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Finanzas

Un robot comebasura fluvial


de Chicago es ejemplo del
futuro del crowdsourcing
Aron Covaliu, Digital Trends sáb., 11 may. 12:15 PM GMT-3

Urban Rivers

Si vas a visitar el Río Chicago este verano encontrarás un


intrigante elemento nuevo junto a la fauna local. Entre el
sinnúmero de aves, peces y alguno que otro castor o nutria,
los paseantes observadores podrían detectar un pequeño
robot, parecido a una balsa y no mucho más grande que una
tabla de natación para niños, que deambula perezosamente
por el río. Es el Trashbot, creación de una startup de Chicago
llamada Urban Rivers, un colectivo de ecologistas, robotistas y
otros variados “istas” que utilizan tecnología de punta para
limpiar desechos en el área.

De cierto modo el Trashbot parece una versión acuática de


la Roomba, la aspiradora autónoma que ya se puede
encontrar en cada vez más hogares. Pero no lo es. Aunque su
libertad de movimiento y la falta de operadores físicos podrían
dar la impresión de que es un vehículo que se conduce solo,
eso no podría estar más lejos de la verdad. De hecho, en
cualquier momento el Trashbot podría estar siendo controlado
por alguno de los aproximadamente 4,383 millones 810 mil
432 usuarios de internet que se calcula que existen en la
actualidad.

Gracias a avances tecnológicos recientes, incluyendo el


ubicuo acceso a internet alrededor del mundo, cualquiera con
conexión a la red puede ingresar al sitio de Urban Rivers y
tomar un turno de dos minutos piloteando al Trashbot. La meta
de la compañía es que se use este tiempo para dirigir al
Trashbot hacia basura que puede ir recogiendo a sus
alrededores, para luego llevarla a un punto de recolección en
la orilla del río, donde más tarde se la pueden llevar.
Urban Rivers

El Trashbot tiene programado comenzar a operar a fines de


este mes, y debe estar en uso continuo para junio. Aunque no
podrás probarlo por ti mismo hasta entonces, los posibles
usuarios pueden darse una idea de cómo funcionará echando
un vistazo a una demostración en línea en una piscina de
pruebas llena de patos de hule. Esta demostración le
proporciona a cualquiera que tenga conexión a internet la
oportunidad de probar su propio (al menos durante unos
minutos) robot recogedor de basura.

SALVANDO AL ZOONIVERSO
Chris Lintott es profesor de Astrofísica en el Departamento de
Física de la renombrada Universidad de Oxford en Reino
Unido. Hace 12 años, Lintott se encontraba trabajando con un
estudiante en un proyecto relacionado con el análisis de la
forma de las galaxias. Igual que la búsqueda de basura en el
Río Chicago, esta era una tarea más adecuada para las
habilidades de clasificación humanas que para la inteligencia
artificial. Sin embargo, tras clasificar 50,000 galaxias, el
estudiante cayó en cuenta de que necesitaban ayuda.

“Creamos un sitio que pedía al público que nos ayudara con


las clasificaciones de las galaxias”, comentó Lintott a Digital
Trends. “No tenías que saber qué era una galaxia ni haber
tenido ningún interés previo en la astronomía. Pero la gente
acudió en masa al sitio y proporcionó lo que resultaron ser
cientos de millones de clasificaciones”.

Esto resultó una revelación, especialmente cuando se corrió la


voz acerca del proyecto. “Empezamos a ser contactados por
otros investigadores que se ahogaban en sus propios datos,
de todo desde proyectos de imágenes biomédicas hasta otros
proyectos de astronomía y cosas de humanidades y ciencias
sociales”, agregó. Lintott ayudó a fundar Zooniverse, una
plataforma parecida a un Kickstarter pero para
investigaciones, en la que investigadores pueden reclutar
ayuda masiva del público para algunos proyectos a gran
escala que son demasiado grandes para unos cuantos
científicos.
Zooniverse

Cuando el Huracán Irma devastó varias islas del Caribe en el


2017, un grupo llamado Planetary Response Network utilizó
Zooniverse para hacer un llamado al público. ¿Su petición?
Ayuda para examinar imágenes satelitales de la región Y
poder crear mapas para los rescatistas, mostrándoles qué
caminos estaban bloqueados, cuáles edificios habían sufrido
daños e incluso dónde se reunían los grupos de refugiados.
Los resultados fueron invaluables como herramienta de
primera respuesta para los trabajadores humanitarios que
llegaban a la región.

MÁS ALLÁ DEL ACTIVISMO ONLINE


Algo que el Trashbot y el Zooniverse demuestran es que
existen problemas grandes que se pueden enfrentar (o al
menos, ayudar) por medio de proyectos de colaboración
masiva. Normalmente son tareas que tienen una visión
centralizada comunicable, pero que son divisibles entre
pedacitos digeribles que a pesar de ser pequeños ofrecen la
posibilidad de que las personas realicen contribuciones
verdaderamente significativas.

La llegada de nuevas tecnologías, como los drones y otros


robots que ofrezcan diferentes perspectivas del mundo, hará
este entorno aún más interesante. Y el caso es el mismo para
las herramientas de realidad virtual de vanguardia que hacen
posible que uno no solo experimente con las imágenes de un
lugar, sino también con sus sonidos, sabores, olores y
texturas, desde cualquier punto del planeta.

Haciendo esto, proyectos como estos podrían ayudar a


estimular la participación cívica, haciendo que la gente se
involucre más en el cuidado de su entorno inmediato, además
de los lugares lejanos. Sin duda es mejor que la tendencia del
“activismo de sillón” o “clicktivismo”, que permite que las
personas se sientan bienhechoras solo porque hicieron click
en el “me gusta” de la página de Facebook correcta. (Aunque,
igual que el clicktivismo, iniciativas como el Trashbot sí te
permiten actuar en pijama desde la comodidad de tu sofá).

“Creo que este tipo de tecnologías de presencia remota es


una herramienta extremadamente útil en términos de crear
una experiencia en torno a algo que podrías no ver desde el
lugar en el que vives”, comentó Nick Wesley, uno de los
cerebros detrás del proyecto. “Cuando alguien encuentra algo
o explora algo por su cuenta, eso realmente hace que se
involucre más. Apenas estamos llegando al punto en que este
tipo de cosas es factible. Creo que eso es genial. Existen
muchos campos diferentes que pueden hacer uso de este
enfoque para resolver problemas muy grandes. Mientras
incrementemos el nivel de interacción, esto se volverá cada
vez más emocionante”.

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