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Solo en Bogotá operan 24 Zonas Francas. “Con 100 hectáreas de terreno, 32 son parque
metropolitano y 223 empresas usuarias calificadas, las cuales pertenecen a los sectores de
logística, manufacturas y servicios” explica Diego Gaitán, gerente de la Zona Franca de
Bogotá (Portafolio, 2012). Mientras que en Cundinamarca para el 2012 se registraron 16
Zonas Francas distribuidas en los municipios de Mosquera, Tocancipá, Cota, Zipaquirá y
Gachancipá, en virtud de los incentivos que ofrecen los municipios (Cada uno con
diferentes inclinaciones industriales), tales como descuentos o exenciones a los impuestos
para las industrias (Redacción Cundinamarca, 2013). Por otra parte, en Boyacá se registran
dos zonas francas: la primera ubicada en el municipio de Chiquinquirá (Sector
Agroindustrial) y la segunda en el municipio de Belencito (Sector Industrial de Acero)
(Universidad del Rosario, 2015). Este crecimiento y Urbanización ha desencadenado
problemáticas de tipo social y ecológico en la zona.
Uno de los principales impactos ecológicos que genera la urbanización es la amenaza
indescifrable que representa para diferentes ecosistemas, las especies están reduciendo su
número, llegando a tal extremo de que se encuentran en peligro de extinción o son
completamente extintas, unas de las especies amenazadas son la Dormilona piquipinta
(Muscisaxicola maculirostris niceforoi) y el cactus Wigginsia vorwerkiana encontradas en
la Sabana de Bogotá según lo menciona Calvachi (2012), esto debido al incontrolable
crecimiento de la población, causando mayor número de asentamientos en dicho lugar y por
ende reduciendo los hábitats de las diferentes especies. Otros de los principales problemas
ambientales causados por el incremento de las viviendas, propuestos por Carrizosa son la
contaminación de las fuentes hídricas, deforestación, afectación directa a la flora y la fauna.
A partir de la década del 70, con el proceso de urbanización y la demanda de materiales
para la construcción se incrementa la actividad minera. En los últimos 20 años se genera un
crecimiento sustancial de esta actividad principalmente de caliza, carbón, puzolana, hierro y
esmeralda. Actualmente en todos los municipios de Boyacá se desarrollan explotaciones de
minería, principalmente de tipo artesanal (GREENPEACE, 2013). Como se menciona
anteriormente el asentamiento, provoca la aceleración de la minería lo que afecta
principalmente los ecosistemas de páramo como es el caso del Páramo de Pisba, ya que
estos son los principalmente explotados para la producción minera, ocasionando la
contaminación de muchas de las los fuentes hídricas, además de la degradación de los
suelos.
Según Basto (2002) en la zona del altiplano cundiboyacense existieron extensos humedales
asociados a los ríos y lagunas, pero en la actualidad, la mayoría de ellos han desaparecido
debido a la urbanización y la expansión de los procesos agrícolas. Uno de los casos más
recientes se evidencia en los proyectos para la urbanización del Humedal van Der Hammen
en la ciudad de Bogotá lo que provocaría la amenaza a diferentes endémicas y la
fragmentación de ecosistemas.
De la misma forma, los problemas sociales generados en esta urbanización a gran escala,
producen una segregación social, pobreza, contaminación y demás problemas que la
población ha de enfrentar en un contexto como el de Bogotá, en el cual, la ciudadanía no
tiene una consciencia ambiental ni de repartición o gestión de recursos en el que todos
contribuimos. De aquí se observa las grandes falencias de los culturales del bienestar
común como una meta al sobreponer la corrupción en las comunidades en cada Zona
Franca, ignorando las necesidades que contiene el pueblo y estado con el fin de llegar a una
sostenibilidad por parte de la ciudad (población y gobierno distrital) y su posición en el
gran territorio del altiplano cundiboyacense, en su relación con todos los municipios
aledaños y los diversos intereses de cada uno, asimismo se observa como todas las
problemáticas sociales nombradas se evidencian en general en las Zonas Francas en varias
magnitudes.
A causa de escasez de terreno, violencia o enfrentamientos, acaparar recursos y élites
simplicistas, entre otros, características generadas por la complejidad de procesos de
estado-pueblo que no han proporcionado una respuesta positiva a lo largo de la mitad del
siglo hacia el presente por una reiteración de errores (como los ya mencionados)
contribuyendo y contextualizando en forma general de la problemática social en esta
carrera urbanista y de crecimiento geográfico.
Partamos de la idea de una ciudad urbana en crecimiento aparentemente un centro de
atracción para las personas que desean trabajar, estudiar y realizar las diferentes actividades
que conllevan a una vida prospera. Pero en fondo deberíamos ir un poco más allá de esto, la
mitad de la población mundial ya vive en las ciudades, y se espera que antes de 2050 dos
tercios vivan en zonas urbanas (según estudio 2008) en el caso del altiplano
Cundiboyacense hablamos de un crecimiento bastante acelerado que ha sido generado por
la demanda de habitantes y así mismo se observa la aceleración de la degradación
medioambiental.
La deficiente calidad del aire y del agua, la mala regulación de los desechos generados por
nosotros mismos y el alto consumo energético, son un problema bastante amplio que no
hemos abordado más que para dar opiniones sin realizar una acción concreta. Ya
deberíamos saber que nuestra fauna se ve perjudicada por las sustancias tóxicas producidas
por vehículos y demás, el alto consumo de energía aumenta la contaminación del aire con
un notable impacto en la salud humana y ahora es cuando nos peguntamos si esto está bien
o no. Nosotros con nuestra carrera (ingeniería topográfica) y sobretodo como ciudadanos,
proponemos una mejor planificación a la hora de la construcción de una urbanización; se
requieren muchos estudios los cuales nos puedan ayudar a generar una urbanización algo
más amable con el ambiente y que genere menos aglomeración en las ciudades, hablamos
entonces de la disposición de más zonas verdes que nos ayuden a detener cuanto antes la
degradación que día a día crece, debemos crear más campañas de concientización para
lograr reducir la contaminación del aire mediante la regulación del consumo de energía y
los sistemas alternativos de transporte como la bicicleta. Se deberían crear consorcios que
nos ofrezcan servicios como el mejor manejo de los desechos.
Así mismo, desde la Ingeniería Topográfica podemos ayudar al realizar un mejor estudio y
dar el apoyo necesario para que menos zonas se vean afectadas con el alto crecimiento de la
población y poder contribuir con una estratégica ubicacion de las zonas francas para que así
el medio ambiente no se vea afectado con el crecimiento de dichas zonas.
Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, la problemática descrita tiene una gran
influencia en el altiplano debido a la organización que tiene dicho territorio, por lo cual, a
partir de las herramientas proporcionadas por la Ingeniería Ambiental es posible proponer
lineamientos para los planes de ordenamiento territorial, de tal manera que el desarrollo de
la población no implique el deterioro del medio ambiente, sino que por el contrario se
conserven los recursos naturales. Según el Ministerio de Ambiente (2004), un POT debe
reunir el componente rural, urbano y general, por lo tanto, es necesario el estudio de los
siguientes aspectos: zonas de reserva ambiental, clasificación y uso de los suelos,
delimitación de centros poblados, identificación de zonas expuestas a riesgos o amenazas,
entre otros. Los anteriores aspectos constituyen una base importante para la planeación del
territorio y consecuentemente su uso, por lo que la urbanización en los ecosistemas más
frágiles del altiplano Cundiboyacense se evitaría siempre y cuando la sociedad tenga
conciencia sobre el valor ambiental que tienen dichos ecosistemas. Al tener en cuenta la
clasificación y uso de los suelos, se podría hacer un correcto planeamiento para la situación
de zonas francas, a lugares donde el uso del suelo pueda ser destinado a la construcción, y
se pueda hacer uso de las proyecciones poblacionales a largo plazo teniendo en cuenta su
impacto, para poder reducirlo al máximo, intentando llegar a un tipo de sostenibilidad, al
menos de tipo socio-ambiental.
CONCLUSIONES
Este trabajo nos permitió concluir lo siguiente:
RECOMENDACIONES
BIBLIOGRAFÍA