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EL RESCATE

La finalidad del plan operativo militar fue la liberación de los rehenes para ello
fue necesario también la toma de residencia del embajador del Japón en el Perú
cuyo nombre es Morihisa Ahoki. Para la realización de este operativo fue
necesario hacer un plan de operación redactado en enero de 1997 “Nipón 6”
conocido más adelante como Chavín de Huántar.

Ahora dentro de esta operación exitosa hubo un objetivo el cual implicaba


capturar o eliminar a los terroristas del MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac
Amaru fue una organización terrorista peruana) y rescatar a los rehenes para
establecer un estado derecho donde la sociedad sea guiada por normas y así
establecer un control de conductas socialmente aceptadas y contribuir a la
consolidación de la pacificación nacional. Pero podemos resaltar el primer
objetivo, la captura de los terroristas ya que el segundo objetivo se iba realizar
dependiendo del resultado del primero cuando la situación se hubiese
complicado. Por ese motivo el plan ordenaba disponer “medidas y acciones
destinadas a prevenir o neutralizar acciones terroristas”.

Para lo indicado líneas arriba, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos


(2015) esclarece el objetivo de la siguiente manera:

¿Podría hablarse de “neutralizar” cuando el objetivo es eliminar? No consta ni en


documentos ni en testimonios que existiera una orden de aniquilación de los
emerretistas. Más allá de la evidencia solo habita la especulación. Desde el
razonamiento jurídico, tal especulación es inaceptable e irrelevante. Esta
afirmación es recogida, en otros términos, por las diversas sentencias dictadas
sobre el caso, tanto en sede nacional como en internacional. (p.28).

Ante las explicaciones del MINJUSDH (Ministerio de Justicia y Derechos


Humanos), podemos inferir que, si hay una situación de atentado contra la vida
de las personas, lo que paso en el ataque de los emerretistas, había más
probabilidades de eliminación si estos iniciaban un combate en pleno rescate,
pero debía prevalecer el respeto de los derechos humanos. Sin embargo, todo
quedo en especulaciones no se concretó si estaba dentro de la planificación el
hecho de eliminar al MRTA.
Los comandos seleccionados habían ensayado acciones para un eventual
rescate tomando como criterio base el uso legítimo de la fuerza, pero sin salirse
de la línea del respeto de los derechos humanos. Se quiso que la operación fuera
limpia e incuestionable. Si es que se rompía la línea de la negociación había que
estar preparados siempre para un rescate al menor costo.

Los preparativos del rescate se hicieron en una maqueta de madera y luego en


la réplica de la residencia erigida en la Base Militar ubicada en la Avenida Las
Palmas (Chorrillos). La cadena de mando estaba creada y articulaba los
procedimientos. Se formaron grupos de rescate, subdivisiones con funciones
específicas, lo que contribuye a determinar y demostrar el objeto esencial de la
operación por la especificación explícita de las funciones encargadas con
antelación.

Imagen recuperada el 6 de noviembre de: http://www.trujillohoy.com/21-anos-de-la-toma-de-la-residencia-


del-embajador-de-japon-en-lima.

El instituto de democracia y derechos humanos (2009) nos relata quienes


conformaron la operación, de la siguiente manera:
Paralelamente, se desarrolló un plan militar para rescatar a los rehenes. Para
ello, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas encargó al Jefe de la División
de Fuerzas Especiales del Ejército, general Augusto Jaime Patiño, la elaboración
de dicho plan operativo. El general EP José Williams Zapata, por encargo de
Jaime Patiño, diseñó el plan de operaciones. (p.2)

La patrulla tenaz se encontraba conformado por ciento cuarenta y dos comandos


dividido por dos grupos y estos subdivididos en cuatro para así poder distribuirse
el dominio del inmueble, con el objeto de rescatar a los rehenes se organizaron
de la siguiente manera según describe el MINJUSDH (2015) , A uno de ellos se
le asignó la misión de dominar el primer piso de la residencia y de rescatar a los
rehenes que permanecieran en esa planta. A otro grupo se le asignó la
dominación del segundo piso de la residencia y el rescate de los rehenes que
permanecieran en ese espacio. Se sumaron otros equipos para la ejecución del
plan. Era un orden complejo y funcional que se acompañaba de un grupo
destinado a la emergencia médica y la evacuación de los rehenes, comandos y
emerretistas heridos. La seguridad en el interior y en el exterior fue un
componente importante, tanto que se había contemplado garantizar la seguridad
de los inmuebles vecinos.(p30.)

Ante ello según la información relatada el día de la vista al museo donde se


realizo la réplica, se indicó que había una casa donde vivía una señora de la
tercera edad donde en la cual no aceptada retirarse de sus viviendas pues no
sabia del plan de rescate (no podían enterarse nadie por la magnitud de peligro
que representaba si los emerretistas se enteraban) finalmente la señora no salió,
pero se le otorgaron las medidas de protección pertinentes.

Una vez establecidos las medidas y acciones que iban hacer llevadas a cabo; un
22 de abril de 1997, después de 126 días para la realización del plan operativo
de rescate; el presidente en ese entonces Alberto Fujimori Fujimori declaro el
estado de emergencia el distrito de san isidro para poder dar la orden de inicio a
la operación de rescate Chavín de Huántar. Siendo las tres y venti seis de la
tarde, el grupo comando deciden ingresar tras la llamada del presidente y con
todos los comandos informados que permitían conocer los movimientos dentro
de la vivienda. Dos rehenes enviaron los mensajes que dieron luz verde al equipo
de rescate. Los dispositivos filtrados alertaron que aquel era el momento más
propicio para ingresar, pues la mayoría de los emerretistas se encontraba
jugando fulbito en el primer piso, un emerretista vigilaba la puerta principal y en
el segundo piso se encontraba apenas uno de ellos prestando vista a los
rehenes.

Finalmente, gracias a la precisión del plan y de la acción efectiva de los


comandos se pudo liberar a los rehenes, entre estos a cientos de diplomáticos,
oficiales del gobierno y militares de alto rango y hombres de negocios. Por el
lado de estos solo hubo una muerte que lamentar, la del magistrado Carlos
Ernesto Giusti Acuña y se pudieron rescatar 71 rehenes. Por el lado de los
rescatistas perdieron la vida los comandos Teniente EP Raúl Gustavo Jiménez
Chávez y Teniente Coronel EP Juan Alfonso Valer Sandoval. Los catorce
miembros del MRTA fallecieron en la operación. Además, resultaron varios
heridos entre los rehenes. La operación duró dieciséis minutos. En el balance se
debe subrayar el heroísmo de todos los comandos y el sacrificio doloroso de dos
de ellos: el Coronel Valer y el Capitán Jiménez. Ambos ofrendaron sus propias
vidas para salvar las de los cautivos. Ellos, como todos los comandos, sabían
que existía una alta probabilidad de muerte en combate. Si el tiro selectivo
fallaba, se enfrentaban a las ráfagas sin control del enemigo, lo cual hubiese sido
una situación de desventaja en el procedimiento. El Coronel Valer sabía de esa
probabilidad, de la falibilidad humana en el proceso y de la previsibilidad y
magnitud de ese costo en su familia. Él, llegó detrás de la patrulla Delta y se dio
de cara con los emerretistas. Murió tratando de proteger a uno de los rehenes,
al Canciller Francisco Tudela. Una bala atravesó por debajo de su chaleco
antibalas. En una carta que llevaba consigo al momento del rescate, se lee que
deseaba ser recordado como un soldado que cumplió su misión y como un
compañero y amigo fiel. En realidad, se le recordará siempre a él y a los demás
comandos, como un héroe y un ejemplo que la historia debe incluir en su
magisterio. Su gesta no se debe olvidar.
DENUNCIA DE HIDETAKA OGURA Y PERICIAS

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