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En el Perú los hidrocarburos son transferidos a los particulares mediante los contratos de
licencia para actividades de exploración y explotación o explotación. Estos contratos
pueden tener un plazo máximo de vigencia de 30 años si se trata de petróleo crudo, o de
40 años si se trata de gas natural. Así, en teoría, un contrato de licencia suscrito por un
plazo menor al máximo posible podría ser ampliado hasta el plazo máximo previsto por
ley; sin embargo, este supuesto no ha sido regulado por la norma.
Atendiendo a que existen algunos contratos de licencia suscritos por plazos menores al
plazo máximo legal, cuyos plazos además estarían próximos a vencer, y cuyo ampliación
resultaría conveniente porque incrementaría el volumen de producción de petróleo de
manera sostenida; actualmente el Ministerio de Energía y Minas plantea mediante un
proyecto de Decreto Supremo que sea posible ampliar los plazos en los contratos de
explotación de hidrocarburos siempre que la empresa contratista otorgue una
participación accionaria a favor de Petroperú S.A., la empresa petrolera estatal. Es decir,
además de ampliar el plazo del contrato hasta el máximo legal posible, se modificaría la
participación del contratista en el proyecto de forma tal que la empresa estatal de
hidrocarburos sea accionista. El proyecto menciona que la participación accionaria de
Petroperú S.A. se calcularía en base a las reservas remanentes certificadas, sin detallar si
esta modificación implicaría la formación de un joint venture o la constitución de una
empresa mixta al estilo del gobierno venezolano chavista.
Un país deficitario de petróleo, que importa más del 60% del petróleo que procesa en las
refinerías nacionales; debería priorizar en su agenda de promoción de inversión del sector
la participación estatal a nivel regulatorio antes que como socio estratégico obligatorio de
las empresas contratistas, que por el contrario elevaría el riesgo político país e imitaría un
riesgo región de expropiación. Con esto no queremos decir que sería conveniente revisar,
en cambio, el régimen de regalías para asegurar la renta petrolera al Estado, como
también se ha propuesto en las últimas semanas mediante un proyecto de decreto
supremo. Por el contrario, creemos que la renta petrolera de un país no petrolero como el
nuestro se asegura antes que con participación obligatoria del Estado como contratista o
con el incremento de regalías, con la creación, promoción y conservación de un ambiente
de inversión estable, seguro y transparente.