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CAPÍTULO VI: LA VIOLENCIA POLÍTICA

(VERSIÓN PRELIMINAR)

En la región sur central del Perú, comprendida por el departamento de Ayacu-


cho, parte de Apurímac (Andahuaylas y Chincheros) y parte de Huancavelica
(Acobamba y Angaraes) se produjo el mayor número de víctimas entre 1980 y
el 2000, representado el 42% de los muertos a nivel nacional. A su vez, desta-
ca trágicamente la cuenca del río Pampas, al atravesar las provincias de Can-
gallo y Víctor Fajardo, como la zona que concentra la mayor cantidad de asesi-
nados, al menos en los comienzos de la guerra, en la primera parte de los años
1980. Consecuencia de la violencia política, Ayacucho es uno de los pocos de-
partamentos peruanos que tuvo una tasa negativa de crecimiento poblacional
entre 1981 y 1993: -0.2%.

En esta capítulo vamos a abordar la formación y el desarrollo del PCP-Sendero


Luminoso, la irrupción de la lucha armada, los enfrentamientos con las Fuerzas
Armadas y el Estado, los hechos de violencia y el atropello de los derechos
humanos, la respuesta campesina y la formación de las rondas de autodefen-
sa, el declive de la violencia política y los años de posguerra.

1. Antecedentes

Un hito importante en la historia social y política de Ayacucho es la reapertura


de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga en 1959, que revitalizó
la dinámica cultural, política y económica en la región. En su primer año aca-
démico la UNSCH tuvo 228 alumnos, y hacia 1980, cuando empezaron las ac-
ciones armadas del PCP-SL, su población universitaria alcanzó los 6,095 estu-
diantes.

Desde sus inicios, los partidos de izquierda, con predominio de la tendencia


maoísta, activaron políticamente en la UNSCH. Es así que en 1961, cuando la
universidad todavía tenía menos de cuatrocientos alumnos, se formó el Frente
de Estudiantil Revolucionario (FER), impulsado por la Juventud del Partido
Comunista que integraba a un conjunto de vertientes izquierdistas e indepen-
dientes. En 1962 el FER apoyó la elección de Efraín Morote Best como rector
de la universidad y a partir de ese momento, la hegemonía de las corrientes
marxistas sobre el APRA y los social cristianos se impuso con mayor claridad.
Por esos años también se formó la Federación Universitaria de San Cristóbal
de Huamanga, FUSCH, controlada por el FER, convirtiéndose en la organiza-
ción con mayor presencia en los claustros huamanguinos.

La universidad atrajo a jóvenes de las provincias cercanas, muchos provenien-


tes de comunidades campesinas que optaron por la Facultad de Educación.
Aumentó asimismo su plantel docente y en 1962 Abimael Guzmán Reynoso,
graduado en Derecho y Filosofía por la Universidad Nacional San Agustín de
Arequipa, llegó como profesor de filosofía. Guzmán era un hombre de partido.
Es decir, dedicado a la organización interna y resultó elegido responsable de la
Comisión Militar del PCP-Bandera Roja, facción maoísta liderada por Saturnino
Paredes. Para 1963 Guzmán había formado al interior del Comité Regional
“José Carlos Mariátegui” de Ayacucho, una “fracción roja” con la cual se había
propuesto tomar el control del partido.

En 1964 las divergencias entre “moscovitas” y “maoístas” condujeron a la esci-


sión, formándose el Partido Comunista – Bandera Roja. En Ayacucho el Comité
Regional “José Carlos Mariátegui”, liderado por Guzmán se adhirió a Saturnino
Paredes y sus miembros lograron hegemonía en la Federación de Estudiantes
de la UNSCH.

Las actividades políticas del grupo de Guzmán se concentraron en la universi-


dad y en menor medida en las organizaciones sociales de Huamanga; alcan-
zando igualmente alguna influencia en las zonas rurales donde destacaron
maestros a realizar trabajo político.

En 1965 Ayacucho fue escenario de la acción guerrillera dirigida por Héctor


Béjar, dirigente del Ejército de Liberación Nacional, quien abrió un frente militar
en la provincia de La Mar. Sin embargo, esta experiencia fue corta pues el ejér-
cito deshizo rápidamente a la guerrilla, apresando a sus integrantes.

En 1966 el movimiento social ayacuchano conmocionó la ciudad. Ante la pers-


pectiva de un recorte presupuestal, el rector de la UNSCH Efraín Morote Best
convocó a un Frente Pro-rentas. La sociedad ayacuchana se movilizó y formó
el Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho. En ese espacio se desarrolló
buena parte de la lucha política de esos años anteriores a la lucha armada.

Dos años después, en 1968, se produjo otra división en el PC-BR, formándose


el Partido Comunista del Perú-Patria Roja. Un grupo de jóvenes estudiantes y
profesores radicalizados habían pedido a Guzmán que encabezara la escisión,
pero éste había rechazado el ofrecimiento. Al año siguiente, 1969, Guzmán es
expulsado de PC-BR y se le despoja de su única base, la Federación Departa-
mental de Comunidades y Campesinos de Ayacucho. Fue entonces cuando
formó el Partido Comunista del Perú-SL, que por un tiempo había de recluirse
en la UNSCH, particularmente en la Facultad de Educación.

La influencia de los maoístas en la UNSCH se expandió en 1969, cuando el


gobierno militar presidido por Juan Velasco promulgó la ley 17437 que reorde-
naba las universidades públicas, sustituyendo los consejos universitarios le-
galmente elegidos, por consejos ejecutivos que podían manejar verticalmente
la vida universitaria. Paradójicamente, Guzmán ganó gran influencia en el Con-
sejo Ejecutivo, logrando ocupar las importantes jefaturas de Personal y Bienes-
tar Estudiantil. Estos cargos resultaron claves para la labor proselitista de
Guzmán entre estudiantes, docentes y trabajadores.

El año 1969 fue crucial porque en junio el gobierno de Velasco promulgó el de-
creto 006, que recortaba la cobertura de la educación gratuita. Esta medida
generó la movilización de las organizaciones sociales ayacuchanas. Las mani-
festaciones de protesta fueron dirigidas por el Frente de Defensa y en Huanta
el movimiento estudiantil obtuvo la participación de los campesinos. Al principio
la respuesta del gobierno fue una dura represión y el encarcelamiento de los

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dirigentes, pero finalmente tuvo que derogar el cuestionado decreto 006. Esta
victoria fortaleció a las organizaciones sociales de Ayacucho y en especial a los
sectores vinculados a la educación: maestros y estudiantes. En la historia del
PCP-SL la lucha de Huanta marca un hito de su formación porque Guzmán
supo dirigir el crecimiento de su grupo en estos dos sectores que habían obte-
nido una victoria gracias a una lucha radical.

A inicios de los 1970 el PCP-SL logró ganar la hegemonía en la federación de


estudiantes (FUSCH) y en el sindicato docente de la universidad (SUTE-
UNSCH). En Ayacucho, en la década de 1970, según varios testimonios, ser
militante de izquierda era casi “sinónimo de ser maoísta”. Este clima facilitó el
desarrollo ideológico de SL. Entre 1971 y 1972 Guzmán formó el Centro de
Trabajo Intelectual Mariátegui (CTIM). Este grupo se dedicó al estudio y formu-
lación de una nueva y muy particular interpretación del pensamiento de José
Carlos Mariátegui, donde éste aparece como precursor del maoísmo. Esta ela-
boración ideológica les permitirá presentarse como la continuación del Partido
Socialista Peruano que se fundara en 1928. El grupo de Guzmán empezó a ser
reconocido por el eslogan que enarbolaban: “Por el sendero luminoso de Mariá-
tegui”.

Seguidamente el grupo de Guzmán desarrolló materiales de difusión popular


orientados a influir en el sistema educativo. Conforme los estudiantes de la
UNSCH captados por el partido se graduaban, eran enviados a colegios pro-
vinciales y distritales donde buscaban captar seguidores entre los alumnos. En
el terreno del movimiento social, el PCP-SL decidió constituir los denominados
“organismos generados” que eran organizaciones que obedecían a la línea del
partido. Así nacieron el Movimiento Clasista Barrial, el Movimiento Femenino
Popular, el Movimiento de Obreros y Trabajadores Clasistas y el Movimiento de
Campesinos Pobres.

En 1975 se produjo el cese definitivo de Abimael Guzmán como docente de la


Facultad de Educación. A partir de ese momento se dedicó íntegramente a la
“reconstitución del Partido Comunista”. En los siguientes años, docentes y diri-
gentes estudiantiles senderistas abandonaron paulatinamente sus cargos para
dedicarse a las tareas de preparación del inicio de la guerra popular. Una fecha
importante en este proceso fue marzo de 1977, cuando se produjo la II Reunión
Nacional de Organismos Generados que acordó la preparación del Partido para
el inicio de la acción armada. La tarea recayó en un Comité de Coordinación
Nacional. Debido a estos preparativos, el PCP-SL se mantuvo al margen de las
grandes movilizaciones de masas que se produjeron en 1977 y 1978, excepto
la huelga magisterial de 1978 y la estudiantil de 1979, en virtud de la importan-
cia que conferían al “circuito educativo”. Con respecto a las elecciones de la
Constituyente de 1978, decidieron el boicot vía el ausentismo. En Ayacucho los
resultados electorales favorecieron a la izquierda y al APRA. SL tuvo una visión
muy negativa de estos partidos. Su reacción fue muchas veces violenta, como
sucedió en el mitin organizado por la UDP en 1980, en el cual militantes de SL
lanzaron petardos contra la multitud. El enfrentamiento violento entre la izquier-
da legal y SL ocurrió desde el comienzo mismo de las acciones militares y co-
mo vemos en el ejemplo mencionado, incluso comenzaron antes del inicio de la
lucha armada.

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El 19 de abril de 1980, con motivo de la clausura de la I Escuela Militar de SL,
Guzmán leyó un discurso titulado: “somos los iniciadores”, que muestra el len-
guaje bíblico que había asumido la dirección senderista. De acuerdo a un tes-
timonio recogido por la CVR, el PCP-SL organizó una despedida definitiva de
sus militantes el día internacional del trabajo, el 1 de mayo de 1980, en un mitin
en la UNSCH en el cual “flameaban banderas rojas, y los militantes senderistas
estaban vestidos con chaquetas y gorros similares a los usados por los guar-
dias rojos de la Revolución Cultural China, anunciando el inicio de la guerra
popular”. Luego de esta ceremonia, los militantes de SL pasaron a la clandesti-
nidad.

Es importante señalar que si bien el PCP-SL tuvo su grupo central en Ayacu-


cho, había contingentes de seguidores a nivel nacional e incluso en Lima. En
esta última existía el Comité Regional “14 de junio” que, en la línea de constituir
los “organismo generados”, dio vida en 1973 a una filial del Centro de Trabajo
Intelectual Mariátegui. Asimismo, SL formó el Comité Femenino Popular (lla-
mado luego Movimiento) y el Centro de Autoeducación Obrera. Este grupo li-
meño llevó a cabo del 2 al 19 de abril de 1980 la I Escuela Militar en la Zona
Este de Lima (Chaclacayo) dirigida por el propio Guzmán. El lema de este
evento fue: “¡Centro es el campo, ciudad complemento!”. Quedaba claro, en-
tonces, que las acciones se focalizarían en el campo, y secundariamente se
desarrollarían también en las ciudades.

2. Los inicios

Las acciones del PCP-SL se iniciaron simbólicamente en Chuschi el 17 de ma-


yo de 1980, con el asalto de cinco hombres armados al local donde se guarda-
ban los padrones electorales y las ánforas que se usarían en las elecciones a
ser realizadas el día siguiente. Los asaltantes procedieron a quemar once de
ellas. Días después, el 1 de junio, militantes senderistas apedrearon el local de
la Sanidad de la Guardia Civil; el 14 del mismo mes hicieron lo mismo con el
hotel de Turistas. Una semana después arrojaron cartuchos de dinamita al local
de Acción Popular, el 6 de julio nuevos cartuchos contra un colegio, y el 8 ex-
plotaron dinamita en la carretera que unía la planta con la mina Canarias. El 28
de julio asaltan la mina Atacocha de Cerro de Pasco y se llevan 350 cartuchos
de dinamita, al día siguiente sustrajeron 2,200 cartuchos del Ministerio de
Transportes en Pomabamba, Ayacucho. Estas acciones tenían por objeto ga-
nar experiencia militar para los cuadros senderistas y apertrecharse.

Poco después se suceden atentados dinamiteros orientados a captar la opinión


pública y la prensa, así como ataques contra puestos policiales para obtener
mayor armamento. Nuevos atentados se dirigen a instituciones estatales, como
la Dirección Regional de Educación, ORDE-Ayacucho, la Policía de Investiga-
ciones del Perú, el Municipio Provincial de Huamanga, el Municipio Distrital de
San Juan Baustista, el Banco Popular, entre otros. Se tomaron también varias
radios locales para difundir proclamas subversivas. Estas acciones no cobraron
víctimas hasta el mes de septiembre de 1980. En efecto, el 16 de ese mes se
produjo el primer asesinato en la ciudad de Huamanga; la víctima era la dueña

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del bazar “La Pequeñita”. SL empezaba a relucir su faz asesina y en este sim-
bólico primer caso, su victima era una pequeña comerciante mujer que no
había querido colaborar y más bien los había denunciado.

Los atentados cobraron mayor violencia y se produjo el primer apagón en Lima


por voladuras de alta tensión del sistema interconectado de la Central Hidroe-
léctrica del Mantaro. El 11 de octubre SL atacó a la policía de Tambo (provincia
de La Mar): 50 personas conducidas por un grupo de senderistas armados
arrasaron la estación policial, se apropiaron de dos metralletas, tres revólveres
y mataron a tres policías. Al día siguiente, el gobierno declaró el Estado de
Emergencia en cinco de las siete provincias de Ayacucho: Huamanga, Huanta,
La Mar, Cangallo y Víctor Fajardo; se declaró también el toque de queda entre
las 11 p.m. y las 5 a.m., llegaron al mismo tiempo destacamentos especializa-
dos de “sinchis”. En ese momento, el gobierno confió en la capacidad de las
unidades de comando de la policía.

En estas circunstancias, la UNSCH fue allanada y se detuvo a un centenar de


estudiantes. Como muchos líderes del PCP-SL habían sido profesores y auto-
ridades de esta universidad, la policía y los medios periodísticos la asociaron
con la organización de Guzmán. Las actividades de SL no cesaban. La primera
semana de agosto de 1982 se produjo el ataque al fundo Allpachaca, que era
propiedad de la UNSCH y funcionaba como centro experimental para el cultivo
y manejo de pastos de altura. El PCP-SL arrasó este fundo pues consideraba
que desde allí se servía al imperialismo y se traficaba con los bienes produci-
dos por los trabajadores; para la acción utilizó a campesinos que vivían en las
zonas aledañas. El 14 de noviembre de 1982 un comando senderista atacó de
nuevo el fundo Allpachaca, esta vez el ataque fue sumamente violento y asesi-
naron a dos mujeres no identificadas.

En 1982 los atentados dinamiteros se hicieron cotidianos, siendo el más espec-


tacular el asalto a la cárcel de Huamanga el 2 de marzo, donde lograron fugar
247 detenidos (de los cuales 70 eran subversivos). La represalia fue tremenda
porque la policía remató a los heridos senderistas que estaban presos en el
hospital de Huamanga. El 31 de marzo de 1982, el destacamento policial de
Vilcashuamán sufrió un ataque senderista en el que un guardia resultó herido.
Estas acciones obligaron al repliegue policial de las áreas más alejadas y rura-
les. Esta retirada fue aprovechado por el PCP-SL para la formación de lo que
llamaban un Estado de nuevo tipo. El ingreso a una comunidad campesina era
seguido por el nombramiento de nuevas autoridades y el ajusticiamiento de
aquellos que consideraban representaba al gamonalismo y el Estado burocráti-
co. En un primer momento, en las comunidades campesinas, el PCP-SL tuvo a
su favor un clima receptivo; en parte, porque dirigían sus acciones contra indi-
viduos indeseados en la comunidad, pero también debido a que los jóvenes
universitarios que llegaban eran muchas veces hijos de comuneros. Estos jó-
venes ayudaron a difundir el discurso senderista y formaban parte del “circuito
educativo” constituido por una cadena donde los “primeros que debían de ser
captados eran los profesores, luego los estudiantes y finalmente los padres de
estos estudiantes, es decir comuneros, participantes en las denominadas es-
cuelas populares.

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La simpatía que tuvo el PCP-SL en sus inicios se expresó en el multitudinario
entierro de Edith Lagos, el 10 de septiembre de 1982. Lagos, ex estudiante de
derecho de la Universidad San Martín de Porres, había sido detenida el 20 de
diciembre de 1980 en Ayacucho; fugó en el asalto al penal del 2 de marzo y
luego fue muerta en un enfrentamiento con la Guardia Republicana en Umaca,
provincia de Andahuaylas. Era una líder reconocida y en su entierro se reunió
una multitud acongojada.

No obstante, en la segunda mitad de 1982 se observa que las comunidades


empiezan a recelar las acciones del PCP-SL debido a la intromisión en sus es-
tructuras tradicionales de autoridad, no sólo cambiaban a los alcaldes y vara-
yocs por jóvenes simpatizantes de SL, llegando a asesinar a varios de ellos,
como ocurrió diciembre de 1982, cuando mataron al presidente de la comuni-
dad de Uchuraccay, Alejandro Huamán Leandro y al presidente y teniente go-
biernador de Huaychao, Eusebio Ccente y Pedro Rimachi. Pero de modo más
generalizado el rechazo que va naciendo contra SL era porque pretendió el
cierre de ferias rurales bajo el argumento de “hambrear la ciudad” y se restrin-
gió el ingreso y salida de los campesinos en sus comunidades. Las ferias rura-
les eran muy valoradas por las comunidades porque las conectaban con el
mercado y permitían cierto nivel de ingresos.

Al año siguiente, el 21 de enero de 1983, habiendo ya ingresado las Fuerzas


Armadas a dirigir el combate contra la subversión, los comuneros de Maca-
bamba y Huaychao respondieron violentamente a SL, asesinando a siete cua-
dros senderistas. Dos días después, en el contexto de estos enfrentamientos,
campesinos de Uchuraccay dieron muerte a ocho periodistas de Lima y a un
guía local, así como a Severino Huáscar Morales Ccente, quien era el respon-
sable senderista de la localidad.

Como se dijo, la formación de los Comités Populares impuso no sólo autorida-


des y normas de conducta a los comuneros, sino que restringió la movilidad de
las familias. Ya no podían dejar la comunidad sin el permiso del responsable
del comité. Al mismo tiempo, SL trató de involucrar a la población en la guerra
a través de las Escuelas Populares, donde se adoctrinaba especialmente a jó-
venes y niños. En ellas recibían formación ideológica y militar. Es importante
destacar que el discurso senderista iba dirigido a los campesinos, pero éstos
rara vez ocuparon cargos de dirección al interior del PCP-SL. Por el contrario,
el campesinado aparecía como “masa de maniobra” y SL aprovechó las con-
tradicciones y disputas territoriales que tenían las comunidades de Ayacucho
para la construcción de sus bases de apoyo.

Entre 1980 y 1982 las acciones del PCP-SL contra las fuerzas policiales tuvie-
ron relativo éxito, pues las obligaron a evacuar las zonas rurales. Así, aprove-
chando el vacío de poder, SL logró constituir bases de apoyo en diversas co-
munidades campesinas. A fines de 1982, sin embargo, el Presidente Fernando
Belaunde delegó la lucha contrasubversiva a las Fuerzas Armadas, modifican-
do sustancialmente el escenario militar y político de Ayacucho.

3. El ingreso de las Fuerzas Armadas

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El 1 de enero de 1983 se hizo efectivo el encargo gubernamental de la lucha
contrasubversiva a las Fuerzas Armadas, lo que significó el control político y
militar de las zonas de emergencia por oficiales militares. La Infantería de Mari-
na -denominada «los navales» por la población local- se hizo cargo del control
de Huanta el 21 de enero 1983, así como de la provincia de La Mar. Una de las
primeras medidas que aplicaron fue la organización de Comités de Defensa
Civil en las comunidades campesinas. Éstas debían controlar su territorio y sus
responsables reportar a la base militar.

Sin embargo, la acción de los infantes de marina estuvo cargada de autorita-


rismo y cometieron muchos abusos, como la requisa de ganado y otros bienes
de los comuneros. Las relaciones tampoco fueron muy estables porque en fe-
brero de 1984 los “navales” consideraron que Pampacancha estaba lo suficien-
temente bien entrenada y se retiraron hacia otra comunidad. SL aprovechó esta
ausencia y atacó el pueblo, matando a 15 personas. Por último, los militares no
tomaron en cuenta los problemas de subsistencia de las comunidades, los ci-
clos de cosecha ni las rivalidades entre ellas, por lo cual la estrategia no tuvo
los resultados esperados.

La provincia de Huamanga quedó en manos del Ejército Peruano, EP. Ese año
se estableció la base de Vilcashuamán, donde las autoridades debían reportar-
se. Desde ahí saldrían patrullas en busca de las bases de apoyo de SL y de
sus campamentos. A mediados de año se instaló otra base militar en Huanca-
sancos, donde funcionaba una base policial de Sinchis que había sido atacada
el 24 de junio de 1983. El ejército presionó a las comunidades para que enfren-
taran a los grupos senderistas y, en efecto, los comuneros de Huancasancos
aprovechando los carnavales de febrero de 1983, dieron muerte a dos respon-
sables del PCP-SL local. Las represalias de los seguidores de Guzmán no de-
moraron, asesinando a varios dirigentes de Huancasancos.

La conflictiva relación de SL con las comunidades campesinas adquirió carac-


terísticas sanguinarias en el caso de Lucanamarca, población que se había
alineado con el ejército, donde incursionó una columna de SL matando el 3 de
abril de 1983 a 67 personas, entre hombres, mujeres, niños y ancianos. Los
crímenes dejaban de ser individuales para pasar a ser colectivos. El horror
había dado un nuevo giro hacia niveles insospechados.

Fue en este contexto de enfrentamientos que ocurrió el asesinato de los perio-


distas en Uchuraccay, el 26 de enero de 1983. El pueblo de Uchuraccay es
emblemático del proceso de violencia porque a mediados de 1984 se despobló
debido a los continuos asesinatos y el consecuente desplazamiento de las fa-
milias sobrevivientes.

Ahora bien, a pesar de la instalación de bases militares y del recrudecimiento


de los actos de violencia, el PCP-SL aumentó su influencia y se extendió a
otras regiones de la sierra sur central. La política contrasubversiva de las FFAA
produjo un descontento casi generalizado que trató de ser capitalizado por SL.

En agosto de 1984 el general Adrián Huamán Centeno, jefe del Comando Polí-
tico Militar de Ayacucho, participó en Vinchos en una asamblea de ocho mil

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campesinos provenientes de 44 comunidades organizadas en rondas campesi-
nas. Aunque ello expresaba la línea que se venía ideando en el EP, las rondas
recién serían influyentes a partir de 1986, cuando su número aumentó expo-
nencialmente; SL se sintió acorralado y decidió desplazar cuadros a otras re-
giones del Perú.

El hecho significativo de este proceso es que la oposición a SL va creciendo


entre los campesinos ayacuchanos y una muestra de ello ocurrió a inicios de
1984 cuando un grupo del PCP-SL llegó a Chilcayoc con un herido, solicitando
un curandero de la comunidad. Las autoridades comunales decidieron detener
a los miembros del grupo y dar muerte al herido. SL tomó duras represalias. En
septiembre de 1984, a pedido de los pobladores de Soras y de las comunida-
des vecinas acosadas por los destacamentos del PCP-SL se instaló una base
militar, desde la cual se controló el valle del Sondondo. Cuando dos años des-
pués, las relaciones entre las FFAA y las comunidades se tornaron menos au-
toritarias, los campesinos se alinearon masivamente en las rondas.

4. Desapariciones, torturas y asesinatos

La Comisión de la Verdad y Reconciliación ha establecido que miembros del


Ejército acantonados en el Cuartel Nº 51, denominado como Los Cabitos, y
efectivos de la Unidad de Inteligencia que operaban en el inmueble conocido
como “La Casa Rosada” en la urbanización El Jardín (próxima al cuartel), orde-
naron, permitieron o cometieron violaciones de los derechos humanos de la
población local, entre los años 1983 y 1984. Se ha documentado 136 casos en
los que, como parte de la lucha contrasubversiva, los miembros del orden efec-
tuaron detenciones arbitrarias, torturaron, concedieron libertad selectiva, des-
aparecieron y ejecutaron extrajudicialmente.

El patrón que se siguió en estos casos fue de “detención arbitraria, conducción


a una instalación militar, tortura, liberación selectiva, ejecución extrajudicial y
desaparición”. Para realizar las detenciones, se emplearon tres modalidades: el
rastrillaje, las redadas y las detenciones selectivas. Según el relato de un militar
en retiro, en 1985, se construyó un horno al interior del Cuartel Los Cabitos,
que ha sido sacado a la luz por el trabajo de los forenses.

En julio de 1985, se retiró la Infantería de Marina y fue reemplazada por el


Ejército Peruano, que aplicó una represión más selectiva y buscó cierto acer-
camiento con la población. Sin embargo, las masacres no se detuvieron y el 14
de agosto de 1985 una patrulla militar dirigida por el Sub-Teniente Telmo Hur-
tado incursionó en la comunidad de Accomarca, donde asesinaron a 69 cam-
pesinos. A este suceso se sumaron otras incursiones violentas en Huampalpa,
Carhuanca, Pujas, Vilcashuamán, Vischongo y Cangallo. La lucha contrasub-
versiva tomaba rasgos de tierra arrasada. A las pocas semanas la noticia llegó
a los medios de comunicación y el 15 de septiembre, el gobierno obligó a re-
nunciar al general FAP César Enrico Praeli, Presidente del Comando Conjunto,
asimismo relevó al general de división EP Sinesio Jarama Dávila, comandante
general de la II Región Militar y al general de brigada EP Wilfredo Mori Orzo,
jefe político militar de la Sub-zona de seguridad nacional Nº 5.

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Fue a partir de 1986 que se observó un progresivo cambio en la estrategia con-
trasubversiva de las Fuerzas Armadas. Las bases militares instaladas en Aya-
cucho reimpulsaron la formación de Rondas de Autodefensa, aplicando una
represión más selectiva. El EP relevó a los mandos militares implicados en ma-
sacres a campesinos, buscando una acercamiento con la población y sus auto-
ridades, aceptando un apoyo más sostenido y menos vertical con las rondas.
De este modo, las FFAA ganaron un espacio decisivo al PCP-SL y establecie-
ron un nuevo tipo de relación con las comunidades campesinas. En este con-
texto, es que el número de Rondas Campesinas aumentó considerablemente,
indicando la posición y el alineamiento mayoritario de las comunidades. Ese fue
el punto de inflexión del desarrollo de la violencia política en Ayacucho y de la
militarización de la sociedad.

5. La “rebelión del coro”

Para 1988 el PCP-SL anunció que estaba en una fase superior de la guerra
popular: el “equilibrio estratégico”. Sin embargo, en Ayacucho las fuerzas de SL
mostraban desgaste y algunos analistas consideran que el anuncio del “equili-
brio estratégico” respondía a que las acciones se trasladaban a las ciudades,
en particular a Lima, debido a que en el campo SL estaba en situación de vir-
tual derrota. Ese año también aparece el comando paramilitar Rodrigo Franco,
cuyas acciones tornarán más agresiva la lucha contra SL. En julio de 1988 la
Universidad aparece embanderada con estandartes en los que se leía «Co-
mando Rodrigo Franco» (CRF). La estrategia parecía dirigida a golpear las ba-
ses de apoyo y a la militancia visible de SL que era fundamental para el desa-
rrollo de las actividades del Ejército Guerrillero Popular.

Las acciones de las FFAA en la UNSCH tuvieron también respuestas violentas


de SL. El 29 de mayo de 1989 a plena luz del día personas no identificadas
asesinaron al profesor aprista Marcial Capeletti, mientras dicho docente se en-
contraba dictando clases. El campus de la UNSCH se convirtió en un escenario
de actos de violencia que tomaron víctimas entre estudiantes, profesores y tra-
bajadores. A modo de ejemplo: el 26 de junio de 1989 las fuerzas del orden
detuvieron y posteriormente desaparecieron a los estudiantes José Carlos
Mansilla (Ingeniería de Minas) y Alexander Mansilla (Educación). Ambos estu-
diantes eran hijos de un docente de la UNSCH. El 28 de octubre, la Universi-
dad sufrió otro de los peores atentados que causó daños a la residencia, el
comedor universitario, el tópico de salud universitario, once unidades de trans-
porte y la imprenta. El mismo día por la tarde, se llevó a cabo el allanamiento
de fuerzas combinadas del Ejército y la Policía a las instalaciones de la resi-
dencia universitaria, en las cuales detuvieron a más de treinta estudiantes. An-
teriormente a esta acción, se produjo un atentado contra una comandancia po-
licial, el cual produjo la muerte de dos efectivos policiales.

En el campo, la ofensiva que desarrollaban las rondas campesinas se vio esti-


mulada porque entre 1989 y 1990 las cosechas disminuyeron debido razones
climatológicas y SL basaba su sustento en la economía campesina. A fines de
1989, casi todas las provincias del norte de Ayacucho (Huanta, Huamanga y La
Mar) estaban organizadas en rondas contrasubversivas, mientras que los pue-
blos de las provincias del centro sur (Cangallo, Víctor Fajardo y Vilcashuamán,

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se mostraban más reacios y recién se organizarán en los años noventa bajo
presión de los militares. Con las rondas se impuso una lógica militar en las co-
munidades campesinas. La vida es organizada en función de la guerra; cual-
quier trasgresión de las reglas era drásticamente castigada. La vida del rondero
era sacrificada. Los campesinos tenían que abandonar sus chacras y someter-
se a un régimen militarizado, con ejercicios, entrenamientos y caminatas de
varios días, solos o al lado de los soldados. Vivir entre murallas que cercaron
sus pueblos, hacer vigilancia todos los días en sus torreones, controlar la en-
trada y salida con pase, realizar la formación diaria e izar la bandera implican la
incorporación de un orden militar, con sus códigos específicos y alteraciones de
los ritmos de vida.

Las rondas dieron lugar a un nuevo liderazgo asociado a la vida militarizada.


Los que asumían el liderazgo eran jóvenes, muchos de ellos licenciados del
Ejército Peruano y, en algunos casos, pagados por la comunidad para dedicar-
se a tiempo completo a las tareas de defensa (los llamados tigres), quienes
desplazaron a toda una generación de autoridades mayores. La vinculación
que los ronderos establecieron con el Ejército Peruano les confería satisfaccio-
nes; puesto que era una forma de integración a la sociedad nacional. La parti-
cipación de las mujeres fue también importante en las rondas, aunque en la
historia oficial y la memoria regional resalte poco su acción en ellas. En algunos
casos, llegaron a ser comandos de los CAD, como Tarcila Rojas Llacctahua-
mán de Ticllas, conocida como la comanda Tarcila, quien había vivido varios
años en Huamanga como desplazada y, después de retornar a su pueblo,
asumió el cargo en mayo de 1993. Ella fue capacitada junto a un grupo de mu-
jeres solteras y viudas en el manejo de armas y les entregaron escopetas para
que salgan junto a los varones en patrullas.

No obstante, debe señalarse que las rondas también contribuyeron al espiral


de violencia y cometieron “excesos” en sus acciones. En el ámbito ayacuchano,
la peor reputación la poseen los Comités de Autodefensa (CAD) de Quinua y
de Ocros. A los dirigentes de Quinua, se les imputa nada menos que 26 homi-
cidios; los ronderos de Ocros, bajo la dirección del comando Lagarto, no sola-
mente desarrollaron toda una estrategia agresiva para arrasar comunidades
vecinas, sino que además actuaron con impunidad y bajo la protección de los
militares.

Lo importante en este punto es señalar que para el proceso de pacificación, las


rondas fueron fundamentales no sólo porque se enfrentaron con las fuerzas de
SL, sino debido a que cortaron el movimiento de los seguidores de Guzmán. En
ese sentido, la entrega de armas a las rondas era un reconocimiento oficial de
la labor que llevaban a cabo y este hecho adquirió relevancia para la identifica-
ción de los campesinos con el Estado nacional.

En noviembre de 1991 el presidente Alberto Fujimori legalizó la entrega de ar-


mamento a las rondas con el decreto legislativo 740. Hacia fines de ese año, el
decreto legislativo 741 estandarizó la denominación de las rondas contrasub-
versivas como Comités de Autodefensa (CAD).

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6. La captura de Guzmán y la posguerra

En septiembre de 1992 Abimael Guzmán fue capturado junto con importantes


dirigentes nacionales del PCP-SL. La policía incautó abundante información
interna sobre la militancia, armamento y bases de SL. A continuación, el Estado
dirigió una ofensiva a gran escala, rastrillajes en AAHH y distritos populares,
así como captura de líderes y mandos medios; se encarcelaron también a los
miembros de la Asociación de Abogados Democráticos que se encargaban de
la defensa legal de Guzmán y sus militantes. Asimismo, los “jueces sin rostro”
condenaron sumariamente a numerosos acusados de pertenecer al PCP-SL. Al
año siguiente, Guzmán apareció ante las cámaras de televisión solicitando una
“acuerdo de paz” al gobierno de Alberto Fujimori y reconociendo su derrota.

Este nuevo curso también se percibió en Ayacucho, donde la acción subversiva


decayó sensiblemente porque la mayoría de militantes del PCP-SL se alineó
con los partidarios del acuerdo de paz y, excepto por el grupo que lideraba “Fe-
liciano”, se detuvieron las acciones armadas. Un signo de estos cambios fue la
comparsa del carnaval de 1993 que representó a un borracho en traja a rayas y
con barba que aludía a Guzmán.

Al concluir la guerra, el Estado asumió algunos programas para el retorno de


los desplazados a los pueblos que habían sido abandonados y excepcional-
mente se realizaron reparaciones. Se halla pendiente de resolución el caso de
los ronderos que reclaman la atención del Estado. El decreto supremo 077, que
estipula las indemnizaciones para ronderos caídos y heridos en combate, no
responde a sus demandas. Por un lado, sólo considera a beneficiarios a partir
del año 1992, cuando lo peor ya había pasado; por otro lado, exige una lista de
requerimientos que difícil cumplir.

Por último, debe mencionarse que en la actualidad todavía existen grupos ar-
mados dirigidos por el camarada “Artemio” que operan en las fronteras de Aya-
cucho y Huanuco. Son los llamados “remanentes”. En abril del 2004, “Artemio”
anunció el reinició de las acciones armadas si no se alcanzaba “una solución
política” al problema de la guerra. Ante Radio Programas del Perú, “Artemio”
declaró que daba al gobierno 60 días para iniciar las negociaciones o, de lo
contrario, reiniciaría las acciones armadas.

En tanto, el VRAE (selva de Ayacucho) es recorrido por algunas columnas


conducidas por el camarada “Alipio”, que propugna la continuación de la lucha
armada. Ellos dirigieron la emboscada del 5 de diciembre de 2005, cerca de la
localidad de Palmapampa, en el valle del Apurímac (Ayacucho) donde murieron
cinco policías. Días antes, el 16 de noviembre, se había inaugurado una base
antidroga en Palmapampa. Así, este atentado parece ser una respuesta de SL
a las operaciones antidrogas que se vienen realizando. Entre ellas, destrucción
de pozas de maceración. El convoy de policías llevaba detenido al narcotrafi-
cante Pablo Curo Gamarra, capturado en el caserío de Corumpiari. Los atacan-
tes se apropiaron de dos fusiles y un lanzagranadas. Así, SL revela que su
alianza con el narcotráfico es la causa de su accionar militar. Un grupo subver-
sivo que en su accionar se encontró con el narcotráfico y en su derrota se mi-
metizó con esa otra plaga que azota a la sociedad peruana.

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7. Bibliografía

DEGREGORI, Carlos Iván Degregori, et al: Las rondas campesinas y la derrota


de Sendero Luminoso. Lima: IEP, 1996.

DEGREGORI, Carlos Iván: Ayacucho 1969 – 1979. El surgimiento de Sendero


Luminoso. Lima: IEP, 1991.

__________Los hondos y mortales desencuentros (Documentos de Trabajo).


Lima: IEP, 1989.

__________Qué difícil es ser Dios. Lima: El zorro de abajo ediciones, 1989.

GORRITI, Gustavo: Sendero. Historia de la guerra milenaria en el Perú. Lima:


Editorial Apoyo, 1991.

ROSPIGLIOSI, Fernando: Montesinos y las fuerzas armadas. Lima: IEP, 2001.

STERN, Steve J (Editor): Los senderos insólitos del Perú. Lima: IEP, UNSCH,
1999.

URRUTIA, Jaime: “Ayacucho: un escenario post-Gonzalo, ¿ya? En: Ideéle 59


(1990).

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Guía pedagógica

I. PREGUNTAS:

1. A su juicio, cuáles fueron las causas de la violencia política en el Perú de


los ochenta?
2. ¿Hubo alguna relación entre las transformaciones surgidas gracias a la
UNSCH y el estallido de la violencia?
3. Cuál es la relación entre la tradición autoritaria en el Perú y el liderazgo
vertical en Sendero Luminoso?
4. ¿Cuáles eran, a su juicio, los propósitos de Sendero Luminoso?
5. ¿Qué cambios produjo la acción política y militar del PCP-SL en la so-
ciedad ayacuchana?
6. ¿Qué significó el ingreso de las Fuerzas Armadas a la lucha antisubver-
siva?
7. ¿Hubo alguna evolución de las FFAA durante el conflicto, cuál?
8. ¿Qué papel cumplieron las rondas campesinas en la pacificación del pa-
ís?

II. ACTIVIDADES:

1. Ordende cronológicamente los hitos históricos que siguen:

a. Asalto senderista a la cárcel de Huamanga


b. Asalto en Chuschi al local donde guardaban las ánforas electorales
c. El gobierno encarga a las Fuerzas Armadas la lucha contrasubversiva
d. Captura y declive de Abimael Guzmán Reynoso
e. Declaración senderista del llamado “equilibrio estratégico”
f. Anuncio del camarada “Artemio” del reinicio de las acciones armadas
g. Solicitud de Guzmán de un acuerdo de paz

2. Explore en los archivos de la CVR algunos casos aún no trabajados y


profundice en alguno de ellos

3. Recolecte fotografías y noticias periodísticas para una exposición en el


colegio. Se recomienda primero acceder a la memoria fotográfica de la
Comisión de la Verdad para tener un modelo.

4. Realice una línea del tiempo de la violencia en su provincia y trate de


compaginarla con la línea del tiempo regional de Ayacucho y la cronolo-
gía nacional.

III. APRENDIZAJE

En este capítulo hemos visto el surgimiento del PCP-SL y el desarrollo de la


violencia política. En primer lugar, la formación de un discurso radical maoísta y
el papel jugado por el liderazgo vertical de Abimael Guzmán. En segundo lugar,
las actividades en la UNSCH y la importancia que tuvo el “circuito educativo”;
luego el ingreso de las FFAA y la exacerbación de la violencia; finalmente, las

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respuestas campesinas a través de las rondas de autodefensa, así como el
proceso de pacificación y los remanentes de la guerra en el VRAE.

IV. GLOSARIO

Hegemonía: Supremacía de un Estado, fuerza política, cultural o de cualquier


tipo sobre otros.

Maoísmo: Ideología política inspirada en el marxismo y que se debe, en forma


específica, al pensamiento de Mao Tse Tung; fue creada y aplicada durante la
revolución popular china. Movimiento político inspirado en la doctrina de Mao.

Imperialismo: Actitud y doctrina de un Estado o nación, o de personas o fuerzas


sociales o políticas, partidarios de extender el dominio de un país sobre otro u
otros por medio de la fuerza o por influjos económicos y políticos abusivos.

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