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FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

ENSAYO

“INFLUENCIA EMOCIONAL EN LOS ADOLESCENTES”

Autores:

 Gutiérrez Lozano Julio


 Quito Cruz Yorliana
 Requelme Chávez Wilmer
 Ramos Loarte Elizabeth

Asesor:

Juan Vargas Rojas

Trujillo - Perú
ÍNDICE

I. Introducción………………………………………………………………. 1

II. Argumentación…………………………………………………………… 2

III. Conclusión……………………………………………………………….. 10

Referencias Bibliográficas……………………………………………………... 11
INFLUENCIA EMOCIONAL EN LOS ADOLESCENTES

I. INTRODUCCIÓN

Hablar de las emociones en los adolescentes en principio no es cosa fácil, mucho de esto, debido
a que, desde tiempos remotos, los griegos ya diferenciaban entre la pasión y la razón, como
forma de explicar las reacciones, que, en determinado momento, tenían los seres humanos,
diferenciar entre pensamiento de los sentimientos, aparte de distinguir que el alma humana era
el asiento de todas estas expresiones. Y por otro lado desde los avances recientes en el área de
las Neurociencias explican que las emociones, son un entramado complejo de reacciones
electroquímicas donde las emociones son reacciones a determinados estímulos, y que, si bien
por alguna razón pueden ser internas o externas, aún no está bien claro cómo se producen estas
reacciones, sean primaria por llamar a las más básicas o secundarias como son las emociones
más complejas. Por ello en la búsqueda de nuestra investigación nos formulamos la siguiente
pregunta ¿Cómo influye las emociones en los adolescentes? Para dar respuesta a ello
empezaremos definiendo adolescencia, luego emoción, principios de las emociones.

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II. ARGUMENTACIÓN

La adolescencia es la etapa del desarrollo que transcurre desde el inicio de la pubertad (aparición
de los caracteres sexuales secundarios a raíz de cambios hormonales) hasta la finalización del
crecimiento biológico y del desarrollo psicológico y social del individuo, aunque éste seguirá
con cierta evolución durante todo el ciclo vital. (Feldman, 2008).

Una emoción es un estado afectivo donde experimentamos distintas reacciones y que viene
acompañada de cambios orgánicos bien sean fisiológicos y endocrinos, bien sea de origen innato
o influidos por la experiencia. Las emociones también tienen una función adaptativa del
organismo al ambiente que lo rodea. Es un estado que en muchos casos sobreviene súbita y
bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos pasajeras como en otros
casos pueden aparecer expresiones de trascendencia sublime como las del amor. Pero que, en
ambos casos, en los adolescentes la experiencia de una emoción generalmente involucra un
conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una
situación concreta y, por tanto, influyen en el modo en el que se percibe dicha situación. Cada
adolescente experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias
anteriores, aprendizaje, carácter y de la situación concreta. (Chóliz, 2005).

Según Charles Darwin, durante sus estudios sobre los procesos adaptativos de las especias,
distinguía un extenso repertorio de emociones y las que se cataloga de Primarias o Básicas,
existen 6 categorías básicas de emociones. Miedo, es la anticipación de una amenaza o peligro
que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad. Tendemos hacia la protección; Sorpresa, es
muy transitoria. Puede dar una aproximación cognitiva para saber qué pasa. Ayuda a orientarnos
frente a la nueva situación. La aversión, es el disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que
nos produce aversión. Nos produce rechazo hacia aquello que tenemos delante. La ira, es la
rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad. Nos induce hacia la destrucción. La alegría es la
diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de bienestar, de seguridad. Nos
induce hacia la reproducción (deseamos reproducir aquel suceso que nos hace sentir bien). La
tristeza es la pena, soledad, pesimismo. Nos motiva hacia una nueva reintegración personal.
(VElasquez & Rojas, 2009)

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Las emociones poseen unos componentes conductuales particulares, que son la manera en que
éstas se muestran externamente. Son en cierta medida controlables, basados en el aprendizaje
familiar y cultural de cada grupo, como, por ejemplo: las expresiones faciales, las acciones y
gestos, la distancia entre personas, otros como los componentes no lingüísticos de la expresión
verbal o llamados más comúnmente como comunicación no verbal, entre otros. Los otros
componentes de las emociones son fisiológicos e involuntarios, iguales para todos, como:
Temblor, Sonrojarse, Sudoración, Respiración agitada, Dilatación pupilar, Aumento del ritmo
cardíaco, entre otros, y que son los que en semiología psiquiátrica se les llama signos.

Las aportaciones de científicos y neurólogos demuestran que el cerebro humano, no solo es el


asiento de los llamados procesos cognitivos superiores, como la memoria la inteligencia etc.
Sino que también son el asiento de las emociones. Además (Belmonte 2011), señala algunos
principios que rigen las emociones:

El primero es que lo que llamamos coloquialmente “emoción” no se corresponde con un proceso


cerebral separado e independiente, sino el resultado de múltiples mecanismos cerebrales que
pueden ser distintos en emociones diferentes. Algo análogo a lo que ocurre con “la memoria” o
“la inteligencia”. En tal sentido debe tenerse en cuenta también que los componentes conscientes
de las emociones, que denominamos “sentimientos”, como la alegría, el miedo o el amor, no
son cualitativamente diferentes de las percepciones cognitivas como podrían ser la resolución
de un problema matemático o la percepción de que el objeto en el que viajamos es un automóvil.
Los mecanismos de procesamiento inconsciente que subyacen en ambos casos son diferentes,
pero en los dos, la consciencia se produce cuando el mecanismo cerebral general del
conocimiento consciente los capta e incluye en su función.

Un segundo principio importante es que los mecanismos cerebrales de conducta emocional, tales
como los que se ponen en marcha durante el miedo, la búsqueda de alimento o el deseo sexual,
aparecieron ya en estadios muy primitivos de la evolución animal y se han conservado en gran
medida durante la evolución de los vertebrados, entre los que se cuenta el hombre. Las
emociones conscientes se darían en aquellas especies animales que poseen consciencia. No es
posible inferir si la emoción consciente que provoca una situación de miedo es percibida de

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modo igual por el hombre y un animal. No obstante, si los patrones de conducta que se evocan
en tal situación, en el hombre y en la otra especie animal son iguales o muy semejantes, podemos
asumir que una parte importante de los procesos cerebrales que determinan tal conducta son
iguales en ambas especies. La mayoría de los componentes de las respuestas emocionales se
ponen en marcha de manera no consciente. Como especuló acertadamente Freud, la consciencia
es solo la parte final de un sistema de operaciones cerebrales mucho más amplio. Hay que
señalar, además, que, al ser los mecanismos neurales de las emociones evolutivamente más
primitivos que los de los procesos cognitivos, se ponen en marcha de manera inconsciente de
un modo más inmediato que éstos. De ahí que los procesos cognitivos estén más sometidos a
las emociones que a la inversa y que puedan, en determinadas circunstancias, verse avasallados
por éstas. Las emociones juegan, además, un papel importante en la determinación de conductas
futuras y sus trastornos pueden dar lugar a graves alteraciones del comportamiento, de carácter
patológico.

El sistema límbico o cerebro emocional en los adolescentes, también llamado cerebro medio, se
sitúa inmediatamente debajo de la corteza cerebral, comprende centros importantes como el
Tálamo, el hipotálamo, el Hipocampo y la amígdala cerebral. En el ser humano, estos son los
centros de la afectividad, pues es aquí donde se procesan las distintas emociones como penas,
angustias y alegrías intensas.

El sistema Límbico está en constante interacción con la corteza cerebral. Una transmición de
señales de alta velocidad permite que el sistema límbico y el neocórtex trabajen juntos y esto es
lo explica que tenga cierto control de las emociones.

Los lóbulos prefrontales y frontales juegan un especial papel en la asimilación neocortical de


las emociones. En primer lugar, moderan nuestras reacciones emocionales, frenando las señales
del cerebro límbico. Y segundo lugar, desarrollan planes de actuación concretos para situaciones
emocionales. Mientras que la amígdala proporciona los primeros auxilios en situaciones
emocionales externas, el lóbulo prefrontal se ocupa de la delicada coordinación de la emoción.

La amígdala: esta estructura en forma de dos almendras que se encuentra en la región


anteroinferior del lóbulo temporal. Se conecta con el hipotálamo, el núcleo septal, el área
prefrontal y el núcleo medio dorsal del tálamo. Estas conexiones hacen que la amígdala cumpla

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una importante función en la mediación y control de las actividades afectivas más importantes
como la amistad, el amor y afecto, en la expresión de los estados de ánimo, miedo, ira y agresión.
La amígdala, al ser el centro de la identificación de peligro, es fundamental para la
supervivencia.

Hipocampo: Está particularmente involucrado con los fenómenos de la memoria, especialmente


con la formación de la memoria a largo plazo. Cuando se destruyen ambos hipocampos, nada
puede ser retenido en la memoria. Ambos son importantes caminos que conectan al sistema
límbico.

El Tálamo: la importancia de los núcleos medio dorsal y anterior del tálamo sobre la regulación
de la conducta emocional no se debe al tálamo mismo, sino a las conexiones entre estos núcleos
con otras estructuras del sistema límbico. El núcleo medio dorsal tiene conexiones con las zonas
corticales del área prefrontal y con el hipotálamo.

El Hipotálamo: esta estructura tiene amplias conexiones con las otras áreas proencefálicas y el
mesencéfalo. Las lesiones al hipotálamo interfieren con las funciones vegetativas y la regulación
térmica, la sexualidad, el hambre y la sed. El hipotálamo también juega un papel muy importante
en las emociones. Por ejemplo, sus partes laterales parecen estar involucradas con el placer y la
ira. Sin embargo, el hipotálamo tiene más que ver con la expresión de las emociones que con la
génesis de los estados afectivos.

Tallo encefálico: es una región responsable de las “reacciones emocionales”, más comúnmente
las respuestas reflejas. Las estructuras involucradas son la formación reticular y el locus
coeruleus. Es importantes saber que, en los seres humanos, estas estructuras primitivas
permanecen activas, no sólo como mecanismos de alerta, vitales para la supervivencia, sino
también para el mantenimiento del ciclo del sueño.

Área ventral Tegmental: está localizada en la parte mesencefálica del tallo encefálico, hay un
grupo compacto de neuronas que secretan dopamina y cuyos axones terminan en el núcleo
accumbens. La estimulación eléctrica de esas neuronas produce sensaciones placenteras,
algunas de ellas similares al orgasmo.

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Septum: se encuentra la parte anterior del tálamo. Dentro de ella, se encuentran los centros del
orgasmo (cuatro para la mujer y uno para el hombre). Esta área ha sido asociada con diferentes
tipos de sensaciones placenteras, mayormente aquellas relacionadas con las experiencias
sexuales.

Área prefrontal: comprende toda la región no motora del lóbulo frontal. Especialmente grande
en los humanos y en algunas especies de delfines. No pertenece al circuito límbico tradicional,
pero sus conexiones bidireccionales intensas con el tálamo, amígdala y otras estructuras
subcorticales, importantes en su rol de génesis de las expresiones de los estados afectivos.
Cuando se produce una lesión en esta área, la persona pierde su sentido de responsabilidad social
como también la capacidad de concentración y abstracción.

Actualmente se sabe que no existe una estructura única en el cerebro como para explicar la
totalidad de las expresiones emocionales, y aunque el hipotálamo tiene la función primordial,
es el conjunto de estas estructuras cerebrales las que procesan toda esta información bioquímica
y la traducen en emociones.

Teoría de James (1884) y Lange (1885): Ambos autores sugieren que basamos nuestra
experiencia de la emoción en la conciencia de las respuestas fisiológicas o sensaciones físicas a
los estímulos que provocan la emoción, tales como el aumento de nuestro ritmo cardíaco y los
espasmos musculares. Según James asevera que: “Sentimos tristeza porque lloramos, enojo
porque golpeamos, miedo porque temblamos” (Chóliz, 2005).

Teoría de Cannon (1927) y Bard (1938): Estos autores destacan que las emociones están
formadas tanto por nuestras respuestas fisiológicas como por la experiencia subjetiva de la
emoción ante un estímulo. Todas las reacciones físicas son iguales para diferentes emociones,
en base (únicamente) a las señales fisiológicas no podríamos distinguir una emoción de otra.
Principalmente su teoría supone que tanto la excitación fisiológica como la experiencia
emocional son producidas de manera simultánea por el mismo impulso nervioso, el cual,
suponen se produce del tálamo al cerebro. (Chóliz, 2005).

Teoría de Schacter-Singer (1962): Esta teoría mantiene que las emociones son debidas a la
evaluación cognitiva de un acontecimiento, pero también a las respuestas corporales. La persona

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nota los cambios fisiológicos, advierte lo que ocurre a su alrededor y denomina sus emociones
de acuerdo a ambos tipos de observaciones.

Para las investigaciones más recientes, el estudio del cerebro da nuevas luces al estudio de las
emociones, el cerebro procesa a través de redes neuronales, complejos mecanismos que
reaccionan según determinado estimulo. Emociones como el miedo, la ira, la alegría, la tristeza,
el disgusto y la sorpresa, emociones que van acompañadas de recuerdos, muchas veces de
recuerdos placenteros o desagradables y como repuestas se expresan patrones de conducta tales
como respuestas faciales, motoras, vocales, endocrinas y autonómicas hasta cierto punto
estereotipadas y que son reconocibles por encima de diferencias culturales y raciales en los seres
humanos. Distinguimos también otras muchas emociones, como la envidia, la vergüenza, la
culpa, la calma, la depresión y muchas más, que se denominan ‘emociones secundarias’, con un
componente cognitivo más alto y que van además siempre asociadas a las relaciones
interpersonales. (Chóliz, 2005).

Unas y otras constituyen sin duda parte esencial de nuestra vida, a la que confieren color y
carácter. Más aún, la alteración de los sistemas neurales de los que dependen las expresiones
emocionales, provoca grandes trastornos de conducta. La mayoría de las enfermedades
psiquiátricas son, sobre todo, alteraciones en el modo de experimentar las emociones.

Nuevas teorías donde vale la pena destacar las recientes investigaciones en neuropsicología,
muestran que el cerebro no puede diferenciar entre lo que ve en el medio ambiente y lo que
recuerda, porque las mismas redes neuronales específicas están disparando patrones eléctricos
que se confunden entre diferentes experiencias. El concepto de sentimiento y el amor están
almacenados en esta amplia red neuronal, pero construimos el concepto del amor a partir de
muchas ideas diferentes, algunos el amor conectado con la desilusión, cuando piensan el amor
experimentan el recuerdo del dolor, la pena, el enojo e incluso la ira. Estas experiencias pueden
vincularse o relacionarse a una persona y luego se conectan de regreso con el concepto gradado
en esta red asociado al amor.

Estos nuevos teóricos, postulan que los seres humanos construyen modelos de cómo perciben
su mundo dentro de ellos, y cuanta más información se tenga, más refinados serán esos modelos
de respuesta emocional.

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En base a comprender quien controla las emociones, los neuropsicólogos demuestran que las
células nerviosas que se disparan juntas, se conectan. Si se practica algo una y otra vez, esas
células tienen una relación a largo plazo. Si te enojas diariamente o de frustras diariamente, si
sufres diariamente, si das motivos para la victimización en la vida, se está reconectando y
reintegrando esa red neuronal diariamente y esa red neuronal ahora tiene una relación a largo
plazo con todas esas células nerviosas que se llama una “identidad”, también se sabe que las
células nerviosas que no se disparan juntas, no se conectan y pierden su relación a largo plazo
porque cada vez que interrumpimos el proceso del pensamiento que produce una respuesta
química en el cuerpo se comienza a interrumpir la relación que la experiencia y la emoción
asociada a esa experiencia. La observación no responde a un modelo de estímulo respuesta, la
observación del efecto de esa respuesta automática, si no se hace consciente, ya no se podrá
tener control emocional de esas respuestas. (Chóliz, 2005).

Existe una parte del cerebro llamada Hipotálamo, es como una minifábrica que reúne ciertas
sustancias químicas llamadas péptidos, pequeñas secuencias encadenadas de aminoácidos,
mientras el cuerpo es una unidad de carbono, que fábrica en total unos 20 aminoácidos diferentes
para formular su estructura física, estas producciones de proteínas se reúnen en determinados
neuropéptidos o neurohormonas, que fabrican los estados emocionales que se experimentan
diariamente. Así que existen sustancias químicas para el enojo y para la tristeza, para
victimización, para la lujuria, o para cada estado emocional experimentado y cada secuencia
química del estado emocional hace desencadenar al hipotálamo combinaciones de péptidos para
luego ser liberados a través de la pituitaria al torrente sanguíneo.

Estos neurotransmisores en el torrente sanguíneo son recibidos y rechazados en la sinapsis de


algunas células, en el caso que las células receptoras, estos péptidos son recibidos como una
llave en una cerradura, específicamente en los centros del cerebro asociados a la respuesta
emocional asociada a ella, pueda ser esta esperada o no, placentera o no.

Estos complejos mecanismos neuronales en los primates tienen las mismas funciones que en los
seres humanos, el altruismo de algunas especies de animales, dan cuentas de conductas
altamente complejas como lo es la empatía. Waal, en Purset (2010), señala que esta diferencia
solo lo representa las dimensiones en tamaño, y son estas complejas estructuras cognitivas como
la consciencia donde radica dicha diferencia, pero no lo que respecta a la empatía, explica

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además que mucho antes de que apareciera el homo sapiem, estas estructuras cerebrales ya
daban cuenta de que estas expresiones estaban presentes en otros mamíferos distintos a los seres
humanos.

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III. CONCLUSIÓN

Las emociones surgen ante un acontecimiento interno o externo, produciendo una respuesta
neurofisiológica del organismo y un impulso a la acción. La colaboración entre la mente racional
y la emocional, ayudará a que nuestra conducta sea el resultado de un proceso en el que ha
intervenido una reflexión sobre la situación que la origina. Para que el adolescente pueda llegar
a entender la influencia de las emociones en su comportamiento, debe de desarrollar una serie
de habilidades relacionadas con: la capacidad para comprender los estados afectivos, aprovechar
ese conocimiento para orientar la conducta y responder apropiadamente a los estados anímicos
de los demás.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Feldman R. S. (2008). Psicología con Aplicaciones de Habla Hispana, (3 ed). México:


Mc Graw Hill

 Velásquez y Rojas. (2009), Neuropsicología de las Emociones, El Aporte de Charles


Darwin.

 Chóliz (2005). Psicología de la emoción: el proceso emocional

 Belmonte M. (2011) Emociones y Cerebro.

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