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Profesora de Derecho
Procesal Civil
en la Universidad de Lima y
en la
Pontificia Universidad
Católica del
Perú.
I. ADVERTENCIA :
Por ejemplo, sabemos que, de conformidad con lo dispuesto por el Art. 220
del Código Civil peruano 1, un tercero con interés puede solicitar la nulidad
de un acto jurídico. Sin embargo, nos surgen dudas respecto a si se puede
proponer una excepción de cosa juzgada cuando el mismo tercero
demanda nuevamente la misma pretensión, pese a que en un proceso
1
“ Art. 220 .- La nulidad a que se refiere el art. 219 puede ser alegada por
quienes tengan
interés o por el Ministerio Público.
Puede ser declarada de oficio por el juez cuando resulte manifiesta.
No puede subsanarse por la confirmación.”
2
Como vemos, el tema que motiva esta reflexión pretende simplemente tener
una utilidad práctica, es un intento por acercar las instituciones
procesales a
nuestro quehacer cotidiano. Siguiendo la idea de Kafka, es un esfuerzo
por seguir subiendo peldaños, a fin de no cesar en la búsqueda de acercar
el proceso a la justicia y a la paz.
II. INTRODUCCIÓN :
Es importante tener claro que una vez que el Juez resuelve, toda esa
incertidumbre psicológica que pudo haber experimentado, es decir, esa
crisis de conciencia respecto a si lo que resolvió fue producto del
sentimiento, de un juicio aproximativo de verosimilitud, o de la convicción,
deja de tener sentido. Lo trascendente en adelante es que sobre un
conflicto de intereses ya existe una decisión, y con ello, el Juez creó una
norma jurídica particular –en tanto vincula a las partes del proceso-, y
sobre los efectos de dicha decisión pesa una calidad especial, una
autoridad, que es precisamente la cosa juzgada y que creó irrevocabilidad
jurídica del mandato contenido en la sentencia.
Para saber por qué a tal calidad especial de las decisiones judiciales se la
denomina “cosa juzgada”, haremos una brevísima referencia a su origen, y
como en Derecho casi todos los comienzos nos llevan a Roma, veamos qué
ocurría allí.
2
CALAMANDREI, Piero. Derecho Procesal Civil. Colección Clásicos del Derecho.
Editorial
Pedagógica Iberoamericana. 1996. México. Pág. 271
3
Del mismo modo, una vez que un proceso se había iniciado, era imposible
iniciar otro sobre el mismo tema, toda vez que ya no había más derecho
sobre el cual discutir, al haberse convertido en una actio que estaba siendo
conocida en otro proceso.
4
La alusión a la ausencia de “gravámenes” contra la sentencia en el texto de
la cita del
profesor Liebman, hace referencia a la ausencia de posibilidad de impugnación
de la
misma.
5
LIEBMAN, Tullio Enrico. Eficacia y Autoridad de la Sentencia. Ed. EDIAR S.A.,
Buenos
Aires. 1946. Págs. 20-21.
6
MONROY GALVEZ, Juan. Introducción al Proceso Civil. Ed. TEMIS. Santa Fe de
Bogotá.
1996. T.I. Pág. 25.
5
Cabe indicar que esta concepción del derecho de acción tiene su origen
desde el reconocimiento de la autonomía científica del derecho procesal, lo
cual trae a colación el discurso sobre “La Acción en el Sistema de los
Derechos” dado por el maestro Guiseppe Chiovenda en la Universidad de
Bolonia el 3 de febrero de 1903. En él sostuvo por primera vez, entre
otros temas, lo siguiente:
“La acción así entendida (...) no tiene nada que ver con el derecho
subjetivo, no es una parte suya, no es una función suya, no es una potencia
suya, ni un derecho que surge necesariamente de la violación de un
derecho. El derecho puede nacer directamente de la norma: la acción no,
si la norma no está condicionada en su actuación a una voluntad privada.
Para la satisfacción de la acción la voluntad del adversario es inútil, y hasta
impotente: la misma puede privarlo de objeto, no satisfacerlo. La acción se
agota con el propio ejercicio, el cual es todo en la voluntad del titular de la
acción, en cuanto este puede contar sobre la actuación de la ley”.7
7
CHIOVENDA, Guiseppe. La Acción en el Sistema de los Derecho. Monografías
Jurídicas
No. 43. Ed. TEMIS S.A., Bogotá-Colombia. 1986. Págs. 21-22.
6
Pero la verdad es que aún siendo esto así, la necesidad de firmeza debe
ceder, en determinadas condiciones, ante la necesidad de que triunfe la
verdad. La cosa juzgada no es de razón natural. Antes bien, la razón
natural parecería aconsejar lo contrario: que el escrúpulo de verdad sea
más fuerte que el escrúpulo de certeza; y que siempre, en presencia de una
nueva prueba o de un nuevo hecho fundamental antes desconocido,
pudiera recorrerse de nuevo el camino andado para restablecer el imperio
de la justicia.”
8
EISNER, Isodoro. Planteos Procesales. Ed. La Ley. Tucumán. Buenos Aires.
1984. Pág.
518.
9
COUTURE, Eduardo J. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Tercera edición.
Ed.
Depalma. Buenos Aires. 1993. Págs. 405-407.
7
c. Autoridad de la sentencia:
10
COUTURE, Eduardo Ob. Cit. Pág. 328.
11
DEVIS ECHANDIA, Hernando. Teoría General del Proceso. Ed. Universidad. Buenos
Aires. 1985. T.II. Págs. 523-524.
8
12
DE LOS SANTOS, Mabel A. Excepción de Cosa Juzgada en Excepciones Procesales,
compilación realizada por Jorge Peyrano. Ed. Panamericana. Santa Fe. 1993.
Pág. 128.
13
Es pertinente hacer notar, que la tesis sostenida la profesora argentina Mabel
de los
Santos, de que la cosa juzgada implica también la eficacia de la decisión, no
significa lo
que algún lector poco acucioso puede entender, en el sentido de que para que
la cosa
juzgada sea tal es importante que esta sea “ejecutable”, como sabemos la
eficacia y la
ejecutabilidad de la sentencias es un tema de mucha trascendencia e
implicancia social,
pero es pertinente indicar también que no es ésto lo que recoge la tesis antes
descrita, en
tanto la autoridad de la cosa juzgada está más allá de la eficacia –en
términos de
ejecutabilidad- que ésta pueda tener, para lo cual existen, sin duda otros
institutos del
derecho procesal, tales como las instituciones vinculadas a la tutela
diferenciada, a las
medidas coercitivas que puede adoptar el Organo Jurisdiccional, etc.
institutos distintos a la
cosa juzgada, que es el tema materia de análisis en este artículo.
9
otros y en el mismo plano que ellos o que se sobrepone a los mismos y los
comprende? ¿No sería, por el contrario, una cualidad de estos efectos, un
modo de ser suyo, la particular intensidad con que se producen?
14
LIEBMAN, E. Op. Cit. Pág. 22.
15
LIEBMAN, E. Op. Cit. Pág. 27.
10
“Cuando existen tales fases (refiriéndose a las etapas por las que discurre
un proceso) puede regir o no la regla de que una medida particular ha de
realizarse dentro del término que le corresponde, o no puede ejecutarse en
absoluto. Si gobierna este principio, se habla de la existencia de “fases de
preclusión”. Obra entonces el principio de preclusión que es simplemente la
expresión de la idea ineludible y que evidentemente existe, en mayor o
menor proporción en todos los sistemas, de que la parte que deje de actuar
en el tiempo prescrito, queda impedida o precluída de hacerlo después”. 16
16
WYNESS MILLAR, Robert. Los Principios Formativos del Procedimiento Civil. Ed.
Ediar
S.A. Buenos Aires. Pág. 96.
17
EISNER, Isodoro. Op. Cit. Pág. 57.
18
QUEVEDO, Efraín I. Cosa Juzgada y Sumariedad. Ed. JUS. La Plata. 1983. Pág.37.
11
El profesor Jaime Guasp19 señala: “La cosa juzgada formal es, pues,
la expresión que designa la imposibilidad de que el resultado procesal,
plasmado en la decisión del litigio sea directamente atacado 20. (...).
Quiere decirse, por lo tanto que la cosa juzgada formal puede ser
correctamente definida como la sola imposibilidad de que una cierta
decisión sea recurrida: el cierre de los recursos procedentes contra la
misma”.
19
GUASP, Jaime. Derecho Procesal Civil. Tercera Edición. Ed. Instituto de
Estudios
Políticos. Madrid. 1968. Págs. 547-549.
20
Cuando el profesor Guasp hace alusión al “ataque directo” se refiere a una
impugnación
de la decisión procesal en sí misma, dentro del proceso en el que expidió y
adquirió el
carácter definitivo, en contraposición con el ataque mediato o indirecto, que
consiste en
una discusión de los resultados procesales a través del inicio de un nuevo
proceso sobre la
misma materia, en que puede llegarse a un resultado opuesto o contradictorio
del anterior.
Por ello, cuando se refiere a la cosa juzgada formal señala que no es
cuestionable
directamente, lo que no implica que no sea atacable indirectamente, es decir a
través de
otro proceso.
13
Por otro lado, Mabel de los Santos señala: “En algunos procesos la
sentencia dictada tiene, una vez agota la etapa recursiva, una eficacia
meramente transitoria: se cumple y es obligatoria únicamente con
relación al proceso en que se ha dictado, pero no obsta al replanteo
de la cuestión en un proceso posterior. En esos casos media
inimpunabilidad de la resolución judicial, que es una de las notas de la
cosa juzgada; pero falta otra: la inmutabilidad”
21
CAMUSSO, Jorge P. Nulidades Procesales. Segunda Edición. Ed. EDIAR. Buenos
Aires.
1983. Pág. 145.
22
A continuación de la cita, el profesor Camusso coloca como ejemplo de cosa
juzgada
formal a las decisiones finales en los procesos ejecutivos. Al respecto cabe
indicar que,
en nuestra opinión, este ejemplo no tiene cabida en nuestro ordenamiento
jurídico
procesal, en tanto el Código Procesal Civil peruano, a diferencia de lo que
ocurre en la
mayoría de legislaciones instrumentales, no ha previsto la posibilidad del
inicio de un nuevo
proceso cuyo propósito sea conseguir una nueva revisión de lo resuelto en el
proceso
ejecutivo, al haber tenido la capacidad de contradictorio y prueba
restringidas.
14
Así por ejemplo, nos queda claro la existencia de cosa juzgada material,
cuando se emite una sentencia que contiene un pronunciamiento sobre el
fondo, es decir, sobre las pretensiones contenidas en la demanda. Sin
23
“Artículo 363.- Trámite.- (...) el auto que resuelve el recurso de
reposición es
inimpugnable”.
24
Artículo 23.- de la Ley General de Arbitraje. Inc. 4.
25
“Artículo 361.- Renuncia a recurrir.- Durante el transcurso del proceso, las
partes
pueden convenir la renuncia interponer recurso contra las resoluciones que,
pronunciándose sobre el fondo, le ponen fin”.
15
26
Couture, Eduardo J. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Tercera Edición.
Ed.
Depalma. Buenos Aires. 1993. Pág. 418.
MONROY GALVEZ, Juan. Temas de Proceso Civil. Ed. Studium. Lima, 1987. Pág.161-
162.
28
LIEBMAN, Enrico Tullio. Ob. Cit. Págs. 76-77.
16
29
FAIREN GUILLEN, Víctor. Doctrina General del Derecho Procesal. Ed. Bosch S.A.
Barcelona. 1990. Pág. 518.
30
MONTERO AROCA, Juan. Derecho Jurisdiccional. T.II. Ed. Bosch S.A. Barcelona.
Pág.438.
31
COUTURE, Eduardo. Ob. Cit. Pág. 419.
17
32
LIEBMAN, Enrico Tullio. Ob. Cit. Pág. 77-78
33
DE LOS SANTOS, Mabel. Ob. Cit. Pág. 136.
20
34
MONTERO AROCA, Juan. Op. Cit. Págs.442-443.
21
35
Art. 181º.- El Pleno del Jurado Nacional de Elecciones aprecia los hechos
con criterio de
conciencia. Resuelve con arreglo a ley y a los principios generales del
derecho. En
materias electorales, de referéndum o de otro tipo de consultas
populares, sus
resoluciones son dictadas en instancia final, definitiva, y no son
revisables. Contra ellas no
procede recurso alguno”
Estimamos que en los casos en los que hubo fraude procesal, no puede
considerarse que existió cosa juzgada. En efecto, si tenemos en cuenta
que el objetivo inmediato del proceso es resolver el conflicto de intereses,
mientras que el mediato es conseguir paz social. La certeza como algo
impuesto por el ordenamiento jurídico no necesariamente genera paz, pues
podría ocurrir que estemos ante una “paz injusta”, por lo que es
imprescindible que la obtención de una decisión por parte del Organo
Jurisdiccional deben conservar ciertos parámetros que aseguren la
existencia de garantías mínimas de un debido proceso.
36
“Art. 123.- Cosa Juzgada.- Una resolución adquiere la autoridad de cosa
juzgada cuando:
1. No proceden contra ella otros medios impugnatorios que los ya resueltos; o
2. Las partes renuncian expresamente a interponer medios impugnatorios o dejan
transcurrir los plazos sin formularlos. (...)”
24
Este tema está tomando cada vez más fuerza, no sólo doctrinariamente,
sino también en los ordenamientos positivos.
Así el profesor Ugo Rocco37 señala: “La hipótesis de sentencia injusta está
descartadas por el legislador cuando construye el instituto de la cosa
juzgada”.
37
Cita tomada de QUINTERO, Beatriz y PRIETO Eugenio. Teoría General del Proceso.
T.II.
Ed. TEMIS, Santa Fe de Bogotá. 1995. Pág. 212.
38
CAROCCA PEREZ, Alex. Garantía Constitucional de la Defensa Procesal. Ed.
BOSCH.
1998. Págs. 172 y 173.
25
a. Efecto negativo:
42
Sentencia emitida en el proceso de tutela No. T-06/92 del 12 de mayo de
1992, publicada
en: Comisión Andina de Juristas Derechos Fundamentales e Interpretación
Constitucional-
Ensayos, jurisprudencia- Serie: Lecturas sobre Temas Constitucionales No.
13. Comisión
Andina de Juristas, 1997, pág. 475.
27
b. Efecto positivo :
43
CARLO CARLI. La Demanda Civil. Ed. ARETUA. La Plata-Buenos Aires. 1994.
Pág.204.
44
FAIREN GUILLEN, Víctor. Op. cit. Pág. 518.
45
DE LOS SANTOS, Mabel. Op. cit. Pág. 126.
28
46
LIEBMAN, Enrico Tullio. Op. Cit. Pág. 72
47
MONTERO AROCA, Juan. Op. cit. Pág. 439.
48
FAIREN GUILLEN, Victor. Op. cit. Pág. 518.
29
49
COUTURE, Eduardo. Ob. Cit. Pág. 416.
30
b. Supuestos de excepción:
50
COUTURE, Eduardo. Op.Cit. Pág. 416
51
MONROY CABRA, Marco Gerardo. Principios de Derecho Procesal Civil. Ed. Temis.
Tercera Edición. Bogotá-Colombia. 1988. Págs. 376-377.
31
52
QUEVEDO MENDOZA, Efraín. Cosa Juzgada y Sumariedad. Ed. JUS. La Plata. 1983.
Pág. 85.
32
53
MONTERO AROCA, Juan. Ob.Cit. Pág. 447.
54
DE LOS SANTOS, Mabel. Ob.Cit. Págs. 158-159.
33
55
“Art. 1083º del Código de Procedimientos Civiles.- La sentencia recaída en el
juicio
ejecutivo; en los interdictos; en el juicio de divorcio; en el desahucio, con
la reserva
establecida en el artículo 973º; en el de alimentos; pérdida de la patria
potestad; remoción
excusa y renuncia de los guardadores así como en aquellas resoluciones que
ponen fin al
procedimiento para la declaración de herederos; apertura de testamentos
cerrados y
comprobación de testamentos privados o verbales; guarda y posesión de los
bienes del
ausente; adopción; inscripción y rectificación de partidas en los registros
del estado civil e
interdicción de incapaces, pueden ser contradichas en juicio ordinario.”
Ahora bien, siguiendo esa lógica tampoco en los casos en los que el
pronunciamiento constitucional es a favor del demandante la decisión
podría revestir la eficacia de la cosa juzgada, supuestamente porque
en el procedimiento “no hay partes” y siguiendo una concepción
Carneluttiana de la litis, tampoco habría “conflicto” respecto del
cual
56
CAPPELLETTI, Mauro. Estudios sobre la justicia constitucional,
monografía “La
iurisdiczione constitucionale della libertá”, Milano 1955. Citado por Beatriz
Quintero. Ob.
Cit. Pág. 220.
57
QUINTERO, Beatriz. Ob. Cit. Pág. 220
35
58
“Artículo No. 2.- Casos en que proceden las acciones de garantía
Las acciones de garantía proceden en los casos en que se violen o amenacen los
derechos constitucionales por acción, o por omisión, de actos de cumplimiento
obligatorio”.
36
64
Recordemos que el Art. 37 de la Ley de Habeas Corpus y Amparo (Ley No. 23506)
ha
establecido: “Plazo de caducidad de la acción de Amparo.- El ejercicio de la
acción de
Amparo caduca a los sesenta días hábiles de producida la afectación, siempre
que el
interesado, en aquella fecha, se hubiese hallado en la posibilidad de
interponer la acción.
Si en dicha fecha esto no hubiese sido posible, el plazo se computará desde el
momento
de la remoción del impedimento”.
40
65
DE ARAUJO CINTRA, Antonio Carlos, PELLEGRINI GRINOVER Ada, DINAMARCO,
Candido R. Teoria Geral do Processo. Ed. Malheiros, 9ª Edicao.1992. Pág. 269.
66
MONTERO AROCA, Juan. Ob.Cit. Pág. 445.
41
Este tema está vinculado a los alcances que debe tener lo resuelto de
manera definitiva en un determinado proceso, es decir ¿a quiénes puede
alcanzar la autoridad de cosa juzgada que recaiga sobre ella?
¿específicamente qué parte de la resolución judicial tendrá el carácter de
vinculante y obligatorio en función a la autoridad de la cosa juzgada?
¿sobre qué recae esta autoridad, sólo respecto a lo pretendido
expresamente o también a aquellos temas que implícitamente fueron
materia de decisión?
67
DE ARAUJO CINTRA, Antonio Carlos y otros. Ob.Cit. Pág. 26O
42
Para dar una solución ordenada a estas preguntas analicemos cada uno de
los llamados límites de la cosa juzgada, estos son: Límites subjetivos y
objetivos.
68
DE LOS SANTOS, Mabel. Ob. Cit. Pág. 144.
69
MONTERO AROCA, Juan. Ob. Cit. Pág. 446.
43
70
C. 2ª. Apel. Civ. y Com. La Plata, Sala 3ª, 16.11.89, Mancuso, O.c/Correa
Umpierrez, N.s/
resolución de contrato de daños y perjuicios, causa no. 68357. Fuenta: Base
JUBA.
Tomado de PEYRANO, Jorge. Excepciones. Ob. Cit. Pág. 169
71
C.N.CIV., Sala L, 15391, Serra, F. Y otro c/ Baiter S.A., Doctrina Judicial
del 12.08.92.
72
CHIOVENDA, Giusepe. Ob. Cit. T.II. Pág. 429.
44
73
GOZAINI, Osvaldo. Derecho Procesal Civil. T. I. Vol. 2. Ed. Ediar. Buenos
Aires.1992.
Pág.719
74
Evidentemente en el supuesto del litisconsorcio necesario, basta que hayan
sido
debidamente emplazados para que el resultado del proceso les alcance a todos
de manera
exactamente igual, en tanto forman una parte indisoluble en la relación
material que le dio
origen.
Así, el Art. 94 del Código Procesal Civil peruano, señala al respecto: “Los
litisconsortes
facultativos serán considerados como litigantes independientes en su relación
con la otra
parte, salvo disposición en contrario. Los actos de cada uno no favorecen ni
perjudican a
los demás, sin que ello afecte la unidad del proceso”.
75
En nuestra opinión, tanto en la intervención litisconsorcial, como en la
excluyente principal
o de propiedad o derecho preferente (Arts. 98, 99 y 100 del Código Procesal
Civil peruano),
la sentencia sí les alcanza y deben soportar sus efectos, en tanto la relación
jurídica
material que es objeto del proceso les alcanza o se encuentran íntimamente
vinculados a
ella, al punto que la afectación es directa.
En esta línea el Art. 123 del Código Procesal Civil peruano regula la cosa
juzgada estableciendo lo siguiente:
“Artículo 123.-Cosa Juzgada.- .La cosa juzgada sólo alcanza a las partes
y a quienes de ella deriven su derecho. Sin embargo, se puede extender
a los terceros cuyos derechos dependen de los de las partes o a los
terceros de cuyos derechos dependen los de las partes si hubieran sido
citados con la demanda”.
76
Art. 102 del Código Procesal Civil peruano.- Denuncia Civil.- El demandado que
considere que otra persona, además de él o en su lugar, tiene alguna
obligación o
responsabilidad en el derecho discutido, debe denunciarlo indicando su nombre
y domicilio,
a fin que se le notifique del inicio del proceso”
77
“Art. 108.- Sucesión procesal.- Por la sucesión procesal un sujeto ocupa el
lugar de otro
en un proceso, al reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho
discutido. Se
presenta la sucesión procesal cuando:
78
Congreso Internacional de Derecho Procesal Civil, realizado en Lima en 1994.
La ponencia
presentamos se denominó ”La Defensa Procesal de los Intereses Difusos”.
48
79
BARRIOS DE ANGELIS, Dante. Introducción al estudio del Proceso. Ed. Depalma,
Buenos
Aires, 1983. Págs. 126-127.
80
BARBOSA MOREIRA, José Carlos. La Legitimación para la defensa de los intereses
difusos en el derecho brasileño. JUS No. 34. Pág. 61.
49
81
MORELLO, AUGUSTO M., BERIZONCE, Roberto O., HITTERS, Juan C. La Justicia entre
dos épocas, Pág. 233 (Cita tomada de GOZAINI, Osvaldo. Derecho Procesal Civil
T.1.
Vol. I. Ed. Ediar. Buenos Aires. 1992. Pág. 408).
82
GOZAINI, OSVALDO ALFREDO. Ob. Cit. Pág. 409
50
83
“Artículo 82.- Patrocinio de intereses difusos.- Interés difuso es aquel cuya
titularidad
corresponde a un conjunto indeterminado de personas, respecto de bienes de
inestimable
valor patrimonial, tales como la defensa del medio ambiente, de bienes o
valores culturales
o históricos, o del consumidor.
84
CAPPELLETTI, Mauro. Dimensiones de la Justicia en el Mundo Contemporáneo. Ed.
Porrúa S.A., México 1993, Pág. 129.
52
85
FAIREN GUILLEN, Víctor. Ob. Cit. Pág. 33.
86
DAVILA MILLAN, María Encarnación. Litisconsorcio Necesario. Ed. BOSCH. 1992.
Pág.
30.
54
87
GOZAINI, Osvaldo. Ob. Cit. T.I. Vol. 2. Pág. 720.
88
EISNER, ISODORO. Ob.Cit. Pág. 523.
55
Esto quiere decir que una sentencia incongruente citra, infra, ultra o
extrapetita, no puede generar cosa juzgada respecto de las
pretensiones no solicitadas, o sobre las pretensiones no resueltas.
Por ejemplo, si en un proceso de determinación de derecho de
preferencia para la adquisición de unas acciones, el Organo
Jurisdiccional determina no sólo que tal derecho existe sino que
además establece el precio de las mismas y ordena se perfeccione la
compra venta con el demandante en nuestra opinión, respecto a
estos dos temas que no fueron pretendidos -ni son pretensiones
accesorias legales, único supuesto en el que podrían pronunciarse
sin que se haya solicitado-, no podría sustentarse que recae la
autoridad de la cosa juzgada.
89
MILLAN, Carlos. La Incongruencia Civil. Ed. Tecnos. Madrid. 1983. Pág. 59.
56
90
“Art. 1346.- El juez, a solicitud del deudor, puede reducir equitativamente la
pena cuando
sea manifiestamente excesiva o cuando la obligación principal hubiese sido en
parte o
irregularmente cumplida” (El resaltado es nuestro).
91
DEVIS ECHANDIA, Hernando. Ob. Cit. Pág. 593
57
92
DE LOS SANTOS, Mabel. Ob.Cit. Pág. 140.
58
93
CHIOVENDA, Guiseppe. Instituciones de Derecho Procesal Civil. T.I. Ed. Revista
de
Derecho Privado. Madrid. 1954. Pág. 446.
94
CHIOVENDA, Guiseppe. “Cosa Juzgada y preclusión” en Ensayos de Derecho
Procesal
Civil”. Ed. Bosch y Cía. T.III, Buenos Aires. 1949. Pág. 275.
95
GUASP, Jaime. Derecho Procesal Civil. 3ra edición. T.I. Ed. Instituto de
Estudios Políticos,
Madrid. 1968. Pág. 562.
96
EISNER, Isodoro. Planteos procesales. Ed. La Ley. 1984. Tucumán Buenos Aires.
Pág.
523.
59
Sin embargo, recordemos que en materia procesal civil el Art. III del
Título Preliminar del Código Procesal Civil peruano100, ha regulado
expresamente a la doctrina como fuente de derecho, por lo que si nos
atenemos a la posición antes mencionada, y además al efecto
positivo de la cosa juzgada, llegaremos a la conclusión que de
intentar
iniciarse un nuevo proceso sobre el tema, y de no ampararse una
excepción de cosa juzgada, pese a que los hechos que sustentan el
petitorio no han variado y son implicantes con los del nuevo caso,
entonces tenemos que necesariamente el juez que conozca del nuevo
caso, deberá emitir una decisión coherente con la que en anterior
oportunidad, adquirió autoridad de cosa juzgada.
100
“Artículo III.- Fines del proceso e integración de la norma procesal.- El
Juez deberá
atender a que la finalidad del proceso es resolver un conflicto de intereses
o eliminar una
incertidumbre. Ambas con relevancia jurídica, haciendo efectos los derechos
sustanciales,
y que se finalidad abstracta es lograr la paz social en justicia.
En caso de vacío o defecto en las disposiciones de este Código, se deberá
recurrir a los
principios generales del derecho procesal y a la doctrina y jurisprudencia
correspondientes, en atención a las circunstancias del caso.” (El resaltado
es nuestro)
101
EISNER, Isodoro. Ob. Cit. Pág. 524.
62
102
CHIOVENDA, Guiseppe. Principios de Derecho Procesal Civil. T. II. Ed. Reus.
Madrid.
1977. Pág. 427.
103
COUTURE, Eduardo. Ob. Cit. Pág. 427.
63
104
PELLEGRINI, Ada. Ob. Cit. Pág. 262.
64
Tal vez, por una reflexión tan simple como la que hicimos hace un
momento, actualmente existen posiciones en doctrina -las mismas
que compartimos-, que si bien admiten que es el fallo lo que
adquiere la autoridad de cosa juzgada, ello no exime de la exigencia
de conocer la causa petendi, expresada en los considerandos, para
conocer sus alcances. Así por ejemplo, el profesor español Víctor
Fairén Guillén105 admite que la autoridad de cosa juzgada debe
recaer sobre el fallo pero deja abierta la importancia de la parte
considerativa en la sentencia, concretamente indica “La cosa juzgada
ha de buscarse en el fallo de las sentencias. Pero la motivación de
las mismas tiene gran valor como “antecedentes lógicos” de aquél;
tras la relación de hechos –base fáctica de la cosa juzgada-, la parte
jurídica de la sentencia, el producto de las complicadas operaciones
de “subsunción”, se expone allí; no son “reflexiones inocuas; van
dirigidas a explicar el contenido del fallo”.
105
FAIREN GUILLEN, Víctor. Ob. Cit. Pág. 522.
106
EISNER, Isidoro. Ob.Cit. Pág. 524.
65
b. Identidad de procesos:
107
“Artículo 446.- Excepciones proponibles.- El demandado sólo puede proponer
las
siguientes excepciones:
(...)
8. Cosa Juzgada;”
66
b.2. Objeto.- Intentando dar una definición sobre este elemento, como
configurante de la triple identidad, Chiovenda indica: “El objeto es el
bien de la vida sobre el que las partes conciertan sus respectivos
intereses, sea porque uno lo reclama para sí, o porque otro le resiste
por considerarlo propio. Se trata de la cosa demandada, a la cual
debe dársele un sentido de lectura amplio, esto es, no sólo como
cosa corporal, sino también incorporal, o una misma situación de
hecho”.108
108
CHIOVENDA, Guiseppe. Instituciones de Derecho Procesal. T.I. Cit. Pág. 325.
109
DEVIS ECHANDIA, Hernando. Teoría General del Proceso. T. II. Cit. Pág. 569.
67
En efecto, al haber señalado que lo que se requiere son las mismas partes
y el mismo petitorio sin hacer alusión expresa a la causa petendi podría
dar lugar a la siguiente confusión: Si entendemos que el requisito es el
mismo petitorio y este es el núcleo de la pretensión, es decir, el pedido
concreto que se formula al Organo Jurisdiccional, puede darse el caso
110
CARLI, Carlo. Ob. Cit. Pág. 210.
68
donde dos procesos hayan sido seguidos por las mismas partes y el
petitorio sea el mismo, pero ésto no quiere decir que los procesos sean
idénticos ni que se presente cosa juzgada.
Para terminar con este análisis, que para ser sinceros terminó siendo
considerablemente más extenso de lo que pensábamos, con lo que
comprobamos, una vez más, lo mucho que nos falta aprender, sólo
quisiéramos reiterar que el presente sólo es un esfuerzo, un intento, una
búsqueda de que instituciones que normalmente utilizamos en el proceso,
tengan una utilidad práctica mayor, de modo que nos sirvan para que cada
vez más la eficacia y la tutela jurisdiccional efectiva esté al alcance del
usuario de este importante servicio público: el impartir justicia. Sin duda
habremos cometido errores, sin embargo, nada hubiese sido peor que no
seguir subiendo escalones, que no seguir tocando puertas para que
nuestro servicio de justicia, sea –con la licencia de mi maestro Pablo
Milanés- sino perfecto, lo que más se acerque a lo que simplemente
soñamos para nuestro país.