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Ahora bien, así como hemos necesitado ver todo ese contexto para

comprender la importancia revolucionaria que tenía el anuncio de que “El

Día” había llegado …es imprescindible ver también lo literalmente

“revolucionario” de “Ese Día”.

Pues la revolución, no sólo iba a ser ante Roma, sino en dos frentes.

Para decirlo en términos muy prácticos: los judíos ya estaban muy

acomodados –por no decir directamente muy cómodos- siendo esclavos de

los Romanos! Cada vez les molestaba menos honrar al César. Como se

puede ver que ya venía ocurriendo desde la época en que Egipto los tenía

bajo yugo, cuando Moisés sube, pobrecito, a la montaña, baja con sus 11

Pasos de la Magia -10 escritos, y el más oculto, actuado en la misma

escena- y les dice ¡Escuchen, aquí tengo los 10 Mandamientos! …y


estaban honrando otra vez al becerro de oro.

¿Qué quiere decir eso? Que ya hacía unos cuantos siglos que les empezaba

a molestar que Yahvé al final siempre estuviera enojado. Ya en aquél

entonces les empezaba a molestar esa cuestión, y cada vez le tenían menos

respeto. Y ahora, estamos en la época Romana, más de 10 siglos

después… Y Dios seguía enojado! (RISAS) Ya estaban ya un poco hartos

de que Yahvé estuviera siempre enojado, nunca los liberara, y que al final

hicieran lo que hicieran, siempre estaba mal… aun cuando había habido,

históricamente, un Siervo Justo Sufriente! (SORPRESA)

Recuerden que el capítulo 18 del Génesis, Yahvé había aceptado negociar

con Abraham:

Génesis 18,26:
“Dijo el Señor: “Si encuentro en Sodoma a cincuenta justos en la ciudad

perdonaré a todo el lugar por amor de aquéllos. 27 Replicó Abraham:

“¡Mira que soy atrevido de interpelar a mi Señor, yo que soy polvo y

ceniza! 28 Supón que los cincuenta justos fallen por cinco. ¿Destruirías

por los cinco a toda la ciudad?” Dijo: “No la destruiré, si encuentro allí

a 45.” 29 Insistió todavía: “Supón que se encuentran allí cuarenta.”

Respondió: “Tampoco lo haría, en atención de esos cuarenta.” 30 Insistió:

“No se enfade mi Señor si le digo: “Tal vez se encuentren allí treinta”.

Respondió: “No lo haré si encuentro allí a esos treinta.” 31 Le dijo. “¡Cui-

dado que soy atrevido de interpelar a mi Señor! ¿Y si se hallaran allí

veinte?” 32 Respondió: Tampoco haría destrucción en gracia de los

veinte.”
Insistió: “Vaya, no se enfade mi Señor, que ya sólo hablaré esta vez: “¿Y

si

se encuentran allí diez?”” Dijo: “Tampoco haría destrucción, en gracia de

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