El forjado es un proceso ancestral que involucra la deformación o moldeo de una pieza a través de

la aplicación de presión o de impactos repetitivos. Este proceso es antiquísimo y siempre estuvo

presente para trabajar con metales. Se estima que fue usado por primera vez en el año 4000 a. C.
para realizar primitivos trabajos en joyería y monedas. En aquella época la forja se realizaba
impactando los metales con herramientas de piedra. Actualmente, en la industrial el trabajo de
forja se realiza de una manera más sofisticada haciendo uso de la tecnología y herramientas
contemporáneas, los procesos son controlados y monitoreados.

En la industria, el trabajo de forja se realiza utilizando matrices, prensas y martillo mecánico. Por
otra parte, en la forja rudimentaria se puede utilizar un yunque y un martillo para toda la
operación. En ambos casos, los trabajos se pueden realizar en frio (temperatura ambiente) o en
caliente (temperatura alta).

El forjado a temperatura ambiente se caracteriza por requerir el uso de fuerza mayúscula debido a
la resistencia de los materiales en estado sólido. Para este proceso se utilizan prensas mecánicas,
prensas hidráulicas o maquinas automatizadas. El producto terminado que se obtiene de este
proceso se caracteriza por mantener sus propiedades mecánicas originales. Además, este proceso
se caracteriza porque ofrece mayor precisión de obtener un producto terminado con las
características deseadas.

Por otra parte, la forja en caliente se caracteriza por requerir menor fuerza, pero, esto es debido a
que la temperatura del material es elevada hasta casi llegar al punto de fusión. El material es
tratado mediante el martilleo, prensado o laminado. El producto terminado debe ser tratado con
procesos complementarios para retirar el exceso de material que queda tras finalizar el proceso. El
acabado del producto terminado se caracteriza por ser menos preciso en comparación con el
forjado en frio.