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DECADENCIA CATALANA ¥ DECADENCIA ESPANOLA _gandes difcultades en la primera mitad del siglo, En 20. seron. Eo 1668 el niimero de maestros ‘de los forcedors de seda, que habia legado a sex ma de Jos maestros curtidores pasé, entre 0) 33; la miseria reinaba entre los fabricantes Js dos ‘limos afios del siglo dominaba el ‘ara ls tiposcliscos de produccién ‘constccién naval), a actividad de issisabo sftmorcqne-elcomercio, Doe ETAPAS DE LA DECADENCEA ESPANOLA Be y Vilassar hasta !Escala y VEstarct: 2an a funcionar como attilleros, mod [a consteuceién naval Los descargndores del puerto de Barcelona subrayan, en. una ‘memoria gremial, que las pequedss ciudades del Principeds se fcrecen con numerosas casas y, en algunos casos, con calles en. ‘eras, gracias al comercion. ‘Los cénsules de a Llowja expresan una opinisn semejanse; ¥ todas estas playas empie estos pero muy activos, para Muchos obreres, al no poder stsicer sus mis circus ne cxsidades, abandonan casas y ofcios, deben eatar en senicio, otros exlarse voluntariamente en distnts plas maritima ciudades del Pincipado,o, gracias «un tiBco mis inteso,wven ‘mis cémodameate; y los putslos martimos no slo crecem, sno ue se eniguecea, en dettimento de Sus Sehoras. ‘Ademés, en la memoria de los cdnsules al Consll de Cest, la sescentralizacién indicada era a la ver la del comerco y la de la ‘industria. Las corporaciones paieras lo sabian may bien. La co- ‘radia de los pelaires de Barcelona, ‘que antafio era Ia dniea con crédito, no sélo en Baresi sino incluso en numerosos reins extraners, se encuents hoy pobre, rmiserable, incapar de acrecentar su produecién y de dare salida ‘con benef, por haberse recirad la fabric de poe hacia slivers pequefis cludades y Joalidades del Princpado, de tal ‘manera que quienes comercaban antes con Jo pelaires de is ciudad comerian hoy con los de los pueblos y vils [1 Y DECADENCIA ESPASOLA de calidad destinados al mer- permanentes. 1691, el Consell de Ces e los clezeters (fabrcantes de poe, que nos revelan con tanta insitencia ‘eno de descentalzacineconémica del Pri unica explicaci, la excesiva Ssalidad ETAPAS DE LA DECADENCIA ESPAROLA 35 fncos estabecan, entre los obatculs a la savegacin, los gon del conta cal barclones, Peo faces dena de ee fr tivo la actividad industrial de Solsona, de Olot o la prosper cad de las ferias de Verdi seria una puceidad. El auge demogréfico y la bazacura de a mano de obra ra, la acumulacién de los beneficios agricola en las masis dl exe y Jot viedos del Penedés y el Camp, fenémenos que perduraban desde cl siglo 2vt, nos parecen los Gnicos capaces de dat cuenta de una tendencia tan general y tan marcada bacia la descentralzaién de las inicativas econémicas, Para los limos decenios del siglo 301, las curvas de los precios agricolas descubren las numerosas oeasio- nes para el crecimiento de las gapancas rurale, y otto tanto oc tre con todos los sondeos anuales relatives a los ariendos del Hospital general: muliplicacion de los establecimientos de te ras por as grandes caas series, sracioa que cere la ex sobre los vinos, 1s aguardictes, los frutos de la costa, Beneficios de los arrendatarios de grandes fincas gracias al sum nistro de las tropas en tiempo de guerra ‘La renovacion catalana se originari mis en Reus y Salou, CCanet y Blanes, Manresa y Bexps, Olt y Rube, que en la capita ‘Como en la Edad Media, nuestro anilisis deberd examinar todo ‘un pals y 90 una simple ciudad. La floracin de los proyectos econémicos 436 DECADENCIA CATALANA ¥ DECADENCIA ESPAROLA Diez afos mis tarde no habia sido exactamente lo misma, Hacia el sfo 1680, cectivamente, una serie de memory sug Gas direcamente del pals expresan reacciones muy precisa ante Tos problemas planteados. Varias de ellas fueron redactadas ‘andidatos al aricado de los impuestos municipales se tata pues de gentes —o de compatiias— capaces de “sobre sus propios bienes somas osclantes entre las libras. El estado de énimo de los hombres de n Jos impuestos —tanto y quiz ‘el comercio barcelonés. Se. ETAPAS DE LA DECABENCIA ESPASOLA “7 Sefiorial como para equipar un molino o construir un navio: {6 ‘mula cuya fecundidad serd verfcada en el siglo siguiente Estamos, pues, lejos de toda wtopfa, ¥ los autores de memo: as no carecen de medios para hacerseentendet: menos de veinte afior ms tarde, el «Cuerpo de Comercio» habré levado a la pie tica ya una parte de su programa fiscal y levado las Cortes la idea del «puerto franco». As{ pues, desde 1680 existe una co. rriente de pensamiento,solidariamentevinculado a interesesprécti- cos. Esta corriente acompaia discretamente la obra mis brilante =y la més ruidosa— de un personsje a menudo elevado, con 1 26n, a Ta altura de simbolo de aquel momento histéreo del Prin. cipado, pero que ha sido ailado en exceso, sin que su misterio haya sido enteramente desvelado: Nateto Feliu de la Pena, histo. tiador y hombre de accién. Ls obra de Feliu de la Penye, bistoridor y bombre de acién Es muy decepcionante que un personsje como éite no aya is pirado ninguna monografia, Se le cta desde hace doscentos cin- cuenta afos. Nadie se ha preocupado de situarle en la sociedad cde su tiempo, cosa que sera necesria para comprenderlo, Sabe- mos lo que ha tenido a bien decinos de af mismo (bien oct

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