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UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

LICENCIATURA EN CIENCIAS SOCIALES


ETICA CIUDADANA
EDNA ROCIO CONDE DUCUARA
COD. 20152155011

La areté Aristotélica y el Racionalismo cartesiano

Aunque el pensamiento aristotélico se ha convertido en el pensamiento del


mundo occidental, el cual fue iniciado por el Imperio Romano y posteriormente
desarrollado durante toda la Edad Media, su llegada al Renacimiento significo el
quiebre de su hegemonía y abrió el espectro del pensamiento a nuevos
paradigmas como el antropocentrismo y el reemplazo de Dios por el hombre. Allí
el racionalismo Cartesiano toma las riendas del pensamiento moderno y se vuelve
el paradigma científico por excelencia hasta nuestros días. Ambos pensamientos
tan profundamente significativos para el pensamiento occidental influenciaron las
bases de la ética, las formas de actuar, de ser de los seres humanos y sus modos
de ser y de vivir dentro de la sociedad.

 Contrastar las virtudes propuestas por Aristóteles en la Ética Nico maquea y


los planteamientos del racionalismo cartesiano expuestos por Rene
Descartes.

El Hombre como Subjectum.

Para Aristóteles la causa final de la vida de los hombres es la felicidad


(Eudaimonia), y esta radica en el desarrollo de la virtud esencial del alma. Esta
felicidad descrita como un bien, un fin en sí misma y es una virtud o alguna clase
de virtud. Las virtudes (Arete), se crean en nosotros que las recibimos y
perfeccionamos por medio de la costumbre, las cuales se originan por la
enseñanza (dianoetica) y la costumbre (ética). Pero para Aristóteles y para los
pensadores griegos nunca se concibió al hombre como sujeto, se concebía un
hombre que fuera bueno y justo como ciudadano de la polis y que viviera de la
forma adecuada y correcta. De tal modo, que el desarrollo del sujeto y de la
subjetividad nace con Descartes en la época moderna, volviéndose esta la idea
central de la modernidad. El concepto sujeto proviene de Subjectum que significa
lo que está debajo, en el fondo o núcleo de lo que se arroja, lo que queda debajo
pero está activo. La concepción del hombre como subjectum en descartes
proviene de la primera verdad del mundo “pienso, luego soy”, a la cual Descartes
llega a partir del rechazo de las cosas que alguna vez considero como verdades
ya que puedan ser igual de verdaderas a las ilusiones que tenía en sus sueños. A
partir de esto, se da cuenta que “mientras yo quería pensar así que todo era falso,
era preciso que yo, que lo pensaba, fuera algo” (p. 44). Este fundamento absoluto
que encuentra en el “yo pienso”, se convierte en el fundamento de la existencia de
uno para conocer el fundamento de la existencia de todo lo demás. En ese yo
pienso se encuentra el subjectum que satisface las exigencias de la verdad como
certeza, el “subjectum indubitable”. Así de esta manera “El pensamiento como
atributo del cogito es, ciertamente, lo que constituye la esencia del sujeto pensante
y es en definitiva lo que le da su existencia; el sujeto cartesiano existe
verdaderamente por el espíritu, el intelecto y la razón” (p. 29), ya de lo decía
Descartes cuando plantea que el conocimiento se compone de 3 cosas, la
capacidad de juicio, la memoria y la imaginación.

El método cartesiano: Entre verdad y razón

Todos los hombre poseen la inteligencia, la razón es repartida entre todos


los hombres de igual manera, es decir, se reparte bien y es equitativa entre todos
los seres humanos. Pero para conducir y hacer un uso adecuado de esa
inteligencia y esa razón se requiere de un método. La búsqueda de este método
tendrá como pilar la duda, ya que para Descartes se debe rechazar todo aquello
que pueda generar la más mínima duda. Esta duda como método de
investigación, tiene como objetivo la búsqueda de la verdad, esta verdad se
encuentra dentro de la certeza y esta genera una especie de garantía en la verdad
del conocimiento. En el método, del griego hodos que significa “camino”, que es el
camino que conduce a la verdad, Descartes define 4 máximas que le permitirán
tomar una firme y constante resolución de no dejar de observarlos ni una sola vez,
la primera que se puede decir se basa en la intuición, ya que “no admitir jamás
nada por verdadero que no conociera que evidentemente era tal (…) y no abarcar
en mis juicios nada más que lo que se presenta tan clara y distintamente que no
tuviera ocasión de ponerlo en duda” (p.29). Por ello Descartes no va a creer en
nada de lo que provenga del exterior ni de lo que venga del interior. Las otras
máximas se basan en el análisis, la síntesis y en la enumeración. Se enfrenta
entonces al problema no solo de la verdad sino a la problematización de mismo
sujeto en cuanto tal es sujeto e igualmente de su relación con la realidad.

La practicidad que introduce el método a la búsqueda de las verdades en


Descartes se evidencia, en que este le brindo la facilidad para lograr desentrañar
todas aquellas cuestiones, iniciando siempre por las más simples y la más
generales, sirviéndole cada verdad que encontraba para posteriormente encontrar
otras, logrando resolver así muchas que había considerado como muy difíciles y
las que ignoraba había podido determinar porque tipo de medios y hasta donde
era posible el resolverlas. Descartes afirma entonces “lo que más me satisface de
este método era que mediante él estaba seguro de usar en todo mi razón, si no
perfectamente, por lo menos lo mejor que yo pudiera” (p. 32). Este método
entonces, piensa las reglas desde la teoría y para la teoría y es a través de este
que se hace posible el aumento gradual del conocimiento.

Cabe resaltar entonces que para los filósofos griegos y en este caso en
particular para Aristóteles nunca existió un método que condujera a la verdad, no
se planteó unas máximas que ayudaran a la resolución de las situaciones en las
cuales se pudiera hallar algún tipo de duda, para Aristóteles, solo existían unas
virtudes del pensamiento, las cuales tienen como objetivo el conocimiento de lo
real, es decir, de lo que es, que se aprenden por medio de la experiencia y en el
cual se encuentra la recta razón..

Virtudes éticas: la prudencia (phrónesis)

Para Aristóteles el hombre prudente es aquel “capaz de deliberar


rectamente sobre lo que es bueno y conveniente para sí mismo (…) para vivir bien
en general” (p.155) y “llamamos prudentes a los que, para alcanzar algún bien
razonan adecuadamente (…).Así un hombre que delibera rectamente puede ser
prudente en términos generales” (p.155). La prudencia es un modo de ser racional
verdadero y practico, respecto de lo que es bueno y malo para el hombre. En otras
palabras amplia la visión y el mirar de forma anticipada. Es más específicamente
una forma de sabiduría relevante a las cosas prácticas, requiriendo una habilidad
para discernir cómo o por qué actuar virtuosamente y fomentar la virtud en la
práctica y la excelencia del carácter, es la habilidad para pensar cómo y por qué
debemos actuar para cambiar las cosas, especialmente para cambiar nuestras
vidas a mejor.

A partir de esto, la reglas de la moral provisional que plantea Descartes,


poseen en su esencia una de estas características de la virtud de la prudencia
planteada por Aristóteles, ya que como la prudencia (o mejor providencia)
permiten realizar en la persona que la tiene una previsión, es decir, preparase o
estar preparado para algún fin determinado y una posterior provisión, abastecer o
suministrarse de lo necesario. Cuando Descartes hace alusión a sus segunda
regla de la moral, que afirma ser lo más firme y resuelto frente a las acciones y
seguir las opiniones más dudosas pero con determinación, el hombre prudente
como ejemplifica el autor “no se debe vagar dando vueltas tan pronto de un lado
para otro, ni menos aún detenerse en un sitio antes bien caminar siempre lo más
derecho que puedan hacia un mismo lado sin cambiarlo por razones endebles
(…)” (p.37), actúa según el término medio de las cosas, pues como dice
Aristóteles “ el que apunta al término medio debe, ante todo, apartarse de lo más
opuesto (…) pues de los dos extremos, el uno es erróneo y el otro menos” (p. 58),
es lo que más se conoce como el exceso y el defecto, los cuales yerran y son
censurados, ya que o uno por que no alcanza, o en el otro por que se sobrepasa
en cuanto a lo necesario de las pasiones y las acciones.

La Enkrateia y “pienso, luego soy”

Cuando Descartes descubre que la primera verdad indudable es el “yo


pienso”, se da cuenta de que por medio del ejercicio del pensamiento él es, es
decir, que la búsqueda del conocimiento comienza por sí mismo, pues cuando
Descartes se dedica al estudio de las ciencias y luego a viajar para recoger
diversas experiencias, descubre que, en palabras del mismo autor“ un día tome la
resolución de estudiar también en mí mismo y emplear todas las fuerzas de mi
espíritu en elegir los caminos que yo debía seguir. Lo cual me salió mucho mejor-
me parece- que si nunca me hubiera alejado de mi país ni de mis libros” (p. 21). La
búsqueda de la verdad comienza en sí mismo, en el yo pienso, si pienso entonces
soy, en la búsqueda y conocimiento de sí mismo. Esta búsqueda de la verdad,
ayudo a Descartes a reformar sus propios pensamientos y lograr edificarlos sobre
unos cimientos que fueran totalmente de él, así se vio obligado a decidirse a
guiarse por sí mismo.

El hombre bueno, se quiere a sí mismo, en relación consigo mismo, como


afirma Aristóteles “ este, en efecto, está de acuerdo consigo mismo y desea las
mismas cosas con toda su alma y quiere y practica para sí el bien y lo que parece
así (…) y lo hace por causa de sí mismo (puesto que lo hace por la mente, en lo
cual parece consistir el ser de cada uno (pues lo hace por la mente, en lo cual
parece consistir el ser de cada uno)” (p.241), ya que el hombre como animal
racional, es la mente la que dirige las actividades humanas. La enkrateia, es el
dominio de sí mismo, concretamente del hombre continente, es aquel que tiene
fuerza en sí mismo, es fuerte, es vigoroso y es capaz de gobernarse y controlarse
así mismo. Es entonces como ese dominio de sí mismo, frente a las pasiones
(sensaciones y emociones) es el que forma parte de la virtud para así lograr llegar
al término medio de las cosas. De tal forma, que la búsqueda de la verdad en sí
mismo se relaciona con esa fuerza y esa capacidad de controlarse a sí mismo
frente a cualquier situación que pueda causar duda. El conocimiento de si y el
dominio de si hacen parte de las virtudes que pueden llevar al hombre al
encuentro de este con la razón y el término medio de las cosas, logrando un
equilibrio entre el la teoría y la práctica.

Conclusiones

La influencia de estos paradigmas de pensamiento en la construcción de la


ética del hombre, como objeto de reflexión frente a sus acciones ha transformado
la visión que se tenía del hombre que estaba influenciado por el bien y el mal y
que en la búsqueda de su fin mismo debía llegar a la felicidad, a partir de la
formación y construcción de una serie de virtudes indispensables para la buena
vida, una vida que construyera un ser bueno para poder vivir de la forma más
adecuada y correcta por medio de las acciones. Pero estas virtudes del hombre
bueno, llegaron a la modernidad con un cambio sustancial, en la manera como
este actuaba, se representaba y ante todo hacía uso de su razón para la
indagación de la verdad. La consolidación de una nueva visión antropocéntrica,
confirió a descartes la fórmula para juzgar bien y distinguir la verdad de la falsedad
(también lo bueno de lo malo), la duda como método y la construcción un sujeto
que es pensante y que a partir del conocimiento y búsqueda de sí mismo puede
llegar a la verdad. La idea de un sujeto que piensa, nace como sustrato de la
realidad moderna, de concebirlo como centro y ombligo del mundo, que posee en
su esencia la racionalidad, la relación de este sujeto con un objeto del mundo,
significo un nuevo método para la racionalidad científica y el estudio de la ciencia.
Sin embargo, ambos autores forjaron y establecieron las bases para una ética que
transformaran al hombre y que le concediera la capacidad de ampliar su
perspectiva frente al mundo, uno lo hizo a partir de las acciones, siendo estas las
principales causas de la formación de los diversos modos de ser, orientadas a la
recta razón y el otro mediante el uso de la teoría, de un método y unas reglas que
lo condujeron a él y a la humanidad, por el camino de la verdad.

Bibliografía

 Pallí Bonet, J. (1993). Aristóteles. Ética Nicomáquea. Editorial Gredos S.A.


España.
 Descartes, R. (1996). Discurso del método. Panamericana Editorial Ltda.
Colombia
 Belen, M. (2017). Descartes y la construcción de un sujeto a partir de la
negación de la vida. Revista de Filosofía Factótum. 17, 25-34.

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