Acerca de las precisiones previas se expresa dos distorsiones las cuales el autor alude que no hay

una imparticion de justicia constitucional garantista y finalista, pues menciona la falta de

relevancia de las normas constitucionales, esto es, que ante una situación de inconstitucionalidad,
las que deben prevalecer son de rango mayor, sin embargo, esto no sucede, a pesar que el
máximo intérprete de nuestra Carta Magna, el Tribunal Constitucional (juez constitucional),
debería asumirlo, esto en consecuencia de primacía de la Constitución.

Por esta razón, el autor muestra su disconformidad, ya que el TC, como órgano autónomo e
independiente debe favorecer y defender a la norma suprema, por consiguiente, dar prioridad al
Poder Constituyente.

Por otro lado, el proceso de inconstitucionalidad es un modelo para los demás procesos
constitucionales, puesto que es de instancia única, esto es, consta de un proceso único, es de
hiperinterés público y sobretodo, muy distinto a los demás procesos constitucionales.

Esto ha permitido que sea un proceso especialísimo, atípico y sui generis.