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PROYECTO CUÉNTAME UN CUENTO

Esta iniciativa surge como una actividad de promoción de la lectura, pero


ante todo intentando que tenga un gran componente motivacional. Al elegir
los personajes, se eligen monstruos ya que a ellos les atrae, por lo tanto, es
un buen punto de partida. Con ellos pretendo abrir a mis alumnos, para que
empiecen a descubrir el fantástico mundo de la literatura. Ya que los
alumnos tienen justo la edad en la que empiezan a leer, y se pretende que lo
sientan no como una obligación o un requisito académico, sino como algo útil
y, sobre todo, placentero.
Este proyecto pretende, por un lado, promover la lectura y el gusto por la
literatura infantil dentro del aula, y por otro lado, dar a conocer algunos
títulos que pienso que son interesantes. Además, no se puede obviar
el potencial de los cuentos como herramienta para abordar muchísimos
aspectos con los niños: emociones, valores, diferentes situaciones que se
pueden trasladar a la vida... se eligen libros de la biblioteca del aula que no
pueden faltar en el listado de libros leidos en 2do grado, ni privar a los
alumnos de gozar de ellos. Se ponen sobre la mesa aquellos cuentos que se
consideran especiales por los valores que trasmiten, por las emociones que
despiertan, por el entusiasmo que se nota en los alumnos.

DINÁMICA DEL PROYECTO


Se trabajara audio-video, en diferentes versiones a lo largo de la primer
semana. El primer objetivo es despertar el gusto por la literatura infantil en
los alumnos. La idea es que ellos mismos pregunten con ilusión: "¿Qué cuento
leeremos esta semana
Dentro del Proyecto Cuéntame un cuento, se va a trabajar El monstruo de
colores.
Se trata de un cuento en donde las protagonistas son las emociones.
El Monstruo de Colores no sabe qué le pasa. Se ha hecho un lío con las
emociones y ahora le toca deshacer el embrollo. Una historia sencilla y
divertida, que introducirá a pequeños y a mayores en el fascinante lenguaje
de las emociones".
Creo que es bastante evidente que la educación emocional está en auge en
los últimos tiempos. Cada vez somos más conscientes de la importancia de
trabajar este aspecto desde bien pequeñitos. Antes, no sólo no existía la
educación emocional, sino que muchas veces se reprimían las emociones: los
niños no lloran (y los hombres todavía menos), las niñas sí pueden (en las
mujeres la tristeza está mejor vista, ellas son así) pero han de reprimir la
rabia (que es más aceptada socialmente en los hombres), no hay que
enfadarse, no hay que tener miedo... ¿Y por qué había que reprimir las
emociones? ¿Acaso hay emociones buenas y emociones malas? Hoy sabemos
que no es así, que todas las emociones son necesarias, y la reacción a
diferentes estímulos. Hoy sabemos que si reprimimos las emociones, si no
sabemos identificarlas y expresarlas, si las evitamos, sólo vamos a conseguir
generar malestar e incluso intensificarlas (la tristeza se puede convertir en
depresión, el miedo en ansiedad...). Aquí se invita a los niños a hablar de
cómo se sienten, de sus reacciones, se los anima a contar sus miedos para
superarlos, se los abraza si están tristes y sobre todo, se los escucha.
Nunca hay que menospreciar las emociones de los niños, aunque sus miedos
nos parezcan absurdos, aunque pensemos que no tienen motivos para estar
tristes (¡uy, pues todo sea eso! ¡ya verás cuando seas mayor!), aunque no
entendamos por qué se han enfadado. Son sus sentimientos, lo que para ellos
es importante en ese momento. Hay que escucharlos y acompañarlos en el
fascinante mundo emocional, porque si no lo hacen desde que son niños, les
resultará más complicado cuando sean adultos.
El cuento es un excelente punto de partida para profundizar en el terreno
emocional. Es una herramienta más para el trabajo emocional que tiene que
realizar cada uno, en función de las características de los alumnos, teniendo
en cuenta, por supuesto, sus experiencias previas.
Con este proyecto se considera que les va a encantar es el tema del
monstruo, porque es muy gracioso y está genial lo de asociar un color a cada
emoción, sobre todo porque el cuento trata las emociones básicas. De hecho,
se pueden trabajar otras emociones mas con colores diferentes!
.La idea es realizar una replica del cuento original con tres recursos que nos
facilitara la propia editorial.
Recurso 1: Bote de cristal con emociones. Los niños colocan lanas de 5
colores diferentes en cada bote según la emoción que sea. Si no tenemos
lanas podemos hacerlo con bolitas de plastilina o bolitas de papel de seda de
colores.
Recurso 2: Fotocopias emociones. Una vez leído el cuento y explicada cada
emoción, podemos fotocopiar estas plantillas para que los niños coloreen el
monstruo del color que creen que se siente.
Recurso 3: Fotocopias neutras. Una vez leído el cuento y explicada cada
emoción, podemos fotocopiar estas plantillas más neutras donde lo que
siente el monstruo no es evidente. Con ellas el niño tiende a proyectar más
la emoción propia que él está sintiendo o que de algún modo le ha llamado
más la atención.
Este último recurso da lugar tanto a la creatividad de los niños como a la
expresión de su propio mundo emocional. Si el monstruo les gusta, igual se
vuelve un recurso más en el aula para trabajar la educación emocional. ¡Al
final, ellos mandan según sus gustos, preferencias y reacciones!

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