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Los ventiladores más antiguos, de los que se tiene referencia, eran manuales, en
principio con mango fijo, como el flabellum, que aparece en la cultura egipcia, al
menos desde la dinastía XIX, para pasar posteriormente en el siglo V a. de C. a
la Antigua Grecia, en la que tenía forma de palmeta, tal como aparece en pinturas
de vasos de cerámica. También de la Antigua Roma hay pinturas en las que se
representan esclavos manejando el flabellum.
Manejado también por esclavos, pero ya con cierto mecanismo, es el abano, que
era un bastidor con tela gruesa que se colgaba del techo y se movía mediante un
sistema de cuerdas y poleas, que ya usaban los árabes a principios del siglo VII.
También se encuentra en la India y Medio Oriente con el nombre de punkah. En
China, el origen del abanico rígido se sitúa hacia 2697 a. C., con el emperador
Hsiem Yuan, y la referencia escrita más antigua (1825 a. de C.) menciona dos
abanicos de plumas ofrecidos al emperador Tchao Wong, de la dinastía Chou.
Pero el ventilador similar o precursor del que conocemos hoy como tal, aparece
en 1886 y es un invento del estadounidense Schuyler Skaats Wheeler, que fue
comercializado por su empresa Crocker & Wheeler, instalada en Nueva York. Era
de pequeño tamaño y diseñado para ponerlo sobre una mesa. Casi
simultáneamente aparece en Alemania una versión de techo creada por el
ingeniero Philip Diehl.[cita requerida]
UsosEditar
El tipo de ventilador más conocido, se utiliza para la ventilación o para aumentar
la velocidad del aire en un espacio habitado, básicamente para refrescar.[nota 1]
Por esta razón, es un elemento muy utilizado en climas cálidos.
Un ventilador de piso. En países como Argentina este tipo de ventilador es llamado turboventilador[nota
2] porque además del giro de la hélice central se produce independientemente el giro de la parrilla
frontal.