Cuantas Veces soñamos con un futuro distinto… un futuro mejor.
Cuantas veces nos despertamos con un sabor amargo en nuestra vida. Sin embargo, cuan poco solemos hacer realmente para marcar una diferencia. Dicen que la fe mueve montañas… Pero ninguna montaña llegará a nuestros pies si no emprendemos una constante carrera… un constante esfuerzo. Muchas veces simplemente contemplamos; contemplamos y esperamos ser una persona muy especial y afortunada a la que se le resuelvan todos sus problemas por arte de magia. Pero… no debemos olvidar que somos los amos de nuestro destino, y debemos tomar las riendas de la caballería del mañana. Podremos ser ínfimos e insignificantes en la escala del cosmos, y aunque nuestra existencia se reduce a un simple suspiro del infinito; nuestras acciones tienen el poder de trascender a nosotros y modificar el rumbo en la vida de miles de formas de vida diferentes. Seamos los amos del mañana Volvámonos los arquitectos de nuestro futuro