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Héctor Hidalgo El regreso de la Mujer de Goma ae ars # regreso de la Mujer de Goma Tlustraciones de Oscar Vega , Alejandro Cisterna © Héctor Hidalgo Gonzélez. ©Arrayan Editores S.A. Gemnarda Morin 435, Provi- dencia, Santiago de Chile. Inscripcién N° 100.447. 1.8.B.N. 956-240-215-0. Pri- rmeca edicién, junio de 1997, Reservados todos los derechos para todos los paises. Prohibida su reproduccién parcial o total, bajo las sanciones establecidas en la ley Impreso en Chile por Andros. NO HAY NOTICIAS DE BRASIL Jace mas de un aio que no tengo nila mas minima noti- cia de Maria de la Luz. Durante un tiempo nos escribi- Tegularmente; creo que fue por un par de meses a partir | Fegreso a Brasil. Todo marchaba tan bien. Sus cartas eordenando sus asuntos para que su vida asumiera el ) correcto después de haber sufrido tanto. de pronto algo sucedié: sus cartas se suspendieron . Por supuesto que esto me llendé de gran pre- Et regreso de la wiujer de Goma ; | hee i6n. Después de tan largo silencio aventuré para ella ! i ‘ tinos mas trgicos; es que conociendo su pasado, no : a dificil imaginar que le sucedieran cosas terribles. De to- | insist{ durante algtin tiempo, escribiéndole lar- | qq : ‘con la esperanza de que me contestara. Hasta que q me llegé un extrafio paquete lleno de timbres, pro- de una oficina de correos de Brasil, ademas de un cruzaba el envoltorio y que seiialaba: Destinata- ble. Devucivase al Remitente. el interior del misterioso paquete me encontré con una de cartas mfas, nuturalmente selladas y con la misma edo que me senti tan mal que lloré por el resto de la ‘Mi papi intent consolarme, pero todo fue inutil. Es ¢ puso muy triste el haber perdido la pista de mi amiga. ) mi papi siempre se entusiasma con todo, a la mafana ‘se fue a la embajada de Brasil en busca de informa- nuestra Maria de la Luz. Para que las diligencias brasilefios tuvieran resultados més efectivos, les dejé con todos los datos que pudo reunir sobre ella. que no mencioné para nada que durante largo tiem- nada menos que una mujer de goma. — ‘no sé para qué se hacia tantos problemas: ,quién se creido? En los noticiarios siempre comentan que stro pais hay tantos locos y a él lo podrian haber toma- bruno més. Locos de tanto trabajar, de tanto pagar cuen- Héctor Hidalgo tas; locos por la locomocién colectiva, por la contamina- cidn de la ciudad, por esto 0 por aquello, rerongaba mi papi, y no es de extrafiar, puesto gue a él siempre se le calienta la cabeza con este tipo de discursos. Mejor no hablemos sobre el tema de los locos, comentaba mi mami con tono bromista. Pero él arremetia con su acostumbrada defensa de los tipos originales ¢ imaginativos. Ademas, conchufa invariablemen- te con un como yo, aunque apenas susurrado, pues no se atre- via a decirlo muy fuerte; seguramente sentia an poco de ver- giienza de tenerse tanta estima. Sin embargo, siempre la conversacién se detenia en dicho Punto, porque de lo contrario mi papi sc amurraba y subia a la biblioteca a escribir en el computador. Asi, rapidamente se le pasaba el enojo, métiéndose en sus ensuefios y fantasias, inventando historias estrafalarias, pero tan simpaticas. A propésito, hace: s6io un par de meses logré publicar la historia de Maria de la Luz: La Mujer de Goma, con presen- tacién y todo. Fue sensacional. Ei lugar donde se realiz6 la ceremonia estuvo muy concurrido, Claro que la mayoria de los presentes eran amigos suyos. Esa vez mi papi hablé muy bien, y cémo Io aplaudian. Yo aproveché para embromarlo por el asunto de sus amigos: Je devia que {os habfa contrata- do para que fueran a aplaudir. Fl se llenaba de vanidad cuan- dole decian: ;Qué imaginacidn tienes! Vamos, hombre, ¢cdmo se te pudo ocurrir una historia tan extravagante? El s6lo se limitaba a sonreir y a mirarme con una tremenda complici- & El regreso de li Mujer de Goma tespondia con un guifio y me sentia tan bien por pado en dicho rela hasta aparecfan algunos ‘que pertenecian a la vida real; entre ellos, el mio. naneras pensabamos guardar el secreto de la Mujer porque nadie habria crefdo sobre su autenticidad. gente que la conocié cuando trabajé en el circo era un sofisticado robot, salvo sus amigos mas estaban enterados del secreto y que lo arriesga- ra ayudar a su liberacién. ra que lo pienso, valié la pena cuidar la privacidad de Luz, especialmente después de haber recuperado ‘Su naturaleza humana. Sé que nunca més se esti- no contratada, ni hard esas contorsiones que le quita- i6n a cualquiera; que nunca més existird un ser lla. ¥ que de nuevo es libre. ;Libre? ;Fstard bien real- Saberlo si no me ha contestado ninguna carta tanto tiempo? estoy recordando tantas cosas sobre Maria de triste y preocupada, ;, Donde estar mi que- UNA CONVERSACION MUY MISTERIOSA esde hace un mes que nos estan pasando cosas muy ex- trafias. Precisamente desde esa noche que mi papi llego a la casa muy silencioso y evasivo. Con Ja mami decidimos dejarlo tranquil; ya nos contaria lo que le estaba sucedien- do. Mientras, tratando de descubrir alguna causa, pensé que estaria escribiendo una nueva historia. Tipico. Cuando eso pasaba, se encerraba en la biblioteca, comia poco y se con- sumfa por un tiempo en la escritura de fa trama imaginada. Como ya estébamos habituadas a tales actitudes, no hube preguntas de nuestra parte. Sin embargo, no quedé tranguila. 1." El regreso de la Mujer de Goma ranza de que mas tarde me Jo contara todo, con- “nuestra sociedad”, como é! decfa cuando habla- iS trabajos literarios, para los que esperaba mi de seguir avanzando, lo que me parecfa todo Y asi sucedié. Cuando senti unos golpecitos en mi pieza supe que era él, 0 puedes estudiar viendo televisién? —me dijo al molesto. s jovenes estamos acostumbrados a estudiar le contesté teatralmente coriante. Utimamente onda rebelde que hasta a mi me sorprendfa. En vefa un programa de videos musicales que, a decir, estaba sintonizado en la mayoria de los habitaba algtin joven. Porque eso era yo, una afios y no una nifia como querfan en mi casa siendo eternamente, No en vano pasan los 0s, digo yo. g0 que no habras entrado sélo para decirme que evisor. Esti bien, lo apago de inmediato. ;Estds 0? {Eso era lo que querias decirme cuando en- cuidada naturalidad, dejando el espacio para en mi cama y me contara lo que le preocupaba. ol, es otra cosa lo que me inquieta, aunque de haces bien en apagar el televisor. La verdad es Como té concentras; ademas, la programacién... Héctor Hidalgo —Si, si, de acuerdo; la programacién es muy mala. ,Qué es lo que quieres contarme? —Por el momento, absoluto secreto, de acuerdo? —De acuerdo; cuenta conmigo y pierde cuidado que seré una verdadera tumba. —Esta bien. Creo que todo comenz6 cuando salié la publicacion de La Mujer de Goma. Hasta ahora no se lo habia querido contar a nadie, pero como ti también eres parte de toda esta historia, creo que debes saber lo que me estd pasando. —Pero, papi, deja de hacer rodeos; como siempre, te en- tusiasmas con las palabras y nunca Hlegas al punto. —No me interrumpas. Hoy, después de dictar una d acostumbradas clases de literatura, me fui a una cafeteria de la plaza Nufioa. Algunas veces me junto con otros profesores y amigos, 0 bien con estudiantes que quieren conversar con- migo de un modo mas relajado que en clase sobre algtin tema tratado o un libro que de momento les interesa. Esta vez esta- ba solo. Pedi un café y me puse a revisar un trabajo que estoy terminando. Se trata de... —Olvida el trabajo por el momento, ya me lo contaras en otra ocasion, {Y? — Pero qué impaciente estds! —Es que con todos los rodeos que t2 das ya me tienes metida en algo que ni siquiera sé 1o que es. Y mafiana debo levantarme a las 6.30 de la madrugada, tomar el Metro a las 120 una de esas simpaticas pruebas que me quitan ‘ tu historia promete més, siempre y cuando me § regaloneos, con la "sociedad", con Ia nifiita; en Elregreso de la Mujer de Goma un asiento y repasar ejercicios de matematica, ahora tengo dos razones para no tenerlo, d? Asi que, adelante. ;Y? cambia mi pequefia, quién te viera y. me digas pequeiia, ya no soy una nila y no ‘si me comportara como tal, ya que hace tiem- {no te parece? sentimental, no me salgas con que an- fo que ya no existe. Asi que mejor cambiemos ante con tu historia. Espera, bueno... "la socie- ‘va a existir, verdad, papito? Pero no nos des- ipadamente mi café cuando noté algo Al mirar hacia los escafios del lugar reco- habia visto anies, pero no a recordar hubias visto antes? c pa. pero creo que en muchas partes 0 ades. S6lo que en aquel momento re- i6n. Lo hice al reconocer ese rostro que se diversos espacios por donde yo habitualmente Bl regreso de la Mujer dle Goma Por ejemplo, ahora sé que lo habia visto en Metro, al salir de mi trabajo, en algtin café, que dicto de vez en cuando; en fin, no me -duda, su rostro me era muy familiar. Bs facil ‘tipo me ha estado siguiendo por bastante memoria no me fala, lo esta haciendo desde } mi libro sobre Maria de la Luz. No estoy tan 0 haberlo visto en la presentacién, en medio is. Ademis, todas esas Ilamadas telefénicas nos estado recibiendo, no te resultan sos- siquiera dicen media palabra y después pi, esto es una locura. Estas imaginando, mas le un sentido a una serie de hechos casuales. Asi €s tan casual que ese mismo hombre esta esperando a la salida del trabajo? Para tomar un taxi, Cuando lo hice, corrié a bus- perseguirme, pero afortunadamente lo tenfa un lugar distante, de ese modo pude escapar. ees que pretende hacer? atemorizarme, porque me podria haber ata- Conoce todos, absolutamente todos mis Patece mi sombra, ‘Se supone que es? Yo ya tengo mis sospechas eocupando Elregreso de la Mujer de Goma Héctor Hidalgo —Debe de ser lo mismo que yo pienso. ,'Te refieres a gente i meatemente; debes vinculada al dueiio del Circo Katiushka? —Exacto. Ese tipo es capaz de !o peor. Y tii tienes toda la culpa. {Como se te ocurre escribir un libro conservando, casi todos los nombres reales de !as personas que partici pan? —Bueno, los de ellos no los mencioné, solo conservé el nombre del circo y uno que otro mas. Por ejemplo, el de al- gunas personas como ti y Maria de la Luz. Ademds de mi propia actividad, que esta retratada con plena realidad. Fue una humorada para que tii con los afios te divirtieras con un ‘que me persigue un sefior a quien le arre- magica para que una mujer de goma recu- za humana? Suena muy convincente; ma- a la primera comisaria de carabineros que én iré a hablar con los detectives. ,Se te cosa brillante? irdnico. Tienes toda la razén, es dificil h }tan fantéstico, peor ahora que estd escrito y oce tanta gente, tantos nifios que se han : < : Mujer de Goma. asunto tan increible, tan increfble que su propia naturaleza es Pa Ais velba hecho turd su mejor resguardo, Imaginate, ;quién podria creer que todo Bos lo que podemos 4 3 aquello fue verdadero? —Nada menos que los que participaron, los Unicos que — conocen la verdad y son bastante peligrosos, por lo menos algunos, los que se sienten perjudicados o amenazados con Ja historia. Si hasta pueden cobrar venganza, intentar recupe- tar las formulas mégicas con el Libro Verde, o bien tratat de ubicar a Marfa de la Luz. ;Quién te asegura que ella no esté pasando en estos momentos por algo peligroso? {Por qué precisamente ahora me ha dejado de escribir? ;Te das cuenta en el lio que ests y en que nos has metido? 3 —Hija, lo primero que deberds hacer es no salir sola ba? ninguna circunstancia; en seguida hablaré con tu manni pa" que tome otras precauciones, s decirlo; gracias por dejarme la cabeza tan si poder sofiar con los angelitos, ido que no te lo contara? bien, mafiana veremos. 7 regreso de a Mujer de Goma 0, pues encontraba las camas deshe- yuno sucias sobre la mesa del come- is sobre las sillas, en suma, un desastre. calentar la comida y, por supuesto, hacer es de que llegara mi mami del colegio. era sensacional tener la casa entera para a todo volumen y mientras estaba en La quedar ronca. {Cudnto me divertfa! Aun- de solitaria, Esto de ser hija tinica exi- por lo menos durante algunas horas del hubiera tenido una hermana, todo ha- NO FUE CUALQUIER DIA fan corta me provocaba a veces un tre- ict me ito. Es que los tiempos han c: quella maitana me correspondié salir eon mi mami. Ha- 4 lempos han cambiado en cfamos el viaje en el Metro; ella se bajaba en Pedro de Valdivia para tomar el autobtis hacia su colegio y yo seguia en el mismo Metro rumbo al mio. Hacfamos el trayecto ef silencio, cada una metida en lo propio. Ella, generalments se iba corrigiendo pruebas o preparando las clases que debia dictar durante la mafiana. Bs que habia decidido volver a Ua bajar, ahora que yo era grande, Era rico tener mas libertad, pero cuando regresaba a casa y cuando le daba wna niradaa ambiente ... juf!, daba la impresién de que por alli habia pa or. A diferencia del pasado, en que sucedfa 'y las familias estaban compuestas por mu- » 0S, los tios, en fin, toda una poblacién. €l siempre nos cuenta que a su casa de gente; que no lograba conocerlos a to- hermanos y fiermanas tenfan sus pro- ida de una manera dis- Hector Hidalgo Bl regreso de la Mujer de Goma tinta para mi. Esta carencia Ja cc on mis amigas» do mi papi?, pens¢. Seguramente a esa del colegio y con las largas jornadas de ilama telefénicas duchandose, escuchando las noti- que hacia y que producian més de wn mal rato a la hora de Era todo un caso cuando se apoderaba pagar las cuentas del mes. En cuanto a los amig aban de allf ni con un terremoto: En tas dad nunca he tenido tantos. A veces me entus' bastante debido a que tenfa un horario alguno pero luego desistia, aunque ti! holgade que el nuestro. Salvo los tu estado ocupada con la imagen de Rafael, quien me gané por ee ee. pues mi mami no dic cansancio. Fue tan insistente, que al fin < demoraba tanto en el bafio, se levantaba amigo, a pesar de sus espinillas. Le han Mes de ia madrugada para estar listo alas achaques del crecimiento. Le esté cambiando quetas le quedan cortas de ma eria mi ados los , las cha oltado ta S ¥ su mama le bastilla a todos sus pantalones y los al aire. f Te quedan los tobie ‘me sirve para tener mi tiempo propio, ), porque Hegaba a la estacién Pedro de 7.30 de la mafiana, tomaba desayuno en lt sacaba sus libros, cuadernos con apun- S, Segtin contaba. Por ejemplo, es- a cuentos, lea. Se tomaba el lugar y ademas le sobraba el tiempo, a mucho més temprano que de cos- Ademiés de las famosas espinillas, le crecié un eémieo bigotito cerca de la comisura de los labios, lo que fo hacia parecer un verdadero gato. El pobre de Rofael se veia bastan- te ridiculo, pero era y es mi mejor amigo. Yo sabia que todo aquello seria sélo un cambio temporal; ya adquirird su forma definitiva, después de la metamorfosis de los catorce El beso de despedida de mi mami me trajorépidamente @ la realidad. De inmediato comencé a ver bandidos por todas partes. Habfa olvidado por completo ia conversacidn soste- nida con mi papi durante la noche anterior, Pero ahora que estaba sola se me vino el problema de golpe. A todos los pas jeros del carro les encontr: s, Nunca pelts sé que Viajaran tantos b; if, Me sacé de mis pensamientos justo Un extrafio me tomé por un brazo y me Américo Vespucio. Pegué un tremen- Cerca de mi rosiro su mirada fija y su , pechos andoleros en el Metro de Santiag' y Hécior Hidale. expresién burlona y sonriente. con un tirén y me puse a correr hacia ¢ ba muy lejos de allf. Cuando este a distancia m hacia atrds y noté que el hombre me estaba haciendo ge flas con su mano extendida, ¢: una gran amiga. Pensé que todo ers siguiente: 1. Américo Vespucio e: 2. Es una calle conocidisima. 3. {Por qué me hizo una miré a la distancia? 4. {Por qué yo le di tanta importancia al he alguien preguntara por el ne: casual, realmente? De inmediato intes unas respuestas 1. Me pregunté por Ja calle para hacerse nota: 2. Me pregunté por la conocida Américo Ves yo sospechara de él y asf me asustara. 3, Me hizo una sefia como una amenaza solap: 4. Yo me hice tales preguntas porque... {Es Al recreo Hamé a casa. Qué tonta, lo hac que alli no habia nadie. Pero tenia un t iY se cumplié! Cuando m: fono, escuché mi voz y des do a la casa imientO: levantéel da, Porque queria acompaiiarme en el Mientras él irfa a la casa a ver qué estaba Acompatiado de los detectives, tal cual cont después, ‘ei Hécior Hidalgo El regreso de la Majer de Goma Cuando terminé Ja jomnada de clases, me fui directo a lasala h jlaste del Circo Katiushka? de espera del colegio. Alli estaba mi papi con una expre sto que lo hice y me cuidé de dar sélo los angustia que daba miedo. Comprendi que algo grave hal ran aceptados por ellos, Pero los detectives —Marisol, nos han asaltado— me dijo i a y cuando notaron mi nerviosismo, comen- cia que ni le preocupé si esta frase me provocaba un una y mil preguntas. —j(Cémo que asaitado?, cuéntame, por favor. de Maria de la Luz? —Esta mafiana entraron a la casa. Est4 todo revuelto. las confesarlo todo. mé a los detectives y a los minutos lleg6 un equipo « tomar mo re huellas digitales, porque ios iadrones siempre dejan sus hue- 98 sonreian, otros salieron al patio carraspeando, llas cuando registran una casa en busca de objetos valiosos, to lo avergonzado que me sentia. Después de —{Qué cosa se robaron? {Mi coleccién de grabaciones de rock! —Tranquila, parece que no han robado nada. Salvo un . desorden desconwunal en todas las piezas. Como se noté que Para mi hijo; después me lo autografia, ide buscaban algo muy particular. Para fo; pusieron la casa S el primer escritor que conozco y nunca me ima- patas arriba. Tiraron los libros de la biblioteca, hicieron com fueran tan singulares". ellos un gran montén; los cajones del escritono, voleados, ¥ Mmente no hablamos gran cosa, Quedamos con la las ropas, tiradas por el piso. Hasta se metieron en !a despen- a en las ventanillas del carro del Metro, como sa. Rompieron unos paquetes de fideos y unas bolsas com n paisaje, en cambio ibamos cruzando bajo la aziicar; seguramente se les cayeron y las patearon, dejando Segura que mi papi pensaba lo mismo que yo el suelo cubierto con azticar. Cuando entré ala casa vi ua , : {Habrian hallado el Libro Verde? Ese espectéculo lamentable. Esto te io cuento para que no te im 0 Hleno de misteriosas formulas magicas, an- presiones tanto; anda preparando of animo. fabulosos y otras cosas extraiias que para- —{Qué haremos, papi? Mudémonios a otro lugar. —Es muy dificil tomar esas determinaciones. Deberemos tener confianza en las investigaciones que se han iniciado: Jefe de los detectives me dijo al despedirse: libro a la venta en todas las librerfas? Lo As

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