es decir, con coherencia teórica, homogeneidad
entre clases y entre áreas que caracteriza a esta conceptual y definición de las leyes de relación.
26 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

res de la superestructura (formas del Estado, de estos dos principios metodológicos que toma
organización política, estructura ideológica, toda su importancia la afirmación:
características de las luchas de clase a nivel no
económico, etcétera). [...] el esfuerzo principal [...] ha sido el de captar
los acontecimientos básicos de los procesos del
Cabe, pues, destacar ese esfuerzo constante
país con las mismas categorías e hipótesis que
a través del libro por considerar las determina- constituyen la base del análisis del sistema en su
ciones superestructurales de la economía. conjunto, y que se refieren a las condiciones de
2. Y así llegamos al segundo aspecto meto- generación y empleo de la plusvalía. Esta misma
dológico que nos interesa señalar en el la pu- categoría implica la otra característica básica de
blicación. En efecto, coherentemente con los los análisis presentes [...] En ellos los procesos
fundamentos teóricos que estaban a las puer- económicos se ven básicamente sustentados por
tas de definir como unidad de análisis inicial relaciones de oposición entre los distintos grupos
la formación social en todos sus niveles, el y clases que se integran en la estructura social
estudio específico emprendido en el libro de (IE, 1969: 19).
la base material de esa formación social es he-
3. Nos enfrentamos así a un esfuerzo —sin
cho básicamente a partir de los principios de
duda inicial y con limitaciones— por restau-
análisis que Marx había definido como centra-
rar la unidad perdida, en las ciencias sociales
les para el estudio del funcionamiento de una
académicas, entre economía y sociología. Y,
formación social a dominante capitalista: las
lógicamente, el espacio teórico en el cual ese
formas específicas de apropiación de plusvalía
esfuerzo puede y debe desplegarse es el estu-
(IE, 1969:  50) y de circulación del capital así
dio de las clases sociales o —para decirlo más
acumulado (capital dinero, capital productivo
precisamente— el estudio de la estructura de
y capital mercancía) (IE, 1969: 51).
clases y sus luchas. Y esto a todos sus niveles:
Dentro de este esquema es que se introduce la
base material, expresiones políticas e ideológi-
variable dependencia del imperialismo no como
cas, articulaciones a nivel del Estado.
un dato histórico casual para tener en cuenta,
Este esfuerzo retoma el principio marxista
sino como una determinación necesaria de la es-
de la inexistencia de categorías económicas pu-
tructura capitalista mundial y nacional en cuanto
ras, principio según el cual incluso “la relación
el Uruguay está integrado en aquella. Es a la luz
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 27

capitalista más abstracta y más simple, la re- generación, apropiación y empleo de la plusva-
lación D-M-D [...] la relación capital-fuerza de lía. No en forma aislada, sino como relacionados
trabajo [...] es ya una relación entre dos clases y dentro del conjunto de la economía nacional e
sociales” (Colleti, s/f: 15). internacional. Esto permite explicar —a través
Estamos pues ante un análisis económico no del estudio de la variación de las tasas de ga-
formal sino sustantivo que explica las etapas de nancia— las etapas del desarrollo de las fuerzas
nuestra evolución económica a partir de las re- productivas en los distintos sectores, así como
laciones entre las clases sociales estratégicas en los ciclos de reproducción simple, ampliada y
una formación económico-social a dominante nuevamente reproducción simple del sector
capitalista: burguesía y proletariado, situándo- agropecuario, primero, y luego, de la industria.
las en el contexto de su dependencia imperialis- Es desde este punto de partida que puede
ta.4 Luego mostraremos la importancia de este conceptualizarse en forma adecuada la “cla-
hecho para el desarrollo de una sociología real- se alta rural” (en cuanto burguesía capitalista
mente científica de nuestra realidad nacional. aplicada al sector social del trabajo rural) y sus
4. Son los elementos metodológicos ante- relaciones con la burguesía industrial, comer-
riores los que permiten a los autores esbozar cial y financiera (predominantemente urbana)
un análisis conceptualmente homogéneo y co- como relaciones entre estratos o fracciones —
herente de los distintos sectores de la división según los casos — de la “burguesía capitalista”
social del trabajo, en particular de lo que habi- uruguaya y no como relaciones entre los polos
tualmente se llama “economía rural” y “econo- “tradicionales y antagónicos de la patria”.5
mía industrial”. En efecto, ambos sectores son 5. Desde hace años era un lugar común en-
analizados en el Uruguay posterior a 1870 como tre los analistas de nuestra realidad económi-
economías básicamente capitalistas cuyo desa-
rrollo está regido por las leyes generales de la
5 Esta conceptualización correcta de las clases en
su aspecto económico da la base para analizar teóri-
4 “[...] los procesos económicos se ven básicamente camente las tantas veces anotadas y nunca explicadas
sustentados por relaciones de oposición entre los dis- contradicciones “históricas” entre puerto vs. campo,
tintos grupos y clases que se integran en la estructura blancos vs. colorados, doctores vs. rurales, etcétera.
social” (IE, 1969: 19). Ver, por ejemplo, capítulos I y II en Martínez Ces (1962).
28 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

co-social considerar que la crisis en la cual se capitalista dependiente. Se hace claro también
hundía el país se debía fundamentalmente al el carácter ilusorio de la actitud voluntarista de
estancamiento de la producción agropecuaria, los que creen que “como hace 30 años nuestro
primero, y luego, la industrial,6 pero en general país se enfrenta, nuevamente a la necesidad de
siempre faltaba un análisis sustantivo y no solo articular las inversiones [...] incentivando la ini-
formal o descriptivo del porqué de ese estan- ciativa privada [...] e interviniendo a través de
camiento. Esta carencia era, sobre todo, níti- una, planificación indicativa” (Faroppa, 1965:
da respecto al agro. El proceso económico del 167-168), como si la falta de inversiones pro-
Uruguay aporta, justamente, las grandes líneas ductivas fuera un problema piscosocial o pura-
de esa explicación, ya que muestra el carácter mente político.
“necesario” del estancamiento dentro del mar- 6. Por todas las consideraciones anteriores,
co del capitalista dependiente. es fácil comprender cómo El proceso económi-
Ni la burguesía agraria era “reaccionaria” ni co del Uruguay termina con las utopías “ob-
la burguesía industrial careció de “espíritu de jetivas y realistas”8 que dominaron la década
empresa”. Simplemente era la estructura capi- del sesenta en el Uruguay y cuya expresión
talista nacional-internacional, que fue hacien- más elaborada fue sin duda el plan de la CIDE,
do más rentable invertir la plusvalía generada, fundamentalmente desarrollista y sustentado
primero, en el agro, luego, en la industria “li- en la idea de un “capitalismo social” apenas
viana de sustitución” y, finalmente, en la espe- confesado, pero que hoy día aparece con gran
culación y en los mercados financieros impe- nitidez.9 Desarrollismo neocapitalista que ig-
rialistas.7 noraba las dos variables básicas que lo hacían
De esa forma aparecen con claridad los lími-
tes estructurales necesarios del desarrollo eco-
nómico y social del Uruguay dentro del marco 8 “El esfuerzo del CIDE tuvo otra inspiración: [...] pro-
yectar un futuro para el país dentro de las proposiciones
concretas para la acción y el cambio, surgidas de plan-
teos racionales y objetivos” (Iglesias, 1966: 10 y 93).
6 Ver, por ejemplo, capítulo X en Faroppa (1965); 9 “Efectivamente, el Plan recoge una ideología implí-
Benvenuto (1967: 100-108). cita al aceptar el sistema económico imperante para el
7 Ver IE (1969: 117 y ss., 193 y ss., 414 y ss.). cual se formuló [...]” (Iglesias, 1966: 18).
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 29

transformarse en una ideología (como su impo- el país y no solo para el análisis económico.
sible aplicación vino a demostrarlo): En efecto, de su lectura surgen algunos aspec-
tos relevantes para el análisis sociológico en el
a) el carácter capitalista periférico de nuestra Uruguay, que ahora desarrollaremos.
formación económico-social y, por lo tanto, 1. En primer lugar —y quizás ese sea su ma-
los mecanismos económicos y políticos ob- yor aporte a una sociología científica—, nos
jetivos que están en la base de su estanca- muestra hasta la saciedad el carácter superfi-
miento; cial, ideológico y, en definitiva, “conservador”
b) el equilibrio específico entre las clases so- de toda explicación sociológica de la evolución
ciales lleva a las fracciones hegemónicas de político-social del Uruguay que no parta de un
la burguesía uruguaya, que hacían imposible análisis satisfactorio del desarrollo sin “base
la aplicación de un plan de ese tipo, a una material”, es decir, su modo de producción de
alianza necesaria con el capital monopólico bienes materiales. Esto supone el estudio tanto
internacional. del desarrollo de las fuerzas productivas como
de las relaciones sociales de producción, sin
las cuales ningún proceso de producción con-
Vemos así que la publicación cumple, a tra-
creto es posible.
vés de su propio aporte científico, una función
Y ya vimos que esa “explicación satisfacto-
en la lucha contra las deformaciones ideoló-
ria” supone el estudio de las relaciones entre
gicas del pensamiento social dominante. Este
las clases que el proceso productivo genera y
aporte no por “menos académico” es menos
supone al mismo tiempo.
digno de ser destacado. Al hacerlo, estamos
Es a partir de esa base que toma sentido y
recordando esa vocación necesariamente “po-
se hace posible el análisis de las formas espe-
lítica” de las ciencias sociales.
cíficas del Estado nacional consolidado en el
primer tercio del siglo; de las formas políticas
III
y jurídicas cambiantes en que se expresan las
En la Introducción dijimos que El proceso
relaciones entre las clases y categorías socia-
económico del Uruguay nos parecía importan-
les en el seno de ese Estado; de los canales par-
te para el conjunto de las ciencias sociales en
tidarios específicos que toman las relaciones
políticas entre las clases y sus fracciones al ni- El estudio de la “modernización” de la so-
vel parlamentario; de las características con- ciedad uruguaya puede mostrar —y de hecho
cretas de la estratificación social uruguaya en ha mostrado— una cierta fecundidad. Pero
sus aspectos educativos, profesionales o de su valor es básicamente descriptivo y formal.
ingresos monetarios; de las formas ideológi- La misma naturaleza del enfoque teórico así
cas de “legitimación” que genera esa articula- lo impone.
ción compleja e históricamente determinada En efecto, estudiar el aumento de la diferen-
de la estructura; de las pautas de “moderni- ciación social, el grado de predominio de pautas
zación” que se generalizan en la población universalistas o la mayor o menor presencia de
uruguaya, etcétera. una voluntad de “logro” en ciertos grupos socia-
Y todo esto enmarcado en el estudio siste- les tiene su interés como evaluación sociológica
mático de las determinaciones cambiantes de de ciertos cambios operados, pero no elimina
la estructura de dominación internacional, do- una explicación de la causalidad sustantiva de
minación que no es solo económica, sino polí- esos cambios, sino que la exige. Y esa expli-
tica e ideológica. cación es imposible sin un análisis del funcio-
2. Lo dicho anteriormente supone que las namiento del conjunto de la estructura socio-
mismas razones analíticas que hicieron recha- económica concreta del país, en particular de la
zar a los autores el estudio del desarrollo de evolución de la estructura de clases y sus luchas.
nuestra economía a partir del conflicto entre En otras palabras, el Uruguay no es una
“actividades tradicionales y dinámicas” (IE, “sociedad en general en camino de moderniza-
1969: 56-57) deben llevar al sociólogo a recha- ción”, sino una formación económico-social y
zar una explicación del funcionamiento y evo- capitalista-dependiente con clases y grupos so-
lución de nuestras “instituciones”, de los “valo- ciales que tienen relaciones de cooperación y
res y normas” dominantes o de la vida política de antagonismo concretas. Relaciones que, en
nacional, una explicación centrada en el con- definitiva, definen la evolución de las “normas
flicto entre “tradicionalismo y modernismo”.10
análisis del Uruguay puede verse en el capítulo IX de
10 Para una presentación general de este punto de Solari (1967), en el capítulo IX de Filgueiras (1967) y en
vista, ver Eisenstadt (1968). Una aplicación parcial al el capítulo X de Campiglia (1969).
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 31

y valores” dominantes en un momento dado. Todos sabemos que si existe un lugar común
Esquivar ese carácter capitalista-dependiente sólidamente arraigado en el análisis de nuestra
de nuestra estructura supone caer en un idea- realidad, es el que afirma “el Uruguay es un país
lismo sociológico inaceptable o, lo que es peor, de clases medias” y piensa que esta caracterís-
considerar a las sociedades capitalistas avan- tica es la variable fundamental para entender
zadas como el modelo implícito, no confesado, su evolución histórica en el siglo XX.11
de la “modernización” que el país comenzó a El análisis crítico sistemático de ese punto
adquirir y que hoy se “resiste” inexplicable- de vista aún está por hacerse. Algunas conside-
mente a completar. raciones teóricas preliminares pueden leerse
Es esa limitación intrínseca la que ha hecho en reflexiones iniciales para una investigación
quedar perplejos a muchos teóricos de la “mo- sobre la estructura de clases en el Uruguay
dernización” ante la grave crisis actual del país. (Cárpena et ál, 1970).
No debe, pues, extrañar que esa perplejidad los Creemos que ese lugar común reposa en la
lleve a buscar explicaciones puramente psico- confusión entre los conceptos de clase social y
logistas del tipo: “El sistema social los resiste de estrato o categoría social, por un lado, y en-
[los grandes cambios], porque [...] los grupos tre el análisis de la estructura de clases a nivel
estratégicos de la sociedad [...] temen altera- económico y el estudio de la lucha de clases al
ciones de fondo cuyas consecuencias descono- nivel político e ideológico, por otro.
cen” (Solari, 1967:  208) (si el autor escribiera En efecto, en general se ha confundido el he-
hoy día —sin duda—, pensaría que los “grupos cho empírico indiscutible del temprano desa-
estratégicos” actualmente hegemónicos han rrollo en nuestro país de los “sectores medios”
perdido gran parte de su temor al “cambio”). en cuanto a ingresos, educación o consumo con
3. Ya dijimos previamente que el estudio de la inexistencia del antagonismo entre las clases
la estructura de clases y sus luchas en el Uru- sociales básicas que correspondería a un país
guay constituía un nivel de análisis privilegiado
para intentar la renovación del análisis socio-
lógico, incluyendo en ese esfuerzo la restaura- 11 Las referencias sobre este punto podrían ser ext-
ensísimas. Citemos solamente algunos ejemplos: el
ción de la unidad perdida con el análisis de la
capítulo VI en Solari (1967), Grompone (1960) y Rama
base material de nuestra sociedad. (1963).
32 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

con un modo de producción capitalista depen- Esa “clase media” es definida como inte-
diente en desarrollo, como era el Uruguay des- grada por “artesanos, pequeños comerciantes,
de el último tercio del siglo XIX. Esta confusión pequeños propietarios y arrendatarios, cha-
inicial sirvió de base a otra que la complementa: careros, profesionales y funcionarios”. Pero
se confundió las formas político-ideológico es- más adelante, la “clase media” se dice que está
pecíficas que dio ese hecho al bloque de poder integrada por las “capas urbanas del pequeño
estatal con hegemonía burguesa —política dis- comercio, industria, trabajadores independien-
tributiva, política de clientela, ideología igua- tes y parte de la propia burocracia estatal” (IE,
litaria, movilización política de amplias capas 1969: 327).
sociales— con la inexistencia misma de esa he- En otros autores las referencias empíricas
gemonía de la burguesía capitalista.12 de la clase media incluyen a los “empleados” en
Incluso en El proceso económico del Uru- general, es decir, a los llamados “white collar”.
guay —donde ya vimos que esas confusiones En general, se tiende a mezclar un conjunto
no aparecen explícitamente—, el concepto de de dimensiones que analíticamente deberían
“clase media” —que nunca es definido teórica- ser diferenciadas, a saber:
mente con precisión— ocupa en toda la obra
un importante rol analítico, en particular cuan- a) sectores asalariados o no que tienen un “in-
do se trata de “explicar “ciertas características greso” económico medio;
del Estado en el período batllista” y las formas b) los pequeños propietarios del campo y la
políticas que tomó la lucha de clases en nuestro ciudad;
país: “La toma del poder político del batllismo
c) os empleados públicos o privados;
supuso su control por sectores fundamentales
de clase media, vinculados al complejo urba- d) los sectores con posturas políticas de “clase
no y marca el comienzo de nuestra revolución media”;
democrático-pequeño burguesa” (IE, 1969: 42). e) la pequeña burguesía, en sentido estricto.

Dentro de las clases medias —o sectores me-


12 Con un equilibrio cambiante entre sus fracciones
(productiva, comercial, financiera) y estratos (rural, in- dios, como a veces se dice— aparecen así ubi-
dustrial, etcétera). cados sectores sociales definidos tanto por su
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 33

ubicación en el proceso productivo como por lisis de nuestra estructura de clases el nivel “in-
su nivel de ingresos o sus posturas políticas y fraestructural” del nivel propiamente político e
mentalidad. Se combinan así en forma mecáni- ideológico. Solo reconociendo que importan-
ca conceptos tomados de la teoría de las clases tes sectores sociales de nuestra población —
en sentido estricto, conceptos tomados de la que no constituyen clases en sentido riguroso
teoría de la estratificación y conceptos especí- (profesores, maestros, militares, trabajadores
ficos de un análisis propiamente político de la de la salud, jubilados y pensionistas, emplea-
estructura social. dos de los servicios administrativos del Esta-
En El proceso económico del Uruguay se do, desocupados)— toman necesariamente po-
nos muestra con claridad las grandes líneas siciones políticas de clase en cada coyuntura,
económicas del desarrollo de nuestra burgue- se torna inteligible un estudio de su peso y las
sía —en sus diversas fracciones y estratos— y formas de su inserción en la vida política nacio-
su incidencia clave en las transformaciones de nal, en particular en nuestros partidos tradicio-
la política económica del Estado en el siglo XX. nales y sus manifestaciones electorales.
Para comprender y explicar las formas políti- El lento pero firme desarrollo durante el
cas concretas que asumió ese proceso —for- “batllismo” de una burguesía industrial “mo-
mas en gran medida determinadas por el peso dernizante” —que desplazó en este rol a la
de los sectores medios—, es necesario un tra- “burguesía rural”— no solo se apoyó en el
bajo de redefinición teórica de estos sectores cambio de la coyuntura del mercado mundial
que nos muestre sus contradicciones internas y de las condiciones de inversión en el campo,
y, fundamentalmente, cómo sus posiciones sino que buscó aliados objetivos en el naciente
políticas tienen un carácter subordinado a proletariado que ella misma generaba y en los
las fluctuaciones en el centro estratégico del amplios “sectores medios” compuestos por la
proceso nacional: clases vinculadas al sector numerosa pequeña burguesía urbana y los gru-
capitalista productivo y sus relaciones con la pos de asalariados del Estado en expansión.
coyuntura mundial. De esta manera se consolida una estructura
4. Ahora bien, esa tarea crítica del lugar co- ideológico-política que, si en lo fundamental
mún “Uruguay, país de clase inedia” solo puede permitió garantizar objetivamente las condi-
ser llevada adelante distinguiendo para el aná- ciones de reproducción del sistema capitalista
34 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

dependiente, reviste al mismo tiempo caracte- tra estructura de clases en la nueva coyuntura
rísticas “originales” en el sentido de incorporar mundial— la crisis económica con la desinte-
ya desde la época batllista importantes elemen- gración de los partidos tradicionales, la pérdi-
tos normativos y formas de procesar las ten- da creciente de legitimidad del poder, el aban-
siones políticas muy características de lo que dono paulatino de las formas democrático-
ha sido denominado el “mundo pequeño bur- parlamentarias de gobierno, la radicalización y
gués”. Ese fenómeno es lo que Real de Azúa ha el cambio de nivel de las luchas obreras y de
denominado el clima “mesocrático” (1964: 12) amplios sectores de empleados “públicos”, la
y Germán Rama, el “ascenso de las clases me- aparición de formas de lucha política armada,
dias”, fenómeno que puede verse con claridad etcétera.
leyendo los principales discursos políticos de Nuestro país contenía en su seno la con-
los líderes batllistas.13 La importancia de su tradicción abstracta capital-trabajo, pero esta
estudio es indudable, siempre que esté situado contradicción estaba inmersa en una red com-
dentro de una teoría más global que le dé su pleja y sólida de un Estado relativamente pode-
verdadero lugar. roso, una burguesía con gran legitimidad en el
5. Hoy día nadie discute que la “quiebra del poder, una estructura social con gran autono-
modelo” es un hecho consumado. Lo impor- mía relativa del nivel político y una coyuntura
tante es explicar cómo se entrelaza el proceso mundial favorable a ese tipo de equilibrio de-
de integración de nuestra economía al modelo pendiente. Fue la especificidad de esta estruc-
de “empresa multinacional” imperialista (Dos turación compleja la que postergó las posibili-
Santos, 1970), con las determinantes especí- dades reales de un desarrollo profundo de la
ficas de nuestro sistema político-jurídico y la lucha de clases en su forma plena, que incluye
tradición ideológica nacional. las manifestaciones políticas de la misma (Le-
Se trata de integrar sistemáticamente —a nin, 1963), en particular la lucha por la organi-
partir de un análisis de la evolución de nues- zación del poder al nivel del Estado.
Nuestra intención era señalar la necesidad de
revisar los esquemas teóricos y metodológicos
13 Véase, por ejemplo, la ya clásica recopilación de
más corrientes en nuestras ciencias sociales, si
discursos de Luis Batlle realizada por Giúdice y Gonzá-
lez Conzi (1959). se pretende proporcionar una explicación cien-
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 35

tífica del conjunto del proceso. Solo integrando Campiglia, N. 1969 Los grupos de presión y el
en una teoría coherente los diversos niveles de proceso político (Montevideo: Arca).
la realidad social esa tarea aparece como po- Cárpena, I., De Riz, L. y de Sierra G. 1970
sible. Solo revisando desde sus fundamentos “Ficha N.º 189”, Instituto de Ciencias
el análisis de nuestra estructura de clases y su Sociales, Fundación de Cultura
evolución, así como el análisis específico de las Universitaria, Montevideo.
luchas de clases en sus diversos niveles, podre- Colleti, L. (s/f) “El marxismo como
mos salir de la actual confusión y dispersión sociología”, Ficha N.º 154, Instituto de
de nuestras ciencias sociales. La gravedad de Ciencias Sociales, Fundación de Cultura
la crisis que atraviesa el país ha aumentado la Universitaria, Montevideo.
urgencia “social” de la tarea. La orientación, to- Dos Santos, T. 1970 Dependencia y
mada en los últimos años por la historiografía alternativas de cambio para América
nacional y por la ciencia económica (de la cual Latina (Santiago de Chile:Centro de
El proceso económico del Uruguay es un buen Estudios Socio-Económicos).
ejemplo) parece indicar que se comienza a en- Eisenstadt, S. N. 1968 Modernización.
frentar el desafío. La “sociología” universitaria Movimientos de protesta y cambio social
tiene al respecto un importante retraso. En que (Buenos Aires: Amorrortu).
pueda recuperarlo a través de las nuevas co- Faroppa, L. A. 1965 El desarrollo económico
rrientes que se desarrollan en su seno reside del Uruguay (Montevideo:Centro de
la chance de su incorporación fecunda a este Estudiantes de Ciencias Económicas y de
proceso. Nuestras reflexiones a propósito de Administración).
esta publicación solo pretenden señalar algu- Giúdice, E. y González Conzi, R. B. 1959 Batlle
nas pautas del camino. El resto es tarea de la y el batllismo (Montevideo: Medina)
investigación concreta y de un adecuado traba- Filgueiras, C. 1967 La situación social del
jo teórico para realizar en equipo. sector agropecuario. Plan de Desarrollo
Agropecuario (Montevideo: Oficina de
Bibliografía Programación y Políticas Agropecuarias).
Benvenuto, L. C. 1967 Breve historia del Grompone, A. M. 1960 Las clases medias en el
Uruguay (Buenos Aires: Eudeba). Uruguay (Washington: Unión Panamericana).
36 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

IE (Instituto de Economía, Facultad de Rama, G. 1963 “Las clases medias en la época


Ciencias Económicas y de Administración, de Batlle” en Tribuna Universitaria
Universidad de la República) 1969 (Montevideo: Federación de Estudiantes
El proceso económico del Uruguay Universitarios) N.º 9, 11.
(Montevideo: Fundación de Cultura Real de Azúa, C. 1964 El impulso y su freno
Universitaria). (Montevideo: Ediciones de la Banda
Iglesias E. 1966 Uruguay, una propuesta de Oriental).
cambio (Montevideo: Alfa). Solari, A. 1967 El desarrollo social del
Lenin, I 1963 “La concepción liberal y marxista Uruguay en la postguerra (Montevideo:
de la lucha de clases” en Marx, Engels, Alfa).
Lenin (Moscú: Ediciones en Lenguas Wonsewer et ál. 1959 Aspectos de la
Extranjeras). industrialización en el Uruguay
Martínez Ces, R. 1962 El Uruguay Batllista (Montevideo: Publicaciones de la
(Montevideo: Ediciones de la Banda Universidad).
Oriental).
Rompani, S. 1965-1966 Luis Battle.
Pensamiento y acción (Montevideo: Alfa)
Vols. 1 y 2.
El batllismo
Su naturaleza y su función de clase
(conjunto de hipótesis)* **

E l análisis sociológico de períodos histó-


ricos anteriores tiene una ambigüedad
intrínseca difícil de superar. Si se conocen to-
Ese parece ser el caso en el tema que nos ocu-
pa: la estructura de clases y sus relaciones con
el período “batllista” de 1900 a 1930.
dos los “datos” (acontecimientos), el análisis Sobre este período se ha investigado y escri-
tiende a ser del tipo posfacto, del tipo inter- to relativamente muy poco si se compara con
pretación razonable de un caso único. Si, por los trabajos historiográficos que se han ocupa-
el contrario, la información disponible es muy do del tema en el período histórico anterior, en
reducida o poco confiable, se hace imposible particular el siglo XIX. A ello debe agregarse el
no solo cualquier interpretación seria, sino hecho de que la mayoría de los trabajos sobre
también hipotetizar con cierta precisión y ope- el período batllista, amén de realizar un manejo
racionalidad. Quizás el caso más estimulante sumamente impreciso de los datos empíricos,
sea aquel en que se conocen algunos aconteci- adolecen de una gran vaguedad o imprecisión
mientos que permiten adelantar un sistema dé en cuanto al modelo teórico de explicación
hipótesis relativamente fundado, sistema que aplicado, en los casos en que este existe.14
sirve de guía y estímulo para continuar la in-
vestigación empírica y, por ende, el proceso de
puesta a prueba de las hipótesis adelantadas. 14 Las anteriores consideraciones no implican una crí-
tica a quienes se han ocupado del tema. Por lo menos,
no lo significan en un aspecto: las limitaciones señala-
* Aquí usamos la expresión “conjunto de hipótesis” das en cuanto al manejo de información empírica son
en sentido lato y no en su acepción técnica. una consecuencia del retraso general que aún tienen los
** Publicado en Cuadernos de Ciencias Sociales 1971 estudios de investigación apoyados en el manejo siste-
(Montevideo: Instituto de Ciencias Sociales) N.º 2. mático de información sobre el período.
38 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Sin embargo, es interesante señalar cómo ca de investigación sobre el tema dentro de un


la mayoría de esos autores concuerdan en marco conceptual coherente.
atribuir al período batllista —y en particular a Con ello queremos instrumentarnos ade-
su estructura de clases y sus relaciones con el más para la formulación de hipótesis correla-
Estado— un carácter estratégico cuando inter- cionadas con las anteriores, pero referidas a
pretan y explican el Uruguay contemporáneo. la estructura de clases del Uruguay posterior
Estas circunstancias, unidas, al carácter privi- a la crisis del año 1929, en particular durante
legiado del período en cuestión como objeto de la “década crítica” (1960-1970). La presenta-
estudio de las relaciones clasistas en una for- ción actual solo corresponde al núcleo de un
mación capitalista dependiente, movieron a un trabajo de mayor aliento en preparación. Par-
equipo del Instituto de Ciencias Sociales a cen- ticularmente, no presentamos el desarrollo de
trar su esfuerzo junto a otros temas en la ela- los fundamentos teóricos que están detrás de
boración de un esquema de hipótesis mínimo, las hipótesis avanzadas,15 la discusión de otros
así como a investigar en forma original algunos conjuntos de hipótesis contradictorias16 o un
aspectos de la problemática planteada. desarrollo de la información empírica maneja-
Los trabajos de Luis González, Mercedes da y que las sustenta. Sin embargo, el esquema
Quijano, Agustín Cisa, Rosario Aguirre y Dani- presentado creemos que posee una serie de
lo Veiga, incluidos en este Cuaderno, así como características que lo diferencian de una pura
el presente artículo, son adelantos parciales de especulación abstracta. Justifica que se lo pre-
esa tarea, cuyo desarrollo es necesariamente sente a la discusión en su estado actual:
una labor a largo plazo.
Corresponde que precisemos bien claramen- a) Un esquema que se sustenta en una informa-
te, desde el comienzo, los límites del “conjun- ción y análisis empírico anterior —realizado
to de hipótesis” que presentamos. En efecto, por otros investigadores— suficientemente
el presente trabajo solo pretende auxiliarnos
—y auxiliar, eventualmente, a otros investiga-
dores— en la comprensión y explicación del 15 Los lineamientos más generales pueden leerse en
conjunto de información sumamente dispersa Cárpena, De Riz y de Sierra (1970).
sobre el batllismo, así como orientar la políti- 16 Ver González (1972: 97).
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 39

fuerte como para hacerlo no contradictorio los aspectos formales del régimen político que
con los datos conocidos. Al menos, no más con él se consolida. Por el contrario, su correc-
contradictorio que otros esquemas avanza- ta explicación exige considerarlo como una
dos anteriormente. Además, ha sido elabo- etapa o fase del desarrollo de esa unidad más
rado luego de una lectura crítica de práctica- amplia, que es la formación social capitalista
mente toda la literatura sobre el tema. dependiente uruguaya que provisoriamente fe-
b) Está incorporado a un esquema teórico, charemos entre 1870 y 1955.
coherente y general que ha mostrado su fe- En efecto —en función del tema que nos
cundidad en el estudio de otros períodos y ocupa—, todo ese largo período histórico po-
coyunturas. Eso le permite aspirar a generar demos considerarlo como una unidad pautada
un tipo de conocimiento y explicación “acu- por ciertos períodos específicos:
mulable” y que puede repercutir sobre otras
investigaciones en curso en nuestro medio. 1. Consolidación definitiva del modo de pro-
ducción capitalista en el Uruguay (1870-
c) Permite construir un sistema de hipótesis
1900). Este pasa a ser dominante en todas
sobre la estructura de clases en períodos
las instancias de la estructura. Consolida-
posteriores que sea coherente con un aná-
ción del capitalismo en su forma dependien-
lisis a largo plazo de la evolución de nues-
te y que corresponde a un estadio específico
tro sistema clasista y sus relaciones con el
del capitalismo mundial, el imperialismo.
Estado.
En el caso Uruguayo, esa dependencia se
procesa con ciertos caracteres específicos:
*** expansión de la demanda internacional de
El punto de partida más general de nuestro nuestras materias primas y crecimiento del
planteo es considerar al batllismo (1900-1930) capitalismo agrario, con serios altibajos que
como una configuración transitoria de la es- no modifican la tendencia general; hegemo-
tructura de clases y sus relaciones con el Es- nía de las fracciones burguesas ligadas al
tado. Aclarar esto es importante, porque muy a gran capital agrario y mercantil (y al mer-
menudo se lo considera como una ruptura radi- cado externo), propietarias de la fuente de
cal con el pasado, ya que se analiza solamente plusvalía; conflictos con el capital vinculado
40 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

a la industria y el comercio urbano y, por del Estado capitalista frente a las relaciones
lo tanto, al mercado interno; crecimiento económicas; el capital industrial y comercial
sistemático de la población urbana motiva- (sobre todo el mediano capital), apoyado en
da por la migración rural estructural y por la pequeña burguesía, pasa a ser reinante en
la migración extranjera fruto de la crisis en la escena política, sin ser dominante econó-
las metrópolis capitalistas; graves crisis en micamente; la pequeña burguesía ocupa un
las formas de dominación política, expresa- lugar importante en las relaciones políticas,
da en las crisis sistemáticas del Estado de pero subordinada a la burguesía; se van de-
derecho, en las formas casi permanentes de sarrollando lentamente las contradicciones
Estado de excepción, y en la manifestación económicas entre el proletariado (aún redu-
de los conflictos entre fracciones de la bur- cido) y las otras clases y fracciones del blo-
guesía en forma de devastadores conflictos que hegemónico en el poder.
políticos y militares. 3. Impulso y aceleración del desarrollo indus-
2. Etapa de crecimiento ampliado del capital trial en el país (1930-1955). La crisis del
agrario (1900-1930). Este sigue siendo cla- capitalismo internacional crea una coyuntu-
ramente dominante. Paulatino crecimiento ra que impulsa y acelera el desarrollo indus-
de la. producción industrial liviana orientada trial en el país, el cual entra en su fase de cre-
al mercado interno y dependiente tanto de cimiento ampliado; la burguesía industrial
las divisas “agrarias “como de la protección (mediana y gran burguesía sucesivamente)
del Estado frente a la competencia extran- pasa a ser fracción hegemónica en el bloque
jera; desarrollo de la industria frigorífica; de poder y no solo reinante políticamente; la
aumento de los conflictos interimperialistas, pequeña burguesía sufre un rápido deterioro
en especial entre Inglaterra, Alemania y los económico, aunque conserva su carácter de
Estados Unidos, dándolo que dio un mayor clase mantenedora del aparato del Estado;
margen de maniobra al país; graves crisis se expanden las contradicciones burguesía-
hegemónicas entre fracciones de la burgue- proletariado y este último pasa a ocupar por
sía, canalizadas ahora a través de la forma primera vez un rol político más importante
“republicana representativa” y que generan que la pequeña burguesía; continúan las gra-
una acentuación de la autonomía relativa ves crisis entre fracciones de la burguesía, lo
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 41

cual sumado a la presión de la pequeña bur- período de Estado de excepción se abre, y aún
guesía y los numerosos “sectores medios” es difícil prever la forma que pueda tomar (ce-
ligados al Estado, tiende a reforzar la auto- sarismo, dictadura militar, bonapartismo, fas-
nomía relativa de este en cuanto organiza- cismo). Si no incluimos esta etapa en nuestro
dor “necesario” de las expresiones políticas esquema, es simplemente porque, para el es-
de la burguesía y mantenedor de su dominio tudio del carácter de configuración transitoria
hegemónico sobre el resto de las clases. de la estructura de clases del batllismo, son
suficientes las tres etapas señaladas anterior-
Naturalmente que cabría continuar la perio- mente.
dización y analizar la etapa 1955-1971 como la En efecto, ellas representan los tres mo-
etapa de la crisis general del modelo de domi- mentos en que la estructura de clases y el Es-
nación burguesa propia al capitalismo depen- tado capitalista uruguayo corresponden a los
diente que caracteriza a nuestra formación períodos de crecimiento ampliado del capital
social. En efecto, en ese período se desenca- (primero, agrario, y luego, industrial), corres-
dena una nueva y profunda crisis hegemóni- pondiendo al período batllista la transición de
ca entre las fracciones de la burguesía, crisis la hegemonía del gran capital agrario al gran
que acompaña al estancamiento general del capital industrial ligado básicamente al mer-
capitalismo nacional ante la nueva coyuntu- cado interno. Período este que —como ana-
ra del imperialismo. Esa crisis de la burgue- lizaremos más adelante— es de transición en
sía es económica, política e ideológica, y se cuanto que, por la forma específica en que la
acompaña por una “rebelión” de la pequeña dependencia modela nuestro crecimiento, se
burguesía y los sectores medios, así como por produce un desfasaje entre las fracciones polí-
un desarrollo creciente de la organización po- ticamente hegemónicas y las políticamente rei-
lítica de la clase obrera. El “parlamentarismo” nantes, abriéndolo que abre un enorme espacio
y el Estado de derecho dejan de funcionar en a la pequeña burguesía y tiñe profundamente
su eficacia propia al servicio de la dominación la dominación burguesa de la ideología y las
burguesa, los partidos políticos “molestan” al “maneras” políticas de esta última clase. Con
gran capital y al imperialismo y se desarrolla ello se sientan las bases del tercer período en
la lucha armada contra el régimen. Un nuevo que la burguesía industrial domina en el bloque
42 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

en el poder y articula la forma más plena —y la –– el crecimiento capitalista dependiente que


última— de expansión burguesa del Uruguay. viene del período anterior —según el mode-
Hechas estas precisiones, podemos pasar lo agroexportador— genera una gran con-
ahora a esbozar nuestras hipótesis específicas centración de población urbana (alimentada
al período batllista: por la expulsión de mano de obra rural y la
migración, extranjera) así como una endé-
1. El batllismo representa el reinado político de mica amenaza de desocupación, sobre todo,
las fracciones industrial y comercial urbanas en la capital;
(en la primera etapa, el mediano capital vincu- –– desarrollo de la industria local (básicamen-
lado al mercado interno), reinado logrado me- te artesanal o de “pequeñas” industrias ca-
diante una alianza con la pequeña burguesía. pitalistas, salvo los frigoríficos) que atien-
Desplaza así al gran capital agroexportador de ese mercado de consumo y de mano de
que, aunque subordinado políticamente, sigue obra;
siendo claramente dominante a nivel econó-
–– crisis de hegemonía entre las fracciones de
mico. Este desplazamiento no lleva a la ruptu-
la burguesía, ninguna de las cuales habría
ra total entre dichas fracciones y sectores de la
logrado consolidar su dominación política
burguesía, pues el carácter de nuestra depen-
en el bloque de poder, ni mediante sus pro-
dencia exigía la alianza tácita (al menos a nivel
pios medios de organización política ni por
económico) entre ambos grupos.17
intermedio de los aún débiles aparatos del
2. Dicho desplazamiento se produce como ex- Estado, con las consiguientes crisis que dis-
presión de las nuevas relaciones de fuerza torsionan la expansión productiva acorde
en la coyuntura: con la demanda internacional;
–– crisis ideológica profunda en la clase domi-
17 Esta salvedad es importante para evitar las expli-
nante, que se muestra incapaz de vivir las
caciones subjetivistas y voluntarias de esa no ruptura relaciones objetivas con sus condiciones
del “batllismo” con la burguesía agroexportadora. de existencia material bajo el mismo modo
En lugar de sorprender, ella aparece como una de las ideológico (ello se expresa en violentos con-
imposiciones del marco estructural de la formación flictos ideológicos intraburgueses);
social uruguaya de la época.
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 43

–– presiones de la pequeña burguesía “tradi- los agentes del sistema productivo las rela-
cional” y los nuevos “sectores medios” ciones de clase en relación con su lucha eco-
en expansión, que buscan constituirse en nómica, particularmente para las clases do-
“fuerza social”; minadas (proletariado, pequeña burguesía y
3. Dicho desplazamiento, que permite consoli- sectores medios). De esa manera, se logra
dar la expansión capitalista en el Uruguay, en gran medida aislar la lucha económica,
se procesa mediante la afirmación (luego de las relaciones sociales económicas, de las
la victoria militar) de un régimen de Estado relaciones sociales políticas e ideológicas
parlamentario bipartidista que, para decirlo entre las clases. Así, el batllismo logra en
con las clásicas palabras de Marx, “era la gran medida que la lucha económica no sea
condición indispensable de su dominación, vivida como lucha de clases.
la única forma de Estado en que su interés 6. Este fenómeno de aislamiento de las relacio-
general de clase (burguesa) podía imponer- nes económicas no solo es de una gran im-
se a la vez a las pretensiones de las diferen- portancia como elemento organizador de la
tes fracciones y a todas las otras clases de la burguesía, sino que al mismo tiempo cumple
sociedad” (1969: 157). a la perfección el papel de desorganizador
4. El estado batllista y la práctica política de político de las clases dominadas, muy par-
las clases dominantes en su seno logran ticularmente del proletariado, en lento pero
constituir la unidad de la clase y median- continuo crecimiento. Esto no significa que
te los efectos específicos de la estructura estas clases estén totalmente “integradas” a
político-ideológica logran consolidar un la sociedad burguesa y que no exista lucha
nuevo de tipo de legitimidad —que durará de clases en ese período. Ella existe, pero
por varias décadas—, haciéndolo que hará ante la sobredeterminación del nuevo tipo
aparecer sus intereses políticos y económi- de legitimidad y del carácter marcadamen-
cos como representantes del interés gene- te “pequeño burgués” que toma la ideología
ral del pueblo. dominante (que analizaremos más adelan-
te), así como ante el efecto de aislamiento
5. Uno de los aspectos centrales de ese efecto
anotado, no se expresa claramente en cuan-
anotado de la superestructura es ocultar a
to tal, y refuerza la apariencia de “neutral”
44 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

ante las clases del Estado batllista (analiza- a) las contradicciones internas entre las clases
da también más adelante). y fracciones del bloque en el poder (esa au-
7. Con el advenimiento del batllismo, no nos tonomía cumple la función de reorganizar el
enfrentamos, pues, a una institucionaliza- bloque);
ción, ni de la debilidad de la burguesía ni b) las contradicciones entre la burguesía y las
de un equilibrio de fuerzas de las clases en clases dominadas, en especial con la cre-
presencia, sino que, por el contrario, asisti- ciente pequeña burguesía (y los sectores me-
mos con él a un reconocimiento y consagra- dios) en búsqueda de representación, políti-
ción —por mucho tiempo— de su fuerza y ca (este hecho hará de la fracción batllista
hegemonía frente a las clases dominadas. La del Partido Colorado la mediadora necesaria
burguesía estaba en crisis político ideológi- para restablecer la dominación política de la
ca, pero en una etapa de ofensiva estratégica burguesía).
frente a las otras clases, ofensiva respaldada 9. Estamos frente a un tipo de régimen repu-
por la favorable coyuntura económica inter- blicano al que corresponde una forma es-
nacional. pecífica de relaciones entre las clases, con
8. El Estado batllista tiene una autonomía rela- predominio del aparato político del Estado:
tiva en relación con el bloque en el poder y, fortalecimiento de los partidos políticos y
particularmente, respecto a la fracción de la representación “partidaria” de las clases.
burguesía industrial y comercial (fundamen- Ello corresponde al período en cuestión, en
talmente urbana), de la cual él contribuye a el cual era una necesidad de toda la burgue-
establecer su reinado político.18 Esta auto- sía el terminar con las crisis y consolidar una
nomía relativa se funda —entre otros— en forma legal-parlamentaria (y, por lo tanto,
dos elementos de la coyuntura: pacífica) de dominación sobre el conjunto
de la sociedad.
18 No debe confundirse esta autonomía, propia del Es- 10. La consolidación del parlamentarismo y el
tado capitalista en general (aunque tome, en el caso, ca- recurso frecuente a las elecciones (más la
racteres específicos), con la autonomía de lo que ha sido posterior extensión del voto) dan la base
denominado “Estado bonapartista” fruto de un equilibrio formal para la afirmación política de las
de fuerzas entre las clases principales en presencia.
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 45

fracciones y sectores de clase que el batllis- afirmación19 no tiene en cuenta la sobrede-


mo aglutina, las que poco a poco pasan a terminación de nuestra formación social
controlar importantes sectores de los “apa- capitalista por la dependencia impuesta
ratos” del Estado. desde el exterior. En efecto, ese carácter
11. Esta afirmación es algo nuevo en el bloque dependiente de nuestro capitalismo es el
en el poder y sus relaciones con el Estado y factor más determinante —entre otros-—
genera resistencias, aunque no antagónicas: de la aparición “precoz” de un Estado inter-
vencionista. Al igual que en otros países de
a) al nivel económico, de los sectores directa-
América Latina, ese tipo de Estado aparece
mente ligados al mercado externo;
como una necesidad del capitalismo nacio-
b) al nivel político, pues choca con partidos nal (estratégicamente dependiente del ex-
políticos tradicionales, estructurados sobre tranjero) para garantizar las condiciones de
otras bases y otros métodos, y con élites po- su crecimiento ampliado en la nueva coyun-
líticas que son desplazadas; tura del capitalismo internacional.
c) al nivel ideológico, pues las élites político- 13. No debe confundirse —como se hace a me-
culturales desplazadas estaban fuertemente nudo— esta participación directa del Esta-
impregnadas, sea de la ideología “conserva- do batllista en lo económico con ningún tipo
dora” con caracteres precapitalistas, sea de de tendencia socialista de dicho Estado.
la ideología “liberal” clásica. El intervencionismo económico del Estado
12. El Estado batllista tiene, además de esa capitalista batllista, que llegó hasta el ciclo
fuerte autonomía relativa, un carácter “in- de producción y de reproducción del capi-
tervencionista” en lo económico que en tal, estuvo siempre articulado con su rol
general corresponde a la etapa monopolis-
ta de los países capitalistas centrales. Por
ello, se ha dicho que ese tipo de Estado 19 Tampoco son pertinentes —naturalmente— las
aparece, en el caso uruguayo, “adelantado”, hipótesis que atribuyen todo el desarrollo de ese fe-
nómeno a la “voluntad estatizadora” de José Batlle y
pues aparece en un estadio aún concurren-
Ordóñez. Esto no significa —por supuesto3 afirmar que
cial o atomista de nuestro capitalismo. Esa José Batlle y Ordóñez no tuviera una ideología y una
práctica política realmente estatizadora.
46 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

político de conjunto y sobredeterminado b) ni un “instrumento” sumiso y al servicio di-


por su rol de garante de la dominación po- recto de la burguesía en su conjunto o de la
lítica de la clase burguesa en su conjunto.20 fracción urbano industrial de esta (existe
14. Esa autonomía relativa pero real del Estado una autonomía real del Estado);
se ve además reforzada por el papel de em- c) ni el “acceso al poder” de la pequeña burgue-
pleador y redistribuidor del ingreso que este sía y sectores medios, a pesar de los eviden-
cumple en el país. Los sectores sociales vin- tes lazos entre el batllismo y estos sectores
culados a los diversos aparatos del Estado (se alían con la burguesía, pero le están su-
en expansión (técnicos, empleados adminis- bordinados).
trativos, obreros, militares) pasan a su vez 16. La pequeña burguesía y los “sectores me-
a ejercer una fuerte presión para ampliar el dios” desempeñan un papel sumamente im-
crecimiento anotado de esos aparatos, pre- portante en el período batllista, en particular
sión que se ve robustecida por el carácter de en sus relaciones con el bloque en el poder.
“fuerza política” que estos sectores adquie- Dichas capas no solo son muy numerosas,
ren, en particular a través de ese canal de sino que, por primera vez en el país, se cons-
“representación” que constituye la fracción tituyen paulatinamente en “fuerza social”
batllista del Partido Colorado. Esta interac- que se expresa políticamente.
ción fortalece a su vez el carácter populista
17. El gran peso de la pequeña burguesía y “sec-
e integrador de la política de Batlle.
tores medios” no se explica fundamental-
15. Resumiendo, el Estado batllista no es: mente por su importancia numérica, como
a) ni la expresión de un equilibrio de fuerzas sostienen algunos autores. Su importancia
entre las clases principales en presencia (do- está determinada, en primer lugar, por la
mina la burguesía); incapacidad hegemónica a nivel político de
las diversas fracciones de la burguesía y las
agudas crisis que ello generó. Fenómenos
20 Basta recordar aquí que, por ejemplo, el Estado fas- políticos muy similares se vivieron en otros
cista también tuvo una importantísima intervención en países de América Latina.
el campo de lo “económico” siendo al mismo tiempo
—y sin la menor duda— un tipo de Estado capitalista.
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 47

18. Dicha crisis, que se expresa —como ya 20. En esta alianza, la “pequeña burguesía”
vimos— en particular a través de los con- juega fundamentalmente el papel de clase
flictos políticos entre la naciente burguesía “mantenedora” del bloque en el poder, por
comercial e industrial urbana (mediana bur- lo que pasa a ser la base de reclutamiento
guesía al comienzo del período) y la gran principal de personal para los diversos apa-
burguesía agraria y mercantil ligada al mer- ratos del Estado, en particular de la admi-
cado externo, promueve el desarrollo cada nistración, y los aparatos ideológicos (inclu-
vez más sólido de una alianza entre la “pe- yendo una parte importante del personal y
queña burguesía”21 (en cuanto fuerza social) los votos del, propio grupo batllista). No es,
y la fracción burguesa ligada básicamente pues, ni la clase hegemónica ni reinante po-
al mercado interno, la cual necesita y busca líticamente.
sistemáticamente ese acuerdo. 21. Si bien el último análisis tuvo una política
19. Esta nueva “fuerza social” se expresa en conforme a los intereses a largo plazo de la
la escena política básicamente a través de burguesía (en particular de la fracción in-
la fracción batllista del Partido Colorado y dustrial), la “pequeña burguesía” juega en
apoya sistemáticamente a uno de los grupos esta alianza un papel relativamente autóno-
burgueses en pugna y sin que parezcan, has- mo y no es una simple correa de trasmisión
ta ya avanzado el período analizado, sus pro- de aquella. Su autonomía relativa se afirma
pias contradicciones con él, a menos en una cuando pasa a controlar partes del aparato
forma explícita y declarada. del Estado; expresa su fuerza política a tra-
vés de dichos aparatos y no solamente a tra-
vés del canal partidario.
22. Durante gran parte del período, el batllis-
21 Hasta ahora, distinguimos “pequeña burguesía” y mo representa efectivamente los intereses
“sectores medios” porque nos referíamos a la “situa-
materiales y políticos de la “pequeña bur-
ción de clase”. De aquí en adelante, empleamos la ex-
presión única “pequeña burguesía”, pues hablamos de guesía”. Pero esto no debe ocultar el hecho
la “posición de clase” de esos sectores, de una “fuerza de la lucha intensa entre ambas clases, que
social” como su expresión política-ideológica de clase atraviesa todo el período y que se expresa
en la coyuntura.
48 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

tanto dentro del partido como en los conflic- burguesa. Más profundamente, debe decirse
tos de este (y las clases y fracciones que re- que la ideología batllista es una adaptación
presenta) con las demás fracciones y capas que se opera en la ideología burguesa, que
burguesas, especialmente a nivel ideológico estaba en profunda crisis, como forma de
y político. desempeñar su cometido específico en el
23. La alianza anotada entre ambas clases toma proceso general de adaptación del bloque en
a menudo formas no demasiado explícitas. el poder durante ese período.
Se canaliza, al principio, a través del “parti- 26. En ese proceso, la ideología burguesa se
do”, el que adopta una imagen anticapitalista adapta a las aspiraciones propias de la pe-
al tiempo que representa cada vez más los queña burguesía, aliada en el bloque de po-
intereses generales del capitalismo. Luego der. Dicha adaptación genera, de hecho, un
se procesa básicamente a través del “feti- desplazamiento: el subconjunto ideológico
chismo” del Estado, típico de la “pequeña pequeño burgués “toma el lugar” de la ideo-
burguesía”, a través del apoyo incondicional logía burguesa dominante. Logra de esa for-
a un Estado visualizado como “neutro” por ma recimentar la formación social capitalis-
encima de la lucha de clases y en el cual no ta existente. La ideología burguesa perpetúa
percibe los lazos cada vez más sólidos que lo su dominación, pero ahora bajo formas in-
unen a la burguesía y al gran capital. directas, “maquilladas”. Los elementos más
24. Ese poder subordinado pero real, la “peque- importantes de la ideología pequeño burgue-
ña burguesía” lo expresó fundamentalmente sa presente en la ideología batllista son:
en el sector de los aparatos ideológicos del a) Igualitarismo económico en la crítica a los
Estado batllista. Su influencia fue muy impor- “muy ricos”, a las grandes fortunas, a los
tante no solamente en el aparato político, sino monopolios y en la teoría de la igualdad de
en los aparatos educativos y de información. oportunidades para todos (igualitarismo re-
25. Al nivel de la estructura ideológica (distin- ferido solo a la distribución y nunca a la pro-
guible de los aparatos ideológicos), el bat- ducción); igualitarismo político en la teoría
llismo es una amalgama de elementos pro- de igualación de todos por el sufragio; deseo
pios de las ideologías burguesa y pequeño de participación en la distribución del poder.
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 49

b) Mito del no antagonismo entre las clases y Bibliografía


de la vigencia de la movilidad social para los Cárpena, I., De Riz, L. y de Sierra G. 1970
mejores y más capaces; exacerbación del “Ficha N.º 189”, Instituto de Ciencias
papel de la educación “neutra”, no clasista, Sociales, Fundación de Cultura
como elemento de movilidad; clasificación Universitaria, Montevideo.
de los grupos y actores sociales por su cali- González, L. 1972 “Acerca de tres análisis
dad moral y no por su posición en la estruc- marxistas del Batllismo” en Cuadernos de
tura de clases. Ciencias Sociales (Montevideo: Instituto de
c) Fetichismo del poder que se expresa en la Ciencias Sociales) N.º 2.
creencia en el Estado “neutro”, por encima Marx, C. 1969 “El 18 Brumario de Luis
de las clases, en tanto árbitro social; espera Bonaparte” en Obras escogidas de Marx y
sistemática en el “otorgamiento” de solucio- Engels (Moscú: Progreso).
nes desde arriba por parte del Estado, para
todos los problemas.
Fascismo y clases medias* **

P ara tratar con seriedad el tema de las relacio-


nes entre el fascismo y las “clases medias”
sería necesario introducirse con cierta exten-
entre la burguesía y el proletariado. Paralela-
mente, haremos referencias a aquellas teorías
que, sin considerar que el fascismo es una dicta-
sión en el análisis sociológico de la estructura de dura de las “clases medias”, les asignan a estas un
clases del modo de producción capitalista (y de papel fundamental en cuanto base social necesa-
las formaciones sociales concretas a dominante ria para la consolidación y desarrollo del fascis-
capitalista), así como de las características es- mo y su control político del aparato del Estado.
pecíficas de la crisis del Estado capitalista que Como se sabe, fue Seymour M. Lipset uno de
ha sido denominada “fascismo”. Dado el espacio los sociólogos que más contribuyó a populari-
de que disponemos, ese análisis no lo podemos zar la vieja tesis social demócrata que conside-
realizar en estos momentos. Por ello, nos limi- ra al fascismo como la expresión política extre-
taremos a considerar específicamente la tesis mista, extraparlamentaria, de las clases medias
bastante divulgada que afirma que “el fascismo y las ideologías “centristas”. Dicho autor desa-
representa la dictadura de la clase media”, dic- rrolla su tesis sobre un doble malentendido:
tadura que expresaría la tercera voz en la lucha
a) Supone la correlación entre ideología política
* Publicado en Cuadernos de Marcha 1971 (Montevi- centrista y clases medias. Supone también que
deo) N.º 53. esta ideología, así como las de “izquierda” y
** El presente artículo es una versión, levemente mo- “derecha”, se expresa según una versión mode-
dificada, de la conferencia que, con el mismo título, fue
dictada por el autor en el ciclo sobre fascismo efectua- rada y otra extremista (siendo las versiones ex-
do por el Instituto de Historia de la Facultad de Huma- tremistas fascismo, comunismo y autoritaris-
nidades y Ciencias de la Universidad de la República. mo tradicional, respectivamente) (1968: 115).
52 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

b) Analiza las relaciones de las clases no solo de producción capitalista, que existe entre la
haciendo abstracción o minimizando el tipo clásica “pequeña burguesía” (trabajadores por
de relaciones de producción que las deter- cuenta propia), la burguesía media y pequeña y
mina (capitalista, en el caso del fascismo), las diversas categorías de trabajadores no pro-
sino que usa una definición muy vaga y fluc- ductivos (empleados de oficina privados y es-
tuante de lo que entiende por clases medias, tatales, enseñantes, profesionales). Al mismo
incluyendo en ellas, según los casos, tanto tiempo, no se distingue con claridad el análisis
sectores de la burguesía media como a la del papel de las “clases medias” a nivel econó-
pequeña burguesía (en sentido estricto, los mico, político e ideológico; asimismo, las posi-
trabajadores de oficina, directivos, profesio- bles contradicciones entre esos planos.
nales) (1968: 118, 121 y 155). De la combinación de ambos postulados
erróneos surge el núcleo de la tesis de Lipset,
A partir del primer malentendido, se cae en quien afirma: “El fascismo constituye básica-
el error de analizar el fascismo solamente en mente un movimiento de la clase media que
sus aspectos políticos formales, en particular representa una protesta contra el capitalismo
como uno de los polos recurrentes de la di- y el socialismo, contra la gran empresa y los
cotomía moderada/extremista, confundiendo grandes sindicatos” (1968: 112).
además la política moderada, con parlamen- La crítica a este punto de vista no significa
tarismo, y la política extremista, con la acción negar el papel importante que jugaron —o pue-
política no parlamentaria. den jugar— los diversos sectores de las “cla-
Debido al segundo malentendido se abstrae ses medias” en el triunfo del fascismo. Se trata
el tratamiento del comportamiento de las “cla- simplemente de analizar ese papel en función
ses medias”, de su ubicación en una estructura del conjunto de las relaciones de clase, en par-
de clases con dominación burguesa y, al mismo ticular el carácter subordinado de esas clases
tiempo, se dejan de lado dos aspectos funda- y sectores respecto a la hegemonía de ciertas
mentales en el análisis de estos sectores. En fracciones de la burguesía en el período de cri-
efecto, no se tiene en cuenta la diferencia sus- sis política llamado fascista.
tancial, desde el punto de vista de la situación En esa perspectiva, puede afirmarse, clara y
de clase en el proceso productivo del modo terminantemente, que el fascismo es una forma
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 53

específica de crisis política de los estados capi- Por supuesto, un sinnúmero de autores
talistas que, bajo ciertas circunstancias, permi- marxistas desde la década del treinta hasta
te consolidar y reproducir la dominación de la nuestros días también han reflexionado sobre
burguesía sobre el resto de las clases, en espe- este tema.22 Baste citar al respecto un texto de
cial sobre el proletariado. Paul Sweezy, quien sostiene que bajo el régi-
Con esta u otra terminología, esta tesis bá- men fascista:
sica es, hoy día, aceptada por un gran número
de autores y corrientes. Sociólogos “funciona- [...] las formas del capitalismo se mantienen: los
medios de producción conservan la forma de ca-
listas”, como Gino Germani, sostienen:
pital; la explotación sigue tomando la forma de
La razón de ser básica del régimen consiste en la producción de plusvalía. En consecuencia, la
consolidación de un estado de cosas considerado clase gobernante es aún la clase capitalista [...]
apto para lograr por la fuerza y durante un período Las tendencias inherentes al capitalismo en su
de tiempo considerable, tanto la desmovilización fase imperialista alcanzan así su culminación [...]
de las clases inferiores, como una moratoria en (1942: 291).
todos aquellos aspectos de la modernización que
puedan amenazar los; intereses de la coalición Importa señalar, antes de seguir con nuestro
(entre los diversos componentes de las clases más tema, que esta coincidencia genérica entre los
altas, sobre todo el sector rural dominante, y la teóricos marxistas recubre importantes dife-
burguesía industrial en ascenso) (1969: 547). rencias sobre varios aspectos vinculados con
la explicación tanto de la causalidad específica
Por su parte, politólogos “liberales”, como que lleva a un régimen fascista en una forma-
Maurice Duverger, no dudan en afirmar: ción de tipo capitalista como al carácter de las
relaciones entre clases. Asimismo, fracciones
[tanto en] en Italia como en Alemania el fascismo
de clase tanto al nivel económico como político.
tuvo como objetivo principal conservar el poder
de la burguesía: en ambos países fue subvencio- Al respecto, puede verse un análisis exhaustivo
nado por los grandes capitalistas[...] fue instru-
mento de las clases burguesas para conservar su
poder: e impedir que caiga en manos del proleta- 22 La lista al respecto sería interminable. Solo mencio-
nando los que más notoriamente-se ocuparon del tema
riado [...]” (1957: 291).
tenemos a Trotsky, Dimitrov, Gramsci y Poulantzas.
54 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de dicha controversia en el libro de Nicos Pou- estructura económica (pequeños productores,


lantzas titulado Fascisme et dictature (1970). pequeños comerciantes, asalariados diversos)
Hay, sin embargo, un punto común en todos se expresan con bastante homogeneidad en
los que han estudiado el fenómeno: las “clases cuanto “fuerzas sociales”, a pesar de sus dife-
medias” o la “pequeña burguesía” —según los rencias. En segundo lugar, la tesis de la hege-
autores— jugó un papel preponderante en el monía burguesa en el estado capitalista debe
desarrollo y consolidación política del fascis- ser especificada en el sentido de la no coinci-
mo. El aspecto económico determinante de dencia necesaria entre la clase o fracción de
esta participación de las “clases medias” fue — clase que es hegemónica a nivel económico,
sin duda— la gravedad con que fueron afecta- con la clase o fracción reinante a nivel polí-
dos sus intereses en el período de crisis econó- tico o con la clase que provee de “personal”
mica que acompasa la aparición del fascismo. a los diversos aparatos del Estado. De ello se
Pero lo más determinante para analizar es el deriva también la importancia de las posibles
contexto político específico que llevó a dicha contradicciones entre las fracciones en el seno
clase a expresarse a través del partido fascista, mismo de la burguesía.
que llega a ser “reinante” en la escena políti- Habíamos dicho que el fascismo era expre-
ca durante un período, para luego pasar a ser sión de una “crisis” específica al nivel político.
simplemente clase de apoyo y mantenedora de Con ello queremos significar que no puede ser
la hegemonía económica y del reinado político considerado como una etapa necesaria del ca-
de la gran burguesía (en la fase de madurez del pitalismo monopolista, etapa que seguiría al
régimen fascista). régimen parlamentario burgués.23 Dicha crisis
Para dilucidar este problema, es necesario se manifiesta respecto a nuestro tema en el blo-
precisar claramente algunos aspectos teóri- queo de la representación política de la “peque-
cos. En primer lugar, debe quedar claro que ña burguesía” que no puede seguir expresándo-
la fecundidad del concepto de “clase media” o se a través de los partidos políticos burgueses
de “pequeña burguesía” está centrada básica- y su acción parlamentaria.
mente al nivel de su comportamiento político-
ideológico, nivel en el cual diversas fracciones
23 Ver la crítica a ese planteo “lineal” en Sweezy
de esa clase, situadas diferentemente en la (1942: 360-367) y en Poulantzas (1970: 34-53, 85-86).
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 55

Esto se debe, fundamentalmente, a que es- vor de este último, quien a su vez desplaza a la
tos partidos entran en crisis y ya no expresan “pequeña burguesía”.
adecuadamente ni siquiera a la propia burgue- Se abre así una nueva fase en la que el parti-
sía. Ante ello, la “pequeña burguesía” adquiere do fascista pasa a expresar más directamente
una consistencia propia en tanto fuerza social los intereses de la burguesía. Y, sin embargo,
y tiende cada vez más hacia la adquisición de esto no significa que la pequeña burguesía des-
un papel relativamente autónomo frente a la aparezca de la escena política. La alianza “con-
burguesía. El partido fascista es el canal que en flictiva” con el gran capital se transforma y, si
la primera etapa le permite expresarse, crecer bien la pequeña burguesía mantiene su carác-
como fuerza político ideológica y acercarse al ter de fuerza social relativamente autónoma,
bloque de poder que controla el Estado. Este lo hace en una clase de sostén externo de los
proceso se ve favorecido por la gravedad de la aparatos del Estado. El partido es absorbido
crisis, que no es solamente de representación por aquel, pero la ideología pequeño burgue-
política, sino de conflictos económicos e ideo- sa pasa a ocupar el lugar predominante en los
lógicos agudos entre las fracciones de la bur- aparatos ideológicos del Estado sustituyendo
guesía y el impasse transitorio que ello apareja. a la ideología propiamente burguesa, que se
En esa coyuntura específica es que el pro- adapta a esta situación como forma de supe-
grama y la ideología pequeño burguesa impreg- rar su propia crisis y recimentar la hegemonía
nan profundamente al partido fascista y llegan del gran capital sobre las otras clases y frac-
al reinado político. Esto les permite, en una pri- ciones.24
mera etapa, obtener ciertas ventajas económi- Esta “presencia” ideológica va de par con
cas, pero ello de ninguna manera significa que una crisis económica radical de la “pequeña
llegarán a ser hegemónicas económicamente. burguesía” —sobre todo urbana— que es de-
En efecto, al mismo tiempo que la “pequeña finitivamente dejada de lado por el gran capi-
burguesía” se incorpora al bloque de poder con tal que controla el Estado y, a través de él, al
hegemonía burguesa, cambia la coyuntura y
se produce un desplazamiento entre las frac-
24 Por un desarrollo sumamente preciso de esta fun-
ciones y sectores de la burguesía: el conflicto
ción “burguesa” de la ideología pequeño burguesa en el
entre el mediano y gran capital se dirime a fa- régimen fascista, ver Poulantzas (1970: 272-279).
56 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

partido fascista. Y esto es tanto para los peque-


ños cuentapropistas como para los asalariados Montevi- Interior Interior
deo urbano rural
de “cuello blanco” que, si bien ven considera-
blemente aumentado su número (al contrario Trabajadores
de la anterior fracción), sufren una caída radi- por cuenta
cal de sus ingresos. propia y
12% 19% 33%
Hemos definido así las grandes líneas —obli- trabajadores
familiares no
gadamente breves— del carácter que tienen las pagos*
relaciones entre las “clases medias” o “peque-
ña burguesía” con respecto a la burguesía en
Empleados** 33% 23% 5%
su conjunto en esa configuración específica de
crisis del estado burgués que es el estado fas-
cista. Muy brevemente, veremos ahora algunas
Total 45% 42% 38%
características salientes de la crisis de esa clase
en el proceso más global de la crisis uruguaya,
tratando de detectar aquellos síntomas que, de Fuente: Datos reelaborados en el Instituto de Ciencias
Sociales por Mernies, J. y Petruccelli, J. L., con datos del
alguna manera, permiten plantearse la pregun-
Censo de Población y Vivienda de 1963, en el marco de
ta de si en nuestro país no se estarán dando las una investigación en curso sobre estructura de clases
condiciones estructurales para un desarrollo en el Uruguay. | * Lo que tradicionalmente se denomina
del fascismo como tal y no solamente de for- “pequeña burguesía”. | ** Incluye altos administradores
mas de dictadura militar burguesas, situación y gerentes, pero para nuestro razonamiento no afecta
sustancialmente dada la cantidad.
que debe distinguirse de la anterior.
Que las “clases medias” son un sector so- Ambas categorías difieren entre sí en varios
cial de gran importancia en nuestro país es un aspectos que queremos señalar, pues son perti-
lugar común que casi no necesita hoy día ser nentes para el análisis:
fundamentado. Brevemente, recordamos que,
si distinguimos las dos fracciones básicas ma- 1. Cuantitativamente, han sido afectadas en
nejadas anteriormente, tenemos: forma inversa por la crisis de la estructura
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 57

económica en los últimos años. Mientras diferencia de niveles culturales entre ambas
que los empleados han aumentado sus- categorías (ICS, 1968; CINAM – Economía
tancialmente su número (en particular los Humana, 1962). A esto se agrega el contraste
empleados del Estado), los pequeños pro- entre el aislacionismo propio de los pequeños
pietarios disminuyeron radicalmente, sea productores urbanos —y más aún rurales— y
pasando a la fracción empleados o a los tra- las formas generalmente colectivas de trabajo
bajadores manuales, sea incluso al “ejército y agremiación de los “empleados”.
de reserva”.25
2. Desde el punto de vista de sus ingresos, la Al mismo tiempo, encontramos una situa-
situación es más compleja, pero, en líneas ción de bloqueo del sistema productivo de más
generales, similar para ambas fracciones de diez años, básicamente determinada por
en la medida que la crisis productiva y la nuestra ubicación como dependientes” en la
inflación afecta simultáneamente a quienes nueva coyuntura del capitalismo internacional.
dependen de la política de salarios y a los pe- Esto apareja una crisis específica entre las frac-
queños productores y comerciantes, aunque ciones de la burguesía, lo cual, sumado al des-
por caminos diferentes. Eso ha provocado contento obrero y de las “clases medias”, obli-
contradicciones entre los medios y las polí- ga a una reestructuración del bloque de poder
ticas para satisfacer a unos y otros, según la hegemónico, con predominio creciente del gran
coyuntura. capital, en particular financiero. Las “clases
3. Otro aspecto realmente importante que distin- medias” se alejan paulatinamente de su rol de
gue en nuestro país a ambas fracciones de esa apoyo y mantenedoras, particularmente, de los
“clase media” es su nivel cultural, sus pautas empleados del Estado. El proletariado obrero,
de conducta y, en especial, las formas de re- por su parte, más alejado que antes del centro
lación y organización. Las encuestas realiza- de decisiones a nivel estatal, politiza en forma
das son concluyentes en cuanto a la enorme creciente su acción. La aparición de la lucha
armada sistemática contribuye a acelerar aún
más la inadecuación de los partidos tradicio-
25 Ver CIDE (1963), DGEC (1963) y Ministerio de In- nales en tanto representación de la propia bur-
dustria (1968). guesía “extraparlamentaria” y, con más razón,
58 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

aun de las “clases medias”, que acentúan su estatal. Lo decimos teniendo en cuenta la cre-
búsqueda de nuevos canales. La profunda ciente canalización de los sectores medios,
crisis de la ideología burguesa dominante especialmente empleados públicos, hacia po-
(aunque fuertemente teñida de elementos siciones y organizaciones cada vez más cerca-
pequeño burgueses) que se desata en el pe- nas al proletariado, tanto ideológica como po-
ríodo completa los síntomas clásicos de una líticamente. Esto no es cierto para los peque-
“crisis” política que parece llevar a formas de ños propietarios urbanos y rurales, quienes
estado de excepción. no solo carecen de organizaciones gremiales
Dados el conjunto de esos elementos que realmente sólidas, sino que carecen de toda
configuran la coyuntura, el desarrollo acele- “movilización” conectada con objetivos polí-
rado de núcleos de ideología y acción típica- ticos antiburgueses.
mente fascistas parecen presagiar un proceso En ese sentido, se debe investigar sistemá-
similar al ya conocido proceso europeo, que ticamente las diferencias de situación econó-
comienza, justamente, con la creación de un mica y posiciones político-ideológicas entre
partidario extraestatal, pero capaz, si crece lo ambas fracciones de la “pequeña burguesía” o
suficiente, de hacerse imprescindible para el “clases medias” antes de hacer generalizacio-
manejo de los aparatos del Estado. Sin embar- nes apresuradas.
go, nos parece que la situación en nuestro país De todos modos, tanto las encuestas de opi-
presenta ciertas características específicas que nión, que nos muestran las actitudes progresis-
hacen dudar sobre la posibilidad de “coagula- tas de amplios sectores de las “clases medias”,
ción” de esta crisis en una salida fascista en como el hecho de que estos sectores se han
sentido estricto, (diferenciándola de los regí- transformado en foco de importantes conflic-
menes propiamente bonapartistas o la dictadu- tos de clase y en base social del reclutamiento
ra militar lisa y llana). de personal para los movimientos políticos y
En efecto, creemos que, en la medida en que político-militares populares permiten avanzar,
la. “disponibilidad” política de las “clases me- con razonables bases empíricas, la hipótesis de
dias” sea requisito para la consolidación del fas- la dificultad de que el movimiento fascista lle-
cismo, puede pensarse que, en el Uruguay, este gue a sobrepasar el punto de no retorno en su
demorará en instalarse como forma política camino hacia el “reinado político”.
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 59

Bibliografía ICS (Instituto de Ciencias Sociales) 1968,


DGEC (Dirección General de Estadística 1970 y 1971 Encuestas de Opinión Pública,
y Censos de la República Oriental del Montevideo, mimeo.
Uruguay) 1963 Censo de Población y Lipset, S. M. 1968 El hombre político (Buenos
Vivienda (Montevideo). Aires: Eudeba).
CIDE (Comisión de Inversiones y Desarrollo Ministerio de Industria (República Oriental
Económico) 1963 “Diagnóstico” del Uruguay) 1968 Censo Industrial
(Montevideo). (Montevideo).
CINAM – Economía Humana 1962 “Informe Poulantzas, N. 1970 Fascisme et dictature
sobre el Uruguay Rural” (Montevideo). (París: Maspero).
Duverger, M. 1957 Los partidos políticos Sweezy, P. M. 1942 Teoría del desarrollo
(México DF: Fondo de Cultura Económica). capitalista (México DF: Fondo de Cultura
Germani, G. 1969 “Fascismo: forma y Económica).
contenido. El impacto de ambos sobre la
socialización política de la juventud” en
Revista Latinoamericana de Sociología
(Buenos Aires) N.º 3.
Consolidación y crisis
del “capitalismo democrático”
en Uruguay*

Hace algunos meses tuve la oportunidad de via- ción y enclavado entre dos “grandes” que se
jar por Europa y de ver un poco cómo funcio- disputaron su territorio desde el período de la
nan esos países. Así llegué hasta Suiza sobre la independencia, logró, sin embargo, consolidar
cual hemos oído hablar mucho. También hemos un desarrollo capitalista local bastante dinámi-
oído muchas veces que el Uruguay es la Suiza
co y prácticamente ininterrumpido desde 1903
de América. Luego de haber visitado Suiza yo
hasta mediados de la década del cincuenta.
puedo asegurarles que este país puede ser consi-
derado como el Uruguay de Europa. Dicho desarrollo fue original no solo porque
permitió crear un relativo “estado de bienes-
tar”, sino porque se procesó mediante una in-
Luis Batlle Berres** tensa participación de los aparatos del Estado

E n el panorama latinoamericano, la historia y a través de un régimen político con alta esta-


del Uruguay moderno asume característi- bilidad y fuerte legitimación popular.
cas a la vez contradictorias y paradigmáticas. Pero decimos que este proceso tiene también
Contradictorias, ya que, siendo un pequeño un carácter paradigmático, pues creemos que re-
país capitalista-dependiente, con poca pobla- presenta uno de los casos latinoamericanos más
exitosos de desarrollo capitalista dependiente lide-
* Publicado en González Casanova, P. (comp.) 1976 rado por las llamadas “burguesías nacionales”, al
Breve historia del medio siglo en América Latina menos para países pequeños y que se incorporan
(1925-1975) (México DF: Instituto de Investigaciones al “crecimiento hacia afuera” sin la presencia en
Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de Mé-
xico – Siglo XXI).
su seno de enclaves extranjeros de significación.
** Discurso pronunciado por el presidente en 1954, en También es paradigmático en cuanto su cri-
la ciudad de Minas. sis mostró, en los últimos lustros, los límites
62 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

insuperables de un proyecto de ese tipo en un retraso de casi dos décadas respecto a la


la nueva articulación de la cadena imperialis- de su vecino, Argentina.
ta que se consolida desde fines de la década En particular, a partir de los años setenta
del cincuenta. del ese siglo, en que gobierna el Gral. Loren-
Cuando hasta hace pocos años la mayoría zo Latorre, a través de una serie de medidas
de los dentistas sociales definían al Uruguay de política interior directamente ligadas con
como un país “democrático” y con predominio la situación del mercado mundial de carnes y
de las “clases medias”, no hacían sino designar lanas, el país se va incorporando cada vez más
descriptivamente una situación que debe ser intensamente al mercado internacional, so-
explicada analíticamente. Hoy que la “Suiza de bre todo a través de la exportación de dichos
América” ya lleva muchos años de crisis econó- productos. Pero en ese momento, y debido al
mica, de intensas luchas de clases y de “guerra poco desarrollo tecnológico de la producción
abierta contra el pueblo”, es más urgente que agraria en el país, la carne y la lana producidas
nunca aproximarse a una explicación científica por la “Provincia Oriental” aún eran de calidad
de aquella singularidad y de esta culminación relativamente baja, tanto en comparación con
anómala solo en apariencia. los niveles alcanzados en la Pampa húmeda
argentina como en relación con las exigencias
Consolidación capitalista de los mercados consumidores “centrales”. Por
en el campo y crisis de hegemonía otra parte, aún no se habían instalado los frigo-
El último tercio del siglo XIX es un perío- ríficos modernos y el saladero seguía siendo la
do en el cual el Uruguay va consolidando su etapa final de elaboración manufacturera de la
existencia como estado independiente, aunque carne producida.
siempre signado por su carácter de “estado ta- Pero lo esencial de este retraso “técnico”
pón” entre sus dos grandes vecinos. está directamente determinado por el retraso
Esta consolidación va de par con el pro- en la consolidación de las relaciones de pro-
ceso de consolidación definitiva del modo ducción capitalistas en las estancias urugua-
de producción capitalista en el conjunto de yas. A comenzar por la peculiar inestabilidad
la sociedad y con su incorporación dinámica de la propiedad agraria, la que, siguiendo el
al mercado mundial, incorporación que tiene flujo y reflujo de las endémicas guerras civiles/
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 63

internacionales, cambia sucesivamente de ma- marginal pasa así a transformarse en un factor


nos entre los dirigentes civiles y militares de más de inestabilidad política: de ella sale una
los bandos vencedores. Esta inestabilidad no buena parte de los combatientes de las guerras
solo retrasa las inversiones tecnológicas dis- civiles que continúan hasta 1904; ella “provoca”
ponibles en ese momento para la producción crecientes temores entre los hacendados y el
agraria (alambramiento de los campos, cruza- gobierno con las consecuentes olas de repre-
miento de razas, etc.), sino que tendía a refor- sión y, además, pasa a presionar en forma con-
zar las formas “precapitalistas” de relaciones siderable sobre el mercado de trabajo urbano,
laborales en el seno de la producción agraria, principalmente de la ya macrocéfala capital.
en particular el “caudillismo” de los grandes Sin duda, hasta bien avanzado el siglo XX,
estancieros, tan útil y funcional para el manejo permanecen formas atrasadas de capitalismo
de los peones como “carne de cañón” en las en- en el campo, pero, al final del siglo, ya puede
démicas guerras civiles. afirmarse que estas están estructuralmente su-
Es justamente este retraso el que tiende bordinadas al modo dominante, aunque al nivel
rápidamente a desaparecer desde el período político e ideológico aún tienen un peso consi-
de Latorre. En efecto, impulsado por las pre- derable y son uno de los elementos causales de
siones crecientes de los propietarios agrarios la inestabilidad hegemónica de las clases domi-
más avanzados en la vía capitalista, y represen- nantes en ese período.
tando sus intereses en lo fundamental, Latorre Se debe insistir en esta inestabilidad hege-
apoya una serie de medidas legislativas que mónica, ya que constituye un aspecto central
tienden a hacer posible la adecuación entre la del sistema político de dominación en este pe-
producción agraria y las exigencias del merca- ríodo (a diferencia de la sólida implantación
do externo. Dicho proceso de modernización para esa fecha de la llamada “oligarquía” argen-
capitalista va de par con la marginación acele- tina) y porque ella es uno de los componentes
rada de una parte importante de los trabajado- centrales de la situación que hará posible la
res agrarios dejados “disponibles” por los ade- implantación del modelo batllista en el primer
lantos técnicos introducidos, particularmente tercio del siglo XX.
por el alambramiento de los predios, al igual A esta inestabilidad contribuye la ya mencio-
que lo sucedido en la Argentina. Esta masa nada demora relativa en la consolidación de la
64 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

propiedad de la tierra (la que ve cambiar una bue- Paralelamente, se fue dando el sistemáti-
na parte de sus titulares hasta fines de la primera co crecimiento de la población urbana (sobre
presidencia de José Batlle y Ordóñez). Otro ele- todo, capitalina) motivado tanto por la ya men-
mento importante en el caso uruguayo es la gran cionada desocupación de trabajadores rurales
fuerza en todo ese período de los sectores vincu- como por la importantísima migración de ori-
lados al alto comercio (local e internacional) los gen europeo, fruto de la crisis en las metrópo-
que lograron impedir la implantación del papel lis capitalistas. Al mismo tiempo, crece la pe-
moneda como patrón monetario durante todo el queña industria y el comercio de Montevideo,
período considerado, con el consiguiente dete- vinculados casi exclusivamente al mercado de
rioró relativo del poder de los ganaderos, a dife- consumo interno, con el consecuente fortaleci-
rencia, una vez más, de lo sucedido en la Argen- miento político de dichos sectores.
tina. A ello debe agregarse la fuerte penetración Este considerable desarrollo de “lo urbano”,
del capital bancario especulativo de Argentina y que se combina con el tradicional peso histó-
Brasil, con las consecuentes crisis periódicas a rico de la “ciudad-puerto”, configuran otro de
ese nivel, crisis que a menudo toman el carácter los elementos importantes para explicar la par-
de verdaderas catástrofes nacionales. ticular articulación de fuerzas sociales y políti-
En los albores del siglo existe, pues, una cas que hacen posible la posterior estabilidad
aguda crisis en el bloque en el poder y no hay del “modelo batllista”.
ninguna fracción ni alianza de ellas que logre
consolidar políticamente su poder en forma José Batlle y Ordóñez: crecimiento
estable y mucho menos crear las condiciones capitalista y democracia política
para la implantación de un proyecto hegemó- Frente a ese panorama de crisis política y de
nico, como, por ejemplo, en la Argentina, con maduración de las condiciones para un proce-
el llamado “Proyecto del 80”. Una de sus ma- so estable de desarrollo capitalista dependien-
nifestaciones claves para el sistema político es te en el país (por primera vez en muchas dé-
la permanente ruptura del estado de derecho cadas), la elección por el Colegio Electoral de
y la implantación casi permanente de diversos Batlle para la presidencia de la República apa-
estados de excepción como única forma de ma- rece, mirada a la distancia, no tanto como una
nejar las tensiones por el poder. irrupción anómala sino como una necesidad
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 65

del conjunto del sistema y de los sectores pre- el propio Batlle) sobre Aparicio Saravia, victo-
dominantes de la clase dirigente. ria que cierra el ciclo de guerras civiles mani-
Sin menospreciar el importante papel juga- fiestas y acelera el proceso de consolidación
do por su fuerte personalidad, su obra (que es del conjunto de condiciones necesarias para la
la obra del conjunto de los sectores dirigentes producción ampliada del modo de producción
más lúcidos de las distintas fracciones burgue- capitalista en el país. Se trata no solo de las
sas de la época) representa un exitoso intento condiciones de reproducción amplia, del capi-
por superar la ya mencionada crisis hegemó- tal, sino también (y en un solo movimiento) de
nica del conjunto de la clase dominante. De las condiciones de reproducción ampliadas de
esa manera, permite atender a las necesidades las clases sociales en sus aspectos políticos e
de acumulación tanto de lo más avanzado de ideológicos, sin las cuales tampoco se reprodu-
la burguesía agraria, como de los emergentes ce el capital.
sectores vinculados al comercio y la industria Dentro de las condicionantes rígidas impues-
y ligados al mercado interno. Dicha tarea se ve tas por el carácter dependiente del país (aun-
además respaldada por las óptimas condicio- que con ventajas diferenciales relativamente
nes del mercado mundial de carnes y de lanas similares a las que hoy día tienen los países
junto con la importante renta diferencial que exportadores de petróleo), el llamado “modelo
la producción local obtiene gracias a las privi- batllista” se caracteriza por haber maximizado
legiadas condiciones naturales para ese tipo el espacio de acumulación de la burguesía local
de producción. o “interior” tanto ganadero-exportador como
De todos modos, es indudable que a partir industrial y comercial que produce para el mer-
de 1903, año de su primera elección como pre- cado interno. Gracias a un intervencionismo es-
sidente, se produce una especie de ruptura con tatal muy acentuado —que luego trataremos—,
el anterior ciclo de crisis políticas casi catastró- lo original es que se estimula simultáneamente
ficas que amenazaban continuamente la propia el desarrollo de las exportaciones primarias
existencia del Estado y las posibilidades de un (con propiedad “local” de la tierra y el gana-
desarrollo de la acumulación capitalista local. do) y el de la industria de bienes finales para el
En especial a partir de la victoria de las fuerzas consumo interno de los sectores urbanos y de
gubernamentales (dirigidas personalmente por la importante capa de agricultores familiares
66 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

que rodea la capital. Es este doble aspecto el dades de hacer efectivo el plusvalor ganadero)
que dará por largo tiempo el perfil característi- pierde, sin embargo, el reinado político. Reina-
co de las bases de sustentación social del mo- do que pasa a ser asumido paulatinamente por
delo batllista, aunque en la literatura sobre el una alianza de la burguesía industrial y comer-
tema se minimizó a menudo la primera de las cial y por la creciente “burguesía de Estado”.
características, haciéndolo que hizo en parte in- Esta característica propia del bloque es la que
comprensible el evidente pacto de “no agresión maximiza a su vez las posibilidades del desa-
mortal” que existió en todo el primer tercio del rrollo de la autonomía del Estado como orga-
siglo entre los sucesivos gobiernos batllistas y la nizador necesario de ese desfasaje. Junto con
burguesía agraria más avanzada y ligada al mer- el crecimiento del estado, se amplían también
cado mundial.26 Es este mismo doble aspecto de de ese modo las condiciones para el importan-
la política económica lo que posibilitó el entrela- te papel político, de la tecno-burocracia y de
zamiento creciente de las capas superiores de la ciertas capas de la pequeña burguesía.
burguesía (agraria, industrial, comercial y finan- De todas maneras, el papel preponderante
ciera) y dio lugar al grupo social y económico del Estado era funcional para permitir condi-
denominado, en el lenguaje político posterior, ciones generales, de acumulación local en una
como “la rosca” o “las quinientas familias”. economía dependiente y en un espacio econó-
Se configura así un bloque en el poder en el mico tan reducido como el uruguayo.
cual el grupo que aún es dominante económica- El papel intervencionista y organizador del
mente (y que tiene como nunca antes posibili- Estado en lo económico se manifiesta en la
creación o el desarrollo de la infraestructura
física, administrativa y financiera necesarias
26 Más allá de las naturales tensiones entre fracciones
para una expansión rápida de la acumulación
burguesas o entre ellas y el Estado como aparato con
una gran autonomía relativa en el caso uruguayo, es capitalista, infraestructura que, en muchos ca-
claro que los sectores agroexportadores integraron, du- sos, pertenece al propio Estado. A ello se agre-
rante todo el período, el bloque en el poder, aunque sin gó una gestión “sana” de las finanzas públicas,
ser hegemónicos en él. Por otra parte, ese tipo de alian- la incursión en varias actividades propiamente
zas son propias de casi todos los países latinoamerica-
productivas y una legislación económica y la-
nos y han sido ampliamente explicadas por el carácter
específico del desarrollo dependiente en la región. boral que dieron un gran impulso al desarrollo
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 67

y ordenamiento del mercado interior. En ese duda— que los partidos abrumadoramente ma-
sentido, la amplía legislación social del primer yoritarios lo eran de larga tradición histórica y
período batllista debe ser vista no solo en sus netamente policlasistas en sus bases (el Partido
connotaciones “populistas”, sino también en su Colorado, con la fracción batllista en su seno, y
faz de organización stricto sensu del mercado el Partido Nacional o Blanco).
de trabajo, como el propio Batlle les decía re- Además de la fuerte orientación civilista del
petidamente a los sectores empresariales que grupo batllista, su propia necesidad de afir-
protestaban por ella. mación electoral, siempre amenazada en las
En cuanto al nivel político-ideológico, pre- urnas, propició el recurso frecuente a las elec-
senta también características originales respec- ciones a nivel nacional y departamental. Fue
to al panorama latinoamericano de la época y este propio “electoralismo” el que aceleró la
también posterior. Poco a poco se va afirmando política de concesiones sociales del proyecto
un modelo de dominación burguesa sobre las batllista a la vez que iba permitiendo la conso-
otras clases de la sociedad, en el cual predo- lidación política de las fracciones y sectores
minan netamente los aspectos de hegemonía de clase que el batllismo aglutina y expresa
pacífica sobre los aspectos represivos de la en cuanto que partido (o fracción de partido,
dominación. Correspondiendo a un período en para ser más precisos). Es esta misma política
el que —como vimos— era una necesidad de de apertura creciente del sistema político la
“toda” la burguesía (al menos de sus capas más que refuerza el papel propiamente político de
avanzadas en la vía capitalista) el terminar con la pequeña burguesía y ciertos sectores me-
las crisis y consolidar una forma legal y pacífica dios que ven en ella representados muchos
de dominación y basándose en las posibilidades de sus intereses inmediatos. Esto es particu-
sociales objetivas abiertas por la relativa com- larmente válido para los sectores ligados a la
plejidad ya alcanzada por la estructura social expansión del Estado y sus diversos aparatos,
dominante (sobre todo, urbana), se va afirman- los que en buena medida surgen precisamente
do un régimen de “democracia representativa”, de esas capas.
donde los partidos son el canal privilegiado de A su vez, a nivel propiamente ideológico, el
representación de las clases y capas sociales discurso dominante se tiñe fuertemente de ele-
en la escena política. A ello contribuyó —sin mentos pequeño burgueses, disimulándolo que
68 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

disimula con eficacia los lazos cada vez más difícil para las vanguardias obreras el lograr
sólidos que unen al “Estado batllista” con el articular las importantes luchas reivindicati-
proyecto de la gran burguesía, el que cada vez vas de los sindicatos a nivel económico, con el
más pasa a ser patrimonio de toda la nación. Se aspecto de dominación política de clases que
va consolidando así un proyecto hegemónico implicaba la inocultable voluntad de apertura
nacional-burgués viable para la etapa histórica política del Gobierno, aunque la misma tomara
en cuestión y que oculta “naturalmente” su ca- a los actores en pugna fundamentalmente en su
rácter particularista. Dicho proyecto, liderado dimensión de “ciudadanos” y no como clases
incuestionablemente por la fracción batllista sociales antagónicas respecto al control econó-
(aunque de hecho compartido o tolerado es- mico y político de las fuerzas productivas en
tratégicamente por las otras fracciones políti- expansión y de sus frutos.
cas de peso), logra así reorganizar al conjun- Este efecto desorganizador del proletariado
to del bloque dominante a nivel político. Pero solo se revertirá en la década del sesenta, en
además debe señalarse la gran importancia de la que paulatinamente van emergiendo al ni-
dicho proceso en cuanto a la desorganización vel propiamente político las contradicciones
política e ideológica de los sectores populares, de clase; o al menos recién para ese entonces
en particular de la creciente clase obrera y los esta emergencia deja de ser el patrimonio de
demás sectores asalariados. las vanguardias dirigentes para transformarse
El fuerte acento igualitarista del batllismo, en patrimonio de amplias masas.
unido a la popularización de una imagen del Como ya lo sugerimos anteriormente, otro
Estado como situado por encima de las clases aspecto importante del modelo político es la
en sentido literal (y no solo poseyendo una im- capacidad que tuvo el bloque en el poder, en
portante autonomía frente a las diversas frac- particular a través de la acción del batllismo,
ciones, que sí la tenía en ese período), hizo ex- de captar a la pequeña burguesía en cuanto cla-
trema la distancia entre los aspectos económi- se aliada o apoyo según los momentos. Esto,
cos y políticos de la lucha de clases, fenómeno además de ensanchar sus bases de legitimidad,
central para la explicación del largo período de logró aislarla por mucho tiempo de toda posibi-
dominación hegemónica de la burguesía en el lidad de alianza con la clase obrera, lo que refor-
Uruguay. En ese período se hace enormemente zó aún más la debilidad política de esta última.
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 69

A pesar de una serie de altibajos y de induda- capitalista local abiertas por la crisis de la ca-
bles crisis políticas que atraviesan todo el pe- dena imperialista.
ríodo, se conformó así una especie de “Estado Previamente conviene destacar los efectos
de bienestar” que pasó a ser reconocido como acumulativos del modelo aplicado en el primer
patrimonio propio por la gran mayoría de la po- tercio del siglo, lo que había permitido que en
blación del país. ese momento el país no solo contara con un
sistema político “abierto” y estable —asimis-
Crisis mundial y política mo, con una importante extensión de servicios
de la burguesía en el Uruguay sociales y educativos—, sino que, además, para
Es bien sabido que la crisis mundial del año 1930, el producto industrial manufacturero ya
1929 generó un descenso brutal no solo en la representaba el 2% del producto bruto interno,
demanda de bienes primarios, sino también en cifra solo superada en América Latina por Ar-
sus precios. Naturalmente que el Uruguay no gentina y México. Dicha circunstancia fue un
escapó a los efectos de dicha situación. Pero elemento de gran importancia para asegurar
también la crisis provocó un proceso de com- las condiciones de viabilidad física y económi-
partimentación en el comercio mundial que ca del importante “despegue” industrial, el que
presionó en el sentido de la autarquía de los luego de afirmado ya no habrá de detenerse
espacios económicos nacionales, incluyen- hasta mediados de la década del cincuenta.
do tanto a los países capitalistas periféricos En la casi totalidad de los países de Améri-
como a los latinoamericanos. Los efectos esti- ca Latina se aplicaron medidas proteccionistas
mulantes para el desarrollo industrial “sustitu- ante la crisis del comercio exterior. En la ma-
tivo” de dicha situación han sido ampliamen- yoría de los casos, respondían principalmente
te estudiados, y no nos detendremos aquí en a las presiones de la burguesía productora de
su consideración. materias primas y fueron acompañadas por
Lo que sí nos importa señalar son las condicio- graves crisis institucionales, intervenciones
nes privilegiadas que tenía Uruguay (sobre todo militares y avances muy importantes de los
al nivel del bloque en poder y del sistema políti- sectores económico-políticos habitualmente
co), en particular su burguesía industrial, para designados como “oligárquicos”. En el caso
maximizar las oportunidades de acumulación uruguayo, dichos fenómenos se dieron, pero
70 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

en mucho menor grado: creemos que ello se las presiones del capital extranjero y dinami-
debe en gran parte a la originalidad del bloque zar el mercado interno mediante la enérgica
burgués que ya señalamos, así como a la for- intervención económica del Estado. Aplicando
ma de su articulación política en el seno de un en cierto modo el mismo modelo de “crisis”
estado con alto grado de autonomía relativa adoptado por los países centrales, trató de esti-
frente a las diversas fracciones burguesas en mular el mercado interno, reducir el déficit en
presencia. En particular, se deben señalar el la balanza de pagos, y sobreproteger a la pro-
relativo equilibrio entre las fracciones domi- ducción industrial local mediante el encareci-
nantes; las sólidas posiciones que ya ocupaba miento de las importaciones. También encaró
la burguesía industrial en el aparato de Estado; una serie de medidas de nacionalización de
la dificultad ideológico-política que el proyecto ciertos intereses extranjeros, aunque con éxi-
“oligárquico” pudiera a esa altura imponerse al to relativo. Lo importante es que dicha política
conjunto de la sociedad; el factor amortigua- haya podido aplicarse hasta 1933, a pesar de la
dor representado por los numerosos sectores creciente oposición de los sectores ganaderos,
dependientes de los aparatos del Estado; la del comercio de importación-exportación y de
existencia de partidos políticos tradicionales las empresas extranjeras.
bien implantados y con un importante personal De esa manera, y a pesar de los efectos de la
político; la despolitización de las fuerzas arma- crisis, la industria manufacturera aumenta sus
das y la ausencia de movimientos políticos po- márgenes de rentabilidad y logra desarrollarse
pulares de carácter “amenazante”. en nuevos rubros. Logra paliar parcialmente
Esas circunstancias explican que entre 1929 los efectos recesivos y dar las condiciones fí-
y 1933, el Consejo Nacional de Administración sicas y económicas para su crecimiento ace-
(forma colegiada que tenía en ese momento lerado posterior. Las únicas dos excepciones
una de las cabezas del Poder Ejecutivo, siendo significativas son la industria frigorífica (ligada
la otra el presidente de la República), hegemo- a las exportaciones de carne) y la industria de
nizada por la fracción batllista, llevara adelante la construcción.
una política económica coherente y enérgica, En marzo de 1933, el presidente en ejercicio,
destinada a satisfacer las exigencias de la bur- Gabriel Terra, disuelve las Cámaras y el Conse-
guesía local creándole condiciones para superar jo Nacional de Administración y asume plenos
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 71

poderes junto con un Consejo de Estado desig- desplazamiento hacia dichos sectores en la co-
nado por él. En un país con larga tradición de rrelación de fuerzas del bloque en el poder. Sin
“democracia representativa”, y dada la inten- embargo, dicha modificación es notoriamente
sa campaña represiva lanzada por el gobierno menor de la acaecida en otros países de Amé-
(sobre todo contra los activistas sindicales rica Latina; sobre todo, no logró desplazar de
y los partidos de izquierda), el hecho desató sus sólidas posiciones a la burguesía industrial.
una amplía ola de críticas en los sectores pro- Esto, a nivel estructural. Luego veremos cómo
gresistas y en las filas del batllismo político. efectivamente la política económica global del
La dictadura fue juzgada como tal y así pasó gobierno no contradijo las líneas fundamenta-
a la historiografía nacional de décadas pos- les que ya se venían aplicando por el Consejo
teriores. En términos de régimen político, la Nacional de Administración, incluso a veces
caracterización es incuestionable, y nosotros contradiciendo las propias declaraciones ofi-
la mantenemos. Sin embargo, creemos necesa- ciales a ese respecto. Eso explica que la frac-
rio mostrar que, en cuanto a la composición ción industrial negociara sin ruptura real a ni-
del bloque burgués en el poder y el carácter vel económico, aunque el sector que mejor la
de la política económica del Estado en ese pe- expresaba políticamente (la fracción batllista
ríodo, las modificaciones introducidas no son del Partido Colorado) estuviera en la oposición
demasiado profundas. Ello es importante para dentro de la escena política por lo menos hasta
poder explicar coherentemente la posterior la presidencia de Alfredo Baldomir en 1938.
evolución de la sociedad uruguaya. En realidad, la gran modificación produci-
Es cierto —sin duda— que la radical deva- da por la crisis es el relativo alejamiento de
luación de la moneda realizada por el gobierno la pequeña burguesía del bloque en el poder y
en ese período significó una inmediata trasla- la guerra social abierta que se instaura contra
ción de ingresos hacia el sector agroexporta- los sectores asalariados, en particular el pro-
dor. Es cierto también que en ese período se letariado. La crisis capitalista general impone
toman una serie de medidas mucho más favo- un paréntesis en la forma “democrática” de
rables para los intereses del capital extranje- dominación como condición para mantener la
ro y del comercio importador-exportador. En rentabilidad necesaria, tanto en la producción
ese sentido, es indudable que se produce un agroexportadora fuertemente deprimida como,
72 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

sobre todo, en el sector industrial nacional que sin intervención de las Fuerzas Armadas y con
poco a poco pasa a convertirse en el sector el apoyo de la mayoría herrerista (conducida
más dinámica del conjunto de la economía. por el Dr. Luis Alberto de Herrera), del Partido
De esa forma, al cierre relativo de las im- Nacional, y por la minoría del Partido Colora-
portaciones viene a agregarse una condición do. Además, tanto en el período de Terra como
fundamental: la baja de los salarios impues- en el de Baldomir, una gran parte de la clase
tos por la “fuerza”. A su vez a los sectores política tradicional participa activamente en la
ganaderos les interesaba el desarrollo indus- vida política y en los aparatos del Estado (con
trial, pues ello dinamizaba el mercado inter- la salvedad de que, en un caso, se abstienen los
no y aumentaba sus posibilidades de coloca- batllistas y, en el otro, los herreristas).
ción local de la producción (dada la crisis del En todo caso, durante el período que va de
mercado internacional). 1933 a 1940, fracasa el intento de imponer al
Manteniendo lo fundamental de las medidas país un proyecto agrarista, conservador. No
cambiarías y del control del comercio exterior, solo fracasa, sino que a partir de ese momento
el gobierno de Terra elevó los niveles de pro- la burguesía industrial vuelve a ganar el terreno
tección estatal a la industria, lo que aceleró al perdido al nivel político y pasa poco a poco a
mismo tiempo su crecimiento y su concentra- hegemonizar políticamente el bloque en el po-
ción. Por lo menos hasta comienzos de la déca- der a la vez que se trasforma ya claramente en
da del cuarenta, dicho crecimiento se apoya en el sector dominante al nivel económico. Pasa
el mercado ya existente y que quedó desabaste- entonces a procesarse la recomposición del
cido desde el exterior. equilibrio anterior a la crisis, lo que desemboca-
En cuanto al Estado, sigue desempeñando ra plenamente en la vuelta al régimen de “demo-
un papel fundamental en la administración de cracia representativa”, con un inesperado rena-
las contradicciones entre fracciones burguesas cer de los partidos tradicionales y la posterior
y como factor dinamizador del desarrollo capi- instauración de lo que proponemos llamar un
talista local. “populismo democrático”, por contraposición a
Pero incluso a nivel político, debe señalarse los populismos que se dieron, particularmente,
la peculiaridad de que el “golpe” fue dado por durante ese período en Argentina y Brasil.
el presidente electo por el Partido Colorado,
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 73

La Guerra Mundial y la transición la subida de los precios internacionales, desde


hacia el “neobatllismo” un punto de vista productivo estaban estanca-
Las intensas luchas interimperialistas que dos desde 1929 y además no habían logrado im-
desembocan en la guerra vuelven a crear condi- poner ideológica y políticamente su proyecto.
ciones aprovechables para un desarrollo indus- Por otra parte, las exigencias político-estraté-
trial acelerado en aquellos países que reúnen, gicas de la Guerra habían aislado a los sectores
al menos, dos condiciones: producir materias políticos inicialmente ligados a la dictadura de
primas necesarias para el desarrollo del con- Terra, los que se habían definido a favor del Eje.
flicto y poseer en ese momento un grado de de- Además, desde fines de la década del treinta,
sarrollo industrial local que les permita invertir se había ido saturando la capacidad de com-
en ese sector los excedentes del comercio ex- pra del mercado interno. Ello presionó obje-
terior. Era el caso del Uruguay, y más allá de las tivamente hacia una paulatina redistribución
dificultades para importar insumos y bienes de del ingreso entre los asalariados, política que
capital, y de las fluctuaciones coyunturales, el fue impulsada desde el gobierno cada vez con
equilibrio económico y político interno se vuel- más claridad, contando para ello con el aval
ca cada vez más netamente hacia la maximiza- implícito de las distintas fracciones de la bur-
ción de dichas posibilidades. Dicha evolución guesía local. Como el Estado había mantenido
tomará su máxima expresión política con el casi intactos sus importantes instrumentos de
triunfo de la fracción batllista en las elecciones intervención económica y política (gestados
de 1946. Pero las condiciones económicas pre- durante varias décadas), ello permitió una in-
sionaban desde hacía tiempo en ese sentido, y tervención más rápida y más profunda que en
las presidencias de Baldomir (1938) y de Juan otros países latinoamericanos.
José de Amézaga (1942) se ven atravesadas por Otro elemento que favoreció dicho proceso
el intenso tironeo de las fracciones dominantes fue el fortalecimiento del sindicalismo obrero
en búsqueda del nuevo equilibrio y que ya se (en gran medida impulsado por el crecimien-
orientaban en esa dirección. to de la industrialización) y, en particular, el
Esta evolución se vio favorecida por el he- hecho de que sus vanguardias no hubieran
cho de que los sectores agroexportadores, si podido ser aniquiladas por la dictadura, como
bien habían visto aumentado sus ingresos por sí había sucedido en otros países. Este hecho
74 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

merece un cierto desarrollo, pues está ligado a de salarios en 1942). Por el otro, la burguesía
una de las características básicas del “bloque tiene un amplio margen de maniobra político
histórico” uruguayo hasta que este entra en para institucionalizar la nueva etapa en forma
crisis aguda durante la década del sesenta. La de “democracia representativa”, pues prevé
fuerte “incomunicación” ya mencionada entre con fundamento que los partidos tradicionales
los niveles económicos y políticos de la lucha lograrán una vez más heteronomizar a los sec-
de clases impuesta por la forma específica de tores populares.
dominación burguesa existente en el país des- Esta inusitada capacidad de sobrevivencia
de el primer batllismo se dio de par con una del sistema de partidos ya existentes no solo
alta autonomía y combatividad de las organi- está ligada a su fuerte implantación ideológico-
zaciones obreras en un nivel reivindicativo. política en el conjunto de sectores sociales del
Desde principios de siglo hasta nuestros días país, sino que se debe, en gran parte, a la inven-
fracasaron todos los intentos del Estado, los ción de un complejo sistema electoral (que to-
partidos tradicionales y los empresarios por dos los gobiernos fueron perfeccionando) y que
dirigir o controlar orgánicamente a los sindica- permite desalentar al máximo la aparición de
tos. Paralelamente, los partidos, y movimien- nuevas agrupaciones autónomas de los partidos
tos de base obrera e inspiración socialista no tradicionales (nos referimos al complejo siste-
habían logrado impedir que la mayoría de los ma jurídico denominado “ley de lemas”). Tam-
trabajadores se expresaran políticamente a bién contribuye, en ese sentido, la absorción
través del voto por los partidos tradicionales de facto de los partidos tradicionales (Blanco y
y con dirección burguesa. Ambos elementos Colorado) por los aparatos del Estado y la con-
unidos hacen más viable la concreción política solidación histórica anterior de una numerosa y
del nuevo equilibrio socioeconómico que se va fuerte “clase” política profesional.
gestando y que —como vimos— es funcional Estos tres elementos, si bien representan
a los intereses de la burguesía. Por un lado, elementos en principio independientes entre
se dice atender a los reclamos salariales del sí, en el caso uruguayo pasaron a configurar
proletariado y se crean instrumentos jurídicos un conjunto interrelacionado sólidamente y
para canalizarlos (el principal de los cuales con características bien propias. La existencia
es la creación por el gobierno de los consejos de una fuerte y legitimada élite política (con
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 75

crecientes aspectos de cooptación oligárquica ca, en el cual los sectores industriales locales
en su seno) reforzó las presiones para que am- representan el núcleo motor del conjunto del
bos partidos se pusieran de acuerdo y votaran sistema, haciendo rendir al máximo las venta-
leyes electorales cada vez más restrictivas, a jas relativas adquiridas en la década anterior.
pesar de sus apariencias de extrema plurali- El Estado acentúa su tradición función regu-
dad. A su vez, esta legislación tuvo como con- ladora y estimulante del conjunto del sistema
trapartida casi inevitable, en un país donde el económico y es una pieza clave para la afirma-
Estado posee y administra tantos bienes y ser- ción de un modelo de acumulación claramen-
vicios, que poco a poco el reparto de los votos te centrado en la redistribución del producto
y los cargos políticos y administrativos fuera social entre las capas medias y proletarias de
haciendo difícil distinguir dónde termina el Es- implantación urbana. Es un período de aumen-
tado y dónde comienzan los partidos. to en los salarios reales tanto en el sector ma-
Se conjugaron de esa forma un conjunto de nufacturero como en el comercio; asimismo,
circunstancias económicas, políticas e ideoló- en los servidos públicos y privados. A su vez,
gicas que posibilitaron que el huevo y acelera- se desarrolla y perfecciona el conjunto de la
do impulsó al desarrollo industrial sustitutivo legislación laboral y de previsión social, la que
de la posguerra adoptara en el Uruguay una alcanza niveles realmente excepcionales en el
serie de características sociales y políticas que panorama latinoamericano.
contribuyeron a que amplios sectores popu- Como en el resto del continente, la acumu-
lares (y la propia élite dirigente) creyeran en lación de divisas realizada durante la Guerra
la verosimilitud de afirmaciones tan insólitas facilita esta política de redistribución de ingre-
como las que hizo Luis Batlle Berres (sobrino sos hacia la industria y los sectores urbanos.
de José Batlle y Ordóñez) en 1954, y que pusi- Pero en el caso uruguayo, la implantación de
mos como acápite de este trabajo. esta política se ve favorecida por la particu-
laridad de que sus exportaciones se orientan
El “populismo democrático” tísicamente hacia Europa, en momentos en
y la nueva hegemonía que buena parte de sus importaciones —y so-
La década 1947-1958 marca para el Uruguay bre todo, sus lazos financieros— se orientan
un período de indudable prosperidad económi- hacia Estados Unidos. Ese cruzamiento de los
76 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

vínculos entre distintas fracciones burguesas que juega tendencialmente a favor de la alianza
de distintos eslabones de la cadena imperialis- entre la burguesía industrial, la pequeña bur-
ta aumenta el margen de maniobra del Estado, guesía agrícola y urbana de tipo productivo y
que bajo la hegemonía del sector industrial ad- los sectores asalariados ligados a él.
ministra los intereses del conjunto del bloque Dicha situación “estructural” se ve fuerte-
en el poder. Es necesario señalar que, en gran- mente reforzada por la precoz implantación
des líneas, este mismo “cruzamiento” existió de una hegemonía estable y canalizada por re-
desde fines del siglo XIX, con idénticas venta- gímenes políticos de tipo “democrático-repre-
jas para el país. sentativos”. El necesario recurso constante a
Al analizar la posterior crisis de este mo- las elecciones que este exigía fue creando una
delo veremos que su propia lógica interna in- dinámica autosustentada por la cual los re-
cluía las contradicciones básicas que lo harían presentantes políticos de la burguesía debían
impracticable en el nuevo equilibrio capitalis- obtener su legitimidad mediante continuas
ta que se consolida a fines de la década del concesiones a los sectores populares. La cons-
cincuenta. Ahora nos interesa resaltar la for- tante predica ideológica en ese sentido —y el
ma particular en que dicho proyecto socioeco- consecuente reforzamiento de los partidos
nómico se articula con el conjunto de las ins- como canal privilegiado de representación de
tancias de la sociedad uruguaya, articulación las clases— facilitó la “restauración democráti-
que nos parece una de las claves de su propia ca” como contexto útil para la implementación
viabilidad para un país dependiente que, para del proyecto socioeconómico populista. Lo que
ese entonces, apenas sobrepasaba los dos mi- en otros países exigió los clásicos regímenes
llones de habitantes. “nacional-populares” como forma de desblo-
El primer elemento para señalar es que, des- quear los frenos oligárquicos a dicho proyecto
de comienzos de siglo, en el bloque en el po- y como el recurso más apto para canalizar la
der, si bien presenta un cierto empate entre las irrupción masiva de nuevos sectores populares
fracciones burguesas principales, políticamen- al sistema político, en el Uruguay, con objeti-
te predomina la burguesía industrial durante vos similares, fue posible canalizarlos median-
largos períodos. Como ya se dijo, el Estado te un resurgir del viejo modelo de hegemonía
adquiere una importante autonomía relativa, la implantado por el primer batllismo.
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 77

Podría sostenerse, no sin fundamento, que económica y en el espacio político e ideoló-


en lugar de caracterizar esta etapa como de gico del conjunto de la sociedad;
“populismo democrático”, habría que hablar de b) una estatización de facto de los dos par-
un Estado de compromiso con un amplio de- tidos políticos tradicionales, ambos de
sarrollo del sistema político, entendido como base policlasista y dirigidos por los sector-
caja de resonancia de los diversos intereses es dominantes;
particularistas. Particularmente, pensamos que
c) una alta subordinación política e ideológica
dicha caracterización es más adecuada para el
de los sectores populares, los que están he-
período 1958-1967 que para el que ahora esta-
teronomizados y con muy pocas posibilida-
mos analizando.
des de expresión política autónoma;
El adjetivo “democrático” es de casi innece-
saria fundamentación. Se vuelve al “libre juego” d) un frente social policlasista, de contenido
de las instituciones, con la correspondiente au- nacional-burgués, hegemonizado por la
tonomía de los” poderes”. Se dan las máximas burguesía industrial y que incluye amplios
libertades públicas, incluyendo las de expresión sectores medios urbanos, la tecno-buro-
y. asociación. Se mantiene la legalidad de los cracia estatal y ciertas capas de asalaria-
partidos y movimientos de izquierda (que tienen dos industriales;
muy poco peso en la escena política) y se respe- e) el predominio (gracias al complejo sistema
ta la autonomía organizacional de los sindicatos electoral) de la fracción batllista del Parti-
obreros (aunque periódicamente se reprimen do Colorado, dirigida en ese período por un
con rigor ciertos conflictos laborales “duros”). dirigente político con fuertes tintes carismá-
En cuanto al carácter “populista”, no solo ticos, el señor Luis Batlle Berres (presidente
se lo atribuimos por la naturaleza estructural entre 1947-1950 y 1954-1958).
del proyecto socioeconómico que se impulsa.
A ello se agregan una serie de elementos gene- Se trata de un período en el cual culminan
ralmente atribuidos a este fenómeno: todas las potencialidades del desarrollo capita-
lista nacional de tipo dependiente, potenciali-
a) una importante autonomía del Estado uni- dades definidas con gran claridad estratégica
da a su intensa participación en la actividad por el “proyecto batllista” del primer tercio de
78 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

siglo. Los aspectos centrales del éxito de su mente de las divisas generadas por el sector
instrumentación —pensamos— residen en la ganadero y, básicamente, de las exportaciones
subordinación política precoz de la burguesía de carne. Como este sector estaba estancado
agraria y el alto comercio; el importante papel desde 1930 y los niveles de precios le eran cada
jugado por el Estado; la sólida implantación vez más desfavorables, el cuello de botella que
de un sistema de dominación política e ideo- se agudiza a partir de 1955 era perfectamen-
lógica de tipo democrático-representativo; el te previsible. Como, por otra parte, los pro-
privilegio dado a los canales partidarios de pios mecanismos de rentabilidad capitalista
representación política y su paulatina integra- hacían inviable una eliminación “natural” del
ción a los aparatos del Estado y el importante carácter latifundista y casi monoproductor en
peso social y político que fueron adquiriendo dicho sector, la burguesía “nacional” con base
los sectores sociales cuya existencia dependía industrial solo hubiera podido enfrentar ese
del empleo público (y que fueron aliados del problema mediante una reforma agraria que
bloque en el poder, salvo en el período de Bal- tendiera a diversificar la producción y aumen-
domir, ya analizado). tar la productividad. El propio peso político
Antes de entrar a considerar las grandes lí- de la burguesía ganadera y la complejidad del
neas del proceso de bloqueo del modelo y su equilibrio político que permitía la hegemonía
posterior crisis general, debemos señalar que, del conjunto de la burguesía sobre el resto de
incluso durante su período de auge, algunos la sociedad hacían prácticamente impractica-
elementos centrales de su estructura política ble esa solución. A ello debe agregarse que una
y económica iban generando contradicciones ruptura de ese tipo en el bloque en el poder
que luego acelerarían su propia incapacidad podía amenazar, seriamente todo el sistema de
de reacción y de adaptación a la nueva coyun- dominación laboriosamente construido duran-
tura mundial. te varias décadas.
En primer lugar, debe señalarse la debilidad En segundo lugar, no debe olvidarse que la
estratégica de un desarrollo urbano industrial carencia de otros recursos naturales y la pe-
de tipo liviano o intermedio, cuya: dependen- queñez del mercado interno hacían previsible
cia creciente de los insumos y bienes de ca- una gran dificultad para acceder a los niveles
pital extranjeros lo hace depender casi total- de competitividad cada vez más altos exigidos
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 79

por el desarrollo capitalista desde el fin de la (particularmente brillante en el caso de Luis


Guerra. Eso dificultaba la posible conquista Batlle Berres).
de mercados extranjeros. Dicha dificultad se En tercer lugar, el complejo sistema de
veía aumentada por las trabas crecientes que alianzas sociales y políticas, junto con el fun-
ponían los países centrales —en particular damento ideológico que las alimentaba, fueron
Estados Unidos— a la política de protección creando una intrincada red de favoritismos,
estatal de la industria local, incluyendo aque- prebendas y concesiones mutuas (cuyo cen-
lla que elaboraba materias primas nacionales tro organizador pasaba por el propio Estado)
(el ejemplo más notorio fue el fracaso de Luis que, al mismo tiempo que hacían factible que
Batlle Berras en su intento por crear una im- el modelo alcanzara su plenitud, privaban a
portante industria textil exportadora de lana, las diferentes fracciones burguesas de algunos
con todas sus etapas de elaboración). Al igual de los instrumentos políticos que le hubieran
que en el período previo a la crisis de 1929, el permitido adaptar “rápidamente” el sistema a
costo de la protección estatal a la industria na- las nuevas condicionantes de la cadena impe-
cional se elevó a niveles prácticamente insos- rialista (como efectivamente sucedió en varios
tenibles, dado el equilibrio de fuerzas políticas países de Latinoamérica). Por un lado, fue co-
existentes. También aquí la solución debía pa- rrompiendo al personal político de los partidos
sar por una ruptura neta con las condicionan- tradicionales, y lo hizo perder credibilidad ante
tes del sistema capitalista; en este caso, con las la opinión pública. Por el otro, legitimó social-
exigencias de las burguesías industriales del mente un conjunto de expectativas y de formas
“centro”. Pero, dado el: grado de dependencia organizativas para defenderlas que luego hicie-
técnico-financiera que ya tenía el país con el ron sumamente lento el proceso de reajuste
polo dominante de la cadena imperialista, di- económico y político. Además, el papel dinami-
cha tarea estaba claramente fuera del horizonte zador del Estado se vio acompañado cada vez
estratégico aceptable para la burguesía indus- más por una función clientelar, necesaria tanto
trial uruguaya, por más “nacional” que ella pata apuntalar los apoyos sociales del gobierno
fuera. El problema fue claramente percibido como para “subvencionar” los niveles de vida
por los gobiernos de la época, pero su ac- y la creación de empleos para sectores socia-
ción no paso de un largo ejercicio de oratoria les cada vez más numerosos, lo que era una
80 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

condición de sobrevivencia para la propia bur- económico interno, y con él también se reduce
guesía industrial, tal como se había desarrolla- el margen de independencia propiamente polí-
do su producción y su mercado hasta entonces. tica del Estado nacional.
La inflación con recesión hace su aparición
Crisis económica, crisis política antes que el fenómeno se generalizara en el con-
v crisis ideológica: el comienzo junto del área capitalista en los últimos años.
del fin Esta descripción somera del cambio de rum-
Ya desde 1955 se percibe la aparición de un bo y de situación económica podría hacer pen-
fenómeno inexistente en el Uruguay desde 1870: sar que sus efectos fueron inmediatos sobre el
el estancamiento de la actividad económica en conjunto de la estructura económica y social.
todos sus rubros fundamentales. Al sector agro- En realidad, lo que se produjo fue un fenómeno
pecuario se agregan ahora la industria y los ser- bastante más complejo, cuyos condicionantes
vicios, los que entrarán en una onda recesiva ya adelantamos brevemente. El sistema políti-
prácticamente ininterrumpida hasta el día de co y de relaciones de clases tenía tal compleji-
hoy. La producción agrícola y ganadera se man- dad que, si bien el sentido del reajuste mantuvo
tiene estacionaria. El empleo y la producción su orientación, su ritmo fue extremadamente
industrial apenas si crecen al 1% anual. Las in- lento y hasta 1968 no logró concretarse en toda
versiones descienden brutalmente. Las reservas su profundidad.
monetarias desaparecen y la deuda externa irá Sobre todo, la burguesía industrial y el pro-
creciendo sin solución de continuidad. letariado logran mantener buena parte de sus
Los capitales se orientan masivamente a posiciones hasta esa fecha, cuando los nuevos
los sectores especulativos y también hacia los sectores hegemónicos recurren a lo que fue
circuitos económicos extranjeros. Los centros llamada la “dictadura constitucional” de Jorge
monopolistas internacionales se apropian por- Pacheco Areco.
centajes de plusvalor generado en el país en En ese lapso, los sectores más perjudicados
proporciones mayores a las que nunca se ha- son los asalariados con poca capacidad de or-
bían visto desde el primer período batllista. ganización, los numerosos jubilados y pensio-
Concomitantemente, se reduce el considerable nistas y los pequeños productores del campo
margen de autonomía que poseía el espacio y la ciudad.
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 81

En realidad se produce un desplazamiento Es importante señalar que esta inadecuación


de sectores económicamente dominantes (con creciente de los canales tradicionales de repre-
el refuerzo del capital bancario extranjero, los sentación política de las clases para reproducir
grandes ganaderos y minoría de industrias mo- el sistema de hegemonía (en particular la crisis
nopolices en gran parte directamente ligadas al creciente de los partidos Blanco y Colorado)
capital extranjero), pero que no logra traducir- va creando un espacio propicio para la autono-
se en forma eficaz al nivel de la escena política. mización política del proletariado y de la buro-
Se produce una especie de impasse que agrava cracia estatal. Incluso para amplios sectores de
aún más la crisis económica y que va a desem- la pequeña burguesía, los que se separan cada
bocar en una crisis general de hegemonía y en vez más netamente del bloque en el poder. Las
un cambio de régimen político y del tipo de Es- crecientes expresiones de protesta y de orga-
tado mismo. nización reivindicativa de estos sectores van
El nuevo proyecto burgués de desarrollo generando a su vez un mayor endurecimiento
capitalista, cada vez más integrado al nuevo represivo por parte del gobierno.
esquema imperialista para la región, choca Dentro de este proceso de estrechamiento
con fuerza tanto con el sistema ideológico de las bases de sustentación del sistema tradi-
consolidado de larga data como con los com- cional de dominación del bloque burgués, debe
plejos mecanismos políticos en vigor. Esto señalarse un fenómeno de gran importancia y
provoca crecientes fricciones no solamente casi único en América Latina con esas carac-
con el campo popular, sino en el propio seno terísticas tan masivas. Nos referimos al aleja-
de los representantes políticos de la burgue- miento de los intelectuales pequeño burgueses
sía, así como en parte del personal de alto ran- respecto a la ideología dominante y su paula-
go de los aparatos del Estado. Más allá de toda tino tránsito desde una actitud de neutralidad
definición ideológica, la propia lógica de los frente a los dos polos del conflicto social hasta
acontecimientos y de las diversas formas que una actitud cada vez más comprometida con
toma en el período la lucha de clases, hacen los intereses generales del campo popular. En
evidente para amplios sectores que la “Suiza un período de menos de diez años, los secto-
de América” tiene cada vez más dificultades res burgueses pierden la capacidad tradicional
para reproducirse a sí misma. de cooptar sus “intelectuales tradicionales”,
82 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

lo que representa un hándicap fundamental sos en el país (personal de la enseñanza, fun-


para todo sistema de dominación. Y es aún mu- cionarios bancarios, funcionarios de la salud)
cho más grave para un sistema de dominación reaccionan al plan de reajuste económico y so-
hegemónica, y, por lo tanto, “pacifico”, como el cial en forma cada vez más enérgica, unificada
que existía en el Uruguay. y cargada de contenido político (no siempre
A diferencia de lo sucedido hasta la déca- formulado explícitamente, pero claramente
da del cincuenta, en este período, los mejores perceptible para la clase dominante).
y más renombrados intelectuales (en un país A diferencia de lo sucedido en la década del
que cuenta con un gran número de intelectua- treinta, esta vez la crisis genera una radicaliza-
les y profesionales prestigiosos en el ámbito ción creciente de dichos sectores, y también un
latinoamericano) se sienten y se manifiestan proceso de unificación orgánica que culminará
independientes del establishment, aunque la con la creación de la Convención Nacional de
mayoría de ellos dependen económicamente Trabajadores (CNT). Este organismo tendrá
del Estado, lo que hace aún más significativo un papel protagónico en la escena social y po-
el fenómeno. Por otra parte, muchos de ellos lítica, por lo menos hasta 1973, y jugará para
se van incorporando poco a poco a la lucha ciertos sectores un papel supletorio de un par-
propiamente política, y ello fuera de los par- tido con base obrera y suficiente implantación
tidos tradicionales. Por primera vez en la his- como para convertirse en alternativa real al
toria del país, las fuerzas obreras y populares bloque burgués en crisis.
ven afluir a sus filas un número considerable Esta conquista de la unidad orgánica de la
de “intelectuales orgánicos”, fenómeno este clase obrera y de otros asalariados reviste una
de indudable importancia política y que la gran importancia para la comprensión del cur-
burguesía percibe con gran claridad. La mejor so posterior de las luchas sociales y políticas.
prueba de ello es la represión sistemática que Ella debe además ser situada en el panorama
se desatará posteriormente sobre ellos bajo la histórico de las organizaciones sindicales del
acusación de contribuir de una u otra manera país y su endémica multiplicidad para valorar
con la “subversión”. mejor el impacto que ella significa en el siste-
En cuanto al proletariado industrial y ciertas ma de negociaciones tradicional entre asala-
capas de asalariados no obreros muy numero- riados, patrones y Estado. Ya dijimos que los
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 83

sindicatos habían mantenido siempre una real menudo cargadas de objetivos de política gene-
autonomía orgánica frente a los empresarios y ral. La neta hegemonía en su seno de dirigentes
frente al estado (en su doble faz de empleador de origen obrero y con militancia política en
y de “tercero” en las negociaciones). Pero esa los partidos y movimientos de izquierda facilitó
autonomía iba de par con una multiplicidad de aún más ese proceso.
centrales, al menos desde 1923, lo cual amplia- Paralelamente, la década del sesenta ve
ba objetivamente el margen de maniobra tanto desarrollarse los partidos y movimientos de
de los empresarios como del gobierno. El he- izquierda existente (el Partido Comunista y
cho de que en plena crisis y frente al comienzo el Partido Socialista nacen en 1921 y 1911,
de la escalada represiva hayan convergido las respectivamente), así como el surgimiento
distintas tendencias en una central que agru- de otros nuevos, los que en general pasan a
paba a la mayoría absoluta de los asalariados incidir más directamente en el sistema polí-
del país crea un factor decisivo de retardo del tico, aunque su peso electoral propio sigue
proyecto de cambio del modelo económico, siendo reducido.
proyecto que pasaba por la necesaria etapa de Una mención aparte debe hacerse del surgi-
la reducción de los salarios reales. Ello gene- miento en 1962 —y su posterior desarrollo—
ra una situación política que ve aumentada sus del Movimiento de Liberación Nacional (tupa-
tensiones de ruptura y hace aún más endeble maros). Este adopta desde el inicio el método
las posibilidades de sobrevivencia del modelo de la guerrilla urbana, introduciendo de esa
político abierto y participacioncita anterior. forma un elemento de ruptura radical con las
Por otra parte, y frente al retraso político re- tradiciones de lucha política imperantes en el
lativo de los sectores populares en el país, la país a lo largo del siglo XX. A pesar de ello, y
unificación sindical se trasformó en un impor- como una expresión más de la crisis general
tante campo de evolución y maduración de la del sistema político, su accionar logra tener
conciencia de clase de vastos sectores. Ello fue un impacto creciente: pasa a transformarse en
favorecido |por el hecho de que la mencionada uno de los vectores centrales del panorama po-
unificación, lejos de constituir un puro acto bu- lítico, sobre todo a partir de 1968.
rocrático, se gestó y sobre todo se desarrolló Si bien este crecimiento multifacético de
en medio de intensas luchas reivindicativas a las organizaciones políticas de izquierda tiene
84 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

sus raíces fundamentales en la dinámica na- sectores asalariados, que genera críticas entre
cional de la crisis, es indudable que su emer- muchos políticos “tradicionales” (sobre todo
gencia fue notablemente fortalecida por la del Partido Colorado que está en la oposición
consolidación de la Revolución cubana y su hasta 1967, en que retoma el Poder Ejecutivo),
enorme influencia sobre las luchas sociales se aprueba una reforma constitucional de tipo
en todo el continente. Ello es especialmente autoritario y presidencialista, que en líneas ge-
cierto para el caso uruguayo, donde absolu- nerales es aceptada con beneplácito por ambos
tamente todos los partidos y organizaciones partidos tradicionales. Mientras unos sectores
de izquierda le dieron su apoyo e hicieron de aumentan sus ataques contra los “vicios” de la
sus postulados generales una bandera de lu- democracia —y en particular contra los “agita-
cha propia, más allá de la acentuación dife- dores” sindicales—, otros tratan de reflotar el
rente de tal o cual aspecto. proyecto desarrollista y populista anterior, sin
que ese intento llegue a realizarse (esos tiro-
La “dictadura constitucional” neos se manifiestan en rápidas crisis ministe-
o la primera fase del estado riales antes de la muerte del presidente Oscar
de excepción: 1968-1973 Gestido, colorado electo en 1966 y que asume
La crisis general que vive el país en esos años en marzo de 1967).
acelera las contradicciones en el seno de la cla- Sin embargo, aún no se manifiestan públi-
se dominante. Se entra poco a poco en una fase camente tendencias dispuestas a la ruptura
de crisis de hegemonía similar, en muchos as- del marco legal: si bien que todos los sectores
pectos, a la que reinaba en los años previos a la burgueses perciben que la crisis desborda las
primera presidencia de José Batlle y Ordóñez a posibilidades de negociación del sistema polí-
comienzos del siglo. El reequilibrio de fuerzas tico, aún nadie hace doctrina de la represión
interno entre sus fracciones se va producien- necesaria o implícita en la propia lógica de los
do sin que ello se traduzca inmediatamente en acontecimientos. Por otra parte, aún son muy
trasformaciones de fondo al nivel de sus repre- fuertes los sectores industriales y comerciales
sentantes políticos. ligados al mercado interno (y sus representan-
De todas maneras, junto con el aumento de tes políticos): ello sirve de pantalla indirecta a
la recurrencia a la fuerza represiva contra los una liquidación brusca del nivel de vida de los
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 85

asalariados y, por ende, a los métodos repre- sobre todo norteamericano. Consciente de la
sivos que era necesario utilizar para imponer- descomposición de los partidos tradicionales,
la, dada la fuerte capacidad de resistencia que también intenta la constitución de un movi-
ellos habían adquirido (y de presión política in- miento político propio, con fuertes tenden-
directa a través del auge de las movilizaciones cias de tipo fascista. Con ese objetivo, usa a
populares y de la guerrilla). discreción los resortes del Estado, incluyen-
De todos modos, ante el impasse de las do los organismos policiales y paramilitares
luchas intraburguesas y la creciente presión (aunque no se apoya en las Fuerzas Armadas
popular, el presidente Jorge Pacheco Areco27 como aparato específico).
inicia, sin una oposición frontal que tenga ca- A este nivel su acción es relativamente exi-
rácter de veto, un ciclo de consolidación paula- tosa, como lo mostró la muy importante vota-
tina de una dictadura de facto. Va concentran- ción que obtiene su candidato en noviembre
do todos los poderes en manos del Ejecutivo, de 1971. Aún más votos obtuvo, en esa oca-
para lo cual obtiene la tolerancia de hecho de sión, su candidatura a la reelección, la que
la mayoría del Parlamento. no se hizo efectiva por no obtener la mayoría
Desde el inicio de su mandato, el presiden- calificada que exigía la reforma constitucional
te instaura en forma permanente las “medidas que ello implicaba.
de seguridad” (equivalentes al estado de sitio Con respecto a los sectores populares, desa-
en otros países) y comienza a impulsar un do- rrolla una durísima política de represión a los
ble proceso político. A nivel de las fracciones militantes políticos y sindicales que incluye re-
burguesas, acelera el avance hacia el poder presiones callejeras, internamientos adminis-
político de los nuevos sectores dominantes trativos de miles de huelguistas, militarización
a nivel económico, en particular de aquellos de funcionarios públicos, cierre de periódicos,
directamente ligados al capital extranjero, muertes en enfrentamientos con la policía y
alejamiento del país de militantes políticos.
Al mismo tiempo, intensifica la represión con-
27 Quien asume a fines de 1967, en su carácter de tra la guerrilla, para lo cual cuenta con impor-
vicepresidente, por la muerte del presidente Gestido.
tantes asesores y equipos, tanto brasileños
Pacheco no proviene de la “clase política” tradicional,
aunque es de origen colorado. como estadounidenses.
86 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Sin embargo, puede decirse que, en líneas Por un lado, el grueso de la gran burguesía
generales, su acción no logra doblegar el des- ve con buenos ojos la acción de un “Ejecuti-
contento popular y las luchas de resistencia vo fuerte”, que pone un cierto freno a la mo-
de estudiantes, obreros y asalariados. Lo que vilización popular y, sobre todo, qué logra en
sí obtiene por decreto es paralizar les orga- pocos meses lo que dos gobiernos blancos no
nismos jurídicos de negociación salarial exis- habían obtenido en diez años: hacer descender
tentes desde la época de Luis Batlle. Por ese netamente el salario real de los obreros indus-
intermedio reduce fuertemente los salarios triales y eliminar los consejos de salarios y las
reales, desbordados por la galopante inflación convenciones colectivas en tanto mecanismos
de ese período. Uno de los efectos “no espera- normales para la determinación de las remu-
dos” de esa operación fue la necesaria politi- neraciones. También se ve con buenos ojos el
zación de todos los conflictos reivindicativos, control relativo de la inflación, ya que había lle-
varios de los cuales se trasformaron en ver- gado a límites que hacían prácticamente impo-
daderos desafíos al régimen, dado el carácter sible toda previsión económica.
prácticamente innegociable de sus exigencias Sin embargo, amplios sectores de la burgue-
y la creciente concientización de los sectores sía industrial y ganadera se veían perjudicados
populares implicados. por los amplísimos privilegios otorgados por
Por su parte, la acción guerrillera, lejos de el gobierno al capital financiero (en gran par-
decrecer, alcanza su mayor grado de eficacia e te extranjero) y a un pequeño núcleo de em-
impacto político: en este período logra atraer presas directamente ligadas a este. Cada vez
hacia sus aparatos —o, por lo menos, hacia sus más notorio era el privilegio acordado a las
posiciones políticas— a vastos sectores, funda- empresas e intereses directamente vinculados
mentalmente juveniles, pero no únicamente. a los grupos económicos extranjeros y a cier-
La situación política general en todo el perío- tos monopolios nacionales. En ese plano, las
do de Pacheco se presenta, pues, muy compleja. tensiones fraccionales eran muy importantes,
Las relaciones de fuerza son sumamente lo que llegaron a provocar la caída de varios
cambiantes, así como las alianzas y contraa- ministros claves en un breve plazo de tiempo.
lianzas, sobre todo en el seno de los sectores A su vez, los empresarios que trabajaban para
burgueses. el mercado interno “protegido” y que además
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 87

carecían de contactos financieros internacio- sino que este no haya prosperado. Su fracaso
nales (que eran la gran mayoría) se veían per- representó, probablemente, el comienzo del fin
judicados directamente por la caída del nivel de todo el sistema institucional vigente, pues
de consumo popular y de ciertos sectores me- las nuevas fuerzas políticas emergentes en el
dios. De esa forma chocaban en la coyuntura campo burgués supieron desde ese momento
sus intereses económicos inmediatos con su que la mayoría de la “clase política” estaba dis-
apoyo tácito a la represión política contra las puesta a dejar violar impunemente la Constitu-
fuerzas populares. ción y las leyes que ella misma había votado, in-
Pero además debe tenerse en cuenta que cluyendo en esa mayoría a los parlamentarios
tanto el estilo de gobierno como la política del Partido Colorado y muy especialmente a
concreta de Pacheco entraban en colisión con los herederos orgánicos de la fracción batllista,
los aparatos y el personal estable de los par- ahora dirigidos por otro miembro de la familia,
tidos tradicionales, los que rápidamente iban el senador Jorge Batlle Ibáñez.
siendo desplazados a un segundo plano, salvo No es extraño, entonces que todo este pe-
el pequeño círculo de incondicionales, en su ríodo de “dictadura constitucional” haya visto
gran mayoría personajes sin significación polí- irse ampliando las pretensiones y el campo de
tica propia. Mientras se mantuviera el régimen acción de algunos aparatos represivos del Es-
parlamentario, y sobre todo las elecciones po- tado, los que incursionan cada vez más en las
pulares y el régimen de representación propor- esferas propiamente políticas e ideológicas de
cional, los “políticos democráticos” estaban la sociedad.
obligados a denunciar el carácter arbitrario e Las elecciones de noviembre de 1971 se pre-
ilegal de la política gubernamental so pena de paran entonces en un clima político sumamen-
ver minada toda su base de legitimidad en el te enrarecido. Como vimos, la crisis política e
plano electoral. Eso fue una de las causas bá- ideológica en el bloque en el poder y entre sus
sicas del juicio político intentado en las cáma- representantes políticos en el Parlamento es
ras al presidente, el que, de todas maneras, no sumamente aguda. Diez años de estancamiento
prosperó al no alcanzar los votos necesarios económico y la ruptura del “pacto social” implí-
para su efectivización. Lo importante aquí no cito en el modelo anterior hacen aún más difícil
es tanto que se haya iniciado el juicio político, la sobrevivencia del “Estado de compromiso”
88 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

que se arrastra desde hace años. Junto a la ca- de los partidos y grupos de izquierda (PC, PS,
rencia de un nuevo proyecto social global por GAU, 26 de Marzo, etc.), sino que a él se habían
parte de la clase dominante y la autonomiza- integrado la Democracia Cristiana y varios des-
ción política e ideológico creciente de los sec- prendimientos de los partidos tradicionales.
tores populares y de amplios sectores de la pe- Además, el Frente tenía el apoyo público de la
queña burguesía pauperizada y “en rebelión”, CNT y del MLN, este último desde “el exterior”.
se presenta la amenaza creciente de la guerrilla El carácter de su programa hacía pensar, por
urbana y su impacto social en aumento. otra parte, en la lógica adhesión a este de cier-
En ese contexto, los sectores más lúcidos de tos sectores de la pequeña y mediana burguesía
la burguesía (y no por ello los menos reacciona- productiva y comerciante. A su vez, el triunfo
rios) deciden jugar dos cartas simultáneamente: electoral no muy lejano de la Unidad Popular
por un lado, mantienen las medidas de seguri- en Chile proyectaba sobre esta fuerza política
dad y una fuerte represión contra las fuerzas una serie de atributos que —sin duda— repre-
políticas de izquierda, incluyendo a los sectores sentaban una trasposición exagerada si se tie-
que se agrupan en el Frente Amplio y concurren ne en cuenta las grandes diferencias existentes
a la campaña electoral y a las elecciones; por entre ambos países en cuanto a la correlación
otro lado, lanzan lo que llamaron la “escalada cí- de fuerzas sociales y, especialmente, en cuanto
vica” (como antídoto a la llamada “escalada sub- a su expresión orgánica en la escena política.
versiva”), lo que significaba tratar de legitimar En rigor, y a pesar de las importantes modifi-
por las urnas el giro radical que estaba tomando caciones políticas e ideológicas ocurridas en el
el sistema político y, con él, la política económi- campo del pueblo en esos años, el Frente Am-
ca general, tanto de los sectores empresarios del plio no llegó a representar un verdadero con-
gran capital como del propio Estado. traproyecto radical al modelo de dominación
La gran novedad en esas elecciones eran las capitalista en crisis. Justamente, su fuerza en
pretensiones del Frente Amplio de romper, por la escena política provenía de que conjugaba
primera vez en la historia del siglo, el mono- diversos embriones de ese contraproyecto con
polio electoral de los dos partidos tradiciona- amplias manifestaciones de “reacción” a la cri-
les. La amenaza parecía tanto más real cuanto sis de la pequeña burguesía, sectores medios
que este frente agrupaba no solo a la mayoría diversos e, incluso, capas de la burguesía que
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 89

ya no se sentían políticamente representadas banderas “democráticas” tradicionalmente re-


en los viejos partidos tradicionales. presentadas por el Partido Colorado. En cuan-
Lo cierto es que la campaña electoral de es- to al Frente Amplio, obtiene casi el 20% de los
tos últimos recurrió a los métodos más duros votos en todo el país y el 30% en la capital,
de “macartismo” ideológico y —por supues- donde su candidato a presidente obtiene la
to— a múltiples formas de represión directa a mayor votación entre los presentados.
sus militantes (incluso se atentó contra la vida El resultado de las elecciones, en cuanto a
del Gral. Líber Seregni, candidato a presidente sus efectos sobre el sistema político, tiene una
por el Frente). serie de significados contradictorios.
Finalmente, dos meses antes de las elec- Por un lado, logra otorgar una prórroga (que
ciones, el gobierno entrega la responsabilidad los hechos mostrarán era de poca duración) al
directa de la represión a la guerrilla (aunque régimen de “democracia representativa”, que
se aplicó también a los militantes sindicales —como ya vimos— estaba en una grave crisis
y políticos) a las Fuerzas Armadas, en lo que y solo funcionaba en sus aspectos formales.
constituye —sin duda— el primer escalón de Aunque sospechado fuertemente de fraude, el
su entrada formal a la vida política, como luego proceso electoral inviste nuevas autoridades a
se comprobó. través del voto popular. Además, invístelo hace
dentro del personal político tradicional, desau-
La “dictadura cívico-militar” torizando en apariencia tanto la prédica de los
o la segunda fase del estado grupos armados como la del Frente Amplio.
de excepción: 1973-1975 Por otro lado, el resultado electoral repre-
Las elecciones son ganadas por el candi- senta el primer golpe sólido al monopolio elec-
dato de Pacheco, Juan María Bordaberry, un toral de los dos partidos tradicionales en lo
propietario rural sin base política propia y que va del siglo, lo que representa un indicador
sin un programa global para encarar la críti- limitado pero claro de la paulatina superación
ca situación. Además, el resultado es tachado de la heteronomía política de los sectores asa-
de fraudulento por Wilson Ferreira Alduna- lariados. En todo caso, es evidente que las ban-
te, candidato del Partido Blanco, quien pa- deras de soberanía nacional, desarrollo econó-
radójicamente había levantado varias de las mico y democracia política no solo cambian
90 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de manos, sino que son vistas por importantes señaladas, y se desencadena una secuencia de
sectores sociales como necesariamente unidas acontecimientos político militares que trasfor-
a las de “justicia social” y “cambios profundos” man radicalmente la coyuntura, llevando a las
de régimen. fuerzas armadas al primer plano de la escena
En cuanto a la relación de fuerzas burguesas política, re articulando la relación de fuerzas
en el Parlamento, si bien el grupo “pachequis- en presencia, y desplazando el aspecto princi-
ta” se fortalece dentro del Partido Colorado y pal de la lucha política desde el plano político-
aumenta transitoriamente su legitimación polí- electoral al plano político-militar. Esta situa-
tica, no obtiene la mayoría necesaria para im- ción ha de durar hasta enero-febrero de 1973.
poner su política “legalmente” y sin alianzas. A Es un momento en que el poder político se
ese nivel, el impasse se mantiene, con el agra- ve enfrentado a una opción prácticamente in-
vante de que la ruptura con las numerosas fuer- soluble. Por un lado, quiere conservar la direc-
zas de Ferreira Aldunate se ha hecho casi total. ción del proceso, doblegando las luchas polí-
Como paralelamente continúa en ascenso ticas y sindicales en ascenso y poniendo fin a
la movilización sindical y la ofensiva de la gue- la acción guerrillera, pero es consciente de su
rrilla en una situación económica aún crítica, incapacidad para ello.
la capacidad de control general de la situación La otra alternativa que se le ofrece es delegar
por el gobierno sale claramente deteriorada. Se en las Fuerzas Armadas el manejo de la situa-
generaliza la impresión popular y en los diri- ción política (lo que estas reclaman cada vez
gentes políticos de que “el barco se hunde”. con más fuerza), pero también es plenamente
En ese contexto de graves tensiones, políti- consciente de que esa solución tiene pocas
cas y sociales con participación de las masas, oportunidades de revertirse a corto plazo. El
el MLN desencadena los primeros pasos de la Ejecutivo y la mayoría absoluta del Parlamento
que él mismo definió como una ofensiva gene- optan por una solución de compromiso y que
ral contra el gobierno, y más específicamente esperan sea de carácter transitorio: suspenden
contra las fuerzas armadas, siguiendo la lógica todas las “garantías individuales” previstas en la
casi necesaria de la estrategia de guerrilla urba- Constitución y votan el “estado de guerra inter-
na que aplicaba. Ante ello se produce la “cris- na” (figura jurídica inexistente en la Constitu-
talización” del conjunto de contradicciones ya ción), lo que catapultan a las Fuerzas Armadas
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 91

al primer plano de la escena política, hecho que formalmente, aceptan el uso de todos los méto-
no se daba en el país desde hacía setenta años. dos “sucios”, por lo que se generaliza el empleo
La mayoría “burguesa” en el Parlamento vio- indiscriminado de la tortura física y psicológica.
la de ese modo la Constitución para tratar de Siguiendo un proceso ya clásico, que en
salvar al mismo tiempo el conjunto del sistema el Uruguay se da más rápidamente en virtud
de dominación y, si es posible, los restos del de la crisis aguda del poder político civil, los
“régimen republicano democrático”, es decir, aparatos represivos van extendiendo su esfe-
la existencia misma del Parlamento y su pro- ra de acción a la esfera política, ideológica y
pia supervivencia como élite política. Salvo el administrativa, trasformando sus funciones
Frente Amplio, todas las fracciones políticas tradicionales en la sociedad y los aparatos del
votan el estado de guerra interna y rápidamente Estado. En ese proceso se manifiesta cada vez
los hechos mostraron que lo que habían votado más públicamente la voluntad de las Fuerzas
era el acta de defunción de un régimen político Armadas de asumir tareas políticas generales:
tambaleante y de una forma de estado capitalis- una de sus fracciones comienza incluso a ata-
ta que ya era claramente disfuncional para re- car la corrupción y el carácter “oligárquico” de
solver las contradicciones propias de la etapa. ciertos sectores de la clase dominante. Poco
A partir de ese momento, la represión se a poco toda la “clase política” percibe que es
hace más dura y sistemática. Comienza por los su propia existencia la que está en juego, e
grupos guerrilleros, a los que logra desarticular intenta recuperar terreno. Incluso algunos
en su faz operativa y aislar de los sectores ma- sectores de derecha atacan públicamente la
yoritarios del movimiento de masas; se extien- existencia de las torturas y, hacia febrero de
de poco a poco a todas las formas de actividad 1973, lanzan la consigna de “retorno de los mi-
política y sindical opositoras. litares a los cuarteles”. Critican el “militarismo
La “dictadura constitucional” se hace cada inconstitucional” que ellos mismos habían en-
día más inconstitucional. Casi toda la estruc- tronizado con su voto. Pero ya es demasiado
tura legal es puesta entre paréntesis. Además, tarde y las Fuerzas Armadas realizan su primer
en nombre de la “guerra contra delincuentes “golpe”, conocido como el de los “Comunica-
que amenazan la patria”, tanto las fuerzas ar- dos 4 y 7” e imponen su participación en los
madas como el poder político, aún vigente mecanismos de gobierno a través de la creación
92 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

del Consejo de Seguridad Nacional, ante el si- Rápidamente, y mientras aumenta la repre-
lencio del Parlamento en tanto cuerpo y frente sión contra los sectores populares, las fuerzas
a una relativa pasividad y neutralidad de la ma- armadas pretenden forzar al Parlamento para
yoría de las fuerzas de izquierda. Esta actitud que quite sus fueros a un senador que ellas acu-
se explica, en parte, por el hecho de que estas san de “sedicioso”. Ante la negativa de aquel a
últimas estaban en plena ofensiva contra el go- realizar ese acto “exageradamente” ilegal, di-
bierno y porque en ese momento el “tono” de suelven las Cámaras y las acusan de colaborar
las declaraciones militares tomaba una relativa con la sedición y con la destrucción del “estilo
distancia frente a los sectores más reacciona- tradicional de vida” del país: Bordaberry acep-
rios del gobierno. El carácter puramente tácti- ta el golpe y los partidos tradicionales ofrecen
co (en cuanto a su propio equilibrio interno y una resistencia casi puramente verbal.
en cuanto a su legitimación frente a la opinión Por el contrario, el Frente Amplio y la CNT
pública) de estas declaraciones se hizo ver rá- organizan una intensa resistencia civil. Se de-
pidamente y —como veremos— ya para el “se- clara una huelga general con amplia partici-
gundo golpe” de junio, las fuerzas de izquierda pación y que, en sus momentos difíciles, se
y la CNT harán una muy importante resistencia mantiene con el impulso de los sectores más
a la acción de los militares. radicales de la base obrera y la intensa cola-
A partir de febrero, pues, el régimen políti- boración de amplias capas populares. Esta
co se ha trasformado: el centro de poder real resistencia dura casi dos semanas y tiene una
se ha desplazado y los canales de representa- gran importancia política, pues los sectores de
ción política de las clases y capas sociales se izquierda, apoyados fundamentalmente en la
han modificado en gran medida, proceso que clase obrera, asumen a su cargo los tradicio-
culminará cuatro meses después. El régimen nales valores del sistema político uruguayo y
“democrático republicano de gobierno” solo “obligan” que la fracción de Ferreira Aldunate,
sobrevive en apariencia, a pesar de las decla- del Partido Blanco, se pronuncie por una ac-
raciones en contrario de Bordaberry y de los ción conjunta contra la dictadura.
mandos militares. La “dictadura cívico-militar” De todas maneras, la resistencia es vencida,
estilo uruguayo ha comenzado su ciclo, aún en parte, por la correlación de fuerzas en senti-
hoy inconcluso. do estricto; también, por la propia limitación de
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 93

las perspectivas políticas que el movimiento de Ante la extinción de la acción legal de los
resistencia tiene en esos momentos, tanto, por partidos políticos —incluso los tradiciona-
razones internas al movimiento popular como les—, las fuerzas armadas se van trasforman-
por la renuencia de los sectores burgueses más do en el partido del conjunto de la burguesía,
liberales a asumir los compromisos que la si- sin que por ello se pueda decir que asuman la
tuación exigía para su éxito en la coyuntura. representación exclusiva de una fracción bien
No es ajena a esa renuencia el hecho de que en determinada de esta. Tal proceso se vio favo-
ese momento fuera la clase obrera —y dentro recido, aun contra la voluntad de muchos de
de ella, los sectores con más perspectiva políti- sus cuadros superiores, por el hecho de que
ca— la que representaba la columna vertebral su irrupción en la escena política surge no so-
del movimiento. lamente como remedio a una crisis interna en
A partir de ese momento, la dictadura el seno de las clases y fracciones integrantes
cívico-militar desmantela todos los restos del bloque en el poder, sino que también vino
del sistema político democrático que que- a enfrentar una crisis de hegemonía grave del
daban en pie; ilegaliza todos los partidos y conjunto del bloque en relación con las clases
agrupaciones políticas progresistas y con- subordinadas y, asimismo, de algunas fraccio-
gela la actividad de los restantes; disuelve la nes de las clases aliadas o apoyo.
CNT y reprime duramente a los sindicatos Ante la ausencia de los partidos, las Fuerzas
que intentan reclamos; cierra todos los ór- Armadas se trasforman objetivamente en el
ganos de prensa independientes e instaura aparato privilegiado para la organización po-
una estricta censura para los restantes; re- lítica de los diferentes sectores burgueses que
prime con prisión toda forma de oposición aún integran el bloque en el poder.
ideológica y política; interviene la Univer- Sin embargo, la propia verticalidad intrín-
sidad y los demás órganos de enseñanza. seca al aparato militar introduce una gran
En una palabra, la extensa y compleja socie- rigidez en el procesamiento de las luchas por la
dad civil que se había desarrollado durante hegemonía entre esas fracciones, luchas que se
setenta años va siendo penetrada por un ver- agudizaron ante la persistencia de la crisis eco-
dadero estado policial, lo que poco a poco sig- nómica y ante la ausencia de un nuevo proyec-
nifica, lisa y llanamente, su desaparición. to societal viable para la etapa. Ello hace que
94 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

cada fracción de la burguesía busque congra- aceptado por las capas mayoritarias del país.
ciarse con un sector o con un dirigente de las Por eso, puede decirse que, en términos eco-
Fuerzas Armadas. Estos, a su vez, buscan con- nómicos, políticos e ideológicos, el capitalismo
graciarse con sectores sociales o territoriales no logra encontrar un camino de reproducción
de la burguesía como base de apoyo para sus ampliada en el Uruguay de hoy.
propias luchas corporativas por el poder. De
ahí las crisis periódicas en la cúpula del equipo Bibliografía
cívico-militar y las dificultades para encontrar- Acevedo, E. 1953 Anales históricos del
les una solución estable y legitimada ante la Uruguay (Montevideo: Barreiro y Ramos)
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Son, pues, las características propias a — 1973 Economía política y finanzas
un tipo de estado de excepción como el de (Montevideo: Universidad de la República).
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falta de perspectivas concretas de viabilidad del Uruguay (Montevideo: Claudio García).
del actual proyecto de acumulación, las que Barran, J. P. (s/f) Apogeo y crisis del Uruguay
dan a esta forma de dominación burguesa al pastoril y caudillesco en Colección Historia
mismo tiempo su fuerza y su debilidad. La Uruguaya (Montevideo: Ediciones de La
mantención ilimitada de la represión a las or- Banda Oriental) Vol. IV.
ganizaciones políticas no hace sino expresar Benvenuto, L. C. 1967 Breve historia
esa situación a la vez que disminuye en forma del Uruguay. Economía y Sociedad
creciente su legitimidad. (Montevideo: Arca).
En el caso del Uruguay, una vez cerrado el Blanco Acevedo, P, 1955 El gobierno colonial
largo ciclo histórico de acumulación capitalis- del Uruguay y los orígenes del Uruguay
ta dependiente y luego de la fractura del siste- (Montevideo: Barreiro y Ramos)-
ma de dominación burguesa hegemónica y su Costa, Omar Los tupamaros (México 
sustitución por la coerción como método de DF: Era).
dominación social y política, el nuevo régimen D’Elia, G. 1969 “El movimiento sindical” en
aparece como estructuralmente incapaz de ca- Nuestra Tierra (Montevideo) N.º 4.
nalizar un proyecto que pueda imponerse y ser
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 95

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El “populismo democrático”
o neobatllismo*

E l término populismo ha sido usado por los


cientistas sociales en América Latina con
una tal amplitud y variedad de alcances que es
sea la etapa de desarrollo concreto de la forma-
ción social analizada o la forma que adopte el
régimen político como tal.
posible pensar que su grado de utilidad analí- Sin embargo, nosotros creemos —y muy
tica tiende a ser cada vez más bajo. O incluso particularmente para el análisis de los sistemas
que, a menudo, sirve más para “nombrar”” en políticos latinoamericanos— que el concepto
forma cómoda una diversidad de fenómenos debe ser definido con más precisión, ligándo-
mal definidos teóricamente o, por lo menos, sin lo a la explicación de aquellas configuraciones
un cierto rigor en la definición de sus correla- socio-políticas propias de cierta etapa de desa-
tos empíricos. rrollo de las formas de capitalismo dependien-
En algunos casos, se ha llegado a atribuir el te en la región.
carácter de “populismo”” a toda forma de polí- Más específicamente, debe referirse a ciertas
tica de los sectores dirigentes que no sea pura- exigencias impuestas al sistema político por el
mente de “guerra social” y que haga referencia proceso de implantación de un proyecto socio-
—por lo menos al nivel del discurso ideológi- económico particular. Proyecto que aparece
co— a los intereses generales de la “nación”, habitualmente ligado con alguna de las etapas
y del “pueblo”, cualesquiera sean las clases o de la llamada “sustitución de importaciones in-
fracciones que hagan esa política y cualquiera dustriales”, con un rol político relevante de la
“burguesía nacional”.
* Publicado en Relaciones 1984 (Montevideo) N.º  7; Por lo menos en los casos de Brasil, Argen-
Documentos de Trabajo 1984 (Montevideo: Centro In- tina y Uruguay, y para el período histórico co-
terdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo) N.º 13. rrespondiente a la Segunda Guerra Mundial y la
98 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

década posterior, nos parece que la viabilidad estrechamente asociado al rol “bonapartista”
de dicho proyecto está ligada a una importante de un fuerte líder carismático, a graves crisis
participación del Estado en la vida económica de hegemonía entre las fracciones de clase do-
y política. minantes y a formas más o menos radicales de
Esta participación aparece como esencial “ruptura” del orden institucional. Ruptura liga-
para suplir la “debilidad” relativa de la burgue- da a la participación directa en la escena políti-
sía industrial local, así como para cohesionar ca de las Fuerzas Armadas (o de alguna de sus
las tensiones entre fracciones de la clase diri- ramas o fracciones).
gente y para “resolver” las contradicciones en- En ese enfoque se define, de hecho, al ré-
tre esta v las fuerzas populares en procese de gimen populista como una forma política
movilización creciente (real o percibido como correspondiente a un cierto tipo de estado
tal), en particular con la clase-obrera industrial de excepción, el que, mezclando de una for-
y los sectores populares urbanos. ma sui géneris la represión y la organización
Este rol central del Estado, en especial en “vertical” y heterónoma de les sectores asa-
cuanto a sus relaciones políticas con la clase lariados, obtiene un cierto consenso popular.
obrera (y sectores asalariados en general), se Dicho consenso, al tiempo que lo legitima, ha-
lo ha presentado a menudo como teniendo un ría posible la realización del ya mencionado
carácter directa y formalmente verticalista y proyecto socio-económico (proyecto liderado
manipulador. Esto, no solo en lo que respecta por algunos sectores de la burguesía) propio
a las relaciones directamente político-ideoló- de una cierta etapa de desarrollo del capitalis-
gicas entre el “ciudadano” y el poder político mo dependiente.
remante en la escena del Estado, sino también La inclusión hecha por nosotros del Uru-
en lo que hace a las formas de organización de guay dentro del modelo político populista, en
las relaciones de clase directamente “económi- particular para el período 1946-1958, plantea
cas”, muy en particular con el plano de la orga- en principio un problema y debe ser justifica-
nización sindical y la legislación laboral. da, aunque sea brevemente. No nos referimos
Dicho “estatismo populista”, no solo en al uso “genérico” del término populista, pues
lo político sino también en el ámbito eco- en ese sentido general la mayoría de los auto-
nómico como tal, se lo ha presentado como res que se han ocupado del Uruguay hablan de
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 99

la “política populista” del Partido Colorado bat- que proponemos, pretende definir una de las
llista, desde 1904 en adelante. variantes posibles del modelo. Lo importante
Nuestro punto de partida central es que aquí no es —por supuesto— la discusión so-
considerar el conjunto de características antes bre lo acertado del término, sino la legitimi-
mencionadas como un conjunto de “condicio- dad teórica de la problemática así delimitada
nes necesarias” para la existencia del fenóme- y la pertinencia de las hipótesis propuestas
no “populista” constituye una hipótesis parcial- para explicar las variantes posibles.
mente errónea. Dicho error surge de que esa El análisis del sistema político uruguayo
hipótesis ha sido formulada teniendo en cuen- durante el período que muchos autores han
ta como referente empírico fundamental y casi denominado como “neobatllista” nos parece
único —aunque esto no siempre sea explicita- una forma privilegiada de mostrar la juste-
do— las experiencias del peronismo argentino za de esa caracterización, dado que es jus-
y del varguismo brasileño, correspondientes al tamente el país y él período en que aparen-
período histórico que abarca la Segunda Gue- temente están más ausentes algunos de los
rra Mundial y la década posterior. atributos generalmente considerados como
Nosotros pensamos que el proceso socio- necesarios para caracterizar un régimen
político uruguayo, en ese mismo período de “populista”.
histórico, muestra que el fenómeno llamado En efecto, en el Uruguay se asiste desde
“populismo” puede asumir formas políticas 1942 (y más claramente desde 1946), en que
diferentes a las anteriores, sin dejar por ello triunfa nuevamente en las elecciones la frac-
de integrar la categoría política populista y de ción batllista del Partido Colorado (liderado
vehicular con eficacia tanto el proyecto social para entonces por Luis Batlle Berres, sobrino
que le subyace como las tensiones políticas y de José Batlle y Ordóñez), al renacer y con-
los conflictos de clase que le son propios. solidación de la tradicional forma de “demo-
El atributo de “democrático” que le asigna- cracia representativa” iniciada —como ya
mos al fenómeno en el caso uruguayo, a la vez vimos— en su forma “moderna” por los pri-
que “describe” uno de les elementos centrales meros gobiernos de José Batlle y Ordóñez, a
del sistema político que más contribuyó a que partir de 1904, una vez terminada la última
no se estudiara el período en la perspectiva guerra civil en el país.
100 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Dicha consolidación representa —eviden- “tradicionales”, ambos de base policlasista y


temente— todo lo contrario a una ruptura dirigidos por los sectores dominantes.
institucional, con participación de las fuerzas c) Una gran subordinación política e ideológi-
armadas y manejo autoritario carismático de ca de les sectores populares, que están “he-
los sectores populares. Al contrario, funciona teronomizados” y sin capacidad real de ex-
como un sistema político “abierto”, donde los presión política autónoma capaz de asumir
partidos son el canal privilegiado de represen- un carácter “amenazante”.
tación política de las clases sociales y, sobre
d) Una alianza de facto entre la fracción bur-
todo, donde las organizaciones sindicales man-
guesa industrial local (hegemónica en el blo-
tienen, en lo fundamental, su autonomía orga-
que en el poder y reinante políticamente), la
nizativa y son dirigidas por cuadros salidos de
tecno-burocracia estatal y los asalariados de
sus propias filas (y en general políticamente
las grandes empresas industriales.
desvinculados de los grandes partidos que do-
minan la escena política, Blanco y Colorado).
Pero al mismo tiempo, es capital percibir La especificidad de este tipo de “populismo
que en este período no solamente se impone democrático” —propio del neobatllismo— no
como dominante en el Uruguay un proyecto representa una casualidad histórica, sino que
socio-económico básicamente similar al de surge como posible —aunque no necesaria-
los otros dos países mencionados (salvadas mente— a partir de la forma particular en que
las obvias diferencias de escala del espacio se organizó el bloque en el poder y el sistema
económico y-demográfico), sino que además político en las etapas previas de la historia
también se encuentra: uruguaya que ya hemos analizado.
A partir de las consideraciones hechas
a) Una alta autonomía relativa del Estado y hasta el momento, podemos formular la si-
una participación muy intensa de este en guiente proposición general: la forma política
la esfera de la habitualmente llamada “so- específica que adopta el populismo del perío-
ciedad civil”. do considerado (en países que no sean del
tipo “enclave”, como es el caso de Uruguay)
b) Una “estatización” de facto (aunque más su-
está determinada en alto grado por el tipo de
til e indirecta) de los dos grandes partidos
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 101

relaciones que se configuran entre las frac- desorganizar “espontáneamente” a los


ciones de la clase dirigente y de esta con los sectores populares exige o favorece la in-
sectores populares durante la etapa general- tervención directa del Estado sobre las
mente llamada de “crecimiento hacia afuera”, organizaciones obreras. Esta intervención
así como, por la forma consecuente de régi- se presenta de esa manera como la forma
men político y de estructuración del Estado más rápida y menos costosa de asegurar la
que las acompañan. integración política de dichos sectores al
De lo anterior, a su vez surgen dos conjun- proyecto socio-económico que se trata de
tos básicos de hipótesis subordinadas. imponer. Se asegura de esa forma las “ba-
Hipótesis subordinada 1: ses” necesarias para la fracción burguesa
que lucha por el poder.
a) Cuando la crisis hegemónica de dicho pe- c) La situación mencionada en a) refuerza las
ríodo (en el seno de la clase dirigente) no posibilidades de la situación prevista en
se resuelve claramente o se resuelve me- b) debido al “retroceso” que ella favorece
diante el predominio político de los secto- durante la crisis mundial de 1929-1933 a
res agroexportadores (hasta el período de través del reforzamiento político relativo
la Segunda Guerra Mundial), la instrumen- de la burguesía agroexportadora (al menos
tación eficaz del proyecto socio-económi- de alguna de sus fracciones). También esta
co populista requiere, a nivel político, la crisis tiende a darse en forma de ruptura
aparición de una “ruptura” del sistema y del sistema político, lo que aumenta las di-
la creación de canales de representación ficultades de implantación o consolidación
política “heterodoxos”, los que presionan de las formas de representación partida-
por el desbordamiento institucional .Estos rias de las clases sociales.
elementos favorecen, a su vez, la recupera-
ción del tiempo “perdido” en el desarrollo
Hipótesis subordinada 2:
del Estado.
b) La consecuente ausencia previa de una a) Cuando la crisis hegemónica en dicho período
ideología hegemónica de tipo industrialis- se resuelve por la pérdida del poder político
ta-modernizadora-movilizadora capaz de
102 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de los sectores agroexportadores y sus alia- política tan brutal y se resuelve sin que los
dos (como fue en el caso en el Uruguay, según sectores agroexportadores y sus aliados
vimos), ello abre la puerta “tempranamente” directos retomen tanto poder político. El
a la consolidación de un proyecto hegemó- bloque en el poder modifica levemente su
nico del tipo burgués-industrial-mercado in- equilibrio básico anterior y se dan, por lo
terno-pequeña burguesía urbana-burocracia tanto, mejores condiciones para mantener
estatal. Esta situación a su vez favorece el una continuidad con la política global ante-
fortalecimiento de un proceso (que tiende a rior (o para retomarla más rápidamente y
autoalimentarse) en el que se da una fuerte con un menor costo político). En particu-
intervención del Estado y la maduración de lar, esto es válido para les canales de repre-
un sistema político abierto-democrático de sentación partidaria, por lo menos de sus
masas. Esto aumenta las posibilidades de aspectos “formales”.
que, posteriormente, el proyecto “populis-
ta”, como tal, pueda procesarse sin rupturas Como se percibe fácilmente, el proceso
ni desbordamiento institucional y ser cana- uruguayo corresponde al segundo caso men-
lizado dentro del sistema de partidos (even- cionado. Es ese conjunto de circunstancias
tualmente preexistentes). lo que permitió —junto con otros factores—
b) La consolidación previa de una ideología que el país representase uno de los casos la-
hegemónica industrialista-modernizadora- tinoamericanos más exitosos y prolongados
movilizadora (con un discurso ideológico de desarrollo capitalista dependiente lidera-
con fuerte negación de la necesidad de la do por las llamadas “burguesías nacionales”.
lucha “lucha de clases”) ya ha favorecido la Dicho desarrollo fue original no solo porque
desorganización política de los sectores po- permitió crear un relativo Estado de bienes-
pulares y, por lo tanto, hace mucho más fácil tar (hoy día ya desarticulado), sino porque
su inserción “pacífica” al proyecto socio- este se procesó mediante una interesante
económico “populista”. participación del Estado a través de un ré-
c) Al inverso que en la hipótesis 1, la crisis gimen político con alta estabilidad y fuerte
mundial de 1929-1933 no genera una ruptura legitimación popular.
Parte I. El Uruguay batllista y su crisis 103

Justamente, en los siguientes capítulos, democrático”. Por otro lado, presentamos un


veremos con cierto detalle, por un lado, las análisis de la evolución y las contradicciones
adaptaciones coyunturales que fue adoptando implicadas en el importante papel de la men-
la política de los sectores burgueses con el fin cionada “burguesía nacional” en la consolida-
de consolidar su “dominación democrática” ción del modelo político uruguayo en el mismo
sobre los sectores populares, desde el primer período histórico.
período Batllista hasta la crisis del “populismo
Parte II
Ascenso y consolidación
de la dictadura cívico-militar

E n esta Parte II, se recogen las publicacio-


nes inmediatamente previas y contempo-
ráneas a la dictadura, donde se mantiene la
Incluso, un análisis particularizado del formato
específico que asume la ideología de seguridad
nacional en una sociedad como la uruguaya de
voluntad teórica y metodológica de analizar los aquella época.
acontecimientos no en forma anecdótica, sino Cabe destacar los análisis de los llamados “Co-
situándolos en los procesos sociohistóricos municados 4 y 7” de las Fuerzas Armadas, de la
de mayor duración y mostrando su carácter relación entre política económica y régimen po-
estructural en lo económico y lo político-ideo- lítico autoritario, el plebiscito sobre la reforma
lógico. Se utilizan aquí similares instrumentos constitucional y de las cruciales elecciones inter-
teóricos para permitir la desagregación de los nas entre partidos aún en período dictatorial.
niveles económicos y propiamente políticos.
Introducción al estudio de las condiciones
de ascenso de las dictaduras
El caso uruguayo*

Introducción excepción. Ello era así no solo porque, histó-

H ace quince años, ningún analista político


—y, por supuesto, ningún habitante del
Uruguay— se hubiera atrevido a pronosticar
ricamente, esa situación no constituía una ex-
cepción en esos países, sino porque en ninguno
de ellos las diversas fracciones burguesas y sus
que la “Suiza de América” se iba a ver sacudida relaciones con las clases subordinadas habían
por un proceso de luchas sociales y de crisis logrado un tipo de equilibrio y de articulación
política tan agudo. Aún menos podía prever política capaz de fundar un ciclo largo de acu-
que dicha crisis culminaría con una “guerra mulación que, al mismo tiempo, se apoyara en
abierta” contra las clases populares y con la un sistema político-ideológico que expresara
instauración de una dictadura cívico-militar un proyecto efectivamente hegemónico sobre
que cerraría radicalmente un ciclo de más de el conjunto de la sociedad.
sesenta años de estabilidad política casi cons- Si la afirmación anterior es correcta, ello
tante y de hegemonía “pacífica” de las clases significa que en el caso uruguayo sí se daban
dominantes sobre el conjunto de la nación. algunas de esas condiciones, lo que efectiva-
Con la excepción de Chile y Uruguay, en el mente sucedía, aunque en la década del se-
resto de los países del Cono Sur se podía hipo- senta ya estaban agotándose sus posibilida-
tetizar como posible la instauración o el man- des de reproducción.
tenimiento de diversas formas de regímenes de Por otra parte, hoy día nos enfrentamos a
una situación en la cual la forma adoptada por
* Publicado en Revista Mexicana de Sociología 1997 el régimen político en el Uruguay ha tomado
(México DF: Universidad Nacional Autónoma de Méxi- características que, en sus aspectos más gene-
co) N.º 2, Año XXXIX, mayo-junio. rales, son perfectamente comparables con las
108 Cincuenta años de sociología política

del resto de los países del Cono Sur. Afirmar estabilidad solamente por las causas “exter-
que ello se debe a las determinantes básicas nas” comunes a la región hace tabla rasa con
impuestas a la región por la nueva fase de la todas las circunstancias que permitían hipote-
cadena imperialista, de la que ella forma parte tizar justamente lo contrario antes de que los
como polo subordinado, es válido solo par- hechos sucedieran.
cialmente. Subsumir la crisis del sistema po- Aceptando la hipótesis general de que la
lítico uruguayo en un puro efecto mecánico etapa actual de acumulación capitalista depen-
de las leyes mundiales de acumulación capi- diente en la región presiona estructuralmente a
talista en su etapa actual es un razonamiento una institucionalización de las formas autorita-
incorrecto, no solo por lo que implica de me- rias de dominación política como condición de
canicismo en sí mismo, sino porque deja sin su viabilidad económica, es necesario pasar al
resolver tanto problemas empíricos como de análisis concreto de cómo interactúa esa deter-
orden metodológico. minante general con el conjunto de estructuras
Desde un punto de vista empírico, ello su- económicas, políticas e ideológicas de la for-
pondría que los efectos de la misma causa mación social uruguaya y su evolución históri-
hubieran tenido las mismas características ca específica.
en todos los países capitalistas dependientes, Además, la dictadura uruguaya —dijimos—
lo que no es el caso. Además, deja sin expli- era comparable con las de los países vecinos,
car por qué en otras coyunturas de la cade- pero solo en “sus aspectos más generales”.
na imperialista el Uruguay logró resolver las Es decir, en cuanto que todas ellas constitu-
contradicciones de clase y su expresión políti- yen regímenes de “excepción” orientados a la
co-ideológica en forma tan distinta a la de los consolidación de una nueva articulación entre
otros países de la región.1 fracciones de la burguesía local y de los países
Pero, además, desde un punto de vista lógi- “centrales” y que han hipertrofiado el espacio
co, explicar la ruptura tan radical del régimen de acción de las Fuerzas Armadas, fundamen-
político uruguayo luego de sesenta años de talmente (en estos casos) debido a la necesi-
dad de un alto grado de represión a las diversas
manifestaciones de emergencia política de las
1 Para una visión panorámica sobre dichas coyuntu-
ras, ver de Sierra (1976). clases populares.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 109

Ello no obsta a que, en un plano más con- c) La irresolución del grave problema de la hi-
creto, el tipo de régimen político imperante en pertrofiada burocracia estatal, la que aumen-
el Uruguay asuma características diferenciales tó no solo en valor absoluto, sino también
bastante netas con respecto al resto del Cono relativo, su participación en el total de la
Sur, las que están en gran medida ligadas tanto población económicamente activa (PEA),2
a las particularidades de la lucha de clases y su como efecto combinado de la no expulsión
expresión política en las etapas anteriores del masiva de los funcionarios públicos exis-
país como a las características peculiares del tentes anteriormente, del aumento en gran
espacio económico y demográfico local. Incluir escala de funcionarios de “seguridad”, y de
dichos elementos en el análisis es fundamental la emigración masiva al exterior de personas
si se quiere explicar en forma no casuística al- en edad activa (en diez años sale del país
gunos de los “talones de Aquiles” del régimen casi el 16% de la PEA).
de “dictadura cívico-militar” existente en el d) La inexistencia de sectores claves de la eco-
Uruguay, a saber: nomía capaces de atraer inversiones ma-
sivas del capital monopólico internacional
a) La imposibilidad, luego de tres años de insta- y las dificultades para reinsertar en forma
lado, de generar un proyecto nacional global dinámica la economía del país en la nueva
(incluso en términos capitalistas) capaz de etapa del capitalismo mundial.
garantizar un nuevo ciclo de acumulación y
e) La imposibilidad —hasta el momento— de
de ser aceptado como suyo por los sectores
generar un liderazgo político capaz de esta-
burgueses decisivos, y mucho menos por el
bilizar a mediano plazo las graves tensiones
conjunto de las clases sociales.
sociales y políticas existentes, aunque este
b) La ausencia entre los oficiales de las FFAA fuera de carácter autoritario.
de racionalidad política y eficiencia técnica
en el manejo tanto de los problemas de po-
lítica general como en la administración de
empresas productivas o de servicios de cier- 2 Hoy día, el total de funcionarios que dependen di-
ta importancia. rectamente del presupuesto del Estado llegan al 30% de
la población económicamente activa de todo el país.
110 Cincuenta años de sociología política

f) La necesidad de mantener sine die los más b) un régimen político de tipo “democrático-
brutales métodos represivos, lo que, combi- representativo”, con una gran importancia
nado a la reducida población del país, cam- de los partidos políticos como forma de
bia el efecto cualitativo de ellos, por lo que representación de los intereses sociales y
puede hablarse de un verdadero “estado de clase;
policial”,3 mucho más cercano, en ese aspec- c) una gran separación entre los niveles econó-
to, del caso paraguayo o chileno que del Bra- mico y político-ideológico de las luchas de
sil posgolpe, por ejemplo. clases y una gran debilidad de los partidos
“obreros” y con un proyecto socialista;
Estas características peculiares de la ac- d) un bloque en el poder burgués con real he-
tual situación uruguaya están ligadas, en gran gemonía sobre el conjunto de la sociedad (y
medida, a las formas históricas concretas que ello durante un largo período histórico);
asumió la lucha de clases y su articulación en
e) la temprana legalización de las organiza-
los niveles político e ideológico en las déca-
ciones sindicales (en la primera década del
das anteriores.
siglo) y una larga tradición de sindicatos
Una mirada rápida sobre las características
con dirigentes obreros ligados a los parti-
más distintivas del Uruguay anterior a la crisis
dos y grupos de izquierda y no cooptados
permite destacar una serie de elementos, entre
por el gobierno;
los cuales podemos mencionar:
f) un rol preponderante del Estado, que juega
a) la existencia de un sistema político dotado el papel de dinamizador económico de la
de alta estabilidad y con importante legiti- burguesía local y al mismo tiempo se trans-
mación popular; forma en el gran organizador político del
conjunto de las fracciones burguesas; asi-
mismo, el de dominio sobre el resto de las
clases y capas sociales;
3 Usamos la expresión no en un sentido alternativo o
g) la pérdida temprana del control político
“Estado militarizado”, sino como concepto descriptivo
de una situación de intenso control y represión de prác- de las fracciones oligárquicas y de la bur-
ticamente todas las actividades ciudadanas y privadas. guesía agraria y su subordinación relativa
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 111

frente al bloque social urbano-industrial (la sobrecuota de excedente proveniente de la


tecno burocrático, que hegemoniza las su- renta diferencial del sector agroexportador y la
cesivas etapas de implantación del “popu- posibilidad de financiar la intensa protección
lismo democrático”; a la industria local), todo el sistema político e
h) un importante peso social, político e ideoló- institucional montado sobre esa base empieza
gico, de la pequeña burguesía y de los habi- a resquebrajarse hasta culminar en el estado de
tualmente denominados “sectores medios”; excepción hoy imperante en el país.
Como es natural, se exacerban las luchas
i) el peso decisivo del sector ganadero-expor-
intraburguesas tanto por el control de la cuo-
tador, tanto para la generación de excedente
ta respectiva del excedente como por la he-
económico como en el equilibro de la balan-
gemonización interna al bloque en el poder y
za comercial y de pagos;
la dirección política del omnipresente apara-
j) el desarrollo de una industrialización “livia- to estatal. Lo específicamente grave de esta
na” directamente dependiente del exceden- lucha para las clases dominantes es que, por
te agropecuario, de la enérgica protección primera vez en este siglo, no existe ninguna
estatal y del paulatino crecimiento del mer- fracción de la burguesía que pueda levantar
cado interno, para el cual produce casi en un proyecto social que sea realmente viable
exclusividad; en términos capitalistas y, por lo tanto, que
k) la consolidación de una “burguesía nacio- pueda ser hecho suyo por toda la nación. En la
nal” que, sin romper nunca los lazos de la nueva etapa del capitalismo mundial, la “bur-
dependencia, logra maximizar política y guesía nacional” se ve sometida en el Uruguay
económicamente el espacio de acumulación a un dilema de hierro: o el sometimiento total
capitalista local. al capital extranjero o la ruptura con este, con
el riesgo de ser desbordada en su función de
Cuando desde fines de la década del cin- clase dominante local.
cuenta la reestructuración general de la cade- Es indudable que esta determinación estruc-
na imperialista afecta irremediablemente las tural está lejos de ser exclusiva de la situación
dos bases económicas interconectadas del uruguaya. Mutatis mutandis, ella corresponde
“modelo” uruguayo de desarrollo capitalista a las nuevas formas de dependencia impuestas
112 Cincuenta años de sociología política

al conjunto de los países latinoamericanos. Por Pero, en segundo lugar, queremos resaltar
otra parte, en anteriores crisis capitalistas mun- lo que quizás sea el aspecto más específico del
diales de gravedad, el Uruguay había logrado re- cuello de botella a que se ven enfrentadas las
ducir considerablemente sus efectos negativos fracciones de la burguesía local uruguaya: las
sobre las condiciones de acumulación capitalis- características que para ese entonces tiene el
ta locales, usando para ello el conjunto de me- sistema político local y las nuevas relaciones
canismos de política económica de que disponía político-ideológicas que van asumiendo las cla-
el Estado desde comienzos de siglo y haciendo ses sociales en presencia.
recaer sobre los asalariados (en particular so- En efecto, el extremo desarrollo del “popu-
bre la clase obrera) el peso fundamental de ese lismo” (con las particularidades que tuvo en
ajuste. El caso más notorio fue el “reajuste” de el Uruguay) fue consolidando un complejo
la década del treinta y su efecto dinamizador del sistema de concesiones mutuas entre las cla-
intenso desarrollo industrial posterior. ses y grupos que lo sustentaban, sistema que
Pero el Uruguay capitalista de la década del imponía sus propias leyes políticas y econó-
sesenta se ve doblemente dificultado de reali- micas de reproducción y que hacía extrema-
zar un acomodamiento de esa naturaleza. En damente complejo el intento de modificarlo a
primer lugar, porque el dinamismo económico corto plazo en un sentido restrictivo, exclu-
y la agresividad política de los países capitalis- yente y acorde con las nuevas exigencias del
tas centrales hacen mucho más difícil la pro- capitalismo internacional.
tección “política” de los espacios económicos A ello debe agregarse un hecho nuevo y de
periféricos o subordinados en la cadena impe- gran importancia: amplios sectores tanto del
rialista. A su vez, la pequeñez de su mercado proletariado industrial como de los demás asa-
interior y la carencia de materias primas estra- lariados y de la “pequeña burguesía” intelectual
tégicas (para la expansión civil y militar de las se iban alejando de su subordinación política
economías centrales en esa etapa de su desa- e ideológica respecto de la burguesía y de sus
rrollo) prácticamente le vedan el camino del partidos políticos tradicionales. Por primera
“capitalismo asociado” de nuevo tipo, al menos vez en este siglo, se despliegan así abiertamen-
en la forma como se desarrolló a partir de esa te ciertos aspectos políticos-ideológicos de la
época en Brasil y México, por ejemplo. lucha de clases.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 113

Ello representa un golpe decisivo a la capa- vio enfrentado a dificultades políticas espe-
cidad de maniobra de las fracciones burguesas, cíficas para poder adaptarse a la nueva situa-
tanto en el nivel estrictamente político como ción estructural.
en su capacidad de imponer unas reduccio- La crisis de hegemonía en el seno de la bur-
nes drásticas de los niveles de vida populares, guesía, la “rebelión” de los sectores medios y la
condición inevitable en cualquiera de los pro- movilización creciente de los sectores obreros
yectos de “reajuste” económicos que pudiera y asalariados enfrentaron a la clase dominante
intentar el bloque en el poder.4 5 al dilema de poner en peligro su propia existen-
Ante ese conjunto de determinantes, el pro- cia como clase o recurrir a formas autoritarias
ceso de crisis y de reajuste asumió el carácter de dominación política. Los hechos mostraron
de una “larga agonía” del ya desgastado modelo que optó por esta última vía, aunque para ello
de acumulación y de dominación burguesa “pa- tuviera, a la postre, que delegar el control po-
cífica” existente. lítico del Estado a las Fuerzas Armadas, cosa
Como en el viejo mito de la serpiente que que en el Uruguay no sucedía desde hacía casi
muerde su propia cola, el populismo burgués ochenta años atrás.6
uruguayo no solo se enfrentó a los límites in- Pero la historia no sucede en vano. Para
superables de su propia lógica, sino que se lograr ese objetivo, la dictadura uruguaya se
ve obligada a enfrentarse no solamente a los

4 Para un análisis detallado de este proceso, ver de


Sierra (1974). 6 Aunque no es el tema que ahora nos ocupa directa-
5 Esta “rebelión” de los sectores populares (luchas mente, se debe señalar aquí que las condiciones concre-
callejeras de masas, unificación sindical, grandes huel- tas del éxito a corto plazo de esa salida represiva elegi-
gas, desarrollo de la guerrilla urbana, aprobación del da por los sectores dominantes, a pesar de la verdadera
Frente Amplio) no revistió, de todas maneras, al menos crisis orgánica por la que estos atraviesan, estuvieron
para las capas mayoritarias implicadas, un carácter de determinadas no solamente por su propia fuerza y el
amenaza estratégica directa e inmediata al sistema ca- apoyo estratégico de otros gobiernos del Cono Sur y
pitalista como tal. Ello se debió, en gran medida, al atra- los Estados Unidos, sino también por el ya mencionado
so histórico específicamente político de la clase obrera retraso político-ideológico de los sectores populares y
y a la escasa capacidad hegemónica en su seno de las por indudables errores cometidos por sus organizacio-
organizaciones con intención revolucionaria. nes de vanguardia.
114 Cincuenta años de sociología política

sectores populares y sus organizaciones, sino las Fuerzas Armadas irrumpen en la escena
que debe colocar en el banquillo de los acusa- política, el desmantelamiento del régimen
dos a vastísimos sectores sociales, incluyendo anterior y el avance del control por la dic-
fracciones políticas de la propia burguesía. tadura de las diversas instituciones civiles y
En ese sentido la larguísima tradición de “de- de los grupos opositores se van haciendo por
mocracia representativa” y de vigencia de los etapas selectivas y escalonadas.
derechos cívicos, entre otros factores, hacen A ello contribuye también el hecho de que
sumamente difícil el tránsito hacia una “nueva la numerosa y afirmada élite política maniobra
legitimidad” de tipo autoritario. Así, el proce- hasta último momento para tratar de salvar sus
so uruguayo de los últimos años parece haber prerrogativas y, en particular, el control direc-
aportado una nueva experiencia a la tipología to de los aparatos del Estado. En ese sentido,
de los golpes de Estado de derecha en Améri- debe interpretarse al período “pachequista”7
ca Latina: cuando no solo los trabajadores sino de “dictadura-constitucional” como el último
importantes sectores de las capas medias y de y original esfuerzo de la burguesía por aplicar
la propia burguesía repudian el autoritarismo una política de guerra social abierta contra los
militar y cuando las propias Fuerzas Armadas sectores populares, pero sin delegar el control
carecen de experiencia política y técnica para del sistema político en manos de los aparatos
el manejo de los aparatos estatales, es conve- represivos del Estado, en particular a las Fuer-
niente (y posible) ensayar el golpe de Estado zas Armadas.
en “cámara lenta”. No otra cosa fue el sinuoso Por su parte, estas últimas eran plenamente
camino que lleva desde la “dictadura constitu- conscientes de las dificultades que enfrentaban
cional” de Jorge Pacheco Areco hasta la fase para legitimar su intervención abierta. De ahí
actual de la “dictadura cívico-militar” con cla- que, desde un principio, elaboren una estrate-
ras connotaciones fascistizantes. gia de “intervención escalonada”, la que inclu-
Pero no solo el proceso de avance hacia so formulan por escrito y se conoce pública-
la ruptura formal del régimen institucional mente hacia fines de 1972.
adoptó en Uruguay un sendero sinuoso y
lento, si se lo compara con otras situaciones
7 Correspondiente a la presidencia de Jorge Pacheco
latinoamericanas. También después de que Areco, desde fines de 1967 hasta marzo de 1972.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 115

El ambiguo, y a la postre totalmente incum- delimitadas y separadas en el tiempo: Movi-


plido, programa elaborado por los militares miento de Liberación Nacional, Movimiento
cuando el primer “golpe” de febrero de 1973,8 de Izquierda Revolucionaria, Grupos de Ac-
representó una etapa más de esa lenta escala- ción Unificadora, Movimiento 26 de Marzo,
da. Amén de lograr unificar a las diversas ten- Partido Comunista, Resistencia Obrero-Estu-
dencias militares en la coyuntura, les permitió diantil, etcétera.
ganar tiempo al lograr postergar la oposición Es pues, el conjunto de elementos econó-
popular mediante la obtención de la simpatía micos, políticos e ideológicos específicos de
(o por lo menos la neutralidad) de sectores la situación uruguaya (y sus formas de articu-
importantes de la izquierda política. lación), anterior y posterior a la irrupción de
Dentro de esa misma línea táctica, cuan- las Fuerzas Armadas, los que determinan en
do en el segundo “golpe” de junio de 1973 las un grado decisivo tanto las características del
Fuerzas Armadas disuelven el Parlamento, exitoso proceso de toma del poder por la dic-
pero mantienen en funciones al presidente tadura como sus insalvables dificultades para
electo, Juan María Bordaberry, esto no debe instaurar una nueva legitimidad.
entenderse como una pura formalidad, sino Por lo tanto, una adecuada explicación de la
que corresponde al mismo plan de interven- situación actual junto con el análisis correcto
ción paulatina, fundamentalmente impuesto de las condiciones de su posible sustitución de-
por el carácter específico del sistema político berán evitar el basarse únicamente en las varia-
anterior a la crisis. ciones a corto y mediano plazo de la estructura
Otro indicador de esa táctica de “cámara de la cadena imperialista, y aún menos de sus
lenta”, solo en apariencia dictada por la volun- aspectos puramente económicos.
tad militar de no ocupar toda la escena políti-
ca, es que en un clima de represión general, el Bibliografía
ataque frontal a los partidos y organizaciones de Sierra, G. 1974 Nouvelle conjoncture
de izquierda lo hacen por etapas claramente imperialiste et crise politique dans
l’Uruguay contemporain (París: Centre
d’Etude des Mouvements Sociaux).
8 Los famosos Comunicados N.º 4 y N. º 7.
116 Cincuenta años de sociología política

— 1976 “Consolidación y crisis del


‘capitalismo democrático’ en el Uruguay”
en González Casanova, P. (comp.) Breve
historia del medio siglo en América
Latina (México DF: Instituto de
Investigaciones Sociales de la Universidad
Nacional Autónoma de México – Siglo XXI).
Elementos para un balance de las relaciones
entre política económica y régimen político
(1973-1980) *

I ciones de la “sociedad civil”, así como la voluntad

S in escapar a las determinaciones más gene-


rales de los grandes ciclos de la economía
internacional y sus efectos sobre los países de
de apertura e internacionalización de la econo-
mía, son características que, en grados diversos,
están presentes en los procesos simultáneos que
América Latina, es indudable que, tanto en su se dieron en los países del Cono Sur.
modelo socio-económico de desarrollo como Sin embargo, al mismo tiempo se puede ano-
en cuanto a las características del sistema polí- tar que tanto la génesis y desarrollo del golpe
tico y las formas de régimen, el caso uruguayo de Estado10 como la política económica efec-
representó durante varias décadas un modelo tivamente aplicada,11 junto con los resultados
sui géneris y bien diferenciado.9 político-institucionales y económicos12 de la
El golpe de Estado de 1973 y el régimen cívico-
militar que a partir de ese momento se implantó
en el país parecen haber terminado con esa es- 10 Ver un análisis detallado de ese proceso en de Sie-
pecificidad. El ingreso de las FFAA al poder en rra (1974) y Aguiar (1980).
cuanto institución, el congelamiento de las activi- 11 Ver Lerin y Torres (1978), González y Notaro (1980)
dades políticas y más en general de las manifesta- y Lichtensztejn (1980).
12 Este año se realizaron dos importantes seminarios
de balance de los años setenta en el Uruguay: uno, en
* Publicado en 1984 Centro Brasileiro de Análise e Pla- Montevideo, organizado por CIEDUR, y el otro, en Mé-
nejamento, San Pablo, mimeo; Política y sociedad en el xico, organizado por ERESU. El conjunto de trabajos
Uruguay de la crisis 1985 (Montevideo: Libro Sur). allí presentados constituye un amplio esfuerzo de ba-
9 Para una visión global y sintética de esa etapa, ver lance actualizado del período y son una fuente de con-
Real de Azúa (1972) y de Sierra (1976). sulta obligatoria sobre este aspecto.
118 Cincuenta años de sociología política

gestión gubernamental, siguen presentando estado de 1973, solo una parte de ellos pudo
grandes particularidades que no pueden ser mi- ponerlos en práctica. Los resultados poco con-
nimizadas y que requieren explicación. El casi cluyentes —en la lógica del propio modelo
insólito resultado negativo del reciente plebis- manifiesto— son explicados por algunos por
cito constitucional propuesto por el gobierno las fuertes inercias socio-económicas e ideoló-
cívico-militar y, sobre todo, el tipo de alianzas gicas del modelo anterior, consolidado en un
sociales y de grupos económicos que sustentó largo período histórico. Otros insisten en las
la victoria del NO son sin duda el aspecto más fuertes trabas estructurales que imponen la
visible y espectacular de la mencionada parti- escala demográfica y la pobreza de recursos
cularidad del proceso uruguayo. Ese significa- naturales —otros, que alimenticios— del es-
tivo fiasco de la primera etapa de un “crono- pacio económico nacional, así como la difícil
grama” político definido a fines de 1977 y que coyuntura internacional para una reconversión
debía institucionalizar y consolidar el modelo liberal y exportadora de la economía uruguaya.
en funcionamiento parece expresar, a nivel Finalmente, varios estudios recientes exploran
político, no solo la resistencia de los sectores la hipótesis de la existencia de objetivos “rea-
populares y las amplias capas medias al auto- les” distintos a los formulados explícitamente
ritarismo extremo y a la política económica en por los responsables gubernamentales.13
curso, sino que también traduce —según todas Más adelante, analizaremos algunos de estos
las evidencias disponibles— la disconformidad aspectos. Lo cierto es que, luego de ocho años
de importantes sectores políticos y económi- de implantación de un régimen político y una
cos de la burguesía, con los resultados incier- estrategia económica que se proponían supe-
tos y contradictorios de la política de apertura rar el largo ciclo de estancamiento con infla-
e internacionalización de la economía. ción y recomponer la legitimidad y eficiencia
Como ya ha sido señalado por varios ana- falleciente del Estado, esos objetivos no han
listas de distintas orientaciones, del conjunto sido alcanzados en lo fundamental. La crecien-
de instrumentos económicas y políticas que el te apertura del espacio económico nacional a
nuevo régimen trató de utilizar para superar el
estancamiento económico y la crisis adminis-
13 González y Notaro (1980) y Lichtensztejn (1980),
trativa y política del Estado previo al golpe de entre otros.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 119

las leyes de la “competitividad internacional” rechazo a su gestión que representó el resulta-


no ha logrado consolidar un ciclo de acumu- do del plebiscito.
lación estable y con bases duraderas, al menos
en términos macroeconómicos. A su vez la rup- II
tura con el tradicional sistema político “abierto Durante los quince años previos al golpe de
e integrativo” y su sustitución por un régimen Estado, la crisis del modelo de crecimiento ba-
cívico-militar altamente cerrado de tipo “buro- sado en la sustitución de importaciones apoya-
crático-autoritario” han fracasado en su inten- da en el financiamiento procurado por el sector
to de generar una nueva legitimidad y nuevos ganadero-exportador generó una exacerbación
mecanismos de gestión política estable de las de los conflictos de clase y corporativos. Un vie-
tensiones entre las clases y los demás intereses jo equilibrio social y político, de varias décadas,
de grupos específicos en presencia. en el cual la política distributiva y clientelar del
Al menos en el caso uruguayo, puede sos- Estado jugaba un papel primordial, se vio des-
tenerse que la ecuación autoritarismo político estabilizado no solo por la dificultad de seguir
– concentración del ingreso – internacionaliza- renovando su financiación, sino también por el
ción de la economía – crecimiento macroeco- hecho de que la tradición política e ideológica
nómico (en la etapa actual del sistema capita- permitían que los distintos sectores sociales
lista mundial) no corresponde al conjunto de (incluyendo a los obreros y las amplias capas
información empírica disponible. A su vez, esta medias asalariadas) pudieran organizar su de-
ausencia de cualquier tipo de “milagro econó- fensa en un marco de amplias libertades. En ese
mico” legitimante, al ligarse con la permanen- contexto, los sucesivos intentos de los sectores
cia de la crisis capitalista mundial y las crecien- financieros y ruralistas por liberalizar la políti-
tes presiones democratizadoras de amplias ca económica y disminuir drásticamente el rol
capas de la sociedad, plantea una situación distribuidor de Estado (hacia el bloque urbano-
donde un conjunto de demandas económicas burocrático-industrial) chocaron con una resis-
y políticas de carácter divergentes generan una tencia creciente y fracasaron sistemáticamente,
gran incertidumbre y hasta perplejidad en los al menos en sus objetivos de fondo. Chocaron
círculos dirigentes del régimen, llamados a sa- no solo con la emergencia política, sindical y
car las conclusiones de fondo del contundente guerrillera de amplias capas populares, sino
120 Cincuenta años de sociología política

también con un parlamento en el cual, si bien Sin embargo, como ya ha sido señalado por
la mayoría estaba en manos de partidos con- varios autores,15 durante los dos primeros años
servadores, los parlamentarios representaban de la dictadura cívico-militar, el eje principal
básicamente al anterior equilibrio social y eco- de la política gubernamental estuvo centrado
nómico ya en crisis.14 Cuando la lógica capita- en la realización de sus objetivos de transfor-
lista local e internacional, junto con los secto- mación política y afirmación de las reglas de
res emergentes que mejor la expresaban, ya funcionamiento del nuevo tipo de Estado. La
pedían un cambio radical de política económi- ilegalización de toda actividad política partida-
ca, el sistema político y la relación objetiva de ria y sindical y la penetración castrense en la
fuerzas entre actores que en él se expresaban administración estatal fueron los hechos más
hacían prácticamente imposible ese viraje. marcantes de esa primera etapa en lo referente
En ese sentido, es indudable que ese bloqueo al tema que ahora nos ocupa.
político y social y la relativa paralización que En ese período, se consolida en el plano de
generó en el Estado en cuanto a su posibilidad la política económica —con la contribución de
de enfrentar la “emergente amenaza popular” los sectores agroexportadores tradicionales y
fueron una de las causas determinantes del el sector más estrechamente ligado al capital—
avance político de las FFAA y el posterior gol- el discurso liberal, antiestatista, estabilizador
pe de Estado. Desde el inicio, entonces, coin- y aperturista al exterior. Incluso, la muy favo-
ciden —o, por lo menos, no se excluyen entre rable coyuntura internacional de precios de la
sí— un proyecto de reestructuración radical carne y lana hizo pensar a varios analistas que
del sistema político y del Estado —proyecto se iba a consolidar una nueva integración al
de carácter autoritario y antipopular— y un mercado mundial sobre la base de las expor-
nuevo proyecto o modelo económico de ca- taciones (sin retenciones estatales ni transfe-
rácter liberal estabilizador, antiproteccionista rencia hacia la industria y los sectores urbano-
y aperturista hacia el exterior. burocráticos) de esos productos y una mayor
integración con dependencia de los sectores

14 Ver de Sierra (1974). 15 Aguiar (1980) y Lichtensztejn (1980).


Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 121

financieros internacionales. La necesidad im- balance de pagos y comercial. Como al mismo


periosa de equilibrar el déficit comercial y el tiempo se habían agravado varios conflictos
de pagos para abatir las altas tasas de inflación, intersectoriales entre sectores empresariales y
parecía reforzar, objetivamente, esa tendencia. de algunos de estos con las FFAA —en particu-
Analizado globalmente en ese período, sin em- lar los ganaderos—, al tiempo que se afirmaba
bargo, no llego a aplicarse propiamente una la solidez política de la cúpula gubernamental,
nueva estrategia económica coherente y con se creó una coyuntura favorable para obtener
efectos significativos sobre los desequilibrios finalmente una convergencia más funcional y
que se suponía quería superar. Ni la inflación ni operativa entre los aspectos políticos y econó-
el déficit fiscal y de balance comercial pudieron micos de la nueva estrategia de desarrollo que
ser controlados. Tampoco se tomaron medidas desde hacía años “buscaba su curso”.
efectivas para reducir el papel del Estado en
la economía. La introducción del mercado libre III
de cambios y condiciones menos rígidas de pla- Es en ese contexto que asciende al Minis-
zos, tipos de interés y condiciones de amortiza- terio de Economía y Finanzas Alejandro Végh
ción de los bonos del Tesoro en dólares fueron Villegas, quien será el encargado de realizar
las únicas medidas efectivas que se aplicaron una ruptura radical con la política económica
dentro de la filosofía “friedmaniana” que se iba históricamente vigente en el país. Ruptura que
imponiendo en el gobierno. Las resistencias di- definió una estrategia sobreviviente a su salida
versas de tipo corporativo y de segmentos es- del gabinete en 1976.16 Sus primeras declara-
tatales importantes, incluyendo a sectores de ciones trataron de mostrar continuidad con los
las FFAA, hacían bastante flotante el resto de objetivos generales de política económica que
la política aplicada.
Ya para el segundo semestre de 1974, la cri-
sis del petróleo (Uruguay importa todo el que 16 Végh Villegas ya había ocupado cargos importantes
utiliza) y la caída vertical del precio internacio- en el área económica en 1967 y 1968. A su vez, había
nal de la carne y de la lana, sumadas a la du- sido un importante consultor de empresas extranjeras
y funcionario del BID, la OEA y la CEPAL. También fue
plicación de las tasas de interés internacional,
consultor del Gobierno brasileño durante el ministerio
pusieron al desnudo la endeble situación del de Roberto Campos en el período 1964-1967.
122 Cincuenta años de sociología política

formaban parte del discurso oficial desde 1973, tivos de la política seguida en estos años. La po-
afirmando que solo trataría de aplicar estos me- lítica monetaria, fiscal, salarial y cambiarla apli-
canismos con mayor intensidad y rapidez. En cada permitió crear fluidez en la circulación de
la práctica, su gestión permitió homogeneizar capitales, trasladar recursos hacia el sector ban-
el equipo económico y abrir paso a la hegemo- cario —sumamente extranjerizado— y hacia los
nía de un bloque emergente compuesto por el sectores industriales con posibilidades exporta-
sector financiero-industrial exportador, la ban- doras y elevar la tasa de ganancia de sectores
ca trasnacional y el aparato estatal. seleccionados y apoyados desde el Estado.
Liberal y monetarista convencido, desde su Para fomentar la acumulación de capital
posición estratégica, y contando con la mayor en las industrias de exportación (en lo funda-
autoridad estatal en muchos años, impulsó un mental, que procesan materia prima pecuaria)
paquete de medidas tendientes a impulsar las y promover la entrada de capitales desde el
exportaciones industriales, atraer los capita- exterior (básicamente orientados hacia los de-
les del exterior, controlar el déficit fiscal y con pósitos a corto plazo o la especulación inmobi-
el exterior y liberalizar los intercambios en la liaria) se operó “con medios ortodoxos o con-
búsqueda de una competitividad internacional vencionales, como la liberalización del sistema
para los sectores con “ventajas comparativas”. cambiarlo y parcialmente la del sistema finan-
Varios autores ya han señalado que la nueva es- ciero y del comercio importador. Pero también
trategia, más que una renovación de los proce- y de gran importancia fueron los instrumen-
dimientos estatales, constituyó el instrumento tos proteccionistas e inflacionarios, lo que se
para “consolidar ese nuevo bloque hegemóni- contraponía con los principios generales del
co de intereses” (Lichtensztejn, 1980: 25). En discurso oficial. En efecto, tanto los mecanis-
términos estrictos, la política estabilizada fue mos que se pusieron en juego para mejorar las
bastante heterodoxa y el mentado liberalismo tasas de ganancias en determinados sectores
fue, en la práctica, más bien un “intervencio- (protección directa) como la “administración
nismo reestructurador” al servicio del bloque inflacionaria” —consistente en reestructurar el
emergente (González y Notaro, 1980: 54). sistema de precios relativos a través de dirigir
Esta hipótesis permite explicar las supuestas el ajuste de ciertas variables respecto al nivel
incoherencias entre objetivos declarados y efec- de precios absoluto (protección indirecta)—
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 123

fueron piezas “de alta trascendencia en la polí- Aunque el aumento del proteccionismo en
tica económica” (Lichtensztejn, 1980: 9-10). los mercados compradores y la paulatina reba-
Contrariando las primeras expectativas, a ja de los aranceles a la importación ya produ-
partir de 1975 y hasta 1978 (en que se libera- jeron un enlentecimiento del ritmo de aumento
lizaron los precios de la carne), el Estado si- de ese tipo de exportaciones en 1979 y 1980
guió efectuando una importante retención de —situación que, todo indica, se agravará aún
los ingresos agrarios con el fin de financiar la más—, esa política transformó radicalmente
protección de “nuevo tipo” a la industria, solo la estructura de las exportaciones uruguayas.
que ahora, en lugar de ser protegida y subven- En efecto, mientras las “exportaciones no tra-
cionada la industria que produce para el merca- dicionales” representaban el 37,7% del total en
do interno, se trataba de impulsar las llamadas 1974, ellas pasaron al 56,8% en 1977 y llegaron a
“exportaciones no tradicionales”. Para la cana- casi el 70% a fines de 1979 (Lerin y Torres, 1978;
lización de recursos se utilizaron, entre otros, Saróchaga, 1980). Si dentro de ese rubro ais-
dos mecanismos básicos: el crédito barato y lamos estrictamente las exportaciones indus-
los “reintegros” a las exportaciones no tradi- triales, el porcentaje de crecimiento es menor,
cionales. Por ejemplo, las industrias del cuero pero sigue la misma tendencia (25,9% en 1974-
y de alimentos recibieron créditos a tasas ne- 1975; 43,l% en 1976-1977 y 46,2% en 1979-1980).
gativas durante un largo período, mientras que El crecimiento protegido de este sector in-
los sectores no favorecidos debían pagarlo casi dustrial, si bien permitió aliviar un déficit co-
un 85% más caro. A su vez, esos dos sectores, mercial de todos modos cada vez mayor, no ha
más los textiles, minerales no metálicos, bote- significado una transformación significativa de
llas de vidrio y neumáticos obtuvieron los ma- la estructura del PBI nacional. En efecto el por-
yores reintegros a la exportación (20% a 30%) centaje del PBI manufacturero en el total del
(Quijano, 1978: 61). A su vez, se facilitó para PBI solo aumentó del 23,4% en 1974 al 25,5%
esas industrias la importación de insumos y en 1978. Más adelante, volveremos sobre este
maquinarias a través de la Ley de Promoción aspecto del modelo impulsado en estos años.
Industrial y la canalización de créditos de la Ahora, importa señalar que, junto con las me-
Asociación Internacional de Desarrollo (AID) didas promocionales ya mencionadas, todos
y el Banco Mundial. los sectores empresariales contaron en este
124 Cincuenta años de sociología política

período con la posibilidad de aumentar signi- Medido en términos de intercambio comer-


ficativamente sus tasas de ganancia mediante cial, el grado de “apertura” de la economía uru-
la drástica disminución del costo de la fuerza guaya pasó del 32,7% en 1974 al 44% en 1979. A
de trabajo. su vez, la liberalización del mercado de cam-
Tomando como base el salario medio de 1968 bios y parcialmente del sistema financiero per-
(año de menor valor en el período 1961/1971), mitieron la captación de fondos extranjeros
el salario real del sector privado en 1975 se si- (o de residentes que estaban en el exterior),
tuaba en 87,7%; en 1977, era de 70,8% y en 1979, atraídos por las altas tasas de interés banca-
llegó a 62,6%. Esta disminución brutal a un rit- rio y la legislación adecuada a su rápida salida
mo del 8,7% de promedio anual entre 1973 y del país en caso necesario. Sin embargo, esos
1979 aparece como coherente con la estrategia capitales fueron utilizados, básicamente, para
de crecimiento hacia el exterior y el consecuen- cubrir las necesidades presupuéstales y de la
te retroceso del papel del mercado interno. Al balanza de pagos, así como para aumentar las
menos a nivel de consumo familiar, pues al mis- reservas en divisas.
mo tiempo, la demanda interna gubernamental En cambio, la estrategia internacionalista
creció en forma considerable, en particular a aplicada no logró en todos estos años atraer
través de las inversiones en infraestructura y inversiones productivas de origen extranjero
obras energéticas. en cantidades significativas. A pesar de haber-
Una excepción es constituida por las indus- se decretado una legislación que no solo es la
trias de la construcción, montaje de automóvi- más liberal que nunca tuvo el país, sino una de
les y ciertos bienes durables, que se dirigen a las más liberales de América Latina,17 todos los
los pequeños sectores de altos ingresos que se analistas independientes coinciden en el carác-
vieron favorecidos por la política de concen- ter poco significativo de las inversiones extran-
tración de la renta. De todos modos, también jeras en el sector productivo, salvo en cuanto
esas ramas industriales se ven ahora amenaza- a la compra.
das por la baja paulatina pero constante de los
aranceles a la importación (rebaja que —se-
17 En lo referente a la exportación de beneficios, se
gún el gobierno— debería alcanzar su máximo
otorgó una franquicia del 20%, muy superior a las tasas
en 1985). acordadas por Argentina (12,5%) y Brasil (12%).
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 125

Tasas anuales de crecimiento

1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980

Producto bruto interno 0,8 3,1 4,4 2,6 3,4 2,5 8,5 4,5

Producto bruto interno per cápita 0,3 2,6 3,9 2,1 2,9 1,7 - -

Ingreso bruto 3,9 −1,7 2,0 1,1 3,0 2,2 - -

Precios al consumidor 77,5 107,2 66,8 39,9 57,3 46,0 83,1 43,0

Índices y porcentajes

1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980

Déficit fiscal/Gastos Gobierno 8,9 25,5 26,9 15,9 7,6 8,4 0,0 6,0

Salarios reales (1968: 100) 94,3 93,5 85,2 80,2 70,7 68,2 62,6 -

Tasa de desempleo 8,9 8,1 - 12,8 11,8 10,1 - 7,5

Servicios deuda externa / Exportación 0,75 0,43 0,77 0,42 0,28 0,50 0,37 -

Exportaciones no tradicionales / 0,26 0,38 0,49 0,54 ,057 0,62 0,70 0,62
Exportaciones
126 Cincuenta años de sociología política

Millones de dólares corrientes

1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980

Exportaciones 321,5 382,2 383,8 546,5 607,5 686,1 788,1 800,0

Balance 44,0 −104,5 −172,7 −40,7 −122,4 −88,3 −418,2 −600,0


comercial

Deuda externa 771,2 717,9 955,1 1031,2 1134,0 1320,0 1684,2 1700,0

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de datos en Lichtensztejn (1980), González y Notaro (1980), revista
Búsqueda, Banco Central del Uruguay, CEPAL (1980) y Dirección General de Estadísticas y Censo. | 1980: cifras
sujetas a ajuste.
La crisis internacional y sus efectos protec- Como se sabe, la traslación de excedente del
cionistas, la política cambiaria directamente campo hacia la industria fue un elemento cla-
ligada a la rentabilidad propiamente financiera ve en el modelo económico uruguayo en este
y la prometida rebaja arancelaria son todos fac- siglo. Ya dijimos que, a pesar de las declaracio-
tores que debilitan el interés por invertir en in- nes del gobierno a partir de 1973, esa situación
dustrias ligadas a un mercado externo cada vez se mantuvo en líneas generales hasta fines de
menos dinámico en lo que hace a la producción 1978, cuando se aplicó el modelo liberalizado
uruguaya potencialmente competitiva. Incluso también al sector agropecuario. Hasta ese mo-
el camino de las “industrias maquiladoras” pa- mento —en particular entre 1975 y 1977— el
rece estar cerrado para el Uruguay, dado un ni- excedente específicamente ganadero contribu-
vel de salarios histórico demasiado elevado, a yó en buena medida a financiar el proceso de
pesar de su rebaja sustancial en estos años.18 reconversión industrial y los subsidios a las ex-
portaciones no tradicionales. Desde agosto de
1978, el cambio radical de política económica
18 Ver Melgar (1979) y Quijano (1980). respecto al agro tiende a privar al estado y, por
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 127

lo tanto, también a la industria exportadora de fijado —básicamente— en función de los in-


esa fuente de financiación, lo que hace aún más tereses de esta última), cosa ya denunciada
incierto su futuro a mediano plazo. con vigor por las gremiales rurales durante
El paquete de medidas liberalizadoras (en el todo el año 1980.
ámbito de los precios, la comercialización, los Ya dijimos que los aspectos claves de la ac-
impuestos y el crédito) para el agro fue adopta- tual estrategia económica —más allá de sus
do en una nueva fase de precios internaciona- objetivos declarados— respondía a la voluntad
les altos, y permitió que en 1979, el sector gana- de consolidar un nuevo bloque hegemónico,
dero captara un volumen de excedente similar bloque articulado básicamente alrededor del
al de la década anterior y tres veces superior al capital financiero y sus exigencias, sector alta-
del año 1977. Aunque aún es muy pronto para mente extranjerizado. Tanto los créditos extre-
evaluar con detalle los efectos duraderos de mos como los capitales especulativos que in-
estas medidas, varios trabajos de investigación gresaron al país pasaron cada vez más a deter-
recientes son convergentes en sostener que minar con sus exigencias de alta rentabilidad
ellas no modificarán el estancamiento produc- y convertibilidad el conjunto de las políticas
tivo de ese sector. Tanto por sus condiciones económicas sectoriales del gobierno. No solo
técnicas y de rentabilidad específica como por las tasas de interés y el tipo de cambio (sobre-
las grandes líneas de la evolución de los merca- valuación del peso) entraron en contradicción
dos mundiales de producción de carnes rojas con aspectos de la política estabilizadora y con
y, en menor medida, de lana.19 Por otro lado, las necesidades de la balanza comercial, sino
al disminuir el rol amortiguador del Estado, que el conjunto de la política crediticia, fiscal y
ellas someterán aún más al país a los altiba- de nuevos endeudamientos en moneda extran-
jos de los mercados internacionales. Amén jera fueron determinados por las exigencias
de una creciente subordinación de los empre- del ciclo de circulación y valorización de los
sarios rurales a la intermediación financiera capitales monetarios, capitales en su mayoría
y al tipo de cambio (como ya se dijo, ahora extranjeros (Lichtensztejn, 1980: 108).
Las presiones del continuo y creciente dé-
ficit del comercio exterior (véase Cuadro) y
19 Ver, entre otros, Buxedas (1979), Astori (1980) y
Reig y Vigorito (1978). de la deuda externa y su servicio fueron así
128 Cincuenta años de sociología política

atendidas en el marco de una lógica económica comercial, bajar radicalmente la tasa de infla-
no solo aperturista y sometida a las demandas ción y disminuir el papel del estado en la acti-
del Fondo Monetario Internacional y del Banco vidad económica.
Mundial, sino que además ha dejado sin solu- Como puede verse en el Cuadro presenta-
ción duradera una reestructuración de los sec- do, el PBI solo alcanzó o superó el 4% de cre-
tores productivos que permita un crecimiento cimiento en 1975 y en 1979, con un promedio
económico constante y capaz de absorber sin del 3,6% anual en el período 1973/1979. Son
efectos inflacionarios el volumen de capital valores mayores que los de la década previa,
que circula bajo forma monetaria. Más allá de pero relativamente bajos en el panorama lati-
las declaraciones oficiales, la ecuación ahorro- noamericano. El PBI per cápita es significati-
inversión solo logró recuperar los niveles de la vamente menor (su crecimiento), a pesar de la
década del sesenta, y sigue siendo uno de los emigración de casi el 10% de la población total
más bajos de América Latina (CEPAL, 1978). y una de las tasas de crecimiento vegetativo de
las poblaciones más bajas del mundo.20
IV El objetivo de aumentar el empleo estuvo
El Plan Nacional de Desarrollo publicado lejos de ser alcanzado. Al contrario, durante
en 1973 —y que sigue siendo reivindicado aún el período de aplicación de la actual estrategia
hoy por el gobierno— se fijaba cuatro objeti- económica, siguieron conviviendo la emigra-
vos fundamentales: ción y una tasa de desocupación que, en lugar
de disminuir, mantuvo sus valores altos de la
1. un aumento del FBI de 4% anual; década anterior, fluctuando entre 8% y 13%,
2. un aumento del empleo de 4,5% anual; aproximadamente. Peor aún, los datos disponi-
bles para el departamento de Montevideo (46%
3. una mejor distribución del ingreso;
de la población ocupada de todo el país y sede
4. un aumento de las reservas de divisas inter- de los sectores económicos que tuvieron un
nacionales. mejor desempeño relativo) muestran, para el

Al mismo tiempo, anunciaba la voluntad


20 Ver, entre otros, Petruccelli y de Sierra (1980) y
de eliminar el déficit público y de la balanza Aguiar (1978).
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 129

período 1972/1979, una tasa de crecimiento de 1980: 76) o el 17% de ellas (Faroppa, 1979: 84).
la ocupación bruta de solo 0,8% anual, y dentro En todo caso, hay amplio consenso en que ese
de ella un desplazamiento de la ocupación de traslado de ingresos permitió financiar una par-
los sectores productivos hacia actividades de te fundamental de la “reestructuración” econó-
servicio de intermediación, en buena medida mica y la deuda exterior. A su vez, se evidenció,
clasificables dentro de lo que se ha llamado el en el caso uruguayo, la autonomía entre nivel
sector “no formal” de la economía (Gutiérrez, de salarios y proceso inflacionario, tesis que,
1980: 79; Jauge, 1980: 92). En el interior rural, a pesar de la evidencia contraria, sigue siendo
a su vez, continuó la ya crónica emigración de aún hoy sostenida por el gobierno. Incluso ese
fuerza de trabajo hacia las ciudades o el exte- es el argumento para seguir manteniendo de-
rior, emigración causada —básicamente— por primido hasta hoy día el salario real promedio.
la falta de oportunidades de empleo remunera- Como ya se dijo, en materia de reservas mo-
do y el retraimiento de las actividades de sub- netarias, el objetivo propuesto sí fue alcanzado
sistencia familiar. con holgura, satisfaciéndolo que satisfizo así
En cuanto a la distribución del ingreso, ella uno de los requisitos importantes del modelo
fue netamente regresiva durante todo el perío- aplicado. Otro tanto sucedió con el abatimien-
do. La política oficial al respecto fue sistemáti- to del déficit fiscal, aunque en este caso, más
ca y nunca tuvo los altibajos o retrocesos que por el aumento de la recaudación fiscal (de
se anotaron respecto a ciertos aspectos de la hecho “indexada” con la inflación mediante el
política estabilizadora y privatizadora. La baja aumento de los impuestos indirectos) que por
del salario real, la baja de las prestaciones en una reducción del gasto público.
seguridad social y del gasto público en salud y Por el contrario, ni el déficit comercial ni
educación son elementos convergentes en tan- la inflación pudieron ser eliminados en estos
to indicadores de una política regresiva de la años. Esta última se mantuvo —con altibajos—
estructura de los ingresos. Según diversas esti- a niveles elevados, y ya vimos que en realidad
maciones, los asalariados transfirieron en estos su mantención formó parte de la política implí-
años al Estado y los empresarios cerca del 12% cita en el modelo tal como se aplicó. En cuanto
del PBI (González y Notaro, 1980: 104), casi al déficit comercial, no solo se mantuvo, sino
dos años de remuneraciones (Lichtensztejn, que en los dos últimos años alcanzó niveles
130 Cincuenta años de sociología política

récords en la historia del país. De hecho, la cre- de Estado podría rastrearse en su composi-
ciente liberación del comercio ha bloqueado el ción social y en su ideología en los resultados
impulso exportador de los primeros años y, en electorales verificados desde 1958 en adelante
realidad, su principal efecto a este nivel ha sido (Aguiar, 1980: 81). A su vez, el grupo económi-
un enorme salto en las importaciones, incluso co —y sus técnicos que ya formaban el eje del
las de carácter puramente suntuario (destinadas equipo específico de Jorge Pacheco Areco en
a los sectores que vieron aumentar rápidamente el período 1967-1971— son, en lo fundamental,
sus ingresos). También contribuyeron al desba- los mismos que orientaron la política econó-
lance creciente exportación-importación las po- mica del régimen cívico-militar, en particular
líticas proteccionistas de los principales países desde el ministerio de Végh Villegas. Eso no
compradores del Uruguay en este período. debe minimizar que ni esas fuerzas sociales ni
Finalmente, hay que señalar que, a pesar ese grupo técnico-económico hubieran podido
de algunas medidas privatizadoras, el alcance imponer al país la ideología, el sistema político
parcial tampoco en estos años se llegó a mo- y la estrategia económica del régimen que refe-
dificar sustancialmente el papel jugado por el rimos sin haber contado con la irrupción de las
Estado en el conjunto de la vida económica. FFAA para tomar el poder. En ese sentido, pen-
Más bien, como ya se dijo, el Estado intervino samos que es correcto sostener —como lo hici-
activamente en la política de reestructuración mos en otro lugar— que en una primera etapa,
en curso, canalizando y orientando el proceso las FFAA jugaron el papel de representantes
de traslación de recursos y favoreciendo a los políticos de los intereses estratégicos del con-
nuevos sectores privilegiados por el modelo. junto de las fracciones de la burguesía sin que
Ni siquiera disminuyó su papel en las empresas ello significara que asumían la representación
productivas que históricamente estaban a su exclusiva de una fracción determinada de ella.
cargo (Pérez y Elías, 1980). Este hecho se vio favorecido en su momento
por una circunstancia fundamental:
V
Se ha sostenido, no sin razón, que la base [...] su irrupción en la escena, política surge no
solamente como remedio a una crisis interna
de sustentación social y política con que con-
en el seno de las clases y fracciones integrantes
taron implícitamente las FFAA al dar el golpe
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 131

del bloque en el poder, sino que también vino a otra forma, seguían dependiendo del extenso
enfrentar una crisis de hegemonía grave del con- aparato del Estado. Las sucesivas tensiones y
junto del bloque en relación con las clases subor- crisis en la cúpula política del régimen y entre
dinadas, e incluso de algunas fracciones de las los “decididores” de la línea económica expre-
clases aliadas (de Sierra, 1976: 16).
saron con altibajos las dificultades en imponer
Esa función estratégica no hace referencia al país la línea general de la reestructuración
solamente a la función de desmantelar por la que estaba en marcha. Las tensiones con los
coerción sistemática los distintos componen- sectores asalariados y, en general, con los
tes de la “amenaza popular” emergente en ese sectores populares no podían expresarse en
período. Esa función también fue estratégica la escena política: ellas estaban presentes en
en su labor de crear las condiciones políticas “negativo” a través de la necesidad de mante-
(jurídicas y represivas) que hicieran posible ha- ner durante todo el período una férrea políti-
cer efectivo uno de los requisitos básicos para ca represiva tous azimuts, la que solo puede
cualquiera de las variantes del proyecto de “re- explicarse —dado su alto costo político, como
ajuste conservador” que estaban planteadas: lo mostró el NO en el plebiscito de noviembre
bajar significativamente el porcentaje del exce- último— por la percepción de que cualquier li-
dente retenido por los asalariados para aumen- beralización en ese terreno haría surgir nueva-
tar las tasas de ganancia de todos los sectores mente un cuestionamiento y una amenaza que
empresarios y para disponer de esos recursos se decía ya inexistente, al menos como cuestio-
para financiar los sectores a dinamitar. namiento de la política salarial, uno de los ejes
Una vez garantizadas esas condiciones —lo del modelo.
que otorgó a las FFAA un primer período de El carácter gradualista y heterodoxo de la
simpatía o, al menos, de neutralidad de amplios estrategia aperturista y liberalizadora (en lo
sectores de la clase empresarial— rápidamente económico) que se pretendía aplicar fue, en
volvieron al primer plano las contradicciones buena medida, un reflejo de esas contradiccio-
entre las propias FFAA como institución, los nes, en particular entre los distintos grumos
distintos grupos de interés económico y cor- económicos implicados en la reestructuración.
porativo y las diversas clientelas que, de una u Las condiciones específicas del espacio econó-
mico nacional y la evolución de la coyuntura
132 Cincuenta años de sociología política

económica internacional fueron los otros ele- prerrogativas económicas corporativas, sino
mentos determinantes de esas fluctuaciones. también en el hecho de que desde su ocupa-
A ello debe agregarse el efecto contradictorio ción del espacio estatal pasaban a represen-
de la política de la administración Carter —so- tar objetivamente una parte de las presiones
bre todo en el primer período—, la que, a la vez clientelares que se canalizaban a través de
que apoyaba a través de diversos instrumentos Estado y también, en cierta medida, cierta re-
económicos-financieros la estrategia en curso, sistencia “nacionalista” a los efectos del aper-
cuestionaba, en el plano ideológico-político, turismo económico.
uno de los pilares metodológicos que la hacía Todo parece indicar que en la crisis de 1976
viable en el Uruguay: la represión sistemática (caída de Juan María Bordaberry y luego de
de toda manifestación sindical y política de los Alberto Demichelli del Ejecutivo, la renuncia
sectores populares. de Végh Villegas al Ministerio), salió ganando
Hay que reconocer que, ya para 1976, los la continuidad de la política económica, pero
sectores más lúcidos que impulsaban el nuevo se debilitó la fracción “legitimante” y civilista
modelo de crecimiento —en particular su vo- del nuevo bloque hegemónico en ascenso. El
cero por excelencia, Végh Villegas— ya habían plan político de institucionalización anunciado
percibido que era el momento de modificar las en 1977 trató de combinar ambas tendencias,
condiciones de funcionamiento institucional pero, en realidad, lo que hizo fue ganar tiempo
y político del régimen. No solo restaurando el hasta la primera etapa prevista para fines de
papel de los partidos políticos en la búsqueda 1980 con el plebiscito. Mientras tanto, siguie-
de legitimidad y en la administración del apa- ron su curso tanto las tensiones entre grupos
rato del estado, sino abriendo paulatinamente económicos (y entre estos y las FFAA) como
el espacio de reivindicaciones materiales de las tensiones entre la línea general del modelo
los sectores asalariados. El otro factor que lo económico y el nivel propiamente político ins-
impulsaba era la resistencia desproporcionada titucional en que se tendían a expresar los dis-
—en términos de racionalidad política y econó- tintos grupos sociales y políticos (estos últimos
mica global— de las FFAA a disminuir el gasto “suspendidos” o prohibidos pero no desapare-
público. La resistencia que estas expresaban se cidos). Estas circunstancias, más el carácter
basaba no solo en la voluntad de defender sus no concluyente de los resultados económicos
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 133

—incluso para muchos sectores empresariales compleja e imbricada red de relaciones e inter-
perjudicados—, hicieron que la instancia del dependencias de la sociedad uruguaya.
plebiscito sirviera de catalizador del conjunto Por el momento, ninguno de los grupos opo-
de las contradicciones del modelo económico sitores —incluyendo aquellos que expresan im-
y político; transformaron al 30 de noviembre en portantes grupos empresariales— ha esbozado
un acontecimiento de significación mucho más cualquier tipo de estrategia económica alterna-
amplia que la negativa sobre un texto constitu- tiva a la actual, al menos con un cierto grado
cional. En cierta medida la victoria del NO asu- de concreción operativa. Sin embargo, las crí-
mió de repente el carácter de una interrogante ticas que desde sectores muy diversos se han
mayoritaria sobre el conjunto del modelo, aun- hecho a la política de ingresos, al debilitamien-
que esa interrogante haya sido y sea de carác- to del mercado interno, a la pérdida creciente
ter muy diferente para las distintas fuerzas que de la capacidad de intervención estatal frente
convergieron a hacer posible ese resultado. a los intereses extranjeros, a la hegemonía de
En todo caso, parece claro que el mínimo los sectores bancarios o al creciente endeuda-
común denominador de los votantes del NO miento extremo muestran que son varios los
fue la voluntad de un retroceso del papel de puntos de ruptura posible apenas se diera una
las FFAA y de la canalización de algún tipo de modificación significativa de los aspectos polí-
apertura democrática. Ese solo hecho puede ticos del régimen actual.
poner en cuestión uno de los ejes políticos que Teniendo en cuenta los diversos cuellos de
hasta ahora habían sostenido el curso del mo- botella a que ha llegado el proceso económico,
delo económico. Sería simplista sostener que las perspectivas negativas de la coyuntura in-
sus líneas generales son totalmente incompa- ternacional y los resultados del plebiscito, es
tibles con algún grado de apertura política. razonable hipotetizar que en un futuro próxi-
Pero es innegable que, en la actual coyuntura mo puede llegarse a una situación de cuestio-
internacional, será muy difícil compatibilizar namiento global del proceso en curso. Lo que
ciertas variables del modelo con un juego polí- no significa que una modificación de este sea
tico más abierto de los grupos y las clases hoy algo inmediato ni que las alternativas posibles
mantenidas en silencio coercitivo. Más si se tie- lleguen a resolver el conjunto de problemas
ne en cuenta la tradición política del país y la económicos, políticos y propiamente estatales
134 Cincuenta años de sociología política

que enfrentaba el país antes del golpe de Es- CEPAL 1978 Estudio Económico de
tado de 1973. Lo que desde ya puede decirse América Latina.
es que la internacionalización incompleta de la de Sierra, G. 1974 Nouvelle conjoncture
economía —bajo la égida monetarista— y su imperialiste et crise politique dans
implantación por vía autoritaria extrema, en el l’Uruguay contemporain (París: Centre
caso uruguayo, no dio los resultados que sus d’Étude des Mouvements Sociaux).
progenitores esperaban. — 1976 “Consolidación y crisis del
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Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 135

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Latina, inédito.
Fuerzas Armadas, partidos y sistema político
en las elecciones internas*

L a coyuntura política uruguaya en este año


presenta aspectos que, bajo un análisis
superficial, y debido a su aparente contradic-
la entrega del poder a los civiles en 1985,
pasando por las elecciones nacionales
previstas para noviembre de 1984, la dis-
ción, pueden presentarse como incomprensi- cusión de otro proyecto constitucional y
bles para los estudiosos extranjeros. Por ese la realización de elecciones internas en
motivo, este breve análisis de la coyuntura los partidos autorizados, quienes deberán
incursionará rápidamente también en algunos elegir sus autoridades en comicios que se-
antecedentes de la historia política que ayudan rán realizados el próximo 28 de noviembre.
a situarlos en su contexto y dar inteligibilidad Se trata entonces de un plan de “transi-
al proceso en el cual esos aspectos se sitúan. ción” que supone —según declaraciones
Empecemos por una descripción sumaria de autorizados voceros militares— dar por
de esos elementos de la coyuntura y sus as- cerrado el primer tramo del “proceso”, pro-
pectos contradictorios: ceso que se abrió formalmente con el cie-
rre del parlamento el 27 de junio de 1973,
a) luego de la neta derrota en las urnas que aunque la presencia decisiva de las Fuerzas
sufrió el proyecto constitucional del go- Armadas (FFAA) en la escena política co-
bierno en el plebiscito de 1980, este definió menzó el 9 de febrero de 1972 y se consoli-
un nuevo cronograma político que incluye dó en los días posteriores con el “acuerdo”
realizado en la base de Boiso Lanza entre
* Artículo publicado en Documentos de Trabajo 1982 las FFAA y el entonces presidente Juan
(Montevideo: CIEDUR) N.º 18; Política y sociedad en el María Bordaberry .
Uruguay de la crisis 1985 (Montevideo: Libro Sur).
138 Cincuenta años de sociología política

b) Este proceso de transición hacia el retorno En cuanto a los dirigentes excluidos (“pros-
de la “institucionalización” —aún no aclara- criptos”, según, la terminología local), la lis-
da en todos sus contenidos, pues los puntos ta incluye no solo aquellos que pertenecen a
clave de la prometida reforma constitucional los partidos inhabilitados, sino también a los
aún no han sido fijados— aparece definido y principales dirigentes de los partidos convo-
dirigido por las FFAA. En efecto, son estas cados, como son Wilson Ferreira Aldunate y
las que luego de la derrota en el plebiscito Carlos Julio Pereyra, del Partido Nacional (o
convocan selectivamente a un “diálogo polí- Blanco), y Jorge Batlle y Amílcar Vasconce-
tico” a mediados de 1981 y, posteriormente, llos, del Partido Colorado.
elaboran y aprueban el nuevo estatuto de los c) Para la realización de estas “previas” de los
partidos políticos, previa discusión con diri- partidos autorizados —para las cuales están
gentes políticos, que lo aceptaron con grados convocados y habilitados todos los ciudada-
diversos de conformidad con su contenido. nos mayores de edad y no solo los miembros
Importa señalar aquí que ese nuevo estatuto de esos partidos— se ha permitido un uso
partidario —y, en consecuencia, las “inter- bastante amplio de la propaganda política
nas” en curso— legaliza no solo la exclusión y la realización de actos públicos por parte
de gran número de dirigentes y activistas de las agrupaciones que presentan listas. Al
políticos, sino también de todas las fuerzas mismo tiempo, el gobierno marca cotidia-
políticas de centro y de izquierda, que ha- namente los límites en el contenido de esa
bían sido disueltas o suspendidas en 1973 y propaganda, prohibiendo una larga lista de
que representaban, en 1971, cerca del 20% temas que pueden ser mencionados (que
del electorado (fenómeno nuevo en la his- incluye la política económica y cualquier
toria política del país y que representaba el “revisionismo” de la actuación de las FFAA
fin del bipartidismo de facto tradicional).21

otros), hasta grupos como el Partido por la Victoria del


21 Esas fuerzas incluyen desde la Democracia Cristia- Pueblo y el MIR, que no lo integraron, pasando por el
na y los sectores de los partidos Colorado y Nacional Partido Socialista y el Comunista, además de otros gru-
(Blanco), que se habían integrado al Frente Amplio pos actualmente disueltos, pero de fuerte peso en 1971,
(liderados por Zelmar Michelini y Enrique Erro, entre como el Movimiento 26 de Marzo.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 139

en estos años) y pasando a la Justicia civil o También siguen disueltos la casi totalidad de
Militar a los candidatos que infringen esos los sindicatos que existían en 1973, así como
límites. Límites que, importa señalarlo, care- la Convención Nacional de Trabajadores y
cen de una definición legal y son aplicados las distintas federaciones nacionales o por
administrativamente por el Poder Ejecutivo. rama industrial. Una nueva ley de asociacio-
Esas normas son tan estrictas que la sola nes profesionales ha sido promulgada hace
mención de un líder proscripto —como, por pocos meses, aunque aún no ha sido aplica-
ejemplo, Wilson Ferreira Aldunate— ha mo- da integralmente y es muy pronto para eva-
tivado el procesamiento y la prisión de can- luar sus efectos sobre las nuevas agrupacio-
didatos del Partido Nacional. Por ese y otros nes sindicales, solo autorizadas al nivel de
motivos, también han sido clausurados o cada empresa. En cuanto a los trabajadores
suspendidos por varios períodos los órganos del Estado, tienen prohibido organizarse sin-
de prensa de dichas agrupaciones, así como dicalmente y pueden ser destituidos por sim-
órganos independientes que, de una u otra ple resolución administrativa, sobre la base
forma, el gobierno entiende que expresan del Acto Institucional N.º 7.22
los puntos de vista de los partidos proscrip- e) Finalmente, cabe señalar que la próxima eta-
tos o su ideología. pa electoral se realiza con la permanencia
d) Paralelamente a la apertura de este espacio en las presiones de casi mil militantes de los
electoral con exclusiones de personas y par- partidos y los sindicatos proscriptos. Ellos
tidos, sigue rigiendo un estado jurídico de cumplen penas aplicadas por tribunales mi-
excepción: medidas prontas de seguridad; litares en el marco de la Ley de Seguridad
gobierno por decreto y mediante actos ins-
titucionales; Ley de Seguridad del Estado,
con tribunales militares para los civiles; in- 22 Se han presentado pedidos de legalización por par-
tervención del Ejecutivo y los órganos dé te de más de doscientas nuevas asociaciones laborales
seguridad en la enseñanza y otras empre- (sindicatos por empresa), pero el Ministerio de Trabajo,
por el momento, solo autorizó a funcionar una decena de
sas estatales de administración autónoma; ellos. Al mismo tiempo, las empresas, en muchos casos,
censura administrativa en los órganos de están despidiendo a los trabajadores miembros de las
prensa oral, escrita y televisiva, etcétera. comisiones provisorias, autorizadas por la nueva ley.
140 Cincuenta años de sociología política

del Estado. Según los organismos de dere- A través de está rápida enumeración de la
chos humanos nacionales e internacionales, coyuntura político-institucional, puede perci-
en la mayoría de los casos han sido objeto birse ese carácter “contradictorio” que anotá-
de tratos inhumanos y degradantes. A su bamos anteriormente. A partir del amplísimo
vez, los familiares denuncian la existencia de frente social y político que sustentó la victoria
ciento treinta y dos “presos desaparecidos”, de la oposición al proyecto de constitución
es decir, aquellos que por su detención no se continuista presentado por el gobierno en 1980,
hace responsable ningún organismo oficial. este retomó la iniciativa política y propuso un
A diferencia de otros países del Cono Sur, en nuevo cronograma que parece estar orientado
el Uruguay, el gobierno no ha tolerado —y a obtener una retirada de las FFAA del centro
mucho menos impulsado— petitorios legales de la escena política. Pero, al mismo tiempo,
de tipo político o humanitario orientados a la ese plan de recule —extendido a cuatro años—
obtención de algún tipo de amnistía, parcial o se presenta objetivamente con un intento de
total, para dichos presos. Incluso el presiden- preservar los aspectos esenciales del “proceso”
te, Gral. Gregorio Álvarez, fue muy explícito abierto en 1973. A saber:
en cuanto a la negativa de las FFAA de en-
carar cualquier tipo de medida de amnistía. 1. Darle carácter constitucional al Consejo de
Por ejemplo, un artículo referido a ese tema, Seguridad Nacional (COSENA) para garanti-
escrito por un sacerdote en la revista La Pla- zar la presencia tutelar de las FFAA respecto
za, fue considerado como una de las causales al sistema político y, en lo posible, para darle
para el cierre definitivo de dicha publicación. un carácter ejecutivo y no solo consultivo.
Entre esos casi mil presos, están varios diri- Como veremos, este punto sigue siendo una
gentes políticos de los partidos proscriptos de las “piedras de toque” del conflicto entre
—y excluidos por ley de estas elecciones—, las FFAA y los sectores mayoritarios de los
alguno de ellos miembros del primer escalón. dos principales partidos autorizados (Blan-
El más relevante y conocido es —sin duda— co y Colorado). Naturalmente, también con
el Gral. Líber Seregni, que fue candidato a la los partidos excluidos.
presidencia de la República por el Frente Am- 2. Consolidar y perpetuar en el tiempo la ex-
plio en 1971. clusión del sistema político del bloque de
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 141

fuerzas de centro y de izquierda que, desde Frente a esos tres objetivos estratégicos del
fines de la década del sesenta, vienen cre- actual cronograma el amplio frente opositor,
ciendo en su apoyo de masas y que, en el que obtuvo el 60% de los votos en el plebiscito
momento del golpe, amenazaban en forma de 1980, se fue dividiendo en posturas diferen-
aparentemente irreversible el cuasi mono- tes según los diversos temas institucionales en
polio político de los dos partidos conser- juego y también sobre el alcance de las diver-
vadores tradicionales. Al mismo tiempo, se sas iniciativas tácticas asumidas por el gobier-
trata de mantener la privación de todos los no y las FFAA.
derechos políticos —salvo el voto— de va- Sobre el tema de la posible constitucionali-
rios miles de dirigentes y cuadros interme- zación del COSENA, en líneas generales, todos
dios de esos partidos, privación decretada los partidos —los legalizados y los proscrip-
hasta 1991. tos—que habían acompañado el voto por el
3. Intentar una compleja operación de recons- NO han mantenido un rechazo neto a esa pro-
titución “desdé arriba” de los dos viejos par- puesta. En lo referente a los partidos Blanco y
tidos tradicionales y, al mismo tiempo, tratar Colorado, esta postura fue y sigue siendo de-
de debilitar en su seno el liderazgo de los fendida solo por una fracción de cada uno de
sectores más nítidamente opositores al pro- ellos, pues están divididos al respecto. Entre
yecto de Estado y de sistema político con tu- los opositores colorados, últimamente surgió
tela militar. Proyecto regido por la doctrina un matiz, pues algunos aceptarían su consti-
de la seguridad nacional y que, en sus gran- tucionalización, siempre que sea con carácter
des líneas, es el aplicado en los últimos diez consultivo y no integrando el Poder Ejecutivo.
años. Luego, veremos que el mantenimiento En cualquier caso, sobre este tema es don-
de la famosa “ley de lemas” (complejo siste- de menos fracturas sufrieron el frente del
ma electoral que habilitara múltiples suble- NO. Todo hace pensar que, en las discusiones
yes para cada partido, incluyendo el nivel de “constitucionales” del año próximo, este será
candidatos a la Presidencia) es uno de los uno de los puntos más delicados para ser de-
instrumentos claves para intentar obtener batidos. Su resolución insatisfactoria a los ojos
ese doble objetivo. de las FFAA puede llegar a comprometer la
continuidad del propio cronograma, al menos
142 Cincuenta años de sociología política

en su formulación actual. Por lo pronto, eso es programa finalista de tipo socialista (el Comu-
lo que puede deducirse no solo desde el análi- nista, el Socialista, el Partido por la Victoria del
sis del sociólogo político, sino también de las Pueblo) como aquellos que propugnan cam-
propias palabras de generales de primer rango bios modernizadores menos radicales, como,
de las FFAA. La última declaración, en ese sen- por ejemplo, la Democracia Cristiana.
tido, luego de muchas otras realizadas después Con matices, la mayoría de los sectores opo-
del plebiscito, la emitió el Gral. César Bonelli, sitores de los partidos tradicionales (PPTT)
comandante de la División II del Ejército: declaran ser partidarios de un pluralismo po-
lítico amplio, por lo que hacen responsables a
Nosotros vamos a exigir, lo digo desde ahora, que las FFAA de que en el actual Estatuto de los
nadie entre en confusión, que no sigan diciendo
Partidos sean excluidas todas esas fuerzas.
que no, vamos a exigir y va a ser una condición
De todos modos, algunos de esos sectores su-
de esta apertura, que en la futura Constitución de
la República figure el Consejo de Seguridad Na- gieren que la ampliación debería limitarse a la
cional [integrado en la actualidad exclusivamente Democracia Cristiana y el llamado “socialismo
por militares] (Búsqueda, 1982) democrático”, sin expedirse sobre si el actual
Partido Socialista cumple o no con esas condi-
El principal argumento de quienes se opo- ciones. Solo la coalición o sublema Por la Pa-
nen públicamente a esa permanencia de la tu- tria – Movimiento de Rocha (“Blancos” lidera-
tela militar legalizada reside en el carácter no dos por Wilson Ferreira Aldunate y Carlos Julio
electo de sus integrantes y, por lo tanto, su con- Pereira, ambos aún proscriptos) han declarado
secuente impunidad política. Impunidad que públicamente que no se presentarán a las elec-
contradice los principios básicos de cualquier ciones nacionales de noviembre de 1984 si para
régimen representativo en cuanto a la constitu- ese entonces se mantienen exclusiones de per-
ción de su Poder Ejecutivo y Legislativo. sonas o de partidos. En cuanto a las próximas
Como ya vimos, el segundo objetivo estra- elecciones internas, todos aceptaron de facto
tégico del cronograma en marcha es impedir las condiciones actuales y participarán en ellas.
—o retardar al máximo— la participación en el Es justamente ese hecho lo que ha motivado las
sistema político de todos los partidos disueltos críticas más generalizadas a esos sectores opo-
o suspendidos en 1973. Tanto los que tienen un sitores por parte de algunas fuerzas excluidas,
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 143

que los acusan de oportunistas e inconsecuen- pérdida de unicidad programática hacía déca-
tes y de querer captar en las internas esa im- das que venía siendo remendada tanto por las
portante masa de votos potenciales. Votos que, prácticas clientelares que les permitía el acce-
como se vio en el plebiscito de 1980, constitu- so en común al aparato estatal como por la ya
yen la masa crítica decisiva para garantizar el mencionada ley de lemas. Ley que, gracias al
bloque opositor al Estado de seguridad nacio- mecanismo de sublemas a todos los niveles,
nal más o menos retocado que proponen las permitía acumular votos emitidos a programas
FFAA y sus apoyos civiles. muy diversos, por lo que había transformado a
De consolidarse definitivamente, esta exclu- esos dos “partidos” en verdaderas “cooperati-
sión legal de todos los partidos del centro y de vas electorales”.
izquierda significaría un cambio profundo de la La aparición del Frente Amplio en 1971
tradición política uruguaya que nunca antes de —que incluía a sectores de los PPTT que se
1973 había conocido un fenómeno similar.23 habían retirado de estos, a la gran mayoría
Amén de esa ruptura con la tradición históri- de las fuerzas de izquierda y a la Democracia
ca, esa exclusión legal representaría un instru- Cristiana— fue intensamente combatida por
mento poderoso para tratar de detener el cam- los PPTT y luego por las FFAA, claro que por
bio profundo de las formas político-partidarias métodos distintos. El actual Estatuto de los
de representación de los conflictos sociales y Partidos trata de impedir su reaparición legal
de clase que se estaba operando en el Uruguay en el sistema político, así como nuevas formas
antes del golpe. Como ya ha sido analizado por que pudieran adoptar esas fuerzas políticas,
numerosos cientistas sociales —y por nosotros juntas o por separado. Tratando de manifestar
mismos en otros trabajos— la década del se- su presencia a pesar de las trabas legales, el
senta había visto descomponerse el predomi- conjunto de los partidos excluidos optó final-
nio histórico de los dos partidos tradicionales mente por llamar a sus bases históricas y al
con dirección conservadora y bases electora- 25% de nuevos electores a votar en blanco en
les policlasistas. Sus divisiones internas y su las próximas elecciones internas. Esta deci-
sión está siendo sistemáticamente combatida
por todos los sectores opositores de los PPTT
23 Ver, para un análisis de ese período, de Sierra
(1976). con el argumento de que, en esta coyuntura,
144 Cincuenta años de sociología política

esos votos alcanzarían mejor sus objetivos La violenta reducción de los salarios reales,
si se emitieran a su favor, pues serán ellos la pérdida de buena parte de las conquistas so-
y solo ellos los interlocutores aceptados por ciales históricas, y el reciente aumento de casi
las FFAA en las próximas etapas del crono- el cien por ciento de la tasa de desocupación
grama, en particular en la discusión constitu- en pocos meses son —sin duda— razones que
cional de 1983. pueden abonar un fuerte descreimiento de
Por su lado, el gobierno trata de impedir esos electores hacia soluciones políticas que
el trabajo de propaganda legal por el voto en excluyen a todos los partidos que más enérgica
blanco, inclusive a través del envío a la Justicia y explícitamente defendían sus derechos.
Militar a varios de sus voceros y mediante el En el caso de que estas expectativas se
cierre definitivo de la única publicación legal cumplan, es indudable que tanto las FFAA
que lo apoyaba en sus páginas. como los PPTT irán a las negociaciones fu-
A pesar de estas trabas legales a su campa- turas mucho más acotados en su margen de
ña, los partidos excluidos dicen esperar una maniobra, por lo que quedaría aún más difi-
votación significativa, teniendo en cuenta no cultado el proyecto de consolidar un régimen
solo el desgaste del liderazgo histórico de los político con exclusiones con un mínimo gra-
PPTT y de buena parte de sus líderes, sino tam- do de legitimidad y de estabilidad. De todos
bién el agravamiento de las razones económi- modos, empujadas a la ilegalidad y clandesti-
cas y sociales que habían motivado el aumento nidad, y privadas de muchos de sus dirigen-
de su influencia en el período anterior al golpe tes, estas fuerzas políticas deberán enfrentar
de 1973. En efecto, el “modelo económico” de serias dificultades en los próximos años para
tipo liberal friedmaniano aplicado durante es- restablecer su influencia ideológica y política
tos años ha modificado profundamente —para entre la población. Salvo que el agravamien-
peor— las condiciones de vida de los trabaja- to de las condiciones económicas y una crisis
dores asalariados que constituyen sus bases aguda del actual cronograma de “transición”
sociales mayoritarias.24 cree condiciones de movilización y de crisis
político-institucional del tipo de las ocurri-
das en otros procesos semejantes en América
24 Ver un análisis de ese fenómeno en de Sierra (1981). Latina.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 145

La otra cara de ese proyecto de instituciona- De hecho, en ambos agrupamientos existen


lización política con exclusiones es el intento sectores que tienen más afinidad política y has-
de reconstituir el antiguo bipartidismo de fac- ta ideológica con sectores del “otro partido”
to, solo que, ahora, por vía legal. Esta intención que con los grupos antagónicos de su propio
aparece claramente en el Estatuto de los Parti- partido.25 Esas fortísimas tensiones centrífugas
dos, que, si bien autoriza, desde ya, la presencia fueron contenidas durante décadas, principal-
de la Unión Cívica como tercer partido, todo el mente, gracias a la ley de lemas. Por eso es
mundo sabe que ese viejo agrupamiento cató-
lico conservador carece de cualquier vigencia 25 Por ejemplo, el periódico Lealtad, del Partido Na-
política desde hace muchos años. cional, del primero de octubre último, dice al respecto:
La dificultad para conseguir esta restaura- “Indudablemente estos años de limitaciones políticas,
ción de los dos más que centenarios “partidos” sin libertad, y con la práctica democrática anulada, han
Colorado y Blanco (o Nacional) es que, si bien ayudado a acentuar las discrepancias internas dentro
de los partidos políticos; especialmente en el Partido
todas sus fracciones se refieren a las tradicio- Nacional donde ya existían, aún antes de 1973 enfren-
nes de sus respectivos líderes del siglo XIX y tamientos ideológicos concretos [...] Como lógica con-
comienzos de este siglo, ambos congregan secuencia de esto, el PN se separa en despartes, total-
en su seno dirigentes, ideologías y proyectos mente contrapuestas y claramente identificadas en el
socio-económicos sumamente diversos y, en plebiscito del 80”. Agrega: “A partir del 30/11/80 [...] la
parte opositora se va nucleando en dos corrientes, ni
muchos puntos, claramente contradictorios. antagónicas ni paralelas, con algunos puntos en común,
Este fenómeno existe desde mucho antes del pero con una visible diferenciación en sus objetivos y
golpe, pero se vio agudizado durante el actual sus procederes”. Iguales consideraciones pueden en-
gobierno militar. A tal punto esto es cierto que contrarse en las declaraciones de dirigentes del Parti-
do Colorado. Por ejemplo, Enrique Tarigo, uno de los
nada menos que en el plebiscito constitucional
líderes de la oposición durante el plebiscito, dice: “Es
de 1980, ambos partidos se dividieron a favor evidente que el Partido Colorado comprende dos gran-
y en contra del proyecto de Constitución pre- des sectores, corrientes o tendencias, el Batllismo y el
sentado por los militares. La violencia verbal Pachequismo. Creo que, en especial en el seno del Bat-
con la cual esos sectores se están enfrentan- llismo nadie niega esa división, nadie se empeña en dar
una imagen de unidad a pesar de todo. Y esa división es
do en las actuales campañas electorales es un
real, esa división se asienta en razones que vienen de le-
claro indicador de esta realidad inocultable. jos y en razones que vienen de cerca” (Opción, 1982a).
146 Cincuenta años de sociología política

que en las conversaciones entre civiles y milita- La paradoja de este plan político elaborado
res que dieron la aprobación del actual estatuto por las FFAA después de su derrota en el ple-
partidario y electoral, ambas partes coincidieron biscito es que, luego de casi diez años de haber
totalmente en la necesidad de mantener este ins- dado el golpe contra la “subversión y la corrup-
trumento legal a rajatabla. Las FFAA, porque en- ción” (como ellas lo definieron), proponen una
tienden que, además de ayudar decisivamente a salida que recurre a los mismos partidos y bási-
salvar a los PPTT, esa ley —y su reglamentación camente a los mismos políticos que habían acu-
posterior— les permite poner a prueba el real sado de corruptos, politiqueros, y débiles (sino
apoyo electoral que aún mantienen los líderes cómplices), con las fuerzas de izquierda y de
blancos y colorados que apoyaron el NO. Al mis- centro en rápido ascenso. Como estas fuerzas
mo tiempo, debe permitir la presencia orgánica habían obtenido una importante penetración
en la dirección de ambos partidos de los sectores ideológica no solo en la clase obrera y asala-
que han apoyado y apoyan las líneas directrices riados pobres, sino también entre las capas
del “proceso”. En vistas a las elecciones de 1984, medias y la intelectualidad, el peligro de su re-
eso les permitirá a esos sectores presentar un aparición trata de ser frenado no tanto con su
sublema con candidato propio a la presidencia exclusión legal como también recurriendo a la
de la República. Como sucedió en las últimas dé- posible capacidad de captación ideológica-po-
cadas, bastaría que ese candidato fuese el más lítica de la vieja “clase política”. Clase política
votado dentro del partido más votado para que que, a pesar de su experiencia, había perdido
llegase a la presidencia con menos del 30% de los la mayor parte de sus potenciales dirigentes
votos del cuerpo electoral. Claro que la misma mucho antes del golpe. Estos sectores tradicio-
expectativa tienen los sectores opositores, y de nales, si bien mayoritariamente no acompañan
ahí el consenso sobre ese mecanismo legal. la “filosofía del proceso”(por lo menos en sus
Inútil insistir en las graves amenazas a la aspectos de militarización global del régimen
estabilidad de sistema político “postransición” político), decidieron aceptar esta propuesta
que una situación de ese tipo puede generar. de las FFAA, con la expectativa no solo de re-
Inestabilidad estructuralmente inscripta en la tomar el control del Estado, sino también de
lógica de la legislación electoral que todos los aprovechar ese monopolio político legal para
partidos admitidos aceptaron y reclamaron. tratar de retomar su capacidad de liderazgo y
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 147

su función hegemonizadora en lo ideológico. algunos sectores de las FFAA, hace meses que
Función que —como vimos— estaba seria- circula la idea de crear un partido nuevo que
mente amenazada por primera vez en la his- represente las “ideas del proceso”, y que podría
toria del Uruguay. integrar tanto a militares retirados como a diri-
Las propias FFAA parecen tener fuertes gentes civiles. El propio Gral. Álvarez declaró:
recelos frente a muchos de esos “viejos polí-
ticos”, como ellos dicen. Por eso, muchos de Ciertamente no creo que sea yo guíen deba juz-
gar oportuno o no la organización de un partido
sus voceros no se privan de criticarlos perió-
de alternativa, por parte de los sectores más afi-
dicamente, reclaman la aparición de nuevos nes a esta experiencia cívico-militar. Serán a ese
dirigentes y, al mismo tiempo, exigen coparti- respecto, quienes integran esos sectores los que
cipar en el futuro Gobierno a través del COSE- deberán apreciarlo.
NA, único reaseguro —según sus voceros más
calificados— para evitar “cualquier vuelta a los No se escapa, sin embargo, que a lo largo de
males del pasado”. Simultáneamente, afirman todo este tiempo de gestión de un régimen de
con claridad que no permitirán ningún tipo de esta naturaleza, se ha ido conformando toda
“revisionismo” sobre su actuación en estos una filosofía y toda una doctrina que eventual-
años. Así lo reiteró hace pocas semanas el pre- mente pudieran alentar a grupos de ciudada-
sidente Gral. Gregorio Álvarez. nos a otorgarles una permanencia cívica y a
Esa desconfianza hacia los viejos políticos conformar una nueva corriente política que
fue expresada nuevamente, el mes pasado, entrará a pujar con las ya existentes, sea por la
por el Gral. José Siqueira, que dijo confiar ple- causa señalada, sea por discrepancias con los
namente en los partidos (tradicionales), pero principios o personalidades que surjan dentro
lamentó que “la gran mayoría de los políticos de los partidos políticos en las próximas elec-
que van a actuar en el nuevo proceso son figu- ciones internas.
ras que actuaron en otro momento y tengo mis Es difícil saber si el presidente hablaba hi-
serias dudas de que puedan cambiar. Los hom- potéticamente en ese momento o si, de alguna
bres no cambian”. forma, ya estaba dando un cierto apoyo a un
Vinculado a esas aprehensiones, pero apa- nuevo agrupamiento que, justamente esos días,
rentemente respondiendo a la opinión de solo estaba siendo creado por el coronel retirado
148 Cincuenta años de sociología política

y actual consejero de Estado, Néstor Bolenti- qué viabilidad puede tener un proyecto de ese
ni. Bolentini es un militar que, desde el inicio tipo. En todo caso, parece claro que el gobier-
del proceso, tuvo una actuación relevante en no, las FFAA, y los sectores políticos que apo-
el plano político, siendo su primer ministro del yan el proceso solo definirán su táctica final
Interior (policía y seguridad). En este último una vez que hayan evaluado los resultados de
tiempo militó activamente por el SÍ cuando el las próximas elecciones internas, la actitud que
plebiscito constitucional de 1980. asumirán las autoridades electas durante el de-
bate constitucional del año próximo y también,
Su nuevo partido no se presentó ya regularizado a por supuesto, el clima social y político más o
las actuales elecciones internas, pero espera par-
menos tenso que pueda ir creando el previsi-
ticipar en las elecciones nacionales de 1984. En
ble agravamiento de la crisis económica y la
cuanto a los objetivos de su iniciativa son muy
claramente definidos por él mismo: actitud que asuman las fuerzas excluidas y sus
respectivas bases.
[...] analicé lo que está ocurriendo actualmente en Debe tenerse presente que, por el momento,
el país y no encuentro el acuerdo partidario que aún no fueron definidas las bases de la próxima
le sirva de base. Como no lo encuentro en los par- discusión constitucional y ni siquiera quienes
tidos tradicionales, llamados a instrumentar la sa- serán los políticos llamados a discutir con las
lida institucional del país, entonces se me ocurre FFAA. Según las declaraciones del actual pre-
nuclear a los hombres del Partido Nacional, del
sidente de su Comisión de Asuntos Políticos y
Partido Colorado y a los que no son de ningún
jefe de la División del Ejército, Gral. Julio César
partido tradicional, pero sienten con inquietud y
patriotismo el futuro de la República. Esto para Rapela: “Habrá que estructurar una Comisión
que el proceso iniciado en 1973, no termine en Constituyente para considerar el proyecto”. En
nada. Para que se mantenga y se perfeccione. Es ella: “Habrán de participar tanto los partidos
por eso que se me ocurrió la idea de un tercer políticos como las FF.AA. y algún otro grupo,
partido, fruto de la incomprensión actual de los posiblemente de civiles, que acompañan en
partidos tradicionales [...] (Opción, 1982b: 12). este momento el proceso y que tienen capaci-
dad y conocimientos para aportar elementos”.
En la situación actual, y antes de conocer el Es decir que aún está abierta la posibilidad de
resultado de las “internas”, es imposible saber que los sectores eventualmente derrotados en
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 149

las “internas” sean igualmente investidos de del plan de institucionalización proyecta-


poder constituyente por decisión de las FFAA. do por las FFAA. Además de los conflictos
En cualquier caso, todo hace suponer que estas propiamente ideológico-políticos que dicho
tratarán de buscar los medios necesarios para plan ha generado, la crisis económica gene-
garantizar, como lo dijo el mismo Gral. Rapela ralizada —a la que solo escapa parcialmente
en otras declaraciones: el capital financiero— “arrastra” a posturas
opositoras a una gama muy amplia de capas y
[...] no se debe volver [...] a un pluralismo y li- clases sociales, incluyendo la mayoría de los
beralismo político como el existente en 1973
empresarios vinculados con la producción y
[...] deponiendo prácticas que apuntan hacia un
las actividades comerciales.26
pluralismo y a un liberalismo ideológico que ha
demostrado que en este mundo convulsionado, Por otro lado, deben considerarse las com-
agresivo, ha sido ineficaz para poder desarrollar plicaciones del efecto causado los planes de las
la actividad del Gobierno en paz y tranquilidad FFAA uruguayas y representado por el rumbo
(Opción, 1982a: 15). que ha tomado la coyuntura política de los otros
países del Cono Sur que durante la década del se-
Para concluir este —necesariamente— bre- tenta llevaron adelante intentos de instituciona-
ve análisis de la coyuntura política uruguaya, lización política bajo hegemonía militar y dentro
conviene situar esta última en el contexto inter- del marco de la doctrina de la seguridad nacional.
nacional y, sobre todo, regional. Por un lado, el En primer lugar, la retirada —o intento de reti-
agravamiento de la coyuntura económica inter- rada— desordenada y hasta caótica de las FFAA
nacional que tiene efectos muy severos sobre en países como Bolivia y Argentina; asimismo, el
el Uruguay. No solo por su pequeñez y debili- inevitable efecto desmoralizador de esa situación
dad económica intrínseca, sino también por los sobre las FFAA uruguayas. Amén de la batería de
efectos agravantes derivados de la política li- argumentos que esa situación aporta a los diver-
beral y aperturista a ultranza que ha impulsado sos sectores civiles de la oposición, ya sea legal o
el gobierno en estos años. El deterioro acelera- excluida por el actual cronograma.
do de la situación económica que actualmente
vive el país es un elemento que complica indu-
dablemente la culminación sin contratiempos
26 Ver de Sierra (1976).
150 Cincuenta años de sociología política

En segundo lugar, el proceso brasileño —al –– las fuerzas de centro y de izquierda (y el mo-
menos hasta el momento— presenta característi- vimiento obrero histórico) están proscriptas
cas políticas e institucionales claramente diferen- y debilitadas por la represión del gobierno,
ciadas de la idea de retroceso e institucionaliza- quien trata explícitamente de excluirlas del
ción que han manifestado hasta ahora las FFAA sistema político proyectado;
uruguayas. En esa medida, representa un modelo –– las tensiones sociales y de clase se han he-
que, en varios aspectos, está más cerca de los pro- cho más agudas por la crisis económica
yectos políticos de muchos de los sectores conser- y por el modelo de acumulación aplicado
vadores de la oposición uruguaya que de aquel de- desde 1973, aunque aún no tienen una ma-
fendido por las FFAA, al menos hasta el momento. nifestación pública de la magnitud de la que
Incluso el exministro de Economía y actual emba- alcanzaron en los otros países del Cono Sur;
jador uruguayo en los EEUU, Alejandro Végh Vi-
–– estando fijada la fecha de devolución del Go-
llegas, en algún momento propuso —sin éxito— a
bierno a los civiles y la reimplantación del
las FFAA que el camino político que debe recorrer-
parlamento para 1985, aún está indefinido el
se para salir de la situación creada por el golpe de
marco constitucional en el cual esta entrega
Estado de 1973 era adoptar el “modelo brasilero”,
será realizada: esto crea un punto de serios
como él lo llamó.
conflictos potenciales con las FFAA, y gene-
Resumiendo, encontramos en la actual co-
ra incertidumbre sobre la marcha del crono-
yuntura política uruguaya una situación donde:
grama en su forma actual;
–– las FFAA fueron derrotadas mediante plebis- –– las próximas elecciones internas de los parti-
cito en su propuesta de institucionalizar las dos autorizados definirán con más precisión
grandes líneas del nuevo tipo de Estado y de la relación de fuerzas en la que se realizará
régimen político instaurado después de 1973; ese debate, así como el papel que podrán ju-
gar en el futuro los PPTT;
–– la oposición civil a ese proyecto abarca una
gama muy amplia y los sectores conservado- –– el porcentaje de votos en blanco que alcancen
res poseen instrumentos políticos para ex- las fuerzas excluidas dará indicaciones más
presarse legalmente, aunque con limitacio- precisas sobre su influencia actual —al me-
nes de variada índole; nos a nivel electoral— y acotará las chances
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 151

de institucionalizar o no un cambio radical en Lealtad 1985 (Montevideo) 1.º de octubre.


el tradicional sistema político uruguayo; Opción 1982a (Montevideo) 13 de marzo.
–– la situación regional tiende a dificultar la con- Opción 1982b (Montevideo) 6 de julio.
solidación del tipo de proyecto institucional de Sierra, G. 1976 “Consolidación y crisis del
propuesto por las FFAA luego de su derrota ‘capitalismo democrático’ en el Uruguay”
en el plebiscito, en particular su permanencia en González Casanova, P. (comp.) 1976
formal en el Poder Ejecutivo a través del Con- Breve historia del medio siglo en
sejo de Seguridad Nacional (COSENA). América Latina (México DF: Instituto de
Investigaciones Sociales de la Universidad
Nacional Autónoma de México).
Bibliografía
— 1981 “Uruguay elements pour un bilan
Búsqueda 1982 (Montevideo) 13 de octubre.
de la rélation entre politique économique
González Casanova, P. (comp.) 1976 Breve
et régime politique” en Amérique Latine
historia del medio siglo en América
(París) N.º 7.
Latina (México DF: Instituto de
Investigaciones Sociales de la Universidad
Nacional Autónoma de México).
Condiciones socioeconómicas y políticas
de la crisis institucional (1973-1980) *

L a crisis político-militar por la que atraviesa


actualmente el Uruguay aún no ha logrado
una definición concluyente. Sería un error pen-
lado, una crisis de hegemonía en el seno de la
burguesía y entre sus fracciones; por otro, una
crisis entre ellas con el proletariado y demás
sar que ello se debe a un cierto equilibrio entre clases y categorías dominadas.
sus polos visibles: poder político constitucio- A nivel de la burguesía, se genera una agudí-
nal y fuerzas armadas. sima lucha entre las diversas fracciones y ca-
De haberlo querido así, probablemente es- pas, lucha que acarrea desplazamientos impor-
tas últimas hubieran asumido la totalidad del tantes en relación tanto al control de los apara-
poder político con relativa facilidad. La razón tos del Estado,27 como en cuanto a la parte de
de la indefinición no debe buscarse a ese nivel, plusvalía apropiada por cada sector nacional y
sino en la naturaleza compleja y diferencial que por el imperialismo.
revisten en la actual coyuntura; por un lado, las En lo referido a las clases y categorías do-
relaciones de clase a nivel económico y, por minadas, se produce un gran avance en su or-
otro, el enfrentamiento de las fuerzas sociales ganización y una elevación del nivel político de
en la escena política.
La crisis profunda y durable del modelo de
27 Dominación del Ejecutivo sobre el Parlamento;
crecimiento capitalista dependiente uruguayo ataques del Ejecutivo contra el Poder Judicial: infla-
que se genera a partir de 1955 produce dos fe- miento de la policía política y militarizada en detri-
nómenos paralelos e interconectados. Por un mento del Ejército; luchas internas por el control de
las empresas del Estado; ataques a la organización
autónoma de la educación pública en sus tres niveles;
* Publicado en Política y sociedad en el Uruguay de ingreso masivo de empresarios y banqueros al equipo
la crisis 1985 (Montevideo: Libro Sur). ministerial, etcétera.
154 Cincuenta años de sociología política

sus luchas. Esto se manifiesta a nivel sindical Antes de analizar en detalle los aspectos
(Confederación Nacional de Trabajadores), a principales de esa crisis política, es necesario
nivel político “partidario” (Frente Amplio) y presentar las grandes líneas que definen los
a nivel de la lucha armada contra el régimen aspectos económicos de la crisis, así como la
(Movimiento de Liberación Nacional, tupa- naturaleza de las relaciones de clase en sus pe-
maros; Organización Popular Revolucionaria ríodos previos.28
33; etcétera). A menudo se comete el error de visualizar
Agudización de la penetración imperialista, al Uruguay como un país básicamente agrario.
crisis del crecimiento económico capitalista Sin duda, se confunde así el predominio agro-
local, ruptura del equilibrio de dominación pecuario en las exportaciones con la importan-
intraburguesa, ausencia de un proyecto na- cia de este sector en la generación del produc-
cional, amenaza creciente de la movilización to bruto nacional.29
popular... son todos elementos que confluyen La caracterización del Uruguay como un
para provocar la crisis del régimen político le- país agrario es fundamentalmente correcta, en
gal-parlamentario y generar un lento e irrever- lo económico, para el período previo a la crisis
sible proceso de implantación de un Estado mundial de 1929. Es en ese período que se da
capitalista dependiente de excepción. Poco a la máxima expansión del modelo estrictamente
poco, durante la década del sesenta, rápida- agroexportador. Es una economía dependien-
mente desde la presidencia de Jorge Pacheco te, sobre todo, del capital inglés, que contra-
Areco en 1968, ese Estado de excepción, pri- rresta el hecho de la propiedad y apropiación
mero, toma formas de aplicación más o me-
nos constitucionales de medidas altamente
represivas contra el movimiento popular de 28 La mejor bibliografía accesible sobre la economía
uruguaya en este siglo es El proceso económico del
masas; luego, implanta una “dictadura cons-
Uruguay y El Uruguay hoy.
titucional” de facto y, finalmente, a partir de
29 Distribución del producto bruto interno por secto-
1972, evoluciona netamente hacia una dicta-
res (1960, en %):
dura militar con características políticas y de
clase no totalmente clarificadas en momentos Primario Secundario Terciario
Año
de escribir este análisis. 14,5 27,2 58,3
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 155

“nacional” de la tierra y los ganados por una así como a los muy altos precios de la lana du-
importante penetración a nivel del capital fi- rante la guerra de Corea.30
nanciero y mediante la inversión en el sector El capitalismo industrial dependiente crece
de infraestructuras, comercio exterior y en hasta sus límites estructurales,31 y esto a pesar
los frigoríficos (principal industria nacional del estancamiento de la producción física de
en ese período). los sectores agropecuarios.32
Sin embargo, es en ese mismo período que,
en forma solo aparentemente paradoja se con-
solida un tipo de Estado en el cual el sector de 30 En todo este período, el Estado juega un rol político
la burguesía agraria deja de ser políticamente y económico decisivo en vistas a la expansión capitalis-
ta.
dominante, para dejar un lugar creciente a los
sectores medios tecno-burocráticos y a la bur- 31 Incluso en su momento de máximo desarrollo
(1945-1955), la industria solo puede crecer al ampa-
guesía industrial y comercial más directamente
ro de una política drásticamente proteccionista. Bajo
ligada al mercado interno. esas circunstancias, la “industria de sustitución” llega
En el período tradicionalmente denominado al máximo de sus posibilidades, teniendo en cuenta la
“batllista”, en el cual ciertas formas avanzadas pequeñez del mercado, la falta de materias primas de
de intervencionismo estatal y una política de base en el país y la dependencia tecnológica frente al
imperialismo.
acuerdos tácitos de esos sectores burgueses
con los asalariados y la pequeña burguesía ur- 32 Existencias de ganado vacuno y ovino (1900-1956)
(en millones de cabezas).
banos permite sentar las bases del paulatino
y relativamente importante proceso de indus- Año Vacunos Ovinos
trialización que va de 1930 hasta 1945 y, sobre 1900 6,8 18,6
todo, desde esta fecha hasta 1955. En el con- 1908 8,2 26,3
junto de ese medio siglo, las fuerzas producti- 1930 7,1 20,6
vas se desarrollan continuamente, adaptándo- 1943 6,3 20,3
se a las nuevas coyunturas del imperialismo, en
1951 8,2 23,4
particular a la baja de producción de bienes no
militares durante la Segunda Guerra Mundial, 1956 7,4 23,3

Fuente: Ministerio de Ganadería y Agricultura.


156 Cincuenta años de sociología política

Importa señalar que si bien los sectores de organizan paulatinamente —sobre todo, el
burguesía agraria exportadora y sus directos proletariado industrial—, pero restan clara-
aliados imperialistas (comerciantes y finan- mente alejadas de cualquier expresión políti-
cistas extranjeros) pierden el control políti- ca que amanece seriamente la estabilidad del
co directo del Estado, eso no significa ni su régimen capitalista. Incluso las organizacio-
desaparición del bloque en el poder ni que en nes sindicales, en los momentos de su mayor
algún momento el proyecto económico y la auge en ese largo período, lograron aumentar
conducta política de los otros sectores haya el poder de negociación en la lucha por la dis-
sido orientada a una ruptura total con ellos. tribución del producto industrial, pero rara-
Al contrario, el carácter dependiente de toda mente desbordaron ese marco. Esto, a pesar
la economía y el papel estratégico del comer- de la violencia relativa de algunos conflictos
cio exterior agropecuario para poder finan- en ese período.
ciar la industria y los esbozos de capitalismo Resumiendo, podemos decir que durante
de Estado en general provocan un equilibrio más de cincuenta años el imperialismo y el
inestable entre las distintas fracciones bur- capitalismo nacional se articulan de tal mane-
guesas, equilibrio que volverá a inclinarse en ra que ello permite una dominación “pacífica”
desfavor de las capas industriales a partir de del conjunto de la burguesía sobre las otras
1955. La derrota del Partido Colorado (bat- clases. En ese marco, dicha dominación se
llista) en 1958 es su indicador más visible a canaliza a través de un régimen político de
nivel político. democracia parlamentaria, con real vitalidad
Desde 1904 hasta la crisis de los últimos
quince años, el proceso de producción —bien
presión demográfica favoreció las posibilidades de una
que dependiente— no deja de crecer: ase-
distribución del ingreso menos desigual que en otros
gura así una de las bases de la legitimidad y países de América Latina, sin afectar para ello las tasas
la estabilidad política alcanzada por el régi- de inversión para la expansión. Esto, sumado al carác-
men vigente.33 Las clases explotadas solo se ter nacional de la propiedad de la tierra y al enorme
margen de plusvalía generado en la producción agrope-
cuaria extensiva, es —sin duda— un elemento central
33 Es indudable que en ese período de las relaciones para explicar el carácter sui géneris de la estabilidad
imperialismo-desarrollo interno, la casi inexistente política uruguaya.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 157

y capacidad de negociación y mediante una La producción agropecuaria sigue esta-


implantación muy sólida de la ideología bur- cioaria.34 El empleo35 y la producción indus-
guesa, la que, al tiempo que adopta marcados trial36 se estancan o tienen un crecimiento
tintes pequeño-burgueses, logra impregnar
fuertemente al proletariado y al conjunto de
los asalariados. Nunca como en ese largo pe- 34 Producción agropecuaria de vacunos y ovinos
(1908-1970) (en millones de cabezas):
ríodo la clase dominante fue tan claramente
una clase dirigente, con un proyecto global Año Vacunos Ovinos
y objetivado fuera de ella misma. Eso expli- 1908 8,2 26,3
ca en gran medida el casi monopolio político 1956 7,4 23,3
—hasta fines de la década del sesenta — de 1961 8,8 21,7
los dos grandes partidos tradicionales. Estos
1966 8,2 23,1
partidos, si bien tienen una dirección clara-
mente burguesa en sus distintas fracciones, 1970 8,6 19,8
logran siempre cerca del 90% de los votos Fuente: Ministerio de Ganadería y Agricultura.
emitidos, es decir, una base social de apoyo 35 Evolución del empleo industrial no público (1930-
claramente “popular”. 1968):
A partir de 1955 se perfila claramente Año Asalariados
un fenómeno inexistente desde 1870 en la
1930 77.588
economía uruguaya: el estancamiento de la
producción en prácticamente todas sus ra- 1948 111.255
mas básicas. En efecto, ese fenómeno abar- 1955 161.879
ca desde entonces también a la industria de 1958 191.408
sustitución. Todos los indicadores disponi- 1960 207.200
bles son convergentes. 1963 196,600
1968 170.266

Fuente: Ministerio de Ganadería y Agricultura.


36 Evolución del producto bruto industrial por
158 Cincuenta años de sociología política

cercano al 1% anual. La inversión bruta fija en carnes y lanas permite una inserción fácil del
la industria tiene un descenso espectacular, Uruguay en el mercado mundial desde prin-
salvo un pico “artificial” de 1962. cipio de siglo, con el efecto dinamizador ya
En este proceso, lo más importante para anotado, también es cierto que la forma de esa
destacar es la manera en que la crisis eco- inserción consolida el carácter monoproductor
nómica se inscribe como una consecuencia del agro impide el abandono de la producción
casi necesaria de las limitaciones —comunes básicamente extensiva, fortalece la dependen-
a otros países de América Latina— del desa- cia frente a los países capitalistas compradores
rrollo capitalista dependiente, es decir, de su y limita la industrialización a su fase de “susti-
manera específica de insertarse en la cadena tución de importaciones”. Esta correlación de
imperialista. Es esta inserción la que juega un factores impone un “matrimonio de interés”
rol dinamizador en una cierta etapa histórica, entre la burguesía agraria e industrial al tiempo
para transformarse en una nueva coyuntura que aumenta la dependencia tecnológica frente
de la economía capitalista internacional, en al extranjero.
una frontera insalvable. Por todo ello, es posible sostener que la cri-
Esta constatación debe, sin embargo, ser sis del crecimiento capitalista uruguayo, a par-
matizada. Si bien es cierto que el carácter am- tir de 1955, ya estaba estructuralmente inscrip-
pliamente competitivo de la producción de ta en la expansión anterior. La forma misma
que asume esta crisis nos muestra este hecho.
En efecto, a partir de ese momento, se pro-
habitante (1955-1970) (a costo constante de factores, ducen dos fenómenos paralelos, que están a la
base 100 en 1955) base de la grave crisis política de los últimos
Año Índice tiempos. Simplificando, esos fenómenos son,
1955 100 en primer lugar, una penetración cada vez más
1960 98
aguda del capital monopolista imperialista; en
segundo lugar, un bloqueo casi total del siste-
1965 91
ma político interno, con tendencia a desblo-
1970 102 quearse en favor de los sectores burgueses más
Fuente: IE (1969). directamente ligados al imperialismo.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 159

En particular, a partir de 1958, la política Bloqueado el modelo, los capitales se orien-


económica del Gobierno —donde primero los tan a inversiones especulativas y a circuitos
sectores agroexportadores y luego los grupos económicos extranjeros al país. Las conse-
extranjeros y sus aliados han reconquistado cuencias inflacionarias tomaron, en ese marco,
posiciones— se orienta cada vez más nítida- dimensiones casi únicas en América Latina:37
mente a la liquidación del rol del Estado como reforzaron de ese modo el mecanismo de tras-
protector e impulsor de la industria. Asimismo, lación brutal de ingresos desde los sectores
como negociador directo y principal ante el asalariados hacia la gran burguesía, particular-
imperialismo en relación con la proporción de mente agraria, de intermediación comercial y
plusvalía retenida por el conjunto de la burgue- financiera.38 Los sectores de burguesía indus-
sía nativa. A partir de 1959, el Fondo Monetario trial “nacional” pierden influencia en las deci-
Internacional (FMI) y los centros financieros siones, los más débiles entran en crisis que a
privados extranjeros dirigen cada vez más las menudo los lleva a la quiebra; los más fuertes
grandes líneas económicas del país y, en acuer- aceleran la monopolización o pasan bajo con-
do con los sectores nacionales respectivos, pa- trol directo del capital extranjero, dándose en
san a controlar más o menos directamente el ciertos casos la confluencia de estos dos últi-
capital bancario y algunos sectores industria- mos fenómenos.
les claves, como la industria frigorífica. Los centros monopolistas internacionales
Entre 1957 y 1970, el endeudamiento exter- no solo reducen drásticamente la considerable
no pasa de 193,9 a 508,9 millones de dólares.
Las reservas disminuyen de 142,1 a 24,8 millo-
nes de dólares. Mientras tanto, las exportacio- 37 Este proceso se acelera a partir de 1963, siendo los
nes, que en el período 1951-1955 promediaron años récord 1967, 1968 y 1972, con una inflación apro-
los 254,8 millones de dólares, descienden a ximada del ciento por ciento. Solo entre 1967 y 1972, el
196,3 millones en el período 1967-1971, y ello a costo de la vida se multiplica por once, siguiendo casi
paso a paso la caída del tipo de cambio en ese período.
pesar de la enorme alza de los precios interna-
cionales. La fuga de capitales estimada para la 38 Esta última toma un carácter claramente predomi-
nante —económica y políticamente— a partir de 1968.
década del sesenta alcanza a los 400 millones
Sin embargo, la propia crisis actual demuestra la gran
de dólares. dificultad de este sector para consolidar su hegemonía.
160 Cincuenta años de sociología política

autonomía de decisiones que el sistema interno al verdadero carácter de la crisis. En cierto


poseía anteriormente, sino que, en forma con- modo puede sostenerse justo lo contrario. Es
comitante, se apropian la plusvalía generada la propia naturaleza de las relaciones políti-
en el país en proporciones nunca vistas en el cas de clase y el tipo de funcionamiento del
correr del siglo. régimen político en el que ellas se vehiculan
Crisis de la estructura económica local y lo que determinan las condiciones básicas de
avance fundamental de la penetración imperia- la crisis económica.
lista, dobladas por un bloqueo del sistema polí- Veamos el problema más detalladamente.
tico, bloqueo que desemboca directamente en Sin abordar aquí la discusión sobre la legitimi-
la actual crisis militar. dad teórica de definir un tipo general de “Es-
Un procedimiento común, pero sin duda erró- tado capitalista dependiente” con sus formas
neo, es el analizar esta crisis política como una específicas según las fases y estadios de la evo-
“consecuencia” de la crisis económica.39 Este lución del conjunto de la cadena imperialista y
enfoque, cuando se le aplica mecánicamente, de la formación específica dentro de la cadena,
implica la suposición de que la democracia par- es posible esbozar la definición de un tipo de
lamentaria “sana” fue víctima de una crisis exó- Estado capitalista dependiente “latinoamerica-
gena a ella en cuanto campo de las relaciones no”. No es esta la ocasión de hacer el desarro-
políticas de clase y, al mismo tiempo, de que llo teórico de esta problemática ni de pasar en
la rápida penetración imperialista es un fenó- revista la bastante extensa bibliografía latinoa-
meno casi incontrolable y totalmente externo mericana que avanza por diversos caminos ha-
al sistema. Y bien, como mostraremos a con- cia una sistematización de ese concepto. Diga-
tinuación, ambos supuestos no corresponden mos solamente que, para el caso uruguayo, este
Estado dependiente articula —al menos desde
fines del siglo XIX— un tipo de relaciones de
39 Evidentemente, el sentido de esta afirmación no clase en el cual las distintas fracciones bur-
debe ser interpretado como una eliminación subrepti- guesas viven una dificultad hegemónica casi
cia de la determinación de las relaciones de producción permanente, lo que lleva a desplazamientos pe-
existentes, así como su evolución compleja y de los
riódicos dentro del bloque en el poder al tiem-
cambios continuos en las fuerzas productivas locales y
su relación con la estructura capitalista mundial. po que la autonomía relativa del Estado crece
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 161

considerablemente no solo en sus funciones de la competencia extranjera. El aumento de las


organización política, sino también en cuanto exportaciones tradicionales es una condición
agente económico. imprescindible de su expansión que necesita
Esta articulación específica está directamen- importaciones crecientes, pues el país carece
te determinada por la dependencia. Burguesía de materias primas de base y además no tiene
agraria, burguesía comercial exportadora-im- un mercado capaz de absorber la creación de
portadora y, posteriormente, burguesía indus- industrias pesadas e, incluso, semipesadas. Sin
trial se ven compelidas a crecer o sobrevivir embargo, ya vimos que la producción agrope-
frente al imperialismo y, para ello, a mantener cuaria se estanca al igual que las exportacio-
una alianza inestable entre ellas y a depender nes, las que además son afectadas por los pre-
en gran medida del papel del Estado como ga- cios internacionales y el considerable aumento
rante de su dominación sobre el resto de las de consumo interno de carne. La jónica forma
clases a la vez que como intermediario de su de romper en ese período histórico concre-
inserción en la cadena capitalista mundial. De to ese freno a la expansión industrial hubiera
ahí surgen, por un lado, desfasajes periódicos sido romper la alianza con la burguesía agraria
entre dominación económica y política en el y realizar la reforma agraria. Pero ese camino,
bloque en el poder y, por otro, la necesidad — bien que concordante con los intereses del pro-
durante un largo período— de buscar el apoyo letariado y de los muy numerosos sectores me-
de la pequeña burguesía y los sectores medios dios, le está vedado a la burguesía industrial y
—muy numerosos en el Uruguay— como for- a la burocracia estatal so pena de poner en pe-
ma de estabilizar el sistema político. Es jus- ligro no solo su hegemonía inestable sobre las
tamente esta situación la que políticamente otras fracciones burguesas, sino la dominación
impide al sistema capitalista nacional resolver de la clase en su conjunto.
sus contradicciones con miras a evitar la crisis Este impasse abre de par en par las puertas
desencadenada a partir de 1955. a la crisis económica, y con ella a un complejo
En efecto, la burguesía industrial, para cre- proceso de reestructuración política, proceso
cer, debe necesariamente apoyarse en la tras- que de todas maneras lleva —aunque por otros
lación de la plusvalía rural a través del Esta- caminos— a una crisis general de hegemonía
do y en su enérgica protección legal frente a no solo al nivel de las clases dominantes, sino
162 Cincuenta años de sociología política

también de los sectores populares que ponen sustancial de la escena política, como dijimos
por primera vez gravemente en cuestión la en el párrafo anterior.
estructura de dominación, lo que acelera la En primer lugar, a nivel de los dos partidos
liquidación del régimen político vigente. La tradicionales y de las clases dominantes, la cri-
anotada penetración imperialista —como vere- sis política se expresa de los siguientes modos:
mos— es en gran parte fruto de este impasse y
es al mismo tiempo uno de los mecanismos que 1. Por una grave desarticulación de ambos
contribuyen a redefinir sobre nuevas bases la partidos, que pierden los líderes y grupos
estructura de clases local y su articulación con dirigentes realmente nacionales: deben so-
el polo dominante externo. portar desplazamientos y redefiniciones
En la escena política, este proceso se daba constantes de sus diversos grupos internos,
con una inadecuación creciente de los canales así como el pasaje interpartido de grandes
tradicionales de representación, lo que, por un sectores del electorado y, a menudo, de los
lado, aleja cada vez más netamente a las frac- dirigentes.40 Todo esto desdibuja además las
ciones burguesas de sus representantes parla- diferencias entre ambos partidos frente al
mentarios y, por otro, abre cauce al fortaleci- electorado y dificulta así uno de los resortes
miento paulatino de partidos y organizaciones que sostenían el régimen “bipartidista” tradi-
populares con mayor autonomía frente a las cional en el país.
tradicionales direcciones heterónomas de ori- 2. Por una aguda corrupción del personal po-
gen burgués. lítico de ambos partidos,41 que controla el
Durante toda la década del sesenta, para-
lelamente al deterioro económico general, al
grave descontento de amplísimos sectores 40 El caso más notorio de este último es el grupo “ru-
sociales (incluso de la mediana burguesía ralista” que, habiendo decidido la victoria del Partido
agraria y comercial, además de casi toda la in- Nacional (Blanco), en 1958, luego pasa al Partido Co-
lorado. En ambos frentes “eligió” un presidente: prime-
dustrial), al recurso constante a la represión
ro, a Benito Nardone, y luego, al presidente colorado”,
masiva o selectiva, a la violación creciente Juan María Bordaberry.
de la legalidad por los sectores reinantes po-
41 De hecho, existe una coparticipación o “reparto”
líticamente, se produce una transformación más o menos legal de los aparatos administrativos y
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 163

importantísimo aparato estatal usándolo de tipo fascistizante, es un momento pri-


cada vez más abiertamente para beneficio vilegiado de esa crisis de representación
privado y para la consolidación de “cliente- política y de los intentos por remediar, en
las” electorales mediante el reparto de em- la nueva coyuntura, la carencia de canales
pleos, jubilaciones y un sinnúmero de otros políticos del sector más directamente liga-
servicios públicos. La “imagen” pública del do al imperialismo.
personal político se deteriora gravemente
ante amplios sectores de la población. En segundo lugar, el proceso de reestructu-
3. Los sectores de la gran burguesía política- ración política afecta también tanto a amplios
mente en ascenso (primero, agraria y luego, sectores de la pequeña burguesía y de las ca-
financiera), que buscan una nueva forma de pas medias como al proletariado, todos ellos
inserción en la cadena imperialista, se ven víctimas directas de la crisis económica. Las
cada día menos representados por los parti- luchas sindicales toman una enorme amplitud,
dos tradicionales y su personal político, por con la característica de englobar a gran parte
lo que buscan nuevos canales de representa- de los sindicatos de funcionarios ,42 de obreros,
ción. El equilibrio político en el Parlamento de educadores y de estudiantes.43 Se genera un
se desfasa respecto a la nueva correlación de
clases y fracciones. Todo el período “pache-
quista”, desde 1968 a marzo de 1972, con su 42 Estos adoptan una postura cada vez más próxima al
proletariado industrial. Incluso, algunos de los conflic-
afirmación “ilegal” del predominio del Ejecu- tos más graves y trascendentes del período se centran
tivo y del gobierno por decreto, con la entrega en este sector. El ejemplo más destacado es la huelga
del gabinete a grandes latifundistas, banque- general de los trabajadores boticarios, en 1969, con su
ros e industriales, con sus intentos de crea- secuela de represión masiva y el efecto de concientiza-
ción de una fuerza “político-cívico-policial” ción sobre los problemas de la banca.
43 El alto desarrollo cuantitativo del sector educativo
(a pesar de la crisis económica) y la consecuente “po-
económicos de Gobierno y de los municipios departa- pularización” del alumnado hacen que los estudiantes
mentales, por lo menos desde la década del veinte. A jueguen un papel preponderante como “detonadores”
partir de la Constitución de 1951 y hasta la de 1966, ese de un movimiento social —sin duda— mucho más
reparto se hizo legal. amplio.
164 Cincuenta años de sociología política

proceso de unificación sindical y politización latinoamericanos, no solo tienen caracterís-


de los conflictos, con el consiguiente aumento ticas bien específicas que los distinguen de
de la represión. ellos, sino que, en el contexto ideológico-ins-
La radicalización ideológica crece parale- titucional uruguayo, significan un fenómeno
lamente y todos esos sectores se alejan cada inusitado, en alguna manera, políticamente
vez más del bloque en el poder. El abandono de “anormal”. Eso no hace sino resaltar el carác-
su inserción en el marco de los partidos tradi- ter políticamente significativo de la sólida im-
cionales cobra caracteres inusitados y se afir- plantación técnica que adquieren, de la enorme
ma también para ellos la necesidad de nuevos trascendencia política de sus acciones, de la
canales de representación política. Surgen así amplitud de las capas sociales y políticas sobre
dos “fuerzas” nuevas en la escena política, es- las que logran imprimir su influencia.
trechamente ligadas a un vasto movimiento so- Fenómeno básicamente juvenil y de capas
cial: los grupos guerrilleros y el Frente Amplio medias, pero no exclusivamente, a juzgar por
(FA). Por primera vez en el Uruguay, se afirma el eco suscitado en los sectores profesionales
un contraproyecto global de sociedad. o incluso políticos, así como en ciertos medios
Los grupos de lucha armada,44 inscriptos sindicales de la clase obrera.
en un proceso similar al de muchos países Una característica capital de esta “fuerza so-
cial armada” que la distingue de casos similares
en América Latina es que ella se inserta (en for-
44 Salvo mención expresa, nos referimos básicamente ma —sin duda— precaria y zigzagueante) en
al MLN (tupamaros), de lejos el grupo más importante, un movimiento social más vasto que incluye,
militar y políticamente. El otro grupo armado que rea- en particular, a la otra “fuerza política” emer-
lizó operaciones de importancia conocidas, que tiene
gente en la coyuntura, es decir, el FA.45
una cierta base social y que aparentemente no ha sido
tan golpeado por la represión en 1972, es la Organiza-
ción Popular Revolucionaria 33. Los pocos documentos
conocidos de este último muestran que su orientación 45 Bien que los grupos guerrilleros mantuvieron siem-
táctico-estratégica difiere considerablemente de la del pre una total autonomía organizacional y que los grupos
MLN. Según los partes policiales y militares, existirían políticos legales integrantes del FA —en particular el
además, por lo menos, otros cuatro grupos de menor Partido Comunista— siempre definieron una estrategia
importancia que los anteriores. política distinta. Hasta mediados de 1972, nunca hubo,
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 165

El FA —que se define a sí mismo como un reconstrucción de la “nación” contra un ene-


“frente policlasista, antioligárquico y antiimpe- migo principal, visualizado como la “burguesía
rialista”— coordina políticamente,46 por prime- pro imperialista49 y sus aliados extranjeros” y
ra vez en el Uruguay, a prácticamente todos los basado en el “pueblo” como fuerza motriz.
grupos legales de izquierda existentes,47 abar- El MLN no ataca la participación electoral
cando una amplia gama de acentos ideológicos del FA en tanto que este “explica” la apari-
y definiciones estratégico-tácticas. A ellos se ción de la guerrilla como una consecuencia
agregan el Partido Demócrata Cristiano y va- de la crisis general del régimen a la vez que
rios subgrupos políticos que abandonaron los incluye en su programa la amnistía para to-
partidos tradicionales. dos los presos políticos.
El FA, en un breve período de movilización Finalmente, veremos que, dadas las caracte-
popular48 nunca antes vista en el país, llega a rísticas que el fenómeno tiene en el Uruguay,
canalizar a importantes sectores del proletaria- corresponde analizar por separado la aparición
do, capas medias o, incluso, mediana burguesía de otra “fuerza política”, fuerza que se desarro-
detrás de un programa mínimo centrado en la lla paralelamente al avance de “Estado poli-
cial”, fundamentalmente a partir de 1968.
En párrafos anteriores, nos referimos a ella
de hecho, ruptura antagónica y total, al menos que haya
trascendido públicamente. Por otra parte, tanto las en- como fuerza político-cívico-policial de tipo fas-
cuestas de opinión como los resultados electorales de cistizante. Ella fue inspirada y utilizada por el
noviembre de 1971 muestran que considerables secto- pequeño grupo burgués que controla el Ejecu-
res de opinión pública no veían una contradicción in- tivo en ese período y que —como vimos— era
evitable entre la lucha armada y la intensa movilización
el grupo más directamente ligado al capital mo-
política animada por el FA.
nopolista pro imperialista, que carece de cana-
46 Cada grupo político mantenía su autonomía orgáni-
les políticos eficaces.
ca y sus propias autoridades.
47 Las excepciones fueron el MIR, de orientación
maoísta, y la Resistencia Obrero-Estudiantil. 49 La “oligarquía”, en el lenguaje político corriente del
48 El FA se constituye formalmente a comienzos de Uruguay, bien que no definida con gran precisión, in-
1971, participa en las elecciones de noviembre de ese año cluiría al latifundio, la banca, monopolios exportadores
y pretende constituirse en una fuerza política permanente. y solo algunos sectores muy limitados de la industria.
166 Cincuenta años de sociología política

Gracias a una abundante financiación nor- c) Los grupos “cívicos” de ideología próxima
teamericana y estatal, junto con cobertura polí- al fascismo tradicional y que trataron de
tica del Ejecutivo,50 se consolidan los tres com- construirse una base social, siempre con
ponentes —interrelacionados— de esta fuerza: el apoyo y la cobertura de los medios gu-
bernamentales.53
a) Los servicios de inteligencia policial orienta-
dos a la lucha contra los grupos armados y Las tres componentes actuaron interconec-
el movimiento popular, tanto político como tadas en forma más o menos inestable, pero
sindical; junto con ellos, los importantísi- siempre respondiendo a una ofensiva política
mos núcleos de policía militarizada de inter- unificada y aparentemente dirigida desde el
vención callejera.51 Ejecutivo. Esta conjunción de fuerzas y mu-
b) Los múltiples grupos parapoliciales encar- chas de sus actividades fueron duramente cri-
gados de los trabajos “sucios” contra gue- ticadas no solo por la izquierda, sino por otros
rrilleros, sindicalistas, militantes y dirigen- sectores políticos de la burguesía que percibían
tes del FA.52 claramente en ella uno de los instrumentos de
la lucha político-económica en la cual estaban
enfrascados con el “pachequismo”. Un instru-
50 Jamás fue publicitada una investigación o detenido
un culpable de los innumerables atentados y violacio-
mento en su contra, naturalmente.
nes a la legalidad cometidos por estos grupos. En cuanto a las Fuerzas Armadas (FFAA),
51 Durante años, la “ayuda” financiera y de entrena-
si bien durante la década del sesenta no inter-
miento americana fue dirigida hacia este sector, en re- vienen en la primera línea de la represión, ni
lativo detrimento de las FFAA. El presidente Pacheco contra los guerrilleros ni contra los partidos de
Areco lo empleó constantemente como una fuerza polí- izquierda o sindicatos, ellas abandonan cada
tica “propia”, a menudo vista como un posible “enemi- vez más su actitud prescindente y profesional.
go” de las FFAA.
Los rumores de “golpe” circulan cada vez con
52 Similar al clásico “escuadrón de la muerte”, se dis-
tinguieron por su acción únicamente contra militantes
y locales políticos. Realizaron varios asesinatos firma- 53 El más notorio de estos grupos es el denominado
dos y centenares de atentados anónimos a clubes polí- Juventud Uruguaya de Pie, a favor del cual se pronun-
ticos y domicilios de militantes de izquierda. ciaron públicamente tanto Pacheco como Bordaberry.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 167

mayor insistencia desde 1958. En ciertos con- El nuevo modelo de desarrollo propuesto
flictos sindicales graves en el sector público, por la burguesía pro imperialista, no muestra
son llamadas a reprimir o a sustituir a los huel- sus frutos económicos, lo que agrava la resis-
guistas; y lo hacen, a menudo, con rigor. De tencia popular —e incluso burguesa— y a su
todos modos, es importante señalar que, hasta vez hace más difícil la aplicación del modelo.
fines de 1971, las FFAA están subordinadas al En parte, sin duda debido a estas mismas
poder político de turno. resistencias, el camino político seguido por
A pesar de ello, no debe olvidarse que ya el “pachequismo” produce una modificación
desde mediados de la década del cincuenta, profunda en la estructura estatal. De un Es-
tanto su formación intelectual como estricta- tado “democrático-parlamentario” se pasa a
mente militar estaban orientadas por los temas un estado de excepción de facto. El Ejecuti-
del “desarrollo para la seguridad” y la lucha vo se impone, atacando y desacreditando al
contra la subversión interior. Y ello dentro de Parlamento y al Poder Judicial. Los aparatos
la orientación general del Pentágono. Este no represivos del Estado —primero, la policía, y
solo proporcionaba las armas, sino también los luego, poco a poco, las FFAA— se hipertro-
cursos de formación para oficiales. fian en su función represiva ante la casi im-
Como ya ha sido anotado por otros analistas, potencia del poder político. Pero lo que es
es posible afirmar que, aunque no participando más trascendente: pasan a asumir funciones
abiertamente en las luchas sociales y políticas, extrarepresivas, antes reservadas a otros apa-
las FFAA no están ausentes, sino que aparecen ratos del Estado. Cada vez más claramente,
cada vez con mayor nitidez como la “fuerza tu- cumplen funciones ideológico-políticas; y en
telar del sistema”. los últimos meses, se orientan incluso hacia
La grave crisis económica y la profunda mu- los sectores de planificación y administración
tación de la escena política se articulan con las económica general.
transformaciones del bloque en el poder y una Las elecciones de noviembre de 1971 se rea-
crisis generalizada de hegemonía de la burgue- lizan, así, en un contexto de relativa parálisis
sía. Los mecanismos de legitimación ideológi- política del Gobierno, avance de las luchas
ca y política se deterioran como nunca antes en populares, casi impunidad de los grupos gue-
el correr del siglo XX. rrilleros, corrupción general de los aparatos
168 Cincuenta años de sociología política

y el personal administrativo del Estado y el parlamentario que —como dijimos— nunca


descaecimiento profundo de la legalidad y había estado tan desacreditado en este siglo.
el prestigio del parlamentarismo. A pesar de Bien que, sospechado fuertemente de fraude,
ese contexto, prácticamente todas las fuerzas el proceso electoral inviste nuevas autoridades
políticas54 juegan a fondo la batalla electoral. nacionales elegidas por el pueblo. Y las inviste
Finalmente, esta se desarrolla hasta el final, dentro del personal tradicional, desautorizan-
pero en un clima de estado de sitio —casi do en apariencia tanto la prédica del FA como
permanente desde 1968— y con poquísimas la de los grupos armados.
garantías para el FA55 e, incluso, los sectores Pero, por otro lado, el resultado electoral
de la oposición tradicional.56 consagra el primer golpe sólido al bipartidismo
Desde el punto de vista del sistema político, tradicional al tiempo que no define una mayo-
las elecciones tuvieron dos efectos básicos re- ría neta a favor del Gobierno en el Parlamento.
lativamente contradictorios. En primer lugar, El FA obtiene el 30% de los votos en la capital,57
logran otorgar una prórroga —que los hechos donde pasa a constituir la segunda fuerza polí-
mostrarán, era de breve duración— al régimen tica; y en el conjunto del país, obtiene un poco
menos del 20%.
Por su parte Partido Nacional pierde las
54 El MLN (tupamaros) hace saber que, si bien duda elecciones a nivel nacional por solo 0,75% de
de la eficacia de las elecciones para un cambio funda-
los votos. El grupo “pachequista” se fortalece
mental de las relaciones políticas de clase, no se opon-
dría a ellas, y realiza una pausa de facto en sus acciones dentro del Partido Colorado y aumenta tran-
ofensivas. sitoriamente su legitimación política, aunque
55 Cierre periódico de sus diarios, atentados a locales —como dijimos— no obtiene la mayoría nece-
militantes, intento de asesinato del Gral. Líber Seregni, saria para imponer su política legalmente y sin
candidato a la presidencia, etcétera. alianzas. A nivel de las fracciones burguesas, el
56 El Partido Nacional denunció fraudes que lo ha- impasse político se mantiene.
brían hecho perder la presidencia por diez mil votos,
amén de la maniobra de Pacheco, que se hace procla-
mar candidato a la reelección —contra la Constitu- 57 Montevideo es el eje político, administrativo e in-
ción— y solo presenta un candidato “elegible” pocos dustrial del país. Concentra casi la mitad de la pobla-
días antes de los comicios. ción del país.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 169

Ante esa situación de relativo bloqueo polí- 14 de abril comienza una secuencia de aconte-
tico, mientras la inflación retoma su ritmo bru- cimientos político-militares que, transforman-
tal58 y continúan las acciones de los grupos pa- do la coyuntura, provocarán la “cristalización”
rapoliciales, desde los primeros meses de 1972, de las contradicciones antes analizadas. Las
el MLN desencadena una ofensiva general con- FFAA ocupan al primer plano de la escena con
tra el Gobierno y, más particularmente, contra la consiguiente rearticulación de las fuerzas
la FFAA, que, ante el fracaso policial, habían en presencia y un desplazamiento del aspecto
sido encargadas por decreto de Pacheco de la principal de la lucha política desde el plano po-
represión directa de la guerrilla, contando para lítico-electoral hasta el plano político-militar.59
ello con amplísimos poderes de facto. En ese momento, el poder político se en-
Paralelamente, la Convención Nacional de frenta a una disyuntiva insoluble. Por un
Trabajadores (CNT) lleva adelante un impor- lado, desea mantener la dirección del proceso
tante plan de lucha escalonado a mediano pla-
zo que incluye varios paros nacionales masiva-
mente apoyados por los asalariados de todo el 59 El MLN, que había raptado en enero a un integrante
país. La plataforma de estas luchas combina los de los grupos parapoliciales, informa a los dirigentes
objetivos salariales con puntos generales coin- políticos de sus confesiones sobre la actuación del “es-
cidentes con el programa del FA, en particular cuadrón de la muerte” y el nombre de importantes inte-
grantes del Gobierno, la Policía y el Ejército vinculados
el levantamiento definitivo de las “medidas de a este. El 14 de abril, a través de varios atentados, el
seguridad” que, en principio, cesaban el 30 de MLN pone en ejecución su “condena a muerte” sobre
abril y que estaban vigentes desde 1968. cuatro de esas personas, entre ellas, el ex subsecretario
En ese contexto de graves tensiones políti- del Ministerio del Interior, dos policías y un oficial de
inteligencia naval. Es el detonador. Ese mismo día, las
co-sociales con participación de las masas, el
FFAA y la policía matan a ocho integrantes del MLN,
ametrallan y destrozan la sede central del Partido Co-
munista y allanan la sede del Movimiento de Indepen-
58 Ya dijimos que en 1972 la inflación volvió a ser dientes 26 de Marzo, ambos integrantes del FA. El 17 de
de casi del ciento por ciento. En ese año, el sala- abril, matan a ocho militantes comunistas reunidos en
rio real desciende 14% respecto a 1971 y alcanza el una seccional de barrio. Al mismo tiempo, se amplifican
nivel de 1949, por lo que es inferior a los veintitrés los atentados contra domicilios de políticos de izquier-
años siguientes. da y se decreta un refuerzo de la censura informativa.
170 Cincuenta años de sociología política

enfrentando con éxito al mismo tiempo a las No corresponde aquí hacer un análisis deta-
luchas político-sindicales y al avance de la gue- llado de todos los acontecimientos relevantes
rrilla. Pero los acontecimientos escapan noto- que se suceden entre el 14 de abril de 1972 y
riamente a su control. La otra alternativa que se febrero de 1973, fecha del “pronunciamiento”
le ofrece es ceder sus prerrogativas y entregar público de las FFAA. Solo analizaremos las
a las FFAA el control de facto de la situación modificaciones básicas que ellos suponen tan-
política. Para hacerlo, debe votar la suspensión to del régimen político como de la estructura
de garantías y “el estado de guerra interna”, fi- del Estado, y ello vinculado con las modifica-
guras jurídicas inexistentes en la Constitución. ciones de las relaciones políticas de clase.
La mayoría “burguesa” del Parlamento viola así A través de la declaración del estado de
la Constitución en la esperanza de salvar tanto guerra interna y del comportamiento de facto
el conjunto de su dominación de clase como el de las FFAA, el estado de “dictadura constitu-
“régimen republicano democrático de gobier- cional” se hace cada día más y más inconstitu-
no”, es decir, la existencia misma del Parlamen- cional. Casi toda la estructura legal es puesta
to y su equilibrio político actual. Salvo el FA, entre paréntesis. La aprobación en julio de
todas las fracciones políticas votan el estado una severísima “ley de seguridad del Estado”,
de guerra y, como los hechos lo mostrarán rá- también inconstitucional en muchos de sus
pidamente, votan también el acto de defunción artículos, agrava esta situación al quitarle al
de su ya tambaleante reinado político.
A partir de ese momento, en un clima de vio-
lencia guerrera muy agudo, las FFAA logran ases- cincuenta locales de refugio urbanos y rurales. Las
tar golpe tras golpe al MLN y llegan, prácticamen- FFAA sufren bajas considerables en esa lucha, aunque
la censura de prensa las hace poco conocidas para la
te, a inmovilizarlo, al menos tácticamente.60
población. En ese mismo período, la Organización
Popular Revolucionaria 33 realiza varias acciones de
cierta importancia, sin duda aprovechando que la co-
60 Son detenidos miles de sospechosos, práctica- yuntura represiva estaba centrada en el conflicto FFAA-
mente todos los dirigentes históricos conocidos. Son MLN. Se destaca en particular el rapto del hijo de un
descubiertas las “cárceles del pueblo”, impunes desde importante industrial en grave conflicto con el sindica-
hacía años; el principal hospital clandestino y varias de to, el que finalmente obtiene espectacular satisfacción
sus bases complementarias, así como más de ciento pública de todas sus reivindicaciones.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 171

Poder Judicial civil61 prácticamente toda inje- polos del “poder armado”. Esta salida “políti-
rencia en los “delitos” de importancia para la ca” había sido sugerida por el FA en un dis-
suerte del Estado. Además, en nombre de la curso público de su presidente, el Gral. Líber
guerra “contra delincuentes que amenazan la Seregni, el 29 de abril.
patria”, tanto las FFAA como el poder político De todos modos, se puede decir que, en
aceptan todos los métodos “sucios”.62 líneas generales, la lucha “militares ver-
Solo el FA en el Parlamento y la CNT en sus MLN” se desarrolla relativamente ais-
sus consignas —aunque esta última con me- lada de las organizaciones políticas lega-
nos vigor que antes de abril—63 denuncian les y de cualquier tipo de movimiento de
esta situación desconocida en toda la histo- masas organizadas.
ria del país y realmente en ruptura radical A partir de un cierto momento, al conjunto
con el grado de conciencia política y de tra- de contradicciones que van definiendo el des-
dición liberal existentes. plazamiento del poder hacia los militares, se
En julio, según planteamientos parlamen- le agrega una nueva contradicción, esta vez en
tarios y comunicados del MLN —ambos ne- el seno de las FFAA. Contradicción que, a su
gados por las FFAA— habría habido una tre- vez, introducirá una ruptura en el personal po-
gua y una negociación fracasada entre ambos lítico pro gubernamental, el que, dividiéndose,
hará aún más compleja la relación de fuerzas
en la coyuntura. En efecto, uno de los secto-
61 Frente a la justicia militar autónoma en relación
con todos los poderes del Estado, pero directamente res comienza súbitamente a atacar el avance
subordinada jerárquicamente a los mandos militares. del “militarismo” (en nombre de la defensa de
62 La tortura es aplicada simultáneamente en casi to- los partidos como canales de representación
dos los cuarteles del país a miles de detenidos, lo que política de “todo el pueblo” y, por ende, de los
provoca decenas de muertos y centenares de interna- sectores burgueses por ellos representados).
dos en el Hospital Militar. La mayoría de los detenidos En el seno de las FFAA, la ya tradicional
permanecen meses incomunicados, sin juicio, y a me-
contradicción entre “golpistas” y “legalistas” es
nudo sin conocer los cargos que se les imputan.
rápidamente desplazada por la contradicción
63 Aquí ya se perfila una tensión dentro de los sectores
obreros, la que tomará más amplitud luego del “pronun-
ciamiento” militar de febrero de 1973.
172 Cincuenta años de sociología política

entre golpistas64 de extrema derecha (o “gori- numerosos dirigentes económicos definidos


las”) y un conjunto complejo de otras tenden- como “corruptos”, en particular ligados a la es-
cias también golpistas, pero que incluyen en peculación con moneda extranjera.66
su seno grupos de oficiales —aparentemente, Inmediatamente, ese grupo político abando-
sobre todo, de grado intermedio— que no solo na el Gabinete y, junto con otros sectores “tra-
quieren reprimir a la subversión armada, sino dicionales”, comienzan el ataque al “militaris-
también cualquier forma de subversión, in- mo inconstitucional” que ellos mismos habían
cluyendo a aquella que “expolia la economía “constitucionalizado” con sus votos.
nacional, la que usurpa al pueblo el producto La coincidencia objetiva entre este tipo de
de su trabajo, la que propende a la corrupción críticas militares al “poder civil” con una par-
moral, administrativa y/o política, la que prac- te de las críticas tradicionales de la izquierda
tica el agio y la especulación en desmedro de a la “oligarquía y sus personeros políticos en
la población o la que compromete la sobera- el gobierno” provoca a su vez tensiones dentro
nía nacional”.65 La presencia de esta tendencia del FA y la CNT. Dichas tensiones expresan una
prefigura la posterior formulación de un plan diferencia de enfoque sobre el papel posible de
político general de las FFAA y, aparentemen- las FFAA o los militares en el desplazamiento
te, se concreta en lo inmediato con los ataques de la predominancia política de la fracción bur-
contra políticos tradicionales, en la prisión de guesa más pro imperialista que está en el Go-
un líder importante del Partido Colorado en el bierno, así como de la posibilidad de un papel
Gobierno —Jorge Batlle— y en la detención de positivo —y eventualmente, una alianza tácti-
ca con las organizaciones populares— de una
institución militar que, en ese mismo momen-
64 Quizá fuera más correcto decir intervencionistas, to, elevaba la represión y la tortura a niveles
pues, incluso hoy día, parece claro que las FFAA pre-
tenden menos “gobernar” institucionalmente que diri-
gir desde un segundo plano las grandes líneas de la
política nacional. 66 Según versiones no confirmadas, estas detenciones
65 Según palabras de la declaración del Club Naval del se habrían realizado a partir de los documentos obte-
4 de agosto y que, según informes diversos, correspon- nidos por las FFAA en los centros de documentación
dería a la opinión de oficiales de las tres armas. del MLN.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 173

nunca vistos antes en el país.67 En todo caso, “Defensa Nacional”68 al Gral. Antonio Francese
el carácter claramente reaccionario de las frac- (hombre clave en el anterior gobierno de Pa-
ciones políticas en el poder hace sumamente checo), quien inmediatamente destituye a los
delicada la posición de las fuerzas de izquierda. jefes del ejército y la aviación e inicia el opera-
La relativa disminución de su papel político en tivo de “vuelta de los militares a los cuarteles”.
esta fase del proceso, incluso cuando el “pro- Ya era demasiado tarde.
nunciamiento” de febrero 1973, no es ajeno a El ejército y la aviación se rebelan —luego
esa circunstancia. se adhiere la policía, mientras que la marina
Una vez más, entonces, se modifica la co- “legalista” logra un estatuto de neutralidad—.
yuntura. El aspecto más importante de las Destituyen al ministro e imponen al presiden-
contradicciones políticas abandona el terreno te y al Parlamento un programa mínimo y su
de la “guerra” para situarse en el conflicto po- participación directa en las grandes decisiones
der político – poder militar. A los ataques de la gubernamentales a través de la creación del
“clase política” las FFAA responden en forma Consejo de Seguridad Nacional. El régimen
cada vez más dura, más pública y más “incons- “democrático republicano de gobierno”, a pe-
titucional” (en relación con su subordinación sar de las declaraciones del presidente y de las
legal al presidente y a la prohibición de emitir FFAA69 —y del silencio del Parlamento como
opiniones políticas en cuanto institución). cuerpo— solo sobrevive en su apariencia. El
El nuevo desplazamiento hace que no so- régimen político se ha transformado, el centro
lamente un sector del Partido Colorado, sino de poder real se ha desplazado, los canales de
su totalidad (incluyendo el “pachequismo” y al representación política de las clases y capas
presidente de la República) intente una opera-
ción “desesperada” para retomar en mano la
situación. El presidente nombra ministro de 68 Es el quinto ministro de Defensa en menos de
un año.
69 “Este proceso ha culminado en un acuerdo [...] lo
que augura se pueda cumplir exitosamente la misión
67 Aunque en ese período ella es aplicada básicamente de brindar seguridad al desarrollo nacional en el mar-
a los militantes —o supuestos militantes— de los gru- co del sistema democrático-republicano” (Comunicado
pos armados. Militar N.º 13, 1973).
174 Cincuenta años de sociología política

sociales se han modificado en gran medida. sin precedentes de su dominación, caracteri-


Nos resta analizar el significado de esa “victo- zada por el caos económico, la indefinición
ria militar” desde el ángulo de las relaciones hegemónica, la paralización política, la ame-
económicas, políticas e ideológicas de clase y naza popular y la desintegración ideológica.
en relación con el imperialismo. El propio avance histórico de la democracia
Un prolijo análisis de ese tipo es —sin burguesa en el país hacía aún más difícil para
duda— difícil estando aún los acontecimien- ella encontrar caminos viables para un cam-
tos sobre la marcha y dada la severa censura bio radical de la situación y una redefinición
de información instaurada en el país. Además, tanto de sus formas de dominación como de
cualquiera sea la opinión que se tenga sobre el sus relaciones con el imperialismo en la nue-
“pronunciamiento” y sus derivaciones, es tam- va coyuntura internacional.
bién indudable que aún no están totalmente El pasaje cada vez más acelerado hacia for-
definidas las características del nuevo equili- mas de estado de excepción es la expresión di-
brio político de clase. Esta conclusión surge no recta de esa necesidad de salvar un “régimen
solamente del análisis del ambiguo contenido “que se hunde. La hipertrofia de las funciones
del programa militar y del conflicto interno en- “generales” de los aparatos represivos del Esta-
tre fracciones de las FFAA, sino asimismo del do, en particular las FFAA, es una consecuen-
hecho de que el conjunto del personal político cia directa de ese proceso. Decididamente, los
“pachequista” sigue ocupando sus cargos en el representantes políticos de la burguesía expre-
Poder Ejecutivo y de la confusión existente en saban cada vez menos adecuadamente los in-
las relaciones entre fuerzas populares y FFAA. tereses generales de la burguesía “productora
De todos modos, es posible ensayar un ba- “y no creaban las condiciones de un desarrollo
lance provisorio a partir de los datos ya cono- de las relaciones de producción capitalista. La
cidos del problema. clase dominante amenazada había dejado de
En primer lugar, debe tenerse bien presen- ser una clase dirigente.
te lo dicho en los capítulos anteriores, que En el caso de las fracciones burguesas direc-
nos mostraban una coyuntura muy compleja tamente pro imperialistas, ya analizamos esa
de las relaciones políticas de clase. La bur- inadecuación y cómo ellas tratan de orientar
guesía en el poder se enfrentaba a una crisis directamente el proceso de readaptación. Pero
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 175

importa señalar que, prácticamente, todas las “confianza “que los militares esperan cosechar
otras categorías sociales fueron duramente con su programa mínimo de “desarrollo y segu-
afectadas no solo por la crisis que arranca en ridad”, así como el sentido de su afirmación de
1955, sino muy especialmente por esa política que “han valorado la gravedad de la situación,
de adaptación dirigida por esta burguesía. la que exige una reacción firme porque en su
El conjunto de los asalariados vio reduci- defecto, irremediablemente se llegara al caos
do drásticamente su nivel de vida, así como la total” (Ejército Nacional y Fuerza Aérea, 1973).
importante masa de jubilados y pensionistas,70 En cuanto al programa en sí, el conjunto de
cuyo ingreso descendió más del cincuenta por los postulados enunciados en los Comunicados
ciento. El conjunto de la industria (salvo la fri- 4 y 7 por las FFAA, puede resumirse en una se-
gorífica) sufre duramente por la falta de crédi- rie de capítulos significativos:
tos o importaciones, la baja radical del consu-
mo y la competencia masiva del contrabando y a) Objetivos moralizantes y de racionaliza-
de las empresas más competitivas de los países ción. En relación con el servicio diplomá-
vecinos. El comercio local se restringe drás- tico, las empresas públicas y la administra-
ticamente por la baja del consumo y por una ción, con miras a combatir los despilfarros
política de precios que lo perjudica frente a los y toda forma de corrupción e ilegalidad eco-
industriales y grandes distribuidores. Los me- nómica. Analizando no solo los Comunica-
dianos y pequeños productores rurales quedan dos 4 y 7, sino el tono general de casi todas
totalmente a merced de los grandes especula- las manifestaciones públicas de las FFAA,
dores comerciales y financieros, en particular puede pensarse que este es uno de los pun-
los productores agrícolas y de lanas. tos realmente claves de su plan de acción. Es
Si a ello se agrega la serie ininterrumpida indudable que en la actual coyuntura es una
de grandes escándalos financieros y la entrega bandera prestigiosa, aunque a diferencia de
sistemática de la soberanía nacional, se com- otros países latinoamericanos, ya había sido
prende claramente el importante capital de ampliamente defendida por los movimientos
populares en todas sus vertientes.
70 Esta categoría es muy numerosa y abarca casi un b) Objetivos de reforma social y económica.
cuarto del total de la “población activa”. Redistribución más racional de la propiedad
176 Cincuenta años de sociología política

de la tierra mediante leyes impositivas y en ese momento en el poder político y, en


con vistas a una mayor producción y para consecuencia, con la política específica de
darle la tierra a quienes la trabajan. Com- las fracciones burguesas dominantes en los
bate a los monopolios a fin de favorecer últimos años, aunque no haga ninguna men-
la máxima dispersión de la propiedad y el ción a grupos económicos concretos.
control público de la producción. Bien que c) Objetivos de tipo “nacionalista”. Defensa
enunciados por la FFAA con vaguedad, am- de la soberanía territorial y de la libertad
bos son temas centrales del programa de la absoluta de decisiones estatales frente al
izquierda y que, de alguna manera, forman extranjero. Este punto, que también “cho-
parte —en su formulación general— de la ca” con la política imperante y que parece-
conciencia política nacional desde la épo- ría obvio en toda declaración de principios,
ca “batllista” en el primer tercio de siglo. no fue aparentemente considerado estraté-
Ellos representan —indudablemente— los gico en la coyuntura, pues solo fue incluido
puntos más avanzado del programa; anali- en una extensión posterior con fines acla-
zándolos con detención, se percibe que su- rativos. Al mencionarlo, no hacen ninguna
ponen claramente el mantenimiento de las referencia concreta al imperialismo ni a su
relaciones de producción capitalistas, bien alto grado de “interiorización” en el propio
que en una versión “pequeño y mediano sistema nacional. También el nacionalis-
propietarista” típica de la ideología peque- mo era bandera principal no solo del FA y
ño-burguesa tan extendida en el Uruguay71 demás fuerzas populares, sino de la oposi-
y —sin duda— básica dentro de las FFAA. ción tradicional, particularmente de Wilson
De todas maneras, suponen una voluntad Ferreira Aldunate.
de ruptura clara con el “clima” imperante
d) Objetivos de tipo “populista”. Participa-
ción obrera en la dirección de las empresas,
mejora de los ingresos de los sectores más
71 Correspondiente además al carácter claramente
mayoritario —desde el punto de vista de la cantidad de perjudicados, aumento de las fuentes de
personal ocupado y el número de empresas— de los pe- ocupación y medidas a corto plazo que evi-
queños establecimientos productivos, tanto industria- ten al máximo los “descontentos excesivos”.
les como rurales.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 177

También aquí hay un claro distanciamiento para recuperar los valores morales de los
de las posiciones del gobierno. héroes patrios.72
e) Objetivos de tipo “militarista”. Tutela mi- Salvo en su frecuente referencia al predomi-
litar de las grandes decisiones guberna- nio de los intereses generales sobre los sectoria-
mentales, vinculación del desarrollo con les, el esquema ideológico esbozado en ambos
los problemas de seguridad y consecuente documentos, así como en diversos discursos
participación militar, realización directa de de jefes militares, insiste fundamentalmente en
tareas económicas para el desarrollo, jerar- postulados moralizantes y no político-sociales.
quización del papel político-económico de Al mismo tiempo que la recurrencia a la oposi-
las FFAA. Estos objetivos son claramente ción entre “estilo de vida nacional” o “infiltra-
jerarquizados y aparecen mencionados más ción marxista-leninista” como única amenaza
de cinco veces entre los dos comunicados. externa al país, sitúan el discurso ideológico en
El aspecto sin duda central de ese objetivo el seno de la misma problemática desarrollada
se ve confirmado por el silencio total res- por los sectores más reaccionarios de los dos
pecto a todas las organizaciones políticas y últimos gobiernos, sectores contra los cuales el
gremiales existentes, por el durísimo ataque “pronunciamiento” parece haberse realizado,
a todos los políticos realizado con poste- al menos parcialmente,73 objetivos económicos
rioridad y por la exigencia de integrar con generales: disminución de la deuda externa y
militares la dirección de todas las empresas del desempleo; aumento de las exportaciones,
estatales importantes.
f) Objetivos propiamente ideológicos. Bien-
estar general, consolidación de los ideales 72 Definidos como “patriotismo, austeridad, desin-
terés, generosidad, honradez, abnegación y firme-
democrático-republicanos propios del “es-
za de carácter” (Documento N.º.  7 del Comunicado
tilo de vida” nacional, lucha contra la “infil- Militar, s/f).
tración” de doctrinas y filosofías marxistas-
73 En ningún momento aparece un esbozo de explica-
leninistas, jerarquización de los intereses ción de cómo fue posible que ese mismo “estilo de vida”
globales del país frente a los sectoriales, encarnado por los sectores dominantes haya generado
creación de la “mística de la orientalidad” la situación de corrupción y de caos general que, preci-
samente, los militares quieren combatir.
178 Cincuenta años de sociología política

de la producción y del ahorro; inflación mode- Al respecto, además de las importantes au-
rada; desarrollo energético; descentralización sencias ya anotadas (penetración imperialista
económica; etcétera. En el plano de generali- y sus aliados en la fracción burguesa gobernan-
dad en que aparecen formulados, son objeti- te; los obstáculos de la burguesía agraria a toda
vos unánimemente aceptados y que, de una u reforma profunda de las relaciones de produc-
otra forma, estaban presentes en el “discurso” ción en el campo; el papel posible de los parti-
económico de todos los gobiernos anteriores. dos y grupos político y sindicales, en particular
Importa señalar que, al no ser jerarquizados de los sectores populares), deben agregarse
o vinculados a ninguna secuencia temporal ni otras no menos esenciales.
contrapuestos con los obstáculos estructurales En primer lugar, no hay la menor referencia
a su realización, varios de esos objetivos son a la empresa de destrucción sistemática de las
claramente contradictorios entre sí. libertades democráticas y de los derechos hu-
Naturalmente que el análisis del significado manos más elementales, llevada a cabo por el
de la transformación política que estamos estu- Gobierno a partir de 1968, ni sobre su posible
diando no puede agotarse al nivel de un discur- restauración. Como al mismo tiempo se afirma
so programático. Y mucho menos al nivel de lo defender el régimen “republicano-democrático
que ese discurso dice explícitamente. Como se
sabe, los silencios a menudo “dicen tanto o más
que las afirmaciones”.74 Mientras estuvimos separados, prevaleció aquella os-
cura alianza entre el imperialismo y la plutocracia que
hundió al Perú [...] Nadie, pues, puede sorprenderse de
74 Es bien conocida la discusión sobre el grado de que las medidas concretas del gobierno revolucionario
anticapitalismo y antiimperialismo real de los militares se alejen del sistema capitalista dependiente, responsa-
peruanos actualmente. De todos modos, es innegable ble del subdesarrollo y del sometimiento a los intereses
que —a nivel de las declaraciones programáticas— imperialistas de las grandes potencias [...] La oligarquía
existe un verdadero abismo entre ellos y las actuales y sus cómplices que gobernaron siempre a nuestra pa-
declaraciones de las FFAA uruguayas. Como simple tria son los responsables de todos los grandes proble-
indicación al respecto, transcribimos unas frases del mas, las grandes injusticias y la dura miseria del Perú.
Gral. Juan Velasco Alvarado en un discurso del 3 de oc- Por eso, nadie nos librará jamás del oprobio de haber
tubre de 1970: “Aquí se ratifica definitivamente la unión sido explotadores del pueblo, vendedores de su sobera-
inquebrantable del pueblo y de las Fuerzas Armadas. nía [...] suma y raíz de la antipatria”.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 179

en vigor”, ello hace suponer que este último no importante autonomía de organización política
supone necesariamente la existencia de esas respecto a la burguesía como clase y, quizás en
libertades. La importancia de este punto es ca- la nueva coyuntura, respecto a las FFAA como
pital si se piensa no en los aspectos formales- fuerza política. Esta suposición parece refor-
jurídicos del problema, sino en la coyuntura zarse teniendo en cuenta las tajantes declara-
política en que se dio este proceso. En efecto, ciones posteriores de la Junta de Comandantes
ya señalamos que la violencia creciente de la en Jefe, que afirma:
represión se aplicó en forma combinada contra
las diversas manifestaciones que tomó el avan- Los caminos preconizados por ambas institucio-
nes [FFAA y CNT] son irreconciliables, ya que
ce de las luchas populares,75 tanto de los secto-
mientras la CNT recurre para lograr sus con-
res obreros como de amplísimas fracciones de quistas al arbitrio de paros y huelgas —con o sin
la pequeña burguesía y de las capas medias, y ocupación de fábricas— que solo conseguirían
no exclusivamente contra los grupos político- comprometer aún más la delicada situación eco-
militares. En ese contexto, la supresión de las nómica y social del país, las FFAA se empeñan
“libertades” fue un instrumento directo usado para sus fines en forzar la comunidad de todos los
por el gobierno contra las fuerzas políticas y orientales en el trabajo, sacrificio y honestidad.76
sociales que primero y más claramente lucha-
ron por objetivos que incluían —aunque en Esto, al mismo tiempo que dan el visto bue-
forma más radicalizada y concreta— muchos no para que “el poder político formal” promul-
de los postulados avanzados por los militares. gue una nueva ley de reglamentación sindical
Este silencio deja, pues, suponer que estos se directamente orientada a limitar el poder de la
reservan la posibilidad de usar los mismos me- dirección clasista en los sindicatos y reducirlos
dios contra las mismas fuerzas, al menos en a una estricta función corporativa.
cuanto estas mantengan el nivel de sus luchas,
la totalidad de su programa y, sobre todo, una
76 La importancia de este “pronunciamiento” se agran-
da si se considera que es una respuesta a la publicación
75 La mayoría de ellas, estrictamente “legales” y tradicio- hecha por la CNT de su acuerdo con partes sustanciales
nales en las reglas de juego del país, como huelgas, mani- del programa militar como una salida inmediata para la
festaciones de masa, organización y agitación política. crisis.
180 Cincuenta años de sociología política

Naturalmente que también está ligado al finalidad política que va más allá del delito. El
tema de las “libertades” la situación de los mi- delito es el medio, el fin está en la programática
les de detenidos bajo la acusación de partici- [...] Tenemos que resolver este problema con
par en actividades subversivas, actualmente las medidas acertadas, y estas son la conquis-
ta de las banderas que la sedición ha utilizado
dependientes de la justicia militar. Algunos,
en el país y de todas las que pueda utilizar en
procesados; otros, aún sin juicio, debido a la
el futuro.
“suspensión de garantías” vigente desde hace
un año. A primera vista, se habrían dado las con-
Ya habíamos dicho que el FA y muchos diciones para un tratamiento “político” del
sindicatos incluyeron en sus programas una problema de los presos. Y al declarar que las
amnistía para los “presos políticos”, clasifi- FFAA tomaban para sí los fines de la sedi-
cación que tanto el Gobierno como las FFAA ción, el paso hacia formas más o menos am-
siempre se negaron a aceptar. Luego del pro- plias de amnistía parecía cercano. Sin embar-
ceso de “guerra interna” y del éxito del “pro- go, todos los actos posteriores parecen ir en
nunciamiento” militar de febrero, la situación sentido contrario a esas previsiones. No solo
se modificó considerablemente. no se habla de amnistía ni de liberar a los pre-
En primer lugar, las FFAA —no así el Go- sos sin proceso, sino que continúan las tor-
bierno— cambiaron aparentemente el conte- turas y el ministro —con la aprobación del
nido de su análisis de la guerrilla y de los gue- presidente y del nuevo Consejo de Seguridad
rrilleros. La versión pública más radical de ese Nacional— envía al parlamento un proyecto
cambio fue el discurso del nuevo ministro del de “ley de consolidación de la paz” (antes lla-
Interior, Cnel. Néstor Bolentini, quien, rom- mado “ley de estado de peligrosidad”), que es
piendo con el tono de los últimos años, dijo que un instrumento jurídico extremadamente re-
la subversión presivo que retoma el juicio sobre los guerri-
lleros en términos de asesinos y psicópatas y
[...] no es solo una forma de delito, es una mani-
festación organizada para imponer en un estado
crea el delito de “inclinación al delito”, que
determinado, una cierta organización política, solo tiene parangón con los peores momen-
social o económica, por la violencia. Tiene una tos del nazismo.
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 181

Esta tendencia aparece objetivamente re- Ibáñez,77 uno de los dirigentes del ataque de la
forzada por un cambio de tono en algunos clase política contra el avance militar, acusa-
grupos del FA y en algunos sindicatos, los que do de corrupción, y a quien las FFAA mantu-
retroceden de la consigna “amnistía para los vieron preso casi un mes.
presos políticos” a la más limitada de “liber- Debe tenerse en cuenta que, pocos días an-
tad para los presos sin proceso” y “suspensión tes, el Parlamento acababa de votar una “ley
de las torturas a los presos”, lo cual puede de educación” de carácter casi únicamente re-
ser aprovechado tanto para hacer olvidar el presivo, la que había suscitado una huelga ge-
carácter “sucio” de la guerra y habituar a la neral de toda la enseñanza y una intensísima
opinión a la “naturalidad” de la existencia de movilización popular en su contra. Siendo las
más de cuatro mil presos como para negociar instituciones educativas hasta ese momento
con cada grupo de la izquierda por separado el legalmente autónomas (el sector del aparato
margen de la libertad política que ha de tener estatal uruguayo más directamente controla-
en la nueva coyuntura. do por la pequeña burguesía) y teniendo esta
Otro silencio significativo del programa un agudo proceso de radicalización en los úl-
militar hace referencia a la situación en la timos años, parece indudable el carácter ne-
enseñanza. Dada la tradición del país, el alto tamente político tanto de ese silencio como
grado de desarrollo de los aparatos educati- de la voluntad de “tecnificar” problemática de
vos, los amplísimos sectores sociales que ella la enseñanza.
alcanza y el muy alto nivel de organización y Además, es necesario considerar que el
de participación en la lucha política y sindical presupuesto estatal para 1973 consagra, por
de los estudiantes, los educadores e incluso la primera vez en la historia moderna del país,
Universidad como institución, es muy signifi- un predominio del rubro “seguridad” sobre
cativo el silencio casi total al respecto. El Co- el rubro “educación”. Para dar una idea de
municado N.º  7 solo incluye una frase (“mo-
dernizar, tecnificar y adecuar la enseñanza a
las reales necesidades que exige el desarrollo 77 Excandidato a presidente por la Lista 15 e integran-
te del Gobierno hasta la prisión de su líder, es uno de
nacional”) tomada directamente del progra-
los representantes políticos de la burguesía pro impe-
ma del líder político “colorado” Jorge Batlle rialista “modernizante”.
182 Cincuenta años de sociología política

la profundidad del cambio operado en pocos dar ningún margen de autonomía a las clases y
años, pueden compararse los presupuestos de capas sociales que han estado en la primera fila
1964 y de 1973. En ese plazo, la enseñanza se de la lucha contra el gobierno.
mantiene estacionaria con alrededor del 18% Resumiendo, nos parece que la relación
del total, mientras que los gastos de seguridad de fuerzas políticas —tanto en el seno de las
pasan del 7% al 28% del total.78 La expansión FFAA como en relación con las otras fuerzas
y consolidación de la FFAA como “institución” que pesan en la escena política— está hasta el
es —sin duda— un objetivo prioritario a corto momento en una especie de equilibrio inesta-
plazo. La “tecnificación” y “despolitización” de ble, el que probablemente sufrirá modificacio-
los planos de enseñanza y, sobre todo, el debi- nes a corto plazo.
litamiento del movimiento estudiantil son ob- La victoria de los militares sobre el MLN
jetivos políticos tradicionales de la derecha y y la crisis de los partidos tradicionales les
tienen en la actual coyuntura un claro significa- permitió ocupar posiciones políticas sufi-
do de clase. Las FFAA es claro que no están al cientemente sólidas como para imponer un
margen de esta problemática, y aunque su pro- “programa nacional” propio al presidente y
grama incluye una importante dosis de aten- a las fracciones políticamente reinantes. Ese
ción a los problemas de la mediana y pequeña programa expresa indudablemente una cier-
burguesía en los aspectos económicos, con la ta ruptura con esas fracciones burguesas y
enseñanza se trata fundamentalmente en esta sus representantes en el Gobierno. Aparente-
coyuntura de un problema político-ideológico. mente, los sectores financieros y de exporta-
Y en este punto, al igual que respecto a los par- ción (y su política de entrega total al imperia-
tidos y sindicatos, las FFAA no parecen querer lismo) se ven considerablemente afectados,
aunque no eliminados del bloque en el poder.
Ello es así no solo porque, prácticamente,
78 No se trata solamente de un aumento debido al no hubo cambios significativos del personal
crecimiento del personal y equipo militar. Además, se gubernamental, sino porque en ningún mo-
produjo una drástica redistribución del presupuesto mento los militares han atacado directamen-
por diferencias salariales. En 1968, un maestro ganaba
te la política económica concreta de dichos
$18.350 y un sargento, $13.030. En 1973, un maestro
gana $62.000 y un sargento, $109.745. grupos ni los mecanismos por los cuales el
Parte II. Ascenso y consolidación de la dictadura cívico-militar 183

imperialismo se beneficia y favorece al mis- intereses “sectoriales”, es indudable que las


mo tiempo esa política.79 FFAA modifican sustancialmente las condicio-
Simultáneamente, el programa militar pa- nes políticas de la lucha de clases por un tiem-
rece expresar los puntos de vista de amplios po —sin duda— considerable.
sectores de la burguesía productiva y comer- Pero, aunque la crisis de dirección burgue-
cial vinculada al mercado interno, así como el sa de país es paliada por la “militarización” del
descontento de la pequeña burguesía y de los Estado, ello no resuelve las contradicciones
asalariados en general. En este sentido al me- económicas y políticas existentes. El futuro
nos, la base social hacia la cual las FFAA orien- del proceso dependerá de cómo evolucione
tan su prédica es mucho más amplia que la del la relación de fuerzas: en primer lugar, entre
gobierno actual. los representantes políticos de las fracciones
Ofreciéndose como equipo político de re- burguesas del bloque en el poder; en segundo
cambio y como fuerza orientadora de un pro- lugar, dentro de las distintas tendencias milita-
ceso “nacional-desarrollista” por encima de los res; y en tercer lugar, entre las fuerzas políticas
populares y los sectores antes mencionados.
Para que la “autonomía política” de los milita-
79 No se habla de nacionalización del ahorro, de la res llegue a jugar un papel decisivo a favor de
banca, del comercio exterior o de la industria frigorí- una política realmente antiimperialista y anti-
fica. No se mencionan los perjuicios provocados por el
FMI, la OEA, la AID e, incluso, la ALALC; perjuicios de- capitalista (o incluso “capitalista-nacional”),
nunciados aun por sectores políticos de la burguesía. El los sectores populares deben impulsar al máxi-
FA y la CNT han reclamado la renuncia del presidente mo las contradicciones dentro de las FFAA y de
y nueva consulta popular, así como una profundización estas con el Poder Ejecutivo actual.80 Pero eso
y concretización de los puntos más avanzados del pro-
grama. Pero, al mismo tiempo, el “pronunciamiento”
creó una importante polarización interna en las fuerzas
populares, polarización que va desde casi un alinea- 80 El Frente Amplio y la CNT han reclamado la renun-
miento táctico a las iniciativas políticas de las FFAA en cia del presidente y nueva consulta popular, así como
la coyuntura hasta una posición de denuncia abierta del una profundización y concretización de los puntos más
“militarismo en general” en algunos casos. Asimismo, avanzados del programa. Pero, al mismo tiempo, el
del carácter burgués de la línea dominante en las FFAA, “pronunciamiento” creó una importante polarización
en otros. interna en las fuerzas populares, polarización que va
184 Cincuenta años de sociología política

solo sería posible si el importante movimiento discriminada por sectores, sea haciéndoles
social estructurado por la izquierda en los últi- subordinar su acción política a las necesida-
mos años no solamente realizara una política des de la “producción” y de la “seguridad” del
de alianzas amplias y de alcance nacional, sino “nuevo Uruguay”.
que al mismo tiempo acentuara el contenido de
clase de su política y el grado de organización Bibliografía
y combatividad de sus fuerzas. Ejército Nacional y Fuerza Aérea (República
En caso contrario, probablemente no solo Oriental del Uruguay) 1973 “Comunicado de
no habrá ruptura definitiva entre la “oligarquía” los Mandos del Ejército y la Aviación N.º 4”,
y las FFAA, sino que estas, al tiempo que se ins- 9 de febrero, Montevideo.
tituyen en un nuevo árbitro de las contradic- El Uruguay hoy 1971 (Buenos Aires:
ciones intraburguesas en el proceso de adap- Siglo XXI).
tación del capitalismo uruguayo a las nuevas IE (Instituto de Economía, Facultad de
determinantes del imperialismo, serán instru- Ciencias Económicas y de Administración,
mento de ruptura del movimiento popular, sea Universidad de la República) 1969
a través de un paulatino proceso de represión El proceso económico del Uruguay
(Montevideo: Fundación de Cultura
Universitaria).
desde casi un alineamiento táctico a las iniciativas polí-
ticas de las FFAA en la coyuntura hasta una posición de
Junta Militar (República Oriental del Uruguay)
denuncia abierta del “militarismo en general”, en algu- 1973 “Comunicado de la Junta Militar N.º
nos casos, y del carácter burgués de la línea dominante 13”, 13 de febrero, Montevideo.
en las FFAA, en otros.
Parte III
La transición democrática
Política y Estado

E sta Parte III recoge la producción acadé-


mica, luego de retornado al país (en la Uni-
versidad de la República y el Centro Interdisci-
Los temas de democracia política, socialismo,
rol de los militares, búsqueda de nuevas hege-
monías, reestructuración del Estado heredado
plinario de Estudios sobre el Desarrollo), que y el papel de los movimientos sociales ocupan
coincide con la transición posdictadura, donde un lugar central en esa producción, realizada
se aborda la diversificada problemática de la en un periodo extremadamente fermental para
reconstrucción del sistema político y el Esta- el país y la sociología.
do, con toda la complejidad de dicho periodo.
La izquierda en la transición* **

R eflexionar sobre el papel de la izquierda


en esta fase del proceso político uruguayo
—y creo que esto vale para los otros países del
sobre miles de hombres y mujeres vinculados
políticamente con la izquierda. Muchos de ellos
aún siguen exiliados o en prisión. Otros están
Cono Sur— es un tema arduo, complejo y lleno simplemente muertos o desaparecidos.
de implicaciones no solo políticas, sino propia- En tercer lugar, porque una buena parte de
mente emocionales y morales. quienes en el nivel académico investigamos y
Esto es así, en primer lugar, porque estamos reflexionamos sobre este tema, estamos noto-
saliendo lentamente de un régimen político que riamente incorporados en las generales de la
tuvo, como uno de sus objetivos explícitos más ley, como actores y como víctimas directas.
importantes, tratar de eliminar por todos los De todas maneras —aunque llevada sin
medios a su alcance la presencia ideológica, duda a un estado límite— esta situación tiñe
política, organizativa y hasta física de las fuer- al conjunto de la actividad científica en cien-
zas de “izquierda”. cias sociales, sobre todo en el área política. No
En segundo lugar, porque en la búsqueda de tendría, pues, sentido retroceder en este caso
ese objetivo, que sin duda puede ser llamado frente a esas dificultades epistemológicas.
estratégico, el régimen cívico-militar ejerció Queríamos sí hacer la advertencia por respe-
un sinnúmero de violencias físicas y morales to hacia muchos de nuestros colegas-víctimas,
y para que se nos perdone algún sesgo involun-
* Publicado en Uruguay y la democracia 1985 (Mon- tario que pudiera haberse deslizado en el pre-
tevideo: Ediciones de la Banda Oriental) Tomo II.
** Trabajo preparado para presentar en el seminario sente trabajo.
Uruguay and Democracy, The Woodrow Wilson Center, ¿De qué estamos hablando realmente cuan-
Washington DC, septiembre de 1984. do nos interrogamos sobre la situación y el pa-
188 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

pel actual de la izquierda, y su relación con que fuera su peso o significación real. Y casi
la situación previa al golpe del año 1973? La podría decirse, cualquiera que fuera su línea
pregunta es pertinente, pues no es lo mismo política concreta.
analizar en la situación actual y en el pasa- Con esto no pretendemos decir que no se
do reciente la izquierda como “idea fuerza” y puedan encontrar diferencias muy importantes
como programa que pesa en la conciencia de en la forma de ser tratados los militantes del
la población y en el espectro de las opciones MLN (tupamaros), del Partido Comunista y del
políticas a nivel global, que examinar todos PVP (Partido por la Victoria del Pueblo), por
y cada uno de los partidos y grupos políticos ejemplo, en relación con la política dirigida ha-
de izquierda en tanto fuerzas organizadas cia otros grupos o partidos de izquierda.
con mayor o menor inserción social, y con Lo que queremos decir es que, más allá de
mayor o menor vinculación con el sistema esas diferencias, el proyecto del gobierno y de
político, y de partidos legales y con presen- las Fuerzas Armadas siempre tendió a unificar
cia electoral. a toda la izquierda en el concepto de antipatria,
En otro momento y en otro contexto esa de instrumento del extranjero, de sediciosos y
diferenciación de nivel de análisis también subversivos marxistas, etcétera, y buscó apli-
sería pertinente, pero seguramente tendría car hasta sus últimas consecuencias el concep-
un interés explicativo menos relevante que to de guerra total e integral, derivado de la doc-
en el estudio de la izquierda en los años de trina de la seguridad nacional.
dictadura y la fase actual de transición. Esto Dado el evidente éxito en la lucha directa
es así porque más allá de la historia detallada contra los aparatos de los partidos de izquier-
y diferenciada de la represión a cada uno de da —reducidos durante años a una vida pura-
los componentes o partidos de la izquierda, la mente clandestina y muy limitada, cuando no
lógica profunda del discurso y la práctica del fueron totalmente aniquilados—, es importan-
gobierno dictatorial estuvo orientada a com- te percibir que los hechos actuales tienden a
batir y destruir a la izquierda como tal y en su mostrar que la batalla de aniquilación de la
conjunto. Eliminar a la izquierda como idea en izquierda como idea, como programa, como
el sistema de referencias de la nación, y a cada alternativa, tuvo un resultado completamente
uno de sus aparatos organizados, cualquiera distinto del anterior.
Parte III. La transición democrática 189

Aunque resulte paradójico, lo cierto es que social y de continuidad histórica de su trabajo


el cierre del sistema político y la persecución en el ethos de la izquierda; sobre todo, en el es-
encarnizada contra toda actividad y todo pen- pacio y la mística del Frente Amplio.
samiento tildado de “izquierdista”, parece ha- Naturalmente, esta referencia a un espacio
ber tenido un resultado inverso al esperado. de izquierda, en tanto mística y programa, no
Al decir esto, no solo nos ocupamos de la significa que esos sectores y esos militantes co-
renovada y ampliada presencia del Frente Am- nozcan con detalle el contenido concreto de su
plio en la escena política, en particular en los propio punto de referencia para situarse en el
últimos seis meses. Este es, sin duda, un indi- campo de la lucha social y de la confrontación
cador de primera importancia de la sobreviven- política. Para este aspecto del problema que
cia de la izquierda en tanto proyecto, en tanto estamos analizando, esa imprecisión de conte-
punto de referencia programático, emocional y nido en el punto de referencia no es algo tan
subjetivo. Lo que queríamos jerarquizar era un relevante, o que limite los efectos profundos de
aspecto menos visible y menos obvio del fraca- ese fenómeno sobre el proceso de reconstruc-
so de la operación aniquilamiento. ción de la escena política.
Nos referimos al enorme papel jugado por En este sentido, no debe nunca minimizar-
las ideas de izquierda y por el nuevo movimien- se la importancia de los esfuerzos hechos por
to estudiantil, etcétera. Todos estos activistas el gobierno para eliminar definitivamente a la
—que trabajan en la clandestinidad o con enor- izquierda del propio sistema político legal pre-
mes dificultades locales, hasta hace muy pocos visto en los dos cronogramas que han regido la
meses— son hombres jóvenes que no hicieron transición. Tanto el proyecto de reforma consti-
la experiencia pre 1973. Que no tuvieron meca- tucional plebiscitado en 1980, como la posterior
nismos normales de socialización en las ideas ley de partidos políticos, eran de una claridad y
de izquierda. Y, sobre todo, que no estaban en- precisión excluyente que no dejaba lugar a duda
cuadrados y dirigidos por los aparatos de los alguna. No debe olvidarse tampoco que esos
partidos en tanto tales, dada la gran debilidad instrumentos jurídicos se veían reforzados por
ya anotada de estos últimos. Y, sin embargo, la las proscripciones políticas radicales, aplicadas
mayoría absoluta de ellos se autopercibe como contra toda la izquierda en el Acto Institucional
de izquierda y busca un principio de identidad 4 y varios otros decretos gubernamentales.
190 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

La reversión radical de esa situación en los ellos volverán a ocupar posiciones políticas y
últimos meses, si bien aún no es ni total ni de- sindicales de primer plano; fenómeno mucho
finitiva, creemos que debe ser atribuida, en pri- más difícil de concretarse en los otros países
mer lugar, a ese fenómeno de “sobrevivencia” del Cono Sur.
y sus efectos sobre el nuevo activismo social y De todas maneras, sigue siendo válida la afir-
político, y solo en segunda instancia, a la labor mación que hacíamos antes, en el sentido de
de las dirigencias y los aparatos políticos en la aparición de toda una nueva generación de
cuanto tales. militantes que han hecho su socialización polí-
Muchos cuadros y militantes de partidos de tica sin estar encuadrados en ningún partido o
izquierda ilegalizados continuaron trabajando movimiento concreto. Es la masa de militantes
intensamente en estos años. No es por supues- estudiantiles, sindicales, culturales o barriales,
to eso lo que aquí se discute. Bastaría recorrer que se autodefinen como “independientes” de
las largas listas de presos políticos y sindicales izquierda. En general se sienten “frenteamplis-
de los últimos años para ver que esa labor de tas” (simpatizantes del Frente Amplio), pero
recomposición organizativa y política, y sus sin tener una definición ideológica o política
efectos sobre el mantenimiento de la memoria muy precisa.
social de la izquierda, no es posible desdeñarla Luego veremos lo que esto significa como
en el caso uruguayo. Esto es así por lo menos en eventual transformación de la estructura inter-
el caso de tres o cuatro fuerzas mejor prepara- na, y el papel político global de la izquierda en
das para el trabajo clandestino, y que lograron el sistema político, en relación con la situación
recomponer un discurso político globalizante y en los años previos al golpe de Estado. Tratare-
unificador a lo largo del período más duro. mos de ver, por ahora, cuáles son los factores
La reapertura acelerada en estos meses y principales que han hecho posible esta sobre-
semanas, de espacios legales para muchos de vivencia masiva no solo del sentimiento demo-
esos militantes y de esos partidos hasta ayer crático —izquierdista-socialista—, en amplios
perseguidos o en prisión, ha permitido ver sectores de la población y especialmente entre
cómo se había mantenido viva la receptividad y los jóvenes.
los lazos de solidaridad política hacia ellos. Sin “Hermano, no te vayas; ha nacido una espe-
duda, pensamos que en breve plazo muchos de ranza”. Esta frase era un eslogan electoral del
Parte III. La transición democrática 191

Frente Amplio durante las elecciones de 1971. tiva. Experiencia que, si bien se nutría de la lar-
Ante la profundidad de la crisis del país en ga cultura política del país, y en cierto modo se
esos años, y teniendo como telón de fondo la emparentaba con el efecto renovador que en su
emigración masiva al exterior, ella consiguió tiempo representaron los “clubes políticos” del
captar el sentimiento profundo de una parte primer batllismo en los años 1971, 1972 y 1973,
importante de la población, sobre todo en la se constituyó en una vivencia profundamente
capital del país, y en las capas jóvenes y rela- radical en cuanto a su significado democratiza-
tivamente educadas. Convocaba no a un pro- dor para quienes participaron en ella.
grama sino, más bien, a un estado de ánimo, No podemos ahora entrar a su análisis, pero
a una experiencia, a algo nuevo. Pretendía in- es indudable que los llamados “Comités de
cidir sobre un fenómeno que era omnipresen- Base” del Frente Amplio representan una de
te en esos años: la sensación de que aquellos las innovaciones más originales de la historia
dirigentes políticos, aquellas capas dirigentes política del Uruguay moderno. Una innovación
y, sobre todo, aquellas formas concretas de democratizadora que involucró a centenas de
expresarse y ser vividas las normas democrá- miles de personas —muchos de ellos, niños y
ticas, estaban agotadas. Muchos de los secto- adolescentes sin derecho a voto en 1971—, y
res más dinámicos de la sociedad, incluyendo que dejó sólidamente unidas en la conciencia
buena parte de la juventud y de los sectores de esos actores los temas de la democracia, la
intelectuales más creativos, buscaban nuevos participación y la militancia, en el seno de la
caminos, nuevas experiencias políticas y, en izquierda y del Frente Amplio.
especial, nuevas formas de participación di- En un momento en el que la ausencia de de-
recta, masivas y de base. mocracia interna y de efectiva participación de
Creemos que es fundamental, para poder en- las bases había llegado a su paroxismo en el
tender el actual renacer del sentimiento fren- seno de los partidos Colorado y Nacional, la
teamplista, tener bien presente que las formas experiencia masiva e intensa en los Comités de
de organización y de participación políticas Base del Frente Amplio se inscribió con un sig-
inauguradas por el Frente Amplio, en 1971, no claramente positivo en la memoria de quie-
configuraron en ese momento una experiencia nes hicieron esa experiencia. Este es un primer
intensamente original, democrática y participa- elemento que se debe considerar.
192 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Un segundo elemento importante a tener avances represivos y cada vez más autoritarios
en cuenta es el hecho de que el Frente Amplio del gobierno y los sectores golpistas, que ya se
aparece como alternativa de democratización manifestaban en las Fuerzas Armadas y en am-
de las estructuras económicas y sociales del bos partidos tradicionales.
país —y en cierto modo del propio Estado, en En esos años, el gobierno y sus apoyos polí-
un momento de agudización de la crisis econó- ticos eran, sin la menor duda, los mayores fac-
mica nacional, y cuando ya hacía varios años tores de violencia, de autoritarismo y de decai-
que la “dictadura constitucional” de Pacheco miento de las prácticas democráticas. Cuando
hacía muy difícil que nadie visualizara aquel la represión a todos y cada uno de los grupos
régimen político como el “polo democrático” políticos de izquierda se generalizó, y cuando
amenazado por fuerzas de izquierda de “conte- abarcó, además, a miles de intelectuales o sim-
nido autoritario”. En ese marco, ni la propagan- patizantes no militantes, se fue generando un
da antimarxista —o, los debates más teóricos “efecto víctima” que, lejos de aniquilar la pre-
sobre la relación entre marxismo y democracia sencia de la izquierda, le fue dando algo de lo
política— ni los duros embates ideológicos y que carecía hasta ese entonces en el país. Al
represivos contra los sectores de la izquierda menos al nivel de la conciencia de masas, re-
que realizaban oposición armada al régimen, lativamente numerosas, y de poetización no
consiguieron empañar la convicción profun- demasiado alta. Nos referimos al elemento
da de todos los militantes de izquierda, en el unificador de ser perseguidos por luchar por la
sentido de que eran ellos los abanderados de la democracia, por oponerse al militarismo, y por
libertad y la democracia. contar con “mártires” políticos.
No solo porque su estilo de hacer política era El hecho de que muchos de esos mártires
más abierto y participativo; no solo porque sus eran, además, personalidades políticas, so-
banderas programáticas postulaban profundi- ciales y culturales de primer nivel nacional,
zar en todos los planos las tradiciones y valores le confiere un elemento cohesionador e inte-
democráticos del país; sino también porque, grador al proceso histórico global nada des-
tanto en la calle como en los lugares de estudio deñable. En el mismo acto de su persecución,
y de trabajo, así como en el propio Parlamento, el régimen está favoreciendo la incorporación
eran sus militantes quienes más atacaban los de la izquierda al sistema político y social del
Parte III. La transición democrática 193

país. Al respecto, un colega ha dicho que el chos años en los frentes sociales y culturales
período de la dictadura fue dando nacimiento —antes y después del golpe de Estado— por
a un nuevo “partido tradicional” en el país: el los sectores de izquierda en sus diferentes com-
Frente Amplio. ponentes, los vinculan mucho más con el movi-
Como se habrá percibido, nuestras hipótesis miento de profundización democrática que con
centrales sobre la relación —en el caso urugua- su debilitamiento. Incluso, como ya dijimos, es
yo— entre el espacio político ocupado por la esa propia experiencia uno de los fundamentos
izquierda y la problemática de la democracia, de la sobrevivencia, y aun del crecimiento de
están muy lejos de aquellas que sostienen que la presencia de la izquierda en la sociedad y el
uno de los principales componentes desestabi- sistema político uruguayo. Como se sabe, hasta
lizadores de la democracia en el Cono Sur ha el momento ese fenómeno no se ha producido
sido la relación puramente instrumental, en el en los casos de Brasil y Argentina, en sus dife-
mejor de los casos, de las fuerzas políticas de rentes procesos de redemocratización.
izquierda y los valores democráticos en tanto En particular, queremos ahora insistir en
sistema político. La abundante literatura que el hecho —no siempre debidamente jerarqui-
abona en este sentido, a veces hace hincapié zado— de que, desde mucho antes del golpe
en las contradicciones de nivel teórico e ideo- de Estado, la experiencia constitutiva de la
lógico —en general se las presenta vinculadas izquierda uruguaya la hizo actora directa y
con las raíces marxistas y leninistas— y otras principal de prácticas democratizadoras de
veces jerarquiza más los aspectos metodológi- la sociedad civil en su polo popular o subor-
cos, en particular la forma de relacionarse con dinado. Incluso se podría decir que su propia
la lucha armada en la brega por la obtención marginalidad político-electoral hasta 1971,
de objetivos democráticos; ya sea en el plano la obligó a desarrollar la “política”, en tanto
político, ya en el económico social. práctica de sociabilidad y construcción-re-
Sin querer minimizar los problemas prácti- construcción del tejido social. Esto, en el pla-
cos y teóricos implicados en esas considera- no de la política global, le creó varios de los
ciones —incluyendo el caso uruguayo— pen- síndromes de minoría previsibles, entre ellos,
samos que las experiencias directamente polí- ciertos reflejos de tipo voluntarista, o incluso
ticas, así como el trabajo realizado durante mu- autoritarios. Sin embargo, lo que predominó
194 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

fue su inserción en las crecientes y cada vez Durante los años duros de la represión y
más pujantes organizaciones de base, en muy cuando toda la actividad política estaba prohi-
diferentes fuentes. bida, esa tradición permitió ayudar a la recom-
Tanto en el ámbito de la vida gremial estu- posición de la sociedad civil popular y a la emer-
diantil, como en los sindicatos, durante años gencia de nuevas organizaciones, pero acom-
la izquierda fue realizando una experiencia pañando en lo central a esa tradición de tipo
de efectiva participación en lo que podríamos democrático y participativo. El mantenimiento
llamar la “política fuera de la escena política”. o renacimiento de las tradiciones programáticas
Esto generó problemas de desfasajes entre la y organizativas —y hasta los nombres— de los
vida social y gremial, y sus exigencias corpo- viejos gremios y sindicatos, más que el fruto de
rativas, y la actividad propiamente política, en operaciones de cúpulas o aparatos que apenas
especial, la práctica electoral. No hay duda de habían sobrevivido, fue el efecto, en primer lu-
que este problema —ya analizado por varios gar, de esa larga experiencia histórica.
autores— creó una cierta dinámica desestabi- El mayor espacio legal que fueron consi-
lizadora para todo el sistema político. Pero, al guiendo los gremios estudiantiles y de traba-
mismo tiempo, debe rescatarse todo lo que sig- jadores, y sus lados con las tradiciones demo-
nificó, como maduración de estructuras real- cráticas ya mencionadas, facilitaron que, por
mente participativas y democráticas, para am- medio de ellos —antes que los de los propios
plios sectores sociales populares que carecían partidos—, fueran siendo colocados en el ni-
de toda otra forma de participación directa en vel de masas los grandes temas democráticos
la gestión de sus problemas, que no fuera el vo- levantados por la oposición. Dada la vincula-
tar cada cuatro o cinco años. ción histórica y actual de la dirección de dichos
Los analistas de todas las tendencias polí- movimientos sociales con el espectro político
ticas coinciden hoy en considerar este hecho de izquierda, esto al mismo tiempo posibilitó
como una de las razones de la indudable legiti- abrirles espacio en la escena política a los pro-
midad que tenían y siguen teniendo los dirigen- pios partidos y dirigentes políticos de izquier-
tes gremiales de izquierda, a pesar de que una da, que aún estaban proscritos.
gran parte de la base acompaña políticamente La gravedad del momento histórico por el
a los partidos tradicionales. que atraviesa el país y las serias dificultades
Parte III. La transición democrática 195

que tendrá el futuro gobierno hicieron, a su Amplio fue reconocido en cuanto coalición; no
vez, que los partidos tradicionales y las Fuer- obstante, sigue teniendo proscripto a su presi-
zas Armadas poco a poco fueran reconociendo dente y candidato natural a la Presidencia de
el espacio formal de la izquierda en el futuro la República, el general Líber Seregni. También
régimen. También contribuyó a este reconoci- siguen proscriptos y prohibidos de actuar le-
miento el hecho de que la mayoría de los gru- galmente el Partido Comunista, el Movimien-
pos significativos de izquierda hubiera acepta- to Patria Grande, el Partido por la Victoria del
do como claramente útil y positiva la alianza Pueblo y el Movimiento 26 de Marzo.
con los partidos tradicionales, para acelerar el Estas proscripciones están lejos de ser mar-
cambio de régimen. Prácticamente nadie con- ginales, pues afectan a miles de candidatos y
fundió estos objetivos democratizadores, en representan fuerzas que en la elección de 1971
lo jurídico-político, con sus proyectos a más o constituían cerca del 60% de todos los votos
menos largo plazo de transformaciones socioe- del Frente Amplio. Si bien en la práctica el día
conómicas profundas, entre ellos, la meta de de hoy existe una tolerancia de facto para el
una sociedad socialista. trabajo político de dichos grupos, en el plano
Incluso se dio un hecho político poco fre- electoral esas proscripciones indudablemen-
cuente: por mayoría, el Frente Amplio adoptó te pueden tener efectos bastante profundos
una táctica para facilitar la transición, que se sobre los equilibrios internos en el seno del
situó en una óptica más negociadora y más Frente Amplio. Por otra parte, es indudable
flexible que la adoptada por el Partido Nacio- que, sumadas a la proscripción de Wilson
nal. Como efecto político inmediato y casi me- Ferreira Aldunate, limitan considerablemen-
cánico, esta posición lo lanzó más directamen- te la legitimidad del nuevo gobierno y hasta
te al centro de la escena, pues se convirtió en el pueden agregar elementos de inestabilidad al
factor decisivo para hacer “viable” el acuerdo propio régimen futuro.
de transición con los militares. En lo formal, la tendencia se dirige hacia la
Dicho acuerdo normalizó las reglas de la recomposición del espectro político anterior
transición y le devolvió a la izquierda una par- al golpe, incluyendo aparentemente el espacio
te muy importante de sus derechos políticos, interno de la propia izquierda. Sin embargo,
incluso en el plano electoral. Así, el Frente nos parece que se deben jerarquizar algunos
196 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

cambios significativos que se están produ- Todo parecería indicar que el 1.° de marzo
ciendo —y, sin duda, se desarrollarán aún de 1985 no solo “cesarán” todas las proscrip-
más en los próximos años—, aunque es di- ciones de derechos políticos, sino que proba-
fícil prever un perfil definitivo. Dichos cam- blemente el nuevo gobierno devolverá la legali-
bios no son solo cuantitativos, sino también dad de acción a todos los partidos, incluyendo
de orientación política de algunas fuerzas al Partido Comunista y al Partido por la Victo-
de izquierda, y en el equilibrio interno en el ria del Pueblo (PVP).1
seno del Frente Amplio. Volvamos un poco al análisis de lo que per-
A todo ello debe agregarse, naturalmente, el manece y de lo que está cambiando en el seno
cambio sustancial del contexto social y político de la izquierda.
del país en relación con el momento en el que Lo primero que impacta, como elemento de
nació el Frente Amplio. En particular, el tipo continuidad, es que a pesar de todos los grupos
y el grado de las luchas gremiales y políticas que desaparecieron de facto, de la ausencia
son, en la actualidad, sustancialmente diferen- por diversas razones — especialmente represi-
tes. Están ausentes, por ahora, el tipo de con- vas— de varios dirigentes de primera línea, y
flictos y de movilizaciones que hacían percibir no obstante los cambios profundos acaecidos
a los sindicatos y al Frente Amplio como una en la sociedad, todos los grupos sobrevivientes
“amenaza potencial”, no solo para el gobierno siguieron considerando al Frente Amplio como
sino para el propio capitalismo. En rigor, va- la coalición imprescindible para el avance de
rios autores ya señalaron que esa percepción los planteos programáticos de izquierda, en la
de los sectores dirigentes era exagerada, o, por actual etapa histórica. Incluso puede decirse
lo menos, desfasada en el tiempo; salvo quizás
en cuanto al movimiento guerrillero. El hecho
de que al día de hoy ningún partido proponga 1 Al Partido Comunista, de línea marxista-leninista
la lucha armada como forma de acción contra clásica, el régimen lo visualizaba como “agente subver-
el régimen militar, o para acelerar en el corto sivo del comunismo internacional”. El PVP, que combi-
plazo los cambios socioeconómicos reclama- na su orientación marxista actual con una tradición de
cuño libertario, es visualizado por el régimen como un
dos, ha facilitado esa reinserción de “toda” la
componente “sedicioso y violentista” en el espectro de
izquierda en el sistema político. izquierda.
Parte III. La transición democrática 197

que el ingreso al Frente del PVP —que no lo En cualquier hipótesis, al día de hoy el Fren-
integraba en 1971-1973— completa la gama te Amplio tiene y tendrá un mayor espacio en
político-ideológica de la coalición y consolida cuanto fuerza específica y unitaria, en compa-
el absoluto predominio de los frentistas en la ración con 1971, cuando era mucho más predo-
conducción del movimiento social. minante el carácter de “coalición de partidos”.
También parece seguir siendo una caracte- De casi 30 grupos que integraban, en 1971, el
rística estable, en esta etapa histórica, la per- Frente Amplio, actualmente apenas 13 forman
manencia de una multiplicidad de organizacio- parte de su Plenario Nacional. Los ausentes,
nes, como canales “necesarios” de expresión en su casi totalidad, han desaparecido o pasan
política de diversos sectores y familias dentro por una fase de reconstrucción bastante difícil.
de la izquierda uruguaya. Este fenómeno mere- Respecto de los 13 grupos sobrevivientes, no
ce ser señalado, pues él convive, como dijimos, es demasiado aventurado afirmar que varios de
con la clara percepción de la imprescindible ellos tienen una presencia más de tipo “repre-
unidad a nivel del Frente Amplio; es decir, no sentación-simbólica” que propiamente política
solo de un marco de coordinación organizativa y organizativa, en el seno de las bases o de los
y de acumulación electoral, sino también de un movimientos sociales emergentes en esta etapa
programa concreto para impulsar en una etapa histórica. En algún caso extremo, incluso más
histórica determinada. que de grupo político o corriente de opinión
En esos dos elementos señalados está inscri- con perfiles propios, debería hablarse de per-
ta una de las tensiones actuales en el campo de sonalidades con una cierta trayectoria política.
la izquierda. La necesidad de unirse para pesar En tanto significación política específica y
a nivel de amplias capas sociales y, al mismo presencia social organizada, no solo de tipo
tiempo, la voluntad de varios de sus partidos de electoral, al día de hoy existe un cierto con-
captar para su proyecto específico a esa gran senso en reconocer cuatro familias políticas
masa de “independientes” que emergen del pe- básicas en el seno del Frente Amplio: los dos
ríodo dictatorial. Aún es muy pronto para saber partidos “históricos” de la izquierda uruguaya
el desenlace de esta tensión, pero es induda- (Partido Comunista y Partido Socialista), el
ble que del resultado dependerá el perfil polí- Partido Demócrata Cristiano y la coalición Iz-
tico del Frente Amplio en los próximos años. quierda Democrática Independiente (IDI).
198 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Actualmente, todavía es muy difícil poder una verdadera discusión política en el seno de
formular un pronóstico preciso sobre el peso la izquierda. La ausencia de ese debate —y, por
y las potencialidades reales de crecimiento de lo tanto, de balances autocríticos, salvo muy
cada uno de esos sectores, no solo en cuanto raras excepciones— hace difícil prever cuál
a su capacidad organizativa, sino fundamental- será el “rostro” con el que han de emerger esas
mente respecto de su capacidad de influir en el fuerzas en esta nueva etapa histórica. Por aho-
perfil ideológico político del Frente Amplio y de ra, la magnitud y la urgencia de las tareas anti-
las nuevas generaciones de militantes y de vo- dictatoriales han ocupado casi todo el discurso
tantes. Todos ellos cuentan con una tradición de cada uno de los partidos.
electoral y, al mismo tiempo, con una presencia A medida que se vaya cerrando el período
organizada en los movimientos sociales. Este de transición, con seguridad otros temas más
elemento es muy importante para evaluar las complejos irán ocupando la escena. Lo que sí
relaciones de fuerza en el seno del Frente Am- se puede presumir es un recentramiento de al-
plio. Pero es claro que esos elementos han de gunos de los temas eje. Entre otros, el tema del
estar subordinados a la mayor o menor capaci- socialismo, sus relaciones con la democracia
dad de penetración de sus propias propuestas política, y el viejo tema de las vías para llegar a
políticas e incluso “culturales”. él y defenderlo sin militarizar toda la sociedad y
Ese proceso de diferenciación-captación no el sistema político, ya empiezan a ocupar un lu-
es algo simple o que pueda anticiparse un de- gar en la platea, antes de que se levante el telón.
rrotero predefinido. En primer lugar, porque se En forma sutil y sin hacer mucho ruido, el
conoce poco sobre la estructura real de las ex- tema del socialismo, como modelo final de so-
pectativas ideológicas y culturales de las nue- ciedad para el Uruguay, fue ganando espacio
vas generaciones de izquierda. Estas, en cual- en el seno de casi todos los grupos frenteam-
quier hipótesis, está claro que tienen un bajo plistas que, en 1971, estaban bastante lejos aún
nivel de formación y discusión propiamente de una problemática de ese tipo.
política. Pero tanto o más importante que ese En aquel momento, se hablaba mucho más
elemento de lo que podríamos llamar el lado de “revolución” que de “socialismo”, incluso en
de la “demanda”, es el hecho de que hasta el los grupos que provenían de los partidos tradi-
momento prácticamente no se ha organizado cionales (Erro, Michelini, Alba Roballo, etc.).
Parte III. La transición democrática 199

Naturalmente, la connotación de esas palabras el espectro político se desplazó —al menos


no era la misma para cada uno de los grupos. Lo coyunturalmente— hacia la izquierda; pero, de
cierto es que, en esta nueva etapa que se abre, todos modos, ahora se abrirá un debate más
casi nadie habla de revolución; pero, al mismo sutil sobre los distintos modelos socialistas,
tiempo, casi todos los grupos sienten ahora la sus relaciones con la democracia, con la parti-
necesidad de reafirmar su definición socialista. cipación popular, con lo electoral, etcétera. Es
Teniendo en cuenta que en los últimos dos difícil pensar que todo eso no pase de un ejer-
años también importantes grupos de los parti- cicio retórico y no deje ningún saldo político
dos tradicionales elogian a la social-democra- concreto, tanto en el seno de la izquierda como
cia y se declaran próximos a su ideología, se en el conjunto del sistema político.
puede percibir con facilidad que esa generali- Esta hipótesis —que ha de tener efectos du-
zación a nivel de “especie” no contribuye mu- raderos— nos parece especialmente plausible
cho a clarificar el concepto al nivel de “género”. en un país como el Uruguay, con su profunda
En todo caso, no puede considerarse un tradición democrática y popular, con su ex-
hecho intrascendente que movimientos como periencia participativa, y que atraviesa por un
Patria Grande, Pregón o Gobierno del Pueblo, nuevo foso, en la larguísima crisis de su mode-
se hayan definido explícitamente por el socia- lo capitalista dependiente. Si ello se confirma-
lismo como meta; incluso que la Democracia ra, es indudable que el Frente Amplio estaría
Cristiana también se defina a favor de un so- destinado, a mediano plazo, a jugar un papel
cialismo “autogestionario”. Es cierto que todo decisivo para los destinos del país.
El Estado que heredamos*

E n los últimos meses el debate sobre la es-


tructura del Estado y sus posibles transfor-
maciones ha adquirido una importante visibi-
de Estado, se profundizaron durante la dicta-
dura y tienden a mantenerse y consolidarse en
este período gubernamental.
lidad en nuestro país. En el discurso político, Lo cual quiere decir que ellas tienen cierta
en los medios de comunicación, entre los mo- independencia respecto a la forma del régi-
vimientos sociales y más tímidamente a nivel men político. Y que, si nuestras hipótesis son
académico, la discusión sobre el Estado va correctas, ese proceso de transformación está
ganando un espacio que no tuvo en los años básicamente ligado a los cambios producidos
en que el tema polarizó los debates en muchos en la estructura de la sociedad y de sus clases,
países de América Latina. particularmente en la configuración interna del
Se trata de un hecho sin duda positivo siem- bloque social dominante en el país.
pre que el planteamiento limitado o erróneo Entre esas modificaciones, una que nos pa-
del tema no lleve a conclusiones equivocadas. rece estratégicamente muy significativa es la
Y siempre que de tanto discutir si el estado creciente concentración del ámbito de decisio-
debe o no ser reformado si debe ser más o me- nes relevantes para el conjunto de la sociedad
nos “grande”, no se soslaye un hecho capital: en maños del Poder Ejecutivo. En parte a tra-
el Estado uruguayo ya ha sufrido importantes vés de mecanismos constitucionales y legales y
modificaciones en los últimos veinte años. en parte a través de prácticas de hecho.
Algunas de ellas Comenzaron antes del golpe Jerarquizar este tema en el análisis del esta-
do no significa minimizar o considerar irrele-
* Publicado en 1986 Cuadernos de Marcha (Montevi- vantes las discusiones actuales sobre el tamaño
deo: Marcha) Tercera Época, Año II, N.º 13. de sus aparatos administrativos o económicos
202 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

(Buxedas, 1986), o sobre el contenido de sus conflictivos de la triada Estado-sociedad-políti-


políticas concretas. Significa si recordar que ca en esta etapa es tener presente que la crisis
el estado es también un espacio de relaciones de régimen de la cual se sale era ya en sí misma
sociales y políticas entre actores con distinto consecuencia de una crisis aguda de hegemo-
grado de poder, de influencia y de participación nía y de una transformación del bloque de po-
en la distribución de los bienes políticos y so- der que, sin grandes alteraciones internas, ha-
cioeconómicos de la nación. bía marcado la estructura estatal uruguaya por
Significa también reconocer que la concen- varias décadas (Aguiar, 1980; de Sierra, 1985a
tración de poder económico y social que se ha y 1985b).
ido produciendo en el país, tiene efectos perti- Los sectores del gran capital “moderniza-
nentes y relevantes sobre los mecanismos de dor” y más asociados a la lógica transnacional
toma de decisiones a nivel del Estado. debieron enfrentar no solamente el obstáculo
Dicho de otra manera, eso significa postular de las otras fracciones del empresariado —que
que la concentración de poder en una de las carecían de un proyecto alternativo viable—,
instancias del espacio estatal no es debida al sino la inadecuación del sistema de partidos y
azar ni a la sola voluntad de los actores, sino sus mecanismos históricos de representación.
que también está determinada consistentemen- Sus propuestas de reformas a nivel econó-
te, en su movimiento básico, por aspectos es- mico no tenían viabilidad dentro del sistema
tructurales de la sociedad. político e ideológico tal como funcionaba en el
No se trata de afiliarse a la visión carica- Uruguay predictatorial.
turesca del estado como un puro y simple Tendieron, así, naturalmente, a apoyar, o al
agente de la clase dominante, pero tampoco menos a tolerar, a los sectores civiles y milita-
de caracterizarlo solamente por las organiza- res que expresaban la crisis hegemónica me-
ciones y actores que lo integran, sin referencia diante comportamientos políticos e ideológi-
analítica coherente a las bases estructurales cos que jerarquizaban el “orden” y la coerción.
que lo sustentan. Esta crisis y esta transformación no se expre-
Volviendo al inicio de nuestro razonamien- saron solamente a nivel político y económico,
to, lo que entendemos necesario para enca- sino que, bajo formas más sutiles y menos ex-
rar la estructura de relaciones y los nudos plícitas, tomaron forma en una transformación
Parte III. La transición democrática 203

propiamente jurídica del Estado, concretada efectiva entre grupos sociales y proyectos na-
en la reforma constitucional de 1966 (Real de cionales. El conjunto de las actividades socia-
Azúa, 1972; Amarillo, 1986). les y culturales fueron adoptando un carácter
En ese sentido, se ha dicho con razón que directamente político, incluyendo a los secto-
la transformación del Estado en un sentido au- res subordinados de la sociedad y no solo a los
toritario y de exacerbación de los poderes del grupos empresariales ya mencionados.
Ejecutivo precedió al avance militar y al golpe Este fenómeno tuvo una expresión extre-
de estado. La reforma constitucional antedicha ma en los conflictos entre sindicatos y em-
y su aplicación exacerbada y abusiva por parte presarios; en el creciente poder que aquellos
de Jorge Pacheco Areco y Juan María Bordabe- fueron adquiriendo a nivel del control efecti-
rry desde 1967 hasta 1973 constituyen un movi- vo en el proceso de trabajo de las empresas
miento que atendía parcialmente a necesidades productivas y de servicios. O’Donnell (1981)
estratégicas ligadas a los sectores y fracciones es uno de los pocos autores que insistió ade-
que comenzaban a liderar la reestructuración cuadamente en ese fenómeno como acele-
del bloque de poder. En la medida que la situa- rador de la crisis política para los casos de
ción política se le iba de las manos al gobierno, Argentina y Uruguay.
la “necesidad de orden” se hizo más general Se había configurado pues la crisis orgánica
(Real de Azúa, 1972). más profunda de las clases dirigentes del Uru-
Otro elemento importante del bloqueo polí- guay contemporáneo. La instauración de un
tico —en el marco de la crisis del modelo de estado de excepción con predominio político
acumulación y de distribución— surgió por el de las Fuerzas Armadas y con características
desplazamiento paulatino pero continuo de los altamente represivas tendió a resolver algu-
espacios mismos en los cuales se procesaba “la nos de los problemas propiamente políticos e
política”. En buena medida esta dejó de mani- ideológicos de la crisis. Para ello, los sectores
festarse por los canales tradicionales e institu- empresariales y la experimentada elite política
cionalizados de los partidos, el Parlamento o prefirieron, con más o menos explicitud según
las elecciones. los casos, delegar el poder político por un pe-
Todos estos niveles seguían funcionando, ríodo que ellos mismos esperaron fuera breve.
pero cada vez menos pasaba por ellos la lucha La dinámica de los hechos fue luego diferente,
204 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

pero ese es otro tema y merece un tratamiento –– emigró al exterior por lo menos el 15% de la
particular que no cabe en este trabajo. población económicamente activa;
Por consiguiente, algunas de las transfor- –– aumentó radicalmente el sector informal y
maciones económicas y sociales que sufrió semimarginal de la economía productiva y
Uruguay en el período dictatorial responden a de servicios no modernos;
un movimiento de más largo alcance y poseen
–– se aceleró considerablemente el proceso de
también una importante autonomía respecto al
crisis de los empresarios ligados al mercado
régimen político en cuanto tal. Esto no signifi-
interno en casi todas las ramas de la econo-
ca naturalmente poner en cuestión el carácter
mía, en particular los sectores de la pequeña
de variable interviniente decisiva que tuvo la
y mediana empresa;
dictadura para hacer posible la aceleración y
la consolidación de algunas de esas transfor- –– el sector financiero privado pasó a jugar un
maciones. Pero sí tener presente que el proce- papel decisivo en la economía y en la fijación
so de reconstrucción del tejido democrático de las políticas públicas al tiempo que pasa-
y de consolidación del sistema político se ve ba en su casi totalidad a manos de bancos
enfrentado a dificultades estructurales que no extranjeros;
solo vienen de larga data, sino que, en buena –– las grandes empresas aumentaron su carác-
medida, se han agravado aún más que antes del ter oligopólico en varios sectores y junto a
golpe de Estado. la concentración y centralización de capital,
No tenemos espacio para analizar aquí con tendieron a crearse grupos económicos con
cierto detalle estas transformaciones. Digamos un poder estratégico frente al Estado y la fi-
simplemente que en los últimos quince años: jación de su política económica;
–– la política de endeudamiento público y pri-
–– se redujo el peso específico de la clase obre- vado en dólares dejó una deuda externa que
ra industrial y cambió su estructura interna; impone restricciones muy duras a cualquier
–– disminuyó sustancialmente el nivel de vida política de reactivación que no pase al mis-
de las capas asalariadas, así como la masa de mo tiempo por redefinir sustancialmente las
salarios en el conjunto de las retribuciones; condiciones de pago;
Parte III. La transición democrática 205

–– el estancamiento de la economía agropecua- años; y no solo que no los resolvió, sino que, en
ria se mantuvo y hasta se acentuó en térmi- buena medida, estos se vieron agravados.
nos estratégicos, salvo en los sectores vincu- El “modelo de acumulación” se modificó, sí,
lados a la agroindustria de gran escala; pero en un sentido socialmente más excluyente
–– se creó una estructura legal y organizacio- que en el pasado, más dependiente del exterior
nal adaptada a las necesidades —al menos y sin haber promovido nuevas áreas de produc-
formales— de una plaza financiera de tipo ción o de servicios capaces de garantizar un
offshore, en particular orientada a los mer- crecimiento continuado y por un período pro-
cados de capitales flotantes de Argentina longado, con lo que eso significa de estrecha-
y Brasil; miento de las fronteras del bloque dominante.
En la medida que la retirada de los militares
–– pasado el primer momento del impacto
del Gobierno y la recomposición del sistema
emigratorio y la consecuente movilidad es-
político —formalmente similar al anterior en
tructural ascendente de la fuerza de trabajo
lo constitucional y en la legislación partidaria
residente, volvió a profundizarse el desequi-
y electoral— fue hecha a través de una alianza
librio entre la calificación técnica y cultural
muy amplia de fuerzas sociales que tuvo una
de los egresados del sistema educativo y las
hegemonía política de las capas dominantes
oportunidades ocupacionales que genera el
con dirección social burguesa, pero que contó
sistema económico.
con una fuerte presencia popular, el proceso de
transición fue portador de una importante con-
El Estado de la transición tradicción en su seno.
Una vez terminado el período de dictadura Por un lado, al no haber habido gobierno
militar a través de una combinación de la movi- de transición y al realizarse elecciones bajo
lización cívica de masas y la negociación entre administración militar, todos los partidos vie-
las FFAA y parte de las direcciones partidarias, ron desplazado su discurso hacia el centro y la
la recomposición del sistema político y el Es- izquierda (de Sierra, 1985). Todos eran “oposi-
tado se encuentran con una sociedad transfor- ción” y, al competir por el voto ciudadano en
mada y un sistema económico que no resolvió una fase de recesión y luego de muchos años
los bloqueos básicos que tenía hace ya veinte de baja del nivel de vida popular, debieron
206 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

incluir en su discurso —incluso la derecha— se habían distinguido por una actitud de mi-
una cuota importante de promesas populistas. litancia clara contra la dictadura, incluida su
En ese sentido, el carácter traumático para política económica.
la sociedad y para el sistema normativo histó- Si a este hecho agregamos la recuperación
rico del país que había revestido la dictadura y consolidación de la presencia electoral de
permitió postergar un sinceramiento mayor de la izquierda —Frente Amplio—, vemos que
los proyectos de los sectores predominantes no son nada sorprendente ni inexplicable los
del bloque de poder emergente. Fue todo el pe- sucesivos enfrentamientos del actual Poder
ríodo dominado por lo que se llamó la Concer- Ejecutivo con resoluciones tomadas por las
tación en sus distintas fases. cámaras o sus comisiones desde su reapertu-
De esa manera, no solo la izquierda políti- ra en febrero de 1985. Enfrentamiento incluso
ca recuperó su lugar en el sistema, sino que el con posiciones de los parlamentarios de su
resultado electoral definió un parlamento que propio partido.
los hechos posteriores mostraron estaba rela- Es cierto que estos conflictos entre poderes
tivamente desfasado de los factores de poder se ven favorecidos por la naturaleza del siste-
socioeconómicos realmente decisivos. ma político consolidado por la reforma consti-
Ese desfasaje se da, en primer lugar, por el tucional de 1966, que sobrevivió a la dictadura
acceso en proporción significativa al parlamen- militar. En particular, por el hecho de que el
to de diputados y senadores que representan sistema electoral permite que la primera mino-
fracciones de clase y capas que en veinte años ría —en este caso, el Partido Colorado— elija
habían ido perdiendo buena parte de su peso el presidente de la República, que es a su vez
socioeconómico. En particular, sectores de el jefe de Gobierno. Complementado esto con
pequeña burguesía urbana y rural, así como de que, para levantar un veto presidencial, el Par-
medianos y pequeños productores. lamento debe contar con una mayoría de tres
En segundo lugar, las condiciones políti- quintos de los votos.
cas de la transición y de las elecciones hi- Nuestra hipótesis es que ese factor está lejos
cieron que las cúpulas de ambos partidos de ser el único aspecto de la estructura del Es-
tradicionales colocaran en lugares privile- tado y del sistema político que crea elementos
giados de sus listas a varios candidatos que de inadecuación o de bloqueo.
Parte III. La transición democrática 207

A pesar de ser minoría política, el Ejecutivo relevante para el conjunto del proceso políti-
utiliza con decisión el factor de concentración co. No tanto en el plano jurídico y constitucio-
de poder que resulta del instituto del veto, ejer- nal, donde difícilmente se les asigne un papel
ciendo o amenazando con hacerlo. Al mismo formal diferente al que tenían históricamente,
tiempo, lo combina con los mecanismos de po- sino en su papel efectivo en el aparato estatal.
der de iniciativa y de decisión que tanto la ley Asimismo, en su capacidad de impregnar la es-
cuanto la herencia de métodos de la época mili- fera ideológico-política del sistema emergente.
tar le permite concentrar en el poder ejecutivo Empecemos por este último aspecto. Es evi-
una suma de decisiones mucho mayor que la dente que la doctrina de la seguridad nacional
que tenían los gobiernos constitucionales pre- en la forma pura e integral, tal como rigió hasta
vios al golpe de Estado. Esa práctica se hace 1984, no tiene posibilidades de perpetuarse en
políticamente posible en la medida que res- esta etapa. De todos modos, no debe minimi-
ponde a la concentración de poder habida en zarse el hecho de que las fuerzas políticas aún
el seno de los sectores dominantes en el nuevo no han podido —o no han querido, según los
bloque de poder (Elizalde et ál., 1986). casos— modificar las leyes orgánicas que rigen
internamente a las FFAA, y en ellas siguen ex-
Sobrevivencias dictatoriales plícitamente rigiendo sus fundamentos y sus
En otros trabajos hemos analizado con cier- implicaciones programáticas.
to detenimiento las transformaciones en el Es- El hecho de que el nuevo gobierno y las
tado y el régimen político concomitantes a la fracciones dominantes que en esta etapa his-
irrupción de las FFAA luego del golpe de Es- tórica son su sustento tengan conciencia de
tado de 1973. Para el objetivo de este trabajo, las dificultades de recomponer su hegemonía
interesa más detenerse en las “sobrevivencias” y reinstaurar la vida política en los carriles
que deja a ese nivel el período de la dictadura. tradicionales previos a la crisis, los empuja
Con un carácter provisional y como guía de a considerar con un máximo de “realismo”
avance en su análisis, se puede sostener que la contribución que un cuerpo militar de ese
el papel político efectivo que han de jugar las tipo puede dar a la eventual consolidación de
FFAA en la estructura del Estado emergente y los elementos centralizadores y hasta autori-
en el juego político es una variable altamente tarios del nuevo Estado.
208 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Esta contribución no debe ser pensada nece- de que el gobierno está tratando por diversos
sariamente como algo activo o explícito, sino medios de impedir que la justicia ordinaria tome
también como un elemento estratégico y con- cuenta de los delitos comunes y contra los dere-
textual para ser manejado en la gestión estatal chos humanos cometidos por los militares.
de la política, en particular hacia la oposición Al mantener un presupuesto y un personal
sindical y política. militar y de seguridad claramente despropor-
La otra dimensión que anotábamos hace cionado a las necesidades estimables razona-
referencia no a los aspectos ideológicos y su blemente para el país, para lo cual tuvo que
mutación posible en el discurso implícito de ejercer el derecho a veto, el Ejecutivo parece
sectores gubernamentales, sino a la propia es- inclinarse al desarrollo simultáneo de una bús-
tructura del Estado. queda de reconstrucción de la ideología políti-
La forma en que se dio la transición en el Uru- ca liberal tradicional y a otorgar a las FFAA un
guay hizo que el repliegue militar no implicara ni papel distinto al clásico.
su derrota explícita ni el desmantelamiento de De consolidarse este movimiento, es muy
sus estructuras y servicios de control político de posible que el Estado uruguayo vea consolidar-
la población. Por otra parte, al estar radicalmen- se un “cuarto poder” de facto, como en otros
te acotada la función clásica de las FFAA, dadas países latinoamericanos.
las condiciones geopolíticas generales del país,
su sobredimensionamiento actual y la experien- Condiciones de estabilidad
cia de gestión general del Estado, que realizaron, Es razonable pensar que la mayor o menor
tiende a presionar hacia el mantenimiento de una consolidación de esa tendencia —un cuarto
función política tutelar y con iniciativas genera- poder político activo estratégicamente y tácti-
les, incluyendo la función de veto en aspectos de camente en ciertas coyunturas— va a depender
significación para su concepción de la seguridad en alto grado de que el discurso y la práctica
nacional y de la estabilidad del Estado (Amarillo del gobierno consigan generar un proyecto que
1986, Elizalde et ál., 1986; Rial 1986). pueda manejar expectativas diferidas de fuerte
A ello debe agregarse el hecho —altamente atractivo para sectores claves de las clases su-
significativo para la opinión pública mayorita- bordinadas y de importantes sectores empresa-
ria, como lo muestran encuestas recientes— riales en crisis (Przeworski, 1981).
Parte III. La transición democrática 209

Dicho más claramente, la variable clave — como él está estructurado. Por eso, al mismo
política y socioeconómica— con que cuenta tiempo que mantiene una alta rigidez en su
el nuevo bloque de poder es conseguir la cre- programa económico propio, desde el inicio
dibilidad para un pacto o acuerdo de clases intenta obtener un cierto aval de las fuerzas
que le permita construir una nueva hegemo- de oposición y del movimiento sindical. Para-
nía y le facilite así la estabilidad política y la lelamente, ha desplegado una intensa activi-
constitución de una nueva democracia capi- dad a nivel del debate de ideas y de la disputa
talista en el marco de la nueva estructura es- por el predominio ideológico en el seno de la
tatal en construcción. opinión pública y entre los intelectuales y los
Pero como recuerda muy bien el propio “hacedores dé opinión” de las distintas fuer-
Przeworski en el trabajo referido, ello supone zas sociales y políticas.
—o, por lo menos, supuso en los casos histó- En lo sustancial esos esfuerzos tuvieron re-
ricos conocidos— que los trabajadores y los sultados muy limitados y pueden considerar-
capitalistas estén organizados como clases y se fracasados, a pesar de que tanto el Partido
unificados en su representación político-social, Nacional y el Frente Amplio no rechazaron el
que sus relaciones mutuas estén altamente ins- espacio de discusión que se les ofrecía, en bue-
titucionalizadas, que el riesgo inherente a la na medida porque ambos eran conscientes del
inversión no sea excesivo y que la economía bloqueo de la situación y, en cierto modo, del
se caracterice por una eficiencia relativamente sentimiento generalizado en la opinión pública
alta de dicha inversión. sobre su fragilidad.
Y no hay dudas que las condiciones estruc- La razón de fondo que ha llevado a ese fraca-
turales de la sociedad —y más específicamente so —al menos hasta el momento—, pensamos,
de la economía uruguaya pospopulismo y pos- tiene relación directa con los análisis que he-
dictadura— están bastante lejos de satisfacer mos desarrollado más arriba. En primer lugar,
la realización de esas condiciones. con el hecho de que la propuesta de “moderni-
Es indudable que el gobierno tiene una con- zación” que hace el gobierno, si bien busca una
ciencia bastante clara de estas dificultades, racionalización de las políticas, ella se inscribe
tanto en el plano estructural como en cuan- orgánicamente en la búsqueda de una profundi-
to a sus efectos sobre el sistema político tal zación capitalista regida en lo fundamental por
210 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

las “leyes de mercado” —nacional e internacio- ta. Tampoco, con el amplísimo sector de em-
nal— que en sus líneas básicas es ampliamente presarios pequeños y medianos —del campo y
compatible con el programa de reconversión de las ciudades— que paulatinamente han visto
económica que llevó a la crisis de 1973. Tam- reducirse sus posibilidades de reproducción.
bién, con la inspiración del equipo económico Cuando las demandas de la sociedad —en
que actuó durante el período dictatorial. particular de los sectores subordinados o mar-
En una sociedad que mantiene una alta ginales al nuevo bloque de poder— se expresa-
tasa de desocupación (fluctuante alrededor ron en el Parlamento, el Poder Ejecutivo no ha
del 12%), que sufrió la emigración de más del dudado en usar sus poderes, llegando hasta el
15% de su fuerza de trabajo (Petruccelli, 1978; veto cuando fue necesario.
Aguiar, 1982) y que vio descender radicalmente Son estos elementos propiamente econó-
los niveles de vida de los asalariados (Notaro micos y ligados al proyecto de acumulación
y Canzani, 1974; Melgar, 1978 y 1986), ninguna y distribución del ingreso del gobierno los
de estas propuestas contiene bases de negocia- que presionan objetivamente al rechazo por
ción atractivas para los sectores populares. los sindicatos y parte de la oposición de las
Como al mismo tiempo la inversión sigue propuestas concertantes y de acuerdo nacio-
siendo muy baja o negativa en los sectores nal adelantadas.
productivos —como sucedió el año pasado— Esa situación lleva a que las variables pro-
y el producto bruto es estacionario o retroce- piamente políticas e ideológicas pasen a jugar
de en la industria, ni la actividad general ni el un papel relevante en la determinación de los
empleo ni los niveles salariales aparecen con escenarios posibles en la actual situación, en
un dinamismo ascendente capaz de generar particular en el plano de la búsqueda de una
expectativas sólidas de negociación, aunque hueva hegemonía.
sean diferidas. El gobierno, el Partido Colorado y, más en
Por parte del gobierno y de los sectores del general, el conjunto de sectores sociales y po-
empresariado ligados a él, no se adelanta nin- líticos que aspiran a definir y formar parte del
guna propuesta de cambios socioeconómicos nuevo bloque de poder han dado en este año
que habiliten una verdadera negociación con y medio una gran importancia a estos factores
los sectores populares en su dimensión clasis- político-ideológicos. Quizás no sea erróneo
Parte III. La transición democrática 211

decir que es en ese terreno donde más intensa- clara y regulada de la oposición —y en parti-
mente se han desplegado las distintas formas cular de los sindicatos— en la definición del
de lucha-conflicto entre capas, fracciones, cla- modelo general de acumulación y del uso del
ses y grupos políticamente relevantes. excedente generado.
Es evidente que desde que asume el Poder Existe una contradicción formal importante
Ejecutivo en marzo de 1985, el Partido Colo- en este discurso elaborado “desde el poder”.
rado realiza un sistemático esfuerzo por con- Ella radica en que el mismo debe compatibilizar
solidar hacia el futuro una “problemática “que por un lado el proyecto social de las fracciones
se despegue lo menos posible de los “bienes de clase que son portadoras de una moderniza-
políticos”. Es decir, desplazar el debate y la ción o profundización capitalista que puede lla-
normatividad política hacia la sola dicotomía marse clásica —el gobierno la llama economía
democracia-autoritarismo, relegando al terre- social de mercado— con la necesaria atención
no de las “utopías” y lo “vetusto” los clivajes de demandas populares muy urgentes en la rea-
clasistas y socioeconómicos en general. lidad uruguaya y que políticamente no pueden
Al mismo tiempo, trata de confinar la polí- ser totalmente ignoradas.
tica al mundo exclusivo de los partidos y del Esta exigencia lleva a complementar el dis-
sistema político stricto sensu. curso democrático liberal puro con una refe-
A su vez, a esa dicotomía se la fue paulatina- rencia constante y explícita a los planteos y
mente acompañando del par liberalismo-/mar- discursos clásicos de la socialdemocracia orgá-
xismo, tratando de crear la asociación entre nica. En la medida en que ninguna de las prác-
las reivindicaciones salariales y “corporativas” ticas concretas del Estado se orienta a darles
con la “visión marxista” y, en general, con toda realidad, todo hace pensar que pueden entrar
conflictividad clasista, especialmente la plan- a mediano plazo en contradicción política y
teada por los sectores subordinados. no sólo “lógica”, y que además dichas proposi-
El campo de los valores democráticos se tra- ciones juegan un papel de recubrimiento ideo-
ta, pues, de hacerlo contradictorio con toda rei- lógico tendiente a ganar tiempo para intentar
vindicación redistributiva y más en general con consolidar el nuevo modelo de Estado antes de
todo planteo de incluir entre las condiciones que puedan desplegarse políticamente los con-
de afirmación democrática una participación flictos implícitos en la sociedad.
212 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

En cualquier caso, este desplazamiento cla- en el marco de los rígidos límites estructurales
ro de la estructura del discurso democrático del actual capitalismo uruguayo y su contexto
—en el contexto uruguayo clásico— por parte externo, dicho discurso lleva implícitamente
de los dirigentes políticos y nuevos ideólogos en su seno las consecuencias socioeconómi-
emergentes del bloque en el poder contrasta cas marginadoras que señalamos. No es, por lo
con las transformaciones regresivas estructu- tanto, arbitrario analizarlo en sus implicancias
rales que se han producido en la sociedad y que estratégicas de inflexión “autoritaria”. Más aún
tienden a aumentar cada vez más la distancia cuando, por encima de los cambios de régimen
entre democracia política y democracia social. político, es la propia estructura del Estado la
Hace por lo menos treinta años que el fun- que se ha ido transformando con esa orienta-
cionamiento capitalista en el Uruguay, lejos de ción en los últimos veinte años.
disminuir las desigualdades, no ha hecho sino No se trata aquí de lo “autoritario” solamen-
reproducirlas y aumentarlas. Este problema te en cuanto a la eventual presencia explícita
nos parece central y creemos que está directa- de formas de excepción —con o sin predomi-
mente ligado a otro movimiento institucional y nio militar—, sino también en cuanto a la hi-
del discurso legitimante desde y sobre el Esta- pertrofia tendencial del Poder Ejecutivo y sus
do. Nos referimos al avance creciente del po- aparatos tecnoburocráticos —no solo políticos
der de la tecnoburocracia estatal y al paulatino en el sentido clásico— que tienden a restringir
abandono del discurso jurídico y su sustitución las bases posibles de alianzas sociales y, por
por uno de corte técnico-burocrático como ele- supuesto, las formas de participación y de con-
mento legitimador de la política estatal. No se trol de la ciudadanía de los actos del gobierno.
trata —por supuesto— de un cambio de hom- El que los componentes de tipo autoritario
bres y de su formación profesional —aunque del Estado lleguen o no a asumir formas repre-
este cambio también se está operando—, sino sivas exacerbadas ha de depender fundamen-
del contenido mismo del discurso con el cual talmente del proceso propiamente político.
se interpela al ciudadano y se trata de fundar la En 1978, Poulantzas reflexionaba con gran
nueva hegemonía. agudeza sobre este tipo de transformación del
En la medida en que este discurso cada vez Estado en la fase de capitalismo monopolista,
más tecnocrático de las élites dirigentes se sitúa acuñando el concepto de “estatismo autoritario”
Parte III. La transición democrática 213

y sus implicaciones amenazantes para la demo- Es cierto que los resultados tan diferentes
cracia en Europa (Poulantzas, 1981). de ambas economías en los últimos lustros,
Posteriormente, Cardoso planteaba una re- priva a los impulsores del modelo de transfor-
flexión similar como una de las guías para la mación estatal en curso en nuestro país de la
comprensión de los problemas del tránsito de “legitimidad práctica” con que cuentan los gru-
“la dictadura a la democracia” en Brasil (Car- pos dirigentes brasileños.
doso, 1981).2 A ello se agrega que en el caso uruguayo el
proceso de transformación de la estructura del
2 “Volvamos un poco a la cotidianeidad de la ‘transición’
Estado y sus relaciones con los partidos políti-
brasileña. ¿Cuál es su característica esencial? En mi opi- cos y los movimientos sociales aún no ha avan-
nión, se trata de un proceso de liberalización política que zado tanto como en Brasil. Pero el movimien-
se orienta a ajustar la propuesta posible de dominación to parece inscribirse en la misma dirección,
burguesa [...] En lo que tiene de más significativo, esa li- habiendo tenido un impulso importante en el
beración busca crear ‘espacios controlados’ para el ejer-
cicio de la crítica, sin ceder, en el plano de la estructura
período dictatorial.
de poder, a presiones democratizadoras. Sin embargo, este El hecho —diferencial y significativo— de
proceso posee cierta maleabilidad. Lleva implícito un ‘có- que en Uruguay, desde 1973, nunca funciona-
digo hegemónico nuevo’: es el Estado y no el partido inde- ron legalmente los partidos y que no existió un
pendiente del empresariado quien totaliza [...] El ‘partido ámbito parlamentario —aunque fuera acotado
hegemónico’ del capitalismo oligopólico, especialmente en
las situaciones de dependencia, es el Estado como buro- y tutelado—, hace que a la salida del régimen
cracia, como productor asociado a las multinacionales o militar se produjera una recomposición formal
a las empresas locales y como gobierno en ultima ratio de del sistema partidario que oscurece la visibili-
base militar. Lo inesperado en la etapa brasileña actual es dad del fenómeno de desplazamiento hacia el
la separación formal entre el poder ejecutivo y las fuerzas
Ejecutivo de las funciones de decisión real, así
armadas y la propuesta de ‘armisticio’ que los dueños del
poder hacen a la sociedad. ¿En qué consiste este armisti-
cio? En que la sociedad acepte como legítimo un orden que
separa radicalmente la esfera de lo político de la esfera de un orden que deja lo económico libre del control social
lo social (el sindicato no es para ‘ hacer política’; el par- pero anexo al Estado, y que divide, incluso en la cúpula,
lamento no es para hacer leyes que se refieran a la admi- el poder real (el gobierno y la administración) del área
nistración de la vida: presupuesto, gastos sociales, etc.; la de expansión política, que es dejada a la sociedad, esto es,
iglesia es para rezar; las universidades para estudiar, etc.), a los partidos y al parlamento” (Cardoso, 1981: 295-296).
214 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

como del nuevo papel del Poder Ejecutivo en claves de su metamorfosis, sino en lo que llama
el funcionamiento del Estado y en los procesos la necesaria “modernización”. Dicha moderni-
de intermediación entre este y la sociedad. zación se la ha centrado más bien en los aspec-
De todas maneras, un análisis detallado tos técnico-organizativos y, sobre todo, en la
de los principales nudos de decisión estatal propuesta de reducir su tamaño o las áreas de
habidos en estos diez y ocho meses y de la intervención económica tradicionales.
manera en que el discurso y la práctica es- Si bien dicha propuesta es aún bastante
tatal se ha dirigido al movimiento sindical, a vaga, y a veces contradictoria, parece orientar-
ciertos movimientos sociales de nuevo tipo y se, por un lado, a permitir el ingreso de capital
a los propios partidos de oposición- —y tam- privado en áreas rentables atendidas por el Es-
bién al del gobierno— parecen poder confir- tado y, por otro, a funcionalizar mejor el con-
mar esta tendencia. junto de aparatos administrativos y de toma de
Las principales empresas y sus representan- decisiones a las nuevas realidades del bloque
tes son plenamente conscientes de esta nueva de poder.
realidad y además ya habían estructurado sus Como sucede en cada período histórico, el
conexiones directas con el aparato del Estado principio que rige la lógica “modernizadora”
desde el período dictatorial. Ellos gestionan sus aplicada o impulsada desde el Estado tiende a
demandas y regulan su conducta —económica y hacer coincidir las exigencias de los grupos o
también social— en directa negociación con los alianzas de grupos empresariales que dominan
centros reales de decisión y dan una atención en la etapa con la lógica y la racionalidad “ne-
mucho menor a los viejos espacios de poder — cesaria” del conjunto de la sociedad.
como el Parlamento— y a las negociaciones so- Las relaciones más o menos estrechas de di-
ciopolíticas directas con el conjunto de actores chos grupos con las empresas y capitales tras-
organizados que se ven afectados por sus deci- nacionales predominantes en la etapa, están en
siones específicas a nivel económico. directa relación con sus posibilidades de éxito
En cuanto al discurso del Estado sobre el Es- práctico. Sin embargo, los factores propiamen-
tado —que a su vez es retomado intensamente te políticos introducen un factor complementa-
por los ideólogos y políticos más ligados al go- rio que puede llegar a ser determinante, como
bierno— se ha centrado no en estos problemas ya sucedió antes en el país.
Parte III. La transición democrática 215

Resumiendo, vemos que en el caso uruguayo del Estado. En general, se trata de los grupos
las condicionantes estructurales y los aspectos más ligados —de una u otra forma— al capital
propiamente político-sociales que determina- transnacional.
ron en gran medida el proceso de ruptura ins- La estructura del bloque de poder, continuó
titucional en 1973 se mantienen en un grado durante la dictadura su proceso de cambio y
considerable. Incluso en algunos aspectos han se modificó sustancialmente respecto a su rea-
tendido a agravarse. lidad previa al golpe de Estado. En particular,
Las determinantes de la crisis general que se han estrechado las bases de acuerdo y alian-
afecta a América Latina —en buena medida zas de clases y fracciones de clase que habían
provenientes de la reestructura general en cur- regido durante décadas en el país. El grado de
so en los países capitalistas dominantes en el dependencia del exterior, es decir, la restric-
sistema mundial— ejercen sobre la sociedad, ción de los grados de libertad en las decisiones
la economía y el Estado uruguayo efectos que estratégicas del Estado y de los principales ac-
en algunos de sus aspectos son más perversos tores económicos y sociales tuvo un aumento
que en otros países. considerable, con lo que se agravó el fenómeno
La economía sigue careciendo de dinamis- por la pequeñez del país y su capacidad limita-
mo en sus sectores reales y está más subor- da de incidir en dichas variables externas.
dinada que hace veinte años a la lógica del La estructura misma del Estado sufrió mo-
capital financiero, en particular el de propie- dificaciones y se desplazaron los mecanismos
dad extranjera. de toma de decisiones claves hacia el Poder
Las exigencias del pago de la deuda externa Ejecutivo y la alta administración estatal. Los
siguen imponiendo muy fuertes restricciones a principales grupos económicos nacionales y
una recuperación del producto, el que tiene un extranjeros parecen haber reforzado sus co-
comportamiento estacionario —salvo breves nexiones y su influencia sobre ese centro de
períodos— desde hace varias décadas. poder real.
La estructura del capital ha sufrido un proce- Concomitantemente, ha descendido el po-
so creciente de concentración y oligopolización, der y la incidencia del Parlamento y de otras
existiendo un peso mucho mayor de los gran- esferas estatales. La excepción la constituyen
des grupos económicos sobre las decisiones las FFAA que, de hecho, han aumentado su
216 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

peso político e ideológico de facto en el Esta- Los conflictos entre poderes del Estado pa-
do y la sociedad. recen tender a agravarse dada la estructura
Más en general, el hecho de que la transfor- del sistema político y la existencia de un juego
mación de la estructura estatal —que responde político a tres polos, donde uno de ellos es la
a transformaciones en la esfera económica y izquierda y donde ningún partido parece poder
social— se haya procesado bajo regímenes de obtener a corto plazo una mayoría absoluta en
excepción parece haberle dado a la alta admi- el plano electoral.
nistración características ideológicas y ope- En ese contexto general, el sostenido es-
rativas que tienden a mantenerse en la etapa fuerzo del gobierno y de los grupos sociales
democrática y que no solo pueden generar ten- que le dan sustento estratégico por confinar
siones específicas, sino que le facilita al nuevo la problemática del debate en el plano de los
bloque de poder la aplicación de sus políticas. “bienes políticos” parece encontrar serias di-
La recomposición del sistema político y del ficultades a pesar del amplio consenso exis-
juego partidario —formalmente similar al que tente entre los actores por tratar de “preser-
existía previamente al golpe— parece resen- var la democracia. Resolver el escoyo de la
tirse de esta disminución de la centralidad del relación entre democracia política y demo-
Parlamento y, más en general, de la separación cracia social ha de constituirse en uno de los
creciente del poder efectivo con respecto al ejes del esfuerzo del bloque dominante por
sistema de partidos y su capacidad de repre- constituir una nueva hegemonía.
sentación de la estructura social y sus clivajes La morosidad estructural respecto a las exi-
plurales, en particular de tipo clasista. gencias de reactivación económica con carác-
La dificultad histórica del sistema político ter sostenido y los componentes “autoritarios”
electoral —que además condensa la distribu- implícitos en la reestructura del Estado hacen
ción de poder legítimo en todos los niveles y aparecer como especialmente problemática la
circunscripciones en elecciones cada cinco posibilidad de éxito de esa búsqueda de nueva
años— para representar adecuadamente a la hegemonía.
sociedad y sus divisiones, en el caso uruguayo A pesar del efecto despolitizador general
parece haber aumentado dado el conjunto de del período dictatorial, la tradición de partici-
circunstancias mencionadas. pación generalizada de la sociedad uruguaya,
Parte III. La transición democrática 217

la unificación sindical de los asalariados y las Amarillo, M. 1986 “El ascenso al poder de las
presiones del propio sistema de relaciones Fuerzas Armadas” en Cuadernos de Paz y
políticas hacen razonable hipotetizar que la si- Justicia (Montevideo).
tuación antes descripta difícilmente dejará de Buxedas, M. 1986 “El mito del Estado
expresarse a nivel político. batllista” en Brecha (Montevideo).
La nueva configuración del bloque de poder Cardoso, F. H. 1981 “Régimen político y
y su expresión a nivel de la estructura estatal cambio social” en Estado y política en
de decisiones llevan a pensar en un proceso América Latina (México DF: Siglo XXI).
creciente de tensiones entre poderes del Esta- de Sierra, G. 1974 Nouvelle conjoncture
do y, más en general, entre el Ejecutivo y las imperialiste et crise politique dans
expresiones sociales y políticas de las clases y l’Uruguay contemporain (París: Centre
capas subordinadas de la sociedad. d’Étude des Mouvements Sociaux)
Como se ve, hemos hablado del estado y de — 1978 “Consolidación y crisis del
su transformación en aspectos que parecen ser capitalismo democrático en el Uruguay” en
altamente relevantes para el futuro político América Latina: historia de medio siglo
del país. Esperamos haber mostrado la legiti- (México DF: Siglo XXI) Vol. 1
midad de este enfoque frente a la saturación y — 1985a Sistema y partidos políticos en el
bloqueo de un debate que mira al estado sólo Uruguay de la crisis (Montevideo: Centro
por la mirilla de la “eficiencia” y del “tamaño” Interdisciplinario de Estudios sobre
de sus aparatos administrativos o económicos. el Desarrollo).
— 1985b Sociedad y política en el Uruguay
Bibliografía de la crisis (Montevideo: Libro Sur).
Aguiar, C. 1980. ¿Estado aislado, sociedad Elizalde, E.; Stolovich, B. y Latorre, R.
inmóvil? (Montevideo: Centro 1986 “Los proyectos de clase y el
Interdisciplinario de Estudios sobre el Estado en la democracia uruguaya”,
Desarrollo). Ponencia presentada en el XVI Congreso
— 1982 Uruguay, país de emigración Latinoamericano de Sociología, Río
(Montevideo: Ediciones de la Banda de Janeiro.
Oriental).
218 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Filgueira, C. 1984 “El Estado y las clases: O’Donell, G. 1981 “Las Fuerzas Armadas y el
tendencias en Argentina, Brasil y Uruguay” Estado autoritario del Cono Sur de América
en Pensamiento Iberoamericano (Madrid: Latina” en Estado y política en América
ICI) N.º 6, julio-diciembre Latina (México DF: Siglo XXI).
IE (Instituto de Economía, Facultad de Petruccelli, J. L. y de Sierra, G. 1978 “Proceso
Ciencias Económicas y de Administración, de las migraciones internacionales de
Universidad de la República) 1968 uruguayos, 1960-1975”, Informe para el
El proceso económico del Uruguay Programa de Investigaciones Sociales sobre
(Montevideo: Fundación de Cultura población en América Latina, inédito.
Universitaria). Poulantzas, N. 1981 Estado, poder y
Las Bases 1985 (Montevideo) “Las elecciones socialismo (México DF: Siglo XXI).
vistas por un sociólogo”. Entrevista a Przeworski, A. 1978 “Compromiso de clases
César Aguiar. y Estado: Europa occidental y América
Melgar, A. 1978 Distribución del ingreso en Latina” en Estado y política en América
el Uruguay en Serie deInvestigaciones Latina (México DF: Siglo XXI).
(Montevideo: Centro Latinoamericano de Real de Azúa, C. 1972 “Política, poder y
Economía Humana) N.º 18. partidos en el Uruguay de hoy” en Uruguay
Melgar, A. y Villalobos, F. 1986 La desigualdad hoy (Buenos Aires: Siglo XXI).
como estrategia (Montevideo: Centro Rial, J. 1986 “Militares y redemocratización”
Latinoamericano de Economía Humana – en Cuadernos de Marcha (Montevideo)
Ediciones de la Banda Oriental). Tercera Época, Año II, N.º 2, 8, junio.
Notaro, J. y Canzani, A. 1984 Los asalariados,
condiciones de vida y de trabajo en
Fascículo del CIEDUR (Montevideo) N.º 2.
Gerónimo de Sierra, Augusto Longhi

Concentración de poderes
en el Ejecutivo y democracia* **

Democracia y estatismo autoritario imposibilidad de satisfacer las demandas de

D urante toda la década del setenta, la re-


flexión sobre los límites y contradicciones
de la “democracia liberal” en los países capita-
más democracia política y social de los secto-
res populares, llevaron a cuestionar por dife-
rentes vías las visiones fácilmente optimistas y
listas más avanzados alcanzó un alto grado de unilineales sobre el futuro de dichas democra-
desarrollo. Autores de muy diversa ideología, y cias capitalistas. Crisis de gobernabilidad, blo-
desde perspectivas teóricas dispares, constata- queos del sistema, crisis de hegemonía, estatis-
ron evidencias empíricas y reflexionaron teóri- mo autoritario, etc., fueron áreas recurrentes
camente en el sentido de los límites crecientes del trabajo de los cientistas sociales y, por su-
a los que se enfrentaban esos sistemas políti- puesto, de los principales actores implicados.
cos, y las relaciones Estado-sociedad que se En parte por problemas de comunicación,
habían desplegado después de la crisis de 1929. pero sobre todo porque en ese período en Amé-
La crisis del llamado Estado de bienestar, rica Latina se vivían los procesos de golpes
los bloqueos de la acumulación, el aumento militares y ascenso del autoritarismo, el grue-
de la participación del Estado —en particular so de esta producción teórica y empírica que
a través del Poder Ejecutivo—, y la creciente cuestionaba los viejos análisis sobre el futuro
de las democracias capitalistas, pasó relativa-
* Publicado en de Sierra, G. (coord.) 1987 Hacia dón- mente desapercibida en nuestros países.3
de va el Estado Uruguayo (Montevideo: Fundación de
Cultura Universitaria – Centro Interdisciplinario de Es-
tudios sobre el Desarrollo). ciones Estado-economía-sociedad-política. Los autores
** El CIEDUR está desarrollando una investigación de esta ponencia han desarrollado en los últimos me-
interdisciplinaria sobre distintos aspectos de las rela- ses una investigación específica de sociología-política
220 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Por otra parte, con la crisis de las dictadu- y los bloqueos de la democracia política en la
ras militares del Cono Sur, la problemática de etapa actual del desarrollo capitalista.
la llamada transición produjo una focaliza- Como muy bien señala Wolfe, en su obra
ción casi exclusiva en la revalorización de la principal traducida al castellano en 1980, la
democracia política, y generó grandes expec- percepción más clara de la crisis de la demo-
tativas en cuanto a su posible estabilización cracia en los países centrales (él estudia es-
y profundización. pecialmente el caso de los Estados Unidos)
Naturalmente, el Uruguay no escapó a este surge porque los sectores dominantes comen-
fenómeno y recién hoy comienza a plantearse zaron a percibir que, en medio de las dificulta-
muy tímidamente la reflexión sobre los límites des crecientes para la acumulación ampliada
del capital en su fase monopolista avanzada,
la profundización de dos de los componen-
sobre algunos de los temas e hipótesis incluidos en el tes básicos de la democracia —igualitarismo
trabajo “Transformación de la sociedad y del estado,
búsqueda de nueva hegemonía”, editado por el CIEDUR
y participación— pueden poner en riesgo la
anteriormente (de Sierra, 1986b). Dado que el tema es- propia reproducción del sistema.
pecífico de la concentración de poderes en el Ejecutivo Quizá la visión más cruda del problema pue-
—en régimen democrático— está casi inexplorado por da encontrarse en las conclusiones formuladas
los cientistas sociales uruguayos, se optó por una estra- por la Comisión Trilateral, en 1975, cuando
tegia de aproximaciones sucesivas. Una vez concluida
la investigación en curso, se abordarán otros capítulos afirma: “La esencia del problema reside en las
relevantes para la explicación del proceso global de contradicciones inherentes que están involu-
transformaciones del Estado uruguayo y sus implica- cradas en la misma frase ‘gobernabilidad de la
ciones para la democracia. Esta ponencia somete a dis- democracia’” (Informe de la Trilateral citado
cusión algunos elementos teóricos y metodológicos, el
por Wolfe, 1980: 356). Pues en alguna medida,
análisis de algunas dimensiones y evidencias empíricas
parciales y parte de las conclusiones provisorias que
[…] gobernabilidad y democracia son conceptos
surgen de la investigación.
3 Así se explica que trabajos de la trascendencia de
enemigos. […] Un sistema de valores que normal-
los de Jürgen Habermas, Claus Offe, Alan Wolfe, Adam mente es bueno en sí mismo no se vuelve necesa-
Przeworski, y los últimos libros de Nicos Poulantzas, riamente óptimo al ser maximizado. Hemos lle-
entre otros, recién empiecen a conocerse y discutirse gado a reconocer que hay límites potencialmente
en nuestro país.
Parte III. La transición democrática 221

deseables para la extensión de la democracia po- cuanto mayor sea la complejidad y continuidad
lítica (p. 353; énfasis propio). del sector estatal en sus actividades concretas
dirigidas a un fin (político general), más difícil se
Cada vez más los países capitalistas, del torna mantener el equilibrio entre el sistema eco-
centro y de la periferia se ven enfrentados a la nómico de dominación capitalista y sus precondi-
contradicción entre el interés objetivo y gene- ciones dispuestas políticamente. En este sentido,
ral del capital y su acumulación, y el uso mayor la politización de las funciones destinadas a man-
o menor que, en cada situación histórica con- tener el orden capitalista, lo que la economía de
creta, puedan hacer los ciudadanos de los de- mercado ya no generaba por sí misma, representa
una solución inevitable —aunque ambivalente e
rechos democráticos, derechos inherentes a la
internamente contradictoria— al problema. Ella
necesidad de legitimación del sistema político
confronta al aparato del Estado con la tarea no
y del Estado. sólo de armonizar y reconciliar los intereses
No podemos realizar en este lugar un análi- empíricos de los capitales particulares con los
sis detallado de los procesos económicos, polí- requisitos funcionales del capital como un todo,
ticos e ideológicos que en la fase actual del ca- sino también de canalizar los procesos políticos,
pitalismo aparecen como determinantes claves únicos medios disponibles a este fin, en una direc-
de esa contradicción.4 ción en la cual su dinámica inmanente no choque
En todo caso, y refiriéndonos más específi- contra los límites del modo de producción capita-
camente al tema que nos ocupa, son válidas las lista [...] El curso real de los acontecimientos va a
formulaciones de Offe (en la compilación de estar determinado por la selectividad del sistema
político institucional: por su capacidad de organi-
Sonntag, 1977) cuando afirma:
zar políticamente la conducción y las actuaciones
Cuanto menos le sea posible al Estado limitar complementarias sin politizar sustancialmente
sus actividades a una mera sanción de las tran- la economía, sin infringir su carácter “privado”
sacciones entre propietarios de mercancías y (pp. 68-69; énfasis original).

El papel creciente del Estado en la vida eco-


4 Para un panorama sobre el tema puede consultarse nómica —no necesariamente asumiendo un pa-
Wolfe (1980: 271 y ss.); Offe (1984); Sonntag y Valecillos pel productivo directo— incidiendo en el pro-
(1977); Labastida (1986); los capítulos 2 y 3 en Wright ceso de acumulación en esta etapa histórica,
(1983) y O’Connor (1981).
222 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

lleva necesariamente a politizar dicho proceso. En consecuencia, las propias características


Al tomar cada vez más decisiones a nivel político económico-políticas del Estado “capitalista de-
estatal, afecta criterios de mercado en su sentido mocrático”, en sus diversas variantes posibles,
estricto. Con ello, un volumen creciente de de- conducen a que las estructuras internas de este
mandas de los trabajadores y de los ciudadanos Estado y las políticas específicas que se defi-
se dirigen hacia el Estado y presionan la politiza- nen en su seno, se constituyan en objeto de las
ción de las mismas. Esto obliga, a su vez, al movi- luchas políticas de clases y sean, por lo tanto,
miento contrario del Estado, que debe ocuparse, influidas por ellas.
a través de sus variados recursos políticos, de Actualmente, el sistema político y el Estado
despolitizar al máximo las manifestaciones con- uruguayo se ven sometidos a estas tensiones. A
cretas de las luchas sociales, de clases, tanto a ellas se agregan los efectos convergentes de un
nivel productivo como de la distribución y el con- fenómeno similar que se produce en los países
sumo de los bienes materiales y culturales. base de las empresas trasnacionalizadas, y el
Como ya lo señalamos en un trabajo anterior capital bancario del que depende cada vez más
(de Sierra, 1986b), uno de los intentos parcia- el capitalismo uruguayo. Esto explica, en bue-
les para resolver esa contradicción en nuestro na medida, que estemos viviendo un período
país —y no solo en la Europa capitalista y los en el cual fracciones claves de la clase domi-
EEUU— es la combinación de la centralización nante intenten un manejo más instrumental y
de poder en el Ejecutivo,5 con un proceso cre- directo del aparato estatal, con el objetivo de
ciente de búsqueda de legitimaciones de tipo reestructurarlo, para hacerlo más compatible
tecnocrático para las políticas económicas y con las formas de acumulación adecuadas a la
sociales definidas desde el gobierno. estrategia elegida como la más viable y menos
traumática para sus intereses concretos.
Ello no implica que, de tener éxito en la lucha
5 Cuando hablamos del Ejecutivo, no lo reducimos al por ese objetivo, no se pueda instaurar, bajo
presidente sino a todo el equipo ministerial, la Oficina esa nueva estructura del Estado consolidada,
de Planeamiento y Presupuesto (OPP) y el conjunto de una nueva fase de manejo menos instrumen-
los sectores de la alta administración, que legalmente o
tal de los aparatos de ese mismo Estado. So-
de facto operan como instrumentos para definir y apli-
car su política. bre todo, si la estrategia global de los sectores
Parte III. La transición democrática 223

dominantes —y las respuestas de las clases en nuestro país. Supone, también, que esas
subordinadas lo hacen posible— opta por con- transformaciones tienen efectos decisivos para
solidar una vía de hegemonización político- las instituciones de la democracia política, aun
ideológica, y no de régimen de excepción, con cuando esa transformación sea por el momen-
predominio de los instrumentos político-coer- to relativamente opacada por el discurso explí-
citivos de dominación. cito de muchos actores, y por el hecho de que
Este último aspecto del problema abre se trata de un proceso aún no culminado.
toda una temática específica, referida al de- Esto no implica afirmar —aunque ese pro-
sarrollo de los sistemas políticos y a los pro- blema no sea estudiado aquí— que el desarro-
blemas de la hegemonía en los Estados capi- llo concreto de las luchas sociales y políticas
talistas dependientes de América Latina, en no sea, en definitiva, el que decidirá el destino
esta etapa histórica.6 Su tratamiento escapa final de esta disputa por la estructura del Esta-
a los fines de este trabajo y será abordado en do y del sistema político.
etapas posteriores. Lo que queremos señalar, teórica y empíri-
La relevancia del tema de nuestro estudio camente, es el paulatino despliegue de una for-
actual nos parece que surge de esa dinámica ma de Estado autoritario de nuevo tipo —que
más global —y más estructural— que hemos puede albergar en su seno formas de régimen
descrito brevemente. Si nuestros supuestos político variadas y, por cierto, diferente de la
son válidos, ello implica que el actual proceso dictadura militar o algún tipo de fascismo con-
de concentración de poder en el Ejecutivo no sureño—, y que ello significa la posibilidad de
es sino un indicador importante de una serie de que nos aproximemos rápidamente al debilita-
procesos convergentes que se están dando en miento duradero de las formas de democracia
otros espacios de las relaciones sociales y polí- política y representativa, tal como las conoció
ticas, y que todos ellos parecen ser parte de una el país antes del golpe de Estado de 1973.
transformación profunda del tipo de Estado Sería temerario excluir la posibilidad de una
vuelta a formas de Estado de excepción. Pero
lo que ahora nos interesa mostrar es la posibili-
6 Una discusión bastante amplia sobre este tema pue-
dad de constituir una nueva forma democrática
de verse en Labastida (1985); la parte IV de Vega (1983);
Lechner (1981) y Pensamiento Iberoamericano (1984). que, manteniendo muchas de las libertades y
224 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

derechos actuales, incluya en su seno una se- Respecto del objeto más preciso de nuestra
rie de dispositivos institucionales y de prácti- investigación, nos importa señalar que los es-
cas político-administrativas, orientadas a pre- tudios políticos contemporáneos, al abordar,
venir el ascenso eventual de las luchas de los tanto en Europa, los EEUU, como en Améri-
sectores subordinados y perjudicados por las ca Latina, las contradicciones anotadas en el
nuevas exigencias de la acumulación. Y, previ- funcionamiento de las democracias capitalis-
niéndolos, tratar de resolver las trabas que ese tas, han puesto especial énfasis en el estudio
movimiento puede significar para consolidar del fortalecimiento del Poder Ejecutivo y en
una nueva hegemonía. el nuevo papel que va adquiriendo el aparato
Se trata de conceptualizar la posibilidad de administrativo del Estado, sobre todo la alta
un Estado democrático, pero que incorpora, administración, con el consecuente proceso
cada vez más en su interior, reflejos y concrecio- de pérdida de peso del Parlamento y todas sus
nes institucionales que recubren y expresan ten- implicancias para el futuro de la democracia.
dencias al autoritarismo, inscritas en la propia Jerarquizar esa problemática en el estudio
lógica del tipo de Estado capitalista dependien- de las transformaciones estatales en curso en
te, en esta fase del capitalismo en su unidad con- nuestro país no constituye, en absoluto, un in-
tradictoria internacional. De más está decir que tento de aplicar arbitrariamente a la realidad
este fenómeno afecta de un modo u otro a toda concreta un esquema teórico general y válido
América Latina, y no es exclusivo al Uruguay. universalmente. Por el contrario, la investiga-
Por otra parte, no debe pensarse que este ción en curso nos ha mostrado que el uso ade-
instrumental preventivo se expresa solo en cuado de ciertas hipótesis elaboradas a partir
el plano jurídico-constitucional (Wolfe, 1980; del estudio empírico de otros países capitalis-
Poulantzas, 1981), ni que siempre aparezca ex- tas —en particular de América Latina— per-
plícitamente en el ejercicio del poder, al menos mite producir un conocimiento nuevo sobre
en lo que se refiere a ciertos sectores de la po- los fenómenos institucionales y políticos en
blación. Se trata de instrumentos que muchas curso entre nosotros. Y, más que eso, nos per-
veces pueden guardarse en reserva para mo- mite mostrar que formular ciertas preguntas
mentos de crisis política y agudización de las teóricamente pertinentes es una forma ade-
tendencias autoritarias y hasta fascistizantes. cuada de visibilizar fenómenos que, de otra
Parte III. La transición democrática 225

manera, pasan desapercibidos o se los explica jurídicamente aplicadas. Esto no solo permite la
en forma inadecuada. obstrucción de las decisiones parlamentarias,
El fuerte intervencionismo estatal en lo sino también el que sean desfiguradas [...] Los
económico y social —más allá de los discur- proyectos de ley son preparados directamente
por la administración — dependiente del Ejecu-
sos— unido con el mayor peso de los grupos
tivo— y no se inscriben tanto en la lógica formal
económicos oligopolizados (Buxedas, 1987),
del sistema jurídico [...] sino sobre un registro
que tienen un creciente entrelazamiento con la diferente, el de la política económica concreta
alta administración estatal y el propio gobier- de todos los días, la que es encarnada por el apa-
no (Stolovich y Rodríguez, 1987), entrando en rato administrativo.
contradicción con las demandas democráticas
y su canalización parcial a través del Parlamen- Cabe agregar que la importancia y profundi-
to, agudizan la tendencia a concentrar el poder dad de este fenómeno no concierne solamente
en el Ejecutivo, y ponen en entredicho práctico a la oposición. Esta limitación de poderes afec-
el papel de control legal que aquel jugaba res- ta también a los parlamentarios del partido de
pecto del gobierno y el aparato administrativo. gobierno, quienes tienden a jugar cada vez más
Y ello, en aspectos cada vez más importantes y el papel de masa de maniobras parlamentaria
en ámbitos cada vez más extendidos. del Ejecutivo y la alta administración.
Como bien dice Poulantzas (1981), no se tra- Este desplazamiento de los centros de deci-
ta solo de que el Parlamento pierda legalmen- sión formal que dificulta el control parlamenta-
te su capacidad de iniciativa en áreas claves, rio —y en general de la opinión pública— redu-
sino que: ce también los espacios y las prácticas orien-
tadas a la búsqueda de reales compromisos en
[…] cada vez más las leyes generales y universa- la escena parlamentaria, según la efectiva rela-
les que aún dicta el Parlamento, en el fondo nada ción de fuerza en su seno. A su vez, acentúa el
más que leyes-marco, no son aplicadas sino des-
fenómeno de las negociaciones directas de los
pués de pasar por mecanismos de concretización
y particularización realizados por el Ejecutivo. Se
grandes grupos económicos con el gobierno o
trata de decretos, normas de aplicación, circula- sectores del Ejecutivo, pero en todo caso fuera
res, aditivos y correctivos que define la adminis- del Parlamento. Tiende así a crearse toda una
tración, sin los cuales las normas definidas no son estructura más o menos informal ligada con
226 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

el Ejecutivo (Couriel, 1987), que maneja esas Esto es particularmente válido para el fe-
negociaciones previas a la toma de decisiones nómeno de la concentración de poderes deci-
gubernamentales, lo que aumenta su opacidad sionales a nivel del Poder Ejecutivo, donde es
y el secreto en su génesis.7 evidente que el período militar exacerbó una
Es fácil percibir la importancia de los efec- tendencia ya presente en los impulsores del
tos de este fenómeno sobre el conjunto de las proyecto de Constitución aprobada en noviem-
libertades democráticas, y no solo sobre el bre de 1966 (C. 66). Dicha tendencia luego fue
control público de las decisiones del Ejecutivo. ampliamente desarrollada en la administración
de Pacheco Areco, y bajo formas diferentes
La centralización y los conflictos —como tratamos de mostrar en este trabajo—
de poderes sobrevive en el período posterior a marzo de
Como hemos sostenido en un trabajo ante- 1985. Sostenemos que esta tendencia no solo
rior vinculado con esta investigación (de Sierra, coexiste sino que tiene una importante rela-
1986b), la transformación del Estado uruguayo ción causal —como efecto— de las transfor-
contemporáneo —en aspectos otros que su ta- maciones ocurridas en la sociedad y su estruc-
maño o la eficiencia organizacional— tiene una tura de clases, y por lo tanto, en la estructura
relativa independencia respecto de la forma del bloque de poder hoy dominante en el país.
concreta de régimen político imperante en los Sin embargo, el objeto específico de este tra-
últimos veinte años. Esa hipótesis no implica bajo y la investigación que lo precedió no se
desconocer el carácter de variable interviniente ubica en ese nivel de la problemática, sino en
decisiva del período dictatorial, como factor que analizar una parte de la evidencia empírica que
permitió profundizar y especificar el tipo y el gra- permita fortalecer la hipótesis —deducida de
do de transformaciones que se dieron en su seno. aquella— según la cual en un régimen político
legal y no de facto —es decir, legitimado por la
vigencia del Estado de Derecho, que incorpora
7 Como ejemplos elocuentes, basta citar los casos de la división de poderes, y un Parlamento elegi-
los Presupuestos y Rendiciones de Cuentas, así como la do por voto popular—, la continuidad de este
definición de las retribuciones a los pasivos y el uso de
movimiento de traslación del centro real, que
los recursos centrales derivados del aumento del pre-
cio de la nafta. toma las decisiones de interés social y público
Parte III. La transición democrática 227

respecto de áreas cada vez más numerosas, se Pérez, 1987). Nuestra investigación nos permi-
ve especificado y recorre caminos diferentes te afirmar que la restauración constitucional y
de los del período dictatorial. política producida por la transición uruguaya,
Nuestra hipótesis central en este trabajo ha generado procesos sociales y políticos que
sostiene que, sin anular la división formal de impulsan al Poder Ejecutivo a moverse con fre-
poderes del Estado, y sin negar el principio cuencia en el “filo de la navaja”, y a utilizar, para
constitucional de la soberanía popular, dicha hacer valer su punto de vista, procedimientos
tendencia a la centralización de poder a nivel que no solo son de dudosa legalidad, sino que
del Ejecutivo obliga a este a desplegar una mul- tienden indudablemente a menoscabar, en for-
tiplicidad de procedimientos —a veces legales, ma creciente, la independencia de poderes, y
otras de dudosa legalidad y, en ocasiones, fran- a multiplicar el grado de opacidad de la toma
camente ilegales—, que permiten al gobier- de decisión sobre temas que afectan a grandes
no utilizar, y al mismo tiempo profundizar, la sectores de población.
transformación efectiva del Estado.8 Son múltiples los ejemplos de esta tendencia
Diversos juristas, sociólogos y politólogos en los dos últimos años de vida constitucional
convergen en la tesis de que la C. 66 represen- del país, y en este trabajo pensamos aportar
ta, de por sí, un poderoso instrumento legal elementos empíricos que contribuyan a respal-
que permite, sin violentar su marco, aplicar y dar esta afirmación.
profundizar esta tendencia, en contraste con la Sin entrar a analizar el contenido sustantivo
realidad política previa a 1967. (Real de Azúa, del discurso teórico e ideológico que a veces
1972; de Sierra, 1986a, y en especial Pérez funda, o pretende fundar, esta conducta del
Ejecutivo, en el plano de la toma de decisiones
en estos dos años, se han producido numero-
8 Temas importantes, como las propuestas de moder-
nización, privatización, reducción y tecnificación del sas confrontaciones entre el Poder Ejecutivo,
aparato estatal, deben ser estudiados en sí mismos y el Poder Judicial y el Poder Legislativo, en las
representan otras áreas de transformación eventual del cuales estos dos últimos han advertido que se
Estado. Sin embargo, creemos que los espacios de po- vulneraron sus derechos y prerrogativas es-
der y de gestión en ellos implicados también aparecen
pecíficamente delimitadas en la Constitución.
fuertemente afectados por la transformación específica
que aquí abordamos. Pero incluso aunque no se hubiera violado la
228 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Constitución, como sostienen los voceros del secciones siguientes se ha intentado respon-
partido de gobierno, para el análisis es impor- der a tales requerimientos metodológicos.
tante retener que tanto los partidos políticos La concentración de poder en el Ejecutivo
de oposición, como en varias ocasiones la ma- puede manifestarse —y de hecho se manifies-
yoría del Parlamento y la Suprema Corte de ta— de manera diversa, según sea el grado de
Justicia, manifestaron ese punto de vista en complejidad y desarrollo del sistema económi-
forma pública. co, el marco constitucional, el sistema político
Más allá de las opiniones jurídicas, esas con- y el nivel de toma de decisión.
frontaciones públicas colocan el tema de la En nuestro país, hay aspectos de esa con-
relación entre poderes en el plano de los pro- centración que se expresan en el simple ejerci-
blemas políticos efectivos que debe procesar el cio del Ejecutivo de las atribuciones previstas
sistema, y pasan a integrarse como puntos de en el marco constitucional (iniciativas reserva-
referencia de la opinión pública. das, leyes de urgencia, vetos totales o parciales
Tanto es así que, durante todo el segundo a leyes votadas por el Parlamento, etc.). Pero
semestre de 1986, uno de los temas que polari- en otros casos se observa una determinada ma-
zó el debate político fue la llamada “tendencia nera de usar esas atribuciones y su propia fre-
al bloqueo del sistema político”. De ahí sur- cuencia, o la extralimitación del espacio legal,
gieron distintas hipótesis sobre su gravedad por medidas de hecho no siempre claramente
y las formas de superar ese hecho que, para percibidas por todos los actores (“imposición”
muchos, amenazaba o amenaza la propia con- de puntos de vista a directores de entes autó-
tinuidad democrática. nomos o descentralizados; “sugerencias” al
Desde el punto de vista metodológico, el Parlamento sobre cómo redactar una ley veta-
análisis de los conflictos entre Poderes dife- da; decisiones por decreto, cuando correspon-
rentes del Estado y jurídicamente definidos dería una decisión parlamentaria, etcétera).
en sus atribuciones, conduce a la búsqueda En otros casos, dicha tendencia se ve refle-
de indicadores empíricos capaces de aproxi- jada en la creación por parte del Ejecutivo de
marnos, en cierta medida, a las tendencias y obstáculos formales, o de hecho, a la transpa-
fenómenos definidos teóricamente, e históri- rencia de los actos administrativos y de gobier-
camente delimitados. En buena parte, en las no. Esto imposibilita que otros poderes y la
Parte III. La transición democrática 229

opinión pública puedan ejercer efectivamente de ese movimiento más general de los estados
sus atribuciones (forma de presentar el Presu- capitalistas democráticos, pero la evolución es
puesto Nacional o las Rendiciones de Cuentas efectiva y continua en la nueva etapa consti-
anuales, en lo referente al Parlamento; forma tucional. Ella suele ser acelerada por las exi-
de estar redactada la ley de Caducidad, en gencias de integración dependiente al nuevo
cuanto a las atribuciones del Poder Judicial; esquema internacional de reproducción del
obtención de recursos fiscales por vías que elu- capital trasnacionalizado, en lo productivo y
den la intervención parlamentaria, etc.). en lo financiero. Sin embargo, ese movimiento
Existen otras manifestaciones de esa ten- en nuestro país aparece a la vez especificado,
dencia a concentrar el poder en el Ejecutivo. y ahora acelerado, por la transformación de la
Se expresan en formas más sutiles, pero no me- estructura social y de clases en estas décadas,
nos reales y efectivas; por ejemplo, el recurso y por la opacidad representacional de nues-
reiterado al anuncio de vetos posibles antes de tro sistema político electoral. Estos procesos,
que una ley sea aprobada contra la voluntad aunque venían dándose desde antes del golpe
del gobierno, o también el uso de mecanismos de Estado, se vieron acentuados por las condi-
jurídicos o políticos que tienden a facilitar al ciones particulares en las que desarrollaron las
Ejecutivo la elusión de sus responsabilidades primeras elecciones posdictadura (de Sierra,
políticas ante la mayoría parlamentaria. 1986a; Rial, 1985).
Las ciencias sociales contemporáneas han En esta etapa de nuestra investigación, por
analizado con bastante detalle este movimien- razones metodológicas, no hemos abordado
to tendencial del estado capitalista de las últi- un fenómeno importante, en tanto favorece la
mas décadas a centralizar las decisiones en el concentración de poder en el Ejecutivo: nos
Ejecutivo, e ir vaciando lentamente el papel referimos a la transformación significativa del
efectivo de los Parlamentos en la fijación de funcionamiento del partido de gobierno en su
políticas (Wright, 1983; Offe, 1984; Wolfe, 1980; relación con el Parlamento. De todos modos,
Poulantzas, 1981; Cardoso, 1981; Miliband, importa señalar que la creciente transforma-
1978; Rojas, 1981; entre otros). ción del partido Colorado en “correa de tras-
La evolución del Estado y el sistema políti- misión” hacia el Parlamento de las decisiones
co uruguayo participan con un cierto retraso tomadas a nivel del Ejecutivo, es una variable
230 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

política que interviene de manera significativa poder Ejecutivo sin mayoría parlamentaria y la
para acelerar el proceso de disminución del pa- oposición, cuando en temas importantes esta
pel de los legisladores electos popularmente, manifiesta explícitamente su posición contra-
en relación con la toma de decisiones claves ria y la transforma en ley.
para la sociedad. Alguien podría sostener que esa situación
Es quizás algo obvio, pero importa señalar política es coyuntural y que podría variar, lo
explícitamente que nuestras hipótesis se ocu- cual es cierto, y dado que el Ejecutivo no tiene
pan de fenómenos políticos e institucionales obligación jurídica de someterse, lo único que
que tienen una relación menor con la voluntad hace es asumir sus responsabilidades. Pero, en
personal explícita de tal o cual gobernante, o cualquier caso, este solo hecho —máxime si
grupo de la élite política en el poder. Si nues- se tiene en cuenta que se reitera en un período
tras hipótesis son adecuadas, pensamos que la prolongado y expresa una voluntad continua-
situación y la tendencia anotada no variarían da— no deja de constituir un indicador claro
sustancialmente, en el supuesto de que el parti- y concluyente de la tendencia que estamos es-
do de gobierno fuera el Nacional, aunque es ra- tudiando. En este sentido, no parece de recibo
zonable pensar que, en ese caso, el proceso to- el expediente de calificar sistemáticamente a
maría formas más complejas y zigzagueantes. dichas mayorías de ocasionales, como lo ha he-
Como veremos más adelante, de la inves- cho recurrentemente el Ejecutivo.
tigación realizada surge con bastante nitidez Es sumamente importante advertir que cuan-
esta tendencia centralizadora y los conflictos do controlamos empíricamente este fenómeno,
entre poderes que ella suele producir, en esta e introducimos el análisis de los conflictos ya
etapa de adaptación del sistema político. Los no entre gobierno y oposición, sino entre Eje-
estilos de funcionamiento político van más cutivo y el Parlamento, como instituciones, nos
allá de los conflictos “normales” o “esperables” encontramos con que en reiteradas ocasiones
entre cualquier gobierno y la oposición en sus lo que el Ejecutivo cuestiona y llega a vetar son
distintas vertientes. Este aspecto del problema acuerdos de comisiones de ambas Cámaras, o
permitiría por sí solo abordar el tema de cuá- leyes ya votadas por consenso de todos los par-
les deberían ser las relaciones —con indepen- tidos, o por una abrumadora mayoría de ellos,
dencia de la letra de la Constitución— entre un incluso, por supuesto, con la participación de
Parte III. La transición democrática 231

los parlamentarios electos del partido Colora- Hemos elegido prioritariamente estudiar el
do, tanto en las comisiones como en ambos tema a través de los casos procesados a nivel
plenarios legislativos. parlamentario, dada su mayor visibilidad y la
En este caso nos acercamos al núcleo duro de facilidad para efectuar el registro empírico de
nuestra hipótesis, pues allí aparece el desfasaje las distintas posiciones. Pero es evidente que
entre una primera etapa de formación de opi- la tensión entre poderes se manifiesta muchas
nión, por parte de legisladores electos de todos veces a través de mecanismos más sutiles y
los partidos —y que representa, en ese acto, un con menos visibilidad. Ya sea a través de indi-
esfuerzo de síntesis entre posiciones políticas e caciones verbales reservadas, de circulares a
ideológicas diferentes—, que ponen en acto su los directores de entes públicos del Partido Co-
derecho político y su capacidad jurídica de inter- lorado, de presiones sobre titulares de medios
pretar las demandas de sus electores; y, por otro de comunicación de masas, o simplemente por
lado, el punto de vista del Ejecutivo que, en este omisión de acatar, por ejemplo, resoluciones
caso, no solo es diferente, sino que se formula firmes del Tribunal de lo Contencioso Adminis-
con posterioridad al lento proceso de discusión trativo, etcétera.
en las comisiones y en el Plenario de ambas Cá- Naturalmente, junto con el análisis de los
maras. Es decir que durante ese tiempo reitera- actos del Ejecutivo orientados a hacer preva-
damente el Ejecutivo no operó directamente o a lecer su voluntad como órgano por distintos
través de sus parlamentarios en la formación de medios, debe tenerse en cuenta un hecho rele-
opinión política, sino que, de hecho, impuso su vante: una parte fundamental de la alta admi-
punto de vista a través del veto total o parcial. nistración del Estado se mantiene inamovible
Con el correr de los meses, el Ejecutivo pro- desde la época de la dictadura. Con indepen-
curó evitar ese tipo de conflictos globales, ya dencia relativa de las opiniones y actitudes so-
sea operando en casi todos los casos con ante- bre estos temas de dichos funcionarios, es evi-
lación sobre los parlamentarios de su partido, dente que doce años de régimen de facto —y
o utilizando el expediente de la amenaza de centralización de poder en el Ejecutivo— han
veto, presionando de esa manera sobre todos dejado lo que puede llamarse factores inercia-
los parlamentarios, cualquiera fuere su partido les, que tienden a facilitar la preeminencia de
(ver Cuadro adjunto). la voluntad del Ejecutivo.
232 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Este fenómeno inercial puede constatarse lización utiliza, de cierta manera, esas normas.
tanto a nivel de los organismos de conducción Siendo relativamente constante el objetivo y el
económica como en el ámbito de la administra- movimiento de fondo impulsado por el Ejecu-
ción de justicia, en especial en los ámbitos del tivo, dichas normas se usan casi siempre extre-
derecho público y administrativo. En ese con- mando sus potencialidades centralizadoras; y
texto —que debería estudiarse en profundidad cuando la norma dificulta obtener el objetivo
y empíricamente— es aún más difícil para los buscado, se propende a operar en el límite de la
diversos actores integrantes de otros poderes legalidad. Para ello se extreman los márgenes
ejercer efectivamente las autonomías previstas interpretativos posibles y se utiliza al máximo
en el juego democrático regulado constitucio- la zona de ambigüedad que ello crea, incluso
nalmente. Así, puede incluirse de forma razo- cuando la mayoría política y de opiniones jurí-
nable esta variable, como coadyuvante en este dicas apoya un criterio interpretativo contrario
período, a la profundización del fenómeno que al del Poder Ejecutivo.9
estamos analizando. Como se analiza más adelante, el mecanis-
El objetivo de esta etapa inicial del trabajo mo de centralización opera de manera diferen-
consiste en mostrar un aspecto específico de te, según sea el ámbito concreto en que debe
la transformación de la estructura del Estado aplicarse. En el caso del Poder Judicial, se han
y su funcionamiento: la tendencia creciente a combinado las propuestas presupuestales, las
una mayor preeminencia del Poder Ejecutivo intervenciones públicas del Presidente de la
sobre los otros poderes. Dicha preponderancia República u otros miembros del Ejecutivo y, en
es especialmente visible en la toma de decisio- ciertos casos, actitudes de facto de la adminis-
nes. En el momento de la toma de decisiones tración encaminadas a desconocer resolucio-
relevantes, se activan relaciones de fuerzas en- nes firmes de ciertos órganos judiciales.
tre actos sociales, políticos y administrativos.
Pero los mecanismos que se ponen en movi-
miento implican siempre estructuras jurídicas 9 Algunos de los casos más notorios fueron: la inter-
—constitucionales, legales y administrativas—, pretación sobre los vetos al presupuesto de los orga-
nismos, dispuesto en el artículo 220 de la Constitución;
que regulan el deber ser de los procedimientos.
la forma de fijar los reajustes de las pasividades; y, el
La tendencia estructural y política a la centra- precio de los combustibles.
Parte III. La transición democrática 233

En el caso de los entes autónomos y otros —aunque sea mayoritaria— que, de antemano,
servicios descentralizados, se opera y se exa- se sabe que será vetada por el Ejecutivo.
cerban las atribuciones de facto del Ministerio En el marco de este trabajo no analizamos
de Economía y Finanzas y de la Oficina de Pla- —aunque lo tomamos como un dato contex-
neamiento y Presupuesto. Asimismo, se utili- tual— la propia estructura del sistema político
za, a veces más allá del espíritu de la ley, las y los bloqueos de facto que este tiende a crear,
afinidades entre las mayorías coloradas de los dada la estructura de partidos en esta etapa
directorios respectivos y el Ejecutivo. histórica del país, combinada con un sistema
En cuanto a la gestión del Parlamento, el político pensado para el bipartidismo. Dicha
mecanismo centralizador opera, en primer lu- estructura ya ha sido objeto de análisis en lo re-
gar, haciendo jugar a fondo y en forma combi- ferente a este aspecto, por los propios partidos
nada toda la batería constitucional introducida y muchos cientistas sociales (de Sierra, 1985;
en 1966. Esta incluye las iniciativas reservadas González, 1985; Rial, 1984; Filgueira, 1984).
al Ejecutivo en materias socio-económica y Es especialmente relevante para nuestro
presupuestal, incluso todo el ámbito fiscal; las trabajo el análisis de los aspectos del sistema
leyes de urgencia que pueden ser aprobadas político: los mecanismos de representación; la
por simple transcurso del tiempo; el altísimo elección del Presidente por la primera minoría,
quorum previsto para levantar los vetos presi- y por lo tanto sin mayoría parlamentaria; la
denciales cualquiera sea su fundamento explí- inexistencia de facto —por ambigüedad consti-
cito; y, el quorum necesario para aprobar la ley tucional— de gabinetes con apoyo mayoritario
en cuestión. En ocasiones, las Cámaras corren explícito de la Asamblea General; y la diferen-
el riesgo de ser disueltas, cuando existen posi- cia radical entre las mayorías necesarias para
bilidades de reunir esas mayorías especiales en votar una ley y para levantar el veto eventual
el Parlamento. del Ejecutivo.
Además de estos recursos constitucionales, Postulamos que los procesos aquí analiza-
a menudo se utiliza el mecanismo ya menciona- dos tienen un carácter fundamentalmente po-
do de amenazar con el veto, antes de que se tome lítico —aunque ligados con la transformación
una resolución en las Cámaras. De esta mane- de la sociedad y el bloque en el poder—. Los
ra, aumenta el costo de cualquier resolución aspectos jurídicos solo los tenemos en cuenta
234 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

como condicionantes con las que debe contar que se registran en la Constitución del Estado
el Ejecutivo, en un Estado de derecho, para lle- siempre están relacionados y son, así, expre-
var adelante la transformación del Estado en sión de aquellos cambios que han logrado plas-
curso desde hace por lo menos veinte años. mar en el Estado y en el sistema político las
fuerzas políticas y los intereses de clase de las
La Constitución de 1966 que son expresión.
y la concentración de poderes Las líneas siguientes tienen por objetivo
La Constitución es la norma de máxima je- brindar los resultados de un análisis sumario
rarquía de todo el sistema jurídico, en tanto de los cambios en la distribución del poder y
ella consagra y regula la forma de integración en el funcionamiento del Estado que introdujo
de los distintos poderes estatales, su organiza- la Constitución de 1966, que entendemos han
ción, funcionamiento y distribución del poder, originado una concentración de poderes en el
así como los mecanismos de promulgación de Ejecutivo, en detrimento de los otros poderes
toda la legislación vigente en una sociedad. Su- estatales. La inclusión de este apartado en este
jeta a las modificaciones impuestas en ella, las trabajo obedece al propósito de demostrar que
fuerzas políticas en función de los proyectos de los señalados rasgos autoritarios y excluyen-
organización política que intentan forzar a la tes de los gobiernos de Pacheco, Bordaberry,
sociedad, y a las relaciones de fuerza o alianzas y con características distintas ciertas tenden-
que estas logran establecer, se encuentra en- cias del gobierno actual, si bien, en gran par-
tre los elementos o “datos” de la realidad más te, están determinados por las políticas que se
tangibles o aprehensibles, y también significa- proponían aplicar, y los intereses que deseaban
tivos, para el estudio de las distintas formas o priorizar, en gran medida son también el resul-
regímenes de Estado, y de los cambios que en tado de las nuevas condiciones y posibilidades
estos acontecen. Aunque evidentemente el fun- de accionar gubernamental, consagrados en la
cionamiento del Estado entendido en “sentido Carta de 1966.
amplio” y su devenir no pueden ser captados A diferencia de los análisis realizados des-
correctamente solo a partir de su análisis, de de la Ciencia Jurídica, que en su gran mayoría
hecho su examen constituye un paso ineludible se han concentrado en determinar los cam-
en el estudio de estos fenómenos: los cambios bios ocurridos en la forma de régimen, a partir
Parte III. La transición democrática 235

de las atribuciones que le competen al Parla- las atribuciones que la Carta concede a estos
mento en relación con el control o censura del poderes en la estructura del Estado. Según
accionar del Ejecutivo, en esta investigación este segundo criterio concluye que la Cons-
hemos entendido, desde un enfoque sociopo- titución de 1966 incrementa notoriamente el
lítico, que la determinación de los cambios, conjunto de competencias del Poder Ejecu-
que trae consigo la nueva Carta, requiere un tivo, en comparación con la Carta de 1952.
examen global que tenga en cuenta los tres re- b) El análisis de las modificaciones contenidas
quisitos siguientes: en una reforma constitucional, y de su sig-
nificado político en el marco de un proceso
a) Realizar un análisis global del conjunto de histórico, no deben dejar de tener en cuenta
aquellas normas que han incrementado las la voluntad y el respaldo que existían en las
atribuciones y facultades del Poder Ejecuti- fuerzas políticas para aquel conjunto de cam-
vo, en desmedro de los otros poderes del Es- bios que se han determinado como más sig-
tado. Según esto, entendemos que no debe nificativos. Sin duda, este constituye un dato
examinarse la forma de Estado o de gobier- muy relevante de los cambios que se intenta-
no solo a partir de las atribuciones que las ban plasmar, sobre todo, si se tienen presen-
cartas constitucionales otorgan al Poder Le- tes los intereses corporativos o de clase a los
gislativo en cuanto al control o “mecanismos que atendían fundamentalmente las fuerzas
de equilibrio” con el Poder Ejecutivo —por políticas que impulsaban el cambio.
ejemplo, sus prerrogativas de pedido de in-
c) El análisis de los cambios que una carta
formes, censura, llamado a sala, etc.—, sino,
constitucional consagra debe considerar,
por el contrario, a partir de las atribuciones
finalmente, el uso y los resultados poste-
políticas que en su conjunto detentan estos
riores que tuvo la vigencia de tal norma.
poderes. De acuerdo con el primer criterio,
Toda carta concede y prescribe, para quien
se llegaría así a la conclusión de que la Cons-
ejerce el gobierno, un conjunto de atribu-
titución de 1966 consagra un tipo de régimen
ciones, cuyo ejercicio, resultados e impli-
“parlamentarista”, como lo sostuvieron en su
cancias políticas solo se demuestran con el
momento muchos juristas. A una conclusión
devenir del tiempo.
opuesta se llega si se atiende al conjunto de
236 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Si bien este último punto no se trata en rado con anterioridad proyectos de reforma
este apartado, el examen de esa dimensión constitucional, con múltiples puntos de coin-
ha sido realizado en otras partes de la pre- cidencia. Es nuestra interpretación que, en el
sente investigación. marco de todo este proceso, las propuestas de
Es evidente que el Uruguay asiste, a inicios cambio consagradas en la Carta constitucional
de la década del sesenta, a una situación de por los dos partidos tradicionales, con el apo-
cambio caracterizada, en lo que creemos sus- yo casi unánime de sus distintos agrupamien-
tancial, por propuestas de reconversión de los tos, buscaban tres resultados principales, que
procesos de producción, distribución y consu- guían y articulan el conjunto de las reformas
mo; de modificación de su estructura de clases introducidas por dicha Carta.
y sectores sociales; de reinserción internacio- En primer lugar, sin duda alguna, las refor-
nal; de crisis de hegemonía, tanto al interior de mas apuntaban básicamente a transformar la
las diversas fracciones de la burguesía, como naturaleza e integración del Poder Ejecutivo,
en las relaciones de estas fracciones con el mediante la sustitución del Ejecutivo cole-
resto de los sectores sociales; y, finalmente, de giado, por un Ejecutivo unipartidario y presi-
esfuerzos para crear formas de organización y dencialista, con los consiguientes resultados
expresión políticas alternativas de los sectores de fortalecer la figura y el papel del Presiden-
populares. Paralelamente, se venían reiteran- te —Jefe de Estado-Jefe de Gobierno-Jefe de
do, desde comienzos de la década del cincuen- Partido—, y también al partido y a la fracción
ta, propuestas de cambios en la organización partidaria gobernante. Resulta claro que bajo
del Estado, en la perspectiva de eliminar el co- la vigencia de esta Carta —es un resultado na-
legiado y centralizar la cuota de poder en ma- tural y hasta esperable— se incrementaría el
nos del Ejecutivo. En un proceso marcado por poder en el Estado, y en el Partido, del líder de
estas líneas principales de cambio —o de ten- la fracción partidaria mayoritaria que lograse
dencia al cambio—, es que se llega a elaborar el triunfar en las elecciones. Por otra parte, tam-
proyecto constitucional, finalmente aprobado, bién resulta evidente que, con la vigencia de
luego de un acuerdo entre los principales gru- esta Carta constitucional, la fracción partidaria
pos del Partido Nacional y el Partido Colorado. triunfante aumentaría notoriamente su poder
Estos grupos, respectivamente, habían elabo- al interior del partido, en comparación con lo
Parte III. La transición democrática 237

que acontecía durante la vigencia de la Carta tencias del Poder Ejecutivo, desde entonces
anterior. Un tercer resultado, también previ- de integración unipartidaria, y en contrapar-
sible, es que la nueva integración del Poder tida un decaimiento o pérdida de competen-
Ejecutivo termina con un gobierno de repre- cias del Poder Parlamentario. Dicho en otras
sentación considerablemente “plural” de inte- palabras, si uno analiza las transformaciones
reses corporativos —pues en él estaban repre- en las “formas de Estado”, a partir de la deter-
sentadas diversas fracciones de los dos parti- minación del Poder que se constituye en el eje
dos tradicionales, que debían gobernar en un organizador del Estado, debe concluirse que
régimen casi de acuerdo—, y lo sustituye por dicho eje se desplaza en la nueva Carta. Ese
otro en donde se crean condiciones para una nos parece que fue el propósito central, hacia
representación más selectiva y excluyente de el Ejecutivo.
intereses corporativos. Como lo veremos en las líneas siguientes,
Es nuestra opinión que estos cambios no los incrementos de atribuciones del Ejecuti-
han sido destacados en su real significación vo se observan en dos aspectos que creemos
por los análisis efectuados sobre la reforma muy significativos: por un lado, un incremento
constitucional. Todo el proceso político poste- de las atribuciones del presidente y del parti-
rior ha demostrado la veracidad de que los tres do gobernante para mantener a los ministros
resultados que marcamos son un desenlace ló- o sus políticas, que incluye la posibilidad de
gico, natural y hasta “predecible”, del cambio disolver el Parlamento, donde se vuelve cla-
de integración del Poder Ejecutivo: el fortaleci- ramente a la Constitución de 1942; por otro
miento del papel y figura de jefe de Estado-de lado, un aumento general de atribuciones del
gobierno-de partido, de la fracción partidaria Poder Ejecutivo en la Función Legislativa,
triunfante, y el carácter más exclusivo del go- sobre todo en lo referente a la discusión o
bierno en cuanto a la realización de los intere- aprobación de las leyes presupuestales, o la
ses de los grupos corporativos. fijación de salarios, precios, tributos y pensio-
Un segundo resultado que efectivamente nes. Ciertamente, la nueva Carta concede ma-
pretendían las reformas introducidas por la yor espacio y poder de acción al Ejecutivo en
Carta del año 1966, era el de lograr un incre- el tratamiento de los asuntos económicos, en
mento del conjunto de atribuciones o compe- tanto el Parlamento los pierde.
238 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Aunque se cree que este desplazamiento las reformas. Parece evidente que un reajuste
de competencias en favor del Ejecutivo y de la economía y la adopción de un nuevo mo-
en detrimento del Parlamento es el cambio delo de políticas públicas en forma integral y
principal, como lo mostraremos más adelan- sostenida, encontraría serias limitaciones en el
te, también acontece una pérdida de compe- marco de la organización estatal y administra-
tencias en otros poderes del Estado, como tiva que establecía la Constitución anterior. Sin
es el caso de los órganos legislativos depar- lugar a dudas, ello no sería posible.
tamentales y de los Entes Autónomos y Ser- En las líneas siguientes pasaremos revista al
vicios Descentralizados. conjunto de artículos que creemos señalan más
En realidad, las nuevas condiciones jurí- claramente el incremento de competencias y la
dicas para estos centros de poder significa- concentración de poder en el Ejecutivo, y los
rían la pérdida de atribuciones en términos tres órdenes de cambios que se han mencio-
administrativos, de autonomía presupuestal nado como principales. Establecidos estos ar-
y de gestión. tículos, hemos procurado determinar cuál fue
La tercera línea de cambio o resultado que el origen de cada una de estas reformas; esto
pretendía la instauración de la nueva Carta era es, qué relevancia concedían a estas los dos
la creación de centros de poder “técnicos”, en proyectos que sirvieron de base para elaborar
directa relación con la Presidencia. Desde ellos, la Carta definitivamente aprobada: el proyecto
se trataría de centralizar y racionalizar la adop- del Partido Nacional y el proyecto del Partido
ción de decisiones técnicas vinculadas con el Colorado.10 Hemos realizado esto con el pro-
manejo de los ingresos y finanzas públicas, a pósito de demostrar no solo qué jerarquía con-
fin de lograr una administración más “eficien- cedían los proyectos de los dos partidos tra-
te”, “racional” y “equilibrada”. Es un hecho sin- dicionales a las distintas reformas o cambios
tomático que una de las acusaciones y críticas que hemos considerado principales, sino un
más frecuentes al funcionamiento estatal que
imperó durante la vigencia de la carta de 1952,
fueron las de impedir la “articulación de las po- 10 Cabe señalar que la obra del Dr. Alberto Pérez Pérez
La Constitución de la República Oriental del Uruguay
líticas del Estado”, su efecto de “anarquía” y de
de 1967, concordada y anotada, fue un instrumento
“ineficiencia”, en palabras de los defensores de técnico de gran utilidad para redactar este capítulo.
Parte III. La transición democrática 239

hecho que creemos principal y necesario des- de integración unipartidaria, liderado por el
tacar: la Reforma constitucional del año 1966, presidente de la República, quien actúa siem-
en las tres líneas de cambios que marcamos, si pre con el ministro o los ministros respectivos,
bien fue impulsada por el herrerismo y la Lis- o con el Consejo de Ministros (art. 149). Esta
ta 15, logró concitar el respaldo y la moviliza- reforma es una vieja aspiración del herrerismo,
ción de la casi unanimidad de los dos partidos que trató de impulsarla sin éxito a través de su-
tradicionales. Más allá de las intenciones y de cesivos proyectos de reforma constitucional,
los distintos proyectos de país, o intereses de desde la aprobación de la Carta de 1952 (ver
fracciones del capital que estos perseguían, al Gros Espiell, 1967). Ahora era aceptada por la
proponer esta reforma, el hecho es que existió Lista 15 y casi todo el Partido Colorado, que, gi-
un acuerdo casi general dentro de cada uno de rando el timón, propuso integrar un Ejecutivo
estos partidos a favor de una reconversión del unipartidario y presidencialista. Puesto que ya
Estado, que se orientara de acuerdo con estos hemos señalado los resultados que implica este
tres objetivos de cambio. cambio, no abundaremos en más comentarios
sobre el tema.
El cambio de integración A este cambio de integración del Ejecutivo
y el fortalecimiento se suman un conjunto de modificaciones nor-
del Poder Ejecutivo mativas a través de las cuales se incrementan
Hemos señalado, en las líneas anteriores, sus facultades para integrar el cuerpo de mi-
dos cambios principales que introduce la Cons- nistros, determinar y distribuir las funciones
titución de 1966: modificar la integración del en el mismo, y mantener determinadas líneas
Poder Ejecutivo e incrementar sus competen- de política ministerial. Con ello, tanto en lo re-
cias, y una concentración de poder en el mis- lativo a la redistribución de funciones ministe-
mo. Estas transformaciones se encuentran riales, como respecto de la creación de otros
plasmadas en un conjunto de artículos que re- ministerios, o en relación con las atribuciones
visaremos de manera sucinta. de cuestionamiento, censura, o cambio de mi-
El cambio más notorio y más conocido fue nistros y sus políticas, el Parlamento ve decaer
la eliminación del Ejecutivo colegiado, de inte- sus atribuciones en comparación con la Cons-
gración bipartidaria, y la sustitución por otro, titución anterior.
240 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Así, el artículo 174, luego de establecer 11 Ciertamente, las modificaciones más relevan-
ministerios y determinar que la competencia y tes en cuanto a prerrogativas del Poder Ejecu-
materia de estos será dictada mediante ley, por tivo vinculadas con la integración y funciona-
la mayoría absoluta del total de integrantes de miento ministerial, así como con la adopción
cada Cámara, especifica en el inciso segundo de políticas, están plasmadas en el artículo 148.
que: “El Presidente de la República, actuando Estas reformas amplían las facultades del presi-
en Consejo de Ministros, podrá redistribuir di- dente de la República para la defensa y el mante-
chas atribuciones y competencias”. Esta dispo- nimiento de ministros, o mejor dicho, de sus po-
sición, incorporada por el texto de 1966, y del líticas, frente al Parlamento, aun cuando estos
que no existen antecedentes en la Constitución hubieran sido censurados por este poder del Es-
anterior, recoge iniciativas de idéntico sentido, tado. En efecto, las nuevas disposiciones conte-
contenidas en el proyecto del Partido Nacional nidas en el mencionado artículo facultan al pre-
y en el del Partido Colorado. sidente de la República a “observar” una censu-
El inciso tercero del mencionado artículo ra parlamentaria a un ministro, a ministros, o al
consagra la posibilidad de modificar el número Consejo de Ministros, cuando esta hubiera sido
de ministerios “[...] a iniciativa del Poder Ejecu- pronunciada por menos de dos tercios del total
tivo, requiriéndose en cada caso el voto confor- de integrantes de la Asamblea General; y luego
me de la mayoría absoluta del total de miem- de que esta se reúna por segunda vez, mantener
bros de cada una de las cámaras [...]”. Si bien al ministro y disolver las Cámaras, cuando se
existía en la Constitución anterior una cláusula mantiene el voto de censura por menos de los
de idéntica finalidad, no establecía la inicia- tres quintos de los integrantes de la Asamblea
tiva privativa del Poder Ejecutivo, y a su vez General. Esto no era posible en la Constitución
requería una cantidad de votos distinta y supe- de 1952, según la cual bastaba un voto de censu-
rior —dos tercios del total de componentes de ra de la mayoría absoluta de la Asamblea Gene-
cada Cámara—. Esta última modificación tiene ral para obligar indefectiblemente a la renuncia
su origen en el proyecto del Partido Colorado. del ministro, los ministros o el Consejo de Minis-
El proyecto del nacionalismo requería también tros. Dicha Carta, por otra parte, no consagra-
mayoría absoluta, pero no establecía la iniciati- ba la posibilidad de disolución del Parlamento,
va privativa del Ejecutivo. como lo establece la vigente.
Parte III. La transición democrática 241

Evidentemente, las nuevas disposiciones re- te consideración”, de la facultad de “vetar” u


presentan un cambio en el conjunto de faculta- “observar” proyectos de ley que han logrado
des o competencias del Ejecutivo, en la medida aprobación parlamentaria, o de variadas nor-
que la norma no solo permite con una menor mas que establecen la llamada “iniciativa pri-
cantidad de votos, mantener un ministro si el vativa” del Poder Ejecutivo. Pasemos a revisar
presidente así lo dispone, sino, hasta recurrir detenidamente cada una de estas facultades.
a la disolución del Parlamento, cuando este El artículo 168 en su inciso 7 establece, en-
censura o se opone al ejercicio ministerial. Si tre las competencias del Poder Ejecutivo, la de
bien los dos proyectos de reforma constitucio- “[...] Proponer a las Cámaras proyectos de ley
nal contenían disposiciones de idéntico senti- o modificaciones a las leyes anteriormente dic-
do y resultado, el artículo actual se basa fun- tadas”; cláusula a la que agrega la Constitución
damentalmente en el correspondiente artículo de 1966 la facultad del Ejecutivo de que “dichos
del proyecto antecedente del nacionalismo, proyectos podrán ser remitidos con declarato-
aunque incorpora muchas de las cláusulas del ria de urgente consideración”.
proyecto del Partido Colorado, que, en líneas Este agregado, del que no existen anteceden-
generales, retoma el correspondiente artículo tes en las Constituciones anteriores, fija perío-
de la Constitución de 1942. dos para la discusión y el tratamiento, en cada
Además de ampliar las atribuciones o com- cámara, de los proyectos que se presentasen.
petencias del Ejecutivo en el desempeño de sus Vencido el plazo, se considerarán aprobados,
funciones esenciales, la nueva Carta establece tal cual los ha enviado el Poder Ejecutivo. Si
un incremento general de las facultades de di- bien las Cámaras tienen la facultad de anular la
cho poder en las intervenciones referentes al declaratoria de “urgente consideración”, esta
ejercicio de la actividad legislativa. En efecto, posibilidad encuentra dos limitaciones muy sig-
como lo mostraremos a continuación a partir nificativas y muchas veces difíciles de sortear:
de algunos artículos seleccionados, la nueva hacerlo dentro del lapso establecido y, además,
Constitución incrementa también las potesta- por el voto de los tres quintos de sus integran-
des del Ejecutivo en el tratamiento de las leyes. tes; cantidad difícilmente lograble, salvo que
Tal es el caso de las comentadas disposiciones la oposición supere esa proporción o, si tiene
normativas de “declaratoria de leyes de urgen- menos, que cuente con el apoyo de integrantes
242 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

del partido de gobierno. Apuntemos, asimismo, innovación del establecimiento de este plazo
que, además de la limitación temporal que esta no tiene antecedentes en las Constituciones.
norma establece para el tratamiento de estos Su origen se ubica en el proyecto anteceden-
proyectos, determina como prioritaria la consi- te del Partido Nacional.
deración de los proyectos acompañados de tal Finalmente, el incremento de las atribucio-
declaratoria, en detrimento del tratamiento o nes del Ejecutivo en las intervenciones que
discusión de otros proyectos. Aunque el artícu- le corresponden en la actividad legislativa, se
lo actual se basa en el proyecto que analizamos, constata también, con claridad, en lo relativo a
un proyecto antecedente del Partido Colorado la adopción de medidas económicas, ya sea por
contenía un artículo de sentido similar. el aumento del ámbito de sus intervenciones o
La nueva Carta también aumenta las facul- por la especificación de cuestiones en las que
tades de veto con que cuenta el Poder Eje- se establece la iniciativa privativa de ese Poder.
cutivo (art. 137 y 138), al permitirle realizar Así, el artículo 86 otorga al Ejecutivo la fa-
observaciones sobre determinados proyectos cultad privativa del “[...] establecimiento o mo-
de ley. Estas se considerarán aprobadas si la dificación de causales, cómputos o beneficios
Asamblea General no se pronuncia a contra- jubilatorios [...]”. También concede iniciativa
rio de las mismas, por tres quintos del total de privativa al Ejecutivo el artículo 133, que en su
sus componentes, antes de transcurridos los inciso 2 dice: “[...] requerirá iniciativa privativa
sesenta días desde su recibo por el Poder Par- del Poder Ejecutivo todo proyecto de ley que
lamentario. La innovación no consiste aquí en determine exoneraciones tributarias o que fije
la posibilidad de realizar observaciones sobre salarios mínimos o precios de adquisición a los
proyectos de ley aprobados, ni en la mayoría productos o bienes de la actividad pública o
establecida para rechazar tales observacio- privada”. El inciso 3 de ese artículo agrega: “El
nes, sino en el establecimiento de los plazos Poder Legislativo no podrá aumentar las exo-
para expedirse. Este requisito, junto con el neraciones tributarias ni los mínimos propues-
alto número de votos que se requiere para el tos por el Poder Ejecutivo para salarios o pre-
rechazo de las observaciones del Poder Eje- cios ni, tampoco, disminuir los precios máxi-
cutivo, vuelve más dificultoso un pronuncia- mos propuestos”. Estas cláusulas no tienen
miento adverso de la Asamblea General. La antecedentes en las Cartas constitucionales
Parte III. La transición democrática 243

anteriores, y tienen su origen en el proyecto período que se concedía a cada Cámara era de
presentado por el nacionalismo. tres meses, notablemente superior.
Respecto del debate y tratamiento de nor- El tercer ámbito en el que la nueva Constitu-
mas presupuestales, es notorio el incremento ción expande las atribuciones del Poder Ejecu-
de atribuciones que se conceden al Ejecutivo. tivo es el relativo a las competencias que le fija
Entre las normas que viabilizan y demuestran tanto en sus intervenciones vinculadas con la
este cambio, debe destacarse el artículo 215, integración de los directorios de los Entes Au-
que consagra los llamados “presupuestos por tónomos y Servicios Descentralizados, como
programas”. Según esta norma “el Poder Le- en relación con el contralor de la actividad y
gislativo se pronunciará exclusivamente so- el funcionamiento de estos entes. En efecto, la
bre montos globales por inciso, programas, Carta vigente sustituye el sistema de designa-
objetivos de los mismos, escalafones y núme- ción o integración bipartidaria —o sistema del
ro de funcionarios y recursos; no pudiendo 3 y 2— de los directorios de estos organismos
efectuar modificaciones que signifiquen mayo- —cuyos integrantes pasan a ser designados
res gastos que los propuestos”. No existen en ahora por el Poder Ejecutivo, y asumen pre-
las Constituciones anteriores disposiciones via venia del Parlamento—. De igual manera,
similares. le confiere un mayor poder al Ejecutivo para
Sucede lo mismo con el artículo 217, que destituir a los integrantes de estos directorios,
establece la limitación temporal que se otor- y también de contralor sobre las disposiciones
ga a cada Cámara para el tratamiento del pre- y actos administrativos de estos.
supuesto. Según este artículo, “Cada cámara Respecto de la forma de designación de los
deberá pronunciarse sobre los proyectos de integrantes de los directorios, el artículo 187
presupuesto o leyes de Rendición de Cuentas establece que:
dentro del término de cuarenta y cinco días
de recibidos. De no haber pronunciamiento en “[...] serán designados por el Presidente de la Re-
pública en acuerdo con el Consejo de Ministros,
este término, el o los proyectos se considera-
previa venia de la Cámara de Senadores, otorga-
rán rechazados”. Esta nueva disposición tiene da sobre propuesta motivada en las condiciones
su origen en el proyecto presentado por el Par- personales, funcionales y técnicas, por un nú-
tido Colorado. En la Constitución anterior, el
244 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

mero de votos equivalentes a tres quintos de los los poderes o atribuciones de control del Eje-
componentes [...] Si la venia no fuese otorgada cutivo sobre la gestión y los actos de los Entes
dentro del término de sesenta días [...], el Poder Autónomos y Servicios Descentralizados. Así,
Ejecutivo podrá formular propuesta nueva, o rei- el artículo 197 señala que “[...] cuando el Po-
terar su propuesta anterior, y en este último caso
der Ejecutivo considere inconveniente o ilegal
deberá obtener el voto conforme de la mayoría
la gestión o los actos de los Directorios o Di-
absoluta de los integrantes del Senado.
rectores Generales, podrá hacerles las obser-
A diferencia de la Constitución anterior, la vaciones que crea pertinentes, así como dispo-
vigente faculta a un Ejecutivo, ahora unipar- ner la supresión de los actos observados”. Los
tidario, a proponer los candidatos a los direc- términos que hemos subrayado marcan aquí
torios, y en el caso de no reunirse el voto de cláusulas incorporadas por la nueva Constitu-
los tres quintos de los integrantes del Senado, ción, que creemos indican un cambio político
transcurridos sesenta días, le permite mantener también significativo: un incremento de las po-
su propuesta anterior, que podrá ser aprobada testades del Ejecutivo de controlar y hasta su-
por la mayoría absoluta de votos de los inte- primir actos administrativos de estos organis-
grantes de la Cámara Alta. Aunque el proyecto mos. Esta modificación proviene del proyecto
del Partido Nacional y el del Partido Colorado del Partido Colorado; el del Partido Nacional
incluían cláusulas similares, existían diferen- fundaba las observaciones o destituciones en
cias entre estos en cuanto al número de votos violaciones de la Constitución o la ley.
que se requería para aprobar la propuesta: dos Por último, el artículo 198 consagra la fa-
tercios, en el proyecto del Partido Nacional y cultad de destituir a los miembros de los Di-
mayoría absoluta, en el del Partido Colorado. rectorios o a los Directores Generales cuando,
De allí que la norma actual puede considerar- después de comunicada esta resolución, la
se como una síntesis de ambas propuestas, al Cámara de Senadores no la hubiera expedido
establecer un primer margen de aprobación de antes del término de los sesenta días. A dife-
tres quintos, y transcurridos los sesenta días, rencia de la Constitución anterior, en donde la
de mayoría absoluta. destitución podía realizarse si la Cámara de Se-
Como se ha señalado anteriormente, la Car- nadores no se pronunciaba antes del término
ta constitucional vigente incrementa también de noventa días, en la Carta vigente se reduce
Parte III. La transición democrática 245

este plazo. Este artículo también concede al entendemos que su creación es, sin duda, el
Ejecutivo la facultad de “[...] reemplazar a los segundo gran cambio político que trae consi-
miembros de Directorios o Directores Gene- go la Constitución del 66, en la organización
rales cuya venia de destitución se solicita, con y funcionamiento del Estado, luego del incre-
miembros de Directorios o Directores Genera- mento de atribuciones del Ejecutivo. De he-
les de otros Entes, con carácter interino y hasta cho, estos cambios se combinan con los ante-
que se produzca el pronunciamiento del Sena- riores, lo que amplía el conjunto de facultades
do”. A diferencia del inciso anterior, no existen del Ejecutivo.
antecedentes de este en las Constituciones an- Por la inserción que se le reserva en el es-
teriores. Las modificaciones señaladas en este quema institucional del Estado, y el papel que
artículo provienen del proyecto del Partido desempeñará posteriormente en la planifica-
Colorado. El proyecto del Partido Nacional no ción de las políticas públicas, debe mencionar-
incluía cláusulas al respecto. se en primer lugar la creación de la Oficina de
Planeamiento y Presupuesto (OPP). Según el
Creación de organismos “técnicos” artículo 230, esta oficina:
altamente dependientes
del Ejecutivo [...] dependerá directamente de la Presidencia de
la República [...] Estará dirigida por una comisión
Hemos señalado que entre las innovacio-
integrada por representantes de los Ministerios
nes de la Constitución de 1966, se encuentra
vinculados al desarrollo y por un director desig-
la creación de centros de poder “técnicos” nado por el Presidente de la República que la pre-
en relación directa con el presidente y el Po- sidirá. El Director deberá reunir las condiciones
der Ejecutivo. A través de ellos, se pretendía necesarias para ser ministro [...] Su cargo será de
centralizar la información, las decisiones y la particular confianza del Presidente de la Repúbli-
planificación de aspectos de las políticas esta- ca [...] La Oficina de Planeamiento y Presupuesto
tales, fundamentalmente relacionados con los se comunicará directamente con los Ministros y
ingresos y las finanzas públicas. Organismos Públicos para el cumplimiento de
Ya sea por el papel estratégico que desem- sus funciones [...] Tendrá otros cometidos que
peñarían posteriormente en la torna de deci- por otras disposiciones se le asignen, así como
los que la ley determine.
siones y en la adopción de políticas públicas,
246 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Este artículo tiene su origen en el proyecto recomendaciones, sugerencias que fueran rea-
antecedente que presentó el Partido Colorado. lizadas por grupos conservadores. Tal es el
Cabe, sin embargo, destacar que, en dicho pro- caso de Rosa Alonso y Carlos Demasi (1986),
yecto, y a diferencia del finalmente aprobado, quienes sostienen en su obra acerca del pro-
se habilitaba a formar comisiones sectoriales: yecto de reforma colorado:
“Podrá formar comisiones sectoriales”.
El nuevo organismo, cuyas funciones prin- [...] una simple especulación de los círculos ofi-
cialistas recibió la aprobación indirecta de un dic-
cipales serían las de asistir al Ejecutivo en
tamen técnico (el Plan de Desarrollo de la CIDE,
la formulación de las políticas públicas, y publicado en 1965, aconsejaba la modificación de
especialmente en la elaboración de las leyes un conjunto de disposiciones constitucionales
presupuestales (art. 214 y 217), no tiene an- para facilitar la aplicación de los planes), que fue
tecedentes en la historia constitucional del aprovechada como elemento definidor de la puja
país. Para algunos autores, su origen provie- por el liderazgo de la “15”.
ne del GIDE. Ramón Real (1967), al describir
los cambios introducidos por la Constitución Otro de los organismos creados por la
de 1966, y referirse a la OPP, dice: “se cons- Constitución del 66, que tendrá un papel prin-
titucionaliza la GIDE, que pasa a llamarse cipal en la adopción e implementación de las
Oficina de Planeamiento y Presupuesto (art. futuras políticas económicas del Estado, es el
230)”. Solari y Franco (1978), por su parte, al Banco Central (art. 196). Este, según la nueva
mencionar a este organismo escriben en nota Carta, “estará organizado como ente autóno-
al pie de página “nombre que la Constitución mo y tendrá los cometidos y atribuciones que
dio a la CIDE”. determine la ley aprobada con el voto de la
Señalemos, de paso, que para algunos auto- mayoría absoluta del total de componentes de
res muchas de las reformas constitucionales cada Cámara”.
que incorpora la Constitución del 66 habrían El nuevo artículo procede del proyecto
sido sugeridas por la CIDE, y luego incorpo- presentado por el Partido Colorado, del cual
radas a los proyectos de reforma colorado fue copiado literalmente. El Partido Nacio-
y blanco. Otros autores, en cambio, indican nal también proponía su constitución, pero
que esta Comisión habría incluido, entre sus con una mayor delimitación de atribuciones.
Parte III. La transición democrática 247

En efecto, en este último proyecto se esta- absorciones y toda otra forma de transferen-
blecía la creación “del Banco Central sobre cia de instituciones bancadas privadas, y tam-
la base del actual Departamento de Emisión bién liquidación de estas, etcétera.
del Banco de la República Oriental del Uru- El tercer organismo creado por la Cons-
guay, con carácter de ente autónomo”, en titución de 1966, de menor incidencia hasta
tanto que en el proyecto del Partido Colora- ahora en las políticas públicas, en compara-
do sus atribuciones se determinarían “por el ción con los anteriores, es la Oficina del Ser-
voto de la mayoría absoluta de los integran- vicio Civil. Esta depende directamente del
tes de ambas Cámaras”. presidente. El artículo 60 de la nueva Carta
Nunca tuvo el nuevo Banco carta orgánica. dispone que “la ley creará el Servicio Civil de
La ley 13.594 denominó a este organismo Ban- la Administración Central, Entes Autónomos
co Central del Uruguay, y le reconoció perso- y Servicios Descentralizados, que tendrá los
nería jurídica. El decreto 613/967 le trasladó la cometidos que esta establezca para asegurar
aplicabilidad de las normas administrativas re- una administración eficiente”.
ferentes al Banco de la República. Un proyecto Este organismo no tiene antecedentes en las
de Carta orgánica fue enviado al Parlamento en Constituciones anteriores, y su propuesta de
1972, sin que llegara a aprobarse. creación se incluía en el proyecto de reforma
Le fueron transferidas —disposición tran- constitucional presentado por el Partido Colo-
sitoria, letra P— las funciones desempeñadas rado. El proyecto nacionalista no incluía cláu-
hasta entonces por el Departamento de Emi- sula al respecto.
sión del Banco de la República Oriental del Sustentada su creación en la necesidad de
Uruguay, a saber: la emisión regular de bille- lograr una administración eficiente, es la prime-
tes; el redescuento de documentos comercia- ra vez que se funda en el esquema institucional
les de la cartera activa de otros bancos; prestar del Estado, un organismo de rango institucio-
asistencia financiera a las empresas bancarias nal, para el diagnóstico, formación y traslado
privadas; reglamentar las condiciones dentro de funcionarios públicos, y la elaboración de
de las cuales podrían contraerse obligaciones propuestas de redimensionalización o reforma
internacionales que impongan pagos en mo- de la estructura burocrática del Estado.
neda extranjera; intervenir en las fusiones,
248 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

La concentración de la toma por ejemplo, a la forma como mayorías colora-


de decisiones en el Ejecutivo das y blancas aprobaron la llamada ley de Ca-
y sus relaciones con el Parlamento ducidad; a la forma y el hecho mismo de la des-
El proceso de paulatino descaecimien- titución del senador Germán Araújo; las diver-
to del Parlamento —en cuanto a su efectivo sas alternativas políticas que culminaron con la
poder en tanto parte del Estado— y el co- no aprobación de la Rendición de Cuentas, por
rrespondiente fortalecimiento del Ejecuti- primera vez en la historia nacional; las sucesi-
vo, representan un proceso complejo y con vas ausencias de sala de los parlamentarios co-
determinaciones a varios niveles. No es por lorados en circunstancias las que se debatían
lo tanto adecuado metodológicamente pre- temas de indudable significación política, tra-
tender encontrar los factores determinantes tando de eludir el debate o de impedir ciertas
del proceso que analizamos solo, o primor- votaciones; el propio hecho de que los votantes
dialmente, en la voluntad explícita de actores de la ley de Caducidad hayan argumentado que
individuales o, incluso, en el comportamien- lo hacían para evitar una desobediencia mili-
to político de los parlamentarios colorados u tar, etcétera. Todos estos hechos significan, sin
otros actores políticos significativos. duda, conductas parlamentarias o de muchos
Esta afirmación puede parecer paradójica parlamentarios, que tienden a debilitar al Par-
ante el elevado grado de consenso existente lamento en el juego de poderes. Pueden darse
sobre la responsabilidad directa que tuvieron —y se han dado— argumentos políticos para
esos factores específicos, para facilitar la “dic- justificar estos hechos, pero cualquier analista
tadura constitucional” de Pacheco y el ascenso externo a los intereses de los actores implica-
en “cámara lenta” de las FFAA hacia el control dos no dudaría en considerarlos debilitantes
del Estado y del Ejecutivo (Real de Azúa, 1972; del Parlamento como poder.
de Sierra, 1974 y 1986; Rial, 1986; Aguiar, 1980 Sin embargo, nuestro esquema de análisis
y 1987). parte de la base de que esos hechos tienen
La propia observación sistemática de algu- efectos pertinentes y eficaces, en tanto operan
nos comportamientos de fuerzas parlamenta- en un marco en el cual las diversas formas o
rias en estos dos años aporta argumentos para modelos de determinación incluyen los varia-
un razonamiento de ese tipo. Nos referimos, dos modos de determinación implicados en un
Parte III. La transición democrática 249

proceso estructural concreto (Wright, 1983). proceso, pero ignorarla haría más difícil ex-
Es decir que las relaciones entre la estructura plicar algunas particularidades del mismo, así
socioeconómica, la estructura del Estado, las como su continuidad en el tiempo, a pesar mu-
políticas e intervenciones de ese Estado y la lu- chas veces de las declaraciones en contrario,
cha de clases propiamente política, se vinculan incluso de quienes lo impulsan de hecho.
entre sí a través de una causalidad estructural Jerarquizar en el esquema explicativo esta
que no elimina, sino que supone la integración limitación estructural no implica, per se, que el
de los diversos modos de determinación entre cambio estructural del Estado que analizamos
los distintos elementos en juego. debiera ser necesariamente funcional para la
Las variaciones de la estructura del Estado, reproducción de la estructura de clases socioe-
focalizadas en este caso, deben verse como conómicas, del mismo modo como hoy aparece
teniendo una limitación estructural por parte configurada. En el caso concreto que estamos
de la estructura socioeconómica (entendida estudiando, pensamos que sí lo es; es decir que
como estructura de relación de clase y condi- los límites de compatibilidad funcional (para
ciones de acumulación), en el sentido de que usar el lenguaje definido por Wright), entre am-
favorecen ciertos cambios en los aparatos del bos polos, no son sobrepasados y, por lo tanto,
Estado o propenden a que ellos sean posibles, la tendencia irá consolidándose si no cambian
aunque esto no sea algo inevitable y mecáni- otros factores. Para justificar el porqué de esta
camente determinado. compatibilidad funcional, es necesario intro-
Esto significa que la transformación de la es- ducir otro de los modos de determinación del
tructura socioeconómica de clases operada en modelo: los efectos de transformación que tan-
el Uruguay (y, en particular, en el seno del blo- to sobre el Estado como sobre la estructura
que de poder), dificulta el pleno funcionamien- económica de clases ejerce la lucha de clases
to de los poderes clásicos del Parlamento en la política, tal como ella se da, a su vez limitada
democracia capitalista, así como la conocimos; por aquellas estructuras.
y, al mismo tiempo, facilita que pueda avanzar Nuestro análisis parte del supuesto —que no
la concentración de poderes en el Ejecutivo. podemos desarrollar en este lugar— de que en
Ese tipo de determinación no define exhausti- la etapa actual no existe un despliegue efecti-
vamente ni la forma ni el ritmo específico del vo de presión política de clase —tanto de los
250 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

sectores dominados como de las fracciones de cambio en la estructura del Estado va pro-
la burguesía perjudicadas en el bloque de po- duciendo, a su vez, en las formas posibles de
der—, capaz de hacer que el reforzamiento del intervención de la lucha de clases sobre la es-
Ejecutivo se convierta en disfuncional a corto tructura económica y sobre el propio Estado.
plazo para la estructura económica de clases, En su aspecto de selección negativa desde
al menos en lo que hace a los grupos estratégi- el Estado, el debilitamiento del Parlamento va
cos que hoy la articulan. En consecuencia, es acotando el margen de efecto de la lucha de
difícil que aparezca en lo inmediato una contra- clases política —en la proporción en que esta
dicción estructural entre ambos polos.11 Natu- es vehiculada por los partidos políticos en su
ralmente, esto puede cambiar, en cuyo caso el acción parlamentaria— sobre el conjunto del
proceso en curso puede llegar a tener efectos proceso analizado.
contrarios a los aparentes y constituirse en un Al ampliarse el margen de temas en que el
serio factor de crisis. Parlamento no decide realmente es natural
Analizar esta arista del problema supondría que muy rápidamente hayan aparecido in-
examinar en detalle —entre otros aspectos— tentos de modificar constitucionalmente las
el tema de la lucha de clases política, el sistema reglas de juego y acotar por esa vía el avance
de representación vigente y su transformación, del Ejecutivo.
y estudiar los distintos escenarios posibles, lo El hecho de que ese fenómeno lo definamos
que haremos posteriormente. como “natural” no excluye que, al mismo tiem-
En la medida que nuestro análisis priori- po, lo consideremos como de reducida viabi-
za una coyuntura histórica precisa —los dos lidad inmediata, pues ahí justamente operan
primeros años de régimen constitucional con las otras determinaciones mencionadas, y tam-
gobierno colorado— y, en particular, ciertas bién el efecto de selección positiva (OFF, 1972,
tomas de decisiones, es importante agregar 1984) del nuevo Estado, que trata de canalizar
el efecto de determinación selectiva que este las formas políticas de lucha de clases dentro
de los límites de la estructura socioeconómica
y el modo de acumulación que, como vimos,
11 Estructura socioeconómica (relaciones de clase y
refuerza la tendencia a la centralización en la
condiciones de acumulación) y estructura de poderes
del Estado. toma de decisiones.
Parte III. La transición democrática 251

Esta acción de selección positiva o negativa Estado hacia ciertas fracciones y capas de la
desde el Estado en proceso de concentración burguesía —especialmente agraria—, y hacia
acelerada —favorecida por la inercia del perío- los numerosos sectores en crisis de la pequeña
do de Pacheco y la dictadura—, tiende a operar burguesía productiva y comercial.
negativamente sobre el despliegue menciona- En cuanto a las formas y capacidad de orga-
do de las formas de lucha política, así como nización partidista de las clases y su expresión
sobre las capacidades organizativas políticas parlamentaria, el Estado centralizado manio-
de las clases en los partidos y en el accionar bra también tratando de dificultarlas, a través
parlamentario. de la transformación de hecho del papel del
En el primer nivel pueden mencionarse los “escenario Parlamento”; el cambio en el tipo
esfuerzos sistemáticos del presidente del par- de funcionamiento del partido de gobierno;
tido de gobierno y de varios de los ministros, los intentos reiterados de cooptación estraté-
por impedir lo más posible no solo la organi- gica de las cúpulas partidarias de la oposición;
zación autónoma de sectores populares sobre y, alternativamente, contribuyendo en forma
una base clasista, sino especialmente que sus activa a profundizar las divisiones internas en
reclamos adquieran una significación política los aparatos políticos y entre sus líderes y las
directa. En particular, se trata de confinar esa bases sociales y electorales. Amén de las in-
eventual conexión al plano del voto quinque- tervenciones para dificultar todos los vínculos
nal, como única forma de intervención política, efectivos de representación de intereses a nivel
hecha en forma atomística —en tanto ciudada- del Parlamento, al menos de los intereses de
no aislado— y deslegitimando las otras formas los sectores sociales más perjudicados por el
posibles, como contrarias al sistema democrá- actual proceso económico.
tico representativo. Cabe destacar el intento Metodológicamente aislamos este fenómeno
por hacer retroceder la conexión entre clase y porque, a su vez, él contribuye a disminuir el
política al interior de los trabajadores del Es- efecto de ese nivel sobre la mediación poten-
tado; conexión que tuvo importantes expresio- cial de las luchas de clase políticas, tanto en
nes antes del golpe de Estado de 1973. el resultado de limitación que la estructura
Una política selectiva similar, aunque se ex- socioeconómica actual ejerce sobre las capa-
presa con menos claridad, se opera desde el cidades de organización política de las clases,
252 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

como en el fenómeno de concentración del Naturalmente, ello no anula, sino que com-
aparato político y administrativo del Estado. pleta el análisis necesario de la función decisi-
En cierto modo estamos, pues, ante un va del Estado, en tanto factor que posibilita el
proceso que incide en varios polos o niveles desarrollo económico del capitalismo urugua-
estructurales, y que es parcialmente retroali- yo, en su fase actual.
mentado por el efecto de esas mismas estruc- El hecho de que los sectores empresariales
turas, en tanto debilitan la acción de mediación claves hayan adquirido, desde antes de este
y transformación política de las clases que se período constitucional, la capacidad efectiva
le oponen y que podrían revertirlo de manera de negociar sus intereses directamente con el
total o parcial. Y, a su vez, favorece la acción gobierno y la alta administración, presiona —
política de las fracciones de clase que, desde dado el carácter de este gobierno— para que la
hace tiempo, luchan por consolidar la concen- función unificadora y legitimadora global que
tración de poder a nivel del Ejecutivo y la capa debe cumplir el Estado y los partidos de go-
superior de los aparatos estatales. bierno, se apoye en un proceso de valorización
Es decir que los efectos actuantes de las va- estructural del Ejecutivo y en un lento, pero fir-
riables socioeconómicas sobre las estructuras me descaecimiento del Parlamento.
del Estado, se ven mediados por las formas es-
pecíficas que, en esta etapa, han adoptado las El mecanismo de los vetos
luchas políticas de clase; y mediados en forma Para ir haciendo efectiva su preeminencia
que tienden a facilitar su consolidación. política, el Ejecutivo ha recurrido a una amplia
Nuestro interés por estudiar las transfor- gama de instrumentos jurídicos, políticos y
maciones en curso en la propia estructura de administrativos. En muchos casos, utilizó una
poder en el Ejecutivo, tiene su fundamento combinación dosificada de todos ellos.
metodológico y teórico a partir de la hipótesis En el curso de la investigación, selecciona-
de mayor nivel de abstracción, que postula el mos treinta temas o casos en los cuales fue
papel estratégico del Estado en cuanto factor posible identificar y analizar —para los años
de unidad política del bloque de poder; y ello, 1985 y 1986— el uso de alguno de esos instru-
bajo la égida de la fracción hegemónica dentro mentos. Dentro de ellos, hay uno concernien-
de ese bloque. te a las relaciones formales con el Parlamento,
Parte III. La transición democrática 253

que nos parece de especial relevancia: las Después de tantos años de dictadura, pri-
amenazas de veto y su aplicación efectiva, ya mero “constitucional” y luego militar, y en el
sea total o parcial. clima de concertación que se vivía entre los
Como se analiza en otra parte de este traba- partidos —apoyado, en buena medida, por la
jo, el derecho a vetar total o parcialmente leyes opinión pública—, los grupos de oposición
dictadas por el Parlamento proviene de consti- esperaban y exigían abiertamente que un go-
tuciones anteriores, pero fue reforzado en sus bierno sin mayoría en las Cámaras realizara
efectos, al introducirse un plazo fijo para que una gestión adaptada a esa realidad. Sin em-
sean levantados por la Asamblea General. Dada bargo, desde el comienzo de su gestión, el
la actual composición de tendencias ideológi- Ejecutivo utilizó la amenaza de veto para no
cas y políticas en el Parlamento, que debe ser sufrir una derrota parlamentaria.
distinguida de la estructura formal de partidos El primer caso ocurrió con motivo del pro-
o frentes, es sumamente difícil levantar un veto yecto de ley de Amnistía general e irrestricta
(solo se logró “potencialmente” en el caso de —marzo de 1985—, apoyado por el Partido
las pasividades). Esto convierte al veto en un Nacional y el Frente Amplio, que había obte-
hecho casi definitivo, y a la amenaza de veto nido sanción de la Cámara de Diputados. En
en un arma sumamente eficaz para amenazar a circunstancias rodeadas de fuerte dramatismo,
la eventual mayoría opositora y confinarla a un puesto que toda demora significaba retardar la
horizonte testimonial. salida de los presos políticos de la cárcel, y de
Es en el marco de esa determinación estruc- que en ese primer mes de gobierno la oposición
tural —política y jurídica— que debe analizarse era consciente del significado más amplio de
el uso del veto por parte del Ejecutivo y el aca- un choque frontal con el Ejecutivo, este logró
tamiento posterior en bloque por los parlamen- su objetivo arrancando un consenso in extre-
tarios colorados12 y, en ocasiones cada vez más mis para limitar el alcance de la ley.
frecuentes, por sectores del Partido Nacional. Nadie discutió el derecho constitucional del
Ejecutivo a utilizar eventualmente el recurso
del veto, pero varios parlamentarios protes-
12 Salvo el caso mencionado del aumento de las pasi-
taron con énfasis en contra de la amenaza de
vidades en que la Unión Colorada y Batllista amenazó
con votar en contra. veto (discurso público del Presidente el 6 de
254 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

marzo de 1985), antes de que el Senado llegara formó en un recurso habitual, en la búsqueda
a pronunciarse. Distintos voceros de la oposi- de imponer el punto de vista del Ejecutivo. Nó-
ción, que constituía una clara mayoría, vieron tese bien que hablamos del Ejecutivo como tal;
en ese hecho —a pocos días del retomo a la de- cosa distinta de los puntos de vista que pueden
mocracia— un uso políticamente abusivo del formular en las Comisiones y Plenarios los par-
principio constitucional y un mal precedente lamentarios del partido de gobierno.
para las relaciones entre poderes. Por lo menos públicamente los parlamen-
Entre muchos otros, por ejemplo, el dipu- tarios del Partido Colorado nunca criticaron
tado Lorenzo Ríos, del Partido Nacional, en el procedimiento de la amenaza; al contrario,
su intervención en la Cámara el 8 de marzo sirvieron a menudo de voceros de la intención
de 1985, centró su crítica justamente en ese presidencial. Incluso en varios casos defendie-
aspecto del problema: ron el método; por mencionar un ejemplo, el
diputado Federico Bouza, cuando en una cir-
La minoría presidencial pretendió desviar o fre- cunstancia similar referida al Presupuesto Ge-
nar el pronunciamiento de una de las Cámaras
neral de Gastos, al discutirse en Diputados, ya
del Parlamento y esto hay que denunciarlo con
votado en Senado por la oposición, afirmó:
vigor [...]. Espero que sea la única vez que se pre-
tenda usar esta colisión de dos normas jurídicas La oposición también tendrá que comprender que
del mismo rango constitucional [...] hay que tener cada vez que ese mecanismo aparezca [...] tendrá
cuidado en el futuro de que esta minoría presi- que acomodarse a esa situación, buscando solu-
dencial, que representa dos quintos de la volun- ciones en el Parlamento que cuenten con el res-
tad electoral del país, pretenda seguir gobernán- paldo del partido de gobierno [...] Yo he sentido
donos por medio de este juego de cosas (Búsque- muchas veces a diputados decir que anunciar
da, 1985b: 7). que el Poder Ejecutivo pueda ejercer su derecho
a las observaciones o al veto, es una especie de
Los hechos posteriores son concluyentes.
amenaza. Y esa es una interpretación equivocada
Lejos de tratarse de un recurso extremo so- (Búsqueda, 1986g: 12).
bre un tema muy especial y en circunstancias
también muy particulares, la amenaza de veto
previa al dictado de leyes en ciernes se trans-
Parte III. La transición democrática 255

Votos 1985-1986
Canasta fami- Sigue a estudio del

Amena- liar Senado
zas de Aplicación de vetos
Proyecto de ley veto del Pasaje Aero-
Ejecu- náutica Civil a
Parciales Totales No No Sí
tivo Ministerio de
Transporte
Amnistía gene- Se aceptó restringir el Pasaje a AN-

ral e irrestricta” alcance TEL de Direc- Sí No Sí
ción General de
Facultades de Comunicación
Se aceptó de hecho,
las comisiones Sí restringiendo Pasaje de Me-
investigadoras
teorología a Sí No Sí
Derogación del Obras Públicas
Acto Institucio- Sí Se aceptó de hecho
nal N.° 19 Alquileres (pri-
mer texto) Sí No Sí
Sí (se-
tenta y Defensa de los
Presupuesto Sí cinco No Derechos Hu- Nunca se llegó a

artícu- manos (Zuma- tratar
los) rán-Batalla)
Rendición de Restitución de
Sí No se pudo aprobar Se aceptó en proyec-
cuentas militares desti- Sí to común PC-PN
tuidos
Se aceptó en proyec-
Refinanciación Sí Sobre violación
to común PC-PN
de derechos Se aceptó la Ley de
Pasividades humanos (pri- Sí Caducidad por acuer-
Sí No Sí mer proyecto do PC-PN
(aumentos)
PN)
Aportes rurales Sí Sí No
Restitución de Se aceptó parcial-
Banco de Previ- destituidos por Sí mente por acuerdo
No Sí No la dictadura PC-PN-FA
sión Social
Designación
Sigue a estudio del Se negoció la “nueva”
Fuero sindical Sí miembros Su-
Senado Sí designación del Dr.
prema Corte de Adiego
Justicia
Fuente: Elaboración de los autores.
256 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

La oposición también en dicha ocasión ocasiones, ese procedimiento obtuvo el efecto


rechazó el procedimiento por razones polí- buscado, pues el Parlamento o dejó el proyecto
ticas y de interpretación constitucional. Por de ley en carpeta, o el texto finalmente acorda-
ejemplo, el senador Rodríguez Camuso —al do entre el Partido Colorado y parte o la tota-
igual que otros parlamentarios de oposi- lidad del Partido Nacional, recogió la opinión
ción— dijo: del Ejecutivo, a veces presionando sobre sus
propios legisladores, otras dividiendo la opi-
Si lo ejerciera (el veto) nadie podría sentirse nión de la oposición.
dolido por eso pues se trata de un derecho
Cuando ello no fue posible, finalmente el
constitucional. Lo que sí no me parece muy
Ejecutivo recurrió al veto parcial en tres casos
beneficioso para la democracia, es que antes
de llegar al ámbito del Poder Ejecutivo se (Presupuesto, Aportes Rurales, Banco de Pre-
anuncie el veto, ya que parece una forma de visión), y al veto total en otros cinco casos (Al-
coaccionar al Poder Legislativo, cosa que no quileres, Pasividades y el pasaje de varios orga-
es saludable para una democracia que está nismos de la órbita militar a la civil, tal como
cumpliendo el primer año de vida (Búsqueda, era antes de la dictadura).
1986a: 6). Conviene detenerse especialmente en uno
de los casos de veto parcial, por tratarse del
Manifestaciones del mismo tenor se re- Presupuesto, y por haberse vetado setenta y
pitieron por parte de la oposición, pues cinco artículos, lo que desde un punto de vis-
con el correr de los meses el uso de ese ta político le confiere al hecho una magnitud
expediente se multiplicó y se transformó especial; sobre todo, porque se trató de vetos
en algo habitual, aunque no siempre diera sobre algunos de los artículos más ampliamen-
resultado y el Ejecutivo tuviera que aplicar te discutidos en el larguísimo trámite de ambas
el veto total o parcial. Cámaras y la Asamblea General, y sobre los
Como puede apreciarse en el cuadro ad- cuales la mayoría opositora ya se había pro-
junto, solo en dos casos de los veinte anali- nunciado, conociendo las amenazas de veto.
zados el Ejecutivo no recurrió a la amenaza En este caso, al Ejecutivo le era prácticamente
de veto (aunque luego aplicó el veto parcial imposible dejar al país por cinco años más con
en un caso y total, en el otro). En catorce el presupuesto anterior.
Parte III. La transición democrática 257

La situación fue diferente cuando pos- nes—, como un indicador claro no solo del
teriormente el gobierno optó por dejar sin proyecto económico y social que el gobierno
efecto la Rendición de Cuentas que afectaba impulsa para esta etapa, sino como manifesta-
solo un año. ción de un estilo de hacer política que, a esta
En este trabajo no presentamos el análisis altura, ya se había perfilado con bastante clari-
detallado del conjunto de los trámites de veto dad. Sobre este aspecto veamos lo que dijeron
estudiados en la investigación, lo cual nos im- algunos parlamentarios durante el debate en la
pide entrar ahora a la importante diferencia- Asamblea General.
ción entre los casos, tanto en lo que se refiere El senador Gonzalo Aguirre, del Partido Na-
a su contenido, como a la forma de procesarse cional, planteó entre otros conceptos:
la discusión, y al enfrentamiento de posiciones
en las distintas instancias previas. Pero si bien Es el fin, en mi concepto, de una larga (más de
seis meses) y deplorable instancia política, y par-
el análisis básicamente formal y de procedi-
lamentaria, signada por la intransigencia total y
mientos consolida en forma significativa algu- permanente del Partido Colorado y, en especial,
nas de nuestras hipótesis básicas, es indudable del Poder Ejecutivo; deplorable, así me atrevo a
que la explicación del cómo y el porqué de esa calificarla [...] por los enfrentamientos que generó
forma de actuar del Ejecutivo requiere incluir entre el Poder Ejecutivo y la mayoría del Parla-
el análisis sustantivo de todas y cada una de mento, entre el Partido Colorado y la oposición
las leyes —u aspectos de las mismas—. Solo toda, entre ese mismo Gobierno y decenas de
la inclusión del contenido económico, social e miles de funcionarios públicos y también, entre
ideológico de los temas en disputa puede dar el Partido Colorado y las legítimas y respetables
cuenta de una parte sustancial de las causas autoridades de una serie de organismos funda-
del movimiento concentrador del Ejecutivo en mentales de la vida del país, como la Suprema
Corte de Justicia, la Corte Electoral, el Tribunal
esta etapa concreta del país, dado el sistema de
de Cuentas, la Administración Nacional de la En-
fuerzas políticas y sociales, tal como está des-
señanza Pública y la Universidad de la República.
plegado al día de hoy. Deplorable —insisto en calificarlo así— porque
Sin entrar ahora en detalles, es fácil com- termina de una manera que, si bien constituye
prender por qué el veto al Presupuesto fue un procedimiento previsto en la Constitución, no
tratado por toda la oposición —sin distincio- configura, por el contrario, una manera normal
258 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

ni deseable de legislar, sobre todo tratándose de del período completo de cualquier gobierno […]
una ley fundamental de todo un período de go- A lo largo de varios meses, el Partido Nacional, la
bierno, como es el Presupuesto Nacional (Repú- Unión Cívica, el Frente Amplio, ofrecimos todas
blica Oriental del Uruguay, 1986a: 344). las fórmulas posibles de un Acuerdo Nacional. A
pesar de ello se nos cerró la puerta, se nos dio
Por su parte, el diputado Daverede, de la la espalda a una realidad que se consagra con
Unión Cívica, manifestó: fórmulas jurídicas que no objetamos, pero que
muestra el menosprecio manifiesto hacia formas
Con la consigna de que el país no puede sopor- reales de diálogo y de entendimiento político (Re-
tar más gastos ni impuestos, el Poder Ejecutivo pública Oriental del Uruguay, 1986b: 415).
se enfrenta al Parlamento interponiendo [...] los
famosos vetos al Presupuesto Nacional aproba- En el mismo espíritu, el senador del mismo
do por ambas Cámaras. Desgraciadamente esta lema, Senatore, agregó:
es una clara opción por el conflicto en lugar del
diálogo para lograr soluciones. El Poder Ejecuti- [...] que, transitando por el camino de los vetos,
vo y el Partido Colorado al haber congelado sus sin prudencia, nos podemos deslizar por la senda
posiciones, nos han encuadrado en un marco que del autoritarismo y desconocer, por ende, el ver-
dificulta todo entendimiento [...] La situación es dadero valor de las mayorías que hoy en esta sala
ciertamente grave y el enfrentamiento serio, lo representan a todo el país, pues 76 legisladores
cual es altamente intranquilizante (República representan mucho más que 54 (República Orien-
Oriental del Uruguay, 1986a: 345-346). tal del Uruguay, 1986b: 416).

A su vez, el senador Rodríguez Camuso afirmó: Como puede apreciarse a través de estos
pocos ejemplos, seleccionados entre otros
[…] este hecho refleja una contradicción de fon- muchos, el conjunto de la oposición ya para
do en la orientación y en las expresiones políticas
ese entonces analizaba la política de vetos y
con que se manifiesta el Poder Ejecutivo. Por un
su forma de aplicación como la, expresión de
lado […] proclama la necesidad de lo que llama
un Acuerdo Nacional […] por otro cierra tajan- un estilo de gobierno, y le adjudicaba al hecho
temente toda posibilidad de aplicar esos mismos consecuencias problematizadoras para el pro-
criterios que invoca, a la Ley de Presupuesto Na- pio funcionamiento de la vida democrática.
cional, que es la ley más importante y significativa Con ocasión de otros vetos posteriores —y, en
Parte III. La transición democrática 259

especial, el referido a las pasividades—, esos modificaciones normativas que impliquen una
análisis y puntos de vista fueron repetidos. reducción de las atribuciones del Poder Judi-
Más allá de cualquier opinión sobre el fondo cial, o de su independencia, todo el proceso
del tema, es evidente que los vetos y amenazas político posterior a la aprobación de la mencio-
de vetos, y la forma de vivirlos la oposición, pa- nada Carta se ha caracterizado por frecuentes
saron a configurar un hecho político nuevo en conflictos entre dicho Poder y el Ejecutivo, por
el relacionamiento entre Poderes. diversidad de hechos que manifiestan una limi-
Por otro lado, la combinación de la voluntad tación de sus atribuciones y un descaecimiento
del Ejecutivo con la inexistencia de los 3/5 de de su poder; por consiguiente, una reubicación
votos necesarios para levantar los vetos, fueron de este poder en el espacio estatal. Aún duran-
consolidando el peso de facto del Poder Ejecu- te la vigencia de regímenes democráticos, ya
tivo. Más en general, este hecho contribuyó so- sea por la concentración de poder que desde el
bremanera a agudizar la percepción de un pau- Ejecutivo se trata de ejercer y consolidar en su
latino bloqueo del sistema político y parlamen- beneficio, por su avance general en el espacio
tario, con los consecuentes movimientos para estatal, o por la adopción de iniciativas o me-
modificar las reglas de juego constitucionales. didas políticas de diversa naturaleza, el Poder
Si bien no es nuestro tema en este capítu- Judicial ha enfrentado diversos conflictos con
lo, es necesario señalar que la importancia del dicho poder, reiteradas situaciones en donde
fenómeno analizado aquí es mayor, dada su se discute o se limita el ámbito de sus compe-
combinación con otra serie de procedimientos tencias y de su poder, o hasta se transgrede el
del Ejecutivo y del partido de gobierno, que límite de lo que las leyes establecen. Algunos
también convergen hacia la concentración de de los hechos que jalonan este proceso son la
poder, y el debilitamiento de las tradiciones po- implantación casi permanente, durante el go-
líticas previas al gobierno de Pacheco. bierno de Pacheco, de “medidas prontas de se-
guridad”; la aprobación de la ley de Seguridad
La relación del Ejecutivo del Estado; la adopción de medidas tildadas
con el Poder Judicial de inconstitucionales, o sino, de dudosa cons-
Aunque no existen en la Constitución de titucionalidad; la significativa reducción de
1967, en comparación con la carta anterior, los recursos requeridos por el Poder Judicial;
260 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

intervenciones del Poder Ejecutivo en donde Abogados. De allí que las manifestaciones y
se cuestiona o se juzga públicamente sobre las reacciones de los parlamentarios o de es-
decisiones o posiciones del Poder Judicial, o tas asociaciones pueden considerarse como
se “juzga” la independencia de los jueces para un indicador de la ocurrencia de los fenóme-
juzgar a quienes cometieron delitos de lesa hu- nos y cambios que señalamos. En términos
manidad; incumplimiento de resoluciones de la generales, es un elemento común y recurren-
justicia, etcétera. te, el llamado de atención a la opinión públi-
En el período que analizamos —marzo de ca sobre las limitaciones a la acción, al po-
1985-diciembre de 1986—, el accionar políti- der y a la independencia del Poder Judicial,
co “centralizador” e “invasor” del Poder Eje- que implicaban diversas medidas o posicio-
cutivo en relación con el ámbito de acción del nes adoptadas por el Poder Ejecutivo en el
Poder Judicial, la limitación de atribuciones período analizado.
de este, y el descaecimiento general de su po- Pasaremos a exponer brevemente las situa-
der, se expresan a través de cinco situaciones ciones de conflicto mencionadas y cuáles fue-
de conflicto, que pasaremos a analizar su- ron las manifestaciones de los principales invo-
cintamente; todo ello, en procura de eviden- lucrados en ellas.
ciar algunos datos de la realidad política que La primera fue ocasionada por la manifies-
demuestran que la instauración de la nueva ta y reiterada voluntad del Poder Ejecutivo de
“forma de Estado” que analizamos, implica mantener en sus cargos a los integrantes de la
también cambios en la relación del Poder Eje- Suprema Corte de Justicia y del Tribunal de lo
cutivo con el Poder Judicial, y en su interpre- Contencioso Administrativo no renunciantes,
tación y uso del orden jurídico. quienes fueron designados durante el régimen
La ocurrencia e impacto de estos cambios dictatorial por el “Consejo de la Nación”.
son claramente percibidos por los actores im- El hecho motivó la constitución de una co-
plicados, como se advierte en las declaracio- misión parlamentaria especial, para tratar de
nes que mostraremos de la Suprema Corte de llegar a un acuerdo. Esta quedó instalada en la
Justicia, del Parlamento, y de dos organizacio- tercera semana de marzo (Búsqueda, 1985c: 6).
nes que nuclean a funcionarios de la Justicia: Sin embargo, en la segunda semana de abril, la
la Asociación de Magistrados y el Colegio de ministra interina de Justicia, Dra. Adela Reta, y
Parte III. La transición democrática 261

el vicepresidente de la República, Dr. Enrique En la sesión del lunes 6 de mayo, la Asam-


Tarigo, expresaron públicamente el punto de blea General aprobó con 69 votos en 113 —
vista del partido de gobierno: la Suprema Corte votos del Frente Amplio más los del Partido
de Justicia solo tiene tres cargos vacantes de Nacional— una declaración que en lo medular
los cinco existentes. planteaba: “[...] la falta de investidura legítima
El Ejecutivo manifestaba así, al comienzo de de quienes detentan los cargos de ministros de
su mandato, a través de estos voceros, su vo- la Suprema Corte de Justicia y del Tribunal de
luntad de desconocer la posición de la mayoría lo Contencioso Administrativo” (Búsqueda,
parlamentaria, al adoptar una medida que, para 1985e: 4).
el conjunto de la oposición, trasgredía las nor- En la misma sesión, la bancada colorada
mas constitucionales vigentes. emitió una declaración que no fue votada, en
En contrapartida a la posición asumida por la que, como partido, no obstante lo sucedido,
el gobierno, el Frente Amplio y el Partido Na- volvía a reiterar su posición. En efecto, el pun-
cional habían manifestado públicamente su to 1 de dicha declaración expresa: “Que la refe-
opinión, según la cual, la Asamblea General rida declaración de la Asamblea General care-
debía desconocer estas designaciones de los ce de facultades constitucionales para declarar
miembros no renunciantes y considerar acéfa- vacantes los cargos actualmente ocupados en
los todos los cargos, tanto en la Suprema Corte la Suprema Corte y en el Tribunal de lo Con-
de Justicia, como en el Tribunal de lo Conten- tencioso Administrativo” (Búsqueda, 1985f: 5).
cioso Administrativo, para elegir a todos los No obstante ello, expresada la posición de la
integrantes de estos cuerpos. Frente a ello, el mayoría de la Asamblea General, fue finalmen-
30 de abril, el Vicepresidente de la República te un acuerdo político lo que permitió integrar
señaló a los medios de prensa que la aproba- ambos poderes estatales (Búsqueda, 1985f:  1;
ción de la tesis de la oposición no obligaba a 1985g:  1). Por medio de este acuerdo, Adiego
renunciar a los miembros de la Suprema Corte mantuvo su cargo en la Suprema Corte de Jus-
de Justicia Rafael Adiego y Silva Delgado, pues ticia y Folie, en el Tribunal de lo Contencioso
carecía del apoyo de los dos tercios del cuerpo, Administrativo, pero luego de ser designados
con lo cual volvía a ratificar la posición del Eje- formalmente por la Asamblea General. A par-
cutivo (Búsqueda, 1985d: 4). tir de esto puede decirse, entonces, que si bien
262 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

las presiones y amenazas del Poder Ejecutivo tribunales requerir de las demás autoridades
no alcanzaron todos los objetivos que perse- el concurso de la fuerza pública que de ellas
guían, sí permitieron al gobierno mantener al dependa, o de los otros medios de acción con-
Dr. Adiego como miembro de la Suprema Cor- ducentes, de que dispongan’ [...] La autoridad
te de Justicia, alterando así la posición de la requerida debe prestar su concurso sin que le
mayoría parlamentaria. corresponda calificar el fundamento con que se
La segunda situación conflictiva, esta ya de le pide, ni la justicia o legalidad de la sentencia,
desconocimiento grave de resoluciones de la decreto u orden que se trate de ejecutar”. Para
Justicia, se generó por el incumplimiento del finalizar la declaración, indicó: “El Colegio de
Poder Ejecutivo de la orden de arresto librada Abogados, de acuerdo a lo establecido por el
para la captura de dos sospechosos de cometer Art. 1 de sus Estatutos, tiene el deber de llamar
gravísimas violaciones de los derechos huma- la atención sobre la grave violación del princi-
nos, durante la vigencia del régimen dictatorial. pio de autoridad, corolario de la independencia
Esta falta a las normas legales motivó una de los jueces y del Poder que ellos integran, por
reacción muy generalizada de protesta y de tanto, requiere que la orden sea cumplida de in-
advertencias por parte de la oposición parla- mediato” (Búsqueda, 1985h: 1).
mentaria, del Colegio de Abogados y de la Aso- Esta acción del Poder Ejecutivo también fue
ciación de Magistrados, quienes señalaron en condenada por la Asociación de Magistrados
términos muy enérgicos —como lo veremos a mediante una declaración hecha pública en la
continuación— la gravedad de esta situación, que se califica a dicha acción como “[...] una
y de sus consecuencias en el plano jurídico. violación del principio constitucional de inde-
Así, el Colegio de Abogados en una declara- pendencia del Poder Judicial [...]” y se advierte
ción pública calificó a este comportamiento que el incumplimiento de esta orden “se pro-
del gobierno como “[...] grave violación del longó por extenso lapso previo al planteamien-
principio de autoridad” y señaló también que to de la contienda de competencia actualmente
“[...] de acuerdo a lo dispuesto en el Art. 4 de la a resolución de la Suprema Corte de Justicia”.
Ley Orgánica de la Judicatura No. 15.750: ‘Para Es importante destacar que la declaración
hacer ejecutar sus sentencias y para practi- fue emitida —como se señala en las considera-
car los demás actos que decreten, pueden los ciones de la misma— tomándose en cuenta una
Parte III. La transición democrática 263

disposición de los estatutos, según la cual co- al Ejecutivo “otra facultad que aquella exclusi-
rresponde a esa Asociación “defender la inde- vamente consagrada por el artículo 220 de la
pendencia de la magistratura como condición Carta, pero jamás la de vetar ulteriormente el
esencial de la función jurisdiccional y garan- Presupuesto, una vez aprobado por el cuerpo
tía de los derechos y libertades individuales” legislativo”. Aludiendo al numeral 2 del artículo
(Búsqueda, 1985h: 13). 239 de la Constitución, expresa que “a la Supre-
Las extensas citas de las declaraciones alu- ma Corte de Justicia (y solo a ella) correspon-
didas son por demás elocuentes de la situación de la superintendencia directiva, correctiva,
de conflicto de poderes creada, como asimis- consultiva y económica de las dependencias
mo de la trasgresión de normas existentes y del del Poder Judicial”, lo que excluye la interven-
deterioro de la “autoridad” e “independencia” ción del Ejecutivo, aún por la vía de observar
del Poder Judicial, que implicaron tanto para la el proyecto de ley de Presupuesto sancionado
Asociación de Magistrados, como para el Cole- por el cuerpo legislativo. “Cualquier manifesta-
gio de Abogados. ción (del Ejecutivo) que intente participar en
El tercer enfrentamiento, que implica tam- esa dirección económica del servicio, es clara-
bién en los hechos un menoscabo del Poder mente inconstitucional y viola el esencial prin-
Judicial, se generó a partir del veto interpuesto cipio de la separación de los poderes”. Luego
por el Poder Ejecutivo al presupuesto elabora- agrega que “no se conoce caso alguno que el
do por el Poder Judicial y presentado al Par- Ejecutivo haya intentado inmiscuirse en la di-
lamento, cuya constitucionalidad fue discutida rección económica que el Parlamento realiza a
por la Suprema Corte de Justicia, el Colegio de sus servicios” y que “por las mismas razones”
Abogados y destacados juristas. debe excluirse su intervención en el presu-
El 29 de enero, la Suprema Corte de Justi- puesto del Poder Judicial.
cia envió una nota a la Asamblea General, con El documento fue criticado públicamente el
la firma de todos sus integrantes, en la que se l de febrero por el secretario de la Presidencia
cuestiona la constitucionalidad de los vetos in- de la República, Miguel Ángel Semino, quien
terpuestos por el Poder Ejecutivo al presupues- señaló que la Corte cometió “[...] un grave error
to presentado por el Poder Judicial. En lo fun- de procedimiento [...]” ya que ha “[...] prejuz-
damental, el texto sostiene que “no le asiste” gado [...]” y “[...] ha perdido la imparcialidad
264 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

necesaria para fallar cualquier causa en que se Costa, que le fuera solicitado por la Universi-
invoquen los preceptos de la ley de Presupues- dad de la República, en donde se cuestiona la
to” (Búsqueda, 1985a: 7). constitucionalidad del veto interpuesto por el
El catedrático y experto en Derecho Cons- Poder Ejecutivo. Señala este jurista en dicho
titucional, Dr. Horacio Cassinelli Muñoz esti- informe que
mó entonces, en respuesta a aquellas formu-
laciones, que la crítica oficialista “es errónea, [...] si la Constitución dispone que determina-
dos órganos reconocidos por ella misma como
porque todos los Organismos administrativos
autónomos, tienen derecho a proyectar sus pre-
tienen que interpretar la Constitución en el supuestos y a discrepar con el Poder Ejecutivo
ejercicio ordinario de sus funciones”. Señaló, y dispone que en tal caso la discrepancia sea
además, que “la Suprema Corte de Justicia, no resuelta por otro Poder el Estado (el Legislati-
como juez, sino como jerarca administrativo vo, podríamos decir), en calidad de árbitro, es
máximo del Poder Judicial, cumple con sus jurídicamente inadmisible, a nuestro entender,
deberes de órgano administrador examinando que aquél altere la solución constitucional impo-
la legitimidad de los proyectos que afecten el niendo por vía indirecta una mayoría especial de
funcionamiento de los servicios a su cargo”, y la Asamblea General o creando un vacío legal sin
que “[...] el concepto de prejuzgamiento refiere solución constitucional expresa para el caso en
[...] a determinado caso concreto sometido a que no se logre la mayoría de los tres quintos.
decisión judicial”, pero “la opinión dada sobre El jurista fundamenta su posición en el ca-
una cuestión abstracta, sin relación a determi- rácter autónomo de los organismos dispuesto
nado pleito, no es prejuzgamiento” (Búsqueda, en el artículo 220. Para estos, la Constitución
1986e: 6). establece disposiciones presupuestales espe-
El Colegio de Abogados, por su parte, decla- ciales, entre las que destaca: 1) no rige iniciati-
ró que el veto al Presupuesto del Poder Judicial va del Poder Ejecutivo, y los presupuestos son
es de “discutida constitucionalidad”, y que pro- proyectados por los respectivos organismos;
vocaría “gravísimas consecuencias” (Búsque- 2) el Poder Ejecutivo tiene facultades limitadas
da, 1986d: 6). para modificarlos u observarlos; 3) si el órgano
En tanto, el 15 de enero, el diario El País no acepta las modificaciones u observaciones,
publicó un informe del catedrático Dr. Valdez
Parte III. La transición democrática 265

las discrepancias deben ser resueltas por el Po- las fuerzas políticas del país incluidas las actual-
der Legislativo (Búsqueda, 1986b: 5). mente en el gobierno [...].
Como puede verse a través de las citas que
hemos presentado, la reacción de los juristas a El Directorio también observa que “la gran
esta medida del Poder Ejecutivo y a la interpre- mayoría de los funcionarios verán, en los he-
tación del Secretario de la Presidencia fue muy chos, sensiblemente disminuidas sus actuales
extendida, y cuestionó la constitucionalidad de remuneraciones”, con lo que no se respetará
las acciones adoptadas por dicho poder. “el compromiso moral asumido (por el go-
Una cuarta situación donde se evidencia, bierno) en ocasión del conflicto ocurrido en el
asimismo, un conflicto, y de hecho significati- año 1985”. Para concluir, señala que el Poder
vas limitaciones a la futura acción del Poder Judicial “que constituye la garantía última de
Judicial, fue la decisión del Poder Ejecutivo de los derechos tutelados en la Constitución, no
no aceptar los requerimientos de recursos del podrá cumplir adecuadamente con la función a
Poder Judicial, y de establecer para este Poder su cargo” (Búsqueda, 1986e: 6).
un presupuesto similar al vigente durante la Al respecto, el presidente de la Asociación
dictadura, tanto en términos relativos como ab- de Funcionarios Judiciales explica:
solutos. Según expresiones de integrantes del el presupuesto del ejercicio anterior era del 0,79%
Poder Judicial, así como de la oposición parla- del total de gastos del Estado, la Suprema Corte
mentaria, esto atentaría en el futuro contra el solicitó que el mismo ascendiera al 1,3 y el Poder
normal funcionamiento de la Justicia. Ejecutivo propuso que fuera solo del 0,87 % del
Así, el miércoles 5 de febrero de 1986, el Di- Presupuesto General de Gastos, Sueldos e Inver-
rectorio del Colegio de Abogados asegura que, siones del Estado (Búsqueda, 1986c: 6; 1986e: 6).
tras el veto, el presupuesto del Poder Judicial:
Estas declaraciones, junto con las realiza-
resultaría porcentualmente inferior al vigente en das por diversos integrantes de la oposición
la época del régimen de facto. De esta forma — parlamentaria, que aquí no citaremos, ponen
estimó— se desconocerán no solo elementales claramente de manifiesto la difundida preo-
principios de organización administrativa, sino cupación por las limitaciones que plantearía
también lo acordado en la CONAPRO por todas el accionar de la justicia, la cuota parte del
266 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

presupuesto que le asignaba la propuesta guber- de que en un determinado episodio tiene que
namental. Ciertamente, la conducta adoptada actuar la justicia militar [...] tiene independen-
por el Ejecutivo en relación con el presupues- cia de criterios. Todos sabemos que no”. Asi-
to del Poder Judicial refleja de forma implícita mismo, expresa su posición sobre los juicios a
una posición acerca del papel de la Justicia, en militares sospechosos de cometer violaciones
el marco del aparato estatal. Es siempre un fe- a los derechos humanos:
nómeno muy significativo y expresivo de la polí-
tica general del Ejecutivo, y de la jerarquización […] yo, honestamente, digo que, así como prefe-
ría una amnistía más restringida, que la que se le
que en ella se concede a los distintos poderes y
dio a los tupamaros y luego acepté otra, digo tam-
aparatos estatales, la distribución de los gastos bién que sigo prefiriendo una solución judicial,
que aquel propone, entre los distintos aparatos pero comprendo que hoy es un tema político y
o departamentos del Estado. En este tema tam- que acaso tenga que tener una solución política
bién se constata una disposición del Ejecutivo (Búsqueda, 1986f: 3).
a concentrar los poderes, y en contrapartida, la
pérdida de recursos, o medios de acción, por Apenas 48 horas después, un comunicado de
parte de Poder Judicial. la Suprema Corte de Justicia, sin hacer expresa
La quinta situación tiene que ver con las referencia a las declaraciones del Jefe de Esta-
declaraciones del Presidente de la República, do, a propósito del momento que se vive dice:
quien se refiere a la “independencia de crite- “La Suprema Corte de Justicia cree del caso
rios” y “el sereno juicio de la justicia”, en alu- hacer saber al país que pese a las dificultades
sión a los posibles juicios a militares acusados procesales y materiales que enfrenta, el Poder
de violaciones a los derechos humanos. Judicial se ejerce con plena independencia de
En declaraciones realizadas el 14 de junio de sus magistrados” (Búsqueda, 1986f: 3).
1986, antes de partir hacia los EEUU, el Pre-
sidente asegura que “[...] hoy no hay posibili- Fuerzas Armadas y relación
dades de tener un sereno juicio de la justicia”. entre poderes
Según su opinión, “[…] nadie en el Uruguay, Esta etapa de nuestra investigación fue di-
nadie, puede sentir que hoy un juez que hones- señada para contrastar específicamente las
tamente llegara a la convicción, por ejemplo, hipótesis referidas a ciertos aspectos de las
Parte III. La transición democrática 267

relaciones entre poderes del Estado, constitu- que una de sus funciones, según la Constitu-
cionalmente definidos como tales. La creciente ción, es la conducción o jefatura política de las
concentración de poder a nivel del Ejecutivo es FFAA y demás cuerpos armados existentes en
un indicador relevante de los cambios habidos el Estado. La evidencia empírica creciente, que
en la naturaleza y estructura del Estado capi- sustenta la hipótesis del aumento de los pode-
talista democrático existente en nuestro país a res de facto del Ejecutivo, haría pensar que ese
partir de 1985. mayor poder también tendería a ejercerse so-
Sin embargo, sería teóricamente equivocado bre las FFAA. Mucho más, por tratarse de un
no considerar —aunque sea brevemente— otro gobierno legítimo, elegido en las urnas y que
tipo de transformaciones en los aparatos esta- trata de consolidar la democracia, luego de
tales que se están produciendo, y que tienen los años de dictadura militar. Sin embargo, los
evidentes efectos sobre los aspectos jurídicos, acontecimientos de 1986 —y su culminación
políticos y sociológicos del tema central de en la promulgación de la ley de Caducidad de
nuestro trabajo. la pretensión punitiva del Estado— muestran
Nos referimos a la transformación paulati- que, en el caso de las relaciones con las FFAA
na del lugar de facto que ocupan las FFAA en —al menos en lo relativo a sus responsabilida-
la estructura del Estado y, por lo tanto, en la des penales vinculadas con hechos políticos—
lógica política de su funcionamiento. El ca- el mayor poder del Ejecutivo lejos de ejercerse
rácter particular de este aparato es tal —no se ha visto objetivamente debilitado.
es un Poder jurídicamente reconocido— que Esta consideración es independiente del jui-
detenta el monopolio legal de las armas y lo cio que se pueda tener sobre las razones polí-
ha utilizado, durante largos años, para impo- ticas y de oportunidad que se esgrimieron por
ner formas políticas dictatoriales. Por ello, los votantes de la ley y por el propio gobierno.
ese desplazamiento de facto de su papel polí- En efecto, desde el punto de vista de la so-
tico en el seno del Estado y en el sistema polí- ciología política basta considerar que el argu-
tico requiere ser mencionado en el análisis de mento base utilizado por los votantes de la ley
nuestro tema específico. fue la imposibilidad de facto de hacer compare-
Si estudiamos el lugar y el espacio de poder cer a los militares ante la justicia civil —según
que detenta el Ejecutivo, es necesario recordar lo define la Constitución y las resoluciones de
268 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

la Corte de Justicia el año pasado—, sin provo- corporativos o políticos más alejados del nú-
car una crisis política, dada la negativa de las cleo central del poder estatal.
FFAA a obligar a sus miembros a presentarse De modo que si en primera instancia este
ante los jueces civiles. proceso parece debilitar al poder Ejecutivo
Aunque se analice este hecho en términos de —y de hecho lo hace—, en un segundo mo-
relación de fuerza, y no en sus graves efectos vimiento ello les permite a las FFAA usufruc-
políticos y jurídicos, es indudable que estamos tuar las capacidades crecientes que adquie-
ante una modificación del peso relativo de los ren en el juego político de ese propio poder
distintos aparatos estatales. Ejecutivo. Poder que aumenta su influencia al
Fenómenos similares se han producido en mismo tiempo que desarrolla formas de opa-
varios países latinoamericanos, en donde, a pe- cidad creciente en la toma de decisiones, que
sar de lo que dispone la Constitución, las FFAA, van quedando cada vez más lejos del control
luego de largos períodos de gobiernos de facto, parlamentario y ciudadano.
han permanecido con funciones políticas tales No se trata solamente de las posibilidades
que se llegó a hablar de la constitución de un más o menos grandes de que pueda producirse
“cuarto poder” estatal de facto. una nueva ruptura formal del orden institucio-
Sea a través de la sobrevivencia de Servicios nal. La experiencia vivida en el país entre 1968
Nacionales de Información con un enorme po- y 1973 mostró con claridad que el descaeci-
der e influencia, como en Brasil, o por otras miento del orden constitucional y de la rela-
vías, las FFAA han mantenido la posibilidad de ción efectiva entre poderes legales y de facto,
incidir —más allá de sus atribuciones forma- puede procesarse durante un largo período, sin
les— en la toma de decisiones estratégicas, es- que se produzca un golpe de Estado formal.
pecialmente a través de su capacidad de veto, De ahí la importancia central de este proceso
pero también al contribuir en la definición de para el tema de nuestro trabajo, aunque no sea
lineamientos de políticas mediante su influen- analizado sistemáticamente en estas páginas.
cia directa sobre los mecanismos ejecutivos Sobre todo, si tenemos presente que el fe-
de toma de decisiones. Es decir, por medio de nómeno de la centralización de poderes en el
mecanismos que no están sometidos a efecti- Ejecutivo es solo uno de los indicadores de un
vos controles parlamentarios, o de los actores debilitamiento creciente de las formas demo-
Parte III. La transición democrática 269

cráticas de participación y decisión ciudadana Aguiar, C. 1980 “¿Estado aislado, sociedad


en los estados capitalistas contemporáneos, inmóvil?”, Centro Interdisciplinario de
podemos advertir que se trata, ni más ni me- Estudios sobre el Desarrollo, Montevideo,
nos, del paulatino surgimiento de una nueva mimeo.
forma de Estado, lo que no excluye, como ya — 1987 “La transición uruguaya: balance
vimos, la diversidad de formas de régimen polí- y perspectivas en el campo teórico”,
ticos en sentido estricto. Fundación Friedrich Ebert en Uruguay,
La historia reciente de América Latina Montevideo, mimeo.
y de nuestro país nos da materia más que Búsqueda 1985a (Montevideo) 6 de febrero.
abundante para su análisis. El grado de pre- — 1985b (Montevideo) 14 de marzo
eminencia del factor militar y las formas de — 1985c (Montevideo) 28 de marzo.
relación entre este y los poderes constitucio- — 1985d (Montevideo) 18 de abril.
nalmente reconocidos, es un tema de análisis — 1985e (Montevideo) 2 de mayo.
científico; como tal, debe ser pensado teóri- — 1985f (Montevideo) 9 de mayo.
camente y empíricamente investigado. Para — 1985g (Montevideo) 16 de mayo.
ello, es imprescindible ampliar el campo de — 1985h (Montevideo) 3 de octubre.
análisis puramente formal de la mecánica ins- — 1985i (Montevideo) 24 de octubre.
titucional, entrar a las relaciones específicas — 1986a (Montevideo) 9 de enero.
—en esta etapa de nuestras formaciones so- — 1986b (Montevideo) 16 de enero.
ciales— entre los contenidos de las políticas — 1986c (Montevideo) 6 de febrero
socioeconómicas e ideológicas que impulsan — 1986d (Montevideo) 12 de febrero
los poderes ejecutivos, y las que son propias — 1986e (Montevideo) 14 de febrero
de las cúpulas y los oficiales de ese aparato — 1986f (Montevideo) 19 de junio.
estatal “especial” que constituyen las FFAA. — 1986g (Montevideo) 6 de noviembre.
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estatal” en Estado y política en América
Latina (México DF: Siglo XXI).
Los problemas de la democratización.
¿Hacia dónde vamos? *

J unto con la publicación de libros y artículos


dirigidos a trasmitir el resultado de sus in-
vestigaciones en ciencias sociales, el CIEDUR
En vísperas de cerrarse el primer período de
gobierno posdictatorial, el país se enfrenta a un
panorama complejo, donde tanto en el plano
ha desarrollado desde hace años una política económico como político y cultural, sus hom-
de edición de fascículos de divulgación cientí- bres y mujeres habrán de decidir sobre temas
fica. Están dirigidos al público en general, que trascendentes. El resultado de dichas decisio-
carece del tiempo y el entrenamiento necesario nes —individuales y colectivas— tendrá, sin
para acompañar los trabajos de investigación duda, efectos significativos sobre el futuro del
en su versión completa. proceso de democratización retomado con el
Conscientes de que el destinatario final de retiro de las Fuerzas Armadas del gobierno. La
nuestro trabajo es, en definitiva, el ciudadano publicación de esta nueva serie de fascículos
común y sus agrupamientos más o menos orga- esperamos que contribuya a enriquecer los tér-
nizados, en una de esas colecciones de divulga- minos del debate nacional y, por ende, el conte-
ción —URUGUAY HOY— el CIEDUR publicará nido de las decisiones ciudadanas.
este año una serie de cinco fascículos destina-
dos a presentar en forma simple, pero sistemá- Introducción
tica y documentada, el conocimiento disponi- El objetivo de este trabajo es analizar bre-
ble sobre algunos temas de gran significación vemente los aspectos más relevantes del siste-
para el país y sus ciudadanos. ma político y de la estructura del Estado, tal
como se ha manifestado en cuatro años de ré-
* Publicado en 1986 Colección Uruguay Hoy 1986 gimen constitucional y democrático. El análi-
(Montevideo: Centro Interdisciplinario de Estudios so-
bre el Desarrollo) Cuarta Serie.
sis parcial de los principales procesos políticos
274 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

ocurridos en ese período se revelaría limitado medida acentuando o culminando tendencias


y, en algunos casos, hasta incomprensible, sino anteriores—, aunque se tienen en cuenta como
se los mira en el marco de las determinaciones circunstancias estructurales que inciden en los
e, incluso, de las rigideces que se derivan de procesos considerados. En varias ocasiones, se
dichas estructuras. hacen referencias rápidas a estas determinantes,
Aceptado este supuesto, es inadecuado pen- si bien no se profundiza su análisis.
sar que la reimplantación de la plenitud de la La idea directriz del trabajo es que las rela-
Constitución de 1967 —luego de que el Acta ciones de fuerza propiamente políticas (inclu-
Institucional N.º 19 fuera dejada sin efecto en yendo en ellas a las Fuerzas Armadas) y las
los hechos, y sin recurrir a los mecanismos características de la estructura social, tal como
acordados en el Club Naval— signifique que la emergían de la larga crisis y reestructuración
totalidad del sistema político y de las estruc- comenzada en los años sesenta, dieron a luz un
turas estatales estén funcionando y operan- tipo de transición democrática que, no por ser
do en forma idéntica a como lo hacían antes pacífica, resuelve satisfactoriamente los gran-
del gobierno de Pacheco Areco y del golpe de des bloqueos y desafíos que el país enfrenta-
Estado de 1973. Como veremos, junto con los ba antes de 1973. Esta afirmación es válida no
marcos definidos por la Constitución y la pro- solo en el plano de las transformaciones socia-
pia ley, los procesos sociopolíticos tienen su les, económicas y culturales que importantes
propia consistencia y dinámica, que debe ser sectores de la sociedad impulsaban en aquel
analizada más allá del plano estrictamente ju- entonces; también lo es en el propio plano del
rídico. Importa, por lo tanto, ver algunas de las sistema electoral y de partidos, ya que la dis-
transformaciones de hecho que Estado y siste- funcionalidad de su intermediación entre la
ma político han sufrido en estos años, y cómo sociedad y el Estado se mostró más resistente
ellas inciden sobre la conducta de los actores de lo que las expectativas y deseos ciudadanos
(ciudadanos, partidos y movimientos sociales), imaginaron en el período preelectoral de 1984,
y sobre las relaciones de fuerzas políticas. así como durante los primeros meses del go-
En este trabajo no se analizan específicamente bierno democrático.
las transformaciones que se dieron en la estruc- Más allá de lo que pareció insinuarse en los
tura de la sociedad en este período —en buena inicios del nuevo régimen, ni la voluntad de
Parte III. La transición democrática 275

concertación efectiva por parte del gobierno y las relaciones entre el poder civil y los militares
los grupos de poder económico, hoy decisivos, han retrocedido en cuanto al pasado nacional,
debía durar mucho tiempo; ni el Parlamento también las relaciones entre poderes del Esta-
habría de recuperar su lugar de espacio en el do son menos equilibradas que antes del golpe.
que se dirimían los grandes problemas nacio- A su vez, se empobrecieron, tanto las prácticas
nales; ni la sociedad civil —y en particular sus concretas que signan la función mediadora de
sectores populares— recuperaría o adquiriría los partidos políticos, como el conjunto de los
un lugar duradero en las estructuras donde se hábitos de participación ciudadana.
deciden los problemas que más afectan su vida Más globalmente, puede decirse que los
material y espiritual. grandes desafíos del futuro nacional y el propio
Ello fue así, entre otras causas, porque tam- destino del país como nación no han podido
bién en nuestro país, como dice José Nun, ha- ser procesados por el Estado y los principales
blando de la transición argentina, actores políticos, de cara a la ciudadanía y con-
frontando con claridad los distintos proyectos
la actual fase de emergencia del nuevo régimen —explícitos o implícitos—, de manera de orga-
político coincide con una prolongada fase de des-
nizar adecuadamente el espacio donde pudiera
composición y decadencia del régimen social de
articularse un nuevo sistema de lucha hegemó-
acumulación, esto es, con la crisis de una etapa
capitalista y de las estructuras, las instituciones, nica entre los principales actores. Ello parece
las imágenes y el tipo de actores que le son pro- ser consecuencia, al mismo tiempo, de varios
pios (1987: 48). factores, entre los cuales pueden señalarse:

Es decir, que estos cuatro años, si bien han a) las conocidas inercias amortiguantes o con-
dado lugar a una recuperación indiscutible servadoras de una parte sustancial del tejido
de espacios democráticos que Pacheco y, lue- social uruguayo;
go, los militares habían conculcado, al mismo b) la enorme dificultad del bloque social políti-
tiempo han significado un retroceso —dada la co históricamente dominante para recuperar
historia política y social de nuestro país—, res- una capacidad dirigente global, en el marco
pecto de lo que en el Uruguay se consideraban de la prolongada fase crítica de reinserción
atributos de la democracia política. Así como internacional del capitalismo local;
276 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

c) la no estructuración, por parte de las fuerzas La etapa inicial y su agotamiento


de oposición que han actuado en este perío- Reflexionar sobre el carácter de la nueva
do, de un claro proyecto político-estratégico etapa democrática, su profundización y conso-
alternativo que apareciera como creíble y lidación, no puede hacerse separadamente de
viable para la opinión pública; la problemática referida a cuáles eran las ta-
d) finalmente, la presencia inocultable a veces reas y los retos que debía enfrentar el gobierno,
explícita —a veces implícita— de lo que po- el sistema político y la propia sociedad en este
dríamos llamar la “sombra del neomilitaris- período. Hay que tener presente que, luego de
mo”; en particular, la idea aceptada por mu- la dictadura, el desafío para el país no estaba
chos actores claves de que una cierta forma constituido solamente por la recuperación de
de tutela militar y de acotamiento del libre la plenitud de los “bienes políticos” deteriora-
juego de proyectos históricos para el Uru- dos, en particular, las libertades y derechos cí-
guay es algo inevitable, especialmente si se vicos y políticos, el pluralismo, el Estado de de-
quiere salvar lo que se ha obtenido luego del recho y la búsqueda de soluciones pacíficas de
retiro de los militares del gobierno. los conflictos de intereses, “bienes políticos”
que conformaban una tradición. A su vez, en-
Sin exagerar, puede sostenerse que en estos traban en juego los problemas del crecimiento
cuatro años —y más allá de ciertos síntomas económico, el desarrollo y la recuperación de
superficiales, sobre todo de imagen para el ex- la democratización de la sociedad, tan deterio-
terior— se ha profundizado la crisis de identi- rada en los once años de dictadura, e incluso
dad nacional. Tiende a generalizarse una cierta desde antes.
resignación respecto de las limitaciones im- Es por eso que, en medio de las altas expec-
puestas al futuro del país por las determinantes tativas y esperanzas generalizadas que produjo
externas. Esto último es particularmente cierto en la sociedad la recuperación de la democra-
para las élites que gobiernan, pero en forma es- cia, uno de los temas de fondo que inquietaba
calonada se va expandiendo hacia sectores de a los actores sociales y políticos, era la posible
las élites opositoras, así como a amplios seg- inestabilidad o fragilidad del proceso que se
mentos de la población. abría. Pero también el efecto que sobre el mis-
mo podía tener la crónica incapacidad del país
Parte III. La transición democrática 277

para lograr un crecimiento económico sosteni- consecuencias sobre el funcionamiento políti-


do y, con ello, tratar de satisfacer las poster- co y de la sociedad; y la sustituyeron, durante
gadas demandas redistributivas de los sectores 1985 y parte de 1986, por una activa política
subordinados de la sociedad. A eso se sumaba orientada a buscar acuerdos interpartidarios.
la incertidumbre sobre el papel que desempe- En lo posible, se procuró constituir un gabi-
ñarían unas Fuerzas Armadas empujadas polí- nete multipartidario. Pero los hechos fueron
ticamente a retirarse del gobierno, pero que no mostrando que esa voluntad de promover
habían sido derrotadas en sentido estricto y, a acuerdos estaba más orientada a comprome-
la vez, mantenían casi intactas su ideología y ter a la oposición, que a negociar nada sustan-
sus aparatos de represión y vigilancia política. cial de la política que el partido de gobierno
Pensamos que ese marco de inquietudes y había decidido impulsar.
de demandas cruzadas y contradictorias expli- Por ello, dichas convocatorias fracasaron.
ca que tanto al final de la transición, como en Posteriormente, decenas y decenas de debates
el primer momento del nuevo gobierno, casi to- parlamentarios mostraron que el gobierno no
dos los actores sociales y políticos asumieran aceptaba, en lo fundamental, las opiniones del
un discurso y una práctica de tipo concertante. conjunto de la oposición; opiniones que eran
En cierto modo, se trató de la apertura de un mayoritarias en el país y en el Parlamento.
espacio de debate al que todos se vieron “obli- Pasadas unas elecciones muy excepcionales
gados” a concurrir, precisamente en virtud de en varios sentidos —y en particular en el he-
la endeblez de los cambios iniciados. cho de que todos los sectores competían desde
Hoy la mayoría de los analistas y actores la oposición—, el partido de gobierno fue asu-
sociales y políticos reconocen que, salvo en al- miendo rápidamente que, más allá de las diver-
gunos temas concretos —no por eso carentes sas tendencias, su equipo de cuadros medios
de significación—, la parte sustancial de los y superiores representaba una orientación eco-
acuerdos que en cierto momento fueron con- nómica y social globalmente coincidente con
certados, no recibió después un cumplimiento los grandes grupos económicos y empresaria-
legislativo o administrativo real. Prontamente, les, lo que implicaba un escaso distanciamiento
el gobierno electo y el Partido Colorado de- de la política económica del período de facto.
jaron de lado la línea de concertación y sus Tal propósito no podría imponerse si se aplicaba
278 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

a fondo una política de acuerdos amplios y de se constituyó una especie de mayoría interpar-
negociación efectiva, en el ámbito plural y más tidaria de hecho. Esto, si bien contribuyó a la
diversificado del Parlamento y los sectores so- continuidad de ciertas políticas, replanteó con
ciales allí representados. fuerza la tendencia a la heterogeneidad de los
Esas circunstancias condujeron a que, poco sectores o “partidos” agrupados en un mismo
a poco, cada sector político fuera definiendo lema electoral, contrariamente a lo que parecía
una estrategia propia y más diferenciada, lo ser la tendencia entre 1982 y 1985.
que produjo una decantación creciente de las A su vez, junto con este proceso se frus-
tendencias internas, en particular en los sec- traron rápidamente las altas expectativas que
tores de oposición. Si bien en lo global tanto había generado el período de lucha contra la
el Frente Amplio como el Partido Nacional dictadura, en cuanto a un papel mucho más
decidieron realizar un tipo de oposición que activo y dinámico de los diversos segmentos
facilitara la “gobernabilidad” en un período de la sociedad civil, sobre todo de sus sectores
necesariamente difícil y marcado por la tran- populares. Toda la floración de agrupamientos
sición, sobre todo en el Partido Nacional se e iniciativas ligadas con el mundo del trabajo,
fue manifestando un fuerte sector parlamen- la vida cotidiana y barrial, en el ámbito de la
tario, que coincidió cada vez más con el go- cultura no erudita, con su percepción diferente
bierno en temas de política económica y de de lo político, fue perdiendo vitalidad y posibi-
carácter político (refinanciación de la deuda lidades de incidencia.
interna; Corporación para el Desarrollo; zonas La recuperación de los espacios partidarios
francas; salvataje de bancos en quiebra; nega- y una política oficial orientada de manera bas-
tiva a la reparación plena a militares frentis- tante clara a desarticular estas nuevas formas
tas; privatizaciones o desmantelamientos par- de relación entre la vida cotidiana y el Esta-
ciales de empresas estatales; amnistía para los do, contribuyeron decisivamente a facilitar
militares; etcétera). dicho proceso. De esa manera, se empobreció
En parte, por la voluntad clara del gobierno una dimensión no institucional, pero sin duda
de imponer sus políticas contra viento y marea central del rico período de la recuperación de-
y, en parte, por un despliegue más neto de rea- mocrática y de su profundización a nivel del
les afinidades de orientación socioeconómica, ciudadano común.
Parte III. La transición democrática 279

Es en ese marco que corresponde analizar aún no se conocía qué partido ocuparía el go-
algunas de las tendencias dominantes en estos bierno, luego de las elecciones de noviembre
años, en lo relativo al funcionamiento del Esta- de 1984. Además, en ese período los sectores
do y el sistema político nacional. sociales estaban fuertemente movilizados y ve-
nían de cumplir un papel político decisivo en
La concertación frustrada la creación de las condiciones para el retiro de
Retomamos ahora un análisis un poco más los militares del poder.
detallado de la suerte corrida por la política de En la CONAPRO se produjo una amplia ne-
la Concertación. Su fracaso significó no solo la gociación entre los actores sociales (corpora-
clausura de muchas expectativas objetivamen- tivos y movimientos sociales diversos) y todos
te presentes en casi toda la sociedad; represen- los partidos políticos. Solo fueron excluidas las
ta también un claro indicador de las dificulta- Fuerzas Armadas y la Asociación de Bancos. En
des que enfrenta la recomposición de la demo- ese momento, ambas instituciones eran percibi-
cracia política cuando, al mismo tiempo, debe das unánimemente como “culpables” principa-
atender amplias demandas de democratización les de los males que se querían superar; al me-
de la sociedad, en un contexto de redefinición nos, nadie tuvo espacio político para sostener lo
profunda de las coordenadas socioeconómicas contrario. Todo parece indicar que allí el gobier-
tradicionales en el país. no ya electo, pero que aún no había asumido,
La política de concertación y de acuerdos trató de transmitir un mensaje de negociación y
fue canalizada inicialmente a través del espa- unidad nacional, aunque simultáneamente brin-
cio semiinstitucionalizado de la Concertación dó un tratamiento diferencial a los distintos te-
Nacional Programática (CONAPRO), y luego, mas presentes en la agenda de discusión.
en diversas instancias de diálogo político de Los temas referidos a la reconstrucción po-
alto nivel. El antecedente inmediato de esta po- lítica y jurídica de la democracia fueron objeto
lítica de concertación fue el proceso negocia- de acuerdos relativamente fáciles, que en lo
dor, realizado en el tramo final de la transición sustancial fueron cumplidos posteriormente
democrática; pero la diferencia esencial radica por el gobierno y sus parlamentarios. Una ex-
en que, en ese momento, todos los actores so- cepción fue, como veremos, el tema de los apa-
ciales y políticos estaban en la oposición, pues ratos represivos y el tratamiento que se daría
280 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

a las violaciones de los derechos humanos por Cabe tratar por separado el tema de las
parte de policías y militares. FFAA, los derechos humanos y el futuro del
En los temas de carácter social (educación, Poder Judicial. Presionados por el clima de
salud, vivienda, seguridad social y, en general, la transición y la sensibilidad de la población
la restauración de los niveles de vida), el par- sobre el tema, en la CONAPRO se acordó de-
tido electo buscó acuerdos amplios y, en tér- volver la autonomía a la Justicia civil —lo que
minos globales, coherentes con un discurso se cumplió a nivel formal—, pero también que
electoral que exhibió inflexiones “populistas”. esta actuaría en plenitud y con independencia
A diferencia de los temas anteriores, la política en la investigación y castigo a los violadores
gubernamental posterior no llevó adelante en de los derechos humanos durante la dictadura.
este plano lo concertado, argumentando, por lo También se pactó una reforma a fondo de las
común, que no existían las condiciones econó- leyes orgánicas militares y el desmantelamien-
micas y financieras que lo hicieran posible. to de sus aparatos de control político interno.
Finalmente, en cuanto al proyecto macro- En lo fundamental, ninguno de estos puntos
económico, a sus políticas e instrumentos, el fue impulsado posteriormente por el gobierno;
Partido Colorado no se avino a firmar acuerdos al contrario, por su propia iniciativa se legisló
que limitaran su gestión posterior. Los temas en sentido inverso o se omitió un debate y defi-
básicos de desacuerdo fueron el tratamiento nición global en esa área.
de la abultada deuda externa, la relación entre Cerrada la etapa formal de la CONAPRO —
sectores productivos y financieros, los even- de la cual rápidamente varios sectores ligados
tuales controles de precios y subsidios, el pa- con el gobierno renegaron o la consideraron
pel del mercado interno para la reactivación y, superada—, el gobierno impulsó una activa
consecuentemente, el problema del papel de política orientada a buscar acuerdos interpar-
los salarios y su nivel de recuperación a cor- tidarios amplios; incluso intentó formar un
to y mediano plazo. En todos estos temas, el gobierno de coalición, mediante la inclusión
Partido Colorado puso, como condición para de ministros del Partido Nacional y del Frente
un acuerdo, que este se limitara a un grado de Amplio. Los fundamentos eran los mismos que
generalidad tal que no le creara obligaciones se habían sustentado en la CONAPRO: la ne-
muy precisas para el futuro. cesidad de un gran acuerdo nacional para salir
Parte III. La transición democrática 281

de la crisis política y económica que se vivía. ticos para todos los actores implicados y no
Esto no prosperó, a pesar del amplio espíritu solo para el gobierno. Prácticamente todos los
de cooperación propio de ese momento, ya que partidos de oposición y el movimiento sindical
el gobierno mostró rápidamente que no estaba aceptaron, durante casi un año y medio, llevar
dispuesto a negociar —por lo menos a corto sus demandas a una escena negociadora glo-
plazo— nada sustancial de sus orientaciones bal, cargada de esperanzas y de promesas. Mu-
económicas y de las implicaciones sociales de chos analistas, así como la oposición política,
las mismas, tal como había sido concertado en consideran que se actuó con ese espíritu hasta
la CONAPRO. el límite de las posibilidades compatibles con
El gobierno mantuvo de manera rígida su el mantenimiento de la identidad mínima de los
política de pago total y puntual de la deuda actores no estatales.
externa y sus intereses; la búsqueda absoluta- Los primeros que a ese respecto tomaron
mente prioritaria del equilibrio fiscal; la apertu- distancia fueron los sindicatos. Estos acusa-
ra total del mercado financiero (caso único en ron al gobierno de no cumplir sus promesas
América del Sur); la eliminación de casi todo y de mantener su política económica —y en
tipo de subsidio eventual al consumo popular; parte laboral— como algo inmodificable en
la recaudación impositiva indirecta superior al sus líneas maestras: la reactivación interna;
80%, así como una política de incentivo produc- el ritmo de la recuperación salarial; la política
tivo básicamente centrada en las exportacio- hacia la deuda externa y el gasto público; la
nes. Amén de una firme negativa al desarrollo política tributaria; etcétera. Ocurrieron polé-
de papel activo del Estado en la regulación del micas públicas y el alejamiento fue “teoriza-
mercado —salvo salarial y financiero— y la ac- do”, con la expresión de que para ellos la “con-
tividad productiva. certación era una táctica y no una estrategia”.
Como dijimos, luego de la polarización so- En parte por los magros resultados obtenidos
cial y política de los años previos al golpe de y, además, presionado por los debates inter-
Estado, y después de once años de dictadura nos, el movimiento sindical culpó al gobier-
militar, las iniciativas concertantes y la bús- no de violar abiertamente los acuerdos de la
queda de los llamados “acuerdos nacionales” CONAPRO, y pasó a desplegar una política de
se transformaron en uno de los nudos polí- perfil opositor.
282 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Por su parte, los empresarios, volvieron rá- incluyó la negativa a nombrar oficialmente mi-
pidamente a su perfil bajo en el espacio de la nistros propios, con la celebración de acuerdos
concertación, y prefirieron desarrollar sus ne- delimitados a los temas económicos de fondo:
gociaciones directamente con el Ejecutivo; es refinanciación interna; compra de bancos que-
decir, en ámbitos más reservados y menos so- brados; zonas francas; apoyo a grupos expor-
metidos al juego plural de fuerzas. tadores; apertura financiera total; pago de la
En cuanto a los partidos políticos, el análisis deuda externa, etcétera. Con el paso del tiem-
debe diferenciar la lógica de acción del Parti- po, el Partido Nacional prefirió ir desplazando
do Nacional y del Frente Amplio. El primero, el tema de los acuerdos posibles al terreno de
uno de los partidos tradicionales de gobierno, la estructura del sistema político, tomando al-
frustrado por la clara derrota en las elecciones gunas iniciativas de reforma constitucional, en
de 1984, definió su estrategia básicamente en procura de que los acuerdos políticos fueran
función de las expectativas de ser gobierno en refrendados por gabinetes de mayoría parla-
1989. Por un lado, contribuir a estabilizar el mentaria explícita, y ligados con un programa
régimen democrático que renacía —lo llamó de gobierno.
“contribuir a la gobernabilidad”— y, al mismo El Frente Amplio estaba impulsado por
tiempo, no aparecer como totalmente subordi- una lógica distinta. Como conglomerado de
nado a las iniciativas del Ejecutivo. De todos izquierda muy perseguido durante la dictadu-
modos, al no poder proponer una política so- ra, aún buscaba la legitimación en el sistema.
cial y sobre todo económica sustantivamente En consecuencia, trató de utilizar su actitud
distinta, vio acotado sus espacios de discre- negociadora como un instrumento de pene-
pancias en ese plano. Esa situación ambiva- tración en nuevos sectores sociales. No obs-
lente en el espectro político lo hizo fluctuar tante, el carácter de sus bases sociales y de su
en su táctica negociadora. Sin embargo, al no programa le dejaba un margen de negociación
coincidir las aperturas políticas del gobierno mucho más estrecho. Por ello, desde el princi-
con una actitud similar en lo esencial de las po- pio descartó la invitación a integrarse al gabi-
líticas negociadas, el Partido Nacional decidió nete. Siguió concurriendo a las convocatorias;
distanciarse del discurso acuerdista. Prefirió pero, forzado por el desgaste que le producía
combinar un tono político más opositor, que la rigidez del Ejecutivo, terminó tomando una
Parte III. La transición democrática 283

distancia mucho más neta con la política de este. país, importa señalar que allí también murió un
Tanto en el fondo, como en el tono de su discur- intento por buscar formas más o menos regu-
so, retomó un carácter claramente opositor. ladas, que permitieran la participación directa
La negativa del Ejecutivo a incluir el tema de amplios sectores de la sociedad civil en la
de las violaciones a los derechos humanos en determinación de las grandes orientaciones y
la agenda de discusión aceleró esta toma de políticas públicas, que inciden en los intereses
distancia del Frente Amplio, que culminó en corporativos específicos y la vida cotidiana de
el último trimestre de 1986, al votarse la ley amplísimos sectores de la población.
que daba amnistía de hecho para los milita-
res. El distanciamiento se expresó, además, El problema militar
en duras controversias sobre la política eco- Tratándose de un proceso de recuperación
nómica y social, incluyendo algunas interpe- democrática subsiguiente a una dictadura de
laciones parlamentarias. las Fuerzas Armadas como institución (estas
El gobierno se vio llevado, así, a asumir los tuvieron pretensiones de crear un nuevo tipo
réditos y los costos de sus propias iniciativas, de sistema político estable), preguntarse qué
lo que lo obligó a extremar el uso de los me- ha pasado con ellas en estos cuatro años re-
canismos legales y políticos para imponer su sulta decisivo para comprender hacia dónde se
voluntad al Parlamento, a pesar de no tener orienta la estructura política y estatal del país.
mayoría en él. Durante el año 1986 y parte de Esta pregunta es importante no solo si se
1987, aumentó en los actores la sensación de piensa en las posibilidades de que pudiera pro-
un cierto bloqueo político institucional; se lle- ducirse un nuevo golpe de Estado, lo que no
gó incluso a especular sobre la disolución de parece estar planteado en el horizonte actual
las Cámaras y el llamado a nuevas elecciones. del país. En realidad, la experiencia vivida en-
Es así como esos dos primeros años vieron tre 1968 y 1973 mostró que el descaecimiento
fracasar los espacios relativamente amplios y de la democracia puede procesarse durante un
semiinstitucionalizados de concertación con largo período de tiempo, sin que se produzca la
los cuales se abrió el período democrático. ruptura formal del orden institucional. Por otra
Aparte de los efectos de ese fracaso sobre el parte, los procesos de transición en los otros
clima de las relaciones sociales y políticas del países del Cono Sur evidencian una tendencia
284 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

a consolidar nuevas formas de tutela y pre- Esta ambigüedad se vio directamente refle-
sencia militar, que quizás convivan por largo jada en el hecho de que la negociación final del
tiempo con regímenes de gobiernos civiles ele- Club Naval no solo creó un marco constitucio-
gidos por sufragio universal. Los documentos nal provisorio vigente hasta un año después del
secretos que han trascendido de las reuniones nuevo gobierno, sino que el tema capital de la
de Ejércitos Americanos —verdadera interna- reestructuración institucional de las Fuerzas
cional militar— permiten constatar con clari- Armadas y de cómo actuaría la justicia civil
dad que ese tipo de intervención castrense en respecto de las violaciones de los derechos
la vida política es la que ellos consideran más humanos, fue soslayado por todos los negocia-
adecuada para este período en América Latina. dores. Es cierto que los militares no lograron
Por otra parte, no debe olvidarse que, en retacear formalmente el espacio del gobierno
nuestro país, las Fuerzas Armadas concurrie- y de la justicia civil; pero, a su vez, los partidos
ron a los debates de la transición siempre afe- no consiguieron ningún compromiso de de-
rradas a sus planteos de democracia tutelada. puración eventual ni de desmantelamiento de
Aunque no pudieron cristalizarlos en el plano los aparatos represivos y demás reformas ne-
constitucional, los mantuvieron en sus meca- cesarias. Tampoco se obtuvo un compromiso
nismos de socialización y educación interna, de aceptación para que los culpables de delitos
así como en las leyes orgánicas de cada arma; fueran sometidos a una investigación autóno-
en particular, en la Ley Orgánica del Ejército, ma de la justicia civil. Luego de once años de
aprobada a fines de 1984 y aún vigente. dictadura, estas lagunas asumieron, como es
Para que ello fuera posible, no fue indi- obvio, una importancia relevante en el escena-
ferente que el repliegue de los militares del rio político, a partir de 1985.
gobierno se hiciera en forma negociada. Aun- Al redactarse este texto aún no se ha realizado
que las Fuerzas Armadas vieron derrotado en el Referéndum de derogación de la ley de Cadu-
plebiscito su proyecto político, en 1980, igual cidad de la Pretensión Punitiva del Estado; por
lograron administrar la transición, además de lo tanto, se desconoce el resultado y sus efectos
preservar todas sus estructuras y cuadros, trascendentes para el futuro del funcionamiento
incluso los más implicados en el terrorismo del Estado uruguayo y, más en general, de la cul-
de Estado. tura cívica y el sistema político nacional.
Parte III. La transición democrática 285

La importancia de este tema —igualdad de El gobierno, en el discurso y en la prácti-


todos los ciudadanos ante la ley— es, sin duda, ca, fue modificando poco a poco sus enfoques
capital para definir las relaciones entre milita- respecto del tratamiento del problema militar.
res y poder civil. Pero el problema que plantea Su política, en lo sustancial, puede calificarse
el papel de las Fuerzas Armadas en un proceso como orientada a dar por resuelto el problema,
de consolidación democrática efectivo implica con el acuerdo del Club Naval. Al mismo tiem-
otras dimensiones que no pueden ignorarse. po, considera negativa, desestabilizadora y po-
Esa problemática abarca, por lo menos, los líticamente inadecuada cualquier intervención
siguientes temas: sometimiento efectivo de los directa del poder político en el interior de las
mandos a las órdenes del Poder Ejecutivo y a la Fuerzas Armadas. Recibe idéntica calificación
voluntad y decisiones del Parlamento, en lo que el tratamiento judicial de los actos ilegales co-
corresponda; la política de ascensos y nombra- metidos por militares y policías durante el pe-
mientos de las máximas jerarquías; el conteni- ríodo dictatorial.
do de la formación castrense, en particular, sus Por su parte, la oposición —al menos hasta
aspectos ideológicos y políticos; el abandono el segundo semestre de 1986, cuando la ma-
por parte de los militares de tareas políticas de yoría nacionalista votó la ley de Caducidad—
orden interno, incluso funciones de inteligen- ha considerado esta política como ineficaz y
cia y control de la oposición política y los movi- peligrosa para una efectiva reinserción de los
mientos sociales y culturales; la abstención de militares en la vida democrática. Al poster-
declaraciones ajenas a sus funciones, por parte garse las reformas institucionales internas de
de los mandos y demás oficiales. las Fuerzas Armadas, se deja en la impunidad
Contrariamente a las expectativas de la opi- total a oficiales con mando que mantienen
nión pública y a las propias promesas electora- sus ideas mesiánicas y antidemocráticas; se
les, en la mayoría de estos temas el gobierno y tolera, de hecho, intervenciones públicas de
el Parlamento no han realizado una tarea que tipo político; y se impide el desmantelamien-
lograra adaptar la realidad a las necesidades de to efectivo de sus órganos de control y “espio-
consolidar una democracia estable y plena; que naje” de los ciudadanos.
estructurara unas Fuerzas Armadas realmente Estas prevenciones se vieron ratificadas al
consustanciadas con ese objetivo. aprobarse varios de los ascensos ocurridos en
286 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

estos años, ya que en algunos casos se trata- gobierno y la mayoría nacionalista del desaca-
ba de oficiales claramente comprometidos en to militar como la causa determinante de su
torturas y delitos graves contra personas. Otra voto a la ley, dio un carácter menos táctico y
corroboración surgió cuando oficiales superio- más trascendente a la división que ella creó en
res, con mando de tropas o altas responsabi- la opinión pública.
lidades, utilizaron en reiteradas oportunidades La interposición del recurso de Referéndum
los actos públicos y oficiales de las fuerzas para contra la ley de Caducidad, el apoyo heterogé-
hacer declaraciones que, indudablemente, su- neo y plural a dicha iniciativa y el éxito en la re-
ponen formas ilegales de intervención política. colección de las firmas necesarias —a pesar de
Trascendieron, además, órdenes y documentos su dificultad práctica y las serias trabas que se
secretos emanados del ámbito de inteligencia le opusieron desde los sectores que habían vota-
castrense, que expresamente indican la perma- do la ley— muestra que esta afectó expectativas
nencia de orientaciones ligadas con la doctrina muy arraigadas en amplios sectores de la ciuda-
de la Seguridad Nacional y la llamada “guerra danía, más allá de sus definiciones partidarias.
interna”. Lo que se conoce de la participación Más allá de la intención de los convocantes,
uruguaya en las Conferencias de Ejércitos es indudable que el largo proceso de debates,
Americanos confirma estos hechos. hasta llegar a la consecución de las firmas,
Enfrentamientos referidos a la política a provocó divisiones prácticamente en todas las
adoptar respecto de las Fuerzas Armadas se fuerzas políticas. Ello se debe a que, con inde-
dieron en múltiples ocasiones, tanto con las pendencia del resultado de la votación, han
fuerzas políticas de oposición como con los aparecido con más crudeza los problemas no
movimientos sociales que han jugado un pa- resueltos en materia de relaciones entre las
pel significativo en el tema. Estas pugnas se Fuerzas Armadas, el gobierno civil y la cultura
fueron agravando a partir del trámite de la ley política nacional.
de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Parece claro, a estas alturas, que los militares
Estado; norma que asumió la amnistía general han retenido un papel político y una real capa-
para los militares y policías, como condición cidad de vetar ciertas decisiones gubernamenta-
que hiciera posible el voto de la mayoría del les. En ese sentido, y por encima de lo que dice
Partido Nacional. La aceptación pública por el la Constitución y la ley, el juego de factores de
Parte III. La transición democrática 287

poder efectivo se ha modificado respecto de la como ideología y de los partidos de izquierda,


situación histórica previa al golpe de Estado. La como fuerza. Cabe destacar también su capaci-
aceptación por el gobierno del sobredimensiona- dad y voluntad —tolerada o impulsada, según
miento de las Fuerzas Armadas y el papel rela- los casos, por varias fuerzas políticas— de tute-
tivamente menor de estas en la hipótesis de un lar y vetar ciertas áreas de decisión del gobierno
conflicto internacional, tienden estructuralmen- y de los otros poderes del Estado.
te al desarrollo de sus tendencias intervencionis- Como muy bien señala el politólogo nortea-
tas y tutelares sobre la sociedad, el Estado y el mericano Alfred Stepan (1988), en su última
sistema político. obra sobre los problemas político militares en
Junto con una serie de otras iniciativas u el Cono Sur , en lo referente a la doble dimen-
omisiones, es indudable que el Poder Ejecuti- sión de “cuestionamiento militar del poder ci-
vo ha facilitado esta situación al nombrar un vil” y la “sobrevivencia de prerrogativas milita-
ministro de Defensa que fue más un adminis- res”, el Uruguay se encuentra en una posición
trador burocrático que un conductor democrá- intermedia entre Brasil y Argentina, aunque
tico de las Fuerzas Armadas. Posteriormente, claramente alejado de lo que puede considerar-
lo sustituyó por el Gral. (r) Medina —último se una situación normal y estable, en cuanto a
jefe del Ejército de la Dictadura— comprome- sus implicancias para consolidar una democra-
tiendo aún más el papel del poder político en la cia bajo control civil en sentido estricto.
conducción efectiva de la integración militar a Esta nueva realidad no puede ser minimiza-
la vida democrática. da, salvo que se admita explícita o implícita-
Respecto del nuevo tipo de Estado que se va mente que unas Fuerzas Armadas de ese tipo
consolidando —y, en buena medida, en relación son de todos modos “garantes obligadas de la
con el sistema político real y no solo jurídico—, democracia”; concebida esta como elecciones
el significado más importante del problema mili- periódicas para elegir gobernantes. Claro que
tar lo constituye el carácter netamente de “solda- ello implica excluir de esa democracia tanto
dos políticos”, que las FFAA siguen reivindican- la legitimidad plena de las fuerzas políticas y
do para sí. Se incluye en ello la consideración, sociales, que propenden al cambio social y eco-
como enemigos del “orden” y el “Proyecto Na- nómico profundo, como la clásica subordina-
cional”, tal como ellos lo definen, del marxismo ción militar a las decisiones del gobierno civil,
288 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

en cuanto a los objetivos estratégicos de defensa de la Constitución, esto le permite al presidente


y las áreas socioeconómicas y políticas claves nombrar todo el gabinete sin negociar su progra-
para el país. ma; pero, a su vez, dado el sistema electoral de
Tener clara esta limitación a la consolidación tipo proporcional, eso lo deja en minoría en las
democrática no significa minimizar la situación Cámaras legislativas.
de hecho de que los militares han estado dispues- Esta situación influyó, sin duda, en su bús-
tos a imponer ese tipo de intervención política y queda de acuerdos políticos en la primera etapa;
a tratar de perpetuarla. Pero reconocer eso es pero, al mismo tiempo, dados sus compromisos
algo muy distinto que transformarlo conceptual- bien definidos en materia de política económica,
mente en componente natural de un nuevo tipo eso llevó rápidamente al Ejecutivo a desarro-
de democracia. Además, no debe dejar de anali- llar un estilo de conducción política tendiente a
zarse cómo la conducta de importantes actores maximizar los ámbitos exclusivos de decisión.
políticos civiles ha contribuido a consolidar, en En consecuencia, se relegan las funciones del
parte, esa situación. Parlamento, de las autonomías de las empresas
Por ello, no nos parece compartible la tesis públicas y de otras formas legales y políticas de
sustentada por autores como Juan Rial, cuando control ciudadano (de sus decisiones fundamen-
sostiene: “Hay una nueva forma democrática que tales). Existe un importante consenso en cuanto
construyen, también los no demócratas. Aunque a que dicho proceso centralizado en el Ejecutivo
la congruencia entre régimen y fuerzas armadas, y tiene raíces previas al golpe de Estado, y que se
entre ellas y el gobierno pueda no ser alta, las nue- vio facilitado por la propia reforma constitucio-
vas formas obligan a ser socios” (1986: 78). Pen- nal de 1967. De igual modo, se acepta que este
samos que la pregunta clave sigue siendo: ¿socios proceso se ve reforzado por un hecho político
para qué proyecto de país y de régimen político? surgido en 1971 y reproducido en las elecciones
de 1984, es decir, la división del electorado en
La preeminencia tres tercios desiguales, pero que tienden a blo-
del Poder Ejecutivo quearse mutuamente.
El Partido Colorado accede al gobierno como Sin anular la división formal de poderes del
primera minoría o mayoría relativa con 41,2% de Estado y sin negar el principio de la soberanía
los votos. De acuerdo con cierta interpretación popular, el Ejecutivo desplegó una multiplicidad
Parte III. La transición democrática 289

de procedimientos —unos legales, otros de du- Nacional o las Rendiciones de Cuentas anuales
dosa legalidad y algunos francamente ilegales— en lo que hace al Parlamento; se ha redactado de
que permitieron al gobierno imponer de hecho manera confusa el punto de la ley de Caducidad
los capítulos fundamentales de su política eco- que tiene que ver con las atribuciones del Poder
nómica y social. Judicial; se ha procurado también obtener recur-
Hay aspectos de esa concentración que se sos fiscales por vías que eluden la intervención
expresan en el simple ejercicio por el Ejecutivo parlamentaria; etcétera.
de atribuciones previstas en el marco constitu- Existen otras manifestaciones de esa tenden-
cional: iniciativas reservadas; leyes de urgencia; cia a la concentración de poder en el Ejecutivo
vetos totales o parciales a leyes votadas por el que se expresan en formas más sutiles, pero no
Parlamento; entre otras. Pero hay otros casos en menos reales y efectivas, como son, por ejemplo:
los que dicha tendencia se expresa en una cierta el recurso reiterado a la amenaza de vetos antes
manera de usar esas atribuciones y su propia fre- de que una ley sea aprobada contra la voluntad
cuencia, o en la extralimitación del espacio legal del gobierno o el uso de mecanismos jurídicos o
por medidas de hecho no siempre claramente políticos a efectos de eludir sus responsabilida-
percibidas por todos los actores; por ejemplo: des ante la mayoría parlamentaria.
imposición de puntos de vista a directores de en- Esta política centralizadora se vio además fa-
tes autónomos o descentralizados; sugerencias vorecida por el hecho de que, contrariamente a
al Parlamento sobre cómo redactar una ley veta- lo concertado en la CONAPRO, el gobierno man-
da; decisiones por decreto cuando corresponde- tiene vigente un número importante de decretos-
ría una decisión parlamentaria, etcétera. leyes y reglamentos de la época dictatorial, que
En otros casos, dicha tendencia se ve reflejada aumentan su margen de maniobra. Una de esas
en la creación, por parte del Ejecutivo, de obstá- normas más significativas —y también más usa-
culos formales o de hecho a la transparencia de das— es el decreto-ley que autoriza al Ejecutivo
los actos administrativos y de gobierno, sin la a fijar por decisión propia los salarios públicos y
cual resulta casi imposible que otros Poderes y privados, cuando no comparte los acuerdos a los
la opinión pública puedan ejercer efectivamente que llegan empresarios y sindicatos, en los Con-
sus atribuciones de control democrático. Así, se sejos de Salarios. El uso alternativo o combina-
ha presentado en forma oscura el Presupuesto do de todos esos mecanismos le ha permitido al
290 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

gobierno imponer su política presupuestal, mone- también muy particulares, la amenaza de veto o
taria, financiera, impositiva, de alquileres, de jubi- su aplicación se transformó en un recurso habi-
laciones, de manejo del tema militar, entre otras. tual del Ejecutivo en la búsqueda de imponer su
Como se señaló anteriormente, pese a la exis- punto de vista.
tencia de un clima ampliamente concertante, El cuadro adjunto muestra que solo en los
como fue el de la transición en nuestro país, la primeros tres años de gobierno hubo veinticin-
acción del gobierno, desde el inicio estuvo diri- co proyectos de ley a los cuales se aplicó el veto
gida a lograr el mínimo de concesiones a la ma- final o la amenaza previa de veto, para doblegar
yoría opositora neta, que existía en ambas Cáma- a la oposición.
ras. Incluso en el trámite de la primera ley votada Los temas que abordaban estas leyes eran de
por este Parlamento —la de Amnistía para los la mayor diversidad imaginable: desde la amnis-
presos políticos—, el Poder Ejecutivo amenazó tía para presos políticos y luego a los militares,
con vetarla en su totalidad si la amnistía era ge- pasando por el Presupuesto General y las Rendi-
neral e irrestricta, como la mayoría de la Cámara ciones de Cuentas anuales, los alquileres, las pa-
estaba dispuesta a votar. En esa ocasión, el sen- sividades, hasta llegar a temas tan circunscriptos
tir de la mayoría opositora puede resumirse en como el retomo de la Aeronáutica Civil, la Direc-
las palabras del diputado nacionalista Lorenzo ción General de Comunicaciones y Meteorología
Ríos, cuando dijo en la Cámara: al ámbito civil. Más allá de los choques con el
Parlamento, esta conducta del Ejecutivo produ-
La minoría presidencial pretendió desviar o fre- jo fuertes conflictos con diversos organismos
nar el pronunciamiento de una de las Cámaras del
públicos y privados.
Parlamento y esto hay que denunciarlo con vigor
En el ámbito judicial, ello motivó declaracio-
[...] hay que tener cuidado en el futuro de que esta
minoría presidencial, que representa dos quintos nes públicas de la Suprema Corte de Justicia en
de la voluntad electoral del país, pretenda seguir defensa de su autonomía administrativa y su
gobernándonos por medio de este juego de cosas idoneidad jurisdiccional. Reacciones similares
(1985, 8 de marzo). tuvieron el Tribunal de Cuentas y la Corte Elec-
toral, cuyos jerarcas amenazaron con presen-
Como los hechos posteriores fueron mostran- tar la renuncia a sus cargos. En estos casos, el
do, lejos de tratarse de un recurso extremo apli- enfrentamiento y la protesta estuvieron funda-
cado a un tema muy especial y en circunstancias dos en que, al igual que estos organismos, las ma-
Parte III. La transición democrática 291

yorías parlamentarias y varios juristas eminentes de variados mecanismos. Un tema que provocó
consideraban que el Ejecutivo estaba violando la sucesivos enfrentamientos con la oposición fue
Constitución, al ejercer el derecho de veto sobre la modificación de precios de la gasolina sin con-
los artículos presupuestales elevados por esas sultar al Parlamento; en particular, la retención
autoridades y refrendados por el Parlamento. directamente para Rentas Generales de las ga-
Otro enfrentamiento con el Poder Judicial nancias adicionales obtenidas por el organismo
tuvo lugar cuando el Ejecutivo desacató la orden público respectivo (ANCAP). La oposición acu-
de arresto de varios policías y militares, quienes só al gobierno de aplicar un impuesto camuflado
incumplieron la orden de presentarse para ser sin el derecho a hacerlo, y provocó una interpe-
interrogados por supuesto involucramiento en lación parlamentaria. Pero, quizás lo que motivó
delitos contra los derechos humanos, en el pe- una mayor reacción opositora, a propósito de
ríodo dictatorial. En ese momento, aún no se este tema, fue la imposición de esta resolución
había votado la amnistía para los militares y el al Directorio de ANCAP, lo que violaba la auto-
hecho motivó airadas declaraciones públicas del nomía que la Constitución le reconoce a ese tipo
Colegio de Abogados y la Asociación de Magis- de empresa pública. Este no fue el único hecho
trados. Estos organismos calificaron esta situa- de este tipo. Se impusieron resoluciones sobre
ción como violación del principio de autoridad, temas diversos a los directorios que constitu-
contrario a la independencia de los jueces y del cionalmente son autónomos: de las empresas
Poder que ellos integran. En el Parlamento se estatales de energía, telecomunicaciones, fe-
presentaron denuncias similares. La tensión con rrocarriles, aguas corrientes, así como también
el Poder Judicial alcanzó su punto máximo cuan- al Banco de la República y al Banco de Previ-
do buscando argumentos en favor de la amnistía sión Social. En todos estos casos, la Oficina de
para los militares, el Presidente en discurso pú- Planeamiento y Presupuesto —dependiente
blico puso en duda la “independencia de crite- del presidente— fue puesta en el banquillo de
rios y el sereno juicio” de los magistrados, para los acusados, como el verdadero centro de de-
ejercer su función jurisdiccional en este tema. cisiones. No obstante, en virtud de su estatuto
Esta tendencia a concentrar la toma de deci- legal, al Parlamento no le compete su control y
siones significativas en la esfera del Ejecutivo y no puede ser sancionada políticamente. Su di-
la alta administración directamente dependien- rector fue catalogado, en esos duros debates,
te de él, ya vimos que fue impulsada a través como un “superministro... impune”.
292 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Cuadro 1. Amenaza de veto, y vetos aplicados por el Poder Ejecutivo (marzo 1985 – diciembre 1987)

Amenaza
Iniciativa legislativa Hubo veto Resultados de la iniciativa
de veto

Se aceptó restringir alcance mediante


Amnistía general e irrestricta Sí No proyecto conjunto del PN-FA-PC

Designación de miembros de la La oposición aceptó volver a nombrar el


Sí No
Corte Suprema miembro designado durante la dictadura

Derogación del Acto Institucional Sí No Se aceptó de hecho su no vigencia


N.º 19
Se elaboró proyecto conjunto mayorías
Ley de Refinanciación Sí No del PN-PC
Se elaboró proyecto conjunto mayorías
Corporación para el Desarrollo Sí No del PN-PC

Ley de Alquileres (primer proyecto) Sí Sí Se interpuso veto total

Presupuestos de gastos y recursos Sí Sí Se interpuso veto total

Restitución de destituidos por la Sí No Se aceptó restringir su alcance


dictadura
Fijación de precios de artículos de Sí No Continúa a estudio del Parlamento
la canasta familiar
No se pudo aprobar ningún proyecto al
Rendición de cuentas 1986 Sí No finalizar el período establecido

Revaluación de pasividades 1986 Sí Sí Se impuso veto total

Aportes rurales a la seguridad Sí Sí Se impuso veto parcial


social
Parte III. La transición democrática 293

Banco de Previsión Social No Sí Se impuso veto parcial


Defensa foro sindical Sí No Continúa a estudio del Parlamento
Retorno de director de Aeronáutica No Sí Se impuso veto total
Civil a MTOP

Retorno del director general de Sí Sí Se impuso veto total


Telecomunicaciones a ANTEL*

Retorno de director de Meteorolo- Sí Sí Se impuso veto total


gía a MTOP*
Restitución de militares destituidos Sí No Se elaboró proyecto conjunto del PN-PC
por la dictadura
Facultades de comisiones investi- Sí No Se aceptó restringir alcance
gadoras

Proyecto de defensa de los dere- Sí No Nuca se llegó a tratar


chos humanos (Zumarán-Batalla)

Sobre violación de los derechos Se elaboró proyecto conjunto mayorías


Sí No
humanos (primer proyecto del PN) del PN-PC (Ley de Caducidad)

Reevaluación pasividades 1987 Sí No Se aceptó restringir el alcance

Rendición de cuentas 1987 Sí Sí Se impuso veto parcial


Modificación de la Ley de Refinan- Sí Sí Se impuso veto total
ciación
Prórroga de lanzamiento de inqui- Sí No Continúa a estudio del Parlamento
linos

* Trasladados desde la época dictatorial al ámbito del Ministerio de Defensa

Fuente: de Sierra y Longhi (1989).


294 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

En una de las Rendiciones de Cuentas anua- esfuerzo especial para disciplinar a su banca-
les de carácter presupuestal, el Ejecutivo fue da; fenómeno claramente innovador en compa-
acusado de presionar a diversos entes autóno- ración con los Parlamentos previos a 1973. Si
mos para que no presentaran su propio presu- bien esta situación parece irse resquebrajando
puesto por programa, a fin de impedirle al Par- conforme se aproxima el período electoral,
lamento el uso del recurso constitucional de durante más de tres años implicó modificacio-
apoyar ese proyecto, y no el del gobierno. nes significativas del papel de los diputados y
Otra área donde se produjeron significativos senadores. Por un lado, se concentraron las
enfrentamientos fue la relativa a construccio- relaciones Ejecutivo-bancada en algunos par-
nes de vivienda, por el régimen de “cooperati- lamentarios, cuya influencia básica surgía pre-
vas de ayuda mutua”. cisamente de sus contactos con el Ejecutivo.
Importa mostrar este caso, pues se trata de Por otro, redujeron de manera considerable la
un sector que involucra muchos miles de traba- autonomía y capacidad de iniciativa de los le-
jadores organizados y fuertemente movilizados, gisladores del propio partido de gobierno, en
desde hace muchos años (FUCVAM). Se trata de aquellos temas que el Ejecutivo consideraba
una temática regulada por la ley; sin embargo, prioritarios. De esa manera se puede entender
el Ejecutivo no la cumple. Los cooperativistas y cómo a pesar de las importantes diferencias
la oposición acusan al gobierno no solo de vio- entre sectores colorados —hoy más manifies-
lar la ley, al retacear los fondos, sino de querer tas— estos se vieron condicionados a votar en
destruir, por esa vía, a un movimiento social que bloque en casi todos los temas de importancia,
escapa a su control. El gobierno se ha mante- incluso a riesgo de pagar por ello un precio
nido incólume y sostiene su política —en parte electoral, como lo manifestaron más o menos
ilegal—, mediante órdenes que imparte al Direc- claramente en varias ocasiones.
torio del Banco Hipotecario, de propiedad esta- Cabe señalar, por último, que esta centrali-
tal, que es el ejecutor en esta materia. zación en la toma de decisiones se adecua a la
Naturalmente, para hacer efectiva la seña- necesidad de los dirigentes de los grandes gru-
lada centralización de poder y concretarla en pos económicos y empresas líderes, de nego-
el funcionamiento parlamentario, el partido ciar sus intereses específicos directamente con
de gobierno debió realizar, en estos años, un el Ejecutivo. Las orientaciones económicas
Parte III. La transición democrática 295

generales de este lo vuelven particularmen- fórmula que no implicara la amnistía total para
te afín a los planteos empresariales. Con ello, los delitos castrenses en materia de derechos
además, se evita pasar por el ámbito legislati- humanos. Cayó aún más el momento en el que
vo, mucho más heterogéneo y diversificado. La la mayoría nacionalista aceptó dicha imposi-
discusión en ese ámbito podría suponer una ción. Todo este proceso culminó con la insólita
publicidad inconveniente, cosa que puede evi- destitución del senador Araújo.
tarse si se llevan las negociaciones a los espa-
cios más reservados del Poder Ejecutivo y la El sistema político y de partidos
alta administración, como el Banco Central, El ya mencionado estilo político impuesto
la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, el por el Ejecutivo luego de la dictadura y en pleno
Banco de la República, etcétera. En estos años, clima de transición, caracterizado por expandir
han sido cada vez más frecuentes las tratativas sus atribuciones, produjo confrontaciones polí-
de ese tipo entre el Ejecutivo y los centros de ticas no solo con la oposición partidaria, muchos
poder económico y militar. Así se fueron reser- movimientos sociales y otros organismos esta-
vando atribuciones crecientes para la toma de tales. También generó un amplio debate sobre
decisiones, ajenas al control del Parlamento la estructura del sistema político y electoral, lo
y la opinión pública. Solo varió esta situación que generó diversas iniciativas de la oposición,
cuando la Constitución obliga taxativamente a tendientes a su eventual modificación mediante
pasar por un trámite parlamentario. En algunos reformas legales o constitucionales.
de estos casos, el Parlamento se vio obligado a Esos debates se volvieron bastante agudos,
votar lo que ya estaba elaborado en sus gran- dada la presencia minoritaria del gobierno en
des líneas, o someterse una vez más al veto. las Cámaras y una clara voluntad política cen-
No es de extrañar, entonces, que el prestigio tralizadora, que en varias ocasiones llevó al sis-
del Poder Legislativo ante la opinión pública tema a un estado de inmovilidad. Como seña-
haya pasado de altos niveles de expectativas, a lamos anteriormente, esta situación indujo al
un pronunciado descenso de las estas, en par- Ejecutivo a insinuar la posible disolución del
ticular desde el segundo semestre de 1986 (ver Parlamento, como recurso final para enfrentar
gráfica adjunta), cuando ante la presión mili- los embates opositores e impedir que se incre-
tar, el presidente amenaza con vetar cualquier mentara el número de vetos.
296 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

La actual estructura de partidos, percibida participantes. Por otra parte, se planteó la ne-
por los analistas y actores como relativamente cesidad de incorporar reformas que permitie-
estable a mediano plazo, suele dificultar la re- ran al presidente obtener la mayoría absoluta
solución de los conflictos suscitados entre los de votos, en especial mediante el sistema del
Poderes. En esa dirección, se esbozaron algunas balotaje (segunda vuelta entre los dos candi-
propuestas de reforma del sistema de relación datos más votados en primera instancia), o a
formal entre los Poderes del Estado, encamina- través reformas en el sistema de hojas de vo-
das a limitar las potestades del Poder Ejecutivo. tación. Esto, en particular, permitiría cruzar
Entre varios puntos, destacamos los siguientes: dichas hojas de votación entre los distintos le-
mas reconocidos por la Corte Electoral.
Estas propuestas han involucrado a secto-
a) restricción de sus iniciativas exclusivas, por res importantes, tanto del Partido Nacional
ejemplo, en materia presupuestal, así como como del Frente Amplio. Sin embargo, la lógi-
disminución del número de votos requeridos ca y las motivaciones de ambos son distintas,
para el levantamiento de los vetos. al menos parcialmente. El Partido Nacional, y
b) explicitación de la necesidad de un apoyo en especial sus sectores mayoritarios, si bien
parlamentario al Gabinete; no tienen actualmente propuestas socioeco-
c) simplificación de los mecanismos de censu- nómicas claramente alternativas a las del go-
ra a los ministros y, en particular, establecer bierno en los temas más sustantivos, aspiran
la obligación de separar de su cargo al minis- a ser gobierno en 1989. Para ello necesitan el
tro censurado. “refuerzo” de eventuales votos frenteamplistas,
para su candidato presidencial. De ahí la pro-
En lo referente al sistema de partidos y su puesta de balotaje o fórmulas alternativas que
efecto sobre la relación entre Poderes, se jerar- tengan el mismo efecto, incluso si esto debilita
quizó el argumento de que debía reformarse el la demanda de más “parlamentarismo”, ya que
sistema electoral, en la perspectiva de facilitar entonces el presidente tendría mayoría absolu-
la constitución de gobiernos mayoritarios de ta de votos, es decir, más que cada partido por
coalición, con garantías reales para los grupos separado. Asimismo, para el Partido Nacional
es objetivamente redituable toda reforma que
Parte III. La transición democrática 297

tienda a frenar el eventual crecimiento del de los aspectos sustantivos de la democracia,


Frente Amplio. tal como existió antes de 1967 en el país.
En cuanto a este —que difícilmente puede El apoyo del Partido Nacional a la ley de Ca-
aspirar a ser gobierno en 1989— ha buscado ducidad, a través de un cambio brusco de sus
limitar al máximo el poder de un Ejecutivo posiciones, significó un fuerte distanciamien-
que, a corto plazo, no estará en sus manos y, al to con aquellos sectores del Frente Amplio
mismo tiempo, abrir la puerta para eventuales que impulsaban activamente el acuerdo para
coaliciones que le permitieran negociar parte el cambio de la Constitución. Los puentes no
de su programa y, quizás, participar en el gabi- se rompieron del todo, pero por lo menos has-
nete, haciendo valer sus votos como fiel de la ta que se conozca el destino del Referéndum
balanza entre los “tres tercios desiguales”. sobre la ley de Caducidad, resulta muy difícil
Ambos partidos están lejos aún de tener predecir la suerte final de una eventual reforma
una posición definitiva sobre este tema, y el constitucional.
hecho de que sus bases electorales tengan Estas circunstancias han fortalecido, por
algunas zonas de aproximación en cuanto a otra parte, a los sectores políticos menos entu-
su perfil crea dificultades adicionales para lo- siastas de una reforma inmediata de la Consti-
grar una convergencia efectiva entre ellos, en tución —en particular, en sus aspectos electo-
este terreno. rales—. Esto complica aún más la consecución
En el sistema actual, es probable que se re- de un acuerdo opositor en el corto plazo; es de-
produzcan con frecuencia los choques de po- cir, con posibilidades de llamar a un plebiscito
deres y la amenaza constante de bloqueo polí- sobre la reforma en las elecciones de 1989, e
tico, como ya ha sucedido en estos años de go- implantarlo por la vía de las urnas.
bierno democrático, aunque posiblemente ello A ese elemento se agrega la voluntad firme
no ocasionará crisis catastróficas de régimen. del Partido Colorado de impedir, en la medi-
Pero al mismo tiempo, quizás se afirme la pre- da de sus posibilidades, una reforma consti-
sencia de un Ejecutivo fuerte, que propenda a tucional que se anuncia como limitante de los
imponer su voluntad, a pesar de ser minoría en Poderes de la primera minoría y, por lo tanto,
el Parlamento, con todos los efectos que ello del Ejecutivo; decisión que le conduciría a per-
implica sobre el estilo político y el acotamiento der el acceso al gobierno. Esta estrategia se
298 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

apoya, primero, en la expectativa de poder ga- (Nohlen y Rial, 1986). Además, el Partido Colo-
nar nuevamente las elecciones de 1989, a pesar rado ya ha insinuado a través de algunos de sus
del desgaste producido por la actual gestión de voceros que si se viera obligado a negociar una
gobierno; y segundo, en el hecho de que hasta reforma de la Constitución y, en particular, una
el momento la acción del gobierno y del Parti- mayor parlamentarización, probablemente pro-
do Colorado, si bien ha generado áreas de neta pondría otras reformas en el sistema electoral,
oposición, al mismo tiempo cuenta con el apo- que eliminarían la representación proporcio-
yo decidido de los centros de poder económico nal actual, con lo que se acercaría a un sistema
nacionales y trasnacionalizados, así como de mayoritario por circunscripción para todos los
los actuales mandos de las Fuerzas Armadas. cargos elegibles, y no solo para la Presidencia.
Sobre la base de la tradición, es previsible que Es claro para todos los partidos que, de prospe-
al menos el Partido Nacional no esté, en definiti- rar esa propuesta, el principal perjudicado, en
va, de acuerdo con propiciar una reforma cons- esta etapa histórica, sería el Frente Amplio y sus
titucional que cuente con la oposición neta y de- fuerzas integrantes.
cidida del Partido Colorado. Eso lo obligaría a A todo esto debe agregarse la determina-
tentar una negociación más amplia con el gobier- ción convergente ejercida por los principales
no, en especial, si tenemos en cuenta que ambos grupos económicos y sociales, que apoyan el
partidos tradicionales parecen estar decididos a proyecto privatizador y de creación acelerada
impedir, en lo posible, que el Frente Amplio se del modelo de “país servicio”. Esto es así, dado
transforme en el fiel de la balanza y, a mediano que dichos grupos son plenamente conscientes
plazo, en una opción electoral de gobierno. de que una reforma de esa magnitud se vería
Este entrecruzamiento de intereses crea fuertemente retardada —si no impedida— si
una situación paradójica. En efecto, el Partido tuviera que ser procesada a través de un régi-
Nacional propone en su proyecto de reforma men con mayor peso en el Parlamento, y toda
constitucional una variante electoral que si bien la dinámica representacional de los intereses
podría darle la victoria como primera minoría, diversificados y complejos que ello implica.
al mismo tiempo fortalecería la fuerza del pre- Incluso es razonable avanzar la hipótesis de
sidente, lo que parece en principio contradicto- que tanto los principales grupos económicos, así
rio con la voluntad de fortalecer al Parlamento como el Partido Colorado y una parte sustancial
Parte III. La transición democrática 299

del Partido Nacional, deben temer que una refor- En resumen, pensamos que es sensato hipo-
ma del sistema político de esa naturaleza pueda, tetizar que habrá muchas dificultades para que
por otra vía, aumentar los bloques políticos ac- a corto plazo pueda revertirse el actual proceso
tuales, al multiplicar los factores de incertidum- de descaecimiento paulatino de los mecanis-
bre en cuanto a la capacidad gubernamental de mos de control público —no solo parlamenta-
definir políticas económicas y sociales de larga rios—, aplicado a las políticas principales del
duración. La consecuencia natural de ese argu- Ejecutivo y a su implementación práctica. In-
mento es considerar a la actual situación —más dudablemente, un acentuado agravamiento de
allá de lo que se diga públicamente— como un la coyuntura internacional y el retroceso ya in-
mal menor, frente a posibles riesgos, ya se tra- sinuado de ciertos indicadores socioeconómi-
te de la desestabilización del sistema, o del au- cos globales, hoy privilegiados por la política
mento del peso político del Frente Amplio. En gubernamental, pueden agudizar la confronta-
particular, porque a corto y mediano plazo un ción social y política, y disminuir la legitimidad
régimen más parlamentario incrementa el peso del gobierno. En tal caso, convendría modificar
táctico del Frente Amplio, lo que obliga a los dos en forma significativa esta hipótesis.
partidos tradicionales a optar por una alianza en- De todos modos, con los datos disponibles
tre sí o con el Frente, ya sea en bloque o con al- hasta la fecha, parecería difícil la concreción
gunos de los partidos que lo integraban en 1984. de ese curso de acción en el corto plazo. No
No en vano uno de los temas más debatidos, así a mediano y largo plazo, donde sigue siendo
hoy día, en la coalición de izquierda es hacia dón- incierto que la política económica y social del
de se inclinaría si estuviera realmente en juego gobierno actual y futuro logre una modifica-
un acuerdo programático de gobierno, la mayo- ción sustancial de las trabas estructurales que
ría del Partido Nacional. A partir del desempeño enfrenta el desarrollo nacional, en particular,
reciente de amplios sectores de este partido y teniendo en cuenta el panorama económico re-
de las profundas diferencias programáticas que gional y mundial.
separan a ambas fuerzas, es fácil comprender la Parece, pues, razonable pensar que el go-
transcendencia que tendría la resolución final bierno seguirá utilizando los mismos mecanis-
del debate en curso, tanto para la coalición de mos concentradores de poder, para llevar ade-
izquierda como para el Partido Nacional. lante desde el Ejecutivo las políticas en curso;
300 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

al menos mientras la oposición política no lo alcancen, además, por sí solos un peso electo-
enfrente de forma tal que los costos previsibles ral decisivo, lo que se manifiesta como poco
le parezcan mayores que los beneficios globa- probable, según los datos disponibles.
les que obtuvo hasta el momento. Lo más previsible es que la heterogeneidad
Resulta importante poner de relieve el tema de las fuerzas que se agrupan en los lemas,
de la eventual reforma constitucional y electo- combinada con los efectos de las leyes electo-
ral, sobre todo en cuanto a sus efectos en las rales y la actual Constitución, sigan entorpe-
relaciones entre los Poderes del Estado, pues ciendo la formación de gobiernos de mayoría
algunos de los bloqueos anotados aparecieron clara; sobre todo, capaces de adoptar políticas
nítidamente en este período de gobierno. Ello coherentes, sin violentar la voluntad mayorita-
se debe, en lo esencial, a dos factores circuns- ria del electorado, además de aplicar de mane-
tanciales: prácticamente es la primera vez que ra democrática la Carta constitucional.
esta Constitución se aplica en democracia; y, A la salida de la dictadura, el fraccionamien-
por otra parte, el mapa político actual no exis- to y la estructura de los partidos y lemas, pa-
tía cuando fue pensada y redactada. El cruce recía propender a simplificar algunos de estos
de los naturales intereses partidistas y las es- problemas. Su evolución posterior, al parecer,
trategias de avance de cada fuerza hacia el go- contradijo dicha tendencia, con los efectos ne-
bierno, impiden imaginar cuál ha de ser la suer- gativos consecuentes.
te de esos proyectos reformistas, ahora y en la Por ello, consideramos útil reseñar lo
próxima legislatura. sucedido en cada uno de los tres lemas o
De continuar la situación actual, es proba- “partidos” principales, en estos años de ré-
ble que los factores de inestabilidad anotados gimen constitucional.
sigan operando con todas sus consecuencias
negativas. Es más, la separación electoral del Partido Colorado
Partido Demócrata Cristiano y del Partido por El Partido Colorado emergió del proceso
el Gobierno del Pueblo, del resto del Frente dictatorial con una imagen bastante modifica-
Amplio, no asegura su superación, a no ser da, en comparación con la del período en que
que estos partidos modifiquen sustancialmente gobernaron Pacheco y Bordaberry. Aparecía
sus orientaciones programáticas conocidas y entonces como extremadamente fraccionado.
Parte III. La transición democrática 301

La mayoría de sus sectores promovía o apoya- nivel nacional y de varios departamentos, en


ba descaecimiento de las libertades y la quie- particular en Montevideo.
bra constitucional, que se impulsaba desde el Con el paso del tiempo, y ya en ejercicio del
propio gobierno; además, los sectores que pro- poder, se fueron modificando sensiblemente
clamaban su adhesión al batllismo tenían en el algunas de esas características. En primer lu-
partido un peso menor respecto del pasado. El gar, en el ámbito programático, el Partido Co-
papel activo de varios de sus dirigentes en la lorado transformó sustancialmente su discurso
lucha por la vuelta al régimen constitucional, respecto de las Fuerzas Armadas, su eventual
la renovación de parte de su liderazgo, una for- transformación interna y su papel en el sistema
mulación programática más “opositora” volca- político. Lo mismo sucedió en materia de polí-
da al centro del espectro político, al igual que el tica económica y social, por lo que es posible
papel jugado en la transición por los doctores afirmar que más allá de las razones y funda-
Tarigo y Sanguinetti, le devolvieron la credibili- mentos esgrimidos, la política impulsada casi
dad; fenómeno que lo transformó nuevamente sin fisuras por todos los sectores colorados fue
en opción del gobierno, como luego se confir- básicamente contraria a lo prometido duran-
mó con las elecciones. te la transición. En gran medida mantuvo los
A esos factores se sumaron una revitaliza- ejes estratégicos aplicados por los ministerios
ción de los órganos colectivos de decisión — de la dictadura, aunque cambió el uso de algu-
como la Convención y el Comité Ejecutivo— y nos instrumentos. En segundo lugar, el propio
la mayor centralización o unificación de todos estilo unificado y, en buena parte, vertical del
los sectores del Batllismo Unido. Los hechos partido durante tres años, poco a poco se fue
posteriores mostraron que una parte de esos debilitando. Aparecieron cada vez más tenden-
nuevos atributos tendrían una vida relativa- cias internas de lo más diversas, incluso dentro
mente breve. Pero cabe anotar algo que, en su del Batllismo Unido y aún de la propia Lista 15.
momento, casi no fue advertido por los ana- La postura casi opositora del pachequismo
listas y por la propia ciudadanía: el sector de se ha ido agudizando, al tiempo que ha manifes-
Pacheco no solo consiguió mantener su lugar tado una tendencia a crecer dentro del colora-
dentro del lema, sino que constituyó un aporte dismo. La controversia al interior del Batllismo
decisivo a la victoria del Partido Colorado a Unido, entre los llamados julistas y jorgistas,
302 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

está llegando a extremos inimaginables, hace económica. Aún más netamente que lo suce-
uno o dos años atrás. dido con el Batllismo Unido al comienzo del
Apenas señalamos estos hechos conocidos. Lo régimen constitucional, Por la Patria y el Mo-
importante es saber que, para la mayoría de los vimiento de Rocha estuvieron al borde de la
analistas, estos cambios en la estructura interna unificación orgánica, lo que amenazaba con
del partido, junto con el hermetismo de los órga- aislar y minimizar al herrerismo. A su vez, en
nos colectivos de decisión y el desgaste de la ges- ese período, la Convención pareció adquirir
tión gubernamental, han modificado considera- un real protagonismo, para luego irse apagan-
blemente las perspectivas electorales del colora- do y decayendo.
dismo. Además, puesto que el partido no cuenta De manera paulatina, varios dirigentes fue-
con un sector numeroso que apoye la derogación ron suavizando su perfil político, lo que provo-
de la ley de Caducidad, la tendencia previsible es có tensiones internas y un redespliegue gradual
que, en noviembre de 1989, el voto colorado se de las tres vertientes que precedieron al golpe
incline más homogéneamente a la derecha del es- de Estado. Desde hace más de dos años, esto
pectro político. En particular, si se mantienen las se ha manifestado al votar de forma separada
tendencias al crecimiento del jorgismo y del pa- en múltiples instancias parlamentarias. El apo-
chequismo, y no se perfila con nitidez algún sec- yo crítico a importantes iniciativas coloradas
tor que postule en forma creíble una propuesta en nombre de la gobernabilidad, el cambio de
netamente centrista o centroizquierdista, como postura frontal del wilsonismo en materia de
sucedió en el contexto de la transición. juicio a los delitos militares, y la propia cam-
paña por el Referéndum, fueron ahondando las
Partido Nacional diferencias y debilitaron, en parte, al sector de
La evolución de la fisonomía del Partido Na- Por la Patria, sobre todo luego del fallecimien-
cional tuvo características diferentes. Emergió to de su líder Wilson Ferreira. Esos hechos han
de la dictadura con un perfil mucho más radical terminado por perfilar tres sectores bien distin-
que el Partido Colorado y que su propia expre- guibles, con un peso propio relativamente equi-
sión histórica, aunque también mostró una ten- valente hasta el momento.
dencia mayoritaria de tono liberal-progresista De mantenerse esta situación, es proba-
en lo político e, incluso, en materia social y ble que en 1989 el Partido Nacional pueda
Parte III. La transición democrática 303

recuperar parte del electorado más conser- Frente Amplio


vador, que votó al Partido Colorado en 1984; Respecto del Frente Amplio (FA) quizá pue-
acaso pueda, también, retener una proporción da decirse que, en este período, es la fuerza
importante de los votantes más o menos radi- política mayor variación experimentó en su
calizados, que no acompañaron el giro del wil- situación interna e imagen pública, aunque es
sonismo en materia de derechos humanos y en posible que este juicio esté demasiado teñido
ciertos temas económicos. En ese sentido, su por el efecto externo de las determinaciones de
“rastrillo” electoral es más amplio que el del la “ley de lemas”, y la forma como cada fuerza
Partido Colorado. Si bien la triple candidatura política se sitúa frente a ella. En efecto, tanto
presidencial podría considerarse un hándicap el estudio de las bases sociales de los partidos
contrario en el clima político posdictadura, Colorado y Blanco, como los cambios de orien-
desde el punto de vista de la aritmética elec- tación política de varias de sus fracciones, en
toral, ello aumenta sus posibilidades de ganar estos años, podrían haber llevado también a su
las elecciones, sobre todo si se consolida la fractura, si la cultura política de sus élites fuera
fractura del Frente Amplio. Esto podría llevar similar a la de los grupos del Frente Amplio; es
a una parte del electorado próximo a Batalla decir, menos atada a la lógica actual de la lla-
a dar un voto “útil” al Partido Nacional, con mada ley de lemas. De todos modos, es eviden-
la expectativa de que Carlos Julio Pereira pue- te que en 1984 casi nadie se hubiera atrevido a
da ser mayoría en él. De todos modos, no se pronosticar que cuatro años después el Frente
puede minimizar a priori el posible efecto de Amplio se iría a fracturar política y electoral-
desestabilización interna del electorado nacio- mente, tal como ha sucedido.
nalista, que pueda provocar el Referéndum, así Luego de once años de dictadura, en 1985, el
como la confusión de imagen recurrente de la FA había conseguido sobrevivir y parecía estar
convivencia de un discurso conservador neo- en condiciones de seguir creciendo tanto en
liberal en lo económico, como el de Lacalle, el plano electoral, como en influencia política.
junto con la prédica hacia el centroizquierda, La reincorporación del Partido Demócrata
durante un período de Zumarán y, posterior- Cristiano, al precio de una fractura, así como
mente, de Carlos Julio Pereira. el ingreso del Partido por la Victoria del Pueblo
y la reinserción del grueso de la izquierda en el
304 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

sistema político, parecían estabilizar un sistema la Intendencia de Montevideo, y de ser opción


tripolar de “partidos”, con todas las modificacio- de gobierno nacional a corto plazo—, si los he-
nes que ello suponía para el funcionamiento tradi- chos futuros ahondan la crisis actual, ello, sin
cional del sistema político y electoral. duda, supondría un freno más duradero para
Esta sensación se vio reforzada por el com- el proceso de crecimiento del FA, tal como se
portamiento político parlamentario unificado perfilaba luego de la transición.
de la coalición —salvo rarísimas excepcio- Por encima de las declaraciones de los dis-
nes—, a lo que se agregó un hecho en principio tintos actores acerca de la polémica interna, un
altamente significativo: en 1986, todos los gru- análisis desde la sociología política y la ciencia
pos del FA, por unanimidad, habían reformula- política permite sostener que la disputa sobre
do y aprobado un nuevo estatuto de funciona- programa y candidaturas, así como el grado de
miento, lo que hacía poco previsible una crisis, flexibilidad en los lazos que unen a los miem-
como la surgida pocos meses después. Incluso bros de la coalición, están ligadas con las di-
la reacomodación de sus fuerzas internas, que ferencias sobre cómo vincular las propuestas
produjo el resultado electoral de 1984, parecía de cambios sociales y económicos con la es-
crear mejores condiciones para el desarrollo trategia político electoral. De un lado, se sitúan
futuro, a pesar de que estos resultados sorpren- quienes sostienen que es posible y deseable que
dieron, en primer lugar, a los propios sectores el FA siga creciendo como tal, y busque perfi-
favorecidos. Por otra parte, en esos momentos, larse como una opción propia de gobierno, aun
ninguna de las fuerzas que luego impulsaron la siendo minoría en el parlamento —tal como
crisis de la coalición sostuvo públicamente un siempre ocurrió en el país—. Esto no excluye
discurso que hiciera presagiar la futura ruptura. alianzas programáticas con otros sectores. Del
El conjunto de esas circunstancias no impi- otro lado, están quienes aseguran que el carác-
dió, sin embargo, que una discusión en parte ter de las reformas impulsadas por la tradición
organizativa y programática, pero fundamen- del FA provocaría tal reacción de los partidos
talmente de estrategia política, llevara a un tradicionales y de las Fuerzas Armadas, que si
proceso de crisis creciente. Más allá del sig- el FA llegara a ganar las elecciones, ello pro-
nificado político inmediato que la división im- vocaría una crisis política grave y culminaría
plica para el FA —menores chances de ganar probablemente en un nuevo golpe de Estado.
Parte III. La transición democrática 305

Dicho en otras palabras, para los primeros, a) Una vez asumidas sus funciones de gobierno,
el carácter de las transformaciones que el país el Partido Colorado dejó de lado la voluntad
exige parece reclamar la conformación de una de concertación, y se negó a negociar los as-
fuerza política y electoral que sea capaz de pectos sustantivos de su política económica,
ganar democráticamente la mayoría relativa, social y salarial, manteniendo en lo funda-
para, desde una posición de control mayorita- mental las grandes líneas de la estrategia eco-
rio del gobierno, negociar acuerdos programá- nómica heredada del período de la Dictadura.
ticos y legislativos con los sectores más afines El gobierno —contradiciendo sus compromi-
de los otros partidos. La probable conquista sos previos— dirigió directamente el movi-
del gobierno de Montevideo sería para ellos un miento orientado a una amnistía total para
paso significativo en esa estrategia. Para los los militares comprometidos en el Terrorismo
segundos, las posibilidades de cambios efec- de Estado durante la Dictadura. Esta decisión
tivamente realizables en la actual situación fue apoyada por la mayoría del Partido Na-
política posdictatorial exigirían, al contrario, cional. Próximamente, con la realización del
flexibilizar el esquema tripolar existente des- Referéndum promovido por el 25% de los ciu-
de 1971, y abrirse a acuerdos programáticos y, dadanos, se decidirá en definitiva sobre este
sobre todo, electorales cambiantes, según las punto. Sus efectos serán determinantes sobre
circunstancias. el tipo de democracia que existirá en el país.
Las diferencias planteadas en este eje estra- b) Si bien se restauró la Constitución de 1967
tégico parecen haber atravesado todos los de- y un clima general de respeto a los dere-
bates centrados en los temas organizativos, en chos humanos y cívicos, al mismo tiempo se
los de la reforma constitucional, la doble candi- mantuvieron la mayoría de las normas admi-
datura y la conveniencia de crear formalmente nistrativas definidas durante la Dictadura.
un polo de centroizquierda, que incluya secto- Se utilizó la Constitución de manera que
res del Frente Amplio. maximice la concentración de poderes deci-
sorios en el Ejecutivo, debilite el papel del
Conclusiones Parlamento y acote algunas atribuciones del
En el ámbito político institucional, las líneas Poder Judicial y del Tribunal de lo Conten-
fundamentales que pueden señalarse son: cioso Administrativo.
306 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

c) Se ha tolerado, de hecho, una mayor presen- ma constitucional, que refleje los poderes
cia política de las Fuerzas Armadas. Estas del Parlamento y acote los del Ejecutivo.
mantienen una función semitutelar sobre las De acuerdo con la realidad político par-
instituciones, tareas de “inteligencia” sobre tidaria existente, el Ejecutivo será aún,
sectores políticos y sociales opositores, una por bastante tiempo, de carácter minori-
ideología centrada en la Doctrina de Seguri- tario, cualquiera sea el partido que gane
dad Nacional, y, también, el 40% de los gas- las elecciones.
tos corrientes del Presupuesto Nacional. d) A pesar del relativo marasmo parlamentario,
existió en estos años una evidente voluntad
El sistema político y de partidos tuvo, en de todos los partidos para favorecer la esta-
este período, las siguientes características: bilización del proceso democrático. Bajó, en
general, el tono de sus reivindicaciones; si-
a) Recomposición formal de la situación previa tuación que lentamente parece ir terminan-
al golpe militar, con tres polos políticos do- do, con la proximidad de las nuevas eleccio-
minantes: Partido Colorado, Partido Nacio- nes nacionales.
nal y Frente Amplio, aunque este último vive
una fase de crisis interna que puede llevar a En el plano político ideológico, se han pro-
cristalizar su división en forma estable. ducido cambios significativos en relación con
b) Existe un gobierno con minoría parlamenta- el pasado histórico:
ria (41,2% de los votos, en un régimen elec-
toral de representación proporcional). A tra- a) Se constata un amplio consenso en cuanto
vés de una política constante de vetos, unida a valorizar el sistema político democrático
a la naturaleza del sistema constitucional, se —incluyendo la extrema izquierda de origen
ha creado un cierto bloqueo político, aunque guerrillero—, y un acuerdo menor en rela-
parte de la oposición haya otorgado al go- ción con los pasos para consolidar y profun-
bierno un apoyo más o menos abierto. dizar la democracia en reconstrucción.
c) Hasta ahora fracasaron importantes nego- b) El Partido Colorado —y también la mayo-
ciaciones conducentes a una posible refor- ría del Partido Nacional— abandonan en su
Parte III. La transición democrática 307

discurso la tradición estatista y populista, los partidos políticos, despolitización de lo


así como el énfasis por buscar su legitima- social, cierta apatía pública, etcétera.
ción en principios jurídicos, políticos, igua- b) El problema militar sigue sin resolverse sa-
litarios y humanistas. Se centraron en una tisfactoriamente. Con ello, las FFAA juegan
lógica eficientista y tecnocrática. un papel político mayor; se mantienen, de al-
c) La referencia a la Nación y las manifestacio- guna manera, sus funciones tutelares ligadas
nes nacionalistas han perdido fuerza en el con la Doctrina de la Seguridad Nacional; y
discurso estatal y de los partidos mayorita- en el presupuesto público, su peso econó-
rios. Ello ha provocado, paralelamente, una mico es desmedido. Todo ello contribuye a
relativa crisis de identidad nacional y una modificar negativamente la recomposición
cierta resignación respecto de las limitacio- integral del sistema político democrático, tal
nes impuestas por las determinantes exter- como se lo conocía en el país en las décadas
nas para el futuro del país. previas al golpe de Estado de 1973.
c) El sistema político se inclina hacia un im-
Resumiendo, se puede sostener que luego de passe estructural de las relaciones entre los
cuatro años de retomo a la democracia: partidos y los poderes del Estado, al tiem-
po que los movimientos sociales populares
a) La estructura del Estado parece estar acom- sufren un cierto descaecimiento y despoli-
pañando la concentración de poder econó- tización. Este fenómeno se extiende poco a
mico y social producido durante veinticinco poco a toda la sociedad civil y la ciudadanía,
años, lo que estaría gestando un Estado de- en particular entre los jóvenes.
mocrático capitalista, con componentes au- d) La crisis económica regional mundial parece
toritarios de nuevo tipo, en el cual coexisten empujar a los sectores claves del empresa-
un estado de derecho y un cierto vaciamien- riado y del poder hacia la búsqueda de un
to de los controles democráticos efectivos: nuevo modelo de acumulación a largo pla-
exacerbación del presidencialismo, mayor zo, más abierto e integrado al exterior. Esto
opacidad en la toma de decisiones claves, choca con la tradición del país, empuja a
debilitamiento del papel del Parlamento y una mayor polarización social, y pone en
308 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

el horizonte un proyecto de “país-servicio” CIESU (Centro de Informaciones y Estudios


con énfasis exportador. En ese sentido, se del Uruguay) 1984 Siete enfoques sobre la
advierten profundas consecuencias sobre la Concertación (Montevideo: Ediciones de la
estructura social e, indirectamente, sobre el Banda Oriental).
sistema político. Cocchi, A. (comp.) 1988 Reforma electoral y
e) El destino final del sistema político y el tipo voluntad política (Montevideo: Fundación
de democracia que puede consolidarse en Friedrich Ebert en Uruguay).
el país —más allá de los aspectos jurídicos de Sierra, G. (comp.) 1987 ¿Hacia dónde va el
formales— es aún un tema abierto, cuya re- estado uruguayo? Concentración de poder y
solución estriba en que las fuerzas políticas democracia (Montevideo: Fundación Cultura
y sociales decisivas logren revertir en forma Universitaria – Centro Interdisciplinario de
durable los procesos en curso. De ello de- Estudios sobre el Desarrollo).
penderá, en definitiva, que el Uruguay pueda de Sierra, G. y Castagnola, J. L. 1988
acercarse sólidamente a una realidad donde “Uruguay: los actores socio-políticos ante
la democracia plena, sin tutorías ni parénte- la democratización y la modernización del
sis más o menos implícitos, pueda ir de la Estado” en ¿Hacia un nuevo orden estatal
mano de una igualdad fundamental entre los en América Latina? Democratización,
ciudadanos y la vigencia estable de las liber- modernización y actores sociopolíticos”
tades cívicas y políticas. (Buenos Aires: CLACSO) Vol. 2.
de Sierra, G. y Longhi, A. 1989.
“Transformaciones de Estado y
Bibliografía
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Aguiar, C. 1987 “La transición uruguaya.
democrático (1985-1988)”, Informe de
Balance y perspectivas en el campo
Investigación, Centro Interdisciplinario de
teórico”, Fundación Friedrich Ebert en
Estudios sobre el Desarrollo, Montevideo.
Uruguay, Montevideo, mimeo.
González, L. E. 1985 “Transición y
Amarillo, M. H. 1986 “El ascenso al poder de
restauración democrática”, Centro de
las Fuerzas Armadas” en Cuadernos de Paz
Informaciones y Estudios del Uruguay,
y Justicia (Montevideo) N.º l.
Montevideo, mimeo.
Parte III. La transición democrática 309

Nun, J. 1987 “La teoría política y la transición Rial, J. 1986 Las Fuerzas Armadas:
democrática” en Nun, J. y Portantiero, ¿Soldados-políticos garantes de la
J. C. (comps.) Ensayos sobre la transición democracia? (Montevideo: CIESU-
democrática en la Argentina (Buenos CLADE-EBO).
Aires: Punto Sur). Stepan, A. 1988 Repensando a los militares en
Panizza, F. y Pérez Piera, A. 1988 Estado política. Cono Sur: un análisis comparado
y sociedad en Colección Uruguay 2000 en Colección Política y Sociedad (Buenos
(Montevideo: Fundación Friedrich Ebert en Aires: Planeta).
Uruguay).
Transformación de la sociedad
y el Estado: búsqueda de nueva hegemonía*

A pesar de que en los años recientes se pro-


dujo una importante literatura dedicada a
explorar las interrelaciones y determinaciones
social y política, y, en algunos casos, democra-
tización efectiva, social y política, los que su-
frieron luego una transformación más radical
mutuas entre los procesos de transformación en dichas esferas.
estructural de las economías latinoamericanas En el caso del Uruguay es quizá donde más
—en lo que más nos interesa ahora, en el Cono extrema fue la ruptura con las hipótesis mo-
Sur— y los procesos de crisis político-institu- dernizadoras —al menos aquellas que incluían
cional y del Estado ocurridos en estos países, la profundización democrática en su modelo
pensamos que el tema está aún lejos de obtener prospectivo—. Sin embargo, a pesar de las di-
un consenso entre los cientistas sociales. ferencias notorias entre los distintos países,
Esto, no solo porque los presupuestos teóri- pensamos que las crisis políticas y del Estado,
cos que orientan el trabajo de investigación son ligadas con sus blanqueamientos económicos
diferentes, sino también por la misma “opaci- estructurales, tanto en Chile como en Argenti-
dad” y complejidad del objeto de estudio. na, se enmarcan dentro de un movimiento más
A ello debe agregarse el hecho, aparente- general que les es común. Movimiento que, en
mente paradójico, de que fueron los países que, buena medida, radica en las manifestaciones
en décadas previas, habían alcanzado mayor propiamente políticas que asumen los conflic-
grado de desarrollo relativo, modernización tos socioeconómicos que debía enfrentar la so-
ciedad y gestionar el Estado.
* Publicado en Calderón, F. y Dos Santos, M.  R. En ese sentido, compartimos la hipótesis de
(comps.) 1987 Latinoamérica: lo político y lo social en
F. H. Cardoso, cuando sostiene:
la crisis (Buenos Aires: CLACSO).
312 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

En cuanto a la reflexión de por qué Brasil y Méxi- Es, en ese sentido, que ambas proposicio-
co, y otros países, realizan los nuevos saltos eco- nes de Cardoso nos parecen relevantes para un
nómicos y otros no, yo diría que precisamente la adecuado análisis del presente.
base de la forma de organización capitalista ante- En primer lugar, el tipo de acumulación capi-
rior en Argentina, en Chile y en Uruguay, son tra-
talista uruguayo previo al golpe —a diferencia
bas a la nueva etapa. Puede superarse o no, pero
de lo sucedido en la crisis de 1929— constituyó
se constituyeron como trabas [...] Lo que fue un
factor favorable al progreso en algún momento, una limitante para una remodelación rápida y
se vuelve dialécticamente obstáculo en otro en el viable de la estructura económica, que le per-
caso de esos tres países (1982: 91). mitiera insertarse en forma dinámica en una
nueva fase de capitalismo dependiente, de tipo
Asimismo, este autor agrega el determinante asociado con los centros transnacionales.
específicamente político —“la fuerza de la nue- Este obstáculo tuvo una base propiamente
va lucha de clases” (1982: 80)— que lleva a que económica, derivada de la pequeñez del mer-
ese bloqueo se traduzca en regímenes de dic- cado interno, con sus efectos sobre la escala
tadura terrorista; variante no necesariamente técnica y financiera de las empresas, en par-
ligada con las formas oligopólicas de acumu- ticular industriales, así como del desestimulo
lación, como sucede en los Estados Unidos y que ello significaba para las empresas trans-
parte de Europa, en otras etapas. Como dice nacionales (Trajtemberg, 1979; Quijano, 1978;
Cardoso, el factor desencadenante de la ruptu- Melgar, 1979).
ra fue “que se le escapaba [al Estado] la situa- A ello cabe agregar la disminución paulati-
ción política” (1982: 101). na de las ventajas comparativas de la produc-
Analizar las relaciones entre sociedad, polí- ción agropecuaria y su carácter básicamente
tica y Estado, en la actual etapa posmilitarista extensivo; el carácter sustitutivo y protegido
en el Uruguay, exige no solo tomar en cuenta de la producción industrial —orientada casi
los determinantes generales de la crisis regio- totalmente hacia el mercado interno—; y el ca-
nal y de la estructura capitalista mundial, sino rácter poco dinámico de los servicios que, sin
también la estructuración específica de la cri- embargo, tenían gran peso en el producto bru-
sis del Estado, que llevó a la ruptura institucio- to y en la generación del empleo (CINVE, 1984;
nal previa. Notaro, 1984).
Parte III. La transición democrática 313

Pero, como acertadamente plantea Cardo- [...] cuando el concepto de Estado se vacía de
so, los regímenes del Cono Sur —incluyendo toda referencia a los modos de articulación entre
al uruguayo— adoptaron ese carácter en extre- la economía y la política en una sociedad [...] se
mo represivo “no por el avance del capitalis- desemboca en dos concepciones reduccionistas
del problema del Estado, ambas incapaces de ex-
mo”, sino porque “la situación política se le es-
plicar los procesos históricos, es decir, la modifi-
capaba [al Estado]”, dada la forma que adoptó
cación en la forma de Estado (1985:420).
la nueva lucha de clases (Cardoso, 1982: 163).
De modo que el análisis del Estado y su cri- O bien el Estado tiende a ser concebido como
sis no debe tratar a la ruptura política como un un agente puro y simple de la clase dominante
efecto mecánico de los avatares de la acumu- y su estudio resulta superfluo; o bien el Estado
lación, ni como un proceso autosustentado y —y las formas concretas que reviste— se puede
centrado sobre su propia lógica. caracterizar por el solo estudio de las organiza-
Por el contrario, es el mismo Estado el que ciones y agentes que lo componen, sin referen-
debe ser pensado y analizado rescatando la na- cia a las bases estructurales que los sustentan.
turaleza específica de su conexión con la crisis Por esta vía el estudio del Estado se autonomiza
política; o sea que no debe soslayarse el análi- completamente del estudio de la sociedad y se
sis concreto de la lucha de clases en la etapa convierte en un deus ex machina que ordena el
histórica de la crisis. total social (De Riz, 1985: 427-442).
Pero examinar la forma de esta lucha y sus Volviendo al inicio de nuestro razonamiento,
“efectos” demanda abordar la naturaleza espe- entendemos que para encarar la estructura de
cífica del “bloque en el poder”, para poder efec- relaciones y los nudos conflictivos de la tríada
tivamente analizar el objeto “forma de Estado” Estado-sociedad-política en esta etapa, es ne-
y su propia unidad interna en el marco de su cesario tener presente que la crisis de régimen
autonomía relativa. de la cual se sale era ya, en sí misma, conse-
Caben aquí las pertinentes reflexiones de Li- cuencia de una crisis aguda de hegemonía y de
liana De Riz, cuando formula una crítica de al- una transformación del bloque de poder que,
gunas formas de abordaje del Estado y su crisis sin grandes alteraciones internas, había mar-
en América Latina: cado la estructura estatal uruguaya durante
varias décadas (Aguiar, 1980; de Sierra, 1985).
314 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Esta consideración sobre las condiciones Amplios sectores de las capas medias y de
que llevaron, en el caso uruguayo, a la forma la pequeña burguesía en sentido estricto, aban-
concreta de crisis política e institucional es donan su lugar de clases aliadas y de apoyo del
importante, porque da pautas para analizar los bloque de poder. Por su accionar en la escena
nuevos problemas que hoy enfrenta el país, al política —y por su discurso ideológico políti-
salir de la dictadura militar. co— estos pasan a jugar un papel “opositor” y
La estructura del bloque de poder histórico contribuyen objetivamente a consolidar la cri-
entró en crisis antes del golpe de Estado de 1973. sis de hegemonía, en su dimensión referida a
Frente al bloqueo prolongado de la forma histó- los sectores subordinados de la sociedad.
rica de acumulación, y estando el país sometido Este proceso —alimentado en gran medida
a las presiones de reforma venidas del sistema por el cierre estructural del horizonte de mo-
internacional, los movimientos reestructurado- vilidad ascendente de esos sectores— reforzó
res de los sectores empresariales más monopo- un proceso más general de constitución polí-
lizados y más vinculados con el capital trans- tica de un polo popular menos heterónomo,
nacional, no podían hacerse efectivas a corto expresado a través de diversas manifestacio-
plazo, debido a una fuerte resistencia. Esta reac- nes sociales, políticas y político-militares (de
ción venía simultáneamente de los sectores me- Sierra, 1985), con un componente obrero y
nos dinámicos del empresariado, de los sectores asalariado específico.
asalariados, de la numerosa pequeña burguesía, Los sectores del “gran capital modernizador”
y de las formas políticas e ideológicas a través y más asociados a la lógica transnacional debie-
de las cuales se expresaban estos sectores, en ron enfrentar no solamente el obstáculo de las
la escena política y en el mismo aparato estatal otras fracciones del empresariado —que care-
(IE, 1968; Aguiar, 1980; de Sierra, 1974). cían de un proyecto alternativo viable—, sino
El llamado “Estado de bienestar” y, más en también la inadecuación del sistema de partidos
general, “todo el modelo populista” uruguayo, y sus mecanismos históricos de representación.
entró, así, en un proceso circular de crisis au- Sus propuestas de reformas en el ámbito
toalimentada que, naturalmente, se expresó económico no tenían viabilidad dentro del sis-
también en el sistema político en su conjunto tema político e ideológico que funcionaba en el
(Filgueira, 1984; de Sierra, 1974 y 1984). Uruguay antes del golpe.
Parte III. La transición democrática 315

Tendieron así, naturalmente, a apoyar, o por sobre el tema. En efecto, no se trata única-
lo menos a tolerar, a los sectores civiles y mili- mente de las dificultades generadas por la ya
tares, que expresaban la crisis hegemónica me- citada crisis de representación, de las trabas
diante comportamientos políticos e ideológi- impuestas incluso por el sistema de partidos
cos que jerarquizaban el “orden” y la coerción. y propiamente electoral (González, 1985; Rial,
Este movimiento no solo se expresó a ni- 1985; Aguiar, 1985), sino por las formas de
vel político. Bajo formas más sutiles y menos contestación que rompen abiertamente con el
explícitas, tomó forma en una transformación sistema político, como la guerrilla urbana (de
propiamente jurídica del Estado, concretada Sierra, 1985).
en la reforma constitucional de 1966 (Real de Un elemento importante del bloqueo polí-
Azúa, 1972). tico —en el marco de la crisis del modelo de
En ese sentido, se ha dicho con razón, que acumulación y de distribución— surgió por el
la transformación del Estado en un sentido desplazamiento paulatino, pero continuo, de
autoritario y de exacerbación de los poderes los espacios mismos en los cuales se procesaba
del Ejecutivo, precedió al avance militar y al “la política”. En buena medida, esta dejó de ma-
golpe de Estado. La reforma constitucional nifestarse por los canales tradicionales e insti-
antedicha, así como su aplicación exacerbada tucionalizados de los partidos, el Parlamento,
y abusiva por parte de Pacheco Areco y Bor- las elecciones, etcétera.
daberry, desde 1967 hasta 1973, constituyen Todos estos niveles seguían funcionando,
un movimiento que atendía parcialmente las pero la lucha efectiva entre grupos sociales y
necesidades estratégicas ligadas con los sec- proyectos nacionales pasaba cada vez menos
tores y fracciones que comenzaban a liderar por ellos. El conjunto de las actividades socia-
la reestructuración del bloque de poder. En la les y culturales fueron adoptando un carácter
medida en que la situación política se le iba de directamente político, que incluyó a los secto-
las manos al gobierno, la “necesidad de orden” res subordinados de la sociedad y no solo a los
se hizo más general. grupos empresariales ya mencionados.
Esta pérdida relativa de control político por Este fenómeno tuvo una manifestación ex-
parte del Estado incluye un aspecto fundamen- trema en los conflictos entre sindicatos y em-
tal, y no siempre jerarquizado en los análisis presarios, expresada en el creciente poder que
316 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

aquellos fueron adquiriendo en relación con el que la política escape a los canales clásicos de
control efectivo en el proceso de trabajo de las los partidos, y sus relaciones con los aparatos
empresas productivas y de servicios. O’Donnell políticos del Estado. El hecho de que también
(1981) es uno de los pocos autores que insistió durante la dictadura la sociedad civil y los mo-
adecuadamente en ese fenómeno, como acele- vimientos sociales se vieran obligados a “hacer
rador de la crisis política para los casos de Ar- política” fuera de estos marcos, representa una
gentina y Uruguay. Fuera del Parlamento y de dificultad adicional a la voluntad del gobierno.
la disputa legal por la propiedad de los medios Otro aspecto de esta misma problemática
de producción, la lucha política se centraba en que llevó a la crisis institucional —y constituye
la posesión efectiva del proceso productivo. aún hoy una dificultad para recomponer la for-
Revertir ese proceso se hacía muy difícil en el ma tradicional de funcionamiento del Estado
marco legal existente. Como dice Lechner: capitalista uruguayo— fue que la politización
de la lucha de clases había penetrado en el mis-
[…] si la formación (o crisis, agregamos noso- mo aparato de Estado y sus funcionarios. Este
tros) [...] del Estado de bienestar no es posible
hecho agregó dificultades adicionales para que
o es insuficiente, las reivindicaciones materiales
el Estado pudiera cumplir las tareas de repro-
penetran el ámbito político, donde suelen ser tra-
tadas como un conflicto (intrasistema) sobre la ducción del sistema en su conjunto. A su vez,
distribución de la riqueza, no sobre su modo de determinaba estructuralmente —en tanto va-
producción. Cuando tales demandas sobrepasan riable contextual o “de mediación” (Wright,
las instituciones políticas y cuestionan las rela- 1983)— las relaciones entre la estructura del
ciones de producción, se denuncia una crisis de Estado y sus intervenciones específicas, a tra-
legitimidad no de la organización económica de vés de políticas consistentes y duraderas hacia
la sociedad, sino de su institucionalidad jurídico- la sociedad.
política. Se denuncia la crisis de la democracia Las condiciones particulares de la nueva eta-
(1981: 316). pa capitalista internacional, combinadas con la
forma histórica concreta que había asumido
Como veremos, uno de los ejes conflictivos
el sistema político en las etapas anteriores, se
fundamentales en el período actual es la volun-
constituyeron en un obstáculo decisivo para
tad del Poder Ejecutivo de impedir, en lo posible,
una reestructuración sin traumas.
Parte III. La transición democrática 317

Se había configurado, de esta manera, la estructurales, que no solo vienen de larga data,
crisis orgánica más profunda de las clases di- sino que, en buena medida, se han agravado
rigentes del Uruguay contemporáneo. La ins- aún más que antes del golpe de Estado.
tauración de un Estado de excepción, con pre- Luego veremos con cierto detalle algunas de
dominio político de las Fuerzas Armadas y con estas transformaciones. Digamos ahora sim-
características altamente represivas, tendió a plemente que, en los últimos quince años:
resolver algunos de los problemas propiamen-
te políticos e ideológicos de la crisis. Para ello, –– se redujo el peso específico de la clase obre-
los sectores empresariales y la experimentada ra industrial y cambió su estructura interna;
élite política prefirieron, más o menos explí- –– disminuyó sustancialmente el nivel de vida
citamente, según los casos, delegar el poder de las capas asalariadas, así como la masa
político por un período que ellos mismos espe- de salarios en el conjunto de las retribucio-
raron fuera breve. Después, la dinámica de los nes; emigró al exterior por lo menos el 15%
hechos fue diferente, pero ese es otro tema y de población económicamente activa;
merece un tratamiento particular que no cabe
–– aumentó radicalmente el sector informal y
en este trabajo.
semimarginal de la economía productiva y
Es decir que algunas de las transformaciones
de servicios no modernos;
económicas y sociales que sufrió el Uruguay
en el período dictatorial responden a un mo- –– se aceleró considerablemente el proceso
vimiento de más largo alcance, y poseen una de crisis de los empresarios ligados con el
importante autonomía respecto del régimen mercado interno, en casi todas las ramas de
político en cuanto tal. Esto no significa, natu- la economía, en particular los sectores de la
ralmente, cuestionar el carácter de variable in- pequeña y mediana empresa;
terviniente decisiva que tuvo la dictadura para –– el sector financiero privado asumió un papel
hacer posible la aceleración y la consolidación decisivo en la economía y en la fijación de las
de algunas de esas transformaciones; pero hay políticas públicas, al tiempo que pasaba en su
que tener presente que el proceso de recons- casi totalidad a manos de bancos extranjeros;
trucción del tejido democrático y de consolida- –– las grandes empresas aumentaron su carác-
ción del sistema político enfrenta dificultades ter oligopólico en varios sectores y, junto
318 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

con la concentración y centralización de Una vez terminado el período de dictadura


capital, tendieron a crearse grupos económi- militar, mediante una combinación entre mo-
cos con un poder estratégico frente al Esta- vilización cívica de masas y negociación entre
do y la fijación de su política económica; las FFAA y parte de las direcciones partida-
–– la política de endeudamiento público y pri- rias, la recomposición del sistema político se
vado en dólares dejó una deuda externa que encuentra con una sociedad y un sistema eco-
impone restricciones muy duras a cualquier nómico que no resolvió los bloqueos básicos
política de reactivación que no pase, al mis- que tenía hace ya veinte años. Y no solo no los
mo tiempo, por redefinir sustancialmente las resolvió sino que, en buena medida, estos se
condiciones de pago; vieron agravados.
El modelo de acumulación se modificó,
–– el estancamiento de la economía agropecua-
sí; pero en un sentido socialmente más ex-
ria se mantuvo y hasta se acentuó en térmi-
cluyente que en el pasado, más dependiente
nos estratégicos, salvo en los sectores vin-
del exterior, y sin haber promovido nuevas
culados con la agroindustria de gran escala;
áreas de producción o servicios capaces de
–– se creó una estructura legal y organizacional garantizar un crecimiento continuado, y por
adaptada a las necesidades —al menos for- un período prolongado.
males— de una plaza financiera de tipo offs- La reestructura producida en algunos sec-
hore, en particular orientada a los mercados tores industriales está lejos de poder dinami-
de capital flotantes de la Argentina y Brasil; zar al conjunto de la economía. Las activida-
–– pasado el primer momento del impacto des financieras —incluyendo las de carácter
emigratorio y la consecuente movilidad es- especulativo— pasaron a dominar la lógica
tructural ascendente de la fuerza de trabajo general del proceso económico (Astori, 1982;
residente, volvió a profundizarse el desequi- Notaro, 1984).
librio entre la calificación técnica y cultural En la medida en que la retirada de los milita-
de los egresados del sistema educativo y las res del gobierno y la recomposición del sistema
oportunidades ocupacionales que genera al político —formalmente similar al anterior en lo
sistema económico. constitucional, y en la legislación partidaria y
electoral— se produjo a través de una alianza
Parte III. La transición democrática 319

muy amplia de fuerzas sociales —que tuvo una electorales incorporaron demandas provenien-
hegemonía política de las capas dominantes tes ese sector. En esa coyuntura, estos sectores
con base social burguesa, pero que contó con contaron con una capacidad provisoria de ne-
una importante presencia popular—, el proce- gociación política, algo mayor que la que real-
so de transición fue portador de una notable mente podía ejercer en un análisis más general
contradicción en su seno. de la relación de fuerzas entre las clases socia-
Por un lado, al no haber habido un gobier- les, en el conjunto de la etapa.
no de transición y al realizarse elecciones bajo En ese sentido, el carácter traumático para
la administración militar, todos los partidos la sociedad y para el sistema normativo histó-
vieron desplazado su discurso al centro y la rico del país, que había revestido la dictadura,
izquierda (de Sierra, 1984). Todos eran “opo- postergó un sinceramiento mayor de los pro-
sición”. Al competir por el voto ciudadano en yectos de los sectores predominantes del blo-
una fase de recesión y luego de muchos años de que de poder emergente. Todo este período fue
baja del nivel de vida popular, los partidos de- dominado por lo que se llamó la Concertación
bieron incluir en su discurso —incluso la dere- en sus distintas fases.
cha— una cuota importante de promesas popu- De esa manera, no solo la izquierda políti-
listas, bajo el argumento de que la recesión y la ca recuperó su sistema, sino que el resultado
crisis salarial eran consecuencia de la dictadura electoral eligió un Parlamento que, como los
militar. Aunque no siempre en forma explícita, hechos posteriores mostraron, tenía un relati-
predominó en el discurso de la derecha la afir- vo desfase respecto de los factores de poder
mación de que la política económica, impulsa- socioeconómicos realmente decisivos.
da durante el gobierno militar, no tenía vínculos Ese desfase se produce, en primer lugar, por
más o menos necesarios con las transformacio- el acceso al Parlamento, en proporción signi-
nes estructurales que estaban sucediendo en el ficativa, de diputados y senadores que repre-
modelo de acumulación y en la nueva forma de sentaban a las fracciones de clase y capas que
vinculación con el capital extranjero. en veinte años habían perdido buena parte de
Dado el importante papel jugado por los su peso socioeconómico. En particular, secto-
sectores populares para posibilitar la retira- res de la pequeña burguesía urbana y rural, así
da militar del gobierno, todos los discursos como de medianos y pequeños comerciantes.
320 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

En segundo lugar, las condiciones políticas de recuperación salarial, así como limitan-
de la transición y de las elecciones hicieron que te del papel de los organismos militares y
las cúpulas de ambos partidos tradicionales co- de seguridad;
locaran en lugares privilegiados de sus listas a –– censura al ministro del Interior (Policía) y al
varios candidatos, que se habían distinguido de Economía y Finanzas;
por una clara actitud de militancia contra la
–– reapertura bajo control estatal de algunas
dictadura, incluyendo su política económica.
grandes empresas productivas, paralizadas
Si a este hecho agregamos la recuperación y
por sus propietarios; remuneraciones a ser
consolidación de la presencia electoral de la
pagadas a los jubilados y pensionistas de-
izquierda —Frente Amplio—, no son sorpren-
pendientes de la Seguridad Social;
dentes ni inexplicables los sucesivos enfrenta-
mientos del actual Poder Ejecutivo con reso- –– ley que atribuye facultades extraordinarias
luciones tomadas por las cámaras o sus comi- a las comisiones parlamentarias de investi-
siones, desde su reapertura en febrero de 1985. gación, en particular a las que atienden los
En una breve enumeración podemos, desde delitos cometidos por civiles y militares du-
ya, distinguir algunos de los principales enfrenta- rante la dictadura.
mientos producidos. Varios de ellos motivaron al
gobierno a ejercer su poder de veto previsto en Los conflictos entre poderes se ven favore-
la Constitución; es decir, lo obligaron a recurrir cidos por la naturaleza del sistema político,
al instrumento límite y de máximo costo político. consolidado por la reforma constitucional de
1966 que, como vimos, sobrevivió a la dicta-
–– reforma de la ley de alquileres de inmuebles dura militar. En particular, el sistema electoral
en un sentido más favorable a los inquilinos; permite que la primera minoría —en este caso,
–– refinanciación de la deuda interna de las em- el Partido Colorado— elija al Presidente de la
presas y creación de la Corporación para el República, quien es, a su vez, el jefe de gobier-
Desarrollo; no. Ello se complementa con el hecho de que,
para levantar un veto presidencial, el Parla-
–– ley presupuestaria para todo el quinquenio
mento necesita contar con una mayoría de tres
con sentido reactivador de la economía y
quintos de votos.
Parte III. La transición democrática 321

Este aspecto de la estructura del Estado ya militar, le permiten concentrar en el Poder Eje-
ha sido visualizado, por buena parte de la opo- cutivo una suma de decisiones mucho mayor
sición, como una seria traba a la consolidación que la que tenían los gobiernos constitucionales
del sistema político en las condiciones concre- previos al golpe de Estado. Esa práctica se hace
tas en las que el país emerge de la dictadura. posible porque responde a la concentración de
Nuestra hipótesis sostiene que ese factor está poder habida en el seno de los sectores de bur-
lejos de ser el único aspecto de la estructura guesía dominante en el nuevo bloque de poder.
del Estado y del sistema político, que crea ele- En otros trabajos analizamos con cierto de-
mentos de inadecuación o de bloqueo. De to- tenimiento las transformaciones en el Estado y
das maneras, dado que el gobierno está llevan- el régimen político concomitantes con la irrup-
do adelante una política económica ortodoxa ción de las Fuerzas Armadas, luego del golpe
en cuanto al pago de la deuda externa, más pre- de Estado de 1973. Para el objetivo de este
ocupada por el equilibrio fiscal y de pagos, que trabajo, interesa más detenerse en las “sobre-
de reactivar a corto plazo el mercado interno y vivencias” que deja en ese nivel el período de
aumentar la producción, le resulta sumamente la dictadura.
difícil conseguir apoyo o consenso de los par- Existen algunos estudios muy exploratorios
tidos de oposición y del movimiento sindical sobre el tema (de Sierra, 1985; Amarillo, 1986;
para su programa Por lo tanto, los puntos de Rial, 1986), pero pensamos que la trascenden-
choque político y parlamentario tienden a mul- cia del mismo debe merecer una investigación
tiplicarse, y eso transforma a esta variable de en profundidad y un tratamiento que escapa
tipo constitucional en un factor altamente sen- del objetivo de este artículo.
sible y, en buena medida, desestabilizador. Con un carácter provisional y como guía de
A pesar de ser minoría política, el Ejecutivo avance en sus análisis, se puede sostener que
utiliza con decisión el factor de concentración el papel político efectivo que han de jugar las
de poder que resulta de instituto del veto, ejer- FFAA en la estructura del Estado emergente y
ciendo o amenazando con hacerlo. Al mismo en el juego político, es una variable altamente
tiempo, lo combina con los mecanismos de relevante para el conjunto del proceso político.
poder de iniciativa y de decisión que, tanto la No tanto en los planos jurídico y constitucio-
ley cuanto la herencia de métodos de la época nal, donde es difícil que se les asigne un papel
322 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

formal diferente del que tenían históricamente, hegemonía y reinstaurar la vida política en los
sino en su papel efectivo en el aparato estatal, carriles tradicionales previos a la crisis. Se ven
y en su capacidad de impregnar la esfera ideo- empujados a considerar con un máximo de
lógico-política del sistema emergente. “realismo” la contribución que un cuerpo mi-
Empecemos por este último aspecto. Es litar de ese tipo puede dar a la eventual con-
evidente que la Doctrina de la Seguridad Na- solidación de los elementos centralizadores, y
cional, en la forma pura e integral, tal como hasta autoritarios del nuevo Estado.
rigió hasta 1984, no tiene posibilidades de per- Esta contribución no debe considerarse
petuarse en esta etapa. De todas maneras, no necesariamente como algo activo o explícito,
debe minimizarse el hecho de que las fuerzas sino también como un elemento estratégico y
políticas aún no han podido o no han querido, contextual que debe ser manejado en la ges-
según los casos, modificar las leyes orgánicas tión estatal de la política, en particular hacia la
que rigen internamente a las FFAA. En ellas si- oposición sindical y política. Concretamente,
guen explícitamente rigiendo sus fundamentos este factor ya ha actuado en las negociaciones
y sus implicaciones programáticas. Esto viola reservadas. Aunque es conducido por el gobier-
la Constitución y la ideología política hoy pre- no, tiene cierto efecto aparente en sectores de
dominante en el país. En la práctica, no solo se la oposición.
legitima implícitamente lo actuado desde 1973 La otra dimensión que anotábamos hace
por las FFAA, sino que se mantiene el mismo referencia, no a los aspectos ideológicos y su
modelo de formación de los nuevos oficiales, transmutación posible en el discurso implícito
que alimenta el accionar cada vez más visible de sectores gubernamentales, sino a la misma
de los oficiales quienes tratan de mantener a estructura del Estado.
las FFAA como reaseguro y tutoras de la so- La forma como se produjo la transición en
beranía popular que rige constitucionalmente. el Uruguay hizo que el repliegue militar no im-
Quizás más importante que este aspecto es plicara ni su derrota explícita ni el desmantela-
el hecho de que, en la medida que el nuevo go- miento de su estructura y servicios de control
bierno y las fracciones dominantes, en esta eta- político de la población. Por otra parte, al es-
pa histórica, son su sustento, tienen conciencia tar radicalmente acotada la función clásica de
de las dificultades que implica recomponer su las FFAA, dadas las condiciones geopolíticas
Parte III. La transición democrática 323

generales del país, su sobredimensionamiento política liberal tradicional, y a otorgar a las


actual y la experiencia de gestión general del FFAA un papel distinto del clásico. De conso-
Estado que realizaron, tiende a presionar ha- lidarse este movimiento, es muy posible que el
cia el mantenimiento de una función política Estado uruguayo vea fundarse un “cuarto po-
tutelar y con iniciativas generales, que incluye der” de facto, similar a lo que sucedió en otros
la función del veto en aspectos significativos países latinoamericanos.
para su concepción de la seguridad nacional y Como, al mismo tiempo, las FFAA carecen
de la estabilidad del Estado (Amarillo, 1986). por el momento de toda inserción significativa
Estos factores suelen ser reforzados por el he- en el sistema productivo y de gestión pública,
cho de que el Partido Colorado ha evoluciona- su accionar se enfoca básicamente en el área
do cada vez más nítidamente hacia un trata- política e ideológica. Acontecimientos recien-
miento del “factor militar”, que confía más en tes indican con claridad que existe cierto grado
la habilidad del presidente que en una política de “deliberación”, y que mantienen en plena
clara de transformación de las FFAA hereda- actividad sus actividades autogeneradas de
das de la dictadura. espionaje político y control de la oposición,
A ello debe agregarse el hecho —altamente entendida en su más amplio sentido político,
significativo para la opinión pública mayorita- social y cultural. Sería aventurado hipotetizar
ria, como lo muestran encuestas recientes— de que pueda entablarse en el Uruguay un proceso
que el gobierno está tratando por diversos me- de intervencionismo militar recurrente, como
dios de impedir que la justicia ordinaria tome el acaecido en la Argentina en las últimas dé-
cuenta los delitos comunes y contra los dere- cadas. Pero no debe descartarse, si se tiene en
chos humanos cometidos por los militares. Al cuenta el conjunto de factores que obstaculi-
mantener un presupuesto y un personal militar zan la recomposición hegemónica, gravemente
y de seguridad claramente desproporcionado afectada antes del golpe.
respecto de las necesidades razonablemente Es razonable pensar que la mayor o menor
estimables para el país —para lo cual tuvo que consolidación de esa tendencia —un cuarto
ejercer el derecho de veto— el gobierno pare- poder político activo estratégicamente y en
ce inclinarse al desarrollo simultáneo de una ciertas coyunturas— va a depender en alto gra-
búsqueda de reconstrucción de la ideología do de que el discurso y la práctica del gobierno
324 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

consigan generar un proyecto que pueda ma- Evidentemente el gobierno tiene una con-
nejar expectativas diferidas, de fuerte atractivo ciencia bastante clara de estas dificultades en
para sectores clave de las clases subordinadas el plano estructural y en lo concerniente a sus
e importantes sectores empresariales en crisis efectos sobre el sistema político, tal como está
(Przeworsky, 1981). configurado. Por eso, al tiempo que mantiene
En otras palabras, la variable clave —polí- una alta rigidez en su programa económico
tica y socioeconómica— con la que cuenta el propio, desde un inicio intenta obtener cierto
nuevo bloque de poder es conseguir la credi- aval de las fuerzas de oposición y del movi-
bilidad para un pacto o acuerdo de clases, que miento sindical. De manera paralela, el gobier-
le permita al gobierno construir una nueva he- no ha desplegado una intensa actividad en lo
gemonía. Esto facilitaría la estabilidad políti- que respecta al debate de ideas y a la disputa
ca y la constitución de una nueva democracia por el predominio ideológico, en el seno de la
capitalista, en el marco de la nueva estructura opinión pública, entre los intelectuales y los
estatal en construcción. “hacedores de opinión” de las distintas fuerzas
Pero como recuerda muy bien Przeworski sociales y políticas.
(1981), ello supone —o por lo menos supuso En materia de búsqueda de acuerdos pro-
en los casos históricos conocidos— que los tra- gramáticos, las iniciativas se canalizaron, en
bajadores y los capitalistas estén organizados una primera etapa, a través del espacio de la
como clases y unificados en su representación Concertación, y posteriormente, mediante la
político-social; que sus relaciones mutuas es- convocatoria a diversos encuentros para un
tén altamente institucionalizadas; que el riesgo diálogo nacional. En lo medular, esos esfuerzos
inherente a la inversión no sea excesivo; y que tuvieron resultados muy limitados y pueden
la economía se caracterice por una eficiencia considerarse fracasados, a pesar de que tanto
relativamente alta de dicha inversión. el Partido Nacional como el Frente Amplio no
No cabe duda que las condiciones estruc- rechazaron el espacio de discusión que se les
turales de la sociedad y, más específicamente, ofrecía. Ambos eran conscientes del bloqueo
de la economía uruguaya pospopulismo y pos- de la situación y, en cierto modo, del sentimien-
dictadura, están bastante lejos de conseguir to generalizado en la opinión pública sobre la
esas condiciones. fragilidad de la situación.
Parte III. La transición democrática 325

Pensamos que la razón de fondo que explica En una sociedad que mantiene una alta tasa
ese fracaso —al menos hasta el momento— de desocupación (aproximadamente el 12%),
guarda relación directa con los análisis que que sufrió la emigración de más del 15% de su
hemos desarrollado en páginas anteriores. En fuerza de trabajo (Petruccelli y de Sierra, 1978;
primer lugar, la propuesta de “modernización” Aguiar, 1982), y que vio descender radicalmen-
que formula el gobierno, si bien busca raciona- te los niveles de vida de los asalariados (Notaro
lizar las políticas, se inscribe orgánicamente en y Canzani, 1974; Melgar, 1979; Melgar y Villa-
la búsqueda de una profundización capitalista lobos, 1986), ninguna de estas propuestas con-
regida, en lo fundamental, por las “leyes de tiene bases de negociación atractivas para los
mercado” —nacional e internacional—. En sus sectores populares.
líneas básicas, la iniciativa gubernamental es Asimismo, puesto que las tasas de inversión
muy compatible con el programa de reconver- en bienes de capital siguen siendo bajas o nega-
sión económica que provocó la crisis de 1973, tivas —como sucedió el año pasado— y el pro-
así como con la inspiración del equipo econó- ducto bruto es estacionario o retrocede en la
mico que actuó durante el período dictatorial. industria, ni la actividad general ni el empleo ni
Dichas propuestas de modernización se ri- los niveles salariales aparecen con un dinamis-
gen por la lógica de apoyar las actividades pro- mo ascendente, capaz de generar expectativas
ductivas ligadas con la exportación, para cum- de negociación, aunque sean diferidas.
plir, en primer lugar, con el pago de los inte- El gobierno y los sectores del empresariado
reses de la deuda externa. En general, se trata ligados con él no adelantan ninguna propuesta
de actividades con un efecto limitado sobre la de cambios socioeconómicos que habiliten una
generación de empleo. verdadera negociación con los sectores popu-
Un segundo capítulo significativo lo consti- lares, en su dimensión clasista. Tampoco, con
tuye el apoyo a diversas actividades de servi- el amplísimo sector de empresarios pequeños y
cio, básicamente vinculadas con el turismo, los medianos —del campo y de las ciudades—, que
transportes, las comunicaciones, los servicios paulatinamente ha visto reducirse sus posibili-
portuarios, y, por supuesto, una plaza financie- dades de reproducción.
ra o bancaria totalmente abierta y casi sin con- El gobierno mantiene una línea rígida en
troles, en cuanto al movimiento de capitales. cuanto a no cambiar el creciente retiro del Es-
326 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

tado de su papel de redistribuidor de ingresos lítico-ideológicos. Quizás no sea erróneo decir


hacia los sectores populares, en materia de que es en ese terreno donde más intensamente
subvenciones al consumo, prestaciones socia- se desplegaron las distintas formas de lucha-
les, etcétera. Los actores advierten que dicha conflicto entre capas, fracciones, clases y gru-
política está claramente atada con el período pos políticamente relevantes.
de gobierno militar. Esa actitud gubernamen- Un análisis detallado de ese nivel rebasa el ob-
tal se expresó, de manera notoria, en los vetos jetivo de este trabajo. Por eso nos detendremos
interpuestos a la ley de alquileres de inmuebles en algunos de los actores de mayor relevancia.
de habitación, a la ley de retribuciones jubila- En primer lugar, el gobierno, apoyado en al-
torias, y a capítulos importantes de la ley pre- gunos temas por las principales agremiaciones
supuestal para el quinquenio. Es probable que principales. No sin razón, Aguiar (1985: 42) sos-
lo mismo suceda con la ley de subvenciones a tuvo que en la elección de noviembre de 1984 se
los artículos de consumo de la canasta familiar votó “por lo que podríamos llamar bienes políti-
básica, actualmente en trámite parlamentario. cos” y se postergó relativamente las propuestas
Estos elementos propiamente económicos, de “salarios o empleo”. Sin entrar a discutir si
y ligados con el proyecto del gobierno de acu- ese comportamiento electoral en un momento
mulación y distribución del ingreso, explican el muy traumático, como el esperado retiro mi-
rechazo de los sindicatos y de una parte de la litar del gobierno, corresponde, como postula
oposición, a las propuestas concertantes y de Aguiar, a un movimiento general en América
acuerdo nacional adelantadas. Latina, es evidente que desde que asume el
La situación lleva a que las variables polí- Poder Ejecutivo, en marzo de 1985, el Partido
ticas e ideológicas pasen a jugar un papel re- Colorado realiza un sistemático esfuerzo por
levante en la determinación de los escenarios consolidar hacia el futuro una “problemática”
posibles en la actual situación. que se despegue lo menos posible de esos “bie-
El gobierno, el Partido Colorado, y, más en nes políticos”. Es decir, desplazar el debate y la
general, el conjunto de sectores sociales y po- normatividad política hacia la sola dicotomía
líticos que aspiran a definir y formar parte del democracia-autoritarismo, y relegar al terreno
nuevo bloque de poder, otorgaron, en este año de las “utopías” y lo “vetusto”, los planteos cla-
y medio, gran importancia a estos factores po- sistas y socioeconómicos en general.
Parte III. La transición democrática 327

El gobierno, como ya dijimos, trata al mis- compartían en décadas anteriores. Es asimis-


mo tiempo de confinar la política al mundo ex- mo importante jerarquizar el hecho de que
clusivo de los partidos y del sistema político este movimiento, en el nivel ideológico gene-
stricto sensu. ral, se realiza al mismo tiempo que, desde el
Esa dicotomía está siendo acompañada, Estado, y muy especialmente desde el Poder
paulatinamente, por el par liberalismo-mar- Ejecutivo— se está formulando un proyecto
xismo. Así, trata de crear la asociación entre de “modernización” que implica, sin la menor
las reivindicaciones salariales y “corporativas” duda, efectos relevantes para los intereses de
con la “visión marxista” y, en general, con toda capas sociales mucho más amplias que las que
conflictividad clasista, en especial, la plantea- impulsan ese proyecto, sobre todo para los
da por los sectores subordinados. Se trata, sectores asalariados.
pues, de poner en contradicción el campo de Dadas las tradiciones políticas del país, los
los valores democráticos con toda reivindica- niveles y la forma que históricamente adopta-
ción redistributiva y, en términos globales, con ron las luchas de tipo clasista —en lo económi-
todo planteo de incluir, entre las condiciones co y, más tardíamente, en lo ideológico— y la
de afirmación democrática, una participación recomposición parcial de la identidad y orga-
clara y regulada de la oposición —en particular nización de los sectores subordinados, se pue-
de los sindicatos— en la definición del modelo de afirmar que este proyecto de tabicamiento
general de acumulación y del uso del exceden- entre lo “corporativo” y las luchas ideológicas
te generado. y políticas por la consolidación democrática,
Se puede sostener que este movimiento es introduce un elemento de inestabilidad com-
relativamente universal entre las clases diri- plementaria, que puede llegar a tener efectos
gentes, en la actual situación latinoamericana. muy profundos. En todo caso, crea un espacio
Pero es indiscutible que dicho planteo repre- de convergencia objetiva entre quienes lideran
senta una importante ruptura con el discur- ese movimiento económico e ideológico desde
so ideológico predominante en el Uruguay, posiciones democrático-liberales puras y quie-
anterior a la dictadura, que, además, en esta nes sostienen posiciones similares, a partir de
etapa parece ser aceptada por algunos secto- una visión claramente autoritaria. En ese sen-
res intelectuales y de capas medias que no la tido, las posiciones autoritarias están lejos de
328 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

haber desaparecido del espectro político y del poder en la etapa de transición actual, y, por
aparato estatal, heredado de la era militar. supuesto, a la heterogeneidad aún mayor de
Existe una contradicción formal importante las representaciones políticas de dichas ca-
en el discurso elaborado “desde el poder”. Di- pas y fracciones.
cho discurso debe compatibilizar, por un lado, En cualquier caso, este claro desplazamien-
el proyecto social de las fracciones de clase que to de la estructura del discurso democrático
impulsan una modernización o profundización —en el contexto uruguayo clásico— por parte
capitalista, que puede llamarse clásica (el go- de los dirigentes políticos y nuevos ideólogos
bierno la llama economía social de mercado), emergentes del bloque de poder, contrasta con
y por otro, la necesaria atención de demandas las transformaciones regresivas estructura-
populares muy urgentes en la realidad urugua- les que se han producido en la sociedad y que
ya, que políticamente no pueden ignorarse to- tienden a aumentar la brecha entre democracia
talmente. Esta exigencia lleva a complementar política y democracia social. Desde hace apro-
el discurso democrático-liberal puro con una ximadamente treinta años, el funcionamiento
referencia constante y explícita a los planteos y capitalista en el Uruguay, lejos de disminuir
discursos clásicos de la socialdemocracia orgá- las desigualdades, las reprodujo e incrementó.
nica. En la medida en que el discurso no plantea Ese deterioro incluso creó zonas nuevas y ex-
la ejecución de prácticas concretas del Estado, tensísimas de pobreza absoluta, desconocidas
es posible pensar que pueden entrar, a mediano en el país y solo parcialmente ocultas, debido
plazo, en contradicción política y no solo “lógi- a la importantísima emigración (Melgar y Villa-
ca”; además, se puede inferir que dichas pro- lobos, 1986).
posiciones juegan un papel de recubrimiento En el caso uruguayo, este elemento es capi-
ideológico, cuyo objeto es ganar tiempo, para tal pues, a diferencia de muchos otros países
intentar consolidar el nuevo modelo de Estado, latinoamericanos, esta realidad implica un re-
antes de que puedan desplegarse políticamente troceso histórico y significa, para amplias ca-
los conflictos implícitos en la sociedad. pas de población, una movilidad descendente
También parece razonable la hipótesis com- —en lo cultural, lo económico y lo social—,
plementaria de que dichas contradicciones co- que las coloca en condiciones nuevas cada
rresponden a la heterogeneidad del bloque de vez más distantes de la clásica representación
Parte III. La transición democrática 329

jurídico-política igualitaria, que había constitui- taria”. Más aún cuando, por encima de los cam-
do el elemento ideológico eje de la larga estabi- bios de régimen político, es la misma estructu-
lidad política del país. Es más, se puede afirmar ra del Estado la que se ha ido transformando
que esta situación coloca a esos sectores ante con esa orientación, en los últimos veinte años.
muy relativas posibilidades de participación en No se trata aquí de lo “autoritario” solamente
las instituciones de la democracia política. en cuanto a la eventual presencia explícita de
El problema señalado nos parece central formas de excepción —con o sin predominio
y creemos que está directamente ligado con militar—, sino también en relación con la hi-
otro movimiento institucional y el discurso pertrofia tendencial del Poder Ejecutivo y sus
que legitima desde y sobre el Estado. Nos re- aparatos tecnoburocráticos —no solo políticos
ferimos al avance creciente del poder de la en el sentido clásico—, que tienden a restringir
tecno-burocracia estatal, así como al paulati- las bases posibles de alianzas sociales y, por
no abandono del discurso jurídico y su susti- supuesto, las formas de participación y de con-
tución por uno de corte técnico-burocrático, trol de la ciudadanía en los actos del gobierno.
como elemento legitimador de la política esta- Que los componentes de tipo autoritario del
tal. No se trata, por supuesto, de un cambio de Estado lleguen o no a asumir formas represivas
hombres y de su formación profesional —aun- exacerbadas depende sobre todo del proceso
que dicho cambio también se está concretan- propiamente político.
do—, sino del contenido mismo del discurso En 1978, Poulantzas reflexionaba con gran
con el cual se interpela al ciudadano y se trata agudeza sobre este tipo de transformación del
de fundar la nueva hegemonía. Estado en la fase de capitalismo monopolista,
Este discurso, cada vez más tecnocrático, de y acuñó el concepto de “estatismo autoritario”
las élites dirigentes se sitúa en el marco de los y sus implicaciones amenazantes para la demo-
rígidos límites estructurales del actual capita- cracia en Europa (Poulantzas, 1981).
lismo uruguayo y de su contexto externo, y se Posteriormente, F.  H. Cardoso (1982) plan-
refiere implícitamente a las consecuencias so- teaba una reflexión similar como una de las
cioeconómicas marginadoras que señalamos. guías para comprender los problemas del
No es, por lo tanto, arbitrario analizarlo en sus tránsito de “la dictadura a la democracia”
implicaciones estratégicas de inflexión “autori- en el Brasil. Permítasenos citarlo con cierta
330 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

extensión. Volvamos un poco a la cotidianei- para “hacer política”; el Parlamento no es para


dad de la “transición” brasileña. ¿Cuál es su ca- hacer leyes que se refieran a la administración de
racterística esencial? En mi opinión, se trata de la vida: presupuesto, gastos sociales etc., la igle-
un proceso de liberalización política orientado sia es para rezar; las universidades para estudiar,
etc.), un orden que deja lo económico libre del
a ajustar la propuesta posible de dominación
control social pero anexo al Estado, y que divide,
(¿Hegemonía?) burguesa. En lo que tiene de
incluso en la cúpula, el poder real (el gobierno y
más significativo, esa liberación pretende crear la administración) del área de expansión política,
“espacios controlados” para el ejercicio de la que es dejada a la sociedad, esto es, a los partidos
crítica, sin ceder, en el plano de la estructura y al Parlamento” (Cardoso, 1982: 295-296).
de poder, a presiones democratizadoras. Sin
embargo, este proceso posee cierta maleabi- Es cierto que el resultado tan diferente de
lidad. Lleva sobreentendido un “código hege- ambas economías, en los últimos lustros, priva
mónico nuevo”: es el Estado, y no el partido a los impulsores del modelo de transformación
independiente del empresariado, el que tota- estatal en curso, en nuestro país, de la “legiti-
liza. El “partido hegemónico” del capitalismo midad práctica” con la que cuentan los grupos
oligopólico, especialmente en las situaciones dirigentes brasileños.
de dependencia, es el Estado como burocracia, A ello se agrega que, en el caso uruguayo, el
como productor asociado con las multinacio- proceso de transformación de la estructura del
nales o con las empresas locales, y como go- Estado y sus relaciones con los partidos políti-
bierno en última instancia de base militar. cos y los movimientos sociales aún no ha avan-
Lo inesperado en la etapa brasileña actual es zado tanto como en Brasil. Pero el movimiento
la separación formal entre el Poder Ejecutivo parece inscribirse en la misma dirección, tras
y las Fuerzas Armadas y la propuesta de “ar- haber tenido un impulso importante en el pe-
misticio”, que los dueños del poder hacen a la ríodo dictatorial.
sociedad. ¿En qué consiste este armisticio? El hecho —diferencial y significativo— de
que, desde 1973, los partidos en el Uruguay
En que la sociedad acepte como legítimo un or- nunca funcionaron legalmente y que no existió
den que separa radicalmente la esfera de lo po- un ámbito parlamentario —aunque acotado y
lítico de la esfera de lo social (el sindicato no es
tutelado— provocó que, a la salida del régimen
Parte III. La transición democrática 331

militar, se produjera una recomposición formal totaliza y expresa a los grupos empresariales
del sistema partidario, que oscurece el fenómeno estratégicos la iniciativa ideológica y política.
de desplazamiento de las funciones de decisión En ese proceso, se sucedieron múltiples cho-
real, así como del nuevo papel del Poder Ejecuti- ques y fricciones no solo con el Poder Legisla-
vo en el funcionamiento del Estado y en los pro- tivo, —como vimos— sino con la justicia, los
cesos de intermediación entre este y la sociedad. gobiernos municipales, algunos entes autóno-
De todas maneras, un análisis detallado de mos, el movimiento sindical, etcétera.
los principales nudos de decisión estatal habi- El Ejecutivo tuvo que pagar altos costos para
dos en estos dieciocho meses, y de la manera hacer efectiva su voluntad de que las decisiones
en que el discurso y la práctica estatales se han principales y más significativas se tomen en su
dirigido al movimiento sindical, a ciertos movi- nivel, y nada más que en su nivel. No solo nos
mientos sociales de nuevo tipo, y a los mismos referimos al presidente, sino también a las capas
partidos de oposición —y también al de gobier- superiores de la administración tecnoburocráti-
no— parece confirmar esta tendencia. ca y a un pequeño círculo de dirigentes políticos
También un examen del comportamiento de que se vinculan con esas decisiones, no por ser
los partidos y del movimiento sindical muestra parlamentarios, sino por sus conexiones con el
las dificultades que encuentran para articular poder de la administración del Estado.
su discurso y su acción en este nuevo escena- Las principales empresas y sus representan-
rio en gestación, solo en apariencia similar al tes son plenamente conscientes de esta nueva
anterior al golpe. realidad; además, ya habían estructurado sus
Todo parece indicar la existencia de un pe- conexiones directas con el aparato del Estado,
ríodo —de duración difícil de pronosticar— en desde el período dictatorial. Ellos gestionan
el que los actores sociales y políticos están a sus demandas y regulan su conducta —econó-
la búsqueda de sus nuevos principios de identi- mica y también social— en directa negociación
dad —ideológica y cooperativa— y las formas con los centros reales de decisión, y conceden
más eficaces de relacionarse con el Estado tal una atención mucho menor a los viejos espa-
como este se está reestructurando. cios de poder, como el Parlamento— y a las
En el ínterin, es el Estado —y una parte de negociaciones sociopolíticas directas con el
la cúpula del Partido Colorado— el que mejor conjunto de actores organizados, que se ven
332 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

afectados por sus decisiones específicas en el Este eje de propuestas de modernización-


nivel económico. privatización con vistas a liberar el dinamismo
En cuanto al discurso del Estado sobre el de los empresarios privados nacionales y ex-
Estado —que, a su vez, es retomado intensa- tranjeros —que se supone han estado cohibi-
mente por los ideólogos y políticos más ligados dos por la actividad estatal— ya estuvo presen-
con el gobierno— se ha centrado, no en estos te durante todo el período dictatorial y fue un
problemas clave de su metamorfosis, sino en lo tema recurrente por parte del Estado y de los
que llama la necesaria “modernización”. Dicha grandes empresarios. Sin embargo, la eviden-
modernización se ha enfocado más bien en los cia empírica indica que, a pesar de la capaci-
aspectos técnico-organizativos, y, sobre todo, dad de decisión que tuvo el gobierno militar, la
en la propuesta de reducir, ya sea el tamaño, ya intervención y el espacio del Estado en el área
sea las áreas de intervención económica tradi- económica no se redujeron en absoluto en esos
cionales del Estado uruguayo. años (Elías y Pérez, 1980; CINVE, 1984).
Si bien esa propuesta es todavía bastante Incluso se advierte la paradoja aparente —
vaga, y a veces contradictoria, parece orientar- como indica Buxedas— de que:
se, por un lado, a permitir el ingreso de capital
privado en áreas rentables atendidas por el Es- quienes administran el Estado, y aun quienes ob-
tienen de él los mayores beneficios, parecen ser
tado, y, por otro, a mejorar el funcionamiento
sus mayores detractores, o por lo menos quienes
del conjunto de aparatos administrativos y de menos confían en él. Pero es una paradoja solo
toma de decisiones, como respuesta a las nue- aparente pues hay ciertos aspectos del Estado
vas realidades del bloque de poder. que se quisieran reducir y en cambio no se so-
Se sostiene que lo que está en juego es mete a crítica adecuada a otros. [...] Las organi-
evitar el ahogo estatal a la empresa privada, zaciones empresariales demandan la reducción
como si ese hubiera sido un problema real en del gasto público y el equilibrio fiscal, pero lo
las últimas décadas. El debate apunta al as- que realmente les preocupa, es reducir el gasto
pecto empresarial y administrativo del Esta- en algunos de sus componentes, No en el de de-
do, y deja de lado todas sus otras dimensio- fensa, sobre lo que no hay demandas específicas,
nes políticas, jurídicas, coercitivas (CIEDUR, tampoco los gastos emergentes de decisiones que
tomaron los grandes empresarios y que luego no
1986; Buxedas, 1986).
Parte III. La transición democrática 333

pudieron asumir, o de los subsidios encubiertos entrar en contradicción con demandas centra-
en las devoluciones impositivas. Tratan de redu- les en la etapa democrática. El hecho de que
cir el resto de los gastos, o sea, educación, salud, se los incluya en un discurso único responde
servicios comunales y sociales, etc. (1985). más a los determinantes de la transformación
global de la relación Estado-sociedad, que a las
Como sucede en cada período histórico, el
exigencias económicas del modelo.
principio que rige la lógica “modernizadora”,
En todo caso, su vinculación tiene un carác-
aplicada o impulsada desde el Estado, tiende
ter sobre todo estratégico y aparece ligada con
a hacer coincidir las exigencias de los grupos o
la búsqueda de una nueva forma hegemónica
alianzas de grupos empresariales que dominan
para un largo período.
en la etapa, con la lógica y la racionalidad “ne-
Resumiendo, vemos que en el caso uru-
cesaria” del conjunto de la sociedad.
guayo los condicionantes estructurales y los
Las relaciones más o menos estrechas de
aspectos político-sociales que determinaron
dichos grupos con las empresas y capitales
en gran medida el proceso de ruptura insti-
transnacionales predominantes en la etapa, es-
tucional en 1973, se mantienen en un grado
tán en directa vinculación con sus posibilida-
considerable. Incluso en algunos aspectos
des de éxito práctico. Sin embargo, los factores
tendieron a agravarse.
propiamente políticos introducen un elemento
Los determinantes de la crisis general que
complementario que puede llegar a ser deter-
afecta a América Latina —provenientes en alto
minante, como ya sucedió antes en el país.
porcentaje de la reestructura general en cur-
Por otra parte, debe jerarquizarse el hecho
so en los países capitalistas dominantes en el
de que la propuesta modernizadora incluye —a
sistema mundial— ejercen sobre la sociedad,
veces con una coherencia formal claramente
la economía y el Estado uruguayo efectos que,
discutible— aspectos de la gestión social y cul-
en algunos de sus aspectos, son más perversos
tural por parte del Estado, que tienen en rigor
que en otros países.
una alta autonomía relativa. La gestión estatal
La economía sigue careciendo de dinamismo
de áreas de política social, de la estructura edu-
en sus sectores reales y está más subordinada
cativa, y, en general, de los intentos de gestión
que hace veinte años a la lógica del capital finan-
social autónoma por los actores sociales, parece
ciero, en particular el de propiedad extranjera.
334 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Las exigencias del pago de la deuda externa estructural y la emigración, a pesar del bajísi-
siguen imponiendo muy fuertes restricciones a mo índice de crecimiento poblacional.
una recuperación del producto, cuyo compor- Los niveles generales de satisfacción de las
tamiento es estacionario —salvo breves perío- necesidades básicas —culturales, sanitarias,
dos— desde hace varias décadas. habitacionales y alimenticias— descendieron
La estructura del capital ha sufrido un pro- fuertemente en relación con los patrones his-
ceso creciente de concentración y oligopoliza- tóricos, y tienden a moverse muy lentamente a
ción, lo que explica un peso mayor de los gran- partir de ese nivel.
des grupos económicos sobre las decisiones La estructura misma del Estado sufrió mo-
del Estado. En general, se trata de los grupos dificaciones. Los mecanismos de toma de de-
más ligados —de una u otra forma— con el ca- cisiones clave se desplazaron hacia el Poder
pital transnacional. Ejecutivo y la alta administración estatal. Los
La estructura del bloque de poder continuó, principales grupos económicos parecen haber
durante la dictadura, el proceso de cambio y reforzado sus conexiones y su influencia sobre
se modificó sustancialmente respecto a su ese centro de poder real.
composición previa al golpe de Estado. Se es- Concomitantemente, descendió el poder y
trecharon sobre todo las bases de acuerdo, y la incidencia del Parlamento y de otras esferas
las alianzas de clases y fracciones de clase, que estatales. La excepción la constituyen las Fuer-
habían regido durante décadas en el país. zas Armadas que, de hecho, aumentaron su
El grado de dependencia del exterior, o peso político e ideológico de facto en el Estado
sea, la restricción de los grados de libertad y la sociedad.
en las decisiones estratégicas del Estado y En general, el hecho de que la transforma-
de los principales actores económicos y so- ción de la estructura estatal —que responde
ciales, aumentó considerablemente. El fenó- a transformaciones en la esfera económica y
meno se agravó por el tamaño del país y su social— se haya procesado bajo regímenes
capacidad limitada de incidir en dichas varia- de excepción, parece haberle dado a la alta
bles externas. administración características ideológicas y
El sistema económico sigue sin poder ge- operativas que tienden a mantenerse en la eta-
nerar actividades que absorban el desempleo pa democrática, y que no solo pueden generar
Parte III. La transición democrática 335

tensiones específicas, sino que le facilitan al Los conflictos entre poderes del Estado tien-
nuevo bloque de poder la aplicación de sus den a agravarse, a causa de la estructura del
políticas. sistema político y la existencia de un juego
La recomposición del sistema político y del político a tres polos, donde uno de ellos es la
juego partidario —formalmente similar al que izquierda y donde ningún partido ha podido ob-
existía antes del golpe— parece resentirse por tener a corto plazo una mayoría absoluta en el
esta disminución de la centralidad del Parla- plano electoral.
mento y por la separación creciente del poder En ese contexto general, el sostenido esfuerzo
efectivo, respecto del sistema de partidas y su del gobierno, y de los grupos sociales que le dan
capacidad de representación de la estructura sustento estratégico, por confinar la problemáti-
social y sus clivajes plurales, en particular de ca de debate en el plano de los “bienes políticos”,
tipo clasista. parece encontrar serias dificultades, a pesar del
La dificultad histórica del sistema político amplio consenso existente entre los actores para
electoral —que además condensa la distribu- tratar de “preservar la democracia”. Resolver el
ción de poder legítimo en todos los niveles y escollo de la relación entre democracia política y
circunscripciones en elecciones cada cinco democracia social deberá convertirse en uno de
años— para representar adecuadamente a la los ejes del esfuerzo del bloque dominante por
sociedad y sus divisiones, en el caso uruguayo, constituir una nueva hegemonía.
parece haber aumentado, dado el conjunto de La morosidad estructural en cuanto a las
circunstancias mencionadas. exigencias de reactivación económica con
La existencia de un movimiento social —so- carácter sostenido, y los componentes “au-
bre todo sindical— con un alto grado de unifi- toritarios” implícitos en la reestructura del
cación y de movilización, y la presencia de una Estado, muestran como especialmente pro-
importante fuerza política de izquierda, agu- blemática la posibilidad de éxito de esa bús-
dizan las resistencias previsibles a la política queda de nueva hegemonía.
de reestructuración económica y sus efectos A pesar del efecto despolitizador general
sobre las demandas de los sectores subordina- del período dictatorial, la tradición de partici-
dos, que impulsan el gobierno y de los grupos pación generalizada de la sociedad uruguaya,
empresariales más importantes. la unificación sindical de los asalariados y las
336 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

presiones del sistema de relaciones políticas, Cardoso, F. H. 1982 “Régimen político y
hacen razonable hipotetizar que la situación cambio social” en Estado y política en
antes descrita difícilmente dejará de expresar- América Latina (México DF: Siglo XXI).
se en el nivel político. CINVE 1984 La crisis uruguaya y el
La forma en la que el gobierno y la nueva problema nacional (Montevideo:
realidad estatal lleguen a procesar la gestión de Ediciones de la Banda Oriental).
esa tensión se transforma, así, en una variable De Riz, L. “Formas de Estado y desarrollo
clave para cualquier pronóstico sobre la diná- del capitalismo en América Latina”
mica general del país en un futuro próximo. La en Revista Mexicana de Sociología
mayoría absoluta de los cientistas sociales se (México DF) Vol. 39, N. 2.
inclinan por un pronóstico “reservado”. de Sierra, Gerónimo 1974 Nouvelle
conjoncture imperialista et crise
Bibliografía politíque dans l’Uruguay contemporain
Aguiar, C. 1980 ¿Estado aislado, sociedad (París: Centre d’Etudes des
inmóvil? (Montevideo: Centro Mouvements Sociaux).
Interdisciplinario de Estudios sobre el — 1984 Dependencia, democracia
Desarrollo). representativa y dictadura en
— 1982 Uruguay, país de emigración el Uruguay (Montevideo: Centro
(Montevideo: Ediciones de la Interdisciplinario de Estudios sobre
Banda Oriental). el Desarrollo).
— 1985 “Las elecciones vistas por un — 1985a Sociedad y política en el Uruguay
sociólogo”, entrevista periodística de la crisis (Montevideo: Libros Sur).
publicada en el semanario Las bases — 1985b Sistema y partidos políticos en
(Montevideo). el Uruguay de la crisis (Montevideo:
Astori, D. 1982 Neoliberalismo: Critica y Centro Interdisciplinario de Estudios
alternativa (Montevideo: Ediciones de la sobre el Desarrollo).
Banda Oriental). Elías A. y Pérez, W. 1980 La evolución de
Buxedas, M. 1986 “El mito del Estado las empresas públicas (México DF)
batllista” en Brecha (Montevideo).
Parte III. La transición democrática 337

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Los actores sociopolíticos
ante la democratización y la modernización
del Estado*

Justificación y descripción de democracia política y un rango muy elevado


de las políticas estatales en todas las tipologías que combinaban indica-
analizadas dores de niveles de vida, grados de moderni-

E ste informe de investigación está redactado


en el marco de un estudio comparativo del
tema, para el conjunto de los países latinoameri-
zación y de participación/movilización a nivel
socio-político.
Varios autores (de Sierra, 1977; De Riz,
canos, delimitado al período histórico reciente. 1985; Real de Azúa, 1972; Filgueira, 1985),
En nuestro caso, la problemática común de han estudiado la particularidad de ese pro-
estudio fue abordada jerarquizando los aspec- ceso de ruptura institucional, que contradijo
tos específicos del proceso uruguayo, así como toda una vertiente de previsiones de la so-
las particularidades de la estructura social y el ciología y la ciencia política para la región.
sistema político en el cual se despliegan las po- Como sostiene Filgueira:
líticas estatales analizadas.
[…] las consecuencias de este proceso de expan-
Como es sabido, al producirse la ruptura
sión diferencial del orden social sobre pautas mo-
del sistema político e implantarse la dictadura dernas y de la rigidez de la estructura de poder
militar en 1973, el Uruguay formaba parte de económico incapaz de dar continuidad a un creci-
aquellos pocos países latinoamericanos que miento capitalista sostenido, se manifestaron en
poseían, al mismo tiempo, una larga tradición la tensión estructural creciente, característica de
las crisis reiteradas de los modelos de moderniza-
* Publicado en Calderón, F, y Dos Santos, M.  R. ción conservadora. En tanto los sectores popula-
(comps.) 1988 ¿Hacia un nuevo orden estatal en Amé- res movilizados a través de diferentes movimien-
rica Latina? (Buenos Aires: CLACSO) Vol. 2. tos sociales desarrollados alrededor del trabajo,
340 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

el consumo, la prestación de servicios del Estado, 1985; Aguiar, 1985), el carácter democrático
la seguridad social, el sistema educativo, la po- populista de los programas electorales que
lítica de viviendas, etc., presionan sobre el apa- levantaron todos los partidos en la elección
rato estatal y los gobiernos de tumo con nuevas de noviembre de 1984 (Perelli, 1984; de Sierra,
demandas, desde el Estado se apela a políticas
1985; Rial, 1985); y la importancia que adqui-
de corto plazo de escaso grado de racionalidad
rió el fenómeno de la concertación política y
económica tendientes a resolver emergencias y
sostener la legitimidad (1985: 21). socioeconómica, tanto en la transición como
en los primeros años del nuevo régimen de-
A ello debemos agregar que, en la década mocrático (CIESU, 1984; de Sierra, 1987; Asto-
previa al golpe, la crisis del Estado se vio en ri, 1984; Stolovich, Rodríguez y Bértola, 1987).
gran parte agravada por la polarización pro- Son esas mismas circunstancias las que
piamente político-ideológica, dado que por dieron un fuerte tinte restaurador al sistema
primera vez en el Uruguay moderno se arti- político posdictadura (Filgueira, 1984; Gon-
culaba un polo alternativo al duradero cuasi zález, 1985). Pero para entender el sentido de
monopolio de los partidos tradicionales (Na- las políticas en curso por parte del Estado —y
cional y Colorado). las reacciones de los diferentes actores impli-
Los sectores dominantes perciben con agu- cados—, es necesario tener presente que esa
deza que a los bloqueos estructurales se les sociedad compleja y mesocrática, con larga
agrega ese potencial amenazante, de signo tradición democrática y con actores sociales
popular y con componentes socializantes, (de y políticos en buena medida constituidos de
Sierra, 1986). larga data, sufrió una importante transforma-
Es decir que, en el caso uruguayo, la tran- ción en los once años de dictadura.
sición que lleva al retiro de los militares del Las dificultades estructurales para el cre-
gobierno —el 1 de marzo de 1985— y las ca- cimiento económico sostenido siguieron pre-
racterísticas de proceso democrático actual, sentes en gran medida (Notaro, 1984; CDM-VE,
deben ser analizadas a la luz de ese pasado 1984; Astori, 1982), pero al mismo tiempo los
histórico concreto. Sin ello, es inexplicable niveles de vida de los jubilados, de los asalaria-
la derrota sufrida por el régimen militar en el dos y de las capas medias instruidas sufrieron
plebiscito de 1980 (González, 1984; de Sierra, un fuerte deterioro (Melgar y Villalobos, 1986;
Parte III. La transición democrática 341

Notaro y Canzani, 1984), y se mantuvieron A su vez, estaba en juego el problema del


tasas de desempleo muy importantes. El flu- crecimiento económico y la recuperación de
jo emigratorio hacia el exterior (de Sierra, la democratización social tan deteriorada en
1977; Aguiar, 1982; Wonsewer y Teja, 1985) los once años de dictadura. La grave rece-
continuó siendo un fenómeno de alta rele- sión del final del proceso militar —que po-
vancia. En los ámbitos financiero, producti- nía en duda la viabilidad del neoliberalismo
vo y comercial, el país profundizó sus lazos aplicado hasta entonces— y la recomposi-
de dependencia con los centros de decisión ción esperada de las demandas sociales por
extranjero (Couriel, 1984). recuperar los niveles de vida perdidos de la
Junto con ese fenómeno, debe tenerse pre- mayoría de la población, condujeron a que
sente que, desde el año 1982 hasta 1985, la casi todos los actores sociales y políticos
economía volvió a atravesar por una profunda asumieran, en primera instancia, un discur-
depresión. Esto parecía mostrar que, a pesar so y una práctica de tipo concertante. Esta
del altísimo costo social —con sus efectos du- actitud de concertación se derivaba, más o
raderos sobre la estructura de la sociedad—, menos explícitamente, de la percepción de
el proceso de crecimiento del PBI del perío- la fragilidad política de la transición y la gra-
do dictatorial no tenía un carácter duradero, vedad de la situación económica, en vistas a
y que la sociedad y el Estado estaban nueva- una eventual etapa de recuperación econó-
mente enfrentados al grave problema del es- mica duradera.
tancamiento económico de larga duración, En medio de las altas expectativas y espe-
que había precedido al golpe. ranzas generalizadas que abriera, en toda la
A la salida de la dictadura, el desafío en- sociedad, la recuperación de la democracia, el
frentado por el sistema político y por el Esta- tema de fondo que inquietaba a los actores era
do no solo consistía en recuperar la confian- la posible inestabilidad de ese proceso políti-
za en los bienes políticos deteriorados, en co y, en especial, el efecto que sobre el mismo
particular las libertades y derechos políticos, podría tener la dificultad de retomar el creci-
el pluralismo, el Estado de derecho, y las tra- miento económico y, por lo tanto, la posible
diciones de canalización pacífica de los con- satisfacción de las demandas redistributivas
flictos de intereses. de los sectores subordinados.
342 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

A esto se sumaba la incertidumbre sobre el dictadura, como con las orientaciones de po-
papel que desempeñarían unas Fuerzas Arma- lítica económica que fueron aplicadas en ese
das que habían sido políticamente empujadas período. Es cierto también —y ello es muy
a un retiro negociado, pero que no habían sido importante para este análisis de sus políti-
derrotadas en sentido estricto (de Sierra, 1986; cas— que el Partido Colorado tenía una larga
Rial, 1986; Amarillo, 1986; Aguiar, 1987) y man- tradición de gobierno y pretendía construir
tenían casi intactos su ideología y sus aparatos un nuevo proceso de hegemonía, bajo formas
de represión política. de democracia representativa.
Un análisis de las políticas impulsadas por A partir de ese marco general, consideramos
el Estado y las respuestas de los actores en el pertinente jerarquizar, en esta primera parte,
período posdictadura, exige tener presente que el análisis de cuatro áreas en las cuales las
las elecciones llevaron al gobierno al Partido políticas definidas desde el gobierno parecen
Colorado, el cual se constituyó en la primera revestir importancia, para el estudio de los es-
minoría, pero sin mayoría parlamentaria. Al cenarios posibles en materia de democratiza-
mismo tiempo, las cúpulas de dicho partido, ción y modernización del Estado, la sociedad
a pesar de tener en su seno distintas tenden- y sus relaciones mutuas. Dichas áreas son: la
cias, representaban la orientación de políticas concertación y los intentos de generar acuer-
socioeconómicas más coherentemente conser- dos nacionales; las relaciones entre poderes
vadora que en ese momento se presentaba a las del Estado, en particular entre el Ejecutivo y el
elecciones (de Sierra, 1985). Esto no contradijo Parlamento; las relaciones con las Fuerzas Ar-
la afirmación de que el electorado optó en ese madas; y las propuestas de modernización del
momento por el centro y la moderación (Rial, Estado y la sociedad.
1985).
En efecto, los cuadros medios y superiores Concertación y acuerdos nacionales
del Partido Colorado —más allá de diferen- Es necesario, entonces, analizar la polí-
cias y matices— representaban globalmente tica de concertación y de acuerdos, canali-
el equipo político y tecnoburocrático con ma- zada inicialmente a través del espacio semi-
yor identificación tanto con los principales institucionalizado de la Concertación Nacio-
grupos económicos consolidados durante la nal Programática (CONAPRO), y luego, en
Parte III. La transición democrática 343

diversas instancias de diálogo político de principales de los males que se querían supe-
alto nivel.13 rar. Todo parece indicar que allí el gobierno ya
El antecedente inmediato de esta política de electo —pero que aún no había asumido— tra-
concertación fue el proceso negociador reali- tó de transmitir un mensaje de negociación y
zado en el tramo final de la transición democrá- unidad nacional, pero dando simultáneamente
tica. Lo excepcional fue que en ese momento un tratamiento diferencial a los distintos temas
todos los actores participantes, sociales y po- presentes en la agenda.
líticos, estaban en la oposición, pues aún no Los temas referidos a la reconstitución polí-
se conocía qué partido ocuparía el gobierno a tica y jurídica de la democracia fueron objeto
través de las elecciones de noviembre de 1984 de acuerdos relativamente fáciles y que en lo
(aunque el cambio de mando recién se produjo sustancial fueron cumplidos posteriormente
en marzo de 1985). por el gobierno y sus parlamentarios. Como ve-
En rigor, el trabajo de la CONAPRO más que remos una gran excepción fue el tema de los
una política propulsada por el partido que ocu- aparatos represivos y el tratamiento a dar a las
paría el gobierno, fue un escenario al que to- violaciones de los derechos humanos.
dos los actores se vieron obligados a concurrir, En los temas de carácter social (educación,
ante la percepción ya mencionada de la fragili- salud, vivienda, seguridad social, y en general
dad del proceso que se abría. de recuperación de niveles de vida) el partido
Lo cierto es que allí se produjo una amplia electo buscó acuerdos amplios y en general
negociación entre los actores sociales (corpo- coherentes con su discurso electoral de tono
rativos y movimientos sociales diversos) y to- populista (Pereira, 1985; Perelli, 1984). A dife-
dos los partidos políticos, donde solo fueron rencia de los temas anteriores, en este plano, la
excluidas las Fuerzas Armadas y la Asociación política gubernamental posterior no llevó ade-
de Bancos, ambas percibidas como culpables lante lo concertado, en general argumentando
que no existían las condiciones económicas y
financieras que lo hicieron posible.
13 Ver documentos presentados al seminario sobre Finalmente, en el plano del proyecto ma-
concertación organizado por C1NVE, CLAEH, CIESU,
croeconómico y las políticas e instrumentos
C1EDUR y CLACSO en Montevideo en 1984 y las actas
del segundo seminario organizado en 1985. ligados a él, el Partido Colorado no se avino a
344 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

firmar acuerdos que le limitaran concretamen- contrario, fue por su iniciativa que se legisló
te su gestión posterior. Los temas básicos de en sentido contrario a fines de 1986.
desacuerdo fueron el problema de la abultada Cerrada la etapa formal de la CONAPRO
deuda externa, la relación entre sectores pro- —de la cual rápidamente varios sectores liga-
ductivos y financieros, los eventuales controles dos al gobierno renegaron o la consideraron
de precios, el papel del mercado interno para la superada—, de todos modos, el gobierno llevó
reactivación y, consecuentemente, el problema adelante una activa política orientada a buscar
del papel de los salarios y su nivel de recupe- acuerdos interpartidarios amplios e incluso in-
ración a corto y mediano plazo. En todos estos tentando formar un gobierno de coalición, tra-
temas el Partido Colorado puso como condi- tando de incluir ministros del Partido Nacional
ción para un acuerdo que este se limitara a un y del Frente Amplio.
grado de generalidad tal que no le creara obli- Los fundamentos eran los mismos que había
gaciones muy precisas para el futuro. sustentado la CONPRO, es decir, la necesidad
Cabe tratar por separado el tema de las de un gran acuerdo nacional para salir de la
Fuerzas Armadas, los derechos humanos y crisis política y económica que se vivía. Luego
el futuro del Poder Judicial. Presionados por veremos que esto no prosperó a pesar del am-
el clima de la transición y la sensibilidad de plio espíritu cooperador de todos los partidos,
la población sobre el tema, en la CONAPRO dado que la política del gobierno estaba orien-
se acordó devolver la autonomía a la justicia tada a comprometer a la oposición, pero sin
civil —lo que se cumplió a nivel formal—, estar dispuesto a negociar nada sustancial de
pero también que esta actuaría en plenitud sus orientaciones en materia de política econó-
en la investigación y castigo a los violadores mica y subsidiariamente de sus implicaciones,
de los derechos humanos durante la dictadu- al menos a corto plazo, de los temas sociales
ra, que eran básicamente militares y policías. que habían sido concertados en la CONAPRO.
También se acordó una reforma a fondo de El gobierno mantuvo rígidamente su políti-
las leyes orgánicas militares y el desmantela- ca de pago total y puntual de la deuda exter-
miento de sus aparatos represivos. En lo fun- na, la búsqueda absolutamente prioritaria del
damental, ninguno de estos puntos fue impul- equilibrio fiscal, la apertura total del mercado
sado posteriormente por el gobierno. Por el financiero (caso único en América del Sur), la
Parte III. La transición democrática 345

eliminación de casi todo tipo de subsidio even- de las autonomías de las empresas públicas y de
tual al consumo popular, la recaudación impositi- otras formas legales y políticas de control ciuda-
va en un 90% indirecta y una política de incentivo dano de sus decisiones fundamentales.
productivo básicamente centrada en las exporta- Hay importante consenso sobre que dicho
ciones. Amén de una negativa firme a cualquier proceso centralizador en el Ejecutivo tiene
desarrollo de un papel directo del Estado en la raíces previas al golpe de Estado, que se ve
regulación del mercado —salvo salarial— y la facilitado por la propia reforma constitucio-
actividad productiva (Melgar y Villalobos, 1986; nal de 1967, aún vigente (Pérez, 1987), y que
Notaro y Cancela, 1987; Couriel, 1987). se ve reforzado por el hecho político surgi-
do en 1971 y reproducido en las elecciones
Concentración de poder de 1984, es decir, la división del electorado
en el Ejecutivo en tres tercios desiguales pero que tienden a
Puesto que el Partido Colorado accede al go- bloquearse mutuamente.14
bierno como primera minoría (41,2% de votos), Sin anular la división formal de poderes del
la Constitución y las leyes electorales urugua- Estado y sin negar el principio de la soberanía
yas le permiten al presidente nombrar a todo el popular, el Ejecutivo desplegó una multiplici-
gabinete sin negociar su programa. Sin embar- dad de procedimientos —a veces legales, otras
go, el sistema proporcional integral lo deja en de dudosa legalidad y en ocasiones francamen-
minoría en las Cámaras legislativas. te ilegales— que permiten al gobierno imponer
Evidentemente, esta situación influyó en su de hecho los capítulos fundamentales de su po-
política de búsqueda de acuerdos políticos de la lítica económica y social.
primera etapa; pero al mismo tiempo, dados sus Hay aspectos de esa concentración que se
compromisos bien definidos en materia de mo- expresan en el simple ejercicio por el Ejecutivo
delo económico —que tiene pocas variantes de
fondo en comparación con el aplicado por la dic-
tadura— el Ejecutivo desarrolló un estilo de con- 14 El Frente Amplio obtuvo el 21,3% de los votos y el
ducción política tendiente a maximizar sus ámbi- Partido Nacional, 35,0%. Importa señalar que en la capi-
tal —Montevideo— el Frente Amplio obtuvo casi pari-
tos exclusivos de decisión, con el correspondien-
dad de votos con el Partido Colorado (33,18% y 35,46%,
te relegamiento de las funciones del Parlamento, respectivamente).
346 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de atribuciones previstas en el marco constitu- Existen otras manifestaciones de esa ten-


cional (iniciativas reservadas, leyes de urgen- dencia a la concentración de poder en el Eje-
cia, vetos totales o parciales a leyes votadas cutivo que se expresan en formas más suti-
por el Parlamento, etcétera). Pero hay otros les pero no menos reales y efectivas, como
casos en que dicha tendencia se expresa en una son, por ejemplo, el recurso reiterado a la
cierta manera de usar esas atribuciones —y su amenaza de vetos antes de que una ley sea
propia frecuencia— o en la extralimitación del aprobada contra la voluntad del gobierno15 o
espacio legal por medidas de hecho no siempre también por el uso de mecanismos jurídicos
claramente percibidas por todos los actores o políticos que tienden a facilitar al Ejecutivo
(imposición de puntos de vista a directores de el eludir sus responsabilidades políticas ante
entes autónomos o descentralizados, sugeren- la mayoría parlamentaria.
cias al Parlamento de cómo redactar una ley Esta política centralizadora se ve además fa-
vetada, decisiones por decreto cuando corres- vorecida por el hecho de que contrariamente
pondería una decisión parlamentaria). a lo concertado en la CONAPRO, el gobierno
En otros casos dicha tendencia se ve refle- mantiene la vigencia de un número importan-
jada en la creación por parte del Ejecutivo de te de decretos-leyes y reglamentos de la época
obstáculos formales o de hecho a la transpa- dictatorial que aumentan su margen de manio-
rencia de los actos administrativos y de gobier- bra. Una de las más significativas y también
no sin la cual se hace casi imposible que otros más usadas es el decreto-ley que le autoriza
poderes y la opinión pública puedan ejercer a fijar por decisión administrativa los salarios
efectivamente sus atribuciones de control de- públicos y privados cuando no comparte los
mocrático (forma de presentar el presupuesto acuerdos a que llegan empresarios y trabaja-
nacional o las rendiciones de cuentas anuales, dores en los consejos de salarios. El uso alter-
en lo referente al Parlamento; forma de estar nativo o combinado de todos esos mecanismos
redactada la Ley de Caducidad —equivale a
una amnistía para militares y policías— en lo
referente a las atribuciones del Poder Judicial; 15 Una investigación en curso (de Sierra y Longhi,
1987) muestra que de veinte proyectos de ley importan-
obtención de recursos fiscales por vías que elu-
tes, esa amenaza fue usada en dieciocho casos en los
den la intervención parlamentaria, etcétera). dos primeros años de gestión del gobierno.
Parte III. La transición democrática 347

le ha permitido al gobierno imponer de hecho dictatorial, sobre todo en las oficinas de pla-
su política presupuestal, monetaria, financiera, neamiento y gestión de las políticas y decisio-
fiscal, de alquileres de vivienda, de derechos nes económicas. Junto con ellos se conserva-
humanos (amnistía a militares), así como impe- ron buena parte de los reglamentos internos
dir la reforma a fondo de las leyes orgánicas de y demás directivas administrativas altamente
las Fuerzas Armadas, la subvención a la canas- centralizadoras, forjadas durante la dictadura
ta de consumo popular y el aumento indexado (Couriel, 1987; Astori, 1987; de Sierra y Longhi,
previsto por ley a los jubilados, entre otras. 1987; Pérez, 1987).
Como mecanismo complementario para fa-
vorecer este fenómeno, el Ejecutivo transfor- Tratamiento de las Fuerzas Armadas
ma, de hecho, el funcionamiento del partido de Como dijimos anteriormente, en el caso
gobierno. Los ministros y un pequeño grupo de uruguayo, el repliegue militar del gobierno se
barones políticos definen los proyectos de ley, hizo en forma negociada. Y si bien las Fuerzas
y el resto de la bancada opera como si fuera una Armadas vieron derrotado en plebiscito su pro-
simple correa de transmisión hacia el Parla- yecto político, en 1980, lograron administrar
mento, lo que agrava su descaecimiento.16 Ello ellas la transición y preservar todas sus estruc-
ha desencadenado protestas crecientes; inclu- turas y cuadros, aun los más implicados en el
so, significativas renuncias de parlamentarios terrorismo de Estado.
del Partido Colorado a comisiones relevantes. Esta ambigüedad se vio directamente refle-
(Búsqueda, números 386 y 387 de 1987). jada en el hecho de que la negociación final an-
Otro aspecto significativo de la política gu- tes de las elecciones —el llamado Acuerdo del
bernamental, en este aspecto, consistió en Club Naval— no solo creó un marco constitu-
mantener en sus puestos a una parte consi- cional provisorio vigente hasta un año después
derable de los altos funcionarios del período del nuevo gobierno, sino que el tema capital
de cómo actuaría la justicia civil respecto a las
violaciones de los derechos humanos fue sos-
16 Esto se refleja a nivel de opinión pública en una pér- layado explícitamente por todos los negociado-
dida creciente de prestigio del Parlamento, tendencia
res. Es cierto que los militares no lograron reta-
que se vio acelerada desde mediados de 1986, como lo
muestran diversas encuestas de opinión. cear formalmente el espacio de la justicia civil,
348 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

pero a su vez, los partidos no lograron ningún reforma parcial del mecanismo de designación
compromiso de depuración eventual ni de de generales, lo que amplía un poco el margen
desmantelamiento de los aparatos represivos. civil y limita la cooptación castrense.
Tampoco se obtuvo un compromiso de que los Sin embargo, nombra un como ministro de
culpables aceptarían someterse a una investi- Defensa al Dr. Chiarino, quien por su trayec-
gación autónoma de la justicia civil. Luego de toria política y su estilo aparece rápidamente
once años de dictadura, estas lagunas asumie- como un simple administrador burocrático,
ron naturalmente una importancia relevante en y no como un conductor intermediario de las
el escenario político a partir de 1985. fuerzas militares. Lo mismo sucede con el pri-
Desde el inicio del nuevo gobierno, este se mer ministro del Interior designado.
niega a realizar ninguna depuración militar, En la CONAPRO se había acordado la restitu-
contrario a lo sucedido, por ejemplo, en la Ar- ción a sus cargos de todos los militares destitui-
gentina. Ni siquiera con un carácter simbólico, dos durante la dictadura. El gobierno maniobró
en el caso de aquellos oficiales más quemados activamente imposibilitar esa medida; incluso
ante la opinión pública y sus propios pares. El amenazó con el veto. Finalmente, la rehabilita-
Ejecutivo tampoco permite que el Parlamento ción solo se produjo para una minoría de oficiales.
realizara investigaciones realmente efectivas En materia presupuestal, el gobierno impu-
sobre esos temas. so —mediante el veto— un presupuesto quin-
Presionado por la opinión pública, solo quenal que mantiene en un 40% los gastos co-
acepta —y lo promete públicamente— que la rrientes para defensa, lo cual es evidentemente
justicia civil actúe ante denuncias concretas desproporcionado frente a la situación geopo-
que se presenten. lítica del país y la estrictez de la política de
Paralelamente, el presidente declara asumir gastos en las otras áreas de la administración.
en plenitud el carácter de Comandante en Jefe A su vez, vetó la devolución al ámbito civil de
(que le otorga la Constitución),17 e impulsa una varios servicios militarizados durante la dicta-
dura (Aeronáutica Civil, Telecomunicaciones y
Meteorología), así como de numerosos bienes
17 Aunque esta es formalmente ambigua pues habla de
inmuebles públicos expropiados por los milita-
que la comandancia la ejerce el Poder Ejecutivo que es
plural y no el Presidente (Amarillo 1986). res durante el proceso.
Parte III. La transición democrática 349

Pero indudablemente el ámbito más significa- en el Parlamento, abrió el camino político para
tivo —para el contexto uruguayo—, en el cual la la votación, en diciembre de 1986, de la ley de
política de gobierno expresa su visión del proce- Caducidad de la Pretensión Punitiva del Esta-
so de democratización en lo referente a las Fuer- do, tiene el mismo efecto que la Amnistía y li-
zas Armadas, fue el de los derechos humanos y el mita la autonomía del Poder Judicial.
juicio a los militares que lo habían violado. En este terreno, lo importante no es solo el
Rápidamente fue dejado de lado el compro- resultado final, sino el hecho de que el gobier-
miso público del Partido Colorado y del pre- no jugara toda su fuerza y su prestigio para ob-
sidente Sanguinetti para que no haya juicios tener la sanción de la ley. De hecho, su prédica
políticos y la justicia ordinaria se encargue de se centró, por un lado, en el peligro de que los
realizar su trabajo. militares no aceptaran los juicios de acuerdo
Primero amenazó con vetar la llamada ley con la ley vigente y la Constitución. Y, por otro,
Zumarán-Batalla,18 que ofrecía garantías espe- en acusar a la oposición de poner en peligro
ciales en los juicios a los militares acusados. la democracia, si insistía en hacer cumplir lo
Luego obstaculizó, a través de sus parlamen- acordado en la CONAPRO. Además, en los mo-
tarios colorados —y la amenaza de veto—, las mentos claves de las negociaciones políticas
investigaciones parlamentarias, y ordenó al mi- y parlamentarias, siempre amenazó con vetar
nistro del Interior que no detuviera a los milita- cualquier ley que no significara, en los hechos,
res que, convocados por la justicia, se negaron la Amnistía total e irrestricta para los militares
a comparecer. y policías.
Por último, propuso una ley de Amnistía para
todos los militares que, si bien fue rechazada La modernización del Estado
y la sociedad
La temática de la modernización del Estado
18 Del nombre de sus autores, siendo estos dos políti- ocupó un cierto lugar en el discurso guberna-
cos de gran peso en la oposición. Zumarán es senador mental durante el período dictatorial. La con-
y fue candidato a la Presidencia en 1984, por el Partido junción excepcional de una alta concentración
Nacional. Batalla también es senador del Frente Am-
de la toma de decisiones, con la presencia de
plio, y obtuvo una altísima votación dentro de esta coa-
lición. una nueva capa de tecnoburócratas asociados
350 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

con el poder y ocupando lugares importantes militar—, dicha política modernizadora tuvo
en él, explica parcialmente ese hecho. El pre- efectos muy limitados, tanto sobre la estruc-
dominio de una ideología económica neolibe- tura de la gestión pública (Irisity, 1986), como
ral, muy fuertemente ligada con las corrientes sobre el tamaño económico del Estado (Elias y
similares de Europa y Estados Unidos, también Pérez, 1980; Buxedas, 1987; Sayagués, 1986), y
contribuyó fuertemente a dicho fenómeno. sobre el número y la eficiencia del funcionaria-
Ya en ese período, el término modernización do (Aguiar 1985).
fue manejado como sinónimo de privatización La excepción quizás sea la lógica: las técni-
de sectores estatales, adaptación a la competi- cas de gestión del aparato financiero, en buena
tividad internacional en el área pública y priva- medida ligado con la radical extranjerización
da de la economía, fundamentación eficientista del sistema bancario en el período (Quijano,
y tecnocrática de las políticas públicas —inclu- 1987). Sin embargo, más allá de las innovacio-
yendo el área social y educativa— y necesidad nes propiamente tecnológicas que introdujo
de absorber los avances técnicos de las empre- esa modernización, ella no impidió una serie
sas de punta mundiales, abriendo los mercados de graves crisis financieras anteriores y poste-
a su producción bajo reglas de libertad absolu- riores a la transición democrática. En los últi-
ta de competencia. mos meses, dicha crisis se ha agudizado aún
En el caso uruguayo, dichas propuestas más y provocó la quiebra de los dos últimos
teóricas y sus efectos sobre las políticas pú- bancos nacionales que restaban.
blicas significaron una ruptura radical con el Lo realmente significativo del período de-
comportamiento del Estado, en todo el siglo mocrático es que el gobierno —incluyendo
XX que, como se sabe, siempre cumplió un sus voceros políticos e ideológico-culturales—
papel decisivo en la creación de condiciones transformó al tema de la modernización en uno
políticas para la acumulación local de capi- de los ejes de su discurso político, junto con el
tal, en el área productiva y en las políticas tema de la reconstrucción democrática. Tanto
sociales de redistribución. el presidente, como los ministros y principales
Existe un importante consenso, a partir de voceros del Partido Colorado, han transmitido
la evidencia empírica, para afirmar que, des- el mensaje de que el único futuro del país y de
de 1973 hasta 1984 —último año de gobierno su democracia reconquistada pasa por abrazar
Parte III. La transición democrática 351

el camino de la modernización política, técni- a) modernización política en el sentido de supe-


co-científica, cultural e ideológica, siguiendo el rar viejos antagonismos entre clases y grupos
modelo de los países centrales y su transforma- corporativos, los que deberían orientarse a
ción, que es puesta como el modelo necesario. la concertación y la cooperación, a riesgo de
Dicho camino se presenta, al mismo tiempo, volver a caer en los conflictos que propiciaron
como un retomar de la tradición de principio de el golpe de Estado. Es decir, modernización
siglo —aunque sobre nuevas bases— y como como armonía sociopolítica, como despoliti-
una ruptura con el estilo y las políticas de las zación de los antagonismos. Todo otro planteo
últimas décadas (Barrán y Nahum, 1980-1987). es considerado vetusto, anticuado, etcétera;
No parece exagerado sostener que actual- b) modernización estatal en el plano de la
mente el discurso de la modernización es el transformación de la gestión y promoción
discurso central sobre el Estado y desde el Es- de personal y, simultáneamente, en la priva-
tado, y que está dirigido no solo a los aspectos tización máxima del espacio productivo y de
técnicos y de gestión que este implica, sino que servicios cumplidos, en la actualidad, por el
se constituye en uno de los ejes de legitima- gobierno central y los municipios. Esto in-
ción de sus políticas, en ámbitos muy diversos cluye introducir las leyes del mercado en la
y heterogéneos. En ese sentido, ese tema ha contabilidad y políticas de desarrollo de las
ido desplazando los principios clásicos de tipo actividades públicas;
jurídico-político del discurso legitimador del
c) modernización como apertura al mundo exte-
bloque dominante uruguayo, en este siglo.
rior en el campo de los modelos culturales y de
Lo particular de este discurso moderni-
la economía (finanzas/producción y servicios).
zador, en el caso uruguayo, es que abarca el
ámbito técnico y de gestión estatal, e incluye
un principio dicotómico en los ámbitos del En este plano, debe tenerse presente que en
estilo político y las relaciones entre actores el caso uruguayo, al día de hoy, muy pocos sec-
sociales. En una descripción muy resumida, tores económicos controlados nacionalmente
podemos señalar, como sus principales com- puedan considerarse competitivos con las em-
ponentes, los siguientes: presas extranjeras, tanto regionales como del
área central.
352 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Más concretamente, el gobierno en estos Descripción de las respuestas


dos años tradujo sus propuestas modernizado- de los actores y demandas
ras, por un lado, a través de una amplia prédica de políticas alternativas
político-ideológica que tiende a hacer coincidir
sus propuestas de progreso con la imagen mis- Concertación y acuerdos nacionales
ma del partido de gobierno, y a este, con la es- Luego de la polarización social y política
tabilidad democrática. Por el otro, presentando de los años previos al golpe de Estado y tras
varias leyes e iniciativas políticas y administra- once años de dictadura militar, las iniciativas
tivas dirigidas a privatizar ciertos sectores del concertantes y la búsqueda de los llamados
Estado (líneas aéreas, sectores de telecomuni- acuerdos nacionales se transformó en uno
caciones, producción de azúcar, etcétera);19 ini- de los nudos políticos para todos los actores
ciativas para crear zonas francas con totales implicados, y no solo para el gobierno. Todos
exoneraciones fiscales y la no vigencia de los los partidos de oposición —y el movimiento
servicios monopólicos del Estado (agua, ener- sindical— aceptaron, durante casi un año y
gía, seguros, etc.), así como la más total liber- medio, trasladar sus demandas a una escena
tad de entrada o salida de valores, monedas o negociadora global cargada de esperanzas y
metales preciosos. promesas. Tanto los analistas como la oposi-
En otro plano, se han iniciado, por primera ción consideran que se actuó con ese espíritu
vez, cursos para altos ejecutivos del Estado y hasta el límite de las posibilidades compa-
se proyecta crear una Escuela de Administra- tibles con el mantenimiento de la identidad
dores Públicos. Se elaboran, también, planes mínima de los actores no estatales.
globales de redistribución de funcionarios Los primeros que tomaron distancia con ese
públicos por parte de la oficina de Servicio espacio fueron los sindicatos. Acusaron al go-
Civil, dependiente directamente del presi- bierno de no cumplir con sus promesas y de
dente de la República. mantener su política económica —-y en parte
laboral— como algo inmodificable en sus lí-
neas maestras (el tema de la reactivación inter-
19 Para un análisis reciente de los fundamentos de es-
tas propuestas y sus limitaciones en el caso uruguayo na, el ritmo de la recuperación salarial, la polí-
puede verse Buxedas, 1987. tica hacia la deuda externa y el gasto público,
Parte III. La transición democrática 353

entre otras). Se abrieron polémicas públicas y el Partido Nacional decidió distanciarse del
el alejamiento fue teorizado con la expresión discurso acuerdista en lo global, prefiriendo
de que para ellos la “concertación era una tác- combinar un tono político más opositor (que
tica y no una estrategia”. En parte, por los ma- incluyó negarse a nombrar oficialmente minis-
gros resultados obtenidos y presionado por los tros propios) con acuerdos puntuales en los
debates internos, el movimiento sindical acusó temas económicos de fondo (refinanciación
al gobierno de violar abiertamente los acuer- interna, compra de bancos quebrados, zonas
dos de la CONAPRO, por lo que pasó a desple- franca, apoyo a grupos exportadores, apertura
gar una política más directamente opositora. financiera total, pago de la deuda externa). Con
En cuanto a los partidos políticos, debe dife- el paso del tiempo, el Partido Nacional prefirió
renciarse la lógica de acción del Partido Nacio- ir desplazando el tema de los acuerdos posibles
nal y del Frente Amplio. El primero es uno de al terreno de la estructura del sistema político y
los partidos tradicionales de gobierno, frustrado —como luego veremos— pasó a tomar algunas
por la clara derrota en las elecciones de 1984, y iniciativas de reforma constitucional orienta-
definió su estrategia básicamente en función de das a que los acuerdos políticos fueran refren-
las expectativas de ser gobierno en 1989. Es de- dados por gabinetes de mayoría parlamentaria
cir, contribuir a estabilizar el régimen para que explícita y ligados a un programa de gobierno
haya elecciones —lo llamó “contribuir a la go- (Cuadernos de Marcha, 1987).
bernabilidad”— y al mismo tiempo no aparecer El Frente Amplio estaba presionado por una
como totalmente subordinado a las iniciativas lógica distinta. Como conglomerado de izquier-
del Ejecutivo. De todos modos, al carecer hasta da muy perseguido durante la dictadura, aún
el momento de una política económica y social buscaba la legitimación en el sistema, y trató de
sustantivamente distinta a proponer, vio acota- utilizar su actitud negociadora como un instru-
dos sus espacios de discrepancias en ese plano. mento de penetración en nuevos sectores socia-
Esa situación ambigua en el espectro polí- les también en vistas a las elecciones de 1989.
tico lo hizo fluctuar en su táctica negociado- Sin embargo, el carácter de sus bases sociales y
ra. Sin embargo, al no coincidir las aperturas de su programa le dejaba un margen de negocia-
políticas del gobierno con una actitud similar ción mucho más estrecho y desde el principio
en lo sustantivo de las políticas negociadoras, descartó la invitación a integrarse al gabinete.
354 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Siguió concurriendo a las convocatorias, Concentración de poderes


pero, presionado por el desgaste que le produ- en el Ejecutivo
cía la rigidez del Ejecutivo, terminó tomando En medio de un clima ampliamente concer-
una distancia mucho más neta con su política. tante, como fue el de la transición democrática
Tanto en cuanto al fondo, como en el tono de uruguaya, el gobierno desde el inicio trató de
su discurso, el que poco a poco fue retomando hacer el mínimo de concesiones a la mayoría
un tono claramente opositor. opositora neta existente en las Cámaras. La pri-
Como luego veremos, la negativa del Ejecu- mera ley aprobada en marzo de 1985 fue la Am-
tivo a incluir el tema de las violaciones a los nistía para los centenares de presos políticos
derechos humanos en la agenda en discusión aún en prisión.
aceleró esta toma de distancia del Frente Am- En ese momento existía un fuerte consen-
plio, la que culminó en el último trimestre de so nacional para que esa Amnistía fuera total
1986 al votarse la ley que daba amnistía de he- e irrestricta, dado el número de años que los
cho para los militares. El distanciamiento se presos habían pasado en reclusión, la brutali-
expresó además en duras controversias sobre dad del régimen carcelario y la irregularidad
la política económica y social, incluidas algu- de los procedimientos de la justicia militar que
nas interpelaciones parlamentarias. los había condenado. Sin embargo, el gobier-
El gobierno se vio así llevado a asumir todos no amenazó con vetar toda la ley si la Amnistía
los réditos y los costos de sus propias iniciati- era general.20 Ante el dramatismo del momen-
vas y eso lo obligó, como vimos, a extremar el to, y para no prolongar las prisiones, el Partido
uso de los mecanismos legales y políticos para Nacional y el Frente Amplio aceptaron restrin-
imponer su voluntad al Parlamento, a pesar de gir parcialmente el alcance de la ley. Pero, de
no tener allí mayoría. En el transcurso del año manera simultánea, criticaron frontalmente la
1986 y parte de 1987, aumentó la sensación, conducta del gobierno, pues advirtieron en ese
por parte de los actores, de un cierto bloqueo
político-institucional, llegándose incluso a es-
pecular con la disolución de las cámaras y el 20 Como ya vimos, según la Constitución el Presidente
puede vetar total o parcialmente las leyes votadas por
llamado a nuevas elecciones.
el Parlamento y se necesitan tres quintos de votos para
levantar el veto.
Parte III. La transición democrática 355

hecho —a pocos días del retorno de la demo- artículos presupuestales elevados por esas au-
cracia— un uso abusivo del principio constitu- toridades y refrendados por el Parlamento.
cional y un mal precedente para las relaciones Esta tendencia a concentrar la forma de deci-
entre poderes. siones significativas en la esfera del Ejecutivo y
En los dos años de gobierno constitucional, la alta administración directamente dependien-
la oposición política —así como la central sin- te ya vimos que fue impulsada utilizando una
dical PIT-CNT— reaccionó muy duramente en serie de mecanismos alternativos. Un tema que
varias ocasiones, cuando por diversos meca- provocó sucesivos enfrentamientos con la opo-
nismos el Poder Ejecutivo impuso su punto de sición fue la modificación de precios a la gasoli-
vista en situación minoritaria. Unas veces, lo na sin consultar al Parlamento, en particular el
hizo por la vía administrativa, pero si el tema hecho de retener directamente para Rentas Ge-
era de obligado trámite parlamentario recurrió nerales las ganancias adicionales así obtenidas
a la amenaza de veto con fines disuasorios, o al por el organismo público respectivo (ANCAP).
propio veto. La oposición acusó al gobierno de aplicar un
Más allá del Parlamento, esta conducta del impuesto camuflado sin el derecho a hacerlo y
Ejecutivo produjo fuertes conflictos con varios provocó una interpelación parlamentaria.
organismos públicos y privados. En el ámbito Pero, quizás, lo que más motivó la reacción
judicial, ello motivó declaraciones públicas de opositora en este tema fue el hecho de que, al
la Corte de Justicia, que defendió su autono- igual que en muchos casos, quedó de manifiesto
mía administrativa y su idoneidad jurisdiccio- en esta ocasión que el Ejecutivo estaba impo-
nal. Reacciones similares tuvieron el Tribunal niendo de hecho esta resolución al Directorio
de Cuentas y la Corte Electoral, amenazando de ANCAP, violando así la autonomía que le re-
los jerarcas de estos últimos con presentar re- conoce la Constitución a este tipo de empresa
nuncia a sus cargos. En estos casos, el enfren- pública. En efecto, imposición de facto de re-
tamiento y la protesta estuvo fundado en que soluciones sobre temas diversos se dieron por
tanto estos organismos, como la mayoría parla- lo menos respecto a los directorios autónomos
mentaria y varios juristas eminentes, conside- de las empresas estatales de energía, telecomu-
raban que el ejecutivo estaba violando la Cons- nicaciones, ferrocarriles, aguas corrientes y el
titución al ejercer el derecho de veto sobre los Banco de la República (Couriel, 1987).
356 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

En todos estos casos, la Oficina de Planea- los fondos, sino de querer destruir por esa vía
miento y Presupuesto —dependiente del presi- un movimiento social que escapa a su control
dente— fue puesta en el banquillo de los acu- (Nahúm, 1984).
sados como el verdadero centro de decisiones El gobierno se ha mantenido incólume y
y, sobre todo, porque, dado su estatuto legal, mantiene su política —en parte ilegal— me-
es incontrolable por el Parlamento y no puede diante las órdenes que imparte al Directorio del
ser sancionada políticamente. Su director fue Banco Hipotecario, de propiedad estatal, quien
catalogado en esos duros debates como un “su- es el ejecutor en esta materia.
perministro [...] impune”. Este estilo político expansivo de sus atribu-
En la última rendición de cuentas anual ciones impulsado por el Ejecutivo —luego de
de carácter presupuestario, el Ejecutivo fue la dictadura y en pleno clima de transición—,
acusado de presionar a diversos entes autó- no solo produjo confrontaciones políticas con
nomos para que no presentaran su propio pre- la oposición partidaria y crítica de muchos mo-
supuesto por programa, de manera de impedir vimientos sociales. También generó un amplio
al Parlamento el que pudiera usar el recurso debate sobre la propia estructura del sistema
constitucional de apoyar ese proyecto y no el político y diversas iniciativas de la oposición
del Ejecutivo. tendientes a su eventual modificación median-
Otra área donde se produjeron significativos te una reforma constitucional. El debate y las
enfrentamientos fue en materia de construc- propuestas se centraron por lo menos en dos
ciones de vivienda por el régimen de “coope- áreas principales.
rativas de ayuda mutua”. Importa señalar este Primero en las atribuciones respectivas del
caso pues se trata de un sector que moviliza Ejecutivo y del Parlamento, según las define la
muchos miles de trabajadores organizados y Constitución y según se aplican actualmente.
fuertemente movilizados desde hace muchos Segundo sobre cómo en ese marco, la actual
años (FUCVAM). Y porque además es una te- estructura de partidos —que es percibida por
mática que está regulada por la ley, la que, sin los actores y analistas como relativamente
embargo, no es cumplida por el Ejecutivo. estable a mediano plazo— tiende a hacer aún
Los cooperativistas y la oposición acusan al más difícil la resolución de los conflictos entre
Gobierno no solo de violar la ley retaceando poderes que se manifestaron.
Parte III. La transición democrática 357

En cuanto a la relación formal entre poderes, Estas propuestas han involucrado a sectores
se esbozaron propuestas de reforma que buscan importantes tanto del Partido Nacional como
limitar al Poder Ejecutivo en varios puntos. Entre del Frente Amplio. Sin embargo, la lógica y las
otros varios, jerarquizamos los siguientes: motivaciones de ambos son diferenciabas, al
menos parcialmente. El Partido Nacional —o
a) restringir sus iniciativas exclusivas y bajar los al menos sus sectores mayoritarios— ya vimos
porcentajes para el levantamiento de los vetos; que, si bien no tiene al día de hoy propuestas
b) explicitar la necesidad de un apoyo parla- socioeconómicas netamente alternativas a las
mentario explícito del gabinete y facilitar del gobierno en los temas más sustantivos, as-
los mecanismos de censura a los ministros, pira a ser gobierno en 1989, y para ello necesita
en particular en cuanto a hacer posible el refuerzo de eventuales votos frenteamplistas
su caída. para el candidato presidencial. De ahí su pro-
puesta de balotaje o fórmulas alternativas que
tuvieran el mismo efecto, incluso si en rigor
Respecto del sistema de partidos y su efecto
ello pudiera debilitar la demanda de más parla-
sobre los poderes, giró en torno de una nece-
mentarismo. Además, para el Partido Nacional,
saria reforma del sistema electoral que facilite
es redituable toda reforma que tienda a frenar
la constitución de gobiernos mayoritarios de
el eventual crecimiento del Frente Amplio.
coalición —con garantías reales para los gru-
En cuanto a este —que difícilmente puede
pos participantes—. Por otro lado, se señaló la
aspirar a ser gobierno en 1989—,, pretende li-
importancia de incorporar reformas que coad-
mitar al máximo el poder de un Ejecutivo que,
yuven al presidente a obtener la mayoría abso-
a corto plazo, no estará en sus manos y, al mis-
luta de votos, en especial mediante el sistema
mo tiempo, abrir la puerta de eventuales coa-
del balotaje o reformas en el sistema de hojas
liciones que le permitieran negociar parte de
de votación para el cargo de presidente.21
su programa y, quizás, participar en el gabinete
haciendo valer sus votos como fiel de la balan-
za entre los tres tercios desiguales.
21 En particular, permitiendo cruzar las hojas de vo-
Ambos partidos están lejos aún de tener una
tación entre distintos lemas o agrupamientos políticos
hoy reconocidos por la ley electoral. posición definitiva sobre estos temas y el he-
358 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

cho de que sus bases electorales tienen una del gobierno no solo es ineficaz, sino que ade-
zona secante crea dificultades adicionales más es peligrosa para consolidar la democra-
para una convergencia efectiva entre ellos en cia, puesto que deja en la impunidad total a
este terreno. oficiales que mantienen sus ideas antidemo-
cráticas, y que además mantienen sus cargos
Los actores frente al tema y responsabilidades a todos los niveles. Y, por
de las Fuerzas Armadas lo tanto, porque impide desmantelar efectiva-
En el contexto de la transición uruguaya, mente los aparatos de represión política desa-
era imposible encarar el tema de la democra- rrollados en el seno de las Fuerzas Armadas y
tización —y las políticas que la afectan— sin la policía.
analizar el papel de las Fuerzas Armadas. En Dichas fuerzas consideran que, en cierto
la medida que en el plano del discurso y de las modo, hay una ruptura del pacto político que
prácticas, el gobierno modificó poco a poco hizo posible la transición, salvo que en secreto
sus planteos, ello motivó a su vez un desplie- la cúpula del Partido Colorado hubiera hecho
gue paulatino, y por etapas, de las reacciones ese acuerdo con los militares, en las negocia-
opositoras a su política. Esta política, en lo sus- ciones de 1984; asunto que este siempre negó.
tancial, estuvo orientada a dar por resuelto el Por otra parte, el malestar de la oposición
problema militar, con el acuerdo que llevó a las se vio agravado por el hecho de que oficiales
elecciones; y, además, consideró negativo, des- superiores del Ejército, con mando de tropa o
estabilizador y políticamente inadecuado, in- altas responsabilidades, realizaron en reitera-
tentar cualquier intervención directa del poder das ocasiones en actos oficiales, declaraciones
político en el interior de las Fuerzas Armadas, públicas que indudablemente suponen inter-
así como un tratamiento judicial de los actos venciones políticas (Perelli, 1987).
ilegales cometidos por militares y policías du- Además, trascendieron a la opinión pública
rante el período dictatorial. órdenes y documentos secretos emanados del
Con matices en sus planteos, los movimien- ámbito de inteligencia castrense, que clara-
tos sociales y la oposición política —salvo la mente indican la permanencia de orientaciones
mayoría del Partido Nacional, desde el último ligadas a la doctrina de la seguridad nacional y
trimestre de 1986— consideran que esa política la guerra interna.
Parte III. La transición democrática 359

Los enfrentamientos sobre la política a amplios sectores de opinión y en los partidos y


adoptar respecto a las Fuerzas Armadas se die- demás movimientos sociales, sobre todo en los
ron en reiteradas ocasiones, tanto con las fuer- sindicatos y en los gremios estudiantiles.
zas políticas de oposición como con los movi- Poco a poco la capacidad de movilización
mientos sociales que han jugado un papel sig- de masas sobre el tema se fue desplazando a
nificativo sobre el tema. Estos enfrentamientos otros ámbitos, pero el Movimiento de Familia-
se fueron agravando a partir del trámite de la res mantiene su peso moral, insustituible para
ley de “caducidad de la pretensión punitiva del todos los actores. Esto explica que luego de la
Estado”, forma que asumió la amnistía general ley de Caducidad fueran ellos los primeros en
para los militares y policías, como condición convocar a un Referéndum para anular la ley,
que hiciera posible el voto de la mayoría del y que tres de sus dirigentes presidan la Comi-
Partido Nacional. Presentamos sintéticamente sión Nacional pro Referéndum para anular la
el desglose de lo actuado por cada uno de los ley, encargada de recoger las firmas necesarias
actores principales respecto del tema. para hacer posible la consulta popular.
Movimientos por los derechos humanos. Previamente organizaron actos, mítines, de-
Aunque varios movimientos sociales de base claraciones y huelgas de hambre, que obtuvie-
corporativa o profesional integraban e integran ron un importante eco social y político.
comisiones de derechos humanos que organi- Por su propio carácter suprasectorial, los
zan el trabajo por “Verdad y Justicia”, en el Familiares han sido punta de lanza en la po-
ámbito específico se destaca el Movimiento de lémica contra la tesis gubernamental de que
Familiares, en especial de los desaparecidos. insistir con este tema es “tener los ojos en
Existe, a su vez, un nucleamiento de juristas la nuca”.22
que se ocupa directamente del tema (IELSUR). Otros movimientos sociales. En el caso uru-
Ambos se han mantenido muy activos hasta guayo, el movimiento cooperativo de viviendas
el día de hoy, y a su alrededor se movilizaron, (FUCVAM), los movimientos y grupos femi-
por un tiempo, numerosos activistas sociales. nistas, el movimiento estudiantil (ASCEEP-
Durante un largo período, ellos lograron movi-
lizar per se a importantes sectores de opinión,
22 Expresión usada por el presidente de la República y
y obtuvieron una fuerte legitimidad moral en luego retomada por voceros del Partido Colorado.
360 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

FEUU), y el movimiento sindical unificado las leyes orgánicas de las fuerzas y justicia ci-
(PIT-CNT), han jugado un papel activo en la vil para quienes hubieran cometido delitos du-
polémica y la movilización, desde antes del re- rante la dictadura. Poco a poco, la cúpula del
pliegue militar. Hasta hoy mantuvieron el tema Partido Nacional fue cambiando de posición,
del militarismo como una de sus consignas im- pero con prudencia, pues la sensibilidad de sus
portantes, pero en el último año, sin duda, el bases y la presión por la izquierda del Frente
PIT-CNT mantuvo mayor dinamismo y capaci- Amplio le acotaba el espacio de maniobra.
dad de movilización sobre el tema, al menos en Durante meses el partido apoyó a las comi-
cuanto a eco de masas y peso propio. Con alti- siones investigadoras parlamentarias y a los mo-
bajos, han aportado su aparato organizativo y vimientos por los derechos humanos. Cuando el
su influencia social a la realización de mítines, gobierno propuso directamente la Amnistía, se
actos y, más adelante, desempeñaron un papel opuso a ella y presentó un proyecto propio que
destacado en la engorrosa tarea de recolección incluía juicios, pero delimitaba el alcance de las
de firmas. responsabilidades por grado y por temas. Sin
En 1985 y 1986, organizaron jomadas nacio- embargo, ya en ese momento parecía que su cú-
nales por Verdad y Justicia e incluyeron siem- pula había resuelto un cambio de estrategia, que
pre en su plataforma central el tema militar, finalmente llevó a que la mayoría de sus legisla-
sobre todo el de los juicios civiles a los respon- dores votara la ley de Caducidad, pagando por
sables de violar los derechos humanos. En los ello un serio precio político.23
actos de masas sobre el tema, su participación El argumento central desplegado fue que,
activa ha contribuido a garantizar la presencia según los datos proporcionados por el presi-
de decenas de miles de trabajadores organiza- dente, de aplicarse la ley se corría un alto ries-
dos. Eso ha provocado reiterados ataques del go de desacato y, en consecuencia, de poner en
gobierno que los acusa de politizar sus plata- grave crisis al poder constitucional. En ese mo-
formas y desviarse de sus fines específicos. mento descartaron la táctica de promover la
El Partido Nacional. Durante la transición y
hasta fines de 1985, el Partido Nacional adoptó
23 Divisiones internas, baja de popularidad de algunos
una posición clara y radical sobre el tema de
líderes, mayor distanciamiento con el Frente Amplio,
las Fuerzas Armadas. Reclamó la reforma de etcétera.
Parte III. La transición democrática 361

movilización popular concertada con otras Cuando el gobierno cambió de posición, se


fuerzas opositoras, a diferencia de lo que fue su opuso a la amnistía, pero negoció hasta último
táctica en el período de transición, y los meses momento con el Partido Nacional una salida re-
subsiguientes. De manera explícita, indicaron alista, que al mismo tiempo asegurara la acción
que votaban la ley a contra gusto, pero obliga- independiente de la justicia civil.
dos por la “relación de fuerzas objetivas”; es de- Finalmente, votó en contra de la ley de cadu-
cir, por el veto de las Fuerzas Armadas y el veto cidad junto con el sector minoritario del Parti-
que el gobierno ya había anunciado si se votaba do Nacional, y a la vez desarrolló una prédica
cualquier ley que restringiera la amnistía total. mucho más crítica y dura hacia el gobierno, las
También manejaron el argumento de que no de- Fuerzas Armadas y los peligros para la demo-
seaban ganarse un veto permanente de los mi- cracia de lo que llamó “ley de impunidad” para
litares a su aspiración de acceder al gobierno, los crímenes cometidos. De forma paralela, se
como le había sucedido anteriormente al APRA negó a votar en el Parlamento las venias de as-
en el Perú (Cuadernos de Marcha, Año I, Nº 14 censo para oficiales acusados de haber partici-
1986; Búsqueda, 20 y 27/XL de 1986). pado directamente en la represión.
El Frente Amplio. Desde la etapa de la Convocó también a sus bases a varios actos
transición, el Frente Amplio había adoptado de masas, y asumió un papel decisivo en la re-
la táctica de exigir una reforma de las leyes colección de firmas para el Referéndum. A este
orgánicas militares, de eliminar la autono- lo definió como el tema estratégico y uno de los
mía de la justicia militar, y exigir que la jus- grandes divisores de aguas del escenario polí-
ticia civil hiciera su trabajo con objetividad tico nacional. Esto le valió duros ataques del
e independencia. Partido Colorado y de la mayoría del Partido
Durante un largo período —seguramente Nacional, además de un supuesto creciente re-
con la convicción de que el Ejecutivo cumpliría celo de parte de las Fuerzas Armadas.
sus promesas— no hizo de este tema un eje po- Referéndum. Como surge de lo anterior, el
lítico polarizado. Eso produjo varias tensiones conjunto de debates y enfrentamientos referi-
en el seno de la coalición, en la medida que al- dos a la política hacia las Fuerzas Armadas se
gunas fuerzas tenían planteos más radicales al condensó, a partir de enero de 1987, en la con-
respecto, particularmente en el aspecto táctico. vocatoria a un Referéndum para derogar la ley
362 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de Caducidad. El mecanismo está previsto en A pesar de la intensa prédica en contra del


la Constitución, aunque nunca había sido uti- gobierno, su partido, una parte del Partido Na-
lizado. Para hacerlo efectivo, es necesario que cional y la mayoría de los medios de prensa es-
se recojan firmas del veinticinco por ciento de crita, la Comisión Pro Referéndum logró reunir
los habilitados para votar, lo que representa un un número de firmas tal, que es muy posible
porcentaje altísimo en el derecho comparado. que el Plebiscito se realice en 1988.
Al comienzo, el gobierno reaccionó en forma
muy dura y agresiva, pero luego reconoció la El espacio de la modernización
legitimidad democrática del procedimiento, y La idea de que el conjunto de la sociedad y el
pasó a alertar sobre las gravísimas consecuen- Estado afrontan el desafío de superar el estan-
cias de una eventual anulación de la ley. En camiento y la desestructuración del Uruguay
efecto, una vez efectuada la recolección, y dada de las vacas gordas, es patrimonio de una parte
la polarización de posiciones que la precedió, sustancial de las élites políticas y sociales del
una revisión de lo actuado no solo desautori- país. Lo que es mucho menos consensual es la
zaría a los parlamentarios que la votaron, sino manera o los métodos en que dicha superación
que abriría una seria confrontación política. puede ser encarada en esta etapa histórica. Es
Es indudable que este enfrentamiento ad- en el espacio de ese debate que se inscribe la
quiere una importancia decisiva para todo el iniciativa modernizadora del gobierno y de los
juego político, pues en caso de triunfar reabri- intelectuales que le son afines.
ría un tema de difícil solución y porque en la En una primera etapa, dicho enfoque no fue
marcha, el tema del Referéndum ha agrupado acompañado por los sectores sociales y políti-
fuerzas no solo del Frente Amplio, sino de sec- cos de la oposición. Solo pequeños núcleos de
tores importantes del Partido Nacional (los que grandes empresarios adhirieron al mismo. Por
votaron contra la ley), así como significativas su lado, un grupo de intelectuales y científicos
personalidades jurídicas e intelectuales, que independientes aceptaron tratar el tema en ese
incluso votaron al Partido Colorado. La Comi- terreno desde el comienzo, aunque con un en-
sión Nacional pro Referéndum logró convocar foque solo aparentemente similar.
un espectro amplio y significativo y ha creado Para entender este fenómeno, debe señalarse
contradicciones en todos los sectores políticos. que la mayoría de la oposición social y política
Parte III. La transición democrática 363

—sobre todo los sectores de izquierda— co- profunda de los derechos de organización y
menzó atacando al discurso modernizador negociación tradicionales en el ámbito social.
por encubrir intereses sectoriales más que na- En concreto, lo acusaron de querer debilitar
cionales o societales. En primer lugar, señaló a los sindicatos y prohibirles toda vinculación
las conexiones —ignoradas por el gobierno— entre sus reclamos materiales y los problemas
entre la modernización técnica, científica y políticos globales, incluyendo el ámbito de la
de gestión, y los intereses de ciertos grupos política económica.
altamente concentrados y extranjerizados Por su parte, determinados sectores científi-
de empresarios. cos y académicos reprocharon al gobierno no
En segundo lugar, subrayó que, desde un pun- impulsar una política efectiva de apoyo a la in-
to de vista nacional y democratizador, en un país vestigación y la aplicación tecnológica realiza-
pequeño y dependiente como el Uruguay, ese da por los centros científicos nacionales, sobre
progreso o modernización debía tener como eje todo de aquellos sectores donde la masa crítica
la intervención reguladora y promocional del existente permitiría esperar resultados efecti-
propio Estado; dimensión que el gobierno se ne- vos en un plazo razonable. La crítica iba dirigi-
gaba explícitamente a incluir en su planteo. da tanto a la política de asignación de recursos,
En tercer lugar, la oposición —sobre todo como al diseño institucional donde enmarcar
de izquierda— criticó el hecho de que más allá las áreas potencialmente dinámicas.
de ciertos planteos políticos más abarcativos, No sería adecuado pensar que este primer
las propuestas concretas de modernización clivaje es homogéneo y el único que se presen-
impulsadas por el gobierno y ciertos sectores ta. Con el correr del tiempo, se fue haciendo
empresariales, pasaban casi todas por una me- visible que, en el propio seno del partido de go-
todología privatizadora, y por la creación de bierno, y entre los empresarios, el tema de la
instrumentos jurídicos tendientes a la apertura modernización enfrentaba serias dificultades
del mercado nacional a los sectores financieros para ser aceptado —al menos en esos térmi-
y productivos trasnacionales. nos— o era comprendido de otra manera.
Y finalmente —sobre todo, los sindicalis- Es más, algunos estudios recientes (Vizcar-
tas— acusaron al gobierno de impulsar, bajo di, 1987) muestran que probablemente uno de
el manto de la modernización, una revisión los primeros objetivos de la intensa campaña
364 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

por la modernización de ciertos líderes colora- En el plano más político e ideológico, se fue
dos, es vencer las serias resistencias entre sus desarrollando una crítica al procedimiento de
propios correligionarios. igualar modernización con extranjerización
Por otra parte, es evidente que una parte y privatización, así como modernización con
sustancial del discurso en términos de moder- despolitización de lo social y centralización
nización —sobre todo en su referencia a los tecnoburocrática de las decisiones del Estado.
estilos políticos— encubre un debate sobre Hasta el momento, puede ser que este plano
conflictos de intereses clasistas y de modelos de crítica al contenido político ideológico del
societales que, en rigor, escapan parcialmente discurso modernizador ha sido el más desple-
a esa problemática. gado para enfrentar las iniciativas del gobier-
Quizás la jerarquización de esa dimensión no. Pero la lógica de ese discurso opositor
del tema explica que, poco a poco, los oposi- opera más a la ofensiva contra el gobierno que
tores fueron aceptando el terreno del debate, incluyendo un análisis de los aspectos a moder-
pero al mismo tiempo tendiendo a desplazar nizar, tanto en el Estado como en el discurso y
su significado sustantivo. En especial, sectores las prácticas políticas de la oposición.
de izquierda comenzaron a proponer —aún en Cabe, sin embargo, señalar que hay otras
forma imprecisa— una modernización sobre inflexiones dentro de las respuestas de la opo-
bases culturales y políticas diferentes. sición política de izquierda al desafío moderni-
Dicho de otra forma, se fue esbozando un zador del gobierno. Nos referimos a un signi-
discurso que acusa al gobierno de impulsar ficativo sector del Frente Amplio que, dentro
una modernización que significaría, a mediano de un discurso socialista, ubicó como eje de
y largo plazo, que el país perdiera toda posibili- su propuesta de acumulación la idea de iz-
dad de producir ciencia y tecnología propia en quierda moderna y superadora de los viejos
áreas específicas, para las cuales tiene algunas esquemas, en general adjudicados a los parti-
ventajas comparativas (Sutz, 1987 a y b; Taller dos marxistas de la coalición. Pensamos que es
Nacional de Biotecnología, 1987). Una moder- posible sostener que, más allá de los aspectos
nización que apostaría casi exclusivamente a la de fondo que están implicados en ese debate,
importación de paquetes tecnológicos, de ges- su canalización en tomo del eje modernizar o
tión y de servicios. no la izquierda responde, en cierta medida, a la
Parte III. La transición democrática 365

penetración que el discurso gubernamental ha sada en esta etapa por el Partido Colorado: la
tenido en capas importantes de la población. orientación global de la economía nacional ha-
Una mención aparte merecen las reacciones cia un eje que transforme al Uruguay en un país
del Partido Nacional, dada su centralidad en el de servicios,24 y solo subsidiariamente exporta-
sistema político y su perfil relativamente bajo dor de productos primarios o industrializados.
en este tema. Se trata de un partido que aún
obtiene una parte importante de su cohesión Los escenarios posibles
interna por el recurso a símbolos y mensajes De acuerdo con el esquema de análisis elegi-
de tipo ideológico y emocional, fuertemente do, abordaremos en este capítulo el estudio de
ligados con un pasado histórico remoto. Eso los escenarios posibles en el ámbito de las di-
lo lleva a eludir una parte de este debate, pro- versas políticas escogidas como significativas.
bablemente porque ello obligaría a revisar con Sin perjuicio de lo anterior, parece perti-
mayor profundidad su estilo de hacer política. nente comenzar con un estudio globalizador
Sin embargo, dada su heterogeneidad interna, de los futuros escenarios, y en tomo de aque-
en estos dos años se fue produciendo una di- llos ejes que nos parecen fundamentales en el
ferenciación creciente en referencia con el proceso emprendido y las relaciones de fuer-
tema. Su ala más conservadora y por lo menos zas globales, determinadas por los distintos
un sector de su ala más moderna coincidieron actores considerados.
cada vez más con algunas de las dimensiones Existe una limitación para este análisis y ella
de la propuesta modernizadora del gobierno; debe ser explicitada. Dada la existencia de un
en particular, con el impulso sin limitaciones a informe específico sobre las políticas económi-
la política de privatización de empresas y ser- cas en curso o demandadas, y las relaciones de
vicios estatales, así como las reformas legales los actores sociales y políticos con las mismas
que permitan una mayor apertura a las empre- (Notaro y Cancela, 1987), en este trabajo he-
sas trasnacionales, tanto de servicios como mos minimizado al máximo la referencia ex-
productivas. Más globalmente, esos sectores plícita a esa dimensión. Naturalmente ello no
del Partido Nacional —aún sin verbalizarlo de
esa manera— parecen coincidir con uno de los
24 Servicios financieros, portuarios, carreteros, zonas
objetivos centrales de la modernización, impul- francas, etcétera.
366 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

significa que no hayan sido tenidas en cuenta, el sistema político, sino que reestructura la
pero supone que una evaluación global de los sociedad hacia formas de mayor pobreza de
escenarios potenciales debería integrar más masas y mucho menos igualitarismo social,
explícitamente los análisis de la dimensión que aquel que se había adquirido en un pro-
propiamente socioeconómica. Dicha tarea ceso de largos años.
será encarada en una segunda etapa del traba-
jo en el marco del proyecto global coordinado A diferencia de otros procesos de transi-
por CLACSO. ción democrática, en el Uruguay, al produ-
Dentro del marco general de la crisis regional cirse el retiro de los militares del gobierno
en sus diversas dimensiones, pensamos que, en se asistió a un alto grado de restauración del
el caso uruguayo, predominaron tres aspectos: sistema político, y tratándose de una sociedad
con poquísima renovación poblacional, era
1. el larguísimo estancamiento económi- casi inevitable que las expectativas desde la
co previo al golpe de 1973, ligado con los sociedad estuvieran fuertemente marcadas no
obstáculos específicos que la estructura solo por el deseo de recuperar las libertades
sociopolítica significó en cuanto a una re- políticas, sino también de recomponer los gra-
estructura del modelo económico y su ade- dos de participación popular y de igualitaris-
cuación a las nuevas formas de integración mo en la distribución del excedente.
subordinada-asociada con el mercado capi- Eso significa que las expectativas hacia el
talista mundial; nuevo gobierno —en buena medida alimenta-
2. la radicalidad de la ruptura del sistema polí- das por su discurso explícito en la campaña
tico y la larga duración del régimen militar, electoral— estaban centradas en la demanda
en un país de prolongada tradición democrá- de un cambio neto y visible tanto en sus po-
tica, con el cúmulo de efectos traumáticos líticas económicas y sociales, como en aque-
que ello implicó para la conciencia política llas referidas a las relaciones entre el Estado y
de la población y de las élites políticas; la sociedad.
3. la particularidad de los efectos de un régi- Ello implica, en primer lugar, una deman-
men dictatorial que no solo desestructura da de modificación sustancial en la política
de articulación entre las formas financieras y
Parte III. La transición democrática 367

productivas del capital, así como en la asigna- para cada una de las políticas seleccionadas
ción de fondos públicos para el área social, en como más significativas.
un sentido amplio. Nada de esto se produjo,
sino todo lo contrario (Notaro y Cancela 1987). Concertación política y social
En segundo lugar, el papel altamente signi- Estos dos años vieron fracasar los espacios
ficativo jugado en la transición por los movi- relativamente amplios y semiinstitucionaliza-
mientos sociales (Filgueira 1985), así como el dos de concertación con los cuales se abrió el
gran desarrollo que en los años finales de la período democrático. También en este plano lo
dictadura tuvieron las formas asociativas de que predomina en todos los actores —aunque
base en ámbitos extremadamente diversifica- quizás por razones distintas y con intenciones
dos, generaron una elevada expectativa en que asimismo diferentes— es la sensación de frus-
el nuevo régimen no solo restauraría la Consti- tración y de que ese período es quizás irrepeti-
tución y el sistema político, sino que cumpliría ble a corto y mediano plazo.
sus promesas de fomentar las diversas formas Deben, sin duda, considerarse con cierta au-
de democratización de la sociedad que habían tonomía los aspectos sociales y políticos de ese
ido emergiendo. Como surge de los capítulos espacio concertante hoy descaecido.
anteriores y de la segunda parte de este traba- En el plano social, asistimos a una descon-
jo, el movimiento impulsado desde el Estado fianza y desencanto bastante radical de parte
tuvo, en lo fundamental, un sentido contrario. de los sindicatos y demás movimientos socia-
Lo mismo puede decirse en cuanto a las les de base corporativa. Por un lado, se hizo
fuertes expectativas en la concertación social explícito para ellos que no solo la intención,
y política, y en lo referente a la superación sino la política efectiva del gobierno, excluía a
efectiva del fenómeno militarista. Las políticas corto plazo toda atención consistente de los re-
impulsadas —en lo sustantivo— tuvieron una clamos de dichos sectores. En materia de sala-
dirección diferente de la esperada por la mayo- rios, política impositiva, gasto estatal en salud,
ría de la población. educación, vivienda, etc., el gobierno privilegió
Es, pues, en ese contexto específico de en forma rígida las exigencias de un modelo
frustración de expectativas que debe enmar- económico centrado en la lógica financiera —
carse el análisis de los escenarios posibles básicamente transnacional— y sus efectos en
368 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

materia de gasto público, déficit fiscal y promo- actores más poderosos del empresariado —el
ción del mercado interno. otro interlocutor presente de hecho en esta
Eso llevó a estos actores sociales a definir pugna— no solo apoyan la política del gobier-
un nuevo perfil más netamente opositor y a no, sino que en estos años han fortalecido sig-
negociar medidas tácticas, en función de even- nificativamente sus vínculos con el aparato
tuales acuerdos estratégicos que el interlocu- estatal (Buxedas, 1987; Couriel, 1987; Stolo-
tor gubernamental no parece dispuesto a poner vich y Rodríguez, 1987; Elízalde et al., 1986; de
efectivamente en la mesa de negociación. Sierra, 1986). Por un lado, el gobierno parece
Esta nueva actitud del movimiento social — apostar por un desgaste de los sindicalistas,
en particular del movimiento sindical— no ha tratando de crear la sensación de que en esta
tenido ningún efecto significativo sobre la es- etapa histórica no lograrán ninguna victoria
trategia del gobierno. Por el contrario, este ha significativa. Para ello trata de maximizar los
mantenido y profundizado el ritmo de aplica- efectos de su análisis de la inviabilidad de los
ción de su política económica global que, como reclamos, y el efecto profundo que sobre las
vimos, es en lo fundamental muy similar a la estructuras de afiliación y organizativas de
aplicada durante el período dictatorial. los sindicatos tuvo el largo período de repre-
Está pues planteado un escenario de cre- sión dictatorial.
ciente confrontación en este plano. Y se trata Pero, por otro lado, la central sindical ha
de una confrontación que, si bien en esta eta- ido recomponiendo sus cuadros y restauran-
pa no es previsible que adopte formas críticas do su legitimidad, al menos en los sectores
concentradas y globales, es altamente proba- formales del sistema económico y donde exis-
ble que signifique un largo proceso de desgaste te cobertura sindical global (González, 1986;
y confrontaciones parciales, pero con efectos Equipos Consultores, 1986). Si bien hasta el
acumulativos sobre el sistema político y la es- momento el movimiento sindical no ha obteni-
tructura de las expectativas de resolución de do victorias significativas, mantiene su activi-
las mismas en la opinión pública. dad sectorial y global y al menos logró detener
Esta hipótesis creemos que se funda en la el ritmo histórico del descenso de los niveles
fuerza respectiva de cada uno de los actores salariales promedio de la mayoría de los sec-
en pugna y, también, en el hecho de que los tores sindicalizados.
Parte III. La transición democrática 369

En el plano político, ya vimos que desde rrió un primer tramo de lo que parece ser una
mediados de 1986 las fuerzas de oposición to- nueva estrategia de acumulación. Ello se ha
maron distancia de los espacios formalizados traducido en varias propuestas de interpela-
orientados a cualquier tipo de acuerdo nacio- ción a ministros y un ataque más frontal, tanto
nal de tipo general. A partir de ese momento al gobierno como a los sectores mayoritarios
el gobierno decidió seguir avanzando, y llevar del Partido Nacional, a los que acusa ahora
la polarización, a menudo, al borde de la crisis explícitamente de coincidir en el fondo con
política global. La propia oposición en varias las políticas claves del Partido Colorado, más
oportunidades estuvo a punto de aceptar el allá de que en temas puntuales se oponga para
reto y provocar un tipo de censura ministerial luego negociar en posiciones de mayor fuerza.
que abriera el camino a la disolución de las Cá- Aparentemente, el Partido Colorado ha deci-
maras y el llamado a nuevas elecciones parla- dido aceptar ese planteo, y ha optado por im-
mentarias. Finalmente retrocedió, entre otras pulsar una política de duros ataques al Frente
razones, porque ello significa dejar al país sin Amplio, retomando en parte, y poco a poco, el
Parlamento durante cuatro meses y, especial- lenguaje y los temas que marcaron los debates
mente, porque según declaraciones públicas de contra la izquierda previos al golpe de Estado
los dirigentes, la elección eventual no ponía en de 1973.
juego el cargo de presidente. En resumen, parece haberse cerrado por un
Cabe, una vez más, distinguir la situación largo período la posibilidad de acuerdos tri-
del Partido Nacional y la del Frente Amplio. El partitos concertados y desarrollarse un juego
primero, si bien tomó distancia de la concer- donde cada vez más se perfila un bloque de dos
tación, ha aceptado recorrer un cierto camino contra el tercero, aunque permanecen áreas de
de negociación bilateral sobre diversos proyec- posibles alianzas de la oposición contra el go-
tos de ley. Con ello parece querer mantener un bierno, en temas puntuales que sean percibidos
cierto espacio de entente con el gobierno y, al como dando un rédito electoral en vistas a las
mismo tiempo, provocar el máximo aislamien- elecciones de 1989, en particular para el Parti-
to del Frente Amplio. do Nacional.
Por su parte, este fue siendo empujado a un
terreno de oposición más neta y dura, y reco-
370 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Concentración de poderes Al mismo tiempo, ello supondría que se


y sistema político acentuara la práctica de un Ejecutivo fuerte,
La continuidad y consistencia del movi- que tiende a imponer su voluntad a pesar de ser
miento concentrador de poderes que ha im- minoría en el Parlamento, con todos los efectos
pulsado el gobierno parece mostrar una políti- que ello genera para el estilo de hacer política
ca directamente vinculada con una estrategia y el acotamiento de los aspectos sustantivos de
de largo plazo. De hecho, voceros del Parti- la democracia política, tal como existió antes
do Colorado han declarado públicamente su de 1967 en el país.
voluntad de mantener un gobierno colorado Ya vimos que el apoyo del Partido Nacional
hasta el año 2000, es decir por tres períodos —a través de un cambio brusco de sus posi-
electorales más. ciones— a la ley de caducidad para los delitos
Pero, más allá de las declaraciones, dicho militares significó un fuerte distanciamiento
movimiento concentrador de poderes de de- con aquellos sectores del Frente Amplio que
cisión en el Ejecutivo parece ser ampliamente impulsaban activamente el acuerdo para el
compatible con las transformaciones en la es- cambio de la Constitución. Los puentes no se
tructura social y de poder en curso en el país rompieron del todo, pero por lo menos hasta
(de Sierra, 1987). De manera que salvo que se que se conozca el destino del referéndum sobre
produzca un acuerdo consistente de la oposi- esta ley, es altamente improbable que se pueda
ción para reformar la Constitución de 1967 y predecir la suerte final de una eventual reforma
se transforme el régimen en parlamentario, es constitucional.
altamente probable que se mantenga la tenden- Estas circunstancias, por otra parte, han
cia actual. fortalecido a los sectores políticos menos entu-
Ello implicaría que probablemente se repro- siastas de una reforma inmediata de la Consti-
duzcan con frecuencia los choques de poderes tución —en particular— en sus aspectos elec-
y la amenaza constante de bloqueos políticos, torales y, por lo tanto, hacen aún más difícil un
como los que ya se han producido en estos acuerdo opositor a corto plazo, es decir, con
años de gobierno democrático; no obstante, es posibilidades de hacer plebiscitar la reforma
posible que ello no provoque crisis catastrófi- en las elecciones de 1989 y lograr su implanta-
cas de régimen. ción por la vía de las urnas.
Parte III. La transición democrática 371

A ese elemento se agrega la voluntad firme tentar una negociación más amplia con el go-
del Partido Colorado de impedir, en la medida bierno. Sobre todo, si tenemos en cuenta que
de sus posibilidades, una reforma constitucio- ambos partidos tradicionales parecen estar ya
nal que se anuncia como limitante de los po- decididos a impedir en lo posible que el Fren-
deres de la primera minoría y, por lo tanto, del te Amplio se transforme en el fiel de la balan-
Ejecutivo y que eventualmente le puede hacer za, y a mediano plazo en una opción electoral
perder el acceso al Ejecutivo. Esta estrategia de gobierno.
se apoya en la expectativa de poder ganar nue- Este entrecruzamiento de intereses crea una
vamente las elecciones de 1989 a pesar del situación paradójica. En efecto, el Partido Na-
desgaste producido por la actual política de cional propone en su proyecto de reforma una
gobierno. Y en el hecho de que, hasta el mo- variante electoral que, si bien podría darle la
mento, la acción del gobierno y del Partido Co- victoria —como primera minoría—, al mismo
lorado, si bien genera áreas de neta oposición, tiempo fortalecería la fuerza del Presidente, lo
al mismo tiempo muestra ser poseedora de un que aparece, en principio, contradictorio con la
proyecto claro y que cuenta con una capacidad voluntad de fortalecer al Parlamento (Nohlen y
de gestión política eficiente dentro de las op- Rial, 1986).
ciones socio-económicas definidas. Además, Además, el Partido Colorado ya ha insinua-
porque el Partido Colorado es plenamente do a través de algunos de sus voceros que, si
consciente de contar con el apoyo decidido de se viera obligado a negociar una reforma de
los centros de poder económico nacionales y la Constitución, y en especial una mayor par-
trasnacionalizados, y de los actuales mandos lamentarización, probablemente propondría
de las Fuerzas Armadas. otras reformas en el sistema electoral, las que
Por otra parte, de acuerdo a la tradición, es eliminarían la representación proporcional ac-
muy probable que, al menos el Partido Nacio- tual, ya que se acercaría a un sistema mayori-
nal, no esté en definitiva de acuerdo con propi- tario por circunscripción para todos los cargos
ciar una reforma constitucional que cuente con elegibles y no solo para la presidencia. En este
la oposición neta y decidida del Partido Colo- caso está claro para todos los partidos que el
rado. Eso lo obligaría —en caso de llegar a un más directamente perjudicado en esta etapa
primer acuerdo firme con el Frente Amplio— a histórica sería el Frente Amplio.
372 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

A estas trabas a un tipo de reforma institu- desestabilización del sistema, ya sea de aumen-
cional que atacara a dicho nivel el acelerado tar el peso político del Frente Amplio.
proceso de acentuación del Poder Ejecutivo En particular, porque, a corto plazo, un régi-
y la alta administración en el sistema político, men más parlamentario aumenta el peso tác-
debe agregarse la determinación convergente tico del Frente Amplio y obliga a ambos parti-
que ejercen los principales grupos económi- dos tradicionales a optar frente a una alianza
cos y sociales que apoyan el proyecto privati- entre sí o con el Frente, ya sea en bloque o con
zador y de creación acelerada del modelo de algunos de sus partidos integrantes. No en bal-
país servicio. Esto es así dado que dichos gru- de uno de los temas hoy día más debatidos en
pos son plenamente conscientes de que una la coalición de izquierda es la estimación de
reforma de esa magnitud se vería fuertemente hacia dónde se inclinaría —si estuviera real-
retardada —si no impedida— de tener que ser mente en juego un acuerdo programático de
procesada a través de un régimen más parla- gobierno— la mayoría del Partido Nacional.
mentario y toda la dinámica representacional Dado el desempeño reciente de amplios secto-
de los intereses diversificados y complejos res en este partido y las profundas diferencias
que el mismo implica. programáticas que separan a ambas fuerzas,
Incluso es posible hipotetizar que tanto los es fácil acordar sobre la trascendencia que ha
principales grupos económicos, así como el de tener la resolución final del debate en cur-
Partido Colorado y una parte sustancial del so, tanto en la coalición de izquierda como en
Partido Nacional, deben temer que una reforma el Partido Nacional.
del sistema político de esa naturaleza pueda — Resumiendo, pensamos que es razonable
por otra vía— aumentar los bloqueos políticos hipotetizar que habrá muchas dificultades
actuales al multiplicar los factores de incerti- para que a corto plazo pueda revertirse al
dumbre en cuanto a la capacidad gubernamen- actual proceso de descaecimiento paulatino
tal de definir políticas económicas y sociales de de los mecanismos de control público —no
larga duración. De ese razonamiento hay solo solo parlamentario— de las principales polí-
un paso a considerar la actual situación —más ticas definidas a nivel del Ejecutivo y su im-
allá de lo que se diga públicamente— como un plementación práctica. Indudablemente que
mal menor frente a posibles riesgos, ya sea de un acentuado agravamiento de la coyuntura
Parte III. La transición democrática 373

internacional y el retroceso de ciertos indica- El papel de las Fuerzas Armadas


dores socioeconómicos globales hoy privile- Sin duda, no es posible evaluar con cierta
giados por la política gubernamental pueden precisión el futuro papel de las Fuerzas Arma-
acentuar la confrontación social y política das en el sistema político, sin incluir en el análi-
y disminuir la legitimidad del gobierno y, sis el resultado del actual proceso de contralor
por esa vía, modificar en forma significativa de las firmas reunidas, con el objetivo convo-
esta hipótesis. car a plebiscito por la ley de Caducidad; y na-
De todos modos, con los datos disponibles turalmente sin conocer el resultado del propio
hasta la fecha, ese curso de acción parece de Referéndum, en caso de que este se realice.
difícil concreción a corto plazo. No así a media- No hay dudas de que el movimiento de re-
no y largo plazo, donde sigue siendo incierto colección de firmas obtuvo ya un éxito signifi-
que la política económica y social del gobierno cativo, pero al mismo tiempo es evidente que
actual —y futuro— logre una modificación sus- algunos sectores de población, más allá de su
tancial de las trabas estructurales que enfrente posición sobre el fondo del tema, han sido reluc-
el desarrollo nacional, en particular teniendo tantes en firmar debido al temor de quedar regis-
en cuenta el panorama económico regional trados en vistas a un eventual uso represivo de
y mundial. esa información, ya sea por vías administrativas,
Parece, pues, razonable pensar que el go- en el caso de los funcionarios públicos, como de
bierno y el Partido Colorado han de seguir utili- todos los firmantes eventuales, en caso de un re-
zando los mismos mecanismos concentradores tomo a épocas de represión abierta; experiencia
de poder para implementar desde el Ejecutivo aún muy fresca en la población.
las políticas en curso, al menos mientras los Al respecto, algunos sectores pro Referén-
conflictos sociales no se modifiquen en calidad dum estiman que, una vez validadas las firmas,
y cantidad y mientras la oposición política —en muchas más voluntades se pronunciarán a tra-
particular el Partido Nacional— no lo enfren- vés del voto secreto en contra de la impunidad
ten de forma tal que los costos previsibles le para los militares que delinquieron, aunque por
parezcan mayores que los beneficios globales supuesto hay opiniones contrarias, en particu-
que obtuvo hasta el momento. lar entre quienes se oponen a reabrir la discu-
sión sobre el tema.
374 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Es posible sostener que si las firmas reco- allá de lo que dice la Constitución—, el juego
gidas son validadas por la Corte Electoral,25 de factores de poder se ha modificado en el
muy probablemente la campaña en contra de país respecto a la situación previa al golpe.
la acumulación de la ley de Caducidad por par- Revertir esa situación supondría no sola-
te del gobierno, los militares y la mayoría del mente el éxito del Referéndum, sino una vo-
Partido Nacional, cobrará mucha más virulen- luntad política de parte sustancial de la oposi-
cia, dada la tremenda significación de un po- ción de llevar la confrontación democrática a
sible resultado adverso. Ello sin duda crearía un grado muy superior al actual. Ello exigiría
dificultades adicionales a la potencial mayoría desarrollar una intensa movilización política y
anulatoria de la ley. No hay que descartar la social que inevitablemente encontraría no solo
creación política de climas de alta tensión, e una fortísima oposición del Partido Colorado y
inclusive de pronunciamientos explícitamente el gobierno, sino que aumentaría la tentación
amenazantes del personal militar en actividad. interventora de las Fuerzas Armadas. A ello
En ese caso, no debe desecharse la idea de que debería agregarse, muy probablemente, la ac-
muchos votantes potenciales a favor de la anu- ción directa o indirecta de grupos sociales y
lación de la ley puedan privilegiar el mal menor económicos muy poderosos, que verían en la
ante el peligro de un nuevo golpe de Estado. dilucidación de ese enfrentamiento político no
En cualquier caso, a esta altura, parece cla- solo un problema de régimen, sino la eventual
ro que cualquiera sea el resultado final, ya las puesta en cuestión de toda la estrategia so-
Fuerzas Armadas han consolidado un papel cioeconómica en curso. Y, además, un cambio
político decisivo, al menos en su capacidad de sustancial del equilibrio de fuerzas políticas,
vetar ciertas políticas. En ese sentido —y más que aumente el espacio del Frente Amplio y su
peso en la eventual alianza de recambio al ac-
tual gobierno.
25 En el primer tramo del control de firmas, la Corte Sea o no cierto que la actual amnistía fue
adoptó criterios de exclusión que han sido acusados pactada en secreto entre las Fuerzas Arma-
de ilegales y sobre todo de expresar la voluntad políti- das y el Partido Colorado, lo cierto es que a
ca de impedir el Plebiscito, mediante la anulación por
esa altura de los acontecimientos ambos han
distintas vías, de más del 15% de las firmas recogidas
(633.000). pagado suficiente precio político para llegar
Parte III. La transición democrática 375

legalmente a ella, como para que de ahora El futuro de las propuestas


en adelante actúen en forma muy enérgica y modernizadoras
mancomunada para evitar un retroceso sobre Como lo hicimos en los capítulos A y B
el punto. Como al mismo tiempo hay muy im- de este informe, es necesario considerar de
portantes sectores políticos y de opinión que manera separada por lo menos las tres di-
consideran que la actual solución afecta gra- mensiones que este tema ha adquirido en el
vemente el futuro democrático del país, el en- caso uruguayo.
frentamiento —cualquiera sea su resultado— En primer lugar, la modernización como ope-
deja seriamente dañado el consenso en cuan- ración propiamente política, que tiende a rede-
to a la legitimidad del régimen posdictatorial, finir los clivajes del debate político-ideológico
tal como se ha configurado. La gravedad de las entre lo antiguo y lo moderno, y trata de que el
acusaciones mutuas parece muy difícil que no mismo coincida con las polarizaciones, gobier-
deje trazas duraderas sobre las actitudes y el no por un lado y oposición política y sindical
comportamiento de todos los actores. Y, por por el otro. En este nivel, el objetivo es la des-
lo tanto, que agregue nuevas dificultades po- politización de los conflictos y antagonismos, y
líticas a las trabas estructurales ya existentes su superación por la armonía, la cooperación y
para una efectiva y duradera redemocratiza- la concertación a sus distintos niveles posibles.
ción de la sociedad y el sistema político. Por la misma amplitud del planteo y por
Por otra parte —y más allá de la voluntad implicar un plano de modelos ideológicos y
consciente de los actores políticos— el sobre- concepciones políticas de los actores involu-
dimensionamiento de las Fuerzas Armadas y crados, el resultado de esta iniciativa guberna-
su papel más o menos irrelevante en la hipó- mental no puede ser evaluado sino a través de
tesis clásica de un conflicto internacional (J. un período prolongado de tiempo. Asimismo,
Rico, 1987), propende estructuralmente al de- sus efectos están necesariamente mediados
sarrollo tanto de sus funciones políticas inter- por el desarrollo que adquieran otros proce-
nas, como de sus tendencias intervencionistas sos sociales que operan a niveles distintos de
y tutelares sobre la sociedad, el Estado y el la realidad.
sistema político. Al nivel de la pareja modernización-concer-
tación, los acontecimientos han producido un
376 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

descaecimiento y descalificación de esa pro- Tanto en lo referido al derecho de huelga,


puesta como algo viable, al menos a corto y como en cuanto a las formas internas de orga-
mediano plazo. Visto en tanto una propuesta nizarse la vida sindical —temas ambos en que
de estilo político y como un método innovador la propuesta modernizadora del gobierno trató
en el tratamiento de la diversidad de demandas de producir cambios— el debate ha movido a
de los actores sociales y políticos, el tema de la todos los partidos y sindicatos. Este no se limi-
concertación —y más en general la resolución ta al plano ideológico, sino que asume forma
de conflictos por el acuerdo entre las partes— de querellas jurídicas, que incluye invocacio-
pensamos que fue descalificado, en gran medi- nes a los convenios internacionales de la OIT.
da, porque en la práctica no fue acompañado El tema sigue planteado y abierto, pero es pre-
por el gobierno por una voluntad efectiva de visible que no tenga demasiados efectos prácti-
negociar el contenido de ninguna de las políti- cos a corto plazo, salvo que el Partido Nacional
cas sustantivas llevadas a la discusión. cambiara sustancialmente su posición sobre el
En cuanto a la dimensión referida a modifi- tema e hiciera posibles las reformas legales que
car aquello que el gobierno denominó formas impulsa el gobierno en el Parlamento.
vetustas y destructivas de plantear los movi- El segundo capítulo de las propuestas mo-
mientos sociales sus reclamos, tanto en su dernizadoras vimos que hacía referencia a dos
contenido como en los métodos utilizados, es dimensiones: por un lado, la reforma de la ges-
realmente difícil evaluar sus posibles efectos tión de la administración pública, incluyendo la
futuros. Por el momento los sindicatos han gestión de personal; por otro, la privatización
rechazado ese análisis por considerar que se del máximo posible de actividades actualmen-
trata de una operación ideológica destinada a te a cargo del Estado.
culpabilizarlos como desestabilizadores de la En el primer aspecto, aún no se han produ-
democracia, cuando en lo fundamental ellos cido cambios de significación y es probable
no hacen más que utilizar los derechos polí- que el actual gobierno encuentre en ese plano
ticos y legales propios de todo sistema demo- importantes trabas sociológicas y políticas,
crático, ya sea en los países centrales como en tal como le sucedió a la administración de los
la tradición del país, al menos desde comienzo militares. Sobre todo, si no se toman medi-
de siglo. das en un plazo corto, es decir antes de que la
Parte III. La transición democrática 377

proximidad de las elecciones multiplique di- dades portuarias, la venta de ciertos servicios
chos obstáculos. La estrechez del propio mer- de telecomunicaciones sofisticados, y algunos
cado de trabajo hace que si esas reformas — servicios de intermediación financiera relativa
tecnológicas y cuantitativas— han de producir a prestaciones públicas.
una reducción de personal, y no solo una ma- Creemos que es posible prever un cierto
yor calificación del mismo, los sindicatos y la éxito en esta vía, ya que importantes sectores
propia oposición política han de dificultar aún del Partido Nacional comenzaron a explicitar
más esas propuestas gubernamentales. su apoyo a estas propuestas, y que parecen ser
En cuanto a la política de privatización, en- tomados por el gobierno como experiencias pi-
contrará en parte los mismos obstáculos —en loto para luego tratar de avanzar en otras áreas.
cuanto pueda afectar el número de empleos pú- Sin embargo, repetimos que en el Uruguay la
blicos—, pero principalmente se ha de enfren- participación del Estado en la generación del
tar con el interés relativo que puedan despertar PBI, y más en particular en el sector no finan-
en el sector empresarial privado muchas de ciero, no tiene la significación de otros países,
las áreas hoy atendidas por el Estado. Por otra y que por otra parte el propio tamaño del mer-
parte, en sectores claves como la producción cado local no parece ofrecer un atractivo muy
de energía, es muy probable que el actual equi- grande para los capitales privados, en particu-
librio político haga difícil avanzar mucho en la lar extranjeros (Buxedas, 1987).
vía privatizadora. Donde sí es más probable que logre impo-
Sin embargo, el gobierno parece otorgarle nerse la política modernizadora, tal como la
una importancia estratégica a poder avanzar define el gobierno, es en la creación de los ins-
rápidamente en la privatización de algunas trumentos legales que hagan posible no solo la
áreas que podríamos llamar ejemplificadoras. actuación de bancos extranjeros de inversión
Sistemáticamente está impulsando ese pro- —en particular ligado con el canje de deuda ex-
ceso en ciertos servicios municipales, en el terna por activos nacionales—, sino en cuanto
transporte por Ferrocarril; intenta hacerlo con a la creación de las zonas francas, habiéndose
la línea de aviación estatal, ciertas áreas de se- ya aprobado en ambas cámaras un proyecto de
guros —aunque en este tema encontró obstá- ley al respecto. Aunque debe tenerse en cuenta
culos en sus propias filas—; la pesca, las activi- que no solo la izquierda se opuso en general,
378 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

sino que la propia Cámara de Industrias ha ma- actores sociales constituidos —y la propia opi-
nifestado su protesta por algunos capítulos del nión pública— tienen incorporadas como algo
proyecto de ley, en particular aquellos que dan natural, independientemente de las causas que
ventajas a las empresas —probablemente ex- concurrieron a provocar la crisis.
tranjeras— que han de instalarse en esas áreas. Por otro lado, las demandas orientadas a
De todos modos, las zonas francas parecen es- gestar un nuevo horizonte del futuro nacional,
tar destinadas también a la instalación de em- que permita avanzar hacia nuevas metas de
presas que operarían para toda la región, en un crecimiento y de profundización democrática,
régimen netamente más favorable que en los en este caso sí fuertemente teñidas por las in-
otros países del área. certidumbres sobre su viabilidad y solidez.
En todo caso en varias negociaciones con Es en ese marco que asumen toda su signi-
países europeos y los Estados Unidos, el go- ficación las disputas prácticas y de proyectos
bierno parece estar comprometiéndose en fir- alternativos que los distintos actores sociales y
me a consolidar dichos instrumentos legales políticos entablan en vista a la consecución de
durante su gestión. dichos objetivos.
Una hipótesis central de nuestro análisis es
Reflexión general sobre los escena- que en el caso uruguayo los factores políticos y
rios configurados en torno estructurales que confluyeron a la crisis global
de las problemáticas de la democrati- del sistema están muy lejos de haber sido supe-
zación y la modernización rados. Nos referimos a que, en lo fundamental,
Como lo señalamos en los capítulos anterio- aún permanecen las condicionantes negativas
res, en un país social y políticamente poseedor para el país, de la nueva etapa capitalista inter-
de una fuerte tradición democrática, al retirar- nacional, que combinadas con la forma histó-
se los militares del poder, la sociedad y el Es- rica concreta que había asumido la estructura
tado se ven sometidos a una fuerte tensión, or- social y el sistema político en las etapas ante-
ganizada alrededor de una doble problemática. riores, se habían constituido en un obstáculo
Por un lado, las demandas de restauración casi insalvable para la reestructuración del
o recomposición de las formas políticas y sistema global y sus condiciones de reproduc-
de organización social que la mayoría de los ción. Por ello, importa señalar que algunas de
Parte III. La transición democrática 379

las transformaciones económicas y sociales por un período prolongado las políticas impul-
ocurridas en el país en el período dictatorial sadas por el gobierno. A ello se agrega que,
responden a un movimiento de adaptación im- por el momento, no parecen existir condicio-
pulsado por el bloque en el poder emergente, nes para que, a corto plazo, un bloque alter-
que tiene más largo alcance y posee una impor- nativo pueda hegemonizar el proceso con su
tante autonomía respecto del régimen político propio proyecto.
en cuanto tal. Las determinantes del escenario internacio-
Para evaluar en qué medida los escenarios nal y el poco peso relativo del país en el mismo
analizados —y las políticas en tomo de las cua- hacen pensar que la política del actual gobierno
les ellos se configuran— pueden desembocar difícilmente pueda modificar sustancialmente
en soluciones duraderas a los problemas plan- el comportamiento de los indicadores de largo
teados, debe responderse a la interrogante plazo de la economía nacional.
sustantiva sobre si las políticas planteadas son La sociedad está hoy más polarizada y si
capaces de resolver los bloqueos que llevan a bien los conflictos corporativos no han adqui-
su propia formulación. rido por el momento un despliegue crítico, su
En primer lugar, sobre su capacidad de ga- permanencia restringe aún más los grados de
rantizar las condiciones de acumulación y de libertad a corto plazo.
generación de excedentes capaces de susten- Las propuestas modernizadoras concretas
tar las demandas de mayor democratización que hace el gobierno no parecen, en ese marco,
política y social, dado que esa es una de las poder resolver la ecuación que implica la com-
variables básicas del proceso que se bloqueó patibilización del espacio interno y las condi-
antes del golpe de Estado. Como vimos ante- ciones internacionales negativas.
riormente, los actores implicados tienen posi- En segundo lugar, las políticas de democra-
ciones muy encontradas al respecto. Además, tización y modernización, tal como las entien-
el grado de estructuración de los sectores so- de e impulsa el gobierno, deben pasar por la
ciales subordinados y su representación a nivel mediación del sistema político y de partidos,
político hacen pensar que, independientemen- tal como él está constituido hoy día, incluyen-
te del resultado final, poseen suficiente fuerza do las variaciones plausibles a corto plazo. En
como para cuestionar en forma significativa y ese sentido, adquieren importancia relevante
380 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

los bloqueos crecientes que se manifiestan, así yo de importantes fuerzas políticas, hace aún
como las dificultades para encontrarles una so- más difícil que quienes ven en ello un grave
lución a corto plazo. El propio fracaso de los perjuicio para consolidar y profundizar la de-
intentos de concertación y la política cada vez mocracia acepten la idea de que las propuestas
más concentradora de poder del Ejecutivo, los del gobierno sobre este tema capital sean el
intentos de acotar y desmovilizar a los movi- único camino posible para el país.
mientos sociales, y la propia actitud hacia las El conjunto del proceso parece pues apuntar
Fuerzas Armadas, parecerían indicar que la hacia un sistema democrático que poco a poco
hipótesis básica con que trabaja el gobierno va incorporando componentes de tipo autorita-
incluye un fuerte pesimismo sobre la supera- rio, sin que ello implique necesariamente una
ción de dichos bloqueos. Al menos mediante el ruptura institucional abierta. Por el momento,
juego pleno de la combinación entre democra- ese proceso afecta en lo fundamental la estruc-
tización política y social. tura del aparato estatal, pero no es descartable
En la medida en que dicho proceso debe que poco a poco pueda tender a manifestarse
enfrentar la oposición de importantes fuerzas en la propia estructura del sistema político.
políticas y sociales —amén de la división o des- Agotada en lo fundamental la dinámica con-
estructuración que provoca en otras—, uno de certante, apareciendo como difícil que se logre
los escenarios posibles es que el conjunto del acotar por la vía de las reformas institucionales
sistema político tienda a ver dificultada su es- el crecimiento del poder del Ejecutivo, y estan-
tabilización, incluso más allá de la voluntad de do pendiente el resultado del movimiento ple-
los actores a ese respecto. biscitario sobre la problemática militar —con
Tampoco parece previsible que las fuerzas todas las graves interrogantes que ello signifi-
que se oponen a las iniciativas analizadas del ca—, es posible sostener que una parte impor-
gobierno acepten la invocación de deponer tante de la incertidumbre del proceso global se
sus demandas, tal como lo solicita el bloque desplaza hacia el mayor o menor éxito que a
hoy dominante y sus representantes en la es- mediano plazo pueda tener la política de trans-
cena política. formación global del modelo de desarrollo y
El fuerte papel tutelar que posiblemente han acumulación que impulsa el gobierno y los gru-
de preservar las Fuerzas Armadas, con el apo- pos sociales que le dan apoyo.
Parte III. La transición democrática 381

Quizás esté en juego en ese plano —mucho Estado (de Sierra, 1987). Sin embargo, pen-
más directamente que en otras circunstan- samos que la morosidad en satisfacer con la
cias— el grado de legitimidad que pueda alcan- actual política las exigencias de reactivación
zar el gobierno. Y, con ello, sus posibilidades económica de carácter sostenido, y los com-
de imponer su estrategia sin provocar o acele- ponentes autoritarios implícitos en la actual
rar los factores de inestabilidad propiamente reestructura del Estado, hacen muy proble-
política del sistema. Es cierto que un análisis mático el éxito de ese intento, con todas las
detallado de dicho escenario escapa a los co- consecuencias que ello implica para el siste-
metidos de este trabajo, y por lo tanto no lo ma democrático.
abordaremos aquí.
Podemos sí decir que en el caso uruguayo Bibliografía
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la impulsa el gobierno y los grupos empresa- concertación (Montevideo: Ediciones de la
riales más importantes que le dan sustento. Banda Oriental).
En ese marco, el intento por centrar aún hoy — 1987 La transición uruguaya: balance
la problemática en debate casi exclusivamente y perspectivas en el campo teórico,
en los bienes políticos, difícilmente encontrará Fundación Friedrich Ebert en Uruguay,
un consenso suficiente a pesar de su efectiva Montevideo, mimeo.
valorización por la mayoría de los actores. Astori, D. 1982 Neoliberalismo: crítica y
Por ello puede afirmarse que resolver el es- alternativa (Montevideo: Ediciones de la
collo de la relación entre democracia política Banda Oriental).
y democracia social, puede constituirse en el — 1984 “Emergencia económica y
nudo estratégico de la posible constitución de concertación”, Ponencia presentada
una nueva hegemonía que supere la profunda al Seminario sobre Concertación y
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Dictadura y restauración democrática
en el Uruguay contemporáneo.
Límites y desafíos*

Introducción Con esto queremos decir que, hasta la crisis

H ablar de los avatares y perspectivas de la


democracia en el Uruguay del último ter-
cio del siglo exige tener en cuenta que, a diferen-
aguda que se abrió en los años sesenta y sobre
todo en los setenta, lo que el lenguaje clásico
de la sociología política de inspiración marxis-
cia de muchos países de América Latina, en este ta llamaba “las tareas de la revolución burgue-
caso tanto el proceso social como el político- sa”, en el Uruguay hacía tiempo que, en lo fun-
ideológico han estado efectivamente atravesa- damental, se habían hecho efectivas. Con ese
dos o teñidos en la práctica por esa problemá- enfoque teórico o con otro, con ese lenguaje o
tica. Y no solo en la práctica o el discurso de las con otro, sobre este punto existe un amplísi-
élites, sino también de sectores muy importan- mo consenso entre los analistas de las ciencias
tes de las grandes masas o de la ciudadanía. Y sociales nacionales o extranjeros. En ese sen-
decimos bien de la ciudadanía, porque es sabido tido, puede sostenerse que el caso uruguayo
que efectivamente en el caso uruguayo, el pro- nos mostraba —hasta los años sesenta— un
ceso de democratización política y social había ejemplo paradigmático de desarrollo capitalis-
creado —en un ciclo de muchas décadas— las ta dependiente, bajo hegemonía indiscutida de
condiciones para la inclusión mayoritaria de los un bloque en el poder burgués, y con formas
sectores populares en el sistema político. políticas de amplia base democrática.
De manera que si aceptamos este punto de
* Publicado en González Casanova, P. y Roitman, M. partida del análisis socio-histórico, nos parece
(comps.) 1989 La democracia en América Latina. Ac- fuertemente consistente —teórica y empírica-
tualidad y perspectivas (Madrid: Universidad Nacional mente— sostener, como hilo rector de todo
Autónoma de México – Universidad Complutense). nuestro análisis, la hipótesis de que la crisis
388 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

grave y profunda de la sociedad y el sistema creciente de las masas a los bienes del desa-
político uruguayo contemporáneo (posterior rrollo, en Uruguay, la crisis posdesarrollista y
al fin de la guerra de Corea), son el fruto de pospopulista debió procesarse con un sistema
las contradicciones y límites que surgieron en de actores políticos y sociales fuertemente
el propio proceso de capitalismo democrático estructurado en el marco del agotamiento de
dependiente.26 En ese sentido, tanto el agota- un “régimen social de acumulación”,27 lo que
miento de la capacidad dirigente de la clase llevó a un verdadero empate y bloqueo de pro-
dominante uruguaya (en realidad, un bloque yectos societales.
complejo con hegemonía interna), como el En ese marco el nuevo proyecto conser-
agudo ciclo de conflictos y confrontaciones vador emergente —liderado por los sectores
político-sociales que lo acompañó, pusieron empresariales neoliberales avant la lettre, no
al desnudo los límites de una democracia polí- encontró en el Uruguay de los sesenta y los se-
tica y social enfrentada a la necesidad de pro- tenta los mediadores políticos suficientemente
fundizarse o retroceder. arraigados como para efectuar la reconver-
En cierto modo, esa disyuntiva era y es la sión, y mantuvo en funcionamiento el sistema
misma que más o menos desde esa época en- de libertades civiles y políticas existentes en el
frentaron las democracias capitalistas cen- país. Constatar esto no significa sostener que
trales, con la diferencia radical de que la bur- todos estos empresarios y todas las fracciones
guesía y el Estado uruguayos poseían muchos políticas más afines a ellos, hayan explícita y
menos recursos para poder reconvertirse, sin deliberadamente decidido impulsar el golpe de
fracturar el proceso propiamente político de Estado y la implantación de la dictadura mili-
democratización en curso de larga data. En tar, tal como ella funcionó a posteriori. Pero,
la clásica disyuntiva de la democracia liberal, al menos, limita la pretensión de los analistas
entre ampliación de la ciudadanía y acceso que han tratado de independizar totalmente
ambos fenómenos; no solo desde el punto de

26 Esta caracterización la planteamos por primera


vez en 1976, en un Seminario comparativo organizado 27 Este concepto lo tomamos del sugerente trabajo de
en México por Pablo González Casanova (de Sierra, José Nun: “La teoría política y la transición democráti-
1977a). ca” (Nun y Portantiero, 1987: 36-43).
Parte III. La transición democrática 389

vista del proyecto de los actores, sino incluso justamente al “factor militar” y su tutela de he-
en lo que se refiere a las determinantes estruc- cho, como el agente actual que impondría esa
turales (económicas, sociales y propiamente limitación al libre juego democrático de pro-
políticas) que llevaron, bajo el gobierno militar yectos-de país y de actores que los sustentan.
implantado en 1973, a ese dramático retroceso Retomando en otros términos el razona-
en el proceso democratizador uruguayo, tanto miento inicial, podemos sostener como te-
en el plano de la participación política como en sis general que siendo el Uruguay uno de los
la propia estructura de la sociedad. países capitalistas más democráticos social y
Esta consideración nos parece relevante — políticamente de América Latina, fueron, por
sobre todo al intentar un balance del proceso un lado, las determinantes de su posición alta-
democratizador en el largo plazo, “pues reve- mente dependiente y subordinada en la estruc-
la” al menos en el caso uruguayo— las debili- tura económica y política mundial, y por otro,
dades del razonamiento de aquellos cientistas la agudeza de los conflictos de clase, sociales
sociales y actores político-ideológicos que in- y de proyectos societales globales que la pro-
terpelan en bloque a los actores sociales y po- pia democracia hizo posibles. Ello generó las
líticos populares y progresistas, y, por un lado, circunstancias para que la crisis orgánica de
les responsabiliza en alto grado de la crisis que hegemonía de los sectores históricamente do-
llevó al golpe de Estado y, por otro, les exigen, minantes encontrara espacio político para la
en la transición y restauración del régimen tolerancia y convergencia crecientes de estos
constitucional democrático, que prácticamen- sectores, con el intento de solución, autoritaria
te renuncien a su proyecto de transformacio- primero y luego militar, de ese bloqueo.
nes socio-económicas y culturales profundas, Sin duda, la fuerza de la cultura política de-
pues suponen que ellas harían imposible, una mocrática en amplias masas del país contribu-
vez más, la construcción de una democracia yó decisivamente a la restauración democráti-
política estable. Con lo cual se vicia en sus pro- ca posdictadura. Pero, en la medida en que los
pios fundamentos la lógica democrática que bloqueos estructurales anotados siguen sin ser
supuestamente se quiere defender. Sobre todo, resueltos en lo fundamental, que la renovación
porque al cerrar el círculo que algunos de esos de las élites políticas conservadoras está lejos
analistas negaban que existiese, ahora incluyen de haberse efectuado, y que una cierta presencia
390 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

tutelar de las Fuerzas Armadas parece ser una nación de la periferia capitalista— amenazan
herencia indiscutible de la época de la dictadu- con desaparecer, el Uruguay se ve enfrentado
ra, el horizonte de la consolidación democráti- a los desafíos quizás más graves desde el si-
ca y su profundización (social y política) tienen glo XIX. Sin duda, de aquí al fin de siglo, se
considerables grados de incertidumbre, más habrá de definir si dicho desafío podrá ser su-
allá de algunas apariencias superficiales de sen- perado sin afectar en forma decisiva el proce-
tido contrario. Tanto más si tenemos en cuenta so de “democratización del liberalismo”, que
que, por una parte, los últimos dos gobiernos fue uno de los atributos más específicos de la
de orientación democrático-conservadora han sociedad uruguaya durante décadas. Y con-
impulsado una reconversión de corte neolibe- comitantemente, si los proyectos societales
ral en lo económico, lo que ha agravado con- de signo popular y progresista que en el Uru-
siderablemente el horizonte para los sectores guay contribuyeron a formar el país moderno
populares. Y, por otra lado, que los partidos y y sobrevivieron a la dictadura militar, podrán
movimientos sociales progresistas no solo han constituirse en alternativa hegemónica para el
mantenido parte considerable de su estructura, conjunto de la Nación.
sino que además han seguido aumentando —
coaligados— su incidencia electoral, al punto Sociedad, clases y nación ante los
de representar actualmente una posible alter- límites de la democracia
nativa de gobierno nacional para las próximas El Uruguay, como país jurídicamente inde-
elecciones nacionales.28 pendiente, nació fuertemente determinado no
Cuando el conjunto de América Latina pier- solo por los conflictos entre España e Ingla-
de peso en el sistema de fuerzas que están re- terra, sino también por las largas disputas de
definiendo radicalmente la anterior estructura fronteras entre España y Portugal primero, y
internacional, y cuando aspectos sustanciales luego, entre el centralismo “porteño” triunfan-
de la soberanía —sobre todo de los Estados- te en la Argentina y el expansionismo del Brasil
independiente. A ello se agregó desde fines del
siglo XIX, la creciente penetración de los Esta-
28 Amén de haber obtenido en 1989 el gobierno muni-
dos Unidos en América Latina.
cipal de Montevideo, departamento que aloja a la capi-
tal del país.
Parte III. La transición democrática 391

Puerto (Montevideo), pradera (ganadera y En una mirada comparativa respecto de


casi despoblada) y frontera (siempre “viva” y en América Latina —incluso si se la limitara a
disputa) fueron, desde el inicio, factores decisi- los países del Cono Sur— hacia finales de los
vos que marcaron su debilidad y su fuerza como años cincuenta, cuando se van cerrando los
Nación y como Estado. El carácter laico y libe- llamados ciclos populistas,29 es indudable que
ral de las fracciones burguesas modernizadoras el Uruguay es el país que tiene la estructura
que fueron hegemonizando el bloque en el poder, social menos polarizada, la más equitativa dis-
desde el comienzo de este siglo, y el gran exce- tribución del ingreso y el porcentaje menor de
dente agropecuario exportable, fueron factores sectores marginales o confinados, en lo que en
decisivos para que pudiera estabilizarse un pro- los últimos años se ha denominado la extrema
yecto de crecimiento capitalista dependiente, pobreza. No solo en el contexto urbano de la
pero capaz de integrar tempranamente a las ca- capital o las principales ciudades (como en la
pas medias y populares urbanas (de origen abru- Argentina), sino en el conjunto de la población
madoramente inmigrante de Europa) al sistema urbana (casi el 85% ya en 1950), e inclusive con-
político y a un mercado capitalista nacional. siderando la totalidad del país.30
Durante casi cincuenta años —que corres- La ausencia de importantes núcleos de po-
ponden a lo que quizás un poco abusivamente blación de origen esclavo e indígena facilitó,
se ha designado como los períodos “batllista” y sin duda, ese proceso integracionista y relativa-
“neobatllista”— el bloque en el poder logra ase- mente igualador y democratizante. Junto con
gurar con altibajos no siempre menores, un pro- la temprana ampliación de la ciudadanía, esta
ceso de crecimiento económico, formas no des-
deñables de industrialización sustitutiva, una
especie de welfare state muy expansivo sobre 29 Concebidos como “fenómeno multidimensional
la sociedad, y una separación bastante consis- (económico, social, político e ideológico) expresado en
tente entre las luchas propiamente clasistas y el un modo particular de articulación-estado-sociedad y
de acumulación” (De Riz, 1980).
juego de los partidos (incluyendo el Socialista y
el Comunista), en un sistema político dominado 30 De esta afirmación no debe deducirse que no exis-
tieran importantes clivajes campo-ciudad o evidentes
por los dos grandes agrupamientos tradiciona-
diferencias de niveles de vida entre las distintas clases
les (colorados y blancos o nacionalistas). y fracciones.
392 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

circunstancia disminuyó los efectos políticos y del modelo de acumulación neobatllista, esas
culturales que tuvieron en Chile, y sobre todo luchas económicas de clase fueron desbor-
en la Argentina y Brasil, las fuertes migracio- dando sus límites y alimentaron el reforza-
nes campo-ciudad ligadas con el aceleramiento miento paulatino del peso de los partidos y
de la industrialización en las décadas del cua- movimientos políticos progresistas y de orien-
renta y del cincuenta. Y minimizó los efectos tación socialista.
específicos de los factores étnicos, tal como se Es importante señalar que, a diferencia de
dieron y se siguen dando en gran parte de los Brasil y Argentina, en el Uruguay el sindicalis-
otros países latinoamericanos. mo mantuvo y desarrolló —sobreviviendo esta
Sin embargo, nada más lejos de la realidad característica al populismo neobatllista— una
sería pensar que esa sociedad relativamente fuerte autonomía organizativa y política res-
igualitaria carecía —más allá de sus consis- pecto de los empresarios y del propio Estado.
tentes estructuras democráticas en lo político- Cierta convergencia objetiva con los sectores
electoral— de conflictos y, en especial, de con- estatistas e industrializadores del bloque en el
flictos de clase y sindicales. Particularmente poder nunca llegó a eliminar o mediatizar la
los movimientos sociales de base sindical, y so- autonomía sindical y la afiliación abrumadora-
bre todo el movimiento obrero, desempeñaron mente mayoritaria, de los dirigentes sindicales
un papel muy significativo para hacer posible a los partidos y movimientos de izquierda y de
esa realidad. En particular, la década del cin- orientación netamente socialista (comunista,
cuenta fue escenario de grandes y extendidas socialista, anarquista, etcétera).
luchas obreras (Turiansky, 1973; Rodríguez, De modo que ya en el período de estanca-
1965; Cores, 1988) que, a pesar de desarrollarse miento y posterior crisis, la sociedad y el sis-
en pleno régimen de democracia política, fue- tema político contenían en su seno una fuerte
ron a menudo duramente reprimidas y mostra- organización sindical de tipo clasista, unificada
ron el sobresalto de la burguesía —incluso de orgánicamente y con una sólida legitimidad en-
sus sectores más progresistas—, ante la irrup- tre la masa de sus afiliados, inclusive entre los
ción masiva de los reclamos de profundización trabajadores, que en las elecciones nacionales
democrática, social y política, de los sectores votaban a los dos partidos tradicionales. De
subordinados. Ya en el marco del agotamiento esa manera se da la paradoja aparente de que
Parte III. La transición democrática 393

el movimiento obrero —y las fuerzas políticas estancamiento productivo con la agudización


de izquierda— consolidan su presencia en la de las luchas políticas, sociales y culturales,
sociedad y el sistema político, cuando el proce- que exigen la profundización de la democra-
so de industrialización está estancado y cuan- cia existente.
do la clase dirigente se encuentra debilitada, Durante décadas, la forma de dominación
y prácticamente sin un modelo alternativo de política hegemonizada por el bloque burgués
desarrollo para el país. En ese marco las luchas había articulado a las clases medias como frac-
obreras, estudiantiles y populares, al tiempo ciones aliadas o de apoyo (según los casos) y
que critican cada vez más la visión idílica sobre el sistema político reclutaba parte considerable
“la democracia uruguaya” del discurso oficial, de su personal dirigente entre ellas. La tempra-
defienden machaconamente los espacios de na expansión del sistema educativo y el claro
libertades civiles y políticas que el régimen ju- papel de canal de ascenso social que este jugó
rídico democrático garantizaba, pero que iban en el país, fue sin duda un factor clave para
siendo limitadas —en el discurso o en la prác- explicar ese fenómeno. Cuando se agota en lo
tica— por sectores crecientes del bloque en el fundamental el dinamismo del modelo de creci-
poder, y más específicamente del gobierno. miento y sus posibilidades de movilidad social,
Es un tema clásico en los estudios y deba- estos sectores —particularmente los que esta-
tes de las ciencias sociales uruguayas el papel ban ligados con el aparato estatal y la extensa
que, en la problemática de la democracia y sus red cultural y educativa— se van alejando del
avalares, jugaron en todo este siglo las capas o bloque en el poder y se constituyen en actores
clases medias. A pesar de la heterogeneidad de cuestionadores de la “democracia realmente
las categorías con que las definen los diversos existente”. Retomando la propia lógica legiti-
analistas, es indudable que cualquiera sea su madora del sistema —fuertemente basada en
delimitación, ellas ocuparon un espacio muy principios igualitarios, mesocráticos y vincu-
importante en la estructura de la sociedad y, lada con la ideología y práctica de un Estado
particularmente, en la configuración del siste- intervencionista de “bienestar”— pasan no solo
ma político y la cultura política predominante a defender sus expectativas bloqueadas por la
en el país en este siglo. Por eso debe jerarqui- crisis económica, sino a señalar los bolsones de
zarse su papel en la etapa en que converge el miseria creciente en el campo y las ciudades.
394 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Recibiendo el fuerte y prolongado impac- métodos autoritarios para sustituir su falta de


to de la revolución cubana —que había sido dinamismo y de proyectos viables, para relan-
muy extenso en toda la sociedad uruguaya—, zar el crecimiento en el marco capitalista de-
los sectores medios, y especialmente los “in- pendiente. En cierto modo, podría decirse que
telectuales”, redescubren y difunden las for- los aspectos sociales de la democracia pasan a
mas diversas de explotación existente en el predominar en el discurso opositor frente a los
país. Con esto convergen las crecientes luchas aspectos “formales” del sistema político, que se
obreras que enfrentaban el aumento de la des- consideraban casi como obvios. A pesar de las
ocupación, el retaceo de los salarios y una po- denuncias contra el creciente vaciamiento de
lítica crecientemente represiva. En un país de la democracia política y de las garantías cons-
arraigadas tradiciones de libertades públicas y titucionales por parte de la propia clase diri-
políticas, se va construyendo un nuevo clima gente —en crisis de proyecto y en sus propios
cultural, en el marco de las luchas sociales y instrumentos político-partidarios—, puede
políticas. Clima donde buena parte de los in- sostenerse que casi ninguno de los actores cla-
telectuales y dirigentes sociales y políticos de ves de la oposición pensaba que las conquistas
la oposición pasan a considerar esas libertades democráticas históricas pudieran llegar a re-
como un dato casi natural (y se apegan a ellas vertirse en la forma tan radical y duradera que
contra los avances autoritarios crecientes), efectivamente sucedió.
pero centran sus reclamos en criticar las des- Entender este punto es crucial frente a los
igualdades crecientes que el discurso oficial análisis que, más o menos, explícitamente sos-
sobre la democracia desestima o minimiza, tienen que el movimiento obrero y las fuerzas
considerándolos inevitables. políticas de izquierda fueron los responsables
Junto con esas críticas va apareciendo la principales del posterior retroceso de la de-
crítica global al proyecto hegemónico, al que mocracia política, pues habrían minimizado la
lo denuncian como incapaz de garantizar el importancia de las libertades, las elecciones,
propio desarrollo del país. Estas críticas tienen etcétera. Y por esa vía habrían contribuido de-
tanto más eco, cuanto se evidencia que secto- cisivamente a crear la cultura política que llevó
res cada vez más numerosos de la élite política a mayores confrontaciones sociales y clasistas.
y del gobierno están dispuestos a recurrir a los En realidad, el eje de la nueva problemática
Parte III. La transición democrática 395

consistía en que la crisis del período populis- desconocer en absoluto la importancia de estos
ta neobatllista ponía en cuestión, para amplias movimientos, no puede minimizarse la circuns-
masas populares y capas medias, la capacidad tancia empírica de que el golpe de Estado fue
de la democracia, tal como ella existía, para re- dado cuando la guerrilla ya había sido privada,
solver el desarrollo del país en la nueva etapa en lo fundamental, de su capacidad operativa
histórica. Si bien es cierto que la estructura del ofensiva y propagandística. Y, sin embargo, el
discurso de orientación socialista y progresista gobierno militar duró once largos años y mar-
de los años sesenta y setenta hacía hincapié en ginó de la legalidad absolutamente a todos los
los cambios socioeconómicos y en las debilida- partidos políticos, así como a los movimientos
des y limitaciones de la democracia capitalis- sociales de base clasista preexistentes.
ta y dependiente existente en el país, es en la En realidad, lo esencial es que la estructura
propia crisis y descomposición del bloque de de poder histórica entró en crisis antes del gol-
poder donde deben buscarse las circunstancias pe de Estado de 1973, porque frente al bloqueo
que propiciaron la vía autoritaria, para resolver prolongado de la forma histórica del régimen
las contradicciones crecientes de la democra- social de acumulación, y estando el país some-
cia uruguaya. tido a las presiones de corte neoliberal venidas
A esta interpretación se le ha opuesto, por del sistema capitalista internacional, los mo-
parte de otros analistas, la afirmación de que la vimientos de reestructuración conservadora,
presencia del importante movimiento de guerri- impulsados por los sectores empresariales más
lla urbana,31 desarrollado paralelamente a la in- monopolizados y con más vínculos con el capi-
tensificación de conflictos sociales de tipo cla- tal transnacional, no podían hacerse efectivos
sista y la llamada insurrección estudiantil, fue- a corto plazo al encontrar fuerte resistencia.
ron los factores decisivos para el advenimiento Esta resistencia venía de ciertas fracciones del
del golpe militar y la posterior dictadura. Sin propio aparato estatal; de amplios sectores del
empresariado muy vinculados con el mercado
interno y el proteccionismo del Estado; de los
31 Principalmente el Movimiento de Liberación Nacio- sectores asalariados y de la numerosa pequeña
nal (tupamaros), pero también actuaron la Organiza-
burguesía y de las formas políticas e ideológi-
ción Popular Revolucionaria (OPR 33) y el Movimiento
Revolucionario Oriental (MNR), entre otros. cas a través de las cuales se expresaban estos
396 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

sectores en la escena política y en los diversos antes del golpe de Estado, se proyectaron en
segmentos del aparato estatal (Aguiar, 1980; forma durable sobre el período posdictadura.
de Sierra, 1985 y 1989). Los sectores del gran Si bien es cierto que el carácter traumático de
capital “modernizador”, y más asociados a la esa experiencia, para una sociedad y un siste-
lógica transnacional, luchaban por modificar ma político como el uruguayo, generó luego
el equilibrio interno del bloque en el poder, y una fuerte revalorización de las formas de do-
por lo tanto, debieron enfrentar en primer lu- minación históricas de tipo liberal-democráti-
gar a las otras fracciones del empresariado y co, es indudable que las nuevas luchas contra
su compleja red de mediaciones políticas con las formas de explotación —agravadas en lo
el Estado, tal como él funcionaba de larga data jurídico y en sus efectos materiales y cultura-
(más allá de las reformas introducidas en los les sobre los sectores populares y medios—
años sesenta). La irrupción creciente del polo deben enfrentar en la conciencia de dichos
popular en el plano social y cultural, así como sectores la amenaza latente de un retorno a
en el plano propiamente político, eran a la vez las formas represivas y dictatoriales de diri-
una expresión de esa crisis a nivel del bloque mir dichos conflictos por parle de los sectores
de poder, como sin duda también un factor de dominantes. En ese sentido, puede sostenerse
su agravamiento. Como luego veremos más en que el proceso de profundización democráti-
detalle, era casi inevitable que esta convergen- ca enfrenta hoy día nuevos obstáculos. Sobre
cia de factores profundizara la crisis específica todo, si se tienen en cuenta las tensiones crea-
del ya debilitado sistema político. das por los efectos fuertemente regresivos y
Digamos ahora que la implantación de la dic- excluyentes que provocan, desde 1985, la apli-
tadura no solo operó como un intento de resol- cación de políticas económicas y de reestruc-
ver algunos de los problemas específicamente tura estatal de corte neoliberal.
políticos e ideológicos que enfrentaba el siste- La ejecución de esta política —que había
ma, sino que en la práctica contribuyó a acele- empezado durante la dictadura militar— por
rar los ajustes y modificaciones en el bloque en parte de los dos gobiernos civiles posteriores
el poder, en la estructura estatal y en el conjun- a 1985, debe entenderse como formando parte
to de la estructura de clases del país. Y que es- de las tendencias anotadas a la transforma-
tas transformaciones, que habían comenzado ción del bloque en el poder. Transformación
Parte III. La transición democrática 397

que incluye el peso creciente de los sectores Sería, sin duda, una simplificación errónea,
bancarios transnacionales; la conformación por lo esquemática, sostener que los empresa-
de grupos económicos con mayor concentra- rios medios y pequeños —orientados casi ex-
ción y centralización de capital (Stolovich, clusivamente al mercado interno— hayan deja-
Rodríguez y Bértola, 1987), y con vínculos ten- do de ejercer todo peso económico o político,
dencialmente crecientes con los grupos trans- o que hubieran dejado de integrar el bloque de
nacionales (Stolovich, 1989); un mayor peso poder. Pero es indudable que han perdido po-
de los sectores empresariales ligados con las siciones y deben someterse básicamente a la
exportaciones agroindustriales; y, finalmente, hegemonía de los grandes grupos en desarro-
un retroceso permanente de numerosos sec- llo, que son, al mismo tiempo, tendencialmente
tores empresariales medios y pequeños, tanto líderes del sector exportador agroindustrial;
del campo como la ciudad. Estas tendencias y, al mismo tiempo, los más interrelacionados
van de par —operando como causas y efectos, con el capital transnacional y su estrategia eco-
al mismo tiempo— con una profundización de nómica, tanto en lo financiero como en lo pro-
la “ocupación” del gobierno y los aparatos es- ductivo. Ello implica una fuerte coherencia
tatales más relacionados con el área de políti- con la política de remodelación de la lógica
ca e intervención económica, por parte de re- del modelo de acumulación que se impulsa
presentantes directos de los empresarios y sus desde el Estado, la que hace al empresariado
cámaras corporativas. La reciente aceleración de punta, sin duda, más dependiente que en el
del proceso integrador subregional, impulsa- pasado de la lógica transnacional. Esto genera
do por Brasil y Argentina —al cual el Uruguay tensión y controversia mucho más agudas en
se incorpora en condiciones muy precarias el tema Nación-Dependencia y los proyectos
y casi sin discusión pública previa—, parece de país que se confrontan en la sociedad y la
ser una expresión más, pero muy significativa, escena política.
de estas transformaciones. La reducción sis- Abordar esta última dimensión es, induda-
temática y acelerada de los gastos sociales y blemente, clave para un análisis global de los
de las subvenciones al consumo popular, por altos y bajos del proceso democratizador en el
parte del Estado, son también síntomas del Uruguay contemporáneo. En primer lugar, por-
mismo proceso. que la redefinición de los lazos estructurales
398 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

del país con el “centro” capitalista —más allá de sus políticas operan con una autonomía
de la estructura compleja y también cambiante casi total de los intereses y equilibrios so-
de ese centro— y los procesos decisionales im- ciales y políticos internos al Uruguay. En su
plicados han jugado un papel capital en las po- casi totalidad, esos países, empresas e insti-
líticas macroeconómicas de los últimos veinti- tuciones integran el área central del capita-
cinco años, y consecuentemente en el compor- lismo “avanzado”.
tamiento de los actores sociales y políticos. Y Sería una simplificación sostener que ese
en segundo lugar, porque si bien obviamente fenómeno se produjo únicamente por la impo-
el Uruguay moderno ocupó siempre un lugar sición inevitable venida del exterior. En rea-
dependiente y subordinado en la estructura lidad, se trata de un movimiento combinado,
internacional del área capitalista, es incuestio- en el cual han jugado un papel activo algunos
nable que el importante avance histórico que sectores del empresariado local, articulados
mostraba el país en el proceso de democrati- por la élite política y tecnocrática que controló
zación social y política, estuvo fuertemente en estas décadas los centros de decisión esta-
correlacionado con la defensa de importantes tal. El proceso ha estado lejos de ser unilineal,
espacios de soberanía en la toma de decisiones pero la orientación general se ha ido imponien-
económicas y políticas, por parte de la élite po- do prácticamente sin solución de continuidad.
lítica que dirigió los destinos del país durante Mirado desde el punto de vista macroeconómi-
muchas décadas. co, este sometimiento a políticas transnacio-
En ese sentido, nos parece válida la siguien- nales está muy lejos, hasta el momento, de ha-
te proposición de carácter general: en los últi- ber superado el estancamiento económico del
mos veinte o veinticinco años, las políticas im- país, o de haber consolidado un nuevo régimen
pulsadas desde los gobiernos sucesivos —civi- social de acumulación, así fuera capitalista y
les o militares— han debilitado los grados de dependiente, pero dinámico y modernizador.32
autonomía decisional del Estado y la sociedad
uruguaya frente al exterior. O, dicho de otra
manera, han contribuido a aumentar el grado 32 Esto no excluye naturalmente la reconversión y
el dinamismo de algunos sectores productivos especí-
de dependencia frente a países, empresas e
ficos, en particular en ciertos rubros agroindustriales
instituciones cuyo centro decisor, y la lógica orientados a la exportación en buena medida.
Parte III. La transición democrática 399

Como contrapartida, la lógica del capital fi- Esta situación afecta al proceso de demo-
nanciero internacional se ha ido imponiendo cratización por lo menos en dos dimensiones
a toda la economía, lo que ha multiplicado el básicas. En primer lugar, restringe el acceso de
endeudamiento externo, las prácticas especu- los ciudadanos y sus representantes electos a
lativas, la fuga de capitales y la adopción de la información que alimenta decisiones de fon-
una estructura del gasto público cada vez más do, con efectos duraderos sobre el conjunto de
restringida, en lo referente a los gastos sociales la sociedad. Y, por supuesto, limita en extremo
y el apoyo a los sectores productivos, en parti- su posibilidad de incidir en las mismas. Ello ge-
cular de aquellos más generadores de empleo. nera amplias zonas de opacidad en los asuntos
Al igual que en muchos otros países de Amé- públicos y, como luego veremos con más de-
rica Latina, este proceso agudo de pérdida de talle, limita de hecho en forma sustancial las
soberanía produjo ese fenómeno cuasi colonial atribuciones del Parlamento, en tanto poder
por el cual —más allá, o además, de los efectos autónomo del Estado.
específicos del mercado internacional y sus es- En segundo lugar, dado el contenido sustanti-
tructuras asimétricas— el gobierno ha debido vo de las áreas en que esos centros de decisión
aceptar como algo normal que funcionarios de extranjera logran incidir casi compulsivamente,33
organismos extranjeros se instalen en su seno, el resultado en un largo período de aplicación
para supervisar y controlar las cuentas públi- de esas políticas ha sido la polarización de la es-
cas, con un nivel de transparencia y precisión tructura social, el empobrecimiento sistemático
al que no tienen derecho los ciudadanos del de amplios sectores de la población y el dete-
país y ni siquiera los propios parlamentarios de rioro de los servicios públicos de contenido so-
la oposición. Se ha llegado al extremo, en más cial, con sus inevitables efectos, no solo sobre
de una ocasión, que capítulos enteros del pre- la equidad, sino también sobre el propio tejido
supuesto general de gastos del Estado hayan orgánico de la sociedad uruguaya.
sido acordados con los funcionarios del FMI o
el Banco Mundial, mucho antes de que lo co-
nociera el Parlamento. La primera información 33 El tamaño y las forma de operar el Estado; la es-
tructura del gasto público en inversiones o salarios; la
sobre lo acordado llegó por la traducción de
política fiscal, arancelaria, financiera y cambiaria; la
noticias aparecidas en el exterior. forma de encarar el tema de la deuda externa.
400 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

En ese contexto, se ven favorecidas en la Estado y sistema político


población las tendencias al descreimiento en la en la encrucijada
política y en los políticos; al retroceso de las Para considerar las implicaciones que tie-
tradiciones participativas en los movimientos ne para la democracia, su consolidación y su
sociales; al aumento de las situaciones ané- profundización, el tipo de régimen político —y,
micas en los sectores populares; y, más glo- en particular, las relaciones y funcionamiento
balmente, a la incredulidad generalizada en de los distintos poderes del Estado—, el caso
el propio destino del país. Factores todos que uruguayo configura un ejemplo de alto interés,
debilitan —aunque no los anulen mecánica- dada las características históricas del proceso
mente— los prerrequisitos para consolidar y democratizador, la ruptura prolongada del régi-
profundizar las conquistas democráticas histó- men político, y la particularidad de que, luego
ricas. Este último aspecto se ve aún más agra- de la llamada transición, se produjo, en lo fun-
vado por la combinación, por un lado, del des- damental, una clara restauración del régimen
creimiento —alimentado desde buena parte de anterior al golpe.
la élite política y militar— en la capacidad del A partir de un análisis muy abstracto, y a
país de enfrentar con éxito la fuerza expansiva veces muy “desde lejos”, algunos analistas ex-
del discurso ideológico y las presiones econó- tranjeros han considerado la transición demo-
micas provenientes del centro capitalista (en crática uruguaya como básicamente exitosa,
especial los EEUU); por otro lado, por el fun- e incluso la más exitosa del Cono Sur. Debe
cionamiento, en las últimas décadas, de una reconocerse que, en varios aspectos, les asiste
verdadera internacional de los ejércitos bajo la razón, al menos en una perspectiva comparati-
égida de los Estados Unidos,34 fenómeno que va, aunque quizás demasiado estática. Es cierto
está muy lejos de haber sido revertido con el que las tendencias autoritarias expresadas en
fin de la dictadura militar en 1985. forma de “estados de excepción” —primero
por el gobierno de Pacheco Areco, y luego en
la dictadura militar— no lograron consolidar
una parte considerable de sus objetivos polí-
34 Ver al respecto el contenido de las actas textuales
de la Conferencia de Ejércitos Americanos, realizada ticos manifiestos o latentes. Es cierto también
en Buenos Aires en 1987. que las luchas multiformes contra la dictadura
Parte III. La transición democrática 401

permitieron no solo reimplantar la Constitu- bles entre poderes que conlleva al hecho de la
ción de 1967, sus garantías civiles y políticas doble legitimidad conferidas por los electores
y el principio de la soberanía popular para la al presidente y al Parlamento; esta última, una
elección de autoridades; y, concomitantemen- institución que representa intereses diversos
te, revitalizar en los actores políticos y sociales y abriga en su seno mayorías y minorías. La
la fuerte tradición de cultura política democrá- particularidad del caso uruguayo radica en
tica existente en el país. Todo esto no es, por que ese conflicto se ve agravado por las ca-
cierto, poca cosa, tanto si se considera el ámbi- racterísticas del sistema electoral, que permi-
to puramente nacional, como en una perspecti- te acumular —dentro del mismo “lema-parti-
va comparativa. do”— los votos a distintos candidatos a presi-
Sin embargo, esto es solo un aspecto o un dente. Ello ha generado, y genera aún hoy, el
nivel del problema. En primer lugar —aunque acceso a la presidencia del país de candidatos
esto no es un problema de régimen político—, minoritarios en el electorado, y que carecen
porque una parte fundamental de los bloqueos de mayoría parlamentaria.
del modo de acumulación y de los conflictos Dado ese marco general, se constata que la
entre actores que generaron las condiciones crisis general del modelo de acumulación, las
para la expansión autoritaria, siguen hoy día tensiones sociales y políticas que ella generó, y
presentes y sin ser resueltos. En segundo lu- el intento de reformular la forma de inserción
gar, porque la Constitución de 1967 y el régi- internacional de la economía del país, llevaron
men político restaurado en 1985 ya contenían a los sectores hegemónicos de ese proceso a
en su seno (en parte en la letra jurídica, y en iniciar una política de largo plazo, orientada a
parte por el uso político que de ella se podía concentrar en el Poder Ejecutivo muchos más
y se puede hacer), modificaciones que implica- poderes que anteriormente. Dicho proceso co-
ban limitaciones importantes en las formas de menzó antes de la dictadura militar (Reforma
funcionamiento democrático tradicionalmente constitucional de 1967), se agravó durante el
existente en el país. régimen castrense, y ha continuado en los dos
La mayoría de los analistas coinciden en ca- gobiernos conservadores posteriores a 1985
racterizar el régimen político uruguayo como (Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle).
semiparlamentario, con las tensiones inevita- Se trata, por lo tanto, de una transformación
402 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de largo plazo del tipo de Estado y sus estruc- político-administrativas orientadas a prevenir el
turas de funcionamiento, que aparece mucho ascenso eventual de las luchas de los sectores
más ligada con los cambios operados en la subordinados, cada día más explotados y margi-
estructura de clases y el bloque en el poder, nalizados por las nuevas exigencias del modelo
que a las modificaciones en el régimen políti- de acumulación; en particular, las políticas de
co (de Sierra, 1987). A pesar de ello, nos im- ajuste sin reconversión productiva, crecimiento
porta ahora jerarquizar cómo inciden en ese económico y generación de empleo, como es el
proceso específicamente los tipos de régimen caso en Uruguay y otros países de América Lati-
político que se sucedieron desde la agudiza- na en la actualidad.
ción de la crisis democrática a mediados de Se trata de conceptualizar un fenómeno nue-
la década del sesenta, hasta hoy día en que se vo, cuál es la posibilidad de un Estado en muchos
transita el segundo gobierno, posdictadura. aspectos democráticos, pero con un régimen
Este análisis es importante, pues permite ir político que incluye cada vez más concreciones
especificando las limitaciones de nuevo tipo institucionales y prácticas de gobierno que recu-
que enfrenta el proceso democratizador el bren y expresan tendencias al autoritarismo. Po-
Uruguay actual y futuro. sibilidad tanto más real cuanto esas tendencias
En particular, el desarrollo embrionario de coinciden con la nueva estrategia de los EEUU,
una forma específica de lo que podríamos llamar con las nuevas formas de tutela militar aggior-
Estado de nuevo tipo, que puede llegar a con- nadas y con la propia lógica del nuevo tipo de
vivir con formas de régimen político variadas Estado capitalista dependiente, en la fase actual
y, por cierto, diferentes de la dictadura militar de reestructura del capitalismo central.
o cívico-militar explícita. Sin excluir la posibili- Desde 1968 hasta el golpe de Estado de 1973,
dad de un retorno a mediano plazo de este tipo los gobiernos de Pacheco Areco y Bordaberry,
de régimen, nos interesa mostrar las tendencias si bien fueron designados por elecciones, en la
que pueden culminar en la constitución de una práctica no solo extremaron los recursos de
nueva forma democrática de régimen. Un régi- concentración del poder que les facultaba la
men que, manteniendo muchas de las libertades nueva Constitución, sino que, de hecho, instau-
y derechos actuales, incluya en su seno una se- raron una “dictadura constitucional” y gober-
rie de dispositivos institucionales y de práctica naron prácticamente siempre bajo “Medidas
Parte III. La transición democrática 403

prontas de seguridad”, extralimitando el senti- sustantivo el uso de ese poder, no solo para re-
do de ese instrumento previsto en la Constitu- primir, sino para acentuar la reestructura del
ción para otros fines. Lo cierto es que durante modelo económico y del bloque en el poder.
seis años profundizaron la concentración de Pero, en el tema que ahora nos ocupa, impor-
poder en el Ejecutivo, lo que violento reiteradas ta señalar que durante ese largo período se con-
veces las atribuciones del Poder Judicial y del solidó un estilo vertical de gobernar y una serie
Parlamento (este último ya disminuido en sus de leyes y decretos administrativos que sobrevi-
atribuciones por la reforma constitucional de vieron en gran medida al régimen militar.
1967). De modo que, ya en ese período, las ten- Y, al sobrevivir, marcaron un sentido con-
siones entre poderes fueron resueltas a favor centrador en el Ejecutivo y la alta administra-
del Ejecutivo (con el pretexto de las amenazas ción designada por él, a los dos gobiernos civi-
del movimiento popular y de la izquierda), aun- les electos que lo sucedieron.
que se mantenían ciertos aspectos, cada vez Al asumir Sanguinetti, se da la circunstan-
más formales, del régimen político y se evitaba cia particular de que luego de dieciséis años
la instauración lisa y llana de una dictadura mi- de regímenes de excepción claramente antide-
litar. Hay amplio consenso en considerar que mocráticos, recién convergieron las condicio-
todo ese período representó un retroceso fun- nes políticas y jurídicas para el pleno funcio-
damental y significativo del anterior funciona- namiento del régimen político previsto en la
miento democrático del sistema político. Constitución de 1967. Con la salvedad de que
Fue en ese clima de deterioro democrático en el ínterin la sociedad se había transformado
que los militares dieron el golpe de Estado, en un sentido regresivo,35 se había modificado
mediante el cual mantuvieron durante los pri-
meros cinco años la ficción de un presidente
35 Resumidamente, puede señalarse: 1) Se redujo el peso
civil, pero ejercieron ellos un poder absoluto específico de la clase obrera industrial y cambió su estruc-
en todos los planos. tura interna; 2) disminuyó sustancialmente el nivel de vida
Naturalmente, durante los once años de go- de las capas asalariadas, así como la masa de salarios en
bierno castrense se profundizaron las tenden- el conjunto de las retribuciones; 3) emigró al exterior por
lo menos el 15% de población económicamente activa; 4)
cias autocríticas en el manejo del Estado que
aumentó radicalmente el sector informal y semimarginal
había iniciado Pacheco, lo que agudizó en lo de la economía productiva de servicios no modernos; 5)
404 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

el sistema de partidos para el cual dicha refor- menes de excepción se habían procesado una
ma constitucional fue pensada,36 y bajo regí- parte considerable de las transformaciones en
el equilibrio de fuerzas del bloque de poder, que
supuestamente ella debía contribuir a favorecer.
se aceleró considerablemente el proceso de crisis de los A partir de 1985, nos encontramos en un ré-
empresarios ligados con el mercado interno en casi todas gimen político legal y no de facto —es decir,
las ramas de la economía, en particular los sectores de la
un régimen legitimado por la vigencia del Esta-
pequeña y mediana empresa; 6) el sector financiero pri-
vado pasó a jugar un papel decisivo en la economía y en do de Derecho, la elección de autoridades por
la fijación de las políticas públicas, al tiempo que pasaba voto popular y el reconocimiento formal de la
en su casi totalidad a manos de bancos extranjeros; 7) las división de Poderes—. Por eso. es importante
grandes empresas aumentaron su carácter oligopólico en percibir que la continuidad del movimiento
varios sectores y, junto con la concentración y centraliza-
ción de capital, tendieron a crearse grupos económicos
señalado, de traslación creciente al Ejecutivo
con un poder estratégico frente al Estado y la fijación de (en sentido amplio) de la toma de decisiones
su política económica; 8) la política de endeudamiento en rubros cada vez más amplios y numerosos,
público y privado en dólares dejó una deuda externa que adopta ahora especificaciones y caminos ope-
impone restricciones muy duras a cualquier política de rativos diferentes a los del período dictatorial.
reactivación que no pase, al mismo tiempo, por definir
sustancialmente las condiciones de pago; 9) el estanca- En la nueva situación, para mantener la men-
miento de la economía agropecuaria se mantuvo y hasta cionada tendencia centralizadora del poder,
se acentuó en términos estratégicos, salvo en los sectores el Ejecutivo se vio obligado a desplegar una
vinculados con la agroindustria de gran escala; 10) se creó serie de procedimientos que lo hacen operar
una estructura legal y organización adaptada a las necesi-
con frecuencia en el “filo de la navaja” del or-
dades —al menos formales— de una plaza financiera de
tipo offshore, en particular orientada a los mercados de den jurídico, procurando utilizar al máximo las
capital flotante de la Argentina y Brasil; 11) pasado el pri- atribuciones que le otorga la Constitución de
mer momento del impacto emigratorio y la consecuente 1967, para hacer valer sus puntos de vista, y a
movilidad estructural ascendente de la fuera de trabajo
residual, volvió a profundizarse el desequilibrio entre la
calificación técnica y cultural de los egresados del sistema dominado por los dos partidos tradicionales, se pasó a
educativo y las oportunidades ocupacionales que genera un sistema pluripartidario, por el nacimiento y consoli-
el sistema económico. dación del Frente Amplio (coalición de las izquierdas) y
36 Como luego veremos, de un sistema históricamente el posterior desgajamiento del Nuevo Espacio.
Parte III. La transición democrática 405

veces interpretando a su manera las lagunas casos en que dicha tendencia se expresó por
o ambigüedades del texto constitucional. En una cierta manera de usar esas atribuciones y
todo caso, esos procedimientos tienden, indu- su propia frecuencia, o en la extralimitación del
dablemente, a menoscabar en forma creciente espacio legal por medidas de hecho no siempre
la independencia de poderes y a multiplicar el claramente percibidas por todos los actores,
grado de opacidad en la toma de decisiones es- como, por ejemplo: imposición de puntos de
tratégicas para el país, lo que afecta a grandes vista a directores de entes autónomos o des-
sectores de la población. Por eso, especialmen- centralizados; sugerencias al parlamento sobre
te durante la administración de Sanguinetti, se como redactar una ley vetada; decisiones por
produjeron numerosas confrontaciones entre decreto cuando correspondería una decisión
el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y el Poder parlamentaria; entre otras.
Legislativo, en las cuales estos últimos mani- En otros casos, dicha tendencia se vio re-
festaron públicamente que se vulneraban sus flejada en la creación por parte del Ejecutivo
derechos y prerrogativas constitucionales. de obstáculos formales o de hecho a la trans-
Lo cierto es que, desde 1985, sin anular la di- parencia de los actos administrativos y de
visión formal de poderes del Estado y sin negar gobierno, sin la cual se hace casi imposible
el principio de la soberanía popular, el Ejecuti- que otros Poderes y la opinión pública pue-
vo desplegó una multiplicidad de procedimien- dan ejercer efectivamente sus atribuciones de
tos —a veces legales, otras de dudosa legalidad control democrático. Así, en ocasiones, se ha
y en ocasiones francamente ilegales— que presentado en forma oscura el presupuesto
permitieron al gobierno imponer de hecho los nacional o las rendiciones de cuentas anuales
capítulos fundamentales de su política econó- en lo que hace al Parlamento; se ha dado una
mica y social. redacción igualmente confusa al capítulo de
Hay aspectos de esa concentración que se la ley de caducidad37 —que tiene que ver con
expresaron en el simple ejercicio por el Eje- las atribuciones del Poder Judicial—; se ha
cutivo de atribuciones previstas en el marco procurado la obtención de recursos fiscales
constitucional: iniciativas reservadas; leyes de
urgencia; vetos totales o parciales a leyes vota-
37 Ley de amnistía a los militares por violaciones a los
das por el Parlamento; etcétera. Pero hay otros derechos humanos durante la dictadura.
406 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

por vías que eluden ilegalmente la interven- te afín a los planteos empresariales y. además.
ción parlamentaria; etcétera. se evita así pasar por el ámbito legislativo, mu-
Existen otras manifestaciones de esa ten- cho más heterogéneo y diversificado y que po-
dencia a la concentración de poder en el Eje- dría suponer una publicidad inconveniente. En
cutivo que se expresan en formas más suti- estos años, han sido cada vez más frecuentes
les pero no menos reales y efectivas, como las tratativas de este tipo entre el Ejecutivo y
son, por ejemplo: el recurso reiterado a la los centros de poder económico y militar; de
amenaza de vetos antes de que una ley sea este modo se fueron reservando atribuciones
aprobada contra la voluntad del gobierno o crecientes para la toma de decisiones, ajenas
el uso de mecanismos jurídicos o políticos a al control del Parlamento y la opinión pública.
efectos de eludir sus responsabilidades ante Solo varió esta situación en los casos en que la
la mayoría parlamentaria. Constitución obliga muy taxativamente a pasar
Esta política centralizadora se vio además por el trámite parlamentario. En varios de es-
favorecida en tanto se mantuvo vigente, como tos casos, el Parlamento se vio obligado a votar
ya se ha mencionado, un número importante de lo que ya estaba elaborado en sus grandes lí-
decretos-leyes y reglamentos de la época dic- neas o someterse una vez más al veto.
tatorial que aumentan el margen de maniobra La combinación de todos estos factores de
del Ejecutivo. El uso alternativo o combinado tipo estructural y de prácticas políticas ha con-
de todos esos mecanismos le ha permitido al figurado una situación de creciente conflicto
gobierno imponer su política presupuestal mo- entre poderes, con tendencia al bloqueo del
netaria, financiera, impositiva, de alquileres, de sistema político. Ella fue más fuerte durante el
jubilaciones o de manejo del tema militar. gobierno de Sanguinetti, pero ha vuelto a ma-
Cabe señalar, por último, que esta centrali- nifestarse en la actual administración. El saldo
zación en la toma de decisiones se adecúa a la es un relativo decaimiento del Parlamento y
conveniencia para los dirigentes de los grandes del Poder Judicial, así como un debilitamien-
grupos económicos y empresas líderes, de ne- to de los controles democráticos que deberían
gociar sus intereses específicos directamente ejercer la ciudadanía y los partidos políticos.
con el Ejecutivo. Las orientaciones económi- En particular, estos últimos han tendido nue-
cas generales de este lo vuelven particularmen- vamente a verticalizarse (contrariando la
Parte III. La transición democrática 407

tendencia fugaz esbozada durante la transi- de normalidad se ve desmentido por varios he-
ción). Con ello, perdieron parte de su papel de chos relevantes.
mediadores y fortalecieron su función de “co- En primer lugar, la permanencia en sus pues-
rrea de transmisión” de la voluntad del Ejecuti- tos, y las reiteradas promociones por el Ejecu-
vo (nos referimos, obviamente, a los dos parti- tivo o el Parlamento de oficiales sumamente
dos tradicionales que se han rotado en el poder comprometidos con la conducción o la ejecu-
en 1985 y 1989). ción táctica durante la época de la dictadura.
En lo que ha sido dado en llamar el “proble- Es decir que, en la práctica, los gobiernos civi-
ma militar” en los regímenes posdictatoriales les se han negado a enfrentar cualquier proce-
del Cono Sur, la situación actual en el Uruguay so de depuración basado en una política de de-
también presenta algunas particularidades, si mocratización de los mandos y los cuadros de
bien los aspectos centrales que hacen al futu- inteligencia. En segundo lugar, los gastos para
ro democrático pensamos que son comunes a defensa y seguridad en el presupuesto público
todos ellos. Las particularidades consisten en: siguen absorbiendo casi el 40% del total. En ter-
a) desde el punto de vista constitucional, des- cer lugar, los mandos militares amenazaron di-
de 1985 se volvió estrictamente a las reglas vi- rectamente con desobedecer y sublevarse si el
gentes antes del golpe, a diferencia de los otros Parlamento no votaba una amnistía total para
países de la región; b) la transición fue directa todos los responsables de delitos en materia de
y formalmente negociada entre parte sustan- derechos humanos. Esto, con el agravante de
cial de los dirigentes políticos —incluyendo los que las mayorías de ambos partidos tradicio-
de izquierda— y los mandos militares. nales aceptaron el chantaje y el Poder Judicial
Más allá de que en estos años ha habido re- vio desconocidos sus mandatos de arresto en
iteradas declaraciones de oficiales en activi- el período de discusión de la ley. Se descono-
dad, o recientemente retirados, que muestran ció, así, el principio básico de la igualdad de
la permanencia de un pensamiento mesiánico todos los ciudadanos ante la ley, con todos los
y ligado más o menos directamente con la lla- efectos que ello implica no solo desde el punto
mada Doctrina de la Seguridad Nacional, no se de vista jurídico y político, sino como mensaje
han producido hechos manifiestos de rebeldía implícito para eventuales futuras intervencio-
armada. Sin embargo, este aparente contexto nes castrenses.
408 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Además, debe tenerse en cuenta que más del Ejército de la dictadura—, comprometien-
allá del marco constitucional, desde el punto de do aún más el papel del poder político en la
vista legal aún hoy las Fuerzas Armadas siguen conducción efectiva de la integración militar
rigiéndose por una Ley Orgánica elaborada por a la vida democrática. Por su parte, el actual
ellas mismas durante la dictadura. Y que, a pe- gobierno nombró en el cargo a un civil, pero
sar de las promesas electorales, ninguno de los hasta ahora no ha modificado sustancialmente
dos gobiernos civiles ha impulsado realmente la situación que enumeramos.
su revisión hasta el momento. Respecto del nuevo tipo de Estado que se va
En lo global, parece claro a esta altura que consolidando —y en buena medida, respecto al
los militares han retenido un papel político y sistema político real y no solo jurídico—, el sig-
una real capacidad de vetar ciertas decisiones nificado más importante del problema militar lo
gubernamentales. En ese sentido, y más allá constituye, por un lado, el carácter netamente
de lo que dice la Constitución y la ley, el juego de “soldados políticos” que las Fuerzas Armadas
de factores de poder efectivo se ha modifica- siguen reivindicando para sí. Se incluye en ello
do respecto de la situación histórica previa al la consideración como enemigos del “orden” y el
golpe de Estado. La aceptación por el gobierno “proyecto nacional” (tal como ellos lo definen)
del sobredimensionamiento de las Fuerzas Ar- al marxismo como ideología y a los partidos de
madas y el papel relativamente menor de estas izquierda como fuerza. Cabe destacar también
en la hipótesis de un conflicto internacional, su capacidad y voluntad —tolerada o impulsada
tiende estructuralmente al desarrollo de sus según los casos por varias fuerzas políticas— de
tendencias intervencionistas y tutelares sobre tutelar y vetar ciertas áreas de decisión del go-
la sociedad, el Estado y el sistema político. bierno y de los otros poderes del Estado.
Junto con una serie de otras iniciativas (u Como muy bien señala el politólogo nortea-
omisiones), es indudable que el primer go- mericano Alfred Stepan en su última obra so-
bierno civil facilitó esta situación al nombrar bre los problemas político-militares en el Cono
un ministro de Defensa que fue más un admi- Sur (1988), en lo referente a la doble dimensión
nistrador burocrático que un conductor demo- de “cuestionamiento militar del poder civil” y la
crático de las Fuerzas Armadas. Más tarde, lo “sobrevivencia de prerrogativas militares”, Uru-
sustituyó por el Gral. (r) Medina —último jefe guay se encuentra en una posición intermedia
Parte III. La transición democrática 409

entre Brasil y Argentina, aunque claramente del Doble Voto Simultáneo para los cargos
alejado de lo que puede considerarse una situa- ejecutivos (presidente de la República e in-
ción normal y estable en cuanto a sus implican- tendentes departamentales).
cias para la consolidación de una democracia El sistema de los Lemas fue siendo elabo-
bajo control civil en sentido estricto. rado paulatinamente por los dos grandes con-
Finalmente, queremos considerar otro án- glomerados políticos tradicionales (colorados
gulo de las disfuncionalidades de la actual si- y blancos o nacionalistas) para minimizar el
tuación democrática, mediante el análisis de efecto centrífugo de sus abigarradas tenden-
algunos aspectos de la relación, por un lado, cias internas, premiando electoralmente a quie-
entre el sistema electoral y de partidos, y por nes de una u otra forma se sometían o se arti-
otro, de los mecanismos de toma de decisiones culaban a los caudillos principales de cada co-
estatales y de los impactos de ambas dimen- lectividad. El núcleo duro del sistema consiste
siones sobre el problema de la representación en que tanto las listas, como los votos emitidos
ciudadana. La mayoría de los problemas aquí por ellas, solo pueden sumarse si se presentan
señalados están presentes desde mucho antes dentro de uno de los Lemas Permanentes y, a
del golpe militar de 1973, e incluso hay cierto su vez, estos son otorgados o fiscalizados por la
consenso en considerar que ellos contribuye- Corte Electoral (hasta ahora, siempre contro-
ron parcialmente a la crisis del sistema político lada por ambos grupos tradicionales).38 Esto
que lo precedió. Sin embargo, en la actualidad, rige para todos los cargos y todos los niveles.
dichas disfuncionalidades han cobrado tal El resultado sobre el sistema ha sido, por un
magnitud que buena parte de la élite política de lado, fomentar aún más la fragmentación in-
todos los partidos debate sobre la necesidad de terna dentro de los “Lemas-partidos” tradicio-
la reforma del sistema electoral vigente. nales, donde conviven tendencias claramente
En función del tema que nos ocupa en contradictorias en lo programático; y, por otro,
este trabajo, los aspectos más destacados a
tener en cuenta serían: a) la estructura de la
llamada Ley de Lemas (en realidad, una arti- 38 Inclusive en la actual administración, cuando según
los resultados de la elección de noviembre de 1989,
culación compleja de retazos jurídicos acu-
más del 30% de los votos válidos fueron emitidos por el
mulados durante décadas); b) el mecanismo Frente Amplio y el Nuevo Espacio.
410 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

dificultar tanto la aparición de nuevos Lemas electoral que permite acceder a la Presidencia a
permanentes, como hacer especialmente opa- candidatos que, o no son los más votados indivi-
ca la relación entre el voto emitido en la urna dualmente (Bordaberry frente a Wilson Ferreira,
por el ciudadano individual y el resultado final en 1971), o apenas se distancian del resto (Laca-
de la elección. Este último aspecto se explica lle frente a Seregni, en 1989). En cualquier caso,
por el hecho de que existe una creciente can- nunca pasan de ser una minoría mayor, y carecen
tidad de listas en cada Lema para cada cargo de mayoría parlamentaria para aplicar en forma
en disputa, mientras que luego de la suma de consistente programas de gobierno.
votos al Lema, son proclamados los candidatos Por otra parte, como lo habían mostrado
y las listas con más votos sobre la base del sis- los gobiernos de Pacheco Areco y Juan María
tema Halty, de proporcionalidad integral. Bordaberry antes del golpe de Estado, y como
Es ese mecanismo el que hizo posible desde se manifiesta en los recientes gobiernos de Ju-
hace décadas, que, por ejemplo, el Presidente lio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle,
nunca tenga mayoría de votos en el país, aun- estas situaciones agudizan las tensiones entre
que sí dentro de su Lema. Para ser proclamado, el Ejecutivo y el Parlamento, y refuerzan las
ha debido sumar votos emitidos a favor de can- tendencias concentradoras de poder de facto
didatos y programas que muchas veces tienen en aquel. Sobre todo, ahora que el sistema de
más afinidad con sectores de otro Lema que con partido se hizo más plural y existen cuatro Le-
los del suyo propio. Algo similar, en su plano, su- mas con peso electoral efectivo,39 lo que tensio-
cede con los candidatos al Parlamento, quienes na al máximo los mecanismos institucionales
obtienen sus bancas cada vez con menos votos
“propios”. Para los cargos ejecutivos, la mecá- 39 Resultados electorales por Lema, de noviembre de
nica funciona gracias al Doble Voto Simultáneo, 1989 (en porcentajes)
que consiste en que primero se vota al “Lema- Partido Partido Frente Nuevo
partido” y solo en segunda instancia al candidato Nacional Colorado Amplio Espacio
dentro del Lema (siempre, más de uno en los par- 38,80 30,12 1,49 8,00
tidos tradicionales). La eventual existencia pre-
26,60 25,30 34,80 13,30
electoral de un vago “programa único” que pocas
veces se cumple, tiende a disimular la violencia 49,60 34,80 10,00 5,50
Parte III. La transición democrática 411

definidos por la Constitución de 1967, prevista Proyectos dominantes


en realidad para la competencia solo entre dos y alternativos en la crisis
Lemas claramente dominantes. y recuperación democrática
Ello explica también la innovación política A fines de los años sesenta y comienzo de
introducida por el gobierno actual que trata de los setenta —cuando el viejo y agotado “Uru-
constituir una especie de coalición de gobierno guay batllista” se descomponía en la incerti-
con su rival tradicional (denominada por razo- dumbre, y cuando la búsqueda de nuevos ho-
nes tácticas “coincidencia nacional”, a fin de no rizontes galvanizaba a los sectores más diná-
herir las fuertes tradiciones propias existentes micos de la sociedad—, planteamos una tesis
en las élites políticas de ambos partidos tradi- que fue polémica, pero que entendemos sigue
cionales). Esta innovación tiene serias dificulta- siendo válida en lo fundamental (de Sierra et
des para funcionar en tanto contraría no solo la al., 1972). La tesis central y de mayor nivel de
tradición política nacional, sino la propia lógica generalidad que allí planteábamos, combatía
del sistema electoral y sus efectos sobre la com- el discurso dominante que sostenía, por un
petencia interpartidos para acceder al gobierno; lado, que la democracia uruguaya había supe-
tanto más que la agresividad de las políticas de rado la lucha de clases y era no solo avanza-
ajuste fiscal y de desregulación y privatización da sino inatacable, salvo por enemigos (más
estatal descargan sobre el Partido Colorado o menos infiltrados desde el exterior) que,
todo el desgaste del propio partido de gobier- enquistados en la defensa egoísta de sus inte-
no. Esta “disfuncionalidad” de una coalición de reses inmediatos, terminaban por convertirse
facto, en un régimen cuasi presidencial como el en sus sepultureros al menospreciarla en su
uruguayo, se ve agravada por el crecimiento de valor intrínseco o universal. Y, por otro lado,
la credibilidad electoral del Frente Amplio y el que el proceso de democratización histórico
Nuevo Espacio (fuerzas claramente de izquierda se debía básicamente al batllismo, que habría
y centroizquierda), y su capacidad creciente de sido, además, la expresión política del domi-
atracción de los descontentos, que se ve reforza- nio de las clases medias durante décadas.
da al ser casi la única opción de oposición neta En un doble razonamiento sosteníamos que
claramente disponible para el elector. todo el largo período del llamado Uruguay
batllista representaba un exitoso proyecto de
412 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

desarrollo nacional-dependiente, bajo hegemo- abre y aún es difícil prever la forma que puede
nía de fracciones burguesas modernizadoras y tomar (cesarismo, dictadura militar, bonapar-
políticamente liberales, y donde los sectores tismo, fascismo).
medios tenían peso, pero como clase aliada o Han pasado veinte años desde entonces,
de apoyo, según el período. Y, por otro lado, y los acontecimientos fueron desplegando y
afirmábamos que la democratización era tam- mostrando las singularidades de esa crisis es-
bién el resultado de largas luchas populares tructural y del comportamiento de los actores
desde el llano. A partir de esa relectura del implicados. Más allá de un análisis detallado de
proceso histórico, junto con un equipo de co- esos procesos —que hemos abordado en otros
laboradores y el aporte decisivo de la renova- trabajos—, hay algunas líneas rectoras que
da investigación económica en el país, fuimos queremos ahora destacar.
desarrollando académicamente la tesis inicial, Por un lado, esa crisis global del bloque do-
que sostenía que, desde la década de los sesen- minante y sus contradicciones internas —que
ta, se había “desencadenado una nueva y pro- por primera vez en este siglo lo había privado de
funda crisis hegemónica entre las fracciones un proyecto nacional viable— aún hoy no se ha
de la burguesía; crisis que conduce el estanca- revertido neta y consistentemente, aunque sea
miento general del capitalismo nacional ante la menos aguda que antes de la dictadura militar.
nueva coyuntura del imperialismo. Esa crisis En primer lugar porque, si bien los sectores del
de la burguesía es económica, política e ideo- gran capital nacional y extranjerizado han gana-
lógica —decíamos allí— y se acompaña por do posiciones en el control del Estado, el proce-
una “rebelión” de la pequeña burguesía y de los so de relativo estancamiento macroeconómico
sectores medios, así como por un desarrollo aún continúa. En segundo lugar porque, a pesar
creciente de la organización de la clase obre- de la superación del gran descrédito que los par-
ra. El “parlamentarismo” y el Estado de Dere- tidos tradicionales tenían en aquella época, tan-
cho dejan de funcionar en su eficacia propia al to los efectos de la dictadura sobre ellos como
servicio de las clases dominantes, los partidos la dificultad de renovación efectiva de su accio-
políticos “molestan” al gran capital y al impe- nar han disminuido su influencia ideológica y
rialismo, y se desarrolla la lucha armada contra electoral sobre la población, y aún no han podi-
el régimen. Un nuevo período de excepción se do constituir un instrumento político capaz de
Parte III. La transición democrática 413

vehicular con coherencia interna la nueva rela- De todos modos, debe señalarse una bifur-
ción de fuerzas configurada en el sector burgués cación importante en el núcleo del proyecto
de la sociedad civil. En tercer lugar porque, a pe- dominante. Dicha bifurcación tiene, por lo
sar del interregno militarista, ni el proyecto po- menos, dos niveles: uno más político y otro de
pular ni los principales actores sociales y políti- modelo de crecimiento. En lo político, el perío-
cos que lo impulsaban pudieron ser aniquilados do dictatorial decantó un sector decidido a re-
o marginalizados del sistema político. componer las vías democráticas de una nueva
Por otro lado, aunque en estos veinte años hegemonía, que trató de efectuar la reconver-
no se ha producido todavía la consolidación sión del modelo de crecimiento y de inserción
de un nuevo proyecto hegemónico, es indu- internacional, con la pausa necesaria para evi-
dable que ciertas características centrales del tar nuevas confrontaciones catastróficas con
proyecto históricamente dominante en el Uru- los sectores populares y la eventual nueva re-
guay han perdido peso sobre todo en el seno currencia a los estados de excepción formali-
del gran empresariado y buena parte de sus zados. Por otro lado, sigue presente un sector
representantes políticos (en ambos partidos que, sin reivindicar explícitamente el período y
tradicionales). Entre otros aspectos, podemos los métodos dictatoriales y autoritarios (en lo
señalar: la confianza en el papel del Estado represivo), mantiene de hecho la voluntad de
como organizador y promotor del desarrollo ese recurso, si las fuerzas que impulsan un pro-
nacional, y como instrumento redistribuidor yecto alternativo —que ellas denominan “Na-
del ingreso en los sectores medios y populares cional, popular y democrático”— consiguen
de la población; la centralidad en términos de plantearse ante la ciudadanía como efectiva
legitimación y factor de gobernabilidad, de los opción de gobierno por la vía electoral. En re-
principios de solidaridad y de acceso generali- lación con los actores políticos, estas tenden-
zado a una amplia gama de derechos sociales, cias atraviesan ambos partidos tradicionales,
como salud, educación, vivienda, etcétera; la aunque en proporciones distintas.
centralidad, no solo en términos de territorio, En términos de modelo de crecimiento, la di-
sino de autonomía nacional, de la defensa de visión no se refiere únicamente a la mayor o me-
la soberanía, en la definición de los objetivos y nor radicalidad del paso a una economía pura
los medios para el desarrollo del país. de mercado en lo interno y lo internacional,
414 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

sino también al papel que el Estado y los secto- concepción de la economía y las estructuras
res productivos (agrarios e industriales) deben socio-políticas. A su vez, esas fuerzas asumie-
jugar en esa reconversión, en contraposición ron en forma generalizada que, en esta etapa
con la priorización radical del sector servicios del país, el proyecto de gobierno debe aceptar
y, en especial, el sector financiero. Sin que la re- su carácter nacional-popular en forma explíci-
lación sea mecánica o unilineal, es evidente que ta y no solo como referente táctico.
ambas tendencias también difieren en el papel La otra novedad importante es que, a medi-
del mercado interno y en la consideración de los da que aumentan su influencia en la ciudada-
costos sociales de la reconversión; y, por lo tan- nía —y más concretamente se aproximan a la
to, del grado de centralidad de las exigencias de posibilidad de ejercer el gobierno—, la mayo-
democratización social implicadas. ría de las fuerzas de izquierda van asumiendo
Por su parte, el principal proyecto alterna- como propia la bandera de la lucha contra el
tivo surgido antes del golpe, si bien ha mante- estancamiento y por la reconversión produc-
nido globalmente sus grandes líneas de defini- tiva. Más que un problema de programa, se
ción, ha registrado modificaciones en varios trata de un recentramiento de los ejes con el
planos. Para comenzar, los importantes cam- que se interpela a la ciudadanía. Frente al mo-
bios ocurridos en el clima y la metodología de delo neoliberal —en sus dos vertientes—, que
las luchas populares, así como en el contexto pretende resolver ese problema destruyendo
internacional, produjeron una asunción mu- gran parte de los logros históricos de la so-
cho más explícita y radical de la referencia a ciedad uruguaya, las fuerzas progresistas van
los aspectos políticos de la democracia, como tomando conciencia de que, sin desarrollo,
objetivos propios y no solo como un contexto a sin acumulación y desarrollo de las fuerzas
defender o utilizar para los cambios socioeco- productivas, todas las vías de profundización
nómicos impulsados. de la democracia política y social pierden, de
Además, si bien casi todas las fuerzas que manera paulatina, su viabilidad histórica; y
animan ese proyecto mantuvieron la referencia que sin ello, la propia identidad nacional está
a la construcción de una sociedad socialista, gravemente amenazada.
fueron abandonando poco a poco la tradición En lo global y resumiendo, puede decirse
puramente estatista y centralizadora, en la que al día de hoy —y en perspectiva—, en el
Parte III. La transición democrática 415

caso uruguayo se enfrentan dos modelos y Castagnola 1989 La democratización


dos estrategias para encarar la superación del y el debate sobre la modernización
prolongado estancamiento y el deterioro de- (Montevideo: Ediciones de la Banda
mocrático —político y social—, abiertos con Oriental – Centro Interdisciplinario de
la crisis pospopulista. La existencia de esos Estudios sobre el Desarrollo – Centro
dos modelos no significa que las fuerzas pro- Latinoamericano de Economía Humana),
piamente político-partidarias actuales no es- De Riz, L. 1980 “El fin de la sociedad populista
tén sometidas a tensiones y ambigüedades en y la estrategia de las fuerzas populistas y la
su seno. Más bien lo que está planteado es un estrategia de las fuerzas populares en el Cono
complejo proceso de redefiniciones y acomo- Sur” en Nueva Sociedad (Caracas) N.º 47.
damientos que pueden culminar en alianzas de Sierra, G. 1972 “El batllismo: su naturaleza
de nuevo tipo, polarizadas en un sentido o en y su función de clase” en Cuadernos de
otro, pero complejas y dinámicas. El resulta- Ciencias Sociales (Montevideo: Instituto de
do histórico concreto de esas transformacio- Ciencias Sociales) N.º 2.
nes no dependerá solo de las determinantes — 1985 Sociedad y política en el Uruguay de
estructurales (socioeconómicas y políticas) la crisis (Montevideo: Libro Sur).
sino, en definitiva, del comportamiento de — (comp.) 1987 ¿Hacia dónde va el estado
los actores y la evolución de la correlación de uruguayo? (Montevideo: Fundación Cultura
fuerzas, a nivel nacional e internacional. Universitaria – Centro Interdisciplinario de
Estudios sobre el Desarrollo).
Bibliografía — 1987 Concentración de poder y democracia
Aguiar, C. 1980 ¿Estado aislado, sociedad (Montevideo: Fundación Cultura
inmóvil?, Centro Interdisciplinario de Universitaria – Centro Interdisciplinario de
Estudios sobre el Desarrollo, Estudios sobre el Desarrollo).
Montevideo, mimeo. — 1989 “Sistema y partidos políticos en el
— 1984 Elecciones y partidos en el Uruguay, Uruguay de la crisis” en Meyer, L. y Reyna,
en Serie Uruguay Hoy (Montevideo: Centro J. L. (comps.) Los sistemas políticos de
Interdisciplinario de Estudios sobre América Latina (México DF:
el Desarrollo). Siglo XXI – UNU).
416 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

FESUR (Fundación Friedrich Ebert en Nun, J. 1987 “Vaivenes de un régimen social


Uruguay) 1988-1990 Uruguay 2000 de acumulación en decadencia” en Nun, J.
(Montevideo). y Portantiero, J. C. (comps.) Ensayos sobre
Glllespie et ál. (comps.) 1984-1985 Uruguay y la transición democrática en la Argentina
la democracia (Montevideo: Ediciones de (Buenos Aires: Punto Sur).
la Banda Oriental) Vols. I, II y III. Real de Azúa, C. 1990 Política, poder
Instituto de Ciencia Política 1989 Los partidos y partidos en el Uruguay de hoy
políticos de cara al 90 (Montevideo: (Montevideo: Arca).
Fundación Cultura Universitaria – Stepan, A. 1988 Repensando a los militares en
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Nohlen, D. y Rial, J. (comps.) 1986 Reforma (Montevideo: Centro
electoral; ¿posible, deseable? (Montevideo: Uruguay Independiente).
Ediciones de la Banda Oriental – Fundación — 1989 Poder económico en el Uruguay
Friedrich Ebert en Uruguay). actual (Montevideo: Centro
Notaro, J. 1984 La política económica en Uruguay Independiente).
el Uruguay; 1967-1984 (Montevideo:
Ediciones de la Banda Oriental – Centro
Interdisciplinario de Estudios sobre
el Desarrollo).
Los sindicatos en la transición
democrática* *****

M ás allá de su aparente simplicidad enun-


ciativa, examinar el papel del sindicalis-
mo en los procesos de democratización ocurri-
Al estudiar el papel del sindicalismo en el
proceso de democratización, se está confron-
tando —al menos en principio— un actor sin
dos en varios países de América del Sur en la duda político-social, pero cuya base de defini-
década del ochenta, presenta ciertas compleji- ción parte de su carácter corporativo y su re-
dades teóricas y analíticas que conviene al me- ferencia clasista (sujetos definidos claramente
nos señalar de manera breve, pues ellas inci- en el polo subordinado de la estructura social y
den inevitablemente sobre el análisis histórico las relaciones de trabajo de países capitalistas
concreto de los procesos en cuestión. Más aún latinoamericanos), con un proceso de redefini-
cuando se trata de situar los análisis nacionales ción del régimen propiamente político, sus re-
en una perspectiva comparativa. glas de juego y sus principios de legitimación.
Por lo tanto, el análisis de esa relación pone in-
mediatamente en juego no solo la interacción
* Publicado en Campero, G. y Cuevas, A. (comps.) posible o deseable entre actores corporativos-
1991 Sindicatos y transición democrática en América
Latina (Santiago de Chile: Planeta-CLACSO).
clasistas, con los partidos y el sistema político,
** Agradecemos la colaboración de Yamandú Gonzá- sino los modelos mismos de mediación y repre-
lez en la recopilación del material documental necesa- sentación entre los intereses socioeconómicos
rio para la redacción de este trabajo, así como sus útiles heterogéneos que emergen de la sociedad y el
comentarios y sugerencias a la versión preliminar. nivel político-estatal de cada país.
*** Trabajo presentado en el Seminario Internacional
sobre el Rol del Sindicalismo en la Democratización, De esa ecuación surgen una serie de tensio-
Comisión de Movimientos Laborales de CLACSO, San- nes —sin duda bastante diferentes en los pro-
tiago de Chile, 30 de agosto a 1.º de Setiembre de 1989. cesos históricos de cada país analizado— entre
418 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

los procesos de democratización propiamente de sindicatos con un papel político global (mo-
políticos y los reclamos de democratización de delo institucional, modelo de desarrollo, políti-
la estructura social (distribución del ingreso y ca de inversiones, etcétera), y no solo corpora-
heterogeneidades en la calidad de vida, pers- tivo (niveles salariales, condiciones de trabajo,
pectivas de movilidad social, estructura de la etcétera), lejos de ayudar a reconstruir una de-
propiedad, entre otros). mocracia estable, solo crea tal ilusión durante
Estas distintas dimensiones de la proble- la primera fase, pero luego ha de volver a dis-
mática y una acentuación diferente sobre la torsionar el proceso. Debe tenerse en cuenta,
relevancia de cada una de ellas en la propia además, que en los años ochenta, hay algunas
definición del objeto de análisis (“las conse- fuerzas democráticas en lo político, pero cla-
cuencias del comportamiento sindical en la ramente afiliadas a las tesis neoliberales y de
transición o debilitamiento de la consolida- mercado puro (incluso en las relaciones no
ción democrática”), llevan lógicamente a je- económicas), que tienen un papel activo en el
rarquizar diferentes tipos de acciones o pro- proceso de transición; a menudo, un papel es-
cesos, así como a evaluaciones también dife- tratégico. Las rigideces agregadas por la crisis
rentes de sus resultados. económica y las dificultades de un crecimiento
Veamos un ejemplo, entre otros, pero sin significativo y estable del producto refuerzan
duda altamente significativo: las fuerzas políti- aún más, en ese marco de análisis, la hipótesis
cas y sociales que impulsaron o apoyaron los del peligro que para la estabilidad política im-
golpes militares trataron de legitimarlos —en- plicaría un sindicalismo fuerte en lo reivindica-
tre otros argumentos—, al definir a los sindi- tivo, y con un horizonte político general en su
catos como portadores de un tipo de reivindi- accionar estratégico.
caciones y de relacionamiento con los partidos En contraste con dicha perspectiva, otras
de orientación socialista y comunista, que se- fuerzas sociopolíticas —obviamente más
rían en sí mismos desestabilizadores y en el lí- próximas en su pensamiento de los enfoques
mite subversivos del orden político vigente. teóricos más clásicos sobre la relación clase-
A partir de dicha lógica y ya en la fase de sindicato-partido, o incluso de los defensores
transición o de consolidación democrática, de algunas de las variantes llamadas neocor-
se tiende a considerar que una reconstitución porativas—, consideran que la reconstruc-
Parte III. La transición democrática 419

ción de sindicatos fuertes, eventualmente —al menos para el caso uruguayo— el carácter
independientes de los partidos, pero con un contestatario asumido por los sindicatos, tanto
papel y objetivos políticos globales, son una en la transición como en lo posterior, no solo
condición que contribuye significativamente contribuyó de forma considerable al retomo
a garantizar la transición democrática. Transi- de la democracia, sino que se constituyó en
ción que, amén de estable, se la concibe como un componente importante de su posible con-
debiendo ser capaz de consolidar un sistema solidación; en términos de estabilidad, pero al
político que, en efecto, pueda procesar una re- mismo tiempo en cuanto a su capacidad para
democratización de la sociedad; sobre todo en recoger y profundizar los avances históricos
el marco de una crisis económica tan aguda del proceso democratizador, previo al golpe de
como la que enfrentan los países latinoameri- Estado de 1973.
canos en esta década. Analizar, pues, el papel del sindicalismo
Naturalmente que el análisis exhaustivo de uruguayo en la transición democrática que se
esta problemática exigiría incluir en el sistema abrió en 1980, tiene un interés especial —en
de relaciones consideradas otras variables, ta- una perspectiva comparativa—, al menos por
les como el grado de desarrollo histórico con- dos características de su pasado histórico:
creto de dichos actores colectivos, el grado de a) por tratarse de un sindicalismo inserto
maduración del desarrollo capitalista en cada en uno de los sistemas políticos más demo-
país, la solidez de su cultura política democrá- cráticos y estables de América Latina, con un
tica, y, por supuesto, las estructuras concretas amplio reconocimiento político y cultural a su
del aparato estatal y su funcionamiento. De acción con anterioridad al golpe militar de 1973
todos modos, para el estudio del proceso uru- (paradójicamente acompañado de gran vacío
guayo, entendemos que la problemática teóri- legal y reglamentario).
ca aquí esbozada tiene suficiente pertinencia b) por la larga tradición en el país del sindi-
para considerar, al menos como parcialmente calismo autónomo (de las empresas y del Es-
inadecuada, la pregunta sobre si “el sindica- tado), y por el hecho de que los sindicatos po-
lismo jugó un papel consolidador o contesta- seían en el momento del golpe una fuerte legi-
tario”. De lo expuesto hasta aquí, pensamos timidad y penetración entre los asalariados de
que se puede deducir, sin violencia lógica, que todo tipo. A su vez, en el plano orgánico, entre
420 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

1964-1966, el movimiento sindical estaba unifi- tipo de acción sindical básicamente clandestina
cado en la Convención Nacional de Trabajado- y sometida a alto riesgo, tanto en términos de
res (CNT), donde convergían todos los sindica- represión física, como de pérdida del empleo
tos y todas las tendencias político-ideológicas por los activistas sindicales. Junto con ello, esa
de los dirigentes. política tuvo el efecto —como en otros casos
Para el análisis de la función de los sindica- de gobiernos dictatoriales del Cono Sur— de
tos en la transición y en lo posterior, se debe te- desarticular el mercado de trabajo y generar la
ner presente que, en el caso uruguayo, la CNT aparición de un amplio sector de trabajadores
jugó un papel relevante en el desarrollo del informales, desligados de las experiencias de
proceso sociopolítico que culminó con el golpe trabajo colectivo, así como de asociación sin-
de Estado (1968-1973), así como en el enfrenta- dical y reivindicativa. En ese marco de ofensiva
miento a este, en una huelga general de quince desestructuradora de los viejos sindicatos y de
días que se transformó en el eje de la resisten- retroceso radical de derechos sociopolíticos y
cia en ese período inicial del régimen militar. conquistas materiales históricas, el Ministerio
Tanto por esas razones político-ideológicas, de Trabajo del gobierno militar intentó, en más
como por la propia lógica macro-económica de una ocasión, crear un espacio tutelado para
impulsada por el gobierno militar, este instru- un nuevo sindicalismo, entre otras causas por
mentó no solo una política orientada con rigor el enorme vacío que se había creado en el área
y sistematicidad a la destrucción orgánica e de las relaciones laborales a nivel de las empre-
ideológica del movimiento obrero y toda for- sas. Las negativas sistemáticas de los trabaja-
ma de agremiación popular, sino que, al mis- dores de aceptar esas reglas de juego inviabili-
mo tiempo, su política económica y social tuvo zaron totalmente ese intento oficial.
como efecto la rebaja del salario real en casi Como veremos, luego del plebiscito cons-
50%; el aumento significativo de la desocupa- titucional de 1980, y desde el nuevo clima po-
ción y la emigración al exterior; un fuerte au- lítico generado por la derrota militar en él, el
mento de la tasa de actividad juvenil y femeni- gobierno elabora un nuevo marco jurídico para
na; la casi imposibilidad, por muchos años, de la sindicalización, que ahora sí sería utilizado
entablar negociaciones colectivas por empre- por los trabajadores para organizarse autóno-
sas o por rama; así como el desarrollo de un mamente en los resquicios que dejaba abiertos.
Parte III. La transición democrática 421

De hecho, desde 1975 y hasta que el resultado visibilidad pública y no conseguían detener la
del plebiscito inaugura en forma neta e indis- rebaja del salario real, o recuperar una larga
cutible la transición propiamente dicha, puede serie de derechos y retribuciones no salariales
considerarse que los sindicatos, tal como se los perdidas en el período de ofensiva del gobierno
conocía de larga data en el Uruguay, no exis- dictatorial y de los empresarios. Sin embargo,
tían o no podían desarrollar sus actividades es- existieron siempre núcleos de activistas —casi
pecíficas sino muy esporádicamente, con la ex- todos ligados con partidos clandestinos—, que
cepción de algunos de ellos que lograron con- creaban redes organizativas también clandesti-
servar parte de sus bienes y de su estructura, nas, pero cuya incidencia era necesariamente
así como algunos de sus activistas de niveles menor, en cuanto a los resultados reivindica-
medios e inferiores. tivos. Este hecho tuvo efectos positivos indu-
Para la mayoría de los trabajadores de las dables sobre la posterior reconstrucción ace-
otras ramas, fue prácticamente imposible no lerada de las asociaciones laborales de primer
solo afiliarse a un gremio, sino incluso formu- grado y luego del Plenario Intersindical de Tra-
lar reivindicaciones colectivas sobre salarios bajadores (PIT), en 1983.
o condiciones de trabajo. Hasta por lo menos Cabe señalar que ya en los años previos a
un año después de la victoria opositora en el la transición, parte de la dirección histórica
plebiscito de 1980, el movimiento sindical se de la CNT, que se encontraba en el exilio (en
movía en la clandestinidad casi total y estaba contacto activo con la CIOLS, FSM y CMT),
fuertemente desarticulado e imposibilitado de operó sistemáticamente con bastante eficacia
expresarse por vías legales, tanto en el plano sobre la OIT y otros organismos internaciona-
sociopolítico como de las reivindicaciones cor- les, en una labor de denuncia que tuvo efectos
porativas.40 Los nuevos dirigentes carecían de indudables —aunque difíciles de cuantificar—,
sobre el conjunto de factores que presionaron
para hacer posible el inicio de la transición y el
40 A pesar de esas circunstancias, se produjeron en reconocimiento de espacios jurídicos para los
esos años algunos conflictos por empresa, así como sindicatos, en un momento posterior.
diversas actividades sociales organizadas por algunos
En términos generales, puede afirmarse que,
sindicatos para sus afiliados, en forma camuflada para
evitar la represión. si bien existía una intensa y difusa actividad
422 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

social de base y poco articulada entre sí, la Para atender este cambio tan significativo,
acción del movimiento sindical, como tal, debe tenerse en cuenta al menos dos factores
tuvo una incidencia menor en las circunstan- principales. En primer lugar, la fuerte contra-
cias que llevaron a que los militares plebisci- dicción que existía entre un discurso y una
taran su proyecto de Constitución continuis- práctica fuertemente liberales en lo económico
ta y antidemocrática en noviembre de 1980. que, sin embargo, hacía una excepción con los
Empresarios y Estado habían actuado hasta salarios, que eran definidos por el gobierno de
ese momento unidos y con muy pocas fisuras, manera tal que su valor real descendió siempre
para bloquear la recomposición sindical, in- desde 1973. Ello obligó al aumento de las horas
cluso a nivel de empresa, mientras que todos de trabajo, el múltiple empleo, el trabajo feme-
los partidos se vieron imposibilitados de ac- nino, la emigración y el cuentapropismo, como
tuar legal y públicamente. De todos modos, es estrategia de sobrevivencia de los trabajadores
indudable que gran cantidad de trabajadores asalariados. Ello, incluso en el período de ma-
y casi todos los activistas sindicales clandes- yor calentamiento de la economía y crecimien-
tinos —casi todos ligados con los partidos de to del PBI acaecido entre 1978 y 1981.
izquierda, en especial con el Partido Comu- Por otro lado, la larga y consistente tradición
nista, Socialista y Por la Victoria del Pueblo— sindical en el país y su papel efectivo en la ne-
jugaron un papel activo en la movilización gociación y defensa de intereses corporativos
política, que permitió la victoria opositora en —a pesar del interregno dictatorial—, consti-
el plebiscito. tuía casi un patrón cultural para la mayoría de
A partir de ese momento y durante los cua- los trabajadores y contrarrestaba con bastante
tro años de transición que culminan con las fuerza los efectos de la nueva ideología indivi-
elecciones presidenciales y parlamentarias de dualista pregonada por el gobierno militar y los
noviembre de 1984, esta situación se fue mo- empresarios. En un marco de grave deterioro
dificando de manera sustancial. El movimiento de los niveles de vida populares, apenas abier-
sindical llegó a desempeñar un papel sociopolí- tos ciertos resquicios jurídicos y modificado
tico de primer orden en la definición del ritmo, el clima político por el plebiscito, este factor
las modalidades y el contenido que asumió fi- ideológico específico de la historia uruguaya
nalmente la salida de la dictadura. adquirió condiciones para ejercer una eficacia
Parte III. La transición democrática 423

efectiva sobre la conducta de los trabajadores, Desde el inicio de este proceso, los sindi-
incluyendo entre las nuevas generaciones. calistas son conscientes del carácter ineludi-
Ya en 1981, el gobierno trata de reglamentar blemente político del nuevo espacio de lucha
el espacio de las relaciones laborales. Para ello, y organización. En primer lugar, porque junto
emite el decreto-ley Nº 15.137, que autoriza la con la ley de AL, existía otra que regulaba el
organización legal de los trabajadores en forma derecho de huelga y coartaba en gran medida
de asociaciones laborales por empresa (Aso- la libertad de acción de los nuevos sindicatos.
ciaciones de primer grado), que luego podían En segundo lugar, porque durante un largo pe-
agruparse en asociaciones de segundo y tercer ríodo, muchos empresarios se negaron a acep-
grado, y llegar al nivel de Confederación. tar las nuevas reglas de juego; incluso llegaron
Después de un período de incertidumbre y en muchísimos casos no solo a ignorar la AL,
discusiones internas sobre la conveniencia o sino que despidieron del empleo a los traba-
no de aceptar ese marco jurídico aún limitado jadores elegidos como dirigentes provisorios.
—y que desconocía tanto la tradición organi- De hecho, aún no existía ningún tipo de fuero
zativa histórica de los sindicatos como el viejo sindical reconocido. Ya no se arriesgaba la vida
derecho a la autoorganización previo al golpe de o la prisión, pero sí el empleo, en un marco de
Estado—, desde fines de 1981 y aceleradamen- altas tasas de desocupación (12 a 13%).
te desde el primer semestre de 1982, se fueron Y, en tercer lugar, porque los sindicalistas sa-
constituyendo las asociaciones laborales (AL), a bían que el gobierno y los empresarios no solo
partir de asambleas por empresas, en donde se excluían del activismo a todos los viejos sindi-
aprueban los estatutos y autoridades provisorias calistas, sino que querían impedir la vuelta a un
a ser presentadas al Ministerio de Trabajo, para tipo de sindicalismo agregado por rama o fede-
obtener el registro. Este proceso se desarrolla ración, y, sobre todo, a un sindicalismo vincula-
en el marco político de las elecciones internas do con los temas políticos generales del país. De
de los partidos, hasta ese momento autorizados manera complementaria, incidía el hecho de que
por los militares (Colorado y Nacional) —reali- la dictadura, y de facto, los dos partidos ya acep-
zados en noviembre de 1982—, y en un clima de tados, querían consolidar una transición política
creciente movilización difusa de la población y que excluyera del sistema político al Frente Am-
aumento del debate político en el país. plio, es decir, a todos los partidos de izquierda.
424 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

De hecho, los nuevos sindicatos utilizaron Con el apoyo tácito, para el acto, de casi
las AL por empresa como plataforma de pro- todas las dirigencias políticas —legales y clan-
tección legal, pero pronto desbordaron ese destinas—, desde ese momento, el movimiento
marco en el plano organizativo, y pasaron a sindical se constituye en uno de los actores im-
actuar de hecho, en función de los agrupa- portantes del equilibrio de fuerzas que va aco-
mientos tradicionales por rama o federación; rralando al gobierno de las Fuerzas Armadas
en varias ocasiones, negociaron con el gobier- y definiendo el perfil político de las sucesivas
no en ese carácter, durante 1983 y más aún líneas de negociación entre civiles y milita-
en 1984. También sobrepasaron el marco de res. Su acción pública refuerza el peso de los
la ley en el plano político, pues desde el ini- sectores populares —ya en un marco de grave
cio incluyeron en su plataforma los reclamos recesión económica—, en el proceso de transi-
de libertad y democracia, lo que condujo a un ción, y aumenta las cartas negociadoras de las
enfrentamiento global y directo con la dicta- fuerzas políticas de izquierda, que pretenden
dura. El espacio casi nulo para negociar exi- recuperar toda su legitimidad como actores
tosamente reclamos corporativos incentivó plenos en la transición y en el sistema políti-
esa orientación, que de todos modos tenía ba- co posdictadura. Esta irrupción inesperada del
ses más generales de tipo político-ideológico, sindicalismo se vuelve aún más significativa si
como señalamos anteriormente. se tiene en cuenta que ya el 13 de mayo de 1983
Este doble desborde se expresó con claridad empezaban nuevas negociaciones formales en-
desde fines de abril de 1983, cuando cuarenta tre civiles y militares, para tratar de definir el
y siete Asociaciones Laborales se autodefinen marco político y jurídico concreto de la salida
como Plenario Intersindical de Trabajadores institucional.41 El fracaso de esas instancias
—fuera de todo marco legal—, y solicitan per-
miso para realizar, por primera vez desde 1973,
la celebración pública del Primero de Mayo. 41 El llamado Diálogo del Parque Hotel, en el que solo
Prácticamente sin publicidad previa, el acto se participan dirigentes políticos de los partidos Colora-
transformó en la primera gran concentración de do, Nacional y Cívico, excluyendo en ese momento a
las fuerzas del Frente Amplio que recién serán acepta-
masas contra la dictadura (200 mil personas),
das en la mesa negociadora en julio de 1984 (Diálogo
bajo consignas a la vez corporativas y políticas. del Club Naval). El primer intento negociador de los
Parte III. La transición democrática 425

negociadoras por el retiro de los políticos no están en ese momento en condiciones de orga-
puede considerarse ajeno a esta nueva situación. nizar. A su vez, esa confluencia objetiva de inte-
De mayo a diciembre de 1983, varios sindica- reses se ve reforzada por la actitud sindical de
tos y el propio PIT lograron coordinar con otros apoyar el cada vez más amplio frente político
actores sociales significativos y promover re- democratizador. Incluso algunos dirigentes de
clamos y manifestaciones —algunas duramen- la derecha democrática preferían interactuar
te reprimidas— que, de hecho, constituyeron con los sindicatos bajo dirección de izquierdis-
para el gobierno mensajes muy elocuentes de tas, y no con los dirigentes políticos del Frente
que la combinación del descontento material y Amplio que aún permanecían proscriptos y que
político de los sectores populares se expresaba los militares trataban, como dijimos, de elimi-
en un movimiento cada vez más organizado, y nar del sistema político.
que se articulaba de hecho con la tarea más cu- En todo caso, este papel político propio del
pular de las élites partidarias. Este papel políti- sindicalismo emergente aceleró la decisión de
co paulatinamente más significativo de los sin- la dictadura de abrir espacios crecientes a la
dicatos —en especial, de su nueva central de oposición y, más adelante, convocar a las de-
facto, el PIT— se ve facilitado por la tradición cisivas negociaciones del Club Naval, en julio
democrática del país, para la cual las libertades de 1984. En particular, abrió espacio para que
y el derecho de ciudadanía aparecían como in- el 27 de noviembre de 1983 se reunieran figuras
disolublemente ligadas con la presencia del de- de todos los partidos y representantes sindica-
recho de asociación gremial. Pero, además, el les, en un acto gigante de 500 mil personas,42
dinamismo y hasta la osadía de los jóvenes di- bajo la consigna de recuperación de todas las
rigentes del PIT, quienes incluso desafían en la libertades y derechos, elecciones libres y sin
calle la represión policial, es percibido por los exclusiones, y vuelta integral a la Constitución
dirigentes políticos opositores —incluyendo democrática de 1967. Este acto fue, sin duda,
los conservadores— como un elemento de pre-
sión de masas sobre los militares, que ellos no
42 Se considera que fue el mayor acto de masas de la
historia del país y su escala debe medirse en función de
militares se realizó, sin resultados positivos, en los me- una población de 3 millones de personas, de las cuales
ses posteriores al plebiscito de 1980. la capital abriga solo la mitad.
426 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

decisivo para cerrar políticamente el retroceso total, inmediatamente esos mismos dirigentes
de la transición y jugó el papel de un nuevo ple- propusieron, por primera vez, la necesidad de
biscito sui géneris, pero casi tan contundente crear un espacio formal y público de concerta-
como el de 1980. ción con los sindicatos; demanda que se con-
Paralelamente, los sindicatos mantuvieron cretaría el 1 de abril. El reconocimiento del
su autonomía de organización y de acción y PIT, por parte de los dirigentes políticos de-
se orientaban en una línea de enfrentamiento mocráticos —incluyendo los sectores de de-
pacífico pero frontal a los militares, en coin- recha y centro-derecha—, se puede apreciar,
cidencia, en ese momento, con el Partido por ejemplo, en las declaraciones, en diciem-
Nacional y el Frente Amplio. En parte, para bre de 1983, del secretario general del Partido
medir públicamente sus fuerzas propias y, en Colorado (Dr. Julio María Sanguinetti, futuro
parte, para presionar a favor de su estrategia, presidente de la República):
el PIT convoca con éxito el primer paro ge-
neral desde 1973 (18 de enero de 1984), con El sindicalismo ha adquirido una presencia in-
discutible, especialmente a partir del 1º de mayo.
consignas al mismo tiempo corporativas y po-
Son hechos indiscutibles, que pese a tanto de ne-
líticas (Libertad, Trabajo, Salario, Amnistía). gativo que tendríamos para mirar, nos dan un sal-
Esto le valió la ilegalización inmediata, pero do positivo […] El movimiento sindical ha rena-
no consiguió hacerse efectiva dada la nueva cido. El PIT, pese a su no reconocimiento formal,
correlación de fuerzas en el país. Desde ese es una realidad.
momento, hasta las elecciones nacionales de
noviembre, el PIT se transformó en uno de La creación —junto con la mesa de coordi-
los actores claves de las negociaciones polí- nación multipartidaria— de la llamada Multi-
ticas y de la presión democratizadora sobre sectorial, que aglutina a los partidos junto al
los militares. PIT, la federación de estudiantes (ASCEEP) y
El paro general, en sus días previos, tuvo la otros movimientos sociales y de derechos hu-
oposición de muchos dirigentes políticos que manos, expresa nítidamente ese reconocimien-
lo consideraban inconveniente para el anda- to, pero también las tensiones crecientes entre
miento de las negociaciones reservadas con la mayoría de las cúpulas partidarias y el movi-
los militares. Sin embargo, luego de su éxito miento sindical.
Parte III. La transición democrática 427

Mientras avanzaba entre civiles y militares, Partido Colorado, de la Unión Cívica43 y de la


la conciencia de que inevitablemente las Fuer- mayoría del Frente Amplio comunicaron que
zas Armadas deberían retirarse del gobierno comenzaban de inmediato la negociación for-
y ceder en sus pretensiones de imponer una mal con el gobierno militar (julio y agosto de
constitución con tutela militar formal y recor- 1984, en el Club Naval). El Partido Nacional44
tes a los derechos políticos y civiles, agudizó se opone frontalmente y no participa, mientras
entre las fuerzas sociales y políticas opositoras que el PIT, si bien manifiesta sus reticencias y
la discusión sobre los costos y beneficios de las mantiene una presión política y reivindicativa,
estrategias diferentes para alcanzar ese objeti- no crea obstáculos decisivos al proceso de ne-
vo. Una, que finalmente predominó, creía más gociación, que duró más de un mes y definió
seguro y menos costoso negociar de inmediato el marco para las elecciones y el retiro de los
con los militares, para asegurar las elecciones militares del gobierno.
en noviembre de 1984. La otra, que sostenía A partir de ese momento, el papel político
que el gobierno ya no podía sino entregar el po- del PIT, como actor de la transición, se mantie-
der a los civiles, y que la amplia capacidad de ne, pero desplaza su campo de acción principal
movilización y la unidad de los opositores esta- a lo que se llamó la Concertación Programática,
ba en condiciones de paralizar efectivamente que incluyó a todos los partidos, los empresa-
el país, y de obligar a los militares a una reti- rios y los movimientos sociales. Allí se definie-
rada casi sin condiciones. El éxito rotundo del ron por consenso las orientaciones generales y
paro cívico nacional convocado el 27 de junio particulares de una gama amplísima de temas
por los partidos, el PIT y, por primera vez, por que debería encarar el nuevo gobierno.
los empresarios, parecía abonar en ese sentido. En el año y medio previo al Acuerdo del
Ambas estrategias se enmarcaban explíci- Club Naval, la actuación de los sindicatos fue,
tamente en una metodología de tácticas pací-
ficas, pero con distinta visión de los tiempos y
43 Pequeño partido conservador de origen cristiano
del papel de la movilización cívica de masas,
que había sido recreado por decreto de los militares.
como contexto de la negociación con las Fuer-
44 Cuyo líder —Wilson Ferreira Aldunate— que estaba
zas Armadas. La discusión fue definida por los
exilado quedará detenido en una prisión militar hasta
hechos consumados, cuando los dirigentes del después de las elecciones.
428 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

pues, un factor de aceleración del proceso de litares que habían violado ostensiblemente los
transición, que incrementó para los militares derechos humanos fueran juzgados caso por
los costos potenciales de mantenerse en el caso por la Justicia Civil, en nombre del princi-
poder o rigidizar en extremo sus exigencias pio republicano de la igualdad de todos los ciu-
políticas y constitucionales. Al mismo tiempo, dadanos ante la ley. Si bien este último tema no
contribuyó decisivamente a la reconstitución fue negociado explícitamente en el Club Naval,
autónoma del sujeto popular, como actor pleno ese principio tuvo que ser aceptado en esa eta-
del nuevo régimen emergente, y facilitó el reco- pa por la mayoría absoluta de la clase política.
nocimiento por los militares y los dos partidos Eso se reflejó en los acuerdos alcanzados luego
tradicionales de la presencia en el sistema polí- en la Concertación Programática, en la campa-
tico de toda la izquierda, aún antes de que esta ña electoral, e incluso en la primera ley votada
pudiera expresarse legalmente, e incluso hu- por el Parlamento en marzo de 1985, que exclu-
biera podido reorganizarse. Sabiéndose cuánto yó expresamente a los militares y policías de
los militares resistían este reconocimiento y los beneficios de la amnistía.45
que muchos dirigentes conservadores estaban En las transiciones del Cono Sur latinoame-
dispuestos a aceptar ese veto para asegurar las ricano fue en el caso uruguayo donde se con-
elecciones de 1984, la negativa firme de toda cretó, con mayor amplitud y formalización, el
exclusión política ya en el acuerdo del Club Na- fenómeno de la concertación entre actores po-
val aparece nítidamente condicionada —entre líticos y corporativos civiles. Para ello contri-
otros factores— por los reclamos y la capaci- buyó el alto grado de legitimidad, organicidad
dad creciente de movilización del sindicalismo, y reconstitución de los propios actores impli-
informalmente ligado en sus niveles dirigentes cados (partidos, sindicatos y empresarios), así
casi exclusivamente con el espacio cultural y como la existencia de una cierta tradición de
político de la izquierda.
El otro tema en el cual el PIT jugó un fuer-
te papel condicionador —antes y después del 45 Como se sabe, posteriormente —en diciembre de
Acuerdo del Club Naval— fue la exigencia de 1986— el gobierno y la mayoría parlamentaria cambia-
ron de posición ante la presión de las Fuerzas Armadas
una amnistía general para los presos y perse-
y votaron una nueva ley de amnistía general para los
guidos políticos, y la necesidad de que los mi- militares y policías.
Parte III. La transición democrática 429

negociaciones tripartitas (Estado, empresarios, culturales, humanitarios, institucionales y de


sindicatos), muy anterior al golpe de Estado. política económica a enfrentar por el nuevo
También presionó para la conformación del es- gobierno. La fuerte presión ciudadana, dirigida
pacio de concertación multisectorial (partidos, a implementar una política democrática, pero
corporaciones gremiales y movimientos socia- también orientada a reparar el costo social de
les varios), la gravedad de los problemas econó- la dictadura y redefinir el modelo económico
micos y políticos que debía asumir el nuevo go- vigente, de fuerte contenido especulativo, fi-
bierno, así como la conciencia generalizada de nanciero y excluyente, aumentó el peso de
que solo una serie de acuerdos pactados podría los sindicatos en los consensos que se fueron
garantizar un mínimo de estabilidad en el primer buscando y alcanzando. La inminencia de una
período constitucional. Fue ese clima —que in- fuerte competencia por el electorado por parte
cluía la aceptación de la fuerza específica del ac- de los dos partidos con chances reales de ganar
tor sindical y popular— lo que posibilitó introdu- las elecciones (Colorado y Nacional o Blanco),
cir el principio del consenso y no de mayorías, reforzó este hecho por la necesidad de ganar
para las resoluciones finales de la Concertación legitimidad en las propuestas electorales. Ello
Programática que funcionó antes y después de dio, además, a los principales dirigentes del
las elecciones de noviembre de 1984. PIT una visibilidad y protagonismo públicos
Como dijimos, el papel de los representantes sin parangón con lo sucedido en las otras tran-
del PIT, entre setiembre de 1984 y marzo de 1985 siciones latinoamericanas.
(cuando asumen las nuevas autoridades nacio- De todos modos, en los momentos culmi-
nales), se expresó en forma privilegiada en la nantes de las negociaciones, las decisiones fi-
mesa de la Concertación.46 Allí fueron abor- nales pasaron a las manos de una mesa de con-
dados en subcomisiones los temas sociales, certación propiamente política (solo integrada
por los partidos), con lo cual se reconoció de
facto la declinación del papel supletivo que ha-
46 Ello, sin perjuicio de que, entre las elecciones de bían jugado los sindicatos durante el período
noviembre y marzo, fecha en que asumen las nuevas anterior.
autoridades, se hayan producido importantes luchas
Tanto la recuperación de los sindicatos de
reivindicativas, en particular en sindicatos de las em-
presas estatales y de funcionarios públicos. su perfil histórico vinculado con los grandes
430 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

temas políticos nacionales, como el propio he- a la productiva. Incluso, simbólicamente los re-
cho de ser aceptados en la mesa de la concer- presentantes de la banca fueron los únicos no
tación, fueron circunstancias que hicieron que invitados a la negociación. Pero más allá de las
el PIT se viera abocado a discutir, de igual a fórmulas elípticas que se encontraron para evi-
igual, con los partidos y empresarios los gran- tar una ruptura formal de las negociaciones, el
des temas sustantivos. Si bien sus dirigentes y PIT, el Frente Amplio y algunos sectores de los
su programa seguían postulando metas finalis- Partido Colorado y Nacional defendieron una
tas tales como “la supresión de toda forma de jerarquización de la combinación “redistribu-
explotación”, sus propuestas para el período ción/recuperación del ingreso y apoyo estraté-
aceptaron desde el inicio el principio tácito de gico al mercado interno”, que chocaba no solo
que lo que estaba en el debate inmediato era con la realidad de los últimos años, sino tam-
un plan de recuperación económica del país, bién con la orientación básicamente neoliberal
que no cuestionaba las estructuras básicas de (aunque heterodoxa) de los principales grupos
la propiedad, tal como ellas existían, ni el or- empresariales y de la cúpula colorada.
denamiento político-institucional vigente antes Los argumentos del PIT se fundamentaban
del golpe militar. en el hecho contundente de que, durante once
Las diferencias básicas con los empresarios años de dictadura, la mayor apertura externa
y sobre todo con el Partido Colorado —que de la economía, el aumento de la productividad
más adelante ganó las elecciones— estribaron e, incluso, durante algunos años del producto,
en la forma de vincular la deuda externa e in- habían convivido (en realidad producido) con
terna, el capital financiero y la producción de un aumento dramático de la tasa histórica de
bienes (gravemente afectada desde 1982). Vin- desempleo, y una rebaja permanente de los
culado con ese tema, se discutió largamente el salarios reales promedio, amén de una intensa
papel del mercado interno y la recuperación emigración de fuerza de trabajo. El pago inte-
del empleo y los salarios en la política econó- gral de la deuda externa, sostenía el PIT, estaba
mica a llevar adelante por el futuro gobierno. relacionado con ese fenómeno y el aumento
Todos los actores aceptaban, en teoría, la ne- creciente del déficit público, y debía revisarse,
cesidad de una política económica que despla- en principio, a través de una moratoria unilate-
zara la lógica de acumulación del área financiera ral de la deuda.
Parte III. La transición democrática 431

Las concesiones mutuas —en muchos temas mismo tiempo, el PIT reclama la continuidad
más verbales que reales— permitieron presen- con la CNT histórica, y luego la central pasa a
tar el resultado como un consenso, pero, en denominarse PIT-CNT (1.5.1984), adoptando
realidad, lo que se hizo fue postergar dichos los mismos estatutos y recuperando los bie-
temas para el momento en que se conociera el nes de la CNT. Si bien el peso de las distintas
vencedor de las elecciones del 25 de noviembre corrientes ideológicas y políticas presentaba
de 1984. De todos modos, la publicidad de los variantes respecto del pasado. Esas variantes
debates, la clara voluntad de búsqueda de con- acontecen básicamente en el espectro de las
sensos y la imagen de que ya operaban mutua- fuerzas de izquierda; la única excepción era un
mente ligados los actores del nuevo régimen, pequeño sector de dirigentes ligado con el Par-
y no el gobierno militar, otorgaron al último tido Nacional.
tramo de la transición un clima de pocas in- Bajo el gobierno constitucional, los sindica-
certidumbres y de expectativas de estabilidad tos se vieron enfrentados a la doble tarea de
bastante altos. Pero la realidad era más com- recomponer su implantación efectiva —difi-
pleja que las expectativas mayoritarias, y tanto cultada por la nueva realidad del mercado de
el interregno entre las elecciones y la transfe- trabajo—, y conseguir una recuperación de los
rencia de poderes en marzo de 1985, como los salarios reales para los trabajadores del sector
primeros años del nuevo régimen, desplazaron, formal de la economía. Al mismo tiempo, en el
por un lado, algunos de los ejes claves de las plano político general, el PIT-CNT se constitu-
relaciones entre el sindicalismo, los partidos y yó en una fuerza de posición neta a la política
el sistema político, y por otro, la estabilidad y económica del gobierno —de tipo neoliberal
consolidación del proceso democratizador. heterodoxa—, así como en un factor relevante
Al instalarse el nuevo régimen, los sindica- en lo referido a la política a seguir frente a los
tos emergen relegitimados como agentes de- militares y su responsabilidad en las violacio-
mocratizadores y como representantes orgáni- nes de los derechos humanos durante la dicta-
cos de los asalariados. De hecho, su papel ante dura. También en este aspecto, el PIT-CNT en-
el Estado, los partidos y los empresarios, es frentó al gobierno y a la mayoría del Parlamen-
superior en ese momento a su efectiva recom- to, sin que ello haya llegado a crear situaciones
posición orgánica y al grado de afiliaciones. Al de crisis política de tipo catastrófico.
432 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Dentro de un contexto en el cual práctica- deuda y la larga crisis del modelo histórico de
mente todos los actores políticos y sociales acumulación crearon espacio —antes, durante
relevantes (incluso la central sindical) daban y después del gobierno militar—, para que pre-
señales claras de querer compatibilizar sus dominaran las fuerzas económicas y políticas
demandas con la grave situación económica y que privilegian políticas severas de ajuste y la
la delicadeza del momento político, se fueron transformación radical del papel del Estado en
desplegando más nítidamente los intereses y el nuevo modelo en gestación.
proyectos diferenciados de las diversas cla- Eso llevó a que, durante el primer año y me-
ses, categorías y grupos sociales. Similar a lo dio del nuevo gobierno, no solo gran parte de
sucedido en otras transiciones de la región, el la oposición política, sino especialmente el mo-
nivel de expectativas reparadoras en el plano vimiento sindical, desarrollaran duros enfren-
socioeconómico —en particular de los secto- tamientos con la política económica del Poder
res medios y populares—, se vio confrontado Ejecutivo. Las principales áreas de confronta-
con las exigencias del proceso estructural de ción fueron: la política salarial, el tratamiento
fondo, que estaba en curso en las economías de la deuda interna y externa, el destino de las
capitalistas, en particular en el nivel de lo que inversiones públicas y el presupuesto de gastos
José Nun ha denominado el modelo social corrientes (en particular, la proporción de gas-
de acumulación. tos destinados a la educación, la salud pública,
En forma similar a lo sucedido en Argentina, la vivienda popular, la seguridad).
Brasil y Bolivia —y probablemente sucederá en Al igual que durante la Concertación Progra-
Chile— la abrumadora voluntad de reconstituir mática, el sindicalismo participó intensamente
un sistema político democrático se vio enfren- en las discusiones, solo que ahora en un nuevo
tada a la crisis específica del Estado de Bienes- marco político e institucional: la reconstitución
tar intervencionista y redistribuidor, tal como de los partidos políticos, el Parlamento en fun-
él se había configurado históricamente. En el cionamiento, pero con un papel menos signifi-
caso uruguayo, como se sabe, ese tipo de Esta- cativo, y un Poder Ejecutivo mucho más centra-
do había constituido un pilar central del creci- lizado y verticalista que en el pasado predicta-
miento económico, la ampliación de la ciudada- torial. Además, ahora los sindicatos apoyaban
nía y la estabilidad democrática. El pago de la sus reivindicaciones —sobre todo salariales
Parte III. La transición democrática 433

y de defensa de las empresas públicas—, a tra- estabilidad democrática, de hacer reivindi-


vés de una serie bastante intensa de paros y caciones exorbitadas y de tener propósitos
huelgas. A ello debe agregarse el hecho de que eslogánicos o demagógicos”. Esta situación
el Poder Ejecutivo en ningún momento aceptó dificultó —entre otros factores— las tareas
negociar el contenido de los grandes ejes de su de reimplantación y extensión en las bases del
política económica (ni con la oposición, mayo- nuevo sindicalismo, pero, en lo fundamental,
ritaria en el Parlamento ni con el PIT-CNT), y no llegó a cuestionar efectivamente su legi-
se atribuyó el papel de fijar unilateralmente los timidad en la nueva realidad social y política
techos posibles de la política de recuperación creada. Así parecen indicarlo la alta tasa de afi-
salarial, incluso en ocasiones contra la volun- liación conseguida48, el alto porcentaje de tra-
tad de algunos acuerdos empresarios-sindica- bajadores que participan en sus movimientos49
tos de las ramas más dinámicas. De hecho, en y la evaluación positiva de los sindicatos50 en
el marco de una política económica neoliberal encuestas de opinión pública, realizadas justa-
(las tasas de interés, las tarifas públicas y los mente en este período de mayor conflictividad.
salarios);47 fueron casi los únicos precios estra- Incluso son positivos los juicios sobre su fun-
tégicos directamente regulados por el Estado, cionamiento democrático interno,51 uno de los
aunque en el marco de instancias formales de puntos más criticados por el gobierno en su po-
negociación tripartita, rama por rama. lémica pública. En cuanto al grado en que los
Este nuevo escenario generó un período
de intensa confrontación ideológica y política
entre el movimiento sindical y el gobierno, in- 48 Entre 52 y 59% de afiliación (según las distintas eva-
luaciones) en el sector manufacturero, y cerca del 75%
clusive con el presidente de la República, que
entre los funcionarios públicos.
participó activamente en los debates, y acu-
49 El 84% de asalariados de Montevideo declaran par-
só a los dirigentes sindicales de “amenazar la
ticipar en algún grado de las mismas.
50 Casi el doble que los empresarios y similar a los par-
47 En el caso de los funcionarios públicos, a pesar de tidos políticos, especialmente en Montevideo.
representar casi el 45% de los afiliados al PIT-CNT en 51 Solo 24% de todos los asalariados y alrededor de
1985, el nuevo gobierno siempre definió los salarios por 10% de los afiliados dicen compartir las críticas del go-
decreto, sin aceptar instancias reales de negociación. bierno y otros sectores del espectro conservador.
434 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

paros y huelgas puedan afectar la estabilidad Lo dicho hasta aquí, pensamos que de todos
democrática, solo entre un cuarto y un quinto modos autoriza a sostener que, en las fases
de la población piensa que la afectan mucho, centrales de la transición y su etapa inmediata
mientras que apenas un décimo de los afiliados posterior, el papel específico del sindicalismo
a los sindicatos comparte ese juicio. ha sido, sin duda, relevante para contribuir a
El espacio disponible en este trabajo no nos que ella se realizara en un marco de recupe-
permite analizar con más detalle la dinámica ración sustancial de las reglas políticas demo-
concreta de las difíciles relaciones establecidas cráticas. Ello fue posible en la medida que el
en el período democrático, por un lado, entre las sindicalismo adoptó una política claramente
reivindicaciones generales y en especial corpo- independiente y democrática, al tiempo que,
rativos del PIT-CNT, y por otro, los segmentos sin rodeos, estaba vinculada con las demandas
empresariales y políticos que impulsan la recon- corporativas de por lo menos los sectores más
versión del modelo de acumulación dentro de significativos de su base de afiliados. Ello le ha
la lógica privatista, aperturista y neoexportado- permitido recuperar parte importante de su
ra. Tampoco entra en el marco de este trabajo papel social y político, aunque la crisis gene-
analizar los desafíos que la transformación tec- ral del modelo de desarrollo del país y la crisis
nológica y las nuevas exigencias de desarrollo más específica del mercado de trabajo, acotan
económico del país presentan a los sindicatos. su incidencia objetiva, si se lo compara con el
De todos modos, en lo fundamental, en el caso pasado histórico.
uruguayo este proceso aún está poco avanza- Su presencia activa en el proceso de demo-
do y las etapas fundamentales de su desarrollo cratización política ha contribuido, por otra
están por venir. Por otra parte, un análisis más parte, a mantener abiertas las posibilidades
abarcativo de la interacción aquí estudiada exi- de democratización de la sociedad, así como
giría abordar, con una amplitud que rebasa el a ejercer presiones en la dirección profundizar
objetivo de este trabajo, la evolución específica el carácter plenamente democrático del nuevo
de las relaciones entre el Estado, los partidos y régimen, objetivos aún inestables, e incomple-
el propio sistema político, en su fase de adapta- tamente realizados en algunos de sus capítulos
ción a la crisis global del horizonte histórico del fundamentales. En particular, en relación con el
país, su demografía y su economía. papel autónomo del Parlamento, como espacio
Parte III. La transición democrática 435

de mediación eficaz de los intereses de los sec- González, Y. 1989 Breve historia
tores subordinados, así como en lo referido a contemporánea del sindicalismo (1973-
una real integración de los militares a un siste- 1984) (Montevideo: CIEDUR-Dates).
ma político bajo control efectivo del gobierno IDES – Serie Sindical 1986 “Seminario sobre
civil y la soberanía popular. Movimiento Sindical, Democracia y
Sociedad” Vols. I y II, Montevideo, mimeo.
Bibliografía III Congreso del PIT-CNT 1986 Recopilación
Convicción (semanario) Colección de 1984. Documental Vol. I, Fase Preparatoria,
Equipos Consultores 1986 Opinión pública Montevideo.
nacional y movimiento sindical, Rial, J. 1988 “El movimiento sindical uruguayo
Montevideo, mimeo. ante la redemocratización” en PREALC,
Gargiulo, M. 1985 “El movimiento sindical Política Económica y Actores Sociales
uruguayo, de la Reactivación a la (Santiago de Chile).
Concertación” en Gillespie y otros (comps.) Stolovich, L. 1986 “Reflexiones en torno
Uruguay y la democracia (Montevideo: a la sindicalización en el Uruguay”
Ediciones de la Banda Oriental) Tomo III. mimeo (Montevideo: Centro Uruguay
González, L. E. 1985 “Los sindicatos en la Independiente).
arena Política”, Cuadernos de Marcha
(Montevideo) Tercera Época, Año II.
Sobre los problemas de (in)gobernabilidad
en el Uruguay neoliberal de la posdictadura* **

Una introducción necesaria menos el país, lo comparen con el panorama so-

L a primera versión de este trabajo —mucho


más reducida— fue redactada para un se-
minario realizado en Uruguay y para un público
cial y político mucho más crítico de varios países
latinoamericanos. En forma breve, esta intro-
ducción pretende llenar ese vacío y enriquecer
altamente informado. Ella obviaba, por lo tanto, así la lectura del núcleo central de la ponencia.
una serie de antecedentes, informaciones y aná- Además, por razones metodológicas, cree-
lisis contextuales que, por el contrario, se hacen mos que para evaluar las limitaciones y desa-
imprescindibles para su presentación ante un fíos del proceso de redemocratización uru-
público de lectores extranjeros naturalmente guayo es imprescindible, sin duda, una mirada
menos conocedor de los detalles del proceso comparativa respecto del contexto regional;
uruguayo. Si plantear que el país enfrenta reales pero, aún más, hacia su propio pasado históri-
problemas de gobernabilidad ya pareció para al- co, al menos en sus grandes líneas.52 Sin ello se
gunos un poco forzado en la primera instancia, hace difícil dar la debida jerarquía a las tenden-
hay aún más posibilidades —a priori— de que cias problematizadoras de la consolidación de-
lo mismo pudieran pensar quienes, conociendo mocrática y del “horizonte de gobernabilidad”,
que están operando en el proceso sociopolítico
* Publicado en Políticas de Estado: estrategias de de la posdictadura. En especial, cuando en el
mediano y largo plazo 1994 (Montevideo: Trilce – Insti- caso uruguayo esas tendencias se despliegan
tuto Fernando Otorgues).
a menor ritmo y con menos dramatismo y
** Versión revisada y ampliada de la ponencia pre-
sentada al seminario Políticas de Estado de Mediano
y Largo Plazo, IFO-IFIS-FESUR, Montevideo, 8 al 10 de
septiembre de 1993. 52 Ver, entre otros, de Sierra (1987a, 1991).
438 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

visibilidad, en comparación con muchos otros El continuo proceso de deterioro de la cali-


países de la región, lo que no anula su impacto, dad de vida de amplias capas sociales, la cre-
pero sí exige un análisis más fino y minucioso. ciente informalización de la población econó-
Por ello, pensamos que debe reconocerse micamente activa, la expansión de los sectores
—como lo hemos planteado anteriormente en de pobreza crítica, el deterioro de la cobertura
varios de nuestros trabajos53— que el proceso y, en particular, la calidad de los servicios de
de profundas transformaciones socioeconómi- salud, educación, vivienda y otras demandas
cas, políticas y culturales que han vivido los vitales, son en el plano social fenómenos in-
países latinoamericanos en los últimos veinte controvertibles y de difícil reversión a corto
años, ha involucrado —aunque con sus mo- plazo (Davrieux, 1987; Terra y Haretche, 1991;
dalidades específicas— también al Uruguay, Apezechea et al., 1983; de Sierra, 1987a).
tanto en sus estructuras como en la conducta Políticamente, la larga y profunda crisis
de los principales actores sociales y políticos. del régimen y del sistema de partidos, que se
En esa óptica, es pertinente afirmar que la su- extendió desde la llamada “dictadura consti-
puesta antigua “Suiza de América” se va “lati- tucional” de Pacheco Areco (iniciada en 1968
noamericanizando” —en varios de sus sentidos hasta el fin de la dictadura militar en marzo
posibles— en forma bastante radical y, sobre de 1985), representó una ruptura importante
todo, duradera, y que el “inesperado”, pero y duradera con un proceso de avance de mu-
muy largo, período de dictadura y fractura del chas décadas en la democratización política.
entramado social, político e institucional, lejos La redemocratización en curso desde 1985
de ser un “rayo insólito caído en un cielo des- aún no ha logrado eliminar, por cierto, mu-
pejado” tuvo raíces y causas que no solo siguen chas de las debilidades y discrecionalidades
operando parcialmente, sino que bajo ciertas del sistema político y de partidos, que ya se
condiciones pueden volver a activarse, aunque habían expresado en los años previos a la cri-
muy probablemente con un “mix” de factores sis mencionada. En algunos aspectos incluso
bastante diferente del de la crisis anterior. la situación se ha visto agravada.
En el plano económico, el país no solo ha in-
troyectado todas las fluctuaciones y nuevas de-
53 Ver, entre otras, nuestras publicaciones referidas en
la bibliografía final. terminantes del proceso de transformación de
Parte III. La transición democrática 439

las matrices de relación de América Latina con sustantivos, como en los efectos sobre la cul-
el mercado mundial (productivo, comercial y tura y las prácticas políticas de los aspectos
financiero), sino que continúa inmerso en un de metodología del debate público y de los
prolongadísimo proceso de crisis de acumula- mecanismos decisiones puestos en juego. Si
ción (más de treinta años), expresado en bajas bien el debate sobre la reforma estatal ha es-
tasas brutas de inversión y de crecimiento del tado fuertemente influenciado por las presio-
PBI, atraso tecnológico, altas tasas de inflación, nes e influencias de organismos y corrientes
fuga de capitales, etcétera (Notaro, 1986; Noya, internacionales, es importante señalar que
1984; Berreta, 1989; Arocena y Sutz, 1989). esa polémica centralidad del tema en el caso
Como lo han señalado recientemente varios uruguayo se debe también a la prolongada y
autores (ver, entre otros, Panizza y Pérez Pie- profunda crisis del Estado, tanto en su estruc-
ra, 1988; de Sierra, 1987a y b; Ramos, 1991), tura y funcionamiento, como en la matriz his-
estas transformaciones en varias dimensio- tórica de sus relaciones con la sociedad y el
nes de la sociedad, la política y la economía sistema político en sentido estricto. Matriz ha-
del país, han producido y/o interactuado con bitualmente calificada de desarrollista y con
otras modificaciones importantes. A veces, en varios componentes del llamado “Estado de
la estructura concreta del Estado y otras en el Bienestar”, que se había formado y consolida-
contenido de los discursos teóricos, políticos do —junto con un cierto modelo de pacto so-
e ideológicos que sobre el Estado —su pasado, cial y político, implícito pero muy operante—,
su realidad actual, y sobre todo su futuro— durante un largo ciclo, que habitualmente se
pasaron a tener actores claves de la sociedad considera comenzó con la primera presiden-
el sistema de partidos, y los integrantes de los cia de José Batlle y Ordóñez (1903), y que se
equipos de gobierno de las administraciones bloquea a fines de los años cincuenta (Barrán
de Sanguinetti y Lacalle, ambas posteriores al y Naum, 1984; Noya, 1984; Panizza y Pérez Pie-
régimen militar. ra, 1988; de Sierra, 1991).
En ese sentido, puede sostenerse que el Dado el objetivo concreto de este trabajo,
tema de la reforma del Estado —y del sistema no efectuamos una descripción y aún menos
político— ocupa hoy día en el Uruguay una un análisis detallado de ese proceso, el que,
extrema centralidad. Tanto en sus aspectos por otra parte, ya hemos realzado en otras
440 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

oportunidades.54 Digamos simplemente que larga crisis y reestructuración comenzada en


sería inadecuado pensar que la reimplanta- los años sesenta, dieron a luz un tipo de tran-
ción posdictadura de la Constitución de 1967 sición democrática que no por ser pacífica
haya significado que la totalidad del sistema resolvió satisfactoriamente los grandes blo-
político y de las estructuras estatales estén queos y desafíos que el país enfrentaba antes
funcionando y operando en forma idéntica a de 1973.
como lo hacían antes del gobierno de Pache- Esta afirmación es válida no solo en el pla-
co Areco (1969-1971), y del golpe de Estado no de las transformaciones sociales, econó-
de 1973. Junto con los marcos definidos por micas y culturales que importantes sectores
la Constitución y la propia ley, los procesos de la sociedad impulsaban en aquel entonces;
sociopolíticos tienen su propia consistencia y también lo es en el propio plano del sistema
dinámica que debe ser analizada más allá del electoral y de partido, ya que la disfuncionali-
plano estrictamente jurídico. Importa, por lo dad de su intermediación entre la sociedad y
tanto, tener presentes algunas de las transfor- el Estado se mostró más resistente de lo que
maciones de hecho que el Estado y el sistema las expectativas y deseos ciudadanos imagi-
político han sufrido en estos años, y cómo naron en el período preelectoral de 1984, así
ellas inciden sobre la conducta de los actores como durante los primeros meses de primer
(ciudadanos, partidos y movimientos socia- gobierno democrático que asumió en marzo
les), y sobre las relaciones entre las fuerzas de 1985. Más allá de lo que pareció insinuar-
políticas en presencia. se en los inicios del nuevo régimen, ni la vo-
Una proposición que subyace en todo este luntad de conciliación efectiva por parte del
trabajo sostiene que las relaciones de fuerzas gobierno y los grupos de poder económico
propiamente políticas (incluyendo en ellas a hoy decisivos, debía durar mucho tiempo;
las Fuerzas Armadas) y las características de ni el Parlamento habría de recuperar su an-
la estructura social, tal como emergían de la tiguo peso, en tanto espacio en que se diri-
mían los graves problemas nacionales; ni la
sociedad civil —y en particular sus sectores
54 Ver un análisis in extenso de estos procesos en
populares— recuperaría o adquiriría un lugar
nuestro libro Uruguay posdictadura: Estado, política,
actores (1992). duradero en las estructuras de poder donde
Parte III. La transición democrática 441

se deciden los problemas que más afectan su claramente el papel del Ejecutivo. A su vez, se
vida material y espiritual.55 empobrecieron tanto las prácticas concretas
Ello fue así, entre otras causas, porque que signan la función mediadora de los parti-
también en nuestro país, como dice José Nun dos políticos, como el conjunto de los hábitos
(1987: 48), hablando de la transición argentina: tradicionales de participación ciudadana. Más
globalmente, puede decirse que los grandes de-
la actual fase de emergencia del nuevo régimen safíos del futuro nacional —y el propio destino
político coincide con una prolongada fase de
del país como nación— no han podido ser pro-
descomposición y decadencia del régimen so-
cesados por el Estado y los principales actores
cial de acumulación, esto es, con la crisis de una
etapa capitalista y de las estructuras las institu- políticos, de cara a la ciudadanía y confrontan-
ciones, las imágenes y el tipo de actores que le do con claridad los distintos proyectos —explí-
son propios. citos o implícitos—, a fin de organizar adecua-
damente el espacio donde pudiera articularse
Es decir, que estos nueve años, si bien han un nuevo sistema de lucha hegemónica entre
dado lugar a una recuperación indiscutible de los principales actores, amén de una adecuada
espacios democráticos que primero Pacheco, y y eficiente representación de los mismos.
luego los militares habían conculcado, al mis- Sin exagerar, puede sostenerse que en estos
mo tiempo han provocado un retroceso —dada años —y más allá de ciertos síntomas superfi-
la historia política y social del Uruguay—, res- ciales, sobre todo, de imagen para el exterior—,
pecto de lo que en el país se consideraban atri- se ha profundizado la crisis de identidad nacio-
butos de la democracia política. Así como las nal: tiende a generalizarse una cierta resigna-
relaciones entre el poder civil y los militares ción en cuanto a las limitaciones impuestas al
han retrocedido, en ciertos aspectos, compara- futuro del país por las determinantes extremas.
das con el pasado nacional, también las relacio- Esto último es particularmente cierto para las
nes entre poderes del Estado son menos equi- élites que gobiernan, pero en forma escalonada
libradas que antes del golpe, lo que favorece se va expandiendo hacia sectores de las élites
opositoras, así como a amplios segmentos de
la población. La reciente integración al Merco-
55 Ver al respecto el reciente trabajo de Torres Rivas
(1993). sur, a tambor batiente, y el arrastre difícil de
442 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

neutralizar o ignorar del acuerdo previo entre cialmente— un mayor papel político de las
Brasil y Argentina han dinamizado, sin duda, el Fuerzas Armadas, el mantenimiento de facto
debate sobre el futuro nacional; sin embargo, de alguna de sus funciones tutelares ligadas
todavía está muy lejos de superar el ya anotado con la Doctrina de la Seguridad Nacional y
agudo sentimiento de incertidumbre sobre el un peso económico claramente desmedido
futuro del país y de sus grandes mayorías. en el presupuesto público. Todo ello contri-
Eso es válido tanto para los empresarios y buye a modificar negativamente la recompo-
los trabajadores asalariados, como para gran sición integral del sistema político democrá-
parte de los técnicos y de las élites políticas. tico tal y como se lo conocía en el país en las
Más concretamente, y resumiendo, se puede décadas previas al golpe de Estado de 1973.
sostener que, luego de nueve años de retorno a c) El sistema político y el régimen de gobierno
la democracia, nos encontramos con que: se inclinan hacia un impasse estructural de
las relaciones entre los partidos y los pode-
a) La estructura del Estado parece estar acom- res del Estado, y entre el Parlamento y el
pañada de la concentración de poder eco- Ejecutivo, al tiempo que los movimientos
nómico y social producido durante más de sociales populares sufren un cierto descae-
veinticinco años, lo que estaría gestando un cimiento y despolitización; fenómeno que
Estado democrático capitalista con compo- se extiende poco a poco a toda la sociedad
nentes autoritarios de nuevo tipo, en el cual civil y la ciudadanía, en particular entre
está presente un Estado de Derecho junto los jóvenes.
con un cierto vaciamiento de los controles
d) La crisis económica nacional, regional y
democráticos efectivos: exacerbación del
mundial parece empujar a sectores claves
presidencialismo, mayor opacidad en la
del empresariado y del poder político hacia
toma de decisiones claves, debilitamiento
la búsqueda de un nuevo modelo de acumu-
del papel del Parlamento y los partidos po-
lación a largo plazo, con mucha menor inter-
líticos, despolitización de lo social, cierta
vención del Estado y más abierto e integrado
apatía pública, etcétera.
al exterior. La forma en que se están aplican-
b) El problema militar sigue sin resolverse sa- do los cambios choca con las condiciones
tisfactoriamente, lo que propicia —tenden-
Parte III. La transición democrática 443

estructurales y políticas de un pequeño país estables entre distintos órdenes institucionales


como el Uruguay, empuja a una mayor po- (economía, política, sistema normativo, cultu-
larización social, y pone en el horizonte un ra política, etcétera).
proyecto de “país-servicio” con profundas Aceptamos, además, la premisa teórico me-
consecuencias sobre la estructura social e todológica de que aquello que es gobernable o
indirectamente sobre el sistema político. ingobernable es la propia sociedad, y que un
determinado gobierno solo puede contribuir en
Breve aproximación al tema mayor o menor medida a ese propósito. Esto
de la gobernabilidad plantea justamente la necesidad de enfrentar el
En un contexto de reflexión referido a las problema como algo que atañe efectivamente
políticas estatales de mediano y largo plazo, a una “Política de Estado” en sentido fuerte y,
dejaremos de lado los problemas específicos por lo tanto, a estrategias de mediano y largo
que se plantean respecto de la viabilidad, efi- plazo, y no solo referidas a una instancia elec-
cacia y eficiencia de las políticas de coyuntura, toral o un período de gobierno.
sean o no adoptadas en un marco de crisis eco- La primera dificultad por superar es la do-
nómica o política. Centraremos, pues, nuestro ble tendencia simplificadora del problema de la
razonamiento en algunos de los problemas ya gobernabilidad. Por un lado, los enfoques que
clásicos para la sociología y la ciencia política propenden a reducirla a sus dimensiones “sis-
en cuanto al tema de la gobernabilidad, y abor- témicas” (determinadas básicamente por las
daremos luego algunos de los problemas que exigencias de reproducción del proceso ma-
en este terreno debe enfrentar el actual proce- croeconómico}, y por el otro, los enfoques que
so sociopolítico uruguayo. la reducen a la (in)capacidad política de una
Si bien todas las crisis de gobernabilidad ter- forma de régimen y de gobierno para adoptar
minan manifestándose siempre en una coyun- decisiones consistentes y aplicables efectiva-
tura, hay bastante consenso en considerar que mente, cualquiera sea su contenido sustantivo.
aquellas solo pueden ser entendidas —y por lo Si bien en las ciencias sociales no existe una-
tanto enfrentadas— si se analizan sus raíces nimidad sobre el objeto mismo que se designa
estructurales en la sociedad; es decir, los fac- con el concepto de gobernabilidad (a menudo
tores derivados de las relaciones más o menos confundida con legitimidad, eficacia, eficiencia,
444 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

orden, estabilidad, consenso, etcétera),56 po- las reglas del mercado capitalista privado, con
demos partir desde un nivel alto de abstrac- los procesos de socialización y politización de
ción, y postular que los problemas estratégi- lo económico, que esa misma actividad genera
cos de gobernabilidad (en sociedades capita- para superar sus crisis y bloqueos. En ese sen-
listas como la uruguaya) derivan al tratar de tido, es imprescindible incluir el estudio de los
resolver sus problemas de reproducción —en “procesos de conversión” entre lo económico
un marco inocultable de crisis—, enfrentar en y lo político y normativo, de los que se ocupa
forma disociada y hasta opuesta los proble- la sociología política, de la organización y de
mas de integración sistémica y de integración administración, y no solo enfocar los ciclos crí-
social o progresiva.57 ticos inherentes a la economía (Offe, 1990).
Para ello, es necesario analizar de alguna ma- Sin poder desarrollar aquí en detalle esa
nera las estructuras organizativas e institucio- problemática, podemos decir que el éxito o el
nales del Estado, cuya “selectividad específica” fracaso en el intento por equilibrar dichos im-
se orienta a tratar de reconciliar y armonizar perativos contradictorios dependerá de la vin-
culación organizativa o de la mutua exclusión
de tres “subsistemas”: el sistema económico,
56 Según Habermas (1973), en su formulación más
compleja o abstracta, “la ingobernabilidad es la suma el sistema político-administrativo y el sistema
de una crisis de ‘entrada’ y de una crisis de ‘salida’. normativo (legitimación). De acuerdo con esa
Las crisis de salida tienen forma de crisis de raciona- premisa, podemos aceptar un modelo bipolar
lidad: el sistema administrativo no logra hacer com- de estrategias de gobernabilidad aplicables
patibles o manejar los mecanismos de control que
(Dos Santos, 1989: 25), donde un polo es el de
le exige el sistema económico. Las crisis de entrada
tienen forma de crisis de legitimidad, el sistema le- la “gobernabilidad sistémica” y el otro el de la
gitimatorio no logra mantener el nivel de lealtad de “gobernabilidad progresiva”.
las masas al actuar los mecanismos de control que le
exige el sistema económico”. En el primer polo (gobernabilidad sistémica) se
57 Hay algunas excepciones, como el trabajo de Flis-
privilegia la continuidad del régimen político y
fisch, Gobernabilidad y consolidación democrática sus políticas económicas, lo cual lleva a un trato
(1987) y especialmente el recién terminado proyecto preferencial del gobierno con actores políticos y
comparativo de CLACSO Estrategias de gobernabili- sociales —en particular los grandes empresarios
dad en la crisis (RLA 90/00).
Parte III. La transición democrática 445

y los militares— que tienen capacidad inmedia- truyéndose garantías (entre los actores sociales y
ta de desestabilización política y/o económica. el Estado) de que tales reivindicaciones se verían
Las reformas emprendibles en el régimen o en satisfechas en un futuro predecible […].
el sistema político en su conjunto también es- En el caso de la gobernabilidad democrática pro-
tarán sujetas sobre todo a ese objetivo. En este gresiva existe el propósito expreso de balancear
caso el costo de la gobernabilidad puede ser un integración social e integración sistémica [...]
distanciamiento entre los políticos y lo social yendo las metas de integración más allá de las po-
—al no ser el conflicto procesado políticamen- líticas sociales puramente compensatorias y de
te— y la fragmentación de actores sociales para aquellas de control social. Una gobernabilidad
que no amenacen la orientación de las políticas de este tipo demanda complejidad y eficiencia
decididas por el Estado (fundamentalmente las crecientes en la gestión estatal y en general en
económicas) […]. la interrelación Estado/sociedad/sistema po-
El segundo polo (gobernabilidad progresiva), re- lítico. Sólo con transformaciones combinadas
fiere, siguiendo aquí parcialmente a Barrington y concurrentes, compatibles en su orientación
Moore, a “recoger elaborar y agregar (en la ac- democratizadora tanto del aparato del Estado,
ción gubernamental) la demanda de la sociedad del comportamiento de actores socio-políticos
civil haciéndola valer como criterio de utilidad del aprovechamiento de opciones de desarrollo
colectiva”. El concepto sería próximo al de “in- nacional y regional puede prosperar una gober-
crementalismo democrático”, […] pero sin llegar nabilidad progresiva (destacado mío).
al límite de ruptura de la racionalidad estructural
[...] Por supuesto, perseguir una gobernabilidad De modo que hablar de gobernabilidad im-
de este tipo exige no dejar de proveer las garan- plica reconocer la existencia de lo que pode-
tías de funcionamiento de la organización social, mos llamar un enfoque conservador y otro
es decir, atender a la gobernabilidad sistémica. progresista. Para el enfoque conservador, los
Una estrategia de gobernabilidad progresiva im- problemas de gobernabilidad nacen del exce-
plicaría buscar la reversión de las tendencias más so de demandas formuladas al Estado, lo que
excluyente del sistema social en los planos eco-
en definitiva sería el resultado del propio en-
nómico y político-cultural, si bien se admitirían en
sanchamiento del proceso democrático, y no
ella efectos del tipo “túnel” (Albert Hirschman), o
sea desfases temporales entre el logro de unas y habría otro remedio eficaz que limitar crecien-
otras reivindicaciones, sobre todo si fueran cons- temente dicho proceso (Huntington, 1975), al
menos en períodos de crisis y reconversión de
446 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

los modelos de acumulación como el actual. través del sistema educativo y las comunicacio-
De otro modo, sostienen, la dinámica de los nes de masas.
hechos lleva a que los sistemas con tensiones
de gobernabilidad se hagan cada vez más ingo- Todo ello, eligiendo como algo “natural” la
bernables. Para ello, proponen desmontar los disminución de las presiones sobre el Estado
mecanismos de intervención social del Estado, (y de paso “jibarizándolo”), al tiempo que mi-
así como las posiciones de poder político-eco- nimizan la vía de potenciar y racionalizar su
nómico que puedan tener los sindicatos, con- desempeño en relación con la situación previa.
fiando en resolver los problemas de “ingober- Llegados a este punto, es interesante percibir
nabilidad” a través de la profundización de los que también desde los enfoques conservadores
mecanismos de competencia en el mercado. —y con independencia de los remedios propues-
Estos procesos combinados permitirían dete- tos— se reconoce que los problemas de goberna-
ner no solo la inflación en sentido estricto, sino bilidad (incluso política) contienen notablemente
especialmente lo que ellos llaman la “inflación un componente económico-social que potencia
de las exigencias” de los ciudadanos hacia el los factores de ruptura. Y ello —agregamos noso-
Estado, es decir, fuera del mercado. tros— es aún más cierto en el marco de regíme-
Como dice Offe (1990:154), para estos en- nes democráticos, por los espacios que ellos ha-
foques: bilitan para la expresión legal y legitimada de las
demandas, que incluye a parte de los sectores que
la causa (de la ingobernabilidad económica o no están en condiciones de satisfacerlas por la vía
política) se localiza en demandas salariales y es- del mercado. Para decirlo con palabras de Dos
pecialmente en exigencias sociales de consumo Santos (1969: 52): “Las circunstancias seculares
planteadas por la clase trabajadora y sus organi- de ingobernabilidad en la región no pueden enten-
zaciones; la cura, aunque en general menos cla- derse, y mucho menos hoy, en relación con fac-
ramente articulada, es alguna forma de fortaleci- tores exclusivamente políticos [...]”, sin que ello
miento de las fuerzas de disciplina, moderación y
signifique desconsiderar los factores actuantes en
auto restricción, y ello a través de un cambio en
las instituciones y prácticas políticas (por ejem-
este plano, como son la autoridad y legalidad del
plo, políticas de ingresos) y por una alteración de poder político, la eficiencia y productividad de las
las normas culturales tal como se transmiten a instituciones, etcétera (Flisfisch, 1987).
Parte III. La transición democrática 447

Algunos ejes del debate pero ingobernables,59 sino dictaduras o au-


latinoamericano actual toritarismos con fuerte grado de goberna-
Como se sabe, las ciencias sociales latinoa- bilidad, al menos por ciertos períodos. La
mericanas vienen discutiendo esta problemá- Argentina durante el gobierno de Alfonsín,
tica con bastante intensidad, aunque general- y en menor grado el Uruguay posdictadura,
mente lo hacen abordando el tema específico por un lado, y México o el Brasil del período
de la gobernabilidad en forma relativamente militar, por otro, pueden ser tomados como
parcial,58 y más bien centrando el análisis en ejemplos de una y otra situación. Claro que
las posibilidades de sobrevivencia de los re- en los dos últimos casos se trata de una go-
cientes procesos de democratización. Con bernabilidad casi exclusivamente sistémica
ello, se tiende a limitar el problema de (in)go- y por ende de tinte conservador.
bernabilidad a la dicotomía democracia-dicta- La extensa y ya clásica literatura sobre la
dura (o fuertes grados de autoritarismo expre- crisis no solo de legitimación sino también de
so), lo que no solo es restrictivo, sino que os- gobernabilidad en los países capitalistas avan-
curece el problema, ya que es teórica y empí- zados, muestra con elocuencia que la proble-
ricamente posible ubicar sociedades latinoa- mática de la ingobernabilidad no se reduce al
mericanas “gobernables” o “ingobernables” problema de la amenaza o concreción de la
en ambas situaciones. No solo podemos en- ruptura formal del régimen democrático y la
contrar democracias con cierta legitimación, implantación de una dictadura. Hago esta re-
ferencia, pues me parece pertinente especial-
mente para un caso como el uruguayo. Dicho
esto, sin menoscabo de reconocer que en mu-
58 Al menos en el sentido definido por Coppedge, que
chos países de América Latina la débil legitima-
jerarquiza el problema del “grado de gobierno”, es decir
de la (in)eficacia decisional y la (in)capacidad de impo- ción de gobiernos y regímenes (muy ligada en
ner políticas tanto en el plano macroeconómico como
de construcción institucional e integración social. Lo
que supone separar analíticamente la cuestión del gra- 59 Dicho más teóricamente, ello significa que la gober-
do de control gubernamental sobre ciertas variables y nabilidad debe ser tratada como un problema político
actores claves, del problema de la “forma de gobierno” más específico que la legitimidad o la adhesión de los
(citado en Camou, 1993). ciudadanos.
448 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

la última década con su pobre desempeño en el y definen esa situación como un problema es-
plano del crecimiento económico y la integra- tructural de las actuales sociedades latinoame-
ción social) contribuye con frecuencia a que ricanas. Para esta tendencia —a menudo en
los problemas de gobernabilidad se expresen forma más tácita que explícita—, los proble-
rápidamente en su forma de crisis del propio mas de gobernabilidad son jerarquizados, pero
régimen institucional-democrático.60 aparecen en general acotados a la dicotomía
Por razones de espacio y oportunidad no democracia/dictadura antes comentada (ver,
reseñamos el intenso y fecundo debate que se por ejemplo, Weffort, 1992; Torres Rivas, 1991).
ha desarrollado recientemente sobre este tema Por otro lado, aquellos autores que privile-
entre los cientistas sociales latinoamericanos. gian radicalmente en su análisis los problemas
Digamos que —simplificando— es posible se- del ámbito político per se y que, sin descono-
ñalar tres polos principales en el análisis de las cer la gravedad de los efectos sociales de las
relaciones entre las políticas económicas hoy políticas económicas (pero no reconociendo
dominantes (y sus efectos sociales) y las posi- una relación objetiva entre ambas), tienden a
bilidades de sobrevivencia de las democracias identificar una mayor desconexión entre am-
latinoamericanas. bos subsistemas institucionales (salvo en lo
Por un lado, los que jerarquizan o privilegian ético), y a considerar como laxas y difíciles de
las relaciones entre ambos ámbitos institucio- precisar las posibles relaciones causales entre
nales y que, sin desconocer la lógica y las reglas ellos. De ahí que en sus análisis los problemas
propias del ámbito político, se inclinan a consi- de la (in)estabilidad e (in) gobernabilidad son
derar que los efectos sociales segregacionistas tratados con preferencia en su dimensión pura-
y desestructuradores de las políticas de ajuste mente político-institucional, con conclusiones
y reconversión neoliberales (tal como se están bien blandas respecto del tema que nos ocupa
aplicando) empujan tendencialmente hacia po- (por ejemplo Garretón, 1991).
sibles crisis del régimen político democrático; Finalmente, puede señalarse otra tendencia
—en cierto modo, intermedia entre las anterio-
res— que introduce con énfasis el análisis de la
60 Ver entre otros, González Casanova (1989; 1990);
rearticulación/desagregación del tejido social y
Calderón y Dos Santos (1991); así como los trabajos
recientes de O’Donnell (1993). cultural de amplias capas y variados actores,
Parte III. La transición democrática 449

a causa de las nuevas lógicas macroeconómi- la misma. Sobre todo, en esta etapa en la que
cas (tomadas en cierto modo como un dato), y las políticas de ajuste y estabilización, y la furia
de sus efectos sobre la integración normativa antiestatista de los gobiernos neoliberales van
y la legitimidad del sistema político y estatal. despojando al Estado de partes sustanciales de
Y por esa vía —en forma no siempre explíci- manejo de lo “público” y de sus atributos, en
ta— colocan el problema de gobernabilidad en cuanto a la regulación “funcional” de las clases,
una perspectiva más compleja, menos coyun- etnias, sexos, y otras dimensiones de la ciuda-
tural y no tanto ligada con el problema de la danía. Y cuando asistimos en toda América
eventual ruptura institucional, cuanto con los Latina a una profunda redefinición de la vieja
problemas estables de reproducción de una so- matriz “estadocéntrica” que puntualizó, duran-
ciedad crecientemente segmentada, desarticu- te décadas, sus relaciones con los actores so-
lada y con fuertes componentes anómicos y de ciales y políticos más significativos.62
desafección por la cosa pública (por ejemplo, Aunque parece claro que esa vieja matriz es
Tironi, 1991; García Delgado, 1993). hoy día irreproducible en cuanto tal (en primer
Más allá de estas grandes orientaciones —y lugar, por el cambio irreversible en la lógica in-
a menudo atravesándolas—, importa rescatar ternacional de los procesos de acumulación y
los esfuerzos que jerarquizan en el análisis el las crisis fiscales que ello implica para nuestros
carácter más o menos democrático de Estado países), el papel de un Estado sólido, eficien-
en sí mismo (en sentido amplio y no solo cen- te y democrático —lo que no es sinónimo de
trado en sus aparatos y burocracia), como un “grande”— sigue siendo capital para la gober-
componente necesario de la estabilidad de la nabilidad. Por un lado, en sus implicaciones
democracia y, en ese sentido, de la gobernabi-
lidad.61 Esta dimensión es aún más significativa
62 Sobre estos aspectos ver —entre otros— la con-
si se trata de estudiar el conjunto de dimensio- tundente crítica al llamado “consenso de Washington”
nes que hacen a la gobernabilidad, incluyendo que hacen Fanelli, Frenkel y Rozenwurcel (1991), en su
los aspectos específicamente económicos de trabajo Crecimiento y reforma estructural en América
Latina; el artículo de Mario Dos Santos (1993): “Demo-
cracia, gobernabilidad y políticas sociales en América
61 Ver al respecto Cavarozzi (1991, 1992); Garretón y Latina”; y también el libro póstumo de Vuskovic (1993):
Espinoza (1992). Pobreza y desigualdad en América Latina.
450 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

directas vinculadas con la tensión democracia- neoliberalismo radical, han tenido el horizon-
dictadura (y/o autoritarismo); y por otro, en los te de los cientistas sociales y de los políticos
aspectos de eficacia en la reconversión econó- con la preocupación por la ingobernabilidad
mica con crecimiento y en un proceso de inte- y su dimensión de peligro para las nuevas de-
gración social progresiva.63 Ello, a mediano y mocracias. Ya dijimos que el problema que
largo plazo también revierte sobre la goberna- enfrentan nuestras sociedades —y también
bilidad propiamente política, especialmente si las del capitalismo central— es más com-
se tiene en cuenta que los avances neoliberales plejo y multifacético, y que incluye aspectos
han acelerado la desintegración de los prin- generales de legitimación, integración social
cipales actores sociales y políticos de la pos- y normativa, así como la capacidad misma
guerra y han dejado un terreno desarticulado de reproducción estable. Ahora bien, en ese
con una opinión pública muy desestructurada panorama, el caso uruguayo es visto desde
que —ya se ha visto en varios casos— puede el exterior, en general, como menos crítico,
abrir el paso a formas nefastas de neopopulis- como más estable en lo social y lo político.64
mo caudillesco. Y esta situación que O’Donnell Sin embargo, cuando reflexionamos “desde
(1992) caracterizó como “Democracia Delega- adentro” (del país y de su propia historia), es
tiva”, a decir de Touraine (1991:157) “aunque inevitable que nos sintamos desconcertados
tenga el aspecto de una democracia electoral, y necesitemos insertar muchas inflexiones y
de una libertad electoral, es exactamente lo matizaciones a ese juicio. Salvo que concluyé-
contrario de la democracia”. ramos que la creciente sensación de bloqueo
histórico y de falta de perspectivas nacionales
Los horizontes (económicas políticas y socioculturales) que
de (in)gobernabilidad de Uruguay siente buena parte de las élites dirigentes y la
En gran medida, la combinatoria de la ola mayoría de la población, son fruto de la ima-
de dictaduras militares de “nuevo tipo” que ginación masoquista de un supuesto “modo de
asolaron América Latina, con la otra ola, la del ser” uruguayo.

63 Ver, por ejemplo, Weffort (1992: 7) y O’Donnell 64 Ver sobre esta doble dimensión del accountability
(1992: 15 y 18). los dos artículos ya citados de O’Donnell (1992, 1993).
Parte III. La transición democrática 451

¿Cuáles son los aspectos del proceso uru- directa, como los plebiscitos sobre la amnistía
guayo contemporáneo que en unas perspecti- a los militares y las privatizaciones. Tercero,
vas comparativas propenden a un diagnóstico la sobrevivencia —a pesar de los retrocesos
“desde afuera” menos crítico sobre su situa- desde 1968— de una fuerte tradición y cultu-
ción? A mi entender son fundamentalmente ra democráticas, tanto en las élites como en la
tres. Primero, el hecho de que los dos gobier- mayoría de la población.
nos posdictadura hayan logrado atravesar la Se trata, sin duda, de hechos objetivos e
fase de transición —y luego, de recuperación importantes, pero que deben ser evaluados
democrática— (aunque con matices de orien- situándolos en la perspectiva de la evolución
tación y de grado entre ambos gobiernos), sin histórica y la realidad nacional de las últimas
que se haya producido el fenómeno de hiperin- dos décadas.
flación con todas sus implicaciones sobre la En primer lugar, parece indudable que la cri-
gobernabilidad económica y, sin duda, también sis del modelo estadocéntrico —dada la impor-
política. Segundo, la mayor presencia —com- tancia tan grande que tuvo entre nosotros— ha
parativa— de un sistema de partidos y de me- impactado y desarticulado en forma quizás ma-
canismos de control democrático horizontal y yor que en otros países la forma de configurar-
vertical del poder gubernamental,65 incluyen- se y la orientación —el “mapa cognitivo”— de
do aquí el ejercicio de formas de democracia los actores sociales y políticos heredados del
pasado. Ya mencionamos en la introducción el
largo proceso de crisis y descaecimiento del
65 El Uruguay parecería ser, dentro de los países de modelo desarrollista y estatista, por lo menos
América Latina, el que tendría mejores condiciones desde los años sesenta. Desde entonces hasta
previas para potenciar y desarrollar esos requisitos. Sin
hoy día, es indudable que esa matriz de rela-
embargo, las versiones simplificadoras (Devlin y Guer-
gil, 1991; Arias Peñate, 1992; Fanelli, Frenkel y Rozen- ciones Estado-sociedad ni ha terminado de
wurcel, 1991) del ajuste, la reforma estatal y la apertura morir totalmente ni ha sido sustituida por una
que se han ensayado hasta la fecha, parecen más bien globalmente nueva, cualquiera fuese su signo
encaminarlo a enfrentar los desafíos de su reinserción y su lógica de funcionamiento. En ese senti-
internacional y de su desarrollo expuesto más a los lí-
do, las crisis políticas, económicas y sociales
mites que a las ventajas de su condición de pequeño
país. que el Uruguay ha atravesado en los últimos
452 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

treinta años han interactuado intensamente parte de los factores de crisis antecedieron a
con el proceso de crisis, bloqueo e intentos de las políticas de ajuste y liberalización económi-
transformación del propio Estado. co-financieras, no puede ocultarse que luego de
En segundo lugar —y dada la solidez de la veinte años de aplicación de las mismas, el sal-
herencia cultural e institucional—, ha apareci- do para el país está aún lleno de claroscuros.
do para todos los actores como algo muy lento Si bien se han evitado las grandes crisis macro-
y difícil reestructurar sus propias relaciones económicas, salvo durante la grave recesión de
mutuas; ello, en especial, ha conducido al siste- 1982-1984, tampoco se ha producido un proce-
ma político y los mecanismos de construir de- so de capitalización, reconversión productiva y
cisiones a un creciente callejón sin salida. crecimiento —sostenido y sostenible—. Y aun-
En tercer lugar, los cambios rápidos y radi- que el producto “per cápita” aumentó (ayudado
cales en las reglas de la economía internacio- en parte por el bajo crecimiento demográfico y
nal —en un marco de “imposiciones” neoli- la fuerte emigración), aún el país sigue sin con-
berales para la periferia— impactan en forma figurar un nuevo perfil productivo y de inser-
diferencialmente más dramática una economía ción internacional.
de “país pequeño” como la nuestra (de Sierra, En buena medida, determinado por los tres
1993), y acortan sus grados de libertad en la puntos anteriores, el saldo objetivo en la lar-
inevitable reconversión de su inserción inter- ga duración del proceso económico nacional
nacional.66 Aun teniendo presente que buena —sobre todo productivo— muestra una ten-
dencia endémica al estancamiento. Junto con
ello —y a pesar de la baja natalidad— los efec-
66 Es sabido que, en el caso uruguayo, las políticas tos de empobrecimiento material y cultural
neoliberales “se abrieron paso” afectando las tradi-
creciente de los sectores medios y bajos de la
ciones y las instituciones de carácter democrático
durante un largo período. Sin embargo, la posterior
recuperación institucional —y el estudio comparado
en América Latina— nos muestran que políticas eco- tura social y sobre los actores de dichas políticas —
nómicas de ese tipo pueden ser impulsadas también sobre todo cuando se aplican dogmáticamente— tie-
en regímenes democráticos y con sistemas partidarios nen efectos polarizadores y marginales antes de que
y elecciones “limpias” funcionando regularmente. De puedan llegar a tener incidencia en la consolidación o
igual manera, sabemos que los efectos sobre la estruc- mantenimiento de dichas instituciones.
Parte III. La transición democrática 453

sociedad (paralelo al enriquecimiento de secto- neoliberal; en segundo lugar, una mayor dificul-
res minoritarios) al producirse sobre un pasado tad para desmantelar las viejas estructuras es-
netamente más igualitario y solidario, generan tatales y su capacidad de intervención en la so-
una fuerte desarticulación de los consensos nor- ciedad y la economía; en tercer lugar, un efecto
mativos y valorativos que habían sustentado los final —comparativamente con varios otros paí-
equilibrios sociales y políticos del pasado pre- ses de la región— menos negativo en el balance
dictatorial, así como la propia legitimidad del macroeconómico e incluso social (aunque con
régimen.67 Deben, de todos modos, reconocerse altibajos internos a lo largo el periodo). Esto no
algunas particularidades menos radicales en el desvanece el hecho —clave en el plano socio-
proceso uruguayo; entre otras se pueden anotar lógico— de que para la sociedad uruguaya los
las siguientes: en primer lugar, el ritmo más len- efectos del ajuste neoliberal fueran vividos tan-
to y zigzagueante en la aplicación de algunos de to o quizás más traumáticamente que en otros
los instrumentos de política económica de tipo países de América Latina, justamente por su tra-
dición más “mesocrática” e integrativa.
Es, sin duda, ese cuadro societal el que ali-
67 La plétora de los movimientos sociales “de nue- menta los constatados procesos de “desafec-
vo tipo” que había generado el modelo dictatorial de ción” política de los ciudadanos (hacia la cosa
neoliberalismo en su primera fase (Filgueira, 1985), pública, los partidos y, en medida creciente, el
tendieron en la etapa democrática a perder peso rela-
tivo en la matriz sociopolítica emergente. O se vieron propio Estado), así como el debilitamiento del
confinados a la atención de micro problemas específi- tejido social, la voluntad —y capacidad prácti-
cos, con mayor dificultad para transformar su acción y ca participativa de la gente68— y, en definitiva,
sus reclamos en insumos políticos generales. En parte
esto se debió al renacer del ámbito político partida-
rio, pero también a la nueva configuración social que 68 A riesgo de ser reiterativos, debemos recordar que
va plasmando la lógica neoliberal. Como ha sucedido los dos últimos gobiernos, al adoptar políticas econó-
en muchos otros países (Bailón, 1990; García Delgado, micas de corte básicamente monetarista y fiscalista
1993), se fue expandiendo un ethos más individualista, —siguiendo con casi nula creatividad las propuestas
con menor referencia a los mecanismos colectivos de y presiones externas, si bien atendieron parcialmen-
promoción de necesidades, menos solidario y también te las necesidades de reducir el déficit fiscal (y de la
más pesimista, en cuanto a las posibilidades de resolver balanza de pagos, salvo los últimos tres años)—, no
problemas individuales en forma agregada. lograron hasta el momento ni racionalizar el aparato
454 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

la propia confianza en un destino nacional pro- En el plano económico, es imprescindible


gresivo. De mantenerse las tendencias actua- salir del proceso de búsqueda de los duros
les, ello prefigura un cuerpo político cada vez equilibrios “macro” y casi exclusivamente fis-
más desmotivado y apático, con un amplio y cales o de balance de pagos, y definir políticas
peligroso distanciamiento entre representan- que permitan retomar un crecimiento durable
tes y representados. y sostenido. Sin caer en ningún economicismo
Ante esa situación —y a pesar de que indu- superficial o en una concepción puramente ins-
dablemente el país no enfrenta en lo inmediato trumental del balance del desempeño guber-
una coyuntura “catastrófica”—, parece indiscu- namental, si este permanece sistemáticamente
tible la alta pertinencia de reflexionar sobre los “por debajo de ciertos umbrales críticos” (Flis-
problemas de gobernabilidad a mediano y lar- fisch, 1987), en cuanto a saldos netos para el
go plazo. Cualquiera sea el color político de los PBI, el empleo estable y el nivel de vida de las
gobiernos de aquí al fin de siglo, ninguno podrá mayorías, ello ha de afectar la gobernabilidad a
eludir esos desafíos en varios planos simultá- mediano plazo, por el desencanto creciente en
neamente. Sin tener en esta ocasión el espacio una institucionalidad democrática que no logra
para analizarlos en profundidad, podemos sí reencontrar un futuro de progreso para el con-
enumerarlos brevemente. junto de la nación.69

69 Conviene señalar que los efectos de “empobreci-


del Estado ni potenciar un modelo neoexportador con- miento” e “informalización” de los sectores populares
sistente, realmente competitivo y sustentable a largo y de amplios sectores de las capas medias deben ser
plazo. Incluso la política de apertura de la economía, —más allá de sus valores cuantitativos— contextuali-
aunque paulatina, ha sido básicamente unilateral y ha zados en la realidad uruguaya. Nos referimos al hecho
minimizado la capacidad negociadora sobre la base de de que, en este caso (como también en Argentina, Costa
reciprocidades. Cediendo en este plano a la propues- Rica y en menor medida Chile). los efectos menciona-
ta ideológica neoliberal más radical (“neoliberalismo dos se producen en una sociedad que antes había al-
para tercermundistas”, como ha sido llamado), según canzado grados muy amplios de integración al mercado
la cual, “ajuste más apertura” permitirían per se al país y niveles de vida y coeficientes de equidad bastantes
desarrollarse y además ser competitivo en el comercio altos en el panorama latinoamericano, que incluyen a
internacional, incluyendo el ámbito manufacturero. los sectores medios y ciertas capas de asalariados fa-
Parte III. La transición democrática 455

En el plano de las políticas sociales, de con- En el plano del régimen y sistema político,
solidarse políticas de reducción del gasto y des- parece difícil que no se afecte la gobernabi-
mantelamiento de las instituciones de cobertura lidad —incluso económica e instrumental—,
solidaria estructural y progresiva (limitándose sin realizar reformas que permitan superar
a políticas sociales focalizadas a la extrema po- el empantanamiento no solo de las relacio-
breza, confiando el resto al mercado), parece nes entre Ejecutivo y Legislativo, sino de la
previsible —al menos en el contexto histórico propia eficacia decisional del aparato estatal.
de la sociedad uruguaya— que se verán afecta- Como vimos desde antes del golpe militar,
dos durablemente los factores de integración pero agudizado en los dos gobiernos posdic-
sociopolítica y valorativa que, durante décadas, tadura, este problema se ha transformado en
sustentaron la estabilidad política del país. El crítico para la estabilidad gubernamental y
hecho de que el proceso anotado tenga en Uru- la definición y aplicabilidad de políticas. In-
guay un ritmo más lento que en otros países, y cluso es en ese plano donde el problema de
de que aún las cifras comparativas lo sitúen en la “gobernabilidad” ha tomado en estos años
el quintil superior de calidad de vida en Améri- centralidad pública, lo que ha dado lugar a
ca Latina, no puede llevar a engaño. Más allá de múltiples y por ahora fracasados intentos de
los promedios, la polarización creciente y, sobre reforma política y electoral. La heterogenei-
todo, la consolidación de las nuevas áreas de dad programática de los dos partidos mayori-
pobreza crítica van cambiando sustancialmen- tarios y la división en gobiernos minoritarios
te las características históricas, fuertemente en el Parlamento (efecto de la acción com-
mesocráticas de la estructura social del país.70 binada de los sistemas político y electoral),
generan un grado de inestabilidad que —de

briles y de servicios. De modo que el empobrecimiento


es “vivido” en forma bastante traumática, y genera efec- la capacidad de gobernar eficazmente (gobernanza),
tos negativos no solo sobre el nivel de vida en sentido con lo cual refuerza la tendencia heredada de la época
estricto, sino también sobre los mecanismos sociales y dictatorial a la concentración de poder en el Ejecutivo,
simbólicos de integración social tradicionales. y por lo tanto, también aumenta el descrédito en la efi-
70 La propia dinámica de confrontación social estimu- cacia del Parlamento; que era un espacie institucional
lada por las políticas neoliberales hace aún más crítica clave en la tradición democrática del país.
456 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

continuar— difícilmente no culmine a media- En cuanto al llamado “problema militar”,


no plazo en algún tipo de crisis institucional. sin ser crítico a corto plazo, de ninguna ma-
En relación con el Estado, parece insoste- nera puede dejarse fuera de la problemática
nible pensar que, para sacarlo del impasse ac- concreta de la gobernabilidad. Tal como he-
tual, su transformación debe pasar solamente mos analizado en trabajos anteriores (de Sie-
por reducirlo y financiarlo “genuinamente”. La rra, 1992) —y dijimos en la introducción— las
teoría social comparativa es bastante coinci- relaciones de facto entre poder civil y Fuerzas
dente en que no se conocen casos de desarro- Armadas están aún bastante lejos de haber re-
llo sostenido sin proyecto nacional; y este no cuperado la normalidad típica de democracias
es imaginable sin el papel activo de un Estado consolidadas (Stepan, 1988: 52). Los síntomas
eficiente y con sólidos apoyos en la diversidad más visibles son los innumerables atentados
de la propia sociedad (y no solo en los grupos impunes de grupos paramilitares, los “pro-
poderosos), más aún en el caso de los “peque- nunciamientos” semivelados sobre temas di-
ños países periféricos”. Es difícil, en esta eta- versos, las presiones sobre el presidente, las
pa histórica del país, imaginar un Estado y un rupturas de disciplina interna, etcétera. Pero
nuevo proyecto nacional —único que puede lo principal es la peligrosa aceptación de un
propiciar una gobernabilidad a largo plazo—, cierto corporativismo militar y las circunstan-
si se desmantelan sus resortes históricos de cias domésticas e internacionales que propen-
intervención y si no se promueven algunos den a darles a los militares una vocación de
planos de concertación estratégica, al menos “soldados políticos”.
entre los principales grupos socioeconómicos Sería un error pensar que la lentitud (y me-
de la sociedad. Como ya dijimos, es indudable nor estridencia) con que se procesa en el país
que el tema de la reforma del Estado debe se- —comparativamente con otros— el deterioro
guir siendo prioritario, pero modificando las de las bases de legitimidad del Estado y del
orientaciones que dominan ese proceso hasta sistema institucional democrático, sea en sí
el momento. La matriz Estado-sociedad ha de misma una garantía para enfrentar los inevi-
ser renovada profundamente, pero el Estado tables problemas de gobernabilidad a los que
por (re)construir deberá ser fuerte, eficaz y se ve enfrentado. Solo un gobierno que defina
también democrático. y aplique políticas oportunas de gobernabili-
Parte III. La transición democrática 457

dad progresiva —y no solo sistemáticas— en- Bibliografía


caradas hacia el mediano y largo plazo, podrá Arias Peñate, S. 1992 “El contexto regional
evitar unas crisis que no por previsibles serán y mundial, la estrategia alterativa de
menos graves para el país y su futuro de desa- desarrollo del Istmo Centroamericano” en
rrollo en democracia y con equidad socioeco- Stein y Arias Peñate (coords.) Democracia
nómica. Salvo que las tensiones anotadas sean sin pobreza (San José: DELA-
resueltas “de facto”, sobre todo en el contexto CADESCA-DEI).
del nuevo y acelerado proceso de integración Arocena, R. y Sutz, J. 1989 Los desafíos
subregional, por un paulatino debilitamiento del cambio tecnológico (Montevideo:
y desintegración de las características básicas Fundación –ultura Universitaria –
que definieron al país en el último siglo. Fundación Friedrich Ebert en Uruguay).
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tipo de democracia que puede consolidarse itinerario de transformaciones y lecturas”
—más allá de los aspectos jurídicos forma- en Balbi, C. R. et ál. Movimientos sociales:
les— es aún un tema abierto, cuya resolu- elementos para una relectura
ción ha de depender de cómo las fuerzas po- (Lima: DESCO).
líticas y sociales decisivas logren reorientar Barran, J. y Naum, B. 1984 “El problema
en forma durable los procesos en curso. De nacional y el Estado: un marco histórico” en
ello dependerá en definitiva que el Uruguay La crisis uruguaya y el problema nacional
pueda acercarse sólidamente a una realidad (Montevideo: Centro de
donde la democracia plena, sin tutorías ni Investigaciones Económicas).
paréntesis más o menos implícitos, pueda Berreta, Nora 1989 La política económica
ir de la mano de la retomada de un tipo de en debate (Montevideo: Centro de
crecimiento y desarrollo que avance efecti- Investigaciones Económicas – Ediciones de
vamente hacia la igualdad fundamental entre la Banda Oriental).
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Parte IV
Los procesos electorales y su contexto
socioeconómico

E n esta Parte IV hemos reunido algunos de


los trabajos referidos más específicamen-
te a la sociología política de los partidos, así
contextos socioeconómicos que los enmar-
can. Se acompaña así el cierre de un largo
ciclo histórico de gobiernos de los partidos
como de los procesos electorales y sus respec- tradicionales y un corrimiento significati-
tivos contextos socioeconómicos a corto y me- vo de las adhesiones políticas no solo de
diano plazo. capas medias y obreros organizados, sino
Se hace un análisis particular del paulatino de los sectores de más bajos ingresos y de
cambio del sistema bipartidista tradicional hasta mayor precariedad.
llegar a la sustitución del partido mayoritario y En cierto modo, cierro allí la producción de
el paso paulatino a la supremacía del Frente Am- sociología político electoral en un contexto
plio, luego integrante del Encuentro Progresista. donde ya se ha desarrollado en forma robusta
Se van pautando los periodos electorales e institucional la ciencia política académica.
tanto nacionales como departamentales y los
Uruguay: cultura política
y nuevos escenarios democráticos*

Q uisiera, además de hacer algunas refe-


rencias generales a lo que hemos venido
discutiendo, hacer una pequeña reflexión que
del Sur, donde traté de recoger reflexiones de
análisis de los procesos de construcción de
ciudadanía desde la sociedad, en este contexto
tenga que ver con Uruguay específicamen- de desestructuración de nuevo tipo de las so-
te, porque me parece un caso muy particular. ciedades latinoamericanas; o de problematiza-
Como uruguayo e intelectual, sociólogo políti- ción fuerte de las estructuras anteriores en un
co, siempre me siento muy incómodo cuando contexto de políticas económicas de cambio
salgo al exterior y nos elogian lo que nosotros radical y de crisis de la matriz social anterior.
nos pasamos escribiendo para mostrar que El otro es un estudio más focalizado en los pe-
está mal, que hay deficiencias respecto al pro- queños países, y ahí es donde entra Uruguay
ceso de los últimos veinte años en nuestro país. viendo cómo se mueven estos países en este
Pero se trata de un problema teórico y no del contexto de grandes cambios de inserción in-
contexto de las personas presentes. ternacional y de modelos de gestión política
Estos últimos dos años estuve trabajando en además de crisis económica.
dos niveles distintos referidos a estos temas y A partir de estos trabajos, soy cautelosa-
que fueron recogidos en dos libros. Uno, que mente pesimista (o cautelosamente optimista)
se llama Democracia emergente en América respecto al futuro de consolidación de estos
procesos. No por mecanicismo, sino que, como
cientista social, me da la impresión de que son
* Publicado en Pinto, C. R. J., y Guerrero, H. (orgs.)
1996 América Latina: o desafio da democracia nos tan fuertes los procesos de reestructuración
anos 90 (Porto Alegre: Editora da Universidade Fede- que se están viviendo, que todavía no sabemos
ral do Rio Grande do Sul). cómo puede articularse esta crisis social con
464 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

nuevas formas de participación política, nue- chicos, mucho menos. Para entrar a los fa-
vas formas de representación e —incluso— mosos nichos duros y de valor agregado y las
nuevas formas institucionales que recojan o exportaciones de tipo industrial, solo pueden
rescaten algunas de las cosas más ricas y sóli- hacerlo con un gran esfuerzo, y eso supone po-
das de lo que era la tradición de construcción tenciar un conjunto de sinergias para lo cual
democrática en América Latina. los problemas institucionales, de tradición de
En el caso de los pequeños países, como es el cultura política y de densidad de la gestión es-
caso de Uruguay, el problema es más complejo tatal —me parece— son centrales.
todavía, porque en estos períodos de grandes Rápidamente, paso ahora a lo que quería re-
transformaciones se supone que las llamadas flexionar sobre Uruguay en términos de tradi-
habitualmente “variables blandas” deben de ción, cultura política y nuevos escenarios polí-
consolidarse o reconstruirse, para poder apro- ticos, incluso a partir de las últimas elecciones
vechar las pocas ventajas que los países chicos de noviembre de 1994.
tienen en los períodos de grandes cambios. Y El Uruguay —efectivamente— tiene tradi-
esas “variables blandas”, que son la estructura ción democrática, tiene una cultura política
institucional, la solidez del sistema de partidos, expandida en la ciudadanía y en las élites, no
la cultura política democrática, la existencia de solo en los votantes, sino en los dirigentes polí-
una élite de gobierno y de un gobierno y de un ticos. A pesar de que se han debilitado, hay aún
Estado. Un Estado realmente existente; gran- un lugar importante como mediadores para los
de, chico o mediano, pero con capacidad de partidos políticos. Es uno de los países donde
gestión, de negociación, de propuesta de polí- todavía la ciudadanía sigue pasando a través de
ticas; con la capacidad de definir pactos a me- los partidos para vincularse con las políticas
diano plazo, la capacidad de definir, acordando públicas, con el gobierno y con el Estado.
con los actores sociales, incluyendo los empre- Y hay además una tradición bastante fuerte
sarios, políticas de desarrollo educativo y de de respeto a las normas constitucionales y le-
investigación científico-técnica, sin las cuales gales para dirimir los conflictos sociales y po-
los países chicos no tienen ni para empezar la líticos. Eso genera una vinculación muy fuerte
reconversión. Los grandes pueden jugar con en Uruguay entre legalidad y legitimidad. No
la “grosería” de su tamaño, en parte, pero los hay casi espacio para las propuestas tanto de
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 465

cambio como de continuidad o los conflictos de tipo personal o, como fue en el caso de Lula
políticos fuera de los marcos legales. Para ser en el segundo turno, de elección anterior, don-
legítimas, tienen que ser legales y respetar la de tuvo entre el 46% y 48% de los votos, pero
Constitución o proponer continuamente re- donde ese peso no corresponde a la suma de
formas de la Constitución. Hay un entramado los votos, opiniones, actitudes y conductas po-
fuerte en cuanto que acota la acción política de líticas equivalentes en la sociedad brasileña,
los ciudadanos y de los partidos. donde el PT y sus aliados próximos tenían mu-
Y hay también —es verdad— algo bastante cho menos fuerza.
insólito: si se mira las últimas seis elecciones Esto, en Uruguay, genera contrapesos im-
uruguayas, se aprecia que es el único país de portantes y da la idea de una democracia que
América Latina donde en forma clara, neta, funciona. Sin embargo, hay que estar atentos
consistente y continua, sigue aumentando el a que ello no se transforme en un lugar común
porcentaje de población que política y electo- que oculte los problemas. Porque esta tradi-
ralmente apoya soluciones de centroizquierda ción institucional y de cultura política también
explícitas. Hay varios países donde esas fuer- genera bloqueos y rigideces que están empe-
zas han crecido. Es más, se puede decir que, zando a ser significativas. No son problemas
en las últimas elecciones de América Latina, de gobernabilidad catastróficos, sino de den-
el último año y medio, como nunca antes, las sidad ciudadana y de capacidad de toma de
fuerzas de centroizquierda sumadas votaron decisiones políticas. Y este pluralismo genera,
tan bien. Pero el caso uruguayo tiene una par- al mismo tiempo, un cierto empate y bloqueos
ticularidad. Como es hoy un sistema partidario crecientes. Pero sucede que (y por eso el caso
de tres tercios —que elige gobierno por mayo- uruguayo me parece interesante), ante este
ría simple—, la minoría mayor lleva todo. El susto, ahora el nuevo gobierno hizo una coa-
30% de votos que tiene el Frente Amplio (o el lición de facto entre blancos y colorados. Los
Encuentro Progresista con sus ampliaciones) dos partidos tradicionales están haciendo una
hace que prácticamente pueda ser gobierno, . coalición porque, si no, no pueden gobernar;
Casi fue gobierno, ya que perdió por el 1%. Es asimismo, para contrarrestar la fuerza en el
decir, que se trata de una opción de gobierno Parlamento y en la sociedad del Frente Amplio
partidaria, no solo de un liderazgo presidencial o Encuentro Progresista.
466 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Creo que este tema de la tradición democrá- y que hace un poco a los contenidos de cuál
tica y de la cultura política uruguaya tiene cier- es la alternancia posible. Hay una búsqueda
tos límites que hay que explorar. En Uruguay, de alternativas de políticas económicas que
jamás antes la tradición política efectiva de las articulan de otra manera la función del Esta-
élites y de la gente hubiera aceptado una coali- do, la relación entre equidad y democracia,
ción entre “blancos” y “colorados”, porque eran entre equidad y legitimidad política en el caso
“enemigos”. Eran como radicales y peronistas uruguayo. Dada la intensa participación de la
en Argentina. Resulta que ahora, cuando la idea sociedad y los mecanismos legales de demo-
legitimada de la rotación —que siempre fue en- cracia directa (hay plebiscitos y referéndums
tre esos dos partidos— se presenta como po- previstos en las Constitución que se han aplica-
sible hacia la izquierda o centroizquierda, que do), eso genera contrapesos que muestran que
en Uruguay es extremadamente moderada, hay la sociedad quiere un tipo de transición y de
dos reflejos inmediatos del sistema político, nueva economía y de nuevo Estado que no es
y sobre todo de las élites y los partidos tradi- el mismo que el argentino. Entonces, un posi-
cionales: ahora, de golpe, cuando eso siempre ble gobierno nuevo, distinto, incluso una élite
fue rechazado antes, se está proponiendo por de gobierno nueva, que podría ser la del Fren-
el Partido Colorado el balotaje para tratar de te Amplio (tengo dudas hasta donde la cultura
evitar que vaya a ganar el Frente Amplio. Por política uruguaya —y mucho más la latinoame-
otro lado, se propone terminar con otra tra- ricana— está en este momento madura para
dición que parecía tan consolidada en el país, una verdadera alternancia de gobiernos de
como es la traducción de escaños por votos en izquierda). Porque lo de Chile es distinto: allí
forma proporcional absoluta proponiendo pre- gobierna la Democracia Cristiana con una coa-
miar a la primera minoría con mayorías absolu- lición en un anclaje sobre ella. Más allá de ese
tas muy fuertes. Se trata de un movimiento de razonamiento que hacemos sobre los sistemas
ruptura fuerte de las tradiciones que significa políticos, tomando siempre la literatura y la ex-
un rompimiento de las reglas de juego, de la periencia europea, creo que en América Latina
tradición democrática y de la cultura democrá- estamos lejos de que sea banal una rotación de
tica tal como se daba en Uruguay, en función ese tipo. Y en el caso uruguayo, que es el que
de una nueva situación de relación de fuerzas quizás está más cerca de esa rotación, se están
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 467

esbozando alternativas de reforma política que para aceptar de veras un gobierno distinto, de
rompen con la tradición nacional y que tienden izquierda o centroizquierda, electo legalmente,
a impedir que se cumplan democráticamente aunque no prometa construir ni el socialismo
las tendencias de la sociedad actual urugua- ni un cambio radical.
ya y del sistema político. Hay una crispación Termino diciendo que estamos ante un pro-
que no es por la polarización de los programas, blema o un desafío importante para la sociología
sino que va más por el problema de la lógica política latinoamericana. La solidez de un proce-
de las élites y del tipo de desplazamiento de la so de democratización se pone especialmente a
articulación Estado-política que por el temor prueba en sus casos límites. Y uno de ellos es,
de grandes confrontaciones de otro tipo. Creo justamente, la capacidad o no de “digerir” rota-
que esa limitación está bastante presente en ciones fuertes —en su contenido socioeconómi-
las élites tradicionales del Uruguay. Dudo que co y sociocultural— en las élites y partidos de
haya en las élites de América Latina, incluso gobierno. El caso uruguayo nos da un laborato-
las más modernizadas, la madurez suficiente rio interesante para estudiar ese tema.
Elecciones uruguayas: cambios en el sistema
de partidos y bloqueos emergentes*

T al como lo anunciaban las encuestas de


intención de voto de las últimas semanas
previas, la elección a nivel nacional se definió
accede al Gobierno nacional (1984, Colorado;
1989, Nacional; 1994, Colorado). Por otro lado,
aparece como el único caso latinoamericano
por escasísimo margen entre los tres partidos o reciente donde la fuerza más identificada con
lemas principales en presencia. Se podría decir la izquierda obtiene, sin balotaje, prácticamen-
que llegaron, prácticamente, a un triple empa- te, la misma votación que sus contrincantes.1
te. El Partido Colorado ganó con una ventaja Equivalencia de votos que, dado el sistema
mínima de 1,2% sobre el Partido Nacional (o proporcional integral de asignación de bancas,
Blanco), y de 1,5% sobre el Encuentro Progre- significa también una casi equivalencia de es-
sista (Frente Amplio y aliados). caños en ambas cámaras parlamentarias. En la
En una perspectiva comparada de la re- fase posdictadura, el Partido Colorado llega al
gión latinoamericana, se concluye que de es- Gobierno por segunda vez; aunque lo hace casi
tas elecciones emergen dos elementos: uno, con el mismo porcentaje de votos que obtuvo
convergente con las tendencias en los demás en 1989, que fue el peor desempeño de dicho
países; el otro, claramente diferencial. Por un partido en toda su historia. Por ello, puede
lado, parece consolidarse el proceso de tran- decirse que el otro “gran ganador” de estas
sición y recuperación democrática en Uruguay elecciones fue la izquierda agrupada en el Fren-
debido a una tercera elección sucesiva posdic- te Amplio y sus aliados (en adelante EP-FA).
tadura y a la segunda rotación del partido que

* Publicado en Revista Venezolana de Economía y 1 Nos referimos a los resultados «oficiales» no con-
Ciencias Sociales 1985 (Caracas: Instituto de Investiga- testados, ya que muchos analistas y los partidos afecta-
ciones Económicas y Sociales, Universidad Central de dos cuestionaron la transparencia de los resultados en
Venezuela) N.º 2-3, abril-setiembre. los casos de Venezuela y México.
470 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

En efecto este —por primera vez en la histo- Aunque el proceso de crecimiento elec-
ria— le disputó—realmente— el Gobierno toral de las fuerzas de izquierda y centroiz-
nacional a los “partidos tradicionales”: ganó quierda comenzó en 1971, es la primera vez
por segunda vez consecutiva el Gobierno del que, agrupados en el mismo lema,2 dichas
departamento de Montevideo (45% de la po- fuerzas igualan a los dos partidos históricos
blación nacional); se implantó por primera vez y, sobre todo, que su crecimiento parece con-
sólidamente en el interior del país (casi duplicó solidar el fin del “bipartidismo electoral”, al
allí la votación de 1989) y se consolidó como la menos en su formato tradicional en el país.3
tercera “pata” del sistema de partidos. Se afirma así el tripartidismo, pero no uno
cualquiera, sino un triple empate de fuerzas
Cuadro 1. Distribución de votos en la elección
del 27/11/1994 (principales partidos-lemas, en
con las implicaciones para el sistema político
porcentajes) que luego analizaremos.
Pero cabe detenerse en otro ángulo rele-
Encuentro
Partido Partido
Progresis-
Nuevo vante para el sistema político y de partidos
Nacio- Colora- Espa- de este crecimiento sorpresivo (por su magni-
ta – Frente
nal do cio
Amplio tud) de EP-FA. Me refiero al hecho de que ese
Todo el
31,1 32,3 30,8 5,2
país
Montevi- 2 Ver más adelante el significado del lema en la pe-
21,1 26,6 44,0 7,0 culiar legislación electoral uruguaya. No abordaremos
deo*
aquí el nutrido debate existente sobre la pertinencia de
Canelo- llamar «partidos» a dichas agrupaciones —debido a su
30,9 34,5 28,2 5,8
nes alta fragmentación—, tema sobre el cual las opiniones
Interior académicas están muy divididas.
(con Ca- 39,4 37,1 19,7 3,4 3 Quiero decir con esto que, sin excluir una eventual
nelones) evolución del sistema hacia un «nuevo bipartidismo»,
los estudios de sociología política parecen mostrar que,
* Los departamentos de Montevideo y Canelones son, si ello sucediera, ya no sería bajo el formato clásico
de lejos, las dos mayores circunscripciones electorales «Blanco/Colorado», sino que uno de sus polos seria
del país. En conjunto, representan cerca del 60% de los casi seguramente el EP-FA, más allá de las transforma-
votantes. ciones que este pueda sufrir.
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 471

crecimiento se inscribe en un ya largo proceso Sin desconocer que parte del crecimiento
paralelo de reducción de los votos —suma- del EP-FA se debe a su corrimiento ideológico
dos— de ambos partidos tradicionales. Como y programático hacia el “centro”, es inoculta-
se ve en el Cuadro 2, entre 1962 y 1994, ambos ble que su cuasi victoria y sus fuertes posibi-
partidos reducen su peso (de cerca del 90% lidades futuras de acceder al Gobierno nacio-
a los 63% actuales) sin solución de continui- nal representan un horizonte de cambios muy
dad. Es decir que estamos ante una pérdida fuertes en la cultura política y la rotación de
creciente y aparentemente irreversible de su élites de gobierno en la vida nacional.
hegemonía histórica. No fue por casualidad —más allá de que
Dicho fenómeno es más impactante a ni- su formulación tan explícita se debió quizás
vel del departamento de Montevideo donde al carácter reservado de la reunión—que po-
el EP-FA obtuvo el 44% de los votos, creció cas semanas antes de la elección, el ministro
un 35%, y casi igualó a los votos sumados de del Interior, en una reunión con mandos po-
ambos partidos tradicionales (ver Cuadro 1). liciales y dirigentes de ambos partidos tradi-
Pero es también muy significativo en Canelo- cionales, se permitió afirmar, sin que ninguno
nes (28,2%) y Paysandú (27,4%) donde el EP- de los presentes lo contradijera, que el destino
FA quedó a muy pocos puntos porcentuales del país estaba y debía seguir estando exclusi-
del ganador. vamente en manos de “blancos y colorados”.4
Esta modificación —que podríamos llamar El posterior transcendido público de la graba-
formal— del sistema de partidos se dobla con ción de lo dicho obligó a matizaciones varias,
el cambio político sustantivo que represen- pero el hecho vale como indicador de un es-
ta el hecho de que la nueva tercera fuerza se tado de espíritu “heredado” por gran parte de
sitúa claramente a la “izquierda” del sistema las élites tradicionales.
partidario. O sea, que al agravamiento de los Este resultado tan equilibrado entre los tres
problemas de gobernabilidad “operativa” del partidos-lemas estaba lejos de ser previsible
gobierno, se agregan los provenientes de un un año antes de las elecciones. En efecto,
horizonte de cambios que rompen el esquema
tradicional de opciones en el país.
4 Designación habitual de los adherentes a los parti-
dos Nacional y Colorado, respectivamente.
472 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

en ese entonces los estudios de intención de subjetiva de la mayoría de la población sobre su


voto señalaban como probable y fácil ganador situación y la de país, que aumentó la volatilidad
el Partido Colorado, liderado por el Dr. Julio del electorado flotante. También parece haber
María Sanguinetti. Poco a poco, el Partido influido el muy buen balance que—según las
Nacional —en el Gobierno—fue recuperando encuestas— hizo la ciudadanía del gobierno de
posiciones, y el Frente Amplio y sus aliados Montevideo presidido por el Dr. Vázquez.
sorprendieron con su ascenso en los últimos El Partido Colorado, aunque ganador, es el
meses. Esta movilidad del electorado se dio que más ha ido debilitando su caudal históri-
en el contexto de un aumento de larga data co, al punto que algún analista ha dicho que,
del llamado “elector flotante” y, en especial, de no haber ganado en esta ocasión, quizás
de aquellos que en las encuestas de opinión hubiera visto declinar irreversiblemente ante
se autodefinen ideológicamente como “de sus chances de ser gobierno; en especial por
centro”. Sin desconocer los límites de este su carencia de claros liderazgos de recambio
tipo de información, es indudable que, como y la pérdida, aparentemente muy difícil de re-
surge con claridad de las encuestas publi- vertir, de su anterior predominio neto en Mon-
cadas desde 1983 por una de las principales tevideo y el área metropolitana. Si bien en esta
empresas de opinión pública (El Observador elección, la fracción propia de Sanguinetti —
Económico, 1994b: 11), más que una izquier- quien ensayó hasta casi el final de la campaña
dización ideológica de la ciudadanía —grupo un discurso volcado hacia el centro—, dentro
que se mantuvo relativamente constante—, lo del partido-lema, fue claramente mayoritaria.
sucedido fue que el EP-FA logró captar buena Los aportes de los sectores de Jorge Batlle,
parte del electorado de centro. Jorge Pacheco Areco y Pablo Millor —neta-
Para ello incidió —sin duda— la propia evo- mente más conservadores— están muy lejos
lución programática del EP-FA, la presencia de de ser desestimables en el equilibrio interno,
un candidato nuevo y muy carismático en la cla- sobre todo porque fueron decisivos para su
se política (el Dr. Tabaré Vázquez, intendente de victoria. En cualquier caso, como se ve en el
Montevideo desde 1989) y la mayor capacidad de Cuadro 3, la mayoría absoluta de los simpati-
penetración de este partido en el 10% de nuevos zantes “colorados” se consideran a sí mismos
electores jóvenes. Amén de una insatisfacción de derecha o centroderecha.
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 473

Cuadro 2. Votos de los partidos Colorado y Na- polarizan hacia el centroderecha y derecha,
cional en las últimas seis elecciones naciona- pero con mayor apertura hacia el centro del
les (en porcentajes)
espectro ideológico.
El Nuevo Espacio —que se había despren-
1962 1966 1971 1984 1989 1994
dido del Frente Amplio en 1989— se disper-
Partido só en varias direcciones y vio disminuir su
44,5 49,3 41,0 41,2 30,0 32,3
Colorado
votación a la mitad, por lo que difícilmente
Partido pueda jugar un papel muy relevante duran-
46,5 40,4 40,2 35,0 38,7 31,1
Nacional
te esta administración. Sin embargo, el tri-
Total 91,0 89,7 81,2 76,2 68,7 63,4 ple empate de las fuerzas principales puede
transformar en decisivos sus votos en el Par-
lamento para ciertas leyes que exigen mayo-
El Partido Nacional perdió el gobierno —que rías especiales.
fue liderado por su sector más neoliberal—,5 El Frente Amplio renovó radicalmente su
pero además surgió de la elección muy pola- relación de fuerzas internas. Se debilitaron
rizado internamente y con el liderazgo con- claramente los viejos partidos de la izquier-
testado del Dr. Luis Alberto Lacalle, lo que no da—sobre todo, el Partido Comunista, pero
era previsible pocos meses atrás. Igualmen- también porcentualmente el Partido Socialis-
te, vio disputado su tradicional predominio ta y la extrema izquierda— y pasaron a predo-
en el interior del país por el inusitado creci- minar agrupamientos de tipo “movimientista”,
miento del Frente Amplio y sus aliados. Esto como el del senador Danilo Astori (que obtu-
ensombrece —por lo menos— su posible re- vo el 40% de los votos del EP-FA). Globalmen-
cuperación futura. te, el frente logra implantarse sólidamente en
Como en el caso anterior —aunque en gra- gran parte del país —la más moderna y po-
do un poco menor—, sus simpatizantes se blada— y emergen en su seno nuevos líderes
con fuerte arraigo electoral. Al mismo tiempo,
donde más aumentó sus porcentajes de votos,
5 Y además perdió —en valores absolutos— cerca
fue en los sectores medios-bajos y bajos de la
del 25% de sus votos de 1989, a pesar del aumento de
casi 10% del electorado entre ambas elecciones. estructura social. En cuanto a la autoidenti-
474 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

ficación ideológica, sus simpatizantes se ubi- puede casi con sus solos votos decidir interpe-
can abrumadoramente en la centroizquierda e lar a los ministros.
izquierda, sin ser despreciable el núcleo que Como sostienen varios estudiosos, un aná-
se percibe como de centro. lisis sistémico sugiere claramente un escena-
El gobierno del Dr. Sanguinetti —como ya rio de gran pluralismo, pero de bloqueos entre
venía sucediendo desde 1985— no solo será poderes y fuerzas políticas, debilitamiento de
minoritario en el Parlamento, sino que tendrá la gobernabilidad operativa, y una dificultad
inevitablemente que negociar sus mayorías creciente para impulsar políticas consisten-
con todo o parte de los otros partidos. Tan- tes y sostenidas sobre los grandes desafíos
to por la magnitud de sus fuerzas como por que enfrenta el país en temas económicos, so-
las características del régimen político (semi- ciales y culturales. Más aún con el horizonte
presidencial o semiparlamentario, tema este tan dinámico y desafiante que representa la
ampliamente debatido) y el tipo de mayorías inminente puesta en práctica del Mercosur y
calificadas que para múltiples temas prevé la necesaria reconversión del modelo de cre-
una constitución diseñada en épocas de cla- cimiento y el propio pacto social.
ro bipartidismo. Por ello, desde los primeros Solo una creatividad política de corte ne-
días poselectorales, el presidente, pero tam- tamente “voluntarista” de las élites podría su-
bién las oposiciones, hablan de la necesidad perar esas trabas y desbloquear la situación.
de buscar alguna forma de gobierno compar- con una ingeniería política ad hoc durante
tido o de coalición. El problema —ya enfren- esta administración y —quizás— mediante re-
tado con poco éxito en las dos últimas admi- formas al régimen de gobierno y electorales
nistraciones— es que el régimen político, el para el futuro. Este escenario podría llegar a
sistema electoral y las tradiciones partidarias concretarse, dado que toda la clase política ha
dificultan seriamente dichas posibilidades. En explicitado su convencimiento de que el triple
esta ocasión el partido de gobierno no tiene empate —probablemente duradero— lleva a
votos propios ni siquiera para mantener los su extremo las dificultades de gobiernos de
eventuales vetos del ejecutivo —mecanismo minoría tal como se dieron en las dos últimas
al que recurrió con frecuencia Sanguinetti en administraciones.
su anterior gobierno— amén de que el EP-FA
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 475

Cuadro 3. Autoidentificación ideológica según de los tres partidos mayoritarios. Ha habido


simpatía política (todo el país; en porcentajes; matices al interior de las tres fuerzas, pero la
noviembre de 1994)*
mayor polarización se da entre una lógica de
Iz- Cen- De- mayor presidencialismo impulsada por el Par-
Centro- Cen-
quier- troiz- re-
derecha tro tido Colorado y algunos sectores “blancos” y la
da quierda cha
presión hacia más parlamentarismo que hace
Partido
0,0 1,0 26,0 26,0 33,0 años proponen el Frente Amplio y sus actua-
Colorado
les aliados. Con o sin reformas, lo cierto es que
Partido
0,0 2,0 32,0 25,0 24,0 los datos políticos presionan muy fuertemente
Nacional
para que el nuevo gobierno incluya —de hecho,
EP-FA 23,0 43,0 21,0 3,0 2,0
no hay impedimentos legales para ello— a bue-
Nuevo na parte de la oposición en la lógica programá-
2,0 22,0 51,0 13,0 4,0
Espacio tica, y quizás en el propio equipo de gobierno,
Indeci- o de lo contrario se vea totalmente trabado en
sos y 2,0 7,0 42,0 14,0 7,0
otros su gestión. En ese sentido, es importante resal-
tar el punto de vista de uno de los principales
Fuente: Elaboración propia sobre datos de El constitucionalistas del país, el Dr. Horacio Cas-
Observador Económico, 1994a. | * No se reprodujeron
sinelli Muñoz, quien sostiene que si hay volun-
aquí los datos sobre “no sabe, no contesta”, que se
incluyen en la fuente original. tad política (lo que supone un fuerte cambio en
los hábitos de la cultura política de las élites),
Sin embargo, no debe olvidarse que los in- aun con la actual Constitución es posible hacer
tentos para efectivizar esas reformas están funcionar el régimen como parlamentario:
planteados ya desde 1985 y han fracasado dada
la profunda heterogeneidad de las propuestas Cuando se dice [que] es imposible gobernar, ¿qué
se quiere decir? [...] ¿que las ideas mías [del presi-
de reforma adelantadas por cada partido. Inclu-
dente] no las puedo llevar a la práctica? [...] Bue-
so pocos meses antes de las elecciones, la ciu-
no, si es eso, lo que hay que contestarle es que
dadanía rechazó por plebiscito un tímido pro- nadie le pidió que llevara sus ideas [exclusiva-
yecto que había sido aprobado, luego de casi mente] a la práctica [...] La solución democrática
dos años de negociaciones, por los dirigentes [dado el resultado electoral] es que el Presidente
476 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

busque ministros que cuenten con el respaldo recién después elige por los sublemas a la pre-
parlamentario, y que realicen ese programa que sidencia, senadores y diputados, siendo similar
cuenta con respaldo parlamentario, [y] no el pro- el mecanismo a nivel de los departamentos. De
grama que le gusta individualmente al Presidente hecho —salvo el Frente Amplio para los car-
[su fracción o su partido-lema]? [...] No hay nin-
gos ejecutivos unipersonales (presidente de la
guna dificultad jurídica [constitucional] para eso.
República e intendentes departamentales)—,
Hay sí una dificultad psicológica histórica: es que
la gente piensa que el Presidente tiene que ser ambos partidos tradicionales casi siempre han
jefe de Gobierno (Posdata, 1985: 20-21). presentado tres candidatos a la presidencia
cada uno, con la segunda particularidad de que
Puede sostenerse —no sin razones— que la llamada ley de lemas (en realidad son varias
este enfoque es demasiado jurídico y poco leyes) habilita la adición de sus votos, cuya
político; sin embargo, pensamos que para- suma es la victoria o la derrota en la elección.
dójicamente pone el acento justamente en el Además, se prohíbe el “voto cruzado” —fuera
verdadero núcleo político de dilema actual: de lema— para los cargos parlamentarios, en
con reforma o sin reforma, el único camino cuyo caso se le anularía todo el voto.
democrático duradero es reconocer y acatar Otra particularidad no siempre subrayada
los cambios ocurridos en la voluntad política de este sistema electoral radica en que recu-
del electorado. bre simultáneamente una gran flexibilidad y
Cabe a esta altura señalar —sobre todo para una gran rigidez. Flexibilidad, porque permite
los lectores extranjeros—que los problemas a cada lema presentar muy distintas opciones
de gobernabilidad operativa de este triple em- en su seno y sumar luego todos esos votos en
pate se ven agravados por otros dos factores: el cómputo global que define el acceso o no al
el carácter sui géneris de las leyes electorales cargo en juego. El candidato o sublema más
uruguayas y la naturaleza de los “partidos”, en votado es el que finalmente accede al cargo, ya
buena medida influida por esas mismas leyes. sea ejecutivo o de representación.
En el plano del sistema electoral, la primera Pero al mismo tiempo, hay una gran rigidez,
particularidad es el llamado “doble voto simul- dado que solo se pueden acumular votos si se
táneo”, por el cual el ciudadano vota primero forma parte de uno de los lemas “permanentes”,
por el partido (“lema” para la ley electoral) y cuya creación no es libre, sino que depende
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 477

del Parlamento, históricamente dominado por menos de votos que el candidato único del
los dos partidos tradicionales. Esta rigidez le- Frente Amplio y sus aliados, el Dr. Vázquez. Se
gal sumada a las fuertes tradiciones “partidis- trata, pues, de un presidente mayoritario en su
tas” en la cultura política uruguaya explican en lema, pero minoritario en el electorado total
buena medida el hecho clásico de la extrema y también en el Parlamento, dado el sistema
diversidad de propuestas programáticas en proporcional vigente.
cada uno de ambos partidos tradicionales, que Se da así la paradoja de que el Dr. Sangui-
al final suman sus votos para otorgar el gobier- netti ganó la presidencia sumando votos de
no a uno de ellos. Con la contrapartida de que otros dos candidatos “colorados” extrema-
a menudo hay más afinidad entre fracciones damente alejados de su discurso electoral,
(sublemas) de distintos partidos que en las del pero ha de buscar los acuerdos de gobierno
propio. Estas diferencias internas se recubren y parlamentarios con fracciones del Partido
habitualmente con un difuso “programa único” Nacional y, eventualmente, del Frente Amplio.
que nunca llega a ser el programa efectivamen- Es indudable que ese tipo de combinatorias
te aplicado por la fracción ganadora dentro del políticas —habitualmente hechas por reparto
lema ganador. de cargos más que por la creación explícita de
Como ya hemos señalado, un efecto por un gobierno de coalición programática— ge-
cierto nada menor de esta estructura político- neran confusión entre los electores y tienden
electoral es la consagración de presidentes a restar legitimidad al conjunto del sistema
que no solo obtienen una mayoría relativa de político. El debatido tema de hacer las refor-
votos a nivel global (una minoría mayor), sino mas electorales que habiliten a que “quienes
que, considerados individualmente, pueden piensan igual puedan votar juntos” se ha visto
ser minorías absolutas frente a otros candi- trabado hasta ahora por las leyes electorales
datos. Así sucedió, por ejemplo, en 1971, con y la fortísima inercia de las tradiciones polí-
Juan María Bordaberry respecto a Wilson Fe- ticas; sin embargo, la magnitud de los desa-
rreira Aldunate y, en esta elección, con el Dr. fíos socioeconómicos que enfrenta el país y
Sanguinetti que, considerado aisladamente el cambio profundo de las relaciones de fuer-
(había tres candidatos a la presidencia por el zas entre lemas que introdujo el crecimiento
lema Partido Colorado), obtuvo cerca de 20% explosivo del Frente Amplio es posible que
478 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

mejore las posibilidades de iniciativas inno- Parece una proposición fuerte cuando se
vadoras. De qué signo es difícil de prever por han recuperado en el país los métodos demo-
el momento. cráticos de dirimir conflictos. Pero también es
En todo caso —y guardando todas las dis- cierto que los bloqueos políticos de Uruguay
tancias de clima histórico y lejanía progra- solo parecen ser superables si, como decíamos
mática entre los actores implicados—, puede más arriba, las élites políticas —y la opinión
hacerse la comparación con el dilema que en- pública— asumen la necesidad de reformar al
frentó el sistema político y la sociedad chile- mismo tiempo el régimen de gobierno, el siste-
na en los años previos al golpe de Estado de ma electoral y la cultura política, para adaptar-
Augusto Pinochet. Un sistema de tercios —en los a la nueva configuración de fuerzas y a las
buena medida, producto artificial de la llama- nuevas tareas y desafíos que enfrenta el país. El
da ley de lemas y el doble voto simultáneo— problema es que ello supondría casi inevitable-
que van profundizando el bloqueo a medida mente la superación voluntaria de esquemas
que todos avanzan hacia el poder. Como de- muy arraigados de organización y cultura polí-
cía el politólogo Luis Eduardo González en su tica —sobre todo, en los dos partidos tradicio-
reciente libro Estructuras políticas y demo- nales—, por lo que lo hace un proceso de difícil
cracia en Uruguay: “En el supuesto de que concreción. En cualquier caso, es posible decir
no haya cambios institucionales, el pronós- que se asiste al probable fin —por una u otra
tico más probable [para el futuro] es la mis- vía— del funcionamiento tradicional del siste-
ma configuración de riesgo de los años ante- ma de partidos y de gobierno en el país. La for-
riores a los golpes de Estado de 1933 y 1973” ma que podría asumir el nuevo esquema pensa-
(1993: 120).6 mos que es todavía muy difícil de predecir.

Bibliografía
6 Algo similar señaló, después de conocidos los re- El Observador Económico 1994a
sultados, el presidente electo al sostener: “Nuestro (Montevideo) 14 de diciembre.
sistema político hace que hayamos llegado a una gran
fragmentación política y electoral. Nuestra situación
ha ido reduciendo la capacidad de gobernabilidad; el actual no las posee y el próximo tampoco” (La Repú-
gobierno anterior no tuvo mayoría en las cámaras, el blica, 1994: 19).
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 479

— 1994b (Montevideo) 1.º de diciembre. La República 1994 (Montevideo) 29 de


González, L. E. 1993 Estructuras políticas y noviembre.
democracia en el Uruguay (Montevideo: Posdata 1985 (Montevideo) N.º 19. Entrevista
Fundación de Cultura Universitaria, al Dr. Horacio Cassinelli Muñoz.
Instituto de Ciencias Políticas).
Sistema de partidos políticos en el Uruguay
de la crisis*

E n el proceso de crisis de los regímenes au-


toritarios en el Cono Sur, el caso uruguayo
tiene características peculiares que lo diferen-
salida de dichos regímenes autoritarios. Este
trabajo y el propio seminario7 pretenden, justa-
mente, contribuir a la estructuración y desarro-
cian tanto del caso argentino como del brasile- llo de dicha tarea.
ño y —por supuesto— del chileno. Esto es así Por nuestra parte, nos centraremos funda-
no solo por la forma del proceso de transición mentalmente en la presentación y análisis del
y la forma de presencia de los actores sociales proceso uruguayo, del cual acaba de culminar
y políticos, sino también por las características una de las etapas fundamentales de la transi-
históricas del sistema político y la estructura ción hacia la restauración del sistema republi-
de partidos. cano-representativo de gobierno.
Existe una literatura considerable que ha Metodológicamente, trataremos al sistema
analizado los aspectos diferenciales del mo- político y de partidos vinculándolos con la evo-
mento y la forma de instalación de los regíme- lución de las relaciones estructurales y políti-
nes militares en estos países. Lo mismo sobre cas entre los principales actores sociales de la
cómo se inscribe su irrupción en las diferentes sociedad uruguaya.
tradiciones políticas nacionales. Solo reciente- Este enfoque nos parece significativo porque
mente se ha comenzado a estudiar, desde un entendemos que la explicación de la crisis del
punto de vista comparativo, los procesos de

7 Seminario “Sistemas y partidos políticos en Amé-


* Publicado en Reyna, J. L. y Meyer, L. (comps.) 1989 rica Latina”, organizado por la Universidad de las Na-
Los sistemas políticos en América Latina (México DF: ciones Unidas en la Ciudad de México, del 12 al 15 de
Siglo XXI). marzo de 1985.
482 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

sistema político uruguayo tradicional no puede estabilidad del nuevo régimen y sobre la ade-
pasar solamente a través del análisis del siste- cuación de la estructura de partidos emergen-
ma de partidos y de las reglas de juego elec- tes. Respecto a este tema, varios autores coin-
torales. Lo mismo vale para una comprensión ciden en ver las dificultades, pero divergen en
adecuada de las formas que adoptó el proceso cuanto a la su causa principal.
de salida del régimen autoritario. Dentro del espacio limitado de este trabajo,
Es cierto que existe un considerable consen- haremos una presentación del sistema políti-
so sobre el papel desempeñado en su momento co y de partidos vigente en el Uruguay antes
por el descaecimiento de las reglas de juego del del golpe de Estado; luego, un análisis del pro-
sistema político y del funcionamiento de los ceso de crisis que culmina con el cierre del
partidos tradicionales8 en el advenimiento de Parlamento y la suspensión del funcionamien-
la dictadura. Incluso, hay un cierto consenso, to legal de los partidos, la instauración de una
aunque menor, sobre el hecho de que esos ele- dictadura regida por la doctrina de la seguri-
mentos estuvieron acompañados por una crisis dad nacional que bloquea el sistema político
de representación y en articular sobre cómo y genera formas sui géneris de relación entre
ella se vincula a la reestructuración. Sin embar- la sociedad civil, el Estado, la actividad polí-
go, el acuerdo es más leve sobre las causas de tica clandestina y los espacios semilegales y
esa crisis de representación y en particular so- legales de los movimientos sociales; después,
bre cómo ella se vincula a la reestructuración las particularidades del proceso de transición
del bloque en el poder, a las nuevas formas qué y el papel de los diferentes grupos sociales y
asumieron en el país las luchas de clases y las políticos en la caída del régimen. Finalmente,
determinantes propias a la nueva fase de pre- analizaremos el sistema político emergente,
sencia imperialista en el Cono Sur. las modificaciones ocurridas en las principa-
Jerarquizar este aspecto nos parece impres- les fuerzas políticas y las perspectivas previsi-
cindible, porque solo su adecuada comprensión bles para el futuro próximo.
habilita un análisis consistente sobre la posible Como es conocido, en el Uruguay, a diferen-
cia de la mayoría de los países latinoamerica-
nos, se entra desde las primeras décadas del
8 Partido Blanco o Nacional y Partido Colorado, exis-
tentes desde el siglo XIX. siglo en un sistema político de tipo represen-
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 483

tativo, en el que los partidos desempeñan un en la constante recurrencia a elecciones donde


importante papel y donde impera un sistema votan todos los adultos consigue reproducirse
electoral con garantías instrumentales y con durante varias décadas no solo por las condi-
reconocimiento de la ciudadanía universal. La ciones estructurales que le son favorables, sino
superación del régimen oligárquico no solo se por el papel fundamental que desempeñan los
hace tempranamente, sino que obtiene un im- dos partidos tradicionales.
portante elemento estabilizador en el desfasaje Es un tema muy discutido si dichos par-
entre el predominio económico de las fraccio- tidos lo son realmente o configuran simples
nes burguesas ligadas a la agroexportación y el cooperativas electorales. De todos modos, es
paulatino proceso de hegemonización política algo incontrovertible que tanto su base elec-
por parte de un bloque liderado por la burgue- toral de tipo policlasista como el reparto de
sía industrial y comercial vinculado al aparato facto del aparato estatal entre ambos consti-
estatal y al mercado interno de base fundamen- tuyeron un factor estabilizador decisivo para
talmente urbana. el sistema político.
A partir de esta determinación estructural Naturalmente que la estabilidad del siste-
y atendiendo a la clásica y radical exigencia ma, sobre esas bases, suponía profundizar y
de pluralismo político del Partido Nacional mantener la separación entre lucha económi-
y a la creciente exigencia democratizadora ca y lucha política de clases y la heteronomía
de las fuerzas populares (particularmente del del movimiento obrero y popular en el plano
movimiento sindical), se va consolidando un electoral, y más en general en el plano de la
sistema político de base bipartidista de facto representación política. Es importante recal-
encauzado por la ideología laica y democráti- car este aspecto, pues el proceso de crisis que
co-progresista de los sectores más dinámicos culmina en el golpe de Estado tiene una de
del Partido Colorado en el gobierno, pero que sus determinantes fundamentales en la cre-
reconoce el pluralismo absoluto de partidos in- ciente autonomización política de los secto-
cluyendo al Partido Socialista (1911) y al Parti- res subordinados de la sociedad con respecto
do Comunista (1921). a ambos partidos tradicionales.
Ese sistema político inclusivo y cuya diná- Otro aspecto de relevancia para entender el
mica legitimadora tiene un pilar fundamental funcionamiento concreto del sistema político y
484 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de partidos en el Uruguay, antes y después del los votos en él— de una gran multiplicidad de
régimen autoritario, es la llamada ley de lemas. candidatos para el mismo cargo, incluida la
Dicha ley regula el funcionamiento de los parti- presidencia de la República. Combinado con
dos políticos en el marco de la escena electoral. los efectos del llamado “doble voto simultá-
Diseñada en sucesivas etapas por ambos parti- neo”, estos procedimientos electorales llega-
dos tradicionales, ella tiende, al mismo tiempo, ron a distorsionar significativamente la rela-
a perpetuar la mayoría electoral de estos par- ción entre la voluntad del elector y el resultado
tidos frente a los de izquierda y a disminuir al final, luego de que su voto hubiera pasado por
máximo las fuerzas centrífugas muy intensas todos los escalones de la acumulación. Esto
que los han atravesado desde su origen. no solo dificultó la obtención de mayorías par-
Dicha ley permite también la acumulación lamentarias coherentes con la presidencia de
de sublemas electorales dentro de un solo par- la República, sino que llegó al absurdo de per-
tido tanto en el nivel de diputados y senado- mitir la elección de presidentes cuya fracción
res como para la presidencia de la República y solo había recogido menos de un cuarto de los
demás cargos ejecutivos de carácter electivo. votos efectivamente emitidos. Este fue el caso,
Este sistema, al mismo tiempo que tiene un entre otros, del último presidente electo antes
efecto indudable de aglutinamiento en el pla- del golpe de Estado, Juan María Bordaberry.
no formal y de asignación de responsabilida- Durante décadas, los partidos menores —
des de gobierno, dificulta la consolidación de particularmente los de izquierda— vieron acre-
verdaderos partidos y, fundamentalmente, la centadas sus dificultades propiamente políticas
formación de partidos de masas, pero con una para recoger el apoyo electoral de amplias ma-
cierta “transparencia” en cuanto a los proyec- sas por el efecto “embudo” de la citada ley de
tos socioeconómicos y los grupos sociales que lemas. Lo paradójico fue que una vez modifica-
los hegemonizan efectivamente. das las condiciones que trababan el crecimien-
Esta legislación tuvo durante décadas el to de los partidos de izquierda, en la década de
efecto de permitir la convivencia electoral en los sesenta, estos hicieron uso de la propia ley
el mismo “partido” de fracciones políticas con para intentar soslayar uno de sus efectos, que
orientaciones muy divergentes y la presenta- era impedir la aparición de terceros partidos
ción —dentro del mismo lema y acumulando con real peso electoral. La formación, en 1971,
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 485

de la coalición de izquierda llamada Frente Am- que, además de favorecer la reproducción de


plio logra modificar sustancialmente el biparti- esa distancia, fue un instrumento importante
dismo, justamente en la medida en que supera en la propia génesis del fenómeno, aunque —
su dispersión acumulando todos los votos en por supuesto— no el único. El pluriclasismo
un solo lema. La diferencia significativa en el en la base electoral de los partidos tradiciona-
uso de la ley con respecto a los partidos tradi- les se extendió así, parcialmente, a sus niveles
cionales fue que el Frente Amplio tenía un pro- intermedios y en menor medida de dirección.
grama común y llevaba un solo candidato para Esto es particularmente válido para las diver-
cada cargo ejecutivo en disputa. sas fracciones y sectores de la burguesía y al-
Hasta las elecciones de 1971 los partidos de gunas fracciones de la pequeña burguesía.
izquierda siempre habían obtenido menos del Esta situación, al mismo tiempo que desdi-
10% de los votos emitidos. Paulatinamente di- bujaba las diferencias entre el Partido Colo-
cho score fue expresando, en forma cada vez rado y el Partido Nacional, los hacía funcio-
más inadecuada, el peso social y la influencia nar como ”rastrillos” de amplio espectro en el
efectiva en la sociedad civil de sus planteos electorado. Cada uno de ellos presentaba sus
programáticos alternativos a los sustentados sectores “progresistas” y “conservadores”,
por los partidos tradicionales. A través de la existiendo a menudo más afinidad programá-
creación del Frente Amplio, esa situación tiene tica entre cada polo de ambos partidos que
una modificación sustancial y los casi 20% de dentro de ellos.
votos recibidos por él en 1971 parecen haber Ese fenómeno ayuda a entender por qué, en
terminado por un período prolongado con el la crisis de los años sesenta y setenta, varias
bipartidismo de facto. Los resultados electora- fracciones de los partidos tradicionales se se-
les de 1984 —y sobre todo la influencia política pararon para integrarse al Frente Amplio.
adquirida por el Frente Amplio— tiende a con- Es esa misma heterogeneidad la que fue
solidar esta hipótesis. contribuyendo —en el plano de la credibili-
Esta dificultad de correspondencia político- dad de la imagen política— al debilitamiento
electoral con los polos efectivamente vigentes de los partidos tradicionales y a su capacidad
en la sociedad civil ya vimos que estaba favo- para enfrentar con eficacia la crisis económi-
recida por la ley de lemas. Es posible sostener ca y política que precedió al golpe de Estado.
486 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Durante la década de los sesenta se produce Este es el marco estructural más amplio de
en el Uruguay la superposición y articulación la crisis. Por supuesto, por sí solo está lejos de
de varios procesos de crisis que, en su conjun- poder dar cuenta de todos sus aspectos, en par-
to, crean las condiciones para que el golpe de ticular de lo referente a los procesos políticos y
Estado de 1973 no solo tenga éxito en lo inme- la crisis del régimen.
diato, sino que haya podido abrir un ciclo de Importa, de todos modos, señalar y jerarqui-
más de once años de régimen de excepción. zar el hecho de que ese cambio estructural in-
Como decíamos en otro trabajo anterior: viabilizó definitivamente que se siguiera repro-
duciendo la estructura del bloque en el poder
[...] desde fines de la década del cincuenta la rees- que con altibajos había sustentado el populismo
tructura general de la cadena imperialista afecta
uruguayo. Muy en particular, afectó el predomi-
irremediablemente las dos bases económicas in-
nio de la burguesía industrial en el sistema polí-
terconectadas del modelo uruguayo de desarrollo
capitalista: la sobre cuota de excedente provenien- tico, así como la capacidad del Estado para con-
te de la renta diferencial del sector agroexportador ducir y atender las demandas de los sectores su-
y la posibilidad de financiar la intensa protección bordinados, sin lo cual se hizo extremadamente
a la industria local. Con ello todo el sistema po- difícil mantener el “pacto populista” anterior.
lítico e institucional montado sobre esa base em- La crisis del bloque en el poder se manifies-
pieza a resquebrajarse hasta culminar en el estado ta, en una primera fase transitoria, por una re-
de excepción [...] Como es natural se exacerban consideración de la importancia de los secto-
las luchas intraburguesas tanto por el control de res agroexportadores y un distanciamiento de
la cuota respectiva del excedente, como por la he- sectores de la pequeña burguesía que habían
gemonización interna del bloque en el poder y por
sido fundamentales para la estabilidad históri-
la dirección política del omnipresente aparato es-
ca del sistema político.
tatal. Lo específicamente grave de esta lucha para
las clases dominantes es que por primera vez en En una segunda fase, se produce la emergen-
este siglo no existe ninguna fracción de la burgue- cia a un primer plano de la burguesía financie-
sía que pueda levantar un proyecto socioeconómi- ra y de algunas capas industriales más direc-
co que sea realmente viable en términos capitalis- tamente ligadas al capital extranjero al tiempo
tas y, por lo tanto, que pudiera ser hecho suyo por que se agudiza el alejamiento del bloque de los
toda la nación (1977: 45). sectores de la pequeña burguesía.
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 487

No podemos en este artículo retomar el aná- plano de movimiento social, sino en el paula-
lisis detallado y por etapas de este proceso que tino alejamiento político-ideológico de estos
ya hemos hecho en otros trabajos anteriores sectores con respecto a los partidos políticos
sobre el tema. Digamos, simplemente, que esa tradicionales. Dicho alejamiento reviste —a
crisis del bloque en el poder, al no ser reabsor- nuestro entender— una importancia decisiva,
bida y combinarse con una crisis propiamente pues reduce considerablemente el margen de
económica —y sus efectos sociales— plantea maniobra propiamente político de los sectores
por primera vez en este siglo una especie de dominantes y sus partidos en vistas a reabsor-
“vacío hegemónico”, tanto en lo que hace a la ber la crisis sin afectar el sistema político.
dinámica y equilibrio interno al bloque como En el campo opositor, junto a la poderosa
lo referente a la clase obrera y demás sectores Convención Nacional de Trabajadores (CNT),
subordinados. Ahora veremos cómo la inte- ya dijimos anteriormente que había surgido
racción entre esta situación y los movimientos la coalición de izquierda, Frente Amplio, que
sociales y políticos emergentes en el campo po- opera dentro de las reglas de juego del sistema
pular agudizan la debilidad del sistema político político y electoral vigente, aunque los partidos
y, en particular, la crisis de representación en tradicionales lo tratan como un actor extraño
el nivel del sistema de partidos, aspecto este al sistema.
que a nosotros nos parece una de las variables Junto a esos sectores también surge, en ese
intervinientes decisivas en el proceso que con- período de agudización de la crisis y de des-
duce al golpe de Estado. caecimiento de la imagen del Parlamento y
En el plano de la crisis socioeconómica y de los partidos políticos tradicionales, el Mo-
su relación con la escena política —en lo re- vimiento de Liberación Nacional (MLN), que
ferente a los sectores populares—, el hecho practicaba —como es sabido— la guerrilla ur-
más nuevo y más significativo es el desarrollo bana, y se sitúa obviamente en ruptura con el
y unificación de los sectores organizados del sistema político.
movimiento obrero y de sectores considera- Diversos autores, y por supuesto diversos
bles de la pequeña burguesía intelectual y de actores políticos, han atribuido a la presen-
servicios. Esto se expresa no solo en términos cia de la guerrilla —que contaba con un con-
de una fuerza reivindicativa muy sólida en el siderable eco en varios sectores sociales—
488 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

el carácter de variable principal y decisiva en u otra— tenían relaciones de dependencia con


el debilitamiento del sistema político y en el el aparato del Estado. Alrededor de Pacheco
avance de las Fuerzas Armadas hacia el po- giran además una serie de personajes ligados a
der. Sin minimizar —por supuesto— el papel los círculos ideológicos de la ultraderecha tan-
de la guerrilla en cuanto elemento cristaliza- to civil como militar.
dor de la crisis política, pensamos que ese en- En este espectro, se reclutó durante el go-
foque es equivocado. bierno de las Fuerzas Armadas una parte consi-
Es equivocado porque exagera el carácter derable del personal civil del nuevo régimen. El
de la amenaza efectiva de la guerrilla en esa propio presidente Bordaberry elegido en 1971
etapa al tiempo que minimiza la estructura —a propuesta de Pacheco— fue quien disolvió
multiforme en que se expresaba el “potencial el Parlamento y siguió en su cargo hasta 1976.
amenazante’’ del movimiento popular. Además, Pero tanto más significativo es el hecho de
es equivocado porque tiende a soslayar no solo que uno de los sectores históricos del Partido
los factores estructurales ya comentados, sino Colorado —dirigido por Jorge Batlle y Julio
también el papel decisivo de destrucción de- María Sanguinetti— dio su apoyo parlamenta-
mocrática “desde adentro” que desempeñaron rio al “pachequismo” hasta muy poco antes de
sectores claves de los partidos tradicionales, que se disolviera el Parlamento. A esos cinco
en particular dentro del Partido Colorado, que años de gobierno represivo y violatorio de la
asume el gobierno en 1967. Constitución, se agrega la tolerancia de facto
Es el caso, notoriamente, de la fracción co- de esta situación por parte del Poder Legis-
lorada ligada al presidente Jorge Pacheco Are- lativo y, lo que es aún más grave, su consen-
co. Este no solo instaura lo que ha sido llamado timiento expreso al avance militar cuando
una “dictadura constitucional” desde 1967 has- ambos partidos tradicionales votan el “estado
ta el golpe de Estado en 1973, sino que intenta de guerra interno” y la Ley de Seguridad del
la construcción de una fuerza política de tipo Estado en 1972.
fascistizante directamente ligada al gran capi- Al descaecimiento de la imagen pública tanto
tal y con una base de masas nada desdeñable, de los partidos tradicionales como de su perso-
reclutada en los sectores más afectados por la nal político, se agrega, pues, su debilidad para
crisis económica y aquellos que —de una forma enfrentar el avance de las Fuerzas Armadas.
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 489

Este es un hecho incontrovertible y no puede Esta movilización popular, a pesar de su


ser dejado de lado en el análisis. carácter multiforme y de estar enmarcada
Tanto o más importante es ver que esa de- dentro de estrategias diferentes, estaba en su
bilidad del Parlamento y la imposición por Pa- conjunto condicionada y favorecida por dos
checo de un estilo de gobierno ilegal que sos- elementos básicos.
laya a ese poder del Estado tienen una de sus En primer lugar, un movimiento “de defen-
causas fundamentales en la crisis de represen- sa” frente al avance en estos años de la mencio-
tación política, a su vez ligada al cambió en la nada reestructuración conservadora del país,
estructura del bloque en el poder y la crisis he- tanto en el plano económico como ideológico
gemónica en curso. Pacheco pasa por encima y jurídico-político. Ante la pérdida de niveles
del Parlamento —de mayoría conservadora—, de vida y de libertades públicas bajo la conduc-
en primer lugar, porque el proyecto de rees- ción de sectores de los partidos tradicionales,
tructuración económica que él impulsa —y las se ve facilitada la confluencia de las distintas
fracciones burguesas ligadas a este— carece fuerzas y niveles del bloque opositor de izquier-
en dicho Parlamento de los votos necesarios. da y centroizquierda.
Faltan esos votos porque la élite política aún Pero junto a este aspecto “defensivo”, se ha
responde en buena medida a las fracciones de ido produciendo el surgimiento y la madura-
clase predominantes en el esquema populista ción de una propuesta societal de tipo alterna-
ya en crisis. Además, porque esos parlamenta- tivo. Luego de años de estancamiento, y ante la
rios, dada la tradición del sistema político uru- crisis de hegemonía por primera vez en el siglo,
guayo, saben que su reelección se vería muy amplios sectores de masas empiezan a vincular
dificultada si dan su apoyo formal a la reestruc- sus reivindicaciones sociales y materiales de
turación conservadora en curso. tipo clasista en el marco de una propuesta polí-
Naturalmente que el otro elemento que impul- tica que amenaza el monopolio del control del
sa a Pacheco a mantener las “medidas prontas de Estado por los partidos tradicionales.
seguridad” y a la mayoría conservadora del Par- Como dijimos al comienzo, este es el pun-
lamento a tolerarlas, así como el notorio avance to neurálgico, el núcleo estratégico de la con-
político de las fuerzas armadas, es la creciente frontación en curso. Durante los cinco años de
movilización popular en sus diversas vertientes. pachequismo, el gobierno intentó resolverlo
490 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

descaeciendo a la democracia y a los propios etapa. Una vez cerrado el Parlamento por el
partidos, pero sin querer delegar el poder polí- propio presidente de la República, paulatina-
tico a las Fuerzas Armadas. mente se ilegalizan o suspenden las actividades
Cuando estas, que ya habían sido encargadas de todos los partidos y sindicatos y se elimina
de la represión a la guerrilla en 1971, presionan todo funcionamiento del sistema político. La
sobre el poder político civil y programan su doctrina de la seguridad nacional rige e inspi-
asalto al poder “en cámara lenta”, ese objetivo ra toda la actividad del Estado y sus relaciones
adquiere viabilidad técnica y política porque la con la sociedad.
descomposición del régimen democrático y de El régimen de excepción duró práctica-
los partidos tradicionales ya estaba muy avan- mente doce años, aunque —como ya diji-
zada. De otra manera, ello hubiera sido muy mos— los cinco años de Pacheco y su “dic-
difícil, dada la sólida tradición política tanto de tadura constitucional” habían producido un
las élites como del conjunto de la ciudadanía. gran debilitamiento en el sistema político.
La pertinencia de ese nudo estratégico se ve Esos doce años pueden dividirse, en un cierto
confirmada por el hecho de que en el caso uru- nivel de análisis, en tres períodos: 1973-1976;
guayo era imposible aplicar un nuevo modelo 1977-1980; 1981-1985.
de acumulación y una nueva política econó- En el primer período, permanece el presi-
mica tan diferentes del pasado sin romper los dente electo —Juan María Bordaberry— y los
marcos legales y la estructura de representa- militares definen el golpe de Estado como un
ción política existente. Es por eso mismo que acto con objetivos profilácticos tanto contra
se hace coherente el hecho de que cuando las “todas las formas de subversión” como contra
Fuerzas Armadas toman el poder —y se insta- “los políticos” acusados de debilidad, corrup-
lan en él— la amenaza guerrillera, en su aspec- ción y hasta complacencia con aquella. Se trata
to estrictamente militar, ya había sido práctica- pues de una función reestructurada y transito-
mente eliminada. ria que no supone necesariamente la fundación
Como ya analizamos en otros trabajos, es la de un nuevo tipo de Estado y de régimen. En el
historia política concreta del país la que per- contexto uruguayo, una definición más ambi-
mite entender el carácter paulatino del golpe y ciosa hubiera tenido —de todos modos— muy
su característica cívico-militar hasta una cierta poco espacio político en esos momentos.
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 491

Es el período de la depuración por motivos La fecha de las elecciones previstas por la


ideológicos y políticos de todos los organis- Constitución —aún vigente— se constituía en
mos del Estado, labor que se extendió hacia la una instancia de definición inevitable. Es por
propia sociedad civil. Es también el período en eso por lo que algunos meses antes de noviem-
que las Fuerzas Armadas —que operan como bre de 1976 se precipita una crisis que culmina
institución— colocan oficiales superiores con con el derrocamiento de Bordaberry, el último
funciones de control en todos los organismos elemento de continuidad con el régimen an-
públicos. Al mismo tiempo, van consolidando terior. Lo paradójico de esta crisis es que las
su alianza con sectores de la tecnoburocracia. fuerzas armadas destituyen al presidente por-
Los partidos de izquierda están disueltos o per- que este sostiene una propuesta institucional
seguidos, mientras que los partidos tradiciona- de tipo corporativista y directamente emparen-
les están suspendidos en cuanto a su funciona- tada con las propuestas de Pinochet en Chile,
miento legal. que —por supuesto— implica la desaparición
En principio, pues, el sistema político y de los partidos políticos como forma de repre-
de partidos está suspendido solo transitoria- sentación. Para esta operación, las Fuerzas Ar-
mente. Sin embargo, en el seno del proceso madas necesitaron de la alianza de los sectores
está operando toda la ideología de la segu- tecnocráticos y de la burguesía más lúcida, que
ridad nacional y también vectores ideológi- tampoco apoyaba la desaparición de los parti-
cos propiamente fascistas. En esa medida, dos, al menos los tradicionales.
se genera una contradicción, pues en estos Sin embargo, apenas destituido Bordaberry,
últimos está implícita —y a veces explícita— vuelve a predominar el polo “seguridad nacio-
una propuesta de superación definitiva del nal” y se abre la segunda fase del régimen. Se
régimen democrático-republicano y de la so- transforma profundamente la Constitución a
beranía popular expresada mediante el voto través de una serie de decretos y se proscri-
universal. En ese sentido, el combate contra be, por largos años, a la casi totalidad de los
los partidos de izquierda usando todas las políticos del país, incluidos los de los partidos
técnicas del terrorismo de Estado tiende a tradicionales. Al mismo tiempo, se define un
desbordar sobre el conjunto de los partidos cronograma de institucionalización que debe-
y del personal político. ría culminar en 1981.
492 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Esta institucionalización —como se vio al político limitado que se abrió en la campaña


conocerse el proyecto de Constitución plebis- “por SÍ o por NO” permitió una cierta recom-
citado en 1980— implicaba, sin embargo, una posición de la actividad política y —en cierto
concepción de democracia tutelada por las modo— abrió un ciclo ascendente que, aunque
Fuerzas Armadas, con soberanía popular re- con altibajos, ya no se detendría más hasta las
cortada, con exclusión definitiva de todos los elecciones de noviembre de 1984. De todos mo-
partidos de izquierda y con ingredientes tales dos, los pequeños espacios de tolerancia no re-
que, si hubiera sido aprobada, significaba la gían para los partidos de izquierda, que debie-
quiebra definitiva de la tradición político-insti- ron continuar en la clandestinidad total hasta
tucional del país. los primeros meses de 1984,
Los actos institucionales dictados en este La trascendencia de ese rechazo fue muy
período van transformando profundamente la grande, en la medida en que formalizó irreme-
Constitución de 1967. El proyecto de Constitu- diablemente el carácter minoritario del apoyo
ción que los militares plebiscitan en noviembre al régimen. Si bien no aceptan formalmente
de 1980 tiende simplemente a perpetuar el nue- la derrota —tanto que reimplantan inmedia-
vo tipo de Estado y de régimen que se ha ido tamente todos los actos institucionales—, las
gestando. Si bien devuelve la administración Fuerzas Armadas toman nota claramente de lo
del Estado a los civiles, instaura un régimen sucedido y definen un nuevo cronograma polí-
tutelado y excluyente de ciertos partidos polí- tico. En este prevén —ahora sí— una negocia-
ticos y mantiene, en última instancia, la capaci- ción formal con los partidos tradicionales. De
dad de tutela militar sobre los electos por la so- todas maneras, ellos siguen pretendiendo ne-
beranía popular. Al mismo tiempo, el proyecto gociar una parte importante de sus propuestas
mantenía las drásticas restricciones imperan- constitucionales, reestructurar los liderazgos
tes en el capítulo de los derechos y garantías de dichos partidos y mantener la exclusión de
individuales. toda la izquierda.
A diferencia de lo sucedido en Chile, el pro- El cronograma tenía etapas claramente
yecto constitucional fue derrotado en el ple- interligadas entre sí e incluía además la con-
biscito, con lo cual se abre la tercera fase que dición de que el nuevo presidente de la “tran-
mencionamos al inicio. El espacio de debate sición” debería ser un general del proceso.
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 493

Esas etapas son aprobación de una nueva ley izquierda mostraron que no habían sido des-
electoral y de partidos que consagre la exclu- truidas. Y más aún, se transformaron en el fiel
sión de la izquierda y favorezca el cambio de de la balanza entre blancos y colorados.
liderazgos en los partidos Blanco y Colorado; Los dos grandes temas que dominan a partir
la realización de elecciones internas para elegir de ese momento el juego de fuerzas en lo re-
autoridades en los partidos tolerados en 1982; ferente al sistema político y de partidos son el
nueva negociación sobre la Constitución futura papel de la izquierda y el marco constitucional
en 1983 y, finalmente, elecciones para todos los que ha de regir, especialmente en lo referente al
cargos en noviembre de 1984. papel que desempeñarán las fuerzas armadas.
La ley de partidos se aprueba en forma se- Al día de hoy, se sabe que finalmente estas
minegociada con algunos dirigentes blancos y debieron retroceder en la mayor parte de sus
colorados. Esta ley, al mismo tiempo que for- exigencias de tipo constitucional y que los
maliza la exclusión de la izquierda, le va abrien- partidos de izquierda recobraron, a la postre,
do espacios crecientes de actividad tolerada a todos sus derechos políticos. Luego analizare-
los partidos tradicionales, que se preparan para mos las grandes líneas del sistema político y de
la instancia de elegir nuevas autoridades. La partidos emergentes después del acuerdo con
izquierda, excluida, sigue actuando —aunque los militares y de las elecciones. Antes analiza-
con obvias dificultades— y oficialmente decide remos brevemente la forma concreta en que se
apoyar el voto en blanco como forma de mar- expresó la lucha política en ese largo período
car su propia identidad. Sin embargo, una parte de “transición” que se abre luego de la victoria
de la base electoral del Frente Amplio apoyó del NO en 1980.
a los sectores más opositores de los partidos La tozudez de los militares en la defensa de
tradicionales, optando por el mecanismo del su proyecto político-institucional tenía —sin
“voto útil”. duda— un fuerte componente ideológico liga-
Globalmente, el resultado de las elecciones do a la doctrina de la seguridad nacional. Pero
internas constituyó un nuevo fracaso para el al mismo tiempo, esa firmeza y continuidad en
gobierno, pues se consolidaron los dirigentes objetivos que cada día se hacían políticamente
blancos y colorados más opuestos a la conti- más inalcanzables, tienen otro factor explicati-
nuidad militar y porque las fuerzas políticas de vo en los elementos de conflicto estratégico en
494 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

el nivel societal que enmarcaron la implanta- período están dispuestos a hacer importantes
ción de la dictadura. Si bien no podemos anali- concesiones en cuanto a las restricciones de de-
zarlo en detalle en este trabajo, hay concordan- rechos políticos para una parte de la izquierda.
cia entre los analistas de que, más allá de las Al menos durante un cierto período histórico.
intenciones, uno de los resultados objetivos del Los dirigentes más lúcidos de los partidos
proceso fue consolidar la reestructura interna tradicionales, al tiempo que enfrentan la doctri-
del bloque burgués en el poder. La política eco- na de la seguridad nacional y las pretensiones
nómica aperturista, monetarista y básicamente de constitucionalizarla, realizan esfuerzos indi-
neoliberal aplicada suponía esos cambios. rectos tendientes a disminuir las posibilidades
Pero a su vez, dados los tremendos efec- de recomposición jurídica y política del Frente
tos negativos de esa política económica para Amplio. Se trata para ellos, y para los militares,
los sectores populares, tanto el empresariado de uno de los temas de mayor significación es-
como los militares eran plenamente conscien- tratégica para el futuro.
tes de que sin la represión no solo era difícil se- Es en ese contexto que cobra toda su im-
guir aplicándola, sino que todo el modelo eco- portancia el proceso de organización y movi-
nómico se hacía inviable si la izquierda política lización —en buena parte clandestina o semi-
y los movimientos sociales de tipo clasista re- legal— que durante esos años realizan no solo
componían su fuerza previa al golpe de Estado. los partidos de izquierda, sino los sindicatos,
Y ellos estaban convencidos de que el “sistema los estudiantes y otros movimientos sociales
liberal” era un caldo de cultivo para el avance de base. La eficacia de su trabajo opositor for-
de ese tipo de fuerzas. En una palabra, era uno taleció objetivamente al conjunto del frente
de sus objetivos estratégicos más importantes opositor y además modificó sustancialmente
el que estaba en juego. las características de la salida política y del sis-
A su vez los sectores políticos y económicos tema de partidos que finalmente se consagró.
ligados a las distintas fracciones burguesas te- Varias de las reivindicaciones democráticas bá-
nían en este tema una zona de convergencia ob- sicas, y el propio derecho a la participación sin
jetiva con los militares. Por eso mismo, al tiem- restricciones en el sistema político de todas las
po que reclaman un retiro de las Fuerzas Arma- fuerzas de izquierda, solo fueron posibles por
das del sistema político formal, durante un buen ese cambio en la correlación de fuerzas.
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 495

Un indicador muy claro de este proceso es la En el primer semestre de 1984, el bloque


diferencia sustancial de temas planteados y de opositor adquiere su máxima fuerza política
actores involucrados en las elecciones internas y todos los actores en juego coordinan buena
de 1982 y las negociaciones constitucionales parte de su accionar táctico. El gobierno se
de 1983, por un lado; y por el otro, las grandes ve obligado a ceder posiciones e, incluso en
movilizaciones del segundo semestre de 1983 y el plano represivo, ve sumamente restringido
durante 1984. En esta segunda fase, pasa a ser su margen de maniobra. Todas las fuerzas so-
actores de primera línea el movimiento sindical ciales y todos los partidos políticos, en forma
y estudiantil, y poco a poco las fuerzas políticas coordinada, van aumentando su presión y se
de izquierda en cuanto tales. También se van preparan para una eventual negociación o el
imponiendo como temas claves para la salida derrocamiento liso y llano del régimen.
política la amnistía general, la derogación de la En ese contexto, hay tres puntos altos que
Ley de Seguridad del Estado y la libertad total marcan definitivamente el retroceso inevitable
de organización partidaria. de las Fuerzas Armadas. El paro general de tra-
Esta reconstitución de la autonomía de los bajadores del 18 de enero; la concurrencia ma-
movimientos sociales y, sobre todo, de la pre- siva el 18 de junio para recibir a Wilson Ferrei-
sencia política del Frente Amplio, junto con la ra Aldunate a su regreso del exilio, enfrentando
intensa participación de masas en el proceso incluso graves amenazas represivas por parte
de transición, están lejos de ser un compo- del gobierno y, el 27 de junio, cuando se reali-
nente obvio o necesario en todos los procesos za un gigantesco “paro cívico nacional” donde
de retroceso de los regímenes autoritarios de participan todos los partidos y prácticamente
este tipo. La importancia que esto cobró en el todas las organizaciones de la sociedad civil.
proceso uruguayo está directamente ligada a En ese momento la suerte del régimen ya
la profundidad y solidez de las tradiciones de- está definitivamente echada. Surgen sí impor-
mocráticas y participativas en la historia del tantes diferencias entre las fuerzas políticas
país, y en particular a los avances que habían sobre cómo transitar el último tramo. El Par-
realizado las fuerzas sociales y políticas que le- tido Nacional (Blanco) y algunos sectores del
vantaban un proyecto alternativo de país en la Frente Amplio entendieron que debía profundi-
década previa al golpe de Estado. zarse al máximo la movilización hasta llegar al
496 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

momento en que se dieran las condiciones óp- portancia no solo para los actores políticos
timas para exigir el retiro de las Fuerzas Arma- implicados, sino también para el análisis teóri-
das del poder. Los otros sectores entendieron co e histórico. Se trata de un típico análisis de
que era necesario aceptar la invitación militar correlación de fuerzas en una coyuntura dada
para negociar en ese momento como la única y —por supuesto— sobre los efectos estratégi-
forma de garantizar una transición pacífica y cos de las distintas opciones tácticas definidas
las elecciones en principio previstas para no- por los actores. Nosotros entendemos que el
viembre. En cuanto a las fuerzas sociales que camino recorrido y la forma concreta en que se
participaban activamente en el frente opositor desarrolló la negociación tuvieron efectos sus-
—sindicatos, gremios estudiantiles, coopera- tantivos sobre su resultado final que hubieran
tivistas, entre otros—, también entendían que sido otros en el caso de que los actores clave
aún no era el momento para negociar la reti- hubieran optado por alguna de las otras alter-
rada de las Fuerzas Armadas, pero no fueron nativas tácticas posibles. De todas maneras, no
consultados por las fuerzas políticas respecto abordaremos el análisis de ese tema en este tra-
a este punto. bajo por razones de espacio y de oportunidad.
Finalmente, el Partido Colorado y el Frente Las negociaciones fueron breves y de gran
Amplio deciden abrir en ese mismo momen- intensidad. Tanto las fuerzas armadas como los
to las negociaciones con las fuerzas armadas, grupos políticos que participaron eran cons-
sobre el marco institucional futuro y sobre las cientes de que allí se jugaba quizá la última po-
condiciones políticas en que podrían realizar- sibilidad de una salida negociada, de un retiro
se las elecciones. El Partido Nacional se retira ordenado del régimen, sin pasar por su liso y
a partir de ese momento de la multipartidaria llano derrocamiento. En muy pocos días —casi
opositora hasta varios meses después. se podría decir muy pocas horas— se realiza un
Este debate sobre cómo vincular el crecien- acuerdo que condensa en un nuevo acto institu-
te fortalecimiento del frente opositor —en sus cional la correlación de fuerzas según la entien-
organismos formales de dirección y en la movi- den los actores que participan en la negociación.
lización de masas— con el momento y la forma A partir del acuerdo —llamado del Club
de encarar la relación política con las Fuerzas Naval— el marco político de la transición fue
Armadas es —sin lugar a dudas— de real im- el siguiente:
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 497

–– Salvo en todos los aspectos que se defina lo ción de un nuevo instrumento represivo
contrario, entrará en vigor el 1.º de marzo de llamado “estado de insurrección”; la eleva-
1985 la Constitución vigente antes del golpe ción del quórum parlamentario necesario
de Estado. para poder derogar una serie de leyes y de-
–– En noviembre de 1984, se realizarán eleccio- cretos del gobierno de facto; la necesidad
nes nacionales, donde no podrán ser candi- de iniciativa explícita del Poder Ejecutivo
datos los líderes principales del Partido Na- para modificar otras leyes; la limitación de
cional y del Frente Amplio, así como varios ciertos derechos del presidente para la de-
miles de excandidatos a cargos electivos del signación de los mandos superiores de las
Frente Amplio. Fuerzas Armadas.
–– Seguirán prohibidos de actuar legalmente, –– A partir de ese momento, queda claro que las
hasta la asunción del nuevo gobierno, el Par- Fuerzas Armadas han comprendido que de-
tido Comunista, el Movimiento 26 de Marzo, ben retirarse del primer plano de la escena
Patria Grande, el Partido por la Victoria del política y de la administración del Estado y
Pueblo, y otros grupos integrantes del Fren- conquistar al mismo tiempo el derecho a un
te Amplio. despliegue ordenado y sin depuración polí-
tica de sus cuadros superiores. Queda tam-
–– Se reconocen explícitamente los derechos
bién consagrado el principio del futuro plu-
políticos y electorales del Frente Amplio en
ralismo político total con las restricciones
tanto coalición.
provisorias ya mencionadas, así como tam-
–– Entre el 1.º de marzo de 1985, en que asumi- bién se reconoce el derecho del nuevo Par-
rán las autoridades electas en noviembre, y lamento a votar, sí lo entiende conveniente,
un nuevo plebiscito a efectuarse en noviem- una amnistía general para todos los perse-
bre de 1985, regirán algunas reformas cons- guidos por el régimen de facto. En cuanto
titucionales, las que serán debatidas a partir a los derechos y garantías individuales, se
de julio por el nuevo Parlamento. vuelve a la Constitución de 1967, salvo en
–– Las principales modificaciones introducidas lo referente al estado de insurrección, que
hasta el plebiscito —amén de las proscrip- habilita durante su vigencia la jurisdicción
ciones políticas mencionadas— son la crea- militar sobre los civiles.
498 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Un tema clave, como es el de las leyes or- reincorpora casi todos los aspectos negativos
gánicas de las Fuerzas Armadas aprobadas —ya mencionados— de la ley de lemas y del
durante el régimen y claramente anticonstitu- “doble voto simultáneo”. Como contrapartida,
cionales, no fue abordado en la negociación y, dicha ley obligó a los partidos tradicionales
por lo menos hasta marzo de 1986, no pueden —después de muchas décadas— a hacer fun-
ser modificadas si no media iniciativa del Po- cionar convenciones partidarias de quinientos
der Ejecutivo. La trascendencia de este punto miembros y con capacidad de decisión sobre
en lo que hace al sistema político se deriva temas políticos de fondo, lo que produjo una
de que dichas leyes orgánicas autorizan a las revitalización de su vida interna.
Fuerzas Armadas a cumplir todas las funcio- Hechas las elecciones, resultó ganador el
nes tutelares previstas en la doctrina de la se- Partido Colorado con el 41,2% de los votos emi-
guridad nacional. tidos, seguido por el Partido Nacional, con el
A partir del acuerdo —y aún en el marco del 35,0%, y el Frente Amplio, con el 21,3%. Estos
gobierno de facto y con centenares de presos resultados reafirman la tendencia que ya venía
políticos— se desata una intensísima campaña desde antes del golpe de Estado a la superación
electoral y una ocupación de facto de nuevos del clásico bipartidismo de facto. Este fenóme-
terrenos sociales, culturales y políticos veda- no se vio aún mucho más acentuado en el de-
dos hasta ese momento. A esa altura, ya está partamento de Montevideo —donde está casi
claro para toda la sociedad que varios de los la mitad del electorado del país—, en el cual
objetivos estratégicos explícitos de la dictadu- el Partido Colorado obtuvo el 35,5%, el Frente
ra habían fracasado totalmente. Amplio, el 33,2% y el Partido Nacional, el 26,6%.
Finalmente, en noviembre de 1984, se reali- Por primera vez, el frente de izquierda estu-
zan las elecciones cuyo resultado ha de definir vo próximo a ganar el gobierno del principal
uno de los factores clave en cuanto a la forma y departamento del país y, más globalmente, se
el contenido del proceso político en los próxi- convirtió en una fuerza política que desem-
mos años. Antes de analizar estos aspectos, de- peña el papel de fiel de la balanza en muchos
bemos recordar que las elecciones se realizan temas en los cuales los partidos tradicionales
bajo una nueva ley de partidos y electoral apro- se oponen entre sí. Si a su peso electoral se le
bada por el régimen y que, en su versión final, agrega su indudable capacidad de movilización
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 499

de masas y la influencia de sus militantes en de la izquierda, se le agregan, en estos últimos


la dirección de los movimientos sociales y en años, la aparición de vectores modernizado-
la Universidad, pensamos que puede conside- res y más progresistas dentro de los partidos
rarse superado el sistema bipolar de partidos tradicionales, aunque esto es más significativo
por un período prolongado. Algunos analistas dentro del Partido Nacional. Eso ha creado una
ya han abierto la discusión sobre los efectos cierta disputa específica sobre una franja del
estabilizadores o desestabilizadores de esta si- electorado que —en cierto modo— está “dis-
tuación y sobre las posibilidades de que tienda ponible” para ambas propuestas.
a evolucionar hacia un nuevo bipartidismo con En todo caso, en lo que hace a los mecanis-
trasmutación de sus principales polos. mos de toma de decisiones parlamentarias, la
De todas maneras, por el momento, esta tendencia parece orientarse hacia un juego de
tendencia al tripartidismo en los resultados alianzas cambiantes y alternadas del tipo “dos
electorales está seriamente acotada por el he- por uno”.
cho de que, fuera del departamento de Monte- Hasta que se conozcan los cambios que se-
video, el Frente Amplio obtuvo solamente el guramente le hará el nuevo Parlamento a la
10,5% de los votos. ley electoral y de partidos, es difícil prever con
Solo una modificación sustancial de esta certeza cómo se combinarán los efectos de los
situación en un plazo razonablemente corto mecanismos electorales; las transformaciones
puede permitir que, en las próximas eleccio- de la estructura social de este decenio y los
nes de 1989, el Frente Amplio pueda ser una cambios en la estructura del bloque en el po-
efectiva opción electoral de gobierno. De haber der, sobre el sistema de partidos y su capacidad
ganado en Montevideo, esa alternativa sería — conductora en el nivel político de las luchas de
sin duda— más accesible. De todos modos, la clases y demás fracturas significativas en la his-
mayoría de los analistas jerarquizan las dificul- toria política nacional.
tades existentes en el nivel sociocultural y po- Recientemente, ha ido creciendo el interés
lítico para revertir en el interior del país esta por el estudio sistemático del sistema electoral
situación en tan breve plazo. uruguayo y sus efectos, tanto sobre la estructu-
A esas dificultades ya tradicionales para el ra interna de los partidos en su evolución como
avance de las propuestas políticas e ideológicas sobre la propia estabilidad del sistema político.
500 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

El interés de esta vía de investigación es indu- existían a los mencionados grupos económi-
dable. De todas maneras, no desarrollaremos cos, es razonable esperar que la política eco-
ahora esos aspectos, pues queremos concluir nómica del nuevo gobierno tendrá grandes di-
este trabajo con una visión más general de los ficultades para atender en forma consistente y
problemas que ha de enfrentar en el período en un plazo razonable estas demandas de los
próximo el sistema político y de partidos en sectores subordinados de la sociedad.
el Uruguay. El segundo elemento es la permanencia, ya
El primer elemento estructural para ser te- tradicional en el país, de lo que César Aguilar
nido en cuenta —y que configura, indudable- ha denominado como una estructura del pro-
mente, un obstáculo a la estabilidad política del ceso político caracterizado por la dualidad de
nuevo régimen— es el hecho ya mencionado del tiempos y de escenas:
ascenso al predominio en el bloque del poder de
los grupos económicos que ya desde la época de [...] la incapacidad del sistema político para “re-
presentar” adecuadamente intereses de base so-
Pacheco impulsaron una transformación radical
cial, lleva, de este modo, a que las demandas de
del modelo de acumulación y de las pautas de tipo retributivo-sectorial se canalicen ‘por fuera’
distribución del producto en el país. Los efectos del sistema político, en base a grupos de presión
políticamente desestabilizadores en el pasado y acciones de diverso tipo [...] en un contexto de
de este movimiento ya los analizamos. “bipartidismo fragmentario”, en un entorno domi-
Lo específico de la nueva situación es que, nado por la necesidad de retribuir adhesiones en
al reabrirse los espacios del juego democráti- forma particularista o sectorial, quien accede al
co —y teniendo en cuenta la tradición política poder por vía electoral está incapacitado de apli-
del país—, es altamente probable la aparición car políticas públicas estables en los períodos de
de un importante movimiento social de tipo gobierno. La dualidad de “tiempos electorales” y
reivindicativo y orientado no solo a recuperar “tiempos inter electorales” se constituye, de esta
forma, en una clave del conjunto del proceso po-
los niveles de calidad de vida perdidos, sino a
lítico que lleva naturalmente a una situación de
profundizar los aspectos sociales, económicos
inestabilidad estructural (1984: 42).
y culturales de la democratización. Teniendo
en cuenta que el gobierno del Partido Colora- Como es fácil percibir, esta característica
do es el más próximo entre las opciones que estructural tradicional del sistema político no
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 501

puede sino aumentar su efecto desestabilizador a sí mismo como antioligárquico y antiimpe-


en el contexto descrito en el párrafo anterior. rialista— tiene, en el día de hoy, una distancia
En tercer lugar, el nuevo régimen y su mar- mucho mayor con las fracciones capitalistas he-
co jurídico-constitucional no solo deberá pasar gemónicas que la que tenía en el período pre gol-
por el complejo debate sobre el acto institucio- pe. Los vínculos del gran capital nacional con el
nal acordado en el Club Naval con las Fuerzas capital extranjero, especialmente con el capital
Armadas: también su consolidación deberá financiero, son hoy mucho más profundos que
enfrentar un conjunto de secuelas del perío- antes. Los compromisos para el pago de la deu-
do militar, algunas de tipo jurídico y otras de da externa acotan radicalmente el espacio para
político-ideológicas. En este sentido, no puede una política económica que resuelva los proble-
desdeñarse el hecho de que las fuerzas arma- mas estructurales históricos del país.
das se retiraron sin haber sufrido una derrota Si el Frente Amplio sigue creciendo y actúa
política total, con todos sus cuadros políticos llevando adelante efectivamente su programa,
ideológicos y de espionaje intactos y con la cla- los partidos tradicionales —en especial el Par-
ra conciencia de que algunos de sus objetivos tido Colorado, en el Gobierno— estarán nue-
clave no fueron cumplidos. Los efectos sobre vamente sometidos a la disyuntiva de aceptar
el futuro de todas estas sobrevivencias del fe- el juego democrático hasta sus últimas conse-
nómeno militarista son un elemento más en la cuencias o recorrer el camino de gobernar bajo
panoplia desestabilizadora eventual. medidas de excepción. El propio juego político
En cuarto lugar, el sistema político estará que hagan las Fuerzas Armadas en un escena-
sometido a una tensión similar a la del período rio eventual de este tipo ha de incidir —segura-
pregolpe, aunque en un contexto diferente. El mente— en la conducta que adoptarán por los
avance y consolidación de una fuerza política de partidos tradicionales. El fantasma de la Uni-
izquierda y de amplio eco de masas parece ha- dad Popular chilena y la victoria de Salvador
berse consolidado e, incluso fortalecido, a pesar Allende en un sistema electoral y de partidos
del enorme esfuerzo realizado por el régimen de tipo tripolar y sin balotaje ha de rondar en la
dictatorial en vistas a erradicarla definitivamen- escena política uruguaya por un largo período.
te del escenario político nacional. La propuesta El avance e instalación de las dictaduras mili-
programática del Frente Amplio —que se define tares de “nuevo tipo”, orientadas por la doctrina
502 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de la seguridad nacional y directamente liga- Bibliografía


das a la reestructura de los modelos de acu- Aguiar, C. (1984) Elecciones y partidos
mulación, tuvo su especificidad en cada uno (Montevideo: Centro Interdisciplinario de
de los países del Cono Sur. También fueron Estudios sobre el Desarrollo).
diferentes las formas concretas que asumió Amarillo, M. H. 1983 “Participación política
cada uno de esos regímenes, así como la for- de las fuerzas armadas” en Uruguay y la
ma en que se desarrollaron en su seno las lu- democracia (Montevideo: Ediciones de la
chas clasistas y los procesos de resistencia Banda Oriental) Tomo I.
política y cultural contra su consolidación e De Riz, L. 1984 Uruguay: la transición
institucionalización definitiva. desde una perspectiva comparada
Brasil, Argentina y Uruguay nos muestran (Washington DC: Wilson Center).
también diferentes procesos de transición ha- de Sierra, G. 1977 “Introducción al estudio
cia regímenes civiles y de tipo representativo de las condiciones de ascenso de las
que culminan con el retroceso de las Fuerzas dictaduras: el caso uruguayo” en Revista
Armadas de la escena política formal. Mexicana de Sociología (México DF)
Las formas de participación popular, el papel Vol. 39, N.º 12.
de los partidos y la relación entre las Fuerzas — 1983 Cronograma, partidos políticos y
Armadas y los otros actores fue sustancialmen- sistema político en la coyuntura uruguaya
te diferente en los tres países. Los próximos en Documentos de Trabajo (Montevideo:
años dirán en qué medida esas diferencias han Centro Interdisciplinario de Estudios sobre
de tener un efecto significativo tanto sobre la el Desarrollo) N.º 18.
estabilidad de los nuevos regímenes y su siste- — 1984 “La izquierda en la transición” en
ma de partidos como sobre su capacidad para Uruguay y la democracia (Montevideo:
resolver los grandes problemas nacionales que Ediciones de la Banda Oriental) Tomo II.
enmarcaron y —en cierto modo— provocaron Cocchi, A. 1984a Nuestros partidos (1900-
el advenimiento de las dictaduras que hoy han 1942) en Cuadernos de Historia y Política
entrado en crisis. (Montevideo: Centro de Investigación y
Experimentación Pedagógica) N.º 1.
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 503

— 1984b Nuestros partidos (1943-1984) Real de Azúa, C. 1971 Política, poder y


en Cuadernos de Historia y Política partidos en el Uruguay de hoy (México DF:
(Montevideo: Centro de Investigación y Siglo XXI).
Experimentación Pedagógica) N.º 2. Rial, J. (1984) Partidos políticos, democracia
Filgueira, C. 1984 “Mediación política y y autoritarismo (Montevideo: Ediciones de
apertura democrática en el Uruguay” en la Banda Oriental) Tomos 1 y 2.
Uruguay y la democracia (Montevideo: — 1985 Uruguay: elecciones de 1984. Un
Ediciones de la Banda Oriental). triunfo del centro (Montevideo: Ediciones
Gillespie, Ch. et ál. 1984 Uruguay y la de la Banda Oriental).
democracia (Montevideo: Ediciones de la Semino, M. A. 1984 Partidos políticos y
Banda Oriental) Tomos I, II y III. elecciones en el Uruguay (Montevideo:
González Ferrer, L. 1984 Partidos políticos Fundación de Cultura Universitaria).
y redemocratización en el Uruguay Torres, C. 1984 “Las fuerzas armadas
(Washington DC: Wilson Center). uruguayas en la transición hacia
Martorelli, H. 1984 La maquinaria de la la democracia” en Uruguay y la
dictadura en la transición democrática en democracia (Montevideo: Ediciones de la
el Uruguay (Montevideo). Banda Oriental).
Pérez, A. 1970 La Ley de Lemas (Montevideo:
Fundación de Cultura Universitaria).
Los cambios recientes del sistema político
y de partidos y su contexto
socioeconómico*

Cambios recientes la consideración de ciertos fenómenos que


en la sociedad uruguaya las complementan y acotan, lo que agregaría

L os especialistas en América Latina reafir-


man periódicamente su convicción de que,
en una perspectiva comparativa, Uruguay si-
algunas dimensiones y procesos que suelen
ser menos visualizados, especialmente desde
el extranjero. Sin ese esfuerzo, se hace difícil
gue ocupando en varias dimensiones sociopolí- dar cuenta de las sustanciales transformacio-
ticas su lugar tradicionalmente privilegiado en nes recientes del sistema político y de partidos
el continente. Esta conclusión está lejos de ser uruguayo (ver más adelante), así como de los
arbitraria o subjetiva, ya que se ve confirmada bloqueos y tensiones sociopolíticas que viene
por las estadísticas de los organismos interna- enfrentando el país últimamente. Por ejemplo,
cionales y multilaterales tanto globales como nos referimos al sustancial avance electoral del
regionales. Sin considerar aquí ciertos límites frente político de izquierda —único en Améri-
metodológicos de esas cifras —y, concordan- ca Latina con esa magnitud—, así como a las
do básicamente con dichas conclusiones—, dificultades crecientes de la alianza guberna-
se puede y se debe enriquecer ese análisis con mental en los últimos lustros para redefinir la
inserción internacional del país y articular —o
* Publicado en Revista de Ciencias Sociales 2001 dirigir estratégicamente— un proceso de creci-
(Montevideo: Departamento de Sociología, Facultad de miento económico sustentable y con legitimi-
Ciencias Sociales, Universidad de la República) N.º 19. dad interna.
Una versión anterior de la segunda parte de este artí- ¿Cuáles son esas dimensiones y procesos so-
culo fue originalmente publicada en Anuario Social y
Político de América Latina y el Caribe 2000 (Caracas:
bre los cuales queremos echar luz en esta intro-
FLACSO – Nueva Sociedad) N.° 3. ducción? Señalaremos ahora básicamente tres,
506 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

sin perjuicio de otros que podrían señalarse en Si bien el “tamaño” de un país está lejos de
un análisis más desagregado del problema, al dar cuenta por sí solo de su desempeño eco-
cual no podemos entrar en este artículo. nómico y su evolución sociopolítica, a “todas
En primer lugar, los diversos procesos condiciones iguales”, él especifica sus márge-
de globalización y mundialización en curso nes de acción, haciendo tendencialmente más
—con las presiones asociadas para que los dificultoso su proceso de desarrollo, así como
países realicen el ajuste fiscal y la apertura la solidez e independencia del Estado-nación.
de los mercados internos—, los que, como Por ser esta una ley tendencial, ella no se ve
hemos tratado en otros trabajos (de Sierra, anulada necesariamente por la existencia de
1994 y 2001), afectan de manera particular y excepciones, las que por otra parte no pocas
más severamente a los pequeños países de veces se deben al cambio de las “condiciones
América Latina y en general del mundo peri- iguales” implicadas en la proposición anterior.9
férico. Como decíamos en el primero de esos Sin embargo, como surge de la evidencia em-
trabajos: finalmente, cabe señalar que, en un pírica (de Sierra, 1994b), el rol de las estruc-
período histórico en que se acentúa la in- turas sociopolíticas y materiales “heredadas”,
fluencia de las grandes unidades económicas así como el papel jugado por los actores inter-
transnacionales (productivas, comerciales y nos —públicos y privados— de cada pequeño
financieras) y su creciente capacidad para país, es determinante para favorecer o limitar
sobredeterminar las capacidades decisiona- esa tendencia general. Ese ha sido justamente
les de los Estados, son justamente los peque- el caso en los últimos veinte años de países la-
ños países quienes más se ven expuestos a la tinoamericanos como Costa Rica y Uruguay. Y
influencia de dicho fenómeno. Y por esa vía
ven dificultado al máximo su posibilidad de
9 Es el caso en particular de los pequeños países de
compatibilizar las políticas de reinserción al Europa Occidental los que se han beneficiado desde
mercado mundial y reequilibramiento macro- hace muchas décadas de las ventajas derivadas del he-
económico con las exigencias de integración cho de pertenecer al área central de la expansión capi-
socioeconómica nacional y de gobernabili- talista —e interactuar básicamente en su seno— situa-
ción opuesta a la de los pequeños países «periféricos»
dad tanto sistémica como progresiva de sus
de América Latina y, más en general, del llamado tercer
respectivas sociedades. mundo (Real de Azúa, 1977; Coraggio y Deere, 1986).
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 507

ello, porque en el marco de esas determinacio- deterioro social heredado del ciclo dictatorial,
nes tendenciales —generales y de etapa histó- que duró desde junio de 1973 hasta marzo de
rica— operan las diferencias nacionales entre 1985 (de Sierra, 1992 y 1994b).
los pequeños países. Tanto de tipo histórico y Ante esos desafíos históricos, pensamos
estructural (económicas, relación previa del que, en el caso uruguayo, las élites políticas,
Estado con la sociedad y el sistema político, empresariales, intelectuales y populares no
nivel de integración social), como aquellas li- han respondido en los últimos años con el ni-
gadas a los “proyectos” nacionales y sociopolí- vel de coherencia y creatividad que hubieran
ticos de las diversas élites y el gobierno, su “vo- permitido maximizar las potencialidades es-
luntad y capacidad de actuar” y el entramado pecíficas de los pequeños países —en especial
de movimientos sociales y políticos existente Uruguay10— en los procesos de redefinición de
en el período a estudio. las reglas de inserción en el espacio internacio-
Para el Uruguay — a pesar de sus ventajas nal, global y regional.
materiales, sociales y políticas acumuladas en En segundo lugar, paralelamente a los efec-
las primeras cinco décadas del siglo XX—, ello tos derivados de la mencionada globalización
implica enfrentar una difícil reconversión em- —especialmente para un país pequeño—, Uru-
presarial y de mentalidades, un nuevo pacto guay debió enfrentar sin preparación previa
social interno, una transformación del Estado el proceso paralelo de regionalización. En su
y la gestión pública y una redefinición de las caso, ello significó el ingreso brusco al Mer-
alianzas internacionales. Y ello, sin contar con cosur, lo que implicó nuevas exigencias y una
las ventajas de los otrora altos precios de sus interacción muy estrecha con los dos grandes
materias primas básicas (carne y lana), sin el de América del Sur: Argentina y especialmen-
peso demográfico y geopolítico de otros países te el gigante Brasil. Ello le abre —sin duda—
y —sobre todo— debiendo enfrentar unas de- oportunidades hasta ahora poco aprovechadas
mandas sociales internas históricamente altas en cuanto a definir un nuevo modelo produc-
y sostenidas por sectores sociales organizados, tivo sustentable. Pero también le representa
activos y tradicionalmente legitimados por el
sistema político y cultural predominante de
10 Ver un tratamiento teórico y empírico detallado de
larga data. A ello debe agregarse el importante este tema en de Sierra (1994b).
508 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

grandes desafíos y servidumbres, tanto en reconversión de tipo neoliberal, al menos en el


lo que refiere a su equilibrio socioeconómico sentido de una apertura incondicional del mer-
como también en cuanto a su propia identidad cado de bienes y financiero, reducción del gas-
como país, al menos en el formato tradicional to social de tipo estructural (particularmente
desde el siglo XIX (de Sierra, 2000; Achugar, et vivienda social y educación pública) y disminu-
ál., 1995). ción de la regulación estatal de la vida econó-
El Mercosur, ese bloque exitoso pero con mica, junto con el monetarismo y el equilibrio
un socio “demasiado grande”, al decir de Jorge fiscal como ejes estratégicos casi exclusivos de
Schvartzer (2000), dinamizó fuertemente sus la política gubernamental. Política de tipo neo-
exportaciones regionales hasta la devaluación liberal, pero a medias, sin aquellas reformas
brusca de Brasil en 1999 —y sus efectos sobre radical-conservadoras que hicieron posible —
Argentina—, pero también puso al rojo vivo los entre otros factores— el largo crecimiento del
viejos equilibrios productivos, sociales e identi- PBI en Chile luego de 1982. El llamado déficit
tarios uruguayos. En particular amplió los des- social en el país se arrastra desde ese período
contentos sociales y políticos de los sectores (de Sierra, 1994b).
más afectados por la nueva situación (indus- En tercer lugar, queremos referirnos a cier-
triales, comerciantes y productores rurales que tos aspectos de este déficit social, es decir,
trabajan para el mercado interno, en especial ciertas dimensiones de la crisis social en curso.
los pequeños y medianos; asalariados públicos Sin duda menos profunda y vertiginosa que en
y del comercio; obreros industriales; educado- otros países de América Latina, pero que, justa-
res básicos y de la Universidad; etcétera.). mente, por el importante avance histórico de la
No queremos con esta afirmación decir que sociedad uruguaya, es vivida muy traumática-
la crisis interna —en especial social y económi- mente por esta. Se trata sin duda de una crisis
ca— tenga solamente sus raíces en el escena- social, pero que en este caso adquiere una fuer-
rio creado por el Mercosur. En realidad, ella se te dimensión sociocultural y sociopolítica, ya
arrastra —sin perjuicio de ciertos períodos de que ella significa un descenso —y para muchos
mejoría— desde los años sesenta y se agravó un cierre— de las expectativas de movilidad
desde los setenta, cuando la política económi- social e incluso del imaginario futuro respec-
ca y social de la dictadura militar apostó a una to del propio país. Para decirlo gráficamente,
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 509

ya nadie hace referencia al viejo eslogan generado durante la dictadura militar) se pro-
“Uruguay, Suiza de América”, a no ser como re- dujo en forma paralela al razonable crecimien-
ferencia jocosa y despechada. to del PBI durante ocho años hasta la grave
La nueva ola emigratoria en curso11 —siem- recesión abierta desde comienzos de 1999, la
pre más grave para países con poca pobla- que aún está vigente y parece ha de durar por
ción— es la expresión más cruda de ese des- lo menos un año más. Y además fue paralelo a
ánimo societal y, en cierto modo, su expresión la renovación tecnológica de muchas empresas
inapelable en el corto plazo. Si Norbert Lech- y sectores de servicios. Lo cierto es que el de-
ner (1998) cree ver serios problemas de inte- terioro de los sectores sociales más débiles es
gración sociopolítica en el futuro de Chile, un claro, al menos en cuanto al mercado de traba-
país donde creció la economía durante muchos jo, la precarización de los empleos, la desocu-
años, un análisis con su metodología aplicado pación, y la distribución del ingreso, como con-
al Uruguay mostraría, en varios aspectos, un cluye un importante trabajo de investigación
futuro con problemas bastante similares. empírica realizado por Martín Buxedas para la
Lo específico de los años recientes es que el OIT en 1999.:
nuevo deterioro social (para diferenciarlo del
–– Comparemos la situación de los hogares
comprendidos en el quintil de ingresos más
11 Desde 1968 hasta 1975 al menos, se produjo un gran
empuje emigratorio que se estima involucró entre 8% y alto con los del más bajo. El primero incluye
10% de la población. En parte, por persecución política al 20% de los hogares urbanos con mayores
y, en parte, por la crisis económica y de perspectivas ingresos y el segundo, al 20% de los hogares
laborales y societales. Desde hace dos años volvió la de menores ingresos. Este último grupo de
presión emigratoria que, si bien aún no ha sido medida
hogares coincide, aproximadamente, con lo
adecuadamente, hay consenso sobre que es bastante
fuerte. En todo caso, este último es tema de debate ge- que pueden denominarse pobres en el caso
neralizado en la población, en la clase política y en los de Uruguay.
“medios”. Según una reciente encuesta nacional de la –– La tasa de actividad de los jóvenes del quintil
empresa Cifra (Búsqueda, 2000), por lo menos dos de
cada cinco uruguayos emigrarían si pudieran conseguir
bajo aumentó y la del más alto disminuyó.
trabajo en otro país y el 67% de los menores de 27 años En consecuencia, se observa una tendencia
es proclive a emigrar. divergente en la integración al mercado de
510 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

trabajo que expresa un rasgo negativo; la encuestas de hogares que en los datos mane-
creciente diferencia entre ricos y pobres en jados por la CEPAL) creció, según Székely
la permanencia en el sistema educativo La (BID) y Vigorito (UDELAR).
tasa de desempleo del quintil de bajos in- –– La proporción de pobres por línea de po-
gresos creció 5% y la del quintil mayor 1,5%. breza, según las estimaciones del Instituto
En 1996, la tasa de desempleo del quintil de Nacional de Estadística, es cuatro veces
menores ingresos fue cinco veces superior superior a las publicadas por la CEPAL. La
a la de la población activa que integraba los distribución del ingreso, medida a través de
hogares con mayores ingresos (21% y 4%). distintas variantes del índice usualmente uti-
–– El empleo en el sector informal (sin conside- lizado (conocido como Gini), es varios pun-
rar el trabajo doméstico) aumentó entre los tos superiores en las estimaciones del BID
ocupados del primer quintil de ingresos y se o de fuentes nacionales. Además, muestra
redujo en el de mayor ingreso. un deterioro en la década de los noventa en
–– El empleo “con restricciones” en el grupo lugar de una mejoría, como indica la CEPAL.
de menores ingresos aumentó 6% y, en el –– Este deterioro diferencial repercutió en un
del quintil mayor, un 1%. El empleo con res- crecimiento de la marginalidad y la exclu-
tricciones refiere principalmente a los asa- sión social, que fueron acompañados por el
lariados privados que no tienen un sistema aumento de la delincuencia urbana, como lo
colectivo de atención de la salud y que, por muestran — entre otros muchos— los estu-
lo tanto, no tienen cobertura de la seguri- dios de Kaztman (1996) y el último informe
dad social. de la oficina nacional del PNUD (1999). Ex-
–– En la década de los noventa, la proporción clusión agravada entre los jóvenes y, sobre
de población pobre disminuyó hasta 1994, todo, los niños (45% en situación de pobre-
en los años de auge económico, y aumentó za). Fenómeno novedoso en el país y vincu-
luego hasta niveles solo algo inferiores a los lado en parte a la mayor natalidad entre los
de comienzo de la década. sectores pobres de la población.
–– La desigualdad en la distribución de in- –– El conjunto de estos factores está vincu-
gresos por trabajo (mejor captados en las lado al ya mencionado deterioro de la se-
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 511

guridad social, la cobertura sanitaria y la siempre cerca del 10%—, con énfasis en el
inversión en vivienda para los sectores de sector público y en la industria, que eran los
bajos recursos. que tenían antes una mejor situación cuali-
–– Como dijimos anteriormente, en buena par- tativa del empleo. Pero importa señalar que
te de los indicadores socioeconómicos Uru- esta situación se agravó en 1999 (11,8%) y en
guay aparece en buena posición comparado el 2000 (13,5%), cuando se alcanzaron gua-
con la mayoría de los países de América Lati- rismos solo comparables con los últimos
na. Esto vale también en materia de empleo años de la dictadura militar.
y desempleo abierto o encubierto, así como –– Por otro lado, se estima que, en el 2000, entre
su precarización. el 48% y el 52% de la población económica-
–– Sin embargo —para los fines de este traba- mente activa tenían situaciones de empleo
jo— hay que tener en cuenta la evolución “precarias” (subocupación, informalidad,
histórica del problema y el hecho de que se ausencia de cobertura social, etcétera.).
trata de un país con apenas tres millones de –– En otro orden —y contrariando la tradición
habitantes en un territorio de 185.000 kiló- nacional—, los últimos diez años vieron des-
metros cuadrados, que tiene la menor tasa cender la inversión global pública en educa-
de natalidad del continente y casi el 12% ción al 2,5% del PBI, nivel de inversión in-
de su población emigrada. En ese contexto ferior al promedio de América Latina y solo
es un hecho muy expresivo que no se logre comparable al de Haití.
desde hace años disminuir sus tasas de des- –– Los indicadores del deterioro producidos
ocupación. Y, a diferencia de países de des- por el largo período de baja inversión edu-
empleo y subempleo crónicos, en Uruguay cativa (ponderado por la pirámide de edad y
ello significa una vivencia “subjetiva” muy el PBI) son, por un lado, cualitativos, en es-
traumática, como lo muestra que el 66% de pecial en la calidad de la enseñanza pública,
los uruguayos define al desempleo como su de primero y segundo grado, que sigue aun
principal problema (El Observador, 1999). siendo mayoritaria. También se aprecia, en
–– En la década de los noventa, se mantuvieron las crecientes tasas de repetición, el alto nú-
altas tasas de desempleo abierto —oscilando mero de alumnos por aula, las deserciones
512 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

precoces (especialmente en los sectores de lamento, salvo que realice acuerdos políticos
contexto social medio y bajo) y la paulatina o alguna forma de coalición. También se debe
descalificación de los docentes. Pero tam- tener en cuenta que la constitución exige, para
bién cuantitativos, ya que, si bien el Uruguay diversos temas importantes, mayorías legisla-
sigue siendo líder en cobertura, ya se apre- tivas calificadas (ya sea de dos tercios, y sea
cia un 20% de analfabetismo en la propia ca- de tres quintos), lo que refuerza la presión para
pital del país, y hasta un 40% en sus barrios realizar acuerdos políticos suprapartidarios
más carenciados (PNUD, 1999). para obtener gobernanza u otras formas de go-
bernabilidad, al menos en los casos como este,
El shock electoral en que el presidente electo no obtuvo mayorías
de las elecciones presidenciales parlamentarias propias en la primera vuelta.
de 1999 Como sabemos, el presidente electo —Dr.
Con la perspectiva contextual de las consi- Jorge Batlle— no solo no obtuvo mayoría ab-
deraciones anteriores, podemos analizar las soluta en la primera vuelta del 31 de octubre,
recientes elecciones para elegir el nuevo presi- sino que su partido se ubicó en segundo lugar
dente (a dos vueltas, modificación introducida —32,8% de los votos-, bastante detrás del En-
por la reforma constitucional de 1996). Pero cuentro Progresista – Frente Amplio (EP-FA),
como la primera vuelta sigue realizándose si- que obtuvo el 40,1%, con lo que quedó tercero
multáneamente con las elecciones para elegir el Partido Nacional (PN), con 22,3%. La cuarta
el Senado y la Cámara de Diputados, debemos fuerza fue el Nuevo Espacio, con solo el 4,5%
analizarlas en conjunto para tener una visión de los votos.
adecuada de la nueva relación de fuerzas po- Antes de analizar en detalle los resultados en
líticas que se delineó en el país. En particular ambos turnos, subrayemos el significado políti-
porque la asignación de bancas al Parlamento co más sustantivo de dichas elecciones: cuatro
se realiza en la primera vuelta y por el régimen son los aspectos más novedosos que surgen de
proporcional (sistema d’Hondt); es decir que los resultados de la elección presidencial gana-
cuando ningún candidato obtiene mayoría ab- das en el balotaje por Batlle, del Partido Colo-
soluta en la primera vuelta, quien gane luego rado (PC) (54,1%), quien venció al Dr. Tabaré
el balotaje tampoco tendrá mayoría en el Par- Vázquez, del Frente Amplio (FA) (45,9%).
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 513

1. Por primera vez en la historia, la coalición de y se abre el proceso hacia un posible nuevo
izquierda (EP-FA), aunque sin ganar la presi- bipartidismo con el clivaje derecha/izquierda, o
dencia, pasó a ser claramente la mayor fuerza si se quiere, de centroderecha/centroizquierda.
política a nivel nacional en bancas parlamen- Complementariamente, cabe subrayar que
tarias y también en votos ciudadanos. el avance del FA se dio no solamente en la ca-
2. En forma inédita en el Uruguay, el candida- pital, como era tradicional, sino también en
to más votado dentro del partido mayorita- el resto del país, donde pasó a ser la segunda
rio (Vázquez) no ejerce la presidencia de la fuerza global y primera en varios departamen-
nación, lo que obliga a todas las fuerzas en tos claves desde el punto de vista económico
presencia a redefinir el estilo y formato his- y poblacional.
tórico de sus relaciones políticas. Resumiendo, se puede decir que la coalición
de derecha, o de centroderecha, retuvo el Eje-
3. El PN tuvo la peor votación de su historia y
cutivo, pero también que se produjo un fuerte
quedó relegado a un lejano tercer lugar, lo
corrimiento a la centroizquierda en el “centro
que pone en jaque su viejo rol histórico de
de gravedad” del sistema de partidos. El país
ser uno de los “partidos de gobierno”.
quedó dividido en dos bloques políticos relati-
4. Como efecto de la reciente reforma consti- vamente similares.
tucional, en el balotaje, los partidos histó- ¿Por qué podemos hablar de un terremoto
ricamente de gobierno (Colorado y Nacio- en el sistema político y partidario cuando no
nal), para poder ganarle al candidato de la solo el PC vuelve a presidir el gobierno, sino
izquierda (Vázquez), debieron por primera que además el PN pasó a integrarlo como
vez hacer campaña juntos y votar a un solo miembro explícito de la coalición?
candidato —del PC en este caso— que los Para entender esta aparente contradicción
representara. Con el corolario de que debie- hay que tener presente la historia política del
ron pasar a gobernar con un formato explíci- país. Historia que durante décadas había asis-
to de coalición. tido a una mayoría de ambos partidos suma-
dos abrumadora (en torno del 90% de votos) y
Se consolida así el fin del más que centena- con un peso relativo equilibrado entre ambos.
rio bipartidismo tradicional Nacional/Colorado Como se sabe, esa relación de fuerzas comenzó
514 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

a cambiar lentamente en 1971, cuando se creó favoreciendo la polarización entre el principal


el FA; se acentuó en 1994, con una paridad de partido opositor y los viejos partidos tradicio-
tres tercios; pero recién ahora tuvo un cambio nales como conjunto. Y facilitó que el FA conti-
radical, ya que el EP-FA pasa a ser mayoría nuara creciendo en votos hasta llegar al 40,1%
neta, el PN se reduce drásticamente y ambos actual para el Parlamento y al 45,9% para la
partidos tradicionales sumados solo alcanzan Presidencia (en la segunda vuelta).
el 55%. Gruesamente, hay bastante consenso
Cuadro 1. Votos del PC, PN, EP-FA y NE en ocho
en que las ganancias del EP-FA12 fueron toma- elecciones (todo el país, en porcentajes)
das del retroceso del PN; por su parte, el PC se
mantuvo estable (ver Cuadro 1). 1962 1966 1971 1984 1989 1994 1999
Es cierto que en Uruguay existe una larga Partido
tradición democrática y de pluralismo partida- Colora- 44,5 49,3 41,0 41,2 30,3 32,3 32,8
rio, pero también es cierto que el monopolio de do
gobiernos blanco-colorados nunca había sido Partido
amenazado hasta 1994 —con la vieja constitu- Nacio- 46,5 40,4 40,2 35,0 38,8 31,2 22,3
nal
ción a una sola vuelta y elección presidencial a
mayoría simple— y ahora de nuevo con la re- Total 91,0 89,7 81,2 76,2 68,7 63,4 55,1
ciente constitución a dos vueltas y mayoría ab- Frente - - 18,3 21,2 21,2 30,6 40,1
Amplio
soluta. El balotaje se introdujo, principalmen-
te, para dificultar la casi segura victoria del FA; Nuevo
Espa- - - - - 9,0 5,1 4,5
pero al ir acompañado de la obligación de un cio
solo candidato por partido y la separación en
el tiempo de las elecciones municipales (algo Por eso, si hablamos de terremoto, es en
nunca ejercitado antes en la tradición blanco- relación con un pasado muy consolidado. No
colorada), se puede observar que terminó solo se terminó el bipartidismo tradicional de
facto y el tripartidismo equilibrado de 1994,
sino que parece emerger un posible nuevo
12 Desde esta elección, el FA se presentó legalmente
como EP-FA, dada su alianza con pequeños grupos ex-
bipartidismo donde uno de los polos es la
ternos que le son afines. izquierda o la centroizquierda y donde esta
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 515

emerge como la principal fuerza partidaria Como ya dijimos, en las últimas elecciones
considerada individualmente. también se rompió otra larga tradición en la
A ello debe agregarse otro hecho muy im- que la izquierda parecía tener destino electoral
portante: como el EP-FA controla dos quin- solo en la capital (donde era gobierno munici-
tos del Parlamento, ello obliga al gobierno a pal desde 1989) y en las regiones del área me-
negociar con aquellas muchas designaciones tropolitana. El 31 de octubre de 1999 el EP-FA
claves en el aparato estatal —u optar por su se posicionó como primera fuerza en cuatro
aprobación diferida—, así como la aprobación departamentos y como segunda fuerza en otros
de ciertas leyes que exigen quórum especial, cuatro, lo que constituye también una especie
al tiempo que permite al FA interpelar o lla- de revolución cultural y no solo electoral. De
mar a sala a los ministros con sus solas fuer- hecho, fue en el interior del país donde más
zas, cosa que no sucedía anteriormente. Es de- creció en esas elecciones (un 78%), mientras
cir que la principal fuerza política del país, si que en Montevideo —la capital del país—, si
bien no controla el Poder Ejecutivo, puede sí bien partía de un score muy alto, subió solo un
exigirle que cambie el estilo tradicional de tra- 17,5%: pasó del 44% al 51,7% de los votos emiti-
to a la izquierda si quiere obtener una adminis- dos en la primera vuelta (ver Cuadro 2).
tración que no se vea continuamente jaqueada
Cuadro 2. Votación del FA en departamentos
y, en ciertos temas, realmente paralizada. Es seleccionados (1984-1999) (en porcentajes)
decir que el nuevo escenario presiona entre
optar por un formato negociador e integrativo 1984 1989 1994 1989
u otro confrontativo y que puede bloquear la Montevideo 33,6 34,6 44,0 51,7
vida política. Canelones 15,8 16,7 28,2 39,3
La tradición política uruguaya siempre fue Maldonado 11,3 11,5 18,8 35,6
negociadora, pero entre blancos y colorados;
Paysandú 14,5 12,6 24,0 42,1
ahora debe ampliar ese hábito hacia la izquier-
Soriano 10,4 10,1 22,0 33,3
da, en especial porque la Constitución actual
fue pensada para un bipartidismo tradicional
y no un sistema básicamente tripartidario don- Estos cinco departamentos son —junto con
de la izquierda es mayoría relativa pero neta. el de Colonia— los más poblados y, en buena
516 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

medida, los más modernizados y urbanizados alto— a medida que se aproximaba a los ba-
del país. En conjunto, superan el 70% de la rrios de clase media y alta.
población y del PBI totales. En todos ellos el Ahora bien, un fenómeno electoral de esta
EP-FA se perfiló como serio competidor en las magnitud en un país tradicionalmente lento y
elecciones municipales del mes de mayo del sin sorpresas, en cuanto al comportamiento de
2000, en las cuales no rigió el balotaje, sino la los votantes, exige buscar explicaciones que no
mayoría simple (aunque pueden darse —y se sean simplistas ni unidimensionales.
dieron— balotajes de facto por decisión polí- Provisoriamente se pueden señalar las si-
tica de los partidos tradicionales en varios de- guientes causas concomitantes:
partamentos donde se veían más amenazados).
Otro aspecto para resaltar es que, si bien ya a) El desgaste lógico de las expectativas ciuda-
en las elecciones de 1994, el EP-FA había am- danas en los partidos que gobernaron siem-
pliado su votación en los sectores menos edu- pre, y en particular en las tres administracio-
cados y más pobres de la población,13 en esta nes posdictadura; sobre todo porque en es-
elección, ese fenómeno se amplificó notable- tos años operaron cada vez más en un regis-
mente tanto en la capital como en las pequeñas tro de coalición de facto, dejándolo que dejó
y medianas ciudades del interior. Penetró así al FA como la única oposición claramente
en lo que antes se consideraban reductos de los identificable para el ciudadano común. Esta
sectores populistas de derecha y extrema dere- es sin duda una causa de mucho peso, pero
cha. Ello explica que, por ejemplo, en Montevi- por sí sola parece insuficiente para explicar
deo (donde obtuvo el 51,7% de promedio en oc- todo el fenómeno en cuestión.
tubre de 1999), se impusiera abrumadoramente b) El acostumbramiento —o si se quiere bana-
en los barrios de la periferia, mientras que su sco- lización— a la presencia de la izquierda en
re fue disminuyendo —aunque siendo siempre el escenario político, favorecida por dos fe-
nómenos concurrentes. Primero la mencio-
nada evolución ideológica y programática
13 Anteriormente, el electorado frenteamplista era
comparativamente mayor en los sectores de trabaja-
hacia la centroizquierda y la lógica intrasis-
dores sindicalizados y en la población de mayor nivel tema, en especial luego de la crisis del cam-
educativo. po socialista. Segundo, el ejercicio exitoso
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 517

de dos gobiernos municipales sucesivos en d) La presencia en las últimas dos elecciones


el departamento de Montevideo, sede de la de una candidatura del EP-FA a la presiden-
capital del país y donde se concentra casi el cia —sin duda— muy carismática y de gran
45% de la población y una proporción aún penetración en la opinión pública, como es
mayor del PBI nacional14. la de Tabaré Vázquez, indudable fenómeno
c) El hecho de que todas las fuerzas de izquier- político que se proyectó nacionalmente a
da operen desde 1971 nucleadas en el FA (y través de su desempeño como intendente de
su ampliación actual a través del EP), con Montevideo en el período 1989-1994. Un po-
autoridades y programa comunes y con lítico intuitivo, pragmático, con inflexiones
candidatos únicos a los cargos ejecutivos. a veces de tipo populistas, que no viene de
Es decir que, en varios planos simbólicos y la política y que cada tanto hace cuestión de
operativos, el FA presenta una fisonomía y ese hecho para avanzar políticamente.
una continuidad casi únicas en América La- e) La convergencia creciente en la orientación
tina, lo que, sumado a la longevidad, le ha programática —de inspiración creciente-
ido dando las características de un nuevo mente neoliberal— entre el PC y el PN; al
partido tradicional en el país. Ello neutralizó menos entre sus sectores mayoritarios, ya
parte importante de las resistencias tradicio- que sus opciones de centro o de corte social-
nales a votar “izquierda”. demócrata fueron perdiendo peso sin solu-
ción de continuidad. Ello dejó relativamente
libre ese espacio para las propuestas del FA
y, en menor medida, del NE.
14 A pesar de estas transformaciones —y la razonable
experiencia de gobierno en Montevideo durante diez f) El hecho de que el candidato único del PN
años—, de todos modos, la campaña electoral fue muy —por elecciones internas previas— fuera el
polarizada por los partidos tradicionales, que trataron Dr. Alberto Lacalle, expresidente muy cues-
al EP-FA como si fuera aún el mismo partido de izquier-
tionado fuera y dentro de su partido por gra-
da de 1971. Puede sostenerse que esa prédica no tuvo
un efecto demasiado expansivo, pero es indudable que ves acusaciones de corrupción y mal uso de
fue eficaz para bloquear en el balotaje un cierto por- fondos públicos durante su gobierno. Ello
centaje de votos quizás decisivos, dado el carácter muy contribuyó a la pésima votación de todo el
disputado del balotaje.
518 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

PN y a un corrimiento de muchos de sus an- de edad avanzada, más ligado históricamen-


tiguos votantes hacia el EP-FA ya en la pri- te a los partidos de gobierno y sus fuertes
mera vuelta. Y de un nuevo grupo —aunque tradiciones, contrariamente de aquel más
menor— en la segunda vuelta. joven e incorporado a la vida política más
g) El impacto negativo sobre la lógica de repro- recientemente, que los estudios electorales
ducción política de los partidos tradicionales han mostrado tiende a inclinarse mayorita-
de la reciente reforma constitucional (en sus riamente por el EP-FA.
rubros electorales), que jaqueó fuertemente b) La existencia de sectores crecientes de me-
los hábitos y costumbres de sus dirigentes su- dianos, pequeños y micro empresarios que
periores e intermedios y desorientó en parte trabajan para el mercado interno (urbanos y
a su electorado. Esta reforma de 1996 dividió, rurales), así como de las capas medias bajas
en su momento, por mitades al electorado y, y populares, que han sufrido en estos quin-
en menor medida, a las dirigencias políticas; ce años los efectos de las reformas macro-
unos, pensando que los perjudicaba y que es- económicas y del gasto público social que
taba hecha básicamente para frenar el posi- se aplicaron. Como ya señalamos, estas han
ble gobierno del FA; otros, pensando que los sido menos radicales que en otros países,
beneficiaba, pero reconociendo que, al com- pero, de todos modos, privilegiaron al sec-
binar el balotaje con los candidatos únicos tor financiero de la economía, retrajeron la
por partido, y separando las elecciones muni- protección estatal de los más débiles y ge-
cipales, ello les traería problemas. neraron mayor desocupación y subempleo,
precarización de los puestos laborales, mi-
A estos factores de tipo más propiamente graciones campo-ciudad, y —lo que es nue-
políticos, se deben agregar aquellos de índo- vo en el país— un creciente sector de mar-
le demográfica y socioeconómica, algunos de ginales urbanos, empobrecimiento juvenil
tipo coyuntural: (sobre todo infantil) y una creciente insegu-
ridad y violencia urbanas.
a) Los efectos de la desaparición paulatina — c) La fuerte devaluación de la moneda bra-
por razones demográficas— del electorado sileña a comienzos de 1999, con su efecto
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 519

negativo inmediato para la economía urugua- Se ha dicho que, dadas todas esas circuns-
ya, especialmente sobre las exportaciones, el tancias —y si no hubiera ganado la reforma en
empleo, el crecimiento económico y, más en 1996—, el FA hubiera ganado el gobierno en la
general, sobre las expectativas globales del país primera vuelta. Es posible que así fuera, aun-
y del propio Mercosur. Esa coyuntura afectó — que otros sostienen que, sin la eliminación de
sin duda— las chances de ambos partidos tradi- las múltiples candidaturas para presidente de
cionales15, que insistieron en su campaña elec- los dos partidos tradicionales, la prohibición
toral —en esa circunstancia tan desfavorable— de sublemas para las diputaciones y la separa-
en minimizar cualquier defecto del modelo que ción en el tiempo de las elecciones municipa-
coaplicaban y ridiculizar los planteamientos les, el PC y, sobre todo, el PN hubieran votado
críticos de la oposición a ese respecto. muchísimo mejor y habrían, de todos modos,
hecho incierto el resultado.
Sin duda, se podrían agregar otros factores Es difícil dirimir post factum ese debate. Lo
que pudieron contribuir al crecimiento espec- que sí es cierto, es que aquel escenario sociopo-
tacular del FA, pero debe reconocerse que, lítico y económico, con el marco de esta refor-
en los meses previos a la elección, casi nadie ma en las reglas electorales, produjo finalmente
apostaba a que este llegara al 40% en la primera ese nuevo mapa político y partidario en el país.
vuelta. Hubo, por lo tanto, un factor sorpresa, En rigor, no se produjo un corrimiento ra-
no en cuanto a su crecimiento, sino en lo que dical de la autodefinición política del electo-
hace a la magnitud. Una explicación no opor- rado en un continuo derecha/izquierda, sino
tunista debe, pues, investigar en profundidad más bien un cambio en la forma de expresión
como operó en concreto la combinatoria de los político-partidaria de una parte considerable
diversos factores que mencionamos. del gran bloque de votantes de centro. Es decir
que el EP-FA recogió más votos centristas que
fueron perdidos por los partidos tradicionales.
15 Como perjudicó en forma similar a los partidos o Eso se expresó ya en la primera vuelta y se vio
coaliciones en el gobierno que se sometieron en ese reforzado simbólicamente en la segunda vuelta,
momento a elecciones. Ese fue el caso del justicialismo
donde un candidato de izquierda, autodefinido
argentino (triunfo de la Alianza) y la Concertación chi-
lena (apretadísima victoria de Lagos). como socialista, disputó casi de igual a igual la
520 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

presidencia del país. Políticamente, eso repre- o de reformismo más o menos radical según
senta en Uruguay una innovación muy grande los momentos.
respecto al pasado. Sobre todo, si se tiene en Este cambio se fue produciendo paulatina-
cuenta que la coalición FA está situada nomi- mente desde 1984, con altibajos y crisis varias,
nalmente, y realmente, más a la izquierda que no siendo la menor la salida del FA en 1989 del
las coaliciones que apoyaron, por ejemplo, a Partido por el Gobierno del Pueblo (luego es-
Ricardo Lagos, en Chile, y a Fernando de la cindido, lo que dio lugar al Nuevo Espacio), y
Rúa, en Argentina. Y que tiene una tradición la Democracia Cristiana (luego reinsertada en
política y una consistencia organizativa bas- el FA al crearse el EP-FA en 1994). Fue un cam-
tante consolidada. bio que acompañó significativamente la suce-
Pero esto no debe hacer pensar que el FA siva “aproximación” al gobierno (accediendo
“mayoritario” de 1999 es el mismo de 1971, ya en 1989 al municipio de Montevideo) y que
o incluso el de 1984 a la salida de la dictadu- fue procesado en sucesivos debates y congre-
ra. Sigue agrupando a los viejos partidos de sos. También incidió la crisis y división del
izquierda y otros sectores independientes. antiguo Partido Comunista, acompañada por
Pero ni estos partidos sostienen los mismos el surgimiento de nuevos grupos y líderes “in-
programas y funcionan como antes ni las rela- dependientes”, así como el cambio de la “cul-
ciones de fuerzas internas son las mismas. Si tura” política de izquierda en el país, en toda
bien la gama de posiciones internas es bastan- la región y en Europa. De todos modos, fue un
te amplia, es claro que predomina en la prác- cambio que avanzó siempre más en los hechos
tica un pensamiento y una conducta política que en virajes doctrinarios demasiado explíci-
que no solo juega completamente dentro de tos, aunque sí hubo corrimientos sucesivos en
las reglas del sistema político, sino que se po- el programa inicial de 1971.
dría definir como de tipo social demócrata16, En la campaña electoral el FA hizo cues-
tión de hablar de dos proyectos de país. En
la coyuntura, el clivaje real de los dos pro-
16 Usamos aquí este término en un sentido más bien yectos —para el elector— se expresaba en el
formal y casi topográfico entre los polos derechista y
grado de participación estatal frente al mer-
revolucionario. Hablar aquí de centrista, confundiría el
análisis en términos de sistema político. cado, la profundidad de las políticas sociales
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 521

compensatorias, el quantum de políticas una lectura más detallada de los resultados


productivas explícitas, la magnitud de la in- para comprender el nuevo escenario17.
versión educativa, el formato impositivo y el Lo anterior es claro para el PN, donde los sec-
tipo de atención a dar a los reclamos sobre tores ajenos a Lacalle quedaron en las internas en
los desaparecidos durante la dictadura. Se franca minoría dentro del PN. Pero el PC se divi-
puede sostener que ese planteo, hecho desde dió en dos mitades similares (lideradas por Batlle
la oposición, logró captar una gama amplia y Julio María Sanguinetti), lo que, combinado con
y heterogénea de insatisfacciones con los el enorme peso del FA en el Parlamento, creó un
últimos gobiernos del PC y el PN, asociados escenario más complejo y matizado para el nue-
o coaligados en grados diversos en cada ad- vo gobierno. Este pasó a actuar aprovechando su
ministración, pero claramente percibido por mayoría simple para aplicar su programa, pero al
la ciudadanía. mismo tiempo no puede dejar de leer el mensaje
En cuanto a los partidos tradicionales, ya de las urnas en vistas a las elecciones presidencia-
vimos que eligieron defender la lógica de su les del 2004, donde el FA se perfila como poten-
gestión anterior, que estuvo más centrada en cialmente ganador, incluso con el balotaje.
el retiro relativo del Estado, la apertura radi-
cal a los mercados y el ancla cambiaria (con
la consecuente pérdida de competitividad in- 17 Las divergencias entre sectores de los partidos tra-
dicionales tienen en parte raíces históricas y de luchas
ternacional) como instrumento central para el por espacios políticos, pero hace años que se han des-
equilibrio fiscal. Y, más globalmente, una con- plazado hacia un clivaje más bien centrado en el grado
vocatoria a asumir los riesgos de la moderniza- de liberalismo económico y participación del Estado
ción mercadista en todas sus consecuencias. en la economía. Subsidiariamente, se agregan —a ve-
ces en forma cruzada— fuertes diferencias personales,
La victoria de candidatos como Jorge Batlle y
pero también de estilo en cuanto al “aprovechamiento”
Alberto Lacalle en las elecciones internas pre- de la función pública para beneficio personal o de los
vias y, luego, el triunfo de su coalición en el propios partidos y sus clientelas. En este último aspec-
balotaje expresan el predominio del polo más to, ya señalamos las graves acusaciones contra Lacalle,
liberal en lo económico y lo social dentro de pero también allegados a Jorge Batlle han realizados
fuertes críticas a funcionarios de jerarquía política del
ambos partidos. Sin embargo, debe hacerse
último gobierno de Sanguinetti, denunciando a varios
de ellos frente a la justicia penal.
522 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Es decir que el país quedó con un escenario de Sierra, G. (org.) 1987 Hacia dónde va el
político muy complejo y relativamente traba- Estado uruguayo? Concentración de poder
do. Ello exige al gobierno no solo disciplinar y democracia (Montevideo: Fundación
a sus diversos componentes políticos, sino de Cultura Universitaria – Centro
además buscar formas inéditas de negociar y Interdisciplinario de Estudios sobre
transar con una oposición que tiene un muy el Desarrollo).
fuerte apoyo ciudadano y el 40% de los votos — 1992 El Uruguay post dictadura.
en el Parlamento. De lo contrario —en un con- Estado, política y actores (Montevideo:
texto regional y mundial nada promisorio en lo Departamento de Sociología, Facultad de
inmediato para el país— rápidamente podría Ciencias Sociales, Universidad de
llegarse un impasse bastante crítico. la República).
En cierto modo, nos encontramos con la clásica — 1994a “Sobre los problemas de la (in)
paradoja del pluralismo efectivo en el juego políti- gobernabilidad en el Uruguay neoliberal de
co: abre caminos que se bifurcan entre el bloqueo la posdictadura” en de Sierra, G. (comp.)
o la búsqueda afanosa de negociaciones que no su- Democracia emergente en América del
men cero; especialmente en contextos recesivos a Sur (México DF: Centro de Investigaciones
nivel nacional y, en parte, internacional. Interdisciplinarias en Ciencias y
Humanidades, Universidad Nacional
Bibliografía Autónoma de México).
Buxedas, M. et ál. 1999 Exclusión social en el — (org.) 1994b Los pequeños países de
mercado del trabajo. El caso de Uruguay América Latina en la hora neoliberal
(Santiago de Chile: OIT). (Caracas: Nueva Sociedad – Centro de
Coraggio, J. L. y Deere, C. D. (comps.) 1985 La Investigaciones Interdisciplinarias en
transición difícil: la autodeterminación de Ciencias y Humanidades, Universidad
los pequeños países periféricos (México DF: Nacional Autónoma de México).
Siglo XXI). — 2000 “Desafíos de un pequeño país ante el
Búsqueda, 2000 (Montevideo) 23 de noviembre. Mercosur. El caso uruguayo” en Costa Lima,
Clarín 1990 (Buenos Aires) 23 de abril. Marcos (org.) O Mercosur no liminar do
Entrevista a Alain Touraine. século XXI (San Pablo: Cortez).
Parte IV. Los procesos electorales y su contexto socioeconómico 523

— (org.) 2001 “Variables ‘blandas’ y variables Real de Azúa, C. 1977 “Las pequeñas naciones
‘duras’ en el análisis de los escenarios: el y el estilo de desarrollo constrictivo” en
caso de los países chicos del Mercosur” en Revista de la CEPAL (Santiago de Chile)
de Sierra, G (org.) Mercosur: sociedades en N.º 4, segundo semestre.
integración (Buenos Aires: CLACSO). Schvartzer, J. 2001 “El Mercosur: un bloque
El Observador 1999 (Montevideo) agosto. exitoso con un socio demasiado grande” en
Encuesta de opinión pública, Equipos Mori. de Sierra, G. (org.) Mercosur: sociedades en
Kaztman, R. 1996 Marginalidad e integración integración (Buenos Aires: CLACSO).
social en Uruguay (Montevideo: CEPAL) Vigorito, A. 1998 “Una descomposición
Lechner, N. 1998 “Desafíos de un desarrollo de la desigualdad de ingresos y trabajo
humano: individualización y capital social”, en Uruguay, 1986-1996”, Documento de
Documento de Trabajo, PNUD, mimeo. Trabajo, Instituto de Economía, Facultad de
— 2000 Informe sobre Uruguay (Montevideo: Ciencias Económicas y de Administración,
Oficina Local). Universidad de la República, Montevideo.
Parte V
América Latina
Países y procesos

E l tema de las sociedades latinoamericanas


—sus estructuras sociales, sus procesos
sociopolíticos, sus cambios de regímenes y sus
co de los dilemas sociales y políticos de Cuba
cuando la implosión de la URSS, la formulación
general de las tensiones entre unidad y diversi-
ciclos electorales— fue una constante de mis dad de América Latina como realidad y como
investigaciones y la docencia en estos cincuen- objeto de análisis, el desempeño particular de
ta años de producción académica. Esa constan- los pequeños países de América Latina, el es-
te se inicia con la publicación en 1968 en París tudio de diversos casos de democracias emer-
de mi primer artículo académico, que recogía gentes en las posdictaduras militares y algunas
una investigación de campo e histórica sobre elecciones emblemáticas en México o Brasil.
los movimientos sociales y el desarrollo en Re- Se abordan aquí, pues, desde temas globales
pública Dominicana (no incluido en esta anto- y generales hasta análisis de países concretos o
logía), hasta los trabajos aquí recogidos sobre grupo de países y procesos específicos.
diversos tópicos relevantes. Son trabajos realizados en distintos perío-
Se han incluido en esta Parte V trabajos so- dos y en el marco de distintas instituciones
bre las crisis recientes en algunos gobiernos académicas de Uruguay, México, Argentina,
de izquierda, pasando por el análisis sociológi- Brasil, República Dominicana y Francia.
Los dilemas de Cuba ante la implosión de la URSS
Una mirada sociológica* **

E ste artículo no pretende encarar un aná-


lisis detallado de la sociedad y el Estado
cubanos. Solo intenta reflexionar sociológica-
que estamos ante una sociedad que en el mar-
co de la Revolución logró —sin salir por eso
del mundo del subdesarrollo y la escasez de
mente sobre algunas dimensiones relevantes recursos— un alto grado de madurez y comple-
de la sociedad y el sistema político, en sentido jidad sociocultural. En treinta y tres años, se
amplio, a más de treinta años del triunfo de la produjeron grandes cambios en la estructura
Revolución. Esas dimensiones forman parte de familiar, territorial, productiva, educativa y de
los problemas y dilemas que integran la agenda satisfacción de las necesidades básicas para
que muchos sectores sociales y los actores po- amplísimas capas sociales.
líticos cubanos discuten intensamente desde Más allá de la actual crisis extrema de recur-
hace ya un buen tiempo. sos materiales disponibles —y con antelación
a ella—, es indudable que amplísimos sectores
Una sociedad madura y compleja sociales han elevado subjetivamente la calidad
El primer elemento para jerarquizar en cual- y cantidad de demandas que plantean a la so-
quier análisis actual sobre Cuba es el hecho de ciedad y al Estado. Esto hace a las leyes socio-
lógicamente conocidas de cómo se formulan y
* Publicado en Análisis político 1993 (Bogotá: Insti- desarrollan en el imaginario colectivo las exi-
tuto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, gencias de consumo (en un sentido amplio y no
Universidad Nacional de Colombia) N.º 18, enero-abril. solo material).
** Retomamos aquí las ideas centrales que expusimos
Pero esta madurez y complejidad no solo
en la Mesa “Cuba ante un mundo cambiante”, 18.º Con-
greso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, se refieren a las demandas de “consumo”, sino
La Habana, 1991. que se manifiestan también en la estructura
528 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

social. Nos referimos, por ejemplo, a los agu- c) un mayor refinamiento, amplitud y diversi-
dos procesos de urbanización, a la expansión y dad —formal y sustantiva— tanto de la pren-
complejidad del sistema educativo o a la inten- sa de masas como especializada;
sa vinculación de amplias masas con los pro- d) una mayor diversidad y autonomía en los
blemas políticos nacionales (no solo locales o modelos de vida cotidiana;
sectoriales). En una palabra, un proceso inten-
e) una mayor institucionalización y profe-
so de lo que habitualmente se designa como
sionalización de los mercados de traba-
modernización sociocultural.
jo, en particular en cuanto a los mecanis-
En particular, cabe señalar la existencia de
mos de acceso y promoción en la escala
centenares de miles de profesionales, cientí-
de responsabilidades.
ficos, técnicos de distintos niveles, artistas,
escritores, profesores y deportistas. La gran
mayoría de ellos adquirieron su expertise a tra- Un país subdesarrollado
vés de cursos formales, lo que acentúa su pro- y amenazado desde el exterior
fesionalización y, por lo tanto, la complejidad y Una paradoja propia de la situación cubana
diferenciación de sus grupos de referencia y de es que, al mismo tiempo que presenta esos ca-
sus demandas específicas. racteres de madurez y modernidad —tanto por
Todo lo anterior genera, desde la sociedad algunos determinantes históricos como por
en general y desde ciertos sectores sociales la convivencia obligada con un largo bloqueo
precisos, un proceso creciente de demandas. externo—, sigue siendo una sociedad pobre y
Esas demandas se orientan principalmente a de limitados recursos. Fenómeno hoy agrava-
los siguientes reclamos: do por la desaparición del Consejo de Ayuda
Mutua Económica (COMECON), así como por
a) una creciente autonomía de organización y la crisis económica y el cambio político de la
de reivindicación de intereses específicos antigua URSS. Ello implica un horizonte dura-
o sectoriales; dero de alta escasez relativa de recursos y, por
lo tanto, un límite estructural a la satisfacción
b) una mayor participación e iniciativa autóno-
de las demandas crecientes de consumo mate-
ma en el plano sociocultural y político;
rial y cultural diversificado. Problema aún más
Parte V. América Latina 529

agravado por la política de fuerte redistribu- fundización de la democracia política y cómo


ción igualitaria impulsada por el gobierno so- combatir la burocratización y la rutina y otros
cialista. Política que, por lo demás, constituye temas conexos está profundamente atravesa-
uno de los ejes de legitimidad del régimen poco do por las tensiones y contradicciones obje-
posible, pues, de ser modificada. tivas que hemos señalado. Democratización
Junto con esta contradicción entre el mode- política, democratización social y defensa de
lo sociocultural de consumo —y más amplia- la soberanía nacional son dimensiones que se
mente de desarrollo— y los recursos escasos, entremezclan y tienden a reducir los grados
la sociedad cubana se ve hoy sometida a la de libertad en las opciones, más allá —inclu-
tensión entre las demandas crecientes de par- so— de la voluntad explícita de los actores.
ticipación y democratización —en el plano po- Más aun teniendo en cuenta la difícil situa-
lítico y en el de la gestión de las instituciones ción macroeconómica.
económicas, administrativas y culturales— y
las limitaciones impuestas por el bloqueo y la La rutinización de los logros
constante amenaza de agresión propiamente del carisma
militar por parte de los Estados Unidos. Este Otro aspecto central para entender el mo-
bloqueo y esta amenaza han generado inevita- mento actual de la sociedad y la política cuba-
blemente una tendencia a crear y estabilizar nas es el hecho de que, luego de más de treinta
reflejos de militarización1 y rigidez relativa años de régimen socialista, para la gran mayo-
en la vida política y en amplios campos de la ría de la población —especialmente para los
vida cotidiana. millones de cubanos menores de cuarenta y
El intenso debate que hoy se produce en cinco años—, el conjunto de logros simbólicos
Cuba sobre cómo encarar la ampliación y pro- y materiales de la Revolución han sido rutini-
zados como componentes “naturales” de la so-
ciedad y tienden a no ser considerados subjeti-
1 Usamos el término militarización en un sentido vamente como conquistas excepcionales, sino
amplio y no como sinónimo de omnipresencia militar como datos. Por lo tanto, operan —sociológi-
visible. Nos referimos a la contaminación entre la idea
camente— solo débilmente como contrapeso
de tensión y conflicto abierto, con la idea de enemigo
del régimen y peligro para la Revolución y sus logros. para diferir en el tiempo las nuevas demandas
530 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

que emergen “aquí y ahora”. Este es un fenó- Y lleva también a la utilidad decreciente de
meno clásico en todo proceso social y político, la referencia a los logros pasados como forma
y solo puede ser desactivado o postergado en de postergar la atención de las nuevas deman-
períodos de crisis aguda y por tiempo limitado. das. Este fenómeno resulta aún más acentuado
El principal efecto de esta “rutinización de por la actual coyuntura crítica, la que implica
los logros” es que los individuos y los grupos nuevas y severas limitaciones al nivel de vida
sociales estructurados sobre bases objetivas promedio de la población.
tienden cada vez más a exigir aquello que “les
falta”, por lo que se trasladan hacia esas caren- El modo de producción
cias la dinámica de los conflictos y nudos de y el régimen político
decisión. Esto sucede con fuerte independencia Hace ya varios años que, en el Estado, el
relativa de factores, tales como la ideología o el partido y la sociedad cubana se considera in-
nivel económico y cultural de los demandantes. conveniente haber adoptado más o menos glo-
Incluso, es un fenómeno que se refuerza en los balmente el modelo soviético de “construcción
sectores más integrados, más conscientes y con del socialismo”. Reconociendo las ventajas ob-
mayores niveles socioculturales ya adquiridos. tenidas y las indudables diferencias entre am-
A ello debe agregarse el también clásico fe- bas situaciones, consideran que ese fenómeno
nómeno de la “rutinización de los carismas”. de “copia”, como lo llaman, tuvo efectos nega-
No solo por el paso del tiempo, sino por la cre- tivos para el proceso socialista cubano. Los de-
ciente institucionalización del nuevo marco de bates en curso implican tanto temas referidos
actividades y de los procesos decisorios, así a la organización económica, la gestión y la ad-
como por el ya señalado proceso de madura- ministración como a otros aspectos institucio-
ción y complejidad creciente de la sociedad y nales y políticos.
la vida cotidiana. Ello lleva a que los dirigen- No analizaremos en detalle esos diversos
tes de todos los niveles se vean solicitados de niveles, que incluyen —evidentemente— as-
recomponer su legitimidad a través de la solu- pectos referidos a lo que en la teoría marxista
ción concreta de los problemas concretos que se denomina el modo de producción material
emergen en la coyuntura y menos por sus lo- y también al plano del régimen político en sen-
gros anteriores. tido estricto. Lo que nos interesa señalar es la
Parte V. América Latina 531

necesidad de separar en los análisis esos dos puedan atender las nuevas demandas que
planos, para evitar la errónea asimilación entre emergen objetivamente desde la sociedad.
ambos, como sucede muy a menudo. Es indudable que los sistemas electorales,
En el análisis de las sociedades estructura- el modo de funcionamiento partidario y el
das por el capitalismo ya nadie duda de que sistema político en su conjunto —incluidos el
sea posible separar ambos planos. En particu- modo de organización del Estado y su relación
lar, se poseen elementos teóricos que explican con las organizaciones políticas y con la socie-
coherentemente como, en ellas, las relaciones dad— pueden, al menos en teoría, sufrir diver-
sociales ligadas al modo de producción mate- sas transformaciones sin que ello modifique
rial se pueden reproducir empíricamente bajo per se las relaciones sociales de producción en
formas de organización política tan diversas su conjunto.
como la monarquía, las diversas formas de re- Desde un punto de vista analítico parece,
públicas, las dictaduras militares o el fascismo. pues, consistente sostener que existen actual-
También para el análisis de los procesos mente en Cuba condiciones sociales y deman-
socialistas es imprescindible introducir ese das subjetivas que presionan para la creación
aporte metodológico. En concreto, es necesa- de espacios institucionalizados, de tal forma
rio postular teóricamente la autonomía rela- que el debate y la confrontación política entre
tiva entre ciertos aspectos de las relaciones diversos grupos y sectores sociales se canali-
sociales de producción y las diversas formas cen en forma regular y sin provocar necesaria-
de organización política, en particular las for- mente crisis o exclusión de algunos de los ac-
mas de garantizar el desarrollo de la demo- tores. La forma actual de relacionarse entre sí
cracia socialista. el Estado, el partido y la diversidad de grupos
De la lógica de conjunto del planteo hecho sociales parece contener rigideces y limitacio-
hasta aquí, se desprende que la propia madu- nes que no solo traban algunos aspectos del de-
ración y complejidad de la sociedad cubana sarrollo material, sino que limitan el aporte de
actual presiona hacia la adopción de nuevos la creatividad social.
mecanismos de institucionalización del sis- Una mayor autonomía entre los diversos ni-
tema político que, partiendo de su propia ex- veles mencionados y la creación de espacios
periencia —y de las limitaciones externas—, legitimados para los emergentes de la sociedad
532 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

y su heterogeneidad nos parecen, pues, áreas terioro de los niveles de vida de la población,
estratégicas para el futuro del proceso cuba- de considerables inercias generadas por las
no. No solo en el plano político, sino también prácticas anteriores y del contexto interna-
como forma de procesar los difíciles desafíos cional altamente agresivo e intervencionista
de la actual crisis económica. que genera la política estadounidense hacia
la isla.
A modo de conclusión inconclusa Es difícil prever la forma concreta en que
La configuración y la dinámica de los for- se articularán en el futuro dichas tendencias
matos políticos —de todos los formatos políti- contradictorias. Pero, cualquiera sea la fiso-
cos— están relacionadas con la naturaleza de nomía final que adopte el movimiento inicia-
la estructura socioeconómica y cultural de cada do con la reciente reforma del sistema electo-
sociedad. Pero esa relación está lejos de ser me- ral, es indudable que requiere un cambio de
cánica y unidireccional, y además se ve inter- fondo de la política norteamericana, de modo
mediada por el contexto internacional y la vo- que los procesos de apertura e institucionali-
luntad política de los decididores estratégicos. zación política no lleguen a afectar los excep-
En este texto, hemos analizado un conjun- cionales niveles de democratización social y
to de condicionantes específicamente socioló- cultural promovidos en la sociedad cubana
gicas que entendemos operan en el seno de la por el proceso revolucionario. Dimensión
sociedad cubana en la dirección de promover esta tan desoladoramente deficitaria en la casi
una mayor pluralismo, democratización e insti- totalidad del resto de los países latinoameri-
tucionalización del sistema político vigente en canos, tengan o no regímenes democráticos,
las últimas décadas. sean o no exitosos en materia de crecimiento
Sin embargo, estas tendencias enfrentan económico y reinserción internacional.
obstáculos provenientes del rápido y agudo de-
Las elecciones presidenciales en México*

P ara comenzar el análisis, diré, en general,


que el proceso histórico mexicano ha teni-
do y tiene una relevancia importante para Amé-
significativos, sí son los más estudiados. El
caso de México posee esta doble condición:
tiene impacto y son hechos muy significativos
rica Latina. Esto no quiere decir que los proce- para toda América Latina.
sos en Uruguay o Paraguay —por hablar de dos México ha sido en los últimos años una es-
países pequeños— sean menos importantes en pecie de laboratorio de los procesos generales
un sentido teórico. Pero en el sentido de los que están ocurriendo en América Latina. Labo-
impactos sobre el contexto global de la región, ratorio, es decir, banco de ensayo con puntos
es evidente que tanto los procesos mexicanos de referencias muy significativos, en particular
como los brasileños o los argentinos tienen para uno de los escenarios, una de las estrate-
más inmediatas connotaciones prácticas. Y gias de reconversión del Estado, de la socie-
como bien sabemos, desde el punto de vista dad, de la economía y de la política en Latinoa-
intelectual, a veces la importancia práctica mérica. Tengo la impresión de que configuró, al
también después se traduce en relevancia teó- menos hasta el año pasado, uno de los modelos
rica. No relevancia en sentido sustantivo, pero posibles de reconversión dentro del enfoque
si cantidad de gente y dinero que es aplica- general de tipo neoliberal, como una de las fór-
do al estudio de los procesos que tienen más mulas de “reinventar” una nueva articulación
impacto, que, si bien no siempre son los más entre Estado, sociedad, política y economía.
México tenía un compromiso histórico con una
* Publicado en América Latina. O desafío da demo- matriz de fuerte componente estatal en la orga-
cracia nos anos 90 1990 (Río Grande del Sur: Universi- nización de la sociedad y de la economía que
dade Federal do Rio Grande do Sul). la radicalidad del proceso de reconversión de
534 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

ese modelo adquirió legítimamente el carácter muy dividida sobre eso. Y, además, el conseguir
de prototipo o de paradigma práctico. Y más ingresar a la Organización para la Cooperación
aún, porque los mexicanos, el gobierno y los y el Desarrollo Económicos (OCDE) el año pa-
intelectuales y técnicos que acompañaron ese sado (el único país latinoamericano que entró
proceso y que lo pensaron tuvieron la volun- en el club de los países ricos o del primer mun-
tad de hacer teoría sobre él. Nunca aceptaron do). Carlos Menem y Domingo Cavallo hablan
que ese modelo fuese llamado neoliberal o li- del primer mundo, México había entrado en el
beral, sino que ellos tomaron la inspiración eu- primer mundo. Claro, entró por unas horas. El
ropea y lo denominaron “liberalismo social”. Y día que firmó cayó al fondo del cuarto mundo.
no solo lo denominaron, sino que escribieron Fue el día del levantamiento de Chiapas. En
gruesos volúmenes intentando mostrar en qué realidad, no cayó, pero entró en una fase com-
consistía eso. plicada que culminó un año después con la cri-
También el caso mexicano fue paradigmáti- sis del modelo, o de una parte del modelo; una
co, dada la importancia geopolítica mexicana y crisis monetaria y el famoso “efecto Tequila”.
su tamaño económico, geográfico y poblacio- Además de esto, también México y las elec-
nal. Asimismo, por el hecho de estar en la pri- ciones mexicanas tienen una significación par-
mera frontera con los Estados Unidos. Históri- ticular, porque era un país donde el partido
camente, siempre fue así, y de ahí la significa- político hegemónico y dominante, que era el
ción que eso tenía para América Latina y para Partido Revolucionario Institucional (PRI), es-
ellos, por la radicalidad de su voluntad de apli- taba en el poder después de muchos años (aún
cación de una reconversión de tipo neoliberal y lo está). Había conseguido una fusión entre el
la ruptura que eso significaba para la tradición Gobierno, el Estado y el partido muy fuerte,
de populismo de tipo estatista latinoamericano. muy estructurada, capaz de provocar envidia al
Debe agregarse el hecho de haber conseguido modelo histórico soviético, porque tenía ven-
firmar finalmente el Tratado de Libre Comercio tajas políticas frente a este último. Tenía más
de América del Norte (TLCAN) con Estados espacio, había un movimiento. Era una fusión,
Unidos, que fue un desafío muy grande para pero con intervalos de respiración si se compa-
los mexicanos y para los estadounidenses, por- ra con los modelos de control estatal de fusión
que la sociedad norteamericana también quedó Estado-partido de otro tipo.
Parte V. América Latina 535

En todo caso, era un modelo paradigmático políticos significativos en el contexto electo-


y las elecciones presidenciales, históricamen- ral a mediano plazo y otro de coyuntura eco-
te, nunca significaron una alternativa. Nunca nómica y sociopolítica inmediata durante la
había suspenso en México. Siempre ganaba el campaña electoral, para terminar luego con
caballo del comisario. El PRI siempre ganaba, las implicancias del resultado de las elecciones
solo podía ganar. De ahí la trascendencia de la presidenciales para México y sus efectos en los
sorpresa en el año 1988 con su posible derrota. meses siguientes, que son muy complicados.
Es imposible saber los datos efectivos, porque El hecho que haya ganado de nuevo el PRI no
fueron quemadas las boletas de votación y se resuelve nada. La victoria de Ernesto Zedillo
cayó el sistema electrónico de cómputos du- resuelve un problema administrativo y político
rante tres días; es decir, nadie sabe exactamen- de asignación de responsabilidades para ejer-
te quien ganó, pero todo parece indicar que no cer el Ejecutivo, pero casi no resuelve ningún
ganó el PRI, sino la alianza del Partido de la otro problema de los que México tenía que en-
Revolución Democrática (PRD), que estaba frentar el año pasado. Algunos de ellos hasta
naciendo, y otros dos grupos con Cuauhtémoc parecen haberse agravado. Eso es lo que voy a
Cárdenas (hijo del expresidente Lázaro Cárde- intentar demostrar.
nas) como candidato. Para entender esto, comenzamos primero
Esto fue una revolución muy fuerte en la his- con breves antecedentes políticos significati-
toria de las elecciones presidenciales mexicanas vos a mediano plazo. Por un lado, México tuvo,
posteriores a los años treinta. En consecuencia, en los últimos años, fuertes presiones demo-
estas del año pasado también tuvieron una signi- cratizadoras de aquel régimen de partido-Esta-
ficación, una incerteza posible y un interés. Ha- do tan sólido. Hay diferentes definiciones, está
bía más juego electoral que antes. Por todo eso muy debatido ese tema, pero —evidentemen-
tengo la impresión que fueron importantes. Y es te— no era una democracia normal. Algunos
necesario que sean estudiadas y analizadas para decían que era una dictadura disfrazada; otros,
México y desde un punto de vista de compara- una democracia muy parcial. En todo caso, no
ción con otros países latinoamericanos. era una democracia como la concebimos habi-
Dicho esto, como preámbulo haría dos tualmente. No era una poliarquía común. En los
pequeños capítulos. Uno, de antecedentes últimos años (especialmente a partir de 1968
536 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

con la crisis de Tlatelolco, la revuelta estudian- menos topográficamente hablando— respecto


til), hubo muchas fracturas en aquel sistema y al PRI. Esto creó presiones muy fuertes en el
un proceso complejo en donde aumentaron las sentido de exigir al gobierno el hacer reformas
presiones democratizadoras de los partidos de electorales y políticas.
oposición. En primer lugar, del Partido de Ac- El segundo elemento para considerar es
ción Nacional (PAN), que es un partido bastan- que a partir de 1968 se dio un proceso acele-
te conservador, de centroderecha y de derecha, rado, sobre todo después del terremoto, que
con matices y evoluciones, pero que en el es- conmovió la sociedad (no solo la tierra y los
cenario mexicano se situaba a la derecha, muy edificios). Fue una revolución en la capital, una
vinculado a los empresarios del norte del país, verdadera revolución cívica. Claramente, en
los sectores más dinámicos y muy ligados a los los últimos diez años, la sociedad civil mexica-
Estados Unidos y a la cultura americana de la na, y más específicamente en los últimos cinco,
política. Además, existieron fuertes presiones hizo enormes avances organizativos: de recla-
democratizadoras desde la izquierda tradicio- mos culturales, participativos, municipales, na-
nal mexicana que, si bien antes estaba muy di- cionales; una plétora de nuevos movimientos
vidida, a partir del 1968 empieza un proceso de sociales muy fuertes, originales, corajosos y
cierta convergencia sustentado en creer, como sofisticados al mismo tiempo. Muchos de ellos
en otros países, en el hecho de que la lucha fueron muriendo en la marcha, pero con una
por la democracia tenía sentido en términos gran vitalidad de la sociedad civil popular en
de lucha social y política: no solo táctica, sino estas nuevas fórmulas. Porque los sindicatos
también estratégica. Ese fue un proceso len- en México —como se sabe — estaban históri-
to en México. Dado que eran evidentes tanto camente muy vinculados al gobierno y a la cen-
la manipulación de los procesos electorales y tral oficial, y los que salían de ese esquema fue-
de la vida política como del uso de la violencia ron muy golpeados, moralmente debilitados,
controlada —pero efectiva— para resolver los destruidos. Es decir que el movimiento social
problemas políticos frente a la oposición, la lu- obrero no tenía una significación de presión
cha por la democracia, el voto y la transparen- democrática fuerte en los últimos años, pero
cia en las elecciones se transformaron en una sí los nuevos movimientos sociales. Y también
bandera de la derecha y de la izquierda —por lo a nivel de la sociedad civil empresarial, una
Parte V. América Latina 537

gigantesca fuerza del gran empresariado mexi- Enfrenta estas últimas elecciones en condicio-
cano para tentar terminar con ese monopolio nes mucho más difíciles que otros años. Esa
político del gobierno del PRI, que complicaba fractura tuvo su primera expresión dramática
mucho el desarrollo de las fuerzas económi- en las elecciones presidenciales anteriores,
cas poderosas que se habían constituido en la donde dos precandidatos presidenciales, Cár-
nueva economía mexicana. Quiere decir que denas y Porfirio Muñoz Ledo, dos figuras pro-
hay una fuerte presión de los empresarios por minentes del PRI que por distintas razones al-
democracia política en México, entendida esta tamente significativas rompieron con este. Se
como cambio del modelo PRI basado en la in- autodenominaban “tendencia democrática”,
tervención desde el aparato burocrático-políti- hicieron un grupo aparte y después acabaron
co-partidario sobre la asignación de recursos, creando el PRD. Más aún, estos dos dirigentes
el privilegio de un mercado u otro regional o arrastraron toda una parte del PRI que se juntó
subregional o el privilegio de tal empresario con sectores de izquierda de diferentes afluen-
frente a otro. Ese particularismo clientelista tes. Eso, para el PRI, fue un golpe muy duro.
del gran empresariado mexicano de los años Era la primera vez, en el México moderno, que
anteriores comenzó a ser fuertemente cuestio- miembros de la élite, del gobierno y del partido
nado por el gran empresariado del cual buena se atrevían a salir de él. La ruptura fue en la cú-
parte pedía incluso el fin del PRI, como impe- pula, pero una cúpula que se alía con sectores
dimento, como traba, como obstáculo para el de izquierda y de centroizquierda, por lo que
desarrollo de la economía moderna en México. asume un significado complejo. Aparece, para
Tenemos entonces un contexto de fortísima el PRI, partido dominante y hegemónico que
presión para democratizar el régimen y el go- siempre tendió a integrar todo el sistema polí-
bierno, el PRI tentando de recular y negociar. tico dentro de él, un desafío sobre su izquierda.
El segundo elemento fundamental de estas El PRI también tenía izquierda, centro, centro-
últimas elecciones es que se inscribe en un pro- derecha, centroizquierda, derecha: todo el es-
ceso de varios años de debilitamiento fuerte pectro estaba ahí dentro. El hecho de haberse
del PRI, de su poder. El poder integrativo, regu- organizado por fuera una parte de ese espectro
lador y mediador de conflictos del partido co- que cubría le creó problemas muy serios, más
menzó a fracturarse interiormente claramente. aún porque las principales figuras de ese nuevo
538 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

espacio eran del propio PRI. Conocían todo, te- lo sabían. Fue una curva de descenso rápida y
nían legitimidad de haber recorrido ese camino neta durante todo el año previo a las eleccio-
y tenían todo el oficio político. nes. El salario promedio también había decre-
A este contexto, deben agregarse elementos cido, y con intensidad los salarios más bajos. El
coyunturales del último año previo a las elec- precio del ajuste, del equilibrio fiscal y de la in-
ciones. Desde el punto de vista económico y serción de una nueva economía ya básicamen-
social, nos encontramos con que los años 1993 te privatizada había provocado, claramente, un
y 1994 son años de maduración discursiva y descenso fuerte del nivel salarial, en el nivel de
práctica, de reconversión del modelo mexica- vida de las capas campesinas y obreras y en el
no. Porque habían acabado en ese período la de las informales de la economía. Estaba acep-
firma del TLCAN, el ingreso a la OCDE y se tado, pero como había estabilidad, era un equi-
había consolidado el control de la inflación. Al librio como se ha dado en otros países, con un
menos la oficialmente medida. Pero era una co- aumento de la pobreza y de la informalidad. Es
yuntura de muy poco crecimiento económico. decir, hay una tensión comprimida en el merca-
El modelo de ajuste mexicano consiguió con- do de trabajo muy fuerte, paralela; y como en
trolar la inflación, disminuir el déficit público, otros países, también un altísimo consumo con
pero hizo bajar el crecimiento económico. En crédito de las clases medias, dado que el peso
el último año fue del cero por ciento. La cur- mexicano estaba sobrevalorizado y había un
va fue de descenso del crecimiento, cosa que dólar barato y muchas importaciones. En defi-
comenzó a preocupar a los empresarios, a los nitiva, un calentamiento de la economía de con-
economistas, a los políticos y a la población. sumo paralelo a una crisis productiva relativa a
México había contraído un gran déficit comer- nivel global, aunque algunas áreas empresaria-
cial, como Argentina, como Uruguay en otra les modernas dinámicas continuaron crecien-
escala, con un porcentaje muy elevado y una do (aún mucho más), pero con una especie de
pérdida rápida de reservas financieras, econó- modelo de enclave en la economía, como, por
micas y monetarias durante 1994. Esa pérdida ejemplo, cemento, cerveza, medios de comuni-
no era comunicada al público, pero los opera- cación, electrónica mass media, varias áreas
dores financieros, económicos y políticos de de gran dinamismo. Y lo hicieron con poca co-
alto nivel en los Estados Unidos y en México municación con el resto de la economía y un
Parte V. América Latina 539

proceso creciente —que se estaba agudizando que había comenzado la ruta tranquila para el
en el último año preelectoral— de la crisis de la futuro, porque aparentemente había consoli-
economía agraria de pequeños campesinos de dado los aspectos jurídicos y políticos de un
tierras comunales y de pequeños y medianos nuevo modelo. Había privatizado y estabiliza-
empresarios de industrias, talleres, manufactu- do, había hecho el tratado con Estados Unidos,
ra y rurales. Fortísimo endeudamiento compli- había entrado en la OCDE, Carlos Salinas iba a
cado con otro dato que no era muy publicitado ser el presidente de la nueva organización del
y que era el aumento de la cartera no cobrable comercio mundial; es decir, todo preparado
de los bancos. Este gran boom de crédito creó para una ruta aparentemente tranquila, inde-
una saturación, los bancos mexicanos estaban pendiente de los costos que pudiese tener.
dando muchas ganancias a sus propietarios, Y desde el punto de vista político, la coyun-
pero eran poco sólidos. Todos los informes tura en la cual se realiza la elección presiden-
ingleses y norteamericanos de los operadores cial también tiene algunas particularidades.
bancarios mostraban que era frágil el respaldo Por un lado, las muy intensas demandas opo-
de las carteras mexicanas en forma creciente. sitoras de reglas electorales nuevas, honestas,
Pero a pesar de estas nubes, nadie en México ni creíbles (porque había una larga tradición de
en el exterior pensaba que durante ese año fue- manipulación de los resultados electorales en
se a producirse la crisis que se produjo después el sentido práctico y de leyes electorales, don-
de las elecciones en diciembre. No había una de las autoridades electorales no tenían la au-
crisis desencadenada, como fue en la Argenti- tonomía del Poder Ejecutivo).
na cuando la elección de Menem, cuando este y Por otro lado, la sublevación de Chiapas,
Cavallo consiguen controlar la crisis, proyectar que complica toda la situación. No se sabía lo
la deuda para adelante contra nuevas deudas que iba a suceder, si habría guerra o no. Todo el
externas para paliar el déficit fiscal. En México, mundo mirando para allí: ello puso en crisis un
eso no se había producido, pero estaba en el eslabón muy significativo de toda la articula-
horizonte. Digo esto porque tiene que ver con ción tradicional del PRI, porque Chiapas es un
la campaña electoral. La victoria del PRI tiene estado muy rico y a la vez muy pobre. Hay pe-
que ver con un discurso de estabilidad de un tróleo, energía eléctrica, maderas finas, produc-
modelo que estaba funcionando, donde parecía ción agrícola exportadora; hay un capitalismo
540 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

dinámico entre prebendario y moderno si- negaron. Por todo esto, fue muy complejo, por-
multáneamente, con mano de obra indígena y que tocaba aspectos de democracia política, de
mestiza local, con una larga tradición de ex- lógica socioeconómica de la gestión pública, de
plotación elitista. Es un estado muy sectario inversión social, de conexión entre economía y
y racista, donde hay grandes masas pobres de política, regionalismo y centralismo; es decir,
indígenas concentrados y una élite muy co- era como un elemento que puso en la mira, en
rrupta pero modernizada y muy discriminado- un momento poco adecuado en el que México
ra, lo que lleva a la explosión de una serie de estaba “entrando en el primer mundo”, aquella
eslabones de la cadena que articulaba el poder cosa oscura del cuarto o quinto mundo.
central y las regiones, el partido y la economía. En ese contexto es que se crea entonces una
Porque el último gobernador de Chiapas en ese sensación de alta inestabilidad en el proceso
momento era el ministro político y de policía electoral presidencial de 1994. Todo el mundo
del Gobierno central, un hombre de la oligar- empieza a sentir que en México las cosas no
quía local, responsable de todo aquello y que van tan bien como antes, que el control del PR1
estaba siendo el operador político del proceso no es tan seguro, que pueden pasar cosas gra-
aparentemente de apertura y democratización ves, difíciles. Y como además, en esos meses,
a nivel central. Esto no coincidía en nada y el candidato nombrado “a dedo” por el presi-
todo el mundo empezó a reclamar de él, por- dente Salinas, como es habitual en México, es
que, además, Chiapas era el estado mexicano asesinado en plena campaña electoral, la idea
en el cual el llamado modelo de “liberalismo de crisis, de inestabilidad, está muy presente.
social” más había invertido. El mayor gasto del El PRI hace una campaña centrada en eso, “paz
Programa Nacional de Solidaridad (PRONA- y estabilidad” del modelo, (aún no ha llegado
SOL), que era un programa de ayuda directa a la crisis de diciembre). El PAN exige democra-
los pobres en el gobierno de Salinas, había sido cia política y más liberalismo económico y el
hecho en Chiapas. PRD fluctúa entre una exigencia de democra-
El gobierno tentó inmediatamente negociar cia política con el fin del partido-Estado, ese es
con los sublevados, reconociendo que no se ha- el eje de su discurso, pero una reivindicación
bían realizado las reformas anunciadas y pro- confusa de un Estado moderno pero social.
metió tierras, pero los grandes propietarios se La idea del intervencionismo estatal contra el
Parte V. América Latina 541

liberalismo duro aparece formulada en forma Sin embargo, la inestabilidad ha continuado


poco clara para la población. Entonces, esta (asimismo, los crímenes políticos en la cúpula
síntesis orden-estabilidad, idea muy mostrada del PRI) y la inestabilidad económica se desa-
en la campaña del PRI, de que el PRD era peli- tó ferozmente. Todo parece indicar que el viejo
gro de caos o desorden, tuvo un efecto también presidencialismo mexicano ya no va a poder
similar al de otros países. reproducirse de la misma manera; también,
Finalmente, en ese contexto tan dramático, que el presidente del PRI hoy controla mucho
el PRI obtiene 51% de los votos y mantiene el menos de lo que lo hacía su antecesor y tiene
control del Gobierno. Hubo una intensa partici- mucho menos poder en el partido y fuera de él.
pación electoral. La media mexicana es de 33% Los escenarios futuros son varios e inciertos.
(no hay voto obligatorio), y esta vez votaron Lo que sí parece muy probable es que continúe
(votos válidos) 74%. Pero la oposición sumada el lento proceso de desagregación del viejo mo-
(entre el PAN y el PRD) obtuvo un 47% (esta ci- delo político mexicano. La duda es cuánto esos
fra es un poco superior si se cuentan los votos cambios impactarán en la integración sociopo-
de pequeños partidos). Hubo una división de lítica nacional y si el trámite será regulado y en
las voluntades en la que el PRI se mantiene en orden o provocará crisis incontrolables.
el gobierno, aunque perdiendo espacio.
Los pequeños países de América Latina
en la hora neoliberal

Crisis, ajuste y cambio sociopolítico* **

L a mayor parte de los análisis sobre los


grandes cambios económicos y sociopolí-
ticos que se han producido en los países la-
Sin desconocer que las tendencias generales
que han predominado en América Latina se
manifiestan también en estos países, creemos
tinoamericanos en la década pasada —y de pertinente jerarquizar el análisis de sus parti-
los escenarios futuros que estos enfrentan— cularidades por varias razones:
hacen abstracción de las determinaciones
específicas que operan sobre los “pequeños –– En primer lugar, porque la información em-
países” de la región. O si se refieren a ello, lo pírica disponible muestra que en ellos la
hacen en forma tangencial y complementaria. crisis económica y sociopolítica de la lla-
mada “década perdida” se manifestó —sal-
* Publicado en de Sierra, G. (coord.) 1994 Los peque- vo muy contadas excepciones— en forma
ños países de América Latina en la hora neoliberal: aún más aguda y profunda que en el resto
crisis, ajuste y cambio sociopolítico (Caracas: Nueva
Sociedad). de los países de América Latina (Cuadros
** Este texto recoge resultados de la primera parte de 1.3 y 2 a 5 de este trabajo; CEPAL, 1991a y
una investigación en curso, coordinada por el autor y 1991b; BID, 1992; Vuskovic Céspedes y Es-
en la cual participan investigadores de varios países de coto, 1990; Lindenberg, 1987).
la región. Su título es “Estado, sociedad y política ante
el ajuste de los años ochenta. Realidad y alternativas –– En segunda lugar, porque sin necesidad de
en los pequeños países de América Latina”. El proyecto sostener que el “tamaño” de un país (y su
se desarrolla en el marco del convenio de intercambio correlato de mayor dependencia del con-
científico entre la Universidad de la República y la Uni- texto externo) sea la variable decisiva para
versidad Nacional Autónoma de México.
544 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

dar cuenta de las características que asu- político y social y la matriz de relaciones
men en ellos los procesos de desarrollo entre esas dimensiones en cada uno de
económico y sociopolítico, parece indu- ellos, ha operado efectivamente sobre las
dable que las limitaciones de autonomía modalidades del proceso general de rees-
de tipo estructural que le son propias ad- tructura económica e institucional que los
quieren una significación más relevante envolvió a ellos como al resto del conti-
justamente en períodos históricos como el nente. Y, por lo tanto, parece científica-
actual, en que se redefinen las matrices de mente redituable no ahorrarse el estudio
inserción internacional de cada país. pormenorizado de esas diferencias si se
–– En tercer lugar, porque si el proceso con- quiere acotar la vigencia de las tres ten-
temporáneo de regionalización, transna- dencias generales antes referidas y fundar
cionalización y globalización pone en ja- empíricamente el peso y circunstancias en
que creciente los espacios de autonomía que operan el tipo de variables “internas”
de todos los Estados nacionales, ese fenó- aquí mencionadas.2
meno parece operar con una radicalidad
tanto sustantiva como de ritmo temporal
aún mayor en los pequeños países y mi-
cropaíses. Tanto más si estos están situa-
dos en una región que en los últimos vein-
te años ha perdido centralidad económica 2 Por ejemplo, las condiciones societales previas y
y política, como es el caso de América La- las políticas públicas aplicadas, por un lado, en Costa
Rica (Sojo, 1991), Uruguay (de Sierra 1992a y 1992b),
tina y el Caribe (Fajnzylber, 1990; Devlin y y en Bolivia (Laserna, 1992a) y El Salvador (Cuenca,
Guerguil, 1991). 1992), por otro, muestran casos bastante extremos de
–– Finalmente, porque a pesar de todas esas los efectos diferenciales de esas variables sobre las
modalidades concretas que asumieron en los PP los
circunstancias el estudio comparado de
procesos de estabilización, ajuste estructural y refor-
los pequeños países (en adelante, PP) mas político-institucionales. Y, a su vez, de las diferen-
muestra que la naturaleza diferencial — cias de grado en el “efecto retorno” de dichos proce-
previa a la crisis— del Estado, el sistema sos sobre la estructura social, el sistema político y el
papel del Estado de esos países.
Parte V. América Latina 545

Cuadro 1
Cos- Repúbli- Améri-
El Sal- Uru-
Bolivia ta Ecuador Haití ca Domi- ca Lati-
vador guay
Rica nicana na

1.1. Población
1.1.1. Total (1990) (millones
7171 3015 10.587 5252 6513 7170 3094 437.035
de habitantes)
1.1.2. Tasa de crecimiento
(1980-1985) (promedio an- 2,6 2,9 2,7 1,0 1,8 2,4 0,6 2,2
ual, en %)
1.1.3. Población urbana
45,7 48,9 51,0 45,6 31,5 60,4 86,1 71,9
(1990) (en %)
1.1.4. Menores de quince
41,4 36,2 39,5 44,5 40,2 37,9 25,8 36,0
años, 1990 (en %)
1.1.5. Por kilómetro cuad-
6,8 60,7 40,1 256,8 239,5 151,1 17,5 -
rado (1991) (densidad)

1.2. Población económicamente activa (PEA) de diez años y más (en %)


1.2.1. Ocupada en la indus-
19,7 23,1 19,8 19,3 8,2 15,5 29,2 25,7
tria (1980)
1.2.2. Ocupada en el sector
- 22,0 36,0 - - 40,0 - -
informal (1989)
1.2.3 Ocupada en la agri-
45,5 30,8 38,6 43,2 70,0 45,7 18,8 32,1
cultura (1980)
546 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

1.3. Producto interno bruto (PIB)


1.3.1. En 1990 (millones de
6525 5081 13.336 5477 1074 4856 8539 863.529
dólares de 1988)
1.3.2. Por habitante en 1982
1069 1517 1370 1032 317 723 2593 2138
(dólares de 1988)
1.3.3. Por habitante en 1990
892 1685 1260 1043 262 677 2760 2034
(dólares de 1988)
1.3.4. Tasa media anual de
crecimiento (1971-1980) 1,4 2,5 5,7 0,2 3,0 4,3 2,6 3,4
(en %)
1.3.5. Tasa media anual de
crecimiento
1971-1980 1,4 2,5 5,7 0.2 3,0 4,3 2,6 3,4
1981-1980 2,6 −0,5 −0,9 −1,9 −2,9 −0,6 0,3 −1,1

1.4. Educación (en %)

1.4.1. Tasa bruta escolari-


37,0 40,5 55,6 - - 45,0 67,5 54,9
zación de 2.º nivel (1987)
1.4.2. Analfabetismo en po-
blación de quince años y 22,5 7,2 14,2 27,0 47,0 16,7 3,8 15,3
más (1990)

1.5. Salud

1.5.1. Esperanza de vida al


61,1 69,2 66,6 66,4 56,6 67,5 72,4 68,1
nacer (1990-1995) (años)
1.5.2. Mortalidad infantil
109,9 19,4 63,4 57,4 96,6 65,0 24,4 54,6
(1985-1990) (tasa 1000)
1.5.3. Vivienda con acceso
a agua potable (1980) (en 60,0 86,9 60,0 - - - 86,5 66,3
%)

Fuente: Elaborado por el autor sobre la base de datos en CEPAL (1991), BID (1992), Banco Mundial (1991) y Unesco (1990).
Parte V. América Latina 547

Cuadro 2
Repúbli-
C o s t a Ecua- El Sal- U r u - América
Bolivia Haití ca Do-
Rica dor vador guay Latina
minicana

2.1. Industria manufacturera

2.1.1. Crecimiento (1970-1980)


4,8 7,4 10,0 3,0 8,3 6,8 3,3 6,1
(tasa media anual, en %)
2.1.2. Crecimiento (1980-1990)
0,9 2,2 0,3 0,1 −2,4 0,5 −0,8 0,4
(tasa media anual, en %)
2.1.2.3. Porcentaje en el PIB to-
14,6 18,6 8,8 15,0 17,6 15,3 28,2 25,3
tal (1980)
2.1.4. Porcentaje en el PIB total
13,4 18,6 7,3 15,3 14,1 13,1 25,5 23,3
(1990)
2.1.5. Crecimiento del PIB man-
ufacturero por habitante (1980- −34,0 −12,6 −5,9 −16,1 −24,2 −13,7 −26,5 −12,8
1985) (variación acumulada)
2.1.6. Crecimiento del PIB man-
ufacturero por habitante (1985- 6,6 7,6 15,9 5,2 −14,9 −4,4 16,4 −3,8
1990) (variación acumulada)
2.1.7. Crecimiento del PIB man-
ufacturero por habitante (1980- −13,7 −2,5 −10,9 −5,4 −19,5 −9,0 −5,0 −8,3
1990) (variación acumulada)
2.2. Inversión interna bruta (IIB)
2.2.1. Total (1982) (en millones
558 552 3954 545 263 722 1823 192.109
de dólares 1988)
2.2.2. Total (1990) (en millones
593 1320 2876 597 224 1127 954 166.959
de dólares 1988)
548 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

2.2.3. Tasa media anual de cre-


2,2 9,3 10,4 3,6 11,8 10,2 9,0 7,4
cimiento (1971-1980) (en %)
2.2.4. Tasa media anual de cre-
−3,3 1,0 −3,4 −0,6 −2,2 1,4 −9,0 −3,1
cimiento (1971-1990) (en %)
2.2.5. IIB en maquinaria y equi-
po (1980) (en % sobre el total 42,3 42,7 46,7 47,2 41,9 38,7 35,2 39,3
del IIB)
2.2.6. IIB en maquinaria y equi-
po (1990) (en % sobre el total 51,7 60,8 45,0 54,2 36,4 29,2 32,1 38,0
del IIB)
2.3. Exportaciones
2.3.1. Bienes y servicios (1971-
1980) (tasa media anual de 2,8 5,9 14,0 5,1 10,1 8,1 7,2 4,6
crecimiento, en %)
2.3.2. Bienes y servicios (1981-
1990) (tasa media anual de 2,0 6,6 4,6 −1,5 −2,8 3,4 4,1 5,0
crecimiento, en %)
2.3.3. Manufacturas (1970-
1990) (tasa media anual de 5,7 9,7 10,9 2,0 12,2 10,7 14,6 16,2
crecimiento, en %)
2.3.4. Manufacturas sobre PIB
0,5 4,7 0,3 5,0 2,4 5,2 2,1 1,4
(1970-1975) (en %)
2.3.5. Manufacturas sobre PIB
0,3 6,1 0,3 2,5 4,3 3,8 5,9 3,7
(1985-1990) (en %)
2.3.6. Manufacturas sobre el
total de mercaderías exporta- 2,4 21,5 2,1 29,7 29,6 13,2 21,7 14,5
das (1970-1975) (en %)
2.3.7. Manufacturas sobre el to-
tal de mercaderías exportadas 2,8 23,2 1,9 21,8 47,9 23,8 38,4 31,3
(1985-1990) (en %)

Fuente: Ídem Cuadro 1.


Parte V. América Latina 549

Más globalmente, sostenemos que junto al tividad internacional de su producción indus-


interés propiamente descriptivo que presenta trial exportable (Suecia versus Haití); el nivel
el análisis desagregado de las transformacio- de vida medio de su población (Dinamarca
nes ocurridas en estos países, un estudio de versus Ecuador); el grado de equidad en la
esos procesos que rescate su carácter “peque- distribución del ingreso (Costa Rica versus
ño”, significa construir un objeto analítico que República Dominicana); la solidez de sus es-
permita rescatar una dimensión interviniente tructuras políticas y su integración nacional
que especifica, o califica, los efectos en ellos de (Uruguay versus Bolivia); el grado de auto-
la crisis. Y que, de obviarse, disminuiría el gra- nomía nacional de las decisiones del Estado
do de información, por lo tanto, la capacidad o los actores sociopolíticos claves (Holanda
de explicar y comprender algunos aspectos de versus El Salvador) e incluso su incidencia
su devenir histórico concreto. geopolítica y militar (Cuba versus Paraguay).
No es, por cierto, casual que la extensa li-
¿Cuánto y qué cosas determina teratura de enfoque económico sobre el tema
el tamaño de los países? de los PP y su viabilidad —desgraciadamen-
Por supuesto, formular la pregunta a ese ni- te, a menudo demasiado economicista— esté
vel de generalidad hace difícil una respuesta lejos de mostrar un consenso neto sobre las
precisa y sin ambigüedades. Es poco útil, en ventajas e inconvenientes de la dimensión ta-
definitiva, para los fines de nuestro tema. Es maño en cuanto al desarrollo de estos países.
necesario, pues, desagregarla y acotarla en Y que tienda, en sus mejores versiones, a vin-
sus distintas dimensiones. cular el análisis del problema a un conjunto
En efecto, es muy fácil encontrar a lo largo tal de variables que dejan en definitiva una
de la historia moderna múltiples casos contra- gama bastante amplia de incertidumbres y re-
dictorios —o contrapuestos— del desempeño lativamente pocas conclusiones firmes sobre
de los PP en diversos aspectos. Por ejemplo, el tema específico (ver, entre otros: Robinson,
en el plano de las tasas de crecimiento eco- 1960; Kuznets, 1960; Demas, 1965; Jalan, 1982;
nómico (Irlanda versus Uruguay); la competi- Katzeinstein, 1985; Perkinsy Syrquin, 1989;
550 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Cuadro 3
República Amé-
Costa El Sal- Uru-
Bolivia Ecuador Haití D o m i n i - r i c a
Rica vador guay
cana Latina
3.1. Gastos del Gobierno central (1990) (% del total de gastos)
3.1.1. Educación 18,0 19,0 18,2 16,2 - 9,5 7,4 -
3.1.2. Salud 2,3 26,3 11,0 7,8 - 11,3 4,5 -
3.1.3. Vivienda, esparcimiento,
17,9 14,9 2,5 5,5 - 24,2 50,3 -
seguridad bienestar social
3.1.4. Defensa 14,1 1,7 12,9 24,5 - 4,6 9,2 -
3.1.5. Total, gasto público (%
18,8 27,1 15,6 9,9 - 15,3 27,5
del PNB)
3.2. Evolución gasto público en salud % del PIB)
3.2.1. 1980 1,7 11,3 1,8 1,5 0,8 2,0 1,0 -
3.2.2. 1987 0,4 5,5 1,1 2,5 0,9 1,0 1,1 -
3.3. Evolución gasto público en educación (% del PIB)
3.3.1. 1980 3,8 6,9 5,3 - 1,0 2,1 1,9 --
3.3.2. 1987 2,0 4,7 3,5 - 1,0 1,3 1,9 -
3.4. Crecimiento Consumo privado por habitante (tasas medias anuales, en %)
3.4.1. 1970-1980 4,5 1,8 4,6 0,3 2,5 3,5 0,7 3,3
3.4.2. 1980-1990 −1,8 −2,4 −1,1 −1,6 −2,9 −1,1 −1,4 −1,4
3.5. Crecimiento producción de alimentos (tasas medias anuales, en %)
3.5.1. 1970-1980 3,5 3,5 2,1 3,1 1,4 1,8 −0,5 3,0
3.5.2. 1980-1990 23,4 1,6 3,6 0,2 1,0 2,3 2,3 2,5

Fuente: Ídem Cuadro 1.


Parte V. América Latina 551

Vuskovic Céspedes y Escoto, 1990; Buitelar y fue el sugestivo y desgraciadamente incon-


Fuentes, 1991).3 cluso trabajo de Carlos Real de Azúa titulado
Un intento, al mismo tiempo pionero y ais- Las pequeñas naciones y el estilo de desa-
lado, por realizar un análisis multidimensio- rrollo constrictivo (1977). En él, luego de ex-
nal (y multidisciplinario) de los problemas es- plorar los antecedentes históricos del debate
peciales que deben enfrentar las naciones pe- sobre el tamaño de las naciones y su viabili-
queñas en su desarrollo económico y político dad, analiza detalladamente como la “peque-
ñez” puede incidir sobre algunas condiciones
económicas y políticas del desarrollo de di-
3 Una versión resumida de las principales caracterís- chas naciones en el contexto latinoamerica-
ticas y limitaciones de estos países mencionadas por no moderno.
dichos enfoques la presentan Buitelar y Fuentes en En un verdadero tour de force analítico,
estos términos: “En la extensa bibliografía sobre el de- Real de Azúa llega a codificar diecinueve va-
sarrollo de las naciones pequeñas suele emplearse el
ingreso, la superficie geográfica y la población como
riables utilizadas por distintos autores para
principales criterios para definirlas. Las limitaciones evaluar el posible desempeño de los PP. En-
que impone el tamaño al desarrollo se asocian común- tre ellas, siete son de carácter económico,
mente con la estrechez del mercado interno y la limi- pero las otras doce, de índole política, cul-
tación de recursos, que presentan patrones comunes tural, psicosocial, etcétera. Si bien concluye
en cuanto a coeficientes más elevados de comercio y
menor di versificación de la oferta. Los datos economé- tentativamente que trece de esas variables
tricos apuntan a la población como factor de particular son predominantemente negativas; cuatro,
importancia entre los que determinan la estructura del más bien positivas, y dos, claramente am-
comercio y las modalidades de la diversificación. Para biguas; el saldo global de su esfuerzo sigue
los países en desarrollo, el tamaño se ha considerado,
siendo una sensación de relativismo. Y que,
además, como una limitación importante de su margen
de maniobra, es decir, de su capacidad de elegir entre en definitiva, el resultado en cada caso de-
distintas opciones de política, lo que a su vez tiende a pende de una combinación ad hoc de facto-
reforzar las restricciones que imponen otras variables, res no predecibles totalmente por el “tama-
como las divisiones étnicas, la ubicación geográfica, la ño” en sí mismo.
escasa disponibilidad de recursos naturales, las eleva-
das expectativas de consumo y la exigua base tecnoló-
gica” (Buitelar y Fuentes, 1991: 83).
552 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Cuadro 4

Régimen político y su evolu- Militarismo y su evolución Tipo y consistencia del sis-


ción reciente reciente tema de partidos
» Semipresidencial, democráti- » Larga tradición civilista » Bipartidismo histórico, hoy
co, estable y de larga data. del ejército interrumpida sustituido por pluripartidismo
Interrumpido por el golpe de por el golpe de 1973. con partidos relativamente
Uruguay 1973. fuertes y estables.
» Luego de 1985, nuevo
» Transición democrática es- retroceso militar, pero con » Presencia importante de la
tabilizada. Rotación del poder mayor poder de facto que izquierda con tendencia a crec-
nacional y municipal. antes del golpe. er.
» Democrático, estable y de » Sin ejército desde la guer-
larga data (sin golpes desde ra civil. » Bipartidismo de facto, con dos
1948). partidos dominantes, relativa-
C o s t a » Fuerzas policiales con
mente fuertes y estables.
Rica » Rotación en el poder nacion- poder creciente, pero —has-
al y municipal. Denuncias de ta ahora— sin ser amenaza » Débil izquierda y fuerte social-
aumento de la corrupción en para el poder civil. Aumento democracia.
el Gobierno. relativo de la represión.
» Inestabilidad política y fuerte
populismo. Presidencialismo. » Luego del prolongado go- » Pluripartidismo con partidos
Gobierno militar desarrollista bierno militar, fuerte pérdida débiles y ninguno dominante.
desde 1972; luego, más con- de poder político, pero con Fuerte influencia de liderazgos
Ecuador servador. presencia relativa. populistas extrapartidarios.
» Transición democrática más » Tendencia a aumentar » Débil presencia de la izquier-
o menos estable. Rotación en funciones represivas. da. Centro relativamente fuerte.
el poder.
» Gran inestabilidad y golpes Larga tradición de mili-
de Estado. Populismos desar- Pluripartidismo con parti-
tarismo y. golpes desde
rollistas. Corrupción. Fuerte dos históricamente débiles y
1985. En retroceso, pero
presencia izquierda “sindical”. bastante personalistas. Ninguno
Bolivia manteniendo una presen-
dominante. Nuevos populismos
» Transición democrática cia latente no desdeñable. personalistas. Muy fuerte ret-
bastante estable. Rotación de Importante grado de cor- roceso de la izquierda.
poder nacional. rupción.
Parte V. América Latina 553

» Larga tradición autocrática » Fuerte imbricación con el


» Inexistencia de un sistema de
represiva de tipo conservador. poder autocrático. Mantiene
partidos.
Presidencialismo extremo y un papel político central en
Haití corrupción. la transición. » Fuerte liderazgo carismático.
Débil presencia izquierda, pero
» Transición democrática muy » Alto grado de corrupción
crecimiento fuerzas democráti-
inestable e inconclusa. Nuevos y muy importante rol repre-
co populares.
golpes. sivo.
» Larga tradición autocrático-
» Fuerte imbricación históri- » Pluripartidismo, con dos parti-
represiva. Presidencialismo
ca con el poder autocrático. dos dominantes. Fuerte person-
Repúbli- extremo.
Mantiene un cierto poder alismo en las tres fuerzas princi-
ca Do- » Transición democrática rela- político latente. pales. Partidos débiles.
minicana tivamente estable. Rotación en
» Importante función repre- » Socialdemocracia fuerte y dé-
el poder. Fuerte corrupción en
siva. bil presencia de la izquierda.
el Gobierno.
» Larga Tradición autocrático- Predominio militar histórico » Pluripartidismo acotado de
represiva. Múltiples golpes mil- sobre el Gobierno. Omni- hecho a la centroderecha y
itares. Débil sistema político. derecha hasta la paz.
presencia militar durante la
El Salva- » Diez años de guerra civil e in- guerra civil, con retroceso » Transición probable hacia
dor icio de Transición democrática paulatino, más acelerado un pluripartidismo de espectro
aún inestable. Cierto avance luego de la paz, aunque completo.
del poder civil y del sistema manteniendo aún fuerte » Partidos débiles en proceso
político. presencia política.
de creación o fortalecimiento.

Fuente: Elaborado por el autor sobre la base de diversas fuentes.

Cuadro 5
Política de estabilización Privatización de empresas
Papel histórico del Estado
y ajustes estructurales del Estado
Se inician con la dictadura Se inician en 1987 tími- Fuerte presencia del Estado em-
en 1974. Se continúan más damente y se aceleran las presario y benefactor desde antes
Uruguay “moderadas” en 1985- propuestas desde 1990. Se de la Segunda Guerra Mundial,
1989. Se radicaliza a partir detienen por referéndum a relativamente eficiente. En deteri-
de 1990. fines de 1992. oro.
554 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Se inician modernamente en Fuerte presencia del Estado em-


Se inician en 1992, se pro- 1985 y se aceleran desde presario y benefactor desde 1946.
C o s t a
fundizan en 1986 y se radi- 1987. No se afectaron algu- Se profundiza en los años setenta.
Rica
calizan a partir de 1990. nos sectores claves de pres- Relativamente eficiente, en deteri-
encia económica estatal. oro.
Se inician en 1986 en for- Se inician las propuestas de Se expande el rol económico del
ma moderada y se renue- privatización en 1992. Están Estado desde el boom petrolero
Ecuador
van en 1989. Se radicalizan aún bajo estudio del Parla- que se inició en los años setenta.
a partir de 1992. mento. No muy eficiente. En deterioro.
Importante presencia desde los
Se inician en forma extrem- Se inician en 1985, con- años cincuenta, pero con débil
Bolivia adamente radical en 1985 tinúan durante años y pare- capacidad de gobierno. Moderni-
y continúan hasta la fecha. cen enlentecerse en 1993. zación eficientista a partir de 1985.
Denuncias de corrupción.
Se inician en forma inesta-
Estado patrimonialista y omnipres-
ble a partir de 1981. Se pro- No se ha desarrollado una
ente, pero débil, poco consistente
Haití fundizan desde 1985 y son política sistemática al re-
y muy poco eficiente. Altísima cor-
muy afectadas por las suc- specto.
rupción.
esivas crisis políticas.
Larga presencia del Estado patri-
Repúbli- Se inician en 1982, con un No se ha desarrollado una
monialista hasta los años sesenta;
ca Do- ritmo zigzagueante desde política sistemática al re-
luego, modernización relativa jun-
minicana 1987.Continúan. specto.
to con corrupción.
El alto condicionamiento
Se inician planes de privati-
debido a la guerra civil los
zación ambiciosos a partir Estado históricamente débil pero
El Salva- posterga en el tiempo. Se
de 1989 (bancos exporta- presente en la economía y en
dor inician lentamente a partir
ciones y otras empresas políticas sociales. Poco eficiente.
de 1985 y se profundizan
públicas).
desde 1989.

Fuente: Elaborado por el autor sobre la base de diversas fuentes.


Parte V. América Latina 555

En esta categoría de inviabilidad nacional se ve definido cada vez más por agrupamientos
incluye netamente Jaguaribe (1970) a todos los regionales y por la intervención creciente de
países de Centroamérica y del Caribe, y con actores no estatales de los países hegemónicos
matices (muy precaria viabilidad), a Paraguay, (en muchos casos opositores a sus gobiernos)
Ecuador, Bolivia y, tendencialmente, al Uru- en las relaciones entre estos y los PP.
guay.4 Es decir, a la totalidad del universo de paí- Se jerarquiza además la superación analítica
ses sobre los cuales se centra nuestro análisis: de la estricta dicotomía subordinación-autono-
Por otro lado, hay un conjunto de trabajos mía de los países, orientando los análisis a un
centrados en la perspectiva específica de las re- continuo conceptualizado como márgenes de
laciones internacionales (ver, entre otros: Ro- acción, definidos estos como:
senau, 1966; Galtung, 1971; Lewis, 1976; Singer,
1976; Rosenberg, 1987; East, 1987) que discuten La capacidad disminuida y residual de un pequeño
país periférico para aprovechar las oportunidades
los grados de autonomía y dependencia de los
que proporciona el sistema internacional-regional
PP, incluyendo a veces los latinoamericanos. para alcanzar metas deseadas, como podrían ser el
En varios de estos trabajos, si bien se recono- diseño de políticas orientadas a promover la ges-
ce que los pequeños Estados son sin duda más tión de su propio desarrollo y el aprovechamiento
afectados que los grandes por factores exter- de los recursos para ampollar sus márgenes de au-
nos y sistémicos, se orientan crecientemente a tonomía (Morales, A. B., 1989: 29).5
valorizar los márgenes de autonomía potencia-
les de aquellos en un sistema internacional que
5 “Dicha capacidad es disminuida, en el tanto que
los países no disponen de todas las oportunidades,
4 “Otros países, como Paraguay, no solo se encuen- ni de los medios para actuar libremente, mientras no
tran con severas limitaciones de recursos sino también sean modificadas las desventajas que provienen de su
subyugados por un régimen colonial-pretoriano que ubicación geopolítica y su pequeñez internacional. Es
no parece ser susceptible de corrección desde dentro residual también en la medida en que las acciones no
[...] Países como Ecuador y Bolivia también ostentan dependen exclusivamente de decisiones internas, sino
una muy precaria viabilidad. En distintas condiciones, del aprovechamiento de los espacios y oportunidades
Uruguay está visiblemente acercando (se) a su límite de que las acciones de una potencia central [o regional]
resistencia para mantener el desarrollo nacional de su dejan abiertos [...] limitados por los niveles de depen-
sociedad [...]” (Jaguaribe, 1970: 72). dencia estructural y de subordinación política [de los
gobiernos] de cada país” (Morales, A. B., 1989: 29).
556 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Lo que nos importa rescatar de esta lógica de ra- clusión que puede sacarse de la problemática
zonamiento es que tiende a valorizar —partiendo analizada es que, tanto en términos econó-
de los atributos estáticos del país tales como el micos como políticos, una parte considera-
tamaño y el tipo de organización social existente ble del desempeño de los PP depende de sus
en un momento dado— el papel explicativo que
propias políticas, así como de su “capacidad
juegan la capacidad y predisposición para actuar
negociadora” y de su “habilidad para manio-
de los decididores internos claves (East, 1987)
frente a las determinaciones, pero también fren- brar” en el contexto externo, siempre más
te a los resquicios que deja la relación de fuerzas aleatorio y cambiante para ellos que para los
con los países hegemónicos y sus contradiccio- países grandes (Real de Azúa, 1977; Devliny
nes. Lo importante de esta vía de análisis es que Guerguil, 1991; Rosenberg, 1987). Esa cuo-
introduce la necesidad de evaluar las decisiones ta de iniciativa “interna”7 es la que parecería
de política de los países dependientes (en nuestro
caso los PP de América Latina), y no considerar
que todo lo ocurrido en ellos sea aquello que “ne- “Enfrentados a hechos históricos complejos e irrever-
cesariamente debía suceder”. En otras palabras, sibles, con una existencia de más de siglo y medio, la
reconocer y analizar los niveles de subordinación discusión teórica con argumentos racionales sobre la
y los márgenes de autonomía, pero no solo en su viabilidad o inviabilidad de una nación que por el sim-
dimensión estática o estructural, sino en tanto ple hecho de subsistir constituye ya una realidad, pa-
esos niveles y esos márgenes son influidos por las rece ociosa. Aun cuando se llegue a la conclusión de
actitudes y las conductas de los actores sociopo- que se requieren condicionantes sociales, económicas
y políticas para hacer factible la existencia de un país
líticos de los PP (Aguiar, 1992).
con determinado grado de autonomía, esa conclusión
no serviría para decretar una especie de suicidio colec-
Si desechamos —por poco útiles para el tivo que llevase a la disolución o limitación de la inde-
análisis concreto— las posiciones analíticas pendencia nacional [...]”; es, en definitiva posible para
de tipo “globalmente catastrofistas”, como ellos —cumplidos ciertos requisitos de políticas—; “en-
son las sustentadas por Jaguaribe respecto a contrar una inserción internacional que posibilite un
grado de autonomía compatible con su independencia
los PP de América Latina,6 una primera con-
política” (Wonsewer y Young, 1981: 12).
7 El concepto de iniciativa interna debe a su vez ser
6 Como sostienen Wonsewer y Young respecto al desagregado en sus variados componentes. En efecto,
debate sobre la viabilidad de las naciones pequeñas: el análisis de las políticas públicas y privadas efectiva-
Parte V. América Latina 557

dar cuenta de una parte de las diferencias en ochenta hacia los distintos países de Centroa-
las políticas concretas con que enfrentaron la mérica y el Caribe, así como de los márgenes
crisis de los ochenta los diversos “pequeños de acción diferenciales que estos tuvieron en-
países” de América Latina. E incluso más glo- tre sí y cada cual durante distintos momentos
balmente, de una parte de las grandes diferen- de la década (Charpentier y Lizano, 1987; Gal-
cias de crecimiento económico, competitividad ván, 1990; Aguilera, Morales y Sojo, 1991).
exportadora, equidad e integración social, que Sin embargo, este modelo metodológico
presentaban entre sí antes de la crisis los PP de —sin duda, fecundo e imprescindible— es in-
América Latina, por un lado, y la mayoría de los suficiente y debe ser complementado ya que
PP del mundo desarrollado, por otro.8 tiende a minimizar algunos fenómenos que jus-
Sin esas consideraciones, sería muy difícil tamente los enfoques del tipo Jaguaribe tratan
dar adecuada cuenta —por ejemplo— de cier- de rescatar. Si bien sus conclusiones sobre la
tos aspectos de las contradicciones y vaive- inviabilidad radical de todos los PP de América
nes de la política norteamericana en los años Latina nos parecen muy mecanicistas,9 los aná-
lisis sobre lo que él denomina “sistema imperial
americano” (y que muchos otros autores han
mente aplicadas en cada país es la resultante de la in- abordado con diversos enfoques teóricos) po-
teracción entre las determinaciones estructurales y la nen adecuadamente de relieve la extrema de-
relación de fuerzas sociopolíticas en presencia en cada terminación que sufren los PP de América La-
período analizado. tina por parte de las políticas hegemónicas de
8 Un análisis documentado y esclarecedor de algunos los Estados Unidos para la región (Coraggio y
de los factores explicativos del “éxito” de los países es- Deere, 1986). Políticas que han asumido perió-
candinavos puede verse en el Capítulo V de Fajnzylber
dicamente la forma de intervención militar más
(1990). Sobre los casos de Austria, Holanda e Irlanda,
ver Schneider (1992); De Klerk (1992); McNutt (1992). o menos directa, en especial en Centroamérica
Una discusión de estos y otros trabajos sobre el tema
puede verse en las ponencias y debates del seminario
“Comparación analítica de los modelos de desarrollo a 9 Aunque hay que reconocer que —inspirado en la
partir de 1950 de los países de pequeña escala de Eu- CEE— él mismo entreabre la puerta de la difícil pero
ropa y América Latina”, organizado por la CEPAL en eventual integración subregional como posible solu-
Montevideo durante el 1.º al 4 de diciembre de 1992. ción (Jaguaribe, 1964: 57 y 99; 1987: 98 y 100).
558 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

y el Caribe (Burbach y Flyn, 1985), pero que en A estas determinaciones que podríamos de-
forma continua se expresan claramente en el nominar de “alta densidad”, deben agregarse las
plano político y económico.10 influencias específicas que ejercen sobre los PP
Si bien estas políticas tienen efectos sobre ciertas naciones con influencia regional, como
todos los países de la región, parece innegable es el caso de México y Venezuela para el área de
que ellas cobran un papel más decisivo en el Centroamérica y el Caribe, y de Brasil y Argenti-
caso de los PP. Más aún en el período histórico na, para los casos de Bolivia, Paraguay, Uruguay.
que nos ocupa, caracterizado por el impacto en Finalmente, cabe señalar que en un período
la política de los Estados Unidos de su pérdida histórico en que se acentúa la influencia de las
relativa de peso económico respecto a la Co- grandes unidades económicas trasnacionales
munidad Económica Europea (CEE) y Japón. (productivas, comerciales y financieras) y su
Y —hasta el imprevisto colapso de la URSS— creciente capacidad para sobredeterminar las
también en el ámbito de su hegemonía militar.11 capacidades decisionales de los Estados, son
justamente los PP quienes más se ven expues-
tos a la influencia de dicho fenómeno.12 Y por
10 “La asimetría estructural del sistema intraimperial, esa vía ven dificultado al máximo su posibili-
fundada en una absoluta superioridad económico-tec-
nológica y político-militar de los Estados Unidos, como dad de compatibilizar las políticas de reinser-
país, y de sus élites dirigentes como titulares de múlti- ción al mercado mundial y reequilibrio macro-
ples roles internacionales, garantiza de diversas mane-
ras el predominio de los intereses americanos, públicos
y privados, en sus relaciones internacionales” (Jaguari- PP, tales como solidez del Estado nacional y del sistema
be, 1987: 97; traducción de Gustavo de Sierra). político, grado de desarrollo e integración social, capa-
11 La fuerte e indisimulable capacidad de los Estados cidad y autonomía de las élites dirigentes, entre otros.
Unidos (el Gobierno y las empresas) para influir por 12 Un caso extremo de esta especial vulnerabilidad
distintas vías en las políticas económicas y los modelos del Estado y la economía de los PP a la transnacionali-
político-institucionales de los PP de la región asumió zación se manifiesta en el caso “patológico” pero cada
históricamente —y aún hoy— modalidades diferentes día más presente del narcotráfico. Fenómeno este que,
según se trate de países situados en su área de influen- al decir de Alain Touraine, representaría “la única em-
cia inmediata o de los PP de América del Sur. El impac- presa realmente trasnacional que hay en América La-
to de dicha influencia se ve además sensiblemente es- tina, y que expresa la lógica extrema del liberalismo”
pecificado por factores sociopolíticos internos de cada (Clarín, 1990: 9).
Parte V. América Latina 559

económico, con las exigencias de integración 2. Estas limitaciones propias de los PP pare-
socioeconómica nacional y de gobernabilidad cen asumir un mayor grado de pertinencia
tanto sistémica como progresiva de sus respec- y vigencia operativa en períodos (como es el
tivas sociedades. caso actualmente) en que se procesan gran-
Resumiendo, podemos sostener las siguien- des redefiniciones en la estructura interna-
tes hipótesis: cional y las correspondientes redes de inter-
dependencia (y dependencia) geopolítica y
1. Si bien el “tamaño” de un país está lejos de económica entre países y bloques.
dar cuenta por sí solo de su desempeño eco- 3. A su vez, dicho efecto limitante sobre los PP
nómico y su evolución sociopolítica, a “todas se extrema cuando estas redefiniciones se
condiciones iguales”, él especifica sus már- dan en un contexto de desarrollo en que las
genes de acción, haciendo tendencialmente fuerzas productivas y los mercados se glo-
más dificultoso su proceso de desarrollo, así balizan, y cuando ha aumentado radicalmen-
como la solidez e independencia del Esta- te el nivel de acceso estable y duradero de
do nación. Por ser esta una ley tendencial, nuevos países y empresas a las condiciones
ella no se ve anulada necesariamente por la de competitividad internacional —genuina
existencia de excepciones, las que, por otra o protegida—. Esta dificultad tendencial de
parte, no pocas veces se deben al cambio de todos los PP se ve agravada en este período
las “condiciones iguales” implicadas en la histórico para los que se ubican en América
proposición anterior.13 Latina, dados su previa condición depen-
diente-periférica, su bajo nivel comparativo
13 Es el caso en particular de los PP de Europa Occi-
de desarrollo, la “cercanía” geopolítica con
dental los que se han beneficiado desde hace muchas Estados Unidos de la mayoría de ellos y la
décadas de las ventajas derivadas del hecho de perte- creciente pérdida de centralidad toda la re-
necer al área central de la expansión capitalista —e in- gión en la economía mundial.
teractuar básicamente en su seno—, situación opuesta
a la de los PP “periféricos” de América Latina y más en 4. En el marco de esas determinaciones ten-
general del llamado tercer mundo (Real de Azúa, 1977; denciales —generales y de etapa histórica—,
Coraggio y Deere, 1986; Vúscovic Céspedes y Escoto, operan las diferencias nacionales entre los
1990).
560 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

PP. Tanto de tipo histórico y estructural regional y más en general por la historia de la
(económicas, relación previa del Estado con división internacional del trabajo (Vuskovic
la sociedad y el sistema político, nivel de in- Céspedes y Escoto, 1990). Y en cierta medida,
tegración social) como aquellas ligadas a los también por la historia de las relaciones geopo-
“proyectos” nacionales y sociopolíticos de líticas y militares y su cambiante lógico de es-
las diversas élites y el gobierno, su “volun- tructuración (Real de Azúa, 1977).
tad y capacidad de actuar” y el entramado En todo caso, con respecto al área lati-
de movimientos sociales y políticos existen- noamericana, hay, en la literatura, una muy
te en el período a estudio. fuerte convergencia en considerar como “pe-
queños países” a todos los que integran Cen-
Los pequeños países de América troamérica y el Caribe, así como al Ecuador,
Latina y el Caribe (algunos casos Bolivia, Paraguay y Uruguay en América del
seleccionados) Sur.14 El inconveniente de esta clasificación
Hay bastante consenso en que la dimensión es que engloba naciones que dentro de su
tamaño o escala de un país solo puede ser de- pequeñez común igual son exageradamen-
finida en base a un continuo, con estratos o es- te desiguales entre sí, como es el caso, por
calones acotados en forma relativamente con- ejemplo, de la infinidad de “micropaíses”
vencional, y siempre en forma comparativa. Se caribeños. En este trabajo, si bien algunos
acepta en general que los criterios de clasifica- de los análisis y conclusiones que nos ocu-
ción (cambiantes históricamente) deben consi- pan podrían ser extensibles a estos últimos,
derar distintas dimensiones, entre las cuales la solo nos ocuparemos en detalle de siete
superficie es solo una de ellas y que debe ne-
cesariamente combinarse con el tamaño de la 14 Algunos estudios tienden a dejar fuera de esta ca-
población y su nivel de vida, la magnitud de los tegoría al Uruguay por razones no siempre claramente
recursos naturales movilizados o el desarrollo explicitadas, pero que en definitiva tienen que ver con
relativo de sus fuerzas productivas en un con- su mayor nivel histórico de ingreso per cápita y calidad
de vida. No nos parece un criterio adecuado y por eso
texto dado. Por otra parte, la “pequeñez” como lo incluimos en nuestro análisis. Una discusión bastan-
elemento analítico cobra sentido si se acepta te minuciosa de este “dilema clasificatorio” puede verse
su determinación por un sistema mundial o en Real de Azúa (1977: 158-160).
Parte V. América Latina 561

casos seleccionados entre los PP del área: contemporáneas— en aspectos claves de su


Costa Rica y El Salvador, en Centroamérica; estructura social y económica, el sistema po-
Haití y República Dominicana, en el Caribe; lítico y de partidos, el rol y densidad histórica
Bolivia, Ecuador y Uruguay, en Sudamérica. del Estado, el papel de las Fuerzas Armadas y
En todos ellos se han aplicado, en la década sus relaciones con los Estados Unidos.
pasada —en grados diversos de intensidad—, Dos de ellos (Uruguay y Costa Rica) pre-
políticas de reforma del rol del Estado, estabi- sentan al mismo tiempo un elevado grado de
lización y ajuste estructural, apertura del mer- desarrollo social, una fuerte presencia socioe-
cado interno y redefinición de los lazos econó- conómica del Estado en las últimas décadas
micos internacionales; en general, bajo la égida y una tradición de democracia política efecti-
de orientaciones neoliberales. Además, todos va. Otros tres (Haití, República Dominicana y
ellos han estado integrados, en forma depen- El Salvador) tienen una muy alta densidad de
diente y sin interrupción, en las estructuras del población, bajos niveles de desarrollo social y
mercado “capitalista occidental”.15 una gran inestabilidad política, aunada con la
Todos ellos tienen un territorio, población presencia consuetudinaria de formas extremas
y PBI de volúmenes “reducidos” y un peso o de autoritarismo y represión. Los otros dos paí-
significación geopolítica relativamente me- ses seleccionados (Ecuador y Bolivia) tienen
nor tanto en el contexto latinoamericano una fuerte proporción de población indígena,
como mundial. Al mismo tiempo, tienen en- bajos índices de desarrollo social y débiles pro-
tre sí significativas diferencias —históricas y cesos de integración social y del sistema políti-
co y partidario (Cuadros 1, 4 y 5).
Resumiendo, se trató de incluir casos que —
15 Los casos de Cuba y Nicaragua (hasta 1990), dados
más allá de su carácter de PP— tienen diferen-
el carácter revolucionario de sus regímenes políticos
y su voluntad de recorrer la transición al socialismo, tes grados de urbanización, industrialización,
escapan en gran medida a los objetivos de este trabajo. presión demográfica, desarrollo social, político
Además, las distintas formas de bloqueo económico e y de partidos, cultura política y presencia del
de injerencia militar de los Estados Unidos hacia ellos “militarismo” y otras formas de violencia po-
modifican radicalmente las condiciones mínimas de
lítica. Esto, con el objetivo metodológico de
comparabilidad de los procesos que nos interesan ana-
lizar. controlar la incidencia de esas variables sobre
562 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

el “tamaño” en cuanto dimensión que especi- En cuanto a los siete pequeños países
fica los impactos de la crisis y las políticas de latinoamericanos seleccionados (en ade-
ajuste sobre la economía, la sociedad y el sis- lante, 7PP), seis de ellos tienen durante los
tema político. años ochenta:
Todos los PP de América Latina son clasifi-
cados comparativamente por el Banco Mundial –– un producto interno bruto (PIB) per cápi-
en el rango de ingresos bajo y mediano-bajo, ta netamente inferior al promedio de Amé-
salvo Uruguay a quien sitúa en el tramo media- rica Latina;
no-alto. Más allá del nivel de ingreso per cápita, –– una tasa menor de población urbana;
casi todos ocupan un rango similar en las esca-
–– mayor porcentaje de menores de 15 años;
las de otros indicadores sociales y económicos
(grados de modernización, tipo de industriali- –– menor porcentaje de población económica-
zación, productividad media). Es decir que se mente activa (PEA) ocupada en la industria;
trata de PP que enfrentaron la crisis y el reajus- –– menor porcentaje de industria manufacture-
te internacional partiendo ya de una situación ra sobre el PIB total;
de mayor atraso y dependencia relativos. En –– menor porcentaje sobre el PIB de recursos
términos de distribución interna del ingreso, destinados a investigación y desarrollo,
según la escala dicotómica de “equidad” cons- (Unesco, 1990).
truida por Fajnzylber (1990: 12-13), todos ellos
(salvo Uruguay y, al límite, Costa Rica) ocu- A su vez, cinco de ellos tienen —respecto al
paban en el período 1970-1984 la categoría de promedio latinoamericano—:
baja equidad.16 –– mayor porcentaje de PEA agrícola;
–– mayor tasa de analfabetismo y menor de es-
colarización de segundo nivel;
16 Dicha escala fue construida por el cociente entre
el 40% de habitantes de más bajos ingresos y el 10% de –– mayor mortalidad infantil y menor esperan-
más altos ingresos. El nivel bajo de equidad es definido za de vida al nacer.
como menor a 0,40 y el alto como igual o mayor a ese
cociente. Si el límite de equidad se desplazara levemen-
te hacia abajo, Costa Rica ascendería de categoría.
Parte V. América Latina 563

Las excepciones en ambos subconjuntos ladas operen fuertemente —e incluso extre-


son Uruguay para el primer grupo de indicado- madas— para los PP de AL en la fase larga de
res y este más Costa Rica para el segundo. los años ochenta.
Es decir que la casi totalidad de los 7PP (en
igual situación se encuentran los otros PP aquí El desempeño económico
no considerados, salvo Cuba) se ubican en un de los 7PP en los años ochenta
rango inferior al promedio latinoamericano Sin necesidad de entrar aquí al análisis de
en una serie de indicadores socioeconómicos las diferenciaciones generadas en los procesos
en general considerados sensibles cuando se de ajuste y reconversión por las particularida-
evalúan las chances de buen desempeño en des no solo económicas, sino sociopolíticas
diversas estrategias de superación estable del de cada país,17 veremos como la situación glo-
estancamiento y de la crisis. Como luego vere- bal antes descripta para los 7PP considerados
mos, el desempeño económico de estos países (aunque esto vale en general para casi todos
en los años ochenta es, en varias dimensiones los PP de AL)18 configura una situación tal que,
relevantes, también inferior al promedio de más allá de las diferentes políticas aplicadas en
América Latina (en adelante AL). cada uno de ellos, su desempeño fue tenden-
Además, como puede verse resumidamente cial y mayoritariamente inferior al promedio de
en el Cuadro 4, en los años ochenta, cinco de AL, por cierto, en sí mismo ya muy deficiente.
los 7PP presentaban un panorama político e Dado nuestro objetivo de presentar una vi-
institucional bastante desintegrado e inestable, sión global y resumida de las tendencias en el
lo que representaba una traba adicional a su decenio, salvo excepción, solo analizaremos
tamaño y su bajo nivel de desarrollo para en-
frentar exitosamente los desafíos del ajuste y la
reconversión productiva a los que se veían pre- 17 Ver al respecto de Sierra (1993).
sionados por la nueva situación de la economía 18 Hasta el año 1987 puede verse una recopilación sin-
internacional y el agotamiento de sus propios tética de datos sobre la situación para todos los peque-
“equilibrios” tradicionales. ños países y micropaíses (salvo Uruguay) en el minu-
cioso trabajo ya citado de Vuskovic Céspedes y Escoto,
El conjunto de circunstancias menciona-
en particular en los cuadros resumen de las páginas 15,
das hace que las hipótesis 1 a 4 antes formu- 18, 19, 24, 25 y 92.
564 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

las tasas medias anuales de crecimiento (en –– La TMAC de la producción de alimentos,


adelante, TMAC) en diversas variables, compa- salvo para Bolivia y Ecuador (donde ello
rando, cuando ello sea posible, su desempeño se contrarresta por tener estos la segunda
en los ochenta con el de la década anterior. más alta tasa de crecimiento poblacional
del grupo), fue para los otros cinco paí-
–– La TMAC del PIB por habitante en los ses menor a la TMAC promedio de AL en
7PP pasó de ser netamente positiva en los los ochenta.
años setenta (casi nula en El Salvador) a –– La industria manufacturera tuvo en cin-
tasas negativas en todos ellos durante los co de los 7PP una TMAC inferior a AL. En
ochenta (moderadas en Uruguay y Costa República Dominicana fue prácticamente
Rica). Además, este descenso en las TMAC igual y solo Costa Rica superó netamente el
fue en cuatro de ellos igual o más abrupto promedio en los ochenta, aunque igual des-
que para el promedio de AL.19 En valores cendió casi tres veces y medio su valor de
absolutos (dólares de 1988), el PIB se es- los años setenta. A su vez, cuatro de los 7PP
tancó o decreció entre 1982 y 1990, salvo tenían en esa década una TMAC superior a
para Uruguay y Costa Rica, donde creció la de AL.
al 1% anual.
–– El porcentaje sobre el PIB total de la in-
–– El consumo privado por habitante, que te- dustria manufacturera fue inferior en los
nía en los setenta una TMAC positiva —y en ochenta al promedio de AL en todos los paí-
varios países, superior a AL— en los ochen- ses menos Uruguay. Además, todos se “des-
ta pasa no solo a ser negativa para los 7PP, industrializaron” respecto a los años seten-
sino que en cinco casos ella es inferior al ta (en porcentaje sobre el PIB), salvo Costa
promedio de la región. Desciende en mayor Rica y El Salvador, que se estancaron.
medida que esta respecto a los setenta.
–– En cuanto al PIB manufacturero por habi-
tante, descendió en todos los 7PP. En cua-
19 La comparación entre las TMAC de los siete PP con tro de ellos ese descenso fue mayor que el
el promedio de AL (en lugar de hacerlo con el “resto” promedio de AL. En Costa Rica, El Salvador
de AL, lo que sería lo más adecuado) se justifica en este y Uruguay, el descenso en los ochenta fue
caso dado su reducido peso en el total.
Parte V. América Latina 565

menor que el de AL gracias a la mejoría de –– El porcentaje de exportaciones manufactu-


su tasa en la segunda mitad de la década, reras sobre el PIB para los años 1970-1975
hecho muy favorecido en los dos últimos era superior al promedio de AL en cinco
por tener la más baja tasa de crecimiento de los 7PP, mientras que en 1985-1990, solo
poblacional del grupo y de AL. tres siguen superándolo. Pero incluso en
–– La TMAC de las exportaciones de bienes y ellos, la única excepción en los dos últimos
servicios de los 7PP en los ochenta es en rubros es Uruguay, que supera en más del
todos los casos —salvo Costa Rica— infe- 60% la TMAC de AL. El crecimiento porcen-
rior al promedio de AL (que aumentó), a di- tual entre períodos fue netamente inferior
ferencia de la década anterior, en la cual la al del promedio regional, salvo Uruguay.
situación era exactamente la inversa: todos –– En cuanto al porcentaje de exportaciones
tenían tasas superiores al promedio, salvo manufactureras sobre el total exportado,
Bolivia. Además, mientras AL aumentó le- encontramos que entre 1970-1975, cinco
vemente su TMAC entre uno y otro decenio, de los 7PP tenían porcentajes superiores o
seis de los 7PP disminuyeron las suyas; cin- iguales (República Dominicana) al de AL,
co, en forma radical. mientras que, para el período 1985-1990,
–– Respecto a las exportaciones de manufac- la situación se invierte: cinco países tienen
turas, la TMAC en el conjunto del período valores inferiores al promedio. A su vez,
1970-1990 fue para todos los 7PP, sin excep- entre ambos períodos ese porcentaje en AL
ciones, inferior a la tasa latinoamericana. creció algo más de dos veces, siendo ese
Solo Uruguay se acerca al promedio regio- score inferior para todos los 7PP.
nal en este indicador. La situación se repite
si se desglosa para Manufacturas Básicas, Pensamos que el conjunto de información aquí
productos químicos y manufacturas diver- presentada en forma resumida configura una
sas (BID, 1992: 282).20 evidencia empírica suficientemente consistente
para afirmar que los PP de AL fueron afectados
económicamente más que el resto promedio de la
20 La única excepción en los últimos dos rubros es región durante la crisis de los años ochenta.
Uruguay, que supera en más del 60% el TMAC de AL.
566 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Es significativo en ese desempeño desigual equipo superiores o equivalentes a los de


respecto al resto de AL, su menor dinamismo la región.
relativo en rubros hoy considerados decisivos –– En segundo lugar, con el impulso, en casi to-
para una inserción dinámica y competitiva en dos los casos, de agresivas y costosas políticas
la economía internacional, y por lo tanto para orientadas a aumentar sus exportaciones tanto
lograr un crecimiento económico sostenible a tradicionales como no tradicionales, agríco-
mediano y largo plazo. En particular en el plano las o industriales (Buitelar y Fuentes, 1991). Y
del desarrollo industrial, el autoabastecimiento contando, en el caso de los países de la cuenca
alimenticio y las exportaciones tanto globales caribeña, con las ventajas comerciales de la Ini-
como especialmente de manufacturas. ciativa para la Cuenca del Caribe.
Ese resultado desfavorable se dio a pesar de
–– En tercer lugar, con la aplicación en casi todos
las condiciones especiales de apoyo crediticio
ellos —aunque con distintos grados de profun-
—o financiero, según los casos— que tuvie-
didad y globalidad— de políticas de estabiliza-
ron en los ochenta por lo menos los países de
ción, ajuste estructural y apertura de los merca-
Centroamérica,21 el Caribe y Bolivia (Reuben
dos comerciales y financieros (CEPAL, 1986).
Soto, 1990; Timossi, 1989; Morales, J. A., 1989),
y de los sistemáticos esfuerzos que hicieron en
varios planos para adecuarse a las nuevas cir- A pesar de que nuestro estudio se concentró
cunstancias de la economía internacional: en siete casos seleccionados, el proceso global
parecería, pues, funcionar según un esquema
–– En primer lugar, dentro de un panorama de de círculo vicioso según el cual las determina-
TMAC de inversión interna bruta (IIB) ne- ciones tendencialmente negativas del efecto
gativas22 (como en toda AL) y manteniendo “tamaño” en una fase de profunda reestructu-
porcentajes de inversión en maquinaria y ración internacional como la actual se ven re-
forzadas por las mayores debilidades y retrasos
estructurales (previos a la crisis) específicos
21 Con la limitante indudable en el caso de El Salvador de la mayoría absoluta de los PP de AL.
de los enormes gastos y destrucción generados por la
situación de guerra civil.
Esta hipótesis se ve reforzada por el des-
empeño relativamente menos desfavorable de
22 Salvo Costa Rica, que aumentó su tasa en 1% anual.
Parte V. América Latina 567

Uruguay y Costa Rica, justamente los dos PP sobre cada sociedad y sistema político-institucio-
que abordaron la crisis con un mejor punto de nal, el método de análisis (y las hipótesis básicas)
partida socioeconómico. A ello debe agregarse supone a su vez analizar cómo las características
que también, desde un punto de vista del sis- de la matriz societal de cada sociedad influye so-
tema político e institucional (incluido el papel bre esas políticas. Y, además, tratar de desglosar
del Estado), esos dos países presentan mejores los efectos específicos de dichas políticas, de
condiciones globales de estabilidad y goberna- aquellos que parecen tener sus raíces en causas
bilidad que los otros analizados. socioeconómicas y políticas nacionales que pre-
Un análisis específico de esta dimensión del ceden a las políticas de estabilización, ajuste es-
problema pasa por el estudio detallado (ver de tructural y privatización (Laserna, 1992b).
Sierra, 1993) de las diferencias de desempeño
macroeconómico en los años ochenta entre cada Bibliografía
uno de los 7PP seleccionados (especialmente de Aguiar, C. 1992 “Sistema político y
sus políticas ante la crisis) y los efectos diferen- sistema social: el caso uruguayo”,
ciales de estas sobre la estructura social, política Ponencia presentada en el I Seminario
e institucional. Allí intentamos poner a prueba la “Comparación analítica de los modelos de
hipótesis inicial, que —como se recordará— je- desarrollo a partir de 1950, de los países
rarquiza —dentro de los límites creados por las de pequeña escala de Europa y América
determinaciones generales ya analizadas— el pa- Latina”, CEPAL, l.º al 4 de diciembre,
pel de las particularidades estructurales naciona- Montevideo, mimeo.
les, así como de los diversos actores claves (pú- Aguilera, G.; Morales, A. y Sojo, C. 1991
blicos y privados) y su voluntad y capacidad de Centroamérica de Reagan a Bush (San
actuar. Se encara así, de manera concreta para el José de Costa Rica: FLACSO).
caso de los PP latinoamericanos, el estudio de sus BID 1992 Progreso económico y social en
márgenes de acción y sus efectos específicos so- América Latina (Washington DC).
bre las distintas modalidades de encarar la crisis y Buitelar, R. y Fuentes, J. A. 1991 “La
de ellas sobre la sociedad y el Estado. competitividad de las economías pequeñas
Si bien el foco de nuestro interés son los efec- de la región”, en Revista de la CEPAL,
tos de las políticas de orientación neoliberal (Santiago de Chile) N.º 43, abril.
568 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Burbach, R. y Flynn, P. (comps.) 1985 The De Klerk, R. A. 1992 “From reconstruction
politics of intervention: The United States to restrained recovery: socioeconomic
in Central America and the Caribbean development in the Netherlands, 1945-
(Nueva York: Monthly Review Press). 1992”, Ponencia presentada en el I
CEPAL 1986 Crisis económica y políticas Seminario “Comparación analítica de los
de ajuste, estabilización y crecimiento modelos de desarrollo a partir de 1950, de
(Santiago de Chile). los países de pequeña escala de Europa
— 1991a Anuario estadístico de América y América Latina”, CEPAL, l.º al 4 de
Latina y el Caribe (Santiago de Chile). diciembre, Montevideo, mimeo.
— 1991b Los países menos adelantados de Sierra, G. 1992a Uruguay post dictadura.
(Santiago de Chile). Estado, política, actores (Montevideo:
Charpentier, S. y Lizano, E. 1987 “La Departamento de Sociología, Facultad
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Democracias emergentes en América del Sur*

Introducción Este volumen sobre América del Sur conti-

D esde hace al menos diez o quince años, el


debate político y académico latinoameri-
cano ha estado fuertemente centrado en el pro-
núa dicho esfuerzo dentro de la Serie Antolo-
gías, en la cual ya apareció la compilación de
Carlos Vilas sobre Centroamérica (1993) y que,
blema de la democracia en la región. Sin ser ni precisamente, aborda el tema sobre democra-
de lejos un tema nuevo, los diversos procesos cias emergentes. Con la obvia subjetividad e
de transición abiertos en los años ochenta fo- injusticia que implica cualquier antología en
calizaron aún más el análisis en ese sentido. La el proceso de selección de textos, se procuró
literatura publicada es muy extensa y el propio ofrecer al lector un panorama útil y actual de
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias cómo un sector de cientistas sociales está tra-
en Humanidades (CEIIH) ha promovido en los tando de dar cuenta de los difíciles, variados y
últimos años la edición de varios volúmenes muchas veces “nuevos” obstáculos que enfren-
colectivos que abordan esa problemática en ta el ambivalente y frágil proceso de democrati-
una perspectiva regional o comparativa.23 zación sociopolítica en América del Sur.
Más allá de la diversidad de temas, enfoques
y contextos concretos en cuyo marco fueron
* Publicado en de Sierra, G. (comp.) 1994 Democracia producidos los análisis aquí presentados, estos
emergente en América del Sur (México DF: Centro de convergen en abordar de una manera ni rutina-
Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Huma- ria ni convencional los procesos de democrati-
nidades, Universidad Nacional Autónoma de México). zación emergentes en la región. En particular,
23 Camacho y Menjívar (1989); González Casanova
(1990); América Latina Hoy (1990); Gonzáles Casano-
jerarquizando las trabas socioeconómicas y
va y Roitman (1992); Vilas (1993). socioculturales que plantean a dicho proceso
574 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

los grandes cambios en curso en la estructura sectores que participan o se involucran en la


social y en los principios organizadores de la política “tal como ella ha funcionado”.
acción de los actores populares; así como las Nuestro objetivo en la presente antología
transformaciones profundas en la matriz de —que recoge textos ya publicados en diversos
relaciones Estado-política-sociedad que ha- países de América del Sur— no es presentar un
bían sido dominantes durante décadas. Tam- balance detallado y a largo plazo de la compleja
bién coinciden en el tratamiento del tema de relación entre los procesos de democratización
la democracia política, situándola siempre en y el entramado socioeconómico y sociopolítico
su contexto socio histórico específico, recha- de todos y cada uno de los países de América
zando tanto los análisis puramente abstracto- Latina. Esta antología no solo está limitada a
formales como los enfoques que la reducen América del Sur, sino que recoge textos recien-
al formato del “liberalismo democrático” o la tes24 que analizan algunas dimensiones teóricas
desvinculan radicalmente de los contenidos y algunos procesos sociopolíticos nacionales
económicos y sociales de la ciudadanía. Los que nos parecieron relevantes para compren-
estudiosos del tema convendrán fácilmente — der las dificultades, “reducciones” y desafíos
nos parece— en que estos lineamientos teóri- que enfrenta la democratización emergente en
co-metodológicos están lejos hoy en día de ser el subcontinente —en el marco de la reestruc-
predominantes entre los cientistas sociales que turación económica y cultural de “corte neoli-
se ocupan de estos problemas. beral”—, especialmente desde una perspectiva
Es por ello que tenemos la esperanza de que teórica que analiza la democracia y los proce-
la lectura de este volumen pueda contribuir a sos de democratización y que jerarquiza tan-
enriquecer el debate y propiciar nuevas investi- to su contenido popular y participativo como
gaciones y nuevos aportes para la comprensión sus interacciones con los llamados derechos
científica de los estimulantes, pero también in-
ciertos y frágiles procesos de democratización
en curso. Especialmente teniendo en cuenta 24 Salvo el riguroso, importante y muy citado texto de
los intereses de las grandes mayorías y no so- Eder Sader (1988), que nunca antes había sido publica-
do en castellano y que, por otra parte, se “comunica”
lamente de los profesionales de la política ins-
intelectualmente con aspectos relevantes tratados en
titucionalizada o los cada vez más reducidos varios de los artículos seleccionados.
Parte V. América Latina 575

económicos y sociales de los sectores margina- conceptos de parecido de familia: se estaría en


lizados o que están hoy en proceso acelerado transición hacia algo que se parece a [...] pero
de marginación. Esto es una perspectiva que — que solo un análisis preciso y situado histórica-
tal como dicen varios de los autores— vincule mente ha de indicamos de qué estamos realmen-
te hablando [...]
la democracia y su eventual consolidación con
la construcción de una ciudadanía que incluya El autor subraya de esa forma “la índole
simultáneamente los derechos civiles, políticos eminentemente convencional —y controverti-
y económicos de los sectores subordinados o ble— del destino que se invoca”, lo que impone
explotados (por razones de clase, étnicas, de para él “una especial cautela en el examen de
género, etcétera). Y que jerarquice la supera- las condiciones de posibilidad de los parecidos
ción de la actual división entre lo público y lo que se postulan”. Critica así —como lo hacen
privado; asimismo, sus consecuencias sobre Carlos Franco y Ana Amelia da Silva— a quie-
las formas y contenidos de la acción política. nes convierten al liberalismo democrático en
Los textos elegidos no se detienen a anali- un mero conjunto de reglas de procedimiento
zar en detalle los procesos propiamente polí- para la formación de decisiones colectivas ol-
tico-electorales o las combinatorias jurídico- vidando que ningún conjunto de reglas alcanza
constitucionales que les dan marco, sino que, para definir socialmente políticas concretas.
en orden de importancia, seleccionan algunos Otro aspecto relevante en su texto es la ad-
aspectos teóricos, procesos y experiencias so- vertencia de que en la ola de críticas al marxis-
ciopolíticas que no siempre son suficientemen- mo-leninismo —que en muchos aspectos con-
te tematizadas por la literatura disponible. sidera justa— se está produciendo una “espiral
El texto de José Nun retoma y generaliza su del silencio” sobre el análisis de las clases y sus
crítica anterior a la facilidad superficial con luchas en cuanto principio de análisis. Reivin-
que se analizaba el proceso de transición hacia dica así la importancia de “una perspectiva que
la democracia en Argentina, expresión metafó- tematiza las relaciones contradictorias entre el
rica que estaría capitalismo, el Estado y la democracia, pero de
[...] sugiriendo un punto de llegada que [en rea- ninguna manera las viejas definiciones canóni-
lidad] habría que colocar en la categoría de los cas de la lucha de clases y sus reduccionismos”.
576 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Al mismo tiempo, reconoce que la dinámica de debe asumirse como lo que es: un proceso con-
las clases debe ser especificada en distintas si- tradictorio, inseparable de una dialéctica de la
tuaciones, y que ni las agota ni los excluyente dominación y de “transformaciones extrema-
de las formas de dominación y de antagonismo damente complejas y conflictivas, la definición
que se expresan en los denominados nuevos de cuyas características es uno de los objetivos
movimientos sociales. centrales de la lucha política”.
Aspecto, este último, que como luego vere- En esa línea de razonamiento, constata y
mos, lo desarrolla en profundidad Eder Sader critica cómo a pesar de efectos hasta ahora
a partir de una relectura teórica y su aplicación contundentemente concentradores y exclu-
al proceso de emergencia de esos movimientos yentes de las recetas neoliberales aplicadas
en el Brasil de la transición a la democracia. en América del Sur, los supuestos básicos de
Temática que es retomada en detalle para la la teoría económica neoclásica excluyen en
realidad brasileña de los últimos años por Ana su definición de racionalidad cualquier refe-
Amelia da Silva y también por Daniel García rencia al poder económico y al problema de la
Delgado para el caso argentino. equidad, pues los consideran externos al mo-
Al igual que Franco cuando analiza el proce- delo, así como no estratégicos para la proble-
so peruano, Nun remite la discusión sobre las mática de la democratización (contradiciendo
relaciones entre ciudadanía, clase y democracia en esto incluso las conclusiones recientes
al punto de partida clásico de Thomas Marshall de los más lúcidos sostenedores de la teoría
—y las especificaciones hechas por Anthony “pluralista de la democracia”). Los trabajos de
Guiddens— para mostrar la vigencia, en la ma- García Delgado, de Sierra y Franco, también
yoría de los países de la región, del principio abordan esta problemática, aunque a niveles
—en general hoy soslayado— según el cual los de análisis distintos.
“derechos civiles, políticos y económicos de la Otros dos temas nucleares en el análisis de
ciudadanía son un foco de la lucha de clases Nun que quiero subrayar (y que también apare-
en el proceso de modernización”. Moderniza- cerán en otros trabajos) son, en primer lugar,
ción —sostiene el autor, retomando en esto a el proceso político de creciente deslegitima-
Alain Touraine— que lejos de ser trivializada ción de muchos de los gobiernos que aplican
e identificada solo con lo “bueno y lo justo”, las políticas neoliberales, lo que los empuja
Parte V. América Latina 577

—incluso más alinde su voluntad— a pactar sociedad; del tipo de modernización que se prefie-
con los sectores autoritarios. Este tiende a “po- re; de cuáles son las necesidades prioritarias y del
ner en disponibilidad” a la población para fal- modo de satisfacerlas; de cómo deben definirse
sos liderazgos providenciales, y así favorecer lo público y lo privado; del mix más conveniente
entre las pautas de centralización y de descentra-
“el repliegue defensivo en lo privado, la apatía
lización en la toma de decisiones; etcétera.
cívica y el ensanchamiento acelerado de la bre-
cha entre la legalidad y la legitimidad”. Importa El extracto del importante libro de Eder Sa-
señalar que este diagnóstico —sin duda “reser- der Quando novas personagens entraram em
vado”— que hace Nun sobre el futuro del libe- cena. Experiências e lutas dos trabalhadores
ralismo democrático en la región no supone da Grande São Paulo aborda con creatividad
para él necesariamente un escenario catastró- el impacto de los habitualmente llamados nue-
fico, como lo sostiene justamente Gerónimo de vos movimientos sociales de base popular y la
Sierra en su artículo sobre el caso uruguayo. En configuración —en un contexto dictatorial y de
segundo lugar, la defensa teórica que hace de la larga tradición de subordinación populista del
necesidad de institucionalizar mecanismos que movimiento obrero— de un nuevo escenario
desarrollen con bastante rapidez múltiples for- político, de una nueva forma de hacer política
mas de democracia participativa, retomando y, en definitiva, como él mismo dice, del “sur-
en este punto las líneas de análisis planteadas gimiento de una nueva configuración de las
ya hace tiempo por Macpherson y Pateman; clases populares en el escenario público” del
aunque con una “centralidad histórica” en cier- Brasil y un nuevo tipo de expresión de los tra-
to modo mayor, dados los “contextos tan pre- bajadores” en él.
carios para la democracia representativa” en En ese empeño, Sader nos muestra cómo
América del Sur. En definitiva, dice Nun: —en determinado contexto socioeconómico
[...] es casi imposible una consolidación a largo
y cultural— esos grupos populares irrumpie-
plazo de una democracia representativa digna de ron en el escenario publico revindicando sus
su nombre si no se expande la participación, esto derechos e “inventando” nuevas formas polí-
es, si no se impulsa una amplia deliberación entre ticas, rechazando la política tradicionalmen-
iguales acerca del mejor uso de los recursos de la te instituida y politizando lo cotidiano en los
578 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

sitios donde se trabaja o donde se habita. Lo las necesidades sociales reales de los acto-
interesante es como vincula creativamente “la res y, por lo tanto, sus orientaciones y formas
novedad en el terreno de lo real” con la nece- de comportamiento.
saria construcción de conceptos y categorías Es importante señalar que este movimiento
que puedan dar cuenta efectiva de esa novedad. conceptual y explicativo del nuevo movimiento
Y nos muestra con detalle lo inadecuadas que popular emergente es hecho sin caer en la falsa
eran las conceptualizaciones “tradicionales” de dicotomía entre sujetos y estructuras, siguien-
los sectores obreros y populares, según las cua- do en esto la tradición ya clásica de Edward
les buena parte de lo que estaba emergiendo no Palmer Thompson y la más reciente elaborada
solo era inexplicable, sino que hasta se le llegaba por Cornelius Castoriadis en su libro Institu-
a quitar trascendencia y significación societal. ción imaginaria de la sociedad. Y sin conside-
De todos modos, señala agudamente cómo rar, según sus palabras, “que se deba abandonar
esos nuevos “intrusos” no podían, en cualquier la conceptualización marxista de la existencia
caso, ser explicados por las tradicionales “con- ‘objetivamente dada’ de las clases sociales, a
diciones dadas o determinantes estructurales”: condición de que nos entendamos bien sobre
el significado de esa objetividad”. Es decir, una
[...] partiendo de las condiciones del llamado clase social designa una condición común a un
“milagro brasileño”, con la superexplotación de
conjunto de individuos, pero se ve alterada por
muchos y las ventajas de unos pocos, no es posi-
el modo específico en que es vivida por ellos.25
ble deducir ni los cambios en el comportamien-
to sindical, ni las motivaciones presentes en las Es en esa línea que afirma que la integración de
comunidades de base en la aparición de amas de los movimientos sociales
casa de la periferia urbana en las movilizaciones
[...] implica una forma particular de elaboración
de los barrios, ni tampoco ninguna de las tenden-
de esas condiciones (aquellas dadas en la esfera
cias presentes en la acción de las clases sociales.

Y así jerarquiza —al igual que Franco— el


estudio de las distintas mediaciones cultura- 25 En su análisis se remite Sader más de una vez al bri-
les y simbólicas que, en definitiva, son las que llante y creativo análisis de las clases y sus identidades
constituyen en un momento histórico dado contemporáneas en Salvador de Bahía que hace Fran-
cisco de Oliveira en su pequeño libro O élo perdido.
Parte V. América Latina 579

de la producción); elaboración mental en cuan- de perderse, tomaron nuevas formas y nuevos


to forma de percibirla, pero también elaboración bríos en los cinco años que pasaron desde la
práctica en cuanto transformación de esa exis- prematura e injusta muerte de Eder Sader.
tencia. En ese sentido los movimientos sociales Carlos Franco presenta una especie de resu-
ejecutan cortes y combinaciones de clase, con-
men de sus extensas y variadas investigaciones
figuraciones y cruzamientos que no estaban pre-
sobre el desarrollo socioeconómico y político
viamente dados.
del Perú moderno. Trata de mostrar los funda-
Por todos estos motivos, su análisis adquie- mentos históricos y teóricos de lo que conside-
re significación teórica más general, tanto más ra la necesidad imperiosa de buscar “otro ca-
cuanto lo hace a través del estudio de los movi- mino para otra democracia” en su país. Intenta
mientos sociales (“nuevos”) que reelaboraron dar una explicación de fondo al apoyo prelimi-
esa experiencia. El hecho de que la primera ola nar del golpe por las masas “plebeyas” a través
de dichos movimientos fuera “derrotada” a me- de un análisis detallado de las particularidades
diados de los años ochenta al ser conducida a sociales y cultural-simbólicas bajo las cuales se
enfrentamientos políticos prematuros no anula construyó en el Perú lo que denomina la “ciu-
el saldo de las experiencias realizadas, en par- dadanía plebeya” y un análisis crítico de una
ticular, en el plano de la autoorganización, re- “visión de la democracia basada en la importa-
valorización de la autonomía y del control de la ción acrítica de las reglas, actores e institucio-
acción por sus actores directos, la politización nes incorporadas en su formato clásico”.
de aspectos de la vida cotidiana popular, la Para ello, luego de describir las modalidades
vinculación de la lucha por la democracia con específicas y diferenciales de las sociedades
diversas esferas de la vida social (fábricas, sin- andinas —respecto al modelo occidental— y
dicatos, servicios y políticas públicas, adminis- los procesos concretos de su democratización
traciones locales) y la creación de un espacio paulatina y pautada por sucesivas crisis, mues-
público que desbordó el sistema instituciona- tra cómo la crisis de los años ochenta no solo
lizado de representación política. Los trabajos erosionó la anterior base material del populis-
recogidos en esta antología de Ana Amelia da mo —haciéndolo que hizo retroceder muchas
Silva y Lucio Kowaric – André Singer muestran de las conquistas, derechos y oportunidades de
que, efectivamente, esas experiencias, lejos los sectores populares—, sino que se combinó
580 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

con la exclusión política-práctica de la vasta Luego, a la limitación en la cobertura univer-


mayoría de la población; condiciones bajo las sal de los implicados en las reglas de la “demo-
cuales “la reducida cobertura y representati- cracia clásica”, agrega el hecho interconectado
vidad social de las instituciones y los actores de que, por lo tanto, tampoco los actores cla-
del régimen revelaron el carácter particula- ve previstos en ese modelo —los partidos po-
rista de sus reglas y su conversión en meca- líticos— logran en el Perú cumplir los roles y
nismos de reproducción de la desigualdad funciones que dicho formato les atribuye. Por
social”. También, cómo fracasaron los sucesi- eso —sostiene Franco— “no es casual que [...]
vos intentos de reformarlo —siguiendo el for- el régimen político levite entre un Estado y una
mato clásico de la democracia— con la sola sociedad separados y en conflicto”.
participación de los actores políticos y corpo- En buena medida, esfuerzo teórico y me-
rativos del reducido sector urbano-moderno todológico26 empata con la exigencia de Nun
de la sociedad. cuando afirma:
Por eso, cuestiona —aun aceptándola para
fines analíticos— una definición de la demo- [...] al igual que en el resto de las ciencias sociales
—y no por casualidad— la tradición más rica en
cracia representativa como sistema de formas
el campo de la política comparada es cualitativa
(reglas, instituciones, procedimientos) que e histórica, se basa en el estudio de casos, y no
lleve a ocultar los “problemas insuperables trabaja con variables desencarnadas sino con
que las abismales desigualdades sociales y los configuraciones que procuran aprehender y dar
profundos clivajes étnico-culturales de la so- sentido a la complejidad específica de sus objetos
ciedad peruana oponen a la universalidad de de análisis.
esas formas, característica sin la cual, por auto-
definición, no son democráticas”. En esa línea
26 “Los fundamentos de nuestra crítica [al intento de
de reflexión, recuerda cómo en el Perú —pero aplicar en Perú el formato ‘clásico’ de democracia] se
también en los demás países andinos— la de- encuentran en una visión histórico-comparativa para
mocracia solo se logra reconocer asignándole la cual la democracia se construye en un proceso en-
siempre algún calificativo restrictivo, tal como raizado en las privativas condiciones forjadas por [su]
itinerario histórico y en una práctica experimental y
“oligárquica”, “restringida”, “elitista”, “autorita-
creativa animada por una vigorosa y autónoma volun-
ria”, “controlada”, etcétera. tad social, intelectual y política”.
Parte V. América Latina 581

Es en esa línea de pensamiento que Franco señala como algo fundamental y específico
considera fundamental reconocer que, a dife- que esta experiencia de los derechos sociales
rencia del esquema de Marshall, la constitución antecedió al ejercicio mayoritario del derecho
de la ciudadanía en el Perú sigue un itinerario político básico: el derecho al voto. Lo que lo
y porta un significado propio y diferente y que, diferencia también en ese aspecto del modelo
por lo tanto, debe reconocerse que “genera europeo. Es justamente por eso —dice Fran-
entonces distintas condiciones para la visión co— que en el Perú:
y construcción del orden democrático en el
país”. En particular, jerarquiza el hecho de que [...] la experiencia de los derechos sociales se
organiza como una matriz de las significaciones
[...] a diferencia de la descripción que Marshall populares de los derechos civiles y políticos [...]
hace de la constitución de la ciudadanía como y muestra el rol relevante jugado por la multitud
un proceso de ampliación de derechos otorgados de organizaciones sociales (urbanas, rurales y
desde las clases altas, que gradualmente extien- étnicas) que integran la ciudadanía plebeya en el
den hacia las clases bajas contenidos crecientes Perú.
de su estándar de vida, dicho proceso en el Perú
toma la forma de una conquista de derechos des- Y por eso difiere del significado occidental
de abajo y de una producción de objetos cultu- del proceso de “individuación”, por lo cual la
rales nuevos en relación con los incluidos en el constitución de la ciudadanía plebeya “no solo
estándar de vida de las clases altas. ‘arroja’ ciudadanos al régimen político, sino
también organizaciones sociales”.
Al mismo tiempo, llama la atención sobre la Así, para la construcción de “la otra demo-
particularidad de que, en el Perú, es a través cracia” en el Perú, propone el ingreso de las
de organizaciones sociales —y no individual- asociaciones sociales excluidas como titulares
mente, como fue el caso en Europa y Estados efectivas del régimen y no solo a los partidos
Unidos— que se logra ejercer muchos dere- políticos. Al mismo tiempo, ampliar el formato
chos civiles. Además, que estos son allí expe- “clásico” de la democracia (al igual que Nun,
rimentados en cuanto derechos sociales y que, no piensa que ello conspire necesariamente
en realidad, se alcanzan contemporáneamente contra este) a través de “una dramática amplia-
a estos últimos y no secuencialmente. A su vez, ción de sus fundamentos y base social (único
582 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

método) capaz de realizar la universalidad de interpretación que hace de ella la ideología de


sus formas” tanto por la inclusión instituciona- los derechos y oportunidades de los sectores
lizada de las organizaciones sociales como por populares (formada) desde la etapa anterior.
el desarrollo de múltiples formas de democra- El artículo de Ana Amelia da Silva sobre la
cia directa y no solo representativa.27 problemática de la democracia, la ciudadanía
En su opinión, las razones del “desapego” y las ciudades (o la problemática urbana) en
a las instituciones democráticas que habrían el Brasil contemporáneo nos presenta un tra-
mostrado los sectores populares ante el gol- tamiento excepcionalmente rico de la interac-
pe de Alberto Fujimori son el resultado que la ción entre el Estado (en sus distintos niveles
ciudadanía plebeya se había formado al combi- territoriales), la política institucional y los mo-
nar una orientación pragmático-utilitarista que vimientos populares urbanos (y otras agencias
regulaba las conductas en el mercado con una y ONG) con la producción de las ciencias so-
sólida ideología de derechos y oportunidades ciales en dicho “país continente”. Escrito bajo
que, al verse vaciada en la práctica por la crisis, el formato de “revisión bibliográfica” —estilo
terminó rompiendo los patrones de reproduc- tradicionalmente amenazado por lo descripti-
ción y desigualdad socialmente aceptada. Algo vo y topográfico—, logra, sin embargo, recrear
que hizo surgir de esa forma la anomia implosi- en forma sutil y teóricamente fecunda el rico
va, la violencia armada y una conflictividad so- proceso sociopolítico e intelectual por el cual,
cial mayor. Lo importante en este punto es que para decirlo con sus propias palabras:
el retiro de las “precarias lealtades al Estado y
al régimen político” no se produce tanto por el La cuestión de lo público y de lo privado coloca
en el escenario la temática de la ciudadanía, la
aumento de las diferencias sociales, sino por la
que configura un discurso el cual se caracteriza
por la construcción de una nueva cultura políti-
ca, en donde el lenguaje que expresa la lucha por
27 Algunas de las complejidades que debe enfrentar los derechos (populares) constituye, entre otras
ese tipo de participación —incluso por su carácter ra- cosas, un sostén para propuestas alternativas, no
dicalmente novedoso frente a las prácticas actuales— solo para la investigación social a través de (la
son tratadas en el análisis que hacen en este volumen
producción de políticas públicas de nuevo tipo),
Lucio Kowarick y André Singer del gobierno de Luiza
Erundina en la municipalidad de San Pablo. sino para interpretar y comprender la realidad.
Parte V. América Latina 583

Si bien su preocupación central es tratar esa c) la presencia —simultánea en el tiempo— de


problemática a través del tema urbano, analiza espacios políticos formales para intervenir
el panorama mucho más general de la saga en en la escena pública (debate por la nueva
los últimos años de la irrupción en la década constitución nacional en los estados y ciu-
de los setenta —con sus debilidades, potencia- dades), para lo cual es decisivo la existencia
lidades y fracasos— de los “nuevos” movimien- de importantes fuerzas políticas orientadas
tos sociales brasileños que Sader analizaba en a coordinar con ellos y con responsabilida-
su trabajo. Es interesante contrastar el balance des ejecutivas en varios gobiernos locales.
“político” mucho más positivo —u optimista, si
se quiere— que Da Silva presenta del tema en Por ello, Da Silva señala la importancia de
su país en relación con lo que García Delgado que la articulación de entidades asesoras y
plantea sobre aspectos similares para Argenti- ONG, de movimientos sociales urbanos y técni-
na. Evidentemente, eso está en corresponden- cos del poder público (en las municipalidades
cia con el diferente contexto societal, político que denomina “democráticas”), haya permiti-
y sindical en ambos países. do colocar en la mesa de negociación nuevas
Tres factores fundamentales presentes en el dimensiones de la ciudad y la ciudadanía. Y
caso brasileño forman el núcleo de esta diferencia: cómo ello fue “fundamental para el progreso
de la organización y el proceso de lucha de
a) la articulación de los movimientos sociales algunos movimientos sociales, incluyendo su
urbanos —sin renunciar a su reivindicación participación en la elaboración de propuestas
autogestionaria y de autonomía—con una alternativas de políticas públicas”. En parti-
serie de agencias y actores no gubernamen- cular, en el terreno urbano, donde las luchas
tales; por una gestión democrática de las ciudades
b) el anclaje de esos movimientos en la lucha contribuyeron a afirmar el principio orientador
por la creación de nuevos derechos y su es- del derecho a la ciudadanía entendido en su
fuerzo paulatinamente agregado y coordina- “dimensión política de participación amplia
do por intervenir en su concreción legal e de los habitantes de las ciudades en la conduc-
institucional y, ción de su destino [...] entendido [esto] como
un nuevo modo de concebir la aplicación y el
584 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

control de las políticas públicas y de la descen- mediaciones institucionales entre política y so-
tralización del poder”.28 ciedad, donde el sistema de partidos es hete-
Un punto importante de su trabajo es la des- rogéneo, lábil y, en buena medida, está aún en
cripción del papel central jugado por diversas constante reestructuración.
ONG en su interacción con los movimientos so- Por su parte, el artículo de Lucio Kowarick y
ciales urbanos, las que parecen operar no solo André Singer aborda algunas de las dificultades
orientadas hacia la sociedad civil, sino además y desafíos concretos que enfrentó el gobierno
“firmemente articuladas a los movimientos po- petista (del Partido dos Trabalhadores) de Lui-
pulares”. Algo que, en buena medida, se debe za Erundina en la ciudad de San Pablo.
a la influencia del formato de las prácticas ins- En particular, analiza desde un ángulo di-
titucionales; en el caso concreto del Brasil, de ferente la compleja relación que este tuvo
sus matrices de origen (universidades, iglesias con los movimientos sociales de base urbana
y partidos de izquierda). y los cambios que generó en la propia lógi-
Parece entonces coherente y plausible su ca de gobierno de una administración “de iz-
conclusión de que “la estructuración de la quierda” que además accedió al poder estre-
ciudadanía y de una cultura basada en un con- chamente ligada al discurso y la militancia de
cepto de derechos sociales y políticos (vividos dichos movimientos.
como derechos colectivos) constituye hoy en Si bien el Partido dos Trabalhadores (PT)
día uno de los problemas cruciales para el pro- conquistó en 1988 el Ejecutivo de varias pre-
ceso global de democratización en el Brasil”. fecturas (municipalidades) importantes, la ex-
Y de que, en ese proceso, los movimientos so- periencia en San Pablo es quizá la más trascen-
ciales urbanos juegan un papel central, tanto dente, dada la dimensión política, demográfica
más por tratarse de una sociedad donde no y económica de dicha metrópoli. Ello, sin me-
existen históricamente mecanismos sólidos de noscabo de que la literatura disponible indica
representación e institucionalidad consensual, que las experiencias de las diversas prefectu-
es decir, donde son escasas y muy frágiles las ras petistas presentan significativas diferencias
entre sí. En cualquier caso, las experiencias re-
cientes de gobiernos municipales de izquierda o
28 Énfasis del autor. progresistas en importantes ciudades de varios
Parte V. América Latina 585

países latinoamericanos (Brasil, Uruguay, Pa- con fuertes tintes socialistas. Ello implica que,
raguay, Venezuela) representan claramente un por primera vez, dichos partidos se ven con-
hecho nuevo en la trayectoria de esas fuerzas. frontados con la experiencia de gobernar en
Y en ese sentido, significan, al mismo tiempo, un contexto de pluralismo político sometido al
un gran desafío y un rico laboratorio para los juicio futuro de las urnas y en general teniendo
procesos de democratización emergentes en minoría o escasa mayoría en los parlamentos
América del Sur, en especial porque en todos locales. Es decir, son gobiernos minoritarios
los casos esos gobiernos fueron electos en un —en la ciudad y en el país— con un progra-
contexto de grave crisis económica y habien- ma “progresista” que, al mismo tiempo, deben
do enarbolado propuestas programáticas que gestionar con eficiencia intereses y demandas
hacían hincapié por lo menos en dos puntos: contradictorias de grupos organizados —po-
una promesa de mayor participación ciudada- pulares, pero también de capas profesionales y
na y popular en la política del gobierno y una empresariales— y de una población afín —solo
democratización distributiva de los servicios y parcialmente— en el aspecto político. Por lo
del espacio urbano. que deben enfrentar además el costo de opo-
Lo específico e interesante del caso bra- sición radical en su contra que habitualmente
sileño (en ese aspecto, bastante similar al de ello implica.
Montevideo)29 es que estos gobiernos “popular- Este artículo analiza justamente las tensio-
democráticos” se concretan en un contexto nes que surgen de esa situación. En particular,
donde los prefectos (alcaldes o intendentes) entre la tradición y el programa inicial del PT
electos están respaldados por la presencia (fuertemente ligados a los reclamos directos de
de partidos (o coaliciones) de izquierda que los movimientos sociales de tinte marcadamen-
además vienen de una más o menos larga ex- te “clasista” —en sentido clásico— y de fuerte
periencia de oposición, poseen vinculaciones contenido basista en los objetivos y en los mé-
bastante estrechas con los movimientos popu- todos) y entre las exigencias no solo de “gober-
lares y presentan un horizonte programático nar para todos los ciudadanos”, sino de hacerlo
con eficiencia y teniendo en cuenta las fuer-
tes limitaciones impuestas por la correlación
29 Para el caso de Montevideo se pueden consultar
CIEDUR, FESUR y CIESU (1993). de fuerzas —políticas y socioeconómicas—
586 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

imperantes en la ciudad, en el estado de San no necesariamente afiliados ni militantes),


Pablo y en el conjunto del país. que pasó a definir sus políticas y prioridades
A partir del reconocimiento de que a pe- remitiéndose a toda la población de la ciudad
sar de los “procesos de burocratización y y no solo a aquellos que lo votaron, tratando
oligarquización”30 habidos en el PT, este “es un de interpretar las demandas y el mandato de
partido en el que prevalece una apertura hacia “todos” los trabajadores y “pensando en la ma-
las ‘bases’ significativamente mayor que en yoría”. De este modo, muestran cómo, man-
cualquier otra agremiación [política] brasileña” teniendo la orientación general de gobernar
y que desarrolla “mecanismos democráticos de para las mayorías menos favorecidas y fomen-
participación interna”, los autores rastrean con tar la participación, el gobierno pasó del ba-
detalle las fuertes contradicciones surgidas no sismo radical a una orientación de negociador
solo entre la cúpula y las bases del partido, sino arbitral entre intereses contrapuestos (en el
la tensión capital y específica entre el partido y campo popular, pero también de los empre-
la “administración”. sarios con poder económico y capacidad de
En esa línea de análisis, jerarquizan el pro- veto potencial), o sea, “administrar la ciudad
ceso que lleva al gobierno desde una posición dando prioridad a los intereses de los sectores
inicial fuertemente anclada en un programa populares”, pero sin pretender ignorar el po-
estatizador y en la idea de que sus decisiones der de los sectores minoritarios, en especial
debían básicamente acompañar los “saberes y el de los empresarios ligados de alguna forma
decires del pueblo” (expresado este a través a las tareas municipales. En el análisis de ese
de los grupos organizados y militantes) hacia proceso, Kowarick y Singer señalan cómo el
una postura de inclusión de los intereses de gobierno “aprendió” que los “intereses de la
amplias capas sociales, incluidas las clases mayoría [popular] no son homogéneos [...]
medias. Al mismo tiempo, una afirmación de sino que se forman por una suma de mino-
la autonomía y responsabilidades propias del rías”, por lo que lo obliga a ser el mediador
Ejecutivo (elegido y mandatado por votantes en los conflictos que oponen entre sí a varios
segmentos de esa mayoría, “incluyendo al vas-
to contingente de habitantes de la ciudad que
30 Sobre este tema ver el minucioso y documentado
trabajo de Carlos Alberto Marques Novaes (1993). está fuera de cualquier tipo de organización
Parte V. América Latina 587

o [incluso] que sigue vinculado a esquemas honestas y con mayor jerarquización de la no-
clientelistas de representación política”. ción de ciudadanía popular y negociación polí-
En ese proceso, señalan la forma en que la tica de amplio espectro. Es cierto que también
dinámica de gobierno llevó al Ejecutivo en su reconocen que ese proceso está cargado aún
fijación de políticas a disminuir el papel direc- de incertidumbres y que muchos sectores —so-
to de los movimientos sociales específicos, bre todo del propio PT— consideran que este
incluso aquellos que tenían mayor prestigio significó una claudicación de los principios y
y solidez, pero que no dejaban por eso de ser objetivos iniciales del partido.
“particularistas” y también minoría frente a la En cualquier caso, el debate que abren a
gran masa de trabajadores y demás ciudadanos partir de la experiencia de San Pablo es tras-
“desatendidos”. Nacieron así muchos foros de cendental para la teoría y la práctica de nue-
negociación plural con el Ejecutivo como árbi- vas formas más progresistas y democráticas de
tro (luego de recoger las demandas) y en los gestión pública —más participativas, honestas
cuales este “actuaba como mediador en busca y populares— y, por lo tanto, para los desafíos
de soluciones que no fueran suma cero”. En de la construcción de una nueva forma de ciu-
ese marco, el propio PT pasó a ser una instan- dadanía y, por ende, de la “democracia que bus-
cia más de poder con el cual negociar antes de ca emerger” en contextos tan restrictivos como
fijar sus políticas. son hoy día el de Brasil y muchos otros países
Globalmente, los autores estiman que ese de América del Sur.
proceso de aprendizaje del gobierno llevó a El trabajo de Daniel García Delgado trata de
este a elaborar una teoría y una práctica más dar cuenta de los desafíos que representa para
democrática y moderna —respecto al pasado la democracia el pasaje de “la movilización de
propio y de las administraciones anteriores—, masas a los nuevos movimientos sociales” en
sin dejar por ello de estar volcado hacia los el proceso de democratización posterior a la
intereses populares y obtener una muy signifi- dictadura militar y en el marco de la crisis y las
cativa redistribución de renta hacia ellos (es- políticas neoliberales.
pecialmente en las áreas de transporte, edu- Luego de reseñar los efectos duraderos del
cación, salud y vivienda). Y al mismo tiempo, terror estatal sobre la vida política de Argenti-
mantener prácticas más participativas, más na, muestra el doble proceso que se inicia con
588 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

la vuelta a los gobiernos civiles. Por un lado, ción sobre el movimiento sindical, se termina
la paulatina desarticulación del estado social y de desmontar el viejo modelo de organización
los tradicionales procesos de movilización de y movilización social —al que supuestamente
masas que había marcado la vida moderna de había venido a restaurar—, lo que fomenta aún
dicho país. Por otro, tanto el reforzamiento uni- más la desmovilización y la delegación31 como
lateral durante el gobierno de Ricardo Alfonsín estilo político. Se contradicen, así, las expecta-
de la pauta representativa por sobre la partici- tivas de los votantes peronistas que esperaban
pativa en la vida política y social como la cul- que el gobierno de Menem articulara la demo-
pabilización recurrente de toda movilización cratización política con la social, cuando en
reivindicativa, a la que se tilda de “corporati- realidad este buscó privilegiadamente la con-
va y proclive a la desestabilización, mediante fianza del establishment. Como señala el au-
una utilización estratégica de la misma ante el tor, en realidad, el ajuste menemista lo fue “sin
peligro de regresión autoritaria o la inminente anestesia”, es decir, sin la existencia de políti-
vuelta al pasado”. Proceso similar al uruguayo cas sociales compensatorias en el periodo más
durante el gobierno de Julio María Sanguinetti, duro de su implementación. De este modo, se
como lo indica el artículo de de Sierra. agudiza la sensación de impotencia (luego de
Muestra así cómo, concomitantemente a la sucesivos fracasos) del viejo tipo de moviliza-
creciente crisis económica, se fue afirmando, ciones masivas y agregadas de protesta típicas
por un lado, el desencanto en las expectativas del pasado, lo que abrió paso a los nuevos mo-
participantes que despertó la vuelta a la legali- vimientos sociales (a su vez diferentes a varios
dad; por otro lado, el surgimiento de una serie de los que habían surgido durante la dictadura)
de estallidos sociales de nuevo tipo (saqueos, como formas de protesta ni partidarias ni sin-
barricadas) que fueron despertando una espe- dicales. Como dice el autor: “Es el surgimien-
cie de psicosis colectiva, donde las clases me- to de nuevas solidaridades más horizontales,
dias (sobre todo urbanas) toman conciencia de barriales y [...] [micro]fragmentadas por temas
la pobreza de millones de personas y pasan a puntuales [...] lo cual supone un mayor distan-
ver a los pobres como “enemigos e invasores”.
Describe cómo, bajo el gobierno de Carlos Me-
31 En el sentido que la define el conocido trabajo de
nen, quien combina las presiones y la coopta- O’Donnell sobre la “democracia delegativa”.
Parte V. América Latina 589

ciamiento entre movimientos sociales, partidos [...] constituir identidades que representan el re-
y Estado”. Se profundiza, entonces, una nueva verso del individualismo de derecha en boga y,
visión de la política como escollo, como “usa- en realidad, se constituyen como las trincheras
dora de los intereses de la gente”, sin que ello defensivas de la sociabilidad comunitaria frente a
los avances y las intrusiones del mercado expan-
signifique que esta deje de apoyar a la demo-
sivo [...] pero a la vez la búsqueda de inclusión en
cracia “como objetivo y como valor colectivo”.
el nuevo sistema.
Estos nuevos movimientos32 valorizan en ex-
tremo sus demandas de autonomía, en especial Finalmente, considera que, en el caso ar-
del Estado y de la política, dentro de un discur- gentino, se trata de movimientos que pueden
so que asume formas —al menos aparentes— modificar políticas puntuales, pero que mues-
de antipolítico. En todo caso, reivindican otra tran debilidad para influir en las decisiones po-
forma de hacer política, con reclamos de parti- líticas globales que están en curso, por lo cual
cipación directa de los interesados y de la toma “oscilan entre la desesperanza por la ‘ausencia
de decisiones basadas en el consenso. de una salida’ en los términos anteriores y las
Al igual que Ana Amelia da Silva, García Del- utopías de lo cotidiano”. Si bien expresan un
gado le da una gran importancia al surgimiento y sistema político más complejo que antes, la
al papel que juegan en ese contexto las ONG con afirmación de nuevos espacios de democratiza-
su énfasis en la “horizontalidad” y la democracia ción y de lucha contra los efectos inequitativos
interna y su reemplazo en lo discursivo del con- del ajuste no significa necesariamente una ma-
cepto de “pueblo” (tan marcante en la tradición yor fuerza de la democracia, pues, en realidad,
argentina) por el de “sociedad civil”. En esa línea paralelamente, lo que se ha producido es “un
remarca que, más que por un retraimiento, la nue- fuerte cambio de relaciones de poder en de-
va racionalidad emergente en esos movimientos trimento de los sectores populares y medios”.
populares puede caracterizarse como el intento de Además, porque la exclusión impuesta por las
nuevas políticas no necesariamente genera
organización y voluntad política en los acto-
32 García Delgado analiza en particular cuatro: los
de sobrevivencia, de defensa de la calidad de vida, las
res populares, sino más bien “individualismo,
nuevas organizaciones “parasindicales” o de protesta al anomia y violencia social”, lo que entorpece la
ajuste y los nuevos movimientos de base religiosa. reconstitución de un nuevo sujeto altamente
590 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

agregado y que sea el reemplazo del viejo “mo- democracia y la crítica a su frecuente reduc-
vimiento obrero” argentino. Se justifica así su ción a la dicotomía democracia/dictadura, ve-
afirmación de que esta reconstitución del “su- mos aparecer, también para este caso, las di-
jeto” se dificulta por la “ausencia de expectati- ficultades y desafíos que se presentan para la
va sobre la política respecto de que esta pueda consolidación democrática (vía los procesos
modificar situaciones preexistentes, y por el de deslegitimación e ingobernabilidad poten-
rechazo a propuestas que en nombre de una al- cial) en un país enfrentado desde hace déca-
ternativa (al modelo neoliberal) presuponga la das al estancamiento económico, la crisis de su
reconstitución de concepciones hegemónicas”. modelo de crecimiento e inserción internacio-
El artículo de Gerónimo de Sierra presenta nal y a los intentos por superar esa crisis con
un análisis sobre los problemas de goberna- diversas políticas de inspiración neoliberal, al
bilidad que se plantean hoy día en Uruguay, menos desde 1974.
uno de los países con mayor tradición demo- El eje del razonamiento que se plantea (reto-
crática en lo político-institucional en Améri- mando en este punto a Dos Santos) parte de las
ca del Sur, donde no solo había logrado fun- disfunciones que introduce en el sistema políti-
darse en una expansión casi universal de los co, en la relación entre los actores sociales y en
derechos civiles y socioeconómicos hacia los mecanismos de legitimación, la aplicación
amplios sectores populares, sino que además de políticas de gobernabilidad puramente “sis-
reunía varias de las precondiciones cultura- témicas”, muy especialmente en contextos de
les que el texto de Nun (retomando a Joseph estancamiento o reestructuración económica
Schumpeter) menciona como ausentes en va- profunda, porque, al privilegiar la continuidad
rios de los procesos recientes de transición a de las políticas económicas en curso, no solo
la democracia en la región. lleva al gobierno a buscar un trato preferen-
Lo que parece más interesante de esta discu- cial con los grandes grupos económicos y los
sión es que, habitualmente, su proceso de tran- militares, sino que desestima —cuando más lo
sición y recomposición de la democracia polí- necesitaría el “recoger, elaborar y agregar las
tica es considerado uno de los más exitosos. demandas de la sociedad civil” para revertir
Sin embargo, a partir de un cuestionamiento de las tendencias más excluyentes de los proce-
las relaciones teóricas entre gobernabilidad y sos de ajuste. Con ello, el gobierno adopta el
Parte V. América Latina 591

enfoque “conservador” de los problemas de gobernabilidad y las relaciones entre democra-


gobernabilidad planteados por la crisis del “Es- cia y crisis socioeconómica, el autor busca la
tado social” bastante avanzado que caracterizó explicación del fenómeno de degradación pau-
históricamente al Uruguay y desestima o no je- latina de la legitimidad del Estado y el propio
rarquiza los componentes económico-sociales sistema institucional uruguayo (que pueden
que potencian los factores de ruptura, como ya llevar a crisis agudas de gobernabilidad sin
había sucedido en los años previos al golpe de pasar necesariamente por un golpe militar) en
Estado de 1973. una serie de fenómenos interrelacionados o
Si bien el trabajo reconoce que “el Uruguay por lo menos concomitantes. En primer lugar,
no enfrenta en lo inmediato un horizonte de el hecho de que la ausencia prolongada de de-
crisis catastrófica”,33 señala que es necesa- sarrollo económico sostenido, combinada con
rio dar cuenta del fenómeno de la “creciente política sociales regresivas, cree un déficit de
sensación de bloque histórico y falta de pers- rendimiento gubernamental (aun en el perio-
pectivas nacionales (económicas, políticas y do democrático) que mina una de sus bases de
socioculturales) que siente buena parte de las legitimidad. Entre otras razones, porque ello
élites dirigentes y de la población”, a pesar de produce un empobrecimiento y una pérdida
que aún persiste una mayor solidez —compara- global de la calidad de vida de amplios sectores
tiva con otros países— del sistema de partidos populares y de clase media que, al chocar con
y de mecanismos de accountability horizontal un pasado más igualitario, tiende a desarticu-
y vertical del poder gubernamental, así como lar los viejos consensos normativos,34 y que, al
ciertos mecanismos de democracia directa igual que lo planteado por García Delgado para
bastante excepcionales en la región.
Luego de pasar revista a las principales
34 Salvando las distancias obvias entre ambos países,
tendencias latinoamericanas de análisis de la desde el punto de vista teórico, el razonamiento se em-
parenta con lo que plantea Franco respecto a la “des-
igualdad socialmente aceptada” y que lo principal no
33 Abordando un caso concreto de aquellos escena- es tanto el aumento de las diferencias sociales, sino la
rios “no catastróficos” a que hace alusión Nun en su interpretación que hacen de ella los actores munidos de
razonamiento sobre las fragilidades del sistema demo- la ideología de los derechos y oportunidades construi-
crático en contextos de neoliberalismo excluyente. da con anterioridad.
592 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Argentina, genera una degradación y desarti- de no enfrentarse con políticas adecuadas —y


culación del sistema de estatus antes consoli- convergentes— en por lo menos cinco áreas:
dado, así como el debilitamiento del tejido so- las políticas económicas, las políticas socia-
cial y la voluntad participativa de la gente. En les, el régimen político y el sistema electoral,
segundo lugar, la aplicación, también similar a la estructura y funcionamiento del Estado y el
lo sucedido en Argentina, de una estrategia de problema militar.
culpabilización y desorganización de los mo- El trabajo de Romeo Grompone se publicó
vimientos sociales —en especial el sindical— en 1991 como capítulo de su libro El velero en
aplicada por el gobierno de Sanguinetti, usan- el viento, que hurga en forma afanosa, creativa
do aquí también el temor a la desestabilización e inteligente en las transformaciones sociopolí-
y el retorno de la dictadura. ticas y culturales que se han producido en Lima
Ambos fenómenos contribuyen al proceso en varios de los sectores más “expuestos” de
de desafección ciudadana respecto a la políti- las capas populares (los jóvenes, los trabajado-
ca y los partidos, al debilitamiento del tejido res informales y las mujeres) y en sus relacio-
social y a un peligroso distanciamiento entre nes con el ámbito en crisis de la economía, la
representantes y representados (aunque en el política institucionalizada y los partidos. Trata
caso uruguayo, quizás algo menor que en el de mostrar cómo se expresa la indudable vita-
país vecino). A ello se agrega el debilitamien- lidad de las clases populares en la búsqueda de
to relativo del papel del Parlamento (en favor salidas en el contexto de la crisis de los años
del Ejecutivo y la tecnoburocracia), la forma ochenta. Aborda —a través del estudio de algu-
incompleta y sumamente engorrosa en que se nas de las formas de organización orientadas
tramitó el “problema militar” y, finalmente, el a resolver su sobrevivencia— el estudio de un
alto grado de bloqueo político existente entre grupo social doblemente discriminado o some-
Ejecutivo y Parlamento debido a la combina- tido: el de las mujeres de origen popular que,
ción del sistema político y electoral con el de como en otros países de la región, son las que
partidos, tal como quedó estructurado a partir animan y dirigen los distintos tipos de “come-
de 1984. dores populares”, de amplia presencia.
Culmina al advertir los peligros a mediano Detecta el doble proceso de búsqueda de
plazo para la gobernabilidad y la democracia autonomía, identidad y democracia interna
Parte V. América Latina 593

(común a la mayoría de los “nuevos movimien- sus roles tradicionales de amas de casa y am-
tos sociales”) y la necesidad de una eficacia pliar su experiencia en las prácticas democráti-
creciente en la búsqueda de sus objetivos (en cas tanto en su vida cotidiana como en relación
este caso alimenticio para la familia popular), con las esferas públicas. Muestra así cómo las
con la consecuente interacción con el sistema nuevas organizaciones han “contribuido al de-
estatal y un conjunto de instancias más o me- sarrollo de experiencias democratizadoras”
nos institucionalizadas (entre ellas las ONG) y y al surgimiento de liderazgos femeninos que
muy alejadas de las reglas del “microgrupo”. estaban casi ausentes en la fase anterior de los
En el curso de ese recorrido, analiza las especi- movimientos populares, a pesar de la intensa
ficidades que determinan en ese proceso el ca- participación en ellos de las mujeres.
rácter de género (mujeres) de sus actores, en Al mismo tiempo que señala las limitacio-
el marco del decaimiento de los movimientos nes de estas experiencias, el estudio expone la
de “pobladores” o vecinales que dominaron la forma en la cual muchas de esas mujeres “po-
escena limeña en la década anterior. pulares” van obteniendo una percepción más
El estudio es relativamente cauteloso res- clara de los derechos que les asisten y cómo,
pecto a las altas expectativas que habitualmen- poco a poco, esas organizaciones fueron
te se han definido para estos nuevos movimien- creando mejores condiciones para interactuar
tos dirigidos por mujeres (aunque sin objetivos con diversas autoridades (en un estilo distin-
feministas explícitos) en el sentido de que pue- to a la tradición del populismo) y, a la vez,
dan producir modificaciones radicales en los “ayudan a modificar, en parte, las jerarquías
estilos de hacer política y desplazar los forma- patriarcales de sus familias, redefiniendo las
tos tradicionales. Subraya que estas asociacio- capacidades atribuidas socialmente sobre el
nes (en los comedores populares) “se mueven dominio de los espacios públicos y privados”.
en las fronteras entre la eficacia y la solidari- En ese proceso, los conceptos clave del léxico
dad que la crisis económica hace cambiantes”; político —los que forman parte del discurso
esto, no sin reconocer que las mujeres involu- de los derechos— se transforman para esas
cradas logran también a través de ellos ampliar mujeres en objeto de lucha social y tratan de
su ámbito de interacción social, redefinir —a ejercerlos “a través de una práctica democra-
menudo en forma crítica y no sin traumas— tizadora” con los matices de su “intransferible
594 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

experiencia” como mujeres y pobres, es decir, Estado, los partidos y otros ámbitos institucio-
doblemente discriminadas. nales, sin que ello implique necesariamente que
Al igual que Da Silva y García Delgado, todos estos movimientos sociales deban elegir
Grompone jerarquiza el análisis del papel que la estrategia de formalizar e institucionalizar su
juegan las ONG de “desarrollo” en estas nuevas acción y sin “denostar” teóricamente a quienes
expresiones de organización popular y señala eligen ese camino. Usando sus palabras:
con objetividad las tensiones y potencialidades
que surgen de esa interacción. En particular Las organizaciones de mujeres de procedencia
popular han comprendido que las políticas de
el modo en el que convergen ambas experien-
emergencia en condiciones de ajuste estructural,
cias y “culturas” en el pasaje hacia una mayor y aún las sociales, son parte de una agenda que
coordinación de la acción de los “comedores” les concierne directa o indirectamente, suscitan-
y su relación y negociación creciente —sin per- do así, actitudes de crítica cuando no se las toma
der su autonomía relativa— con el Estado, los en cuenta junto con nuevas pugnas para acceder
partidos y otras agencias que inciden en la pro- al sistema político.
blemática de la alimentación popular. En espe-
cífico, gradúa el momento en que estos movi- Según Grompone, este proceso de institucio-
mientos adquieren mayor capacidad de incidir nalización (que hace explícita las reglas de orga-
en las políticas sociales y logran proponer po- nización del grupo) favoreció la ya mencionada
líticas alternativas para “protegerse” de los su- emergencia de élites “autogeneradas” y compa-
cesivos avatares de la vida político-estatal y de tibles con el control democrático interno. De
los intentos de manipulación de los partidos. esa manera, las mujeres de origen popular aten-
Ligado a este proceso de cambios en las dieron las exigencias planteadas por su ingreso
estrategias del movimiento social, Grompone al debate público y “modificaron criterios y va-
muestra cómo se expresan las tensiones entre lores, cambiaron su vida familiar, innovaron en
los postulados basistas y consensuales (ligados sus organizaciones, las reglamentaron, cuestio-
a la lógica horizontal del pequeño grupo) y la naron decisiones políticas, influyeron para que
necesidad de que el concepto de ciudadanía, se tomaran otras, compartieron una experiencia
a través de un discurso sobre los derechos, democratizadora”. Sin duda, también ganaron
se abra a la interacción y negociación con el progresivamente mayor poder.
Parte V. América Latina 595

El trabajo de Line Bareiro “Las mujeres y de mujeres un sujeto social emergente, con vo-
el poder en la transición paraguaya” presenta luntad de aumentar su poder de decisión.
en forma concisa pero sumamente clara las vi-
cisitudes, logros y frustraciones de las luchas Es esa confluencia —en el marco de una rea-
“políticas” de las mujeres en un escenario sin lidad política y social tan “atrasada” y premo-
duda extremo en América del Sur. Escenario derna— donde —creo— radica lo más original
en el que se conjugan la lucha simultánea por y sugestivo del proceso paraguayo reciente.
las libertades básicas de toda la población y La autora jerarquiza con claridad ese hecho,
por la democracia política como régimen, con aunque no explore en el texto todas las pistas
la lucha de las mujeres por conquistar —“por teóricas que este deja planteadas para el análi-
primera vez”— no solo la ciudadanía política sis. Me refiero a la gran novedad de un proce-
y social plena, sino el reconocimiento de una so de irrupción democrática luego de un largo
perspectiva de género para el tratamiento de pasado dictatorial en el cual un sujeto social
los puntos de la agenda abierta por el golpe de doblemente discriminado, como las mujeres,
Estado contra el Gral. Alfredo Stroessner. logra no solo tener una presencia propia y sig-
Ante lo inesperado de una transición provo- nificativa, sino que además consigue plasmar
cada por el segundo hombre de la dictadura y en la constitución y en las leyes muchas reivin-
una fracción militar, se abren espacios de liber- dicaciones aún ausentes en países de mayor
tad que permiten a la sociedad “tejer” un nuevo tradición democrática y de menor marginación
sistema con el que ni “sus principales actores histórica femenina.
[...] habían soñado”. Como dice Bareiro: Sin querer abusar de la analogía y salvando
las distancias del caso, se trata de una nove-
Repentinamente se requería el ejercicio de un dad similar al proceso y los logros desencade-
tipo de ciudadanía activa, de participación, que la nados por la reciente rebelión indígena en el
población no conocía. La apertura política plan- sur de México. También allí un sujeto social
teó a la sociedad civil y política, el reto de partici- y étnico extremadamente discriminado lo-
par activamente en la creación de un nuevo orden gra obtener “desde la marginalidad” no solo
político, un orden democrático. La necesidad de muchas de sus reivindicaciones materiales y
extensión real de la ciudadanía a sectores hasta
políticas concretas, sino proyectar hacia el
entonces postergados, encontró en el colectivo
596 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

nivel nacional varios principios ligados a una mujeres que “la lógica liberal sola no bastaba
concepción de la ciudadanía extremadamen- para lograr los objetivos [...] y que más allá de
te moderna y universalista. la voluntad, había que encontrar mecanismos
Dado que la dictadura “stronista” había ter- que pudiesen incorporarse a las reglas de jue-
minado sin que las mujeres fueran iguales a los go”. Analiza con ese fin las formas de ejercicio
hombres ni siquiera en el plano de la ley; al mis- femenino de la ciudadanía en los años de la
mo tiempo de participar en la construcción de transición democrática, signada por la búsque-
las bases de una democracia liberal (que impli- da de visibilidad, la generación de un discurso
ca soberanía popular, pluralismo y representa- propio y propuestas colectivas, la producción
ción). Dice Barreiro: de conocimientos, la vinculación y articulación
entre mujeres —sobre todo de clase media ur-
Se planteaba a las mujeres el reto de lograr trans- bana— y el aprendizaje del convencimiento, la
formaciones en instituciones como el Estado, los
negociación y la presión. En especial analiza
partidos y movimientos políticos, y las organiza-
las luchas orientadas a la democratización del
ciones sociales, para hacer que dejase de ser ‘na-
tural’ su exclusión. Estado y la sociedad en el área de las reformas
legales y estatales, así como a la búsqueda de
Se trataba también de lograr que se incorporasen mayor representación y participación. Y jerar-
ciertos temas [...] [y que ellos] fueran tratados quiza el hecho de que dicho proceso fue bási-
desde la óptica de género. Es decir, había que lo- camente construido “desde abajo” por los mo-
grar que las demandas y propuestas femeninas y vimientos de mujeres, quienes lograron operar
feministas, formasen parte de la agenda de demo- más allá de los intereses partidarios (lo que no
cratización del país.
es común en otros países) y contando con la
El texto nos hace recorrer las etapas, logros asesoría de las ONG especializadas (participa-
y frustraciones de ese proceso, mostrando las ción esta señalada también en otros trabajos de
promesas e incumplimientos de los dirigentes esta antología).
políticos y sociales interpelados (básicamen- Para la autora, el balance es básicamente po-
te masculinos) y cómo la desigualdad legal y sitivo en el plano legal y constitucional, en los
cultural para competir con éxito mostró a las que señala ocho áreas especialmente relevan-
tes. Entre otros logros, menciona la reforma
Parte V. América Latina 597

del Código Civil, la creación de la Secretaría de Por último, Margarita López Maya presenta
la Mujer (con rango ministerial), la igualdad de un análisis sociohistórico muy documentado
derechos y obligaciones, los derechos repro- y equilibrado de uno de los fenómenos políti-
ductivos de la mujer, una ampliación del con- cos (junto con el PT de Brasil) quizá más sig-
cepto de familia más allá del matrimonio for- nificativo de los últimos años en los países de
mal y hasta la eliminación parcial del lenguaje América del Sur, aunque (a diferencia del PT)
sexista en los textos legales. En cambio, en el muy poco estudiado y conocido: el caso de La
plano de la representación femenina en cargos Causa Radical (LCR), movimiento político que
electivos y mandatos de los partidos políticos y tuvo en Venezuela un ascenso vertiginoso en
el Estado, los avances concretados fueron mí- los últimos años, expresado en la conquista
nimos, como sucede en casi todos los países. reiterada del Gobierno del estado de Bolívar,
Y ello, a pesar de que la exigencia de “cuotas” y varios municipios —entre ellos el de Cara-
de “discriminación positiva” fueron aceptadas cas—, así como la obtención de una importan-
formalmente por numerosos partidos y organi- te bancada parlamentaria en las últimas elec-
zaciones, hecho —sin duda— excepcional en ciones nacionales.
el panorama latinoamericano. La autora analiza paso a paso los avatares
A pesar de las grandes fragilidades y contra- de la lógica político ideológica y las prácticas
dicciones que presenta el proceso de democra- de un “partido” que desde el inicio se resistió a
tización paraguaya, la autora nos muestra el ser “como los otros” (durante mucho tiempo se
considerable espacio de creatividad y eficacia definió como “movimiento de movimientos”)
en la construcción de la ciudadanía que pueden y que nace como agrupamiento casi marginal
ejercer —aún bajo difíciles condiciones— mo- durante la crisis abierta en 1970 en el Partido
vimientos de la sociedad civil y en particular Comunista venezolano, cuando no acompañó
movimientos de mujeres y feministas. al grueso de los disidentes de ese partido que
Finalmente, el trabajo aporta abundante fundaron el Movimiento al Socialismo (MAS)
información empírica sobre la discriminación en enero de 1971. Realiza ese análisis tratan-
política de la mujer —a pesar de los logros do de explicar las causas del fenómeno en re-
mencionados— en un apéndice sugestivamen- lación no solo con la lógica interna y la meto-
te titulado “La ausencia en cifras”. dología de acción de LCR, sino en función de
598 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

ciertos procesos contextuales de la sociedad y poco estridentes a corto y mediano plazo. Tra-
el sistema político. En particular la conjunción bajo que tuvo, como eje permanente, los sec-
de una reforma descentralizadora del Estado tores obreros del estado de Bolívar; durante
que jerarquizó los poderes políticos regionales algunos periodos, el movimiento estudiantil, y
(estados) y municipales, con una crisis eco- en forma más sólida y duradera —aunque lue-
nómica, de modelo de desarrollo y de todo el go se desintegró—, el trabajo comunitario y
sistema de partidos en el país (expresada dra- barrial de base en algunos asentamientos po-
máticamente en el “Caracazo” de 1989 y los dos pulares de Caracas. Esta labor comenzó a pro-
intentos fallidos de golpe de Estado de 1992). yectarse electoralmente —durante años con
Hemos incluido el “tema” de LCR en esta poco éxito, aunque en ascenso— desde 1983,
antología no tanto por su crecimiento electo- cuando abandonaron su posición abstencio-
ral reciente, sino debido a las características nista en ese plano.
originales de su ideología y metodología de El artículo de López Maya muestra cómo la
acción tan distantes —desde el inicio— de la crisis sociopolítica y moral de los años ochen-
mayoría de los movimientos sociopolíticos de ta generó las condiciones para que los secto-
la izquierda latinoamericana en estas dos dé- res desencantados de la política bipartidista
cadas. En particular, su decisión de “confiar tradicional —y los llamados cogollos políticos
en que el movimiento popular tomaría en sus que la manipulaban— fueran poco a poco re-
manos la tarea de producir de su seno un nue- conociéndose en las propuestas y prácticas
vo liderazgo”, con la consecuente decisión de participativas encarnadas por LCR, así como
“dedicar todos sus esfuerzos a la construcción en su defensa de la moralidad y transparencia
de un tipo de vanguardia que fuese resultado en el manejo de la gestión pública (expresa-
del encuentro entre el grupo que ellos eran, da en los gobiernos del estado de Bolívar y
el cual caracterizaban como fruto de la crisis algunos municipios que habían conquistado).
del marxismo, y el liderazgo que provenía del Como subraya la autora: “La persistencia del
movimiento espontáneo de las masas”. Esa ta- bloqueo de las mediaciones [...] tuvo directa
rea la emprendieron —pasando por sucesivas relación con la situación política extrema de
crisis que parecían terminales— a través de 1992 así como con el ‘fenómeno político’ que
un trabajo lento, meticuloso y con resultados ha venido siendo la Causa R” (en particular
Parte V. América Latina 599

por el funcionamiento indudable del fenóme- puestas neoliberales, amplios sectores de la


no del “voto castigo” y los nuevos focos de li- población “pobre y media” —muchos de ellos
derazgos regionales generados por la reforma también participantes en formas de rebelión
descentralizadora del Estado). Esta especie violentas— canalizan su descontento a través
de “rebelión” participativa y moralizadora de de la vía electoral y apoyando a una fuerza
los sectores populares en contra del “sistema” con imagen izquierdista, pero con propuestas
tuvo la particularidad no solo de expresarse participativas y moralizadoras. Cabe pregun-
con votos, sino de ser acompañada por gran- tarse si este fenómeno prefigura eventuales
des movilizaciones callejeras en su defensa. procesos similares en otros países donde
La autora señala también otra particula- también conviven los efectos traumáticos de
ridad de este movimiento que nunca renegó la crisis y las recetas neoliberales ortodoxas
de sus orígenes marxistas, pero sí del mode- con la presencia de sectores marginalizados,
lo ortodoxo: su temprana jerarquización del una herencia de participación política popu-
tema de la democracia, aunque criticando su lar y prácticas político-electorales arraigadas.
ejercicio puramente comicial-liberal y propo- En tal caso, podría tratarse de un escenario
niendo una versión participativa (a menudo alternativo al que se ha dado, por ejemplo, en
de tinte “basista” y hasta “obrerista”) que Argentina o Bolivia. Pero quedaría planteado
ellos denominaron “democracia radical”. Y el importante problema analítico de qué facto-
junto a ello, la creciente referencia en los úl- res o variables institucionales, de cultura polí-
timos años a la idea de que “los trabajadores tica, tipo de liderazgo y de ofertas partidarias
pueden gobernar” al tiempo que abandona- serían determinantes en la concreción de un
ban su tradicional invocación exclusiva a la tipo u otro de escenario.
“clase obrera” como sujeto central y casi ex-
clusivo del movimiento. Bibliografía
Más allá de las debilidades, quizás excesivo América Latina hoy 1990 (México DF:
pragmatismo y el menguado desarrollo progra- Centro de Investigaciones
mático y organizativo de LCR, es significativo Interdisciplinarias en Ciencias y
que, cuando se agudiza el intento de resolver Humanidades, Universidad Nacional
la crisis económica y política del país con pro- Autónoma de México).
600 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Camacho, D. y Menjívar, R. (coords.) Gonzáles Casanova, P. y Roitman, M.


1989 Los movimientos populares en (coords.) 1992 La democracia en América
América Latina (México DF: Centro de Latina. Actualidad y perspectivas
Investigaciones Interdisciplinarias en (México DF: Centro de Investigaciones
Ciencias y Humanidades, Universidad Interdisciplinarias en Ciencias y
Nacional Autónoma de México). Humanidades, Universidad Nacional
CIEDUR, FESUR y CIESU (Centro Autónoma de México – Universidad
Interdisciplinario de Estudios sobre el Complutense de Madrid).
Desarrollo – Fundación Friedrich Ebert Novaes, C. A. M. 1993 “PT: Dilemas da
en Uruguay – Centro de informaciones y Burocratização” en Novos Estudos (San
estudios del Uruguay) 1993 Participación Pablo: Centro Brasileiro de Análise e
ciudadana y relaciones de gobierno, Planejamento) N.º 35, marzo.
(Montevideo: Trilce). Vilas, C. M. (coord.) 1993 Democracia
González Casanova, P. (coord.) 1990 El Estado emergente en Centroamérica
en América Latina. Teoría y práctica (México DF: Centro de Investigaciones
(México DF: Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, Universidad Nacional
Humanidades, Universidad Nacional Autónoma de México).
Autónoma de México).
La fragmentación del proyecto latinoamericano.
De la CEPAL/ALALC-ALADI/SELA al NAFTA/ALCA*

B uenas tardes, agradezco a los organizado-


res por la gentileza de haberme invitado.
Para mí, que ya participé en el FoMerco de
en el sentido amplio de la palabra. Pero le
agregaría un subtítulo: “La mirada sobre este
tema de un no economista”, porque eso es lo
Recife, es un placer repetir el intercambio con que soy. Si bien leí mucho y desde muy joven
colegas que trabajan sobre el tema Mercosur. sobre economía política junto con sociología,
No sé quién de los organizadores definió el no soy economista. Se suponía que Carlos
título de esta Mesa,35 pero diría que tuvo un Lessa iba a dar una mirada competente, diná-
reflejo bien latinoamericano, casi tropical, por mica y creativa sobre el punto de vista de la
su enorme amplitud. De todos modos, voy a economía; entonces, me sabrán disculpar que
tratar de respetar el espíritu de la temática dé una mirada de otro tipo, aunque incluya
elegida, que —a mi entender— es percibir también temas económicos.
continuidades y diferencias en los desafíos En el semestre pasado me tocó, en las cir-
que tuvo y tiene la región para su desarrollo, cunstancias de la vida académica, dar un curso
de posgrado que justamente se llamaba “So-
ciología del desarrollo desde una perspectiva
* Publicado en Fausto, A. (org.) 2006 “Fragmentação
histórica”. Lo habíamos creado para replantear
do projeto latino-americano: da CEPAL/ALALC-ALADI/
SELA ao NAFTA/ALCA” en A relação Estados Unidos- el tema del desarrollo en la agenda de los es-
América Latina na orden mundial hoje (una perspec- tudiantes de la Facultad, porque creemos que
tiva sul-americana) (Brasilia: FLACSO-FoMerco). vuelve a ser una forma significativa de entrar-
35 Mesa 2: “Dimensiones geopolíticas, socioeconó- le a otras dimensiones de la futura sociedad
micas y de redefinición espacial de los procesos de
integración en las Américas (TLC, NAFTA, Mercosur,
y política de América Latina. Una mirada que
ALCA, Comunidad Andina de Naciones). vuelve a ser relevante por los hechos y no por
602 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

motivos ideológicos o principistas, sino por las blemas de la democracia en América del Sur.
circunstancias contundentes, que son el fraca- Y bueno, yo, que soy sociólogo político y que
so, la crisis del crecimiento económico y sus he debatido con los economistas diciéndoles
tremendos impactos sociales en América Lati- que volviéramos a los orígenes del debate del
na durante los últimos quince años. Hay algo desarrollo en América Latina en las décadas de
que es el argumento de los hechos. Todos me los cincuenta, sesenta y setenta (donde fueron
preguntaban: “¿Cuánto crecimiento incluso pu- los economistas los que llamaron a los soció-
ramente económico, solamente del PIB —para logos y politólogos para discutir y trabajar jun-
ir a la parte más dura— se precisa anualmente tos. primero, en Chile, y después, en el resto de
para que estos países puedan absorber —por América Latina), a los politólogos les dije, sin
ejemplo, en el caso de Brasil— ese enorme embargo, que sin crecimiento económico sus
atraso cultural y social, recuperar —en el caso razonamientos sobre la democracia sonaban
de Argentina— enormes costos sociales?”. casi huecos y falaces.
Creo que nadie, incluso ningún organismo En su momento, en la CEPAL, fue Raúl Pre-
multilateral, deja de poner de nuevo en el cen- bisch quien llamó a José Medina Echavarría
tro de la escena este dilema: o hay crecimiento para crear el ILPES. Después llamaron a Car-
o es muy difícil atender otras dimensiones del dozo y compañía, todos los no economistas que
proceso de desarrollo humano, sustentable, in- pasaron por allí. Fueron los propios economis-
tegral, equitativo. Y es también muy difícil ima- tas los que vieron con sus propios ojos que el
ginar una democracia estable. Sabemos que se problema del desarrollo —incluso el desarrollo
ha enriquecido muchísimo la idea de desarro- material estricto— suponía un conjunto de va-
llo: los sociólogos y politólogos han contribui- riables institucionales, políticas, culturales...
do mucho para eso. Pero enriquecido y todo, variables de todo tipo.
sin desarrollo “no hay salvación”. Entonces, a pesar de haber sido parte de ese
Hace unos meses, en un seminario en Qui- debate diciendo a los economistas más “econo-
to sobre los problemas de América del Sur, micistas” que se debía ver el conjunto de pro-
académico, pero con apoyo directo de los Go- cesos que hacen posible el crecimiento, ahora,
biernos, tuve la ocasión de participar como en la crisis actual de América Latina, les decía
comentarista en una ponencia sobre los pro- en Quito a los politólogos —y en realidad, a
Parte V. América Latina 603

todos— que una parte de las preguntas en esta ser la única causa, naturalmente. Porque los
crisis de la democracia debemos hacérsela a la economistas se quejan de las instituciones,
economía. Porque es evidente que ha sido lasti- del Estado y la ciudadanía. Hablan de la po-
mada profundamente la capacidad de construir breza extrema como si la pobreza no tuviera
ciudadanía y de consolidar procesos democrá- relación directa con los modelos económicos.
ticos en el sentido electoral. También, la par- No se puede razonar desconectando a una de
ticipación de la gente, la de sentirse parte del las partes del problema.
proceso, el respeto del resultado, la capacidad Hace dos años estuvimos trabajando en el
de provocar cambios sin rupturas institucio- Grupo Mercosur de CLACSO en dos semina-
nales, sin “echar en helicóptero al presidente”. rios sobre integración y desarrollo. El tema fue
Eso no importa en cierto modo, pues es cierto recogido en un libro —traigo esta acotación
que la historia está llena de procesos civilizado- porque creo que puede ser útil— ambiciosa-
res que se hacen a golpes de machete o cañona- mente titulado Democracia, gobernabilidad y
zos. No vamos a ponernos a creer que América desarrollo en el Mercosur. Y la tesis subyacen-
Latina inventó ahora las crisis políticas. Pero te era que la construcción de la democracia, la
cuando una sociedad —en forma recurrente— gobernabilidad, el desarrollo económico en un
es incapaz de resolver los problemas de rela- sentido fuerte y la integración —en este caso,
ción de autoridad sin recurrir siempre a formas del Mercosur— nos parecían temas profunda-
violentas, sabemos que eso deteriora todo el mente interconectados.
circuito de capacidad de participación —in- Entonces, volviendo a las preguntas y oríge-
cluidos los sectores económicos—, debilita las nes de este debate, no sé si el proyecto se ha
instituciones, hace menos creíbles los proyec- fragmentado; lo que sí sé es que han cambia-
tos de cualquier gobierno. Por lo tanto, la so- do de énfasis algunos temas, pero otros man-
ciedad civil también se queda afectada. tienen una cierta permanencia. Se asiste a una
Entonces hay una parte de la crisis social cierta recurrencia de problemas.
y política de América Latina que, para enfren- A su vez, para ese curso que ya mencioné,
tarla, hay que “preguntarle” a los economistas que era un poco un curso de historia de las
qué hacer. Es evidente que el modelo econó- ideas, pero también de sociología de los proce-
mico ha contribuido a agravar la crisis, sin sos latinoamericanos, tuve que rever toda una
604 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

literatura que hacía tiempo no leía: Prebisch, Entonces diría que hay algunas constantes
Celso Furtado, Medina Echavarría... economis- —que enumeraré rápidamente— y algunas
tas de distintas vertientes. Es muy interesante diferencias significativas en este marco de
y enriquecedor releer esos textos y ver la gran continuidad y cambio en el proyecto latino-
riqueza de discusiones que había en décadas americano que me parece vale la pena tener
pasadas en la propia CEPAL. Economistas que en cuenta en esta reflexión y traer a conexión
analizan la interacción entre la Alianza para el con este proceso.
Progreso y el desarrollo de América Latina, o, El primer elemento de continuidad —y que
mejor dicho, el fracaso del proceso de desarro- es mencionado estos días— es la gran asime-
llo. Es emocionante ver esa amplitud de mira- tría existente entre América latina y los Esta-
das para ver como todos los temas se ligaban dos Unidos y Europa. Hay asimetrías de todo
entre sí. tipo, pero esta creo que es radical, en el senti-
Uno lee los diagnósticos de fines de los cin- do de que es muy difícil de modificar y trans-
cuenta y sesenta, les saca las fechas y muchos formar sin verdaderos procesos acelerados de
de ellos parecen actuales. Por eso digo que hay desarrollo económico y social en los países. Si
elementos de continuidad muy fuertes; que la uno toma Corea del Sur, ve cómo cambió ra-
idea de crisis social es muy fuerte; que con ese dicalmente su capacidad de interacción con
nivel de pobreza no se va a ningún lado; que el mundo en poco tiempo, siendo este un país
sin organización nacional autónoma no hay bastante pequeño. En América Latina no han
desarrollo; que sin creación de un comercio habido esos cambios radicales: las asimetrías
mundial equitativo no hay posibilidades de in- y su carácter de radicales se mantienen en lo
tegración dinámica de toda la sociedad; que sin fundamental desde los años sesenta.
agregar valor a la producción no hay destino. Otro elemento de continuidad son las recu-
Es decir que muchos de los temas de antes son rrentes trabas para el comercio internacional
muy parecidos con los actuales, salvando las equitativo y simétrico. Es una constante de
diferencias de sociedad y evoluciones de los varias décadas el débil desarrollo en las indus-
países. Hay cambios, pero tomado como pa- trias mediana y pesada, el poco valor agregado
quete agregado, hay elementos que son sorpre- de toda la industria de punta. Esa es la eterna
sivamente similares en los diagnósticos. lamentación, siendo que la primera página de
Parte V. América Latina 605

todos los libros dice “industrializaos agregan- digo siempre que cuando analizamos los pro-
do valor y seréis felices”. Resulta que América blemas de la “integración”, esta no quiere decir
Latina no ha dado pasos significativos en ese nada por sí sola. Lo mejor es razonar así: “Dime
terreno, y eso es casi lo mismo que se decía en quién se opone y te diré cuán importante es”.
los sesenta, con un poco más de fuerza. Solo contra el Mercosur, hubo una fuerte opo-
Otra constante es la débil integración regio- sición —sobre todo de los Estados Unidos—
nal y subregional. Es en los sesenta que se crea ante su posible constitución como un factor
el impulso a la ideología integrativa. Relativa- real de conglomeración económica y política.
mente débil fue la concreción, pero se crean Es decir que hay algo nuevo que es distinto al
espacios como la ALALC y el MCCA: hay una anterior Pacto Andino, al MCCA, al ALALC y a
esperanza y un discurso fuerte sobre la integra- la ALADI. Significa que hay algo más, que ahí
ción regional como camino necesario. Aunque, hay tensión que extrapola lo económico, que
si uno lee los textos de época respecto a crear tensiona el debate económico-político y —por
un mercado común latinoamericano, percibe supuesto— geopolítico.
que se tenía menos pretensión —al menos dis- Pienso que la existencia del Mercosur es
cursiva— que lo que son los objetivos escritos algo muy importante, aunque algunos dirán
y acordados del tratado del Mercosur. En un que es una utopía. Es —sin duda— un proceso
estilo muy latinoamericano, en este caso se con debilidades, pero es importante, a pesar de
prometía “el oro y el moro” ¡en cinco años! En las fragilidades, del sube y baja, que está poco
aquel momento era más tenue la propuesta, institucionalizado y cada tanto todos se hacen
pero el rumbo era el mismo: había que integrar- trampa entre los gobiernos. Pero ¿cuánta tram-
se, se lamentaba la misma falta de integración pa hizo siempre Inglaterra y Francia, Francia
en la región y en las subregiones. con Alemania, Alemania con Italia, Italia con
Me parece importante que veamos que hay España? Esa es la vida de los Estados, de los
algo nuevo respecto al pasado en este tema, negocios, de los partidos, hasta de los cuadros
pues sabemos que el Pacto Andino y la Comuni- de fútbol: es la vida de la interacción comple-
dad Andina de Naciones no habían prosperado ja de las sociedades. Pero hay que distinguir
demasiado —y el MCCA no funcionó—, a pesar qué procesos son estratégicos y cuáles no. En
de que había mucha sutilidad jurídica. Por eso Europa había y aún ahora hay una voluntad
606 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de acordar. Y cuando está decidido arreglar, guerra latente, permanente, eterna, y que ahora
se suspende la reunión, se reúnen de madru- decidan cooperar. Eso es un elemento nuevo
gada, se convoca la reunión para el mes que de este período.
viene, pero se busca cualquier solución para Otro elemento nuevo en una perspectiva de
no romper. Eso quiere decir que hay un rumbo desarrollo es que Brasil sea una base y motor
estratégico definido. Las soluciones pueden ser eventual de desarrollo industrial y en las rea-
malas, pero no se va a la ruptura. ¡Y Dios sabe lizaciones comerciales para la región. Si uno
cuántas ocasiones de ruptura ha habido en el mira los cuadros comparativos y estadísticas
proceso europeo! El Mercosur todavía no llegó de hace unas décadas, estaba muy atrás en to-
a ese grado de ser una opción tan firme como dos los ítems de Argentina o Uruguay. Argen-
para que estemos dispuestos a pagar todos los tina y México eran las potencias, Brasil era el
precios para no romper, pero existe como un “grandote pobretón”. Ahora resulta que está en
proyecto más significativo y ambicioso que el centro, es el que ha conservado una base in-
los anteriores y con un motor posible, que es dustrial relativa, castigada y que no es en bue-
Brasil, eventualmente, con Argentina. Los in- na parte nacional, pero sí opera en el territorio
tereses nacionales brasileños, en la medida (multinacionales). Tiene ahora un motor nuevo
en que coinciden o necesitan el espacio del y no es una cosa menor: con ese motor, el país
Mercosur, le dan oxígeno este y hace que so- tiene, entonces, posibilidades. Puede fracasar,
porte las crisis. Entonces hay un esbozo de un pero tiene posibilidades.
proyecto estratégico que no estaba antes, que De todos modos, estas sociedades siguen
tiene unos cuantos protocolos (la mitad, sin ha- siendo débiles, siguen siendo sociedades se-
cerse cumplir, pero existen). Y los procesos so- miintegradas y semifragmentadas, con mucha
ciales que se van desarrollando produciéndolo pobreza, desigualdad y baja ciudadanía. Siguen
están haciendo en la educación, en la cultura, siendo sistemas políticos de baja estabilidad,
en el sindicalismo, en las centrales sindicales, sean de centro, izquierda o derecha. Y eso es
en las presiones para vínculos políticos, parti- un problema estructural, no ideológico. Y se
darios, parlamentarios. Hay conflictos y habrá liga directamente a la debilidad de los proyec-
muchos, en especial entre Brasil y Argentina. tos nacionales de desarrollo. Cuando uno lee
Pero no es lo mismo que los dos países estén en los textos de los sesenta, ve esa demanda e
Parte V. América Latina 607

invocación al nacionalismo desarrollista en los con Estados Unidos. Es algo nuevo, pues se
mejores intelectuales. Hoy día, nos encontra- ha consolidado el alejamiento de esa zona de
mos con que eso vuelve a estar en la agenda América Latina en ese aspecto. De ahí la idea
como demanda y exigencia. Se ha incorporado de Brasil desde hace unos años de invertir es-
otra vez al discurso en Brasil y Argentina, muy fuerzos en algunos niveles de una coalición
probablemente en Uruguay. Y sigue habiendo sudamericana. Hay claramente una opción en
una interferencia activa de Estados Unidos en tomar nota de las circunstancias que son nue-
los procesos más autocentrados y frenando el vas respectos a los años sesenta y setenta. Hay
proceso de integración regional autónoma en ahí un proyecto de integración con distintos
cuanto a mercados e intencionalidad política. niveles de profundidad que, en parte, lo anima
Pero hay otras diferencias significativas con uno de los motores del proceso, que es Brasil.
el pasado. No es lo mismo América Latina en Y en otro plano, también Venezuela y, parcial-
1970 que ahora. Por un lado —yo no lo había mente, Argentina. Eso es nuevo respecto al pa-
mencionado, pero lo agrego ahora—, nos en- sado y debe ser señalado.
contramos con una propensión creciente a la Otro elemento nuevo —a mi entender— es
intervención militar de los Estados Unidos en que en los sesenta había una perplejidad: Amé-
América del Sur. Todos sabemos que ellos inva- rica Latina crecía y crecía, y de repente, las
dían mucho, pero en Centroamérica y el Caribe. sociedades se dinamizaban, se discutían cuá-
Y se debe explicar por qué no invadían a países les eran las élites, se estudiaban los militares,
de América del Sur durante el siglo XX. Técni- las clases medias, cuáles eran los empresarios
camente, podían hacerlo, y todavía no lo han que iban a aparecer, cómo superar las oligar-
hecho. Pero hay síntomas importantes de una quías tradicionales... porque había movimien-
propensión a una intervención norteamericana to. Después, cuando se empezó a atascar, hubo
en esta subregión. Eso es algo nuevo en cuanto una perplejidad en cuanto a cómo superar ese
a desafío hacia los procesos de desarrollo auto- estancamiento que apareció. Y había distintas
centrados del proyecto latinoamericano. opciones disponibles y propuestas.
También es algo nuevo la fuerte separación No debemos olvidar que, en ese momento,
de México y el Caribe de América del Sur, so- estaban lo que en ese entonces se llamaba —
bre todo en función de sus vínculo y tratados en las Naciones Unidas y en todas partes— las
608 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

“economías centralmente planificadas”. Era Mi impresión es que la profundidad de esta


una manera muy edulcorada de decir: “Señores, crisis es multidimensional (en Argentina, ha
está la URSS, el comunismo, el socialismo; hay estallado una parte de la sociedad; en Perú,
que hacer algo, porque, si no, es lo mismo que Bolivia y Ecuador, lo mismo; Colombia es una
dijo Kennedy”. Es decir, había que hacer algo, sociedad que vive en guerra civil eterna, con
porque las oligarquías tradicionales latinoame- violencia institucionalizada de todo tipo; Vene-
ricanas no estaban en condiciones de gestionar zuela está profundamente fragmentada) abre
la crisis. Ahora, en las últimas dos décadas, te- un horizonte para proyectos, técnicamente
nemos de nuevo una crisis muy profunda. Se hablando, de desarrollismo nacional y regional
ha apostado fuerte a algunas reformas, se han fuerte como una posibilidad. Sin entrar en las
conseguido algunos éxitos parciales, pero glo- posibles dimensiones de eso, quiere decir polí-
balmente no se han logrado resolver los proble- ticas y estructuras institucionales que permitan
mas que todos miran y se horrorizan al verlos. la acumulación material de PBI, más aumento
Entonces hay, a mi entender, una crisis de de este per cápita, más construcción o capa-
tal característica que abre una ventana de opor- cidad de inversión social en instituciones, en
tunidades para iniciativas de nuevo tipo por educación, en relación social. Todas cosas que
parte de los gobiernos, los movimientos socia- se han hecho en muchos lugares del mundo en
les y también de los empresarios, los grandes las últimas décadas (sobre todo en Asia) y no
empresarios. Los pequeños, por lo general, es ningún invento exótico. La crisis abre una
están muy ligados al mercado local, interno, al expectativa y abre una oportunidad para cam-
micromercado, que poco pueden hacer. Pero biar —por decirlo con palabras “difíciles”— la
hay grandes empresarios en los países latinoa- episteme de las élites respecto a cómo pen-
mericanos. Algunos son extranjeros; muchos, sarse a sí mismas en América Latina. Hay un
nacionales, y otros, asociados. Pero ellos quie- retorno de la posibilidad de apostar fuerte a
ren ganar dinero. No solo los bancos quieren ciertas formas de integración en un camino no
cobrar las deudas, lógico. Entonces, hay una retórico, sino de desarrollo material. Hoy decía
crisis de realización del proyecto de crecimien- Helio Jaguaribe —y con razón— que el modelo
to económico, y nadie apuesta demasiado a lo alternativo al liberal, centrado en el equilibrio
que va a pasar dentro de diez años. financiero y fiscal, está escrito, no es que no
Parte V. América Latina 609

exista. Hay que apostarle y pagar sus costos, debemos, ¿qué quieren?, ¿romper?”. Argenti-
pero hay que hacerlo políticamente. na es distinta, porque rompió, y después de
Entonces, la crisis abre un espacio para eso, cambió su situación. Es decir, “rompió”,
pensarse realmente en forma supranacional. porque en medio de una crisis total, el presi-
No ha habido guerras entre nosotros, pero es dente dijo que no se paga la deuda, pero Brasil
muy difícil que un argentino se siente reman- dice: “Bueno, qué quieren que haga, que haga
do junto con un brasileño, un uruguayo con un el default o no”. No se puede ignorar que eso
paraguayo... y así sucesivamente. Pero hay una es un argumento de peso para la formación
oportunidad que supone un gran desafío para de las políticas. Hay una definición que no se
las élites, que es construir una nueva manera puede evitar, se tiene que resolver de distin-
de pensarse supranacionalmente. Y no lo van tas maneras y es mucho más fuerte que en los
a hacer solo los empresarios, sino también los años sesenta en el conjunto de la economía y
políticos, los sindicatos y los intelectuales. E de la recaudación pública.
incluyo ahí los predicadores, periodistas, pro- Y otro “pequeño detalle” nada menor es —ya
fesores, músicos... ese mundo clásico y mul- lo mencioné— que hoy no está la URSS. Cuan-
tidimensional de la creación de pensamiento do digo esto, por un lado, menciono a ese blo-
colectivo por muchas vías. Se piensa nacional- que con sus tanques, sus misiles, sus aviones,
mente o supranacionalmente. Todavía hay mu- como problema geo-militar. Piensen, por ejem-
chas dificultades para pensarse de ese modo, y plo, cuantos días podría haber durado Cuba en
no solo en lo económico. 1962 sin ayuda. La URSS le dio oxígeno a Cuba,
Y hay otro elemento nuevo más y que no así como Estados Unidos, a Israel. Es una si-
se puede esquivar. Ahora, la deuda externa es tuación extrema de gran importancia estratégi-
mucho mayor—asimismo, las restricciones ca en una región.
que eso supone—, el rol activo de las multi- Hoy día no está más el modelo de economía
nacionales es mucho mayor: todo eso gene- centralmente planificado que tenía distintas
ra restricciones más fuertes. Entonces, una caras, pero tenía un rumbo. Los economistas
parte de nuestros debates se ve teñida en su y los politólogos imaginaban las variantes más
especificidad técnica por ese argumento de o menos humanistas y democráticas que ha-
peso: “No hay discurso retórico, miren lo que bía como forma de hacer crecer los países con
610 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

equidad social; entre otras, bajo un régimen como una carta de salida de la crisis. Y también
centralmente planificado. ¿Por qué? Porque la reivindicación de un comercio internacional
durante treinta, cuarenta años, la URSS había menos asimétrico como condición para el de-
pasado de estar atrasada y con bolsones de sarrollo latinoamericano. Esa idea va prendien-
pobreza y analfabetismo, como los de Brasil, a do de nuevo en ciertos movimientos sociales,
ser una superpotencia mundial (es decir, un ar- en técnicos y partidos que se acercan u ocupan
gumento de peso). Hoy día, ni los economistas Gobiernos de la región. Mi impresión es que —
ni los sociólogos ni los politólogos de América sin afirmar, como dice Eduardo Duhalde, que ya
Latina plantean la idea de que haciendo un gran está naciendo la nación sudamericana—, sí se
esfuerzo de economía centralmente planifica- puede afirmar que hay un rumbo. Y si bien hoy
da con empresas públicas —sobre todo en el día ninguna estrategia política o militar puede
sector de la industria pesada— van a llegar a afirmar con seriedad que en diez años vamos a
buen puerto. Por lo menos, todavía no ha sur- tener una nación sudamericana, sí hay un pro-
gido una propuesta sistemática, académica ceso que tiene varias convergencias y quizás
y bien planteada. Por ahora, solo emerge una nunca antes estuvo tan “avanzada” la idea de
cosa vaga, confusa, que es desarrollista en el integración entre países sudamericanos.
sentido fuerte de la palabra, pero que no tiene En líneas generales, comparto plenamente
aún los equilibrios bien diseñados, las situacio- también me parece estratégico para el futuro
nes no cierran del todo. Y eso es algo nuevo. del Mercosur y, por lo tanto, de todo el esquema
Frente a la “utopía” un poco más simple de los sudamericano— el enfoque del profesor Jagua-
sesenta, ahora hay restricciones y ciertas limi- ribe en lo referente con las responsabilidades
taciones que complejizan socialmente los plan- de Brasil que él mencionó. Si hay actualmen-
teos posibles. te —creo yo— una cierta posibilidad de que el
Entonces, para terminar mi parte ahora — Mercosur se consolide, es porque a Brasil le in-
dejo cosas para un posterior debate—, digo teresa. En varios aspectos que mencionó y en
que de la CEPAL al ALCA hubo una fragmen- otros que no mencionó, este actor clave tiene
tación relativa del discurso latinoamericanista, interés de que el Mercosur prospere. Pero los
pero sí está volviendo —según creo— el recla- que hemos acompañado este proceso en los úl-
mo de integración regional a distintos niveles y timos años sabemos que eso ha tenido altibajos
Parte V. América Latina 611

no solo en términos comerciales, sino también nes supranacionales, porque son cosas comple-
en los políticos. jas ante el grado de las asimetrías existentes. Si
En el último período de Fernando Henrique bien Brasil ha dado muestras últimamente de
Cardoso, él estuvo en Uruguay con un planteo una capacidad de flexibilidad creciente, es in-
de profundizar y acelerar el Mercosur. Des- dudable que hay un costo —yo creo — mayor
pués vino la campaña electoral y los planteos que el que está pagando en dinero. Es intere-
de Lula y del PT, que eran marcadamente in- sante que cualquiera con sentido común diga
tegracionistas, pro Mercosur. En un seminario “el eje del Mercosur es Brasil-Argentina”, sin
que me tocó organizar inmediatamente a que duda. Pero el plus de Uruguay y Paraguay no
asumiera Lula, se les planteó a los colegas bra- es retórico, es un plus real al proceso de inte-
sileños algo referido a las promesas del nuevo gración política latinoamericana. Entonces,
gobierno, pero entonces, ellos moderaron el últimamente, hace semanas, hubo un acuerdo
optimismo y plantearon: “Primero hay que ver empresarial fuerte entre Argentina y Brasil, es-
cuánto Brasil, con todas sus necesidades, es- tratégico, sobre algunos temas clave. Y en Uru-
tará dispuesto a destinar fondos de su presu- guay, el gobierno, los analistas, los sindicalis-
puesto para esta política, pues es clave pagar el tas, todos dicen: “Pero ¿qué sentido tiene esta
precio del liderazgo”. integración para los pequeños países cuando
Es cierto que es tal la asimetría en el Mer- es algo obvio que el eje del Mercosur son Ar-
cosur que se hace necesaria una política de gentina y Brasil?”.
compensación, como se ha dicho. Pero es fácil Es necesario, pues, incorporar desde el prin-
decir: “Bueno, no va a haber ganancias a cor- cipio a estas dos pequeñas economías, que son
to plazo, es una opción estratégica”. Lo difícil fáciles de atender. En fin, hay un problema de
—como se ha visto hasta ahora— es cumplir costo del liderazgo y mi impresión es que no
ese propósito. En Europa, donde se hicieron la es fácil que Brasil, dado el equilibrio político
guerra toda la vida, hubo un binomio Francia- y empresarial real interno, esté en condiciones
Alemania relativamente equilibrado. Y luego, políticas y materiales de pagarlo.
Inglaterra. Acá es muy grande la asimetría de Finalmente, ¿qué va a pasar con Uruguay?
Brasil respecto al resto. Y, naturalmente, eso Hoy hay un cambio de gobierno que no es
tiende a dificultar la construcción de institucio- como la victoria de Lucio Gutiérrez en Ecuador
612 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

o como otros procesos emergentes e inespe- se va del Partido Colorado, se junta con los
rados que surgieron de distintas crisis. En los sectores blancos, con los demócratas cristia-
últimos cuarenta años, los dos partidos tradi- nos, con los comunistas, con los socialistas…
cionales, que son importantes y habían gana- Es realmente una situación muy particular. Ya
do todas las elecciones, han bajado siempre era un Frente Amplio en 1971 cuando se funda
su votación y crecieron los álter ego, algo que y aún hoy lo es. Por eso ganó con el 52% de
se reforzó en el 1971 con la creación del Fren- los votos válidos. Es una barbaridad, la mitad
te Amplio que —es importante tener en cuen- de los votos posibles. ¿En qué país democrá-
ta— cuando nació, ya era un frente amplio tico, un partido, en unas elecciones realmente
de veras. Este se funda con parte del Partido competitivas frente a partidos con oficio y que
Colorado y parte del Nacional, con cuatro mi- están en el gobierno, logra conseguir el 52%
nistros de primera línea blancos y colorados; de los votos válidos? En parte, eso se dio por-
más la Democracia Cristiana, con Juan Pablo que el Frente Amplio integró la diversidad de
Terra, que era el Secretario General Latinoa- intereses y porque hay un agotamiento del sis-
mericano de la Democracia Cristiana; más el tema; entonces, hay cierta estabilidad: es un
Partido Comunista y el Socialista y los grupos gobierno que tiene cierta consistencia social,
más chicos. El propio presidente del Frente una acumulación política, ideológica y simbó-
Amplio —Líber Seregni— era un general que lica. No es un hecho menor que hace medio
hasta seis meses antes era el comandante de año, cuando se murió su fundador —Seregni,
la región número uno, un militar de primera que estuvo preso nada menos que diez años—,
línea que renuncia porque el gobierno de Jor- el gobierno colorado de Batlle —liberal— le
ge Pacheco Areco era muy duro. Entonces, es haya dado honores de Ministro de Estado:
sui géneris: no hay, como en el Chile de Allen- puso el féretro en el Palacio Legislativo; obli-
de, un senador socialista que es presidente. gó a los comandantes en jefe del Ejército que
El presidente del Frente Amplio es un general lo habían destituido, detenido y torturado a
de origen “colorado”, abierto, humanista, de asistir durante toda la ceremonia; le dio entie-
familia anarquista, pero él era un general que rro militar con una salva de veintiún cañona-
es propuesto, primero, como candidato a pre- zos y dispuso su lugar de entierro nada menos
sidente del Partido Colorado; él no lo acepta, que en el Panteón Nacional.
Parte V. América Latina 613

Entonces, hay que percibir que es una vic- esfuerzos reales en la busca de una integración
toria de una fuerza de izquierda con alianzas no solo racional y con visos políticos. El Frente
amplias y que ya está integrada de antes al sis- Amplio es más bien pro acuerdo político, sa-
tema político, que no hay una ruptura en ese biendo que Argentina y Brasil tienen mucho
sentido y que el empresariado ya sabía que po- más peso. Hay una chance, pero me parece
dían ganar. El discurso en lo referente a estos que depende mucho de Brasil, insisto con eso.
temas que nos reúne en la Mesa es de amplia Brasil, a Paraguay y a Uruguay, con muy poco
referencia al desarrollo, integracionista, pro dinero, los introduce en un proceso de enrique-
Mercosur, pro autonomía internacional, multi- cimiento de valor agregado en cadenas produc-
lateral, etcétera. Tiene un programa sobre esto tivas. Uruguay tiene buena mano de obra, ca-
que le escribieron nuestros colegas expertos pacidad intelectual, ingenieros, químicos, cul-
en eso, es políticamente correcto. Claro, el tura, estabilidad, obreros calificados, etcétera.
margen de maniobra de un país como Uruguay Entonces, es el candidato ideal para hacer una
es muy pequeño, pero el discurso es de inte- obra de integración barata, a poco costo (Para-
gración productiva, cadenas de producción, guay también, aunque con más complejidades,
aprovechar el capital intelectual que tiene el porque ahí hay menos estructura).
país. Y hay un discurso pro Mercosur y pro in- Por lo tanto, va a depender mucho de la
tegración y de neutralidad con Estados Unidos. voluntad realmente integracionista de Brasil
Y si bien siempre la realidad es más compleja y Argentina, pero hay una oportunidad: este
que los discursos, creo que se puede tener una gobierno va a buscar, va a ser más propenso a
esperanza razonable de un gobierno que haga arriesgar formas de integración más profunda.
América Latina una y diversa*

Cada país, época, coyuntura tiene una singu-


laridad que lo distingue de los otros. Pero tam-
bién hay semejanzas, convergencias y resonan-
P ara todos los estudiosos serios de Amé-
rica Latina —tanto extranjeros como del
subcontinente— ha sido siempre un desafío
cias. De ahí surge la idea de América Latina, complejo situarse adecuadamente ante el dile-
como historia concreta y como imaginación.
ma de la unidad/diversidad de la región. Salvo
La formación del pensamiento latinoamerica-
quizás en lo que hace a ciertos aspectos gene-
no puede considerarse como la historia del na-
cimiento de la idea misma de América Latina rales comunes —y cuando son tratados estos
[...] [la que] sintetiza temas diversos, distintas en forma muy superficial—, siempre aparece
perspectivas explicativas, diferentes visiones el tema de las diversidades y la necesidad de
de la historia [...] Es como si un conjunto de ahondar en las particularidades sociohistóri-
autores, escritos científicos, filosóficos y artís- cas de cada país o subregión para poder en-
ticos, temas e interpretaciones, diera forma un tender lo que sucede y como funciona cada
pensamiento que no solo expresa sino también sociedad nacional. No se trata, por ello, de
constituye a América Latina. anular el estudio de los aspectos comunes, sin
los cuales el objeto mismo de análisis se es-
Octavio Ianni** fumaría. Es la hipótesis de que no habría más
Latinoamérica sino “países latinoamericanos”.
Si bien hay quienes sostienen esta tesitura,
* Publicado en Cairo, H. y de Sierra, G. (orgs.) 2008
América Latina. Una y diversa (San José de Costa creo que es metodológicamente errónea y casi
Rica: Universidad de Costa Rica). absurda. Pero no lo es menos la de quienes ra-
** Sociólogo y politólogo brasileño, uno de los mayo- zonan —cualquiera sea el nivel de análisis en
res latinoamericanistas de ese país (Ianni, 1990: 49-69). que estén situados o su enfoque, progresista
616 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

o conservador— como si América Latina fue- el tema del necesario énfasis en el estudio
ra analizable como bloque homogéneo y casi de la diversidad. Diversidad en tanto multi-
sin diferencias internas. Si se ahonda en estos plicidad de unidades societales que tienen su
enfoques, se percibirá que, en realidad, empo- propia y dispar configuración sociopolítica
brecen la comprensión de los procesos reales y sociocultural con efectos pertinentes so-
y su propia riqueza y, por lo tanto, flaquea su bre las conductas sociales tanto individuales
adecuación científica como método. como colectivas.
Esto puede parecer una consideración Ciertamente, hay muchas dimensiones y ni-
banal —e incluso heurísticamente inútil—, veles en que puede ser definida y pensada la
pues algo similar podría decirse de los estu- diversidad de América Latina. Pero al utilizar
dios sobre África, Asia y la misma Europa. y jerarquizar ahora ese concepto, no quere-
Sin embargo, estamos ante un real problema mos referirnos a la obvia diversidad de rangos
metodológico de cualquier estudio compara- entre ricos y pobres, proletarios y burgueses,
do entre regiones y entre sociedades naciona- educados y analfabetos, alojados o sin techo,
les. Creemos que no debería ser minimizado; citadinos o campesinos, ya que ella, siendo
más bien, todo lo contrario. Es decir que los importante, no deja de ser pertinente —aun-
estudios latinoamericanos deberían al mismo que, sin duda, en grados diversos— para el
tiempo analizar los elementos convergentes o estudio de cualquier sociedad nacional, cual-
comunes de los países —tratando de ver en quiera sea su grado de desarrollo u origen
cuanto determinan el desempeño y la estruc- histórico. Esos clivajes y diferencias existen
tura social misma de cada país— junto con las y deben ser reconocidas y analizadas cuando
diferencias y las evoluciones sociohistóricas se estudia también —por ejemplo— a Estados
específicas de las subregiones y países. Unidos, Europa, Inglaterra, España o el Su-
deste Asiático.
Siempre jerarquizar En realidad, lo que queremos señalar como
las diversidades paso metodológico siempre importante cuan-
Dejando para después el tema de la uni- do se estudia el objeto “América Latina” es la
dad de América Latina en cuanto objeto de necesidad de escapar —en algún momento del
análisis, nos interesa defender inicialmente análisis— a la ilusión de que por el hecho de
Parte V. América Latina 617

estar esos países en la misma región geográ- de la constitución desde hace mucho tiempo
fica y ser mayoritariamente herederos de la del objeto mismo de estudio “América Lati-
colonización ibérica o hablar idiomas próxi- na”. Estamos queriendo mostrar la necesidad
mos, estaríamos ante sociedades homogéneas de reconocer el carácter no anecdótico, fol-
en su complejidad, diversificación, estructura- clórico o puramente casuístico de las diferen-
ción, grado de desarrollo material y político. cias entre las sociedades, por ejemplo, argen-
Esta simplificación existe más frecuentemen- tina y peruana. Señalar que las diferencias no
te de lo que parece, aunque a menudo no sea son fruto solamente de una adición aleatoria
explícita. de indicadores varios (étnicos, educativos,
Nadie confunde —obviamente— a Uruguay grado de industrialización), sino, realmente
con Guatemala, ni a Perú con Brasil, pero y para cada país, de una “articulación global”
¿cuántos análisis de la estructura de partidos entre niveles societales y, propiamente, de un
o del estado, de sistemas educativos, de sin- “sistema de relaciones sociales” con efectos
dicatos o de movimientos sociales hacen enu- pertinentes sobre los actores. Puede haber
meraciones y comparaciones (cuantitativas o varios países donde podrán suceder eleccio-
cualitativas, de derecha o de izquierda, no es nes, huelgas obreras, o reclamos indígenas,
ese el tema ahora) sin contextualizar los datos pero su significado en el sistema de rela-
en las estructuras societales globales de cada ciones sociopolítico, la acción estatal y los
uno de esos países, su grado de desarrollo so- escenarios futuros serán significativamente
cioeconómico, el tipo de articulación entre diferentes en cada caso. Percibirlo e incluir-
niveles sociales y políticos, su diversificación lo en el modelo de análisis es condición para
de clases y estratos, su articulación específica un enfoque adecuado de las realidades que se
con el capital extranjero, la amplitud y univer- quiere analizar.
salidad de los derechos ciudadanos, su tama-
ño o peso relativo? Reconocer similitudes
Cuidado. No estamos negando los elemen- y convergencias
tos convergentes y similares de los países de Ahora bien, reconocer las diferencias o par-
la región, que son muchos y en definitiva es- ticularidades importantes que caracterizaron
tán detrás —más allá de la pura geografía— a las diversas sociedades latinoamericanas
618 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

—y que aún hoy las caracterizan a pesar de Cono Sur36 37— es la importante presencia de
los cambios y crisis del último tercio del siglo poblaciones indígenas o negras, así como de
XX— no significa en absoluto opacar analíti- una gran masa de mulatos y mestizos. Más
camente los diversos elementos comunes que allá del puro dato demográfico, ello importa,
tuvieron y tienen los diversos países de Amé- pues ese mestizaje muy “plural” y construido
rica Latina. Y no se trata de una postura sen- en varios siglos marca globalmente el patrón
timental ni de cualquier tipo de romanticismo cultural y antropológico del continente. Tam-
culturalista. bién importa por los efectos sociales y polí-
El primer gran aspecto aglutinante es el ya ticos derivados de las conductas excluyentes
mencionado de los idiomas mayoritarios (de que las minorías blancas tuvieron hacia esos
origen ibérico) y la matriz básicamente cató- sectores de población durante un largo perío-
lica que la colonización impuso al continen- do histórico.
te y a la mayoría de sus pueblos originarios. Mucho más importante que ello como factor
Aunque sin despreciar el importante factor común de Latinoamérica es su carácter de so-
cohesionador y facilitador de intercambios ciedades dependientes de las economías cen-
que ello implica, no debería exagerarse su trales —primero, europeas, y luego, también de
importancia como factor explicativo de los los Estados Unidos—, lo que determinó estruc-
procesos centrales de estas sociedades. Bas- turalmente no solo su modo de producción, sino
ta pensar en la rapidez con que Inglaterra y el también su matriz de acumulación económica.
resto de Europa suplantaron a España y Por-
tugal como polo económico dominante, e in-
cluso como creadores de modelos culturales 36 Obviando ahora —en honor a la brevedad— la di-
y políticos para las élites latinoamericanas. Y versidad lingüística del Caribe y de los países que tie-
ni que hablar del profundo influjo posterior de nen aún hoy una fuerte implantación de poblaciones
los Estados Unidos. originarias. Y obviando también la enorme expansión
más reciente de muchas otras religiones y credos en el
Otro aspecto tendencialmente común —
subcontinente.
con la relativa excepción de los países del
37 Siempre que en este artículo hablemos de Cono
Sur, nos estaremos refiriendo solo a Chile, Argentina y
Uruguay.
Parte V. América Latina 619

La sometió a sucesivos impactos producidos formato capitalista de tipo tardío y periférico,38


por fluctuaciones venidas del exterior. que además convivió con relaciones sociales
Es así como los ciclos expansivos colonia- atrasadas —sobre todo en el campo— y que
les e imperialistas europeos — sobre todo eso marcó sus sociedades, sus políticas y sus
de Inglaterra— y estadounidenses marcaron formas estatales.
a todos los países de América Latina. Las fa- También les es común un importante retra-
ses expansivas y recesivas de la Revolución so en el desarrollo industrial, trabado histórica-
industrial, las guerras de 1870, 1914 y 1939, la mente tanto por las fuertes presiones del “cen-
crisis de los años treinta y la evolución del ni- tro”, que quería vender en Latinoamérica sus
vel de vida en el “centro” del capitalismo “at- productos, como por los fuertes vínculos de
lántico” marcaron también a todos los países complementariedad entre la matriz económica
con ciclos de auge y deterioro de sus econo- y social exportadora local y los países centra-
mías nacionales, todas muy dependientes de les compradores.
las materias primas exportables. Todo ello in- Es en ese contexto que, luego de la crisis de
fluyó fuertemente sobre la estructura interna los años treinta, en buena parte de la región,
de dominación y aspectos del formato de la se produjo un gran impulso al papel del Estado
estructura de clases y sus conflictos en todos desarrollista y empresario. Cierto que, con al-
los países latinoamericanos, cualquiera fuera tibajos según cada país, pero creando un fenó-
su subregión y su lengua. Si bien en cada caso meno realmente “latinoamericano” que en mu-
ello pasó por el tamiz de la respectiva socie- chos casos generó un modelo político propio
dad nacional, todos los países fueron afecta- de “populismo integrador”, sobre todo de base
dos al mismo tiempo durante cada nuevo ciclo urbana, pero no únicamente.
histórico, aunque fuere en grados diversos. En Ni que hablar de que todos los países fueron
eso siempre se han igualado —por ejemplo— también objeto de fuertes y sucesivas presio-
Ecuador con Brasil, Honduras con Argentina nes imperialistas, las que, en los años de pos-
o Chile con México.
Por otro lado, es indudable que en todos los
38 Actualmente, con la sola excepción de Cuba; duran-
países latinoamericanos existió y existe un
te breves períodos, de Nicaragua, y, tendencialmente,
del Chile de la Unidad Popular.
620 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

guerra, los llevó a ser fuertemente implicados en Entre los criterios de diferenciación utilizados,
la polarización Estados Unidos/Unión Soviética. se pueden mencionar brevemente ahora los cliva-
Ya en los años ochenta y noventa, a todos ellos jes ligados a variables como el “tamaño del país”
se los presionó con rigor para que aplicaran las (Brasil y México versus pequeños países); el “tipo
recetas neoliberales del Consenso de Washing- de vínculo” con las economías centrales (econo-
ton, privatizaran empresas públicas y flexibiliza- mías de enclave versus economías de control na-
ran las leyes laborales. Y si bien es cierto que no cional); el “predominio lingüístico” (Brasil y parte
todos fueron invadidos por los Estados Unidos del Caribe versus los países hispanohablantes); el
en el siglo XX, todos sufrieron las presiones mi- “grado de desarrollo industrial” (antes de los años
litares directas o indirectas y, en muchos casos, sesenta, Argentina y Chile versus Perú y El Sal-
la intervención de apoyo a los golpes militares vador); la “composición étnica” (México versus
regresivos y —por supuesto— represivos. Costa Rica); el “desarrollo político e institucional”
(Uruguay versus Bolivia) y así sucesivamente. A
Las múltiples diferenciaciones veces, esos modelos comparativos y de diferen-
y un esquema clásico ciación han combinado diversas variables con
Pero —como ya dijimos— a ese momento del resultados —sin duda— de real utilidad analítica.
análisis en que se debe reconocer y analizar las Junto a esos modelos analíticos y clasifica-
similitudes y convergencias entre las diversas so- torios de diversidades, existe una organización
ciedades y países, debe seguirlo el momento de la clásica de las “diferencias” entre países sobre
desagregación y diferenciación. base primariamente geográfica, aunque, en rea-
En rigor, los criterios para analizar y clasificar lidad, recubre parcialmente también criterios
los países latinoamericanos en sus diferencias socioculturales y socioeconómicos implícitos.
y clivajes no solo han sido y son múltiples, sino Nos referimos al agrupamiento en países andi-
que han evolucionado con el tiempo y a menudo nos, centroamericanos, Caribe insular, Cono
responden —no siempre en forma explícita— Sur, México y Brasil.39
a distintos modelos teóricos de análisis. Todos
ellos tienen en común que jerarquizan las dife-
39 Que —por cierto— es el criterio de agrupamien-
rencias internas dentro del marco global “Amé-
to que se utilizó para los módulos regionales en el
rica Latina”. Proyecto AMELAT II de la Universidad Complutense
Parte V. América Latina 621

A pesar de su simplicidad aparente —y sus niveles económicos. Lo mismo puede ob-


de algunas rigideces y puntos ciegos—, esa servarse en Centroamérica, por ejemplo, entre
clasificación integra, de hecho, un buen nú- Costa Rica y Honduras, y se podría seguir dan-
mero de variables significativas para análi- do ejemplos.
sis que van mucho más allá de lo puramente Antes de analizar con más detenimiento uno
geográfico y de la ocupación del territorio. de los ejemplos de fuerte diferenciación exis-
Es evidente que, según sea la disciplina y el tente en la región (el bloque Cono Sur: Chile,
nivel de análisis, esos agrupamientos deben Argentina, Uruguay) y sus aspectos singulares
ser flexibilizados, pero si se acepta que tie- respecto al resto de Latinoamérica, veamos
nen “fronteras móviles”, siguen siendo útiles más brevemente otros ejemplos de diferencias
para un estudio no simplista y que no caiga y clivajes definidos desde otros principios de
en “unificaciones” abstractas y simplificado- diferenciación.
ras del continente.
Pero hay que tener siempre presente el pro- La demografía étnica fue y es
blema planteado por el hecho de que en varios un fuerte principio diferenciador
de esos casilleros las diferencias o distancias No se necesita entrar ahora a un análisis
dentro de una subregión —o incluso dentro de afinado de todas las dimensiones que la antro-
un mismo país— son muy fuertes y traspasan pología y la sociología han analizado y dimen-
los límites conceptuales del propio agrupa- sionado en torno a la problemática de la etnici-
miento. Es el caso, por ejemplo, de Brasil y dad, cultura, raza, mestizaje, hibridez o discri-
México, donde conviven características socia- minación para constatar que, desde el siglo XV
les, económicas y culturales de más de una de en adelante, hubo en los territorios ocupados
esas regiones. Lo mismo sucede con Venezuela por España y Portugal, una diferencia sustan-
y Bolivia que, siendo del grupo “andino”, pre- cial entre aquellos que ya estaban densamen-
sentan diferencias muy significativas entre sí te poblados por sociedades complejas y muy
en lo referente a sus estructuras sociales y en avanzadas en diversas áreas con aquellas que,
o estaban semivacías, o estaban pobladas por
comunidades más nómades y que vivían bási-
y su Maestría de Estudios Contemporáneos de América
Latina. camente de actividades colectoras.
622 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

En los primeros —más allá de las grandes expansión de las relaciones asalariadas y la
matanzas y muertes masivas por enfermeda- organización de trabajadores y capas medias
des—, la masa indígena o mestiza siguió hasta urbanas y rurales.
hoy día constituyendo la mayoría o una parte Sin jerarquizar esta dimensión diferencial
muy importante de la población. Aún después de la estructura subregional, no se podría, por
de las migraciones europeas de fines del siglo ejemplo, entender adecuadamente el peso y la
XIX y el XX. Algo bien diferente sucedió en significación que tienen actualmente en buena
los segundos territorios, donde el desarrollo parte de los llamados países andinos (e inclu-
del siglo XX ya se dio con un peso decisivo so en México y Guatemala) las grandes movi-
de las nuevas capas migratorias, en general lizaciones y reclamos de tipo étnico-político. Y
europeos blancos. tampoco entender las dificultades que tienen
Lo importante en esto no son —obviamen- los otros países para entender a fondo esos fe-
te— las diferencias étnicas y culturales en sí nómenos reivindicatorios en su complejidad y
mismas, sino el hecho de que, en el primer también en su radicalidad constituyente.
caso, las minorías blancas —primero, ibéricas,
y luego, criollas— impusieron a los indios y sus Un gran clivaje con el Brasil
descendientes una dominación radicalmente desde el Tratado de Tordesillas
excluyente de derechos de todo tipo, y ello du- La diversidad del idioma es de lejos el as-
rante siglos.40 En cambio, en los otros casos, pecto menos significativo de la gran distancia
su desarrollo poscolonial y moderno —luego histórica que existió en Latinoamérica y, du-
de aniquilar o arrinconar a buena parte de los rante siglos, entre el Brasil y el resto del con-
indígenas— tuvo más espacio para la constitu- tinente. Mucho más importante que la lengua
ción de sociedades menos fragmentadas y ex- fueron los efectos seculares del reparto de
cluyentes. En particular, con la más temprana América del Sur entre los reinos de Castilla y
Aragón y Portugal, con el Tratado de Tordesi-
llas de 1494. Tratado firmado pocos lustros
40 Brasil es un caso especial, pues organizó en gran después de la llegada de Colón al Caribe. Es
escala la importación de esclavos. Pero en este aspecto,
a partir de allí que se fueron consolidando
generó una sociedad igualmente polarizada y excluyen-
te que en el caso anterior. las estructuras culturales, políticas y también
Parte V. América Latina 623

económicas que han separado fuertemente De ahí ese clivaje inesquivable para un buen
ambos “lados” de América Latina hasta hace análisis de América Latina que es el contraste
no mucho tiempo (el tratado del Mercosur es entre la gran fragmentación de los territorios
un muy reciente comienzo de superación de antiguamente hispanos y la unidad política y
esa división estratégica). territorial de un “país continental”. Y ello, más
En primer lugar, cabe señalar que la ausen- allá de todas las fuertes tensiones regionales
cia en el lado atlántico de sociedades indíge- que siempre albergó Brasil en su seno.
nas complejas, avanzadas y, sobre todo, nume- Si bien fue un proceso con fluctuaciones, la
rosas como fuente de mano de obra semiservil dispersión en múltiples Estados nacionales en
favoreció la expansión del masivo tráfico de la América Latina otrora hispánica fue agudi-
esclavos africanos hacia Brasil, con todos los zando las distancias entre ambos lados de la
efectos duraderos que eso tiene —aún hoy— línea imaginaria de Tordesillas (que, además,
sobre la construcción de ciudadanía y las rela- Brasil siempre la fue corriendo hacia el Oeste
ciones sociales en general. y el Sur).
En segundo lugar, la huida de la corte portu- Es por ello que, aún hoy, cuando el Merco-
guesa hacia “su colonia” con motivo de la ex- sur inició un verdadero cambio de estrategia
pansión napoleónica sobre la península ibérica en América del Sur (y, más aún, si se confir-
modificó la ecuación del período independentis- mara el ingreso pleno de Venezuela), hay tan-
ta. En efecto, a diferencia del “lado castellano”, tas dificultades para compatibilizar esas dos
donde las guerras regionales derrotaron a los partes del tablero. Esa dificultad se condensa
ejércitos coloniales debilitados, en Brasil, la pre- en un aspecto quizás simbólico y discursivo
sencia de la corte más la clase ilustrada, autori- pero nada menor: el proyecto bolivariano que
dades religiosas centrales y la oficialidad militar impulsa el presidente Hugo Chávez. En efecto,
superior favoreció la preservación de la unidad tiene algo de paradójico —y no deja de crear
territorial de ese medio continente —contra reales dificultades— que ese impulso unitario
diversas invasiones europeas y luego varios se- quiera sintetizarse con la imagen y el discurso
cesionismos locales—, y constituyó un imperio de un dirigente predominantemente “andino”,
local con vocación unitaria interna y también como es el caso de Simón Bolívar, quien no
expansionista hacia su entorno. tuvo ni tiene casi ninguna significación en el
624 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Brasil, nada menos que el principal país de El Cono Sur, un bloque con
América del Sur. Allí solo conocen a Bolívar41 particularidades significativas43
42
los especialistas en historia de América La- En esta última parte nos detendremos, con
tina —que son pocos, por cierto—, y su invo- cierto detalle, en un ejemplo —entre otros
cación discursiva y televisiva difícilmente lle- posibles— de la importancia que cobra ana-
gará a tener algún efecto popular en ese país, lizar las diferenciaciones o especificidades
incluso entre la mayoría de sus élites. subregionales cuando se trata de compren-
Concluyo este aspecto repitiendo que las der y tratar de explicar procesos socioeconó-
diferencias del proceso brasileño con el res- micos y políticos “significativos por diferen-
to de los países son mucho más variadas y cia” dentro de ese gran paquete global que es
profundas que el idioma. Y ellas deben ser América Latina.44
estudiadas en su especificidad para entender De entre los elementos comunes del con-
la América Latina de hoy y sus posibles esce- junto del subcontinente —que antes mencio-
narios futuros. Ello no anula —obviamente— namos—, es fundamental percibir que muchos
sus similitudes en muchos otros aspectos con pasaron por el prisma de las particularidades
el resto del continente. históricas de las sociedades sureñas y termi-
naron conformando matrices societales signi-
ficativamente diferenciadas del resto. Veamos
ahora brevemente algunos de esos elementos.
Una población originaria que tuvo menor peso
cuantitativo y menor desarrollo “civilizatorio”

41 No solo por ser más grande, sino por tener el mayor


PBI y la mayor población. Amén de ser, en las últimas 43 Reitero que en este artículo solo me refiero a Chile,
décadas, el país con mayor desarrollo industrial de Argentina y Uruguay.
América Latina. 44 Debe quedar claro que se trata solo de un ejemplo
42 Algo similar sucede con otros referentes de las lu- entre otros posibles, elegido para ilustrar con un caso
chas de independencia de España, como José de San empírico la lógica de nuestra proposición. Perfecta-
Martín, Antonio José de Sucre o Bernardo O’Higgins, mente, podríamos haber ejemplificado con América
entre otros. Central o el Caribe insular.
Parte V. América Latina 625

que en otras regiones de América Latina: ello país. Ello liberó al Cono Sur de invasiones e in-
facilitó las guerras de exterminio llevadas ade- tervenciones estadounidenses en gran escala, a
lante por España durante la colonia y, por lo diferencia de lo sucedido en México, Centroa-
tanto. su menor presencia demográfica, cultu- mérica y el Caribe. Como buena parte de lo ex-
ral y social cuando se desarrolla el capitalismo portable por la subregión era también produci-
dependiente en la fase posindependencia. do en Estados Unidos (salvo ciertos productos
En buena medida, como corolario de lo an- tropicales de amplio consumo, como las bana-
terior, hubo un gran peso de las posteriores nas), ello ligó por mucho tiempo su economía
migraciones europeas masivas, ahora ligadas exportadora más fuertemente a Inglaterra, Ale-
a las crisis políticas y de empleo generadas en mania y Francia.
el viejo continente por la Revolución industrial Sobre esos elementos, que podemos llamar
capitalista y por sus impactos en el campo. estructurales y de larga duración, se fueron
Esas nuevas migraciones que se radicaban en conformando, durante el siglo XX, unas estruc-
estos países estaban compuestas por masas turas sociales y políticas bastante particulares
de campesinos pobres, obreros industriales a la subregión y que podemos simplificadamen-
desocupados con experiencia manufacturera te describir así:
y de luchas sociales, más algunos núcleos de
empresarios con capital. Estos países también –– Un crecimiento económico que incluyó más
tuvieron una cantidad reducida de población tempranamente una mayor industrialización
esclava importada de África si se les compara —parcialmente estatal— con cierto desarro-
con varios otros de la Latinoamérica. Y, por lo llo del mercado interno, reduciéndolo que
tanto, también un menor impacto discriminato- redujo el peso de los sectores oligárquicos
rio excluyente en sus tradiciones políticas y de tradicionales en la economía y favoreció la
derechos ciudadanos. expansión de los sectores industrial y de
A su vez, la importante distancia física — servicios con base urbana. Eso contribuyó
para los medios de transporte de la época— también a la generación de niveles de ingre-
entre el Cono Sur y los Estados Unidos gene- so promedio bastante altos para la región,
ró durante buena parte del siglo XIX y XX una diferencial que se mantuvo en parte a pesar
relativa barrera a la presencia militar de aquel de las crisis de los años noventa.
626 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

–– Un proceso paralelo y más precoz de ur- –– Se estableció una matriz sociopolítica fun-
banización que el resto de América latina, dada en un desarrollo con cierta autonomía
lo que incorporó masivamente población relativa entre Estado y sociedad civil que
a las ciudades y aportó fuerza de trabajo convivió con una densa red de movimien-
para la industrialización. Eso no solo fa- tos y actores colectivos. La organización y
voreció la formación de una fuerza de tra- desarrollo relativo de la sociedad civil fue
bajo asalariada formal, sino que ayudó a —antes que en otros países— bastante más
crecer el mercado interno como motor de fuerte y con mayores espacios de autono-
la economía. mía relativa.
–– Procesos tempranos impulsados desde el –– El Estado nacional y los partidos políticos
Estado para promover la extensión de la se fortalecen bastante temprano como ac-
educación primaria pública y gratuita. Ello tores centrales de la política. Esto generó
redundó en fuertes bajas del analfabetismo, la extensión, también temprana, de altas
un impulso a la integración ciudadana y una tasas de participación ciudadana por la vía
expansión creciente de la educación bási- de la expansión del sufragio universal y la
ca, media y superior. competencia entre partidos por el acceso
–– Asimismo, se crearon bastante temprana- al Gobierno. Ello debilitó, con más ante-
mente —por el Estado— sistemas de bien- lación que en otros lugares, algunas de las
estar social, aunque bastante concentrados formas oligárquicas puras de control social
en los espacios urbanos y para los trabaja- y del Estado.
dores formales (del Estado y privados).
–– La estructura de clases y la estratificación Similares entre sí pero también
social se caracterizó —como aspecto dife- diferentes
rencial— por una mayor clase obrera in- Para enfatizar la importancia que le asigna-
dustrial y manufacturera formalmente inte- mos a la mirada analítica que jerarquiza el par
gradas al sistema productivo, así como por una/múltiple cuando se trata de estudiar Amé-
una presencia bastante amplia de sectores rica Latina, queremos ahora mostrar que, de
de clase media urbana y también rural. todos modos, sería a su vez erróneo deducir de
Parte V. América Latina 627

lo dicho en el párrafo anterior que ese marco recurrentes golpes de Estado—, mientras que
diferencial común hace de Chile, Argentina y el juego político civil y la estabilidad del siste-
Uruguay países con sociedades, procesos po- ma político fueron mucho mayores en Chile y,
líticos e historias básicamente similares. Ello sobre todo, en Uruguay.
supondría aceptar un determinismo ahistóri- Lo mismo podría decirse de las dictaduras
co y fuera de lugar, por parte de esas simi- militares de los años setenta en los tres países
litudes estructurales generales mencionadas. que, más allá de sus similitudes ideológicas, el
Ellas ayudan —sin duda— a comprender va- apoyo común de los Estados Unidos, sus prác-
rios aspectos diferenciales globales del pro- ticas de terrorismo de Estado y su combate a
ceso de conformación de esos países, pero no las fuerzas progresistas, tuvieron —sin embar-
deben ocultar a su vez las diferencias en los go— orígenes concretos, prácticas económicas
procesos económicos, sociales y también po- y procesos de crisis y caídas bastante diferen-
líticos entre ellos. tes en su desarrollo y en su temporalidad.
Solo para ejemplificar lo anterior, puede Vemos, entonces, que la complejidad de las
observarse que Chile tuvo un gobierno de coa- sociedades latinoamericanas exige, justamen-
lición con socialistas ya en los años treinta te, para su estudio, un tipo de teoría y de méto-
y luego, el gobierno de la Unidad Popular de do que resista tanto la tentación simplificadora
Allende, incluyó la coalición socialista-comu- que borra las fuertes especificidades naciona-
nista, mientras que, en Argentina, nunca las les o subregionales como la tentación contra-
luchas sociales obreristas y clasistas tuvieron ria, que disuelve el objeto de estudio en una
representaciones políticas de masas a través casuística nacional absoluta y desagregada. Es
de partidos de izquierda. A su vez, en Uruguay, decir que creemos firmemente en la importan-
si bien la ampliación de derechos ciudadanos y cia científica, cultural y también política de los
políticos fue más temprana y amplia y el siste- estudios latinoamericanos como tales; asimis-
ma político más estable, las izquierdas recién mo, en la de su enseñanza curricular. En ese
llegaron a tener peso político electoral signifi- aspecto, debemos recoger y potenciar la rica
cativo muchos años más tarde que en Chile. y larga tradición de trabajo académico hecho
A su vez, el militarismo fue central en Argenti- en la región, así como también en Europa y los
na durante buena parte del siglo XX —se dieron Estados Unidos.
628 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Bibliografía Cardoso, F. H. y Faletto, E. 2002 Dependencia


Al tratarse de un artículo breve, con enfo- y desarrollo en América Latina. Ensayo
que de tipo global y orientado a promover so- de interpretación sociológica (México DF:
bre todo una reflexión entre especialistas, se Siglo XXI).
excluyen referencias bibliográficas detalladas Cuevas, A. 1978 El desarrollo del capitalismo
para cada uno de sus ítems; las que, por otra en América Latina (México DF: Siglo XXI).
parte, serían abrumadoramente numerosas. González Casanova, P. (ed.) 2007 América
Pero sí indicamos unos pocos textos, bastan- Latina. Historia de medio siglo
tes clásicos, que ejemplifican bien —a partir de (México DF: Siglo XXI) Vols. I y II.
distintos modelos teóricos— esa tarea intelec- Ianni, O. 1990 “La idea de América Latina” en
tual tan compleja e ineludible de los analistas Roitman, M. y Castro-Gil, C. (eds.) América
que han querido mantener viva la dialéctica Latina: entre los mitos y la utopía (Madrid:
entre unidad y diversidad de América Latina. Universidad Complutense de Madrid).
Hay —por supuesto— muchos otros ejemplos Touraine, A. 1987 Actores sociales y sistemas
posibles tanto en la academia latinoamericana políticos en América Latina (Santiago de
como europea y norteamericana. Chile: Programa de Empleo para América
Latina y el Caribe, OIT)
Calderón, F. y Dos Santos, M. R. 1995 Vekeman, R. y Segundo, J. L. 1962 “Ensayo
Sociedades sin atajos. Cultura, política y de tipología socioeconómica de los países
reestructuración económica en América latinoamericanos” en Aspectos sociales del
Latina (Buenos Aires: Paidós). desarrollo económico en América Latina
Bruselas: Unesco).
Con la elección de Dilma ¿hacia dónde va Brasil? *

C ulminó la segunda vuelta electoral en Bra-


sil con el resultado que debió producirse
ya en el primer turno, de no haberse dado el
análisis iniciales casi siempre tienden a concen-
trase en factores tipo perfil del candidato, cali-
dad de sus asesores y publicistas, microcoyun-
corrimiento final de votos muy diversos y he- tura económica, prestigio de un líder, etcétera.
terogéneos hacia Marina Silva.45 Es decir que, Sin duda, esos factores pesan siempre en los
tal como fue previsto, finalmente se afirmó la resultados; pero —sin caer en determinismos
“convergencia de fuerzas” que presionaban por simplistas—, pienso que hay elementos más
mantener los grandes ejes del proceso político globales y de más aliento que explican no solo
y socioeconómico de los dos gobiernos de Lula. el prestigio de Lula y la victoria de la supuesta
Decir esto parece casi obvio, pero en realidad “desconocida e inexperta” delfina (en realidad,
no lo es, pues se trata de un proceso complejo tiene una muy larga historia militante y de ges-
y que combina fuerzas sociales, económicas y tión en el Estado). Caricaturizando el razona-
culturales diversas y no todas evidentes a pri- miento, podría decirse que cualquier candidato
mera vista. que expresara esa relación de fuerzas hubiera
Siempre es difícil “leer” en una elección to- ganado —esta vez— el desafío plebiscitario
dos los procesos que llevan a un resultado. Los que planteó Lula desde hace dos años cuando
definió su estrategia electoral.
Ciertos analistas y los diarios opositores su-
* Publicado en La Jornada 2010 (México  DF) 6 de gerían que, en el fondo, no había muchas dife-
noviembre. En <www.jornada.unam.mx/2010/11/06/ rencias entre el programa de Serra y el de Dil-
opinion/016a1pol> acceso 27 de julio de 2017.
45 El espacio electoral real de esta estaba entre el 10%
ma (curiosamente, lo mismo decía el PSOL y
y el 12% de votos, y no el 20% que finalmente alcanzó. otros pequeños grupos de ultraizquierda). Eran
630 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

los mismos que decían que tampoco había gran- llevaron a la victoria de Dilma, a caballo de la
des diferencias entre las políticas económicas ola gigante del líder que articuló con carisma
de Fernando Henrique Cardoso y de Lula. Si y pragmatismo las contradicciones entre las
ese fuera el caso, no se entendería una lucha partes de ese conglomerado. Algunos han ha-
electoral tan dura y casi “salvaje” como la que blado de oportunismo, pero lo cierto es que ese
plantearon en la campaña Serra y sus aliados. modelo y ese tipo de gestión fue el que logró
¿Será solo lucha entre subélites y aparatos por llevar a la sociedad brasileña (y a Brasil como
controlar el poder, como sostuvo ayer Cardo- país) a los significativos niveles de desarrollo
so, entrevistado luego del segundo turno? económico y social interno y al peso en la esce-
No hay dudas de que los dos gobiernos de na global que ha adquirido.
Lula mantuvieron los grandes equilibrios ma- Los pobres progresaron notoriamente, los
croeconómicos y en eso el gobierno del PSDB trabajadores encontraron empleo como nunca
estuvo de acuerdo en su momento (aunque antes, la inversión en educación creció expo-
no lo logró con la misma eficacia). Asimismo, nencialmente, los programas sociales se mul-
de que Dilma promete mantener esos linea- tiplicaron, las grandes centrales sindicales fue-
mientos. Sin embargo, junto con los lógicos ron asociadas al aparato del estado y hasta el
conflictos de grupos de influencia y poder en MST logró un espacio bastante confortable de
todo proceso político, la victoria de Dilma- tira y afloje con el gobierno. No extraña, enton-
Lula parece expresar la suma de beneficiados ces, que apoyaran a Dilma y que sus cuadros di-
por un modelo de acumulación que fortalece rigentes lo hicieran con cierto tono dramático y
—en un contexto de capitalismo periférico de lucha contra el “retroceso histórico”.
tardío— la asociación entre Estado – grandes Pero al mismo tiempo crecieron los bancos
empresarios neoexportadores – grandes gru- y muchas grandes empresas (nacionales y ex-
pos sindicales y sus bases – masas pobres en tranjeras) que ganaron muchísimo dinero y
ascenso económico y de ciudadanía – buena asimilaron como una contrapartida necesaria e
parte del gran capital financiero e industrial inevitable la necesidad del fuerte gasto público
para mercado interno. social y asistencial hacia los más pobres.
Es ese bloque y los contundentes resultados Y algunas empresas públicas, como el BN-
(para todas las partes involucradas) los que DES, y mixtas, como Petrobras, fueron pun-
Parte V. América Latina 631

tales para fogonear la inversión pública estra- Se afirma, así, una ecuación de liderazgo
tégica dentro y fuera de Brasil. En especial en brasileño en el Mercosur y en América del Sur,
al área energética, justamente tan maltratada con muy probables impactos sobre el desarro-
durante los gobiernos de FHC. llo de toda la región y mayor autonomía respec-
En un contexto internacional relativamen- to al capitalismo central o avanzado. Y ello, en
te favorable, parece haber triunfado entonces un contexto de democracia política bastante
el proyecto y los grupos que quieren consoli- fortalecida y con efectos positivos sobre lo que
dar a Brasil como un exponente expresivo del podemos llamar la democracia social.
nuevo capitalismo periférico emergente y con ¿Quiere decir eso que Serra, Cardoso y sus
un papel de liderazgo en la región que, al mis- aliados estén en contra de un liderazgo regio-
mo tiempo, le sirve de palanca y de colchón nal de Brasil? De ninguna manera, pero sí que
protector. Pero es importante señalar que eso su lógica de articulación con el capitalismo
se viene dando en un formato que jerarquiza, mundial, con las fuerzas sociales no propieta-
por un lado, la integración social interna (aun rias y con la relación Estado – empresas pri-
con grandes déficits heredados de un largo pa- vadas harían políticamente muy difícil llegar a
sado) y, por otro, la integración regional con ese objetivo en el actual contexto histórico.
significativa vocación autonomista respecto ¿Quiere decir, por otro lado, que el gobierno
a Estados Unidos y lo que se ha llamado un de Dilma logrará necesariamente consolidar
“trato amigable” para los vecinos, en espe- ese recorrido? No es algo automático, pues hay
cial los más débiles, como Bolivia, Paraguay muchas trabas en el seno de la alianza de par-
y Ecuador, entre otros. Todo esto aparece tidos que apoyó a Dilma y en la compleja arti-
muy acotado desde una mirada finalista con culación de intereses sectoriales y regionales
horizonte socialista, pero representa —sin la que compone Brasil. Pero el fuerte apoyo de su
menor duda— una verdadera ruptura, en lo base social, la relativamente cómoda mayoría
interno, con el pasado de atraso oligárquico parlamentaria que obtuvo y el enorme impac-
tradicional y, en lo externo, con el aislamien- to estratégico (en muchos planos) del reciente
to de Brasil en América Latina y la conside- descubrimiento de gigantes recursos petrole-
rable docilidad hacia Estados Unidos y los ros le dan a su gobierno una base realmente
países centrales. sólida para avanzar.
El Uruguay frenteamplista
Particularidades en el horizonte progresista
sudamericano reciente*

A sistimos a la configuración de crisis polí-


ticas importantes en varios de los países
con gobiernos progresistas de América del Sur
comparativos —en la academia y entre los po-
líticos— no lo incluía en la lista de gobiernos
progresistas o lo hacía a regañadientes.
en estos lustros pasados. Venezuela (y ahora Teniendo en cuenta ese marco de procesos
Brasil), pero antes Paraguay y Argentina, han influidos por partidos progresistas en la cons-
pasado por corrimientos hacia la centrodere- trucción democrática en la región y los forma-
cha y la derecha en sus gobiernos o en sus equi- tos diversos que eso ha tomado en América La-
librios políticos internos. A veces, por mecanis- tina, nuestra exposición hará énfasis en las par-
mos electorales relativamente transparentes, y ticularidades del caso uruguayo. Esto no por
otras, por golpes más o menos disimulados. provincialismo, sino para tratar de señalar las
En ese contexto se destaca la continuidad especificidades y originalidades del largo pro-
política de Uruguay con su gobierno fren- ceso de conformación de las fuerzas progre-
teamplista, por lo que cabe preguntarse sobre sistas y su forma de inserción en la construc-
los motivos de esa estabilidad relativa. Tanto ción democratizante de la sociedad uruguaya.
más cuando, en estos años, muchos análisis A pesar de que Uruguay es un país pequeño,
en el análisis de los procesos sociopolíticos,
* Publicado en El Uruguay desde la Sociología 2016 el tamaño en sí mismo no descalifica la signi-
(Montevideo: Departamento de Sociología, Facultad de ficación conceptual, teórica e incluso práctica
Ciencias Sociales, Universidad de la República) XIV.
de los procesos en los llamados “pequeños paí-
Desgrabación corregida por el autor de la conferencia
en el seminario internacional “Desafios das democra- ses”. Esto vale no solo para Uruguay, sino que
cias na América Latina”, CLACSO – Universidade de —como sabemos— ha sido el caso de otros,
São Paulo, San Pablo, 2015. como Costa Rica, Cuba, Nicaragua (en su
634 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

momento) y, actualmente, los casos de Ecua- trucción ideológica dominante y utópica de un


dor y Bolivia (de Sierra, 1994). Uruguay que nos parecía estaba ya agotado y
Lo cierto es que, si bien el Uruguay fue pio- que debía de ser transformado radicalmente.
nero en la región —desde el primer período bat- Debe recordarse que ya se había producido la
llista del primer tercio del siglo XX— en cuanto Revolución cubana, y cualquier tema se veía
a la paulatina construcción de ciudadanía uni- atravesado por ese hecho de impacto: todo se
versal, reconocimiento de derechos sociales impregnaba de esa problemática planteada en
y de construcción estable y legitimada de un el mundo por la irrupción en el proceso latinoa-
sistema político y de partidos (incluidos los de mericano de la revolución, primero, democráti-
izquierda), eso no significa que las fuerzas po- ca y antiimperialista, y luego, socialista dentro
pulares o progresistas y de izquierda, no hayan de un modelo predominante soviético.
buscado su identidad durante décadas tratan- Desde esos años hasta el presente, sigue
do de mostrar el carácter limitado y burgués de planteado en la comparación latinoamericana
dicha sociedad. Ese choque entre los proyectos el contraste entre quienes elogian al Uruguay
de izquierda, por un lado, y el carácter compa- y aquellos —entre nuestros políticos, militan-
rativamente más inclusivo y más democrático tes e intelectuales progresistas— que hacían
de la sociedad y la política uruguaya, por otro, fuertes críticas a la situación social y política
explica por qué para muchos universitarios de del país y querían transformarlo profundamen-
los años sesenta y setenta —con bríos revolu- te. Pero munidos de una importante masa de
cionarios y reformistas— se les hacía difícil datos objetivos, muchos analistas de América
aceptar el juicio muchos extranjeros que les Latina, de Europa y de Estados Unidos siguen
decían: “Ustedes están locos, ¿por qué quieren apuntando a elogiar muchos aspectos de la es-
cambiar Uruguay si son el mejor país de Amé- tructura social, política y cultural del país en
rica Latina?”. su historia moderna. Insisto en que esa tensión
Y era cierto que los jóvenes progresistas ya se daba desde los años cuarenta y cincuenta
de esa época querían cambiar profundamente del siglo pasado.
el país, una masa de inequidades sociales, de En fin, veo ahí una contradicción que me
prácticas corruptas acumuladas y de estanca- parece vale la pena resaltar para ayudar a en-
miento económico encubierta por una cons- tender los problemas de todos los procesos de
Parte V. América Latina 635

América Latina. Las especificidades del caso diferentes, construcción histórica de ciudada-
uruguayo alimentan la contradicción de visio- nía diferente; lo mismo sus estructuras con-
nes sobre su enfoque de análisis y su práctica, y cretas de clases y fracciones y su papel en el
eso ilumina el problema teórico del análisis de Estado nacional. Por lo tanto, quien no incor-
los otros procesos latinoamericanos. pore eso ese punto de partida no dará cuenta
Hace años que trabajo en sociología política adecuadamente de lo común de los procesos
de América Latina, enseño sobre América La- de construcción democrática en su profunda
tina, y he vivido en muchos países de América heterogeneidad y diversidad, lo que es parte
Latina (a veces, obligado por la circunstancia, del propio proceso de construcción democrá-
otras veces, por gusto y por invitación de tra- tica en la región.
bajo). Siempre he combatido intelectualmente Partiendo de esas premisas, mi análisis de
la idea de que pueda hablarse de América La- estos últimos diez o quince años en América
tina como un todo homogéneo. Casi nadie de- Latina —o por lo menos en América del Sur—
fiende eso teóricamente, pero muchos análisis es que se ha producido una especie de irrup-
de derecha y de izquierda razonan, de hecho, ción que yo llamo “plebeya” (si bien se entien-
como si realmente lo fuera. Como digo en un de lo que quiero decir, quizás no sea técnica-
libro publicado hace unos años (América Lati- mente el término adecuado). Plebeya, porque
na, una y diversa), se trata justamente de eso: hay actores subordinados o marginados que
percibir que es una y diversa al mismo tiempo. entran en escena a veces solos_ socialmen-
Ello obliga a un proceso de construcción inte- te hablando, movimientos sociales que hacen
lectual que dé cuenta de por qué hay elementos política con las muchas formas que, cómo se
que permiten estudiarla como América Latina sabe, se hace la política; otras veces, irrumpen
y por qué es una superficialidad comparar sin articulados en procesos políticos más explíci-
mediaciones analíticas, por ejemplo, el proce- tos, donde movimientos populares o sociales
so político y social de Bolivia (o de Brasil) con se articulan directamente con la política. Son
el del Uruguay en tal o cual momento histórico, procesos originales que surgen luego del fra-
sea en los años cincuenta, setenta, o noventa. caso de múltiples procesos revolucionarios de
Son todos latinoamericanos, pero son socie- los años sesenta y setenta en América Latina
dades diferentes, sistemas políticos históricos que no podemos analizar aquí.
636 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Los procesos concretos de construcción compleja y ambivalente entre democracia,


democrática progresista hoy día obligan a pre- socialismo y economía. En esa etapa históri-
cisar el horizonte conceptual en el cual traba- ca o momento se plantea que no hay posibi-
jamos. No debemos olvidar que, después de lidades de construir ni desarrollo material ni
Bolívar, en su momento, la CEPAL pensó Amé- democracia en América Latina si no es cam-
rica Latina como un todo en términos de inte- biando el modo de producción y las relacio-
gración, producción, generación de industria, nes sociales de producción construyendo el
mercado, etcétera. Aunque sabemos que fue un socialismo. Esa propuesta tuvo en ese perio-
desarrollismo que no prospero a largo plazo. do un gran impulso en muchos países; era la
Y el siguiente momento alto de la propuesta propuesta de un proceso de integración revo-
de democratización e integración Latinoameri- lucionario que quiso construir el socialismo
cana fue un proyecto orientado principalmen- como condición necesaria para la solución a
te a la democratización social y al socialismo: los problemas de cada país.
simplificando, podemos decir que era el pro- Para ejemplificar la idea de los momentos y
yecto del Che y de los movimientos socialistas su contexto, puede usarse, justamente, el caso
y comunistas que quería la revolución socialis- del presidente José Mujica, que fue guerrillero
ta en América Latina. Muchos de ellos inspira- y revolucionario en los años sesenta y setenta.
dos en un sentido amplio o general en el proce- En ese momento histórico, muchos de los pro-
so de Cuba, pero impulsados por situaciones gresistas lo hubieran criticado muy duramente
endógenas nacionales y subregionales. Sabe- como “reformista” si hubiera dicho lo que hoy
mos que en Perú hubo tres intentos reales de dice al afirmar: “Lo primero que debe hacer un
organización guerrillera; en Argentina, tres o gobierno progresista es que la gente coma to-
cuatro en distintos momentos y en distas regio- dos los días”. Se hubiera dicho que ahí había un
nes y ciudades, con distintas denominaciones; renunciamiento o postergación de la propuesta
en Uruguay, dos; también los hubo en El Salva- revolucionaria, y eso en aquel momento era in-
dor; en República Dominicana; en Venezuela; tolerable para las juventudes progresistas más
en Colombia; en Brasil. Ello sucedió en distin- lúcidas de América Latina. Más lúcidas, instrui-
tos momentos, pero es indudable que existió das y militantes, sea por la vía sindical, sea por
en esos movimientos políticos una relación la de los partidos que formaban militantes, sea
Parte V. América Latina 637

por la de la Universidad. Eso era así porque ha- en la región en esa escala: tomaron la palabra,
bía un horizonte de construcción de democra- hicieron la filosofía práctica y votaron una y
cia que pasaba por la transformación del modo otra vez contra los medios de comunicación, a
de producción de bienes materiales y de las pesar del dominio de los mass media, de los
respectivas relaciones sociales de producción. lugares comunes, del poder del capital concen-
Y como se entendía que era muy difícil —o casi trado, de la influencia de las multinacionales.
imposible— producir eso mediante elecciones, Es en ese contexto de nuevo tipo que se pro-
se organizaba o no se descartaba la lucha arma- dujo la traducción política —a nivel de la ges-
da como camino para derrotar al Gobierno. Era tión del Estado y el Gobierno— de las volunta-
un modelo de práctica política de decenas, de des y deseos populares que eligen y eligieron
centenas de miles de jóvenes y de viejos profe- con mayoría importantes a dirigentes de nuevo
sores, alumnos, militantes, campesinos, obre- tipo, algo impensables en períodos anteriores.
ros. Hoy día, a los alumnos de la Universidad En cada país en contexto y procesos diferen-
le parecería chocante que tuvieran que salir de tes, pero con el mismo resultado. Y ejerciendo
clase para asistir a una reunión en la que van el voto para buscar horizontes de cambios. La
a conspirar, y más aún si de repente los llevan radicalidad —o lo nuevo— de ese hecho está
presos, o mucho más si de repente los matan. afincada más allá de las políticas concretas que
Ese activismo revolucionario fue posible por esos dirigentes electos hayan luego llevado a la
un contexto histórico que ya no es el de los úl- práctica o por cuánto tiempo lo hayan hecho.
timos lustros. Como sabemos, esto sucedió en Brasil, Argen-
Al cerrarse ese ciclo, se produce algo real- tina, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Venezuela y
mente nuevo en América Latina. Las masas po- en Paraguay. Pero al mismo tiempo debemos
pulares —incluso las analfabetas; incluso las constatar la fuerte diferenciación de los proce-
más discriminadas, los indios, los mestizos, los sos concretos en cada país.
negros, los mulatos, y muchos otros segregados En Bolivia, Evo Morales es un indio que se
del mundo— lograron ser interpelados por di- forma como dirigente sindical, lo que en ese
rigentes políticos progresistas (algunas veces, país es mucho decir como indicador de sub-
siendo ellos mismos dirigentes políticos) e hi- ordinación simbólica y práctica en la socie-
cieron algo que no había sucedido nunca antes dad. Fue electo aupado, sobre todo, en fuertes
638 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

movimientos sociales populares. También Lula sus familias para ocupar las plazas; sin embar-
emerge como dirigente sindical (y estaba muy go, lo nuevo es que eso se organiza en forma
lejos en su inicio de ser presidenciable: tenía política y hasta electoral, y en una forma nueva
una cantidad de “defectos” para ser presidente de gestión estatal.
de Brasil). El hecho que haya sido primero casi Incluso en Paraguay, donde ni siquiera ha-
elegido, luego elegido y reelegido, es un ele- bía movimientos sociales tan fuertes, como en
mento de enorme potencia en la construcción Ecuador o Bolivia, donde no existía un movi-
democrática político y social de ese país. Es miento político propio de real envergadura, el
cierto que, en Brasil, el PT ha sido, de hecho, obispo Fernando Lugo es llevado al gobierno
el articulador entre el gran capital, movimien- como expresión de soberanía plebeya, de re-
tos sociales, corporaciones sindicales y ciuda- beldía popular en alianza con clases medias: es
danas, y que no tiene un proyecto socialista; electo presidente con neta mayoría de votos.
pero con él hay una trasformación, un golpe La implementación de su programa inicial fue
fundamental a la forma de moverse el proce- muy parcial y luego fue depuesto sin gran re-
so de construcción democrática en Brasil. Ni sistencia popular. Pero lo significativo en este
que hablar en Bolivia, donde si uno va a aná- análisis es el peculiar camino paraguayo que
lisis muy técnicos, puede decir que, por ejem- llevó a esa circunstancia en un momento histó-
plo, esa Constitución no podría funcionar, que rico regional favorable.
ese sistema político va a quebrar. Si quebrará o A su vez, en Venezuela se dio un proceso to-
no, eso no importa para este nivel de análisis, talmente distinto, algo que refuerza la hipótesis
pero es indudable que hay un proceso de incor- de que no en todos los países se potencian las
poración a la política —en el sentido de toma mismas dimensiones del proceso de construc-
de palabra de actores que no la tenían— y de ción democrática. No hubo allí movimientos
articulación con la gestión pública que es muy sociales y políticos partidarios que llevaran
revolucionario. Si bien, sobre todo en Bolivia directamente a Hugo Chávez al poder, como
y en Ecuador, en etapas previas hubo un gran sí los hubo en Bolivia, en Ecuador, Uruguay y
papel de los movimientos sociales que hicieron Brasil. Fue otro tipo de proceso, uno centrado
política emitiendo documentos programáticos, en la crisis del viejo sistema político y de par-
cortando carreteras con árboles y llevando a tidos. Pero —evidentemente— Chávez, no solo
Parte V. América Latina 639

por su gran carisma, sino por sus políticas so- la ampliación de la educación pública laica y
ciales, logra incluir en el circuito de construc- gratuita. Todo eso evidentemente genera efec-
ción ciudadana a grandes sectores populares. tos de acumulación y de sedimentación. Ade-
Cierto que, con mucho dinero, pero el dinero más, a diferencia de otros países, la esclavitud
no basta si no existe real voluntad política de (que había sido básicamente doméstica y no de
democratización social. producción material) había sido abolida muy
Ahora bien, en ese horizonte de cambios tempranamente en el siglo XIX. Uruguay es
significativos en la región, en muchos discur- el único país de América Latina que desplaza
sos y análisis tanto académicos como políti- tan tempranamente a la oligarquía tradicional
cos, Uruguay queda un poco al margen y no y agraria del núcleo central del poder propia-
se habla tanto de Uruguay como parte de ese mente político y, a diferencia de México, que
proceso. Básicamente —creo yo— por dos ra- lo hizo por la vía de la revolución agraria, el
zones. Primero, porque —usando un lenguaje Uruguay lo hace por vía parlamentaria y políti-
y conceptualización actualmente poco fre- ca una vez que se terminan los conflictos de la
cuentada— podemos decir que Uruguay había guerra civil entre blancos y colorados.
realizado una parte importante de las “tareas Es un momento de máximo auge económico
democráticas de la revolución burguesa” ya en por la exportación agropecuaria, pero se cons-
las primeras décadas del siglo XX. En Uruguay, truye un sistema político con anclaje en la bur-
la gestión del Estado capitalista a principios de guesía comercial, en la burguesía emergente
ese siglo fue hecha por una élite burguesa, pero industrial, patrocinada por el Estado (antes del
con un núcleo rector poseedor de una visión desarrollismo de la época “cepalina” y la sus-
muy avanzada para la época (de Sierra, 1970). titución de importaciones). Asimismo, con un
Sus dirigentes —aunque aguijoneados por los gran asiento en la pequeña burguesía profesio-
sindicatos y sectores progresistas— abrieron nal, comercial, de funcionarios, de profesores,
espacios sindicales, sociales y culturales; crea- etcétera. Hay un predominio propiamente ideo-
ron el divorcio por sola voluntad de la mujer; lógico de la ideología pequeño burguesa en un
retiraron a la Iglesia católica del control de régimen de gran auge de desarrollo capitalista
los registros públicos y los hospitales y pro- con importante regulación estatal, pero contro-
piciaron todo un conjunto de medidas, como lando políticamente a la oligarquía tradicional,
640 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

cosa que no se pudo hacer en esas décadas en viejo tema del socialismo, la socialdemocracia
Argentina, Brasil, Colombia o Perú. Como ya y su construcción. Es necesario precisar cómo
dijimos, sí se hizo en México, pero pasando por se lo coloca en el análisis. Buena parte de mi
una dramática guerra civil que duró diez años y generación se formó en la idea que la construc-
dejó varios millones de muertos. ción democrática, política y político-institucio-
Tenemos, entonces, que Uruguay es el único nal solo es sostenible si se construye también
país latinoamericano donde una democracia democracia social, si tiene como horizonte
representativa, burguesa y capitalista admite doctrinal y práctico la justicia social por parte
durante todo el siglo XX la presencia legal del del Estado y sus instituciones.
Partido Socialista, del Partido Comunista y de Entonces, podemos volver a la pregunta so-
los sindicatos anarquistas y socialistas que lue- bre qué hay en el Uruguay que nos separa de
go serían comunistas. Es casi el único país sud- las otras experiencias progresistas actuales.
americano en donde, durante la crisis de los ¿Entra o no entra Uruguay en la lista de proce-
años treinta, no se persigue o aniquila a los di- sos de avance popular democratizante de estos
rigentes sindicales o a los políticos de izquier- años? Creo que esta pregunta es importante
da: no se los mata, no se los asesina, salvo una responderla y no soslayarla para el análisis
excepción. Es por ello que existió una fuerte comparado. Pienso que la respuesta debe ser
continuidad de acumulación cultural y política netamente afirmativa, cosa que no siempre se
progresista, desde los anarquistas, los socialis- hace entre los analistas, aunque también no se
tas, los comunistas, que van construyendo una siempre se haya teorizado sobre el porqué de
cierta transición generacional desde 1890 hasta esa exclusión.
hoy día. La última dictadura hace un corte fuer- Ni los analistas ni los actores del sistema po-
te —sin duda—, pero se puede decir que, en el lítico tienen la menor duda de que, al menos
Uruguay, ese corte no fue tan radical como en “topográficamente” —como diría Gramsci—,
otros países de la región. cuando se construye en el año 1971 la alian-
Ahora bien, pienso que no podemos eludir za política de centroizquierda llamada Frente
en el análisis comparativo de los procesos de Amplio (FA), su motor más dinámico son las
construcción democrática qué pasó en la prác- fuerzas de izquierda: el Partido Comunista, el
tica —y en gran parte, en los discursos— con el Partido Socialista y otros varios grupos más pe-
Parte V. América Latina 641

queños (incluso sectores de los tupamaros bajo de la construcción de un proyecto progresista,


la denominación “26 de Marzo”). Pero además en ese contexto histórico, cuando eligen como
el FA tiene el sustento organizado de las masas presidente de la coalición progresista a un ge-
sindicalizadas, ya que —como dijimos— antes neral del ejército que hasta poco antes era co-
hubo esa continuidad histórica, a pesar del gol- mandante en jefe, aunque además era un gene-
pe de Estado de los años treinta. La central de ral hijo de anarquistas, culto y progresista.
trabajadores, después de cincuenta años, ha- No hay nada más uruguayo que el Frente
bía logrado la convergencia de los anarquistas, Amplio en el año 1971. Nada más propio de
los comunistas, los socialistas, y construyó un ese proceso donde las luchas obreras eran
espacio único de acción sindical. Pero a dife- muy fuertes; donde la represión ya era muy
rencia de Chile, Brasil y Argentina, en Uruguay, dura desde el año 1968; donde había muertos
en su Convención Nacional de Trabajadores y torturados y donde la guerrilla, en particular
(CNT), donde cada sindicato tiene autonomía el Movimiento de Liberación Nacional (MLN),
para decidir sus huelgas, no hay alguien que actuaban casi diariamente. Pero sí había con-
decrete o un comité central obrero que deci- diciones de cultura y acción política que gene-
da una huelga general: se hacen asambleas en raron una especie de frente nacional popular
cada sindicato. Hay una construcción de ciu- avanzado, por decirlo con palabras que en su
dadanía por lo social que viene de larga data y momento daban lugar a muchos debates. Está
que está presente con los partidos de izquier- claro que no era un frente socialista o solo
da que van a este frente, que incluye también por las libertades democráticas que estaban
a grandes figuras políticas de los partidos tra- siendo violadas en abundancia, sino un frente
dicionales (Blanco y Colorado); exministros, orientado a transformaciones populares, na-
exsenadores. Zelmar Michelini, Francisco Ro- cionales y progresistas.
dríguez Camusso, Enrique Erro y Alba Roballo Entonces, hay que resaltar que cuando se
eran figuras muy significativas de los partidos produce el proceso de salida de los militares
tradicionales —que se estaban descomponien- del gobierno, esto está alimentado en impor-
do y perdiendo peso— que se alían con la iz- tante medida también por estas fuerzas que es-
quierda y la Democracia Cristiana para fundar tán presentes, aunque todas ellas ilegalizadas.
el FA. Y vale la pena señalar la particularidad Emerge un nuevo sindicalismo (porque el otro
642 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

estaba prohibido), un nuevo activismo político. el ciclo histórico de acumulación progresista


Las direcciones principales están en el exterior permitió que, en elecciones ampliamente com-
o prohibidas de actuar, incluso los partidos petitivas, el FA gane las elecciones incluso
tradicionales estaban prohibidos de actuar. En- con balotaje, porque se había modificado la
tonces, hay como una cultura progresista de iz- Constitución para que el FA no ganara nunca.
quierda que sobrevive al terrorismo de estado. Importa jerarquizar el hecho casi único en la
Uno, cuando vive en ese contexto cotidiano, región de que el FA gana tres veces sucesivas
casi no se da cuenta. Solo después percibe la las elecciones con mayoría absoluta propia en
importancia de que, al emerger de la dictadura, las Cámaras, con un respaldo estructurado so-
las negociaciones incluyan al FA como un actor cial muy fuerte, una cultura de izquierda que
reconocido en la transición formal al repliegue está presente en el país en los sectores obreros
de los militares y que este participe de las pri- organizados, las capas medias ilustradas, en
meras elecciones, aunque aún tenga prohibi- muchos de los profesionales (la Universidad
do a su candidato, el Gral. Líber Seregni, que tiene un predominio cultural de izquierda des-
continuaba preso. A partir de ese momento, el de los años sesenta fuerte, real). Está claro que
FA recorre en condiciones sin duda adversas, no se trataba de una propuesta de construcción
un camino ascendente en lo electoral y en la de socialismo en esa etapa histórica, sino una
disputa de legitimidad hegemonizante en la construcción de democracia política de tipo
conciencia ciudadana, proceso en el cual gana nacional-popular pero socialmente inclusiva,
primero la capital del país y luego otros depar- y que mantiene en su seno una capacidad de
tamentos. Así sucesivamente, hasta ganar el generar liderazgo cultural que es de izquierda,
Gobierno nacional en tres oportunidades, con- cosa que los otros sectores políticos tradicio-
tando con mayoría propia de votos en ambas nales ya no la tienen. Incluso, dentro del propio
cámaras del Parlamento. FA, son los partidos de izquierda los que tienen
Hace unos años, en el libro Uruguay Post realmente capacidad en ese momento de pro-
Dictadura (1978), analicé con detalle este pro- ducir hegemonía cultural progresista.
ceso de salida de la dictadura y de transición Es importante ver que dicho proceso fue po-
democrática. Allí pueden rastrearse los funda- sible en el caso uruguayo dentro de un marco
mentos del proceso actual. Se constata como de fortalecimiento de las libertades políticas
Parte V. América Latina 643

que incluyó esas garantías también para la opo- Entonces, un análisis comparativo serio
sición de derecha y centroderecha. Esta conso- debe preguntarse concretamente qué co-
lidación del proceso democrático no es fruto sas hizo el FA en estos diez años para poder
únicamente de una decisión política, sino que mantener ese apoyo en un contexto político
también está muy influido por determinantes realmente competitivo. Y con los medios de
estructurales acumuladas de la cultura y el sis- comunicación como oposición. Es obvio que
tema político nacional. la gente vota sabiendo que su voto al FA no es
Otro elemento que abona para esos resulta- para terminar con el capitalismo, que ese no
dos tan sólidos del FA es el tema de la unidad es el voto en estas circunstancias. Sin embar-
política entre sectores y grupos que ha mante- go, en diez años, en un pequeño país y con las
nido durante décadas. Bien se sabe que la in- complejidades de las relaciones internaciona-
vocación de la unidad puede ser una palabra les, el balance de resultados de integración
hueca, una retórica y que no pocas veces dentro social, disminución de la pobreza y recono-
de la izquierda se ha utilizado como forma de cimiento de derechos sociales avanzados ha
bloquear discusiones, de eliminar rivales o im- sido muy significativo.
pedir la emergencia de pluralismo. Pero es algo ¿Cuándo toma el gobierno el FA? Después
distinto cuando es concebida como una medida de la devaluación brusca en Brasil en 1999 y
estratégica que busca permitir la pluralidad en de la crisis argentina del 2001 y 2002, con sus
el interior. Así, ello ha permitido —más allá de graves efectos sobre el Uruguay, donde, si bien
sus fuertes diferencias— la sobrevivencia unida no llegó al corralito, sí se fundieron algunos
de los grupos que lo integran, sometidos por su bancos y mucha gente perdió su casa. Fue
propia decisión a autoridades conjuntas y a un una crisis muy grande. A fines del 2004, el FA
programa común que se discute durante mu- gana por primera vez el Gobierno nacional. Y
chos meses en diversas comisiones. Ello gene- en ese contexto de reconstrucción, luego de
ra un efecto acumulador que le permitió ganar una fuerte bajada de salarios, retoma el ritmo
nuevamente la mayoría absoluta en las últimas de crecimiento económico más alto de los últi-
elecciones, y ello a pesar de que en ellas había mos cien años, se genera el aumento del salario
—después de diez años de gobierno— mucho mínimo mayor de la historia del Uruguay y se
descontento dentro de sectores frenteamplistas. reduce muchísimo el desempleo, todo lo cual
644 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

tiene un impacto muy fuerte en la estructura de comunicaciones, de agua corriente y de


social, y disminuye mucho la pobreza y algo la procesamiento de los productos del petróleo,
desigualdad. Hubo pleno empleo y un desem- que es monopolio estatal. Eso tuvo un impac-
pleo de cuatro o cinco por ciento, que es casi to fuerte en las políticas de universalización
el desempleo friccional de cualquier sistema digital, de acceso de electrificación a sectores
económico. Hubo también aumento de la tasa populares y rurales pobres; asimismo, subven-
de inversión pública y privada, del PBI, de las ción de facto de las tarifas a las familias de
exportaciones y una reforma muy fuerte y de- muy bajos ingresos.
mocratizante del sistema nacional de salud. Se A su vez, diversos movimientos sociales lo-
realizó además una reforma general del sistema graron impulsar proyectos de leyes que luego
impositivo, que introdujo el descuento progre- votaría la mayoría del FA en el Parlamento,
sivo según nivel de salarios. Una muestra más como son la ley del matrimonio igualitario, la
de lo particular del proceso político uruguayo ley despenalización del consumo y producción
es que las capas medias instruidas y profesio- de marihuana, la ley del aborto legal público y
nales, si bien han protestado fuertemente, igual gratuito incluso en las mutualistas, y así otras
siguen votando en buena proporción al FA. Al leyes relacionadas con los afrodescendientes
menos hasta ahora, esos sectores no desarro- y una serie de leyes de igualitarismo en el tra-
llaron procesos de ruptura política tan radical to de la diversidad. En esto no se trata de un
como en Venezuela, Argentina, Brasil y, en for- proceso político tradicional de izquierda o de
ma incipiente, Ecuador y Bolivia. centroizquierda, sino que, de hecho, esta ha
En otros órdenes, se produjo un cambio absorbido los emergentes de las luchas socia-
profundo de la matriz energética hacia fuen- les y culturales por los nuevos derechos.
tes renovables y se afirmó un rol activo del Es- Paralelamente, el FA —aunque con impor-
tado en las políticas públicas sociales orienta- tantes matices en su seno— tuvo una política
das a la inclusión socioeconómica y cultural. que mantuvo el apoyo al Mercosur y a la inte-
Pero, además, fue la propia sociedad movili- gración sudamericana, lo que sirvió para aco-
zada por el FA y los sindicatos la que, a través tar el margen de decisión de las fuerzas más
de varios referéndums y plebiscitos, impidió liberales y aperturistas en el sistema político.
la privatización de las empresas de energía, Esto se mantuvo en contextos tan distintos
Parte V. América Latina 645

como lo fueron la presidencia de Tabaré Váz- refiriéndose a un horizonte socialista, pero es


quez y la de José Mujica. Sin dudas, uno puede un horizonte lejano. Lo que existe realmente
decir que hay un desgaste, hay una burocra- es una disputa por más incidencia del Esta-
tización de la gestión pública, hay intereses do y por la búsqueda de más igualdad, más
mezquinos de grupos y subgrupos, pero, a equidad, más presupuesto para la educación
pesar de eso, el FA logra mayoría relativa de y la salud, más atención a los discapacitados;
votos en muchos departamentos del país y lo- es decir, más atención reparadora de las des-
gra captar incluso el interés y la adhesión ma- igualdades. Eso evidentemente significa un
yoritaria entre los jóvenes. Hay una implan- significativo proceso de igualación social y
tación de tipo “partido predominante”, pero de oportunidades, una mayor democratiza-
sin la presencia de un liderazgo tan carismá- ción social —en un marco de real democra-
ticos como el de Chávez o Morales. Hay una cia política—, pero al mismo tiempo es inne-
implantación política y cultural más popular gable que va limando el horizonte de trans-
y generalizada y que recorre los mecanismos formación radical de la sociedad tal como se
más convencionales de la vida política repu- lo definía anteriormente.
blicana, en el sentido de elecciones libres, plu- Aunque no sea el objetivo central de esta
ralidad de partidos y militancia de base. exposición, se podría mostrar empíricamente
Se desarrolló acumulativamente una cons- que, más allá de los discursos, las intenciones
trucción de tejido capilar democratizante, y los formatos institucionales, las reformas
aunque está claro que ese fenómeno político que llevaron adelante los otros gobiernos pro-
cultural está bien distante de un proyecto so- gresistas de la región (y sus efectos sociopo-
cialista explícito, tal como se lo definía en dé- líticos y estructurales) no han sido muy dife-
cadas anteriores. No estoy con esto haciendo rentes de las logradas por los gobiernos del
un juicio valorativo, sino que estoy constatan- FA en Uruguay. Por eso, pensamos que es ana-
do que se produjo un proceso de redefinición líticamente adecuado incluir en la lista de los
de los programas, un cambio del horizonte llamados gobiernos progresistas al proceso
discursivo de casi todos los partidos integran- político y a las políticas llevadas adelante por
tes del FA. Es cierto que el Partido Comunis- los últimos gobiernos que tuvo el país.
ta, el Socialista y otros grupos menores siguen
646 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Bibliografía — (org.) 1994 Los pequeños países de


de Sierra, G. 1987 Uruguay post dictadura. América Latina en la hora neoliberal:
Política sociedad y Estado (Montevideo: crisis, ajuste y cambio sociopolítico;
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad (Caracas: Nueva Sociedad).
de la República).
— 1992 Uruguay post posdictadura.
Estado, política, actores (Montevideo:
Departamento de Sociología, Facultad de
Ciencias Sociales, Universidad de
la República).
Parte VI
Integración regional

L a Parte VI reúne una serie de trabajos e in-


vestigaciones sobre diversos ángulos del
proceso de integración regional, sus estructu-
generales de la integración regional, los con-
flictos sobre los distintos modelos de integra-
ción y especialmente la polarización ALCA-
ras, sus procesos políticos y sus relaciones con Mercosur, que ocupó un espacio importante en
otros bloques. los debates académicos y políticos en la región.
Parte de ellos fueron realizados en el mar- También se recogen análisis específicos de
co del Grupo Internacional Integración Regio- escenarios alternativos para la integración en
nal y Mercosur de CLACSO, que coordiné du- el Mercosur de los pequeños países, en particu-
rante seis años. Se analizan los procesos más lar los casos de Paraguay y Uruguay.
Limitaciones y potencialidades en un pequeño
país en el marco de la Integración Regional*

E l conjunto de desafíos que enfrenta el país


en la nueva etapa de su desarrollo y conso-
lidación democrática se ven especificados no
determinante total de su posible derrotero
económico, social y político. Sin embargo, es
importante reflexionar sobre cómo su tamaño
solo por las variables socioeconómicas y polí- condiciona parcialmente en distintas circuns-
ticas internas, sino también, en gran medida, tancias el manejo de las limitaciones y oportu-
por las nuevas condicionantes de la transfor- nidades a las que se enfrenta. El manejo lúcido
mación científico-técnica, la globalización de de esta dimensión —poco a menudo estudiada
la economía —y en gran parte de los modelos sistemáticamente— parece, pues, una necesi-
culturales— y más específicamente por la crea- dad, no solo académica sino también para los
ción del Mercosur. decisores de políticas.
En ese marco, vale recordar que el Uruguay Trataremos, en lo que sigue, de aportar resu-
enfrenta esos nuevos escenarios manteniendo midamente insumos para el tratamiento sistemá-
obviamente la característica de país pequeño, tico del tema; situamos primero su marco teóri-
que lo signa desde su creación como Estado co y segundo, en el contexto latinoamericano.
independiente. Es con ese sino “a cuestas” que
el país atravesó por fases expansivas, regre- La importancia de la variable
sivas y de estancamiento, según los momen- tamaño1
tos. Es decir que su “tamaño” no es ni será un La mayor parte de los análisis sobre los gran-
des cambios económicos y sociopolíticos que
* Publicado en Futuro de la Sociedad Uruguaya
1999 (Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental – 1 Para redactar este Apartado I, hemos tomado como
Comunidad Económica Europea). base lo desarrollado anteriormente en de Sierra (1994).
650 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

se han producido en los países latinoameri- pias adquieren una significación más relevante
canos en la década pasada —y de los escena- justamente en períodos históricos como el ac-
rios futuros que estos enfrentan— abstraen tual, en el que se redefinen las matrices de in-
las determinaciones específicas que operan serción internacional de cada país.
sobre los “pequeños países” de la región. O, En tercer lugar, porque si el proceso con-
si se refieren a ello, lo hacen en forma tan- temporáneo de regionalización, transnacionali-
gencial y complementaria. Sin desconocer zación y globalización pone en jaque creciente
que las tendencias generales que han pre- los espacios de autonomía de todos los estados
dominado en América Latina se manifiestan nacionales, ese fenómeno parece operar con
también en estos países, creemos pertinente una radicalidad sustantiva y de ritmo tempo-
jerarquizar el análisis de sus particularidades ral aún mayor en los pequeños y micro países.
por varias razones. Tanto más si estos están situados en una región
En primer lugar, porque la información em- que, en los últimos veinte años, ha perdido cen-
pírica disponible muestra que, en ellos, la crisis tralidad económica y política, como es el caso
económica y sociopolítica de la llamada “déca- de América Latina y El Caribe (Fajnzylber,
da perdida” se manifestó —salvo muy contadas 1990; Devlin y Guerguil, 1991).
excepciones— en forma aún más aguda y pro- Y, finalmente, porque a pesar de todas esas
funda que en el resto de los países de América circunstancias, el estudio comparado de los
Latina (de Sierra, 1993a y 1993b; CEPAL, 1991a pequeños países (en adelante PP) muestra que
y 1991b; BID, 1992; Vuskovic Céspedes y Esco- la naturaleza diferencial —previa a la crisis—
to, 1990; Lindenberg, 1987). del Estado, el sistema político y social, y la ma-
En segundo lugar, porque sin necesidad de triz de relaciones entre esas dimensiones en
sostener que el “tamaño” de un país (y su co- cada uno de ellos, ha operado efectivamente
rrelato de mayor dependencia del contexto ex- sobre las modalidades del proceso general de
terno) sea la variable decisiva, para dar cuenta reestructura económica e institucional que en-
de las características que asumen en ellos los volvió a dichos países como al resto de conti-
procesos de desarrollo económico y sociopo- nente (de Sierra 1993b). Y, por lo tanto, parece
lítico, parece indudable que las limitaciones de científicamente redituable no ahorrarse el es-
autonomía de tipo estructural que le son pro- tudio pormenorizado de esas diferencias, si se
Parte VI. Integración regional 651

quiere acotar la vigencia de las tres tendencias lizados, el desarrollo relativo de sus fuerzas
generales antes referidas, y fundar empírica- productivas en un contexto dado, etcétera.
mente el peso y circunstancias en que operan Por otra parte, la “pequeñez” como elemento
el tipo de variables “internas” a las que hici- analítico cobra sentido si se acepta su deter-
mos referencia.2 minación por un sistema mundial o regional y,
más en general, por la historia de la división
Los pequeños países internacional del trabajo (Vuskovic Céspedes
de América Latina y Escoto, 1990). Y, en cierta medida, también
Hay bastante consenso en que la dimensión por la historia de las relaciones geopolíticas y
tamaño o escala de un país solo puede ser defi- militares, y su cambiante lógico de estructura-
nida sobre la base de un continuo, con estratos ción (Real de Azúa, 1977).
o escalones acotados en forma relativamente En todo caso, respecto del área latinoa-
convencional; y siempre, en forma compara- mericana hay en la literatura una muy fuerte
tiva. Se acepta, en general, que los criterios convergencia en considerar como “pequeños
de clasificación (cambiantes históricamente) países” a todos los que integran Centroamérica
deben considerar distintas dimensiones, entre y el Caribe, así como al Ecuador, Bolivia, Para-
las cuales la superficie es solo una de ellas, guay y Uruguay, en América del Sur. Ello, sin
que debe necesariamente combinarse con el perjuicio de que, al mismo tiempo, presentan
tamaño de la población y su nivel de vida, entre sí significativas diferencias —históricas
la magnitud de los recursos naturales movi- y contemporáneas— en aspectos claves de su
estructura social y económica, el sistema polí-
tico y de partidos, el papel y densidad histórica
2 Por ejemplo, las condiciones societales previas
del Estado, el papel de las Fuerzas Armadas,
y las políticas públicas aplicadas en los PP muestran
casos bastante extremos de los efectos diferenciales etcétera (de Sierra, 1993b; Vuskovic Céspedes
de esas variables sobre las modalidades concretas que y Escoto, 1990).
asumieron en los PP los procesos de estabilización, Prácticamente, la totalidad de los PP de
ajuste estructural y reformas político-institucionales. Y, América Latina son clasificados comparativa-
a su vez, de las diferencias de grado en el “efecto re-
mente por el Banco Mundial en el rango de in-
torno” de dichos procesos sobre la estructura social, el
sistema político y el papel del Estado de esos países. gresos bajo y mediano bajo, salvo Uruguay al
652 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

que sitúa en el tramo mediano alto. Más allá del ¿Ventajas o inconvenientes
nivel de ingreso per cápita, casi todos ocupan de ser un país pequeño?
un rango similar (bajo) en las escalas de otros Formular la pregunta a ese nivel de gene-
indicadores sociales y económicos (grados de ralidad por supuesto que hace difícil una res-
modernización; tipo de industrialización; pro- puesta precisa y sin ambigüedades, y es poco
ductividad media; etcétera). Es decir, que se útil, en definitiva, para los fines de nuestro
tratan de PP que enfrentaron la crisis y el re- tema. Es necesario, pues, desagregarla y aco-
ajuste internacional partiendo ya de una situa- tarla en sus distintas dimensiones, ya que se-
ción de mayor atraso y dependencia relativa. ría muy fácil encontrar a lo largo de la historia
En particular, en cuanto a su desempeño moderna múltiples casos contradictorios —o
macroeconómico durante la llamada “década contrapuestos— del desempeño de los PP en
perdida” para Latinoamérica, existe (de Sierra, diversos aspectos.
1993a y 1993b) evidencia empírica consistente No es, por cierto, casual que la extensa li-
que muestra cómo aquel fue tendencialmente teratura de enfoque económico sobre el tema
inferior para todos ellos en relación con el res- de los PP y su viabilidad —desgraciadamente a
to de la región. Algo similar ocurrió en el pla- menudo demasiado economicista— esté lejos
no de los efectos “sociales” de la crisis, salvo de mostrar un consenso neto sobre las venta-
en Uruguay y Costa Rica. Es significativo, en jas e inconvenientes de la dimensión tamaño
ese desempeño desigual respecto del resto de en cuanto al desarrollo de estos países (entre
América Latina, su menor dinamismo relativo otros, ver: Robinson, 1960; Kuznets, 1960; De-
en rubros hoy considerados decisivos para una mas, 1965; Jalan, 1982; Katzeinstein, 1985; Per-
inserción dinámica y competitiva en la econo- kins y Syrquin, 1989; Vuskovic, Céspedes y Es-
mía internacional; y, por lo tanto, para lograr coto, 1990; Buitelar y Fuentes, 1991).3
un crecimiento económico sostenible a media-
no y largo plazo. En especial, en el plano del
desarrollo industrial, el autoabastecimiento 3 Una versión resumida de las principales caracte-
alimenticio y las exportaciones tanto globales, rísticas y limitaciones de estos países, mencionadas
por dichos enfoques, la presentan Buitelar y Fuentes
como especialmente de manufacturas.
en estos términos: “En la extensa bibliografía sobre el
desarrollo de las naciones pequeñas suele emplearse
Parte VI. Integración regional 653

En su trabajo pionero, y donde realiza un En un extremo opuesto y partiendo de un


análisis multidimensional (y multidisciplina- enfoque más centrado en la perspectiva geopo-
rio) de los problemas especiales que deben lítica (con acentuación de sus ejes económi-
enfrentar las naciones pequeñas en su de- cos y político-militares), hay otra corriente de
sarrollo económico y político, Real de Azúa pensamiento expresada en forma clara y recu-
(1977), en un verdadero tour de force analí- rrente por Jaguaribe (1964, 1970 y 1987), que,
tico, llega a codificar 19 variables utilizadas a diferencia de las anteriores, afirma en forma
por distintos autores para evaluar el posible contundente y sin atenuantes:
desempeño de los PP. Entre ellas, siete, de
carácter económico, pero las otras doce, de Las pequeñas naciones subdesarrolladas, mien-
tras persista el actual sistema de Estado nacio-
índole política, cultural, sicosocial, etcétera.
nales, no pueden desarrollarse ni como comuni-
Si bien concluye tentativamente que trece de dades nacionales independientes —por faltarles
esas variables son predominantemente nega- los soportes reales necesarios (población, terri-
tivas, cuatro, más bien positivas y dos, clara- torio y recursos naturales)— ni renunciando a
mente ambiguas, el saldo global de su análisis la propia nacionalidad, por sufrir en ese caso la
es que, en definitiva, el resultado en cada caso discriminación nacional de las otras (Jaguaribe,
depende de una combinación ad hoc de facto- 1964: 56).
res no predecibles totalmente por el “tamaño”
en sí mismo. En esta categoría de inviabilidad nacional,
el autor incluye netamente a todos los países
de Centroamérica y del Caribe, y con matices
el ingreso, la superficie geográfica y la población como (“muy precaria viabilidad”) a Paraguay, Ecua-
principales criterios para definirlas [...] Para los países dor, Bolivia y, tendencialmente, al Uruguay.4
en desarrollo, el tamaño se ha considerado, además,
como una limitación importante de su margen de ma-
niobra, es decir, de su capacidad de elegir entre distin- 4 “Otros países, como Paraguay, no sólo se encuen-
tas opciones de política, lo que a su vez tiende a refor- tran con severas limitaciones de recursos sino también
zar las restricciones que imponen otras variables, como subyugados por un régimen colonial-pretoriano que
las divisiones étnicas, la ubicación geográfica, la escasa no parece ser susceptible de corrección desde dentro
disponibilidad de recursos naturales, las elevadas ex- [...] Países como Ecuador y Bolivia también ostentan
pectativas de consumo y la exigua base tecnológica”. una muy precaria viabilidad. En distintas condiciones,
654 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Por otro lado, hay un conjunto de trabajos La capacidad, disminuida y residual, de un pe-
centrados en la perspectiva específica de las queño país periférico para aprovechar las opor-
relaciones internacionales (entre otros, ver: tunidades que proporciona el sistema interna-
Rosenau, 1966; Galtung, 1971; Lewis, 1976; cional-regional para alcanzar metas deseadas,
como podrían ser el diseño de políticas orien-
Singer, 1976; Rosenberg, 1987; East, 1987),
tadas a promover la gestión de su propio desa-
que discuten los grados de autonomía y de-
rrollo y el aprovechamiento de los recursos para
pendencia de los PP, incluyendo a veces los ampliar sus márgenes de autonomía (Morales,
latinoamericanos. En varios de estos trabajos, A. B., 1989: 29).5
si bien se reconoce que los pequeños Estados
son, sin duda, más afectados que los grandes, Lo que nos importa rescatar de esta lógica de
por factores externos y sistémicos, se orien- razonamiento es que tiende a valorizar —par-
tan crecientemente a valorizar los márgenes tiendo de los atributos estáticos del país, tales
de autonomía potenciales de aquellos, en un como el tamaño y el tipo de organización social
sistema internacional que se ve definido cada existente en un momento dado— el papel ex-
vez más por agrupamientos regionales, y por plicativo que juegan la capacidad y predisposi-
la intervención creciente de actores no esta- ción para actuar de los decisores internos cla-
tales de los países hegemónicos (en muchos ves (East, 1987), frente a las determinaciones,
casos, opositores a sus gobiernos) en las rela-
ciones entre estos y los PP.
Se jerarquiza, además, la superación analíti- 5 “Dicha capacidad es disminuida en tanto que los
ca de la estricta dicotomía subordinación-auto- países no disponen de todas las oportunidades, ni de
nomía de los países, orientando los análisis a los medios para actuar libremente, mientras no sean
modificadas las desventajas que provienen de su ubi-
un continuo conceptualizado como márgenes
cación geopolítica y su pequeñez internacional. Es re-
de acción, definidos estos como: sidual también en la medida en que las acciones no de-
penden exclusivamente de decisiones internas, sino del
aprovechamiento de los espacios y oportunidades que
las acciones de una potencia central [o regional] dejan
Uruguay está visiblemente acercando(se) a su límite de abiertos [...] limitados por los niveles de dependencia
resistencia para mantener el desarrollo nacional de su estructural y de subordinación política [de los gobier-
sociedad [...]” (Jaguaribe, 1970: 32). nos] de cada país” (Morales, A. B., 1989: 29).
Parte VI. Integración regional 655

pero también frente a los resquicios que deja Debe reconocerse, sin embargo, que en
la relación de fuerzas con los países hegemó- un período histórico en que se acentúa la in-
nicos y sus contradicciones. Lo importante de fluencia de las grandes unidades económicas
esta vía de análisis es que introduce la necesi- trasnacionales (productivas, comerciales y
dad de evaluar las decisiones de política de los financieras) y su creciente capacidad para so-
países dependientes (en nuestro caso, los PP bredeterminar las capacidades decisionales de
de América Latina), y no considerar que todo los Estados, son justamente los PP los que más
lo ocurrido en ellos es aquello que “necesaria- se ven expuestos a la influencia de dicho fenó-
mente debía suceder”. meno.6 Y, por esa vía, ven dificultada al máximo
En otras palabras, se trata de reconocer y su posibilidad de compatibilizar las políticas de
analizar los niveles de subordinación y los már- reinserción al mercado mundial y reequilibrio
genes de autonomía, pero no solo en su dimen- macroeconómico, con las exigencias de inte-
sión estática o estructural, sino en tanto esos gración socioeconómica nacional y de gober-
niveles y esos márgenes son influidos por las nabilidad tanto sistémica como progresiva de
actitudes y las conductas de los actores socio- sus respectivas sociedades.
políticos de los PP (Aguiar, 1992). Resumiendo, podemos sostener las siguien-
Si desechamos —por poco útiles para el tes hipótesis:
análisis concreto— las posiciones analíticas de
tipo “globalmente catastrofistas”, como son las 1. Si bien el “tamaño” de un país está lejos de
sustentadas por Jaguaribe respecto de los PP dar cuenta por sí solo de su desempeño eco-
de América Latina, puede afirmarse que en tér- nómico y su evolución sociopolítica, a “todas
minos económicos como políticos, una parte
considerable del desempeño de los PP depen-
6 Un caso extremo de esta especial vulnerabilidad
de de sus propias políticas, así como de su “ca- del Estado y la economía de los PP a la transnacionali-
pacidad negociadora” y de su “habilidad para zación, se manifiesta en el caso “patológico”, pero cada
maniobrar” en el contexto externo, siempre día más presente, del narcotráfico. Fenómeno este que,
más aleatorio y cambiante para ellos, que para al decir de Alain Touraine, representaría “la única em-
presa realmente trasnacional que hay en América La-
los países grandes (Real de Azúa, 1977; Devlin
tina, y que expresa la lógica extrema del liberalismo”
y Guerguil, 1991; Rosenberg, 1987). (Clarín, 1990).
656 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

condiciones iguales” él especifica sus márge- ligadas con los “proyectos” nacionales y so-
nes de acción, lo que tendencialmente dificul- ciopolíticos de las diversas élites y el gobier-
ta más su proceso de desarrollo, así como la no, su “voluntad y capacidad de actuar” y el
solidez e independencia del Estado-nación. entramado de movimientos sociales y políti-
2. Estas limitaciones propias de los PP pare- cos existentes en el país.
cen asumir un mayor grado de pertinencia 5. Más globalmente, puede sostenerse que dado
y vigencia operativa en períodos (como es el hándicap que muestran los PP en cuanto a
el caso actualmente) en los que se procesan las variables “duras” de tipo peso económico
grandes redefiniciones en la estructura in- y geopolítico, una condición clave para ex-
ternacional y las correspondientes redes de plotar sus ventajas relativas y, por lo tanto, su
interdependencia (y dependencia) geopolíti- desempeño global es maximizar su esfuerzo
ca y económica entre países y bloques. respecto de las variables “blandas”: solidez
3. Esta dificultad tendencial de todos los PP del Estado y sistema político; dinamismo y
se ve agravada en este período histórico eficiencia de las élites; nivel educativo y de-
para los PP que se ubican en América La- mocratización social; opción estratégica por
tina, dadas su previa condición dependien- ciertos nichos tecnológicos y productivos; ca-
te-periférica, su bajo nivel comparativo de pacidad de consensos internos y de toma de
desarrollo, la “cercanía” geopolítica con iniciativas sustentables, etcétera.
EEUU de la mayoría de ellos, y la creciente
pérdida de centralidad de toda la región en Los principales desafíos para los PP, luego
la economía mundial. de la crisis de los años ochenta, en América
4. En el marco de esas determinaciones ten- Latina, y ante la nueva fase de globalización y
denciales —generales y de etapa históri- regionalización:
ca—, operan las diferencias nacionales en-
tre los PP. Tanto de tipo histórico y estructu- –– abrir sus economías sin destruir su lógica
ral (económicas, relación previa del Estado de acumulación interna y potenciar sus
con la sociedad y el sistema político, nivel de eventuales ventajas comparativas en el co-
integración social, etcétera), como aquellas mercio exterior;
Parte VI. Integración regional 657

–– definir estrategias de desarrollo y creci- de los partidos y los movimientos sociales y,


miento económico (“desde adentro”), que más en general, de toda la sociedad civil con
aumenten su productividad y la competiti- independencia de su nivel de vida global y
vidad “genuina” (en general, buscando ni- de sus recursos disponibles. Estos procesos
chos específicos); exigen a todos los países destinar un porcen-
–– que dichas estrategias no tengan un costo taje creciente del PBI a la educación, amén
social tal que profundice los niveles de po- de aumentar la eficacia y eficiencia de ese y
breza y aumente la desigualdad e inequidad demás gastos sociales.
socioeconómica y sociocultural;
–– para que los dos puntos anteriores sean algo Los procesos integracionistas
más que un “deseo piadoso” deben apoyar actuales en América Latina
su desarrollo industrial, agroindustrial y de y el Mercosur
servicios, en términos tales que puedan ge- En los últimos años, se ha asistido en Amé-
nerar exportaciones con importante valor rica Latina a un nuevo empuje integracionista;
agregado, y no solo commodities o produc- en general, las distintas experiencias en curso
tos primarios sin elaborar; han logrado no solo concretarlo más rápido
que antaño, sino que han estado signadas por
–– para hacer efectivo lo anterior —a partir de
dos características básicas. La primera es que,
su atraso relativo previo en esos rubros—
en gran medida han sido, impulsadas por la
deben no solo poder captar ahorro interno
onda librecambista en curso —acicateados por
y externo en inversiones de riesgo, sino me-
los Estados Unidos—, y la segunda es que han
jorar aceleradamente sus recursos institu-
tendido a ser más globales y abarcativos, inclu-
cionales y empresariales y sus capacidades
yendo un mayor número de productos y ren-
científico técnicas y laborales en general;
glones y un mínimo de excepciones. Es el caso
–– a su vez, en la mayoría de los PP de Améri- de la nueva etapa del Pacto Andino, el Grupo
ca Latina, eso supone un fortalecimiento y/o de los 3, el Mercosur, y el TLCAN, entre otros.
modernización de la gestión pública-estatal, La mayoría están muy marcados por la ló-
una consolidación (o creación) de la demo- gica “contractual” del TLCAN; sin embargo el
cracia y cultura política, un fortalecimiento Mercosur es un caso diferente, pues es el único
658 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

que adoptó el formato de “tratado marco”, ins- ponen en juego no solo a actores económicos
pirado en los modelos clásicos y en particular —públicos o privados— sino al conjunto de
en la Comunidad Económica Europea. En ese actores sociales, políticos y culturales de una
sentido, no hay duda que el Mercosur genera nación o conjunto de naciones.
una fuerte tensión estratégica con el modelo Especialmente, cuando reflexionamos so-
TLCAN en lo referente a las relaciones Amé- bre intentos de integración que se desarro-
rica Latina-Estados Unidos. En particular, por- llan en un marco de aguda crisis y transfor-
que tiende a romper el formato de relaciones mación, tanto de los formatos de desarrollo
bilaterales entre cada país latinoamericano y económico locales e internacionales, como
los Estados Unidos, tal como este lo impulsa también de las matrices de relación Estado-
con mucha fuerza. sociedad, de los sistemas políticos y de los
imaginarios colectivos que durante décadas
El Mercosur como “revolución es- contribuyeron a la autoidentificación de estos
tratégica” en las relaciones países como estados y como naciones; a nivel
regionales de las elites, pero también de las grandes ma-
El grueso de la literatura sobre los proce- sas de población.
sos de integración se ocupa preferentemente Ese es, por cierto, el caso del Mercosur que,
de sus dimensiones propiamente económicas; por primera vez, en los tiempos recientes se
el resto de los procesos en juego son tratados planteó como horizonte la posibilidad de supe-
como “efectos” más o menos inevitables. Se rar el arraigado clivaje histórico entre la Amé-
trata de una óptica limitada, y el aporte de las rica “hispanoamericana” y la América “brasile-
ciencias sociales que se ocupan habitualmente ña”; con lo que abrió entre sus escenarios po-
de los mal llamados niveles “blandos” de es- sibles —no obligatorio— un proceso original
tos procesos puede ayudar a retomar contac- de refundación “latinoamericana” en sentido
to con los problemas de la integración, desde fuerte; al menos en América del Sur.
una perspectiva interdisciplinaria del desarro- Si algún día se constituye realmente un
llo. Es decir, como fenómenos, sin duda, eco- Mercado Común con todas sus implicacio-
nómicos, pero que deben ser encarados como nes, él sería fruto —como lo mostró el proce-
procesos societales globales; procesos que so de la CEE— en primer lugar, de osadas y
Parte VI. Integración regional 659

perseverantes decisiones políticas y estraté- y consolidación de bloques liderados por paí-


gicas, y solo en forma conexa de procesos ses/regiones altamente desarrollados.
estrictamente económicos. Y para que esas Nada asegura que la lógica de integración
decisiones puedan eventualmente tomarse —y para el desarrollo industrial y científico técnico
sostenerse— se requiere no solo la voluntad “desde adentro”, que animaba —al menos en los
de las élites económicas o tecnocráticas, sino textos— el acuerdo inicial argentino/ brasileño
también un proceso complejo de legitimación pueda un día culminar en un verdadero mercado
y hegemonía, que implique a un conjunto de- común del sur de América Latina. El paulatino
cisivo de grupos sociales organizados y a la desplazamiento de estos años hacia una lógica
propia opinión pública popular de cada país. Al más exclusivamente comercialista deja muchas
menos si pensamos en la integración no solo incertidumbres planteadas. De todos modos,
como aumento de las inversiones, el comercio pensamos que —“todo el resto igual”— las po-
y la circulación financiera, sino como instru- sibilidades de un escenario abierto a la lógica de
mento para obtener una mayor justicia social, un efectivo mercado común es mayor a partir
mayor democracia política, y mayor respeto de del 1 de enero de 1995, que anteriormente.
los intereses nacionales y de las identidades re- El Mercosur puede transformarse —en par-
gionales frente al resto del mundo. te ya lo está siendo— en un factor de movili-
Si estos supuestos son correctos —y pienso zación societal que va más allá del ámbito del
que lo son— entonces debemos interrogarnos comercio y las inversiones, pues pone en mo-
no solamente desde la economía, sino simul- vimiento, y en fase de coordinación regional,
táneamente desde la economía política, la so- a sectores tan disímiles como los sindicatos,
ciología, la política y también la geopolítica. los empresarios, los pequeños productores, los
Sobre todo, cuando los intentos de integración educadores y las Universidades, los intelectua-
—como es el caso del Mercosur— no nacen les, los partidos políticos, etcétera.
por una maduración lenta y “natural” de la so-
ciedad y la economía de las partes, y además se Algunas consideraciones
dan en un contexto de avance radical y vertigi- sobre el Mercosur
noso en la región de lo que ha sido llamada “ló- El nuevo espacio económico que se creó
gica neoliberal dura”, así como de globalización en América del Sur, con una población de 200
660 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

millones de habitantes y un Producto Bruto In- Tratado de Asunción (1991) ni el protocolo de


terno (PBI) próximo a los mil millones de dó- Ouro Preto (1994).
lares, está entre los cinco agrupamientos eco- El Tratado de Asunción, que definió el “des-
nómicos más importantes del mundo. Es, en medido” proyecto de crear un Mercado Común
todo caso, el de más peso entre los países en en cinco años, contó con el ingreso in extremis
desarrollo (Sur-Sur), aunque claramente menor —al inicio, casi sin ninguna negociación efec-
que la Unión Europea y el TLCAN. tiva— de Paraguay y Uruguay. Es evidente que
Naturalmente que el motor inicial y el mayor ese tratado tuvo una redacción técnicamente
peso estructural recae en Argentina y, sobre muy defectuosa, que luego dio lugar a muchas
todo, en Brasil, frente a la pequeñez de Para- polémicas; y, sobre todo, permitió que los sec-
guay y Uruguay, aunque este último tiene un in- tores políticos, empresariales y multilaterales
dudable peso político relativo, así como un alto (de los cuatro países y del resto de América y
nivel de vida y educativo, amén de su mayor el mundo) encontraran apoyo en su texto para
equidad social comparativa. tesis encontradas sobre qué destino debería te-
Como se sabe, el primer paso hacia lo que ner el acuerdo: solo una zona de libre comercio
sería el Mercosur fue dado en 1986, por el Pro- o un verdadero mercado común. Como se sabe,
grama de Integración y Cooperación Econó- sin renunciar, hasta ahora, al horizonte fijado
mica entre Brasil y Argentina (PICE), impul- por el texto inicial, lo que al final se acordó en
sado por Alfonsín y Sarney, quien continuó los diciembre de 1994 fue una Unión Aduanera in-
contactos hechos por Tancredo Neves antes completa, es decir ni una cosa ni la otra. Todas
de su muerte. Allí se enfatizó en el desarrollo las informaciones disponibles indican que esa
concertado en los sectores de bienes de capi- decisión estuvo lejos de ser fácil, tanto por las
tal, siderúrgico y de granos; en el plano pro- distintas posiciones de los decisores claves de
ductivo, y también, de investigación tecnoló- cada país, como por las presiones internacio-
gica. Se trató, con seguridad, de una decisión nales, en particular de los Estados Unidos.
estratégica de alto nivel político que rompía En todos estos años —y aún hoy—, en los
con décadas de rivalidades y conflictos bas- cuatro países hubo grupos económicos y tecno-
tante agudos entre ambos países, en muy di- burocráticos poderosos que sostuvieron que se
versos planos. Sin ella, no hubiera existido el debía restringir el acuerdo a una zona de libre
Parte VI. Integración regional 661

comercio. Desde los Estados Unidos —salvo en Parece indudable que lo acordado final-
los últimos meses— siempre se intentó minimi- mente en Ouro Preto tiene más parecido con
zar o ignorar al Mercosur, en cuanta oportuni- el espíritu que tuvo la CEE que era integracio-
dad fue posible. Con el argumento de que era nista, que con la lógica puramente librecam-
un “anillo proteccionista que responde al viejo bista que anima el TLCAN. Si eso es correcto,
sueño tercermundista”, se lo llegó a denunciar puede sostenerse que el Mercosur es, al mis-
oficialmente en las reuniones del GATT. Inclu- mo tiempo, un acuerdo económico-comercial
so el acuerdo del “Jardín de las Rosas” (o del y un proyecto propiamente político, aunque
4+1), impulsado con prisa desde Washington, sea a largo plazo. Al haber optado por la unión
tampoco logró moderar las reticencias ameri- aduanera, se deja, en todo caso, abierto ese
canas. Recién para la reunión Cumbre de Mia- camino hacia el futuro. Si las futuras relacio-
mi, se aceptó ordenar la agenda de discusiones, nes de fuerzas políticas y económicas —intra-
teniendo como interlocutor a los sub-bloques y extrarregionales— consolidan ese camino,
regionales, entre ellos, al Mercosur. algo realmente nuevo se habría producido en
Importa destacar aquí, que la Unión Euro- América del Sur; sobre todo, por la presencia,
pea, con bastante rapidez, adoptó una línea conflictiva pero cooperativa, de Brasil y Ar-
política de reconocimiento del Mercosur como gentina, simultáneamente.
una realidad, e inició un proceso negociador Más allá de las declaraciones de apertura
que está en curso, con el que ha tratado de crear hacia Estados Unidos y el mundo, el acuerdo
acuerdos orientados a constituir una gran zona logrado difiere claramente de las “recetas” or-
de libre comercio que incluya ambos bloques. todoxas sugeridas por los EEUU y las agencias
Los obstáculos son considerables (Sistema Ge-
neral de Preferencias, proteccionismo agríco-
la, etcétera), pero ambas partes parecen estar externo de los países del Mercosur, concentrando este
interesadas en buscar acuerdos.7 el 42% de los capitales invertidos en América Latina
(especialmente Argentina y Uruguay). Por otra parte, el
26,8% del comercio exterior del Mercosur ya se realiza
7 El proceso de aproximación UE/Mercosur vendría a con la Unión Europea, frente a un 21,5% con los países
reconocer y potenciar una situación que existía, de he- del TLCAN, 5,7% con el Japón y 5,8% con los llamados
cho, con anterioridad. Europa ya es el mayor inversor tigres asiáticos.
662 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

multilaterales, y genera tensiones que están Uruguay y Paraguay. Aunque se haya postergado
aún lejos de ser resueltas. el plazo para la coordinación de las políticas ma-
Si bien, como vimos, el protocolo de Ouro Pre- croeconómicas y la libre circulación de factores
to redujo provisoriamente el mercado común a productivos, si el proceso continúa, es una trans-
una unión aduanera, y hay que esperar fuertes formación mucho más que económica la que está
movimientos para neutralizar el avance hacia un en juego para los “chicos”: la posible reinserción
real mercado común, es sostenible que, de todos negociada en un nuevo marco económico puede
modos, los pasos dados hasta ahora, ya incorpo- salvarlos de la marginación, pero también puede
rados plenamente Uruguay y Paraguay, constitu- poner en cuestión su propia identidad nacional.
yen para los cuatro países no solo una revolución Para los grandes —y, más en general, para la re-
estratégica, sino que es muy posible que estemos gión— puede significar la primera sutura efectiva
ante la experiencia de integración económica su- del gran “foso” hispano-portugués heredado de la
bregional más significativa de las que se dieron colonia y mantenido hasta la actualidad.
hasta el momento en América del Sur. Es decir, para todos ellos se abre un enorme
La fuerte aceleración que ya se produjo de desafío en el plano económico, pero también a
la inversión y, sobre todo, del comercio intra- nivel de sus estructuras sociales, políticas y cul-
Mercosur y con el área ALADI —incluyendo el turales. Más aún si se tiene en cuenta las enor-
comercio mutuo argentino-brasileño— son in- mes asimetrías —por cierto, no solo económi-
dicadores muy significativos de una dinámica cas— entre los cuatro países implicados. Las
que probablemente haya sorprendido a muchos estructuras sociales y políticas son así puestas
de los actores implicados, y que parece ya difícil en fuerte tensión, aunque por razones de esca-
de revertir, al menos totalmente. Y no solo por la, por ahora, ello se manifieste con mucha más
razones económicas, sino porque la “operación nitidez en Uruguay y Paraguay. Los muy graves
Mercosur” —tan plagada al inicio de definicio- problemas macroeconómicos —de estructura
nes confusas o ambiguas sobre su real conte- y de coyuntura— que deben hoy gestionar los
nido— implica potencialmente una revolución gobiernos de turno tendrían que aumentar aún
geopolítica en la subregión; sin duda, frente a la más las tensiones internas que se han de gene-
vieja rivalidad argentino-brasileña, pero también rar, si el proceso continúa su marcha; hipótesis,
para los dos “benjamines” empujados al acuerdo: sin duda, más fuerte hoy día que hace cuatro,
Parte VI. Integración regional 663

e incluso dos años. Las movilizaciones y las –– una plataforma para actuar, que “se mueve”
presiones, heterogéneas y contradictorias, que y que no tendrían por separado o solos,
ejercen los distintos segmentos del empresa- –– un dinamizador externo para definir políti-
riado y los sindicatos y actores sociales, que cas de cambio interno,
se sienten perjudicados por el proceso, son un
–– nueva capacidad de presión ante Brasil y Ar-
signo indudable de esa realidad en marcha.
gentina por el uso potencial de la “ruptura” o
retiro del bloque.
Limitaciones y ventajas generales
del Mercosur para los dos
pequeños países que lo integran, Una lógica no estática
y por lo tanto para Uruguay de evaluación desde los PP
del Mercosur
Limitaciones: Como se sabe, existe una gama muy polariza-
da de puntos de vista sobre las ventajas e incon-
–– ausencia de compensaciones por menor de- venientes que el Mercosur puede acarrear a los
sarrollo y peso relativo, dos pequeños países que lo integran. El espectro
de opiniones varía desde el puro elogio simplis-
–– predominio de políticas gubernamentales
ta y superlativo, hasta las críticas más negativas
demasiado “comercialistas” y poco “desa-
y que lo condenan en bloque. Esa diversidad de
rrollista-industrialistas”,
opiniones suele atravesar a todos los actores po-
–– ausencia de órganos colectivos de gestión su- líticos, económicos y sociales implicados, inclu-
pranacional donde maximizar sus planteos, yendo, por supuesto, a los científicos sociales.
–– inercia de “imposición” de los grandes paí- De lo dicho hasta aquí, podría quizás dedu-
ses sobre los chicos. cirse —erróneamente— que el Mercosur actual
es un talismán que habrá de resolver, sin más,
Ventajas: los graves problemas económicos, sociales y
políticos, que antes de su constitución enfren-
–– integración igualitaria en lo formal (cada taban los cuatro países involucrados. Por el
país, un voto), contrario, está muy lejos de nuestro punto de
664 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

vista el compartir los discursos panglosianos –– la lógica centralizada de las empresas pro-
de muchos técnicos, dirigentes políticos y em- ductivas multinacionales;
presarios, quienes propalan la ficción intere- –– los lobbies particularistas constituidos por
sada —o simplemente corta de vista—, según las grandes empresas y grupos económicos
la cual a partir de ahora a “todos” los países y nacionales;
sectores sociales “les irá mejor”.
–– la contradicción entre la reconversión pro-
Lo que quisimos sí fue mostrar que las trans-
ductiva intensiva en capital y la generación
formaciones en curso no sólo parecen en buena
de empleo formal;
medida irreversibles, sino que ellas definen un
nuevo marco estratégico, impensable hace po- –– la tendencia a desatender los mercados in-
cos años. Marco que redefine “las condiciones” ternos frente a la producción transable y
generales en las que habrán de desplegarse las exportable;
acciones de los actores económicos, sociales y –– la reducción de los problemas económicos
políticos de la región. Ello no significa que se al aumento del PBI global o sectorial con in-
anulen las contradicciones internas y regiona- dependencia de sus diversos costos sociales;
les existentes —incluso podrán agravarse en –– el creciente predominio de enfoques macro-
muchos aspectos— sino que, para que ellas se económicos que privilegian la lógica finan-
diriman, deberán tener irremediablemente en ciera y fiscal frente a la productiva;
cuenta la nueva situación. –– la tendencia de las empresas grandes y me-
Sin duda, continúan planteados los graves dianas a tratar de resolver sus problemas de
problemas generados por: competitividad usando a los trabajadores
como variable de ajuste (en empleo y salario);
–– las políticas neoliberales extremas que han
estado vigentes en la región y su obcecación –– el debilitamiento de las organizaciones de
—más ideológica que técnica— en la teoría trabajadores y otras instancias autónomas
del “goteo”, y la reducción al mínimo del pa- de la sociedad civil no empresarial;
pel del Estado; –– el deterioro de los niveles educativos bási-
–– las presiones de los organismos financieros cos y de la calidad y cobertura de las diver-
multilaterales; sas prestaciones sociales;
Parte VI. Integración regional 665

–– la tendencia a la segmentación del mercado En ese sentido —y para terminar este pá-
interno y a la segregación de amplias capas rrafo— permítaseme citar in extenso pasajes
sociales y regiones enteras en cada país; de un texto reciente del Dr. Marco Aurelio
–– el surgimiento de fuertes tendencias a cons- García, profesor de la Universidad de Campi-
tituir lo que algunos han llamado democra- nas, en Brasil:
cias “delegativas” o de bajo perfil, con com-
La tendencia dominante actualmente en los go-
ponentes autoritarios de nuevo tipo. biernos latinoamericanos es la de considerar es-
tos procesos de integración (TLCAN, Mercosur,
Todos esos problemas, y muchos más que GRAN, G3, etc.) preferentemente como creación
se podrían enumerar, preexistían al Mercosur de zonas de libre comercio; por ello han insisti-
y no serán necesariamente resueltos por su do en la ‘compatibilidad macroeconómica’ de los
concreción. Pero un análisis adecuado debería distintos asociados, lo que implicó intentos de
homogeneización de las políticas económicas se-
comenzar por reconocer que la persistencia de
gún un paradigma neoliberal. A pesar de esta ten-
las condiciones anteriores —es decir, inexis-
dencia dominante, es posible y necesario cons-
tencia del Mercosur— no garantizaba en ab- truir una agenda distinta —pero positiva— para
soluto su resolución, desde un punto de vista la integración, de manera de no repetir el error
progresivo y orientado hacia una visión inte- cometido en otras partes del mundo de oponerse
gral del desarrollo, en atención a los legítimos sistemáticamente para luego perder la capacidad
intereses nacionales en un marco democrático de influir sobre el proceso.
y de creciente equidad social. Esta agenda positiva parte del supuesto de que
Nos parece más fecundo realizar el esfuerzo la integración debe constituirse —para todos
de redefinir, en el nuevo marco creado, los pro- los países de América Latina, o en sus expre-
yectos y las estrategias que procuran promover siones subregionales como en el caso del Mer-
cosur— en un instrumento de articulación y po-
políticas alternativas a las que predominaron
tenciación de sus capacidades nacionales para
estos años en los países de la región. De hecho,
lograr una inserción internacional más favora-
ese camino ya está comenzando a ser recorrido ble que la actual.
por muchos sectores intelectuales, sociales y Por lo tanto, la integración no es incompatible
políticos significativos en cada país. con un Proyecto Nacional de Desarrollo, ni tam-
666 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

poco algo que deba ser visto como posterior a él. Es importante señalar que la integración no puede
Ambos proyectos son concomitantes, no exis- ser entendida exclusivamente como un proceso
tiendo buena integración que no contemple un cupular y restringido a la esfera económica. Por
proyecto nacional, ni un buen proyecto nacional eso es fundamental la participación de las orga-
que no abarque el tema de la integración. nizaciones sociales, en especial de los sindica-
Para no quedarse en un simple juego de pala- tos, con el objetivo de definir políticas salariales
bras, es importante señalar que esa concepción comunes, y medidas de protección del empleo y
de la integración exigirá la formulación de po- en materia de previsión social. En ese plano es
líticas industriales, agrícolas, educacionales, de fundamental importancia la acción conjunta
y de ciencia y tecnología, las que si no fueran de los partidos, movimientos sociales y centra-
absolutamente homogéneas igual deben ser al- les sindicales para definir nuevas normas rela-
tamente compatibles. cionadas con el mundo del trabajo (1998: 12).
Estas políticas convergentes deben promover la
complementariedad económica, aspirar al bien- Resumiendo, los razonamientos anteriores
estar de sus poblaciones y a la solución de los pueden sostenerse que, tanto en general como
graves problemas sociales que afectan a las po- específicamente para el Uruguay, la nueva si-
blaciones respectivas, así como a una presencia tuación regional implica:
más soberana en el contexto internacional. Para
ello es necesario definir una política común que –– ni una catástrofe, ni una panacea “para to-
pasa menos por medidas de protección (necesa-
dos” (países, regiones y grupos), sino nuevas
rias en ciertos casos, por períodos cortos) y más
reglas de juego y nuevos desafíos;
por la equiparación de las condiciones naciona-
les de producción, impuestos, créditos, costo –– que los grandes problemas previos aún per-
de los insumos, apoyo científico y tecnológico. manecen, pero los caminos críticos para re-
Solamente de esa manera es posible eliminar la solverlos se modificaron en buena medida;
oposición —sobre todo de los pequeños y me- –– aparecerán nuevos problemas y pueden
dianos productores y los trabajadores— que se
cambiar los sectores sociales destinados a
sienten perjudicados por los procesos de inte-
gración cuando deben competir en condiciones
“ganar” o “perder” en el proceso, pero eso
iniciales de desigualdad. no equivale a que “todo sea peor que antes”;
Parte VI. Integración regional 667

–– los proyectos en disputa y las relaciones en- Escenarios “desde” el Uruguay8


tre actores, incluyendo los conflictos, debe- Escenario 1 (el más negativo):
rán ser resueltos en el nuevo contexto;
–– que nada prueba que los viejos problemas –– débil articulación de políticas públicas “acti-
del país fueran a resolverse mejor y más rá- vas” hacia el Mercosur;
pidamente aislándose del Mercosur. –– inadecuación de los actores claves a las exi-
gencias del nuevo escenario, incluyendo a
De todos modos, para que las oportunidades los partidos políticos;
que puede abrir el Mercosur puedan ser apro- –– maximización de las tensiones internas de la
vechadas, deberían darse algunas condiciones, sociedad y el sistema político estancamiento
tales como: de los cambios necesarios en la estructura y
funcionamiento del aparato estatal;
–– voluntad decidida de la élite (políticas, em- –– polarización creciente de la estructura social;
presariales, sindicales, culturales, etcétera),
de tomar iniciativas y de aumentar su capa- –– deterioro de la democratización y equidad
cidad negociadora —técnica y política— ha- social;
cia los países socios; –– permanencia de la debilidad del gasto públi-
–– obtención de consensos básicos sobre algu- co en ciencia y tecnología, ausencia de polí-
nas políticas estratégicas “de Estado” a ser ticas sectoriales de desarrollo, etcétera.
impulsadas por un período prolongado;
–– consolidación de la estabilidad institucional Escenario 2 (el más positivo, aunque incier-
y la capacidad de gobernabilidad (governan- to por sus exigencias):
ce) del sistema;
–– permanencia en el Mercosur con políticas
–– capacidad táctica para obtener apoyos re- “activas” definidas desde los objetivos del
gionales e internacionales bajo el rubro país y el crecimiento “desde adentro”;
“compensación al menor tamaño”.

8 Dicotomizado, para simplificar.


668 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

–– definición de un nuevo Proyecto Nacional Escenarios desde el Mercosur9


con el cual sustentar esas políticas hacia el Los saldos globales y sectoriales de la inte-
Mercosur, con lo que se logran consensos gración regional del Uruguay no dependen solo
mayoritarios orientados a un crecimiento de los escenarios internos, sino también de las
sostenido y con creciente democracia polí- modalidades efectivas que vaya adoptando el
tica y socioeconómica; Mercosur, y de la interacción entre ambos pro-
–– modernización creciente del Estado y su cesos. En ese sentido, y simplificando, pode-
fortalecimiento como actor clave, en cuan- mos definir dos polos tendenciales de “mode-
to articulador interno y negociador externo los” de Mercosur:
(aspecto muy importante para un PP en un Modelo A:
contexto cambiante).
–– fomento del desarrollo de actores sociales –– puramente comercialista dentro del marco
(incluyendo, el sector popular y de capas definido por la actual Unión Aduanera im-
medias) que fortalezcan la sociedad civil, y perfecta;
que sean a la vez autónomos del Estado y de –– predominio absoluto en los cuatro países de
los partidos políticos; políticas de corte “neoliberal radical”, donde
–– estabilización política democrática, y capa- el mercado más o menos oligopolizado sea
cidad de manejo institucional de los conflic- el único criterio de asignación de recursos;
tos sociales y políticos (diferente de la uto- –– ausencia total de políticas públicas “cuatri-
pía de una sociedad “plana” y sin tensiones); partitas” de promoción de desarrollo y com-
–– definición de políticas ambiciosas y durade- pensación para países, regiones, sectores y
ras de desarrollo económico global y secto- ramas económicas con más débil situación
rial, y de desarrollo social estructural y no en el punto de partida;
solo compensatorio; –– ausencia de fondos de inversión negociados
–– mantenimiento de los equilibrios macroeco- para crear empresas supranacionales de tipo
nómicos, pero minimizando los efectos rece- estratégico (con participación diferencial,
sivos, y como apoyo a una efectiva reconver-
sión productiva. 9 Dicotomizado, para simplificar.
Parte VI. Integración regional 669

pero de todos los países y no solo los más –– estímulos programados y negociados a la
desarrollados); reconversión industrial (diferente del cre-
–– hegemonía absoluta de las grandes empresas cimiento del comercio y/o uso de capaci-
nacionales ya competitivas y las trasnacio- dad ociosa), teniendo en cuenta las dife-
nales que operan en la región, sin políticas rencias en el “punto de partida” y los cos-
de apoyo a la reconversión de las pequeñas tos económicos y sociales diferenciales de
y medianas empresas del campo y la ciudad; dicha reconversión;
–– nula o poca participación en la toma de de- –– programación negociada y por etapas de las
cisiones sucesivas, de la pluralidad de secto- políticas compensatorias mercosurianas,
res económicos y sociales, la sociedad civil que incorpore criterios de planificación indi-
completa y los parlamentos y partidos; cativa y estratégica del tipo de las utilizadas
durante años por la CEE;
–– ausencias prolongadas de políticas activas
de integración social y cultural ampliada (y –– apertura creciente en los núcleos decisorios
no solo entre las élites dirigentes o los estra- a la participación de los sectores sociales,
tos socioeconómicos superiores); los partidos y los parlamentos; al menos,
para las principales decisiones estratégicas;
–– equiparación “hacia abajo” de las leyes y de-
rechos laborales, y de los gastos en seguri- –– fortalecimiento en general del papel conduc-
dad social, con eventual aplicación del dum- tor, regulador y compensador de cada Esta-
ping social entre países. do, para superar el marco neoliberal estricto
y sus efectos negativos marginales para los
países y actores más frágiles (esto es algo
Modelo B:
diferente de un Estado “gordo”, ineficiente
y prebendario);
–– superación del puro “comercialismo”, para
retomar, en algo, la inspiración inicial (1986) –– políticas laborales y de seguridad social que
y dar lugar a políticas explícitas estatales de paulatinamente igualen “hacia arriba” las di-
apoyo al desarrollo industrial, que combine ferencias entre países, evitando el puro cál-
ventajas y grados de desarrollo de cada país, culo estático de costos de la fuerza de trabajo
región y sector o rama económica; (problemas de dumping social y conexos).
670 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Escenarios complejos bidimensionales utilidad de permitir abordar ordenadamente un


Uruguay razonamiento de tipo prospectivo, como el que
Mercosur Escenario 1 Escenario 2 hemos ensayado.
Modelo A − − − + A pesar del tratamiento relativamente abs-
tracto de los escenarios planteados, conside-
Modelo B + − + +
ramos que su análisis permite visualizar me-
todológicamente las disyuntivas que deben
Este cuadro a doble entrada permite visua- ser enfrentadas para minimizar —en el nuevo
lizar rápidamente los escenarios complejos marco regional— los inconvenientes derivados
y sus variantes extremas. Representa —en del “tamaño” del país y, al mismo tiempo, maxi-
cada casillero— el primer signo, los modelos mizar las posibilidades o ventajas relativas de
Mercosur; y el segundo, los escenarios inter- su condición de “pequeño” interactuando con
nos uruguayos. los dos grandes vecinos del Mercosur.
En B2 (++), estaríamos ante una configu-
ración altamente positiva, pues permitiría po- Bibliografía
tenciar las ventajas de “ser pequeño”, y ello Aguiar, C. 1992 “Sistema político y
en un marco de integración más compensato- sistema social: el caso uruguayo”,
rio de las asimetrías en el punto de partida de Ponencia presentada en el I Seminario
cada socio. “Comparación analítica de los modelos de
Al contrario, en A1 (−  −) se daría la peor desarrollo a partir de 1950, de los países
configuración hipotética, al converger una ne- de pequeña escala de Europa y América
gativa situación interna con la situación menos Latina”, CEPAL, l.º al 4 de diciembre,
favorable —para un pequeño país poco desa- Montevideo, mimeo.
rrollado— de las dinámicas integracionistas. Buitelar, R. y Fuentes, J. A. 1991 “La
Naturalmente, se trata de escenarios bidi- competitividad de las economías pequeñas
mensionales “ideal típico”, que difícilmente se de la región”, en Revista de la CEPAL,
darán puros por la mezcla de algunos de los (Santiago de Chile) N.º 43, abril.
componentes internos con los que cada uno CEPAL 1991a Anuario estadístico de América
fue diseñado. Pero pensamos que tienen la Latina y el Caribe (Santiago de Chile).
Parte VI. Integración regional 671

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y el estilo de desarrollo constrictivo” en
Revista de la CEPAL (Santiago de Chile)
N.º 4, segundo semestre.
ALCA vs. Mercosur*

C omparto en líneas generales el eje de razo-


namiento que planteaba Quijano.
Se supone que estos temas de integración,
encontramos pistas muy diferentes de cuál es
el significado. En general, no solo para distin-
tos presidentes, para el mismo presidente o su
en particular el Mercosur y ahora el ALCA, al mismo partido. A veces, es puramente comer-
ciudadano o al analista muchas veces le cuesta cial; en otras tiene un objetivo de desarrollo
saber de qué se está hablando. En general, se económico —que no es lo mismo—; en ocasio-
sabe que están relacionados con intercambios nes aparece como un proyecto de integración
económicos, o por lo menos tienen que ver casi cultural, política, geopolítica. Entonces, como
siempre con comercio. es lógico, estas fluctuaciones, que responden a
Pero según evolucionan las coyunturas de distintos momentos de la negociación y a dis-
estos procesos, o según los dirigentes políti- tintas visiones teóricas o ideológicas, produ-
cos, estatales, e incluso intelectuales los ana- cen algo muy mezclado.
lizan, aparecen en momentos esporádicos re- Y quiero abrir otros aspectos. Primero por-
ferencias a que es mucho más que un proceso. que no soy economista, como Quijano; y se-
Que tiene objetivos estratégicos, que supone la gundo, porque en estos años de desarrollo del
integración de las naciones, que es un paso de Mercosur —y ahora aparece el ALCA como un
integración cultural. Y solo al repasar las de- desafío nuevo que se le plantea a este proceso
claraciones de nuestros presidentes sucesivos, parcial y con problemas de integración—, es-
tamos trabajando en las otras dimensiones de
* Desgrabación de seminario “ALCA-Mercosur”, De- este proceso de integración.
partamento de Sociología, Facultad de Ciencias Socia- Por una parte, la propia concepción de estos
les, Universidad de la República, Montevideo, 2001. procesos. Muchas veces se hace referencia a
674 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

ellos como si fuera casi un destino natural, y más. Son inevitables las tensiones inevitables
en realidad ningún proceso de integración es en todo proceso integrativo que supone desa-
hijo del destino, aunque el destino geográfico fiar largas tradiciones de identidades nacio-
genere vínculos. Pero esos vínculos pueden nales, más allá de los aspectos propios de los
ser de alta confrontación, no de cooperación, intereses corporativos, de empresarios, pro-
primero. Segundo, no se conoce ningún pro- ductores rurales, de ganado, textiles, etcétera.
ceso de integración —ni comercial ni econó- Hay mil intereses fragmentados que entran en
mico y mucho menos político— que no haya contradicción, porque todo proceso de integra-
sido paralelamente el fruto de un denodado ción rompe reglas anteriores, y tiene ganadores
esfuerzo, primero, de ideas, de construcción y perdedores. Eso forma parte de lo lógico del
política, de identidades nacionales o suprana- proceso de integración.
cionales de nuevo tipo; segundo, perseveran- El problema consiste en que para mirar el
te; tercero, gestionando activas actitudes de ALCA frente al Mercosur, y para mirar esta si-
empresas, grupos políticos y naciones que se tuación de cierto desamparo que muestra a me-
han opuesto a esos procesos. Es muy conoci- nudo el Uruguay, hay que recorrer ese camino
do que, en Europa, desde que nació, tuvo sus de reflexión que mencionaba Quijano. ¿Cómo
enemigos muy grandes. se ha posicionado el país? ¿Cuáles han sido
Este proceso que el Mercosur desencadenó, sus objetivos estratégicos? ¿Cómo definir los
y al cual Uruguay se incorporó desde atrás, costos beneficio a una mayor dependencia del
efectivamente genera un nuevo escenario con mercado brasileño?
un resultado con altibajos, pero debe ser pen- Y ahí entra el problema de la dimensión
sado en su globalidad. Es decir, Uruguay, como geopolítica de este movimiento del Merco-
pequeño país, tiene muy pocas condiciones sur. No hay proceso de integración que pue-
para ponerle las reglas del juego a Brasil o a da sostenerse si no les da réditos efectivos a
la Argentina. Pero, mucho menos, las tiene de sus actores.
ponérselas a EEUU. Y, ya no digo, a la Comuni- Un proceso de integración no es solo hijo
dad Europea. de esos frutos sino de una construcción polí-
Esto parecería que es una condena, el ser pe- tica. Sin embargo, quien habla de construcción
queño y nunca fijarle las condiciones a los de- política no alude solo a ideas vagas, sino a la
Parte VI. Integración regional 675

articulación con partidos, con actores, con ciu- y quienes sufrían los primeros efectos se die-
dadanos. En Europa, es un proceso más lento, ron cuenta de que no era tan simple.
más complejo, más largo, pero eso no explica Aunque haya habido casi inexistencia de
los relativos éxitos que ha tenido. Es un mode- propuestas o de lucha por la construcción de
laje, una construcción trabajadísima para supe- un Mercosur de integración productiva, de
rar enormes diferencias. complementación, de integración vertical en
El Mercosur aparece como una posibilidad cadenas de producción, supranacional —como
de tener un pequeño lugar en la negociación había en el comienzo de la relación Argentina-
mundial. Hay que leerlo en su relación con el Brasil, que después fue muriendo—. Aunque
ALCA, pero también con Europa, como un mo- haya habido una cantidad de falencias en los
vimiento, como un gran desafío referido a esta planteos, lo que está claro es que se ha desen-
gran disputa de qué perfil va a tener el mundo cadenado un proceso de construcción de per-
moderno (si va a ser monopolar o multipolar). cepción ciudadana que va mucho más allá de
Nada de eso está decidido. lo comercial. Entre lo comercial y lo societal,
Si se opta por el Mercosur como un proyecto hay un camino que no está definido a priori.
de integración regional para tener un lugar, hay Entonces, esta construcción de una imagen
que pagar el precio. Puede ser mayor o menor, colectiva, de una ciudadanía futura eventual,
pero es distinto del precio que se paga como la participación política de los partidos y de
pequeño país negociando solo con Europa, con los actores, significan una dinámica que está
EEUU o con Japón. Es un precio distinto don- en juego. Y uno puede pensar que es retórica
de se ponderan los costos beneficios, no como puramente ideológica. Creo que es mucho más:
suma cero, sino como una construcción de está vinculada con este proceso que desde los
algo que está por encima. propios gobiernos se estimuló.
Este proceso de construcción tiene enormes Entonces, antes de ver si el ALCA es contra-
carencias, incluso institucionales, de participa- dictorio con el Mercosur, hay que elegir sobre
ción ciudadana, de posibilidades de toma de qué Mercosur se quiere construir. Porque desde
decisiones supragubernamentales, etcétera. El el primer día, dentro de los gobiernos y dentro
Mercosur se llegó a proponer como la solución de los empresarios, hubo siempre posiciones
mágica de todos los problemas. Los estudiosos muy distintas sobre qué Mercosur construir.
676 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Para un cierto tipo de Mercosur, básicamen- es el TLCAN. Con el espíritu del ese tratado se
te confinado a lo comercial, y como una simple está proponiendo el ALCA. Los documentos
etapa de preparación para la libertad de mer- que se conocen tienen la misma lógica: tienden
cado total hacia los países más desarrollados a favorecer las reglas muy codificadas de inter-
—que de eso se trata—, no parece que el ALCA cambio entre particulares, con derecho a ope-
sea fundamentalmente contradictoria con ese rar contra los Estados. Se prevé que los empre-
tipo de Mercosur. sarios pueden impedirles a los Estados regular
En cambio, para quienes, en distintos niveles ciertas condiciones de producción, de extrac-
de gradación, han querido y prefieren la cons- ción, de procesamiento regional, etcétera.
trucción de un Mercosur como un proyecto de Más allá del pequeño peso del Uruguay, yo
integración más global —no solo comercial—, me afilio a la idea de que el Mercosur debe ser
como un proyecto con fondos de compensa- defendido, de que para Brasil es estratégico, y
ción para equiparar las desigualdades de desa- creo que esta lógica es coherente con los in-
rrollo y de nivel social, con construcción polí- tereses del Uruguay, siempre que se esté que-
tica de voluntad para ejercer peso como región riendo elegir un tipo de Mercosur distinto del
en el mundo en lo económico, pero también en puramente comercial.
lo político, lo cultural y lo militar, es necesario Por otro lado, para que ese proyecto sea
saber cuáles son las alianzas, con qué grupos posible, hay grandes dificultades por la lógica
económicos es posible sustentar programas de de las políticas económicas que están predo-
desarrollo, que no sean de sustitución de im- minando en este momento en los gobiernos, y
portaciones a la clásica; pero sí de generación por el papel tenue y limitado que están jugan-
de espacios de protección de un espacio para do todavía los sindicatos, los grandes empre-
potenciar el fortalecimiento de las sociedades sarios, ONG, actores, ambientalistas, en otros.
y las empresas de esas regiones. Hoy día lo que Es necesario fortalecer ese papel. Pero no por-
ha proliferado es la regionalización. que vayan a sustituir a los decidores naturales
Estamos frente a un espacio con potenciali- —que no lo podrían hacer, aunque quisieran—,
dades de integración que va mucho más allá de sino para enriquecer la agenda, estructurar
lo comercial, y un espacio de pura integración el debate y hacer posible eso que todos invo-
comercial, de derecho comercial privado como can, que es la participación de la ciudadanía,
Parte VI. Integración regional 677

la convicción de que hay algo importante que El conjunto de estos actores de la sociedad
está en juego. Este diálogo con la ciudadanía es debe crecer en su participación. Se trata de
muy tenue, muy complejo. entrar en la filigrana de lo que está en juego.
Y también soy partidario de que la vida po- Para eso, es necesario integrarse al proceso;
lítica, los parlamentos, se estudien, se jerarqui- manejar la minucia de dónde se decide qué; y,
cen. Casi ninguno de los partidos claves tiene sobre todo, es necesario saber para qué tipo
jerarquizado el tema, grupos de trabajo, de téc- de Mercosur se está trabajando. Porque difí-
nicos, que estén al día, que tengan la erudición cilmente el Mercosur va a morir, pero puede
para hacer política y no solo estar en una comi- quedarse en una cosa muy distinta de lo que
sión para cumplir. podría haber sido.
El Mercosur como proceso multidimensional
y cómo estudiarlo desde las ciencias sociales*

E l Mercosur —tal como busca expresarlo el


título del libro— es un proceso en plena
evolución. Estudiarlo supone, pues, confron-
Los trabajos que se recogen en este volumen
son, por un lado, una expresión parcial —aun-
que plural y multidisciplinaria— de los diver-
tarse con algo que está sucediendo y, como sos esfuerzos de investigación que hoy se reali-
bien se sabe, en ciencias sociales esa es una zan sobre el tema Mercosur; y, por otro lado, un
tarea siempre compleja y llena de escollos im- intento, programado, de superar una cierta ten-
previstos. Por otra parte, los cientistas socia- dencia de facto a reducir su análisis a enfoques
les —aún en el caso de estar provistos de los reduccionistas —por unidimensionales— de
mejores instrumentos conceptuales y la mejor diverso tipo; no pocas veces focalizando solo
información disponible— no pueden ni deben las dimensiones económicas o —lo que es aún
sentirse pitonisos y pretender predecir el futu- peor— solo a su dimensión comercial.
ro. La multiplicidad de dimensiones y variables El carácter multidimensional de la verdade-
que inciden en un proceso social, si se lo abor- ra revolución que, en varios planos, implica el
da en toda su complejidad, obligan siempre a la proceso en curso, puede decirse que, en impor-
modestia; más aún, cuando estamos frente a un tante medida, es subvalorado —no solo por los
proceso de integración entre países/sociedades ciudadanos de cada país—, sino también por
de la magnitud territorial, demográfica y socio- los analistas, los políticos y los actores socia-
cultural, como el que involucra al Mercosur. les. Ello es en parte “lógico”, o esperable, pero
al ser los enfoques unidimensionales —una
* Publicado en de Sierra, G. (comp.) 2001 Los rostros perspectiva errónea por su carácter limitan-
del Mercosur: el difícil camino de lo comercial a lo te—, estos deben ser criticados metodológica-
societal (Buenos Aires: CLACSO). mente; y, al mismo tiempo, se deben construir
680 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

los conceptos, y recoger y analizar los datos está lejos de ser una reivindicación estrecha
empíricos que ayuden a superar poco a poco de las “otras” ciencias sociales. En realidad,
los reduccionismos que dificultan una com- parte de un intento de objetividad científi-
prensión acabada de lo que está sucediendo; ca, cual es reconocer no solamente lo obvio
así como también, se deben diseñar los esce- —los complejos aspectos culturales, identi-
narios alternativos y sus probabilidades dife- tarios, sociales, laborales, educativos, políti-
renciales. La modestia metodológica referida cos, etc., que están involucrados, de hecho,
anteriormente no implica, pues, sumisión a la en este proceso—, sino efectuar una consta-
pura descripción fáctica, o al predominio de tación contundente y casi preliminar: ni los
los análisis exclusivamente “económicos” o acuerdos “estatales” de Asunción, Ouro Preto
“jurídicos” en el estudio del proceso merco- y posteriores, ni los impactantes avances en
suriano. En general, nadie defiende teórica- el comercio y las inversiones intrarregionales
mente este reduccionismo, pero en la práctica de este decenio, habrían existido o sobrevivi-
él tiende a imponerse como algo natural. Las do sin una conjunción —sin duda, fluctuante
causas de esto son diversas, pero sin duda pe- y con altibajos— de voluntades políticas en
san dos hechos “duros” y difíciles de superar: sentido estricto. Es cierto que se trató, en pri-
por un lado, el indiscutible peso estratégico de mer lugar, de decisiones políticas cupulares
los procesos económicos, así como la mayor al más alto nivel estatal; pero, como bien han
disponibilidad de información pública y pri- mostrado hace mucho la ciencia política y la
vada sobre los aspectos económicos y, sobre sociología política, quien dice estatal está su-
todo comerciales, del Mercosur; por el otro, poniendo “detrás” un amplio, complejo y es-
la gran capacidad de lobby comunicacional de tratificado entramado de actores sociales, que
los actores económicos y técnico-económicos les dan sustento y hacen posible la toma de
más activos en el proceso, que en su gran decisiones a nivel de la cúpula gubernamen-
mayoría son o instancias gubernamentales o tal. Lo contrario sería suponer que el simple
grandes grupos empresariales, ya sea naciona- arbitrio o la casual convergencia de múltiples
les o trasnacionales. y heterogéneos gobiernos —como los que se
Frente a esta realidad, el esfuerzo antirre- sucedieron en estos diez años en los cuatro
duccionista que nos propusimos en este libro
Parte VI. Integración regional 681

países10— pudieran dar cuenta de la relati- caso a menudo tomado como referencia de la
va continuidad de esta suerte de revolución Unión Europea— sino en todos los grandes vira-
geopolítica que representa el Mercosur para jes del formato de desarrollo e inserción interna-
la región. cional que han adoptado nuestros países, desde
O sea que legitimar y fundamentar un análisis su independencia. Pero, así como actualmente
multidisciplinario y multidimensional del proce- se aceptan pacíficamente como clásicos enfo-
so en curso es, al mismo tiempo, no solo ayudar ques multidimensionales para etapas pasadas del
a comprender lo sucedido, sino una forma de continente,11 debemos hoy defender y enriquecer
contribuir a un mejor diagnóstico de los vaive- creativamente ese legado, y mostrar cómo múlti-
nes y dificultades que tuvo y tiene por delante ples niveles y actores de la sociedad de los cuatro
una eventual culminación “exitosa” del ambicio- países se ven involucrados e interactúan, aunque
so proyecto, que se puso en marcha con el trata- en grado y fuerza distinta, en el proceso en curso.
do de Asunción. Efectivamente, no es adecuado Para que este enfoque sea fecundo, es necesario
soslayar que desde el inicio —y aún hoy— han justamente desagregar y estudiar en su especifi-
convivido en los cuatro países, y fuera de ellos, cidad no solo los intercambios comerciales o la
posiciones claramente encontradas sobre el economía política de la región y cada país, sino
perfil del acuerdo a llevar adelante; incluso, si también la estructura social y de clases, el sistema
nos restringimos al universo de las cúpulas polí- político y de partidos, el formato estatal, los movi-
tico-técnicas del Estado y empresariales. mientos sociales, el grado de desarrollo material
Estas posiciones divergentes no deben sor- y de equidad social, la profesionalidad y creativi-
prender. Así ha sucedido antes —no solo en el dad de las élites estatales y de la sociedad civil, la
configuración del sistema de actores sociales, los
modelos culturales y el imaginario colectivo, así
10 Ricardo Alfonsín, Carlos Menem, dos períodos y como variados otros aspectos, incluyendo natu-
Fernando de La Rúa, en Argentina; José Sarney, Fernan- ralmente la nueva realidad mundial.
do Collor de Mello, Itamar Franco y Fernando Henrique
Cardoso, en Brasil; Julio María Sanguinetti, Luis Lacalle,
de nuevo Sanguinetti y Jorge Batlle, en Uruguay; An- 11 Por ejemplo, del tipo del que hicieron Cardoso y
drés Rodríguez, Juan Carlos Wasmosy, Raúl Cubas y Falleto, en su muy conocido libro de 1968 Desarrollo y
Luis González Macchi, en Paraguay. dependencia.
682 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

También aparece como relevante para un adentro”. Los enfoques de Costa Pinto, Heintz
análisis del proceso —desde las ciencias so- y Germani, por un lado, y de Touraine, Nun y
ciales—, superar aquellos enfoques, bastante Cardoso, por otro —para nombrar solo algu-
en boga actualmente, que toman al Mercosur nos exponentes relevantes de aquel debate—,
como un dato, no solo fáctico, sino conceptual- representaron, en buena medida, los dos polos
mente casi exógeno a las sociedades involucra- de esa dicotomía.
das; y que, desde ese punto de partida, pasan Si bien desde entonces los países “centrales”
luego a analizar cómo reaccionan, o se adap- y la región han cambiado mucho —así como la
tan, a dicho fenómeno los distintos actores y estructura de sus relaciones mutuas—, su for-
subsistemas sociales. Sin negar la utilidad de mato sigue siendo de interacción asimétrica,
estos trabajos, creemos que también debe su- con nuevas formas de dependencia; aunque es
perarse —por insuficiente— su supuesto implí- cierto que, con nuevas reglas de juego, en cier-
cito de que, dado que el Mercosur “ya está ahí”, ta medida aún más rudas y exigentes, en el caso
lo que importa es ver qué efectos tiene sobre los de tres de los países que integran el Mercosur.
diversos actores y estructuras preexistentes en Pero, más allá de la frecuentemente sostenida
cada país. “exterioridad” del Mercosur cuando se lo ana-
Se trata de un dilema clásico de los análi- liza en cuanto fenómeno político-institucional
sis del cambio social, inevitablemente invo- involucrando “países” (enfoque sin duda em-
lucrados en la tensión diacronía-sincronía (y píricamente insuficiente), ahora nos interesa
estructuras-actores). En las décadas del cin- relevar, de manera breve, otros dos supuestos
cuenta y los sesenta, las ciencias sociales en que suelen sustentar el enfoque que estamos
América Latina ya vivieron esa discusión, que criticando: la idea de que la revolución tecno-
es, en esencia, teórica y metodológica, por más lógico-productiva haría “inevitable” el formato
que habitualmente se tiña también de presu- Mercosur para la región; y el supuesto de que
puestos ideológicos o propiamente políticos. “el Mercosur está ahí” y lo que cabe es estudiar
En aquella ocasión se trataba de dar cuenta sus efectos.
de los acelerados procesos de modernización El primer defecto de estos enfoques radi-
y movilización, ligados con la industrialización ca en el plano fáctico o de los hechos históri-
y el habitualmente llamado “crecimiento hacia cos. Como dijimos anteriormente, es el propio
Parte VI. Integración regional 683

formato y contenido del llamado Mercosur lo producción hacia la conformación de merca-


que estuvo y está en “disputa” (y muy limita- dos amplios (¿mundiales?, ¿regionales?),13 fue
do sería querer estudiar solo efectos de su y es el estado de las relaciones de fuerza en el
presencia). En disputa, no solo en el continuo mercado y las conexiones políticas y tecnobu-
que va de la simple Zona de Libre Comercio a rocráticas de los actores sociales y, sobre todo,
un verdadero Mercado Común (al límite con económicos, las que fueron pautando la trama
su propia moneda regional única y todas sus de las sucesivas decisiones concretas de los go-
implicancias), sino en cuanto a si el acuerdo biernos. De otro modo no se entendería que los
de integración debe limitarse a los aspectos Estados Unidos y la propia cúpula de la Orga-
comerciales y económicos o, por el contrario, nización Mundial del Comercio continúen aún
si debe constituirse en un pacto de integración hoy (aunque a veces en forma velada) mostran-
productiva, social, política, geopolítica y cultu- do serias reticencias a la profundización “inte-
ral, que involucre a toda la sociedad y no solo a gral” del Mercosur. Estamos, pues, ante un pro-
los empresarios, en especial, a quienes “expor- blema, en sí mismo original (de los orígenes)
tan” bienes transables.12 o fundante, que debe ser estudiado y explica-
Es decir que es el propio Mercosur, como do como tal, y no solo analizar sus efectos a
tal, debe ser analizado como un proceso abier- posteriori.
to y en formación. Y, por otra parte, es nece- Defender este enfoque analítico no supone
sario reconocer que, más allá de la indudable negar que, “tal como hasta ahora ha operado”,
presión de las nuevas condiciones técnicas de el Mercosur va teniendo una serie de efectos
sobre los Estados y actores involucrados, y
12 Lo que queremos decir es que omitir en los mode-
los de análisis este carácter “abierto” y en disputa del 13 Es importante recordar que la literatura al respecto
formato del Mercosur, lejos de ayudar, hace perder in- está dividida sobre la escala ideal de los nuevos espa-
formación relevante para el análisis científico. Los di- cios de producción e intercambio; división que no se
versos proyectos de actores nacionales e internaciona- ha superado por la relativamente reciente incorpora-
les (en cuanto externos al espacio del Estado-nación), ción del concepto de “regionalismo abierto”, que para
forman parte del proceso mismo; y, por lo tanto, de su muchos —sobre todo analistas y políticos del “primer
posible evolución y los efectos actuales y futuros sobre mundo”— no deja de ser un subterfugio puramente pro-
cada país y el propio Mercosur como un todo. teccionista.
684 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

que esos efectos pueden y deben también ser creando a influjo de la “movilización” genera-
aislados y estudiados; este “objeto” constituye da desde 1990. Incluso, mucho más allá de las
un campo legítimo para las ciencias sociales. instancias formales del Mercosur en sentido es-
Pero, en todo caso, también estos “efectos” tricto, hay que constatar y estudiar el impacto
deben ser reincorporados en su acción de fee- sobre el futuro del proceso del florecimiento de
dback al sistema de variables a tener en cuenta, múltiples iniciativas y espacios de encuentro
al analizar el desarrollo actual y los escenarios surgidos desde sectores sociales muy diversos.14
futuros que enfrenta el proceso de integración; Sectores que, allende sus especificidades corpo-
en sus aspectos estructurales y en su inciden- rativas o profesionales, interesa jerarquizar en
cia sobre las posiciones que van tomando los tanto se reúnen invocando también su pertenen-
diversos actores en presencia, algunos de ellos cia al espacio Mercosur y, por lo tanto, soslayan-
justamente “constituidos” en su operacionali- do en las convocatorias a sus similares de otros
dad (programática o instrumental) como efec- países de América del Sur.
to del proceso mercosuriano, tal como se ha Es decir que, con cierta independencia de
desarrollado hasta ahora. la marcha “oficial” del Mercosur, lentamente
¿Cómo negar, por ejemplo, que una vez lan- se va constituyendo un nuevo espacio de per-
zado y puesto en marcha el proceso de integra- tenencia —a la vez simbólico y material— de
ción, muchos sectores involucrados han reco- los actores sociales. Este hecho puede verse a
gido (e integrado a su estrategia) el discurso menudo —y no sin algo de razón— como pu-
oficial predominante, y desde esa lógica han ramente formal u “oportunista”; pero incluso
planteado sus “nuevas” exigencias y también en esos casos, no deja de ir contribuyendo a la
demandan espacios para participar en las deci-
siones? No hay que pensar solo en el incremento
14 Asociaciones de productores rurales medianos y
de participantes y reclamos corporativos en el pequeños; centrales sindicales; colegios profesionales;
espacio del Foro Consultivo Económico Social. universidades públicas y privadas; grupos feministas,
Algo similar ocurre con el incremento de la de- étnicos y culturales; asociaciones deportivas; asocia-
manda de mayor espacio político-constitucional ciones nucleadas por los espacios fronterizos; dirigen-
tes políticos y sectores políticos; productores y creado-
desde la Comisión Parlamentaria, y en muchas
res culturales en cine, poesía, etc.; y muchos otros más,
otras subcomisiones técnicas que se han ido que no es del caso enumerar en este lugar.
Parte VI. Integración regional 685

creación de un tejido que no preexistía; y que la inicial Comunidad del Carbón y el Acero,
de una u otra forma se incorpora a la nueva rea- hasta llegar a la actual Unión Europea. Tampo-
lidad emergente; por tanto, deberá ser cada vez co nos dice nada per se sobre el carácter más
más tenido en cuenta por los decisores como o menos democrático y equitativo de la futura
por los analistas del proceso. Entenderlo y ex- sociedad del espacio mercosuriano. Pero sí nos
plicarlo requiere, pues, mucho más que dete- dice que será difícil eliminar, de aquí en más, las
nerse solo en los efectos de lo que ya existe. presiones en ese sentido del activismo mercosu-
Para evitar confusiones, cabe aquí decir — riano emergente en varios segmentos de la so-
claramente— que nos parece indiscutible que, ciedad civil, y en grado quizás menor en ciertos
sin la existencia de condiciones de viabilidad sectores políticos. Y, por lo tanto, que es preciso
que permitan consolidar y profundizar —al me- incluir estos temas en las agendas de investiga-
nos— los intercambios comerciales —y tam- ción sobre el Mercosur.
bién, sin duda, las inversiones y ciertos secto- Otro aspecto significativo del cómo pen-
res productivos—, no podrá tampoco continuar samos que se deben abordar los estudios del
profundizándose el proceso mismo del Merco- proceso mercosuriano es aquel que se refiere
sur. Pero lo que queríamos señalar es que, en al nivel de agregación del objeto investigado.
cualquier hipótesis sobre el futuro, ya hay en las Es, sin duda, necesario e imprescindible que
sociedades de cada país algo nuevo e irreversi- economistas, juristas y expertos en relaciones
ble que se ha puesto en marcha en ese espacio, internacionales y geopolítica sigan aplicán-
que en otros trabajos hemos llamado el “núcleo dose al tratamiento global del desempeño del
estratégico” de América del Sur15 (sin perjuicio bloque de países como tal, y sus relaciones con
de las eventuales nuevas incorporaciones). Que el “entorno” americano y mundial. Pero, al mis-
algo nuevo se haya puesto en marcha en “las so- mo tiempo, si se quiere tener una visión más
ciedades” no garantiza, por supuesto, que el pro- adecuada y, en consecuencia, más pertinente
ceso ha de culminar necesariamente en una in- científica y políticamente, es imprescindible
tegración de la profundidad que fue adquiriendo promover y jerarquizar la investigación desa-
gregada no solo de cada país, sino también de
los procesos subregionales, al menos en dos
15 Ver, en especial, de Sierra (2000). niveles. Por un lado, las enormes diferencias
686 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

en el punto de partida —y su paulatino invo- bién políticas. Pero su alcance es más amplio,
lucramiento— de los diferentes estados, regio- ya que nos lleva a la necesidad de jerarquizar
nes, provincias y departamentos (según corres- el estudio sistemático de todas las asimetrías
ponda en cada caso), que articulan la realidad intra- e interpaíses; asimetrías que tienen alta
de cada país, en lo económico, pero también significación para evaluar los posibles cos-
en lo sociopolítico y cultural;16 por otro lado, tos y beneficios de cada país en el proceso
los variados procesos sociales y económicos de integración (los actuales y las eventuales
subregionales, determinados por las proximi- incorporaciones);18 y, por lo tanto, también nos
dades físico-fronterizas que, en buena medida, encamina a evaluar las chances de ampliación
preexistían, pero que desde el tratado de Asun- del Mercosur, y cuánto este puede llegar a pro-
ción han visto florecer iniciativas que, en parte, mover un desarrollo equilibrado y equitativo
renuevan viejos planteos, al tiempo que pro- entre los países miembros y sus poblaciones.
mueven maximizar las oportunidades “locales” Entendemos que este es un problema pertinen-
abiertas por el tratado.17 te en sí mismo, pero mucho más cuando tene-
Este nivel de análisis hace, por cierto, re- mos en cuenta la gran diferencia de tratamien-
ferencia a la necesidad de tematizar las “asi- to del tema de las asimetrías que existe —en
metrías” internas de base geoeconómica, así la letra y en las decisiones adoptadas— entre
como sus dimensiones socioculturales y tam- los tratados mercosurianos y los equivalentes
europeos o de América del Norte. Nada obli-
ga a que los procesos de integración deban ser
16 Para una adecuada comprensión y pronóstico del
iguales, lo que sería por otra parte imposible;
proceso mercosuriano tal como lo hemos conceptuali-
zado, no parece prudente soslayar las enormes diferen-
cias internas que existen, por ejemplo, entre el norte y 18 Si el tema de la “escala” de los países es siempre
el sur-sureste del Brasil; entre el noreste y el centro en en sí mismo relevante, mucho más lo es en el caso del
Argentina; entre Montevideo y el noreste uruguayos, y Mercosur dada la enorme asimetría física, demográfi-
lo mismo puede decirse del Paraguay. ca y económica existente entre Brasil y el resto, sobre
17 Es el caso especialmente de las fajas fronterizas todo con Uruguay y Paraguay. Ello no agota ni la lista ni
“vivas” que comparten Uruguay y Argentina; Uruguay y el sentido cambiante de las asimetrías, ya que, en otros
Brasil; Argentina y Brasil; Argentina y Paraguay; Brasil y ítems, por ejemplo, el Uruguay ocupa un ranking bas-
Paraguay, así como las dos triples fronteras existentes. tante por encima de sus vecinos.
Parte VI. Integración regional 687

pero es indudable que las ciencias sociales de- campo de las relaciones económicas y geopolí-
ben, al menos, dar cuenta de las causas de un ticas internacionales como nivel en sí mismo,
tratamiento tan desigual por parte de los pro- pero no solo. También ese análisis debe hacerse
cesos mencionados. Podría pensarse que este buscando desentrañar cómo esas relaciones de
problema afecta solo a los países “chicos” del fuerzas se interiorizan en cada país —y lo hacen
Mercosur, pero en realidad incide en la lógica hacia el futuro— a nivel de las élites técnicas,
profunda del formato de integración, y, por lo políticas y empresariales con peso decisivo en
tanto, afecta a todo el proceso y a todos los paí- la toma de decisiones. Esto refiere no solo a
ses, cualquiera sea su tamaño.19 estudios económicos y politológicos, sino tam-
Finalmente, queremos señalar que una co- bién de orden cultural, ideológico y sociológi-
rrecta apreciación de la trayectoria del Mer- co. Ni cada país ni cada región son un bloque
cosur y su evolución futura requiere incluir monolítico, sino un campo de fuerzas sociales
—desde sus comienzos hasta la actual coyun- con determinantes estructurales; campo de
tura— un análisis específico de su interacción, fuerzas y determinantes estructurales, ambos,
dinámica, con los otros polos de concentración en proceso de cambio, más o menos elástico,
y/o integración existente en el mundo y la re- según el nivel de análisis que se aborde.
gión americana.20 Se trata, en buena medida, del

19 Una experiencia empírica que abona a favor de sino por las mismas agendas de negociación ya en cur-
este razonamiento es el propio devenir histórico de so, sería erróneo estudiar los escenarios futuros del
la integración europea. Si el acuerdo inicial franco- Mercosur sin ver su interacción con el TLCAN, la UE y
alemán evolucionó hacia las sucesivas y significativas la propuesta ALCA; aunque también deben ser tenidas
ampliaciones que conocemos, no fue por una supuesta en cuenta las propuestas de Zona de Libre Comercio
“obligación” —histórica u económica—, sino por una Sudamericana (ZLC) y las negociaciones en curso con
voluntad política y geopolítica de los países claves in- otros países asiáticos, africanos y de Oceanía. Más glo-
volucrados. Voluntad que —entre otros factores— fue balmente, es la propia disputa sobre el modelo mundial
posible concretar gracias al tratamiento explícito de las futuro (más o menos multipolar) lo que configura el
asimetrías y la puesta en práctica de los instrumentos marco general del análisis necesario. En todo caso, no
jurídicos y económicos para suavizarlas. se puede ignorar que la propuesta de ZLC americana
20 No solo conceptualmente —modelo de análisis—, estuvo y está enmarcada en esa disputa estratégica.
688 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Resumiendo: lo que sostenemos es que cada que sucede en cada lugar de la, por cierto, enor-
nivel de análisis que hemos venido reseñando me área geográfica que hoy abarca el Mercosur.
debe referir a los otros —en algún momento— Como es fácil percibir, defender este punto de
en forma sistemática y planificada, como el vista metodológico refiere no solo al diseño del
único antídoto a los “peligros” que se pueden libro que hoy presentamos a los lectores, sino
detectar al recorrer la extensísima literatura también, en buena medida, a un programa de in-
“mercosuriana” hoy existente. Por un lado, los vestigación de largo aliento; programa que obvia-
reduccionismos simplificadores, ya sean los de mente nos desborda y que esperamos sea total
tipo economicista, geopolítico y juridicistas, o parcialmente acompañado —y enriquecido—
o aquellos que abordan el estudio del Merco- por muchos de los cientistas sociales de la región
sur solo como dato preexistente y/o como un y fuera de ella, que hoy día desarrollan trabajos
conjunto agregado y global. Y por otro, la dis- de investigación sobre el tema el tema Mercosur,
persión, muy pocas veces “sintetizada”, de infi- en alguna de sus múltiples dimensiones.
nidad de estudios muy puntuales o sectoriales
(por el tema o por su alcance territorial) que, Bibliografía
si bien son imprescindibles y útiles, a menudo Cardoso F. H. y Falleto, E. 1968 Dependencia
consisten más en estudios sobre lo que sucede y desarrollo en América Latina. Ensayo
en tal o cual país o región del área mercosuria- de interpretación sociológica (México DF:
na, que propiamente un análisis de cómo esos Siglo XXI).
procesos o estructuras se han visto o pueden de Sierra, G. 2000 “Dilemas del Mercosur
verse influidos —y, a su vez, influir— en el pro- frente al ALCA y la UE en un mundo
ceso de integración en cuanto tal. globalizado”, Ponencia presentada al
Se trata, ni más ni menos, de ir constituyen- Colloque International “Les relations
do la especificidad y legitimidad científica de un Europe –Amérique Latine à l’heure de la
nuevo objeto de estudio, y no conformarse con mondialisation”, Centre de Recherche sur
la simple agregación —o, a veces, redesignación l’Amérique Latine et les Caraïbes, Aix en
lingüística “oportunista”— de estudios sobre lo Provence, 29 al 30 septiembre.
Variables internas y externas en los análisis
“costo beneficio” de inserción al Mercosur
Un modelo analítico aplicado al caso Paraguay* **

Introducción La idea rectora es no introducir en los aná-

E l objetivo central de este artículo es mos-


trar el interés analítico de un Método Pros-
pectivo de Escenarios Alternativos, aplicándo-
lisis de costo-beneficio de la integración sola-
mente las fuerzas y debilidades estáticas pre-
vias de cada país, ni tampoco solamente las vir-
lo al análisis de los desafíos que ha enfrentado tudes y defectos del formato de integración. Se
y enfrenta el Paraguay al integrarse al bloque propone, por un lado, vincular en un solo mo-
regional, dando por sabidas, en sus lineamien- delo ambas variables; y, por otro, tener también
tos básicos, las múltiples limitaciones y asime- en cuenta el carácter dinámico de las fuerzas y
trías que presentan vis a vis los otros países los procesos que se mueven al mismo tiempo
del Mercosur. Aunque este ejercicio se limita al en el país y en el Mercosur. Esta metodología
caso paraguayo, creemos que la lógica analíti- debería permitir tomar en cuenta la cuota de
ca del método propuesto tiene validez general incertidumbre siempre presente en los proce-
para el estudio de los procesos de integración sos complejos y, sobre todo, superar la tenta-
y, en particular, para estudiar los otros países ción —muy a menudo presente entre analistas
que integran el bloque.21

Sectorial de Investigación Científica de la investigación


* Publicado en Revista de Ciencias Sociales 2002 “Uruguay y Paraguay: aspectos sociopolíticos de su in-
(Montevideo: Departamento de Sociología, Facultad de tegración —en cuanto pequeños países— al Mercosur”,
Ciencias Sociales, Universidad de la República) N.º 20, realizada en el Departamento de Sociología bajo nues-
enero-julio. tra dirección.
** Una versión preliminar de este artículo fue inclui- 21 Ver, por ejemplo, su aplicación al caso uruguayo en
da como Capítulo VIII del Informe para la Comisión de Sierra (2000).
690 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

y actores— de dictaminar prácticamente a La literatura es convergente en considerar que


priori el balance de la integración para tal o Paraguay no solo es un pequeño país22 (en ade-
cual país. No se debe derivar de este planteo lante PP) en términos demográficos y de super-
que consideremos infecundo el esfuerzo de ficie —como lo es Uruguay—, sino que, además,
análisis —más de tipo estructural previo— de ocupa en prácticamente todas las dimensiones
la relación esperable entre un cierto formato el rango más bajo dentro del Mercosur.23 En efec-
de integración y un país determinado. Se trata, to, su PBI general y per cápita, y sus indicadores
más bien, de introducir en el análisis la varia- sociales estándar lo ubican abajo en la escala
ble tiempo y también a los actores y su desem- mercosuriana. Pero tanto o quizás más impor-
peño efectivo. tante que ello, es la fragilidad de sus estructuras
Es por todas estas consideraciones que ela-
boramos “escenarios alternativos”, y que a es- 22 Hay bastante consenso en que la dimensión tama-
tos se los construye poniendo en relación va- ño o escala de un país solo puede ser definida sobre
riables “internas” y “externas”. la base de un continuo, con estratos o escalones aco-
Aunque la conocida fragilidad del Estado tados en forma relativamente convencional; y siempre
y la sociedad paraguayas obliga a jerarquizar, en forma comparativa. Se acepta, en general, que los
criterios de clasificación (cambiantes históricamente)
en este caso, el tema de sus asimetrías frente deben considerar distintas dimensiones, entre las cua-
a los socios del Mercosur, no presentaremos les la superficie es solo una de ellas y que debe necesa-
aquí la discusión teórica sobre el tratamien- riamente combinarse con el tamaño de la población y
to sistémico de las asimetrías en los procesos su nivel de vida, la magnitud de los recursos naturales
movilizados, el desarrollo relativo de sus fuerzas pro-
de integración (ver de Sierra, 2001 y 2002). Si
ductivas en un contexto dado, etcétera. Por otra parte,
bien tampoco es el objetivo de este artículo la “pequeñez” como elemento analítico cobra sentido si
hacer un tratamiento detallado y desagregado se acepta su determinación por un sistema mundial o
de las fragilidades de la sociedad y el estado regional y, más en general, por la historia de la división
paraguayo —que está en la base de dichas asi- internacional del trabajo (Vuskovic Céspedes y Escoto,
1990). Y, en cierta medida, también por la historia de
metrías—, conviene sí hacer una breve recapi-
las relaciones geopolíticas y militares y su cambiante
tulación introductoria. lógico de estructuración (Real de Azúa, 1977).
23 Ver una síntesis documentada del tema en Serna
(2001).
Parte VI. Integración regional 691

institucionales, de su aparato estatal, su sistema Debe tenerse también en cuenta que, para
político y de partidos, el tejido ciudadano, y en los PP, las dificultades aumentan cuando en el
general las estructuras de la llamada sociedad modelo de integración —como sucede con el
civil.24 No quiere eso decir que no existan en el perfil dominante del Mercosur hasta ahora—
seno de la sociedad —especialmente luego de la no existen los compromisos colectivos (cons-
caída de Stroessner— manifestaciones maduras titucionales o, de hecho) que tiendan explícita-
de participación cívica e iniciativas transforma- mente a corregir las asimetrías iniciales entre
doras25. Pero es indiscutible que, en el difícil es- países y regiones, como sí sucedió desde su
cenario que deben enfrentar los PP para maximi- inicio en el proceso que culminó con la Unión
zar ventajas y minimizar limitaciones, tanto más Europea (de Sierra, 2001; Cimadamore, 2002;
en procesos acelerados de integración asimétri- Medeiros de Almeida, 2002).
ca, el caso paraguayo parece extremar la acumu- Como lo sostienen algunos trabajos acadé-
lación de problemas. Sin embargo, como hemos micos —y muchos actores en el propio Para-
sostenido en otro lugar (de Sierra, 1994), siem- guay—, podría decirse entonces que los PP
pre existen márgenes de maniobra, cuya utiliza- no deberían entrar en procesos de integración
ción depende mucho más de factores internos y muy asimétricos. Creemos que ese es un pun-
de la capacidad de iniciativa26 que de las determi- to de vista por lo menos insuficiente, por muy
nantes estáticas, por peores que ellas sean en el general y simplista, y que además puede ser
punto de partida. contestado empíricamente por muchos casos
históricos; aunque es cierto que la mayoría de
ellos en el espacio europeo, es decir en el pri-
24 Al respecto puede verse, entre otros: Céspedes, mer mundo, como bien lo señaló Carlos Real
Herken y Simón (1988); Arditi y Rodríguez (1987); Riva- de Azúa27 en su siempre citado trabajo sobre
rola (1986); PNUD (1996); Caballero y Céspedes (1998);
Ruiz Tagle (2000).
25 Ver, por ejemplo, Rodríguez (2001); Yore y Palau 27 En su trabajo pionero y donde realiza un análisis
(2002). multidimensional (y multidisciplinario) de los proble-
26 Ver también un tratamiento teórico y empírico de mas especiales que deben enfrentar las naciones pe-
este punto en Rótulo (2002); Bizzózero (2002); Cimada- queñas en su desarrollo económico y político, Real de
more (2002) y Hoste (2002). Azúa, en un verdadero tour de force analítico, llega a
692 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

el tema (Real de Azúa, 1977). De manera que, Como ya dijimos, el Paraguay, además de
desde el inicio, debemos plantear un supuesto ser un PP en América Latina (con algunos pro-
metodológico central del análisis que desarro- blemas similares a todos los PP y, por lo tanto,
llaremos, y que podríamos formular de esta ma- también al Uruguay), presentaba —antes del
nera: Suponiendo todas las otras condiciones Mercosur— graves problemas de desarrollo
iguales,28 ¿cuáles de sus principales problemas sustentable, de equidad e integración social,
previos tendrían mejor y más rápida solución si modernización, democracia y ciudadanía, sis-
Paraguay no se hubiera integrado al Mercosur, tema y partidos políticos, consistencia y mo-
que por otra parte existiría con independencia dernidad estatal, capacitación laboral, inver-
de su voluntad? sión en ciencia y tecnología, integración inter-
nacional plena, etcétera.
codificar diecinueve variables utilizadas por distintos
El fin del stronismo y la posterior dinámi-
autores para evaluar el posible desempeño de los PP. ca de la transición democrática —en caso de
Entre ellas; siete, de carácter económico; pero las otras abandonar el Mercosur—, ¿serían circunstan-
doce, de índole política, cultural, psicosocial, etcétera. cias suficientes para mejorar por sí solas, a
Si bien concluye tentativamente que trece de esas va- corto y mediano plazo, las posibilidades pa-
riables son predominantemente negativas; cuatro, más
bien positivas y dos, claramente ambiguas, el saldo raguayas de resolver esa herencia negativa
global de su análisis es que, en definitiva, el resultado y, al mismo tiempo, integrarse económica y
en cada caso depende de una combinación ad hoc de políticamente en el plano mundial de manera
factores no predecibles totalmente por el “tamaño” en sustentable? La mayoría de los estudios exis-
sí mismo.
tentes parecen mostrar evidencia razonable
28 Crisis social, política y estatal casi endémica; alto de que no sería así, aunque no abordaremos
grado de corrupción en la gestión del Estado; enorme
en este espacio ese tema en detalle. Lo que
peso de la economía subterránea; poca industrializa-
ción, crisis productiva y exportadora del algodón; agu- sí es cierto es que, dado su atraso relativo
da desestructuración del campesinado y masiva migra- “multidimensional” —similar en esto a otros
ción hacia las ciudades; presión creciente del Mercosur PP de América Latina—, para resolver su
para blanquear la economía y reducir el macrocontra- ecuación debería extremarse en tomar deci-
bando; aumento de las exigencias de apertura y trans-
siones estratégicas que le permitan “recupe-
parencia por parte de los países centrales y organismos
multilaterales, etcétera. rar terreno”. Dada la rigidez de las “variables
Parte VI. Integración regional 693

duras” (poco peso económico y geopolítico), –– que los proyectos en disputa y las relacio-
debería, pues, acentuar sus esfuerzos en las nes entre actores, incluyendo los conflictos,
“variables blandas”,29 aprovechando el estado deberán ser resueltos necesariamente en el
de gracia producido por la intersección tem- nuevo contexto;
poral entre su transición democrática interna –– que no existe evidencia empírica de que los
y la creación del Mercosur. viejos problemas del país fueran a resol-
Resumiendo los razonamientos anteriores, verse mejor y más rápidamente aislándose
puede sostenerse que, tanto en lo general como del Mercosur.
en lo específico, para el Paraguay, la nueva si-
tuación regional implica:
Comparando a los dos PP del Mercosur (glo-
balmente o por una serie de indicadores estra-
–– no una catástrofe ni tampoco una panacea
tégicos, tanto económicos como sociopolíticos
“para todos” (países, regiones y grupos), sino
y culturales), en principio, el Paraguay pare-
nuevas reglas de juego y nuevos desafíos;
cería tener agravadas sus limitaciones como
–– que los grandes problemas previos aún per- PP, en vistas de aprovechar las ventajas poten-
manecen, pero los caminos críticos para re- ciales de la integración. Sin embargo, dado su
solverlos se modificaron en buena medida; punto de partida más bajo y el mayor grado de
–– que aparecerán nuevos problemas y pueden desafío que el Mercosur le plantea como na-
cambiar los sectores sociales destinados a ción, podría invertirse la ecuación en términos
“ganar” o “perder” en el proceso, pero eso de proceso (de dónde se parte y cuánto se pue-
no equivale a que “todo sea peor que antes”; de mejorar en un tramo de tiempo determina-
do). De todos modos, para que ello llegase a ser
un resultado posible, deberían darse algunas
condiciones tales como:
29 Del tipo solidez del Estado y sistema político; dina-
mismo y eficiencia de las élites; nivel educativo y demo- –– voluntad decidida de las élites (políticas, em-
cratización social; opción estratégica por ciertos nichos presariales, sindicales, culturales, etc.), de
tecnológicos y productivos; capacidad de consensos in- tomar iniciativas y de aumentar su capacidad
ternos y de toma de iniciativas sustentables, etcétera.
694 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

negociadora —técnica y política— hacia los –– retiro del Mercosur, por decisión del gobier-
países socios; no (electo democráticamente o fruto de un
–– obtención de consensos básicos sobre algu- eventual “golpe”);
nas políticas estratégicas “de Estado” a ser –– bloqueo sostenido a la modernización y de-
impulsadas por un período prolongado; mocratización del aparato de Estado, la vida
–– consolidación de la estabilidad institucional política y la estructura social;
y la capacidad de gobernabilidad (governan- –– mantenimiento y/o expansión de la econo-
ce) del sistema; mía subterránea, el contrabando, el lavado
–– capacidad táctica para obtener apoyos re- de dinero y el régimen prebendista. Al límite,
gionales e internacionales bajo el rubro “re- y dicho metafóricamente: la consolidación
cuperación del gap” histórico (en el marco de una “Gran Ciudad del Este”, con bolsones
de las sinergias creadas por el Mercosur y formales a su alrededor;
la propia transición democrática en curso). –– la energía hidráulica como casi único eje
económico formal y de integración, pero
Hechas estas consideraciones preliminares, funcionando en forma de “enclave”, sin im-
pasemos ahora a analizar los distintos escena- pactos encadenados hacia el resto de la eco-
rios posibles, pero desde un esquema de doble nomía y la sociedad (una especie de “Emira-
entrada. Por un lado, los escenarios internos to de Represas”);
paraguayos (definimos tres), y, por otro, los es- –– eventual desestabilización política y/o cre-
cenarios mercosurianos (simplificados en dos ciente segregación interna de una sociedad
alternativas polares). cada vez más desestructurada;
–– rebrote de la insularidad nacionalista “de-
Escenarios “desde el Paraguay”30 fensiva”, sobre una base populista de vie-
Escenario 1 (el más catastrófico y negativo): jo tipo y sustentada en la exclusión social
y la renta hidráulica, el contrabando y
el narcotráfico.
30 En la realidad, se presentan situaciones mixtas en-
tre los distintos escenarios.
Parte VI. Integración regional 695

Escenario 2 (menos catastrófico, pero tam- –– debilitamiento de los ingresos fiscales sus-
bién negativo): tentables del Estado por privatizaciones “ra-
dicales”, como en el caso argentino (enaje-
–– permanencia en el Mercosur, pero en actitud nación de todos los activos públicos);
“pasiva” o predominantemente “defensiva”; –– desarticulación del anterior equilibrio eco-
–– debilidad de un nuevo Proyecto Nacional nómico y social, sin crear una alternativa
hegemónico para enfrentar la nueva etapa real, aunque fuera escalonada y diferida en
regional y mundial (“empate estratégico” el tiempo, pero creíble;
interno); –– enlentecimiento o bloqueo de la consolidación
–– poca creatividad interna y poca capacidad democrática y del fortalecimiento de la socie-
de iniciativa y negociación hacia los socios dad civil y de la cultura e identidad propias.
del Mercosur y el resto del mundo;
–– ausencia de procesos de capacitación públi- Escenario 3 (el más positivo, aunque incier-
ca y privada con vistas a negociar en el Mer- to por sus exigencias):
cosur, con metas, programas y cronogramas;
–– insuficiencia de planes estratégicos —re- –– permanencia en el Mercosur con políticas
lativamente consensuados— que reviertan “activas” definidas desde los objetivos del
el atraso histórico. En especial, en materia país y el crecimiento “desde adentro”;
educativa y social, gestión pública y empre- –– definición de un nuevo Proyecto Nacional con
sarial, relaciones sociales y de trabajo, in- el cual sustentar esas políticas hacia el Merco-
versión productiva y —especialmente— en sur, mediante consensos mayoritarios orien-
ciencia y tecnología (es decir, solo una mo- tados a un crecimiento sostenido y con cre-
dernización formal o superficial); ciente democracia política y socioeconómica;
–– confinamiento del dinamismo integrador a –– modernización del Estado y su fortalecimien-
un número reducido de agentes y empresas to como actor clave, en cuanto articulador
ya relativamente competitivas, sin expan- interno y negociador externo (aspecto muy
sión ni profundización del proceso (no re- importante para un PP poco desarrollado);
conversión productiva real);
696 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

–– fomento del desarrollo de actores sociales áreas estratégicas para el país de la educa-
(incluyendo el sector popular y de capas me- ción superior.
dias), que fortalezcan la sociedad civil y que
sean, a la vez, autónomos del Estado y de los Escenarios “desde el Mercosur”31
partidos políticos; Desde 1991, los saldos globales y sectoria-
–– estabilización política y democrática, con les de la integración regional del Paraguay no
subordinación neta del “factor militar” y ca- dependen solo de los escenarios internos, sino
pacidad de manejo institucional de los con- también de las modalidades efectivas que va
flictos sociales y políticos (diferente de la uto- adoptando el Mercosur, y de la interacción en-
pía de una sociedad “plana” y sin tensiones); tre ambos procesos. En ese sentido, y simplifi-
–– definición de políticas ambiciosas y durade- cando, podemos definir dos polos tendenciales
ras de desarrollo económico global y secto- de “modelos” de Mercosur:
rial, y de desarrollo social estructural y no
solo compensatorio; Modelo A:
–– aprovechamiento estratégico de los ingre-
–– básicamente comercialista, dentro del mar-
sos fiscales provenientes de las tres gran-
co definido por la actual Unión Aduanera
des represas, para orientarlos al desarrollo
imperfecta, con crecientes presiones para
sustentable del país (evitando las experien-
limitarse a una Zona de Libre Comercio;
cias negativas, en su tiempo, de Venezuela y
Ecuador con el petróleo); –– predominio neto, en los cuatro países, de
políticas de corte “neoliberal radical”, donde
–– mantenimiento de los equilibrios macroeco-
el mercado más o menos oligopolizado sea,
nómicos, pero minimizando los efectos rece-
de hecho, el único criterio de asignación de
sivos, y como apoyo a una efectiva reconver-
recursos;
sión productiva;
–– ausencia total de políticas públicas “cuatri-
–– reformas profundas en el sistema educativo
partitas” de promoción de desarrollo y com-
y el área de la investigación científico-técni-
ca, con aumento de su peso en el PBI, pero
priorizando la educación básica y ciertas 31 Dicotomizado, para simplificar el análisis.
Parte VI. Integración regional 697

pensación para países, regiones, sectores y Modelo B:


ramas económicas con más débil situación
en el punto de partida; –– superación del puro “comercialismo”, para
–– ausencia de fondos de inversión negociados retomar, en algo, la inspiración inicial (1986)
para crear empresas supranacionales de y posibilitar políticas explícitas estatales de
tipo estratégico (con participación diferen- apoyo al desarrollo industrial, que combine
cial, pero de todos los países y no solo de los ventajas y grados de desarrollo de cada país,
más desarrollados); región y sector o rama económica;
–– hegemonía absoluta de las grandes em- –– estímulos programados y negociados a la re-
presas nacionales ya competitivas y las conversión industrial (diferente del que solo
trasnacionales que operan en la región, sin apunta al crecimiento del comercio y/o uso
políticas de apoyo a la reconversión de las de capacidad ociosa), teniendo en cuenta
pequeñas y medianas empresas del campo las diferencias en el “punto de partida” y los
y la ciudad; costos económicos y sociales diferenciales
de dicha reconversión;
–– nula o poca participación en la toma de de-
cisiones sucesivas, de la pluralidad de secto- –– programación negociada y por etapas de las
res económicos y sociales, la sociedad civil políticas compensatorias mercosurianas,
completa y los parlamentos y partidos; que incorpore criterios de planificación indi-
cativa y estratégica del tipo de las utilizadas
–– ausencia prolongada de políticas activas de
durante años por la CEE, hoy UE;
integración social y cultural ampliada (y no
solo entre las élites dirigentes o los estratos –– apertura creciente en los núcleos decisorios
socioeconómicos superiores); a la participación de los sectores sociales,
los partidos y los parlamentos; al menos,
–– equiparación “hacia abajo” de las leyes y de-
para las principales decisiones estratégicas;
rechos laborales, y de los gastos en seguri-
dad social, con eventual aplicación del dum- –– fortalecimiento, en general, del papel con-
ping social entre países. ductor, regulador y compensador de cada
Estado, que supere el marco neoliberal es-
tricto y sus efectos negativos marginales
698 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

para los países y actores más frágiles (esto marco de integración más compensatorio de las
es algo diferente de un Estado “gordo”, inefi- asimetrías en el punto de partida de cada socio.
ciente y prebendario); Por el contrario, en A1(− −), se presentaría
–– políticas laborales y de seguridad social que la peor configuración hipotética, al converger
paulatinamente igualen “hacia arriba” las una frágil situación interna con la situación me-
diferencias entre países, evitando el puro nos favorable —para un pequeño país poco de-
cálculo estático de costos de la fuerza de sarrollado— de las dinámicas integracionistas.
trabajo (problemas de dumping social y co- Los escenarios intermedios están represen-
nexos). tados en orden de “positividad” por B2 (+o), A3
(− +), B1 (+ −) y A2 (− o), respectivamente.
Los supuestos de este ordenamiento se re-
Escenarios complejos
fieren a que en B2 puede predominar el efec-
bidimensionales
to arrastre del modelo de integración frente a
Escenario Escenario Escenario una situación interna intermedia, aunque no
Paraguay 1 2 3
buena; en A3, lo negativo de aquel puede ser
Modelo A − − − o − + contrarrestado, en parte, por la maximización
Escenario Escenario Escenario de la dinámica interna positiva y activa; en B1,
Mercosur 1 2 3
puede configurarse un tironeo lleno de incer-
Modelo B + − + o + + tidumbres; y, en A2, la rudeza del contexto de
integración difícilmente llega a ser contraba-
Este cuadro de doble entrada permite vi- lanceada en lo local.
sualizar sintéticamente los escenarios com- Naturalmente, se trata de escenarios bidi-
plejos y sus variantes extremas. Representa mensionales “ideal típico”; es muy poco pro-
—en cada casillero— el primer signo (+ o −) bable que acontezcan puros, por la mezcla de
los modelos Mercosur, y el segundo, los esce- algunos de los componentes internos con los
narios internos paraguayos. que cada uno fue diseñado. Pero pensamos que
En B3 (++), estaríamos ante una configura- su utilidad consiste en que permiten abordan
ción altamente positiva, pues permitiría poten- de manera ordenada un razonamiento de tipo
ciar las ventajas de “ser pequeño”, y ello, en un prospectivo, como el que hemos ensayado.
Parte VI. Integración regional 699

Algunas implicaciones de estos Dicho de otro modo: cualquiera que sea el


escenarios —a modo de ejemplo— escenario global de desarrollo e integración re-
para el sistema educativo gional predominante —dentro de los seis que
paraguayo32 definimos—, el sistema educativo paraguayo
El objeto central de este capítulo del trabajo debería pasar por importantes modificaciones,
es simplemente ofrecer un ejemplo de la uti- si pretende superar las principales carencias
lidad del modelo de escenarios prospectivos. que lo caracterizan respecto del escenario lo-
No se trata de realizar el estudio específico de cal, regional, latinoamericano y mundial. So-
los problemas educativos generales del país bre esto existe fuerte consenso en la literatura
(ver, al respecto, entre otros, los dos tomos especializada. El problema es que el escenario
del Análisis del sistema educativo en el Para- global que predomine influirá necesariamente
guay, CEPES-HIID, Asunción, 1993), sino —en sobre la capacidad de hacer reformas, pero
el contexto de los problemas estructurales allí también sobre el tipo y urgencia de ellas. Es
reseñados— tratar de evaluar cómo los distin- decir: dado que el estado y evolución de la edu-
tos escenarios que hemos presentado pueden cación es, en sí mismo, una variable que integra
influir o impactar sobre las reformas impres- el set de las que definen el tipo de escenario
cindibles que requiere el sistema educativo. global predominante, hay cierta contaminación
Aunque el estilo de redacción que sigue puede analítica que limita indudablemente un poco el
sugerir una voluntad explícitamente normati- análisis del tema.
va, no es esa su intención, sino de extraer las Para simplificar el razonamiento, podemos
exigencias de coherencia lógica de políticas recortar el campo y enfocar solo los efectos de
implícitas en el propio diseño de los escenarios los escenarios “extremos” sobre el tipo de de-
alternativos. Se trata, pues, de los problemas mandas de reforma del sistema educativo, su
propios de la metodología utilizada. urgencia y su viabilidad. Es decir, limitarnos,
en esta etapa del análisis, a considerar a la edu-
cación como variable dependiente.
32 Un ejercicio similar podría hacerse para el sistema ¿Cuál es el punto de partida? Globalmente,
político, las políticas de reforma del Estado, la estructu-
un importante déficit cualitativo, de cober-
ra de distribución del ingreso, la estructura de produc-
ción agropecuaria e industrial, etcétera. tura, de gestión, de equidad en el acceso y de
700 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

financiamiento. En el nivel superior, esta situa- emergente, con sus exigencias de moderniza-
ción se ve agravada por la baja actividad inves- ción, eficiencia, mayor equidad, y constitución
tigativa en general, y en especial, en el área de de una nueva cultura política masiva, que habi-
ciencia y tecnología. lite la forja y consolidación de una ciudadanía
Dicho panorama, deficitario en sí mismo y democrática efectiva. En la medida en que el
en relación con los países vecinos, es, por defi- citado proceso de apertura democrática poten-
nición, difícil de revertir a corto plazo por razo- cia reclamos crecientes de equidad socioeco-
nes no solo de recursos materiales o de inercia nómica —en un contexto de relativa escasez—,
de los sistemas sociales y organizativos com- ello presiona específicamente también sobre la
plejos. También, porque la historia y la sociolo- necesidad de mayor eficiencia y modernización
gía de la educación nos muestra que el desem- del sistema productivo y de servicios; y, con
peño concreto de los sistemas educativos —y ello, sobre la reforma del sistema educativo.
su evolución más o menos rápida— dependen, Todo esto, repito, con independencia del ingre-
en medida fundamental, de decisiones “políti- so al Mercosur.
cas”. Esto es, del tipo de pacto sociopolítico Ahora bien, esos imperativos aumentan y
existente y de las relaciones de fuerza entre se vuelven más complejos si consideramos el
los actores sociales, culturales y políticos que enorme desafío que le plantea al país su actual
constituyen el núcleo central de dicho pacto. pertenencia al Mercosur, con sus implicaciones
Si consideramos correcta la afirmación de de integración a la Unión Aduanera, una cada
que, en esta etapa histórica, el Paraguay atra- vez más libre circulación de factores producti-
viesa —incluso con independencia de su ingre- vos, y una mayor integración social y cultural.
so al Mercosur— por un proceso zigzagueante, Tanto más si se considera que una lectura está-
pero real de transformación de su tradicional tica ubica al Paraguay en un punto de partida
pacto sociopolítico (con todas sus implicacio- económico, social y cultural relativamente des-
nes institucionales ineludibles), parecen ra- ventajoso frente a sus vecinos.
zonables los diagnósticos y recomendaciones En este marco global que es el que ahora nos
que sugieren como inevitable la necesidad de interesa analizar, si tomamos, para simplificar,
iniciar inmediatamente reformas profundas del los dos escenarios “complejos bidimensiona-
sistema educativo que lo adecuen a la realidad les” extremos que habíamos definido, A1 (− −)
Parte VI. Integración regional 701

y B3 (+ +), nos encontramos con implicacio- darse en paralelo a regímenes relativamente


nes para el sistema educativo diferentes en la poco democráticos y con poca capacidad de
profundidad de su contenido y en la urgencia crecimiento económico duradero. Además, en
de sus ritmos. En los casos intermedios, dichas esta etapa histórica existe una fuerte presión
implicaciones aparecen naturalmente matiza- “universal” de agencias financiadoras multina-
das en grados diversos. cionales que empujan hacia la reforma educa-
Comenzando por el más negativo (A1), po- tiva; al menos, en el plano de la extensión de la
demos sostener que, a pesar de su tendencia cobertura y la gestión de la enseñanza básica y
al estancamiento o retroceso en varias de las media, y para ello, facilitan fondos importantes
variables económicas, de gestión pública y y a largo plazo.
propiamente políticas que lo definen, igual pa- En cualquier caso, justamente por lo negati-
recería razonable considerar como prioritario vo del escenario global, es imperativo el esfuer-
un esfuerzo específico de las fuerzas sociales y zo por contrarrestar, en lo posible, ese contex-
políticas “progresivas”, por obtener algunas re- to a largo plazo, a través del mejoramiento de
formas educativas básicas que contrarrestarán, los niveles generales de educación básica, y la
al menos a mediano y largo plazo, los aspectos preservación o mejora de algunos núcleos de
negativos de dicha situación. Esta afirmación educación media y superior de efecto estraté-
pensamos que puede aparecer como paradóji- gico para la hipótesis de un cambio posterior,
ca solo en apariencia. hacia escenarios globales más positivos.
En efecto, si bien ese escenario global pue- La propia existencia del Mercosur en el en-
de hacer más difícil cualquier tipo de reforma torno del país (incluso en el caso más extremo
que apunte a la mejora educativa (en cobertura de una improbable retirada del Paraguay), ha
y en calidad), al mismo tiempo, los procesos de generar una presión objetivamente facilita-
latinoamericanos de posguerra mostraron que, dora de procesos reformistas en el plano edu-
en la medida que la dinamización del sistema cativo, lo que puede ser aprovechado por las
educativo es comparativamente más barata fuerzas internas favorables a él.
que otras reformas económicas y sociales —y Ello es importante no solo en el plano de la
tratándose de una gratificación diferida de necesaria calificación de base de la mano de
expectativas democratizantes—, ella puede obra en vistas al futuro, pues, al mismo tiempo,
702 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

puede operar como presión sociológicamente profundización democrática y de participación


democratizadora hacia el futuro del propio sis- de la sociedad civil, sin acelerar profundas
tema político. A su vez, un esfuerzo concentra- transformaciones en el ámbito educativo.
do en algunos estudios de posgrado seleccio- En ese escenario, el país se enfrentaría a
nados, que capaciten para la investigación de un acelerado proceso de urbanización, ma-
base y aplicada en las ramas agrícola, agroin- yor industrialización y cambios en el mer-
dustrial, energética y servicios de punta, permi- cado de trabajo, necesidad de reciclajes la-
tiría canalizar a corto plazo las expectativas de borales a todos los niveles, altas exigencias
ciertos sectores medios emergentes, al tiempo de competitividad regional, etcétera. Ello
que facilitaría un mejor desempeño del país, en supondría, además, una creciente capacidad
un eventual escenario posterior más positivo. de iniciativa y gestión públicas y de los em-
Resumiendo, si bien el relativo estanca- presarios, todos elementos difíciles de enca-
miento económico y el carácter “conserva- rar si no se superan las limitaciones actuales
dor” (en varios sentidos del término), de las del sistema educativo.
fuerzas sociopolíticas que predominarían en La propia exigencia externa, así como el rit-
los escenarios más negativos harían bastante mo de desarrollo y reconversión productiva y
difícil cualquier reforma de fondo, la urgencia comercial locales, exigirían un rápido aumento
de actuar enérgicamente, y con flexibilidad/ de la calidad y cobertura educacional de base,
creatividad táctica para obtener “al menos al- así como un cambio cualitativo de la educación
gunas reformas educativas”, aparece, en bue- superior, que debería superar en plazos no muy
na medida, como un imperativo específico de largos su actual “profesionalismo”, para crear
ese escenario. diversos núcleos de especialistas en ciencias
Analizando el escenario más positivo (B3), básicas y aplicadas, tanto en ciertas áreas de
nos enfrentamos a un desafío mucho más exi- las ciencias sociales, como en ciencias exactas
gente desde el punto de vista de las reformas y tecnología.
educativas. En efecto, sería imposible para Para encarar esas tareas —imprescindibles
el país impulsar políticas ambiciosas y dura- en un contexto positivo y tan dinámico como
deras de desarrollo económico global y sec- el de este escenario—, sería necesario que
torial, en un contexto de mayor dinamismo y el país asignara a corto plazo un porcentaje
Parte VI. Integración regional 703

sensiblemente mayor de su PBI al sector Bibliografía


educativo, tanto en porcentaje de los gastos Arditi, B. y Rodríguez, J. C. 1987 La sociedad a
públicos como por parte del sector privado. pesar del Estado. Movimientos sociales y
Para que ello sea posible, sería indispensa- recuperación democrática en el Paraguay
ble un fuerte consenso político y de las élites (Asunción: El Lector).
sociales y culturales más significativas, que Buitelar, R. y Fuentes, J. A. 1991 “La
involucre a los políticos y gobernantes, pero competitividad de las economías pequeñas de
también a los empresarios y los sindicatos. Se la región”, en Revista de la CEPAL, (Santiago
trata no solo de un problema de asignación de de Chile) N.º 43, abril.
recursos escasos, sino de una pequeña “revo- Bizzozero, L. 2002 “Definiciones estratégicas
lución cultural”. Puede pensarse que es algo y negociaciones coyunturales de socios
muy ambicioso, pero parece ser una de las cla- pequeños en procesos de integración:
ves constatadas para el buen desempeño de el caso de Uruguay en el Mercosur” en
un pequeño país, en un contexto de cambio de Sierra, G. (comp.) Las asimetrías en
acelerado y sometido a la fuerte interacción el Mercosur. Límites y oportunidades
con países de mayor desarrollo relativo en el (Buenos Aires: CLACSO).
contexto Mercosur. Caballero, J. M. y Céspedes, R. L. (comps.) 1998
De darse estas circunstancias, el Paraguay Realidad social del Paraguay (Asunción:
podría maximizar los aspectos positivos de su CIDEC-CEADUC-KAS).
integración al Mercosur, al aprovechar el nue- Cimadamore, A. 2002 “Mercosur: asimetrías y
vo contexto como incentivo para recuperar la lógica institucional de la integración” en
algunos de sus atrasos históricos en la región, de Sierra, G. (comp.) Las asimetrías en el
especialmente en el ámbito de la educación; y Mercosur. Límites y oportunidades (Buenos
transformaría a esta no solo en una variable Aires: CLACSO).
dependiente de otros factores, sino además en de Sierra, G. (coord.) 1994 Los pequeños países
una palanca clave para acelerar y profundizar de América Latina en la hora neoliberal
su proceso de modernización y democratiza- (Caracas – México DF: Nueva Sociedad –
ción global. Centro de Investigaciones Interdisciplinarias
en Ciencias y Humanidades, Universidad
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704 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

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Parte VI. Integración regional 705

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Elección de Lula: nuevo escenario
para el Mercosur y el ALCA

S e sostiene la tesis de que el Mercosur cons-


tituyó y constituye —aún más ahora— un
proceso de integración con características y
A diferencia de muchos análisis políticos y
académicos que no lo vieron así durante los
últimos años, las centrales sindicales y los
potencialidades diferentes de otros procesos principales partidos progresistas de la región
de integración en América Latina y, natural- han insistido en que se debe cambiar, profun-
mente, del TLCAN y el ALCA. Y ello, a pesar de dizar y democratizar, pero que el Mercosur es
sus limitaciones (aún básicamente comercial y un instrumento clave para enfrentar a EEUU y
cupular) y del carácter de los gobiernos que lo al ALCA, como lo muestra el énfasis puesto en
crearon y administraron hasta ahora (en esen- ello por Lula y el PT, en estas elecciones (pero
cia, conservadores, con matices). también, el Frente Amplio en Uruguay, y hasta
La oposición a su creación y a su profundi- Elisa Carrió en Argentina, entre otros).
zación (política, social y productiva), que siem- El formato que asuman, en este período, las
pre manifestaron los EEUU —cosa que nunca relaciones del Mercosur con la CAN (esta tanto
sucedió en ese grado con otros procesos de in- o quizás más volátil que aquel), también puede
tegración en la región—, es un indicador fuerte fortalecer o debilitar esta perspectiva.
de su potencial carácter revulsivo para el pro- La contradicción EEUU/ALCA-Mercosur (y
yecto norteamericano para América Latina. su posible ampliación) adquiere hoy día —no
en abstracto— un carácter principal en el in-
tento de formular procesos de desarrollo más
* Seminario internacional “Estrategias confrontadas
en las Américas: hegemonía norteamericana, fuerzas
autónomos y democráticos en América del Sur.
sociales y políticas contra hegemónicas”, CLACSO, Dentro de cada país y la región, hay varia-
Quito, 27 y 28 de octubre, 2002. dos y graves conflictos y contradicciones, pero
708 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

ellos no se subsumen, sino que se entrecruzan En este sentido, los recientes procesos po-
con la contradicción EEUU/ALCA vs. Merco- líticos en Brasil parecen ejemplares. La, sin
sur (este, sin duda, representando ya la masa duda, polifacética, pero contundente votación
crítica principal de América del Sur). antimodelo, fue galvanizada por una fuerza po-
Un desarrollo socialmente democratizante lítica que al mismo tiempo que se quiere repre-
para nuestros países supone un desarrollo con sentante de las luchas sociales por equidad y
industrialización sustentable, con un mercado justicia, se manifiesta a favor de un modelo de
interno radicalmente ampliado, con creciente desarrollo con énfasis industrial y apostando
igualación en el ejercicio de los derechos eco- centralmente a la integración regional (merco-
nómicos, sociales y políticos, y con fuerte par- suriana y sudamericana).
ticipación social. Al día de hoy —no en abstrac- Por otro lado, la muy grave crisis —e inso-
to— ello no es posible a nivel de un solo país, luble por las vías actuales— de los países del
posiblemente ni siquiera en el Brasil. Mercosur (y muchos otros en América Latina),
Debe analizarse el problema mirando a EEUU, puede transformarse en una oportunidad his-
pero también a las contradicciones objetivas que tórica para formar —en cada país— fuertes
tiene con este la Unión Europea en América La- convergencias favorables a un nuevo formato o
tina (y, sobre todo, en el Mercosur); incluso, en modelo de acumulación y desarrollo más cen-
la OMC, donde convergen en muchas políticas trípeto y menos dependiente.
anti periferia, ambos polos tienen divergencias Sin extrapolar mecánicamente, puede pen-
que abren cierto espacio al proyecto Mercosur. sarse que se podrían estar formando los susten-
En todo caso, las luchas sociales y políticas tos objetivos (económicos, sociales, políticos
—en la región— que buscan ampliar los dere- y culturales), que harían posible un proceso
chos, difícilmente lograrán, en esta etapa his- sociopolítico y estatal parcialmente similar al
tórica, hacerlos duraderos sin políticas guber- ocurrido en América Latina después de la crisis
namentales que superen la visión tradicional de 1929. Mucho más, si se agudizara la actual
de nuestros Estados-naciones y encaminen crisis en las economías capitalistas centrales
políticas de desarrollo más independientes (algo no seguro, pero cada día más pensable).
del capital financiero internacional y los paí- En todo caso, sería un proceso a un escalón
ses centrales. diferente por dos razones. La primera, que la
Parte VI. Integración regional 709

sociedad de la región está más movilizada y contrario. Sin embargo, los importantes (aun-
exigente. La segunda es que los obstáculos se- que aún dispersos) movimientos contestata-
rían mayores, pues la asimetría con el centro es rios en casi todos los países, combinados con
más profunda y este parece tener más recursos el posible acceso al gobierno del PT en Brasil
para oponerse. y el FA en Uruguay, más Chávez en Venezuela,
De todos modos, si este camino de de- etc., parecen constituir un escenario de nuevo
sarrollo más autónomo y a través de la(s) tipo. Lleno, sin duda, de grandes dificultades,
integración(nes) subregional(les) no es ensa- pero también más favorable a la hipótesis arri-
yado, difícilmente las luchas populares y los ba formulada.
reclamos de los sectores empresariales nacio- Lo que suceda a este respecto en la región,
nales tendrán mejores oportunidades de éxito. de aquí al 2005 (cuando convergen las negocia-
La mayoría de los gobiernos hoy existen- ciones con el ALCA, la UE y la OMC), tendrá
tes en la región no muestran características seguramente efectos por un largo período.
capaces de asumir ese proyecto, más bien lo
La(s) integración(es) regional(es)
Introducción a Revista de Ciencias Sociales

Prefacio para docentes, investigadores y estudiantes,

E n este nuevo número temático de la Revis-


ta, se busca jerarquizar el análisis, desde
las ciencias sociales, de la problemática de la
pero también para los actores sociales y políti-
cos que deben definir líneas de acción o están
implicados en ellas.
integración regional e internacional, así como
su relevancia para una adecuada comprensión Introducción
de los cambios y desafíos que enfrenta la socie- En la actualidad hay un fuerte consenso en
dad uruguaya contemporánea. Junto con tex- considerar que los procesos de globalización
tos de dos colegas de América Latina, se publi- —o mundialización— en curso, no solo tienen
can trabajos realizados o promovidos desde el importancia directa y decisiva en las transfor-
Departamento de Sociología, en sus programas maciones del formato geopolítico mundial, y
de investigación y de posgrado. en los procesos de desarrollo cada vez más in-
Pensamos que este conjunto de trabajos equitativos entre países y regiones, sino que, a
contribuye a enriquecer la información y el su vez, han dado lugar —y los condicionan—
análisis del proceso de integración, en varias a la conformación de agrupamientos regiona-
de sus dimensiones habitualmente poco transi- les y subregionales entre Estados. En algunos
tadas. Por ello, esperamos que sea de utilidad procesos, como mecanismos de protección —o
al menos de compensación— de la dinámica
concentradora generada por la globalización,
* Publicado en Revista de Ciencias Sociales 2002 dirigida por los países (y empresas trasnacio-
(Montevideo: Departamento de Sociología, Facultad de
Ciencias Sociales, Universidad de la República) N.º 20,
nales) que integran el llamado “Grupo de los 7”.
enero-julio. En otros procesos, siendo apenas intentos de
712 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

coordinación regional —subordinada— con vida de las naciones requiere, pues, abordajes
los programas y propuestas provenientes de plurales y desde varias disciplinas. En el caso
los países centrales. de América Latina, el Mercosur y, por supuesto
En todos los casos, estos procesos plantean del Uruguay, es necesario situar los procesos
nuevos problemas empíricos —o prácticos— de cambio en la gran disputa planetaria por el
para los gobiernos y sociedades involucradas; formato de las relaciones internacionales; en
y, a su vez, nuevos problemas teóricos para su particular, el acelerado proceso de imposición
estudio desde las ciencias sociales. Las esferas de los Estados Unidos —y sus empresas mul-
de problemas implicados son tematizadas habi- tinacionales— como gran centro hegemónico
tualmente —o en forma predominante— en su y de poder militar. Sobre todo, en los años no-
dimensión comercial (productos o servicios), y venta, se revirtió la expectativa de una “fácil”
menos, en el plano productivo y de las inversio- multipolaridad estratégica que incluiría a los
nes. Sin embargo, es fundamental y necesario Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Chi-
analizarlos también en sus otras dimensiones: na, otros países asiáticos y quizás Rusia. Este
el nivel geopolítico; el impacto sobre el Estado proceso de unipolaridad creciente ha tenido un
nacional y sus estructuras; las posibilidades del efecto directo para la región: la voluntad nor-
desarrollo económico-social equitativo y susten- teamericana de concretar —a través del ALCA
table, en especial para los países periféricos; las y otras propuestas convergentes— un proyec-
identidades nacionales, colectivas y de los indi- to de integración subordinada de los mercados
viduos; los modelos culturales y de significación; americanos —de Alaska a Tierra del Fuego—,
la naturaleza y formas de acción de los actores y también de hegemonía política y geopolítica.
sociales y políticos; la redefinición de las relacio- Antes y durante este proceso, en América
nes fronterizas; las relaciones de asimetría y de- Latina se venían ensayando diversas formas de
pendencia entre naciones y regiones, etcétera.33 integración regional, que, con mayor o menor
Una comprensión adecuada y sobre base éxito y ambición programática, intentaban res-
científica de esta transformación profunda en la guardar intereses y prepararse para interactuar
con el mundo globalizado, y ahora cada vez más
unipolar. En particular, la experiencia del Mer-
33 Ver un tratamiento detallado y fundamentación de
esta propuesta metodológica en de Sierra (2001). cosur trató de ir más allá de anteriores y semi-
Parte VI. Integración regional 713

fracasados formatos de integración —ALALC, varios niveles. Junto con el reconocido atraso
ALADI—, al punto de constituirse durante diez en la tematización adecuada de los fenómenos
años en el más importante y exitoso —comer- en curso, se fueron sucediendo impactos en las
cialmente— bloque del mundo capitalista pe- estructuras socioeconómicas y político cultu-
riférico. La grave crisis actual del bloque no rales, en las formas de acción gubernamenta-
debe hacer olvidar esa realidad que, por otra les, y en los actores populares y empresariales
parte, era ampliamente reconocida hasta 1999- de los países involucrados. Y ellos deben ser
2000, por la mayoría de los analistas y actores también estudiados con independencia del des-
sociales y políticos, sin perjuicio de las muchas tino final que tenga el Mercosur.
críticas que también le formulaban. Tampoco Los trabajos aquí presentados enfocan pro-
puede desconocerse el hecho de que la propia cesos y niveles diversos de algunos de los
crisis del Mercosur es parte y efecto del pro- fenómenos antes señalados. Para empezar,
ceso de disputas hegemónicas mundiales; y, en el artículo de Marcelo Medeiros de Almeida
particular, de la voluntad de los Estados Uni- analiza teórica y empíricamente las nuevas
dos —desde su inicio— de hacer fracasar al tensiones entre globalización, regionalización
Mercosur; al menos, en su carácter de Unión y Estado-nación; en particular, sus implicacio-
Aduanera, y sus pretensiones de transformarse nes para los procesos de integración regional
en Unión Económica y bloque con voluntad po- entre varios Estados soberanos. A su vez, je-
lítica propia y mayor peso negociador. rarquiza el análisis de los problemas deriva-
Todo este proceso se desarrolló en el marco dos de las desigualdades de desarrollo entre
de la crisis creciente del Estado-nación y sus países y regiones de cada país, y fundamenta
prerrogativas tradicionales. Y, como muchos la necesidad de articular nuevas formas de su-
han señalado, en buena medida ha sido un fe- pranacionalidad, para garantizar la sustenta-
nómeno cupular y de élites políticas y econó- bilidad de estos procesos, así como su aporte
micas regionales, que ha dado poco espacio a a la función distributiva entre países y regio-
los movimientos sociales y la sociedad civil. nes. El análisis de esta problemática se realiza
Sin embargo, debe reconocerse que, una vez a la luz de la experiencia comparada entre el
puesto en marcha, se desencadenaron en cada Mercosur y la Unión Europea; no capricho-
país y sus sociedades efectos múltiples y a samente, sino por ser procesos que, aunque
714 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

desiguales, poseen algunas similitudes ten- (trabajadores y empresarios), en un análisis


denciales reconocidas por muchos analistas. sintético —al mismo tiempo, descriptivo y
Alberto Rocha Valencia aporta un exhaus- prospectivo— sobre lo actuado por el país en
tivo panorama de lo sucedido en la década el Mercosur, y el nuevo escenario abierto por
pasada, cuando los intentos de integración en las negociaciones orientadas a crear el ALCA.
América Latina se hicieron más frecuentes y Lo señalado por los autores en el seminario
diversificados. Se refundaron algunos existen- “ALCA-Mercosur ¿Un ajedrez posible?” (junio
tes con anterioridad y se crearon nuevos. Ello del 2001), como es obvio suponer, desconocía
es analíticamente importante, pues nos mues- los acontecimientos sucedidos posteriormen-
tra que, al día de hoy, es insuficiente referirse te, pero pensamos que mantiene, en esencia,
genéricamente a los procesos de integración su validez como lógica de análisis de las ten-
como variable explicativa de otros procesos siones entre ambos proyectos y las implica-
sociales y económicos. Su artículo sistemati- ciones del proceso para el Uruguay, si llegara
za tres “épocas” de intentos de integración en a concretarse.
América Latina, y realiza un estudio compara- El trabajo de Alfredo Falero incursiona en
do entre ellos, que incluye el Mercosur. En es- la problemática de la construcción de un espa-
pecial, presenta resumidamente sus formatos cio social alternativo en el contexto del Mer-
políticos e institucionales, sus objetivos y sus cosur. Es decir, un ámbito regional donde, pa-
lógicas de funcionamiento, aunque sin entrar ralelamente a los vaivenes políticos de cons-
en el análisis interno de los procesos y sus ac- trucción del bloque, poco a poco comienzan
tores claves. a generarse coordinaciones y redes trasnacio-
El tercer capítulo del dosier sobre integra- nales entre actores sociales de este espacio
ción, presentado en este número de la revis- regional, en cuanto gérmenes de cambio so-
ta, está compuesto por cinco intervenciones cial posible y, también, como potencialidades
orales (corregidas por sus autores), referidas de construcción de una sociedad civil regio-
a los desafíos que debe enfrentar el Uruguay nal. Al focalizar el análisis en los procesos mi-
—en cuanto pequeño país—, ante la propues- gratorios intrarregionales, trata de ponderar
ta norteamericana de crear el ALCA. Se expre- los desplazamientos regionales de fuerza de
san intelectuales, técnicos y actores sociales trabajo, tanto como requerimiento del capital
Parte VI. Integración regional 715

de trabajadores móviles y flexibles, como las implicancias que tienen en los actores colecti-
perspectivas alternativas que abre un escena- vos del agro las dos lógicas en pugna, sobre el
rio de esta naturaleza. formato posible o deseable del Mercosur. Parte
El impacto específico de la creación del del supuesto de que este ha abierto un nuevo
Mercosur sobre los problemas sociales loca- escenario de luchas y conflictos entre las orga-
les en las zonas fronterizas es abordado en el nizaciones gremiales de base rural y agroindus-
trabajo de Enrique Mazzei, sobre el comer- trial de alcance regional, apoyados en nuevas
cio informal en la frontera con Brasil (Rivera- alianzas entre las agrupaciones nacionales ya
Livramento). Al tratarse de un problema sin existentes. Analiza las nuevas formas de acción
duda preexistente al Mercosur, se analiza la colectiva, y cómo los actores disputan —por
nueva significación del informalismo en los negociación y conflicto— las nuevas reglas de
escenarios de la integración regional, en este juego y los arreglos institucionales mercosuria-
caso escenarios fronterizos; fenómeno que nos que determinan la actividad agropecuaria.
tiene varias similitudes en otras áreas limítro- Para ello, describe estas nuevas organizaciones
fes con Argentina y Brasil. Aunque es un fenó- regionales, sus bases sociales y los intereses
meno local particular, en él aparecen implica- que representan, mediante un estudio de sus
dos los problemas más generales del modelo reclamos, acciones y posicionamientos frente
de Estado y su articulación con el territorio, a los avatares del proceso integrador. A modo
en el marco de los cambios de formato sus- de conclusión, el autor procura establecer un
tantivo del Estado-nación en su relación con modelo para comprender las lógicas que sub-
el Mercosur y, más en general, con el proceso yacen a la acción de estos actores, y el modo
de globalización en curso. Pobreza, desem- en que estas lógicas se vinculan con las dos es-
pleo, semilegalidad, informalidad, mercado de trategias integracionistas antes mencionadas.
trabajo binacional —viejos problemas de los Daniel Rótulo incursiona —con instrumen-
sectores populares en la frontera norte— son tos propios del análisis de las relaciones inter-
abordados en su resignificación, en el contex- nacionales— en los problemas específicos que
to de la integración regional. enfrenta el Uruguay, en cuanto “país peque-
El trabajo de Alberto Riella desarrolla ño”, en el proceso de integración mercosuria-
un análisis sociológico de los impactos e na. Como nosotros hemos sostenido en otros
716 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

trabajos,34 el problema de la escala de cada enfrentado y enfrenta Paraguay, al integrarse


país es una variable significativa para analizar al bloque regional. Como país, presenta múlti-
su desarrollo y las relaciones de integración; e ples asimetrías respecto de otros que integran
ignorarla —como sucede a menudo—, empo- el Mercosur, incluso el Uruguay, a pesar de la
brece la calidad de dicho análisis. El trabajo de similitud de escala y población entre ambos.
Rótulo avanza en la teorización de ese proble- Aunque este trabajo se limita al caso paragua-
ma —ventajas e inconvenientes de la pequeña yo, se sostiene que el método propuesto tiene
escala—, y luego aplica esos instrumentos para validez general para el estudio de los procesos
examinar cómo ha influido la pequeñez del país de integración en general, y en particular, para
en su proceso concreto de integración al Mer- los otros países que integran el bloque. El mo-
cosur. Al final, procura formular conclusiones delo analítico procura combinar el papel de
normativas de dicha experiencia, para el futu- las variables internas y externas en los balan-
ro. Entre ambos momentos del análisis, realiza ces de ventajas e inconvenientes de inserción
una exploración empírica de un caso paradig- al Mercosur, para configurar seis escenarios
mático: las complejas —y exitosas— negocia- alternativos. Estos se definen por el cruce de
ciones que debió realizar el Uruguay, frente a la dos variables: una con tres hipótesis sobre
introducción unilateral, por parte de Brasil, de formatos internos paraguayos, y otra, con dos
medidas restrictivas no arancelarias para nues- modelos alternativos de Mercosur. En el difícil
tra producción de vestimenta y textiles. Para el escenario que deben enfrentar los pequeños
efecto, incluye en el modelo de análisis el papel países para maximizar ventajas y minimizar li-
de las variables políticas e institucionales del mitaciones, tanto más en procesos acelerados
Uruguay, en ese momento. de integración asimétrica, el caso paraguayo
Finalmente, el artículo de Gerónimo de Sie- parece extremar la acumulación de problemas.
rra tiene como propósito central diseñar y apli- Sin embargo, se sostiene que siempre existen
car un Método Prospectivo —con Escenarios márgenes de maniobra, cuya utilización de-
Alternativos— al análisis de los desafíos que ha pende mucho más de factores internos y de
la capacidad de iniciativa que de las deter-
minantes estáticas, por peores que ellas sean
34 Ver, en especial, de Sierra (1994). como punto de partida.
Parte VI. Integración regional 717

Bibliografía — 2001 “El Mercosur como proceso


de Sierra, G. (org.) 1994 Los pequeños países multidimensional y como estudiarlo desde
de América Latina en la hora neoliberal las ciencias sociales” en de Sierra (coord.)
(Caracas: Nueva Sociedad – Centro de Los rostros del Mercosur. El difícil camino
Investigaciones Interdisciplinarias en desde lo comercial a lo societario (Buenos.
Ciencias y Humanidades, Universidad Aires: CLACSO).
Nacional Autónoma de México).
Democracia, desarrollo y Mercosur: tres caras
de un desafío integral*

L os vínculos —teóricos y empíricos— en-


tre democracia, gobernanza y desarrollo
son un tema clásico en las ciencias sociales de
Esta vinculación de las tres dimensiones es
una propuesta teórica y no se trata de “juntar
temas”, sino de obligarnos a pensar globalmen-
América Latina. Desde hace unos años habían te los problemas. Esto, por razones teóricas,
caído bastante en desuso, en buena medida pero también debido a que el grado de crisis de
como reacción a un exceso de economicismo estos años está llevando a nuestras sociedades
anterior, pero también por el predominio de en- no solo al borde de sus modelos de integración
foques reduccionistas de la política. sociopolítica y desarrollo, sino a la fractura
Debemos retomar una temática que la crítica institucional y a su marginación radical en el
realidad de nuestros países nos urge replantear mundo moderno. Quizás por la fuerza de las
en el nuevo contexto, y tratar de contribuir a circunstancias, y no necesariamente por razo-
dar una respuesta adecuada a los nuevos tiem- nes teóricas o de ideología, estamos volviendo
pos regionales. a debates tan holísticos y globales, como los de
Pensamos que no se puede discutir seria- los años sesenta.
mente sobre los futuros de la democracia y la La problemática es realmente global: desa-
gobernanza en América Latina sin hacer una rrollo, crecimiento, gobernabilidad y democra-
referencia muy detallada a qué pasa con el cre- cia, y es muy importante verla y pensarla en
cimiento económico, por un lado, y con el de- forma interrelacionada. Es por esto que los paí-
sarrollo más general, por otro. ses deben articular, en sus reflexiones, no solo
el aprendizaje del formato de crecimiento eco-
* Publicado en De la Fuente, J. y Acosta, Y. (coords.) nómico, porque el crecimiento económico no
2005 Sociedad civil, democracia e integración (Santia- necesariamente trae aparejado un aumento de
go de Chile: Universidad Católica Silva Henríquez).
720 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

empleo, y ese es el caso, por ejemplo, de Argen- Al mismo tiempo que se producía la supe-
tina, que se recupera en la producción indus- ración democrática de las dictaduras, se fue
trial, pero sin capacidad de generar suficiente afirmando —más allá de zonas grises que aún
aumento de empleo. La relación entre desa- sobreviven en parte— la radicalización de las
rrollo y empleo es un problema crónico muy políticas de reformas, inspiradas en el Consen-
difícil de resolver aún más en la periferia. A su so de Washington, que fueron generando —
vez, sin empleo no hay integración social, y hay prácticamente en todos los países— una grave
fragmentación y debilitamiento en el compro- situación social, política, económica y, en bue-
miso político. na medida, también cultural e identitaria.
También hay más violencia y, por supuesto, Sin duda, con diferencias de grado, pero en
mayor necesidad de que el Estado responda casi toda la región las expectativas de creci-
ante este hecho. miento económico se vieron detenidas, los dé-
Por tanto, en este contexto, la gobernabili- ficits fiscales se dispararon, el PBI retrocedió
dad se vuelve más difícil, y la democracia se o disminuyó su crecimiento, la deuda externa
debilita. Los sociólogos y los politólogos de los e interna se disparó brutalmente, el Estado
años sesenta y setenta nos educamos y apren- tendió a debilitarse al punto de perder capa-
dimos las bases de nuestras profesiones, es- cidad efectiva de iniciativa, mientras la lógica
tudiando las relaciones entre democracia, de- financiera fue desplazando a la lógica produc-
sarrollo, política y sociedad. Y esto fue lo que tiva, etcétera.
impulsó al desarrollo de las ciencias sociales Y, como correlato, casi todas las sociedades
en América Latina. Y, desde mi punto de vis- de la región han entrado en graves crisis, de
ta, estamos volviendo a lo mismo: pareciera empleo, de equidad, de seguridad ciudadana,
que nos encontramos discutiendo las mismas de capacidad integrativa y de posibilidades de
dimensiones del problema, en otro contexto, ascenso social. Pero, además, en varios países,
pero como si la cuestión fuera la misma. Se ese proceso se vio acompañado de manera cre-
trata nuevamente de saber cómo crecer con ciente por una crisis propiamente política y de
equidad, integrar socialmente, construir demo- representación.
cracia duradera en función también de los in- En alguno de estos aspectos, todos los
tereses de las personas que viven en la región. países de la región presentan déficits muy
Parte VI. Integración regional 721

importantes, y en varios casos ello refuerza “relatos” diferentes sobre el Mercosur. Cuando
diagnósticos muy pesimistas sobre su probable nos encontramos un especialista cultural, o de
futuro próximo. estudio de frontera, o de estudio de la identi-
La propia profundidad de la crisis abre opor- dad, se puede escuchar: “Esto que escriben
tunidades para diseñar salidas creativas, crí- por ahí es realmente interesante, pero se están
ticas, innovadoras, que puedan hacer renacer olvidando del problema de la construcción de
confianza en la ciudadanía, en los actores eco- nuevas identidades mercosurianas”. Respecto
nómicos, sociales y políticos. Confianza con- de las fronteras, otro puede decir: “En realidad,
ceptual, técnica, política y también ética, para las fronteras tenían problemas de integración
estructurar —para todo el Mercosur— progra- previos”. Los comercialistas dicen: “No hagan
mas de desarrollo más sustentables, más autó- ruido, no pierdan tiempo con temas blandos,
nomos, más socialmente justos. pues lo esencial es el comercio”. Los institucio-
Estamos conscientes de que esa tarea es — nalistas dicen: “Con estas instituciones en el
en última instancia— dependiente de lo que Mercosur, no vamos a ningún lado”. Lo mismo
hagan los actores sociales y políticos, pero sucede con los industrialistas, productivistas
también sabemos que en el destino de los gran- u otros actores que preguntan: “¿Dónde están
des proyectos societales es muy grande el pa- las políticas de integración industrial que en su
pel de los enfoques teórico-técnicos, e incluso momento fueron una idea central?”.
de los modelos epistémicos de las élites y los También está el enfoque predominante entre
ciudadanos. No estamos, pues, ante una tarea politólogos, donde se observa al Mercosur des-
rutinaria o burocrática, sino debiendo contri- de la fragilidad de sus instituciones políticas
buir a salidas que estén a la altura de la enor- supranacionales y de la debilidad de la política
me trascendencia que estos momentos críticos institucional y parlamentaria en varios países
tienen para las sociedades de la región. En par- del bloque.
ticular para el Mercosur, lo que se haga en es- En realidad, todos estos problemas se pro-
tos años tendrá consecuencias trascendentes cesan simultáneamente. Y el destino efectivo
y duraderas. de lo que va a suceder está muy lejos de estar
Pero hay una dificultad, y es que uno gene- predefinido; está muy lejos de saberse si será
ralmente se encuentra con varios “discursos” o una simple zona de libre comercio perforada,
722 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

y en qué magnitud estará perforada; si será una temas de integración, mi pulsión intelectual
unión aduanera, en cuanto perforada o no per- es rescatar y sistematizar esta exigencia de
forada, etcétera. Hay una interacción en tiem- análisis supranacional de los problemas que
po real entre las dimensiones que están impli- tenemos en cada nación; al menos, si quere-
cadas en el proceso de integración y la incerti- mos realmente razonar en términos de inte-
dumbre de saber qué va a ser, en definitiva, lo gración, y más aún si queremos operar en tér-
que se va a constituir. Incertidumbre que no es minos de integración.
fruto solo de la complejidad, porque todos los Si es nuestro interés participar en la disputa
procesos humanos y sociales son complejos. de cómo va a ser el Mercosur, ya sea como inte-
La incertidumbre de qué va a ser el Mercosur y, lectuales, o como representantes de gobiernos,
por tanto, qué interacción va a seguir teniendo de partidos o de movimientos sociales, debe-
con lo educativo, con el sistema político, con mos entender que este proceso es complejo
las ciudadanías regionales y locales, con las es- y que tiene distintas dimensiones, las cuales,
tructuras de producción multinacionales, etc., además, inciden unas sobre otras.
es fruto de que en cada país hay actores con En los últimos tiempos, hemos asistido a un
intereses y políticas distintas, y hasta contra- shock de mercusionarismo, porque Brasil, el
dictorias, actuando sobre estas dimensiones. país más grande de América Latina y del Mer-
Desde mi punto de vista, los problemas de cosur, jerarquizó mucho el objetivo de la inte-
la pobreza, de la incorporación al mercado de gración regional. En la medida que uno pudo
los informales y marginales, de la ciudadanía ver la configuración de las alianzas socioeco-
política o social, de las políticas productivas de nómicas que llevaron al poder al gobierno de
industria pesada o de bienes de producción, o Lula, empezó a entender que había algo más
de bienes terminales en la región, de integra- que un discurso puramente político en sus pro-
ción de procesos educativos comunes, y otros puestas de fortalecer y ampliar el Mercosur.
tantos, están hoy vinculados de forma parcial Pero, como analistas, debemos ser pruden-
con el destino de lo que pase globalmente con tes, pues hay muchas fuerzas en juego, dentro y
el proceso de integración. fuera de cada país; para empezar, las fuerzas de
Como sociólogo y como sociólogo político, las transnacionales de los países desarrollados,
y por estar los últimos años trabajando en los de los grupos de inversión y de los organismos
Parte VI. Integración regional 723

multinacionales, que operan intensamente a los países de toda América del Sur, aún per-
para impulsar el tipo de Mercosur que prefie- sisten muchas contradicciones en el propio
ren. Están tratando de definir el perfil de lo que Brasil, en sus relaciones con EEUU, con la
debería ser. Al respecto, no debemos olvidar ALADI, con la Unión Europea, donde hay fluc-
que la parte del Producto Bruto Nacional que tuaciones, lo que hace que los discursos y pro-
representan, en Brasil y Argentina, las empre- mesas tengan límites a geometría variable.
sas extranjeras es muy grande; también, en lo El Mercosur, más allá de lo comercial, pa-
comercial, una proporción significativa de las reciera que enfrenta una difícil consolidación
exportaciones proviene de empresas extranje- en los próximos años, en lo político, cultural,
ras que están radicadas en estos países. Ni qué social e incluso productivo. Y es esto lo que
hablar de los servicios, luego de la nueva etapa creo que debemos impulsar desde los espa-
de las privatizaciones. cios de reflexión y trabajo de perfil principal-
A esto debemos agregarle el entramado muy mente académico.
heterogéneo de los partidos políticos, sus es- Si la integración se consolida, debemos elu-
trategias, sus rutinas mentales y sus modelos dir la rutina de seguir estudiando y analizando
culturales profundamente atrasados —en su los problemas del desempleo, empleo precario,
mayoría—, para entender lo que implica esa discriminación de la mujer, etc., con una visión
pequeña gran revolución detrás de un proceso puramente nacional. Mi propuesta es que lo
de integración mucho más político, con carac- mercosuriano como problema y como nivel de
terísticas de supranacionalidad y con supera- análisis, no como utopía, ocupe un lugar cre-
ción de las grandes divisiones históricas. ciente en el análisis y cruce a todas esas dimen-
Hay, pues, muchas expectativas, muchas siones. No debemos, para tomar un ejemplo,
incertidumbres, tanto con actores nacionales minimizar el estudio de lo local, pero debemos
como extranjeros, todos ya constituidos legíti- ver qué va a pasar con el estudio del problema,
mamente como actores de este proceso. Pero, digamos, de los niños paraguayos, si el Merco-
al mismo tiempo, estamos en un momento par- sur adopta un perfil A, B o C. En el Brasil, qué
ticular, porque si bien el actual gobierno de Bra- va a pasar con el programa sobre el hambre, si
sil y también el anterior, en su última etapa, han dicho país se integra más o menos con sus veci-
tenido una voluntad de abrirse comercialmente nos. O cuánto dinero va a invertir Brasil de sus
724 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

ahorros para dedicarlo a fomentar el proceso Es decir que nuestra responsabilidad es


de Mercosur de tipo A, B o C. realizar ese aporte de enriquecer el punto de
Empecemos, también, a pensar los proble- mira, y ayudar a reconstruir la episteme de las
mas bancarios o financieros de Brasil, Argenti- élites constructoras del modelo de desarrollo
na, Uruguay y Paraguay, en función de qué va mercosuriano. Y cuando digo élites no pienso
a ocurrir con los demás bancos centrales, con solo en las clases dirigentes, sino también en
los demás ministros de desarrollo, con los de- los núcleos de conducción de los movimientos
más bancos de apoyo a la producción. sociales y populares, de los sindicatos, los edu-
Si no pensamos y actuamos, como intelec- cadores, los formadores de opinión, etcétera.
tuales, actores sociales y políticos, preocupa- En casi todos los países, los diputados, los
dos e interesados por la construcción de un senadores, los ministros están bastante atra-
Mercosur más consistente, si no producimos sados en entender todo lo que está en juego;
insumos sistemáticos, creíbles, bien estructu- los empresarios más grandes son los que más
rados, seguramente se va debilitar un tipo de articulan, son los que mejor entienden las re-
formato mercosuriano más profundo y trascen- glas de juego, y tratan de influir con continui-
dente, y se va a fortalecer otro más puramente dad en lo que pasa; pero los actores culturales,
comercial, en esencia “neoliberal” y light. políticos, jurisdiccionales, generalmente, están
Mi hipótesis es que la construcción de un muy atrasados. Una notoria excepción son las
proyecto político cultural, social y económico centrales sindicales, pero todos sabemos que,
de integración es un desafío muy difícil, muy en los equilibrios sociopolíticos actuales, ellas
complejo, ya que hay múltiples factores que lo tienen un margen bien reducido de influencia
traban. Sostengo que efectivamente es verdad en las decisiones principales. En consecuencia,
que los procesos complejos de integración que hay un gran atraso político y cultural para en-
tienen un destino razonable, sobre una base tender en qué estamos metidos. Y, por lo tanto
material que los sustente, pueden llegar a un —si todo sigue igual—, esto permite pronosti-
término avanzado; pero también afirmo que se car que un segmento muy importante del pro-
requiere un complicado proceso de voluntaris- grama ambicioso de Mercosur va a fracasar.
mo político-intelectual que interactúe con las Los intelectuales y académicos somos, en
fuerzas materiales de los procesos sociales. parte, constructores del discurso de élite, y ese
Parte VI. Integración regional 725

discurso no solo se construye con palabras, nuestro análisis deberían priorizar un análisis
sino también con investigación; con un tipo de científico y político sobre si el gobierno actual
investigación no solo sectorial, sino que cruce del Brasil —y, en segundo rango, el argentino—
todas las dimensiones que están en juego. Esta- va a fracasar o va a tener éxito, y si en un plazo
mos, pues, todos convocados a un cierto acti- razonable tendrá la posibilidad de acelerar el
vismo del estudio, no discursivo sino analítico y ritmo de crecimiento económico y desarrollo
empírico del proceso en curso. Y creo que este social local, y ello, en un programa regional de
tipo de seminarios nos ayudan a comprender desarrollo más o menos integrado con Argen-
un poco más la complejidad, y eventualmente tina. Aunque, por cierto, esto debe incluir real-
ayudan a otros a razonar sobre el tema. Esto mente a Paraguay y Uruguay.
significa enriquecer y ser actores de lo que va Toda la integración concreta que se hace a
a ser el Mercosur efectivamente. Y si podemos diversos niveles —amén del comercio—, como
cambiar en algo la episteme de las élites deci- por ejemplo, en educación superior, en el cine,
sorias del proceso, algo habremos contribuido en la cultura, en lo sindical, en el deporte, en
a que sea un proceso más trascendente, menos algunos sectores productivos, etc., es algo im-
burocrático y, sobre todo, que toque las zonas portante y tiene efectos positivos. Pero si acep-
más sensibles de lo que está realmente en dis- tamos que el eje del éxito del Mercosur está en
puta, en esto de la integración. el desarrollo económico y social sustentable
No se trata solo de cuánto se vendió este y democrático a largo plazo, ello se juega, en
semestre ni si los productos importados son gran medida —desde mi punto de vista—, en
mejores o peores. También está involucrado si el proyecto global actual de la coalición que
un proyecto sociocultural y, en buena medi- gobierna en Brasil es correcto o equivocado, o
da, geopolítico. Y yo entiendo que, desde hace mejor dicho, si tiene éxito o fracasa. Y si, ade-
años, no se presentaban tan buenas condicio- más, junto con Argentina, logran reequilibrar
nes —ni las va a haber por mucho tiempo— en grado importante las relaciones económi-
para relanzar el Mercosur, dada la orientación cas, pero también políticas con los Estados
al respecto de los gobiernos de Lula y Kirchner. Unidos y con Europa.
Considerando el peso estratégico de ambos Finalmente, voy a intentar transmitirles
países en el Mercosur, nuestra problemática y brevemente cómo veo los ejes principales de
726 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

esta problemática en el Uruguay, en función situación es menos grave que la de sus vecinos
del tema global que nos ocupa; esto son: la re- del Mercosur u otros de América Latina.
lación entre producción, crecimiento, genera- En general, creo que ese era antes un punto
ción de empleo, de riqueza y la forma de estar de vista razonablemente acertado. Mi pregun-
distribuida, con la construcción de la democra- ta —que es la misma que se están haciendo
cia, política y también social —en el sentido muchos colegas en Uruguay, y que me parece
más amplio de la palabra—; y sus efectos para interesante discutir ahora con los colegas ex-
la gobernanza en el país. tranjeros—, es en qué medida el Uruguay no ha
La complejidad para analizar el problema entrado ahora en una etapa cualitativamente
uruguayo de los últimos 4 o 5 años es que al distinta de su desarrollo —o no desarrollo—, y
Uruguay —por estar calificado en casi todos de su capacidad de sustentar algunos de los ca-
los cuadros comparativos en los lugares altos pitales políticos y sociales que antes tenía. En
de América Latina, por su estabilidad política, qué medida el Uruguay, en el marco de una cri-
por su integración social, por su nivel educa- sis que es mucho más general, pero en la cual
tivo—, es difícil pensarlo en un contexto de ha entrado de lleno, no ingresó en una etapa
crisis profunda. No solo porque nos faltan al- duradera, compleja, de crisis de reestructura-
gunas categorías; también nos faltan institucio- ción de la sociedad. Hay pérdida de niveles de
nalmente —en la academia y en las fuentes de riqueza social, pérdida importante de calidad
información pública— algunos instrumentos de vida; hay un proceso continuado de pérdida
de medida de los nuevos fenómenos que se de calidad de la educación pública, con efectos
están produciendo. Hubo retrasos en percibir duraderos difíciles de revertir; fuerte empobre-
algunos aspectos de la crisis social, porque cimiento de los niños y de los adolescentes, y
antes no se medían. Además, hay dificultades desde el 2002, también del promedio de la po-
conceptuales de pensarse, en el marco de una blación. Pero esos niños de 5 y 10 años son ge-
crisis tan profunda. neraciones con carencias que llevará muchos
Desde 1999, pero sobre todo desde 2001, hay años revertir: están mal educados, mal alimen-
crisis económica, crisis productiva, crisis de tados, y es un proceso de muy lenta reversión.
empleo, crisis financiera, pero muchos, en Uru- Hubo casi cinco años de recesión; hubo pér-
guay, siempre tratan de pensarse como que su didas de expectativas (como pasó en Argentina)
Parte VI. Integración regional 727

y, por el fin, del esquema de dólar barato y aquello —que yo tengo la impresión de que
moneda sobrevaluada; dificultades para ex- empieza a ser una retórica no conducente—
portar, desindustrialización, auge de la espe- de que el Uruguay tiene condiciones de capi-
culación financiera. El modelo anterior había tal humano para revertir, que tiene un capital
“funcionado” —hasta que el Brasil devaluó en educativo, que tiene un sistema político, que
1999— cuando Uruguay había tenido un creci- la gente todavía cree en los partidos, que tiene
miento importante del PBI y le vendía mucho sindicatos, etcétera, etcétera. Y eso es verdad.
a Brasil. El Uruguay tenía el investment grade Pero la reflexión no debe ser situada en un aná-
hasta casi mediados del 2002, cuando quebró lisis descriptivo de algunos de los capitales —
todo ese modelo. Es difícil de pensar sin caer que tiene, pero que está perdiendo en parte—,
en eslóganes simplistas, pero en seis meses se sino en que la articulación de estos factores re-
pinchó un globo que parecía que funcionaba; quiere, primero, capacidad de las instituciones
se hizo añicos. Dejó de ser creíble para los in- de tomar iniciativas coherentes con una visión
versores locales y extranjeros; dejó de haber estratégica; segundo, y en especial, se requie-
sistema financiero funcionando; se produjo re de las élites políticas, económicas, sociales,
un profundo aumento de la desocupación; se empresariales, de gobierno, élites educativas y
semiparalizaron los intercambios económicos; élites populares, capacidad de articular una vi-
se agudizó la recesión. Hay una situación muy sión coherente de dónde se está y hacia dónde
fuerte de endeudamiento en el campo, en los se puede ir.
pequeños y medianos productores; de pérdida Y ese es el punto más delicado de la situa-
de expectativas de los jóvenes estudiantes, de ción uruguaya. Hay una perplejidad que apa-
los profesionales, y de los obreros y trabajado- rece opacada —o los efectos críticos de ella—
res de servicios. Y esas personas ahora tienden por dos circunstancias que son reales, pero que
a irse del país, por lo que se produjo un impor- dificultan la visión de lo que está pasando y,
tante aumento de la tasa de emigración, con lo sobre todo, cómo salir de ello. Una de las cir-
que eso significa para un pequeño país con baja cunstancias reales es que no hubo un estallido
tasa de natalidad. social como en la Argentina —o como amenaza
Hay una convergencia de factores negativos haber continuamente en Paraguay—, en parte,
que, muy a menudo, se los trata de revertir con porque mucha gente se va del país; segundo,
728 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

porque hay contenedores estructurados en la el modelo anterior y las iniciativas para enfren-
sociedad —sobre todo a nivel sindical—, que tar la crisis que, día a día, se profundiza.
juegan un papel de organización del malestar; No es que quiera hacer una reflexión pronos-
tercero, porque hay partidos políticos que to- ticando qué debe ser peor, pero muchos cien-
davía tienen referentes en la sociedad y, por lo tistas sociales en Uruguay nos preguntamos si
tanto, son también contenedores. No hay un es- en algún momento esta crisis social tan aguda
tallido social aún, aunque hay un aumento de la va a repercutir o no en el sistema político.
inseguridad ciudadana, violencia juvenil. Hay Por ahora —dicho superficialmente, porque
bolsones de crispación creciente. hay muchas variables que juegan—, va repercu-
Por otro lado, el sistema político funciona tiendo en el aumento de la intención de voto a la
—para el que lo mira de afuera— como si no oposición; y en el aumento de ciertos sectores
pasara nada. Los partidos existen, se vinculan, dentro de la oposición, que han crecido, con un
hay encuestas, hay intenciones de voto, hay diálogo con los sectores más empobrecidos.
cálculos electorales, expectativas de lo que va La gobernabilidad no parece estar amenaza-
a pasar; pero sucede algo que me hace recordar da en lo inmediato; no obstante, esa es una fal-
el cuento del “pavo degollado” que sigue cami- sa impresión, y por eso hablo de un pavo dego-
nando un trecho porque todavía tiene energía, llado. Es imposible sostener por mucho tiempo
pero ya no sabe de dónde viene ni adónde va. una situación extrema de desocupación abier-
Hay algo de eso en la situación del Uruguay. ta, más 50% de ocupación precaria, horizontes
Ha quebrado el país, ha quebrado el sistema cerrados, fuerte voluntad emigratoria, gran di-
financiero; la mayoría de las iniciativas políti- ficultad de los empresarios (pequeños, media-
cas están desorientadas, no logran concitar nos y grandes) para retomar el dinamismo.
credibilidad ni entre los técnicos ni entre la No se trata de hacer un catastrofismo fácil.
ciudadanía y, sin embargo, sigue habiendo re- Se trata de percibir que se han roto varias co-
ferencia del ciudadano a los partidos, incluso sas importantes para que eso siga funcionando.
a los sindicatos —menos que antes, pero hay. Entonces, a qué conduce empeñarse en decir
No hay una desarticulación total. Lo que hay es que tenemos gente educada, que tenemos con-
una incongruencia entre la profundidad de la diciones para recuperamos o que tenemos po-
desarticulación de la capacidad de reproducir sibilidades de diseñar el futuro.
Parte VI. Integración regional 729

El futuro se diseña con políticas duraderas, coinciden en señalar que es una acción comple-
consistentes durante un período largo. Las po- tamente disparatada, sin viabilidad de concre-
líticas de producción, o sociales, o educativas, ción a corto o mediano plazo.
cuestan dinero. Para destinar dinero a políticas Esto nos da un escenario sombrío, pero, al
que cuestan dinero cuando no lo hay, se requie- mismo tiempo, nos obliga a reflexionar a to-
ren acuerdos políticos y sociales que transfie- dos acerca de la importancia de incluir, entre
ran ingresos. los escenarios dinamizadores para salir de la
Por ejemplo, desde hace años —no menos crisis, una reformulación de la relación con el
de 10 o 15 años— se dice que el Uruguay tiene Mercosur. No en abstracto, no filosófica, ni an-
un futuro con la producción con valor agrega- tes ni después: en este período histórico.
do porque tiene buenos ingenieros, la gente es Ahora hay un ciclo de cuatro años, que em-
educada, etcétera. Pero Uruguay es el país de pieza con el gobierno de Lula y el nuevo go-
América Latina que menos invierte en educa- bierno argentino, y hay una serie de agendas
ción superior, y en ciencia y tecnología, junto de negociación con el ALCA, con la UE, con
con Haití. Y al final, eso tiene un efecto que es la OMC, todas cruzadas entre sí. Brasil, que
empobrecer la capacidad de competencia. No es el país con más fuerza en el Mercosur, ha
basta decir que es posible, porque los ingenie- decidido darle prioridad uno a su estrategia de
ros buenos de acá se van a trabajar a EEUU, a integración al Mercosur, para negociar juntos
Australia, a España o a Italia. Y así, en cada uno hacia afuera; para crear un mercado regional
de los capítulos. más integrado, políticas productivas, políticas
Por otro lado, una parte considerable de la de financiamiento regional, un parlamento co-
conducción política del país ha hecho una apues- mún, y algunas instituciones supranacionales,
ta fuerte a un relativo desenganche del Mercosur. etc. El gobierno argentino va acompañando, en
No en forma totalmente explícita, pero cuando buena medida, también ese enfoque. Son todas
un equipo de gobierno —que se pretende inno- cosas que no sonaban desde hace mucho. Es
vador y con capacidad de iniciativa, como es el un momento especial.
actual— se embarca en una campaña sostenida Creo que si hay algo fuera de época y desubi-
de relación bilateral estrecha con EEUU, todos cado en este momento es un cierto patrioteris-
los técnicos, de distintas orientaciones políticas, mo provinciano de muchos dirigentes políticos
730 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

uruguayos, que imaginan la posibilidad de una que Argentina logra mantener una cierta estabi-
estrategia de recuperación de esta profunda lidad de políticas con el nuevo gobierno.
crisis en la que hemos entrado, en términos pu- No hay Mercosur sin un acuerdo político
ramente nacionales y aislados. y económico funcionando entre Argentina y
Si hay alguna alternativa de una salida de esta Brasil. Por lo tanto, Uruguay, en eso, es depen-
crisis en un plazo mediano es sumando fuerzas diente. Pero solo si apuesta con fuerza a eso,
enérgicas con un planteo regional —estoy ha- tiene alguna chance de lograr que la ecuación
blando para el caso de Uruguay—, con Brasil en que nos convoca —democratización política y
primer lugar, y con Argentina y Paraguay, si es social, gobernabilidad y desarrollo— pueda ce-
rrar en forma positiva.
Mercosur y Uruguay*

E l Uruguay —como pequeño país que es—


tiene restricciones fuertes para hacer efec-
tivas —en su totalidad de diseño y solitario—
se ha manifestado favorable a profundizar en
este la integración económica y productiva, así
como el fortalecimiento de sus instituciones
sus políticas de inserción internacional. Esto le políticas, etcétera.
pasa también a Brasil y Argentina, solo que en Esto significa, sin duda, un cambio fuerte
menor cuantía. Sus grados de libertad, aunque respecto de lo que fue la política del gobier-
acotados, son mayores naturalmente que los no de Jorge Batlle y, más en general, de los
nuestros. Pero tener limitaciones no debió ser últimos gobiernos. El problema es que desde
nunca excusa para carecer de orientaciones que Kirchner y Lula asumieron sus mandatos,
estratégicas, o definirlas erróneamente, en lo también ellos han definido un rumbo similar
relativo a los intereses de la sociedad uruguaya en lo programático y, sin embargo, no fueron
a mediano y largo plazo. capaces de dar, hasta ahora, saltos cualitativos
En sus bases programáticas recientes y para concretar y profundizar la integración en
en las declaraciones públicas del presidente el plano comercial, productivo, financiero, ins-
electo y su canciller, al nuevo gobierno no se titucional, social, cultural y ni siquiera energé-
lo puede considerar omiso a ese respecto. En tico. No se trata de que mientan, sino que, entre
líneas generales, ha definido claramente sus los propósitos y la maraña de intereses, insti-
opciones orientadas al multilateralismo en la tuciones, hábitos y paradigmas preexistentes
escena internacional, y a la integración regio- —a nivel de cada país y en lo internacional—,
nal con eje en el Mercosur. Y, más en detalle, existe siempre una fuerte distancia.
Si eso les ha pasado a los dos grandes del Mer-
* Publicado en Brecha 2005 (Montevideo) 17 de marzo. cosur, no podemos esperar que la sola voluntad
732 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

uruguaya pueda bastar para resolver los obstá- Hasta ahora se ha avanzado escasamente en
culos. Nuestro dinamismo podría ayudar mucho el tema de las cadenas productivas o la integra-
—lo que no sucedió en estos años—, pero en de- ción energética efectiva y constante, pero aún
finitiva sus efectos dependerán, en gran medida, menos, en lo relativo a la libre circulación de
de cuánto podamos avanzar en los acuerdos con fuerza de trabajo, o la construcción voluntaris-
Argentina y Brasil. Por lo tanto, las políticas de- ta de una identidad comunitaria mercosuriana
berían tener, al mismo tiempo, audacia y conti- en lo educativo y en lo subjetivo. Nadie se dice
nuidad, así como prudencia y flexibilidad. en contra, pero los avances son, en realidad,
Para que no se tome esto como una perogru- muy poco significativos, aunque hubo algunos
llada, me explico. Hablo de audacia y continui- progresos en estos años.
dad, en cuanto a apostar de verdad, y con fuer- Lo mismo en cuanto al papel ciudadano y de
za, a la opción de desarrollo integrado regio- los parlamentos nacionales y uno eventual de
nal —bajo liderazgo brasileño—, aun sabiendo carácter regional. Uruguay viene apoyando este
que ello tiene sus costos a corto plazo, y que punto, pero deberá hacer congeniar la bondad
deberán, pues, preverse políticas alternativas del principio con las dificultades de la enorme
y complementarias de corto y mediano plazo. asimetría de escala entre países. Sin duda, la
Y prudencia, pues esta línea estratégica solo ingeniería institucional puede resolver ese pro-
es sostenible política y socialmente si Brasil y blema —Europa lo ha demostrado una y mil ve-
Argentina juegan, asimismo a fondo, ese cami- ces—, pero las dificultades no son menores.
no. Y no solo en lo político, sino también en Para nuestro país, también es esencial tra-
lo comercial y productivo; y, en términos más bajar por una concreción efectiva —y no solo
globales, en una estrategia real de desarrollo declarativa, como hasta ahora— del reconoci-
regional integrado y combinado, que no es lo miento de las asimetrías y la fijación de políti-
mismo que aumentar únicamente el comercio cas y recursos para compensarlas. Esto debe
o las inversiones intrazona. Si somos objetivos ser una condición para seguir avanzando en los
en el diagnóstico, hay que reconocer que ese otros terrenos. Lo contrario sería aceptar la re-
camino de máxima no está para nada asegura- tórica de los vecinos como buena por sí sola.
do por el momento. No lo está en lo económi- Tanto más que, por su escala, el compensar e
co, pero tampoco en lo social y cultural. integrar las demandas uruguayas solo puede
Parte VI. Integración regional 733

—globalmente— tener un costo menor para la La pequeña escala uruguaya haría poco com-
dupla Brasil- Argentina. prensible una dilación indefinida de soluciones
Finalmente, el país debe insistir en la clarifi- para estos reclamos. Ojalá también que este
cación política y jurídica del alcance de las nu- primer viaje del Presidente, luego de asumir el
merosas ampliaciones a nuevos países socios cargo, signifique un reconocimiento efectivo,
del Mercosur —y no miembros plenos—, así por parte de Uruguay, del liderazgo brasileño
como de la vía estratégica hacia la unión suda- en el proceso regional; cosa que siempre ha
mericana, que impulsa con mucha fuerza Brasil costado mucho aceptar entre las élites urugua-
desde hace tres años. No me refiero a una cla- yas, incluyendo las de izquierda. Es, al mismo
rificación filosófica, sino de sus implicancias tiempo, justo reclamarle a Brasil que asuma
prácticas para el Mercosur, y especialmente el “precio” de ese liderazgo, como lo hicieron
para el Uruguay, su economía y su sociedad. El Francia y Alemania en Europa, en su momento.
papel de Uruguay ha sido mínimo en ese proce- Al menos en teoría, esa necesidad es explíci-
so de “ampliación”; pero ahora que el gobierno tamente reconocida por dirigentes de primer
apoya el objetivo general, debe demandar con nivel de Itamaratí, como es el caso del vicemi-
fuerza esas clarificaciones. nistro Samuel Pinheiro Guimaraes.35
Tabaré Vázquez viaja a Brasilia estos días
con una agenda cargada de temas varios, algu-
35 El Mercosur significa Brasil y Argentina, de la mis-
nos más urgentes que otros. Más allá de la de- ma forma que la UE significa Alemania y Francia, y el
claración conjunta, ojalá Brasil dé pasos con- TLCAN significa EEUU y Canadá. Una coordinación
cretos y significativos en la línea de contemplar efectiva de las políticas externas de Brasil y Argentina
las demandas uruguayas en sus aspectos estra- seguramente obtendría el apoyo, aunque resistente, de
Uruguay y Paraguay, teniendo en cuenta la naturaleza
tégicos —en especial, en avanzar hacia algunas
de sus relaciones con los dos socios principales del
cadenas productivas, la integración energética, Mercosur; y este apoyo sería posible, en caso de que
la profundización institucional, así como la ocurra un verdadero tratamiento asimétrico a su favor,
creación de fondos de compensación—, pero y necesario, por causa de su posición frágil frente a las
también en aquellos asuntos prácticos y más concesiones “tentadoras” (aunque diminutas) de las
grandes potencias (especialmente, los EEUU), hechas
inmediatos, como la fluidez fronteriza y adua-
directamente o por medio de terceros países, y aptas a
nera en materia de lácteos y arroz, por ejemplo. fracturar eventuales posiciones comunes del Mercosur.
Gobierno del Frente Amplio
y el Mercosur*

E l Mercosur nació “esquizofrénico” y, como


se sabe, nunca es fácil salir de esa situa-
ción. Digo esquizofrénico, queriendo referir
de transición demasiado numerosas e impor-
tantes cualitativamente.
Paralelamente, se fueron aprobando gran
metafóricamente a la contradicción entre los cantidad de otros acuerdos orientados, en bue-
muy ambiciosos objetivos generales declara- na medida, por los objetivos más ambiciosos
dos en el Acta de Asunción y los acuerdos y del tratado, ya sean económicos, políticos o
caminos concretos que se fueron recorriendo, socioculturales. Sin embargo, buena parte de
en su proceso. ellos no han sido internalizados por los respec-
Es conocido que estos últimos estuvieron tivos parlamentos o gobiernos, o si lo fueron,
muy centrados en la construcción de una zona se aplican poco o mal.
de libre comercio (ZLC), y conducidos por la En todo caso, yo creo que la mayor caren-
lógica fuertemente “neoliberal” de los gobier- cia del proceso ha sido —en función de sus su-
nos de Menem, De la Rúa y Collor de Mello, y puestos objetivos declarados—, la falta de una
aunque en menor medida, también del gobierno política rectora orientada al desarrollo regional
de Fernando Henrique Cardoso. En Ouro Pre- como tal; en primer lugar, de tipo económico,
to, se dio un paso importante hacia un objetivo pero también social, cultural y político. Es de-
distinto, como es la construcción de una unión cir, la construcción de un bloque que sea, poco
aduanera (UA). Pero también sabemos que ni a poco, realmente algo más, mucho más, que la
la ZLC ni la UA han logrado, aún hoy, aplicarse suma de sus partes.
en plenitud; al contrario, han perdurado zonas Desarrollo no es lo mismo que aumento del
comercio y, como sabemos, ni siquiera solo
* Publicado en Brecha 2005 (Montevideo) 8 de junio. del PBI. Un bloque “que sea algo más” no solo
736 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

quiere decir superar las diferencias históricas gos años, de “izquierda a derecha” y viceversa,
profundas entre los países, sino que supone la y se han cruzado y cruzan en distintos niveles
construcción “política” voluntarista (no con- y ángulos de análisis. Hay —por ejemplo—
fundir con disparatada) de una nueva “entidad análisis “por la izquierda”, que lo critican fuer-
política” (no confundir con anulación de los temente por intentar una integración sin salir
Estados preexistentes), con ciertas institucio- del marco del capitalismo mundializado, o no
nes supranacionales, con grados importantes atender los aspectos sociales; y otros, que lo
de integración productiva y no únicamente apoyan por su potencialidad desarrollista re-
comercial, con ciertas coordinaciones de tipo gional y capacidad de enfrentar, en parte, al
macroeconómico, y con espacios de suprana- capitalismo de los países centrales, como es
cionalidad política y social efectivos. En estos el caso del gobierno de Cuba y Venezuela,
y otros planos, al día de hoy, se advierten mu- las centrales sindicales del Mercosur y, por
chas carencias y contradicciones. supuesto, el Partido de los Trabajadores y el
Hasta 1999, en la medida que creció mucho Frente Amplio.
el comercio intrazona, todos los gobiernos, y Hay, a su vez, análisis “por la derecha” que
casi todos los actores, silenciaron sus críticas lo cuestionan por poner trabas al libre co-
o las minimizaron. A partir de ahí, se multiplicó mercio irrestricto, por favorecer desvíos de
el coro de los detractores. Algunos ya lo eran comercio, debilitar las soberanías nacionales,
de siempre —sobre todo eran contrarios a la otorgar demasiado espacio potencial a los go-
unión aduanera y a formas de supranacionali- biernos, etcétera.
dad—, y otros devinieron críticos ante la gra- Sería muy endeble achacar tantos proble-
vedad de las crisis y desencuentros, o por los mas y desencuentros solo a la incompetencia
costos sociales de una crisis poco imputable al o los dobles discursos. Hay que reconocer que
Mercosur como tal. Obviamente, los Estados existen fuertes trabas históricas y estructura-
Unidos, que siempre se opusieron a la creación les a una reestructura global del lugar y forma
del Mercosur, lo siguieron haciendo desde su de actuar de los países, con la profundidad y
propia perspectiva e intereses. pretensión que insinúan los tratados de Asun-
Es interesante recordar que las oposiciones ción y Ouro Preto, así como muchas de las de-
y apoyos al Mercosur fluctuaron en estos lar- claraciones y acuerdos posteriores. Asimismo,
Parte VI. Integración regional 737

desde su inicio hubo y hay actores fuertes con de cada país y la situación internacional. Más
posiciones encontradas. Es decir que se creó allá de ese criterio metodológico básico —el
un nuevo escenario de disputas y luchas, y un famoso “costo de oportunidad” en su aspecto
nuevo campo de fuerzas en movimiento. no solo económico—, existen múltiples funda-
En ese complejo contexto, el papel de los mentos teóricos y evidencias empíricas para
pequeños países, como Uruguay, es especial- defender la tesis de que, al menos para Uru-
mente difícil; con aprietos a causa de las asi- guay, es decisivo buscar una integración global
metrías regionales, aunque también no exento —no solo comercial— con sus vecinos regio-
de oportunidades bajo ciertas condiciones nales, en vistas a un desarrollo sostenible.
coyunturales y de acciones o iniciativas pro- Si esto es correcto —aunque sabemos que
pias.36 Como decíamos en una nota anterior muchos discrepan con ello—, el Uruguay de-
aquí en Brecha (Detrás de los Números, 1 de berá focalizar su esfuerzo para generar —o fo-
abril de 2005), no bastará con la decisión y mentar— decisiones que faciliten el avance en
buena voluntad del nuevo gobierno de nues- esa estrategia.
tro país para superar las trabas y los atrasos, Para comenzar, requiere ponerse al día con
y lo que es quizás más importante, para supe- todas las resoluciones y acuerdos que los go-
rar las indecisiones o tribulaciones sobre los biernos anteriores no incorporaron e impulsa-
objetivos del bloque, aunque sea a mediano y ron desde la presidencia pro tempore, para que
largo plazo. actúen en esa línea los países vecinos. También
Las asimetrías del bloque, hasta ahora, sobre debe presionar por el cumplimiento efectivo de
todo han perjudicado al Uruguay y más aún, al aquello que sí fue incorporado, pero que no se
Paraguay. Pero debe tenerse claro que, para cumple a cabalidad.
ninguno de los dos, la alternativa de la ruptu- En segundo lugar, necesita trabajar con dedi-
ra con el Mercosur es necesariamente garantía cación y minucia en la aplicación inmediata del
de mejores desempeños en el contexto actual recién aprobado FOCEM37 —y luego, su amplia-
ción—, ya que representa un paso cualitativo y
36 Hemos desarrollado con cierto detalle teórico y em-
pírico estos elementos en trabajos anteriores. Ver, en 37 Fondo para la Convergencia Estructural del Mer-
particular, de Sierra (1994 y 1999). cosur.
738 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

muy reclamado en la lógica de la integración, por en general, promover una mirada integradora
más que el monto inicial sea poco significativo.38 global y de supranacionalidad acumulativa.
En tercer lugar —tal como lo prometió el Es un desafío, pero vale la pena intentarlo y
presidente Vázquez—, debe dar un real empuje no sucumbir a la contabilidad fiscal o comer-
social y ciudadano al funcionamiento del Mer- cialista del día a día, o el simple balance de cos-
cosur, lo que no será fácil, más allá de la decla- tos respecto del pasado.
ración consensual, ya que ello supone afectar Es, por otra parte, lo que la ciudadanía
las lógicas actuales de decisión. En particular, votó, si es que tuvo para ello en cuenta el im-
debe ampliar los espacios y capacidad deci- portante documento sobre “Uruguay Integra-
soria —no solo del proyectado “parlamento” do”, presentado por Tabaré Vázquez antes de
regional y los parlamentos nacionales—, sino las elecciones.
de las organizaciones sociales y corporativas,
incluyendo las ONG y sus redes. Bibliografía
En términos más globales, el Uruguay debe de Sierra, G. (org.) 1994 Los pequeños países
aprovechar la actual buena sintonía política de América Latina en la hora neoliberal
regional para maximizar nuestras propias exi- (Caracas: Nueva Sociedad).
gencias y reclamos postergados, así como más — 1999 “Limitaciones y potencialidades
de un pequeño país en el marco de la
38 Sería totalmente inimaginable la evolución de la
integración regional” en Futuro de
UE sin la magnitud de los fondos transferidos de unos la sociedad uruguaya (Montevideo:
países a otros, y no solo hacia los menos desarrolla- Ediciones de la Banda Oriental –
dos, pues, por ejemplo, aún hoy Francia recibe el 40% Comunidad Económica Europea).
de los fondos agrícolas del bloque.
El grado de viabilidad
de una hipotética nación sudamericana*

C reo que debemos comenzar por defi-


nir qué es Sudamérica.
Sudamérica tiene una primera definición
distancias— EEUU invadió tantas veces Méxi-
co, Centroamérica y el Caribe, y prácticamente
no ha invadido Sudamérica.
casi banal, que es la topográfica, que tiene algo Eso, de alguna manera, tiene relación con
que ver con la geopolítica. No es lo mismo es- las distancias. Estados Unidos tiene un amplio
tar situado al lado de EEUU, como México o margen geopolítico para invadir, una vez que
Centroamérica. Lo puramente geográfico tiene se produce la independencia de España. Ahí es
una cierta significación. También en la econo- cuando interviene Puerto Rico, Cuba, parte de
mía, pero eso depende del contexto histórico México, y más lejos. Hasta 1920-30, invade mu-
en que estemos. Cuando no había aviones ni chas veces la región, y después lo sigue hacien-
cargueros de gran volumen y los barcos eran do: Guatemala, Santo Domingo, Panamá, Gra-
frágiles, estar pegado a otro territorio tenía nada, Haití. Hacía pactos para poner empresas,
cierto impacto económico. Se debe analizar a y también para poner regímenes políticos afi-
qué momento histórico nos estamos refiriendo, nes a sus empresas.
para pensar Sudamérica. Entonces, hay un dato fuerte. Sudamérica
Ya pensando en la época moderna, uno no es invadida. Algo tienen que ver con eso las
puede decir por qué —refiriéndome a esto distancias; pero también el hecho de que los
del impacto geopolítico inmediato de las Estados nacionales sudamericanos eran más
sólidos que los del Caribe y Centroamérica.
* Publicado en Dosmil30 2015 (Montevideo). En
<www.montevideo.com.uy/auc.aspx?17662, 2015> ac-
ceso 27 de julio de 2017.
740 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

¿Y esa era una solidez homogénea como de centros regionales criollos, ni a los intentos
para pensar en una nación Sudamericana? muy fuertes del resto de Europa, para impedir
En el proceso de independencia de España esa unión (enviaron dinero, armaron estrate-
y de Portugal —que fue distinto—, se advierte gias, realizaron acuerdos políticos con la idea
un fenómeno bastante unificado, si se toma en de impedir la unión). La revolución se hizo,
cuenta la gigantesca magnitud de las distancias pero esas zonas quedaron dependientes, en
del continente. Todavía no estaban los Estados parte, de quienes financiaron la independencia;
nacionales; estaban los virreinatos y las dis- algunos de ellos, provenientes del extranje-
tintas unidades de poder. El proceso de inde- ro, de los enemigos de España y de Portugal.
pendencia de España se desencadenó en la in- Para ese momento, EEUU ya era una potencia
fluencia de unos en otros. San Martín, Bolívar, emergente para la región. No hay que olvidar
Sucre, O´Higgins; una cantidad de héroes de la que buena parte de los grandes héroes de esa
independencia que andaban de arriba para aba- época terminaron exiliados en Europa. Todos
jo por el continente, y liberaron muchas zonas. dijeron: “No se puede con estas oligarquías, no
se puede con estos traidores”. Sus proyectos
¿Artigas también? quedaron relativamente frustrados, porque no
Artigas también, pero operaba en la zona de las se sostenía la capacidad de construir un Estado
Provincias Unidas del Río de la Plata. Sin embar- nacional con el control del territorio y la uni-
go, San Martín atravesó los Andes y se dirigió ha- dad económica. Pero algo hubo, que fue el pro-
cia arriba; Bolívar fue desde Venezuela hacia Co- yecto de darle a Sudamérica unidad hispánica,
lombia y Ecuador. No en vano, la aspiración inicial salvo el Brasil obviamente.
de la unidad latinoamericana de origen hispánico
viene de la época de la independencia. Existió el Si la oligarquía no se sumó a este proyec-
proyecto, el mito, la voluntad, al principio, de una to, ¿quién sí lo hizo para que estos héroes
sola nación independiente sudamericana. tuvieran cierto margen de maniobra?
Lo de oligarquía es un término demasiado
¿Había sustento para eso? genérico. Se puede aplicar a distintos períodos
Había un cierto sustento, tal como lo hubo y lugares, con distintos contenidos. En todo
para la colonia, pero no resistió a la diversidad el ciclo de la independencia, en casi todos los
Parte VI. Integración regional 741

países había dos proyectos. No es lo mismo los ¿Pero esto no significa una fragmentación
países andinos y mineros con base indígena, en cierto sentido más profunda del conti-
que los países ganaderos del sur, con propie- nente?
dad de la tierra y sin civilizaciones prehispáni- Hay una división, pero hay una gran unidad,
cas fuertes. Es decir, que no tenían los mismos que es la brasilera. Los otros se dividen, pero
intereses los criollos del sur que los del norte; tienen la tradición colonial; el idioma —aun-
hubo distintas fuerzas con distintos intereses. que millones de personas hablan sus lenguas
Sin embargo, no hay que olvidarse que fal- nativas—, para lo que es la administración y la
ta la otra mitad: Brasil. Tiene una diferencia política, es el castellano. No en vano los héroes
fundamental. Desde el Tratado de Tordesillas, de esta región fueron americanistas, es decir
queda a cargo de Portugal. Ahora, una cosa es supranacionales. Los mitos colectivos se cons-
la costa de Brasil y otra es la zona árida, se- truyen sobre alguna base. Hay una proyección
miárida, y después la gigantesca selva. La co- —aunque se construyen Estados nacionales—
lonización de Brasil se hace sobre todo en la de unidad latinoamericana, que va a durar has-
gigantesca costa. Ahora bien, tiene una parti- ta hoy día como mito colectivo, como aspira-
cularidad esta colonia portuguesa; en los años ción, como deseo. Que se traduce en bronces
previos a la independencia de la corona de Por- de personajes que están a caballo y luchan por
tugal, se viene para Brasil. Hacen el trasplante encima de lo que fueron las fronteras naciona-
del know-how de un Estado colonialista. Te- les. En su gesta fueron supranacionales, y eso
nían toda la capacidad jurídica, religiosa, esta- pudo haber sido escondido para siempre. Sin
tal, de gestión pública. Esto le inyecta al terri- embargo, fueron transformados en héroes na-
torio brasilero una fortaleza que ayuda a que no cionales, sabiendo que fueron supranacionales.
se fraccione el territorio, aunque hubo muchos Entonces, hay como un embrión en todo el
intentos holandeses, ingleses, franceses, y en siglo XIX de una América Latina del sur inde-
el sur de Brasil. Ese territorio estaba destina- pendiente, pero ficticia porque está muy débil,
do a ser fraccionado como el resto de América pero que tiene un gran bloque unido que es Bra-
del Sur. Sin embargo, el trasplante del Estado sil y los otros, con ciertas coherencias internas,
colonial a la colonia le da unidad a la mitad de incluso se copian las constituciones. También
América del Sur. hay una visión precapitalista de economía
742 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

agraria, heredada de España y Portugal, con americana de los enemigos externos; idea que
resistencia al capitalismo moderno tipo EEUU. EEUU siempre trata de sobrepasar con la idea
Hay una unidad por lo negativo a esa lógica. de unidad americana. Siempre hubo una ten-
sión, incluso con ramas de la derecha latinoa-
¿Es decir que la tardía industrialización mericana. Cuando la Argentina de Perón, Brasil
no es solo impuesta? y Chile buscan construir el ABC, que es Argen-
Empieza a haber un desarrollo en los países tina-Brasil-Chile, son proyectos de la burguesía
de América del Sur más modernos. Pero luego modernizadora, en parte industrializantes de un
de la independencia, ahora tiene obstáculos de capitalismo tardío con cierta independencia.
Europa y EEUU, que no quieren que haya in- No son proyectos de izquierda. Siempre
dustrias acá. Lo cierto es que nuestros países estuvo presente esta idea de unidad para un
empiezan a vivir de venderle materia prima al capitalismo —tardío en cuanto a las fechas—
norte. Ese es un elemento de unidad por la de- regional. A partir de los años treinta, América
pendencia. Latina tiene un empuje industrializador, hasta
los cincuenta. Ahí hay un gran hueco para que
¿Para que esto sea así es que hay una América Latina se desarrolle, y lo aprovechó.
política concreta de dividir la región por En todo caso, uno puede decir que América
parte de las potencias? del Sur fue un mito presente y siempre ausente;
A partir de la independencia, empiezan a la nación latinoamericana por un lado y suda-
operar los intereses geopolíticos del norte para mericana, por el otro, ausente como concreción.
que América del Sur se mantenga independien- Hubo intentos, allá por los años cincuenta y se-
te políticamente pero que no se unifique. Eso senta, de algunas integraciones comerciales, con
es una constante. efectos limitados: Pacto Andino, Mercado Co-
mún Centro Americano, ALALC. Pero sin tener
Sin embargo, ¿se puede decir que el espíri-
un pacto de unificación de políticas económicas,
tu de unidad existió como una constante?
sistemas productivos y mucho menos, político.
Las fronteras son siempre un factor de uni-
Hay un cambio muy fuerte a partir de los años
dad o de guerra. Estar al lado no es indiferente
noventa, cuando se concreta el Tratado de Li-
de estar lejos. Hay una idea de protección sud-
bre Comercio del Norte (TLCAN) entre Canadá,
Parte VI. Integración regional 743

EEUU y México. Es un hecho muy fuerte, por- Cuando se crea el Mercosur, ahí se sube Uru-
que a la gran influencia que ya tenía EEUU en guay y Paraguay. Nuestro país pide entrar. Pero
la economía y en la sociedad mexicana, se dis- ya ha habido un cambio. En su letra contenía
minuye al mínimo el papel de los Estados en el un proyecto muy ambicioso, la unidad econó-
aspecto económico. De alguna forma, todos los mica y política, la libre circulación de bienes
gobiernos, los mandos militares y los dirigen- económicos, de capitales y de personas. Eso
tes políticos de América del Sur ponen en su no se ha logrado ni mucho menos; ni siquiera
escenario que ahora Norteamérica y el Caribe Europa lo ha podido hacer totalmente.
quedaron para EEUU. Este tratado termina de Pero con el Mercosur lo que está realmente
consolidar estratégicamente esa región. Enton- firme es la zona de libre comercio, en este mo-
ces, empieza una nueva hipótesis de trabajo mento con Kirchner —Lula se está volviendo
respecto de lo que va a pasar con América del a 1986, y se plantea la integración económica
Sur. No es casualidad que a fines de los ochenta productiva—.
y principios de los noventa comience el acuer- En 1994 se consolida la idea de unión adua-
do Alfonsín-Sarney de cooperación estratégica nera —es importante—; la tarifa única para
—previo al Mercosur—. Estos dos países son terceros es en este año, el 1º de enero, que em-
la gran masa crítica de América del Sur. pieza a regir el TLCAN. Ahora bien, EEUU se
opone sistemáticamente al Mercosur. Por esa
¿Brasil y Argentina serían el símil, para razón es que, en el mismo momento, plantea
América del Sur, de Francia y Alemania? como alternativa la “zona de libre comercio
Exactamente. Es la principal masa crítica in- de las Américas” —ALCA—, únicamente con
dustrial, poblacional, comunicacional, energéti- circulación de capitales y de bienes por el co-
ca. Controla todo el Atlántico sur. Es impresio- mercio —en buena medida para disolver eso—.
nante, como significado geopolítico y económi- Estos dos procesos van paralelos.
co. Ese primer acuerdo era más ambicioso que
el Mercosur actual, porque suponía empresas ¿Fracasó EEUU en esa estrategia?
mixtas para industria pesada, cooperación ató- Todavía no es un fracaso total. Todavía no
mica, misilística. Por primera vez se termina, está terminado ese juego, porque EEUU re-
entre comillas, el Tratado de Tordesillas. cién ahora —con estos nuevos gobiernos— ve
744 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

frenarse el ALCA; pero venía muy rápido altibajos empieza a tener cierta fuerza negocia-
para un tipo de ALCA que disolvía el Merco- dora. La CEE hace diez años que está negocian-
sur, de hecho. do. Alrededor del 2000 se producen modifica-
En el ínterin de todo esto, el Pacto Andino ciones varias. Por un lado, sube Bush, con una
vegetaba. No tiene gran trascendencia y sirve política mucho más dura, porque si se invade
para algunos intercambios comerciales, y poco un país del Medio Oriente, bien se puede inva-
más. Entonces, el Mercosur logra sobrevivir. dir un país de América Latina. Hay una expan-
Para ese entonces, lleva ocho o diez años de un sión paulatina de bases o protobases en Améri-
importante desarrollo del comercio intrazona; ca del Sur. Existen libros de texto, en escuelas
se avanza hacia la unión aduanera —con aguje- de EEUU, que tienen al Amazonas como zona
ros, pero se avanza—. Si bien no hay suprana- internacional, mapas oficiales de la escuela.
cionalidades, sí hay una imagen que empieza a Hay una serie de cambios. El propio Fer-
funcionar en muchos aspectos, y se vuelve un nando Henrique Cardoso acelera la idea de
referente que la Unión Europea apoya desde un fortalecer al Mercosur. La Argentina suscribe,
principio, porque quiere competir con EEUU. pero con Menem se alinea a EEUU e impide la
Empieza a crearse una dinámica un poco más profundización del Mercosur. Ahora Kirchner
sureña, con patas reales en la economía y en la se respalda en Brasil, y Brasil, con Lula, tiene
política. Hay que pensar que, desde Río o San el apoyo de parte del gran capital productivo
Pablo, pasando por Uruguay, Buenos Aires, brasileño para impulsar al Mercosur.
hasta Santiago, es la masa crítica principal de
toda América del Sur, en PBI, población urba- ¿Esa es la derecha histórica de la que es-
na, carreteras, Fuerzas Armadas, capacidad tuvimos hablando?
productiva de tecnología; es el Ruhr de Euro- En Brasil es donde esta es más fuerte. Son
pa, sin duda ninguna. Al incorporarse Chile, desarrollistas que quieren que se desarrolle el
con más razón, aunque está asociado, debido capitalismo en Brasil. Lula y el Partido de los
a que EEUU aceleró el tratado con Chile para Trabajadores (PT) tienen una fuerte apuesta al
debilitar al Mercosur. Con Uruguay también lo Mercosur y a América del Sur. Es lo nuevo que
intentó, pero somos más intrascendentes eco- aparece. El gran capital productivo y exporta-
nómicamente que Chile. Este polo sureño con dor de ese país también quiere usar la fuerza
Parte VI. Integración regional 745

del Mercosur como capacidad negociadora América del Sur. Estuve en Ecuador, en reunio-
con el ALCA, la OMC, y con los tratados con la nes de análisis organizadas por Itamaratí, para
Unión Europea. abordar el problema de América del Sur. Se ve
Pero no hay que olvidarse de Venezuela, ya que Brasil quiere unir al Mercosur con el Pac-
que tiene un cambio muy particular. Se pro- to Andino. Negocia, tranza, hace concesiones
duce la crisis en ese país. Chávez gana varias para neutralizar un poco la presencia norteame-
elecciones seguidas —para diferentes cosas—. ricana. Entonces, Brasil empujó y se logró un
Se produce una coyuntura con el boom de los acuerdo marco de zona de libre comercio con
precios del petróleo y se llena de dinero Ve- el Pacto Andino, y se produjo la entrada de Ve-
nezuela. Entonces, Cardoso va cuatro veces a nezuela como un Estado asociado. Claramente,
Venezuela y concreta cuatro tratados de coo- Itamaratí ha hecho, desde un principio, un lo-
peración estratégica en energía, minerales, vías bby para fortalecer la idea de América del Sur.
de comunicación, transporte de energía, cons- Mi impresión es que el Mercosur se transfor-
trucción de puentes, carreteras, para venderle mó en una base de despegue posible, con una
todo lo que Brasil produce y, sobre todo, para base jurídica; con crisis, pero en crecimiento
traer la materia prima. Cardoso lo hace mucho hacia un regionalismo con más credibilidad
antes que Lula, que mantiene esa línea. política. A esto hay que sumarle a Venezuela,
Se le presta apoyo a Chávez, cuando la crisis. que quiere vincularse al sur; y Argentina juega
Cardoso le manda un barco tanque con cientos a respaldarse fuertemente en las negociaciones
de miles de toneladas de combustible, cuando con Brasil, pero también con Venezuela.
la huelga petrolera. Lo hace, porque hay un in- Se produce un fortalecimiento de la idea de
terés nacional estratégico, porque Brasil quiere América del Sur como un polo; se ha avanzado.
integrar a Venezuela, para venderle lo que, por
ahora, Venezuela le compra a EEUU. ¿Entonces, el concepto de Nación Suda-
Lo interesante es que, al asumir Lula, que no mericana está un poco fuera de lugar?
es solo el gobierno del PT, este es solo el 18% Eso no creo que sea un proyecto a corto pla-
de los votos del Parlamento; pero el gobierno, zo. Es muy complejo integrar a las naciones
desde el primer momento, hace la propuesta: entre sí muy rápidamente, aparte de los pro-
el Mercosur es muy importante, pero también blemas internos de cada nación. El Mercosur
746 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

tiene dificultades para avanzar, debido, prime- En todo este contexto da la impresión de
ro, a que tiene excepciones por todos lados, que nuevamente llegamos tarde a la idea
tanto la zona de libre comercio como la unión de una unión supranacional, ya que para
aduanera. Todavía es parcialmente una zona de esto se necesita de la iniciativa de los Es-
comercio administrado y no totalmente libre. tados, y nos encontramos con una época
Pero avanza con una cantidad de protocolos en que estos están en crisis, en retroceso.
políticos que van creando una tradición y un Estos procesos de integración supranacio-
peso. Sin embargo, la mitad de lo acordado por nal que ya existen secularmente precisan una
los presidentes aún no se ha internalizado por base material —si no es una ficción—, y una
los parlamentos, como legislación interior. Re- gran voluntad política estatal de largo plazo.
cién ahora se crea un tribunal de alzada para Eso es lo difícil, y por lo que casi nunca pros-
las controversias comerciales. pera; pero, de todas maneras, hay algo nuevo.
Tiene 14 años el Mercosur. Ha sobrevivido. Se
¿Esas dificultades se deben a las estrate- ha profundizado, en parte. Hay unos discursos
gias de los países del norte, como la han unificadores. Se ha expandido en acuerdos con
hecho históricamente? ¿O es por un pro- el resto de América del Sur. Tiene una voz ten-
blema intrínseco del continente? dencialmente única en el ALCA, con la OMC y
Está dado por la prioridad de intereses del la Unión Europea, cosa nueva. Es un foco de
modelo de crecimiento de los propios empresa- interés. Por algo se quieren asociar los demás.
rios de cada país. Porque apostar a un Mercosur Coincide que ahora hay dos gobiernos, por lo
fuerte en lo económico y lo político supone una menos, que quieren profundizar en la región;
estrategia con costos, no solo con beneficios. quieren crear un parlamento del Mercosur, y
Lo mismo pasó con Europa. Estados Unidos crear algunas instancias de gobierno supra-
siempre se opuso a la idea de que formasen una nacional. Paso a paso, esto fortalece la idea
unión fuerte; fue un proceso con tironeos. Hoy de una América del Sur. Tiene que haber un
en día, en Europa hay emprendimientos supra- núcleo duro. No sé hacia dónde va a ir, pero
nacionales, hay un banco central europeo y hay estamos más cerca de un espacio sudamerica-
un Ejecutivo supranacional, que es la Comisión no que nunca antes, después de 30 o 40 años
Europea, que decide sobre algunas cosas. posteriores a la independencia. Igual, estamos
Parte VI. Integración regional 747

lejos. Creo que ningún empresario, ningún polí- había existido un embrión de respaldo mutuo,
tico, ningún militar puede imaginar que dentro como el Mercosur.
de diez años haya una nación sudamericana; Estamos en un momento histórico, donde
ello es una utopía total. la tendencia que contrarresta la globalización
universal son los regionalismos, Asia, Europa,
De nuevo, ¿la crisis de los Estados no es América Latina, de protección relativa, para
un palo en la rueda a todo esto? proteger a los territorios y las poblaciones que
Puede serlo o no, porque el proceso fuerte allí viven. De alguna forma, fuerza a estos Esta-
de globalización y mundialización asimétrica dos a crear instrumentos para protegerse. Pero
está siendo contrarrestado por intentos regio- algo hay de nuevo, que no había. Hay que mirar
nales de aglutinamiento, para su defensa. La el escenario de las negociaciones de 1998 y del
idea es crear barreras para defenderse, y crear- 2004, OMC, Unión Europea, EE UU, con el Mer-
le barreras a los demás. cosur. Por primera vez, se han plantado con
cierta fuerza y el ALCA no ha podido avanzar,
Pero los bloques que actualmente son tal como venía diseñado. La OMC no ha podido
fuertes, iniciaron ese proceso cuando los avanzar porque se dijo: Señores, no aceptamos
Estados eran fuertes. más esa asimetría en algunos puntos; y el tra-
Bien, pero en el Asia se están uniendo Esta- tado con la CEU también está frenado.
dos nacionales, tironeados por la globalización
asimétrica. También EEUU está necesitando de No es extraño plantear esto, teniendo
una región, de un mercado para protegerse de nuestros países economías netamente
Europa y de Asia, aunque por ahora el comer- dependientes de los capitales extranje-
cio para estos países es aún, mayoritariamente, ros, y buscando, además, la inversión de
norte-norte. Pero en la búsqueda de mercados, aquellos que realizan lobby para que esta
América del Sur, América Latina no es África; unión fracase.
tiene mucha más potencialidad a corto plazo, Eso pasa en todos los países del mundo.
como mercado. De alguna forma, sí hay una Europa está llena de empresas extranjeras, ja-
fragilidad de estos países para enfrentarse a las ponesas, norteamericanas. En Corea —un país
fuerzas externas crecientes, pero nunca antes con un gran desarrollo industrial—, en Taiwán,
748 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

en Japón, tenían grandes cantidades de capita- Por algo, Brasil es el que más se resiste a la
les extranjeros, y también de capital nacional, y presencia militar norteamericana en América
lograron espacios propios muy fuertes. Japón es del Sur. Acaba de reglamentar una ley que ya
una muestra clara. Se les vino a las barbas, sien- tiene, que autoriza a derribar los aviones que
do tutelado por EEUU durante años, al igual que violan el espacio aéreo brasileño; sea quien sea,
Europa. Siempre hay un espacio a negociar. Es si no se identifican, se derriban. Es una medida
una dialéctica de construcción. Es evidente que, muy fuerte, porque EEUU está volando todo el
en nuestro contexto, el país que tiene más espa- tiempo. Para EEUU, no es lo mismo que exis-
cio para crecer es Brasil; precisa de los demás. tan ejércitos coordinados con capacidad logís-
Por eso hay cierta credibilidad en este proyec- tica aérea y marítima, que pequeñas unidades
to Mercosur. Pero jamás se le ocurriría a Brasil que pelean por separado con balas viejas.
expropiar las fábricas, algunas de las modernas
que son extranjeras, sino desarrollar otras aso- Para finalizar, parece que Uruguay hace
ciadas, y ponerles condiciones a esas. pocos años se integró a Sudamérica, por
indicadores negativos más que nada.
Es decir que una muestra de que esto tie- ¿Cómo lo ve en este contexto?
ne cierta posibilidad de ser una realidad Por ahora, me parece que tiene una política
son los intentos de EEUU para que esto muy poco clara, con altos y bajos. Y creo que
no se concrete. no aprovecha toda la potencialidad que signi-
Yo diría que algo hay en el Mercosur y en la fica dinamizar el Mercosur, en su modelo más
unión sudamericana de creíble e interesante, potente, con los costos y beneficios, pero ju-
por lo que claramente EEUU está llevando a gando un papel activo. Para un país pequeño,
cabo estrategias para impedir que la región se jugar un papel activo en etapas de definición
transforme en un vector con capacidad de ne- le da espacios; si es pasivo, le corresponde un
gociación y, eventualmente, con coordinación espacio menor. Una parte de las élites de la
militar. El Mercosur —es un tema que se dis- sociedad uruguaya viven en el siglo XIX. Para
cute muy poco—, al terminarse la situación de Uruguay, es decisivo integrarse con dinamismo
guerra Brasil-Argentina, el tema cambia. y creatividad, y, por lo tanto, con exigencias, al
Parte VI. Integración regional 749

polo más profundo del Mercosur, como cons- refiero a algunas instancias regionales—. Habrá
trucción. Esto también tiene sus costos. que ver cómo se orienta el próximo gobierno.
Podemos decir que la nación sudamericana
¿Como cuáles? forma parte de una de las tradiciones simbóli-
Ciertos grados de autonomía que habrá que cas de América del Sur desde la colonia. Es de
ceder a una cierta coordinación supranacional; muy difícil concreción, pero los avances nunca
pero la ventaja del todo favorece a las partes. han sido tan consistentes como los de ahora, y
Cuando surgió la idea del Parlamento, Uruguay también la existencia de un núcleo duro, que
dijo: “¡No, el Parlamento!”. es el Mercosur —aunque tiene fragilidades—.
Somos muy chicos. Hay que buscar un Parla- No es cualquier cosa Brasil y Argentina. Hay un
mento que no ahogue al Uruguay. punto de apoyo y se ha mostrado operando en
tiempo real, en estos años, y ha tenido ciertos
El Parlamento no va a dejar de existir efectos verificables.
porque Uruguay diga que no.
Claro. Por eso tiene que elegir si quiere estar Se puede decir, entonces, que no es una
en el proceso de formación, o perder las cartas coyuntura de gobiernos afines, como es el
que esto le ofrece. caso de Lula y Kirchner, sino que existe
El último gobierno, en particular, el de Jorge una continuidad histórica.
Batlle, ha sido muy negativo. Se vieron, en un Moda no es, y que tiene raíz histórica tiene,
momento, grandes tensiones, ya que el canciller y una visión de construcción cultural, de proxi-
era del Foro Batllista. Hubo grandes tensiones midad de mercado, así como de aprovecha-
en la lógica de razonamiento del Mercosur. Todo miento de recursos. No son países al borde de
eso tiene como resultado una política poco cla- la inanición. Hay un fundamento, pero con un
ra, en algunos momentos, casi patética —me destino todavía incierto.
Parte VII
Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina

E sta Parte VII reúne varios trabajos —en


perspectiva histórica y en enfoque com-
parativo— sobre la sociología y las ciencias
colectivo realizado bajo la coordinación de
Helgio Trindade, con el patrocinio de la Maison
des Sciences de l’Homme, de París.
sociales en América Latina y Uruguay, con un El capítulo Uruguay es de mi sola autoría, y
complemento consistente en un trabajo básica- el referido a América Latina fue redactado en-
mente teórico sobre las relaciones entre socio- tre Helgio Trindade, Manuel Antonio Garretón,
logía e ideología jurídicas. Miguel Murmis y quien suscribe. Todos estos
El estudio de la evolución de las ciencias so- trabajos tuvieron ediciones previas en inglés,
ciales de América Latina y Uruguay, en un perío- portugués y español.
do de cincuenta años, es fruto de un proyecto
Sociología jurídica, ideología jurídica
y nuevo plan de estudios*

L a Facultad aprobó el nuevo plan de estu-


dios y comenzó a ponerlo en práctica. El
grado de aplicación definitiva y, sobre todo, los
relaciones entre las ciencias sociales y el de-
recho. Y lo consideramos oportuno, porque
todos quienes participaron en los prolongados
efectos que esta reforma ha de tener sobre los debates a que dio lugar el nuevo plan, saben
nuevos abogados y escribanos, es algo que solo que uno de los ejes de la reforma propuesta
el futuro puede discernir. Más difícil aún es pre- por el Centro de Estudiantes de Derecho, y
decir el impacto que este esfuerzo de reforma también de las discusiones en el Claustro y el
educativa pueda tener sobre nuestro derecho Consejo, fue justamente el problema de la “re-
positivo y sobre la práctica profesional de las lativización del derecho a través del estudio de
nuevas generaciones. Seguir polemizando aho- las ciencias sociales”.
ra sobre esos aspectos sería puro bizantinismo, La intención de este artículo no es analizar
y nos desviaría de las importantes y complejas los mecanismos pedagógicos a través de los
tareas que la aplicación y profundización del cuales se trató de llevar adelante esa “relati-
plan aprobado plantean. Además, queda en ma- vización”: organización de un Ciclo Básico de
nos de los propios “juristas” el principal esfuer- ciencias sociales concentradas en un año. El
zo de reflexión en ese terreno. tema es importante, pero no tiene sentido vol-
Sin embargo, en cuanto sociólogos cree- ver sobre él, hasta que se haya podido evaluar,
mos sumamente oportuno y necesario realizar en un plazo razonable, los frutos del Ciclo Bá-
algunas reflexiones sobre el problema de las sico en una o dos promociones de ingresados a
la Facultad (fin de 1971 y fin de 1972).
* Publicado en Revista de la Facultad de Derecho y A continuación, proponemos algunas re-
Ciencias Sociales 1971 (Montevideo) Año XXI, 1-4. flexiones sobre los “objetivos manifiestos”
754 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de la reforma realizada, y esto, a partir de la en el todo de la estructura de esa sociedad.


teoría de la reforma, aunque quizás fuera más Y como la “sociedad”, así en general, tampoco
adecuado decir a través de la “ideología” de la existe, es necesario partir de la comprensión
reforma. de los modos históricamente determinados de
Abrir esta discusión —esperando que ella organización social. En particular, es necesario
se sistematice y desarrolle— nos parece im- partir del análisis de la sociedad moderna bur-
portante, pues creemos que ese gran paso que guesa y de su división en clases sociales anta-
implica proponerse terminar con la tradición gónicas bien específicas, para comprender el
de un derecho dogmático y desligado de sus carácter necesariamente abstracto que en ella
bases sociales, es un punto de partida tan gene- toma el Derecho, como forma de reforzar los
ral (en los términos en que fue manejado) que, mecanismos concretos de dominación y explo-
de no concretarse y desarrollarse críticamente, tación que son propios de esa forma de organi-
puede transformarse en una simple cortina de zación social.
humo que desemboque en un puro relativismo Ello no significa, por supuesto, negar la es-
sociohistórico, tan idealista —a pesar de las pecificidad propia de la norma jurídica en la
apariencias— como el juridicismo abstracto sociedad moderna; tampoco supone afirmar
que se quiere desterrar. que el Derecho tiene solamente una función de
Lo que queremos mostrar, en estas breves dominación, o que sea el fruto de una voluntad
reflexiones, es que la crítica al “Derecho abs- “psicológicamente consciente” de parte de las
tracto” no puede ser realizada en el mismo te- clases dominantes o sus agentes jurídico-polí-
rreno del objeto de la crítica, es decir del “De- ticos.
recho en general”, por la sencilla razón de que Sabemos que un análisis profundo y sistemá-
ese Derecho abstracto general no existe. Pero tico de este problema desborda largamente los
no existe, no porque el Derecho sea siempre límites de este trabajo, y que su estudio exige,
positivo y se transforme en cada contexto his- además, la participación activa de los juristas.
tórico —cosa evidente y que nadie discute—, Nuestra intención es simplemente contribuir a
sino porque el verdadero carácter de la función promover el estudio sistemático del tema y, al
del Derecho en la sociedad está dado por su mismo tiempo, aportar al debate una perspec-
ubicación —en cuanto fenómeno social real— tiva propia a su tratamiento científico desde la
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 755

sociología. Al hacerlo, creemos responder al la cual depende y procede (llevando así) a una
espíritu que impulsa el nuevo plan. sobrevaloración engañosa del Derecho que pre-
En nuestro análisis, hemos manejado el con- tende elevarse más allá de la dominación, conflic-
junto de documentos aportados en la discusión tos y compromisos entre los grupos sociales, sus
auténticas fuentes (CED, 1970: 7-8).
y elaboración del plan de estudios y, particu-
larmente, aquellos que hacen referencia direc- Ataque frontal, pues, al juridicismo tan pro-
ta o indirecta al problema tratado (CED, 1970; pio de buena parte de nuestra estructura docen-
FDSC, UDELAR, 1970a, 1970b, 1970c, 1970d, te y de la mentalidad de muchos hombres de
1970e, 1970f; Opertti, 1970). derecho en nuestro país. Luego analizaremos el
contenido propuesto para esta desdogmatiza-
I ción. Ahora importa señalar que esta reacción
El proyecto de reforma del plan de estu- contra un Derecho abstracto y supuestamente
dios, presentado por el Centro de Estudiantes autosuficiente, nace y se agudiza justamente en
de Derecho (CED) a fines de 1970, representó, el período de grave crisis por la cual atraviesa
sin duda, una síntesis y una profundización en el país en los últimos años y, en particular, la
sus objetivos de diversos esfuerzos anteriores crisis del propio “Estado de Derecho”. Son los
hechos en la Facultad con miras a su transfor- mismos estudiantes quienes lo señalan cuando
mación. Pero se distinguía de ellos en algo fun- afirmaban:
damental: jerarquizaba y colocaba, como ob-
jetivo fundamental de la reforma, un esfuerzo [...] denunciamos [...] una falsa visión del Dere-
por criticar las bases mismas del derecho que cho que se da en esta Facultad, que se sigue en-
se enseñaba en la Facultad. señando un Derecho más que pisoteado y violado
Suponía una toma de conciencia de la grave por los propios hechos que se están viviendo en
ilusión y deformación ideológica que supone el país […] Se nos enseña un Derecho presunto
instrumento de la libertad, una libertad descono-
enseñar y, por tanto, creer en
cida por las cárceles y las torturas; un Derecho
un Derecho abstracto, basado en principios in- presunto instrumento de la justicia, que sólo be-
mutables, eternos, dogmáticos, desvinculado — neficia a los infidentes y a los feligreses de la dic-
por falso aislamiento— de la dinámica social de tadura [...] (FDCS, UDELAR, 1970d: 12).
756 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Se desarrolla, entonces, la crítica al Derecho contenido concreto de las normas jurídicas y


autosuficiente, impulsada por el propio desco- su relación con los “grupos sociales”.
nocimiento en la vida del país de las reglas de El objetivo general del Plan aparece con cla-
juego que un determinado Estado de Derecho ridad. En este artículo, queremos mostrar bre-
supone. Ante la crisis del sistema de normas ju- vemente las dificultades que implica el llevarlo
rídicas vigentes, nace la reflexión crítica al su- a cabo, y esbozar algunas bases teóricas míni-
puesto carácter universalmente válido de ellas. mas para su correcta realización.
Cuando los supuestos defensores del Derecho
lo violan, aparece la reflexión sobre las funcio- II
nes de esa normatividad en un determinado El carácter ambiguo de la expresión “relativi-
contexto social y, de ahí, la tercera dimensión zar el Derecho” dio lugar, en el seno del claustro,
del escuerzo crítico ensayado: “El Derecho tra- a un extenso debate sobre su sentido y sus con-
duce, con la impronta de la imperatividad que secuencias respecto de la estructura del plan de
le es esencial, la lucha y decisiones de las fuer- estudios. En grandes rasgos, puede decirse que
zas que se mueven en el plano de lo económico, se presentaron tres tipos de objeciones o de pre-
lo político, lo social […](CED, 1970: 21). venciones contra ese proyecto de relativización:
Tenemos, así, planteadas las líneas genera-
les del problema que queremos analizar: en un 1. el temor de descalificar o disminuir al Dere-
país donde hace muchos años que las relacio- cho como instrumento supremo de convi-
nes económicas y políticas entre “particulares” vencia y como instrumento para solucionar
y al nivel del Estado se canalizan y procesan, los conflictos sociales;
en gran medida, en el marco jurídico del De- 2. el temor de sustituir la orientación finalista,
recho moderno-burgués vigente, al entrar este moral y filosófica del Derecho, por un análi-
en grave crisis, surge el cuestionamiento de la sis científico de este, incapaz de “fundarlo”;
validez y eficacia de ese Derecho, a la vez que
3. el temor de confundir el estudio sociológico
se descubre su “relatividad”(palabras del CED
externo de la creación y/o aplicación del De-
en FDSC, UDELAR, 1970c: 18). De ahí se pos-
recho, con su realidad propia como sistema
tula su carácter de “producto socio-histórico”
formalmente válido.
(CED, 1970: 11), en particular en cuanto al
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 757

Esta primera objeción o temor fue planteada con un modo determinado de organización
por varios docentes. Por ejemplo, por la Dra. social; es una operación que escapa, en prin-
Adela Reta cuando sostuvo: cipio, a la “confianza o desconfianza”; es una
operación analítica, objetiva, científica.
[Es] este aparente calificado deber hacia el De-
recho que en última instancia me preocupa, por- –– En la sociedad burguesa moderna (organi-
que en última instancia esconde algo más que el zada sobre la base del intercambio “libre”
deber hacia el Derecho, esconde la desconfianza de mercancías, en particular, la mercancía
hacia el Derecho y creo que como integrante de fuerza de trabajo), existe un tipo específico
esta casa de estudios esa desconfianza debe trans- de Derecho y de organización jurídica que
formarse en la máxima confianza en el Derecho, organiza las relaciones sociales —en espe-
porque indudablemente es el único camino de cial, las de producción— y las conecta con
superación cuando se plantean situaciones críti- la estructura del Estado, lo que permite un
cas como las que atraviesa nuestro país (FDCS, funcionamiento, en general, “pacífico” de
UDELAR, 1970c: 9).
ese tipo de sociedad.
Obsérvese que esta objeción plantea la con- –– Ese funcionamiento “pacífico”, es decir, a
troversia en el terreno clásico de la discusión través del cumplimiento voluntario por to-
sobre la normatividad jurídica, es decir, en el dos los “ciudadanos” de la ley positiva, es
terreno del mayor o menor valor de la norma una de las condiciones centrales para man-
jurídica y del derecho, que los como algo glo- tener la formación económico-social especí-
bal, con una esencia propia, intrínsecamente fica, en este caso, una sociedad capitalista.
buena y válida como forma de relación social Es decir, que ese Derecho garantiza, y por
para todo tiempo y lugar. Ese es un nivel inade- eso es “válido” en ese contexto, las relacio-
cuado de discusión, pues, planteado así, deja nes de dominación y explotación propias de
en la obscuridad una serie de aspectos claves una sociedad capitalista.
de la cuestión, a saber: –– La máxima validez y eficacia de las normas
jurídicas —el pleno Estado de Derecho—
–– Una explicación de la naturaleza de la norma contiene, por lo tanto, en su seno la perpetua-
jurídica, y su funcionalización en relación ción de las desigualdades y contradicciones
758 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

al nivel de las relaciones sociales concretas Era, sin duda, la intuición de esta problemá-
(en particular, en las relaciones “materiales” tica lo que llevó al delegado del CED a afirmar:
de producción); solo puede hablarse, pues, “Nosotros no creemos que el problema se re-
de ese Derecho como el único método eficaz suelva aspirando a que ese derecho se cumpla
para resolver las crisis y conflictos sociales, efectivamente, sino que lo que queremos es que
en la medida en que esos conflictos se ins- haya otro derecho porque queremos otra socie-
criban en la lógica de las relaciones socia- dad” (FDSC, UDELAR, 1970c: 11).
les concretas que esas normas regulan y sus El segundo tipo de prevenciones se relacio-
desigualdades básicas, y solo en ese caso. naban, como hemos dicho, con el temor de
–– En cualquier otro caso, ya no se podrá ha- que un análisis científico del Derecho, desde
blar del “Derecho”. En efecto, cuando las las ciencias sociales, le quitara a este su fun-
relaciones sociales concretas desborden la damento “último”, el cual solo residiría en la
normatividad y la vuelvan “ineficaz”, será “filosofía”; filosofía “que no tiene que ser otra
necesario referirse a “un” Derecho determi- cosa que una teoría de los ideales políticos y
nado que caduca, para ser eventualmente jurídicos (pues) el simple estudio de los hechos
sustituido por otro sistema de normas jurí- no puede sustituir todo aquello que concierne
dicas. En el trayecto de una normatividad a a los ideales en cuanto tales”; y esto, porque
otra, no se encuentra “el Derecho” sino las “es evidentemente un propósito vano el pedirle
relaciones materiales, políticas e ideológicas a la ciencia que señale ideales para la elabora-
entre las clases. O, a menudo, simplemente ción del Derecho” (palabras del Dr. Moreno en
estaremos ante la violación de facto de las FDCS, UDELAR, 1970c: 12).
normas jurídicas vigentes, por aquellos sec- Como se aprecia fácilmente, este tipo de plan-
tores y clases que están políticamente en teamiento nos retrotrae a la vieja problemática
condiciones de violarlas sin sufrir la coer- kantiana del “ser” y del “deber ser”, y a las con-
ción del Estado: los sectores y clases que secuencias perniciosas que ella tuvo para el de-
controlan esa coerción, es decir, las clases sarrollo de una verdadera ciencia del Derecho.
dominantes. En efecto, es sabido que el paso capital dado
por Kant para diferenciar la ciencia jurídica
de la moral (y por supuesto, de la naturalidad
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 759

fáctica), tuvo su gran limitación en el reduc- significan lo mismo, cuando antes había di-
cionismo de la ambigüedad intrínseca del fe- cho que incluso toda legislación positiva “ex-
nómeno jurídico a uno solo de sus polos: la terna” solo podía encontrar su razón de ser en
normatividad que subsume en sí el hecho y lo prescripciones morales. Esta contradicción
organiza como un deber ser que se sobrepone insalvable entre deber ser y ser, que culmina
al ser. Lo importante a señalar, en este fenóme- siempre con una recaída en la grosera violencia
no, es que ese reduccionismo repercute grave- de la fuerza bruta, es aún más clara en los fun-
mente sobre todo en el desarrollo posterior de damentos del Derecho público de inspiración
las teorías del derecho de inspiración kantiana, kantiana:
lo que obliga —como obligó a Kant— a volver
a la moral y a la filosofía como fundamento úni- Desde el punto de vista práctico, el origen del po-
der superior es inescrutable para el pueblo que
co de esa normatividad vaciada de contenido
está debajo de él [...] se debe obedecer al poder
fáctico-material. Y esto, a pesar del propósito legislativo, actualmente existente, sea cual fuere
de eliminar de la esfera jurídica, a la ética y la su origen [...] porque solamente gracias a la sumi-
filosofía. sión de todos a su voluntad (del Estado), univer-
El propio Kant reconoce esta necesidad y salmente legisladora, es posible un Estado jurídi-
afirma que: co (citado en Cerroni, 1965: 36).

(el imperativo moral) es un principio que pres- Partir de la dicotomía idealista humanidad-
cribe los deberes de los cuales se puede derivar libertad versus naturalidad-necesidad, y querer
consecuentemente la facultad de obligar a los de- fundar el Derecho en el puro deber ser (elimi-
más, es decir el concepto de Derecho (y, por lo
nándolo del mundo de la causalidad y la deter-
tanto) erigir en máxima el obrar [...] conforme al
minación científica en sentido pleno), solo lle-
Derecho, es una exigencia que solamente la ética
me puede imponer (citado en Cerroni, 1965: 35). va, en definitiva, a reintroducir la causalidad de
la empírea, pero tal como se la encuentra en la
Sin embargo, es necesario definir alguna realidad, sin mediación alguna, cargándola de
especificidad del Derecho como tal y Kant, en valor subrepticiamente. Esto no solo le sucede
contra de todo su desarrollo previo, termina a Kant sino a toda la línea jurídica derivada de
afirmando que Derecho y facultad de obligar él, pasando por Jellinek, hasta llegar a todo el
760 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

normativismo moderno, con su lógica jurídica aplicable [...] Mas, no obstante, pienso que lo an-
pura, de la cual es Kelsen el más alto exponente. terior no conlleva necesariamente la relativiza-
El tercer tipo de temores manifestados ante el ción del Derecho, puesto que de lo que se trataría
nuevo plan de estudios hacía referencia a la ne- sería —según lo entiendo— de llegar a conocer
mejor el campo de aplicación de la norma jurí-
cesidad de no desvirtuar la naturaleza propia del
dica, su contexto social, en una visión dinámica,
Derecho y su normatividad, con estudios socio-
funcional, del precepto jurídico, sin atenerse en
lógicos (en sentido amplio) sobre el contexto de exclusividad a su perfil formal, a su definición
los “hechos” vinculados con la actividad jurídica, estática, a una concepción tan rigurosamente
pero independientes o “externos” a ella. Se trata- científica como no-sociológica, para emplear la
ba, en definitiva, de defender la autonomía de la tradicional idea del maestro de la escuela de Vie-
“ciencia jurídica”. Una buena formulación de este na, H. Kelsen (Opertti, 1970: 1-2; énfasis propio).
tipo de objeciones fue realizada por el Dr. Opertti:
A pesar de la relativa ambigüedad introdu-
Por supuesto, además, que nadie ignora la in- cida por la afirmación del “Derecho intrínseca-
cidencia que sobre la formulación del Derecho mente justo” (tema ya tratado parcialmente en
tienen factores exógenos a él mismo, como, por el punto 1), parece claro que esta crítica pro-
ejemplo, la economía, la cultura ambiente, la reli- viene del terreno del normativismo moderno y
gión dominante, la costumbre, los usos y conven-
recoge la tradición teórica de la Teoría pura del
cionalismo sociales, etc. Precisamente, una co-
rrecta formación científica en vistas a la creación
Derecho, de Kelsen (Kelsen, 1963). Ya señala-
del Derecho [...] ha de reconocer el juego vigoro- mos cómo ella estaba emparentada con la tra-
so de tales factores, cuidando de no convertir a la dición kantiana y todas sus ambigüedades. Es
ciencia jurídica en un mero reflejo condicionado necesario, sin embargo, analizarla con cierto
de los mismos (Opertti, 1970: 1-2; énfasis propio). detalle, pues, aparte de su seriedad, tiene una
amplia receptividad en la mentalidad jurídica
Y dice, más adelante: de buena parte de los estudiantes y docentes de
nuestra Facultad, dado el contexto teórico en el
nadie duda por supuesto, de su interés especí-
fico (las ciencias sociales) cuando el objeto es el
cual esta se ha desarrollado en los últimos años.
Derecho, como conjunto normativo formalmen- Kelsen llevó hasta sus últimas consecuencias
te válido, intrínsecamente justo y positivamente el esfuerzo de Kant por constituir una ciencia
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 761

jurídica con autonomía real, y son remarcables, jurídica) no estudia el sentido específico de las
en ese sentido, sus famosas críticas al Derecho normas jurídicas, sino ciertos fenómenos natura-
metafísico y al jusnaturalismo en sus distintas les que en el sistema del Derecho son calificados
vertientes. Ahora bien, ese esfuerzo de autono- como hechos jurídicos […] el objeto de esta cien-
cia no es, pues, el derecho en sí mismo, sino cier-
mía se realiza, una vez más, optando por uno solo
tos fenómenos naturales que le son paralelos [...]
de los polos del “hecho jurídico”, considerando
La sociología jurídica no se interesa por las nor-
al derecho exclusivamente como un sistema mas que constituyen el orden jurídico, sino por
de normas; normas estas que pueden ser cien- los actos por los cuales estas normas son crea-
tíficamente explicadas por una “ciencia” jurídica das, por sus causas y sus efectos en la conciencia
pura, a la cual le son ajenas todas las leyes y me- de los hombres (Kelsen, 1963: 95, 97-98).
canismos de causalidad propios de las ciencias
naturales.1 Esta reconstrucción lógico-científica Para que esta construcción puramente nor-
del sistema jurídico positivo, válida y eficaz, no mativa se sostenga, la validez o legalidad for-
niega que el hecho jurídico pueda ser estudiado mal de las normas se transforma en el punto
desde otros ángulos, en especial, el sociológi- estratégico de toda la construcción.2 Una nor-
co, pero sostiene que ese análisis es totalmente ma solo se funda y justifica por otra de mayor
“externo” a lo jurídico como tal y solo se ocupa nivel, y así sucesivamente. Ningún otro criterio
de los “hechos naturales” y no de la normativi- que la coherencia interna que regula el sistema
dad, del deber ser. Al respecto, merece la pena y, no obstante, este supuesto fundamento ju-
citar con cierta extensión al propio Kelsen: rídico de la norma jurídica tropieza al final
con la necesidad de dar algún fundamento a la
Para la Teoría pura, el derecho es un conjunto de
normas, un orden normativo [...] (La sociología
2 Desplazando el problema de la eficacia de las nor-
mas fuera del Derecho, colocándola en el campo de la
1 “Al igual que en la ley natural, la regla del Derecho naturalidad, del ser, en la sociología. El propio Kelsen lo
establece una relación entre dos hechos, pero mientras dice textualmente: “La validez es una cualidad del De-
en la ley natural hay una relación de causa a efecto, la recho; la llamada eficacia es una cualidad del compor-
causalidad no interviene en la regla de Derecho” (Kel- tamiento efectivo de los hombres y no [...] del Derecho
sen, 1963: 17). “Estas ciencias [Derecho] difieren en su mismo [...] Por lo tanto, validez y eficacia se refieren a
esencia de las de la naturaleza [...]” (Kelsen, 1963: 16). fenómenos del todo diversos” (Kelsen, 1963: 25).
762 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

norma superior, de la cual se deducen las otras. estatal: (la) norma fundamental significa, en
Es la famosa norma fundamental (Grund- cierto sentido, la transformación del poder en
norm) de Kelsen. Ella debe ser jurídica, pero derecho, nos dice Kelsen, en su Teoría general
no puede ser deducida, pues eso no haría sino del Derecho y del Estado. Y en su Teoría Pura:
desplazar el problema. Tampoco puede ser in- “el contenido de la norma fundamental reposa
terna al sistema jurídico, pues en ese caso no en aquellos elementos de hecho que han produ-
podría fundarlo. Solo le queda transitar el ca- cido el ordenamiento (jurídico en cuestión)”.
mino que se había querido desechar: recurrir a Esta “recaída en el ser” que se había querido
la moral o al hecho natural no normado. eliminar como parte del derecho, aparece to-
El dualismo clásico del idealismo, incapaz davía con más claridad al referirse al ámbito
de encontrar una mediación a ese par de he- internacional:
terogéneos reales como lo son norma y hecho,
idea y naturaleza, se ve obligada a optar. Co- Para que un orden jurídico nacional sea válido
es necesario que sea eficaz, es decir que los he-
mienza alejándose de la naturalidad, del ser,
chos sean en cierta medida conformes con este
pero al final, al igual que en Kant, se recae en el orden (antes había dicho que eran dos problemas
peor naturalismo, que es revalorizar la realidad independientes) [...] Si en lugar de realidad o de
tal como se la encuentra en su positividad pura efectividad hablamos de fuerza, la relación entre
no mediada3. En efecto, Kelsen no puede en- validez y la eficacia de un orden jurídico no es
contrar otro fundamento para su Grundnorm otra cosa que la relación entre el derecho y la
que el poder tal como se da en la realidad en un fuerza (...) el derecho internacional considera un
momento dado; el poder político en su forma poder de hecho como legítimo en la medida en
que el orden de coacción establecido por dicho
poder es realmente eficaz (Kelsen, 1963: 143).
3 Al respecto, es interesante constatar la similitud de
esta conclusión “positivista” con la de aquellos juristas Al final del recorrido, nos encontramos con
marxistas que, como Vishinsky, cayeron en el materia-
que la “ciencia pura” que quería fundarse “sepa-
lismo mecanicista y redujeron el Derecho también a
un puro sistema de normas, en este caso, vistas como rada de la política” y de “toda ideología política”,
“reflejo” sin mediación de la explotación de la clase do- evitando que se pueda “invocar la autoridad ob-
minante, cuya voluntad-poder (consciente) está consti- jetiva de la ciencia del derecho para justificar
tuida por el Estado.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 763

pretensiones políticas [...] aun cuando [...] co- Hemos visto así, en un análisis necesaria-
rrespondan al ideal de una religión, de una mente rápido, que los fundamentos últimos de
nación o de una clase” (Kelsen, 1963: 8-9, 11), las objeciones habituales al esfuerzo de “rela-
desemboca en el reconocimiento no crítico ni tivizar el Derecho” en función de sus determi-
integrado a la teoría, de esa misma política y de nantes no normativas cualesquiera que ellos
esos “ideales de una nación o de una clase”.4 sean (basamento ético del Derecho, valor ab-
Por otra parte, cuando tiene que analizar las soluto del Derecho en general, autonomía de la
ramas específicas del derecho positivo moder- normatividad positiva), no logran eludir el “ru-
no, por ejemplo, el derecho privado, el mismo bicón” de la relación entre la norma-valor y la
Kelsen debe reconocer este hecho, sin velos de práctica histórico-natural, sin la cual no puede
ninguna especie: explicarse aquella. Vimos, también, cómo esta
práctica es introducida subrepticiamente, tal
Por la función que desempeña el derecho deno- como ella aparece. Nada mejor, pues, que re-
minado privado en un orden jurídico, él no es
conocer que toda ciencia del derecho debe ser
otra cosa que la forma jurídica particular dada a
también, y simultáneamente, una ciencia (y no
la producción y al reparto de las riquezas en una
economía capitalista; por lo tanto, esa función es una pura ideología subrepticia) de las relacio-
eminentemente política (Kelsen, 1963: 185).5 nes sociales y, en particular, de las relaciones
sociales materiales, históricamente determina-
das. Este camino es el único que puede permi-
4 Esto se ve con toda claridad cuando este autor ana- tir “funcionalizar” teóricamente las relaciones
liza el pasaje de una norma fundamental a otra, por me-
jurídicas entre los individuos, respecto de una
dio de una revolución a escala nacional (Kelsen, 1963:
140-140). relación social objetiva y determinada no “ge-
neral”. Pero este es justamente el tema que de-
5 Vale la pena citar aquí la crítica del jurista italiano
Giorgio Maggiore: “La tan ensalzada antipoliticidad del sarrollaremos en el último párrafo de nuestro
kelsenismo es nada menos que una simulación. Detrás trabajo.
del formalismo, del normativismo, del jurismo de la es- Antes, parece oportuno pasar rápidamen-
cuela de Viena, está la sombra del viejo Estado de Dere- te revista a los distintos esfuerzos hechos por
cho de Kant, de Humbolt, de Mohl, con sus presupues-
los juristas y sociólogos en la perspectiva de
tos iusnaturalistas e individualistas” (citado Cerroni,
1965: 144). rescatar esa otra cara del derecho, su aspecto
764 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

“naturalístico”, su determinación social y eco- nuevas relaciones socio-económicas, con la


nómica. Al ver las limitaciones de la llamada concomitante intromisión creciente del Estado
corriente del “derecho sociológico” —limita- en el contractualismo privado, la irrupción de
ciones en las que incurre por optar también por los acuerdos y contratos colectivos de trabajo,
uno de los polos (en este caso el polo de ser, así como el impacto de las grandes revolucio-
del hecho), y por hacer un tratamiento de los nes modernas (burguesa y proletaria), sobre
fenómenos sociales aún deudor de las llama- las relaciones pueblo-soberano.
das teorías idealistas de la sociedad—, estare- A pesar de las indiscutibles diferencias entre
mos analizando los peligros (ya anotados en la muchos de estos autores es, sin duda, legítimo
introducción) que acechan a una formulación considerarlos como integrantes de una gran
de la relativización del Derecho, tan general y corriente que trata de fundar el Derecho en las
abstracta, como la que se hizo, en general, en la manifestaciones del “ser” social (y no del “deber
discusión del nuevo plan. ser”), haciendo hincapié en los aspectos natura-
lísticos, y articulando el Derecho con las mani-
III festaciones de la vida social, como algo “exter-
La crítica “naturalista y sociológica” al dog- no” y, de alguna, manera preexistente a aquel.
matismo metafísico del Derecho o al positivis- Pero los puntos de partida de esta “relativi-
mo normativista puro, tiene una larga tradición zación” son bastante diferentes. En Ihering, por
en el pensamiento jurídico moderno. Desde ejemplo, nos encontramos con el viejo postula-
el positivismo organicista de un Compte o un do positivista de la prioridad absoluta de la “ob-
Spencer (hoy, totalmente dejados de lado por servación de la realidad”, pero que reduce esta
los juristas y los sociólogos), se desarrollaron realidad a su forma más material e instintiva,
sistemáticas críticas, tanto en Europa como en al interés, al instinto de conservación. Y cuan-
los Estados Unidos, que llegaron a desarrollar do recurre a la compensación de los intereses
verdaderas escuelas, como las llamadas “juris- sociales, los piensa como algo cargado inespe-
prudencia sociológica” y “socialismo jurídico”. radamente de valor, como un deber de conser-
Todo este proceso es, ciertamente, fruto del vación. Aquí, al revés que en la tradición kan-
deterioro de la dogmática jurídica tradicional, tiana, se pretende resolver la antinomia interna
ante el avance de la sociedad moderna y sus del Derecho (valor-naturaleza) optando por la
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 765

naturalidad; sin embargo, esta aparece valori- observancia que cada uno debe tener de las
zada tal cual es, una vez más. En efecto, la pre- normas que existen en un momento dado:
tendida relativización se transforma en Ihering
(como en casi todos los teóricos de la escuela […] ninguno tiene en el mundo social otro poder
que el de cumplir con el deber que la regla social
sociológica), en una justificación del individua-
le impone, o, si se prefiere, que le impone la situa-
lismo, basado en la propiedad privada de tipo ción que observa en el sistema de interdependen-
capitalista.6 De paso, esta sociedad es tomada cia que une a los miembros de un mismo grupo
como sinónimo de la sociedad en general; ope- social (Duguit, 1922: 40).
ración repetida, posteriormente, por Duguit,
otro de los exponentes de esta corriente. Él La sociología se disuelve en sicología y el
también se basa en un nominalismo individua- positivismo, en metafísica sobre los fundamen-
lista (en este caso, con acentos “anarquistas” tos morales de una idea de sociedad abstracta,
de la tradición de Proudhon), y, a pesar de su pero implícitamente “copiada” de la sociedad
esfuerzo por rescatar el carácter social del De- burguesa moderna.
recho, termina en una idea psicologista de so- En su caso, luego de tomar como un dato la
ciedad7 y funda el Derecho en una “regla social división del trabajo moderno, introduce la uto-
de Derecho”. Esta regla deriva de la necesaria pía de una “sociedad perfecta como un amplio
taller cooperativo”. Al mismo tiempo, niega,
como corolario, el carácter básicamente esta-
6 “[...] en mi propiedad ellos [los ladrones] niegan a la tal del derecho moderno (con la consiguiente
vez la idea [...] de la misma y única condición esencial
dominación de clase en ese estado), y lo bau-
de mi persona [...] la propiedad, en el fondo, no es sino
la exteriorización, la proyección en las cosas, de mi tiza como un Derecho “inorganizado y espon-
propia persona” (Von Ihering, 1890: 66-67). “[...] desde táneo” (como tendencia), a la par que “realista,
el punto de vista jurídico, toda revolución es simple- socialista y objetivista”. En definitiva, como
mente e incondicionalmente condenable” (Von Ihering muy bien dice Cerroni, su pretendida relativi-
citado en Stucka, 1969: 121).
zación del Derecho,
7 “El Derecho es, en una palabra, ante todo una crea-
ción psicológica de la sociedad, determinada por sus “la negación de los metafísicos derechos natura-
necesidades materiales, intelectuales y morales” (Léon les del individuo” se resuelve no ya en un análisis
Duguit citado en Gurvitch, 1945: 139).
766 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

positivo de su génesis histórico-social, sino en la eficacia. ¿Y de dónde surge esa eficacia “funda-
absorción de valores individualistas pre-sociales, dora” de la normatividad espontánea e institu-
en la noción de Derecho-deber o de Derecho-fun- cional? Pues ni más ni menos que del hecho de
ción en el que el dualismo hombre-ciudadano pa- que la institución “materializa ideas y valores
rece resolverse aparentemente con la absorción
en hechos, particularmente las ideas de justi-
de la sociedad individualista en el Estado jurídico
cia y paz social”.8 No hay en Hauriou el menor
[...] que es su articulación y culminación. La so-
cialidad de la que se quería partir para renovar el atisbo de una explicación propiamente científi-
órgano de la ciencia jurídica, expira así en los bra- ca de las leyes de ese “fluir espontáneo” de las
zos del antiguo Moloch estatal (Cerroni, 1965: 55). instituciones y, por lo tanto, tampoco del Dere-
cho que de ellas emana, y en ellas se expresa.
No es, por cierto, el relativismo sociológico Caemos en el relativismo como sinónimo de
de Hauriou —otro importante exponente de subjetivismo, espontaneísmo e “idealismo ob-
esta corriente—, el que pueda resolver estas jetivo, en cuanto encierra una aproximación
contradicciones. Su relativismo se basa en la al idealismo platónico”, como afirma el propio
recuperación de los diversos planos de profun- Hauriou (citado en Gurvitch, 1945: 151; énfa-
didad de la realidad del Derecho y, a través de sis propio). Hay un gran parentesco entre este
ellos, en el rescate de los “procesos fluidos de espontaneísmo institucional y los trabajos del
la espontaneidad social”, de la “duración crea- profesor austríaco Eugenio Ehrlich. En ambos
dora” de Bergson, del Derecho espontáneo casos, se une una severa y, en general, correcta
expresado por excelencia en las instituciones; crítica al dogmatismo formalista de los juristas,
esa “emanación siempre renovada del Dere- con la confusión entre norma jurídica y cual-
cho espontáneo”, como dice el autor (Hauriou quier tipo de norma social. Así, se desdibuja el
citado en Gurvitch, 1945: 151). La institución- papel fundamental del Estado en la constitu-
grupo, o institución-cosa, es para él la vida real ción del Derecho moderno, y, por ende, queda
y fundamento de todo Derecho, en la medida sin objeto una ciencia específica del “Derecho”,
en que ella expresa una autoridad que no está cualquiera ella sea.
personificada ni formulada y que, por eso mis-
mo, sería la “más objetiva de todas las reglas”,
al tiempo que una garantía “espontánea” de su 8 Los subrayados son nuestros.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 767

La obra de Georges Gurvitch desarrolla y […] la sociología no puede estudiar el Derecho,


ahonda este esfuerzo por rescatar los elemen- la ciencia del Derecho no puede tener en cuenta
tos sociales y dinámicos del Derecho, y funcio- la realidad social […] sólo la lógica formal puede
nalizar la normatividad a los tipos sociales en ser usada. No es difícil ver que en esta tendencia
la norma fundamental reemplaza la entidad me-
los que ella se desarrolla:
tafísica del Estado separada de la realidad social
Si el jurista no tiene en cuenta el Derecho vivo, el (Gurvitch, 1945: 7).
Derecho espontáneo en acción, el Derecho flexi-
ble y dinámico (que fluye constantemente y que Es una reacción contra del dogmatismo y
evidentemente no puede separarse de la realidad el formalismo, al tiempo que una pretensión
del Derecho), la conducta, las prácticas, las institu- de superar la dualidad Derecho, que opta por
ciones, las creencias relacionadas con el Derecho, uno de sus extremos: el naturalista. De ahí, su
corre peligro de construir un edificio enteramen- reclamo insistente por estudiar el derecho en
te separado del Derecho realmente válido, del función de los “tipos sociológicos”, sea de gru-
Derecho realmente eficaz en el medio social dado pos o de sociedades globales. La vía está abier-
(Gurvitch, 1945: 9). ta hacia una relativización del Derecho. Sin
embargo, el carácter profundamente idealista
Gurvitch distingue con claridad la diferencia
de la sociología “gurvitchiana” lo impulsa hacia
entre “los procedimientos técnicos de sistema-
un callejón sin salida donde, a pesar de los pro-
tización jurídica” y la vida real del Derecho.
pósitos iniciales, vuelve a recurrir a la filosofía
Recoge aquí toda la tradición americana de la
y a los “valores morales”, como único criterio
“jurisprudencia sociológica”9 y, con ella, la se-
para fundar la definición y el análisis del De-
paración entre jurisprudencia en cuanto “inge-
recho. La sociología del derecho no basta: es
niería social”, en cuanto técnica más o menos
necesario desarrollar una sociología realmente
adaptada a la realidad, y la ciencia del Derecho.
capaz de aplicar a la sociedad la metodología
También desarrolla una crítica clara contra
científica, y reconstruir así los procesos cau-
el normativismo y su oposición irreductible en-
sales que explican su constitución específica,
tre ser y deber ser; normativismo según el cual:
históricamente determinada, tanto al nivel
ideológico-normativo, como de las relaciones
9 Ver Gurvitch (1945: 169-1986; 1963: 187-188). sociales “materiales”.
768 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

En efecto, para Gurvitch, si bien construye La sociedad y las relaciones sociales pier-
tipos de sociedad, estos no son definidos sino den, pues, el carácter de un verdadero hetero-
como un agregado de valores, sin leyes espe- géneo respecto de las normas jurídicas y los
cíficas que rijan su funcionamiento y, mucho valores, pues ellas mismas son funcionales en
menos, su cambio. Nos encontramos con una cuanto a los valores que deberían fundar. Nue-
sociología del “espíritu humano o espíritu noé- vo círculo vicioso, confirmado cuando el pro-
tico”, con todas las limitaciones de los cultores pio Gurvitch llama a la filosofía en auxilio de su
de las ciencias del espíritu, como radicalmen- tipología sociológica:
te diferentes de las ciencias de la naturaleza.
Los tipos sociales así construidos, y respecto […] es la filosofía la que enseña a la sociología
como distinguir los símbolos del contenido espiri-
de los cuales se quiere relativizar el Derecho,
tual que simbolizan. Además, sólo la filosofía pue-
son tipos que no solo no explican el surgimien- de dar a la sociología los criterios de especifica-
to de los valores que se quería relativizar, sino ción para oponer valores a ideas lógicas, así como
que ellos mismos son fruto de una opción ar- para diferenciar valores morales, jurídicos, estéti-
bitraria y valorativa, subjetiva, no posible de cos y religiosos. De hecho, es imposible un estu-
conocimiento científico. Encontramos, así, la dio de la realidad social del Derecho [...] sin usar
influencia weberiana y fenomenológica de la un criterio que es suministrado por la reflexión
obra de Gurvitch; influencia que, por otra par- filosófica (Gurvitch, 1945: 54; énfasis propio).
te, reivindica:
Se diluyen, entonces, tanto la historicidad
Nuestro análisis está inspirado en el método de de la sociedad, como la funcionalidad de las
la investigación de Bergson o de la reducción fe- normas jurídicas en relación con ella. Y esto
nomenológica de Husserl […] La pretensión de la es inevitable, mientras los tipos sociales que
sociología del espíritu humano o del espíritu noé- se construyen no supongan una base real para
tico […] demanda la aplicación del método inter- estos; una base de “tipos materiales de vela-
pretativo, (Versthen), comprender. Esto conduce
ciones sociales objetivas, estructurados como
al hecho de que el método sociológico esencial es
organismos dotados de sus propias y específi-
el de la investigación de los tipos culturales (We-
ber) que excluye la generalización cuantitativa de cas leyes verificables” (Gurvitch, 1945: 58). No
las ciencias naturales (Gurvitch, 1945: 45 y 52). hay, por lo tanto, verdadera relativización del
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 769

Derecho, ni verdadera independencia de los va- la norma, sino, al mismo tiempo, explorar su
lores, pues ya vimos que estos son reintroduci- correlación “externa” con la sociedad, pero no
dos acríticamente, de una u otra manera, en las con una idea de sociedad genérica (que no exis-
diversas alternativas examinadas hasta ahora. te), sino con una sociedad determinada, en este
Con estos breves comentarios, esperamos caso, con la sociedad moderna capitalista, que
haber mostrado la necesidad de profundizar en es la única en la cual realmente encontramos
las consecuencias de la llamada relativización el Derecho, en sentido estricto y plenamente
del Derecho. Esta sola afirmación no nos garan- desarrollado.10
tiza la posibilidad de una superación científica
del juridicismo —en sus diversas vertientes—, IV
y puede esconder nuevas formas de idealismo Digamos con claridad que sería interpretar
en cualquiera de sus manifestaciones, incluso erróneamente lo dicho hasta el momento supo-
en la menos aparente, como lo es el mal lla- ner que basta inscribir la investigación sobre el
mado materialismo; entendiendo a este como Derecho en lo que habitualmente se denomina
un predominio unilateral de lo instintivo, o de tradición marxista, para tener una línea de so-
los intereses “económicos” desligados de la lución clara y sin contradicciones al problema
mediación de la normatividad de toda relación planteado. Dicha postura sería básicamente in-
social humana. Podemos, en consecuencia, fecunda, no propiamente por el supuesto dog-
pasar a desarrollar brevemente los lineamien- matismo que ella parece contener, sino porque
tos básicos de una sociología del Derecho que implicaría desconocer las profundas contro-
sin negar —al contrario— la especificidad del versias que se dieron, y aún hoy se dan, entre
fenómeno jurídico, logre una explicación, que los teóricos marxistas, al analizar la estructura
sea realmente científica, retenga su doble de- de los fenómenos jurídicos y su relación con la
terminación valorativo-material, y nos muestre estructura global de la sociedad. Este hecho es,
las leyes específicas que rigen su “relativiza- en especial, importante por tratarse del análisis
ción”, su funcionalización respecto de modos de ese sector de la realidad tan ambiguamen-
o tipos (no ideales) de sociedades realmente
existentes y explicables. Para ello, es necesa-
10 Ver este doble análisis interno-externo del Derecho
rio analizar no solo la estructura “interna” de en Poulantzsas et ál. (1969: 97-102).
770 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

te llamado por Marx ‘‘superestructura”,11 y que artículo, nos referiremos fundamentalmente a


ha creado un sinnúmero de importantes diver- aquellos autores que estudiaron de manera sis-
gencias en el punto referido al carácter de las temática el tema y que, de cierta manera, repre-
relaciones entre este nivel y la base material o sentan los puntos de vista más relevantes en la
“infraestructura”; divergencias necesariamente discusión marxista.
ligadas con el problema del tipo de “realidad” Importa señalar que las dos grandes ver-
que ese nivel configura en el análisis marxista tientes del análisis marxista del Derecho están
de la sociedad. No es este el momento de tra- directamente vinculadas con esa ambigüedad
tar específicamente esta problemática; pero es intrínseca del fenómeno jurídico, que ya vi-
imprescindible referirse a ella, por lo menos mos, atraviesa todas las teorías de los autores
tangencialmente, al discutir los distintos en- no marxistas. La tensión entre ser y deber ser,
foques “marxistas” sobre el problema del De- entre determinación material y normatividad
recho. Para ello, se choca necesariamente con cargada de valor, que aparecía reducida en un
el carácter limitado y muy disperso de los tra- monismo, ora puramente normativo, ora pura-
bajos del propio Marx sobre el tema. Esta afir- mente social-material, en la obra de Marx apa-
mación es cierta, por lo menos si comparamos rece rescatada en un “monismo” de tipo nuevo,
estos trabajos con la profundidad, extensión en el que se pretende no eliminar ninguno de
y precisión científica de los trabajos de Marx los dos polos, acentuando el carácter “real” y
—y demás marxistas—, sobre la base material mutuamente determinado de ambos niveles.
del modo de producción capitalista. Se cuenta, Determinación mutua que le aparece a Marx
de todos modos, con investigaciones de impor- como imprescindible, para fundar la sociología
tancia. Varias de ellas han sido divulgadas en científica; no la sociología de la “sociedad en
los últimos años, en nuestro medio, gracias a general”, sino la sociología de la sociedad “his-
su traducción al castellano.12 En el presente tóricamente determinada”. Pero determinación
“histórica” no en el sentido cronológico, sino
de una totalidad de heterogéneos reales “siem-
11 O “sobreconstrucción”, “sobreestructura”, según
los autores u otras traducciones que se manejen. pre ya dados”, para usar la expresión acuñada
por Althusser. De ahí, la hipótesis clásica de
12 Entre otras, cabe señalar a Stucka (1969); Cerroni
(1965) y Poulantzas (1969). la imposibilidad de una verdadera explicación
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 771

de la ideología, el Derecho y la política, que no Solo a partir de esa afirmación, se puede ha-
sea, al mismo tiempo, una explicación de la blar luego de un real-material que determina
base material, a través de la economía política. “en última instancia” a un real-ideal; que, por
Es esta operación teórico-metodológica la que serlo, tiene capacidad de “eficacia” histórica
permite rescatar a la sociedad también como específica, en el caso del Derecho estatizado
relación social determinada por la naturaleza, moderno, a través de su contenido axiológico
como tipo histórico-natural y no solo como y normativo.
pura idea o pura naturalidad. De ahí que, luego de operar la separación del
Como consecuencia inmediata de ese punto Derecho de la filosofía, Marx postula que toda
de partida, aparece la postulación de la posi- explicación de las relaciones jurídicas debe
bilidad de extender al estudio de la sociedad ser, al mismo tiempo, una explicación de las re-
la metodología hipotético-experimental propia laciones materiales determinadas y una expli-
de las ciencias naturales, y, por lo tanto, la bús- cación de los valores históricos concretos que
queda de determinaciones y leyes —propias a se expresan específicamente en un determina-
la sociedad humano-natural, pero leyes— ca- do sistema normativo, que regula aquellas re-
paces de ser puestas a prueba empíricamente, laciones materiales (y no otras). En esa doble
y no solo en su coherencia formal interna (Re- operación, se rescata la duplicidad del Derecho
cordar los postulados inversos de un Kelsen y moderno en cuanto normación ordenadora, y
un Gurvitch, entre otros). en tanto normación ordenada, simultáneamen-
Todos los aspectos de la superestructura—y te; y se funda la crítica a la autonomía de la
no solamente los jurídicos— son, en Marx, fun- ciencia jurídica, como separada de las ciencias
cionalizados a una relación social-material. sociales, considerando estéril “la crítica del
Pero esta relación social-material, las relacio- Derecho desde el punto de vista del Derecho”,
nes de producción, no son, a su vez, analizables según la clásica expresión de Marx.
sin su determinación “histórica”, que le es dada Es, a partir de estos postulados generales,
justamente por aquella superestructura ideoló- que debe entenderse la tesis fundamental de
gica, jurídica y política. Lo importante aquí es Marx de que el Derecho en su sentido pleno
que ambos polos son mantenidos como real- —que supone la existencia de la norma jurí-
mente “heterogéneos” y plenamente “reales”. dica igual para todos y no solo la categoría de
772 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

sujeto jurídico— está referido a, y solo existe por el obrero asalariado. Este hecho es la base
en una sociedad como la capitalista, en la cual del sometimiento social (del individuo libre),
los individuos se han liberado de las diversas porque es un cambio no equivalente, a través
ataduras naturales y se han constituido en “li- de la apropiación de plusvalía. Las formas de la
bres”, en su propia actividad de productores.13 igualdad jurídica moderna del proceso de inter-
Pero ese productor del modo de producción cambio recubren una real desigualdad entre las
capitalista es libre en cuanto a la persona partes: capitalista y asalariado.
(no vinculado coercitivamente de hombre a Lo central de la hipótesis de Marx es, pues:
hombre, como el esclavo o el ciervo), aunque
está socialmente sometido. En efecto, para el descubrimiento (de la) funcionalidad de la
igualación jurídico-política de los individuos
que exista el cambio generalizado y centrado
(y de su independencia y libertad) respecto a
en la mediación exclusiva de las voluntades aquélla conexión social objetiva que hace posi-
individuales independientes (condición de ble una universal mediación de la producción a
existencia de la norma-derecho moderna), es través de las voluntades libres de los individuos
necesaria no solamente la existencia de una (que se deciden al cambio autónomamente), y
sociedad mercantil, donde se produce aún fue- respecto a otra igualmente universal conexión
ra del cambio, sino la introducción del cambio (y coerción) social (objetiva) en virtud de la cual
en el proceso mismo de la producción. Y justa- este “libre” despliegue de voluntad es posible
mente Marx mostró, de manera extensa, cómo porque sirve como medio a una específica forma
ese hecho aparece con la forma capitalista de de producción y apropiación, esto es, porque la
producción, con la aparición de un “objeto” forma contractual propia del cambio es funcio-
nal a la apropiación privada moderna (Cerroni,
de cambio, que es él mismo un sujeto y agente
1965: 81).
de la producción: la fuerza de trabajo, vendida
Mostrada esta adecuación mutua entre el
Derecho moderno y una forma específica de
13 Marx usa la expresión en un doble sentido: “libres” producción, y por lo tanto, de intercambio
de ataduras personales respecto de otros hombres, y
“libres” de los medios de producción, al separarse, los —la forma capitalista—, se puede compren-
proletarios, definitivamente de la propiedad su pose- der el sentido de esa otra hipótesis básica en el
sión.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 773

planteo marxista: el Derecho moderno y el Ya indicamos anteriormente que, sin embar-


Estado que lo respalda cumplen la función go, en la propia tradición marxista se dio un
objetiva de garantizar las condiciones de re- proceso de reduccionismo del Derecho hacia
producción constantes de las relaciones de su polo normativo, o hacia las puras relacio-
producción de tipo capitalista. Y como esas re- nes sociales-materiales. Esas tendencias par-
laciones de producción son, a su vez, la base de ten de la consideración del Derecho moderno
las clases sociales y su relación asimétrica de como expresando la estructura de dominación
dominación explotación, el Derecho moderno de clase y correspondiente articulación con el
expresa, también, y es garantía de esa domi- poder estatal. Pero interpretan esa función ob-
nación de clase propia al modo de producción jetiva del Derecho reduciéndolo, en un caso, a
capitalista: la denominación burguesa. un puro sistema de normas manifestación de la
El “Estado de Derecho” aparece, enton- voluntad de clase dominante; en el otro, a un
ces, como la forma más acabada de consoli- puro sistema de relaciones sociales (en parti-
dación —al nivel de superestructura que nos cular, de producción) que se reflejan directa-
ocupa— de las condiciones de reproducción mente en el Derecho.
de la sociedad capitalista. De ahí, las críticas En el primer caso, autores como Vishinsky
al juridicismo y a la mentalidad jurídica, como se basan en un análisis aún “dualista” de la
expresiones propias de la ideología dominante: realidad social y separan, oponiendo, infraes-
el Derecho ha sustituido a la religión, en cuan- tructura de superestructura, realidad y valor;
to a encubrir la desigualdad de la sociedad de así, solo les queda la alternativa de reducir lo
clases. De ahí, la sorpresa de la mentalidad ju- normativo a mera voluntad (aunque sea de cla-
rídica ante el desarrollo paralelo del Estado de se). Se pierde, de esa manera, la especificidad
Derecho y la lucha de clases; sorpresa tan bien de las relaciones concretas, estructuradas, pro-
expresada en la frase, a menudo citada, del ju- pias de un modo de producción, entre la prác-
rista francés Georges Ripert: “Es curioso que la tica social y la estructura jurídica que le es pro-
idea de que la lucha de clases haya surgido jus- pia, a la cual determina y sin la cual no puede
to en la época en que el Derecho ya no admite ni siquiera existir.
la distinción entre las clases sociales” (citado En el segundo caso, autores como Stucka y
en Cerroni, 1965: 87). Pashukanis, criticando el puro normativismo
774 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

(aunque sea marxista), reducen el Derecho que esto no significa eludir las consecuencias e
a las relaciones sociales que regulan y hacen implicaciones necesariamente políticas de un
sumamente difícil distinguirlo de la economía. tema de esta naturaleza. Se trata simplemente
Confunden relación jurídica con relación eco- de un problema de nivel y ámbito de las discu-
nómica, y pierden el carácter específico de las siones.
normas jurídicas modernas, así como su auto- Para concluir, creemos oportuno señalar
nomía relativa y eficacia propia. Esta postura la profunda orfandad de nuestra Facultad en
implica, como es fácil percibirlo, una reduc- materia de estudios sistemáticos de Sociología
ción de la superestructura a lo ideal (en tanto del Derecho, y la necesidad de que la puesta
menos real que la base). Paradójicamente, esta en marcha del nuevo plan permita tomar con-
postura surgió, como algunos autores lo han ciencia de este hecho, y lleve a la creación de
señalado, en un intento por rescatar la realidad oportunidades orgánicas de especialización
de la base material del mundo ideal-metafísico docente en la materia. Esa es la única garantía
al que estaba reducida, por el neokantismo en de que el camino emprendido permita recoger
el primer tercio de este siglo. frutos de adecuado nivel científico, en un plazo
Hemos recorrido, en una revisión necesaria- razonable. Lo contrario nos llevaría casi inde-
mente comprimida, los distintos caminos de fectiblemente a un desarrollo del “discurso”
“relativización del Derecho”, que se le ofrecen puramente ideológico, sobre temas que, no por
tanto al jurista como al sociólogo. Esperamos superestructurales, escapan a las leyes riguro-
haber mostrado la importancia de no confor- sas del conocimiento científico y su metodolo-
marnos con los postulados generales que mo- gía.
vieron a la reforma del plan de estudios, por
su carácter demasiado genérico, que no llega Apéndice
a penetrar en las contradicciones implícitas en Selección de textos extraídos de los infor-
el propio planteo. Repetimos, al terminar, que mes e intervenciones de la delegación estudian-
nuestra intención no es otra que continuar el til (CED) en la discusión del plan de estudios.
debate, profundizarlo, y plantearlo en un te-
rreno que permita su tratamiento sistemático El Derecho ha de ser considerado en su reali-
dad de producto histórico, producto normativo,
y lo más científico posible. Debe quedar claro
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 775

obligatorio ordenador del sistema social. El De- [El Ciclo Básico aportará] elementos para intro-
recho es resultado de elementos que existen en ducirse en los estudios jurídicos con una ajustada
la estructura social y ha de ser, en consecuencia, visión de la disciplina, que verá al Derecho en su
estudiado en relación con esos elementos, con el realidad de producto socio-histórico descartando
sistema que ordena y en relación con la vida eco- toda concepción dogmática de él (1970: 11).
nómica, social y política respectiva [...]
Se trata, en fin, de una efectiva “desdogmatiza- Debe señalarse que el Derecho, la ciencia jurídica,
ción” del Derecho y de su inmersión en la historia como todo deber científico, es siempre producto
(1970: 3-4). de cada situación histórica concreta. El Derecho
traduce, con la impronta de la imperatividad, que
En cuanto al objeto de estudio, el Derecho, he- le es esencial, la lucha y decisiones de las fuerzas
mos dicho “se nos enseña una determinada ideo- que se mueven en el plano de lo económico, lo
logía —implícita o explícitamente— acerca de lo político, lo social. [...]
que es y para qué sirve el Derecho, que nos oculta No se podrá seguir enseñando que el Derecho en-
y desfigura su real función a nivel social”. causa o puede, por sí, encausar la vida de la socie-
Conocemos un Derecho abstracto, basado en dad, ni que el acontecer político y social puede ser
principios inmutables eternos, dogmáticos, des- juzgado, desde el terreno de la normatividad jurí-
vinculado —por falso aislamiento-— de la diná- dica: se verá el Derecho como producto del cam-
mica social de la cual depende y procede. bio social, como manifestación de éste (1970: 21).
Se nos encierra en el estudio de una dinámica
‘interna’ del orden jurídico en sí mismo conside- Pensamos que el estudio de la Sociología, de la
rado. Carecemos de la experiencia de plantear- Ciencia política que en definitiva no es otra cosa
nos y de poner en práctica un método científico que el estudio de la génesis de la norma jurídica,
valorativo para el estudio del Derecho que nos de la génesis de la norma jurídica, más allá de lo
permita analizarlo, confrontarlo y criticarlo en formal [...]
correlación con la estructura socio-económica y Pienso que entre lo que algún docente decía y lo
política a la que corresponde. que nosotros proponemos [...] hay una diferencia
Se nos lleva así a una sobrevaloración engañosa en torno al papel, al sentido del Derecho [...] En el
del Derecho que pretende elevarse más allá de la fondo se está planteando la opción, permítaseme
dominación, conflictos y compromisos entre los llamarla ideológica sustancial que este plan de
grupos sociales - sus auténticas fuentes (1970: 7-8). estudios plantea o que esta propuesta comporta
(FDCS, UDELAR, 1970b: 11).
776 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

[...] logrando un universitario más crítico frente al se cumpla efectivamente y no sea una letra muer-
Derecho y a la sociedad, que tenga los elementos ta constantemente violada (FDCS, UDELAR,
necesarios para una correcta ubicación del Dere- 1970d: 14).
cho relativizándolo [...]
El Derecho deberá estudiarse en su correcta ubi- Nosotros creemos que el Derecho es una super-
cación, o sea como resultado de la estructura estructura [...] es una superestructura y como tal
económica y social y su aplicación real, lo que está condicionada y es un producto del status so-
permitiría desdogmatizarlo y superar su abstrac- cial, esencialmente económico, que hace produ-
ción (FDCS, UDELAR, 1970c: 16). cir las normas en interés de determinadas clases,
normalmente la clase gobernante, y que produce
Nosotros no creemos que el problema se resuelva sus normas para poder así legitimar el control
aspirando a que ese Derecho se cumpla efectiva- que tiene sobre la sociedad [...]
mente, sino que lo que queremos es que haya otro
Derecho porque queremos otra sociedad (FDCS, Cuando el estudiante entra al curso de Derecho
UDELAR, 1970c: 18). Civil l y estudia el concepto de propiedad, cuando
se dice que las propiedades del derecho de usar y
[...] denunciamos [...] una falsa visión del Dere- gozar de una cosa arbitrariamente [...] se le expli-
cho que se da en esta Facultad, que se sigue en- que qué quiere decir que una persona puede gozar
señando un Derecho más que pisoteado y violado arbitrariamente de una cosa que es de su propie-
por los propios hechos que se están viviendo en dad y por qué las tres cuartas partes del mundo se
el país [...] Se nos enseña un Derecho presunto muere de hambre y por qué la tierra en este país
instrumento de la libertad, una libertad descono- está en manos de quinientas familias que pueden
cida por las cárceles y por las torturas; un Dere- usar y gozar arbitrariamente de sus estancias y
cho presunto instrumento de la justicia, que sólo de todos sus bienes, mientras el resto del país
beneficia a los infidentes y a los feligreses de la está cada vez en condiciones peores [...] que se
dictadura, y una concepción del Derecho, en de- le explique [al estudiante] por qué esta definición
finitiva, que trata de encubrir entre otras cosas el de propiedad, que es una definición de propiedad
hecho mismo de la dictadura [...] (FDCS, UDE- pero no la única, porque hay más definiciones de
LAR, 1970d: 12) propiedad (FDCS, UDELAR, 1970e: 9-10).

Creemos que nadie duda que nuestra lucha se di-


rija a que este Derecho (el vigente en el Uruguay)
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 777

Bibliografía — 1970c “Reunión de discusión del


Boletín CED 1969 (Montevideo) N.° 14. nuevo Plan de Estudios realizadas por
CED (Centro de Estudiantes de Derecho) el Consejo de la Facultad, en forma
1970 “Bases para una reforma del Plan de ampliada y con participación del
Estudios la Facultad de Derecho y Ciencias conjunto de docentes y estudiantes”,
Sociales”, Proyecto de la Delegación Acta 46, Montevideo.
Estudiantil de Derecho, Facultad de — 1970d “Reunión de discusión del
Derecho y Ciencias Sociales, Universidad nuevo Plan de Estudios realizadas por
de la República, Montevideo, Repartido de el Consejo de la Facultad, en forma
la Facultad N.º 389. ampliada y con participación del
Cerroni, U. 1965 Marx y el Derecho moderno conjunto de docentes y estudiantes”,
(Buenos Aires: Jorge Álvarez). Acta 49, Montevideo.
Duguit, L. 1922 Sur le Droit social, le Droit —1970e “Reunión de discusión del
individuel et les transformations de l´état nuevo Plan de Estudios realizadas por
(París: Alcan). el Consejo de la Facultad, en forma
FDCS, UDELAR (Facultad de Derecho y ampliada y con participación del
Ciencias Sociales, Universidad de la conjunto de docentes y estudiantes”,
República) 1970a “Reunión de discusión Acta 51, Montevideo.
del nuevo Plan de Estudios realizadas — 1970f “Reunión de discusión del
por el Consejo de la Facultad, en forma nuevo Plan de Estudios realizadas por
ampliada y con participación del conjunto el Consejo de la Facultad, en forma
de docentes y estudiantes”, Acta 42, ampliada y con participación del
Montevideo. conjunto de docentes y estudiantes”,
— 1970b “Reunión de discusión del nuevo Acta 52, Montevideo.
Plan de Estudios realizadas por el Consejo Gurvitch, G. 1945 Sociología del Derecho
de la Facultad, en forma ampliada y con (Rosario: Rosario).
participación del conjunto de docentes y Kelsen, H. 1963 Teoría pura del Derecho
estudiantes”, Acta 45, Montevideo. (Buenos Aires: Eudeba).
778 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Opertti, D. 1970 “Proyecto de Plan de Poulantzas, N. et ál. 1969 Marx, el Derecho y


Estudios. Incorporación imprescindible de el Estado (Barcelona: Oikos-Tau).
una asignatura jurídica al llamado ‘Ciclo Stucka, P. I. 1969 La función revolucionaria
Básico’”, Informe del Dr. Didier Opertti, del Derecho (Barcelona: Península).
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Von Ihering, R. 1890 La lutte pour le Droit
Universidad de la República, Montevideo, (París: Librairie Marescq).
Repartido de la Facultad N.º 469.
Poulantzas, N. 1969 Hegemonía y dominación
en el Estado moderno (Córdoba: Pasado y
Presente).
Gerónimo de Sierra, Manuel Antonio Garretón, Miguel Murmis,
Helgio Trindade

Las ciencias sociales en América Latina


en perspectiva comparada*

Contexto sociopolítico siempre— un vínculo fuerte y significativo con


del desarrollo de las Ciencias el contexto propiamente sociopolítico macro
Sociales de cada país y también de la región.

D el análisis comparado de las Ciencias


Sociales modernas en los cinco países
analizados (Argentina, Brasil, Chile, México
Esa constatación —convergente con los
análisis sociológicos e históricos del naci-
miento y desarrollo de las Ciencias Sociales
y Uruguay), surge con bastante nitidez el he- en occidente—, no excluye comprobar, al
cho de que, en forma similar a lo sucedido mismo tiempo, que dicha relación no ha te-
en otras regiones del mundo —incluyendo nido efectos uniformes sobre la actividad de
Europa—, también en América Latina las Cien- las Ciencias Sociales. Por el contrario, pue-
cias Sociales han tenido, en su proceso de con- den constatarse impactos de signo diverso,
solidación institucional, y en el énfasis de las y hasta totalmente opuestos, según el país
diversas temáticas y contenidos abordados, y el período de que se trate. Deben, pues,
una relación significativa con el contexto so- eludirse las miradas simplistas que muchas
ciopolítico de cada país, pero también con el veces han predominado sobre el tema de la
conjunto de la región y el mundo, aunque bajo politización de las ciencias sociales latinoa-
formatos bien diferentes entre sí. Más aún, mericanas.
puede decirse que su desarrollo tuvo —casi

* Publicado en Trindade, H. (org.) 2007 Las ciencias


sociales en América Latina. Perspectiva comparada
(México DF: Siglo XXI).
780 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Formatos diferentes de la rela- socialista— y del despliegue de la influencia de


ción entre la consolidación cientí- Gino Germani, en la sociología.
fica de las Ciencias Sociales y los Por su parte, en el caso de México, encon-
contextos sociopolíticos macro tramos un formato claramente diferente de los
dos anteriores. Desde la época del gobierno de
Etapa fundacional Cárdenas —y bajo diversas formas—, se fue
En Chile, Uruguay y Brasil, las ciencias so- configurando un sistema político con alta dosis
ciales se fueron desarrollando en un contexto de verticalismo y contexto autoritario; en reali-
básicamente democrático, sin perjuicio de las dad, un régimen de cuasi partido único. Un Es-
crecientes tensiones sociales y políticas produci- tado fuerte y una sociedad con poca moviliza-
das por la crisis en aumento del modelo de creci- ción y desarrollo de ciudadanía efectiva; pero
miento, por lo general, denominado de “sustitu- en la cual el gobierno apoyó sistemáticamente
ción de importaciones” y el consecuente contex- con fondos públicos al desarrollo de las cien-
to de creciente movilización social. Disputa de cias sociales; primero, la antropología y luego
proyectos de desarrollo que marcaron, sin duda, la sociología y demás ciencias sociales.
los caminos de las ciencias sociales, pero en un Mirando a los tres países más grandes, reco-
marco de importantes libertades políticas. nocemos pues que, durante la etapa fundacio-
En cambio, en el caso de Argentina, nos en- nal, el desarrollo de las ciencias sociales se fue
contramos con la paradoja de que el impulso haciendo efectivo y llegó a niveles destacados,
crucial de afirmación de las ciencias sociales bajo formatos políticos netamente distintos.
se dio en un contexto no solo de agotamiento En todos, la interacción con el marco político
del modelo de “sustitución de importaciones”, fue significativa, pero la diversidad de caminos
sino en el marco dictatorial de la llamada Revo- de influencia e interacción con las ciencias so-
lución Libertadora, que desplazó a Juan Perón ciales no permite formular simplificaciones.
del gobierno. Lo particular fue que la dictadura
pactó una cierta neutralidad con los científicos, Segunda etapa: dictaduras militares
y dio una muy importante autonomía a la Uni- (salvo México)
versidad de Buenos Aires. Fue la época del rec- También en este período o etapa, encontra-
torado de José Luis Romero —un historiador mos formatos diversos, según los países.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 781

En los casos de Chile, Uruguay y Argentina, estrategia de desarrollismo conservador— una


la política de los gobiernos militares fue dura- política de claro apoyo al crecimiento de las
mente represiva respecto de los núcleos e insti- ciencias sociales, en las múltiples universida-
tuciones preexistentes, en materia de ciencias des federales. En especial, mediante el impulso
sociales; pero eso abrió espacio para el desarro- al nivel de posgraduaciones y su creciente fi-
llo —o consolidación, en algunos casos— del nanciación, permitió que se constituyera y con-
formato llamado de centros independientes, solidara una de las más calificadas academias
que fue básicamente exitoso, como modo de de ciencias sociales de América Latina, y que
preservación y desarrollo del nivel científico. estas se afirmaran en varias regiones del país,
Se trata de una situación paradójica extrema. lo que contrapesa el tradicional predominio del
Si bien existió un muy importante y sistemático eje São Paulo-Río de Janeiro. Al mismo tiempo,
apoyo financiero externo para la investigación se fundaron algunos centros independientes
en estos centros, lo cierto es que en los tres de significación, pero con menor peso relativo
países, las ciencias sociales y los cientistas so- ante el conjunto, en los casos de Chile, Argen-
ciales lograron preservar —y en muchos casos, tina y Uruguay.
aumentar— su productividad y aportar al co- En la que hemos llamado, en este trabajo, se-
nocimiento científico original de la realidad de gunda etapa posfundacional, el caso de México
sus países. Las restricciones políticas acotaron presenta de nuevo importantes diferencias de
los temas posibles de ser estudiados, pero hay formato. Teniendo, como vimos, un régimen
un amplio consenso que —contrariando lo que político de cuasi partido único y fuerte control
podían ser hipótesis a priori plausibles— con- social, no pasó por la etapa de golpes militares.
sidera un balance global ampliamente positivo. Al contrario, en este período se va produciendo
En el caso de Brasil, se observó una variante un lento avance hacia una mayor democratiza-
de formato dentro de los contextos fuertemente ción y aumento de la movilización ciudadana,
autoritarios. En efecto, la temprana dictadura pero ello coexiste con una cierta crisis en el
brasileña (1964) aplicó, sin duda, restricciones modelo de ciencias sociales vigente. Si bien
a las temáticas abordables, y destituyó a mu- estas se expanden mucho cuantitativamente
chos profesores de las universidades públicas; —sobre todo con la creación de nuevos cen-
pero, al mismo tiempo, fijó —en el marco de su tros universitarios de ciencias sociales en todo
782 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

el país—, se ven afectadas por una creciente ya sea en el contexto universitario como pri-
ideologización y un relativo debilitamiento de vado, o de los centros independientes, aunque
la investigación en sentido estricto. A diferen- sí se mantuvieron, en general, ciertos niveles
cia de los otros países considerados, no se asis- básicos de calidad.
te en este caso al desarrollo de los llamados Cada país presenta variantes, según el as-
centros independientes de ciencias sociales so- pecto que se analice. Si miramos hacia los cen-
bre la base del financiamiento externo al país. tros independientes, se constata, en casi todos,
Cabe señalar la importancia que tuvo, para un fuerte decaimiento de su papel científico, ya
las ciencias sociales en México —en este perío- sea por la emigración de cuadros hacia las uni-
do—, la inmigración masiva de cientistas socia- versidades o los gobiernos, ya sea por su con-
les calificados, que huían de las dictaduras del versión en empresas consultoras, como forma
Cono Sur. Una forma, sin duda, imprevista de de paliar la caída drástica de ingreso de los fon-
impacto positivo de la interferencia política en dos externos que llegaron durante el período
la región. En cierto modo, se repitió el fenóme- de las dictaduras militares.
no de fines de los años treinta, cuando llegaron A su vez, en ciertos países —como Chile y, en
a México muchos intelectuales españoles refu- menor grado, Argentina y Brasil— se produce
giados del franquismo. un fuerte desplazamiento de cientistas sociales
calificados desde la academia hacia los nuevos
Tercera etapa: normalización equipos gubernamentales posdictaduras. En
político-institucional muchos casos, eso debilitó los mecanismos de
Básicamente, el contexto macro político e reproducción de nuevas generaciones de cien-
institucional se democratiza en todos los paí- tistas sociales en las universidades y centros de
ses, lo que posibilita un clima de mayor liber- investigación.
tad académica, el retorno del exilio de muchos Por otro lado, en casi todos los países se pro-
cientistas sociales, el crecimiento de los acuer- dujo una fuerte expansión del número de estu-
dos de cooperación académica con institucio- diantes en ciencias sociales. Este fenómeno no
nes de Europa y Estados Unidos, etcétera. Sin estuvo acompañado, en igual magnitud, por au-
embargo, ello no implica en todos los países mentos presupuestales de las universidades pú-
una mejoría sistémica de las ciencias sociales blicas, lo que generó masificación y una tendencia
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 783

a la baja de calidad en muchas universidades pú- mayor incidencia relativa en la academia de


blicas, por ejemplo, en México y Argentina, don- los niveles ideológicos del discurso, así como
de no existen cupos de ingreso. Un fenómeno una tendencia a una importante vinculación
diferente ocurre en Brasil y Chile, donde sí existe —afirmativa o contestataria— del trabajo de
selección y cupos máximos, aunque en Brasil la las ciencias sociales y sus cultivadores con la
enseñanza superior pública en ciencias sociales política, los partidos y los gobiernos.
sigue siendo gratuita, a diferencia de Chile. El hecho de que la sociedad y la política,
Merece mencionarse un proceso específico en la mayoría de los países, hayan pasado por
de este período histórico, en varios de los paí- fuertes crisis ha dado un carácter más visible-
ses considerados: la expansión de la presen- mente dramático, en América Latina, a lo que,
cia educativa e investigativa de instituciones con diversas tonalidades, ha sido en realidad
académicas europeas y norteamericanas que una constante de las ciencias sociales occiden-
pasan a operar in situ, a menudo, ofreciendo tales modernas, desde su nacimiento. Y ello, sin
paquetes llave en mano. Si bien aumentaron desmedro de la consolidación de su carácter de
también los acuerdos de tipo horizontal, el fe- ciencias sociales con capacidad de análisis teó-
nómeno antes mencionado parece que tiende a rico-empírico, diferenciado de la filosofía de la
aumentar, lo que, una vez más, genera efectos historia y del ensayismo más o menos erudito.
no esperados de la apertura política sobre el Hemos visto que, según el país y el período,
desarrollo local de las ciencias sociales. en América Latina esa imbricación casi cons-
tante con el contexto sociopolítico convivió
Distintos formatos de relación entre con períodos de auge o declinación en la cali-
los cientistas sociales y la política dad del producto científico final del trabajo de
El recorrido efectuado por las ciencias so- las ciencias sociales. De esa manera, se confi-
ciales de América Latina estuvo siempre fuer- guraron precisamente algunas de las paradojas
temente ligado con el análisis de los problemas que hemos señalado.
concretos —macro o micro, según los perío- Dentro de ese marco general, la evidencia
dos y países— , así como con la voluntad de empírica nos ha mostrado, sin embargo, la
los cientistas sociales de incidir sobre dichos existencia de una gran variedad de maneras y
problemas. Ello propició, casi siempre, una estilos de hacerse efectiva esa relación.
784 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

En la fase fundacional —y aún en la siguien- cientistas sociales y la política. Un número


te— los cientistas sociales se inclinaban a importante de los más calificados —quienes,
ejercer su profesión básicamente en un ámbi- a menudo, habían jugado un papel activo en
to académico, y su relación con la política fue la transición, o desde el exilio— pasaron a
predominantemente opositora y crítica con las ejercer cargos o asesorías importantes en los
políticas gubernamentales, y a menudo propia- gobiernos de la fase democrática. El cambio
mente contestataria, con vínculos personales de lugar y orientación no modifica la relación
con los movimientos sociales o partidarios. directa con la acción política. De la mirada
Dicho formato estuvo propiciado —según el desde la sociedad y, frecuentemente, desde la
país— tanto por las corrientes de matriz mar- contestación, hasta la mirada desde la gestión
xista, como por aquellas vinculadas con el hu- gubernamental o la tecnoburocracia, el ca-
manismo cristiano de corte progresista. mino fue más o menos largo, según la orien-
En el período dictatorial, el estilo de contes- tación de cada cientista y de cada gobierno;
tación política fue diferente, dada la represión pero es importante señalar la constante de esa
existente, pero aún desde un perfil con muy imbricación con la política activa de muchos
fuerte énfasis en el carácter técnico-científico cientistas sociales de alto nivel. De una larga
del trabajo. Algunas facultades y, en especial, lista de casos, baste señalar los dos más em-
los centros independientes, de todos modos, blemáticos y conocidos: Fernando Henrique
se constituyeron de hecho en fuertes referen- Cardoso y Ricardo Lagos. Ambos fueron des-
tes analíticos y éticos de la lucha contra el au- tacados académicos y activistas políticos de
toritarismo. Así lo reconocieron la ciudadanía orientación de izquierda; ambos sufrieron los
y las élites políticas, en las etapas de transición. efectos de las dictaduras; ambos fueron, luego,
Baste citar algunos pocos ejemplos elocuentes, políticos activos, ministros y presidentes. Pero
como la FLACSO y SUR en Chile, CEBRAP y la lista solo de sociólogos y politólogos que pa-
CEDEC en Brasil, CISEA y CEDES en Argenti- saron a integrar los cuadros gubernamentales
na, CIEDUR y CIESU en Uruguay. de Chile, Argentina y Brasil es tan numerosa,
Ya en los contextos posdictatoriales, pue- como imposible de ser reproducida aquí. Ni
de observarse un fuerte “desplazamiento de qué hablar, si se incluyera también a los eco-
lugar” en la recurrente conexión entre los nomistas, antropólogos, etcétera.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 785

Un formato, sin duda, bien diferente es el de para la consolidación de análisis de alto nivel
los cientistas sociales en México, donde el ré- científico. En otros casos, el efecto fue inverso
gimen “Priista” mantuvo siempre una delicada y llegó a ideologizar, en gran medida, la activi-
dialéctica entre autonomía académica, repre- dad intelectual y empobrecer el nivel científico
sión directa o semidirecta para casos particula- predominante.
res, y políticas de cooptación a través de diver-
sos mecanismos gubernamentales y culturales. Prehistoria de las ciencias
Pero también en México, la relación significa- sociales latinoamericanas
tiva entre política y ciencias sociales fue una institucionalizadas
constante en los períodos estudiados. La institucionalización y profesionalización
Es necesario indicar el impacto significativo de las ciencias sociales estuvieron precedidas
que tuvo, sobre las ciencias sociales de Améri- por modalidades de trabajo y de reflexión en
ca Latina, el contexto político e ideológico re- las áreas correspondientes, que serán diversa-
gional y mundial, especialmente desde los años mente evaluadas en cada uno de los países exa-
sesenta. El auge de la Guerra Fría, el impacto minados. Propias del período que bautizamos
de la Revolución cubana con sus correlatos de “prehistoria”, hemos elegido tres de ellas: las
la invasión en Bahía de Cochinos y la crisis de cátedras académicas, el pensamiento político
los misiles, la atracción ejercida por los mode- junto con la literatura crítica y, por último, el
los de desarrollo llamados en la época de “eco- conjunto formado por la investigación de estu-
nomía centralmente planificada”, el lanzamien- diosos independientes y de funcionarios esta-
to por los Estados Unidos de la Alianza para tales.
el Progreso, pero también de fuertes acciones A fines del siglo XIX y comienzos del XX, se
desestabilizadoras de gobiernos electos, la crearon cátedras de sociología o de ciencia so-
proliferación de movimientos guerrilleros de cial en todos los países cubiertos por nuestro
izquierda, y la expansión de la llamada Iglesia estudio. Fueron el punto de partida de un pro-
posconciliar, entre otros, son todos procesos e ceso de institucionalización, o al menos de ins-
ideologías que dieron un contexto muy particu- titucionalización parcial, en la medida en que
lar a la relación entre ciencias sociales y políti- implicaban el reconocimiento de las ciencias
ca. En ciertos contextos, ello no fue obstáculo sociales como áreas del conocimiento dignas
786 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de ser incluidas en el sistema académico. Las entonces, se denominaba sociología y la política


cátedras estuvieron incluidas, inicialmente, en fue tan estrecha, que el escritor Mario de Andra-
campos profesionales como el derecho o la fi- de pudo afirmar que la sociología era el arte de
losofía y, más tarde, en economía o educación. salvar rápidamente al Brasil.
La primera cátedra de Sociología fue estable- Al lado de las cátedras académicas y las in-
cida en la Facultad de Filosofía y Letras, de la terpretaciones político-culturales, es necesario
Universidad de Buenos Aires, en 1898. tener en cuenta una tercera área: los estudios
Las cátedras fueron solo una de las formas de intelectuales y funcionarios técnicos del
de estudio de la sociedad. Encontramos, pa- Estado, con un rico contenido empírico sobre
ralelamente, otras dos que, a menudo, las pre- aspectos específicos de la vida social. Los en-
cedieron: las interpretaciones y propuestas de contramos tempranamente, germen de un sig-
políticos y pensadores, junto con obras litera- nificativo volumen de estudios antropológicos,
rias que reflejaban problemas sociales. en Uruguay, con Antonio Díaz, un español muy
Presentes desde antiguo, las cátedras adopta- activo durante el siglo XIX. Esta tradición será
ron más sistemáticamente, a fines del siglo XIX, mantenida, en el siglo XX, por numerosos es-
modelos teóricos como el positivismo (en Chile, tudiosos, entre ellos el argentino-catalán Juan
Lastarria primero y luego, Letelier) y el socialis- Bialet Massé que llevó a cabo un amplio y pe-
mo; respondían también a la preocupación por netrante informe sobre la condición de la clase
la cuestión social, en el caso de la iglesia, como obrera encargada por el gobierno para redactar
consecuencia de la encíclica Rerum novarum. un código del trabajo.
Los académicos, pese a serlo, no crearon cá- Veamos, ahora más detalladamente, la evo-
tedras formalmente definidas como sociológi- lución de estas tres modalidades en el siglo XX.
cas o pertenecientes a las ciencias sociales, pero En Argentina, la primera cátedra —en la Fa-
encontramos estos términos en otras áreas: por cultad de Filosofía y Letras de la Universidad
ejemplo, en el diario argentino La Montaña, que de Buenos Aires— se interrumpirá para reini-
se definía en 1897 como “socialista revoluciona- ciar su actividad en 1905; y en 1912, se creaba
rio” y publicaba una sección permanente, titula- una segunda en la Facultad de Humanidades,
da “Estudios sociológicos”, en un lugar promi- de la Universidad Nacional de La Plata. El mo-
nente. En otros casos, la relación de lo que, por vimiento se desplazó luego hacia el interior del
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 787

país, a las universidades de Córdoba y del Lito- Eugenio María de Hostos, que trabajó en Chile,
ral. A principios del siglo XX, tenemos una, en vio fracasar sus esperanzas de reavivar el es-
la Facultad de Derecho de Buenos Aires, segui- tudio del derecho a través de la influencia de
da por otras en las facultades de Ciencias Eco- la sociología. El proceso fue aún más tardío en
nómicas. En la década de 1920, la Universidad Brasil; sin embargo, tuvo la particularidad de
Nacional del Litoral dará un paso importante extenderse en todo su territorio. Aunque recién
hacia la institucionalización, con un doctorado en 1933 aparece una cátedra de Sociología, en
en ciencias políticas, aunque hay que notar que la Escola Livre de Sociologia e Política de San
estaba dedicado más al estudio de ramas del Pablo, la disciplina había adquirido una ima-
derecho —público e internacional— que hacia gen pública suficientemente importante, como
una ciencia política propiamente dicha. Análo- para ser incluida en el currículo de la Escuela
gamente, las facultades de Derecho se denomi- Militar. El carácter tardío y la peculiaridad del
naron frecuentemente “de Derecho y Ciencias proceso de institucionalización brasileño per-
Sociales”, sin que eso supusiera una atención miten afirmar que la Escola fue el comienzo de
especial a las segundas. la plena institucionalización de la disciplina.
El proceso de institucionalización parcial La primera cátedra de Sociología, en Uru-
culmina en 1940, con la creación del Instituto guay (1913), fue una cuestión pública, pues
de Sociología, en la Facultad de Filosofía y Le- debió ser instaurada por vía parlamentaria,
tras de la Universidad de Buenos Aires. para satisfacer los requisitos para la creación
Si bien existían, en 1940, cincuenta cátedras de cátedras universitarias. Su creación fue re-
en diferentes facultades chilenas, el proceso frendada mediante decreto presidencial, en la
había comenzado más tardíamente. No las pro- Facultad de Derecho. Para Ernesto Campagna,
pondrá Valentín Letelier, ferviente partidario mientras que en Uruguay la sociología estuvo
de los análisis sociales, pese a ocupar posicio- bajo la influencia de sus relaciones con áreas
nes de poder en el mundo académico: miembro del derecho, en Argentina nació asociada a la
del Consejo Directivo de la Facultad de Dere- historia, y fue autónoma en Brasil. Esas dife-
cho y presidente de la Universidad. La resisten- rencias serán decisivas tanto para profesiona-
cia a la sociología era considerable. De ahí que lizar la disciplina, como para su capacidad de
otro importante intelectual, el portorriqueño resistencia ante cambios políticos.
788 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Conviene aclarar que la mayoría de las cáte- de la represión de los Canudos y produjeron
dras se limitaban a presentar ordenadamente una “literatura de la ira”. Los hijos de la nueva
diversas teorías, sin proponerse realizar inves- burguesía urbana ingresaron en los centros de
tigaciones —en particular, sobre aspectos es- educación superior y asumieron el desafío de
pecíficos de la vida social—. Otras disciplinas, construir una nación a través del Estado. La so-
presentes en la universidad o en instituciones ciología inspirará, así, una serie de obras rela-
del nivel terciario de formación docente, intro- cionadas con la reforma pedagógica del minis-
ducirán nuevas orientaciones en ciencias so- tro Botelho de Magalhães —el militar que intro-
ciales que llenarán el vacío dejado por esas cá- dujo la enseñanza de la sociología en la Escue-
tedras. En una etapa posterior a la del predomi- la Militar—. Durante el período 1920-1945, por
nio del derecho, le tocó a la historia tener ese fin, la derrota final de los “bachilleres” permitió
papel en Uruguay, mientras que la economía la expansión de una forma de ciencias sociales
estructuralista será una poderosa fuerza inte- avant la lettre que abrió el camino a una insti-
lectual en Chile, y aún fuera de sus fronteras. tucionalización plena.
La segunda fuente mencionada —el pensa- En Uruguay, eminentes intelectuales llega-
miento político y las obras literarias— estuvo ron a mediados del siglo XIX a las ciencias so-
presente desde el comienzo de las sociedades ciales, guiados por su preocupación por encon-
y los Estados nacionales. Examinaremos aquí trar nuevas maneras de comprender la acción
solo los aspectos referidos a la vida social en política y social. Cerca de nosotros, Carlos Qui-
años relativamente recientes. jano, respetada figura que dirigía el periódico
Hacia fines del siglo XIX, tras un largo pe- Marcha, será reconocido como maestro e ins-
ríodo de preponderancia de los “bachilleres”, pirador desde fines de la década de 1960 hasta
formados en Coimbra y luego en Brasil, emer- los años setenta.
gieron intelectuales que competían con los No hay que olvidar, sin embargo, que la mi-
profesionales establecidos. Los integrantes de litancia podía entrar en conflicto con el con-
la llamada generación de 1870 tomarán posi- servatismo de las cátedras, como lo muestra
ciones colectivas, que reivindican el liderazgo el caso de Alfredo L. Palacios, futuro primer
moral de la nación y procuran crear una nueva diputado socialista en América latina: a prin-
imagen del país y de su futuro. Fueron testigos cipios de siglo, la Facultad de Derecho de la
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 789

Universidad Nacional de Buenos Aires rechaza mencionar, en este conjunto, la descripción de


su tesis de doctorado sobre la situación de la la situación de los trabajadores de la produc-
clase obrera. ción de yerba mate, a la que un investigador
Nos queda por examinar la tercera vía de independiente, J. B. Ambrosetti, dedicó varios
abordaje, emprendida por investigadores inde- años. Estos estudios no tuvieron influencia en
pendientes y técnicos vinculados con el apara- las ciencias sociales, con la excepción, en algu-
to estatal. Sus estudios combinaban preocupa- nos casos, de los estudios antropológicos.
ciones teóricas y trabajo de campo. Este segun- También fueron investigadores independien-
do aspecto, más allá de su valor como contacto tes, en Chile, el sacerdote Guillermo Vivian y
directo con la realidad social, tuvo una signi- un pensador anticatólico, Agustín Venturino:
ficación especial, porque su estilo de trabajo sus síntesis sociológicas estuvieron más cerca-
asignaba un papel central a la cuestión de la nas a los campos de la disciplina que la mayor
verificación. Pueden distinguirse, aquí, dos ti- parte de los trabajos producidos desde las cá-
pos: los informes que respondían a demandas tedras públicas.
de organismos públicos y los estudios de inves- La antropología uruguaya es, en cambio, un
tigadores independientes. Un ejemplo notable caso notable de investigación intensa y prolon-
del primero, de 1904, es el de Juan Bialet Mas- gada, dirigida por las instituciones académicas.
sé (inmigrante catalán que se había distingui- Al ya mencionado investigador español Díaz le
do en diferentes disciplinas, cargos públicos y siguieron figuras fundadoras, como Eduardo
actividades empresarias); encargado por el Mi- Acevedo Díaz —importante político que ocupó
nisterio del Interior para redactar un código de posiciones gubernamentales— y José Figueira,
trabajo, Bialet Massé presenta un informe so- ambos activos en la década de 1980. En la déca-
bre la situación de los trabajadores del interior da de 1960, cuando no existía enseñanza acadé-
del país, basado sobre un prodigioso trabajo mica de la antropología, A. R. Castellanos y E.
de terreno. Las preocupaciones ministeriales F. Campal publican sus investigaciones sobre
darán lugar a estudios sobre tipos de trabajo el Uruguay rural.
en diferentes zonas del país, como los realiza- También en Brasil, tuvieron su origen en una
dos algunas décadas más tarde por L. Niklison, institución estatal, el Consejo para la Protec-
inspector del Departamento de Trabajo. Cabe ción de los Pueblos, estudios y proyectos de
790 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

investigación, que solo más tarde se localizarán ron poderosos obstáculos a la investigación
en instituciones académicas. empírica, tanto como lo fuera, en los hechos,
Pueden incluirse, en este tercer tipo de acti- el construccionismo enciclopédico de los po-
vidades pioneras, fuera del ámbito académico sitivistas; en cambio, el socialismo y variantes
y de las corrientes de pensamiento político, a del marxismo fueron ampliamente utilizados
las contribuciones de los economistas estruc- para la investigación y la interpretación social.
turalistas; poderosa corriente desarrollada en La obra de Ward introducirá, a comienzos del
Chile por economistas de diversas nacionalida- siglo XX, la influencia norteamericana. Pese a
des, miembros de la Comisión Económica para la incorporación en los currículos de Durkheim
América Latina (CEPAL): será una importantí- y otros autores contemporáneos, la investiga-
sima fuente de inspiración para investigadores ción empírica con aspiraciones teóricas siguió
en la mayor parte de nuestros países. siendo muy escasa y limitada.
Los tres tipos de actividades de la “prehis- La importancia de los contactos e influen-
toria” estuvieron fuertemente influidos por co- cias internacionales en el futuro de las ciencias
rrientes provenientes de las disciplinas madres, sociales nos lleva a echar una mirada retros-
europeas o norteamericanas. Sin pretender pectiva, que indica la precoz presencia de cien-
una presentación completa, mencionaremos tíficos extranjeros en nuestros países. En 1830,
ahora las teorías que tuvieron mayor significa- por ejemplo, el gobierno chileno contrataba al
ción. El positivismo, doctrina predominante a naturalista francés Claudio Gay, para organi-
fines del siglo XIX, tanto en su versión comtea- zar, a partir de datos reunidos por expedicio-
na como saintsimoniana, fue indudablemente nes, la sección etnológica del Museo Nacional.
una teoría inspiradora al iniciarse los estudios En Brasil, esos contactos tomaron la forma de
sociales; además de constituir la inspiración “misiones” —francesas y norteamericanas—,
esencial del proceso de organización nacional decisivas para la aparición e institucionaliza-
del Brasil. Las corrientes antipositivistas emer- ción de las disciplinas sociales. Los vínculos
gerán muy pronto, con la “filosofía del espíri- forjados, alrededor de 1940, por R. Levene, el
tu” de V. Cousin y “el espíritu de los pueblos” historiador-sociólogo que dirigía el Instituto
de los pensadores alemanes. Se expandieron, de Sociología, de la Facultad de Filosofía y Le-
asimismo, enfoques idealistas que constituye- tras de la Universidad de Buenos Aires, son un
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 791

interesante antecedente. Su sucesor, A. Poviña, el trabajo de campo. Ese vínculo, determinante


intentará, además, sin éxito, fundar un Institu- en su evolución, fue máximo en México y prác-
to Panamericano de Sociología vinculado con ticamente inexistente en Argentina.
sociólogos norteamericanos y con el Institut En su esquema sobre la evolución de la an-
International de Sociologie. tropología brasileña, Roberto Cardoso de Oli-
¿Hasta qué punto estos antecedentes sirvie- veira sugiere que, en un primer estadio, el es-
ron efectivamente como base del proceso de tadio heroico, emergieron y se consolidaron
institucionalización y profesionalización de figuras carismáticas que son típicas del segun-
nuestras disciplinas? La respuesta exige con- do estadio, y que impulsarán el pasaje al tercer
templar las importantes diferencias entre los estadio, el de su institucionalización y organi-
países que estudiamos, cada uno, con pautas zación burocrática. La caracterización de estos
específicas en cuanto a continuidad, cambio y estadios es de especial interés para una mirada
rupturas históricas. Tenemos en un extremo al comparativa sobre la Argentina: aquí no existe
Brasil, que siguió un camino de acumulación ni en sociología ni tampoco en antropología ese
del conocimiento y de continuidad institucio- tipo de relación con las figuras del estadio he-
nal similar al de México, y, en el otro, a Chile y roico. La obra de Bialet Massé, por ejemplo, es-
Argentina, donde el corte con las formas pre- tará ausente en la fase de institucionalización.
cedentes, especialmente en sociología, marcó Añadamos, en el mismo sentido, que la versión
el momento de profesionalización y de plena académica de la sociología (conocida en Amé-
institucionalización. Uruguay ocupa una posi- rica latina como la “sociología de cátedra” —cf.
ción intermedia: científicos sociales formados Nota 1), ignoró los estudios basados en trabajo
en el período anterior participarán en las nue- de campo. Si E. Quesada, uno de esos catedráti-
vas instituciones. No siempre propulsores de cos, manifiesta por ellos algún interés, aconseja
los cambios, se incorporaron y ampliaron su la máxima prudencia a sus estudiantes, puesto
estilo intelectual, como lo muestran dos casos que, advierte, ejecutados fuera de cualquier en-
eminentes: Aldo Solari y Carlos Real de Azúa. foque sistemático, tales estudios pueden ocul-
En la fase inicial de la disciplina, los países tar y arrastrar cuestiones políticas.
difieren, lo vimos, en cuanto al grado de vin- Esa ausencia de vínculos viene, entonces,
culación entre la reflexión sobre la sociedad y desde antiguo, y cabe señalar que los escritos
792 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

políticos contribuyeron frecuentemente a la en México, Brasil y Argentina, había una co-


comprensión de la vida social más que los pro- yuntura de importantes cambios políticos y
ducidos por los catedráticos. sociales.
¿En qué medida estos antecedentes repre- La radicalización posrevolucionaria en Méxi-
sentan más que una simple referencia históri- co, durante el régimen de Cárdenas, influyó en
ca y, a la manera de los clásicos, pueden guiar los conflictos ideológicos en la primera década
a los científicos sociales contemporáneos? del Instituto de Investigaciones Sociológicas
¿Cuándo es más rica y eficaz la construcción de (1930-1939); pero, a partir de la década de 1940,
las ciencias sociales: cuando sigue una pauta con la creación de la Revista Mexicana de So-
de continuidad o cuando rompe tajantemente ciología, por Mendieta Núñez, así como con la
con el pasado? fundación de El Colegio de México (1910), se
Nuestra presentación de la fase de institu- volvieron decisivos para la institucionalización
cionalización completa y profesionalización de las ciencias sociales y de la historia.
está organizada en torno de estas dos interro- En Brasil, la fundación de la Escuela Libre
gantes. de Sociología y Política (ELSP) y la Universi-
dad de São Paulo (USP), entre 1933-1934, fue
Institucionalización, internacio- la respuesta de la élite paulista a la Revolución
nalización y profesionalización de 1930, que la había alejado del poder na-
El análisis transversal de los procesos de cional. En el mismo año, se creó la Sociedad
institucionalización, internalización y profesio- Paulista de Sociología. En Río de Janeiro, la
nalización de las ciencias sociales en América Universidad del Distrito Federal (UDF) esta-
latina, en el período analizado —aunque pre- bleció, en 1935, las bases institucionales para
senten patrones nacionales diferenciados en el desarrollo de las ciencias sociales, pero fue
los países estudiados—, muestra significativas cerrada por el gobierno, por la presión de líde-
convergencias trasnacionales. res influyentes de la Iglesia católica. Esas insti-
La primera convergencia deviene del hecho tuciones contaron con misiones de profesores
de que en la época en que se fundaron, en la dé- extranjeros, provenientes de Francia, Estados
cada de 1930, las primeras instituciones, univer- Unidos y Alemania; pero con la nueva orienta-
sitarias o no ligadas con las ciencias sociales, ción de la Facultad Nacional de Filosofía de la
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 793

Universidad de Brasil, la incorporación de Río de Janeiro, que se dedicaba, en la época, a


maestros extranjeros siguió la nueva dirección. las ciencias naturales y a la antropología física,
Paralelamente, la Iglesia católica transformó, aunque muchos antropólogos extranjeros reali-
también en Río, su Instituto Católico de Estu- zasen misiones de investigación. Sin embargo,
dios Superiores (1932) en Facultad de Filoso- fue en la Escuela Libre de Sociología v Política
fía de las Facultades Católicas (1940) para, en (ELSP) de São Paulo, donde algunos maestros
1940, fundar la Primera Universidad Pontificia extranjeros, bajo la influencia de los estudios
(PUC-RJ). de comunidad de la escuela de Chicago, forma-
En Argentina, mientras las universidades ron a los primeros etnosociólogos brasileños.
nacionales eran dominadas por la “sociología Fue solamente en 1955 que el Museo del Indio,
de cátedra”, un grupo de intelectuales liberales en Río de Janeiro, empezó a ofrecer los prime-
socialistas fundó el Colegio Libre de Estudios ros cursos de especialización en antropología.
Superiores, en una coyuntura en donde el Parti- En Argentina, bajo la influencia europea, sobre
do Liberal, tras ocupar la Presidencia de la Re- todo alemana y belga, se formaron, desde 1932,
pública (1916-1930), fue derribado, en 1930, por siete centros que funcionaron con contactos
el golpe de Uriburu, quien restauró el poder de internacionales; los más activos fueron el de
las oligarquías tradicionales. Fuera del ámbito La Plata, con su Museo Antropológico, y el de
universitario, el nuevo Colegio se constituyó, Tucumán.
durante el período peronista (1943-1952), en un La segunda convergencia se dio en la déca-
espacio alternativo de debate y de formación de da de 1950-1960, cuando, en los tres países, co-
cuadros políticos, universitarios, que más tarde, menzó el proceso de efectiva institucionaliza-
se integrarán a la Universidad de Buenos Aires. ción de la sociología como disciplina, a través
La antropología también encontró respaldo de la enseñanza y de la investigación.
institucional, en la misma época, en los tres En México, el Colegio de México creó los
países. México creó la primera institución la- centros de Estudios Históricos y de Estudios
tinoamericana para la enseñanza de la antro- Sociales (1943), cuyo fundador (]. M. Echava-
pología, la Escuela Nacional de Antropología e rría) desempeñó un papel estratégico para las
Historia (1934), y el Instituto Nacional Indige- ciencias sociales latinoamericanas, con las
nista (1943). En Brasil, el Museo Nacional en traducciones de los clásicos de la sociología
794 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

europea (Weber, Simmel, Pareto), publicados Litoral fue la única institución nacional que,
por el Fondo de Cultura Económica. En 1951, desde 1969, ofrecía doctorados en ciencia po-
la UNAM fundó la Escuela Nacional de Cien- lítica y diplomacia.
cias Políticas y Sociales. Esta, algunos años Dos importantes centros privados de inves-
más tarde, bajo la dirección de Pablo González tigación son de esa misma época: el Instituto
Casanova, formó a los jóvenes sociólogos que de Desarrollo Económico (1958) y el Centro de
hicieron, junto con otros colegas latinoameri- Sociología Comparada (1963). Se encontraban
canos, el primer posgrado en la Escuela de So- asociadas a ellos dos revistas especializadas:
ciología de la FLACSO-Chile (1957). Desarrollo Económico (1958) y la Revista Lati-
En Argentina, aunque las cátedras de socio- noamericana de Ciencias Sociales (1965), que
logía existían desde fines del siglo XIX en la reunieron en sus consejos editoriales a cientí-
capital, en Buenos Aires y en varias ciudades ficos sociales de la región. También tuvieron
de la provincia, el Instituto de Sociología de la gran importancia para la legitimación de las
Universidad de Buenos Aires (UBA) fue fun- ciencias sociales en Argentina dos editoriales:
dado, en 1947, en la cátedra de R. Levene, a Paidós, con su Biblioteca de Psicología Social
la cual se vinculó Gino Germani. En 1950, fue y Sociología, y Eudeba, vinculada con la UBA.
creada la Revista y la Sociedad Argentina de En Brasil, fue en la década de 1950-1960
Sociología. Con la desperonización y la rees- cuando empezó la efectiva institucionalización
tructuración de la UBA, se fundó el Departa- de la sociología en la enseñanza y en la inves-
mento de Sociología, el Instituto fue reestruc- tigación, con la conclusión de los doctorados
turado y organizada la carrera de sociología de Florestan Fernandes y sus asistentes en la
(1957). La antropología, a su vez, instituyó su Universidad de São Paulo. Alrededor de su cá-
carrera en 1958, y la ciencia política solamen- tedra de Sociología I, se constituyó la reputada
te la implantó en 1968, bajo la influencia del “escuela paulista de sociología”. En 1949, fuera
derecho público. Sin embargo, entre 1910 y del eje Río-São Paulo, fue creado, por Gilberto
1928, se publicó la Revista Argentina de Cien- Freyre, el Instituto Joaquim Nabuco, y en Ba-
cia Política (1910-1928) y, en 1957, se fundó hía se desarrollaron importantes investigacio-
la Asociación Argentina de Ciencia Política, nes sobre relaciones raciales en Brasil, a través
afiliada a la IPSA. La Universidad Nacional del del acuerdo internacional con la Universidad
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 795

de Columbia y la Unesco, a las cuales se aso- institucionalización también generó sus so-
ciaron investigadores de Río de Janeiro y São ciedades científicas: la Sociedad Brasileña de
Paulo. Otras instituciones en el área fueron Sociología (1954) y la Asociación Brasileña de
creadas en Río de Janeiro: el Instituto de Dere- Antropología (1955).
cho Público y Ciencia Política, de la Fundación En el mismo período, la producción editorial
Getulio Vargas (1954), y el Instituto Brasileño se amplió fuertemente, con colecciones que se
de Economía, Sociología y Política (1953), fu- volvieron una referencia para la formación de
turo Instituto Superior de Estudios Brasileños historiadores y científicos sociales. Destacó en
(ISEB), en 1955. En Minas Gerais, la Facultad ese período la Colección Brasiliana, publicada
de Ciencias Económicas implantó cursos de en São Paulo por la Companhia Editora Nacio-
sociología y administración pública, así como nal. Esta, junto con la José Olympio, de Río de
un sistema propio de becas para los mejores Janeiro, y la Globo, de Porto Alegre, controla-
alumnos. Así se formaron, a partir de la década ban el 61% del mercado editorial. También se
de 1950, sucesivas generaciones de científicos comenzaron a publicar las primeras revistas
sociales, algunos de los cuales hicieron posgra- científicas de ciencias sociales: Revista Socio-
do en sociología en la FLACSO-Chile. logía (ELSP, 1939); Boletim Ciéncia e Trópi-
En esa misma década, se organizó en la co (IJN/PE, 1952); Cadernos do Nosso Tempo
PUC-RJ la primera carrera en sociología y po- (IBESP/RJ, 1953); Revista Antropológica (USP,
lítica, y en la Universidad de Brasil, el Institu- 1953); Revista de Direito Público e Ciéncia
to de Ciencias Sociales (ambos, en 1958). En Política (FGV, 1956); Revista Brasileira de Es-
1960, se retomó la formación de antropólogos tudos Políticos (UFMG, 1957); Bulletin Améri-
que había empezado en el Museo del Indio, que Latine (CLAPCS, 1958) y Revista de Edu-
ahora con cursos de especialización en teoría cação e Ciências Sociais (INEP/RJ).
e investigación en antropología en el Museo En Chile, comparado con Argentina y Brasil,
Nacional, bajo la coordinación de Roberto Car- la fase de la “sociología de cátedra” o del “ensa-
doso de Oliveira y Luis de Castro Faria, que yismo sociológico” fue un movimiento intelec-
estableció las bases de la antropología cultural tual menos relevante para la construcción de la
y social en Río de Janeiro (Museo Nacional) sociología, en cuanto disciplina. Las primeras
y en otras regiones del país. Ese proceso de generaciones de sociólogos profesionales no
796 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

se consideraban herederas de esos precurso- mayor prestigio, antes de la implantación de la


res como en los otros países. Había una tra- sociología, eran la historia y la economía. En la
dición disciplinaria más fuerte en la Facultad época, el Instituto de Profesores Artigas (IPA)
de Economía; pero la institucionalización de la fue la institución más importante en la forma-
“sociología científica” se inició en la Facultad ción de maestros de historia para la enseñanza
de Filosofía y Educación, con Eduardo Hamuy, secundaria. De él salieron varios historiadores
después de regresar de Estados Unidos en don- que desempeñaron un papel precursor, recono-
de hizo su posgrado, cuando asumió la direc- cido por la generación de los científicos socia-
ción del Instituto de Sociología (1952). Este les. En la Universidad de la República, tanto el
sustituyó al antiguo Centro de Investigaciones Instituto de Historia (1954), de la Facultad de
Sociológicas (1964). Más tarde, los sociólogos Humanidades y Ciencias, como el Instituto de
de cátedra retomaron el Instituto, en 1962, y Economía (1963), vinculado con la Facultad de
la sociología como disciplina en las universi- Ciencias Económicas, preceden a las ciencias
dades solamente volvió a aparecer en la déca- sociales modernas. Aunque la sociología de
da de 1960. La Universidad Católica de Chile cátedra empieza en la década de 1930 (Pran-
creó, en 1958, la Escuela de Sociología. A su do), fue con Isaac Canon cuando se implantó
vez, la antropología se institucionaliza una dé- el Instituto de Ciencias Sociales en la Facultad
cada más tarde, con la formación del Instituto de Derecho, en el cual Aldo Solari, como su su-
de Investigaciones Sociológicas y el Instituto cesor, será la principal figura con proyección
de Estudios Antropológicos, respectivamente. internacional. El año clave para las ciencias
Queda por mencionar la importancia que tuvo sociales modernas es 1969, con el concurso de
la Comisión Económica para la América Lati- jóvenes sociólogos que se habían formado en
na (CEPAL) y la Facultad Latinoamericana de la FLACSO y en la EHESS. Estos van a ampliar
Ciencias Sociales (FLACSO). fuertemente las actividades de investigación y
Las ciencias sociales, en Uruguay, formaron de enseñanza, con la creación de la licenciatu-
parte del proceso de institucionalización en el ra en sociología (1970). Con la dictadura mili-
Cono Sur, aunque llegaron más tarde que en tar, ese proceso en la Universidad quedó inte-
los otros países. El período fundacional se ex- rrumpido y las incipientes ciencias sociales se
tiende de 1958 a 1973, pero las disciplinas de abrigaron en los centros privados. No fue sino
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 797

hasta 1985, cuando se produce una reestructu- Ciencias Sociales (1959), así como el Consejo
ración y consolidación de las ciencias sociales Internacional de Ciencias Sociales. Asimismo,
en Uruguay. en América Latina, empezó una circulación in-
Es sumamente importante destacar la aso- ternacional significativa de economistas y cien-
ciación entre institucionalización e interna- tíficos sociales, entre varios países, provocada
cionalización. Aunque en esos procesos de por procesos de intercambio voluntario o for-
institucionalización nacionales hubo muchas y zado por razones políticas.
variadas influencias internacionales en la for- En la década de 1950-1960, las ciencias socia-
mación de los maestros, en los modelos insti- les se encuentran en rápido proceso de expan-
tucionales de organización de la enseñanza y sión e institucionalización en América Latina:
de la investigación resultantes de las misiones en 1950, la Asociación Latinoamericana de So-
de enseñanza, de los intercambios de investi- ciología (ALAS) se reunió en Córdoba por una
gación y de la actuación de las organizaciones convocatoria de Alfredo Poviña y Tecera del
(Unesco) y fundaciones internacionales (Ford Franco. En 1951, tuvo lugar en Buenos Aires
Foundation), las dinámicas nacionales de las el I Congreso Latinoamericano de Sociología.
ciencias sociales se vincularon internamente Cirio Germani, en 1900, fundó la Asociación
con diferentes contextos institucionales y po- Sociológica Argentina, y en 1962, en Buenos
lítico-culturales propios. Aires, se realizaron las Jornadas Argentinas y
Cabe mencionar que, en términos interna- Latinoamericanas de Sociología, con la parti-
cionales, la institucionalización de las ciencias cipación de Gino Germani, Jorge Graciarena,
sociales fue, al mismo tiempo, convergente y Torcuato di Tella, Norberto Bustamante, y de
autónoma en los diferentes países. La Unesco los invitados extranjeros: Costa Pinto y Miguel
asumió un papel coordinador, al permitir la Diéguez Jr., (Brasil), Aldo Solari (Uruguay), Pa-
reanimación de la disciplina (sociología), al blo González Casanova (México) y José Agus-
salir de la Segunda Guerra, para asegurar su tín Silva Michelena (Venezuela).
promoción en numerosos países del tercer Una de las formas de internacionalización
mundo: en 1919, se crea la Asociación Interna- de la sociología sucedió, desde 1958, a través
cional de Sociología (ISA), que funda sucesiva- de la formación posgraduada de sucesivas ge-
mente el Boletín y la Revista International de neraciones de sociólogos latinoamericanos
798 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

formados en la primera Escuela de Sociología de Brams. Tras haber realizado su formación de


CLACSO-Chile, en donde algunos maestros, so- posgrado en Inglaterra y Estados Unidos, Tor-
bre todo europeos (Peter Heinz, Luden Brams, cuato di Tella se involucró en la fase del análi-
Johan Galtung, entre otros), dejaron su marca sis de los datos. Los resultados de la investiga-
teórico-metodológica en los jóvenes sociólogos ción fueron publicados en Chile y en Francia.
provenientes de varios países de América Latina Como parte de los procesos de institucio-
y el Caribe (Argentina, Brasil, México, Uruguay, nalización internacionalizada, inspirados en
Perú, etcétera). Más Larde, el perfil de la forma- los modelos de las universidades europeas li-
ción se diversificó por la creación de las Escue- gadas con la Iglesia católica, y, generalmente,
las de Economía y Administración Pública. La controladas por la orden de los jesuitas, me-
FLACSO suscribió también, en 1960, acuerdos rece ser resaltado el papel de las universida-
de intercambio con la École Pratique des Hautes des católicas en la institucionalización de las
Études (Vème Section) de París, con la Univer- ciencias sociales en Brasil, Chile y Argentina,
sidad de Carolina del Norte y la Universidad de mediante la creación de la carrera de sociolo-
Chicago (National Opinión Research Center). gía. En 1958, fue fundado el Curso de Sociolo-
En Río de Janeiro se fundó, en 1957, también gía y Política de la PUC-RJ, por el padre jesuita
ligado con la Unesco, el Centro Latinoamerica- Fernando Bastos D’ Ávila; en 1959, en Argenti-
no de Investigaciones Sociales (CLAPECS), que na, la carrera de sociología en la Universidad
editó la revista americana Mina (primer periódi- Católica; y en Chile, la Escuela de Sociología,
co de ciencias sociales publicado en Brasil, con con un cuerpo docente predominantemente
vocación latinoamericana). extranjero, proveniente de Bélgica, Holanda
En 1956, se realizó la primera investigación y Francia, que, con becas de la OLA, envió a
internacional entre Francia y Chile, resultado chilenos a estudiar en el exterior. Los primeros
de la cooperación del Instituto de Sociología de becarios de la Católica —José Sulbrandt y Raúl
Chile y el Centre d’Études Sociologiques de Pa- Urzúa— fueron enviados, con el respaldo del
rís. Se trataba de un estudio comparativo sobre padre Roger Vekemans S.J., a la Universidad de
“conciencia obrera” en dos empresas chilenas California. El director de la Escuela fue Hernán
(Lola y Huachipato), en el cual participaron Godoy quien, tras la toma de control del Insti-
Alain Touraine con Daniel Reynaud y Lucien tuto de Sociología de la Universidad de Chile,
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 799

por parte de los “sociólogos de cátedra”, migró Latina, especialmente la brasileña, ocurrió du-
a la Universidad Católica. rante los gobiernos de Eduardo Freí y Salva-
En Uruguay, Chile, Brasil y Argentina, inspi- dor Allende, en Chile, al volverse un ambiente
rados por la metodología y las investigaciones intelectual y políticamente estimulante, en una
del dominico francés Joseph Lebrel, se forma- coyuntura de transformaciones políticas y so-
ron varios grupos de jóvenes profesionistas ciales, al igual que para el exilio latinoameri-
católicos, que se iniciaron en investigaciones, cano, sobre todo el brasileño, debido también
hicieron diagnósticos y planes de desarrollo. a las varias instituciones internacionales insta-
Algunos de ellos fueron precursores de centros ladas en su territorio. Fue muy importante la
de enseñanza e investigación, como los “Equi- presencia de un grupo de científicos sociales
pos del Bien Común” de Juan Pablo Terra, en en la CEPAL, en Santiago, especialmente en
Uruguay, que más tarde organizaron el Centro el Instituto Latinoamericano y del Caribe de
de Economía y Humanismo (CLAEH). Este se Planificación Económica y Social (ILPES), en
constituyó en un espacio de formación alterna- la FLACSO y en otras instituciones. Ello posi-
tiva durante la dictadura. En esos países, algu- bilitó una mayor integración entre las ciencias
nos estuvieron vinculados con los partidos ins- sociales latinoamericanas que, después del gol-
pirados en la Democracia Cristiana europea: en pe de Allende, desplazó su eje hacia México. El
Uruguay, Juan Pablo Terra; en Chile, Jacques ILPES, del cual fueron directores José Medina
Chonchol; en Brasil, Plinio Arruda Sampaio; Echavarria y Oscar Sunkel, fue la institución
y en Argentina, a través de la Liga de los Es- en donde Fernando Henrique Cardoso y Enzo
tudiantes Humanistas. Estos últimos, bajo la Faletto escribieron los artículos que están en el
influencia de Jacques Maritain, se organizaron origen de la Teoría de la Dependencia, en una
fuertemente en la Facultad de Ingeniería de de sus variantes más reconocidas en el intenso
la UBA, y fueron perseguidos por el peronis- debate latinoamericano. Vale preguntar si esta
mo (algunos se vieron obligados a exiliarse en elaboración hubiera podido ser generada y de-
Uruguay); otros se van a integrar al “ala social batida fuera del contexto chileno de la época.
cristiana” del peronismo. Una nueva estrategia para la expansión de las
Otro momento importante de la internacio- ciencias sociales en América Latina y el Caribe
nalización de las ciencias sociales en América fue la fundación del Consejo Latinoamericano
800 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de Ciencias Sociales (CLACSO), en 1967: la CLACSO estuvieron constituidos por Gino


idea de CLACSO nació en la Conferencia de Germani y Enrique Oteiza (Argentina), Raúl
Sociología Comparada, organizada en Buenos Prebisch (Chile), Enrique Iglesias (Uruguay),
Aires (1964) por el Instituto Di Tella, dirigido Hélio Jaguaribe y Julio Barbosa (Brasil), Luis
por Enrique Oteiza. En octubre de 1966, se rea- Lander (Venezuela), Orlando Fals Borda y Luiz
lizó en Caracas la Primera Reunión Latinoame- Ratinoff (Colombia), Víctor Urquindi y Rodol-
ricana de Directores de Centros e Institutos de fo Stavenhagen (México), y José Matos Mar
Investigación en Ciencias Sociales, con la par- (Perú). A partir de 1970, Fernando Henrique
ticipación de centros originarios de diez países Cardoso ingresa al Comité junto con Hélio Ja-
de América Latina. Un segundo evento de este guaribe; en 1972, Ricardo Lagos entra por Chi-
tipo se efectuó en la Universidad de Los Andes, le, y Edelberto Torres Rivas, por Centroaméri-
en Bogotá, en 1967. El economista Aldo Ferrer, ca. En 1974. Juárez Brandâo Lopes sustituye a
del CEDES, fue escogido para ocupar el cargo Cardoso.
de primer secretario general de CLACSO. Los En realidad, CLACSO desempeñó un papel
brasileños que participaron en el acto de fun- federalizador y estratégico en la articulación
dación fueron: Helio Jaguaribe, por el Instituto de los centros de investigación en América La-
de Investigaciones Sociales de la Sociedad Bra- tina: reunió a los principales centros (pasó de
sileña de Instrucción (Rj); Isaac Kerstenetzky, 35 a más de 100), y se volvió una instancia tras-
por el Instituto de Economía de la FGB-RJ; Ju- nacional para definir la política de expansión
lio Barbosa, por el Departamento de Ciencia del área y una especie de colegio invisible en
Política de la UFMG. La USP no estaba repre- donde las decisiones en política científica en
sentada en la fundación de CLACSO. el campo de las ciencias sociales eran toma-
Con sede en Buenos Aires, CLACSO tiene das fuera del control de los Estados naciona-
en su fase inicial, dos importantes liderazgos: les. Aparte del secretario general que coordina
Aldo Ferrer, que se volvió su primer secretario las actividades de CLACSO, existe un pequeño
general y recorrió América Latina para discu- colegiado (Comité Directivo) que define colec-
tir la propuesta del Consejo; y Enrique Oteiza, tivamente las líneas de actuación política del
su sucesor, quien fuera dirigente del Instituto Consejo. Algunos países, desde su fundación,
Di Tella. Los primeros comités directivos de tuvieron con sus representantes una presencia
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 801

sobresaliente. El núcleo duro del Comité esta- varios países, distribuidos en cinco grupos de
ba constituido por representantes de centros trabajo, con el objetivo de formar una masa crí-
afiliados de los principales países, en donde se tica para programas de doctorado, cuyas sedes
encontraban los más prestigiados científicos serían Santiago, Buenos Aires, Río de Janeiro y
sociales. São Paulo. Estos programas no se pusieron en
En términos temáticos, es interesante acom- práctica por razones estrictamente políticas,
pañar la evolución de los Grupos de Trabajo derivadas del golpe militar en Chile, aunque in-
(GT), que se organizan progresivamente alre- cluso ya estuviese asegurado el apoyo financie-
dedor de quince temas, definidos en función de ro del PNUD/Naciones Unidas y de la División
una demanda cualificada de investigadores o de Ciencias Sociales de la Unesco, para becas y
de una política inducida, aprobada por el Co- maestros visitantes.
mité Directivo. Las temáticas que cubren los Para el desarrollo de las ciencias sociales
grupos van desde estudios urbanos, desarrollo brasileñas fue muy importante su inserción la-
rural, ciencia, tecnología, hasta sociedad y de- tinoamericana, como una de las formas de in-
pendencia. En la década de 1980, el número de ternacionalización. Es indiscutible el papel de
los GT se duplicó, e incluyó temas más abarca- la misión francesa y la presencia de sociólogos
dores: “población y desarrollo” y “teoría del Es- norteamericanos y alemanes en la formación
tado y de la política”. Merecen destacarse los de las ciencias sociales de la ISP y de la EISP,
esfuerzos de CLACSO en el campo del posgra- aunque no se puede dejar de reconocer la inter-
do. Frente a carencias regionales, fue implan- nacionalización producida por el intercambio
tado, de forma itinerante, entre 1974 y 1982, entre los países de América Latina, en las dé-
un Curso Latinoamericano Avanzado en So- cadas de 1950 a 1970, así como el papel de las
ciología Rural. Este formó a 81 alumnos en las universidades, organizaciones internacionales
sucesivas capitales en donde se instaló: Asun- y trasnacionales, de las revistas especializa-
ción (1974-1975); Quito (1976-1977); San José das y de las editoras de la región. A partir de
(1978-1979); y Santo Domingo (1980-1982). Sin 1964, con el golpe militar en Brasil, se volvió
embargo, hubo un segundo programa más am- estratégico el apoyo de la Fundación Ford para
bicioso, que reunió a 48 sociólogos, científicos la formación e institucionalización de las cien-
políticos y antropólogos del más alto nivel de cias sociales, y también la contribución de las
802 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

investigaciones de los brazilianistas oriundos Acerquémonos, ahora, al tema del mercado


de Estados Unidos. Es muy cierto que, a par- de trabajo con el que se conectan los profesio-
tir de la fundación de la ANPOCS en Brasil, en nales de distintos niveles, generados a través
1977, se estableció una red nacional de progra- del proceso de institucionalización. El encuen-
mas de posgrado e investigación en ciencias tro entre trabajadores calificados con forma-
sociales, a través de la integración de los inves- ción universitaria y un mercado de trabajo que
tigadores en grupos de investigación (GI), lo les ofrece ocupación es lo que permite la profe-
que se va a reflejar en un menor interés de los sionalización de las disciplinas mismas.
centros en vincularse con CLACSO. Como revisamos, el grado de especialización
El período comprendido entre 1970 y el fue diverso en las primeras etapas, lo cual es
2000 será de institucionalización y profesio- pertinente para caracterizar al profesional que
nalización de las ciencias sociales en América la Universidad prepara. Mientras en Brasil se
Latina, que comenzó con la expansión del pos- mantiene durante un largo tiempo el diploma
grado, especialmente en Brasil, durante la dic- en ciencias sociales, en los otros países se pasa
tadura militar, con la ley universitaria de 1968. desde un comienzo al diploma en disciplinas es-
El número de cursos de posgrado en América pecíficas. La Universidad produce, en un primer
Latina, en 1994, era: especialización (2 707); momento, profesionales especializados. En un
maestría (4 437) y doctorado (1 417). En la segundo momento, va agregando a esta oferta
distribución entre los países, en 1994, 71% de la diferenciación, según nivel de titulación, al
las maestrías y doctorados estaban en Brasil introducir los masters y los doctorados, que re-
y México; 23%, en Argentina, Chile, Colombia, presentan una oferta estratificada en el merca-
Perú y Venezuela; y 6%, en los demás países. do de trabajo. Mientras en Brasil la formación
En términos de calificación de los maestros superior es temprana, en los otros países solo
(1992-1994), la distribución es diferenciada: se generaliza en la última década. Es interesan-
Brasil va al frente con 55,2% de maestros y 22% te consignar que un estudio hecho en el Brasil
de doctores; México, con 28,7% y 3,5%, respec- muestra que el doctorado solo mejora las remu-
tivamente; mientras, Argentina tiene 26,3% de neraciones académicas marginalmente.
maestros y el 12,0% doctores; y Chile, 18,3% y Durante un largo período, los profesionales
12,5%, respectivamente. de mayor calificación estudiaban en los países
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 803

centrales. Tal como se ve en el acápite sobre in- menor conexión con la Universidad y la ense-
ternacionalización, una forma central de cone- ñanza, según los países.
xión con los países centrales ha consistido en Otra temprana extensión del mercado de
generar profesionales altamente calificados en trabajo es la generada por la demanda del Esta-
el extranjero, o en programas conjuntos en cada do. En México, el comienzo de la investigación
país. institucional se produce a través de una institu-
Otra diferenciación que se va dando en el ción estatal. Más aún, esta institución proviene
cuerpo de profesionales universitarios es la del contacto personal de un investigador, Ga-
que existe entre los preparados especialmente mio, con el presidente, Carranza.
para la docencia, los formados para la investi- Agencias estatales ligadas con programas
gación y los formados para el trabajo aplicado. generales —como la programación—, o con
Al generar las universidades una masa de áreas especiales —como la salud, la educa-
profesionales, crea al mismo tiempo el merca- ción, el desarrollo urbano, el desarrollo rural
do de trabajo para la ocupación de estos profe- o el empleo— pasan a utilizar graduados de
sionales, ya que a lo largo de todos los períodos las carreras de ciencias sociales. Este tipo de
la universidad es, casi siempre, el principal em- ocupaciones, a veces, es compatible con el
pleador de los nuevos profesionales. Es preci- mantenimiento de responsabilidades docen-
samente en este terreno, en el del mercado de tes en universidades o institutos terciarios.
trabajo, donde ocurren importantes cambios, a También ocurre que la práctica de las disci-
medida que avanza el período que estudiamos. plinas en forma aplicada genera interesantes
Así, en Brasil, el porcentaje de egresados que productos, desde el punto de vista de la inves-
trabajan en el sistema universitario va descen- tigación.
diendo con el paso de los años. Estamos abordando, aquí, un tema muy im-
Una primera extensión del mundo profesio- portante para caracterizar el mercado laboral
nal se da cuando surgen instituciones como el propio de estas profesiones. Nos referimos al
Conicet en la Argentina, el CNPQ en Brasil, o hecho de que las pobres remuneraciones dan
el SIN en México, que financian actividades de lugar frecuentemente a fenómenos de pluri
investigación. La profesión de científico social ocupación. Brasil logró mantener durante lar-
investigador se va constituyendo con mayor o go tiempo un sistema universitario capaz de
804 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

dar ocupación con remuneración aceptable a se concentró en posgrados disciplinarios para


sus profesionales, mientras que en los otros el trabajo teórico y metodológico cuantitativo.
países de la región, esta situación es poco fre- Casi desde los comienzos de la instituciona-
cuente. En la Argentina, el promedio de profe- lización surgen ocupaciones en empresas priva-
sores universitarios con dedicación plena es das. En algunos casos, los propios profesionales
de 14%, si bien en la Facultad de Ciencias se organizan empresas que asumen actividades
acerca al 80%. nuevas, con las cuales su formación tiene algún
Además, la existencia en el mercado de al- tipo de contacto. Nos referimos a las empresas
gunas ocupaciones bien remuneradas da lugar de estudios de mercado y de estudios electo-
a fenómenos de dualismo muy marcados. Esto rales. Esas actividades ocupan a estudiantes
ocurre cuando los profesionales consiguen tra- y graduados jóvenes como encuestadores, y a
bajar en institutos de investigaciones con finan- graduados con más experiencia, como analistas.
ciamiento extranjero, o cuando ocupan pues- Algunos dirigentes de este tipo de empresa, que
tos en agencias públicas, también financiados son profesionales en ciencias sociales, alcanzan
por fondos extranjeros. Esta estratificación del visibilidad televisiva y periodística, lo cual tam-
mercado no siempre coincide con diferenciales bién les permite valorizarse en el mercado.
de calificación. Otra área de creciente importancia en el
La existencia de distintas demandas en el mercado laboral de las ciencias sociales, du-
mercado de trabajo se conecta con una dife- rante los diversos períodos, ha sido la actividad
renciación entre entidades de enseñanza. En en entidades de bien público, en particular en
Chile, a partir de la época de la institucionaliza- las llamadas organizaciones no gubernamen-
ción se dio un proceso de diferenciación entre tales. Estas organizaciones están presentes en
las líneas de formación de los profesionales, áreas muy variadas de la vida de nuestros paí-
según instituciones. Mientras la Universidad de ses, trátese del medio ambiente, del desarrollo
Chile enfatizó en la formación de profesionales rural o de los programas de trabajo para sec-
capacitados para realizar estudios empíricos tores en situación de precariedad. En general,
cuantitativos, la Universidad Católica privile- sus salarios no son altos, pero su actividad es
gió orientaciones teóricas y capacitó para la in- de interés para graduados jóvenes, con sentido
tervención social de sus egresados. La FLACSO de responsabilidad de social.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 805

También tienen una larga trayectoria institu- funcionamiento regular del mercado de traba-
ciones latinoamericanas internacionales como jo. Esto muestra que el proceso de extensión
FLACSO, presentes en varios países del área y del mercado del que veníamos hablando, no
dedicadas a la enseñanza y la investigación. fue un proceso lineal. Los avatares de las eco-
A estas oportunidades laborales accesibles nomías nacionales afectaron a ese mercado,
para científicos sociales de limitada califica- así como las políticas predominantes que, al
ción, se suman las que ofrecen ocupación a ser desarrollistas o populistas, generan pues-
profesionales de nivel de calificación alto. Este tos de trabajo para los profesionales en cien-
es el caso de los centros de investigación pri- cias sociales y, al ser neoliberales, los destru-
vados, en general, financiados por fundaciones yen. A su vez, los golpes militares y las políti-
o proyectos extranjeros, fundamentalmente cas represivas tienen un doble efecto sobre ese
como respuesta a los golpes militares de Ar- mercado. Por un lado, desplazan, exilan y aún
gentina, Brasil, Chile y Uruguay. Estos centros matan a muchos profesionales ocupados en las
—entre los que casi al azar se pueden citar a universidades y en el Estado. Al mismo tiempo,
CEBRAP en Brasil, CIEPLAN en Chile, CEDES destruyen instituciones públicas y privadas en
en Argentina y CIESU en Uruguay—, crecieron las que trabajaban profesionales de las ciencias
en momentos de represión y discriminación en sociales. Paradójicamente, la represión generó,
las universidades, y se mantuvieron, aunque en muchos casos, un ambiente que hizo posi-
con menor actividad, ante el restablecimien- ble, por reacción, que se crearan instituciones
to de gobiernos constitucionales. Cabe seña- que agruparon científicos sociales, y les per-
lar que, en algunos casos, se trató de centros mitió desarrollar tareas de investigación y, en
preexistentes y con orientación ideológica ex- algunos casos, de docencia. El papel de los fon-
plícita, como los Equipos del Bien Común del dos extranjeros fue decisivo en este terreno, si
Uruguay. bien hubo nuevos centros que perduraron sin
Esta referencia nos lleva a un punto de gran ese tipo de apoyo.
interés, para analizar el proceso de profesio- Al mismo tiempo, la época de las dictadu-
nalización y de desarrollo del mercado de tra- ras, que sigue a un momento de gran militan-
bajo. Los centros que acabamos de mencionar cia, representa un cambio cuantitativo y cua-
surgieron ante una interrupción violenta del litativo de las búsquedas de inserción de los
806 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

profesionales. Nuevas formas de hacer políti- Orientaciones, temas y perspectivas


ca incluyen contactos con sectores populares, de las ciencias sociales
para los cuales los científicos sociales pueden Nuestra hipótesis básica se refiere a que los
hacer aportes. En la mayoría de los casos, estos procesos político-sociales de la región han cons-
aportes no tienen contraprestación monetaria, tituido el objeto principal de las ciencias sociales
pero también existieron fenómenos de profe- y han moldeado su trabajo. A su vez, ellas han
sionalización en la actividad política, en los contribuido a definir su significación y han influi-
cuales la formación en ciencias sociales cons- do en sus dinámicas y, en parte, en sus resultados.
tituía un componente deseable. Luego de estas A pesar de la diversidad de orientaciones
experiencias y de los intentos de combinar la teóricas y contenidos de las ciencias sociales
preocupación analítico-teórica con la militan- en la región, podemos realizar cierto tipo de
te y la académica, se ha difundido un perfil de análisis transversal, sobre la base de la perio-
científico social muy preocupado por su cone- dización que ordena los diferentes casos nacio-
xión con actividades profesionales rentables. nales, en este libro:
La expresión más completa del proceso de
profesionalización está en marcha en varios de 1. la fase fundacional de las disciplinas, cuyo
nuestros países. Se han establecido organis- nacimiento suele coincidir con proyectos
mos de matriculación profesional en Argentina académico-políticos;
y en Brasil, con la perspectiva de establecer el 2. período de ruptura con la fase anterior, de-
requisito del título profesional para el desem- bido a la crisis de los proyectos previos y,
peño de tareas propias de las ciencias sociales. sobre todo, a la presencia de los regímenes
Si pensamos en la PRE-historia de las disci- autoritarios (Brasil, 1964; Argentina, 1966 y
plinas, con sus cátedras en manos de abogados 1976; Uruguay, 1973; y Chile, 1973);
y con la inexistencia de científicos sociales, la
situación actual resalta por la presencia de gra- 3. un tercer período asociado con los procesos
duados en ciencias sociales, con distintos nive- de transición a regímenes democráticos, que
les de titulación y calificación, en un mercado coincide con el resurgimiento y/o consolida-
de trabajo altamente diferenciado. El avance del ción de enfoques alternativos, desde media-
proceso de profesionalización ha sido marcado. dos de los ochenta.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 807

En todo caso, solo podemos concentrarnos En el caso de México, como el de Brasil, el


en lo que hay de común en la región y desde una proceso fundacional comenzó más temprano
perspectiva general, y no de las prácticas parti- con tres eventos que ocurren en momentos
culares de cada una de las disciplinas. Como se diversos; estos fueron: la llegada de José Me-
ha indicado, no obstante las similitudes, no hay dina Echavarría, la creación del Instituto de
una correspondencia absoluta entre los distin- Investigaciones Sociales, de la Universidad
tos períodos de institucionalización de los di- Nacional Autónoma, y la creación del Colegio
ferentes casos nacionales. Brasil, por ejemplo, de México, fundado por exiliados de la Guerra
cuya fase fundadora se inicia a mediados de los civil española, a principios de los cuarenta. En
años treinta y su momento de ruptura va entre relación con los otros períodos, una diferencia
mediados de la década de los sesenta y media- importante entre el caso mexicano y los otros
dos de los ochenta, marca un contrapunto en tres es que, a diferencia de los países de Améri-
relación con los otros países. A este desfase ca del Sur, México no experimentó dictaduras
cronológico, hay que agregar atributos cultu- militares en los sesenta o setenta. Sin embargo,
rales y procesos sociopolíticos específicos que el endurecimiento del régimen del Partido Re-
dejan su impronta en la producción académica volucionario Institucional (PRI), la presencia
científico social; particularmente, en el último crucial de intelectuales sudamericanos exilia-
período, con el resurgimiento de la etnografía dos que huían de sus dictaduras militares, y la
y el enfoque estructuralista en el abordaje del mantención de un clima de libertad académi-
indigenismo y el multiculturalismo. En los ca- ca, generaron una situación, desde el punto de
sos de Argentina y Chile, pareciera existir un vista de orientaciones y perspectivas, que no
desfase menor en el primer momento, toda vez difiere significativamente de la que ocurrió en
que sus fundaciones datan desde los años cin- los otros países. Así, en México hubo, primero,
cuenta, lo que en Uruguay es más tardío. No sobrevivencia y radicalización de lo que llama-
obstante, los momentos de ruptura y de refun- remos el modelo científico-crítico, con el mar-
dación difieren notablemente, lo que conduce xismo como orientación predominante. Luego,
a que las temáticas, tales como desarrollo, dic- esto fue acompañado o, en cierto modo, reem-
taduras, cambio societal e integración regional, plazado por la autocrítica, basada en la revalori-
no se aborden simultáneamente. zación de la democracia política; y, finalmente,
808 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

se produce la diversificación de las ciencias definirse bajo los conceptos de “desarrollo” o


sociales, donde se abordan múltiples temáticas “modernización”. Entre los temas principales,
específicas sin un paradigma único. Estas tres cabe destacar las vías o estilos del desarrollo,
orientaciones se desarrollaron en diferentes la estructura y reforma agraria, la integración
tiempos, en todos los otros casos. urbano marginal, o la formulación y el diseño
Las temáticas y contenidos en la fase funda- de políticas estatales sectoriales. Aunque no
cional pueden sintetizarse esquemáticamente quepan adscripciones estrechas de los diversos
en dos grandes perspectivas o modelos de cien- trabajos a estos proyectos, solo para ilustrar el
cias sociales, cuya presencia irá cobrando es- conjunto de la región, se pueden recordar las
pecificidades al interior de cada país, según sus obras emblemáticas de Germani (Política y
particulares momentos de institucionalización, sociedad en una época de transición) y de la
y sin que haya que forzar este esquema para to- CEPAL (El desarrollo social de América Lati-
das las actividades de las ciencias sociales ni na en la post-guerra).
tampoco para todos sus cultivadores. Ambas El segundo modelo equivale al proyecto
perspectivas o modelos tienen en común, a di- científico-crítico, y estuvo muy relacionado
ferencia de lo que vendrá más adelante, el que con el marxismo académico. En algunos ca-
se desarrollan sobre la base de grandes para- sos, la variedad predominante fue el marxismo
digmas. estructuralista, con influencias decisivas de
Por un lado, está lo que se ha llamado el pro- Althusser y Poulantzas, y adquirió un carácter
yecto científico-profesional, caracterizado por de manual de divulgación en los trabajos de
el predominio del enfoque estructural-funcio- Marta Harnecker. Aquí, la disciplina predomi-
nalista. Este es acompañado, en general, por nante fue la economía política, con la perspec-
el uso de técnicas cuantitativas de recolección tiva de una ciencia única de la sociedad. En tal
y medición de datos empíricos. Aquí la apro- sentido, se enfatizó en el análisis comprensivo
ximación científica seguía los estándares, so- y global de la sociedad, poniendo en el centro
bre todo —aunque no exclusivamente— de las de sus preocupaciones temas que se inscriben
disciplinas en los Estados Unidos, y reflejaba dentro de la problemática del “capitalismo de-
una preocupación, con predominio de la socio- pendiente” o de las “vías al socialismo”; por
logía, por aspectos de la sociedad que podrían ejemplo, la estructura y lucha de clases, los
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 809

partidos políticos, los procesos políticos y la cultural; mientras que para la corriente crítica, lo
ideología. En otros casos, la vinculación de los más común es que fuera de carácter económico-
estudios de orientación marxista era más cer- social. No obstante, en ambos, la naturaleza so-
cana a los textos clásicos. Para esta variedad, cietal se basaba en un componente estructural.
la preocupación central fue el estudio de las De este modo, las sociedades eran conceptuali-
formas de penetración y desarrollo del capi- zadas como socialistas o capitalistas, modernas
tal, y de la emergencia de las clases y agentes o tradicionales, desarrolladas o subdesarrolla-
sociales de sello capitalista. Sin duda, la obra das, democráticas, autoritarias o totalitarias, en
emblemática —aunque no tenga las connota- función del factor que las determinaba en última
ciones propiamente marxistas— fue Depen- instancia. Por su parte, el cambio social era defi-
dencia y desarrollo, de Cardoso y Faletto. Ella nido como el paso de un tipo de sociedad a otra,
se liga más con una tercera orientación, que no determinado también por un factor estructural.
se identifica exclusivamente con ninguno de Desde esta perspectiva, los actores sociales
los dos modelos mencionados, relacionada con tienden a identificarse y definirse desde fuera
los trabajos de la CEPAL, y que fue denomina- de ellos mismos, y a ser analizados más como
da “histórico-estructural”. “agentes” que como sujetos, en tanto el sentido
Tanto en la versión científico-profesional, de sus acciones venía predefinido por las orien-
como en la científico crítica, el eje central fue taciones teóricas y/o ideológicas.
teorizar e investigar el tema del cambio social; En el período de ruptura del modelo funda-
la sociedad histórica, más que lo social abstrac- cional, con las reservas hechas para el caso
to, fue el foco principal del análisis. En tal sen- mexicano, las temáticas y contenidos fueron
tido, la sociedad fue abordada como un sistema condicionados por el contexto de represión
articulado en estructuras —económicas, políti- institucional, propio de los regímenes autorita-
cas, sociales, culturales— que se determinaban rios, y por la demanda de las fuentes de finan-
unas a otras, según leyes de tipo universal. Así, ciamiento de las ciencias sociales. Se trató de
las sociedades terminaron siendo caracteriza- un período de diversificación y de ampliación
das monolíticamente a partir de un factor de- de la investigación, centrada en focos temá-
terminante. En el caso del modelo científico, ticos y teorías de alcance medio, con marcos
el tipo de determinismo podía privilegiar lo teóricos combinados con enfoques que fundían
810 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

más las disciplinas, y con una mayor presencia reflexión teórica propiamente tal y un retardo
de los análisis politológicos. De ahí que hubo particular en la evolución teórico-metodológi-
una suerte de refundación de todos los marcos ca de algunas disciplinas.
analíticos previos. En este contexto, se desa- Respecto de los campos de preocupación
rrollan y consolidan campos temáticos como intelectual o de investigación, hay al menos
cultura y comunicación, salud y sociedad, edu- dos áreas. La primera, referida al campo po-
cación y sociedad, nuevos actores sociales, por lítico-institucional, incluye los estudios sobre
ejemplo. Estos temas se transforman en áreas determinados períodos y procesos políticos,
de especialización que atraviesan las discipli- donde van a primar, en primer lugar, el análisis
nas. Quienes trabajan en estas y otras áreas de la crisis que llevó al autoritarismo, y luego,
buscan vincular su estudio de procesos especí- el carácter de este en relación con el Estado y
ficos con teorías de nivel macro. los actores en el poder, en especial militares, y
Luego de un repliegue investigativo inicial, su imbricación con sectores socioeconómicos
los temas y contenidos se orientaron hacia dominantes, así como su inserción en los pro-
la comprensión de las transformaciones es- cesos económicos del capitalismo mundial. El
tructurales e institucionales y, a diferencia análisis de los regímenes autoritarios seguirá
del período anterior, se instalaron temáticas tres grandes énfasis complementarios, uno
en las que aparecían con más fuerza los acto- más sociológico y vinculado con la econo-
res sociales. A su vez, se complementaron las mía política, que los ubica como parte de una
técnicas de análisis estadístico (al menos en crisis y recomposición capitalista nacional e
Argentina, Chile y Uruguay, las encuestas es- internacional; otro, que privilegia los análisis
tuvieron oficialmente prohibidas), con las ob- provenientes de la ciencia política y los estu-
servaciones sistemáticas y las prácticas de la dia más como un tipo particular de régimen
investigación-acción, especialmente de trabajo político; y un tercero que los examina sobre
documental en comunidades. Por otra parte, todo desde la perspectiva del actor militar.
y a diferencia de lo que ocurrió en la década Los trabajos de Guillermo O’ Donnell sobre el
del sesenta y principios de los setenta, ya no se Estado burocrático autoritario son una buena
recurre a marcos teóricos omnicomprensivos. ilustración de la producción de las ciencias
Como contraparte, hubo un cierto rezago de la sociales del período.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 811

La segunda área comprende la caracteriza- El eje de enlace entre el período de las dic-
ción de las nuevas estructuras de la sociedad; taduras militares y los regímenes posautorita-
reflexión orientada a abordar la naturaleza de las rios y sus diferentes trayectorias es, sin duda,
transformaciones estructurales e institucionales. la democratización política o transición demo-
El impacto de las dictaduras en distintos campos crática. Esta, junto con la reflexión e investiga-
de la vida social se consolida como un campo de ción sobre las transformaciones provenientes
estudio, en el que predominan los análisis críti- del cambio de modelo de desarrollo y la globa-
cos. Principalmente se consideran los efectos lización y sus efectos sociales, constituyen el
del modelo neoliberal sobre las transformacio- núcleo temático de los últimos largos años de
nes político-institucionales, y las relaciones entre las ciencias sociales en la región. Un ejemplo
el Estado y la sociedad civil. Otros ámbitos más de ello son los análisis latinoamericanos del
específicos son: la violación de los derechos hu- volumen clásico de O’ Donnell, Schmitter, Whi-
manos y la transformación del aparato de Estado tehead sobre las transiciones. El giro desde el
a nivel central y local o descentralizado. Tras los análisis de los regímenes dictatoriales se plan-
análisis de estos campos particulares, surge la tea ya sea en términos del proceso mismo, o de
cuestión de si se está en presencia de un proceso actores o ámbitos específicos, según el particu-
de cambio societal, originado tanto por la crisis de lar momento histórico. La pregunta, en el tras-
los modelos previos, como por el cambio de mo- fondo, sigue siendo si estamos en presencia
delo de desarrollo, un nuevo sistema institucional solo de un cambio de régimen, o si asistimos
y un modelo cultural que se inscribe en un nue- a un cambio de época y del tipo de sociedad.
vo orden mundial. Esto implicó un análisis de la Más allá de las particularidades de procesos
ideología que orientó tales transformaciones, y de de transiciones o democratizaciones significa-
las políticas específicas que las implementaron. tivamente distintas, puede decirse, al menos,
En este campo, la organización social y los nue- que parecen coexistir dos orientaciones gene-
vos actores sociales, definidos como “nuevos rales que se manifiestan de manera particular
movimientos sociales” o “renacimiento de la so- al interior de cada uno de estos.
ciedad civil”, se constituyeron en ejes temáticos Por un lado, el análisis referido a los proce-
centrales que precederán a los análisis de demo- sos más globales o macros se concentra en la
cratización política. construcción de la democracia política. Luego
812 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de los análisis de las transiciones, y a partir del bién de dominación, aparece en un lugar privi-
diagnóstico común de que si bien se han con- legiado, cuando se habla de épocas de cambio
solidado los regímenes democráticos, estamos de régimen político y también de transforma-
en presencia de democracias incompletas, la ción social a través de procesos de moderniza-
dimensión que cobra mayor relevancia en la ción. Sin embargo, la reflexión más académica
reflexión de las ciencias sociales es la calidad sobre la dimensión histórica del Estado y sus
y relevancia de la democracia. A esto se agre- relaciones con la sociedad, tiende a ser subor-
ga la democratización social, concebida como dinada en los análisis de reforma del Estado
la superación de las desigualdades sociales y por las visiones más instrumentalistas, ligadas
la extrema pobreza; los efectos de los ajustes con instituciones financieras internacionales
económicos estructurales y la transición hacia que enfatizan los elementos de eficiencia y ade-
un nuevo modelo de desarrollo. Finalmente, cuación al modelo socioeconómico.
está el debate en torno del modelo de moderni- En una sociedad en la que el cambio no se
dad, esto es, las relaciones entre globalización reduce a la dimensión de régimen, los estudios
e identidades nacionales. sobre la cultura adquieren un interés crecien-
Por otro, hay un giro desde ensayos gene- te, ya sea a través de la discusión general del
rales e interpretativos sobre la sociedad, ha- sentido de las transformaciones culturales, ya
cia estudios empíricos más monográficos y sea mediante el estudio de la cultura popular.
sectoriales, con un especial énfasis en las di- A esto se agrega la expansión y consolidación
mensiones metodológicas y técnicas, tanto de de áreas tales como el trabajo, la ruralidad, mo-
la recolección de datos como de su análisis. vimientos sociales, género. En muchos de es-
Aquí cabe destacar temáticas como las referi- tos casos, el enfoque predominante se ubicará
das a procesos de exclusión-inclusión, estrati- en los procesos estudiados en los procesos de
ficación social, estudios de género, ciudadanía, democratización, por un lado, y de globaliza-
movilidad social, Estado, gobierno y políticas ción, por el otro.
públicas; reforma del Estado, democratización Las temáticas definidas desde una pers-
y gobernabilidad. pectiva socioeconómica tendrán también una
El tema del Estado, como agente de unidad presencia significativa. Desde la sociología y,
nacional, de desarrollo y modernización, y tam- en menor grado, desde la antropología, ellas
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 813

estarán en directa relación con la intervención de la realidad mediante teorías totalizantes,


en problemas sociales y con el ámbito de las destacan los procesos sociales segmentados
asesorías técnicas al sector público-estatal que se abordan desde diversas y particulares
en programas sociales. A su vez, los requeri- aproximaciones teóricas, metodológicas y pro-
mientos del modelo de mercado darán origen fesionales. Esto implica una mayor diversifica-
a tareas de interpretación sociológica y antro- ción temática e investigativa, que se desarrolla
pológica en el campo de las nuevas pautas de tanto en el ambiente académico como profe-
consumo y de la estratificación, a partir de es- sional. Estamos, así, en presencia de unas cien-
tudios de mercado. cias sociales donde predominan las teorías de
Es posible que los trabajos de la CEPAL so- alcance medio, recurriendo a fuentes diversas
bre equidad y ciudadanía, y los informes por y revitalizando el uso de la historiografía. Apa-
país del PNUD sean una buena ilustración, rentemente se debilitan las fronteras internas
siempre parcial, de las actuales orientaciones de las disciplinas, lo que hace pensar en que lo
y contenidos de las ciencias sociales. que se autonomiza y fortalece son las áreas de
Entre los cambios más significativos que se problemas o focos temáticos, más que las mira-
producen en las orientaciones de las ciencias das disciplinarias.
sociales en los últimos años, pareciera que las En síntesis, en el período fundacional, las
reflexiones e investigaciones sobre la sociedad ciencias sociales estuvieron orientadas por la
dejan de lado una teoría crítica general de ella o preocupación por el entorno social, es decir,
una mirada de conjunto, que revele escenarios por una sociedad específica e histórica. La pre-
posibles desde una visión prospectiva de la so- gunta era si nuestra sociedad era moderna, in-
ciedad deseable. La dimensión crítico-utópica dustrial, en desarrollo, capitalista o dependien-
parece perder fuerza. Hay también menos re- te. En la fase de ruptura, hay un estallido del
flexión sobre la disciplina, y más, sobre el uso modelo previo, debido a diversos fenómenos
que la sociedad hace del conocimiento de las asociados con el término de la matriz nacional-
ciencias sociales. Esto último tiene que ver con popular, bajo los autoritarismos militares, los
un reposicionamiento en el mercado profesio- procesos de globalización y transformación
nal de las disciplinas. Así, más que un gran tema del modelo de desarrollo, la crisis del marxis-
de debate e investigación, o la interpretación mo ideológico y académico, el surgimiento de
814 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

nuevos actores identitarios y de otros actores de “alcance medio” tendientes a la descripción,


públicos (tales como ONG, movimientos de análisis e interpretación de procesos específi-
derechos humanos, medio ambiente, etnia, gé- cos, para abordar la realidad desde una parte
nero). Las nuevas orientaciones analíticas que de ella. Quién sabe si ello se explica, en gran
se configuran en la fase democrática darían parte, porque estamos en presencia de socieda-
cuenta del término de una visión basada en des que no parecieran tener una problemática
paradigmas excluyentes. Más que la postula- central, a partir de la cual construir un modelo,
ción de nuevas teorías, como hemos dicho, es- proyecto o contraproyecto teórico.
tamos en presencia de concepciones o teorías
Las ciencias sociales en Uruguay
Un caso de desarrollo y profesionalización tardíos*

Etapa(s) fundacional(es) Al igual que en otros países de América La-


(1958-1968-1973) tina, desde fines del siglo XIX, algunos intelec-

E l desarrollo de las ciencias sociales en el


Uruguay presenta una cierta paradoja. Por
un lado, atraso —en comparación con la re-
tuales escribieron significativos ensayos que
analizan las particularidades de la estructura
social y cultural de la “banda oriental”, aún
gión— en la consolidación e institucionaliza- en proceso de afirmación nacional y estatal.
ción de las ciencias sociales (en particular, an- Fuertemente motivados por los debates políti-
tropología, ciencia política y, aunque en menor cos y filosóficos sobre el “modelo de país”, que
medida, la sociología). Y por otro, un grado de marcaron a este hasta el golpe de estado de
madurez temprana y hasta “precoz” de la estruc- Gabriel Terra en 1933, surgieron ensayos que
tura y calidad universitaria en los ámbitos “pro- muchos han reconocido como antecedentes
fesionales” clásicos (medicina, derecho, inge- lejanos de las futuras ciencias sociales. De to-
niería, arquitectura, agronomía, etcétera). Ello, dos modos, no llegaron a tener una incidencia
unido a una modernización social y un contexto muy significativa en la formación y debates de
cultural y político de importante avance en com- los cientistas sociales de la futura generación
paración con el panorama latinoamericano de
la primera mitad del siglo XX. Para las lecturas
sociológicas predominantes en ese período, eso
significaba también una cierta anomalía.14 M. y Reyna, J.  L. 2007 en Trindade, H. (coord.) Las
ciencias sociales en América Latina. (México DF: Si-
glo XXI).
14 Ver, entre otros, Eisenstadt (1963) y Germani
* Publicado en de Sierra, G., Garretón, M. A.; Murmis, (1959).
816 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

“fundadora” de los años cincuenta y sesenta.15 poco sistemáticas, pero con seriedad e inten-
Y tampoco tuvieron demasiado incidencia en la ción frecuentemente multidisciplinaria (en
generación “bisagra”, también llamada “Gene- sentido laxo).
ración del 45”, a la que en parte referimos en Alguno de los autores de este perfil, luego
los siguientes párrafos. se “reciclaron” en la fase más profesionalizada
No se trata de una ausencia radical de culto- e institucionalizada. El caso más ilustrativo es
res de las ciencias sociales —ya pensando en el de Carlos Real de Azúa, que publica varios
los años cuarenta a sesenta—, sino más bien “ensayos” de crítica literaria y sociohistóricos
de un predominio neto, por un lado, de “profe- de peso en el período, y luego se integra al es-
sores” o catedráticos” que enseñan (sobre todo pacio académico, donde publica obras claves
sociología) como “materia complementaria” de la “nueva” ciencia política en el país. En rea-
en currículos profesionalistas, y solo algunos lidad, actualmente pasó a ser considerado un
realizan investigación en sentido estricto.16 Y autor de referencia para la interface de varias
por otro lado, la presencia significativa de “en- ciencias sociales (historia, ciencia política, so-
sayistas” —algunos de gran nivel intelectual ciología).
y cultural— que abordan la realidad nacional Otros nombres significativos de ese perfil son
y regional con enfoques y técnicas a menudo Antonio Grompone, Ángel Rama y Carlos Martí-
nez Moreno. Aunque quizás la figura señera e in-
discutida —junto con Real de Azúa— sea Carlos
15 Nos referimos a autores como José Pedro Varela y Quijano, abogado, economista, profesor univer-
Floro Costa, en el siglo XIX; y Martínez Lamas, Alberto
sitario y periodista de opinión, durante 40 años,
Zum Felde, Juan Vicente Chiarino, Aníbal Pintos, Luis
Caviglia, entre otros, en la primera mitad del siglo XX. en el semanario Marcha.17 Germán Rama puede
16 Obviamente no existían aún en el país las condicio-
nes materiales e institucionales favorables; buena parte
de estos autores eran abogados o juristas en su origen, 17 Es significativo ver lo que dice del papel de Quijano
y no vivían de las ciencias sociales (los casos de Sola- el propio Aldo Solari (1959: 49), al celebrar el creciente
ri, Ganón, Garmendia, Carlos Rama, etcétera). Algunos espacio que van adquiriendo los temas de ciencias so-
eran egresados de otras carreras, como Germán Rama ciales, como “instrumento indispensable para la com-
del Instituto de Profesores (IPA), de historia, o Juan Pa- prensión científica de la sociedad uruguaya. En este as-
blo Terra, de arquitectura, etcétera. pecto el iniciador y el propagador [...] creo que evidente
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 817

considerarse un caso algo diferente, pues salvo ella— escribieron y publicaron en colecciones
sus clases en el Instituto de Profesores Artigas ad hoc y en el semanario Marcha y sus Cua-
(IPA) y su pasaje fugaz como ayudante de Solari dernos, entre otros espacios. Había también
en la Facultad de Derecho, fue un “historiador” intelectuales que escribieron “desde la políti-
que se convirtió rápido al trabajo profesional de ca”, aunque con trabajos de “textura teórica”;19
“sociólogo”, primero en el gobierno, y luego en y, finalmente, estaban quienes escribían como
la CEPAL, dentro y fuera del país. tarea anexa al periodismo o a su docencia en la
Algunos de estos intelectuales ya trabajaban Enseñanza Media.
en la Universidad de la República (única uni- Es todo un período en el que podría decirse
versidad en ese momento) y —en menor me- que el vigor intelectual y la agudeza reflexi-
dida— en el IPA.18 Otros —más bien fuera de va en ciencias sociales (en sentido amplio),
tienen asiento en buena medida fuera de “la
academia”, salvo escasas excepciones. Pare-
[sic] el Dr. Carlos Quijano quién desde la cátedra y des- cería como si los vínculos siempre mediados
de la prensa periódica ha puesto su gran preparación en y complejos entre gobierno, clases dominan-
Economía y una notable cultura general al servicio del tes, élites dirigentes y la Universidad, no hu-
estudio de los problemas nacionales”.
bieran necesitado —en el Uruguay exitoso del
18 Fundado por Antonio Grompone, en 1950, libre- “medio siglo” y hasta ya avanzados los años
mente inspirado en el modelo de la École Normale Su-
périeure, de Francia. El carácter altamente exigente del sesenta— construir un espacio académico de
concurso de ingreso (solo diez plazas por “materia” y investigación y formación de cuadros en cien-
por año), la existencia de estudios de cuatro años en cias sociales (salvo la economía y la economía
historia, filosofía, geografía, literatura, etcétera, la exis-
tencia de dos cursos de Sociología, y el reclutamiento
de profesores de calidad, generaron en esa institución 19 Entre los “políticos” que más influyeron en esta
un rico ámbito de formación en ciencias humanas que, época con sus escritos puede mencionarse a Vivián
sin duda, enriqueció en gran medida a los pocos espa- Trias, Emilio Frugoni (socialistas), José Luis Massera,
cios universitarios de la época dedicados a las ciencias Rodney Arismendi (comunistas), y en parte también
humanas, a pesar de que no tuviera una vocación o el ya mencionado Juan Pablo Terra, quien además de
mandato investigativo explícito. Solari, Germán Rama, profesor e investigador social, fue un encumbrado di-
de Sierra, entre otros, enseñaron allí la materia Sociolo- rigente político, diputado y luego senador (siempre por
gía en algún momento, antes de 1972. la Democracia Cristiana).
818 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

política, que es la primera en desarrollarse y la importancia de la sociología y más en gene-


desde mediados de los años cincuenta, esti- ral de las ciencias sociales.
mulada, sin duda, por el “efecto” CEPAL20 que De todos modos, se fue produciendo una
llegaba desde Chile). cierta “reanimación institucional” en la Univer-
Quizás se deba al mismo síndrome autocon- sidad, con la creación, en 1952, del curso de So-
formista “oficial”, pero también académico, — ciología y Economía, en la Facultad de Arqui-
en parte alimentado por un cierto éxito compa- tectura; en 1954, el curso de Sociología Gene-
rativo en la región— que se había “permitido” ral, Económica y de la Hacienda, en la Facul-
no realizar ningún censo de población entre tad de Ciencias Económicas y Administración;
1908 y 1963, el que se contentó con apoyar e y, en 1958, Sociología y Economía Rural en las
impulsar las disciplinas y profesiones aplica- facultades de Veterinaria y de Agronomía. Pero
das, relegando en gran medida el cultivo “pro- son esfuerzos digamos “complementarios”
fesional” de las ciencias básicas y, muy espe- para otras profesiones, sin llegar a constituir
cialmente, las ciencias sociales. núcleos eficaces de formación y reproducción
Es por eso que puede hablarse de cierta disciplinaria, y mucho menos, de investiga-
paradoja, ya que no deja de ser llamativa esa ción y creación sistemática de conocimiento
asimetría —en ciencias sociales— respecto del original sobre el país o la región. También en
ranking global de desarrollo académico uru- la Facultad de Derecho, Isaac Ganón impul-
guayo en la región. Más aún cuando ya, desde sa desde su cátedra la creación —en 1956-58
1915, existe la cátedra de Sociología en la Fa- —del Instituto de Ciencias Sociales (ICS), ya
cultad de Derecho, acompañada más adelante con vocación investigativa explícita; y la Fa-
por la de Economía Política; y cuando sabemos cultad crea otra cátedra a cargo de Aldo Solari,
que los recursos públicos para la educación su- quien dirigirá el instituto entre 1963 y 1967.21
perior tuvieron una curva ascendente en esas
décadas. En rigor, no hubo tantos problemas
de recursos, sino de concepción sobre el papel 21 Carlos Filgueira (1975) sostiene que podría “sepa-
rarse” este período 1964-1967, como el verdadero inicio
de la profesionalización del Instituto, y de su mayor vin-
20 Comisión Económica para América Latina, organis- culación con la academia internacional. En todo caso,
mo de las Naciones Unidas para la región. es bastante claro que Solari jugó un papel central en
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 819

Debe mencionarse, asimismo, en esos años, la profesores “titulares” de la facultad, Isaac Ga-
existencia de dos cursos obligatorios de Socio- nón y Aldo Solari (ambos abogados, vinculados
logía para todas las carreras del IPA —en las con la masonería y el Partido Colorado), sino
facultades había uno a lo máximo—, y que el que se crean cargos específicos para investiga-
propio Solari fue allí profesor varios años. ción, y además se realizan y publican algunas
Hay bastante consenso en la literatura en investigaciones. Lógicamente, buena parte de
reconocer que recién con la creación del Ins- los miembros del ICS son abogados de origen,
tituto de Ciencias Sociales en la Facultad de y junto con sociólogos autodidactas, revistan
Derecho (1958), aparece el primer embrión de allí también pioneros de la antropología y la
profesionalización —a nivel universitario— geografía humana.23 Aunque ya en la mitad de
de las ciencias sociales que aquí nos ocupan, los sesenta, se incorporan como “ayudantes” o
y en todo caso, de la sociología.22 En efecto, similares varios de los nuevos sociólogos pro-
como ya vimos, allí no solo se reúnen los dos fesionales formados en el exterior.24
Nada comparable aún con el dinamismo
fundacional y profesionalizante que se está
ese proceso; por su clara vocación sociológica, por su produciendo contemporáneamente en Buenos
productividad en esos años, por sus sólidos vínculos
con sectores de poder en la Facultad, y en la masonería o Aires y en San Pablo, e incluso en Santiago
muy influyente en ese período y con el Partido Colora- de Chile. Pero, sin embargo, es en y desde ese
do. Y, además, por ser él un referente de peso de la red nuevo espacio que se promueven significativos
internacional constituida por el Congreso para la Liber- contactos académicos internacionales, como el
tad de la Cultura, de intensa actividad en ese período
V Congreso de ALAS, realizado en Montevideo
agudo de la Guerra Fría. Eso facilitó que dicho organis-
mo financiara parcialmente, en 1964, la realización en (1959), la parte uruguaya de la investigación
Montevideo de un importante Seminario Internacional comparativa sobre estratificación y movilidad
sobre Élites en América Latina, organizado por Solari
junto con Seymur Lipset.
22 Aunque con otro nombre, el Instituto de Economía
—en la Facultad de Ciencias Económicas y Administra- 23 Como Renzo Pi Hugarte y Germán Westein, respec-
ción— ya funcionaba desde comienzos de los cincuen- tivamente.
ta y tenía el mismo director que lo prestigiaría y conso- 24 Entre otros, Carlos Filgueira, Susana Prates, Geró-
lidaría hasta avanzados los años sesenta: Luis Faroppa. nimo de Sierra, Néstor Campiglia.
820 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

social en el Cono Sur25 (1959), y un poco des- investigación empírica del padre domínico
pués (1964), el seminario internacional —y francés Joseph Lebret y su movimiento inter-
libro posterior— sobre élites en América Lati- nacional (con impacto en la época en Brasil, en
na (Lipset y Solari). Desde allí se estimuló la lo investigativo; en Chile, en lo ideológico; y en
postulación de estudiantes para la Maestría en otros países de América Latina).
FLACSO-Chile; hecho, a la postre, decisivo, Este vector de influencia es muy significati-
para superar el ya mencionado atraso de insti- vo —hoy lo llamaríamos una ONG o centro in-
tucionalización de la sociología en la Universi- dependiente—. Sus miembros eran profesiona-
dad, y también fuera de ella. les universitarios, y tanto Juan Pablo Terra (su
Antes de tratar con más detalle ese proce- coordinador y principal figura), como Dionisio
so, es necesario señalar otra vertiente —local Garmendia, eran, o serían luego, docentes de
e internacional— de real significación para sociología en la Universidad (Arquitectura, De-
entender el desarrollo de las ciencias sociales, recho, y Humanidades y Ciencias). Incluso J.P.
en especial, en su dimensión de investigación Terra llegó a ser fundador y consejero —antes
empírica con métodos y técnicas reconocidas de su fallecimiento accidental— de la Facultad
y controlables. Nos referimos a los Equipos de Ciencias Sociales creada, en la Universidad
del Bien Común, existentes desde los años de la República, en 1990.
cuarenta y fundadores, en 1958, del Centro Si bien el grupo tenía fuertes referentes
—y los Cuadernos— de Economía Humana, ideológicos (cristianismo social),26 no culti-
seguidores de la inspiración y métodos de vaba especialmente los enfoques teóricos de
la sociología; no obstante, se centraba en los
métodos y técnicas científicas para aplicar
25 Financiada y promovida por la Unesco, a través
del recién fundado Centro Latino Americano de In-
vestigaciones Sociales de Río de Janeiro, y en paralelo
con las ciudades de Santiago, Buenos Aires y Río de 26 Con menos énfasis investigativo, pero quizás con
Janeiro. Según consignó el propio Solari, para su rea- mayor incidencia en la problematización social y “so-
lización firmó un acuerdo técnico con los Equipos del ciológica” de ciertos sectores juveniles, deben señalar-
Bien Común, dirigidos por J. P. Terra, que tenían mayor se los cursillos y publicaciones sobre la “realidad na-
experiencia de investigación empírica por muestreo y cional”, orientadas por el jesuita José Luis Segundo; en
encuestas. particular, su libro de 1967 escrito en colaboración.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 821

encuestas por muestreo o censos regionales, lo también sociólogos “de hecho” o recién gradua-
que en su época era algo excepcional. Publican dos, etcétera), lo que significó un fuerte impul-
ya en los años cincuenta varios trabajos pio- so a la legitimidad de las ciencias sociales en ge-
neros de sociología urbana y de la familia. Sus neral, muy especialmente, a la economía; pero
preocupaciones tenían inspiración humanista, también, en parte, a la sociología “naciente”.
pero eran, en gran medida, práctica, orientadas De ese impulso estatal nacieron el nuevo cen-
a dar insumos para intervenciones sociales. so de población, el de vivienda, varios censos
Es quizás, en parte, por esa expertise extra agrarios, una gran y exhaustiva encuesta rural
universitaria en investigación social, que Juan a escala nacional, así como un abarcativo diag-
Pablo Terra jugó también un papel importante nóstico general de la educación en el país. Y se
en el otro movimiento de estímulo a las cien- generó un clima nuevo de demandas de análisis
cias sociales en el país, que fueron los grandes e investigaciones concretas sobre el país.27
contratos gubernamentales de investigación, Finalmente, se puede mencionar la influen-
en la primera mitad de los años sesenta. Influi- cia —aunque menor— del Instituto de Opinión
do el gobierno —y buena parte de los intelec- Pública y de una sucursal nacional de la empre-
tuales— por los trabajos de la CEPAL y la ge- sa de encuestas Gallup.
neralización en ámbitos oficiales y académica
de las ideas de planificación, y en un contexto
27 Este proceso se cortará básicamente en 1967-1968,
de grave crisis del modelo de desarrollo, varios con la vuelta al gobierno del Partido Colorado, en espe-
ministerios contrataron la realización de inves- cial, cuando asume el vicepresidente Pacheco Areco,
tigaciones, encuestas y diagnósticos globales, ante la muerte del presidente electo, Álvaro Gestido.
en diversas áreas de la realidad nacional. Des- Un ejemplo marcante de ello es lo sucedido con el ya
mencionado Luis Faroppa. Había sido durante años
de el gobierno central, la Comisión de Inversio-
director del Instituto de Economía, y había asesorado
nes y Desarrollo Económico (CIDE), dirigida mucho a la CIDE; luego, fue nombrado por Gestido pri-
por Enrique Iglesias, posteriormente secre- mer director de la OPP (recién creada Oficina de Pla-
tario ejecutivo de CEPAL, u otros ministerios neamiento y Presupuesto). A poco de asumir Pacheco,
específicos por su lado, reunieron a lo más gra- debe renunciar y, desde entonces, se aleja de cargos pú-
blicos de influencia. Lo mismo le sucedió a gran parte
neados de los cientistas sociales universitarios
de los elencos que trabajaron en los estudios solicita-
de la época (especialmente economistas, pero dos por el gobierno anteriormente.
822 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Es en ese mismo período —desde fines de Hay que tomar en cuenta que toda la década
los años cincuenta y con gran ímpetu en los del sesenta fue una época de crisis y cuestio-
sesenta— que se generaliza la interrogación namientos al modelo tradicional de funciona-
de las élites intelectuales sobre el fracaso del miento económico y aún político y social del
“Uruguay Batllista” y los nuevos caminos de país. Pierde el gobierno el Partido Colorado
desarrollo posible para el país. Desarrollismo, por primera vez en la historia; estancamiento
crecimiento, desarrollo, reforma, revolución, del PBI, sobre todo industrial; primeros acuer-
son temas que se vuelven centrales y reiterati- dos con el FMI; crecientes conflictos sindica-
vos, como sucedía en otros países de la región. les; y, en el ámbito educativo, nacimiento de la
Una crisis acelerada del autoconformismo an- guerrilla urbana y prolegómenos al nacimiento
terior lleva a multiplicar la reflexión y las publi- del Frente Amplio; impacto cultural y social de
caciones sobre temas socioeconómicos, socio- la Revolución cubana; desgaste creciente de
históricos, políticos y culturales. los dos partidos tradicionales; aumento de la
Proliferan “colecciones” de carácter cientí- represión en gran escala. Estos y otros aconte-
fico o ensayista de buen nivel,28 donde escri- cimientos similares crearon un fuerte proceso
ben, al mismo tiempo, académicos y no aca- de incertidumbres ciudadanas y también en las
démicos. Papel animador —y casi rector— de élites intelectuales. Se acentuaron los debates
enorme significado, juega en este proceso el globales e interpretativos sobre el pasado y el
semanario Marcha, sus Cuadernos, y la enor- futuro incierto del país. Junto con las deman-
me figura intelectual de su director, Carlos das de ciencias sociales, mencionadas antes,
Quijano.29 que venían “desde el Estado”, se agregan ahora,
cada vez más, las demandas que vienen “desde
la sociedad”.
28 Las principales fueron Enciclopedia Uruguaya; Rápidamente se crea una situación en la
Capítulo Oriental; Cuadernos de Nuestra Tierra; Cua- cual las débiles y nacientes ciencias sociales se
dernos de Marcha.
ven sometidas a un incremento desmedido de
29 Un tratamiento sistemático, muy documentado y tareas y solicitud de “respuestas”. Explicativas
casi exhaustivo de esa influencia —con enfoque de his-
y operativas; investigativas y docentes, al mis-
toria social y de las mentalidades— se encuentra en de
Sierra (1992). mo tiempo. Para ello, cuentan aún con pocos
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 823

recursos financieros, poca acumulación previa, también en parte que su desarrollo sea de to-
poca institucionalización y poca profesionali- dos modos aún limitado, cuando llega el golpe
zación de sus cultivadores; y, a diferencia de lo de Estado en junio de 1973.
que sucedió en esa época en Chile, Argentina o Sin embargo, una mirada histórica objetiva
Brasil, no llegan al Uruguay fuertes ofertas de no debería en absoluto minimizar los avances
financiamiento extranjero para la sociología o ocurridos en la institucionalización y profesio-
la ciencia política, y tampoco para la antropo- nalización de la sociología en los años sesenta
logía.30 Con excepción del costo de formación y hasta el golpe de Estado. Proceso dado en un
de los “nuevos sociólogos profesionales”, que contexto cultural y científico en el que eran la
refundan la disciplina en el país (formados en economía política y la historia social y econó-
el exterior), el salto importante de esos años mica, las ciencias sociales que aún ocupaban
—incluyendo el período 1968-1973— se reali- el centro de la escena intelectual, e incluso
za fundamentalmente con recursos financieros de la “escucha” que venía de las élites socio-
locales, sobre todo universitarios. Ello explica políticas.31 Sin los avances de los años sesenta
—hasta la intervención de la Universidad de la
República, en 1974—, hubiera sido totalmente
30 Aunque sí llegaron con fuerza los debates suscita-
dos en América Latina en esos años, sobre las financia-
ciones externas —sobre todo norteamericanas— a la 31 En medio de la ya mencionada intensa actividad
investigación sociológica. El contexto de guerra fría, el editorial, desde inicios de los sesenta, incluyendo obras
impacto de las revelaciones sobre el Plan Camelot (fi- que posteriormente fueron consideradas importantes,
nanciado directamente por la CIA, pero con aval técni- de sociólogos como Solari o Germán Rama, o “politólo-
co de académicos estadounidenses), el apoyo también gos” como Real de Azúa, no es abusivo considerar que
de la CIA al Congreso por la Libertad de la Cultura, y las obras más leídas y que más marcaron los debates de
otros casos similares, crearon un clima de prevención la segunda mitad de los años sesenta, fueron trabajos,
importante entre los docentes, y un rechazo frontal a di- como el informe de la CIDE Plan Nacional de Desarro-
chas financiaciones entre los gremios estudiantiles. En llo Económico (1965), el Proceso Económico del Uru-
primer lugar, por falta de ofertas firmes, y, además, por guay del Instituto de Economía (1969) o las ambiciosas
el recelo de los docentes, estudiantes y autoridades, lo y renovadoras investigaciones de historia socioeconó-
cierto es que se produjo en ese breve período un mayor mica, escritas por los equipos de José Pedro Barrán y
aislamiento operativo respecto de los circuitos interna- José Nahum, por un lado, y de Julio Rodríguez y Lucía
cionales. Salas, por otro (todos ellos, egresados del IPA).
824 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

imposible el proceso de neo-institucionaliza- Ya habían regresado varios sociólogos pro-


ción y profesionalización, ocurrido en el ámbi- fesionales formados en el exterior,34 y la Fa-
to privado durante el período de la dictadura cultad de Derecho le otorga al instituto más
(en centros independientes, con fuerte apoyo presupuesto, y, sobre todo, considerable auto-
externo).32 nomía técnico política, al tiempo que el Con-
Existe un fuerte consenso (Filgueira, 1975; sejo Central de la Universidad le reconoce el
Prates, 1987; Errandonea, 1997-2002; Campag- carácter de “Instituto Central” (aunque se sitúe
na, 2003) en considerar que la sociología aca- en la Facultad de Derecho). Cabe señalar que
démica da un paso importante para institucio- —al igual que en Buenos Aires, años antes— el
nalizarse y profesionalizarse gracias a la rees- gremio estudiantil juega un importante papel
tructuración del Instituto de Ciencias Sociales, de impulsor de esta transformación y expan-
realizada entre 1968 y 1969, luego del retiro del sión del espacio de las ciencias sociales en la
país de Solari (en 1967),33 y del retiro profesio- Universidad.
nal de Isaac Ganón. Quizás por eso la transición Se han señalado —con razón— algunos pro-
al nuevo formato no fue demasiado traumática, blemas que conllevó este fuerte protagonismo
a pesar de que culminó con la renovación de gremial juvenil,35 pero se ha reconocido menos
gran parte del personal, los esquemas de ense- su papel decisivo para hacer posible dicha ins-
ñanza y los estilos de investigación. titucionalización.
Hay un hecho marcante y novedoso: se llama
a concurso —con tribunal internacional— a to-
32 Los directores, los animadores y la mayoría de los
dos los cargos simultáneamente. Este proceso
investigadores iniciales de esos centros venían del ám-
bito universitario pregolpe. El apoyo y la financiación acentuó el impacto de la “dimensión interna-
externa que llegó luego de ningún modo hubieran podi-
do tener tal eficacia y la eficiencia, sin ese capital huma-
no preexistente. 34 Aunque las restricciones para un trabajo sociológi-
33 En rigor, recién en este momento se va a producir el co profesional (dentro y fuera de la Universidad) lleva-
proceso ya acaecido hace diez años o más en los países ron a que en esos años no regresaran varios uruguayos
del Cono Sur. Solo que, a una escala más modesta, con egresados de FLACSO, y otros no pudieran reciclarse
menos recursos y, sobre todo, por un período más cor- en el país como sociólogos.
to, antes de la intervención militar en la Universidad. 35 Ver Filgueira, 1974; Prates, 1985.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 825

cional” en la concreción de la tardía institucio- Esto genera un cambio cualitativo de la


nalización: no solo todos los tribunales de los imagen de la disciplina en el ámbito académi-
concursos fueron integrados por argentinos y co, pero también, en buena medida, en la so-
chilenos, sino que todos los cargos superiores ciedad, por otra parte, muy traumatizada —y
fueron ocupados por sociólogos formados en “demandante” de respuestas— por la gravedad
el exterior, y, además, dos de ellos eran argen- de la crisis social y política que vive el país. Los
tinos (todos, con formación sociológica en la jóvenes estudiantes de las carreras “nobles”
FLACSO, salvo uno en Lovaina y París). Ello pasan a recibir clases de los “nuevos” sociólo-
otorga una fuerte legitimidad —y poder aca- gos, que —más allá de sus eventuales cualida-
démico— a los “nuevos” sociólogos, quienes des y conocimientos— aparecen investidos del
crean la Licenciatura en Sociología y la revista prestigio de sus diplomas del “exterior” y de un
Cuadernos de Ciencias Sociales, al tiempo que poder académico-administrativo impensable,
ocupan las cátedras no solo en Derecho, sino unos años antes.
en varias de las facultades que ya las tenían, o No solo estos nuevos docentes pasan todos
que las crearon en esos años (como Medicina ellos a ser también investigadores —al menos
e Ingeniería). Dado que la Universidad había en teoría— y a vivir de su trabajo académico,
abierto en esos años la llamada Regional Nor- sino que comienzan a formar a sus sucesores
te, en la ciudad de Salto (y que allí se enseñaba a través de la nueva licenciatura recién creada.
la carrera de Derecho, con su nuevo Ciclo Bá- Es decir que se afirma el proceso de reproduc-
sico), por primera vez llega al interior del país ción disciplinaria antes inexistente en el país.
la enseñanza de la Sociología a nivel superior.36 Aunque hasta el golpe militar, el mercado de
trabajo seguirá siendo básicamente la propia
Universidad, más aún dado el mencionado re-
36 Hasta el golpe de Estado, el ICS y la Facultad de De-
recho envían allí como docentes de sociología, a Geróni- troceso investigativo en las unidades del apa-
mo de Sierra y Luis Eduardo González, quienes viajan pe- rato estatal.
riódicamente a Salto. Este esfuerzo inicial adquirirá una Imposible minimizar el cambio de situación
significación mayor luego de la dictadura, al integrarse que estos hechos representan, pero tampoco
un equipo local (1990), en unidad de investigación bajo
deben magnificarse. La amplitud y diversifica-
jurisdicción del Departamento de Sociología (antiguo
ICS) de la naciente Facultad de Ciencias Sociales. ción de tareas de estos sociólogos —incluyendo
826 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

una sobrecarga docente—, la enorme deman- particular. O sea que en este “nuevo instituto”,
da planteada por una situación social y política había distintas posiciones en lo teórico, como las
bastante explosiva, y la brevedad del perío- había en el resto de las universidades de Améri-
do 1969-1973, son todos factores que acotan ca Latina. Se manejaban autores norteamerica-
la cantidad y profundidad de la investigación nos y europeos —de distintas tendencias—, pero
realizada en el período. A ello, debe agregarse también latinoamericanos.38 En los cursos y en
el limitado monto de recursos universitarios y materia de investigación producida, la gama era
nacionales destinados para gastos de investi- muy amplia, pero se fue acentuando la polariza-
gación en sociología, especialmente los que no ción entre las corrientes influidas por el estruc-
eran propiamente salarios.37 Esta nueva pro- tural funcionalismo —o más precisamente por la
ducción en investigación marcó, sin embargo, sociología de la interacción psicosocial de “im-
un tournant en cuanto a las exigencias teóricas pronta” norteamericana39— y aquellas que abre-
y metodológica de los trabajos, y más en gene- vaban de algún modo en las diversas corrientes
ral en cuanto a normativizar las nuevas “reglas del análisis histórico estructural, con énfasis cre-
científicas” del trabajo sociológico en el país. ciente en los enfoques de raíz marxiana (con una
Ello consolidó la idea de que la ciencia social
debía manejar información empírica y no solo
consideraciones teóricas. 38 Con simple carácter ilustrativo, puede mencionar-
Esto es importante visualizarlo, pues debe se, Parsons, Mertos, Chinoy, Wright Mills, Cosser, Tou-
tenerse en cuenta que para el Uruguay este pro- raine, Ossowsky, Marx, Weber, Darendhorf, Poulantzas,
Althusser, Cardoso y Faletto, Nun, Murmis, Verón, A.
ceso se da ya bien avanzada la crisis de los se-
Quijano, Ianni, Weffort, etcétera.
senta en América Latina, y con ello, todo el tenso
39 Esta polarización ya dijimos que en ese momento
y apasionado debate entre orientaciones de las
atraviesa toda la sociología y las ciencias sociales de
ciencias sociales en general y de la sociología en América Latina (ver Franco, 1974; Verón, 1974; Villa
Aguilera, 1974). Lo particular del proceso uruguayo
es que, a diferencia de, por ejemplo, Chile, Argentina,
37 Filgueira (1975) sostiene, sobre la base de datos del Brasil y México, la polarización toma a la sociología en
Conicyt, que la Sociología solo recibía en 1970-1971, el fases iniciales de su efectiva institucionalización y pro-
13% de los gastos en ciencias sociales, cuando la econo- fesionalización universitaria, y no luego de varios años
mía absorbía el 73%. de cierta consolidación, como en esos países.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 827

influencia en ascenso —como ya sucedía en Eu- y controlables por los pares (no solo del país,
ropa y el resto de América Latina— del estructu- sino internacionales), y “debe” haber manejo
ralismo althusseriano y poulantziano).40 no casuístico de información empírica.
Pero, a pesar de esas diferencias,41 operaba Se divergía sobre el destino del país y de
un fuerte consenso en la necesidad de realizar América Latina, y respecto de qué herramien-
un corte intelectual con el pasado (sobre todo, tas sociológicas se lo debía analizar; pero se
aquel previo a 1960-1963), y consolidar una mantenía la voluntad de distinguirse del pasa-
“sociología científica”, en sus métodos, en su do de las ciencias sociales en el país.44 Quizás
“gramática” y en sus objetivos.42 Los referentes en cierta medida fue más un programa que una
teóricos “deben” estar presentes y venir de la realidad acabada; pero, como luego se vio en
academia,43 los métodos “deben” ser científicos el período dictatorial (al formarse los centros
independientes o privados), ello marcó defi-
nitivamente a los nuevos sociólogos y sus su-
40 Sin perjuicio de posiciones menos polarizadas, y de cesores; hayan trabajado luego del golpe, sea
otras más eclécticas e influidas en lo teórico por la tra- dentro o fuera del país.
dición doctrinaria anarquista, como las de Alfredo M. En todo caso, por primera vez se generan
Errandonea y Alfredo Errandonea (h).
programas de investigación de cierto aliento;
41 Que dada la grave situación sociopolítica que atra- se realizan publicaciones científicas regulares;
vesaba el país —y la consecuente politización del am-
se impone la idea de que, para ser sociólogo,
biente nacional y universitario— daba lugar a no pocas
tensiones en la vida interna del ICS, la Facultad de De- el camino natural es estudiar sociología, y la
recho y la Universidad. enseñanza de esta da un salto —respecto del
42 La complejidad y ambigüedades en que se apoyaba pasado en el país— en rigor académico, actua-
este consenso son mencionadas en Errandonea (1997-
2002, Vol. II) y analizadas con más detalle por Verón (1974).
43 Hay que recordar que los principales autores de re- 44 En ese momento de fuerte “afirmación disciplina-
ferencia marxiana eran, en ese momento, catedráticos ria”, inclusive la ya mencionada tradición de investiga-
de prestigio en el primer mundo, y algunos en Améri- ción empírica de los Equipos del Bien Común, era vista
ca Latina. Y que el uso de textos de Marx —o incluso en el ICS como demasiado despreocupada de la teoría
a veces de Lenin— eran mediados por dichos análisis sociológica, o sea, demasiado empiricista, descriptiva o
académicos. sociográfica.
828 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

lización e internacionalización teórica y meto- En un tratamiento tan acotado por el espacio


dológica de la bibliografía utilizada.45 Y un nú- como este, casi no hemos hablado de la ciencia
mero considerable —aunque aún reducido— política y de la antropología. En rigor, le caben
de sociólogos pasan a vivir de su profesión, o para el período preliminar y de primera institu-
intentan poder hacerlo. cionalización, las mismas consideraciones de la
Cabe señalar, para todo este período final de sociología, pero con la diferencia de que casi no
la consolidación del ICS (que coincide crono- tenían, ni tuvieron, cultivadores “profesionales”
lógicamente con el período de la llamada “dic- —e investigadores— hasta muchos años después.
tadura constitucional” de Pacheco Areco y su Ya mencionamos para la ciencia política la
sucesor —Bordaberry—, quien daría el golpe excepción de Carlos Real de Azúa, y puede in-
cívico militar en 1973), que la casi totalidad de cluirse —con mucho menos influencia y pro-
sus miembros tenían convicciones políticas ducción— al Dr. (abogado) A.  M. Errandonea,
opositoras al gobierno —aunque no necesa- profesor de la materia hacia fines de los sesenta,
riamente tuvieran militancia política partida- en la Facultad de Derecho. En gran medida, el
ria— y que, por ende, su situación en cuanto al lugar del análisis político científico era ocupado
trabajo posible con el Estado se había reduci- por la sociología política —junto con la historia
do drásticamente. De cualquier manera, ya di- política—, y continuó siéndolo hasta avanzado
jimos que tampoco el Estado había mantenido el período posdictadura.47 Como veremos con
su política de reclutamiento de comienzos de
los sesenta.46
Incluso a los que tenían clara simpatía con el Partido
Colorado, pero que probablemente no hubieran acep-
tado trabajar para el gobierno de Pacheco, aún si su
45 Se rompió para siempre con el sistema —tradicio- “fracción colorada “de simpatía siguiera integrando el
nal en las “cátedras” de sociología anteriores— de es- gobierno hasta muy poco antes del golpe, como efecti-
tudiar a partir de los “apuntes” tomados al profesor. Se vamente sucedió.
imprimen en forma de Fichas cientos de artículos y ca- 47 Ello puede constatarse en la producción sobre temas
pítulos científicos actualizados que pasan a ser —junto políticos, donde abundan —y a menudo hasta predomi-
con libros— la bibliografía exigida. nan— las publicaciones de “sociólogos” e historiadores,
46 Aún si la hubiera mantenido, muy pocos sociólogos incluso hasta ya avanzados los años noventa. Entre los
en el país habrían aceptado en ese momento el encargo. sociólogos, está el caso por ejemplo de los escritos de
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 829

más detalle al analizar ese período, salvo los Período gobierno militar (1973-1984):
cursos breves organizados por el CLAEH, en clausura de las ciencias sociales
1982, recién al volver la democracia se crea en en la Universidad y reconstruc-
la Universidad de la República un Instituto de ción en los centros, con financia-
Ciencias Políticas (1985), y solo en 1989, la ca- miento del exterior
rrera de Licenciado en Ciencias Políticas. En 1973, se inician casi 12 años de gobierno
Un panorama similar —en realidad aún más dictatorial, altamente represivo y de cierre de
precario— es el de la antropología, de la cual tam- los espacios de legalidad para las actividades
bién puede decirse que recién luego de la dicta- sociales y políticas, así como de la autonomía
dura alcanzará su paulatina institucionalización y de la Universidad y de los demás espacios edu-
profesionalización. Daniel Vidart y Renzo Pi eran cativos e intelectuales. Todo el campo cultural
dos antropólogos socioculturales que ya produ- queda bajo sospecha y minuciosamente con-
cían antes del golpe militar y continuaron hacién- trolado. Las ciencias sociales —y en particular,
dolo —en la universidad— luego de la vuelta a la sociología— son de hecho, o de derecho,
la democracia. Cabe señalar para el período pos prohibidas en la Universidad, y prácticamente
1964, la significativa presencia del antropólogo todos sus cultivadores son destituidos de sus
brasileño Darcy Ribeyro, quien, exiliado por el cargos. Un buen número de ellos parten en su-
golpe en su país, se instaló en la Universidad de la cesivas etapas al exilio. Los que permanecen
República —Facultad de Humanidades— donde —o regresan pronto con sus posgrados— con-
dictó clases durante varios años.48 forman un nuevo sistema privado de investiga-
ción (y en parte docencia) en ciencias sociales,
con decisivo apoyo institucional y financiero
César Aguiar, Carlos Filgueira, Alfredo Errandonea (h), y del exterior. Hay pues, a la vez, destrucción y
Gerónimo de Sierra. También reflejó esa realidad la com- reconstrucción —sobre nuevo formato— de
posición claramente interdisciplinaria de la Sociedad de
las ciencias sociales en el país. En particular, la
Análisis Político, creada en 1985, y posteriormente la in-
tegración, en los años noventa, de los primeros egresados sociología y la economía logran mantener ca-
locales de Ciencia Política a la Asociación de Sociólogos. pacidad investigativa, imagen social y renova-
48 Para una visión panorámica de la antropología uru- ción generacional. Algo similar, aunque quizás
guaya, ver Pi Hugarte, (1997). en menor escala, sucede con la historia.
830 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Rupturas, continuidades docentes e investigadores; se prohíben las


y reconstrucción encuestas; se depura la biblioteca del ICS,
En la literatura —sobre todo para los casos etcétera.49
de Uruguay y Chile—, se ha vuelto un lugar Ello deja —en primera instancia— sin em-
común decir que los respectivos golpes mili- pleo y sin espacio de trabajo científico o pro-
tares de 1973 liquidaron la situación institu- fesional a todos los sociólogos que había en el
cional previa de las ciencias sociales y que, país, vinculados con el espacio universitario
a partir de allí, se inicia el nuevo período de (que ya vimos era el grueso de su mercado real
los “Centros” (privados o independientes, se- de trabajo). Esto afecta a los “viejos”, a los “nue-
gún el autor). Es, sin duda, evidente que lo vos”, y a los recibidos justo antes de la inter-
dominante es la fractura del proceso de “ins- vención de la Universidad.50 Muchos debieron
titucionalización”, que en el caso uruguayo abandonar la profesión y otros emigraron ense-
apenas estaba madurando, como dijimos en
el capítulo anterior. Pero también debemos
señalar algunos elementos de continuidad 49 Incluso es secuestrada casi toda la edición de un
libro de investigación en equipo, Partidos políticos y
significativos que existen en el período —y estructura de clases en el Uruguay: aspectos ideológi-
que suelen ser minimizados— o, al menos, cos, dirigida por Gerónimo de Sierra (1973), que recién
poco tratados. había sido editado por el ICS. Insólitamente, ese libro
En el caso de la sociología, no cabe duda no pudo leerse como tal durante la dictadura; sin em-
de que el proceso de desarticulación es con- bargo, buena parte de su base empírica documental fue
textualmente utilizada por el gobierno —sin citarlo—
tundente. Se cierra la Licenciatura (con lo en una de sus obras justificativas centrales del período
que también se trunca obviamente la carre- represivo: Las Fuerzas Armadas al pueblo oriental
ra de los alumnos de sociología aún no re- (1978).
cibidos); se elimina la materia en los Ciclos 50 No nos referimos a aquellos que ya habían partido
Básicos de varias facultades que la habían a trabajar en el exterior con anterioridad, por razones
introducido; se cierra la Revista de Ciencias personales o de mercado, y que probablemente ya no
Sociales (del ICS) luego de tres números, hubieran retornado, aún sin el golpe. Es el caso prin-
cipalmente de Aldo Solari, Germán Rama y Rolando
y la Revista Uruguaya de Ciencias Socia- Franco (en CEPAL); pero también de Teresa de Barbieri
les (privada); se destituye a casi todos los y Nelson Minello (en México).
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 831

guida para el exterior, a veces por persecución en rigor los hechos posteriores —en un ciclo
política y otras, para buscar empleo.51 Con va- de once años— mostraron que las ciencias
riantes en los formatos concretos algo similar le sociales y, en particular, la sociología habían
sucede en la Universidad a las otras ciencias so- adquirido —en su formato “moderno”— raíces
ciales. En cuanto a los centros privados o autó- suficientemente sólidas como para poder apro-
nomos que existían antes del 73, tuvieron suerte vechar, con eficacia y razonable solvencia, los
dispar, pero no fueron cerrados como tales. Uno fuertes apoyos externos que iba a recibir, y de
se autoclausuró por falta de medios (CISMO) esa forma retomar el camino de la profundiza-
y los otros, veremos que se reconvirtieron al ción investigativa, e incluso de formas ad hoc
nuevo formato emergente de financiación exter- de formación de nuevas generaciones de cien-
na casi exclusiva (en particular el CLAEH y el tistas sociales.
CIEP, ambos con vínculos religiosos). Luego veremos detalles de ese proceso de
Algunos análisis de esta situación hechos en reconstrucción; pero previamente queremos
el período inmediato posterior al golpe52 seña- insistimos insistir en lo que puede llamarse el
lan justamente ese dramatismo y la perplejidad componente no despreciable de continuidad
sobre el futuro de la sociología y las ciencias que perduró del período fundacional: la nueva
sociales en el país, ante esa destrucción y la fal- cultura sociológica de “vocación científica”, los
ta de espacios materiales, políticos e institucio- consensos metodológicos básicos, el reconoci-
nales para su desarrollo. Era un razonamien- miento por las otras profesiones de la utilidad
to rigurosamente entendible. Sin embargo, y pertinencia de la disciplina, etcétera. Y esto
vale tanto para quienes permanecieron en el
país, como para los que debieron salir; ya sea
51 Así fueron emigrando —definitivamente o por mu- para realizar posgrados y egresaron, o como
chos años— la mayoría de los cuadros superiores e in- exilio duradero y retornaron a partir 1984. Algo
termedios del ICS (Alfredo Errandonea (h), Gerónimo similar puede decirse para los economistas y
de Sierra, Liliana De Riz, Enrique Cárpenas, Gustavo
para los historiadores.
Cosse, Jorge Mernies y José Luis Petruccelli), parte
de los docentes en sociología de las otras facultades, y Este es un elemento importante cuando se
gran parte de los recién egresados antes del golpe. busca una visión de largo plazo del proceso de
52 Ver, por ejemplo, Filgueira (1974). las ciencias sociales en el país; y sobre todo de
832 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

la sociología. Queremos señalar, con esto, que considera, por el contrario, como de ruptura
el salto cualitativo dado en los años sesenta, o diferenciación con el pasado pregolpe. Nos
a pesar de sus limitaciones, tenía considera- referimos a la relación entre el trabajo acadé-
ble consistencia, y que por eso mismo “no se mico de los sociólogos y su imbricación con
disolvió en el aire”, a pesar de la represión a los requerimientos ético políticos del contexto
personas y el cierre de instituciones y espacios en el que trabajan. Contrariamente a lo que se
culturales. Por un lado, quienes quedaron en el afirma a menudo, en estos años el compromiso
país, y animaron las nuevas formas institucio- ético político de los investigadores tendió a ser
nales y el trabajo científico en ellas, eran bási- tanto o más fuerte que en el período pregolpe.
camente —ya se dijo— ex miembros titulares Si bien la política partidaria estaba prohibida o
o interinos de los institutos universitarios;53 y era clandestina (lo que obviamente exigía pru-
con ese acumulado, emprendieron la nueva dencia y reserva extremas), toda la literatura
etapa. Pero también los que pudieron salir a escrita posteriormente por los propios actores
estudiar posgrados —hayan o no regresado— (de los nuevos centros) jerarquiza justamente
tuvieron en general un buen rendimiento aca- el compromiso por la libertad, la democracia y
démico en el exterior; y ello indica claramente la equidad social, como componentes centrales
un nivel razonable de calidad de la formación y del “horizonte” y “motivación” de su actividad
la experiencia científica que habían recibido en científica. O sea, que más allá de ciertas rutinas
el ICS. Incluso, muchos de estos jóvenes soció- discursivas que pesaron mucho durante años,54
logos lograron —luego del posgrado— ocupar puede sostenerse que durante la dictadura
lugares académicos de cierto destaque en los la relación entre ciencia social y su contexto
países de la diáspora, como por ejemplo, Méxi- ético-ideológico-político continuó siendo de
co, Brasil, España, Inglaterra, etcétera. alta intensidad, más allá de sus manifestacio-
También se puede señalar en este período nes externas o explícitas.55 Cambiaron sí los
otro elemento de continuidad con la situación
anterior, que sin embargo habitualmente se lo
54 En general, embanderadas con los enfoques episte-
mológicos de asepsia radical en este tema.
53 Con algunas excepciones, que se desempeñaban 55 Susana Prates —trabajando en el CIESU— sostie-
como profesores en el IPA o la enseñanza media. ne algo tan contundente como esto: “El quehacer teó-
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 833

temas analizados, los contextos discursivos, Contexto cultural, sociopolítico


las ideologías predominantes y los referentes e institucional
políticos explícitos, pero el “núcleo conceptual El golpe de Estado militar (en lo formal
de la problemática” se mantuvo básicamente cívico-militar, pues siguió en funciones el pre-
tal como era antes del golpe. sidente Bordaberry) culmina una década de
Lo anterior nos parece importante a ser te- grandes conflictos sociopolíticos y de crisis del
nido en cuenta —también— cuando se anali- modelo de desarrollo; pero también, la década
zan las “causas” de la considerable eficiencia de crisis del pensamiento desarrollista (oficial
y productividad lograda por los centros en el y académico) que pesa hasta el 67, y luego de
período dictatorial. Ellas deben buscarse bási- crisis de todas las expectativas de cambios
camente en otros factores relevantes y no tanto más profundos e incluso revolucionarios. La
en la supuesta “liberación de la ciencia de sus irrupción militar —más allá de su radicalidad
ataduras sociales o políticas”.56 represiva— es un golpe profundo a la autoi-
magen de los políticos, de los ciudadanos y de
los mitos nacionales más arraigados. La im-
rico fue, entonces, quehacer político, orientado por
la globalidad de la meta compartida de evidenciar la
portante innovación política que representó el
ilegitimidad de las prácticas políticas —económicas y Frente Amplio —fundado en 1971— había, sin
sociales— del régimen y de desnudar con un contra-co- duda, beneficiado no solo de la fatiga ciudada-
nocimiento científico, el sostén ideológico del discurso na ante los viejos partidos de gobierno y el es-
oficial” (1985: 57). Difícilmente pueda sostenerse que tilo conservador represivo de Pacheco Areco,
los razonamientos epistemológicos predominantes en
el período pregolpe —muchas veces, luego criticados sino también —a nivel de cuadros y élites mi-
con excesiva liviandad— sobrepasaran ese marco de litantes— de una cierta maduración —en ese
referencia.
56 Pesaron más decisivamente factores tales como:
la “liberación” —por imposible— de las interacciones la considerable circulación internacional facilitada por
directas con el medio social, y el dictado de cursos ma- CLACSO, FLACSO, PISPAL, etcétera. Y, por cierto, la
sivos curriculares; los estrictos controles de la calidad voluntad —por parte de los investigadores que se que-
y, sobre todo, del timing del trabajo por parte de los daron en el país— de preservar a las ciencias sociales,
financiadores externos; y la modalidad predominante y al mismo tiempo recrear su propia fuente de trabajo
en esos años de financiación contra producto. También in situ.
834 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

período— de las ciencias sociales críticas, en y por más tiempo, que los análisis globales y
especial, la renovación historiográfica y de la sistemáticos de lo realmente sucedido y lo que
economía política. En rigor, su programa efec- podría suceder. En ese contexto, la reconstitu-
tivo —más allá de las percepciones subjetivas ción de los centros tuvo —al menos en los co-
de muchos—, era un desarrollismo con énfasis mienzos— un fuerte carácter corporativo y de
nacionalista y social fuerte, y en un marco de- sobrevivencia, y no solo objetivos científicos
mocrático y electoral.57 Muchos de sus apoyos o incluso políticos. No obstante, en el acto y
de izquierda eran menos claros respecto de proceso de constituirse como espacio autóno-
ello, pero ese era el pacto político que aglutinó mo de pensamiento y trabajo, al mismo tiempo
a la izquierda junto con la Democracia Cristia- van adquiriendo sociológicamente un carácter
na y sectores de los partidos Blanco y Colora- de contra autoridad al poder totalitario, que les
do. La guerrilla “corría por los palos”, como el carga de significado y poco a poco les va devol-
MIR en Chile, pero ya había sido claramente viendo —a los cientistas sociales— un públi-
derrotada en lo militar un año antes del golpe. co y, por lo tanto, parte del sentido social que
De modo que este tuvo también motivaciones habían perdido. Y, por supuesto, la autoestima
mucho más generales y estructurales, similares que había sido puesta en cuestión por la propia
al resto de los países de la región. radicalidad de la crisis. Solo que ahora las cir-
Planteamos este recuento para señalar que cunstancias —objetivas y también subjetivas—
la crisis institucional de las ciencias sociales obligan al abordaje de temas muy concretos y
fue, al mismo tiempo, una crisis de perplejidad aplicados, y al uso de instrumentos analíticos
y de marcos de análisis prospectivos. Los cien- más fragmentados y modestos. Se va, poco a
tistas sociales se quedaron, primero, sin traba- poco, constituyendo un nuevo campo, por su-
jo; pero, también, casi sin auditorio real den- matoria de parcelas, como si fuera un puzzle
tro del país. Las luchas humanitarias y por las que solo hacia fines del proceso será percibido
sobrevivencias ocuparon mucho más espacio realmente como un nuevo texto articulado.
Ese proceso fue muy tenso, pues en el caso
uruguayo la dictadura adoptó realmente de
57 Una frase mil veces repetida en ese momento por
un carácter totalitario muy capilar, que llegó a
el Gral. Líber Seregni —presidente del Frente Amplio—
era: “La propuesta del FA es pacífica y pacificadora”. controlar toda la vida privada, incluyendo los
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 835

espacios de vida cotidiana y, por supuesto, de Su experiencia los situó en medio de la ola
sociabilidad. Incluso se clasificó absolutamen- de reconstrucción de la sociedad civil y de la
te a toda la población adulta en tres niveles (a, propia democracia. Ese optimismo y orgullo
b, c), según su grado de peligrosidad supuesto. legítimo no obvió que ante las nuevas condicio-
Por eso también los centros fueron vigilados de nes institucionales —en particular, la reapertu-
cerca y, en parte, reprimidos en diversas oca- ra de la Universidad y el paulatino retroceso de
siones. Eso mismo fue dando consistencia y los fondos externos—, debieran poco a poco
moral a los colectivos, que fueron adquiriendo reperfilar su accionar y llegar, finalmente, al
confianza y profundizando su compromiso con cierre o a la reducción radical de su escala, y,
la eficiencia y la eficacia, como recursos clave por lo tanto, al cambio de su significación no
para la propia sobrevivencia. Todo el andamia- solo social, sino en el concierto de la investiga-
je jurídico y legal era tentativo y siempre pro- ción y docencia en ciencias sociales.58
visorio de hecho; pero eso mismo desarrolló la Incluso la mayoría absoluta de sus investi-
creatividad y la constancia, lo que, a la postre, gadores —como veremos en el Módulo 3— re-
fue extremadamente fructífero para el propio gresaron a la Universidad, o al trabajo privado
trabajo científico. profesional, o a una combinación de ambos y
Cuando después del plebiscito del ochen- mantenido vínculos muchos más ocasionales
ta, se va lentamente animando la vida política con los centros.
y cultural, los centros ya tienen capacidad de
jugar un papel dinamizador y de referencia
creciente. Este culminará en plena transición
democrática, cuando pasan a asesorar a varias 58 Debieron cerrar en su formato anterior el CIEP y el
GRECMU; el CINVE se transformó básicamente en una
comisiones de la gran Concertación Progra-
consultora económica; el CIEDUR y el CIESU mantie-
mática, instalada entre noviembre y marzo de nen sus locales, pero con una actividad de baja intensi-
1984-85. Y, paralelamente, organizan en conjun- dad, y el CLAEH ha debido reformular bastante su per-
to (menos el CLAEH en esa ocasión) un muy fil, para volcarlo, en buena medida, a tareas docentes de
importante seminario —con apoyo de CLACSO posgrado de amplia gama en ciencias sociales, e inte-
grar estratégicamente varios de sus planos de actividad
y el PNUD— titulado Concertación y apertura
con la Universidad Católica, incluso compartiendo la
democrática. propiedad de su local.
836 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Proceso de recreación institucional Uruguay, con la ventaja relativa de demandar


de la sociología (y las ciencias muchos menos recursos que en los otros casos.
sociales) Dicho un poco brutalmente, los tomadores de
Luego de un breve período de perplejidad, decisiones consideraron que era bajo el costo
una vez que la dictadura interviene la Universi- de oportunidad de asignar ayudas fuertes a
dad —octubre de 1973—, y desmantela los ins- los cientistas sociales uruguayos. Sobre todo,
titutos claves, con el impulso y la dirección de que, a pesar de su desarrollo previo limitado,
los cientistas sociales que quedaron en el país, ya existían garantías de expertise y calidad aca-
se inician gestiones internas y externas para démica razonable. Los hechos luego mostraron
preservar espacios de trabajo y de producción que era así efectivamente, y todos los balances
académica independiente. El proceso de rein- parciales y hacia el fin del período por parte de
vención institucional no es ni inmediato ni algo los “donantes” siempre fueron sumamente po-
obvio. Irá fructificando paso a paso, pero para sitivos respecto de los centros uruguayos.59
entenderlo es importante tener presente que ya Brevemente, podemos señalar la siguiente
en setiembre del mismo año sobreviene tam- cronología de puesta en marcha de los nuevos
bién el golpe en Chile. Ello genera una situa- espacios institucionales de tipo privado o inde-
ción para las ciencias sociales regionales que pendiente:
sobrepasa en volumen, dramatismo y visibili-
dad al caso uruguayo, pero que al mismo tiem- –– Se “refunda” —en 1974— el Centro Latinoa-
po va a ir generando “condiciones políticas” y mericano de Economía Humana (CLAEH)60
“procesos operativos” en las fundaciones y en —que había declinado a fines de los sesen-
la propia CLACSO, que terminarán favorecien- ta—, con apoyo importante de fondos católi-
do también la atención a la situación en Uru- cos europeos (historia, sociología, política).
guay. La anterior experiencia regional de ayuda Se afilia a CLACSO en 1978.
a los casos de brasileros —sobre todo después
del 68—, más la dinámica posgolpe chileno, 59 Esto fue así tanto para la Ford, la IAF, SAREC, NOVIB,
aceleraron el diseño de programas y asigna- ADVENIAT, Comité Catholique contre la Faim, etcétera.
ción de recursos para atender esas situaciones. 60 Alberto Pérez Piera, Carlos Zubillaga, Gerardo Cae-
Y ahí se ubicaron las demandas similares desde tano, José Rilla, J. P. Terra, Juan Camou, entre otros.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 837

–– Se “redinamiza” el Centro de Investigacio- mas de género con sociólogos e historiado-


nes Pedagógicas (CIEP), también de ori- res), y se afilia a CLACSO recién en 1985.
gen católico y dedicado a temas educativos
(educación y sociología). Se afilia a CLACSO A pesar de la importante diversidad de enfo-
en 1982.61 ques, disciplinas y orientaciones de trabajo —y
–– Se fundan y afilian a CLACSO, en 1975, el hasta de posiciones políticas— de estos cen-
Centro de Informaciones y Estudios de Uru- tros, el dramatismo de la situación represiva y
guay (CIESU)62 —básicamente sociología— la conciencia de la necesidad de cooperación
y el Centro de Investigaciones Económicas para sobrevivir y maximizar los resultados de
(CINVE) —básicamente economía—, ambos las gestiones dentro y fuera del país llevó a un
inicialmente con fondos Ford Foundation. modus vivendi fuertemente cooperativo, o al
–– Se funda, en 1977, el Centro Interdisciplina- menos de neutralidad, entre todos ellos. Con
rio de Estudios sobre el Desarrollo en Uru- el tiempo, eso fue reconocido como una marca
guay (CIEDUR),63 y se afilia a CLACSO en positiva por la comunidad de centros CLACSO,
1978 (economía, sociología, y algo de histo- e incluso el mundo de las financiadoras.
ria). Predominio de fondos SAREC y NOVIB. En las notas, hemos referido nombres de mu-
chos de los investigadores de la primera épo-
–– Se funda el Grupo de Estudios sobre la Con-
ca en cada centro, aunque lógicamente con el
dición de la Mujer (GRECMU)64 en 1979 (te-
tiempo hubo —en algunos casos menos que en
otros— diversas variaciones e incorporaciones.
61 Rafael Bayce, Héctor Apezechea, entre otros.
Estas referencias a personas pensamos que ad-
quieren sentido para poder percibir la impor-
62 Carlos Filgueira, Susana Prates de Filgueira, Nea
Filgueira de Apezechea, Héctor Apezechea, Enrique
tante continuidad existente con los nombres de
Mazzei, Danilo Veiga, Mario Lombardi, entre otros. los institutos universitarios de ciencias sociales
63 César Aguiar, Rosario Aguirre, Horacio Martorelli,
antes del golpe, y también una importante conti-
Danilo Astori, Martín Bouxedas, Carlos Pérez Arrarte, nuidad en muchos de los nombres que volverán
Jorge Notaro, entre otros. a ser significativos en la Universidad, al retorno
64 Susana Prates de Filgueira, Nea Filgueira, Silvia Ro- de la democracia. Ello sucede especialmente
dríguez Villamil, entre otros. entre los sociólogos y los economistas.
838 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Inicialmente, los centros trabajan en forma En los dos o tres años finales de la dictadura,
más bien autorreferente; editan sus trabajos se van constituyendo como punto de referen-
de investigación bajo forma de Documentos cia para círculos bastante amplios de intelec-
Internos de circulación reducida, y mantienen tuales y de actores sociales, aunque siempre
pocas relaciones entre ellos. A partir de 1979- guardan un perfil bastante discreto por razones
80, comienzan a desarrollar ediciones públicas de seguridad. En el tramo final de la transición
de folletos y libros, e incluso organizan “Series” y comienzo del nuevo régimen democrático, in-
de venta en librerías y quioscos,65 así como una cluso pasan a jugar un papel más político bas-
mayor cooperación mutua. Asimismo, empie- tante visible. Ya sea como fuente de “consulta
zan a organizar seminarios de investigación y técnica” para los partidos, ya sea albergando
debate, abiertos a un público más amplio. Glo- en su propio seno la actividad de cientistas
balmente, se considera que lograron un buen sociales que van al mismo tiempo asumiendo
nivel de productividad y una calidad razonable públicamente, poco a poco, papeles político-
de producción. Esta tuvo, obviamente, las limi- partidarios en sentido estricto.66
taciones temáticas impuestas por la dictadura, El monto de los recursos externos recibidos
pero también aquellas derivadas de las áreas fue muy importante (para la escala del país) y,
temáticas privilegiadas por las agencias finan- según los casos, incluía apoyos para proyectos
ciadoras. Hubo también fuertes restricciones o también grants institucionales. Ello permi-
para el acceso a estadísticas oficiales y para la tió pagar sueldos razonables para el mercado
realización de encuestas (de hecho, estuvieron
prohibidas).
66 Los casos con mayor “visibilidad” fueron Juan Pa-
blo Terra y Juan Young, del CLAEH, Danilo Astori y Ge-
rónimo de Sierra, del CIEDUR, y Alberto Couriel, del
65 Las dos series más significativas fueron El Uruguay CINVE (todos ellos, vinculados con partidos integran-
de nuestro tiempo, del CLAEH, y Uruguay hoy, del tes del Frente Amplio). Hubo varios otros, con menor
CIEDUR, que tuvieron unos diez fascículos cada una; exposición pública inicial, pero no menos compromi-
iniciaron en 1983 y 1984, respectivamente. En 1982, sos partidarios activos (Horacio Martorelli, Alberto Pé-
1983 y 1984, los centros organizan en conjunto ferias rez Piera, Pedro Cecilio, Juan Rial, Juan Carlos Fortu-
públicas de exposición y venta de sus trabajos y edicio- na, etcétera). Fue el caso al menos del CIESU, CIEDUR,
nes. CLAEH y GRECMU.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 839

local, financiar bibliotecas y su gestión, pagar En cuanto al sistema de gobierno —admi-


gastos directos de investigación, y, en varios ca- nistrativo y científico—, había fuertes varian-
sos, adquirir importantes inmuebles para sede tes; desde los criterios más verticales con di-
de trabajo. En conjunto, llegan a constituir una rección muy concentrada y no rotativa, hasta
efectiva demanda en el mercado de trabajo de centros con conducción más horizontal o “de-
las ciencias sociales, en los servicios requeri- mocrática”, ya que en ellos era la asamblea de
dos y en el campo editorial. Pero no se debe socios la que definía las grandes líneas de tra-
magnificar ese dato y hay que tener presente bajo, los salarios y elegía las autoridades por
que, de todos modos, eran núcleos pequeños tiempo limitado.
de investigadores, y que solo una minoría de
entre ellos podían considerarse seniors y reci- Relación entre las disciplinas
bían sueldos de ese nivel. de ciencias sociales
Incluso en alguno de los centros, se dio una Salvo en el caso del CIESU, donde se reú-
recurrente concentración de fondos-salario en- nen —en esta etapa— básicamente sociólogos,
tre pocos investigadores. y en el CINVE, economistas, los demás centros
Las formas organizativas de esos centros facilitaron, de hecho, una cierta integración in-
eran bastante diferentes entre sí; no solo en lo terdisciplinaria, al albergar en su seno a eco-
jurídico, sino en cuanto a los criterios de selec- nomistas, sociólogos e historiadores, en forma
ción de investigadores (aunque siempre fuera estable. Fue el caso, en especial, del CIEDUR
por cooptación), y, sobre todo, en la forma de y el CLAEH, y posteriormente el GRECMU. La
hacer participar a los miembros en la selección ciencia política —aún sin formalizarse cabal-
de autoridades y en la fijación de políticas cien- mente— se vio alimentada por la producción
tíficas y sus impactos en el medio. También di- bastante considerable en sociología política e
ferían sus vínculos con agrupaciones no acadé- historia política (sobre todo, al final del perío-
micas, en sentido estricto. do), y también por los cursos organizados en el
En este último aspecto, el CLAEH tuvo siem- CLAEH. Incluso, sin responder necesariamen-
pre a nivel de su dirección general técnicos te a un plan científico explícito, esa interacción
ligados con la Democracia Cristiana o con la entre disciplinas se vio fomentada por el for-
Iglesia católica. mato de “proyectos por tema” o problema, que
840 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

a menudo debían los centros elaborar, para po- personas, importa analizar algunos factores
der concursar fondos en las agencias externas. que propendieron a ese fenómeno de tanta im-
portancia para la sociología —y otras ciencias
Nuevos formatos sociales— en los años de dictadura.67
de internacionalización Una primera razón —que llamaríamos la
La brutalidad de la represión (aunque debe “del artillero”—, es que, en la nueva situación,
recordarse que ya era muy intensa en los años sin dinero del exterior, los sociólogos simple-
previos al golpe) y la radicalidad del desman- mente no podían vivir de su trabajo y debían
telamiento institucional de las ciencias socia- volver al multiempleo; con el agravante de que
les, así como la casi imposibilidad de financiar ahora los “nuevos sociólogos” ya no eran abo-
localmente el trabajo científico, o incluso pro- gados y debían, pues, trabajar en cualquier otra
fesional-aplicado, de los sociólogos, aunque actividad remunerada. Ni el Estado ni la Uni-
fuera bajo nuevos esquemas, produjo poco a versidad ni el empresariado privado,68 le ofre-
poco una transformación radical de los estilos cían alternativa alguna por varios años hacia
y niveles de relación con el exterior. Ello lle- adelante. Ergo, debían o emigrar o conseguir
va a un nuevo tipo de internacionalización del fondos externos para refundar espacios de tra-
trabajo en CCSS; en especial, en sociología y bajo en el país.
economía, aunque también en menor medida Una segunda razón —sin duda decisiva— es
implicó a algunos historiadores. que, en ese momento, y sobre todo después del
Dadas las reticencias mayoritarias del am-
biente sociológico previo al golpe, en cuanto a
67 Este fenómeno, ya dijimos, abarcó a otras discipli-
solicitar financiamiento externo (y, por lo tan- nas, y en la fase final repercutió sobre la futura ciencia
to, la falta de experiencia al respecto), no deja política a través de los acuerdos del CIESU con el IU-
de llamar la atención la rapidez y profundidad PERJ de Río de Janeiro, para enviar a egresados de su
con que los cientistas sociales que pudieron Diploma para hacer posgrados allí.
permanecer en el país se adaptaron a concur- 68 Nótese que una situación tan absolutamente radical
sar en el mercado de ofertas de financiamiento solo se dio quizás en Chile, pero no llegó a configurar-
se en la Argentina, y mucho menos en Brasil o México.
externo. Como nada sucede por casualidad ni
Nos estamos ahora refiriendo a quienes podían perma-
por efecto de la exclusiva voluntad de pocas necer en el país y debían decidir qué hacer.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 841

golpe en Chile (y luego en Argentina), se con- Finalmente, quizás no sea un factor a mini-
solidaron ambiciosos programas de financia- mizar el hecho de que dos de los sociólogos
miento de fundaciones norteamericanas y eu- —ex FLACSO— que se quedaron en el país,
ropeas —públicas y privadas—, para apoyar a tenían vínculos anteriores de trabajo y finan-
las CCSS “víctimas” de los quiebres institucio- ciación con la Fundación Ford, en el marco del
nales en el “sur” de América Latina, tanto den- proyecto de creación del Programa de Ciencia
tro como fuera de los países de origen de los Política, en Minas Gerais, Brasil. Ello, poste-
investigadores. Y, además, CLACSO —en espe- riormente, también parece haber facilitado los
cial— fue articuladora y mediadora de muchos vínculos con el otro núcleo fuerte apoyado por
de esos fondos hacia personas y centros espe- la Ford en Brasil, que era el IUPERJ.
cíficos. Ese papel mediador fue implícitamente Sea como fuere, lo concreto es que —como
reconocido por los nuevos centros que se afi- ya vimos— varios núcleos de ciencias sociales
liaron a CLACSO, para legitimar desde afuera lograron, por esa vía, reforzar (CLAEH y CIEP)
su estatus interno, pero también obviamente o crear (CIESU, CIEDUR, GRECMU, CINVE)
para poder aspirar a parte de esos fondos.69 centros de investigación, y obtener durante
O sea que el nuevo modelo pudo crearse y fun- muchos años un flujo básicamente constante
cionar porque en ese período hubo una oferta de financiamiento externo.71
relativamente importante de fondos disponi- Obviamente, eso permitió, a su vez, reforzar
bles para esos efectos —intermediados, en los vínculos con el exterior a través de viajes,
parte, por una estructura académica latinoa- seminarios, congresos, y la participación en los
mericana, como CLACSO—, lo que nunca an-
tes había sucedido en el caso uruguayo.70
conversión en consultoras, o a reducir al mínimo su
infraestructura.
69 A partir de un cierto momento, también pesaron los 71 Las fuentes fueron múltiples, pero se destacaron
fondos concursables de investigación administrados di- por el peso de su aporte —variando según cada centro
rectamente por PISPAL. y los momentos— la Ford, el IDRC, SAREC, NOVIB,
70 Al tratar el período posdictadura veremos cómo el Interamerican Foundation, Adveniat, OXMAN, y hasta
paulatino pero radical retiro de esos fondos del país, la Comunidad Europea. Naturalmente, que la lista com-
fue llevando a casi todos los centros a su cierre, re- pleta de financiadores fue más amplia.
842 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Grupos de Trabajo de CLACSO, lo que generó El saldo combinado de todos estos procesos
una inserción relativamente estable de las cien- nos coloca claramente ante un efecto inespe-
cias sociales en el circuito académico interna- rado de una crisis, que pudo ser terminal, pero
cional, sobre todo latinoamericano. acabó generando unas formas de internaciona-
Al mismo tiempo, las fuentes financiadoras lización que permitieron utilizar muy importan-
visitaban periódicamente a los centros urugua- tes recursos materiales y científicos (externos)
yos, o los reunían en algún país de la región, para capacitar recursos humanos en ciencias
afirmando esas nuevas redes internacionales. sociales para el país. Sin duda, hubo una cuota
Una consideración específica debe hacerse de emigración definitiva (por motivos políticos
respecto de lo que podríamos llamar el im- o profesionales),73 pero en buena medida el
portante impacto de “internacionalización di- saldo final del desarrollo de los centros y los
ferida”, a través de los jóvenes y seniors emi- retornos “recalificados” desde el exterior, fue
grados, pero que retornaron luego al país; ya altamente positivo para las ciencias sociales en
sea durante la dictadura o al final del período el país.
dictatorial. Esa influencia se ejerció a través
de los conocimientos adquiridos, ya sea por Formación de nuevos sociólogos
sus estudios de posgrado o por su experiencia y su inserción
académica y profesional en el exterior, y por la Con los ex estudiantes de sociología (incon-
convivencia académica con muchos otros cien- clusos), los jóvenes egresados que no emigra-
tistas sociales emigrados de Chile, Argentina y ron y nuevos interesados formados más o me-
Brasil.72 nos “en la marcha” (hasta que se organizaron
cursos más formales por el CLAEH y luego el
72 La lista de estos “retornados” con su acumulación
académica en el exterior —de distintas generaciones—
fue muy importante para las ciencias sociales, aunque nomía se da un fenómeno similar, con nombres como
más no fuere por su número. Solo en sociología y políti- Samuel Lijtenztein, Raúl Trajtenberg, Nicolás Reig,
ca, incluye, entre otros, a Alfredo Errandonea (h), Mar- Alberto Couriel, Jorge Irisity, Alberto Hinstermeister,
cos Supervielle, Graciela Prat, Jorge Landinelli, Jorge etcétera.
Lanzaro, Gerónimo de Sierra, Luis Eduardo González, 73 Ver un estudio sobre el tema en Apezechea, Prates
Rodrigo Arocena, Ema Massera. En el campo de la eco- y Filgueira (1978).
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 843

CIESU, éste en acuerdo con FLACSO), se van los alumnos.74 De esa manera, se habilitó una
completando los equipos de investigación y nueva generación y que realizara luego posgra-
renovando las generaciones. También fue im- dos en el exterior (en sociología o en ciencia
portante en términos de formación de nuevos política), lo que aseguraba un importante rele-
cientistas sociales el hecho de que, en especial vo generacional para la fase posdictadura.
CIEDUR, CIESU y CLAEH, suscribieran conve-
nios con instituciones académicas extranjeras Etapa posdictadura (1985-2003):
—y usaron las ofertas de CLACSO y FLACSO— reinstalación y desarrollo
logrando, así, “enviar” a jóvenes a hacer pos- de las ciencias sociales
grados, tanto a América Latina (Brasil, México, en la Universidad; reformulación
Perú y Ecuador), como a Europa, y en menor en los centros privados; nuevos
medida a los Estados Unidos. espacios institucionales y sociales
En algunos casos —sobre todo, el CIE- En marzo del 1985, asume el gobierno demo-
DUR—, los centros ayudaban a reciclarse crático electo, en un clima de importantes movi-
académicamente (y les daban trabajo remune- lizaciones populares de todo tipo, y donde pre-
rado) a jóvenes intelectuales que salían de la domina el espíritu de “reencuentro nacional” por
cárcel sin haber podido terminar sus carreras. y para la reconstrucción democrática. En térmi-
Y hacia el final del período, facilitaron el rein- nos globales, este ciclo de más de quince años es
greso profesional de varios de los primeros re- signado por un significativo proceso de consoli-
tornados del exilio. dación y expansión de las ciencias sociales, ya
Ya se dijo que recién en los tramos finales no solo la sociología y la economía, sino varias
del período se organizan (en los centros) cur- otras, en especial la ciencia política. Esta expan-
sos formales de formación en sociología y sión y consolidación será en enseñanza, en cali-
otras ciencias sociales. Los más consistentes
fueron los organizados por el CLAEH y el CIE-
SU. En el caso de este último —dos años y mo- 74 Obviamente financiadas con fondos externos. Esa
nografía—, tuvo la importancia de otorgar un experiencia de “estudiantes becados”, no se dio nunca
antes ni después dentro del país. Ello muestra una de
Diploma avalado por FLACSO y con becas para
las fragilidades estructurales históricas de la reproduc-
ción de las ciencias sociales en el Uruguay.
844 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

ficación académica de los cientistas sociales, en La Universidad de la República (UDELAR)


investigación básica y aplicada, en la UDELAR y vuelve a ocupar un lugar determinante en el
en nuevas instituciones universitarias privadas; ámbito de las CCSS, no solo en docencia sino
y también se abrirá una amplia gama de empleos también en investigación. En primer lugar, por
en el sector privado y en diversos organismos razones económicas, ya que tiene recursos es-
del Estado central y municipios. Sin embargo, el tables para salarios y concursables para investi-
Estado continuó sin tener políticas de apoyo es- gación.76 En segundo lugar, por el retorno a ella
table a la investigación y la formación de posgra- de una parte importante de los destituidos por
do. Con ello, el país se mantuvo, en este aspecto, el golpe y el ingreso de las nuevas generaciones
en posición de clara inferioridad o desventaja en busca de una carrera académica.77 En tercer
frente a varios otros de América Latina. lugar, porque ahora los investigadores y docen-
tes realizan —desde la Universidad misma—
Nuevas continuidades y nuevas etapas
de institucionalización de la sociolo-
gía y otras ciencias sociales ciones políticas alemanas, pero manejando presupues-
Los centros que venían del período dictato- tos “semilla” —para eventos y publicaciones—, sin
rial mantienen varios años de intensa actividad ninguna comparación posible con los montos que antes
y luego van, poco a poco, restringiéndola fuer- recibían los centros.
temente (al menos, en relación con su formato 76 La UDELAR creó, en el período, la CSIC (Comisión
anterior). La causa básica es la reducción drás- Sectorial de Investigación Científica), que maneja fon-
dos centrales pero concursables por los proyectos de
tica de los montos aportados por las agencias
cada departamento. Ello representó un apoyo impor-
financiadoras externas y, por lo tanto, la impo- tante, a pesar de que las ciencias sociales hayan siem-
sibilidad de mantener sueldos estables a los in- pre estado en desventaja frente a las ciencias duras en
vestigadores, pero también por la concurrencia la distribución de esos fondos.
que implica la reapertura de la Universidad de 77 La UDELAR, aunque nunca ha podido pagar suel-
la República.75 dos importantes, es la única institución que ofrece
estabilidad en los cargos, y además fue ampliando los
rubros para dedicación total; durante varios años, pudo
75 Es interesante ver cómo, por el contrario, se inten- financiar viajes a congresos, así como licencias con
sificó muchísimo la acción de, por ejemplo, las funda- sueldo para realizar posgrados en el exterior.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 845

estrategias de cofinanciación investigativa con sumaron a los que se habían quedado en el país
organismos públicos o privados, y con algu- —en los centros— para dar ese paso innova-
nos actores sociales. En cuarto lugar, porque dor. La nueva facultad obtuvo recursos nuevos
en esta etapa posdictadura, muchos fondos importantes80 y nació con una clara definición
externos de cooperación científica exigen radi- orientada no solo a la enseñanza de grado, sino
carse en ámbitos universitarios. Ello motiva a al posgrado y a la investigación. Incluyó a los
los cientistas sociales a vincularse —al menos departamentos de Sociología (ex ICS), Ciencia
parcialmente— con los departamentos de ese Política, Trabajo Social, Economía (interna-
carácter.78 cional) y la Unidad Multidisciplinaria (Histo-
Un paso importante en el proceso de ins- ria Económica, Relaciones Internacionales y
titucionalización fue la creación (entre 1987 Demografía). De todos modos, dos carreras y
y 1990) de la Facultad de Ciencias Sociales grupos docentes preexistentes de real impor-
(FCS);79 hecho facilitado por el retorno del tancia (Historia y Economía) —y que debían en
exterior de varios cientistas sociales seniors, principio integrarse a la FCS—, eligieron que-
incluyendo el rector (economista), quienes se darse en sus anteriores facultades, luego de un
período de discusiones intensas.
En esos trece años, la nueva FCS logró dar
78 De todos modos, algo realmente nuevo —respecto un impulso muy importante y consistente al de-
de la situación pregolpe— es que también se fueron ge- sarrollo de las ciencias sociales que en ella se
nerando espacios académicos para las ciencias socia- instalaron.81 Reformó y modernizó los planes
les fuera de la UDELAR y los anteriores centros. Entre
otros espacios nuevos, están la Universidad Católica y
la Universidad ORT, aunque ambos presentan aún hoy
una magnitud de actividad en ciencias sociales neta- 80 Aunque radicalmente menores a los que obtuvo de
mente reducida en comparación con la UDELAR. Sin la Universidad y del BID, la nueva Facultad de Ciencias.
actividad en ciencias sociales, se crearon también la 81 Radicada en la Facultad de Humanidades. En el
Universidad de Montevideo (Opus Dei) y la Universi- caso de los historiadores de esta Facultad debe señalar-
dad de la Empresa. se que, de todos modos, dos importantes investigado-
79 Paralelamente se creó, también, una Facultad de res optaron por presentarse a los llamados de la nueva
Ciencias, como desprendimiento de la anterior Facul- FCS: Raúl Jacob que también trabajaba en el CIEDUR,
tad de Humanidades y Ciencias. y Gerardo Caetano que también trabajaba en el CLAEH.
846 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

de estudio; promovió y apoyó sistemáticamente licenciaturas y un posgrado en Desarrollo Re-


los estudios de posgrado en el exterior para sus gional; hace poco, se crea localmente una nue-
docentes y jóvenes egresados; y fomentó las ta- va licenciatura (en Ciencias Sociales).
reas de investigación en paralelo a la enseñan- Además de la investigación, la estructura y
za.82 Además, creó cinco maestrías y un docto- tareas de enseñanza de la FCS, al día de hoy,
rado. La producción científica de sus docentes pueden resumirse de la manera siguiente:
y su intenso relacionamiento con la academia
internacional, atestiguan esta evolución y con- –– Sociología (Licenciatura, Maestría, Diploma
solidación de la profesionalidad académica. de Marketing y Opinión Pública), Ciencia
En un primer momento, el Departamento de Política (Licenciatura, Maestría);
Sociología (ex ICS) tuvo el cuerpo de investiga- –– Economía (Diploma de un año, Maestría en
dores —en ciencias sociales— más numeroso Economía Internacional);
y con mayor historia académica en la UDELAR.
–– Socio Demografía (Diploma de un año);
La creación de la FCS permitió superar ese
punto de partida y acelerar el desarrollo de la –– Historia Económica (Maestría);
Ciencia Política, afirmar el área de Trabajo So- –– Relaciones Internacionales (Diploma de un
cial y potenciar los núcleos de Economía Inter- año);
nacional, Historia Económica, Sociodemogra- –– Un Doctorado común en Ciencias Sociales,
fía y Relaciones Internacionales. con opciones disciplinarias (a comenzar en
Al mismo tiempo, se potenció la presencia de 2004).
las ciencias sociales en la Regional Norte- Salto
(en especial, la sociología). Allí se constituyó Por razones de acumulación histórica, el
un núcleo local de investigación sociológica, mayor número de graduados corresponde a so-
se imparten los dos primeros años de las tres ciología (entre 450 y 500), lo que lleva a que, en
casi todos los departamentos y servicios técni-
Ambos especializados, sobre todo, en historia nacional. cos de la FCS, haya sociólogos, reciclados en
82 En especial, se asignan más horas de sueldo explíci- su búsqueda de empleo en las otras disciplinas
tamente dedicadas a esa función, así como se jerarqui- y actividades. En cambio, en materia de ingre-
za esa tarea en las pautas de evaluación docente.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 847

sos de nuevos alumnos, ellos se reparten con gación de tipo interdisciplinario, que alcanza-
cierto equilibrio entre las tres carreras (apro- ron un importante desarrollo y productividad:
ximadamente un total de entre 700 y 900 cada uno dedicado a la realidad uruguaya (CEIU),
año).83 y el otro que se ocupa de América Latina
Debe mencionarse el desarrollo reciente de (CEIAL). Sin que sea algo excluyente por prin-
la antropología —claramente menor que en so- cipio, en la práctica han sido integrados sobre
ciología y ciencia política— en la Facultad de todo por historiadores, filósofos, estudiosos de
Humanidades. Como se señaló, prácticamente la cultura, etcétera.
esa licenciatura recién logra continuidad con Por su parte, el CLAEH orientó parte im-
el retorno de la democracia, aunque funcionó portante de su actividad hacia la docencia de
durante la dictadura con profesores extranje- posgrados en temas de ciencias sociales, ya sea
ros. Ello ha hecho más lenta la consolidación diplomas cortos o maestrías, usufructuando su
de su cuerpo docente y sus actividades de in- reciente estatuto de Instituto de Nivel Univer-
vestigación. También incidió en ello una menor sitario, al que le habilitó una nueva legislación
disponibilidad de recursos presupuestales que existente en el país.
otras disciplinas. Recibe un número limitado
de alumnos y los egresos son hasta ahora re- Contexto cultural, sociopolítico e
ducidos en cantidad. Cultiva básicamente la institucional
arqueología y la antropología sociocultural. De Luego de once años de dictadura militar al-
todos modos, en los últimos años ha elevado su tamente represiva (en realidad quince de régi-
nivel académico y su productividad científica, y men autoritario, si se incluye el período de Pa-
ha publicado la revista Anales. checo y la fase legal de Bordaberry, 1968-1973),
También en la Facultad de Humanidades se el país entra en un período que podría llamarse
crearon en este período dos centros de investi- de explosión democrática, tanto en la práctica
como en las expectativas. Hay fuertes reivin-
dicaciones sociales en busca de recuperar lo
83 Son cantidades importantes para un mercado reduci-
do, pero debe tenerse en cuenta que, al haber libre ingreso,
durante los dos primeros años se produce —como en to-
das las otras facultades— una fuerte resistencia.
848 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

perdido en los años de dictadura,84 aunque ob- do el Frente Amplio y todos sus partidos y frac-
viamente se trataba de un objetivo inalcanzable ciones internas.86 Lo mismo sucede con las liber-
a corto plazo. En un clima inicial de altas expec- tades sindicales, de reunión, de prensa, etcétera.
tativas en cuanto a la búsqueda de consensos Naturalmente, desde el inicio de la transición,
hacia los cambios necesarios, las grandes líneas y en los años siguientes, comparten la agenda
del modelo económico son mantenidas —aun- pública los temas socioeconómicos y los temas
que en el primer gobierno se genera una recupe- propiamente políticos, y electorales; algo com-
ración parcial de los salarios—, y es en realidad prensible, luego de tantos años de vigencia del
en los planos jurídicos e institucionales donde “estado de excepción” y de crisis económica,
más se avanza en la reparación y recomposición sobre todo desde 1982 y la gran devaluación
de lo afectado durante la dictadura.85 cambiaria, lo que produjo una fuerte recesión,
Como se menciona en otra sección de este una ola de quiebras y desocupación. En ambas
texto, eso tuvo importancia para la Universi- grandes áreas temáticas, los trabajos acumula-
dad y las ciencias sociales, al facilitar la reto- dos anteriormente por los centros le otorgan a
mada de gestión por parte de las autoridades las ciencias sociales un lugar de escucha nove-
legítimas, repuestas en sus cargos anteriores doso para el país, y que se ha de mantener des-
hasta que vencieran los plazos remanentes de entonces, aunque con altibajos. Ello facilita
interrumpidos por el golpe. Incluso se les de- lógicamente el proceso de recomposición de las
volvió la institución en 1984, antes de las elec- ciencias sociales en la Universidad y, sobre todo,
ciones de noviembre, y, por lo tanto, bastante acelera el proceso de autonomización respecto
antes de que asumiera el nuevo gobierno, en de las viejas facultades de cuño profesionalista.87
marzo de 1985.
Se reinstauran legalmente todos los partidos y
coaliciones existentes antes del golpe, incluyen- 86 Esto, sin perjuicio de que en la primera elección
existían muchas personas aún proscriptas, como es el
caso del actual presidente Jorge Batlle, Wilson Ferreira
84 Solo en el plano salarial, su valor medio nacional Aldunate y el Gral. Seregni, para referir solo los más
era 50% menor que en 1973. notorios.
85 Entre otros aspectos, se reinstaura integralmente la 87 Esto vale para las facultades de Derecho y Ciencias
Constitución vigente al momento del golpe. Económicas, pero no para la Facultad de Humanida-
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 849

Es importante tener presente que, si bien los La experiencia española es en esto decisiva,
temas de la inequidad e injusticia social permane- ya que al gobernar en aquel país el Partido So-
cen como “legítimos” (incluso por la grave crisis cialista Obrero Español, ello legitimaba el uso
de los años previos), su enfoque aparecerá aho- de la referencia socialista ante todo el espec-
ra desplazado de los temas clásicos de la lucha tro político uruguayo, incluyendo a la derecha.
de clases y la revolución, como camino eventual Efecto similar tuvo un poco más adelante la
para resolverlos; en todo caso, aparecen como evolución del Partido Comunista Italiano.89
subordinados a los temas de la reconstrucción Con el correr de los años, en realidad, el sis-
política e institucional. Esto es especialmente tema político se fue polarizando entre un blo-
notorio en el ámbito académico, aunque también que de centro derecha y otro de izquierda, aun-
opera en el plano social y político. que quizás sea más preciso llamarlo de centro
En el espacio de izquierda y centro izquier- izquierda. El gobierno se mantuvo, hasta ahora,
da, se produjo el desplazamiento discursivo en manos de una coalición de ambos partidos
desde los temas de la revolución a los temas de tradicionales, sumando fuerzas en el balotaje y
la democracia y también del socialismo, pero en el Parlamento; pero ya hace tiempo que el
con calificación de democrático.88 Frente Amplio (FA) es el mayor partido indivi-
dual y aparece con posibilidades de alcanzar el
gobierno en las próximas elecciones.
des, obviamente. El hecho de la restitución como rector Pasada la transición, y luego del fuerte enfren-
de Samuel Lijteinstein (economista y no solo contador tamiento político motivado por el proceso ha-
público), y su reelección posterior facilitó la creación
cia la ley de perdón a los militares (1986-1988),
de la FCS en 1990.
88 Se da la relativa paradoja de que antes del golpe,
el FA como tal —dada su composición— no se refe- 89 Es significativo que en la elección de 1984 las dos
ría explícitamente al socialismo, aunque sí lo hacía a fuerzas mayoritarias en el FA resultaron el Partido por
distintos matices de la “revolución necesaria” (social, el Gobierno del Pueblo —PGP— de origen colorado,
en libertad, humanista, etcétera); y, en cambio, desde que pasó a reclamarse del socialismo democrático, y el
1984 ninguna de sus fracciones “puede” hablar de re- Partido Comunista que, si bien mantenía aún su direc-
volución, pero ahora sí se habla de socialismo, en sus ción histórica, se presenta con una nueva cara fuerte-
diversas fisonomías. Ver sobre este tema, entre otros, mente influida por el formato discursivo y hasta estéti-
Serna (2004). co del comunismo italiano.
850 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

se fue generando en la ciudadanía una cierta nacionales.90 El modelo de inspiración neoliberal


lasitud o desafección hacia el asociacionismo asumió en los últimos cuatro gobiernos una visión
político, e incluso social, pero sin afectar hasta claramente importadora de saber científico y téc-
ahora la implicación electoral de la gente y la nico; con ello se posterga una estrategia de desa-
solidez de las convicciones democráticas. Con rrollo nacional de cuadros y saberes.91
la profunda crisis económica, que se inicia en Para un país pequeño, pero con un fuerte ca-
1999 pero eclosiona en el 2002, la sociedad en- pital cultural y educativo histórico, esta políti-
tra en una fase grave de deterioro material y ca es profundamente dañina para su desarrollo
relacional; esta se fracciona y polariza como e inserción, en la lógica actual del capitalismo
nunca antes en varias décadas. tecnológico mundializado. El fuerte empuje
Esta nueva realidad de empobrecimiento emigratorio de muchos científicos jóvenes es
radical de amplios sectores, crisis de empleo, un síntoma claro de ese perjuicio, mucho más
falta de crecimiento, etc., ha ido generando un para un país pequeño.
nuevo eje de preocupaciones también en las Globalmente, se puede decir que, si bien la ins-
ciencias sociales, que van abandonando el pri- titucionalidad política ha sido favorable para el
vilegio de lo político y cultural, para retomar despliegue académico de las ciencias sociales, en
los temas más “duros” de la pobreza, la frag- otros planos —también institucionales— la reali-
mentación social, la marginación estructural, dad ha sido dramáticamente negativa, en cuanto
la crisis educativa, entre otros; y, ,además vuel-
ven a interrogarse sobre los impactos de estos
90 A pesar de una recuperación inicial de los salarios
fenómenos sobre la democracia y la estabili-
universitarios a la salida de la dictadura, en el ciclo
dad política en sentido estricto. completo estos han perdido el 45% del valor que tenían
En todo el período posdictadura se dio — en 1986.
en el caso uruguayo— la ausencia de una real 91 Lo curioso de esto es que no solo predominó esta
política científica y, por lo tanto, una ausen- línea en los dos gobiernos digamos más netamente
cia de recursos significativos para C%T y, en neoliberales (Luis Lacalle y Jorge Batlle), sino también
general, para la investigación y los posgrados en los dos gobiernos de Julio María Sanguinetti, quien,
sin embargo, en el plano discursivo y retórico siempre
trató de situarse —en este tema— en una línea más mo-
derna y desarrollista.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 851

a la necesidad de potenciar y consolidar el impor- De todos modos, existen frecuentes semina-


tante avance realizado por las ciencias sociales rios “temáticos”, cuyo formato incluye la parti-
del país en estos años; falta de políticas sistémicas cipación de cientistas sociales de diversas dis-
y de largo plazo, y entre tanta falta dramática de ciplinas. Es más, puede hablarse de una cierta
recursos para el desarrollo científico y el manteni- moda al respecto. Pero es dudoso que se pueda
miento de los equipos de investigación. hablar, por ello, de trabajos interdisciplinarios
en sentido estricto.
Relación entre las disciplinas Lo que sí ha existido, a pesar del proceso do-
de ciencias sociales minante de diferenciación, es una tendencia pa-
En líneas generales, puede decirse que las ralela —aunque minoritaria, por el momento—
relaciones entre disciplinas —entendidas como en la que predomina no lo interdisciplinario,
trabajos analíticamente integrados, o debates sino más bien un cierto retorno a la indiferen-
formales de resultados— son bastante escasas ciación y al borrado de fronteras; tendencia
en lo sustantivo. Ello no significa que no haya que tuvo tanto peso hasta la década del sesen-
proyectos “temáticos” en los que participen in- ta. Pero ahora parece querer fundarse no en la
vestigadores de más de una disciplina; incluso, inexistencia de disciplinas —y sus expertos—,
más recientemente, la UDELAR creó espacios sino en la inconveniencia supuesta de ellas.
de gestión académica interdisciplinarios e in- Cuánto hay en esto de convicción epistemoló-
terfacultades, en la perspectiva de fomentar los gica y cuánto de simple búsqueda por ocupar
intercambios. No obstante, a diferencia de los espacios académicos relativamente saturados,
fenómenos señalados para períodos anterio- es difícil saberlo por el momento.
res, donde ocurrieron verdaderas integracio-
nes conceptuales —al menos parciales— entre Nuevos formatos de internacionaliza-
sociología, economía, historia y política (según ción e intercambio
los casos y momentos), en esta etapa de ma- En este período se produjeron algunas mo-
yor consolidación y expansión de cada una de dificaciones en los formatos de interacción in-
ellas, más bien han predominado las tenden- ternacional predominantes. Podemos señalar
cias a la diferenciación, incluso en el seno de brevemente los siguientes:
una misma facultad.
852 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

1. La importante y diversificada influencia del sentidos. Se cultiva, además, la participa-


retorno de muchas decenas de cientistas so- ción en programas académicos multinacio-
ciales que habían hecho sus posgrados y/o nales, ya sea con fines docentes, como de
trabajado en muy diversas academias del ex- investigación (con financiamiento compar-
terior (México, Brasil, Venezuela, Ecuador, tido, pero mayoritariamente extranjero, ob-
Perú, Argentina, Estados Unidos, Francia, viamente).
Italia, Suecia, ambas Alemanias, Unión So- 4. Se consolidan —y, como vimos, se extien-
viética, etcétera). de a los centros universitarios— los víncu-
2. El fuerte impulso y apoyo de la Universidad los del período anterior con CLACSO y sus
para que los nuevos egresados realizaran Grupos de Trabajo, pero también a redes
posgrados en el exterior,92 aunque siempre académicas internacionales como LASA,
con becas externas obtenidas por cada as- ISA, IPSA, ALAS, ALAST, ALASRU, entre
pirante. Cuando el becado era docente, en otras. En este período, varios sociólogos y
algunos casos, la universidad otorgaba un politólogos uruguayos han tenido —o tienen
complemento de beca, y siempre las facul- aún— la coordinación de Grupos de Trabajo
tades otorgaban a sus docentes licencia con internacionales de CLACSO, y han integrado
sueldo por el período de ausencia. el Comité Directivo de CLACSO. También
3. Se intensifican los convenios académicos han coordinado mesas y paneles en con-
con universidades del exterior, con la conse- gresos de aquellas organizaciones. También
cuente circulación de profesores en ambos fueron o son presidentes de tres de esas or-
ganizaciones internacionales (ALAS, ALAST
y ALASRU).
92 Con independencia del prestigio implícito de ese 5. Cabe señalar el aporte en recursos para in-
camino, debe considerarse que, hasta hace pocos años, vestigación de las fundaciones externas,
no había posgrados locales en ciencias sociales. En
solo que en mucha menor cuantía y regula-
este período posdictadura, los destinos más frecuentes
fueron Estados Unidos, México, Brasil y en menor es- ridad que durante la dictadura; amén de que
cala Europa. Esto tiene una parte de explicación en el diversificaron sus destinatarios internos.
mercado cuantitativo de ofertas de becas, aunque lógi-
camente no sea la única causa.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 853

Formación y profesionalización mayoritariamente conformes con la formación


de sociólogos y cientistas políticos recibida; que el 66% de ellos trabajan en áreas
La sociología93 alcanzó, en estos años, una ligadas con su formación (entre el resto, varios
razonable “rutinización” de los mecanismos de tienen dos profesiones); entre ellos, hay un ter-
formación profesional. Así logra formar gra- cio que trabajan en la universidad; un tercio,
duados —y desde hace unos años también pos- en ámbitos públicos (Estado central o munici-
graduados—, con una aceptable expertise para pios); y el otro tercio, en actividades privadas
su inserción en el mercado privado, guberna- (ONG, agencias de publicidad, investigación de
mental y también académico. Conservando su mercado, marketing, etcétera).
tradición de la época fundacional predictadura Mirando globalmente el ciclo largo 1969-2003,
(1969-1974), la carrera mantuvo un fuerte énfa- puede decirse que, a pesar de su retraso funda-
sis en la formación en metodología cuantitati- cional (en relación al exterior) y la interrupción
va y cualitativa de análisis de datos; probable- dictatorial, la formación profesional en el ámbi-
mente sea en su seno donde se imparte —en el to universitario logró sobrevivir y consolidarse
país— la más completa formación metodológi- razonablemente. Es interesante y significativo
ca en el área de las ciencias sociales.94 constatar que en todo este largo ciclo hubo —
Una investigación bastante reciente en- más allá de la renovación de personas, progra-
tre los sociólogos egresados de la UDELAR mas, etcétera— un hilo fuerte de continuidad en
(Riella, Heintz y Leal, 1999) muestra que están la tarea de construcción institucional, a través
del mantenimiento como docentes de la carrera
de un núcleo considerable de los sociólogos de
93 Nos referimos básicamente a la FCS de la UDELAR, la primera etapa fundacional.95
ya que, si bien fue creada en la Universidad Católica
(UCUDAL) una licenciatura en Ciencias Sociales Apli-
cadas, ella tiene hasta el momento un número limitado 95 En diversos momentos de este período posdictadu-
de egresados. ra, son —o fueron— docentes de la licenciatura o pos-
94 El plan de estudios del grado incluye cuatro semes- grado, los siguientes sociólogos que ya eran miembros
tres de metodologías y cuatro semestres de taller de in- del ICS antes del golpe: A. Errandonea (h), C. Filgueira,
vestigación. En el posgrado hay otros varios cursos de G. de Sierra, C. Aguiar, R. Aguirre, E. Mazzei, D. Veiga,
metodología avanzada. H. Apezechea, y J. L. Petruccelli.
854 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

En cuanto al mercado de trabajo, en sentido acelerado de desarrollo. En primer lugar, en el


estricto, se diversificó y consolidó razonablemen- plano de la formación, gracias a la creación,
te. Ello posibilitó hasta el momento una bastante por el Instituto de Ciencia Política (ICP), de la
fluida inserción de los graduados. Por otro lado, licenciatura, primero en el Facultad de Dere-
se superó totalmente la limitación por la que la cho y luego, en la Facultad de Ciencias Sociales
mayoría de los sociólogos solo podía trabajar en (FCS) de la UDELAR, donde tuvo su expansión
la Universidad y posteriormente en los centros. A y consolidación. Este proceso es reforzado con
ello contribuyó la mayor visibilidad profesional la creación de la maestría; y aunque al inicio no
adquirida en la transición y primeros tiempos de existían aún casi politólogos egresados, com-
democracia, en especial, en ese momento a través pletaba su clientela con egresados del IPA, de
de los aportes de la sociología política, y sobre las otras carreras de la FCS y de otras faculta-
todo las encuestas de opinión electorales.96 des (en especial, Derecho y Humanidades).
En general, puede decirse que la visibilidad Todavía el número de egresados es demasia-
social de la sociología se ha ampliado mucho do reducido, como para evaluar lo que sucede-
en relación con los dos períodos anteriores, y rá en el futuro mercado de trabajo; pero, hasta
es visualizada como una profesión moderna, y el momento, puede decirse que ha existido una
necesaria, incluso en el seno de las élites parti- fuerte demanda de “opinión politológica” en los
darias, de gobierno y técnico burocráticas. medios de comunicación, e incluso en el seno de
Por su lado, la ciencia política, habiendo la llamada clase política profesional. Puede con-
tenido un proceso fundacional mucho más tar- siderarse que, al consolidar su imagen pública,
dío, experimentó en este período un proceso se ha ido sustituyendo en buena medida el espa-
cio antes ocupado por lo sociología política.
Cabe señalar que inicialmente la carrera —y
96 Esta actividad logró un fuerte atractivo en el mer- la investigación— tuvo un fuerte énfasis en los
cado, al punto de que varios sociólogos de origen aca- aspectos institucionales de los procesos políti-
démico se reciclaron en el ámbito privado, al crear cos y en los temas teórico-doctrinarios, así como
empresas de opinión y de marketing. Ello ha llevado, una atención importante a la historia política en
incluso, a que una porción no desdeñable de la opinión
general y de los partidos. Más recientemente, se
pública tenga la creencia de que ser sociólogo es “hacer
encuestas de opinión”. han ido desarrollando nuevas líneas de trabajo
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 855

con énfasis en análisis cuantitativos, en especial de Sierra, C. 1992 “De la crise, a la recherche
de los procesos electorales. d’une nouvelle identité nationale: les
En el núcleo inicial que impulsó la carrera y intellectuels en Uruguay 1939-1975”, Tesis
la investigación, participaron intensamente his- de Doctorado, École des Hautes Études en
toriadores, abogados y filósofos, que trabajaban Sciences Sociales, Paris.
—y trabajan aún— también en el CLAEH,97 jun- de Sierra, G. 1973 Partidos políticos y
to con seniors retornados del exilio, que habían estructura de clases en el Uruguay:
estudiado posgrados en el exterior.98 Luego, va- aspectos ideológicos. (Montevideo:
rios jóvenes egresados y docentes fueron, a su Fundación de Cultura Universitaria –
vez, realizando posgrados y diversificando el Instituto de Ciencias Sociales).
plantel y las temáticas abordadas. Eisenstadt, S. N. 1963 “Modernización,
crecimiento y diversidad” en Desarrollo
Bibliografía Económico (Montevideo) Vol. 3, N° 3.
Apezechea, H. 1981 “Estado actual de las Errandonea, A. 1997-2002 “El proceso social
ciencias sociales en el Uruguay”, inédito. de la sociedad uruguaya en la segunda
Apezechea, H.; Prates, S. y Filgueira, C. mitad del siglo XX, según sus sociólogos”,
1978 “Estudio y trabajo en el exterior” en Departamento de Sociología, Facultad
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Campagna, E. 2003 “Sociología y derecho en la República, Montevideo, Documento de
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de la sociología y la sociología jurídica en la Facultad de Ciencias Económicas,
Facultad de Derecho” en Cuadernos de la Universidad de la República 2002
Facultad de Derecho (Montevideo) Tercera Facultad de Ciencias Económicas y de
Serie, N.º 7. Administración: 70 aniversario de su
creación legal, 1932-13 (Montevideo:
Facultad de Humanidades y Ciencias de la
97 Romeo Pérez, Gerardo Caetano, José Rilla, Alfredo
Educación, Universidad de la República).
Pareja.
Filgueira, C. 1974a “Veinticinco años de
98 Jorge Lanzaro, y Jorge Landinelli. Con una participa-
sociología uruguaya” en Cuadernos del
ción menor, y solo en docencia, también Luis Eduardo
González. CIESU (Montevideo) N.º 1.
856 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

— 1974b “Veinticinco años de sociología — 1995 Historia y memoria. Medio siglo de


uruguaya” en Revista Paraguaya de la Facultad de Humanidades y Ciencias
Sociología (Asunción: Centro Paraguayo de de la Educación (Montevideo: Facultad de
Estudios Sociológicos) Año 11, N.º 30. Humanidades y Ciencias de la Educación,
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uruguaya” en Los trabajos de la sociología Pérez Piera, A. 1985 “Prácticas innovativas
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Banda Oriental). Sociales” en Cuadernos del CLAEH
Franco, R. 1974 “Veinticinco años de (Montevideo) Segunda Serie, Año 10, N.º 3.
sociología latinoamericana. Un balance” Pi Hugarte, R. 1997 “Sobre la antropología en
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Cuadernos de Marcha (Montevideo) Tercera Montevideo, Documento de Trabajo
Época, N.º 12, octubre. N.º 46.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 857

Serna, M. 2004 Reconversão democrática das Verón, E. 1974 “Imperialismo, lucha de clases y
esquerdas no Cone Sul (San Pablo: Editora conocimiento (veinticinco años de sociología
da Universidade do Sagrado Coração – en la Argentina)” en Revista Paraguaya de
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Pesquisa em Ciências Sociais). Estudios Sociológicos) Año 11, N.º 30.
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Latinoamericano de Pesquisas em Ciencias Paraguaya de Sociología (Asunción: Centro
Sociales). Paraguayo de Estudios Sociológicos) Año 11,
N.º 30.
Las ciencias sociales en Chile y Uruguay*

E n el conjunto de entrevistas que se presen-


tan en este libro, están las de dos destaca-
dos sociólogos: Enzo Faletto, de Chile y Carlos
Hacemos una breve presentación conjunta
del contexto en que ambos se formaron, ya que,
como ya ha sido estudiado por varios autores
Filgueira, de Uruguay. (Garretón, Brunner, Godoy, de Sierra, Filguei-
Ellos han fallecido hace pocos años y tuvie- ra, Errandonea), tanto Chile como Uruguay vi-
ron un papel activo en la etapa de renovación vieron —aunque en períodos y circunstancias
y modernización de la sociología, en sus res- un poco diferentes— similar pasaje desde la
pectivos países. También los dos estuvieron sociología ensayística y poco diferenciada de
muy vinculados en su formación y en su tra- las otras ciencias sociales, así como de la ha-
bajo con los organismos internacionales radi- bitualmente llamada sociología de cátedra, a
cados en Chile en la década del sesenta y pos- las formas más modernas e institucionalizadas,
terior: la Facultad Latinoamericana de Cien- ligadas con la investigación empírica y no solo
cias Sociales (FLACSO), creada por impulso teórica, a la formación académica sistemática y
de la OEA y la Unesco, en 1957, y la Comisión específica, a la producción de datos por Survey,
Económica para América Latina (CEPAL) e y el manejo estadístico más sofisticado de las
ILPES, creadas por la ONU en la inmediata diversas bases de datos, y a la mayor interna-
posguerra. cionalización de los intercambios intelectuales
activos.
* Publicado en de Sierra, G., Garretón, M.  A.; Mur- En Uruguay, según se ha sostenido:
mis, M. y Reyna, J. L. 2007 en Trindade, H. (coord.) Las
Ciencias Sociales en América Latina. (México  DF: [...] no se trata de una ausencia radical previa de
Siglo XXI). cultores de las CCSS—ya pensando en los años
860 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

40 a 60—, sino más bien de un predominio de, gaciones. Lógicamente, antes de 1969,99 buena
por un lado, “profesores” o “catedráticos” que parte de los miembros del ICS son abogados de
enseñan sociología como “materia complementa- origen, y junto con sociólogos autodidactas, re-
ria” en currículas profesionalitas, y sólo algunos vistan allí también pioneros de la antropología
realizan investigación en sentido estricto. Y por
y la geografía humana. Aunque ya en la mitad
otro lado la presencia significativa de “ensayis-
de los sesenta se incorporan como “ayudantes”
tas”, algunos de gran nivel intelectual y cultural
que abordan la realidad nacional y regional con o similares varios de los nuevos sociólogos
enfoques y técnicas a menudo poco sistemáticas, profesionales formados en el exterior.100 101
pero con seriedad e intención frecuentemente
multidisciplinaria (en sentido laxo). Obviamente
no existían aún en el país las condiciones mate- 99 Momento en que se produjo la refundación del ICS
riales e institucionales favorables; buena parte y, en cierto modo, de la sociología en el país. La Facul-
de estos autores eran abogados o juristas en su tad de Derecho llama a concurso —con tribunal inter-
origen, y no vivían de las CCSS (caso de Isaac Ga- nacional— a todos los cargos simultáneamente. Este
nón, Aldo Solari, Jorge Garmendia, Carlos Rama, proceso acentuó el impacto de la “dimensión interna-
etc.) (2007: 21). cional en la concreción de la tardía institucionalización:
no sólo todos los tribunales de los concursos fueron
integrados por argentinos y chilenos, sino que todos
Hay bastante consenso en la literatura espe-
los cargos superiores fueron ganados por sociólogos
cífica en reconocer que recién con la creación formados en el exterior (Filgueira, Errandonea (h), de
del Instituto de Ciencias Sociales (ICS) en la Sierra). Ello otorgó una fuerte legitimidad —y poder
Facultad de Derecho (1958) aparece el primer académico— a los “nuevos” sociólogos, quienes crean
embrión de profesionalización —a nivel uni- la Licenciatura en Sociología y la revista Cuadernos de
Ciencias Sociales, al tiempo que ocupan las cátedras no
versitario— de las ciencias sociales que aquí solo en Derecho, sino en varias de las facultades que ya
nos ocupan y, en todo caso, de la sociología. En las tenían, o que las crearon en esos años.
efecto, como abordamos anteriormente, allí no 100 Carlos Filgueira, Susana Prates, Carlos Campiglia,
solo se reúnen los dos profesores “titulares” de Gerónimo de Sierra.
la facultad, Isaac Ganón y Aldo Solari, sino que 101 Financiada y promovida por la Unesco a través del
se crean cargos específicos para investigación recién fundado Centro Latino Americano de Investiga-
y además se realizan y publican algunas investi- ciones Sociales de Río de Janeiro, y en paralelo con las
ciudades de Santiago, Buenos Aires y Río de Janeiro.
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 861

Nada comparable aún con el dinamismo fun- empírica. En dichas etapas previas, se entendía
dacional y profesionalizante que se está produ- por sociología tanto los cursos o cátedras de
ciendo contemporáneamente en Buenos Aires sociología dictados por profesores aficionados,
y en San Pablo, e incluso en Santiago de Chi- como los diversos ensayos interpretativos de la
realidad nacional que habían publicado algunos
le (Brunner, 1988). Pero, sin embargo, es en y
autores [...]
desde ese nuevo espacio que se promueven sig-
nificativos contactos académicos internaciona- Hay un primer período de creación, instituciona-
les, como el V Congreso de ALAS, realizado en lización y profesionalización que va desde media-
Montevideo (1959), la parte uruguaya de la in- dos de los años cincuenta hasta 1973. Le sigue
vestigación comparativa sobre estratificación una segunda etapa que coincide con la dictadu-
y movilidad social en el Cono Sur (1959), y un ra militar (1973-1989), durante la cual la mayor
poco después (1964) el seminario internacional parte de las ciencias sociales deben abandonar
—y libro posterior— sobre élites en América su asentamiento en las universidades. Tal deses-
tabilización se suple con la creación de una serie
Latina (Lipset y Solari).
de centros académicos independientes que dan
Como, por su parte lo ha señalado Garretón,
cabida al desarrollo de estas disciplinas, asocia-
en el caso chileno el proceso fue más temprano da además a un proceso de especialización temá-
en el tiempo: tica creciente.102 La tercera fase corresponde a la
Frente a la diversificación económica y socio-
política que incrementaba la complejidad de la
sociedad chilena, surgió la necesidad de crear 102 En 1978, según Garretón, se crearon dos programas
de la Academia de Humanismo Cristiano: el de Econo-
estructuras académicas para la investigación de
mía del Trabajo (PET) y el Grupo de Investigaciones
esos procesos a través de las diferentes discipli- Agrarias (GIA). En 1979, se estableció el grupo SUR y
nas sociales, así como la formación de especialis- se formó CIPMA (Centro de Investigación y Planifica-
tas en ellas. [...]. ción del Medio Ambiente). En 1980, se fundó el Centro
de Estudios Públicos (CEP) y se estableció en Chile la
La etapa de institucionalización disciplinaria es- sede del Instituto Latinoamericano de Estudios Trasna-
tuvo precedida por una etapa de transición desde cionales (ILET). En el año siguiente, se creó el Centro
una “sociología de cátedra” o de tipo la Facul- de Estudios del Desarrollo (CED) y en 1983 nació, en el
tad ensayista a una sociología más sistemática y marco de la AHC, el Centro de Estudios de la Realidad
Contemporánea (CERC). Posteriormente, sobre la base
862 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

recuperación del régimen democrático (1990- El contexto de guerra fría; el impacto de las
2004) a partir del cual las ciencias sociales vuel- revelaciones sobre el Plan Camelot (financiado
ven a situarse preferentemente en las universi- directamente por la CIA, pero con aval técni-
dades, produciéndose una nueva expansión de co de académicos estadounidenses); el apoyo
carreras e instituciones (2007: 24).
también de la CIA al —en ese momento acti-
Hay que tener presente que, tanto en Chile vo— Congreso por la Libertad de la Cultura;
como en Uruguay, este cambio en la sociolo- la amplia y a veces confusa discusión sobre el
gía y la formación de sociólogos se dio en un importante Proyecto Marginalidad, que tuvo su
contexto de intensas movilizaciones sociales sede en Chile, pero que impactó en la región; y
y políticas, aumento del peso de las diversas otros casos similares crearon en los años pre-
fuerzas de izquierda, muy fuertes tensiones de- vios a los golpes militares un clima de preven-
rivadas de la Guerra Fría y, a partir de 1959, de ción importante a dichas financiaciones entre
los diversos impactos políticos e ideológicos muchos docentes y los gremios estudiantiles.
de la Revolución cubana y las intensas accio- Más allá de las diferencias de los procesos
nes norteamericanas para contrarrestar esa políticos previos entre Chile (el desarrollismo
influencia. Ese contexto propendió en ambos en el modelo Frei, y la propuesta socialista en
países —y en general en toda América Latina— la Unidad Popular de Allende) y Uruguay (la
a una creciente politización e ideologización de larga crisis de crecimiento económico y de los
los debates y trabajos en ciencias sociales. partidos tradicionales, el severo autoritarismo
Más específicamente, cabe también señalar de Pacheco Areco, desde 1968), en ambos, la
—para ubicar algunas de las declaraciones de etapa de “modernización” de la sociología fue
los entrevistados— los intensos debates susci- luego afectada y obligada a reconvertirse por
tados en América Latina en esos años sobre las los golpes de Estado de extrema derecha, en
financiaciones externas a la investigación socio- junio y setiembre de 1973. En líneas generales,
lógica, en espacial las de origen norteamericano. hubo un fuerte paralelismo de las circunstan-
cias político-institucionales en ambos países.
Podemos esquematizar esos procesos diciendo
que, para el caso chileno, se han identificado
de núcleos de investigadores y profesionales retoma-
dos a Chile, se crearán nuevos centros. tres períodos en el desarrollo institucional de
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 863

las ciencias sociales, más allá de que puedan post dictadura con la reinstalación y desarrollo103
señalarse subperíodos. Según Garretón (en el de las CCSS en la Universidad, la reformulación
texto ya citado, 2007, en Trindade Org., 2007) en los Centros privados y la aparición de nuevos
hay: espacios institucionales y sociales para su cultivo
sistemático”.
[…] un primer período de creación, instituciona-
lización y profesionalización que va desde media-
dos de los años cincuenta hasta 1973. Le sigue
una segunda etapa que coincide con la dictadura 103 Brevemente se puede señalar la siguiente cronolo-
gía de puesta en marcha de los nuevos espacios insti-
militar (1973-1989) durante la cual la mayor parte
tucionales de tipo privado o independiente: Se refunda
de las ciencias sociales deben abandonar su asen- —en 1974— el Centro Latinoamericano de Economía
tamiento en las universidades. Tal desestabiliza- Humana (CLAEH) —que había declinado a fines de
ción se suple parcialmente con la creación de una los sesenta— con apoyo importante de fondos católi-
serie de centros académicos independientes. La cos europeos (historia, sociología, política). Se afilia a
tercera fase corresponde a la recuperación del ré- CLACSO en 1978.
gimen democrático (1990-2004) a partir del cual –– Se “redinamiza” el Centro de Investigaciones Peda-
las ciencias sociales vuelven a situarse preferen- gógicas (CIEP) también de origen católico y dedica-
temente en las universidades, produciéndose una do a temas educativos (educación y sociología). Se
afilia a CLACSO en 1982.
nueva expansión de carreras e instituciones.
–– Se fundan y afilian a CLACSO en 1975, el Centro
También en Uruguay, como sostiene de Sie- de Informaciones y Estudios de Uruguay (CIESU)
—básicamente sociología— y el Centro de Inves-
rra (2007), pueden señalarse tres etapas, con
tigaciones Económicas (CINVE) —básicamente
subetapas: economía—, ambos inicialmente con fondos de la
Fundación Ford.
La fundacional desde 1958 hasta 1973 con el
–– Se funda en 1977 el Centro Interdisciplinario de Es-
importante sub período del 68 al 73. Luego el
tudios sobre el Desarrollo en Uruguay (CIEDUR) y
período del gobierno militar (1973-1984) con la se afilia a CLACSO en 1978 (economía, sociología
clausura de las CCSS en la Universidad y el man- y algo de historia). Predominio de fondos SAREC
tenimiento y desarrollo en los Centros indepen- y NOVIB. Se funda el Grupo de Estudios sobre la
dientes con financiamiento del exterior y la etapa Condición de la Mujer (GRECMU) en 1979 (temas
de género con sociólogos e historiadores) y se afilia
a CLACSO recién en 1985.
864 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

Los dos entrevistados cursaron estudios pre- En la FLACSO, tanto Faletto como Filgueira
vios en otras carreras universitarias (Faletto, fueron formados e influidos por un significativo
historia, y Filgueira, arquitectura). Después es- núcleo de profesores europeos que trabajaron
tudiaron sociología en la maestría de FLACSO en FLACSO; en particular, en ese período por
(Faletto, 2007). Más adelante, trabajaron en la Medina Echevarría, Peter Heinz, Johan Gal-
misma institución (Faletto) o en CEPAL/ÍLPES, tung, Werner Ackermann, etc., más otros que
y las universidades públicas (Faletto y Filguei- ya circulaban periódicamente por la academia
ra). En todo caso, se empaparon en su período chilena, como Alain Touraine, Lucien Brams o
de formación sociológica del intenso clima de Gunder Frank.
debates y circulación de temas latinoamerica- Es interesante señalar que mientras Faletto
nos existente en Chile en la década del sesenta parece haber sido más influido por la fuerte im-
y hasta 1973. En un clima se alimenta por la pre- pronta weberiana de Medina Echevarría y el
sencia allí de muchos científicos sociales brasi- Marx clásico, Filgueira fue muy influido por la so-
leños (Fernando Henrique Cardoso, Francisco ciología con énfasis psicosocial de Peter Heinz y
Weffort, Theotonio Dos Santos, Vania Bambirra, la sólida cultura metodológica de Johan Galtung.
Rui Mauro Marini, entre otros), argentinos (Mi- En la etapa de dictaduras post 1973 encon-
guel Murmis, José Nun), peruanos (Aníbal Quija- tramos, en los dos países, contextos bastante
no), guatemaltecos (Edelberto Torres), y de los similares de interacción academia-política.
numerosos economistas vinculados a la CEPAL, Tanto en Chile como Uruguay, la política de los
chilenos y extranjeros; sin mencionar a los pro- gobiernos militares fue duramente represiva
pios estudiantes de FLACSO, venidos de casi to- respecto de los núcleos e instituciones preexis-
dos los países y regiones de América Latina. tentes en materia de ciencias sociales —más
No hay dudas de que en Chile se vivió, en esos numerosos y maduros en Chile—. Pero eso
años fundacionales para las ciencias sociales y abrió espacio para el desarrollo —o consolida-
hasta el golpe de 1973, un momento de gran circu- ción, en algunos casos— del formato de cen-
lación e interacción de ideas académicas y políti- tros independientes con financiación externa,
cas, y un clima de gran internacionalización de los que fue básicamente exitoso como modo de
debates. Ese clima repercutió en toda la región, preservación y desarrollo del nivel científico. Se
muy especialmente en los países del Cono Sur. trata de una situación paradójica extrema que
Parte VII. Las ciencias sociales en Uruguay y América Latina 865

permitió preservar —y en muchos casos aumen- etapas de gestación y difusión. Si bien su obra
tar— su productividad y aportar al conocimien- se expresó mayoritariamente en artículos de
to científico original de la realidad de sus países. revistas, capítulos de libros, y una intensa do-
Las restricciones políticas acotaron los temas cencia oral, de todos modos, se registran casi
posibles de ser estudiados y el clima de debate un centenar de trabajos suyos impresos.
público, pero hay un amplio consenso en que — Coincidentemente, en el caso de Carlos Fil-
contrariando lo que podían ser hipótesis a priori gueira también predominan en su producción
plausibles— el balance global fue sin duda po- los trabajos en formato de artículos o informes
sitivo, dado el contexto político institucional para organismos internacionales y públicos.
creado por las dictaduras. Cabe sí señalar que También publicó algunos libros de su autoría o
en Chile se mantuvieron funcionando la CEPAL bajo su coordinación. Al regresar de sus estu-
y demás organismos internacionales, y la propia dios en Chile, ingresó en 1966 como ayudante
FLACSO, aunque está centrada en la investiga- de investigación al Instituto de Ciencias Socia-
ción y sin dictar cursos regulares. les —dirigido por Aldo Solari—; luego, viajó a
El caso de Enzo Faletto es singular, dado que Brasil a dictar clases en el Departamento de
logró alcanzar también una importante reso- Ciencia Política de la UFMG/Julio Barbosa,
nancia latinoamericana y mundial, luego de su proyecto financiado por la Fundación Ford.
redacción compartida con Fernando Henrique Globalmente, desempeñó una importante
Cardoso del trabajo Desarrollo y dependencia labor seminal para la formación de nuevos
en América Latina que adquirió, en su momen- científicos sociales durante la dictadura, a tra-
to, gran influencia y devino luego un clásico en vés de la creación y dirección del CIESU en
el enfoque interdisciplinario del tema. Como 1975, y el convenio de este con los posgrados
se sabe, ese texto fue durante un largo tiempo del IUPERJ/Julio Barbosa de la Universidad
objeto de muchos elogios y también de muchas Cándido Mendes. También dictó clases, en
polémicas y/o críticas. Por eso, es interesante diversos períodos, en la Universidad de la Re-
acompañar aquí las opiniones y recuerdos de pública y, posteriormente, en la Universidad
Faletto —y complementariamente también de Católica.
Filgueira— sobre el contexto de producción y Cabe señalar que tanto Faletto como Filguei-
de debate de dicho documento, en sus sucesivas ra lograron, durante la dictadura, permanecer
866 Cincuenta años de sociología política. Uruguay y América Latina

todo el tiempo trabajando en sus respectivos Errandonea, A. 1997-2002 “El proceso social
países, en instituciones internacionales o en los de la sociedad uruguaya en la segunda
nuevos centros independientes privados que se mitad del siglo XX, según sus sociólogos”,
crearon. Luego de la salida de las dictaduras, se Departamento de Sociología, Facultad
reintegraron al ejercicio docente en la universi- de Ciencias Sociales, Universidad de la
dad pública de cada país (Universidad de Chile República, Montevideo, Documento de
y Universidad de la República, Uruguay). Trabajo, Vols. 1, 2 y 3.
Una particularidad de estos dos entrevista- Garretón, M. (comp.) 2007a Dimensiones
dos es que, luego de graduarse en la Maestría en sociales, políticas y culturales del
FLACSO, ninguno de ellos realizó estudios de desarrollo. Enzo Faletto. Antología
doctorado en el exterior. Pasaron rápidamente (Santiago de Chile: FLACSO-Catalonia).
al desempeño profesional intenso y continuado. Garretón, M. 2007b “Las Ciencias Sociales
Es un detalle llamativo a señalar, pues ese no fue en Chile. Institucionalización, Ruptura y
el caso de muchos de sus colegas de esa época Renacimiento” en Trindade, H. (org.) Las
en Chile, Argentina y, por supuesto, Brasil. ciencias sociales en América Latina.
Perspectiva comparada (México DF:
Bibliografía Siglo XXI).
Brunner, J. J. 1988 La sociología en Chile. Filgueira, C. 1974 “Veinticinco años de
Instituciones y practicantes (Santiago de sociología uruguaya”, en Revista
Chile: FLACSO). Paraguaya de Sociología (Asunción:
Courard, H. y Frohman, A. 1999 Universidad Centro Paraguayo de Estudios
y ciencias sociales en Chile 1990-1995 Sociológicos) Año 11, N.
(Santiago de Chile: Nueva Serie FLACSO).
de Sierra, G. 2007 “Las Ciencias Sociales
en Uruguay. Un caso de desarrollo y
profesionalización tardíos” en Trindade,
H. (org.) Las ciencias sociales en
América Latina. Perspectiva comparada
(México DF: Siglo XXI).
Pantone 315 U
Formato: 20x20 cm /// Lomo: 4,8 cm

El Consejo Latinoamericano de Ciencias


Sociales (CLACSO) es una institución internacional
no-gubernamental con status asociativo en la UNESCO,
creada en 1967. Actualmente, reúne 609 centros de in-
erónimo de Sierra forma parte de un pequeño puñado
de intelectuales “sesentistas” que marcó los rasgos
centrales de las ciencias sociales de América Latina y que
Su obra refleja, además, el compromiso político e
intelectual con los diversos movimientos sociales y
políticos que durante estas décadas han defendido los
Gerónimo de Sierra Eduardo Archetti nació en la provincia de San-
tiago del Estero el 12 de abril de 1943. Se formó en
la Universidad de Buenos Aires, donde tuvo vincu-
lación con intelectuales como Gino Germani, Juan
vestigación y posgrado en el campo de las ciencias
sociales y las humanidades en 46 países de América
protagonizó un diálogo profundo y creativo con los pensa-
dores más relevantes de la última mitad del siglo XX. El
intereses de los sectores más vulnerables y excluidos de
América Latina. Desde sus primeros escritos hasta hoy, Cincuenta años de sociología política Carlos Portantiero y Eliseo Verón. Cursó sus estu-

Cincuenta años de Sociología Política


Latina, Estados Unidos, Canadá, Alemania, España, dios de posgrado en Francia, donde se convirtió en
Francia y Portugal.

Sus principales objetivos son:


recorrido por su antología pone de manifiesto al lector la
unidad indisoluble entre su obra y los avatares de la política
una de sus mayores preocupaciones ha sido tratar de
comprender en profundidad cómo se establecen y se Uruguay y América Latina èleve titulaire y candidato a Doctorat de Troisième
Cycle, en l'Ecole Pratique des Hautes Etudes. Allí
• Promover la investigación social para el combate a la y las sociedades latinoamericanas de las últimas cinco trasforman las relaciones de poder en una sociedad obtuvo su doctorado francés en 1976. Archetti
pobreza y la desigualdad, el fortalecimiento de los décadas. Su trabajo, expuesto en estos textos, nos muestra concreta, para poder encontrar el lugar desde donde había ingresado a l'Ecole con la aceptación y super-
derechos humanos y la participación democrática. visión de Alain Touraine. Además de los cursos que
con claridad los principales ejes de reflexión de las ciencias impulsar alternativas de cambio que fortalezcan la

Uruguay y América Latina


• Contribuir, desde los aportes de la investigación tomó por entonces con Claude Meillassoux, Mauri-
académica y del pensamiento crítico, a promover polí- sociales y, en particular, de la sociología política de los equidad y la democracia.
ce Godelier, Leroy Ladurie, Dan Sperber, Georges

Gerónimo de Sierra
ticas de desarrollo sustentables en términos económi- últimos cincuenta años, lo que da cuenta del amplio diálogo Balandier, y Claude Levi-Strauss, también cursó un
cos, sociales y ambientales. continental contenido en sus investigaciones. DEL PRÓLOGO DE ALBERTO RIELLA seminario con un profesor visitante especialista en
• Tender puentes entre la investigación social y las
el Caribe, el norteamericano Sidney Mintz, quien lo
políticas públicas, impulsando acciones innovadoras,
creativas y viables ante los grandes desafíos sociales, introdujo a la antropología social.
educativos, culturales y ambientales de América Latina
y el Caribe. En 1976 fue designado como investigador y docen-
• Apoyar la formación de redes de investigadores/as e te en el Departamento de Antropología de la Uni-
instituciones que actúan en el campo de las ciencias versidad de Oslo. Ya instalado en Europa, comen-
sociales y las humanidades. zó a trabajar, junto a otros antropólogos europeos,
• Fortalecer los procesos de internacionalización aca- en la creación de la Asociación Europea de Antro-
démica en América Latina y el Caribe.
pólogos Europeos (EASA), de la cual fue miembro
• Ampliar la cooperación y el diálogo académico fundador, secretario general, y editor de su revista
Sur-Sur y Norte-Sur.
Social Anthropology / Antropologie Sociale entre
• Estimular el desarrollo y la consolidación de las
1999-2002.
ciencias sociales y del pensamiento crítico en los países
más pobres de América Latina y el Caribe.
• Intervenir en el debate público nacional y regional, Precursor de los estudios agrarios en América
aportando las perspectivas y contribuciones de la Latina y autor de una obra múltiple y profusa,
investigación social basada en resultados. Patrocinado por entre sus principales títulos se encuentran Explo-
• Colaborar con la formación de agentes gubernamen- tación familiar y acumulación de capital en el
tales, activistas sociales y profesionales de la prensa en campo argentino (con Kristi Anne Stølen, 1975);
temas sociales, educativos, culturales y ambientales, El cuy (1992); Hibridación, diversidad y genera-
acercándolos a problemáticas abordadas desde las cien-
Agencia Sueca de Desarrollo Internacional lización en el mundo ideológico del fútbol y el

Antología esencial
cias sociales y a las evidencias que la investigación
social aporta. polo (1997); El potrero, la pista y el ring: Las
• Generar condiciones de acceso abierto a la producción patrias del deporte argentino (2001); Masculini-
académica latinoamericana y caribeña, contribuyendo a dades: fútbol, tango y polo en la Argentina.
la democratización del acceso al conocimiento y per-
mitiendo su más activa utilización por parte de los Falleció en Noruega en el año 2005.
gestores de políticas públicas, las organizaciones sociales Prólogo de
y ciudadanas, la prensa y el propio sistema universitario.
ALBERTO RIELLA
ISBN 978-987-722-263-0

COLECCIÓN ANTOLOGÍAS DEL PENSAMIENTO


9 789877 222630 SOCIAL LATINOAMERICANO Y CARIBEÑO
DE SIERRA

Black

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