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Los cinco países tienen distintos niveles de gasto general del gobierno.

En Corea
y Chile el gasto general se ubicó en torno al 23% del PIB en 2011, mientras que en
Brasil fue superior al 39% en el mismo año. En tanto, en Colombia y México el gasto
fue equivalente al 28% del PIB.

Cuadro 1.6
Gasto general del gobierno, 2006-11
(porcentaje del PIB)

País 2006 2007 2008 2009 2010 2011

Corea 21,5 21,9 22,4 23,0 21,0 21,7


Brasil 39,5 38,3 37,7 38,1 39,4 38,8
Chile 18,7 19,4 21,7 24,6 23,6 23,3
Colombia 28,1 28,2 26,3 29,1 29,0 28,7
México 22,8 23,1 24,6 28,3 26,9 26,2

Fuente: Banco Mundial (s/f).

De acuerdo con los indicadores presentados, sobresale la trayectoria de Corea en las


últimas décadas respecto de los países de América Latina. Sin embargo, es importante
destacar que algunos indicadores de estos últimos países pueden compararse no solo
con los de Corea, una nación que muestra en lo general un nivel de desarrollo superior,
sino incluso con los miembros de la OCDE. Las diferencias entre regiones y países
pueden atribuirse a capacidades institucionales distintas –desde su diseño hasta su
implementación– y la hipótesis de esta publicación es que dichas capacidades forman
parte de una gestión para resultados orientada a la promoción del desarrollo. En el
capítulo siguiente se describirán, desde un punto de vista conceptual y metodológico,
su significado y aplicación para la elaboración de este estudio, así como también los
indicadores utilizados para la selección de los casos.

18 Los sistemas de planificación y presupuesto en Corea y América Latina


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Modelo conceptual, metodología


y estrategia de análisis
La Gestión para Resultados en el Desarrollo (GpRD) es un enfoque de gestión
pública para la toma de decisiones a partir de información confiable sobre el
impacto que la acción gubernamental tiene en la sociedad. Varios países
desarrollados la han adoptado para mejorar la eficiencia y la eficacia y, en
particular, el impacto de sus políticas públicas. En América Latina y el Caribe
(ALC), los gobernantes y funcionarios públicos muestran un interés creciente en
este enfoque de gestión.

El concepto de GpRD tiene sus orígenes en la escuela de pensamiento de la


Nueva Gestión Pública, la cual utiliza un modelo que se origina en las ciencias
de gestión o management. Fue desarrollado primero en Nueva Zelanda, Australia
y Reino Unido a finales de los años setenta y durante los ochenta como parte de
una estrategia orientada a reemplazar el modelo tradicional de las organizaciones
proveedoras de servicios públicos, a través de la sustitución de la jerarquía
burocrática vertical, la centralización y el control rector por una racionalidad
económica encauzada hacia la eficiencia y eficacia. De esta manera se
descentralizó la toma de decisiones en materia de gerencia pública, y se otorgó
así mayor libertad de gestión a los funcionarios públicos.

La expresión “gestión para resultados” apareció por primera vez en el título del
libro de Drucker (1954) Managing for Results, donde se construyen dos conceptos:
managing by objectives y managing for results, lo que puede sintetizarse como
la idea de dirigir o administrar por objetivos para conseguir resultados. La GpRD
también es conocida como la “priorización del logro de los objetivos estratégicos
generales y específicos en el proceso de gestión de los recursos públicos”.

Los enfoques mencionados fueron retomados en Estados Unidos durante los años
noventa, y sus representantes más conocidos son Osborne y Gaebler (1994),
cuyas ideas adoptó el gobierno federal.

Kettl (2000) denomina a este enfoque “revolución global de la gerencia”, y


sugiere concebirlo como un conjunto de reformas administrativas orientadas
a la obtención de una mayor rendición de cuentas, políticas públicas más
eficaces y la descentralización de las instituciones. Además, el enfoque dota
a los funcionarios públicos de mayor autonomía de decisión y administración,
considera a los ciudadanos como clientes, promueve un sistema de compras
públicas competitivo a través de licitaciones y fomenta la participación ciudadana
en el proceso de política pública.

Modelo conceptual, metodología y estrategia de análisis 19


En el caso específico de América Latina y el Caribe, en la década de 1980 se inició
un proceso de reforma estatal a partir de dos factores: i) el agotamiento del modelo
de sustitución de importaciones, que impulsó el desarrollo industrial mediante la
intervención estatal y ii) la crisis de la deuda externa que impactó gravemente en
la economía de la región. Las reformas económicas, producidas en el contexto del
surgimiento del modelo neoliberal y de los cambios que experimentaban los Estados
de los países desarrollados, priorizaron la dimensión financiera de la crisis e iniciaron
cambios orientados al ajuste fiscal, a la reducción del Estado y a la apertura comercial.

Ni el modelo de sustitución de importaciones ni los enfoques de reforma económica


posteriores, como los surgidos a partir del llamado Consenso de Washington, dieron
pasos importantes para dotar a los gobiernos de América Latina de capacidades
administrativas.

Por último, cabe destacar que ningún país de la región completó la construcción de
un modelo burocrático weberiano. Aunque varios países lograron construir áreas de
profesionalización a través del mérito en el servicio público, estas han coexistido con
prácticas patrimoniales y clientelares.

Los cambios descritos anteriormente representaron significativos retos para los


países de la región. La reducción del papel del Estado implicaba un aumento de la
participación de la sociedad en las decisiones del gobierno; sin embargo, esta no
tuvo un crecimiento suficiente. Por otro lado, la función administrativa enfrentaba a su
vez también importantes desafíos, ya que: i) muchos de los funcionarios públicos no
sabían cómo manejar apropiadamente las compras públicas sin generar corrupción e
ineficiencia y ii) las capacidades para administrar con eficacia los programas públicos
eran limitadas, por lo que la calidad de los servicios públicos disminuía (Campbell,
2002). A partir de las experiencias analizadas, se llegó a la conclusión de que para
cambiar realmente la práctica y mejorar la función pública no bastaba tan solo con
separar lo político de lo administrativo, sino que esto debía acompañarse con un alto
nivel de profesionalización de los funcionarios públicos.

¿Qué es la Gestión para Resultados en el Desarrollo?


Con el propósito de fortalecer la capacidad del Estado para promover el desarrollo, la
GpRD es un marco de referencia que facilita al gobierno una gerencia y administración
efectivas e integradas al proceso de creación de valor público (enfoque para resultados)
con el fin garantizar mayor eficacia y eficiencia en su desempeño, la consecución
de los objetivos de gobierno y la mejora continua de sus instituciones (BID y CLAD,
2007). Así, por ejemplo, el resultado de la gestión de un ministerio de Educación no
se medirá solamente por la cantidad de escuelas construidas, el número de docentes
capacitados o, incluso, el número de niños promovidos por año, sino también en virtud
de los aprendizajes que efectivamente hayan alcanzado los alumnos y, a largo plazo,
la calidad de empleos que puedan conseguir gracias a la educación recibida.

Es importante señalar que la implementación de la GpRD no descansa solamente en


los ministerios que proveen bienes o servicios, como los sectoriales, sino también en
los ministerios centrales de Planificación y Finanzas, pues son estos los encargados de
dirigir el funcionamiento integrado y armonizado de la gestión pública.

En este sentido, la GpRD se define como “una estrategia de gestión que orienta la
acción de los actores públicos del desarrollo para generar el mayor valor público posible

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20 Los sistemas de planificación y presupuesto en Corea y América Latina

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