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Ma.

Lucía Soto Agreda


CRISIS DE CALIFORNIA

Durante los años 2000 y 2001 el estado de California, EE.UU., vivió una crisis de desabastecimiento eléctrico muy
importante que puso en duda los procesos de desregulación de los mercados eléctricos en distintos lugares del
mundo. La combinación de fallas en el diseño de los mercados (consumidores finales aislados de los precios del
mercado mayorista y empresas distribuidoras privadas de firmar contratos de mediano y largo plazo con
empresas generadoras) y algunos elementos exógenos (altos precios del gas natural, incremento significativo de
la demanda y mayores precios de permisos de emisión) produjeron que los precios en el mercado mayorista
hayan subido en forma explosiva en los meses de la crisis y que las dos mayores empresas de distribución hayan
estado al borde de la quiebra.

Características Generales del Mercado Eléctrico de California

La energía generada anualmente en California llegaó a 284.132 GWh en el año 2000, de la cual:
• 58% fue generada por centrales térmicas (38% mediante gas natural).
• 15% Las centrales hidráulicas
• 15% las centrales nucleares
• 1% Fuentes alternativas
• 11% fue importado desde estados vecinos.

La capacidad instalada para abastecer el estado es estimada en aproximadamente 54.000 MW.

El aumento del consumo fue absorbido en su mayor parte por generación térmica, que produjo una baja en las
importaciones desde el año 2000 lo cual fue uno de los tantos motivos que llevaron a la escasez como se verá
más adelante.

Una característica relevante del parque generador de California es la edad de las máquinas, lo que influyó en la
frecuencia de la mantención de estas y sus respectivas salidas de servicio, lo que conlleva a una disminución de
la oferta energética y a un eventual aumento del precio de esta

La distribución estaba concentrada en las tres grandes empresas del estado, Pacific Gas & Electric Company
(PG&E), Southern California Edison Company (SCE) y San Diego Gas & Electric Company (SDG&E), que abastecen
el 75% de la energía consumida en el estado.

Estructura del Mercado eléctrico de California

A comienzos de 1993, la Comisión de Servicios de Utilidad Pública de California (California PUC) comenzó a
estudiar la desregulación del sector eléctrico del estado con el objeto de reemplazar parte del esquema de
monopolios (privados) regulados con la implementación de distintos mercados eléctricos. Esta iniciativa fue
principalmente el resultado de la presión de grupos de consumidores industriales por reducir los precios de la
energía eléctrica que en ese entonces se encontraban entre los más altos del país. Estos altos precios han sido
atribuidos a la instalación de costosas plantas nucleares, exceso de capacidad instalada, contratos de largo plazo
firmados con productores de energía independientes exigidos por los mismos reguladores del estado bajo el
Public Utility Regulatory Policy Act of 1978 (PURPA), y una regulación ineficiente que no fue capaz de traspasar
los menores costos a los consumidores.

Guiados en cierta forma por la experiencia en Inglaterra y Gales, los mercados en California comenzaron a operar
en abril de 1998 después de 4 años de debate legislativo y administrativo. En medio de un proceso altamente
politizado, el modelo californiano terminó siendo para muchos el más complicado de los mercados eléctricos
jamás implementado, con elementos que nunca antes habían sido utilizados en la práctica.

La reestructuración del mercado californiano comenzó por disolver la integración vertical entre generación,
transmisión y distribución de las tres mayores empresas eléctricas del estado que hasta entonces funcionaban
como monopolios integrados regulados, las antes mencionadas Pacific Gas & Electric Company (PG&E) en la
parte norte de California, Southern California Edison Company (SCE) en el área de Los Angeles y San Diego Gas
& Electric Company (SDG&E) en la parte sur del estado.

Luego se procedió a liberar el mercado mayorista. Para su funcionamiento se crearon dos figuras: un operador
del sistema (ISO: independent system operator) que es el responsable de la seguridad del sistema, para lo cual
debe operar las líneas de transmisión (y asegurar el libre acceso a los participantes a las líneas de transmisión) y
asegurar la estabilidad del sistema; y una bolsa de energía (PX: power exchange) a cargo de operar las ofertas
diarias y horarias de compradores y vendedores de energía con un día y hora de anticipación, respectivamente.
Además, existe un tercer tipo de institución, los Scheduling Coordinators (SC), los que pueden mantener un
portfolio de contratos con consumidores y generadores, al igual que comercializadores, pero además deben
programar esas cargas y consumos en el ISO.

La operación del mercado se basa en que el PX realiza sus subastas y genera un programa de operación con
precios uniformes para cada hora del día, el que es enviado al ISO. Este debe ver la factibilidad de los programas
enviados por el PX y el resto de los SC, de acuerdo a la disponibilidad de líneas. Si los programas son factibles,
el despacho se realiza de acuerdo a ellos, de lo contrario, que es lo más común, son devueltos con sugerencias
para ser adaptados. Finalmente, el ISO adapta los programas de acuerdo a la disponibilidad de líneas y a ofertas
de ajuste entregadas por cada oferente, que indican su disponibilidad a pagar por el uso de líneas
congestionadas. El despacho es realizado de acuerdo a ese programa ajustado.

Los consumidores no pueden realizar ofertas directamente en el mercado spot, sino que lo hacen pasivamente,
incrementando o disminuyendo su consumo. Los generadores pueden participar de tres formas, enviando ofertas
de abastecimiento, generando más o menos de lo que tenían programado o bien a través de ofertas para proveer
servicios auxiliares. El mercado de servicios auxiliares es manejado en forma independiente al de energía, lo que
representa una particularidad del diseño californiano. Finalmente, en California se optó por realizar un manejo
zonal de la congestión, dividiéndose el estado en 24 zonas, dos de las cuales abarcan la mayoría del territorio.

Crisis

La crisis de California se explica por una combinación de factores circunstanciales que hicieron subir los precios
mayoristas más de lo pronosticado y por una serie de medidas regulatorias desafortunadas que no permitieron
al mercado adaptarse a las nuevas circunstancias. Dentro de los factores que hicieron subir el precio de la energía
destacan:
1. Incremento importante en la demanda (12,7 % en junio 2000), debido a un verano extremadamente
caluroso.
2. Incremento inesperado del precio del gas natural (más de 10 veces entre 1999 y diciembre de 2000).
3. Mayores precios de permisos de emisión Nox (leyes ambientales duras).
4. Reducción considerable de las importaciones de energía debido al bajo nivel de las reservas
hidroeléctricas en el noreste del país.
5. Las inversiones en generación se paralizaron en el estado debido al largo e incierto proceso de
aprobación de la nueva estructura regulatoria.
6. Ejercicio de poder de mercado por parte de algunos generadores.
Los factores mencionados fueron responsables de buena parte del aumento en los precios mayoristas, sin
embargo, todo ello no explica el hecho de que en un mercado supuestamente desregulado se produzcan cortes
de energía. Aquí entra en juego una combinación de fallas en el diseño del mercado eléctrico de California y
especialmente dos medidas transitorias, diseñadas para recompensar a las distribuidoras:
- Empresas distribuidoras privadas de firmar contratos de mediano y largo plazo con empresas
generadoras.
- Consumidores finales aislados de los precios del mercado mayorista.

Durante los primeros meses de funcionamiento los precios promedios en el mercado mayorista cayeron a 3
¢/kWh, resultando en un ahorro de más de 50% con respecto a los costos de generación antes de la
reestructuración, en parte debido a un exceso de capacidad de más de 30%. Aún con estos bajos precios, ya se
habían comenzado a percibir importantes problemas de poder de mercado en estos primeros meses de
funcionamiento, los cuales se acentuaron en los últimos meses. A partir de mayo del 2000, los precios en el
mercado PX comenzaron a subir en forma muy importante para terminar en alzas de más de un orden de
magnitud. De hecho, los precios horarios observados durante diciembre de 2000 variaron entre 132 y 150 ¢/kWh
y en enero de 2001 el precio horario alcanzó 250 ¢/kWh.

Las empresas distribuidoras obligadas a comprar al precio PX y vender a precio regulado lograron recuperar sólo
parte de sus costos hundidos, pero a partir de mayo del 2000 comenzaron a sufrir grandes pérdidas sin la
posibilidad de traspasar los altos precios del mercado PX a sus consumidores, para terminar al borde de la
quiebra. La excepción fue San Diego Gas & Electric quien después de recuperar sus costos hundidos, liberó los
precios finales con lo cual todos los consumidores que no habían firmado contratos de largo plazo con la
distribuidora o otras comercializadoras vieron su cuenta mensual multiplicarse varias veces.

La abrupta alza de precio y cortes de suministro ocurridos se deben a una combinación entre ejercicio de poder
de mercado, factores exógenos y, por sobre todo, mal diseño regulatorio. Entre los factores exógenos más
importantes se encuentran la subida del precio de gas natural que alimenta a varias plantas generadoras al final
del verano del 2000, la subida del precio de los permisos transables de emisión de NOx que generadoras deben
comprar para cubrir sus emisiones al final del verano del 2000, y un fuerte aumento de la demanda por energía
eléctrica producto de la importante expansión económica de los EE.UU. en la última década.

Las principales fallas de diseño, por otro lado, fueron prohibir a las empresas distribuidoras cubrir el riesgo
asociados al mercado PX con contratos de mediano y largo plazo y aislar completamente a los consumidores
finales de las fluctuaciones de costo de generación reflejadas en los precios del mercado PX. Al aislar a los
consumidores finales de estos precios, la curva de demanda de las distribuidoras es virtualmente inelástica con
lo cual se acentúan aún más los problemas referentes al poder de mercado ejercido por algunas empresas.

En consecuencia, en California, los precios fijos fueron la causa principal del colapso del sistema. Influyeron en el
aumento del consumo (en vez de que haya disminuido), llevaron a las empresas distribuidoras a serias crisis
financieras y colaboraron en profundizar el problema de poder de mercado.

Por otra parte, en California, la existencia de múltiples agencias, tanto estatales como federales, no fue suficiente
para que se tomaran las medidas necesarias para normalizar el mercado: subir los precios minoristas, permitir a
las distribuidoras firmar contratos y monitorear debidamente el mercado. La existencia de tantas agencias
significó que la responsabilidad se diluyó en todas ellas, siendo su actuación lenta y poco efectiva, demorándose
más de seis meses en tomar medidas para superar la situación.

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