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Rezar a
continuación las 14 estaciones.
EL CAMINO DE LA CRUZ
Arrodíllate ante el altar, haz un Acto de Contrición,
y forma la intención de ganar las indulgencias bien
para ti, o para las almas en el Purgatorio.
Después di:
SEÑOR mío Jesucristo, Vos anduvisteis
con tan grande amor este camino para
morir por mí, y yo os he ofendido
tantas veces apartándome de Vos por
el pecado; mas ahora os amo con todo
mi corazón, y porque os amo, me
arrepiento sinceramente de todas las
ofensas que os he hecho. Perdóname,
Señor, y permíteme que os acompañe
en este viaje. Vais a morir por mi
amor, pues yo también quiero vivir y
morir por el vuestro, amado Redentor
mío. Si, Jesús mío, quiero vivir siempre
y morir unido a Vos.
Por la señal... Señor mío, Jesucristo... Rezar a
continuación las 14 estaciones.
I. ESTACIÓN.
Jesús condenado a muerte.
¡Jesús mío, condenado en vez de
mi: misericordia!. Padrenuestro,
Avemaría.
II. ESTACIÓN.
Jesús cargado con la Cruz. ¡Jesús
mío, cargado con mis pecados para
descargarme de ellos:
misericordia!.Padrenuestro,
Avemaría.
III. ESTACIÓN.
Primera caída del Señor.
¡Jesús mío, sucumbiendo bajo el
peso de mis pecados para expiarlos:
misericordia!.Padrenuestro,
Avemaría.
IV ESTACIÓN.
Jesús encuentra a su Santísima
Madre. ¡Jesús mío, encontrando a
vuestra angustiada Madre:
misericordia!.Padrenuestro,
Avemaría.
V. ESTACIÓN.
El Cirineo ayuda a Jesús. ¡Jesús
mío, invitándome a participar de
vuestra Cruz: misericordia!.
Padrenuestro, Avemaría.
VI. ESTACIÓN.
La Verónica enjuga el rostro del
Señor. ¡Jesús mío, con el rostro
manchado de inmundas salivas para
expiar mi orgullo: misericordia!.
Padrenuestro, Avemaría.
VII. ESTACIÓN.
Jesús cae por segunda
vez. ¡Jesús mío, sucumbiendo otra
vez para enseñarme a levantar
después de las caídas: misericordia!.
Padrenuestro, Avemaría.
VIII. ESTACIÓN.
Jesús habla a las mujeres.¡Jesús
mío, consolando a las mujeres de
Israel, que, llorando, os seguían:
misericordia!. Padrenuestro,
Avemaría.
IX. ESTACIÓN.
El Señor cae por tercera
vez. ¡Jesús mío, sucumbiendo de
nuevo al pensar en mis ingratitudes:
misericordia!.Padrenuestro,
Avemaría
X. ESTACIÓN.
Desnudan al Señor. ¡Jesús mío,
despojado de vuestras vestiduras para
expiar mis sensualidades:
misericordia!.Padrenuestro, Avemaría.
XI. ESTACIÓN.
Jesús clavado en la Cruz. ¡Jesús
mío, clavado en la Cruz para expiar
mis malas acciones: misericordia!.
Padrenuestro, Avemaría.
XII. ESTACIÓN.
Muere Jesús en la Cruz.¡Jesús mío
muerto en la Cruz para abrirme el
Paraíso: misericordia!.Padrenuestro,
Avemaría
XIV. ESTACIÓN.
El Señor es sepultado.¡Jesús mío,
encerrado entonces en el sepulcro y
ahora en el Tabernáculo:
misericordia!. Padrenuestro,
Avemaría.
Grabado de una estampa religiosa francesa de finales del siglo XIX en la que se representa los tres grados de
la imitación perfecta con Jesucristo a que debe aspirar el cristiano:
PRIMERA PALABRA
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros,
Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en
Vos, os amo y me arrepiento de
haberos ofendido con mis
pecados.
SEGUNDA PALABRA
En verdad, en verdad te digo: hoy estarás
conmigo en el Paraíso
(Lc. 23,43)
TERCERA PALABRA
QUINTA PALABRA
Tengo sed
(Jn. 19,28)
Jesús amado, que por amor mío
agonizasteis en la cruz y que, no
saciado aún con tantos vituperios y
sufrimientos, quisierais sufrirlos
todavía mayores para la salvación
de todos los hombres, demostrando
así que todo el torrente de Vuestra
Pasión no es bastante para apagar la
sed de vuestro amoroso Corazón:
tened piedad de todos los fieles
agonizantes y de mí en aquella hora
postrera; y por los méritos de
vuestra preciosísima Sangre,
encended tan vivo fuego de caridad
en nuestro corazón que lo haga
desfallecer con el deseo de unirse a
Vos por toda la eternidad.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros,
Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en
Vos os amo y me arrepiento de
haberos ofendido con mis
pecados.
SEXTA PALABRA
SÉPTIMA PALABRA
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
(Lc. 23, 46)
Oración final.
Oh Dios, que en la muerte dolorosísima
de vuestro Hijo habéis constituido un
ejemplo y un auxilio para la salvación
del linaje humano: concedednos, os
rogamos, que en el peligro último de
nuestra muerte merezcamos alcanzar
el efecto de tan grande caridad y entrar
en la gloria del Redentor. Por el mismo
Jesucristo Señor nuestro. Amén.